Soy Falladito. Roger L. Casalino Castro. Hacienda Collona Acarí am Un día cualquiera. Roger L. Casalino Castro

Soy Falladito Hacienda Collona – Acarí 6.00 am 1940 - Un día cualquiera Roger L. Casalino Castro Roger L. Casalino Castro Todo lo que se presenta

4 downloads 17 Views 519KB Size

Recommend Stories


Roger LeMoyne
CAPÍTULO 1 © UNICEF/NYHQ2005-1185/Roger LeMoyne Los niños y las niñas en un mundo cada vez más urbano Llegará un día en el cual la mayoría de los

Reposteria. By: Roger Navarro
Reposteria By: Roger Navarro Reposteria By: Roger Navarro Online: < http://cnx.org/content/col10653/1.2/ > CONNEXIONS Rice University, Houston,

Story Transcript

Soy Falladito

Hacienda Collona – Acarí 6.00 am 1940 - Un día cualquiera

Roger L. Casalino Castro Roger L. Casalino Castro

Todo lo que se presenta en la presente Página Web – www.rogercasalino.com – los textos, poemas y canciones, son propiedad exclusiva del autor y queda protegida bajo el amparo de la Ley de los Derechos de Autor. La Biblioteca Nacional del Perú tiene copia de todo cuanto en esta página web se presenta. El Autor

HECHO EL DEPOSITO LEGAL EN LA BIBLIOTECA NACIONAL DEL PERU

2 Soy Falladito

Soy Falladito Las semanas pasan rápidamente, sin embargo, el tiempo es largo y lo disfruto con el placer de mis años viejos que no me traicionan. Me dicen que mi espíritu siempre será joven, que puedo reír de mi pobreza, y puedo gozar de mi tristeza, Que mis sueños adornan mi mente como la primavera adorna el jardín, que vuelan y cantan como los pajarillos cuando llega la época del amor. Un niño es la flor de la esperanza, no debemos dañarlo, porque si dañamos la flor pierde frescura y belleza, su aroma se desvanece y deja de ser importante. La flor deshojada ya no es flor, es como la ilusión perdida; esa ilusión que era la alegría del presente ya no dará el fruto de la esperanza del futuro. Por todo esto puedo asegurar que no cambiaría ninguna época de mi vida por los años de mi niñez vividos en El Molino, en Acarí y Lomas. Eso sería una traición a mí mismo. Esos primeros años en El Molino, antes aún de tener uso de razón. Luego en la Hacienda Collona en Acarí; años maravillosos llenos de vida natural, alternados con momentos en Las Peñuelas y Lomas, disfrutando del mar entre playas y rocas, mariscando y pescando.

Roger L. Casalino Castro

No, eso no, olvidar o desmerecer esa época sería arrancar de mi alma la razón principal que tuve para vivir después de la muerte de mi madre a los nueve años, y después, para soportar muchos años de internado en Lima donde el recuerdo de los lugares añorados me apuntalaban el espíritu. Soy falladito. Así me decía mi hija cuando era niña, cuando con esa agilidad mental que la caracteriza, al ver que me equivocaba en algo trataba de consolarme. Pero también eso lo disfruto porque ello me permite dejar que afloren mis sentimientos y todo aquello que por sesenta años guardé en un rincón del alma, para que ahora a los ochenta años sienta que hice bien al dejarlos madurar en lo profundo de mi humano espíritu. Un buen día, en soledad, abrí las puestas y ventanas de esa prisión que encerraba mis sentimientos para que entren nuevos vientos en una brisa renovadora que rejuveneció mi interior. La belleza ingresó, se posesionó allí, tomó la pluma de un viejo cóndor andino que estaba por ahí tirada y usando mi sangre como tinta comenzó a escribir versos e historias, algunas como tales y otras como cuentos, sin que importen los historiadores, que tanto hacen por distorsionar la historia, ni las reglas frías del idioma, que tanto hacen por distorsionar el pensamiento. Ahora puedo decir, gritar y sentenciar sin temor alguno porque lo que hay en mi es amor, calor humano y por ello siento la necesidad de darlo, entregarlo para que aquellos que sientan como yo lo disfruten y para que aquellos que no sientan como yo lo critiquen, para que lo rompan en 4 Soy Falladito

pedazos, porque estoy seguro que luego lo recompondrán y descubrirán la belleza encerrada en sus fragmentos. Yo no escribí para nadie, solamente lo hice para mí. Digo esto porque me deje llevar cuando la vieja pluma del cóndor andino vino a mi mano y las ideas y recuerdos, los sueños y esperanzas se incrustaban en mi mente, y sólo porque sí, y con total y absoluta libertad, se deslizaban sobre cualquier elemento que tuviera a la mano y que pudiera heroicamente recibirlas y guardarlas para adorarlas, porque las ideas son los dioses que hacen de la vida algo razonable y digno de vivir, hacen que los recuerdos cobren nueva vida, no tienen principio ni fin, simplemente están flotando en el cosmos y en la Tierra están al viento como las plumas del viejo cóndor. Ahora, después de veinte años, puedo decir que soy poeta y también escritor, de la clase de la libertad, de la clase del patriota, de la clase del que lleva en el alma la belleza del Universo, la grandeza del espíritu y la sencillez del que ama la naturaleza en su esencia y perfección. Todo esto por qué, pues porque soy falladito. Pero acaso importa. Para no entrar en explicaciones diré: Cada loco con su tema. Cada genio con su locura. Cada cuerdo con su angustia. Hace años, en mi primer libro –El Retorno- escribí un poema en el que, sin darme cuenta, manifestaba algunas

Roger L. Casalino Castro

inquietudes sobre mi propio ser, o como dicen los que saben, sobre mi personalidad.

Lo que Soy Poseído, con la pluma en la mano, pienso. Siento un temblor de emoción que rebalsa mi mente, y escribo. Viene la idea que mata la pena que tengo, soy fuerte, soy ágil y nuevo guerrero; soy negro, soy blanco, soy rojo, amarillo. Qué importa el color de mi piel, de mis ojos, todos miran el mismo Universo, sienten que están en la tierra; sobreviven, Trabajan y sudan bajo el mismo Sol y lloran, por las mismas penas y ríen, sin saber por qué. No me pesa, que tenga unas veces ideas de loco. ¿Quién es cuerdo, si cree en la vida tener privilegios? ¿Quién es loco, si cree en su mente tener la razón? 6 Soy Falladito

¿Quién es genio, si cree ser entonces un ser superior? ¿Quién es bruto, si pasa la vida sin saber lo que es? No me digan, que soy escribiente, ni bueno ni malo, si escribo unos versos, no por eso yo tengo que ser un poetaSimplemente, siento y escribo, pienso y lo digo. Qué importa, que diga o no diga a su juicio la gente, que un loco es un genio, que un genio es un loco. ¿A quién creo? A uno que piensa que soy un cobarde, porque él en el fondo es eso que dice; o a uno que piensa que soy muy valiente porque eso, él quisiera en su vida poder haber sido? No… Yo soy lo que soy, y eso basta, pues soy falladito.

Este poema, que cuando lo escribí me daba la impresión que no tenía ni pies ni cabeza, ahora leerlo, después de tanto tiempo, le encuentro sentido y descubro en él que es bello en su esencia. He vuelto a leer El Retorno para descubrir que la mente no tiene barreras y que la poesía perdura en el tiempo, Roger L. Casalino Castro

en el ayer, en el hoy y en el mañana y que siempre será bella porque siempre será el producto de algo que salió del alma. Vive correteando tras la gloria del amor y la belleza, del valor y de la libertad. Puedo gritarlo al mundo, porque soy falladito. Ser falladito me está resultando un privilegio y una virtud. Puedo amar y reír, decirle al mundo lo que soy y de paso lo que el mundo es: todo lo dulce y amargo que pueda sólo a cargo de mi libertad de conciencia y a mí ¡Qué carajo! Si soy falladito. Recuerdo como si fuera ayer, cómo mi papá llegaba a la casa montado sobre su caballo –una veces el alazán otras veces el bayo- tomaba un costalillo y la atarraya, nos acomodaba a mi hermano mayor y a mí al anca y al otro más pequeño en la parte delantera de la montura e íbamos al río. Por lo general buscaba una toma de agua -pequeña represa para derivar el agua hacia una acequia- ahí en la parte posterior se formaba una poza donde se amontonaban los camarones. Tiraba la atarraya y pronto volvíamos a la casa con el almuerzo y la cena. Cómo sería de pródigo el río que la gente consideraba el comer camarones como comida de pobres. Cada vez que recuerdo aquella época vuelvo a vivir y como dice mi poema El Retorno en el cual imagino estar en los cerros de El Molino, ahí donde hay una gran piedra que tiene una cueva en el frente y a la cual solíamos subir con mi mamá. Una vez llevó una virgencita y rezamos. En otras ocasiones subimos y llevamos algún fiambre, que consistía 8 Soy Falladito

en lo que había en esas soledades, algunas papas o achiras o cuando había pues pan, claro y agua –las gaseosas no existían- Una vez llevamos unos chocolates Kampoy, de esos azucarados. Fueron momentos tan especiales que recordar la sonrisa de mi mamá, siempre alegre –pero me duró tan poco- hace de la vida una esperanza. Quizá esas vivencias, llenas de momentos contradictorios y el no saber de otros mundos, me decían que la vida que llevábamos era lo normal, lo absoluto. Por ello va aquí este poema que me permite retornar y guardar la esperanza de que volveré al final. No hay duda que ser falladito es lindo.

El Retorno: Por días y noches me vuelvo hacia atrás y vuelvo a ser niño y vuelvo a llorar. Me encuentro en la roca enclavada en el cerro, mirando hacia e l valle, mirando hacia el mar. Y veo los campos que verdes y quietos adoran al río que baja hacia el mar. Miro la montaña rayada en quebradas, por rocas y tierras que fueron al mar. El Sol que da vida y sale al oriente, avanza al ocaso y cae hacia el mar. Volver a ser niño tan sólo es un sueño, pues sigo la vida y voy hacia el mar.

No importa si muero pues tarde o temprano, al rotar del mundo volveré del mar. Entonces de nuevo volveré a ser niño, Roger L. Casalino Castro

sin mirar atrás, sin mirar al mar. Volveré a ser niño y volveré a chivatear por los campos y en medio del qué me importa podré compartir un higo, un pacay o una guayaba entre seis, lo que me sabrá a gloria. Tengo pues mil razones para asegurar que mi niñez fue linda, que estuvo plagada de sensaciones inolvidables de cariño, de amor, de amistad y de compartir sin egoísmos, de no desear cosas materiales porque el sólo ver a mis padres me llenaba la vida de complacencia, el sólo hecho de salir a chivatear por el campo o de descubrir algo nuevo mirando desde la punta de un árbol me llenaba de aventura. Tener un overol con un solo tirante y una camisa como única vestimenta. Saber que el calzoncillo era una prenda que usaban los viejos y salir al campo, sin zapatos por supuesto, eran razones para ser feliz, ya que la felicidad está en no saber lo que otros quieren y no pueden tener. ¡Qué linda fue mi niñez! Divisar los verdes campos, caminar ríos empedrados, el mar golpeando las rocas. ¡Qué linda fue mi niñez! Subiendo cerros arenados, trepando higueras y guayabos y un fresco baño en el río. Andar sobre las pircas era hermoso, Buscar nidos, cazar camarones, adorar el verde valle, pasear por la ribera del río. ¡Qué lindo que era ser niño! Compartir con los amigos, 10 Soy Falladito

jugar fútbol por la tarde y los juegos de aquel tiempo. Orgulloso fruto del campo, soy tronco de un árbol frondoso, semilla que da flores y frutos, abrigo a las aves que llegan. Soñar despierto me sabe a gloria, es el alma verde que da calma al mundo de ayer que me adorna, soy naturaleza, soy tierra, soy agua. Así fue… Así ya no será. Ahora los campos son mercados, las acequias: tuberías, los caminos: asfalto y cemento. Insumimos hollín, respiramos gases, jamás pisamos la tierra, víctimas de la pretensión, el dinero y malas costumbres.

En esa niñez maravillosa la felicidad alcanzaba el cielo estableciendo una relación firme con el suelo que pisábamos, cuando encontrábamos un nido de pajaritos Lo cuidábamos hasta que con inmensa emoción veíamos reventar los huevitos y aparecer los pichones calatitos, con los ojos saltones y cerrados piando con el pico abierto esperando por la madre que llegaría con un gusanillo al pico. Éramos tan inocentes como esos pajarillos, tan desprendidos de todo como ellos y además coincidíamos en que amábamos la libertad, la cual es la razón más noble de la Roger L. Casalino Castro

vida. Cuando días después abrían los ojos y luego comenzaban a crecerles plumas, sabíamos que pronto dejarían el nido porque volar a la libertad era su destino y aunque con pena aceptábamos el hecho y nos consolábamos sabiendo que encontraríamos otro nido que nos proporcionaría la misma emoción. Como soy falladito y eso me hace muy feliz, incluyo mi poema El Vuelo del Pájaro, cuya inspiración viene de aquellos felices tiempos cuando la libertad plena adornaba nuestraS vidas.

El Vuelo del Pájaro ¿Recuerdas?... éramos niños, abrazados mirando el nido, ahí, escondido entre las ramas de un árbol. ¿Recuerdas?... habían dos pichones, desplumados, calatos, con los ojos saltones aún cerrados, piaban con el pico abierto y la madre revoloteando con un gusano al pico. ¿Recuerdas la emoción que sentimos cuando aparecieron sus primeras plumas? Ya no tenían miedo, ya conocían tu mano… ya la sentían amiga.

Los días pasaron pronto y se vieron emplumados; y convertidos en pajarillos, 12 Soy Falladito

abandonaron el nido para aprender a volar. Y volaron y volaron a la dulce libertad, mas al nido aquel... ya no volvieron jamás. Se olvidaron de tu mano y al volar sin ataduras aprendieron a ganar su propio pan. Luego al llegar la noche, buscaron una alta rama y mecidos por la brisa, se abrigaron por sí mismos. Desapareció la sombra del materno nido, y el tiempo de volar por diversión pasó, cuando al llegar la madurez, cada quien fue a su destino. El plumaje se hizo hermoso, y los chillidos: afinados trinos para anunciarse cantando, cuando volando y volando, llegó el tiempo del amor. Qué bonito es el amor... llamarla con un silbido y gorjear arrimaditos, luego desplegar las alas para ostentar su belleza y entre cantos y pasillos rendirlo todo a sus pies. Vuela...vuela pájaro herido por la flecha del amor, vuela porque volar es tu sino y la libertad tu destino. Vuela porque en ti va la semilla del árbol frondoso y fresco donde anidarán tus hijos... Vuela raudo... vuela... Vuela pájaro maravilloso… Roger L. Casalino Castro

Cuando los algodonales empezaban a florear, nos sentábamos en las pircas para ver las flores amarillas que en cantidades impresionantes adornaban el campo junto con las campanillas de diversos colores. El paisaje del valle, de cerros pelados y por lo general mustio recibía la visita de muchas Santa Rositas –léase golondrinas- que se paraban en largas filas sobre el alambre del telégrafo. Era la época en que gran cantidad de pájaros migrantes llenaban el ambiente; algunos solamente aportaban su presencia mientras otros contribuían con sus cantos ayudando a los que siempre estaban ahí, como el chinguillo (Gorrión) el chirote (Guanchaco) la putía (Petirojo) el camaronero (Martín pescador) la chauca (Chaucato) y otros. La fuerza del verano nos sacaba después del almuerzo y a gran velocidad corríamos al río que pasaba a un kilómetro. El agua turbia que bajaba de la sierra nos recibía cuando desnudos nos bañábamos felices entrando al río, nos dábamos una sopadita y luego salíamos a calentarnos a la arena de la ribera para después de un rato darnos otra sopadita y así repetíamos la escena muchas veces. Dos chicas que ayudaban a mi mamá en la casa estaban pendientes de nosotros, pues el río es siempre peligroso. Tiene mucha fuerza y en cualquier momento aumenta su caudal. De vez en cuando llegaba una tía -hermana de mi papá-siempre con su hija y entre las dos nos revisaban las orejas, el pescuezo, la cabeza y todo lo que podían; nos decían que 14 Soy Falladito

estábamos percudidos, flacos y otras cosas más –que naturalmente no nos importaban- pero nos hacían pasar un rato desagradable para nuestra niñez. En fin, sabíamos que eran metiches y que en un rato más se irían. Por lo general no estábamos cuando ellas llegaban, nos mandaban a llamar pero pocas veces aparecíamos. No las odiábamos, pero nos fastidiaba la cantaleta: las rodillas así, las manos asá, las picaduras, les va a dar mal de ojos y no coman fruta verde que les va a dar mal de ansia (diarrea) y etc. La parte buena es que se iban y quedaba la fruta que habían traído. Las noches de luna, después de cenar muy ligeramente –no era fácil disponer de mucho para preparar la cena- salíamos todos a la parte delantera de la casa, hasta el viejito que ayudaba en ciertos quehaceres como sembrar algunas hortalizas, camotes o algo que se le ocurriera a mi mamá. Nos sentábamos sobre un tronco y con gran algarabía jugábamos al ángel de la bola de oro, a la fruta, decíamos adivinanzas o contábamos algo gracioso que nos hubiese sucedido durante el día. Otras veces era a los escondidos, al chicotito caliente o juegos de ese tipo. Lo cierto es que el entusiasmo de mi mamá era incansable, siempre dispuesta a que todos participaran. Era un grato preludio antes de ir a la cama. Éramos niños inocentes y en esas soledades, lejos del mundo de Dios y de todo, no existía nada que pudiera sacarnos de ese estado natural. Probablemente en aquel tiempo aún no estaba falladito o por lo menos, no me daba cuenta porque eso a nadie le importaba. Todos vivíamos, sobrevivíamos y disfrutábamos como un solo paquete. Tanto así que en una Roger L. Casalino Castro

oportunidad enfermé de algo que nadie sabía lo que era, vino a verme el boticario de Acarí y no pasó nada. A consecuencia o como resultado de yerbas y mates, sané, pero no podía caminar. Muchos años después me enteraría que había tenido lo se conocía como parálisis infantil. Esta situación tuvo la virtud de unir más el grupo que no podía dejar de jugar y chivatear. Con nosotros vivía un chico que era un hermano más, a quien rescató mi papá de las garras de un tío que lo flagelaba. El era muy imaginativo; había por ahí una vieja carretilla, se las arregló para que roda, me subían a ella y me llevaban a todas partes: claro que me di algunos porrazos porque todo era de tierra y con baches, lo que hacía que la rueda se atracara fácilmente, pero me volvían a subir y seguíamos adelante. Otras veces me agarraban entre dos y me hacían caminar, cada vez más rápido, hasta que empecé a caminar solo. Esa experiencia la tengo clavada con flecha de oro en el corazón. Esto me dejó falladito de la pata izquierda, pero con la terquedad de los que crecimos en el campo, caminé y jugué futbol hasta el punto que mucha gente no se dio cuenta que era cojo. Lo que se logra por ser falladito. Los días transcurrieron llenos de pequeñas situaciones y eventos inolvidables: nuestro perro “rin” el galgo blanco inseparable del grupo, el pequeño colegio, los partidos de futbol, el trabajo en el campo recogiendo algodón para ganar unos centavos y poder comprar unos caramelos y galletitas en la única tiendecita que había por esos lares. Las largas caminatas por el campo buscando alguna planta silvestre de 16 Soy Falladito

tumbo, de capulí y tomatitos, o por encargo de mi mamá a traer berros o achicorias que le gustaban a mi papá en ensalada. Era nuestra formación como gente de campo y de respeto a la naturaleza. Siempre nos dijeron: “las plantas se cuidan, los árboles se protegen” “agua que no has de beber, déjala correr que a otros les dará la vida” Los mayores piensan que los niños no escuchan o no se dan cuenta de lo que hablan. En una de esas conversaciones contaban de un borrachito que vivía en la Hacienda Chocavento, donde al pie del trapiche estaba el alambique en el cual destilaban el cañazo y cuya historia era digna de tener en cuenta como ejemplo de lo que no se debe hacer.

El Borrachito El borrachito Clemente que se emborracha con caña, vive en humilde cabaña, no trabaja no se baña, sonríe de un solo diente. Las ropas sucias y viejas, la cabellera abundante, ya no camina pa´lante, en borrachera constante siempre termina entre rejas.

Cantinero, qué cantina, la suya la trae puesta, hace en la calle la siesta, toda la ropa le apesta de tanto que se la orina. Roger L. Casalino Castro

Borracho de borrachera, cuenta cuentos sin sentido, mas, con todo lo bebido, y más, sin haber comido, se muere como un cualquiera. Era un joven presuroso, honesto y trabajador, pero un día sin temor, con aires de embajador, bebió como muy gracioso. Al otro día en la barra los amigos le dijeron: hombres somos los machos, y bebieron y bebieron y terminaron borrachos.. Valiente hombría sentía al beber cada botella, armaba cada querella con los amigos por la bella, sin saber lo que decía. El vicio lo devoraba, amigos ya no tenía, lo burlaban noche y día, poco a poco consumía lo último que quedaba.

Último concho de vida, último corcho de plata, y convirtiéndose en rata, ya sin zapatos la pata 18 Soy Falladito

mendigó por la comida. Sin dignidad sin amor, sin ocupación, sin gloria, ésta fue la triste historia del borracho sin memoria, perdido por el licor.

Y así como esta historia escuchábamos otras que luego comentábamos como cosas importantes. Hasta que un día llegó mi papá con la noticia que iríamos a vivir a Collona con mi abuelita y un hermano de él. Cuando se es niño el paso siguiente sugiere dudas, no sabíamos ssi entristecernos o alegrarnos, pero como conocíamos Collona, sabíamos que tendríamos las mismas facilidades para divertirnos y chivatear por el campo. Iríamos al colegio del pueblo que a partir de ese año tendría tercer año de primaria. Llegamos a Collona con un alto grado de ilusión, aunque extrañando El Molino donde todo nos era familiar, mas encontramos un ambiente cariñoso y ameno. Ya era tarde, cenamos y al día siguiente a las seis de la mañana estábamos tomando un jarro de leche al pie de la vaca. Después del desayuno salimos a recorrer la casa, los corrales, la huerta y los alrededores hasta la hora del almuerzo. Todo esto, principalmente la huerta, nos sirvió de consuelo y muy pronto nos sentimos en casa, sobre todo mi mamá que ahora tenía más compañía y con quien conversar, de lo que tenía en El Molino.

Roger L. Casalino Castro

Tenía siete años, era 1940, se hablaba de la guerra, de los alemanes y de los aliados. De toda escases se le echaba la culpa ala guerra, pero ni eso, ni el colegio, ni nada evitaba que fuéramos felices. El campo, el río, la huerta, los juegos o una sonrisa de mi mamá y ya, era suficiente. Éramos dueños del “qué me importa” el “a mi qué” que combinábamos con el “vamos allá” “traigamos esto” “llevemos aquello” todo con esa emoción infantil que conduce a la felicidad por que no se piensa en ella. En Collona y Acarí había más gente y lógicamente hablábamos a menudo con los peones, pastores gente del pueblo, no obstante, nuestro mundo era el campo abierto. Una tarde, estaba sentado sobre una pirca al lado del corral del ganado, cuando vino un peón que en esos días hacía de pastor, se sentó a mi lado y en la conversación me habló de un cuento llamado “De un Bien se Paga un Mal” Lo escuché con mucha atención y me gustó tanto, que un buen día, cuando comencé a escribir, uno de los primeros poemas que hice fue sobre el cuento aquel.

De un bien se paga un mal Estaba una inquieta zorra caminando por el bosque, cuando quedó sorprendida al ver que un enorme león, desfalleciente y vencido, de una horqueta colgaba. El león, al ver a la zorra, pidió su auxilio afligido, pero la zorra prudente, le dijo que no debía, porque él no había comido. Te lo juro comadrita, soy león, pero soy bueno y a ti... no te comería. 20 Soy Falladito

La zorra, con mucho tino, y con saltos y requiebros, empujó al león hacia arriba, librándolo de la horqueta. ¡Estoy libre mi zorrita!, estoy libre y tengo hambre y te comeré comadrita ¡ mira que me prometiste!... Sí, pero soy animal, y de un bien se paga un mal. La zorra, astuta y coqueta propuso buscar un juez, caminando por el prado hallaron un burro viejo y sin pensarlo dos veces lo nombraron de juez. El burro, al oír la historia, con las orejas caídas, fingió que no la entendía y pidió repetir a la escena. Penetraron por el bosque para encontrar el lugar, pidiendo el burro al león, se colocara como antes. Una vez allí colgado, miró a la zorra y le dijo: Ahora déjalo así. ¡Gracias compadrito burro! me salvaste de una buena, eres grandioso mi amigo. Así es en todo zorrita, yo era un jovencito fuerte, me trataban con cariño y me daban de comer. Ahora viejo y cansado... de mí se burlan y ríen, y ni agua para beber; todos me tratan muy mal, por eso escapé de casa a rebuznar libertad, pues ya sabes mi amigo que de un bien se paga un mal, Mas la zorra maliciosa, conversando y hablando, lo llevó por un sendero hasta encontrar a su dueño. Aquel hombre, agradecido, citó a la zorra en el sitio, para premiarla otro día, al tiempo que ella riendo del burro se despedía gritando con voz graciosa, de un bien se paga un mal. Al día siguiente el hombre, llegó hasta el punto previsto con un saco a las espaldas diciendo que eran gallinas. Llamó a la zorra, que lejos, lo miraba con recelo. -Que son gallinas te digo, acércate, soy tu amigo. Roger L. Casalino Castro

-De lejos se ven los bravos, me acercaré un poquitito. -Acércate más zorrita, que son mis gallinas gordas. La zorra ya no aguantaba, se le chorreaba la baba; mas cuando la estuvo cerca, abrió el hombre el costal, y le soltó dos perros bravos. La zorra salió espantada y los perros a la caza, mientras el hombre gritaba:¡recuerda zorra animal!... que de un bien se paga un mal

De esta manera, Acarí nos proveía de nuevas oportunidades en la que consciente o inconscientemente, nos permitía participar de los sucesos y la vida del pueblo que como decían era pueblo chico e infierno grande, lo que daba motivo a que muchas veces metiéramos la oreja en la conversación de los mayores, por quienes sentíamos un profundo respeto. Cuando uno de ellos decía algo, para nosotros era santa palabra. Si mi papá decía que los aliados estaban ganando la guerra, era cierto porque él había leído un periódico nuevecito que solamente tenía quince días. Nos encantaban los chismes de la gente. Que si Pachinga se robó a la Cutina, que si la Prieto anda con el Garifo, que si la Potoyunco se fue a vivir con Arañita, que si don Pedro Manteca se asoció con don Leoncio para traer leña del monte con sus burros y que si Cháplin anda loco atrás de la hija del Cura Rivero, etc. Teníamos material de conversación abundante mientras caminábamos por ahí con la sola preocupación de que teníamos que volver a tiempo para el almuerzo o para el lonche que era una taza de Yerba Luisa con un pan sin nada; no siempre había algo para poner adentro. 22 Soy Falladito

El Chisme Te contaré que en la esquina, cuando venía a la casa, estaba doña Tomasa chismeando con la vecina. Me creerá comadrita si te digo lo que siento, porque sabes que no miento, por la misma Cruz vendita, Los chismes que no me gustan, la vida que llevo es buena, pero me tinca y me suena que aquí las habas se tuestan. Porque la china del cinco anda con mucho secreto y un jovencito discreto la mira con mucho ahínco.

Pa´mí que la coquetea, porque comadre yo he visto cómo camina, e insisto, que al caminar lo marea. A mí no me gusta hablar felizmente comadrita, pero esta china bendita a un santo lo hace temblar.

Roger L. Casalino Castro

Y los chismes se convirtieron en motivo de risa y alegría, a tal punto que nos mantenían con la mente abierta. Ese era el maravilloso pueblo de Acarí en el cual aprendimos a vivir la vida pueblerina, pero sin dejar de recordar la linda vida campesina que llevábamos en El Molino. En una ocasión, años después, estando en Acarí tomando unos días de vacaciones con mis hijos pequeños -era veranosalimos a caminar por la chacra hasta el último potrero de la Hacienda, o sea el cerco llamado 20 de Septiembre. Caminando, como quien dice de cacería pero con las manos vacías, sin armas de ninguna clase, es decir sólo eso, con nuestras manos. Como soy falladito, iba junto con ellos mirando cada cosa por donde caminábamos, contándoles cómo se llamaba cada pájaro, cada plantación de cultivo y las yerbas que veíamos por el camino. Luego nos introdujimos por el monte de la ribera mirando atentos por si descubríamos algún nido, les mencioné cómo se llamaba cada árbol y arbusto y de esa manera disfrutando y riendo llegamos a la orilla del río. Les hablé de las diversas maneas que se utilizan para cazar camarones, cómo se hacen los paches, las isiguas, o a mano limpia o con atarraya. Hasta que llegaron en mancha los cazadores de Lima, mucha gente en camionetas con grandes canastas, se desparramaban a lo largo del río y los cazaban de noche con lámparas de carburo aprovechando que los camarones salen a dormir a la orilla. En poco tiempo no quedaron ni para muestra. 24 Soy Falladito

Acabaron con la vieja costumbre acarina de hacer camaronadas. Cuando al medio día, volvíamos por uno de los callejones nos encontramos con un viejo peón, quien como era la costumbre, no podía dejar pasar la ocasión para hacer un comentario, nos preguntó: Fuimos al monte a matar palomas y también al río a cazar camarones. –En Acarí no se dice pescar camarones¡Pero cómo, si no llevan con qué? Bueno, a eso fuimos para allá ¡Y los camarones. Hay mucha agua en el río! Bueno, hicimos el intento. Y con una sonrisa, moviendo la cabeza, dijo: Están locos. Y siguió su camino moviendo la cabeza negativamente. Y así, entusiasmados con nuestro paseo seguimos caminando sobre las piedras metiendo las manos debajo de ellas para descubrir algún camarón. Claro que no los cazamos pero vimos algunos que salieron disparados a refugiarse debajo de otra piedra. Pasamos una mañana linda y de aventura que coronamos al llegar a la casa cuando fuimos directamente a la destiladera a tomar un jarro de agua fresca, maravillosamente fresca –no helada- antes del almuerzo. Y todo esto, solamente porque soy falladito y puedo darme el gusto con la familia.

Adiós al amigo

Roger L. Casalino Castro

Has vivido entre nosotros varios años de tu vida, hoy dejas con tu partida una ausencia tan sentida que no podrán llenar otros. Trabajaste con tesón, con ese esfuerzo que arrastra, con esa mano que muestra y que en conciencia demuestra que tuviste un corazón. Aquí quedan tus amigos conformes al comprender, que es de gente de valer nuevos rumbos recorrer sin temor a los castigos. Nunca sentimos que fueras otra cosa que un amigo, ponemos a Dios por testigo, porque jugando contigo siempre amansamos las fieras.

Hoy estrechamos tu mano en señal de despedida al emprender la partida, porque sentimos que en vida, ¡Fuiste un amigo... y hermano!

26 Soy Falladito

Roger L. Casalino Castro

SEMBLANZA Y CURRICULUN LITERARIO ROGER L. CASALINO CASTRO Nacido en Acarí /Arequipa - Perú, el 07/07/1933 Asiste a la Escuela Fiscal El Molino, Acarí y Lomas, sin duda la etapa más feliz de su vida. Completa sus estudios primarios y secundarios en el Colegio Salesiano de Lima. Durante muchos años viaja como vendedor por Costa, Sierra y Selva utilizando cualquier}medio disponible en la época –desde balsas hasta aviones- visitando toda clase de establecimientos comerciales pequeños y grandes, actividad que le permitió acumular experiencias 28 Soy Falladito

inolvidables sobre el Perú. Esta actividad le ofreció también la oportunidad de viajar por todos los países de Sudamérica y parte de Centro América en diferentes niveles gerenciales, incluyendo dos años como residente en Ecuador. Como turista ha recorrido muchos países de Europa y New York en los Estados Unidos. Esta gama de contactos y vivencias durante tantos años alternando con niños, jóvenes y adultos ha influido en él de manera saludable, de tal manera que cuando ya en la edad madura, -a los sesenta años de edad- se decide a escribir, quizá de manera inconsciente, comienzan a aflorar vivencias como recuerdos, sentimientos y pensamientos que le dan a sus poemas, narraciones y cuentos ese toque de peruanismo presente en todas sus obras, y por su origen pueblerino, lo hace en un idioma fácil, sencillo y de sabor nacional, tratando de que cualquier peruano, de cualquier región o condición, orgulloso de su pasado, los pueda comprender. Por todo ello, sentimientos de ternura y emoción, apego a la tierra y un respeto profundo por la naturaleza, surgen .de manera espontánea y natural recreándola con admiración para dar marco a sus ilusiones y esperanzas. La realidad se confunde con la imaginación y su prosa, insertada de poemas, es una característica especial en él, por ello, una colección de los libros de Roger L. Casalino Castro, le permite al lector, tener en sus manos lectura agradable, tierna y emotiva. SUS OBRAS 1.- * El Retorno.- 1993 - 60 poemas y un cuento Roger L. Casalino Castro

Presentado en El Takiwasi – La Casa del Canto 2.- * Y Dios... Trajo al Hombre.- 1995. – Poesías, Cuentos, Pensamientos. Presentado en el Colegio de Abogados de Lima. 3.- * Terremoto en aquel viejo Acarí. 1996. Presentado en el Instituto Nacional de Cultura del Callao y en La Biblioteca Nacional del Perú.. 4.- * Rosa Negra.- Un canto a la Vida- 1997. Una creación muy especial con 34 poemas a La Naturaleza, El Amor y El Pensamiento. 5.- * Lima: de la Conquista a la Reconquista.- 1998 Presentado en la Municipalidad de San Isidro. 6.- * Los Hijos del Ande – La Honda, La Tajlla y El Varayoc - 2000 – 17 poemas evocando el pasado en el inicio del Incanato. Presentado por La Universidad Tecnológica del Perú. 2001, ha recibido múltiples reconocimientos y felicitaciones. 7.- * Las Calles del Virrey. El Mojón Filosofal. Presentado en La Feria del Libro Ricardo Palma. Evoca el romance del Virrey Amat y La Perricholi. y la Lima de aquel tiempo. 8.- * La Tristeza, la Alegría y la Ilusión. 2001 – Poemario (20 poemas) y Reflexiones. Presentado en La Feria del Libro Ricardo Palma. 9.- * Soy Peruano - Poemas al Perú – 2003 Amplio comentario en la página Editorial del iario El Peruano. Presentado por La Universidad Tecnológica del Perú. 23- * Viaje a la Belleza de lo Increíble - 2012 Presentado en la Municipalidad de Jesús María por el Crítico Literario José Beltrán Peña. CD * Canta Perú- Música Criolla (10 Temas) Valses, Canciones, Polca, Festejo y Marinera Norteña. 30 Soy Falladito

RECONOCIMIENTOS Y DISTINCIONES Colegio de periodistas del Perú por El Retorno -1993 Moción de Saludo del Congreso de la República por “Rosa Negra” 1998 Reconocimiento de la Casa del Poeta del Callao. - Invitación del Instituto Nacional de Cultura de Ancash – Huaraz y Yungay - 2000 Moción de Felicitación del Congreso de la República .por Los Hijos del Ande – La Honda, La Tajlla y El Varayoc. 2001 Felicitación de la Embajada de USA por el libro Los Hijos del Ande cuya narrativa captura la atención del lector. 2001 Reconocimiento de la Universidad Tecnológica del Perú por su labor de creación y difusión cultural en el campo de la literatura. 2002 Distinción de la Asociación Nacional de Escritores y Artistas– ANEA – como El Mejor Escritor del Año 1998 Biblioteca Nacional del Perú con motivo de la presentación del Libro Soy Peruano – Poemas al Perú. 2003 Organizador, con la Municipalidad de Lima y la Universidad Tecnológica del Perú del Homenaje a César Vallejo en el Teatro Segura el 15 de Abril del 2003. Agencia de Publicidad “AÑOMJ” Diploma de Honor en Arte Poético 2004. Reconocimiento y presentación del CD – CANTA PERÚ por La Universidad Tecnológica del Perú - 2008. Diploma del Recital Internacional – Voces de la Poesía – 2009 Diploma de Caras de La Cultura como Creador Literario y Compositor Musical. – 2009 VI Festival Internacional de la Poesía Palabra en el Mundo 2012 VII Festival Internacional de la Poesía por La Paz 2013 Roger L. Casalino Castro

Agradecimiento de la Embajada de Guatemala por su Colaboración Participación y Presentación del Libro Viaje a la Belleza de lo Increíble en la Feria “San Isidro Abre sus Puertas al Mundo”. 2013 Agradecimiento de la Embajada de Guatemala por su Colaboración Participación y Presentación del Libro Viaje a la Belleza de lo Increíble, destacando la Belleza de Guatemala y su Maravilloso legado Cultural, en la Feria Internacional del Libro 2013 en Jesús María. 2014 Diploma de La Casa de La Literatura Peruana por su Narrativa Poética 2014 Distinción por su trayectoria Literaria e invalorable participación en las actividades culturales del Club Social Miraflores y Premio “La Palabra en Libertad” otorgado por “La Sociedad Literaria Amantes del País” Obras Inéditas aún: 10 * Haciendo Perú – Mis comienzos. 1999 11 * La Calle me Dijo Sí, 2002 – Hermosa historia de un grupo de niños en las calles de Lima. 12 * Las Gafas de don Ricardo - 2003- El mundo visto a través de las gafas de don Ricardo Palma. 13 * Reflexiones Impropias 2004 – Lima y sus trámites institucionales. 14* La Promesa de la Esperanza 2005 – Escenas de Lima 15 * La Razón de la Culpa 2006 Lima cotidiana. 16 * Vayamos a las Estrellas 2006 – Ciencia Ficción 17 * La Esquina de la Inocencia 2007- Bondades y aspiraciones de un guachimán. 18 * La Balanza, La Rueda y El Reloj 2007 – 32 Soy Falladito

Filosofía de estos tres elementos. 19 * El Umbral del Infierno 2008 – Vicisitudes de un desplazado 20 * Oda a España – La Dama del Tiempo. 2009 – Una mirada crítica a España. 21 * Sueños y Realidades en 270 Poemas - 2010 – Antología Personal. 22 * La Diosificación de los Miserables – 2012 La realidad de los engreídos 24* Bajo las Pirámides de Tikal – 2013 – Ficción 25 * Soy Falladito – 2014 – Los primeros años de mi vida en el campo. 26* Cuentos y Poemas para la Cuarta edad - 2015 El Editor

Roger L. Casalino Castro

34 Soy Falladito

Get in touch

Social

© Copyright 2013 - 2024 MYDOKUMENT.COM - All rights reserved.