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Solemnidad de Ntra. Sra. Virgen del Pilar Patrona de la Hispanidad 12 de octubre de 2012 Monición Muy queridos hermanos bienvenidos a esta Eucaristía en la que honramos a María en su advocación del Pilar. Nos reunimos, por tanto, para agasajar a la Virgen María. Conmemoramos su aparición en vida al Apóstol Santiago, junto a las aguas del Ebro, allá en los años de la dominación romana, tal como nos cuenta una tradición muy antigua. La historia de la fe cristiana en todos nuestros pueblos, en España y en América está ligada a aquel hecho prodigioso. Pero no nos debe extrañar, María, siempre auxiliadora, y madre nuestra ayuda a sus hijos en toda ocasión. Y eso es lo que fundamentalmente nosotros celebramos hoy. Iniciemos, pues, nuestra celebración con alegría y esperanza.
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Primera Lectura Lectura del primer Libro de las Crónicas (15, 3-4. 15-16; 16, 1-2.) En aquellos días, David congregó en Jerusalén a todos los israelitas, para trasladar el arca del Señor al lugar que le había preparado. Luego reunió a los hijos de Aarón y a los levitas. Luego los levitas se echaron los varales a los hombros y levantaron en peso el arca de Dios, tal como había mandado Moisés por orden del Señor. David mandó a los jefes de los levitas organizar a los cantores de sus familias, para que entonases cantos festivos acompañados de instrumentos, arpas, cítaras y platillos. Metieron el arca de Dios y la instalaron en el centro de la tienda que David le había preparado. Ofrecieron holocaustos y sacrificios de comunión a Dios y, cuando David terminó de ofrecerlos, bendijo al pueblo en nombre del Señor.
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Palabra de Dios.
Salmo responsorial (Salmo 26) R/. “El Señor me ha coronado, sobre la columna me ha exaltado.” El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar? R.Si un ejército acampa contra mí, mi corazón no tiembla; si me declaran la guerra, me siento tranquilo. R.Una cosa pido al Señor, eso buscaré: habitar en la casa del Señor por los días de mi vida; gozar de la dulzura del Señor, contemplando su templo. R.Él me protegerá en su tienda el día del peligro; me esconderá en lo escondido de su morada, me alzará sobre la roca. R.-
Segunda Lectura Lectura de los Hechos de los Apóstoles (1,12-14) Después de subir Jesús al cielo, los apóstoles se volvieron a Jerusalén, desde el monte que llaman de los Olivos, que dista de Jerusalén lo que se permite caminar en sábado. Llegados a casa, subieron a la sala, donde se alojaban: Pedro, Juan, Santiago, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo, Santiago el de Alfeo, Simón el Celotes y Judas el de Santiago. Todos ellos se dedicaban a la oración en común, junto con algunas mujeres, entre ellas María, la madre de Jesús, y con sus hermanos. Palabra de Dios.
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Aleluya “Afianzó mis pies sobre roca, me puso en la boca un cántico nuevo”
Evangelio +Lectura del Santo Evangelio según San Lucas (11,27-28) En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a la gente, una mujer de entre el gentío levantó la voz, diciendo: «Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron.» Pero él repuso: «Mejor, dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen. Palabra del Señor.
Reflexión
“Dichoso el vientre que te llevó”
La historia se remonta al año 40, inmediatamente después de la Ascensión de Jesucristo a los Cielos. La tradición nos cuenta que la Santísima Virgen María se le apareció en vida mortal al Apóstol Santiago que pasaba por Asturias con otros ocho discípulos suyos para confortarlos, pues comenzaban la labor de evangelización en esas tierras españolas. En aquellos años España estaba invadida de paganismo. El Apóstol Santiago, hijo de Zebedeo, y sus ocho acompañantes que él mismo había escogido, recibieron entonces la bendición de la Santísima Virgen. “En la noche del 2 de enero del año 40, Santiago se encontraba con sus discípulos junto al río Ebro, cuando La Santísima Virgen, le pidió al Apóstol que se le construyese allí una Iglesia, con el altar en torno al pilar donde Ella estaba de pie y su promesa fue: que ese sitio permanecería hasta el fin de los tiempos para que en virtud de la misericordia de Dios se obraran portentos y maravillas por la intercesión de María del Pilar, con aquellos que en sus necesidades imploren su patrocinio”. Texto de un documento que se conserva en la Catedral de Zaragoza del siglo XIII.
Desapareció la Virgen, pero el pilar quedó ahí. El Apóstol Santiago obedeció y empezó a construir la iglesia que María le había pedido. La Santísima Virgen es el pilar que junto con los Apóstoles, sostuvo los inicios de la cristiandad. En esta advocación de nuestra Madre nos hace recapacitar al respecto, no nos dejará de sostener y de cuidar pues sabe el poder que su Hijo le ha otorgado. Y lo hará hasta el final de los tiempos.
Nos alienta, nos conforta, pero nos anima también a que nosotros junto con Ella seamos pilares para cada uno de nuestros iguales. Con nuestro ejemplo y nuestra palabra, con nuestra fidelidad a la Doctrina de Jesucristo, con nuestro devoción y obediencia al Santo Padre. El amor a la Santísima Virgen, es signo de predestinación, ¿te quieres salvar? Ámala, ¿quieres gozar de la presencia de su Hijo por la eternidad? Ámala. Al igual que los primeros cristianos reunámonos en torno suyo para caminar seguros, ayudemos a otros hablándoles de Ella, para que la tomen también como protectora y Reina de sus vidas. Sería un buen propósito tratar cada día hablar de Ella a alguien, para que se difunda su devoción y su protección en muchos. Comenta un santo de la Iglesia que si Nuestro Padre Dios le ahorró a María los sufrimientos de parto en el nacimiento de Jesucristo, no lo hizo así con nuestro nacimiento espiritual. Ningún dolor le fue dispensado, pues nuestra adopción ocurrió en el momento de la Cruz, cuando nos entregó Jesucristo como hijos suyos “Madre ahí tienes a tu hijo” “hijo ahí tienes a tu Madre” diciéndole al Apóstol Juan, quien se la llevó a su casa. María nos adoptó entre todos aquellos dolores que traspasaban su alma, y como buena Madre nos cuida, y lo que deseo profundísimo es nuestro bienestar espiritual, nuestra salvación eterna. Se han obrado muchos milagros alrededor de la devoción a la Virgen del Pilar; el primero de ellos consta que a
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un hombre le amputaron una pierna, y al día siguiente amaneció con su misma pierna milagrosamente. Tenemos una Madre que conoce las miserias de sus hijos, no solo eso, se compadece de sus hijos que luchan para salir adelante en los asuntos humanos y los espirituales. No se desanima al ver que caemos una y otra vez, Ella está presente y nos levanta, nos sonríe, hace el camino más sencillo, porque nosotros, sabiendo que hay alguien que nos quiere sin condiciones, y que habla ante su Hijo cosas buenas de nosotros en todo momento, nuestra lucha es sencilla y llevadera. Ella sabe lo que necesitamos, Ella quiere ayudarnos, Ella puede porque así lo quiere Dios. Solo hay que acerarnos a su corazón amoroso y pedir.
Ella: es el pilar de nuestra esperanza cuando desfallece ante las dificultades, Ella es el pilar que nos sostiene en nuestras penas, que en muchas ocasiones son hondas, Ella es el pilar y afianza nuestra fe: nuestra barca no se hunde porque va Ella con nosotros, Ella es el pilar donde se apoya nuestra caridad, que ha de cubrir y cobijar hasta al enemigo, Ella es el pilar que podemos abrazar y llorar buscando su consuelo. Ella es Consuelo de los pecadores. El mes de octubre, es tradicionalmente el mes del rosario. Oración sencilla y humilde como la Virgen, sabios, ricos, pobres e ignorantes, podemos rezarlo, ¡necesitamos rezarlo! Contaba Sor Lucia vidente de Fátima, que cuando las apariciones de la Virgen, rezaban con Ella el Santo Rosario, la Santísima Virgen rezaba solo el Padrenuestro y el Gloria, y los pastorcitos las diez Avemarías, y mientras las rezaban, Ella sonreía al escuchar cuando se le recordaba el anuncio de su Maternidad. Por Ella sabemos que el rezo del Santo Rosario es un arma poderosa contra el enemigo, y nos promete que si somos asiduos a esta devoción, aplacará nuestros vicios, y hará crecer nuestras virtudes, nos concederá la paz interior y exterior que tanto necesitamos.
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Oración de los fieles Madre del Pilar, tus hijos vuelven otro año más a presentar todas sus inquietudes sabiendo que no dejarás desatendidas sus peticiones. A través de tu Hijo y mediante su intercesión hazlas llegar al Padre Todopoderoso que solo Él sabe dar a su pueblo lo que necesita: R.- QUE MARIA, LA MADRE DE JESÚS, INTERCEDA POR NOSOTROS. - Para que la fe libre de servidumbres a toda la Iglesia y nos lleve a vivir en el servicio y la entrega, tal como María mostró a lo largo de su vida. (OREMOS) - Por el Reino de España, que hoy celebra su Fiesta Nacional, por Zaragoza y Aragón entero, y por todos los pueblos que, de una forma u otra, honran hoy a la Virgen María, (OREMOS) - Por todos los hombres y mujeres que viven inmersos en el miedo, la apatía, la duda, para que el Señor, mediante la mediación de la Virgen, les traiga la confianza y les devuelva la paz. (OREMOS) - Por los que sufren. Por tantos como viven llenos de heridas en el cuerpo y en el alma. Para que el ejemplo de María transforme su dolor en gozo. (OREMOS) - Por los jóvenes, para que vivan la cercanía alegre de la Virgen María y ella suscite en ellos un compromiso de servicio dentro de la Iglesia. (OREMOS) - Te pedimos Señor, por cuantos han sido afectados por catástrofes de cualquier índole (terremotos, inundaciones, accidentes...) para que les des fortaleza y cuenten con nuestra generosidad. También te queremos pedir hoy por los graves problemas derivados de la sequía en España. (OREMOS) - Por el cuerpo de la Guardia Civil, para que María los proteja en su labor, los guarde del peligro y les oriente en sus acciones. (OREMOS) - Por todos los que estamos celebrando esta eucaristía, en el día en que honramos a La Virgen María, en su advocación del Pilar, para que el Señor Jesús, su Hijo, renueve nuestra fe y nos haga testigos de la resurrección en nuestro mundo. (OREMOS) Se pueden añadir algunas intenciones libres
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Oración Padre, en este día en que veneramos a la Madre de Jesús y Madre nuestra en su advocación del Pilar, te pedimos por su maternal mediación que concedas a tu pueblo lo que por ella te solicita. Te lo pedimos por Jesucristo, tu Hijo, Nuestro Señor. Amén.
Ofrendas Con estas piedras queremos prometer a la Virgen María que queremos construir un PILAR en el mundo para que la paz, la fe y la esperanza se den en todos los pueblos y hombres de la tierra. Con esta ARENA (o tierra) queremos representar las rutas compostelanas, los caminos que conducen hasta la tumba del Apóstol Santiago. Que nunca, en ese camino, olvidemos nuestra oración a Santa María. Te presentamos Señor este tricornio y estos guantes blancos, parte del uniforme de la Guardia Civil que tienen a la Virgen del Pilar como patrona, con estos signos te ofrecemos el trabajo callado de estos hombres y mujeres que nos guardan y protegen Con el pan y el vino traemos las dificultades y el progreso de todos los pueblos hispanos. Que no renunciemos a nuestras raíces cristianas y a nuestro modo de entender y de comprender los valores de la sociedad.
Oración para después de la comunión Gracias, Señor, por quedarte en mí y junto a cada uno de nosotros hecho alimento, para ayudarnos a recorrer el camino. Gracias por las llamadas que continuamente nos haces a seguirte, a testimoniar con nuestra vida el Evangelio, a ser cepas que den buenos y abundantes frutos. Gracias por insistir en las llamadas, pese a que nuestras respuestas casi siempre son negativas, tibias, faltas de coraje y decisión. No te canses Señor. Ayúdanos con la fuerza de esta comunión a dejarnos transformar, a dejarnos podar y entrecavar, para que seamos cepas renovadas, que cada cosecha dan mejores frutos.
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Despedida La Virgen María siempre está cerca. Como lo estuvo con Santiago Apóstol en los años del comienzo de la presencia viva de la Palabra en España y en América. Salgamos en paz y con un enorme agradecimiento a María que siempre está con nosotros. R- Podéis ir en paz V- Demos gracias a Dios
Fraternidad Franciscana de la Cruz San Miguel de Serrezuela y Cabezas del Villar en Ávila Torrelodones en Madrid
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