Sobre algunos aspectos de la sintaxis del español coloquial

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Sobre algunos aspectos de la sintaxis del español coloquial Aleksandr Minustin Moscú

Distinguidas damas y caballeros, queridos colegas: El tema de la comunicación que tengo el honor de presentar a su atención hace referencia a la sintaxis del español coloquial. Conforme al reglamento, estamos restringidos de tiempo, por lo tanto no podré ser tan explícito como desearía. De este modo, intentaré de una forma esquemática y haciendo uso de algunos comentarios, esbozarles los razonamientos que estimo más relevantes respecto al título de mi comunicación. Los móviles que nos empujaron hacia el estudio de las particularidades sintácticas del habla coloquial radican en el papel trascendental de la misma como elemento central del proceso de comunicación y que evidencia notables divergencias entre el cuerpo de fenómenos lingüísticos descritos en las gramáticas tradicionales y las formas actuales de comunicación verbal. El estudio de las particularidades sintácticas del habla coloquial brinda un valioso materia para investigar los procesos de generación del habla y el desarrollo de la lengua en general. Los objetivos y propósitos de este trabajo han sido, entre otros: - Describir y generalizar las investigaciones teóricas referentes a las condiciones fundamentales de la realización del habla coloquial que inciden en las estructuras sintácticas. - Determinar y sistematizar el cuerpo de los modelos sintácticos en el nivel de la oración simple así como en las estructuras compuestas según el contexto discursivo e intenciones elocutivas del hablante. Primero destaquemos los rasgos inherentes al habla coloquial que inciden directamente en las estructuras sintácticas de la misma, tal y como los presentan Dolinin, Vasílieva, Leóntiev, Vigara Tauste y otros. Son: a) La espontaneidad como característica psicolingüística del habla. En opinión de Leóntiev, la espontaneidad podría definirse como simultaneidad de desenvolvimiento léxicogramatical del programa interior y materialización del enunciado. Las dificultades que ofrece la generación del discurso se manifiestan en interrupciones y alteraciones de la linealidad sintáctica de las frases. Se pone muy de lado de..., de, de, las, de los, de los criollos, ¿ no ?. (Cela)

b) Segmentación y predicación. El habla coloquial abunda en estructuras sintácticas con elementos constituyentes aislados. Según Leóntiev, la formación del enunciado incluye la fase de parejas predicativas primarias que, posteriormente, configuran oraciones de contenido más complicado. Operando con oraciones sin o casi sin miembros secundarios, el habla coloquial refleja la realidad extralingüística en forma de secuencia continua de cuadros informativos, cada uno de los cuales transmite una relación predicativa. Vigara Tauste, basándose en el criterio de economía, considera más frecuentes las frases simples y cortas. Antonio Narbona, sin embargo, opina que el que predomina es el principio de comodidad. Nos parece, sin embargo, que la longitud del enunciado coloquial es exactamente aquella que es menester para lograr los objetivos que la comunicación persigue en las condiciones

concretas del discurso. El hablante tiene muy claras las relaciones entre los elementos del enunciado, de ahí que éstas no siempre se expliciten a través de la forma. Este es el aspecto general del enunciado percibido por el interlocutor: se realzan los detalles de mayor importancia, mientras la estructura corresponde al ritmo y jerarquía subjetiva del mensaje. De ahí la denominada tendencia centrífuga de la sintaxis coloquial, que se patentiza en la segmentación del enunciado: Porque tú pagando la matrícula, ahí está reunido todo, las asignaturas. Entonces, tú, porque vayas a dar, aunque sea deporte, tú vas a aprobar la gimnasia, que tengas tú que pagar equis pesetas, lo veo... (Silva)

c) Entre otras circunstancias significativas hay que citar las siguientes: • El ambiente familiar de la comunicación no oficial: Ventura no encontraba una semejanza muy precisa. -No, mujer, que se va a parecer a un irrigador. Anda, no seas ganso; siéntate aquí a mi lado. -Voy (Cela)

• El género predominante es el diálogo que transcurre en condiciones de un contacto directo. De ahí la tendencia a reducir todo elemento redundante: - Tras unos instantes oyó a su lado. - Nosotros. - ¿Ustedes dos? - Los tres; éste también. - Venía con ustedes, ¿no es esto? - Sí, señor. - ¿Novia? ¿hermana? -Amistad simplemente (Ferlosio)

Muy acertada nos parece la definición del habla coloquial de Werner Beinhauer, pues reúne todos los rasgos expuestos: Entendemos por lenguaje coloquial el habla tal como brota, natural y espontánea, en la conversación diaria a diferencia de las manifestaciones conscientemente formuladas o las artísticamente moldeadas y engalanadas de escritores, periodistas y poetas. Al tratar del lenguaje coloquial nos referimos únicamente a la lengua viva conversacional con utilización de los recursos paralingüisticos y extralingüísticos aceptados y entendidos por la comunidad en que se producen.

En la oración simple las tendencias de economía y redundancia se manifiestan de forma dialéctica. La última se pone de manifiesto en la complicación de las oraciones, la primera, en el marco de las oraciones incompletas. Incompletas elípticas: Victorita estaba muy tranquila. - ¿Qué dices?

- Pues lo que oyes, si te fueses a curar, me liaba con el primer tío que me sacase de querida. - Hipocresía... (Cela) Ea, tú, quieto, y tráeme el tabaco del bolsillo de la chaqueta. (Cela) Muchas gracias, caballero, he estado bailando toda la noche y algo cansada. (Cela)

Complicación: • Del predicado Buena va y se pone de rabiosa; se me lía a arañar y a morder, ni que la pisaran el rabo. (Ferlosio)

• Repetición Bien, acostaditos ya; el pequeño dio un poco de guerra para dormirse, no sé si estará algo malito, no sé si se habrá cogido algún virusito (Cela)

• Incisos y giros incidentales: palabras desprovistas o mejor dicho despojadas de sentido, utilizadas como mero soporte de la conversación. - De manera que todas tus deudas son de boquilla, vamos, de palabra. (Cela)

Otro aspecto importante es el orden de palabras. La necesidad de realizar la tarea comunicativa conlleva a veces la alteración de la estructura de la oración, adecuando la división gramatical a la actual. Es decir, la estructura comunicativa sale al primer plano y altera la forma del enunciado. Este fenómeno se traduce en la inversión y la destrucción de la estructura gramatical, definida por Bally como dislocación. La dislocación consiste en que el tema o el rema del enunciado se sitúan al margen de la estructura sintáctica de la oración: El despertador este cuando quieres no lo oyes, así que ya puedes empezar a comprar otro. (Cela)

A veces la dislocación produce un efecto de aislamiento: Y además, son ustedes del mismo oficio, la chica trabaja en una imprenta, muy joven, ya creo que no se ha pasado de aprendiza, ¿sabe?, jovencita. (Cela)

El hablante es capaz de realzar prácticamente cualquier elemento del enunciado cuando así lo exige la tarea comunicativa. Muchos investigadores, Vigara Tauste entre ellos, registran la muy difundida tendencia a focalizar un elemento personal por medio o alrededor

del cual se lleva a cabo la formalización del enunciado. Dada la especial expresividad centrada en el "ego" del hablante, es evidente la importancia de este elemento en la "conquista" de la atención y comprensión del interlocutor. En todo caso, se trata de la necesidad inconsciente de "persistencia invisible" del hablante en calidad de sujeto de la comunicación. - Hace yo... cuatro años o así, asombraba a la gente de lo que comía. (Ferlosio) - Yo nací en este barrio; además nací unos números más abajo del colegio. Así que es quevo, mi Madrid es éste. (Cela)

Un fenómeno más de la alteración de la estructura gramatical es el anacoluto, una concordancia impropia de los elementos que, sin embargo, no obstaculiza el fine comunicativo que persigue el enunciado: A mitos regalos es un rollo tener que comprarlos. (Cela) Yo por ejemplo en vacaciones me gusta comer. (R.Punset "El País", 29-1-98) Ahora, Londres seguro que hace mas frío ahora. (Cela)

Especialmente interesante es el fenómeno de la pregunta retórica. Nos parece discutible el enfoque de Bally, que reduce su significación a mera entonación y la desarraiga del cuerpo de oraciones interrogativas. Analizándola desde el punto de vista de la forma, es de notar que, además de la entonación pseudointerrogativa, la pregunta impropia o retórica manifiesta otros indicios de las estructuras interrogativas: inversión, palabras interrogativas, etc. Las preguntas retóricas dirigidas al oyente tienen una eficiencia psicológica. El oyente deja de ser un elemento pasivo de la conversación. El hablante no le facilita ningún escape, así que se ve obligado a reaccionar con una respuesta individual. Pero si según Usted lo hemos ennoblecido y perfumado, ¿qué mejor destino podemos darle en recuerdo de esta aventura que regalárselo a unos novios llenos de ilusiones? (Cela)

Desde el punto de vista de la expresividad, son interesantes los modelos sintácticos de rematar la oración. En opinión de varios filólogos, entre otros Criado de Val, Beinhauer, no son sino palabras de cortesía que, además, son signos indirectos que simbolizan la concesión de la palabra al interlocutor: La comida era una calamidad: un poco de carne, otro poquito de pan, un trago de vino barato y pare usted de contar. (Cela) No, si yo seré un bruto, pero anda que tú..., tú vas a llevarte el segundo premio. Conque ya lo sabes. (Cela)

Merecen especial atención los tres tipos de oraciones compuestas: coordinadas, subordinadas y yuxtapuestas. Partiendo de los criterios de la generación del habla, Dolinin y Leóntiev aseveran que aunque las construcciones simples se generan con mayor facilidad, el habla coloquial admite, sin embargo, oraciones compuestas bastante extensas, tanto coordinadas como subordinadas. Así, los textos coloquiales estudiados por nosotros, ofrecen ejemplos de oraciones con siete, ocho y nueve componentes, llegando el número de subordinadas a cuatro y más:

Charo no es una excepción, qué va, tu vivo retrato, por más que tú digas que tu hermana es eficiente, aunque lo hagas por chincharme, ya que ha llegado un momento en que no la resisto por lo que te puedo jurar, con esa sosería, que si parece que se va a desmayar, aunque luego la cara tan lavada, que esa es otra, que a los diecisiete años, pero a su edad no está ni medio bien. (Delibes)

Todos estos ejemplos corroboran la afirmación de Dolinin en el sentido de que el habla coloquial sólo acepta aquella complicación que no conlleve la sobrecarga de la memoria inmediata, puesto que para construir una oración sintácticamente correcta debemos tener en cuenta algunos datos sobre la parte ya generada, conocidos como compromisos gramaticales. Son innumerables los casos de uso erróneo de éstos: - Aunque soy un pobre diablo [...] sé quién son amigos de verdad, sé bien dónde están. (V. Manuel, Soy un corazón tendido al sol) - Lo que pasa que si no lo haces, claro, también pierdes allá un trozo de pared frondísima. (Ferlosio)

De este modo, el coloquio admite aquella complicación de la construcción que no acumule compromisos gramaticales ni aplace excesivamente su cumplimiento. Así, el habla coloquial abunda en construcciones compuestas con carácter consecutivo o progresivo de los componentes, que se van sumando bien al elemento final de una parte del enunciado, bien al último componente del enunciado compuesto. a) Yuxtaposición. Las condiciones del habla coloquial favorecen a la expresión implícita de las relaciones entre los componentes del enunciado que se deducen directamente del contexto: Mauricio se metía en el mostrador: -No me dejan ponerlos; todo eso paga impuestos al Estado. ( Ferlosio)

CAUSA-"porque" Ya sé cuál dice, si Pues eso fue una quinta que se hizo Cocherito de Bilbao, el torero aquél antiguo; ya habrán oído hablar de él. (Ferlosio)

EXPLICACION-APELACION ( es que supongo que...) En opinión de varios filólogos, la omisión del nexo puede crear especial expresividad: - Yo de la pensión no me quejo, [Porque] Gano más de lo que ganaba cuando trabajaba; [así que] estoy contento. (Cela)

Una modalidad de este tipo de oraciones son aquellos enunciados que reproducen las palabras ajenas en forma de relato, introduciendo el estilo directo mediante nexos

desemantizados "que si". ¿Puede saberse qué es lo que hacíais allí, fumando tanto rato? Arreglar el mundo, fijo, que os quitabais la palabra de la boca, madre qué voces, y total para nada, cuatro tonterías, que si el dinero es astuto, que si el dinero es egoísta, ya ves tú, que lo único que no decios del dinero era pura verdad. (Delibes)

b) Coordinación Las oraciones coordinadas, dada la relativa independencia de sus componentes, que las aproximan a las frases simples, son frecuentes en el habla coloquial. Son frecuentes las frases integradas por componentes introducidos por la conjunción"y”. El efecto estilístico surtido por esta estructura es evidente: Y no me vengas con que por respeto y que ocasiones en que hay que dominar al bruto, animales somos, Mario, y, lo que es peor, animales de costumbres, y ya me conoces... (Delibes)

c) Subordinación En lo que a este tipo de estructuras compuestas respecta, las investigaciones llevadas a cabo en el material comprendido por las tres obras de autores modernos, los datos aparecen en las tablas que les he entregado. No se ha confirmado la tesis sobre el irrelevante porcentaje de oraciones subordinadas en el habla coloquial. Hemos encontrado, por el contrario, muchas estructuras de esta índole introducidas por diferentes conjunciones con la predominancia de la conjunción "que", lo que tal vez se explique por la tendencia a la economía y la redundancia, que se basa, en este caso, en una gran cantidad de significados relacionados con la situación del nexo en cuestión. Vaya un Manzanares más ridículo, que parece una palangana, con esa agua tan marrana que trae que es la vergüenza de Madrid. (Ferlosio)

d) Transposición Es de especial interés el fenómeno de transposición sintáctica. En efecto, muchos lingüistas testimonian que el habla coloquial tiende a una expresión borrosa o implícita de las relaciones interoracionales ya que la situación actual del acto de habla y la intención comunicativa del hablante excluyen toda ambigüedad o la crean intencionadamente haciendo al oyente descifrarla por su propia cuenta. Realmente, valiéndose de nexos coordinantes, el hablante es capaz de transmitir un gran número de otras relaciones complejas Y no estaba descontenta yo con mis clases de música, que me estaban quedando bien, Pero yo ahora no te digo, empolladísima estoy en la historia de la música rock. (Cela)

Estas conjunciones pseudocoordinantes desempeñan una función especial, relacionando las oraciones en consonancia con el carácter espontáneo de la conversación. De proseguir este razonamiento fácilmente encontraríamos construcciones introducidas por nexos subordinantes reflejando, empero, relaciones distintas de las que les solemos achacar. José Polo las define como "neutralización de oposiciones sintagmáticas en zonas intermedias": - Claro, yo sabía que los iban a pasar, porque las academias les pasan, ¿no? y luego los llevaban al matadero, y luego son los ayes, los degüellan allí, ¿no? Entonces, a, a tres en concreto, yo les hice un examen, pero algo, facilísimo..." (Cela)

Para concluir puede decirse que sólo hemos examinado las particularidades de la sintaxis coloquial más generales e interesantes, describiendo sus modelos más típicos y frecuentes, analizando la interdependencia de las categorías psicolingüísticas y los propósitos comunicativos en el habla coloquial. Este esbozo de ningún modo pretende ser del todo completo ni exhaustivo ya que se trata de un campo de la lingüística que hasta ahora muy poco estudio ha recibido. Esperamos, no obstante, patentizar con el presente informe la importancia del habla coloquial y atraer la atención de los filólogos hacia el estudio de esta esfera del lenguaje, amplia y rica en todo tipo de recursos idiomáticos.

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