Sobre la ratio de alumnos por aula

Departamento de Pedagogía Aplicada y Psicología de la Educación Universitat de les Illes Balears Número 1. Septiembre de 201 2 dossier de Actualidad
Author:  Alberto Godoy Ruiz

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Departamento de Pedagogía Aplicada y Psicología de la Educación Universitat de les Illes Balears Número 1. Septiembre de 201 2

dossier de Actualidad

Sobre la ratio de alumnos por aula

Índice

El número de alumnos por aula en otros países .

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Los beneficios de las clases pequeñas según la investigación educativa

Las voces del profesorado

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Para saber más

Referencias

Notas

4

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R

ecientemente, a través del Real decreto ley 14/2012, de 20 de abril, de medidas urgentes de racionalización del gasto público en el ámbito educativo (BOE de 21 de abril), se ha dispuesto que las administraciones educativas puedan ampliar hasta un veinte por ciento la ratio de alumnos por aula que, hasta ahora, estaba regulada por el artículo 157.1.a) de la «Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación», para la Educación Primaria y Secundaria Obligatoria. Este artículo de la LOE garantizaba que el número máximo de alumnos por aula en Primaria y en la ESO no fuese superior a 25 y 30, respectivamente. Ahora el número de alumnos por aula podrá ser de 30 en Primaria y de 36 en la ESO. Con esta medida, y en nombre la «racionalización del gasto», se abandona una estrategia de mejora del sistema educativo que hasta el momento parecía consistente.

Para hacer frente a la recesión económica, también en el ámbito educativo se aplica un patrón ya experimentado en otros sitios. Se empieza por recortar las actividades extraescolares, se sigue con la reducción del presupuesto para gastos de mantenimiento y compras y, finalmente, se recurre a acciones más contundes como el incremento de alumnos por aula y la reducción de profesores (Chakrabarti, Setren, 2011). Entre tanto se hace un discurso, a todas luces fariseo, sobre la gran importancia de la educación. Está claro pues que, también aquí, hemos llegado a esa etapa de ampliación de la ratio de alumnos por aula y de reducción de las plantillas.

Se trata, en su conjunto, de una política de manual que sirve para poder equilibrar los balances económicos. Y, ciertamente, quizás equilibran la economía, pero lo que es seguro es que desequilibran los balances educativos. El manual también parece indicar que es preciso difundir la idea de que todos estos recortes carecen de importancia, que, al fin y al cabo, todo esto no es sino un problema corporativo del profesorado, un colectivo privilegiado y ocioso. Parece que hay que minimizar, al menos, los efectos sobre la opinión pública, de unas políticas que dañan mejoras sociales conseguidas en los centros educativos tras años y años de muchas luchas. «Nosotros éramos muchos en las aulas y no nos ha ido nada mal», hemos oído decir a un responsable político de nuestro sistema escolar local. Poco original, efectivamente. No mucho antes, el ministro de educación francés –otro fiel seguidor del manual– había predicado en la Asamblea de su país que incrementar el número de alumnos por aula era una medida que no afectaría a la calidad de la enseñanza1. Hacen su papel; un papel que, parece, consiste en hacernos creer que lo blanco es negro. En esta batalla para conseguir los beneficios de la opinión pública también movilizan los think tanks que tan generosamente financian: les pagan para eso, para que digan lo que quieren oír en el momento oportuno. Y vaya si lo dicen. Los últimos años, desde que navegamos por aguas de la recesión, tanto en los EUA como aquí, en Europa, han publicado diversos informes que intentan minimizar los efectos beneficiosos de las políticas de reducción del número de alumnos por aula2.

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Es preciso indicar que el número de alumnos por clase no es el factor que más influye sobre la calidad y la equidad de los sistemas escolares. Ahora bien, cuando se sigue la política del manual que se aplica en nuestro sistema escolar, cuando la ampliación del número de alumnos por aula se

Se trata, en su conjunto, de una política de manual que sirve para poder equilibrar los balances económicos. Y, ciertamente, quizás equilibran la economía, pero lo que es seguro es que desequilibran los balances educativos acompaña de otros recortes, entonces se encienden todas las alarmas que señalan que la calidad y la equidad están en peligro. Conviene que la comunidad educativa (profesorado, alumnado, familias) tenga las ideas claras. Como muy bien dice un orientador de un centro de Mallorca que ha colaborado en la realización de este dossier: Cualquier profesor que en menos de treinta años ha «sufrido» cuatro leyes de educación (LGE, LOGSE, LOCE, LOE y los intentos que no

cuajaron, como la reforma de las «enseñanzas medias») puede, por simple experiencia y sin tener que recurrir a investigaciones, confirmar que el número de alumnos por grupo, o ratio, repercute, de forma directa o indirecta, sobre el aprendizaje del alumnado, el clima del aula y la cohesión del grupo, la gestión de la diversidad, la metodología docente, el seguimiento personalizado de los alumnos

y, por qué no, sobre la propia salud mental del profesorado. Los resultados de la investigación -aunque haya quien lo quiera ocultar- confirman lo que la experiencia le ha enseñado a este profesor. Con este Dossier de Actualidad, elaborado por el profesorado del Departamento de Pedagogía Aplicada y Psicología de la Educación (PAPE) de la UIB con la colaboración de profesores de di-

ferentes centros escolares de la Comunitat de les Illes Balears, se pretende contribuir a la necesaria clarificación del tema. El documento se ha confeccionado siendo conscientes de que tener las ideas claras sin llevarlas a la práctica es como un sueño estéril y que la acción sin ideas es puro entretenimiento. Solo las acciones con visiones claras pueden cambiar el mundo. Solo con ideas y acciones podemos cambiar la educación.

El número de alumnos por aula en diferentes países Las ratios de alumnos por aula en Primaria y primer ciclo de Secundaria de las escuelas españolas se sitúan casi en el punto medio de los países de la OCDE En los países de la OCDE (2011) la media se sitúa en 21 alumnos por aula en la etapa de Primaria. Sin embargo, este número varía mucho de un país a otro: en Finlandia o Suiza, por ejemplo, los grupos son inferiores a 20 alumnos, mientras que Chile o China tienen más de 29.

Las aulas del primer ciclo de Secundaria tienen una media de 24 alumnos, y estas diferencias aún son más acentuadas que en Primaria: hay países con una media de tan solo 20 (Finlandia, Suiza o Dinamarca, entre otros), con poco más de 35 (Corea) e incluso con 50 (China). Las ratios de alumnos por aula en Primaria y primer ciclo de Secundaria de las escuelas españolas se sitúan casi en el punto medio de los países de la OCDE, escasamente por encima: 21,1 alumnos en Primaria y aproximadamente 23 en el primer ciclo de Secundaria. La OCDE también proporciona datos comparativos sobre el número de alumnos por aula en los cursos de Lengua a los 15 años. En España, la media de alumnos es de 22, algo inferior a la media de todos los países de la OCDE. (Ver el gráfico de la página siguiente)

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Ante este baile de cifras hay que tener en cuenta dos consideraciones. Según datos de Eurydice (2012), en dos tercios de los países europeos hay normas que establecen un número máximo de alumnos por clase para las etapas de Primaria y Secundaria. Aproximadamente la mitad de estas normas también incluyen un número mínimo de alumnos. En el tercio restante de países no hay regulaciones centrales sobre el tamaño de las clases. Las razones de las administraciones para normativizar la ratio de alumnos por aula no responden siempre a resultados de la investigación educativa, sino a coyunturas sociopoliticoeconómicas de cada uno de los países. Esto explica las razones que, últimamente, determinados sectores de algunas administraciones alegan sobre la menor importancia del número de alumnos por lo que respecta al rendimiento en clase. Este discurso solo se en-

Ratio media de las clases en las escuelas de los países de la OCDE, por nivel de educación. Los datos son del año 2009 (OCDE 2011) Número de alumnos por clase

Primaria

Primer ciclo de secundaria

60 50 40 30 20 10

1. Año de referencia: 2008 2. Sólo centros públicos.

Las razones de las administraciones para normativizar la ratio de alumnos por aula no responden siempre a resultados de la investigación educativa, sino a coyunturas sociopoliticoeconóm icas de cada uno de los países

tiende en clave de coyuntura económica. Por otra parte, parece que algunas investigaciones llevadas a cabo no favorecen una explicación clara (y posterior utilización) de las ventajas ligadas a la enseñanza con grupos reducidos de alumnos. Como más tarde veremos, la principal ventaja del trabajo con clases reducidas no es necesariamente que los alumnos obtengan buenas calificaciones, pero analizar sus calificaciones, relacionándolas con el tamaño del grupo es mucho más fácil que captar, determinar y analizar todas las posibles variables del proceso de enseñanza – aprendizaje que se relacionan (positiva o negativamente) con el número de alumnos. Relacionar dos variables fáciles de observar es una tarea sencilla de llevar a cabo, pero a menudo resulta inútil para el progreso de un conocimiento riguroso.

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Bélgica (fr.)

Turquía

Irlanda2

Federación Rusa

Suiza2

Islandia

Luxemburgo

Reino Unido

Eslovenia

Estonia

Dinamarca

Finlandia

Italia

Rep. de Eslovaquia

Grecia

Hungría

Austria

Rep. Checa

Portugal

Polonia

Estados Unidos

Australia

Media OCDE

Francia

España

Alemania

Argentina1

Méjico

Chile

Brasil

Israel

Japón

Corea

Indonésia

China

0

Así, como se detallará más adelante, podemos encontrar grupos de alumnos que, por sus orígenes socioculturales desfavorecidos, encuentran en los grupos reducidos una situación más ventajosa para desarrollar nuevos aprendizajes. Las interacciones con los profesores o con compañeros tutores, por ejemplo, son más y mejores que lo serían en grupos grandes, lo que favorece cualitativa y cuantitativamente los aprendizajes, sin que ello suponga la obtención de calificaciones brillantes. En definitiva, no se trata solo de conocer este baile de ratios entre países, sino, muy especialmente, de conocer a qué responden y cómo se argumentan estas diferencias.

Los beneficios de las clases pequeñas según la investigación educativa La reducción del número de alumnos por clase es una estrategia que ha demostrado ser beneficiosa para la educación de los niños; tiene un efecto positivo sobre el rendimiento académico del alumnado y sobre las prácticas pedagógicas del profesorado. A continuación exponemos, de manera resumida, algunos de los principales beneficios de las políticas de reducción del número de alumnos por aula. Mejores resultados académicos Las lecturas lineales y superficiales de la correlación entre el número de alumnos por aula y el rendimiento académico pueden llevar a falsas conclusiones (OCDE, 2003): Algunos países ponen deliberadamente a los alumnos con desventajas o bajo rendimiento en clases más pequeñas, para ofrecerles un entorno que dé más apoyo a su aprendizaje [...]. De la misma manera suele haber una diferencia de número de alumnos por clase entre las escuelas urbanas y las rurales, por lo que las primeras pueden a la vez tener más alumnos por clase y un rendimiento académico superior (p.199-200). Pikkety y Valdenaire (2006) señalan que: En la mayor parte de países, y particularmente en Francia, la medida de las clases suele ser

baja en las escuelas socialmente desfavorecidas que tienen más necesidad de recursos suplementarios. Por consiguiente, y teniendo en cuenta que la ligera aportación de recursos es generalmente demasiado limitada para compensar la desventaja inicial de estas escuelas, la correlación bruta entre la medida de la clase y el éxito escolar va generalmente en el sentido contrario: superficialmente, la medida de clase más reducida parece que va asociada con rendimientos escolares más débiles (p. 8). Es decir, la reducción de alumnos por clase no es suficiente para compensar las desventajas provenientes del entorno familiar. Basta comprobar que en España, según PISA, la media de alumnos por clase en los centros públicos es más baja que en los centros concertados y, en cambio, la student performance de los centros privados es ligeramente superior que la de los centros públicos. Estas razones serían suficientes para entender la dificultad intrínseca para demostrar con una sola correlación estadística los posibles efectos del número de alumnos por clase sobre su rendimiento. Esto no quiere decir, sin embargo, que no se puedan buscar y encontrar otras maneras, como lo demuestran los trabajos a continuación comentamos. Hay dos trabajos fundamentales y muy bien documentados que demuestran que las clases pequeñas favorecen unos mejores resultados académicos: el experimento

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La reducción del número de alumnos por clase tiene un efecto positivo sobre el rendimiento académico del alumnado y sobre las prácticas pedagógicas del profesorado Student Teacher Achievement Ratio (STAR), realizado en los EUA, y el estudio Class Size and Pupil Adult Ratio (CSPAR), llevado a cabo en el Reino Unido. Student Teacher Achievement Ratio (STAR) es considerado el estudio experimental más serio y contundente sobre el tema. Entre los años 1985 y 1990, unos 8000 alumnos fueron repartidos durante cinco años en dos tipos de clases: unos fueron asignados a aulas pequeñas (con una media de 15 alumnos) y los otros a clases más numerosas (con una media de 22 alumnos). Posteriormente fueron mezclados y se hizo un seguimiento de los resultados académicos durante toda la escolaridad, hasta su entrada en la enseñanza superior. Los resultados son inequívocos: los alumnos escolarizados en grupos pequeños obtuvieron mejores resultados que los otros en matemáticas, lectura y ciencias. Además, los efectos beneficiosos se mantenían

cuando los alumnos eran reagrupados. Por otra parte, el programa STAR también demostró que son los alumnos provenientes de minorías étnicas los que obtienen mayores beneficios de la reducción del número de alumnos por aula. The Class Size and Pupil Adult Ratio (CSPAR) es un trabajo longitudinal que se llevó a cabo en el Reino Unido (Blatchford, 2003; Blatchford, Bassett, Goldstein, Martin, 2003; Blatchford, Moriarty, Edmonds, Martin, 2002) haciendo un seguimiento a 10000 alumnos de 300 escuelas desde su ingreso (a los 4 o 5 años), hasta la finalización de la etapa de Primaria (alrededor de los 11 años). El estudio demostró que existe un efecto claro en el éxito académico durante el primer año, tanto en alfabetización como en matemáticas. En el segundo año los efectos también eran claros, pero en el tercero se reducían. No se encontraron efectos claros a largo plazo en el rendimiento en matemáticas.

La correlación entre la menor ratio de alumnos por aula y el rendimiento académico engloba múltiples factores De los trabajos posteriores, en un entorno más próximo, hay que destacar los de los franceses Piketty y Valdenaire (2006) y Valdenaire (2011), que demuestran

la influencia decisiva de la reducción del número de alumnos por aula, especialmente en las escuelas de zonas desfavorecidas. La correlación entre la menor ratio de alumnos por aula y el rendimiento académico engloba múltiples factores (desde los más amplios, como por ejemplo, la interacción, hasta los más concretos, como la cantidad de retroacción) que son los que explican y dan sentido a la fuerza de esta relación y las diferencias observadas según la edad de los alumnos3, la procedencia sociocultural, etc. A continuación señalamos algunos de estos factores. Una mayor satisfacción profesional del profesorado Incluso algunos trabajos escépticos con la política de reducción del número de alumnos por aula señalan una relación positiva entre las clases pequeñas y determinados aspectos de las condiciones laborales del profesorado; condiciones que pueden incidir más directamente sobre la práctica escolar: una mayor apertura a la innovación en el aula y mejor satisfacción profesional (OCDE, 2011, 421). Recientemente se ha demostrado que una mayor ratio entre profesor y grupo de alumnos es un factor predictor del síndrome de agotamiento profesional (burnout) de los profesores de Primaria y Secundaria (GonzálezMorales, Peiró, Rodríguez y Bliese, 2011). Aumentar estas ratios potencia significativamente determinados componentes del síndrome burnout en el colectivo docente, en su componente asociado a «desvinculación» o cinismo. Este sentimiento es contagioso entre individuos, disminuyendo su autoestima y pro-

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piciando un clima general de agotamiento institucional, e incluso repercutiendo en las calificaciones de los alumnos. Por lo tanto, estaríamos no solo ante un problema académico, sino que afectaría también plenamente al ámbito de la salud. Una enseñanza más individualizada con atención a las necesidades del alumnado El tiempo consagrado a la enseñanza individualizada y a las interacciones alumno-profesor aumenta en las clases pequeñas. También se señala una mayor frecuencia del trabajo en pequeño grupo en clases reducidas. Hay una mejor atención a las necesidades específicas de los alumnos en los momentos en que pueden aparecer dificultades. Más tiempo dedicado a la enseñanza Las clases pequeñas facilitan que el profesorado se pueda dedicar más tiempo a la enseñanza y menos a intervenciones no estrictamente docentes como la gestión del centro o el mantenimiento de un buen clima de convivencia. Lapointe (2008) señala hasta once trabajos centrados en este tema, en diez de los cuales se llega a esta conclusión. También se ha demostrado que la política de reducción del número de alumnos por aula tiene una influencia positiva sobre el estado de ánimo y el bienestar psicológico del profesorado. Favorece la implicación familiar en la educación de los niños Lapointe (2008) también ha documentado que la reducción de la ratio de alumnos por aula favorece una mayor implicación de las familias en la escuela.

Mejora la interacción profesoralumnos El tema de la interacción profesor-alumnos ha sido tratado en el marco del Class Size-Research Project 4 (Blatchford, 2003; Brühwiler, Blatchford, 2011; Blatchford, Basset y Brown, 2011). Esta interacción mejora cuantitativa y cualitativamente cuando el número de alumnos es reducido. Esto tiene un poder explicativo muy elevado de buena parte de las ventajas instruccionales asociadas a los grupos reducidos. También en esta línea, Hattie (2005) ha tratado sobre la contribución de la retroacción en la mejora de los procesos de enseñanza-aprendizaje, procesos

que se ven directamente beneficiados cuando se llevan a cabo en grupos reducidos. El tema de la interacción es especialmente importante en la etapa de Educación Infantil (Eurydice, 2009): Los efectos beneficiosos de la educación y atención a la primera infancia sobre el desarrollo de todos los niños y las niñas, y en particular, los efectos beneficiosos compensatorios para aquellos que se encuentran en situación de desventaja dependen de una interacción alumno/profesor de alta calidad, es decir, de la existencia de un clima de se-

guridad afectiva, de la sensibilidad de los docentes, el apoyo que brindan a sus alumnos, su actitud de no intrusión favoreciendo la interacción verbal, su estimulación y orientación, así como su papel de guías en el proceso educativo. Cuanta más interacción de este tipo, mejor. Se ha comprobado que una interacción de alta calidad como la definida aquí se produce con más frecuencia en clases con una ratio alumno/profesor favorable y donde el nivel educativo del profesorado y del personal educador es más elevado (p. 40).

Las voces del profesorado Cuando hablamos de educación hay muchos elementos de análisis que, debido a la complejidad de la temática, se han de analizar en mayor profundidad. La situación resulta intrincada, y la medida del aumento de alumnos por aula afectará de diferente a manera a cada centro. Esto lo piensa también el profesorado, que vive las aulas en el día a día. Y su opinión, sus voces, devienen clave para intentar descifrar la complejidad del tema. A continuación aparecen opiniones de algunos profesores, a título individual. Se trata de ideas fundamentadas en el saber que proporciona el estudio y, sobre todo, la experiencia. Aunque sean

opiniones individuales, en cierta manera, también reflejan las del colectivo al que pertenecen, ya que esos profesionales forman parte de un claustro, de un ciclo, de un nivel, de un departamento, etc. En estos espacios se habla de educación, de lo que está pasando ahora y de lo que puede pasar, de lo que sienten los profesores ante las decisiones de la Administración que serán los primeros en sufrir; en definitiva, cómo los cambios inminentes afectarán en la vida de sus centros. Estas son, resumidas, algunas de las opiniones sobre la prevista ampliación de la ratio de alumnos por aula.

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Los maestros se volverán cada día más escépticos, pensando que su trabajo pesa poco en la transformación y mejora de esta sociedad… Un maestro de Primaria (tercer curso) Los nuevos modelos de familia y la diversidad creciente de los alumnos requieren más atención individualizada, y esto será más difícil si se incrementa los alumnos por aula.

Nos deberíamos preguntar si los centros públicos y los privados concertados de barriada, las instalaciones y sus materiales, pueden aguantar los aumentos previstos. La disminución de las capacidades económicas de las familias y de las APYMA hace que el profesorado tenga mucho cuidado a la hora de proponer iniciativas (salidas complementarias, material del aula, nuevas herramientas, etc.). Con el aumento de alumnos por aula esto aún se agravará más. Las clases sociales más afectadas serán las de siempre. Los maestros se volverán cada día más escépticos, pensando que su trabajo pesa poco en la transformación y mejora de esta sociedad…

demasiado numeroso de alumnos puede provocar que solo se recurra a las clases magistrales, dejando de lado las necesidades específicas. De alguna manera esto nos puede hacer volver a la «homogeneización», tan negativa en todos los sentidos. Se puede producir un aumento de la frustración entre el profesorado, un considerable desequilibrio entre lo que «querríamos y podríamos hacer» y lo que nos dejarán hacer. Las carencias que sufrirán algunos alumnos no podrán ser «compensadas» fuera del ámbito escolar en igualdad de condiciones; todo dependerá de los recursos sociofamiliares. Así se acentuarán las diferencias; todo lo contrario de lo que pretende la escuela inclusiva. Un director de IES

Un maestro de Primaria (quinto curso) Una primera obviedad es que pueden aumentar los alumnos, pero no el espacio de las aulas y de los patios, lo que afecta directamente a la seguridad y a la convivencia. Otra consecuencia muy previsible: cada vez será más difícil plantear una atención personalizada, diseñar adecuaciones curriculares de todo tipo, hacer una acción tutorial con un mínimo de calidad… También se verá afectada la relación tutor-alumno; se verá afectado el acompañamiento que se hace al alumnado en su desarrollo. Cuantos más alumnos tengamos, más difícil será llegar a un conocimiento preciso de cada uno de ellos, con lo que se puede ver reducido el rendimiento y la interacción. Por otra parte, un grupo

Un mayor número de alumnos por aula hará más difícil aplicar metodologías activas, afectará al clima de convivencia del aula e implicará menos atención individual. Afectará más a los sectores con menos recursos, a los recién llegados, al alumnado con riesgo de abandono. Los sectores que dispongan de medios podrán compensar la falta de atención individualizada con clases de repaso o de refuerzo, psicopedagogos,… No es un tema menor la referencia a los aspectos espaciales y materiales. Más alumnos en las aulas supondrá una menor separación entre pupitres (en algunas aulas puede ser menos de 1,5 m) y tener que preparar exámenes diferentes (por filas), dada la proximidad entre los alumnos. En épocas de calor el ambiente puede llegar a ser irrespirable [...].

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Puede haber insuficiencia de pupitres; pueden faltar plazas en los laboratorios y tener que asumir más riesgo de accidentes. También habrá insuficiencia de ordenadores (cada grupo se ha dotado con 28 ordenadores). La insuficiencia de los espacios comunes (pasillos, patios cubiertos,…) también es manifiesta. Un jefe de estudios de IES En primero de ESO los alumnos son muy jóvenes, llegan al centro y necesitan una acogida y una atención individualizada que difícilmente les podremos dar con el aumento de ratio que se ha decretado.

Se puede producir un aumento de la frustración entre el profesorado, un considerable desequilibrio entre lo que «querríamos y podríamos hacer» y lo que nos dejarán hacer El número de alumnos con necesidades educativas en el primer ciclo de nuestro centro es del 28,6 %, la atención y el apoyo que podrán recibir estos alumnos será menor. En la ESO la mayoría de asignaturas tienen tres horas semanales de clase, y el profesorado tendrá más dificultades para conocer individualmente a los alumnos [...] Además, hay que pensar que cada profesor tiene seis grupos y, por lo

de una campaña mediática que trata al profesorado como funcionarios «gandules» que trabajan 20 horas, tienen tres meses de vacaciones y están de baja por nada; permite anticipar que no contribuirán a mejorar la calidad de la educación en nuestra comunidad tanto, si se aumenta el número de alumnos por aula a 35, en total tendrá que conocer a 210 alumnos. También se puede provocar un cambio metodológico, irá primando la enseñanza transmisiva ante otros tipos de enseñanza más interactiva, centrados en los aprendizajes de los alumnos. Aumentarán las dificultades para trabajar las competencias en el aula, ya que muchas de las actividades para llevarlas a cabo, se hacen en pequeños grupos fomentando el aprendizaje cooperativo, y con tantos alumnos eso será muy difícil de gestionar. En resumen: se resentirá el clima de aprendizaje del aula.

Un orientador de IES Si bien es cierto, como dicen algunos de los políticos «austeristas» del Govern, que ellos estudiaron en clases con 40 alumnos y han llegado «tan arriba», no mencionan que en las aulas de BUP en aquellos momentos llegaba un alumnado filtrado, mayoritariamente de clase media o media alta (los que no querían o no podían estudiar iban a la FP1); en aquellas aulas, el profesor o la profesora, que tenía una función básicamente instructiva con una metodología transmisiva y uniformadora, era considerado una autoridad, valorado y respetado; las familias de estos alumnos tenían altas expectativas para sus hijos y pensaban que obtener titulaciones académicas era una oportunidad de promoción social y facilitaba el acceso a un puesto de trabajo… Hoy, todos sabemos que este panorama ha cambiado y no vivimos ni en Suiza ni en Finlandia precisamente. La experiencia vivida por muchos de nosotros permite afirmar que un aumento de las ratios, unido a otros factores, como la misma arquitectura escolar (aulas concebidas para un número más reducido de alumnos de lo que ahora se pretende, obligará a distribuir los pupitres en fila y bien apretaditos, para no tener que encender la calefacción, que cuesta dinero) y el aumento del número de horas de docencia del profesorado, que repercute en el número de alumnos que cada profesor tendrá que atender en un curso escolar (en Secundaria, el hecho de que un profesor pase de tener 18 a 20 horas lectivas con las nuevas ratios supone que pasa de atender una media de 160 alumnos a 240), además de una campaña mediática que trata al profesorado como funcionarios «gandules» que trabajan 20 horas,

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tienen tres meses de vacaciones y están de baja por nada; permite anticipar que no contribuirán a mejorar la calidad de la educación en nuestra comunidad, que se sitúa entre las primeras de Europa por lo que respecta al abandono y el fracaso escolar. Podemos anticipar algunos de los efectos a que conducirán estas medidas: • Empeoran, necesariamente, el clima de trabajo del aula, y los alumnos tendrán menos posibilidades de participación. • Empeoran las relaciones entre el alumnado y la cohesión del grupo: mayor número de conflictos y problemas de disciplina. • Se dificulta en gran manera la acción tutorial y el seguimiento personalizado del alumnado por parte del profesorado, además del contacto y colaboración con las familias. • Habrá una reducción del tiempo efectivo de clase (al quitar el tiempo de pasar lista, poner orden,… quedan apenas 35 minutos para llevar a cabo una sesión lectiva). • Las metodologías expositivas o transmisivas cobran fuerza por la imposibilidad o por las serias dificultades de aplicar metodologías activas, participativas o de trabajo colaborativo. • Al aumentar el número de alumnos, consecuentemente aumentará la diversidad en el aula, por lo que su gestión se hará más difícil. • El incremento considerable del tiempo de corrección de las producciones de los alumnos hará que el profesorado limite los instrumentos de evaluación a los exámenes (y reduzca su nú-

mero), en detrimento de otras técnicas e instrumentos de evaluación. • El profesorado de apoyo del Departamento de Orientación no se ha aumentado (incluso puede disminuir) y el número de alumnos a los que cada uno de estos profesionales deberá prestar apoyo aumentará considerablemente; esto, unido a

En la ESO cada profesor tiene seis grupos y, por lo tanto, si se aumenta el número de alumnos por aula a 35, en total tendrá que conocer a 210 alumnos las dificultades para coordinarse con el profesorado de área, conducirá a una atención menos adecuada al alumnado con necesidades específicas de apoyo y más especialmente a los alumnos con necesidades educativas especiales. Además, este profesorado casi no dispondrá de horario para adaptar los materiales dirigidos a estos alumnos. • Todo esto genera frustración, insatisfacción del profesorado,

que se siente desbordado, menospreciado y poco valorado. Un inspector El curso 2000-2001 en el instituto de Menorca donde trabajaba redactamos un Proyecto de Intervención Educativa (PIE) que, entre otros, tenía como principal objetivo reducir las ratios de los grupos de ESO para intentar mejorar la atención individualizada del alumnado y al mismo tiempo reducir la conflictividad en el aula, porque intuíamos que la ratio era una variable fundamental. Nuestro claustro, por gran mayoría, decidió aumentar el horario lectivo de todo el profesorado. Esto suponía que en lugar de 18 sesiones lectivas impartirían entre 19 y 21, y así el centro dispondría de un «remanente» de horas que permitirían hacer dos o tres grupos de ESO más de los que la Conselleria d’Educació nos asignaba de manera oficial. De esta manera la ratio media de ESO estaba entre los 1820 alumnos.

opinión de las familias, y ha sido siempre favorable. De hecho, esta iniciativa se difundió entre los otros centros de Menorca, de manera que, actualmente, la mayoría de los centros públicos de Secundaria de la isla aplican proyectos similares. Personalmente pienso que, al menos en el caso de nuestro centro, ha sido una pena que no se haya aprovechado esta iniciativa para introducir cambios metodológicos. Las medidas de ajuste que ha enunciado la Conselleria d’Educació para el próximo curso, subiendo las ratios para el cálculo de grupos en Secundaria de 25 a 30 alumnos y aumentando el coeficiente para calcular la cuota de profesorado de los centros de 18 a 20 horas lectivas, harán del todo inviable la continuidad de estos

Habrá una reducción del tiempo efectivo de clase (al quitar el tiempo de pasar lista, poner orden,… quedan apenas 35 minutos para llevar a cabo una sesión lectiva)

A final de curso se pasó un cuestionario de evaluación de la experiencia y mayoritariamente el profesorado valoró de manera muy positiva la iniciativa en cuanto a la mejora de la atención de los alumnos y de la convivencia en las aulas. También aportaban algunas propuestas de mejora para volver a aplicarlo el próximo curso. De esta manera, hasta el curso actual, con algunas pequeñas variaciones, se ha ido aplicando cada curso un PIE con el cual se conseguía reducir las ratios de los grupos de ESO, especialmente en primero, segundo y tercero. Al final de cada curso se ha continuado valorando el proceso con resultados positivos. En algunas ocasiones también se ha pedido la

proyectos que tan buena valoración han tenido entre el profesorado y las familias.

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Para saber más Para conocer el número de alumnos por aula en Primaria y Secundaria en los países de la OCDE se puede consultar el indicador D25 del informe Education at a Glance. La referencia de la última edición es: OECD (2011). Education at a Glance 2011. OECD Indicators. Paris; OECD. En un trabajo recientemente publicado por Eurydice también se proporcionan datos que permiten saber cuál es la situación en los países europeos. La referencia es: Eurydice (2012), Key Data on Education in Europe 2012. Brussels; Education, Audiovisual and Cultural Executive Agency. De los trabajos que últimamente se han publicado sobre el tema, hay uno relativamente reciente6 que, además de su exhaustividad, destaca por centrarse no solo en el rendimiento académico del alumnado sino en otras consideraciones también importantes y que a menudo se obvian. Este trabajo fue realizado a solicitud del Ministerio de Educación del Quebec por el Centre de Recherche et d’Intervention sur la Réussite Scolaire (CRIRES), y se analizan más de 500 documentos publicados, a partir de 1999, en revistas revisadas del Canadá, Europa, Australia y Nueva Zelanda. La referencia del documento es:

Lapointe, C. (2008), Revue des recherches concernant les conditions d’implantation et les retombées relatives à la disminution du nombre d’élèves par classe. Québec; Université Laval. Centre de Recherche et d’Intervention sur la Réussite Scolaire (CRIRES). Es sabido que las revisiones bibliográficas de tesis constituyen un recurso documental de primer orden. Es el caso del trabajo presentado el año pasado por Mathieu Valdenaire en la École des Hautes Études en Sciences Sociales para la obtención del grado de doctora. El capítulo «Revue de littérature» constituye un excelente estado de la cuestión. La referencia de la tesis es: Valdenaire, M. (2011), Essais en économie de l’éducation. Tesis doctoral. École des Hautes Études en Sciences Sociales. Un trabajo también reciente y que analiza lo que dice la literatura sobre la relación entre número de alumnos y rendimiento académico es el de Whitehusrt y Chingos. Es un trabajo mucho menos exhaustivo que los dos anteriores y hecho con una visión muy economicista. Sea como sea, es recomendable, y la referencia es: Whitehurst, G. J., y Chingos, M. M. (2011). Class Size: What Research Says and What it Means for State Policy. Brookings: Brown Center on Education Policy. De los trabajos recientes hechos en Europa que demuestran la conveniencia de las clases pequeñas es preciso destacar dos:

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- Piketty, T. y Valdenaire, M. (2006). «L’impact de la taille des classes sur la réussite scolaire dans les écoles, collèges et lycées français». Les Dossiers Enseignement Scolaire, 173. Paris; Ministère Éducation Nationale. - La tesis de la profesora M. Valdenaire (2011) que hemos referenciado anteriormente. El Class Size Research Project se inició en el año 1998 en el Departamento de Psicología y Desarrollo Humano del Instituto de Educación de la Universidad de Londres. Desde su web se puede acceder a algunas de las publicaciones con los resultados obtenidos. La dirección es: http://www.classsi zeresearch.org.uk/index.html Hay una buena cantidad de trabajos también recientes que minimizan la importancia del número de alumnos por aula. Entre ellos encontramos dos que defienden la conveniencia de priorizar la inversión en la formación del profesorado antes que minimizar los costes mediante la reducción del número de alumnos por aula. No dicen nada de aquellas situaciones en las que no se invierte ni en una cosa ni en la otra. Las referencias son: - Barber, M. y Mourshed, M. (2007). How The World’s Best-performing School systems come out on top. McKinsey & Company. - Jensen, B. (2010). Investing in Our Teachers, Investing in Our Economy. Grattan Institute.

Referencias Barber, M. y Mourshed, M. (2007). Cómo hicieron los sistemas educativos con mejor empeño del mundo para alcanzar sus objetivos. McKinsey & Company. Recuperado el 3 de junio de 20012, de: http://mckinseyonsociety.com/how-the-worlds-best-performing-schools-come-out-on-top/ Blatchford, P. (2003). «A systematic observational study of teachers’ and pupils’ behaviour in large and small classes». Learning and Instruction, 13, 569-595. Blatchford, P., Bassett, P. y Brown, P. (2011). «Examining the effect of class size on classroom engagement and teacher-pupil interaction: Differences in relation to pupil prior attainment and Primary vs. Seconadry schools». Learning and Instruction, 21, 715-730 Blatchford, P., Moriarty, V., Edmonds, S. y Martin, C. (2002). «Relationships between class size and teaching: a multi-method analysis of English infant schools». American Educational Research Journal, 39(1), 101-132. Blatchford, P., Bassett, P., Goldstein, H. y Martin. C. (2003). «Are class size differences related to pupils’ educational progress and classroom processes? Findings from the Institute of Education Class Size Study of children aged 5-7 Years». British Educational Research Journal, 29(5), 709-730. Brühwiler, Ch. y Blatchford, P. (2011). «Effects of class size adaptative teaching competency and classroom processes and academic outcome». Learning and Instruction, 21, 95-108. Chakrabarti, R. y Setren, E. (2011). «The Impact of the Great Recession on School District Finances: Evidence from New York». Federal Reserve Bank of New York. Staff Report nº 534. Recuperado el 5 de junio de 2012, de: http://www.newyorkfed.org/research/staff_reports/sr534.html Chingos, M. (2011). The False Promise of Class-Size Reduction. Center for American Progress. Department for Education (2011). «Class Size and education in England evidence report». Research Report DFE-RR169. Recuperado el 4 de junio de 2012, de: https://www.education.gov.uk/ publications/eOrderingDownload/DFE-RR169.pdf Department of Education (2000). «Class-size reduction program. Guidance for fiscal year 2000». Washington. Recuperado el 5 de junio de 2012, de: http://www2.ed.gov/offices/OESE/ClassSize/ Guidance/fy2000guidance.pdf Eurydice (2009). «Educación y Atención a la Primera Infancia en Europa: un medio para reducir las desigualdades sociales y culturales y procesos». Brussels; Education, Audiovisual and Cultural Executive Agency. Recuperado el 5 de junio de 2012, de: http://eacea.ec.europa.eu/education/eurydice/ documents/thematic_reports/098ES.pdf Eurydice (2012). «Key Data on Education in Europe 2012». Brussels; Education, Audiovisual and Cultural Executive Agency. Recuperado el 5 de junio de 2012, de: http://eacea.ec.europa.eu/education/ eurydice/documents/key_data_series/134EN.pdf

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González-Morales, M. G., Peiró, J. M., Rodríguez, I. y Bliese, P. D. (2011). «Perceived collective burnout: a multilevel explanation of burnout». Anxiety, Stress & Coping: An International Journal, 25(1), 43-61. Hanushek, E. A. (2003). «The Failure of Input-based Schooling Policies». Economic Journal, 113(485), 64-98. Hattie, J. (2005). «The paradox of reducing class size and improving learning outcomes». International Journal of Educational Research, 43, 387-425. Jensen, B. (2010). Investing in Our Teachers, Investing in Our Economy. Grattan Institute. Krueger, A. B. (2003). «Economic Considerations and Class Size». Economic Journal, 113(485), 3463. Langanay, J. Y. (2011). «La taille des classes en débat». Éducation et Devenir. Recuperado el 5 de junio de 2012, de: http://www.educationetdevenir.fr/spip.php?article400 Lapointe, C. (2008). Revue des recherches concernant les conditions d’implantation et les retombées relatives à la disminution du nombre d’élèves par classe. Québec; Université Laval. Centre de Recherche et d’Intervention sur la Réussite Scolaire (CRIRES). Meuret, D. (2001). Les recherches sur la réduction de la taille des classes. Université de Bourgogne. Recuperado el 5 de junio de 2012, de: http://www.hce.education.fr/gallery_files/site/21/85.pdf OECD (2003). Literacy Skills for the World of Tomorrow - Further results from PISA. 2000. Paris: OECD. OECD (2011). Education at a Glance 2011. OECD Indicators. Paris: OECD. Piketty, T. y Valdenaire, M. (2006). «L’impact de la taille des classes sur la réussite scolaire dans les écoles, collèges et lycées français». Les Dossiers Enseignement Scolaire, 173. Paris: Ministère Éducation Nationale. Valdenaire, M. (2011). Essais en économie de l’éducation. Tesis doctoral. Paris: École des Hautes Études en Sciences Sociales. Whitehurst, G. J. y Chingos, M. M. (2011). Class Size: What Research Says and What it Means for State Policy. Brookings: Brown Center on Education Policy. Taguma, M., Litjens, I. y Makowiecki, K. (2012). Quality Matters in Early Childhood Education and Care. Finland. Paris: OCDE.

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Notas 1

En el mes de mayo de 2010 el Ministerio de Educación Nacional ya había propuesto aumentar el número de alumnos por aula y en una nota enviada a los directores y responsables de los centros se indicaba que eso no afectaba a los resultados del alumnado (ver: Langanay, 2011).

2

Las políticas de reducción del número de alumnos por clase son caras y tienen un impacto limitado en el rendimiento del alumnado. Esta es una idea que se difunde a través de la ideología económica que no sabe mirar nada sin pasar por el tamiz del dinero. Entre los trabajos que se muestran críticos, sobre todo por su impacto económico, debemos destacar los de Hanushek (2003), Krueger (2003), Chingos (2011), Jensen (2010).

3

Todos los estudios e investigaciones relacionadas con la calidad y desarrollo óptimo de los niños se refieren a las ratios y tamaño del grupo como variables fundamentales en la etapa de Educación Infantil (0-6 años). No en vano, en esta edad los niños requieren una atención especialmente individualizada. Es preciso remarcar también que una Educación Infantil de calidad es un elemento clave y fundamental para la reducción de las desigualdades educativas. Para conseguir este objetivo es imprescindible regular de forma estricta el tamaño de los grupos, así como promover la formación del profesorado implicado.

4

Departamento de Psicología y Desarrollo Humano del Instituto de Educación de la Universidad de Londres.

5

Indicator D2 - What is the student-teacher ratio and how big are classes?

6

Otra revisión interesante pero que ya es antigua y, por esa misma razón, incompleta es: Meuret, D. (2001). Les recherches sur la réduction de la taille des classes. Université de Bourgogne.

Este dossier es el resultado de un debate entre el profesorado del Departamento de Pedagogía Aplicada y Psicología de la Educación de la UIB y de centros de Primaria y Secundaria de la Comunitat de les Illes Balears, que a continuación se detalla: Maria Teresa Adame Daniel Adrover Antoni Bauzà Antonio Casero Rubén Comas Jaume Femenias Dolors Forteza Concepció Gotzens Jaume March Jaume Mascaró Mercè Morey Miquel Perelló

Bartomeu Quetgles Maria Antònia Riera Eduardo Rigo Rosa Isabel Rodríguez Maria Rosa Rosselló Jesús Salinas Francesca Salvà Miquela Sastre Jaume Sureda Agustí Vergés Santos Urbina

Dossier de Actualidad, número 1. Palma. Septiembre de 2012 Edita: Departamento de Pedagogía Aplicada y Psicología de la Educación Director: Jaume Sureda Negre Subdirectora: Adolfina Pérez Garcias Secretario: Josep Pérez Castelló Podéis seguirnos a través de la web: http://pape.uib.es/ y en Facebook: http://www.facebook.com/Departamentde PedagogiaAplicada Diseño gráfico: Ferran Sintes (www.ferransintes.com)

Coordinado y redactado por los profesores: Dolors Forteza y Jaume Sureda. Traducido del catalán al castellano por el profesor Santos Urbina.

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