Sobre la paz perpetua; Kant

Pensamiento kantiano. Racionalismo. Artículos preliminares y definitivos. Conflictos entre estados y soluciones

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SECCIÓN PRIMERA: Que contiene los artículos preliminares para la paz perpetua entre los Estados 1. No debe considerarse válido ningún tratado de paz que se haya celebrado con la reserva secreta sobre alguna causa de guerra en el futuro. Con un tratado de esta naturaleza nunca se podría lograr la paz definitiva, porque simplemente se estaría alcanzando un armisticio, una tregua, es decir, sólo se estarían aplazando las hostilidades. En un convenio en el que los Estados firmantes no intenten prevenir las posibles causas para evitar un futuro enfrentamiento con la intención de volver a iniciar la guerra bajo cualquier pretexto, no se logrará la paz. Esta no es una práctica digna para los gobernantes. 2. Ningún estado independientemente, podrá ser adquirido por otro mediante herencia, permuta, compra o donación No se puede considerar el Estado como patrimonio de alguien, nadie puede disponer de un Estado a su antojo, al igual que tampoco un Estado puede manejar y decidir sobre la anexión o adquisición de otros Estados. Sólo hay que observar el ejemplo europeo y sus consecuencias en la I y II G.M 3.Los ejercitos permanentes deben desaparecer totalmente con el tiempo Un ejército permanente sería una amenaza porque los ejércitos no tienen otro fin que estar preparados para la guerra. Además los Estados compiten sin cesar entre si para conseguir el ejército más potente (sin dejar de tener en cuenta los inmensos gastos que supone para los Estados) aumentando sus capacidades bélicas, lo que al final lleva a una paz más opresiva que una guerra. 4.No debe emitirse deuda pública en relación con los asuntos de política exterior La deuda pública puede servir para potenciar la economía de un país, pero en cambio, se transforma en un importante obstáculo a la hora de avanzar hacia la paz perpetua cuando se utiliza como un de los Estados en sus relaciones internacionales recíprocas. En estos casos la deuda pública puede crecer indefinidamente convirtiéndose así en un tesoro para la guerra, es decir un depósito exigible en cualquier momento. 5.Ningún Estado debe inmiscuirse por la fuerza en la constitución y gobierno de otro. Kant se pregunta qué daría derecho a un Estado para hacer esto. Y la respuesta es nada. Formulación que no sería aplicable cuando un país se encuentre dividido por causas internas y un tercer Estado preste ayuda a una de las partes una vez decidida la lucha interna. 6.Ningún Estado en guerra con otro debe permitirse tales hostilidades que hagan imposible la confianza en la paz futura como el empleo en el otro Estado de asesinos, envenenadores, el quebrantamiento de capitulaciones, la inducción a la traición, etc. En el libro se califican todo este tipo de estrategias como estratagemas deshonrosas, porque hasta en la misma guerra se deben guardar ciertos principios y valores para con el enemigo que hagan aceptable una paz futura. Entre Estados no hay una relación de desigualdad, por lo tanto tampoco se puede dar una guerra de castigo entre ambos. Por otra parte, la humanidad no puede permitirse una guerra de exterminio que conduzca a la aniquilación de ambas partes. SECCIÓN SEGUNDA: Que contiene los artículos definitivos para la paz perpetua.

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El estado de paz no existe, debe ser instaurado, los hombres viven en un estado de guerra en el que hay una amenaza constante de enfrentamiento. Primer artículo definitivo para la paz perpetua: La constitución civil de cada Estado debe ser republicana Una constitución republicana estará orientada hacia la consecución del resultado deseado: la paz perpetua. Y se considerará republicana aquella que cumpla los siguientes principios: a) libertad de los miembros de la sociedad. b) dependencia de todos respecto de una legislación común. c) igualdad ante la ley. Un ejemplo de cómo actúa una constitución republicana lo tendríamos en la forma en que se declara la guerra. En este caso, los súbditos decidirían si debe o no haber guerra, pero declarar la guerra en aquellos Estados que no funcionan con una constitución republicana sería una cosa más fácil, porque dependería exclusivamente de la voluntad del jefe de estado que actúa en miras de su propio interés. Pero Kant también diferencia la constitución republicana de la democrática. Para ello distingue entre los que ejercen el poder supremo dentro del Estado: −Forma imperii: La soberanía la posee uno solo, algunos relacionados entre sí, o todos los que forman la sociedad civil; autocracia, aristocracia y democracia respectivamente. −Forma regiminis: El Estado hace uso de la plenitud de su poder teniendo como base una constitución, que puede ser republicana o despótica. Mientras el republicanismo propugna la separación de poderes, el despotismo por el contrario radica en la voluntad del ejecutivo. La democracia no es más que una forma de despotismo en el que todos deciden en todo y sobre todo caso, aún contra la voluntad de los que no dan su consentimiento. Todos sin ser todos deciden, es una contradicción general de la voluntad. Por otra parte la aristocracia y la democracia serán también formas defectuosas de gobierno en cuanto que no son formas representativas y no hay una separación ejecutivo−legislativo. La constitución más cercana al republicanismo será aquella en la que se de una gran representación en pocas personas del poder estatal. SEGUNDO ARTÍCULO DEFINITIVO PARA LA PAZ PERPETUA: El derecho de gentes debe fundarse en una federación de Estados libres. Los Estados, en sus relaciones internacionales, deberían salir de la situación en la que se encuentran, una situación en la que se prefiere el enfrentamiento a la sumisión a una fuerza superior, a una ley. Pero no ocurre esto, los Estados se apresuran a asegurar su soberanía y su no sometimiento a ninguna fuerza externa en vez de intentar crear una federación de pueblos libres que no tenga intención alguna de recabar ningún poder sino garantizar los derechos y la libertad de todos los Estados federados. En dicha federación el objetivo sería el de acabar con todas las guerras para siempre, conseguir la paz perpetua y la libertad con la extensión de la federación a todos los Estados conforme al derecho de gentes.

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Los estados no tienen otra solución para conseguir la paz universal que la de unirse en esta federación de pueblos y someterse a unas leyes externas en el juego de sus relaciones internacionales. TERCER ARTÍCULO DEFINITO PARA LA PAZ PERPETUA: El derecho cosmopolita debe limitarse a las condiciones de la hospitalidad universal. Por hospitalidad debe entenderse según el autor el derecho de un extranjero a no ser tratado hostilmente por el hecho de haber llegado al territorio del otro. Kant lo configura por tanto como un derecho de todos los hombres basado en la propiedad común de la superficie de la tierra. Pero este derecho tampoco se puede extender hasta el infinito, en primer lugar ha de estar limitado al establecimiento de relaciones comerciales, aunque sin dejar de lado la posibilidad de que este derecho se vaya afianzando y cobrando importancia hasta crear una constitución cosmopolita para toda la humanidad. No se tiene porque creer que la idea de esta constitución cosmopolita es utópica, apartada de la realidad, más bien se tiene que ver como un complemento del derecho de gentes que nos acerca a la idea de la paz perpetua. SUPLEMENTO PRIMERO: DE LA GARANTÍA DE LA PAZ PERPETUA. La garantía de la paz perpetua vendrá dada por la naturaleza a través de sus propios mecanismos que asegurarán la armonía entre los hombres, es lo que se suele llamar destino o providencia. Kant prefiere hablar de naturaleza en tanto es más fácil comprender y alcanzar este término para la razón que no el de providencia con sus connotaciones religiosas. Por la naturaleza: • El hombre puede vivir en todas partes de la tierra. • Los ha llevado a todos los rincones del mundo gracias a las guerras. • Gracias también a la guerra se establecen relaciones más o menos legales. La naturaleza ha elegido la guerra como medio para que los hombres no solamente puedan sino que también deban vivir sobre la tierra. Cuando digo que la naturaleza quiere que ocurra esto o aquello no significa que la naturaleza nos imponga un deber de hacerlo, sino que ella misma lo hace, querámoslo nosotros o no. Esto se puede observar en tres cuestiones: 1. Un pueblo estaría obligado a someterse siempre a las leyes públicas, sino lo hace por causas internas lo hará por las externas, al tener que constituirse como Estado y como potencia para poder rechazar y hacer frente a la amenaza de una guerra contra otro pueblo. Y la constitución más adecuada y a la vez más difícil de establecer para los hombres será la republicana, pero podríamos ser capaces de establecerla en un pueblo diciendo que no hace falta que los ciudadanos sean moralmente buenos, únicamente es necesario que el hombre se comporte como buen ciudadano independientemente de su moral. Esto es un mecanismo natural que elimina o disminuye la natural inclinación egoísta del hombre y que nos lleva a decir que la naturaleza quiere que se conserve el derecho y la paz, sin que sea necesario un perfeccionamiento moral. 2. La intención de cualquier Estado sería el logro de la paz vinculado a la dominación del mundo, pero la naturalaza busca el equilibrio de fuerzas a través de la diferenciación de los pueblos por su lengua y religión, lo que les llevará a la competencia entre ellos. 3. La naturaleza ayuda a asegurar la paz perpetua, y esto se ve en que el espíritu comercial, el progreso y el desarrollo que representa el poder del dinero que va unido a los tiempos de paz, va a acabar imponiéndose siempre a la guerra por representar ésta un freno al avance económico de los pueblos. 3

SUPLEMENTO SEGUNDO:Artículo secreto para la paz perpetua. Las máximas de los filósofos sobre las condiciones de posibilidad de la paz pública deben ser tomadas en consideración por los Estados preparados para la guerra. Con esta afirmación Kant no dice que deban imponerse los principios de los filósofos sobre los de los juristas, el autor se refiere a que debe dejarse hablar libre y públicamente a los filósofos sobre los principios generales de cómo conseguir la paz, y esto es imprescindible para los pueblos. APÉNDICE SOBRE LA DISCREPANCIA ENTRE LA MORAL Y LA POLÍTICA RESPECTO A LA PAZ PERPETUA Según Kant, no puede existir ninguna disputa entre la política y la moral, por eso Kant puede ver al contrario que los prácticos (que basan la política en la experiencia del hombre para construir así su concepto de prudencia política) al político moral que tendrá como prioridad la reforma de los defectos de su constitución sin violencia, para acercarse así al fin natural de la paz. Pero el peligro mayor para la paz perpetua viene justo del límite donde acaba el político moral y empieza el político moralista que termina con la posibilidad de conciliar política y moral porque subordina los principios al fin cuando lo deseable sería lo contrario. DE LA ARMONÍA DE LA POLÍTICA CON LA MORAL SEGÚN EL CONCEPTO TRASCENDENTAL DE DERECHO PÚBLICO. Para Kant no hay justicia sin publicidad, por eso dice: Son injustas todas las acciones que se refieren al derecho de otros hombres cuyos principios no soportan ser publicados. Éste es un principio ético, jurídico y negativo y se puede ver su aplicación con relación al derecho político, de gentes y cosmopolita. Hay que decir también que si eliminamos un estado jurídico en el que actúen las personas, sólo nos queda un estado natural en el que desparece el derecho público. El estado jurídico adecuado para conseguir la libertad será esa federación de Estados libres que tiene como fin evitar la guerra y conseguir la paz, y por consiguiente únicamente será posible aunar la política y la moral en esa federación de Estados. JUICIO CRÍTICO Los postulados que defiende Kant en esta obra con más de doscientos años son igualmente defendibles ahora que en el momento de su publicación, en este aspecto la defensa de la paz perpetua se puede hacer desde los mismos puntos de Kant. Incluso se puede decir también que algunos de los problemas que intenta resolver el autor con sus artículos definitivos para la paz perpetua no sólo siguen vigentes sino que están aún más desarrollados. Esto se puede ver en asuntos como la creciente deuda externa que contraen los países o en el imparable crecimiento y desarrollo militar de las potencias mundiales, que tuvo su máxima expresión en la carrera armamentística entre EE.UU. y la URSS durante la Guerra Fría. Por otro lado, cuando Kant habla en su suplemento primero de los mecanismos naturales para la paz, hay uno desde mi opinión, en que se equivoca. Dice que la naturaleza ayudará a conseguir la paz perpetua porque el espíritu comercial de los hombres y las naciones y el poder del dinero llevarán finalmente a acabar con las guerras. Al contrario, es un hecho que los motivos económicos también son los precursores de multitud de 4

conflictos bélicos, (el ejemplo más claro quizás sea la Guerra del Golfo que se inicia en 1991 principalmente por el precio del petróleo). Incluso se puede decir que las guerras son en muchos casos un estímulo para la economía de algunos países ya que por una parte desarrollan su industria armamentística y por otra parte una vez finalizada la guerra se juegan cuantiosos contratos de reconstrucción del país vencido, que traen consigo importantes beneficios. Otro aspecto a resaltar es la idea de esa federación de Estados libres que se someten a una fuerza exterior para perseguir el objetivo común de evitar las guerras y lograr una paz definitiva. Además se hace un comentario en la obra de que el primer paso para la integración de los pueblos puede ser los lazos comerciales. Aquí Kant se adelanta a su tiempo, se observa claramente como las ideas de Kant se reflejan en el proceso de construcción europeo iniciado tras la II GM. Este proceso se inicia con una unión comercial del carbón y del acero (CECA) de seis países europeos, para posteriormente ir extendiéndose a todo el continente e ir ampliando sus competencias económicas y más adelante políticas a través de un proceso supranacional de integración, con un derecho y unas instituciones que se encuentran por encima de los Estados y a las que éstos están sometidos, tal y como apuntaba Kant que debía ser para conseguir la paz perpetua.

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