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SKETCH: LA CORRUPCIÓN CRÓNICA RESUMEN: El sketch muestra de una forma jocosa como la corrupción es un círculo vicioso que muchas veces atrapa en sus garras a los propios perpetradores de la corrupción. Un hombre viene al departamento de quejas del gobierno porque compró un remedio laxante que era falsificado. En el departamento de quejas no quieren ayudarle a la persona de verdad y encuentran excusas y pretextos para no ayudarle. Mientras, el corrupto oficial encargado del departamento se envuelve cada vez más y mas profundo en una patraña de líos que eventualmente le estresan y le da un pre-infarto. Al tomar la medicina que le podría salvar la vida, la medicina también resulta ser falsificada. DURACIÓN: 30 minutos. REPARTO: Narrador Hombre en necesidad de un laxante Secretaria de la Oficina de Quejas Encargado de la Oficina de Quejas
Fiscal Asistente de Fiscal Dueña de ESTAFArma Paramédico 1 Paramédico 2
MATERIALES: Dos escritorios Dos teléfonos Tres sillas Una almohada (para la panza Biromes y papeles (cosas para escritorio) del que no puede ir al baño) Un lija uñas Diario (periódico) Camilla de Hospital Botella de píldoras Medicamentos, artículos de Mostrador de farmacia farmacia
Espejo para maquillaje Pañuelo Título Universitario encuadrado falsificado. Billetes de dinero
GUION: Sale al escenario el narrador que esta vestido de araña. NARRADOR: “Mi nombre es Arañoso Patraña. Vivo del Paraguay y sus hazañas. De coimas y sobornos me alimento. Porque la corrupción tiene en Paraguay su aposento. Mi pegajosa telaraña se extiende por doquier Porque hay muchos corruptos para comer. Cada persona piensa: “Solo tomo un poco, lo que es mío. Y no se da cuenta que esta armando tremendo lió. “Lo pequeño que hago a nadie le va perjudicar. Pero si juntas todo los pequeños, un gran daño va a sumar. Sobre el tema quiero relatarles un cuento. Y que a todos Ustedes le sirva como ejemplo.” ESCENA NRO. 1 Hay una secretaria en la oficina de quejas que esta hablando por teléfono con una de sus amigas. Detrás de ella hay otro escritorio donde está sentado un oficial encargado de la Oficina de Quejas. El tiene sus
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piernas apoyadas por su escritorio y un diario abierto en su regazo. Duerme profundamente y ronca también. Entra en el escenario un ciudadano agarrándose de su panza hinchada como si tuviera dolor. Se acerca al escritorio de la secretaria quien no le presta atención y sigue hablando por teléfono. SECRETARIA: “Si…Maravilloso estuvo el concierto. Le dije a mi jefe que estaba enferma mi abuela y me dejo salir temprano. Así conseguí asientos en frente mismo. El día siguiente llamé y dije que yo me enferme atendiéndole a mi abuela y así pude dormir hasta el medio día…¡Qué gusto!“ El ciudadano aclara su garganta para atraer la atención de la secretaria pero no resulta: la secretaria sigue hablando. SECRETARIA: “Si. Ya sé. Estoy insistiéndole a mi jefe que me dé libre el viernes. Ya que el jueves es feriado, entonces hago puente y tengo cuatro días libres de seguido el fin de.” Intenta otra vez el ciudadano pero más fuerte pero no le atiende la secretaria. SECRETARIA: “No tranquila. Acá le mando una nota a tu jefe que te necesitamos para un trabajo…que se yo, voy a inventar algo. Así podemos pasar juntos la tarde y me dices toooodo lo que pasó. Después preparas cualquier informe y firmas no más. Igual, nadie lo lee. ¿Cuál es el problema?” Finalmente, el ciudadano toca el escritorio con su mano y finalmente responde la secretaria. SECRETARIA: “Un segundito, señor. Enseguida estaré con usted. Estoy tomando una llamada muy importante.” La Secretaria sigue hablando de tonterías por 10 segundos más. El ciudadano otra vez agarra su panza. Allí, cuelga la secretaria. SECRETARIA: “Muy bien. ¿En qué le puedo ayudar señor?” CIUDADANO: “Si…Sabes que. Hace varias semanas ya que no he podido evacuar. No puedo ir al baño. Estoy tapado.” SECRETARIA: “¡Ah! Usted necesita una farmacia. Acá a la vuel-“ CIUDADANO: “¡No. Señorita! No entiende. Déjame terminar. Me FUI a la farmacia y me recetaron un laxante. Por lo menos así pensé. Compre, pague 20.000 Gs. y lo lleve a mi casa. Pero sentía que no tuvo ningún efecto el laxante. Algo estaba mal. Guste de una de las píldoras, ¿Y sabes lo que era?” SECRETARIA: “Usted mismo lo dijo, señor: un laxante.” CIUDADANO: “Tenía que ser laxante, pero era harina, señorita. ¡Harina!” SECRETARIA (indignada): “¿Harina? ¿En serio? Y deberías hacer una queja y reportarlo.” CIUDADANO (molesto por la incompetencia de la Secretaria): “Si. Exacto. ¿Y acaso este NO es el Departamento de Quejas del Ministerio de Salud?” SECRETARIA (riéndose de vergüenza): “¡Ah! ¡Ja, Ja! Y claro. Pequeño detalle. Se me olvidó. Bueno, le voy a hacer pasar a la oficina del encargado. Pase no más.”
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CIUDADANO: “¡Gracias!” El Ciudadano sigue agarrándose la panza y pasa a la Oficina del Oficial de Quejas. La secretaria se pone a maquillarse y mirarse en el espejo. Cuando entra el ciudadano a la oficina, encuentra el oficial dormido con sus pies apoyados por el escritorio y un diario sobre su cabeza. El ciudadano se acerca y aclara su garganta para darle a saber al oficial que esta presente. No se despierta el oficial. Repite otra vez el sonido el ciudadano. No responde el oficial. Finalmente saca con fuerza el escritorio (o la silla) donde tiene el oficial sus piernas apoyadas y se caen los pies del oficial. Apenas que caen, el oficial se levanta y endereza su camisa y saluda. OFICIAL: “…y…como decía, mi amigo…digo…mi señora---digo señor ¿en qué le puedo aduyar--digo ayudar?” CIUDADANO: “Si, señor. Resulta que hace unos cuantos días no he podido ir al baño y estoy un tanto tapado. Me fui a la farmacia para comprar un remedio para mi condición, y pague una linda suma para el remedio, me lo lleve a casa y cuando observe de cerca lo que me habían dado, ¿sabe lo que era?” OFICIAL: “Un laxante, me imagino.” CIUDADANO: “Tendría que ser. Así es. Pero no fue así. Me recetaron píldoras hechas de harina.” OFICIAL: “¿Es cierto lo que me dice?” CIUDADANO: “Legal. Tan verdadero como ese título que tiene Usted por la pared. Hablando de eso: ¿Puedo mirar de cerca su título? Yo soy especialista en imprenta y tengo como hobby los documento-” OFICIAL (se para nervioso y se entrepone entre la pared y el ciudadano y rápidamente le da la vuelta al título como si escondiera algo): “Ah. Bueno. Si, seguro...¡todo en su debido momento! Pero ahora, vamos a resolver su problema urgente. Se nota que Usted esta un tanto dolido. ¡Voy a resolver esto en seguida y mandaré a un fiscal para ir con Ud. a la farmacia. ¡Espéreme un ratito!” CIUDADANO: “Disculpe señor. ¿Dónde tiene su baño? Creo que me va a salir.” OFICIAL: “Por allí, señor. A la derecha.” El Oficial agarra el teléfono y llama a su secretaria. OFICIAL: “Hola, querida. ¿Cómo estas? ¿Qué haces? Me gusta el traje que trajiste hoy, mi cielo. ¿Para mi es?” SECRETARIA: “Hola! Claro, querido. Siempre lo mejor para vos. ¿Y ese día libre que me prometiste?” OFICIAL: “Pronto, mi cielo. Pronto. Dime: ¿Esta el fiscal Plutarco Torme?” SECRETARIA: “No, señor. Salió a almorzar.”
4 OFICIAL: “¿A almorzar? ¡Son las 10 de la mañana! Debería estar trabajando. ¡Que bárbaro! ¿Acaso soy el único que trabaja por aquí? ¿Qué es lo que piensa esta gente para tratar de aprovecharse de mi?” SECRETARIA: “Y no se. No se cuando va a regresar.” OFICIAL (en voz suave): “¿Y qué voy a hacer? Tengo este tipo acá con su queja de un laxante falsificado. No puede salir hoy. Tengo que reunirme con el jefe distrital del partido que podría aparecer en cualquier momento del día para hablar sobre mi campaña para intendente. ¿Qué hago?” SECRETARIA: “Hmmm….¡Ya se! Sencillo. Pídele boleta legal, su comprobante. Seguro que no pidió cuando se fue a comprar su remedio en la farmacia y no tiene prueba alguna de que se fue a ese lugar.” OFICIAL: “Eres una genia, querida. Brillante te digo …” SECRETARIA: “…¡Gracias!, ¿y ese día libre-“ OFICIAL (descartando la pregunta): “Te debo una. Chau.” Cuelga rápido. Mira discretamente a su alrededor y ya que no ve a nadie, saca su celular y hace una llamada. VOZ EN OFF: “Hola” OFICIAL: “Si. B-buenas. Este es el número de Pancho, alias el „El Falsificador‟?” VOZ EN OFF: “Así es. Con el habla. ¿Cómo le puedo ayudar?” OFICIAL: “Retumba su vos, señor Pancho. Parece que está en un lugar cerrado. Bueno. Resulta que u-una vez me hizo un título universitario…y-y me sirvió muy bien. Ahora tengo un buen puesto.“ VOZ EN OFF: “Muy bien. Le felicito. Estoy un poco ocupado. ¿Cómo le puedo ayudar?” OFICIAL: “Si. ¿Sabes que? Necesito un certificado de estudio para mi hijo para conseguirle un trabajo en un Ministerio. Es un poco haragán y no pudo terminar el colegio pero tengo posibilidad de conseguirle un puesto pero solo si tiene ese certificado...” VOZ EN OFF: “¡Bueno! En media hora le llamo a este número para conseguir los datos.” OFICIAL: “Muy bien. Espero su llamada. ¡Adiós!” En ese mismo momento sale el ciudadano del baño, agarrado de la panza, y cuelga su celular y dice: “¡Adiós!” OFICIAL (se sienta y busca un bolígrafo para escribir): “¿Le salió todo bien, jefe? Ja, ja.” CIUDADANO: “¡Muy simpático! No. No salió nada. Falsa alarma.” OFICIAL (sin ni escuchar lo que dijo): “¡Que bien! Excelente. ¿Cómo me dijo que se llamaba la farmacia?”
5 CIUDADANO: “ESTAFArma. Queda en la Calle Coi-ma”. OFICIAL (buscando todavía un bolígrafo): “¿Dónde hay un bolígrafo? No encuentro. Un ratito.” Llama a la secretaria por teléfono. OFICIAL: “Che, amor, ¿no tienes un bolígrafo que me prestes?” SECRETARIA: “No. Lleve toditos a mi casa. A mi sobrinito le hacía falta en su colegio.” OFICIAL (molesto): “¿Qué? ¡Descuida!” Cuelga el teléfono, extiende su mano hacia el ciudadano, OFICIAL: “Ya estamos listos para procesar su queja. Lo único que necesito es su boleta legal de compras.” CIUDADANO (sorprendido): “¿Boleta legal? ¿Qué eso es?” OFICIAL: “Su factura, boleta de venta, comprobante. ¿Cómo voy a probar que Usted compró ESE remedio de ESA farmacia si no tiene boleta legal?” CIUDADANO: “¡Y nadie pide boleta legal, amigo! Así no más se hace.” OFICIAL: “Disculpe señor. Pero aquí hacemos las cosas EN FORMA….como deben ser. Sin boleta legal, no tenemos caso, no tenemos queja. No tenemos nada.” CIUDADANO: “Pero…Entonces…¿y mi-?” OFICIAL: “Perdone señor. Pero no hay caso. ¡Hasta luego!” Le escolta a la puerta. Se acomoda el oficial en su silla y se pone a dormir y la secretaria llama otra vez a su amiga. Sale una persona con un letrero que dice: “Tres días después.”
ESCENA NRO. 2 Entra otra vez el señor con la panza adolorida. Ahora esta más grande su panza y el parece estar en más dolor. Al ver a la secretaria otra vez en la misma situación por teléfono, se va directamente y cuelga el teléfono de la secretaria. SECRETARIA (indignada): “¡No hay que ser grosero! ¿Qué le pasa a Ud.? ¿Qué necesita?” CIUDADANO (enojado): “Pensé que podría ser que a lo mejor fue mala suerte lo que me pasó el otro día. Le di otra oportunidad a la farmacia y pedí otra marca de laxante, más cara aun. Compré, llevé a mi casa y ¿sabes lo que era?” SECRETARIA: “¡Espere, espere! Esta historia me suena muy conocida…¡Me recuerdo!” Se para la secretaria de entusiasmo. “¡Fue arena!…¡Le dieron píldoras de arena!! ¡Si! ¡Si!” Salta la secretaria de felicidad.
6 CIUDADANO: “¡Aaaayyy! No arena, señorita. ¡Harina! Eso fue la vez pasada. Esta vez las píldoras más caras eran de almidón. Esa farmacia esta estafando a sus clientes. Y esta vez traje conmigo la factura LEGAL.” SECRETARIA: “¡Ah! Ok. Bueno, le llamó a mi jefe, si. Le aviso que llegó.” La secretaria levanta el teléfono y disca su jefe. Sin embargo, su jefe duerme y no responde a la llamada. SECRETARIA: “A lo mejor esta en otra línea. Aguante un ratito.” La secretaria entra en la oficina y retira el escritorio y se caen los pies del jefe y el se levanta como la otra vez y dice. OFICIAL: “Si, señor. Así es. ¿En qué le puedo aduyar? Digo, ayudar, señora—señorita.” SECRETARIA: “Jefe. Viene junto a vos el señor del otro día.” OFICIAL: “¿El cobrador? No, no. ¡Dile que no estoy!” SECRETARIA: “No el cobrador. El señor que estaba tapado y no podía hacer ka-ka. ¿Le hago pasar?” OFICIAL: ¿Y tienes que hacerlo?” SECRETARIA: “Mira. Si no le hago pasar se me va caer la oreja de sus quejas. Ese es TU trabajo. ¡Atiéndelo!” OFICIAL: “Bueno. ¿Esta el fiscal Plutarco?” SECRETARIA: “Parece que sí. Le voy a llamar.” Sale la secretaria. SECRETARIA: “Pase por favor, señor.” Pasa el ciudadano agarrado de su panza. OFICIAL: “¡Si! Bueno señor, ¿cómo le puede ayudar?” CIUDADANO: “Como le explicaba a su secretaria, me fui de vuelta a ESTAFArma y retire un laxante más poderoso y más caro. Otra vez me estafaron porque las píldoras eran de almidón.” OFICIAL: “¡Si! Señor. Ya tengo en camino al Fiscal Plutarco que va a llevar su recibo y la evidencia.” CIUDADANO (saca la botella de medicina de su bolsillo): “Si tengo. Aquí tiene! Disculpe. No me podría prestar su baño un ratito. Puede ser que me va a salir finalmente.” El ciudadano masajea su panza. OFICIAL: “Sin ningún problema. Por allí.” Apunta el camino. El ciudadano sale y aprovechando que esta solo, el Oficial saca su celular para hacer una llamada. Mira a su alrededor, marca, y habla en voz baja: OFICIAL: “Con Pancho, alias el Falsificador.” VOZ EN OFF: “Él Habla.” OFICIAL: “Sí. Le habla el que pidió certificado de estudio para su hijo.”
7 VOZ EN OFF: “Esta por estar. He estado un poco enfermo en estos días no más. Por eso. Le llamo apenas este.” OFICIAL: “Bueno: Espero su llamada. Hasta luego.” VOZ EN OFF: “¡Adiós!” Allí sale del baño el ciudadano con una mano en su panza y la otra por un celular. Al mismo tiempo va llegando el fiscal Plutarco a la oficina. El ciudadano se sienta y espera mientras el oficial hace como si quisiera llenar formularios en el escritorio pero no encuentra un bolígrafo por ningún lado. FISCAL: “Buenas tardes, Lizete. El Jefe me llamó.” SECRETARIA: “Sí. Te espera. Pasa.” El fiscal pasa a la oficina y le saluda a su jefe. FISCAL: “¿Me llamaste…?” OFICIAL (irónicamente): “Che. ¡Qué milagro que estas por acá! Son las tres de la tarde y generalmente estas todavía de almuerzo.” FISCAL: “¿Yo? Seguro bromea mi jefe. A lo mejor me esta confundiendo con otro fiscal.” OFICIAL: “¡No importa! Sabes que: este señor tiene un problema con una farmacia en la Calle Co‟yma. Dice que están vendiendo recetas falsas con píldoras de harina y almidón. Aquí esta la prueba y su factura de compra. Pasa por allí y haz algunas averiguaciones.” FISCAL: “Como Usted manda, mi jefe.” El fiscal agarra la prueba y sale.
ESCENA NRO. 3 Llega el fiscal y su asistente a la farmacia. Hay un mostrador con medicamentos, etc. La dueña está atendiendo. DUEÑA: “¡Buenas Tardes! Bienvenidos a ESTAFArma. ¿En qué les puedo ayudar? FISCAL (con prepotencia): “Si. Buenas Tardes, señora. Yo soy el fiscal Petrucio y este es mi asistente, el Sr. Calibracho. Venimos del Ministerio de Salud del Departamento de Quejas. Estamos investigando una queja de que están vendiendo medicamentos falsificados en esta farmacia.” DUEÑA: “¿Medicamentos falsificados? Seguro que hay un error, señores. ¿Aquí? ¿En mi local? ¡Yo les prometo que eso es imposible! Deben estar equivocados.” FISCAL: “Desafortunadamente para Ud. no es así. Aquí tenemos la prueba...” El fiscal saca una bolsa plástica con una botella y le demuestra a la señora. DUEÑA: “Pero como Ud. sabe que aquí se compró eso. No tiene ningún comprobante de venta, ninguna prueb-“
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FISCAL: “…y AQUÍ tengo el comprobante de venta.” DUEÑA: (revisa el comprobante) “…Ah…ya veo. ¡Bueno! Parece que hubo un error desde luego. Pero les aseguro que no pasará de nuevo, señores. ¿Les puedo dar una prueba digamos de “buena fe” que no sucederá otra vez?” La dueña saca un billete de dinero y le entrega al fiscal como si le estuviera pasando la mano. FISCAL: “Este es una prueba de buena fe para mi. ¿Y qué hay de mi socio?” DUEÑA (molesta): “¿Su socio? ¿Él también? Bueno. ¡Aquí hay para él también!” Al pasarle el billete, lo retira al último momento y dice: “Pero…¿tenemos un trato, cierto?” FISCAL Y SU ASISTENTE: “Si, señora.” Los fiscales toman su dinero y se retiran de la farmacia.
ESCENA NRO. 4 Los fiscales regresan a la oficina del oficial y pasan junto a su jefe. El jefe les cuestiona. OFICIAL: “Y bueno. ¿Qué tal? ¿Qué encontraron en la farmacia.” FISCAL: “¡Y nada, jefe! Nos fuimos, inspeccionamos todo y no encontramos ninguna irregularidad. La dueña nos recibió muy bien y nos dijo que si pasó lo que pasó, fue un caso verdaderamente excepcional y que nunca había sucedido antes y jamás sucedería otra vez. Nos dio su palabra.” OFICIAL: “¿Y eso no más?” FISCAL: “Y asi es. Desde luego.” OFICIAL: “¿No hay nada más?” FISCAL: “No señor.” OFICIAL: “¿Porqué me pintan de burro? ¿Cuántos años fui yo fiscal para que tenga que escuchar esto? No me vengan con ese cuento de que se disculpó y que fue la única vez y todo eso. ¡Yo se lo que pasó!” FISCAL: “No sé a qué se refiere, jefe.” OFICIAL: “Mira. Dame mi parte o les voy a delatar a mi superior.” ´ FISCAL: “¿Qué? ¿De qué hablas?” OFICIAL: “Tu última oportunidad…Entrégame lo que me corresponde o chau trabajo como fiscal.” FISCAL (enojado, saca su billetera): “¡Me las vas a pagar!”
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OFICIAL: “No lo tomes así. ¿Quién te consiguió el caso este? Fui yo, ¿acaso no? Es solo lo que me corresponde.” FISCAL: “¡Veremos!” OFICIAL: “¿Y vos? No te hagas el payaso. Pásame mi corte.” Asistente Fiscal saca su dinero y pone una parte en el escritorio. Se van los dos de la oficina furiosos. OFICIAL: “¡Chau!” La escena termina con el Oficial contando su plata.
ESCENA NRO. 5 El oficial esta contando su dinero de la estafa que hizo cuando entra la secretaria. Rápidamente esconde el dinero. SECRETARIA: “Amorcito. ¿Escuchaste sobre lo qué pasó? Ese que vino dos veces acá para quejarse sobre su panza explotó y falleció. Estuvo tan tapado que no pudo evacuar y reventó su barriga. “ OFICIAL: “¿En serio? ¡Que mala suerte la suya! Y bueno, se cierra el cas-“ SECRETARIA: “¿Pero sabes quién era el barrigón? Un tal Pancho, alias „El Falsificador‟ .” OFICIAL: “¿El panzudo? ¿Él es el falsificador de documentos? ¡Nooo, puede ser! Y…y ¿dijo algo antes de morirse?” El oficial empieza a sudar y saca su pañuelo y se limpia la frente. Se va discretamente por la pared y le da vuelta a su título disimuladamente. SECRETARIA: “Si, si. ¡Confesó todo! Incluso dijo que su último trabajo fue de hacer un certificado de estudio falso para el hijo de un funcionario de acá, del Ministerio de Salud por cual también falsificó su título!” OFICIAL: “No…¡no puede ser! ¿Y dijo el nombre del funcionario?” El oficial se ve un tanto trastornado y empieza a agarrar su corazón con las manos. Se va discretamente por la pared y le da vuelta a su título disimuladamente. SECRETARIA: “No, pero…Don Carlos: ¿Está bien? ¿Qué le pasa?” OFICIAL: “Lizete. Llama a los médicos, ¡rápido! Parece que tengo taquicardia y que puedo tener ataque de corazón.” Se sienta en su silla, se apoya por el escritorio y empieza a respirar rápidamente. La Secretaria agarra el teléfono y le llama al puesto médico. SECRETARIA: “Pronto! Manden a los paramédicos al Departamento de Quejas. Mi Jefe está teniendo taquicardia!” Cuelga el teléfono la Secretaria.
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SECRETARIA: “No. Jefe. No pudo decir ningún nombre. Pero no se preocupe. Ya le puse a investigar el caso al fiscal Petrucio y su asistente.” OFICIAL: “¿Al fiscal PETRUCIO? No. ¡No puede ser!” El Oficial se ve más agitado ahora. Allí entran el fiscal Petrucio y su asistente. Le miran con ojos de devoradores al Oficial. Le circulan como tiburones y él se empieza a sentir más nervioso y agarra su pecho y empieza a sudar aún más. OFICIAL: “¿Q-qué quieren Ustedes?” FISCAL (en voz baja): “Sabemos su secreto. Usted es el funcionario con título falsificado y le dije que me los iba a pagar. Si no nos da un millón de guaraníes, puede decirle chau, chau a tu trabajo.” La Secretaria le mira con sorpresa. OFICIAL (gritando): “¡UN MILLION! ¡Esta LOCO Usted!” Se frota la frente sudada con una toalla mojada. ASISTENTE DEL FISCAL (en voz baja): “¡Un millón CADA UNO!” OFICIAL: “¡Salgan de aquí embusteros!” El oficial le empuja al fiscal y su asistente y les hecha de su oficina. FISCAL: “Vas a ver. Vas a ver.” Salen el Fiscal y su asistente. OFICIAL: “Lizette, ¿y la ambulancia? ¿Dónde esta?” Allí entran dos paramédicos con una camilla. Se acuesta el Oficial por la camilla. SECRETARIA (caminando al lado de la camilla y agarrándole del brazo al oficial): “¿Y mi día libre? ¿Y mi día libre que me prometiste?” OFICIAL: “¡Déjenme en PAZ! ¡TODOS! ¡Fuera!” Empieza a salir la camilla con el oficial. OFICIAL: “¡Esperen! ¡Esperen! Necesito mi medicamento de corazón. ¿Dónde esta? Allí en mi escritorio. ¡Pásamelo Lizette! La botella nueva.” La Secretaria le pasa una botella de píldoras. El oficial desesperado abre su botella y toma unas pastillas y pone en su boca mientras sale en la camilla con la secretaria detrás de él. OFICIAL: “¿Ese gusto? Lo reconozco…¡No puede ser! ¡Es harina!!! Noooooooooo!” El Oficial se agarra del corazón mientras sale en la camilla. El narrador sale al escenario.
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NARRADOR: “Y así el Disque Licenciado Luis Arnaldo Antonio Calderón Cayó victima de su propia maquinación. Y este supuesto oficial encargado de la Oficina de Quejas. Se fue a su tumba prematura o quedó detrás de Rejas Y la moraleja es que sí quieres jugar a ser ladrón Puedes caer victima de tu propia corrupción Y para concluir esta humilde narración Les dejo con una cita para su consideración: “La gloria y el honor del hombre no se encuentran en las fortunas y las riquezas, y mucho menos en aquellas que hayan sido acumuladas ilegalmente mediante la extorsión, el desfalco y la corrupción practicados a expensas de un pueblo explotado. La grandeza, la nobleza y el honor supremos en el mundo humano, y la verdadera felicidad en esta vida y la próxima, consisten todos en la equidad y honradez, la santidad y el desprendimiento. Si un hombre desea la distinción, debe contentarse con una provisión frugal, procurar mejorar la situación de los pobres del reino, escoger el camino de la justicia y la imparcialidad, y hollar el sendero del servicio de espíritu elevado. Tal hombre, por necesitado que esté, ganará riquezas imperecederas y alcanzará honor eterno.” (La Casa Universal de Justicia, Recopilación de La Honradez)
EL FIN.