SUJETOS DESGAJADOS EN LA CD. DE MEXICO Cholos de la ciudad al estilo de EU

SUJETOS DESGAJADOS EN LA CD. DE MEXICO Cholos de la ciudad al estilo de EU Los cholos de la ciudad de México retoman el estilo de vida impuesto por lo

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SUJETOS DESGAJADOS EN LA CD. DE MEXICO Cholos de la ciudad al estilo de EU Los cholos de la ciudad de México retoman el estilo de vida impuesto por los inmigrantes de EU Juan Solís El Universal Lunes 17 de febrero de 2003

“Watcha , ése, primero mi raza –dice Sick, cholo de coraza, desde la azotea de un cantón–; o sea que todo viene del este de Los Ángeles, como reacción y resistencia." Es delgado, pero lleva un pantalón talla 36, una casaca y unos tenis Nike Cortés. La cinta no va tirada, señal de que no ha matado. En la cabeza lleva un paliacate azul, en memoria de los campesinos sureños, y encima una gorra con su apodo bordado. Si trae gafas oscuras es grifa segura. No faltan el rosario, los conejos o agujetas gruesas en los tenis, y los tres botones superiores abrochados que significan la vida loca, o sea: mi barrio, mi vida y mi sangre, símbolo que se repite en los tres puntos tatuados en las muñecas de ambas manos. Los cholos en la ciudad de México retoman el discurso de los paisanos inmigrantes que trabajan en Estados Unidos. Si bien los antecedentes se remontan a los años previos a la Segunda Guerra Mundial con el advenimiento de los pachucos, retoma fuerza en los 70 con el movimiento chicano. Los cholos han trasladado Los Ángeles a Tenochtitlán. Su territorio es la calle; su ideología: el nacionalismo. Su división social: las clicas o gangas (pandillas), que unidas forman una familia. Ser cholo es comulgar con la resistencia, ser solidario a distancia. Eso le causa a Sick problemas con su mamá, quien no deja de criticar su vestimenta. En la escuela hay quien le tiene miedo, quizá por eso prefiere charlar junto a los tinacos y los lavaderos, desde el centro de su solitaria torreta panóptica. Son guadalupanos, aunque también le rezan a San Judas Tadeo o a la Santísima Muerte los que estuvieron en cana (la cárcel). Pero la jefa es la jefa y siempre va tatuada en la espalda o en el vientre, sosteniendo entre sus manos un rosario. "Tatuaje es un sufrimiento, una pena", dice antes de pasar a explicar la simbología de un dibujo: las flores son los vatos que te has quebrado, lo mismo que las lágrimas cayendo del ojo derecho; si caen del izquierdo es que te violaron en cana.

“Los dados o el cubilete, así como los naipes, significan la suerte: en la calle puedes perder la vida o seguir con tu vela prendida. En el pecho puedes tatuarte la frase: ‘Perdóname madre mía’, y en la espalda ‘Por mi vida loca’, todo en góticas.” Un payaso triste y uno feliz ( smile now, cry later) significan el cambio de suerte. El reloj marca una hora triste, la bola ocho significa mi barrio. El 187 es el código de la policía estadounidense para muerte, por eso va tachado. También puedes tatuarte el nombre de tu hayna (novia), si estás enamorado pones una luna atravesada por una nube, aunque si te dejó es común poner un grillete en forma de corazón con la cadena rota. Para reivindicar lo mexicano están los nopales, las pirámides, Quetzalcóatl o el Popocatépetl. Los dibujos pueden ir en un mural o aerografeados en la ranfla (carro), que deben tener bombas en la suspensión, peluchito en el tablero, y el motor cromado. Debe ser modelo antiguo y con un buen sonido para oír al Cypress Hill o a Pshcho Realm. El bautizo son 13 segundos de madriza, de ahí que una condición para ser cholo sea no abrirse. "Por mi madre vivo, por mi barrio muero –dice antes de despedirse–. Ponte trucha." DF, selva de tribus urbanas Juan José Robledo El Universal Lunes 17 de febrero de 2003

El camino que traza la cresta afilada de un punk siempre lleva a una tribu. La selva es la ciudad y las esquinas las trincheras donde celebran sus rituales. "Parecen nómadas que buscan las tierras prometidas, las del encuentro", anota el sociólogo Héctor Castillo, de 48 años, experto en cultura urbana y juventud de la UNAM. Su trabajo consiste en identificar ese tipo de colectivos, en comprenderlos. El DF es un laboratorio donde nacen y se reciclan tribus. Cada una tiene su código, su vestimenta y comparten un origen similar: la exclusión. "Es la respuesta a un sistema que limita las posibilidades de expresión social de los jóvenes. En estos grupos socializan conocimientos en su propio lenguaje, son actores y no espectadores", explica. Los colectivos, no obstante, evolucionan. "Primero fueron los tarzanes en los años 40, engominados que se reunían en billares; luego los rebeldes sin causa con chamarras de cuero y cadenas; después los flotas que tomaron la esquina y finalmente las bandas que hicieron lo mismo pero con una mayor violencia. Y ahora, aparecen las tribus." La ciudad llegó a tener mil 500 bandas que marcaban su territorio y llegaban al extremo de enfrentarse con la policía. "Más que colectivos eran un refugio de individuos que rechazaban las instituciones públicas. En el caso de las tribus no las veo individualizadas.

Son grupos que no tienen que ver con un espacio geográfico y cuyo entorno es más bien simbólico." Y pone un ejemplo: los darketos. "Una tribu que tachan de satánica pero que desarrolla un movimiento literario, musical... Y cuya característica es la tolerancia." No hay futuro, era la frase de la juventud de los 80. "Ahora los chavos tiene la urgencia de vivir el presente. Según la encuesta de la juventud, 90 por ciento no cree en los políticos pero quiere participar en movimientos en favor de la paz, del ambiente, en contra de la corrupción. Es la oportunidad para nuevas políticas. En las próximas décadas México tendrá más jóvenes en su historia y si no tienen futuro, el país menos." Un grafitero perseguido le comentó por qué firmaba: Sueño. "La ciudad es un cuadro y yo simplemente pongo la firma." Los dark, la visión oscura de la vida El movimiento se caracteriza por el individualismo y reverencia a la muerte El Universal Lunes 17 de febrero de 2003 Se llama Carlos, pero una vez que se ha vestido de negro es uno más del clan. Pantalón de mezclilla y camisa de gasa de color negro, al igual que una pañoleta que cubre su cabeza, forman su vestimenta. Varios transeúntes voltean a verlo en la estación Viaducto del Metro. Ya está acostumbrado. Dice que es dark desde los cinco años cuando se construyó con cartón un ataúd para dormir. Su madre no se lo ha impedido, aunque en ocasiones los insultos en la calle provocan reacciones violentas. Los darks se identifican con lo mórbido, con la estética gore , con la Edad Media. Es una mezcla de influencias que deviene en el desencanto. El luto es una forma de mostrar la inconformidad. La depresión es resistencia cuando la tendencia es el optimismo plástico. El movimiento dark , nacido en Inglaterra, adquirió tintes particulares en México. Prueba de ello es la Coatlicue que, junto a Bastet (diosa egipcia), da sentido al altar decorado con cortinas negras y rosas secas, ubicado en la casa del vampiro citadino. De su cuello cuelga una cruz griega, aunque también usa romanas, celtas o egipcias. En el dedo medio de su mano derecha resalta una especie de armadura que cubre toda la extremidad culminando en una afilada punta. La gente observa y se espanta. Desfilan cejas alzadas. Dice que sus accesorios son discretos. Hay miembros de la tribu que usan pupilentes de gato o blancos, que se incrustan colmillos postizos, que se hacen perforaciones en diversas partes del cuerpo, a la par de tatuajes. Otros optan por el maquillaje blanco en la cara, los labios y ojos delineados, las uñas largas y pintadas de negro.

De lo que se trata es de parecer más lúgubre. Es la esencia estética del movimiento que, por lo demás, y a pesar de tener divisiones sociales (clanes, hordas; dentro de éstos: vampiros, licántropos, hadas y duendes), es totalmente individualista. Carlos no tuvo que hacer un rito de iniciación. Se sabe dark , que no es lo mismo que gótico, electro o industrial. Viste de negro porque es como traer siempre el luto y, de esa manera, recordar la muerte, la brevedad de la existencia. Asegura que nunca llegaría de tenis al Dada X, al Bizarro o a la Victoria. Eso sería traicionar las enseñanzas del profeta mayor: Peter Murphy, en algún tiempo vocalista de la mítica agrupación Bauhaus; aunque también, y eso es un gusto muy particular, le profesa un especial respeto al cineasta Tim Burton. El cine le ha dejado varios modelos estéticos: Nosferatu (en la versión de Murnau o en la de Herzog), Cesare (el sicópata de El gabinete del Dr. Calligari , de Wiene); y ya más contemporáneo: Eduardo Manos de Tijera , protagonista de la película homónima de Burton. Seguidor de la filosofía existencialista y aficionado a la mitología celta, Carlos se siente bien en lo lúgubre, porque sabe que en su caso no es moda, sino una forma de vida basada en el constante recuerdo de la muerte. (JS) Los mexicanistas preservan tradiciones En busca de energía y tranquilidad, en medio del caos citadino, realizan rituales prehispánicos Elia Ramírez El Universal Lunes 17 de febrero de 2003 Cuahutli Cipactli (Águila-Cocodrilo) de 46 años, proveniente de Veracruz, pertenece a un grupo de 30 personas que se reúnen en las islas de Ciudad Universitaria desde hace dos años con la idea de rendirle culto a las tradiciones prehispánicas. En sus muñecas tiene dos cintas: una roja que simboliza la fuerza y la otra naranja que proporciona vitalidad, comenta. Así como él, existe un sector de la población que trata de rescatar elementos indígenas; se visten como ellos, hacen rituales donde veneran a dioses, realizan danzas mexicas, zapotecas, toltecas. En el grupo de ÁguilaCocodrilo se quema copal y ocote, Cuahutli menciona que el humo que sube al cielo son pensamientos y oraciones que llegan al creador. Mientras lo dice, se escucha el sonido de un tambor.

Cuahutli se dedicaba a vender periódico, hasta que lo despidieron. "Trabajé en diferentes empresas y me di cuenta que cuando uno trabaja honestamente, no encaja en ese engranaje. Sólo hace falta que la demás población despierte, el despertar de los guerreros", comenta con tono épico. Él y su compañeros están en una zona estudiantil donde contrastan con la mayoría de los estudiantes que acude a la UNAM. Aparte de las personas que tienen esta cosmovisión, también existen aquellos que utilizan ropa indígena pero con otro propósito, como los estudiantes de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), quienes visitan las comunidades indígenas del país. Wendy Montiel de 22 años, estudiante de la licenciatura en etnología de la ENAH, usa ropas indígenas por estética y por cuestiones prácticas. Aunque señala que es una forma de expresarse ante una sociedad bombardeada por los medios de comunicación. A ella le gustan los grupos indígenas, pero "no desde la visión del indígena como el buen salvaje, el bueno, el puro, sino como simples humanos". Saúl Millán, profesor de Antropología de la División de Posgrado de la ENAH, afirma que se tiene la idea de que los indígenas están más cercanos a la naturaleza que la gente de la ciudad. En realidad, ninguna cultura por más rural que sea, es más natural que otra. Son fórmulas de escape ante una vida urbana que tiende a estandarizarse, puntualizó. El pasante de la carrera de Etnología, Roberto Díaz Portillo, de 30 años, piensa que los grupos mexicanistas son antihistóricos, "las tradiciones no se rescatan, la cultura es viva o no es". Cuahutli Cipactli no teoriza al respecto, él continúa en la preparación de sus rituales. De repente, toma la mano de una estudiante que pasa por allí y le deposita unas piedras. Luego la mira a los ojos y le dice que le proporcionarán energía y tranquilidad. La joven lo mira asombrada. Tatuados, un clan que gusta de adornar el cuerpo Los diseños pueden ir de lo más estético a lo más circunstancial y celebran los sentimientos y las experiencias personales, profundas o banales Ana Laura Maldonado El Universal Martes 18 de febrero de 2003

Marisela está parada en el mostrador de la sala de espera afinando los últimos detalles del diseño del que será su primer tatuaje, un ojo con pestañas enormes y estilizadas que se pondrá en la espalda baja y que piensa lucir cuando vaya a los raves, aunque confiesa que también le gusta la música de Panteón Rococó y una que otra cumbia. Su vestimenta y accesorios son muy sencillos: playera azul pegadita, jeans a la cadera acampanados y tenis de suela ancha, tres anillos en la mano derecha y uno en la izquierda, los aretes son de plata, pequeñitos. Desde los 14 años ha tenido ganas de decorar su cuerpo porque una de sus amigas lo hizo, pero en su casa la amenazaron con dejar de darle dinero y prohibirle las salidas. Fue hasta hace poco, ahora que ya tiene 21 años, que su mamá cedió y le dijo que se conformaba con que se lo pusiera en un lugar poco visible, para que pudiera conseguir trabajo. Sin embargo, Marisela es una de las muchas personas, completamente diferentes entre sí, que acuden a ponerse un tatuaje. A Dermafilia todos los días llega gente proveniente de cualquier lugar de la ciudad, con mucho o poco dinero, fachosos o bien vestidos y con los gustos musicales y aficiones más diversos. Los tatuajes ya no son representativos de un grupo en especial. Para los tatuadores su trabajo es algo normal, no pierden tiempo en catalogarlo o no como arte, y el hecho de tener un tatuaje, lejos de remitirlos a un significado ancestral, profundo y de fe que podría sonar a cliché, se debe al puro gusto de decorar el cuerpo humano con dibujos que pueden ir de lo más estético a lo más circunstancial y que celebran los sentimientos y las experiencias personales, desde lo más profundo hasta lo más banal. Ninguna imagen se menosprecia, ya se trate de una figura muy repetitiva, un santo, la Virgen, un dios prehispánico o un diseño abstracto muy estilizado, más bien se busca platicar con el cliente y hacerle ver que el tatuaje es para siempre y el ideal es que sea algo que hable de él mismo y lo distinga de los demás. En cuanto a las perforaciones, el piercing y los tatuajes son dos universos completamente distintos, a pesar de que el fin estético sea el mismo. Un tatuaje es permanente y, en muchas ocasiones imposible de ocultar, a diferencia de las perforaciones, las cuales pueden quitarse y ponerse a conveniencia. Tal vez en el fondo a todos nos gustaría llevar un adorno en el cuerpo, sin tomar en cuenta el grupo social al que pertenecemos, pero aún pesan más las marcas del prejuicio. Abducidos por el videojuego Los aficionados han hecho de sus cuartos verdaderos centros de operación donde tienen cabida desde Pacman hasta Mario Ana Laura Maldonado El Universal Miércoles 19 de febrero de 2003

En los años 80 los negocios de maquinitas estaban repletos de niños, jóvenes y adultos que competían frenéticamente sólo por la satisfacción de vencer a un oponente. Al inicio del siglo XXI la afición a los videojuegos ha cambiado y, quienes antiguamente se divertían con los títulos de antaño como Pong , Pacman y Frogger , hoy prefieren las consolas, entre las que pueden mencionarse el Dreamcast de Sega, y las de moda, como el X-BOX o el Play Station 2. Octavio viste una sudadera, pantalones de mezclilla y tenis, aunque esa indumentaria no habla de sus actividades predilectas. De ser un niño que entrenaba y soñaba con ser futbolista hoy disfruta la emoción de las consolas y las computadoras, las cuales no le exigen mayor esfuerzo físico. Ya no celebra su propio triunfo en la cancha, sino el de los jugadores animados del FIFA World Cup . El padre de Octavio le regaló un Atari (la primera consola comercial de uso casero) con la intención de que fuera un niño despierto, pero después, cuando tenía unos 10 o 12 años, lo regañaba porque no atendía a nada más. Actualmente está aprendiendo a armar y desarmar consolas y los trucos o cheats los maneja directamente a través de códigos que introduce en el software . Le gusta jugar los sábados o los viernes cuando no va a fiestas, y ocupa unas tres horas cuando está solo y el programa de computadora no requiere de más participantes. Aunque sabe de la existencia de diversos torneos, como el Starcraft, que se lleva a cabo enfrente de Gran Sur o los que se celebran en Pericoapa, donde compra y cambia juegos, se divierte más cuando invita a sus amigos y arman competencias una vez al mes, entonces pasan frente a la pantalla hasta siete horas seguidas. A pesar de que Octavio no considera que el principal lazo de unión sean precisamente las competencias virtuales, porque, de hecho, los juegos de mesa desde siempre han propuesto ese tipo de convivencia, le parece que se trata de una buena alternativa frente a otras actividades que resultan destructivas. En cuanto a los juegos en línea (los que se llevan a cabo con participantes en la red) dice haberlos probado en la PC o en el Dreamcast, aunque las nuevas consolas como el Play Station 2 y el X-BOX ya incluyen módem y tienen esa opción, pero requieren la contratación de internet de alta velocidad y banda ancha, además de una membresía para cada juego y la exigencia de que éstos sean originales, requisitos que un muchacho de 22 años difícilmente podría cubrir. Ya de por sí los precios de las consolas oscilan entre mil 499 y 4 mil 199 pesos, y los videojuegos originales van de 200 hasta mil pesos, dependiendo de qué tan escasos y cotizados sean. Las copias pirata en CD se consiguen desde 10 hasta 35 pesos y las de DVD en 50, 60 ó 100 pesos, ya sea en Tepito, Centro o Pericoapa. Éste es hoy el escenario de los videojugadores, quienes han cambiado los salones oscuros con música a todo volumen, donde competían con extraños, por la sala de su casa y la convivencia con amigos, prefiriendo la tranquilidad de la privacidad por encima del vaivén de las actividades al aire libre. Guerreros de la PC

El Universal Miércoles 19 de febrero de 2003

Lugar de origen: Las chispas o maquinitas de los años 80, locales oscuros donde se escuchaba música a todo volumen. Vestimenta: Los videojugadores suelen portar pantalones holgados y ropa deportiva (sudaderas, tenis, etcétera). Santuarios: La casa y la habitación que sirve de lugar de reunión. Los videojugadores adolescentes son más dados a asistir a torneos. Los profetas: Shigeru Miyamoto, creador de Donkey Kong y Mario Bros. , y Nolan Bushnell y Ted Dabney, fundadores de Atari Inc. Música: Ya son varias las bandas que han colaborado con música hecha especialmente para videojuegos como Green Jelly en Maximum Carnage . No puede dejar de mencionarse "Song 2", de Blur, tema distintivo del videojuego FIFA ‘98 . Películas: Matrix , Existenz , Mario Bros. , Street Fighter y Mortal Kombat . Biblia: Intenet FAQs (Frequently Asked Questions) y los walkthrough que revelan secretos y estrategias de los juegos. La página más visitada es Walkthrough Universe http://www.angelfire.com /in2/walkthrouhguniverse . Lo prohibido: No estar actualizado en cuanto a consolas y juegos se refiere, no saber perder y dejarse vencer por la máquina. Tótem: Los personajes legendarios de los videojuegos, como Mario Bros., Sonic y Pacman. Abducidos por el videojuego Los aficionados han hecho de sus cuartos verdaderos centros de operación donde tienen cabida desde Pacman hasta Mario

Ana Laura Maldonado El Universal Miércoles 19 de febrero de 2003

En los años 80 los negocios de maquinitas estaban repletos de niños, jóvenes y adultos que competían frenéticamente sólo por la satisfacción de vencer a un oponente. Al inicio del siglo XXI la afición a los videojuegos ha cambiado y, quienes antiguamente se divertían con los títulos de antaño como Pong , Pacman y Frogger , hoy prefieren las consolas, entre las que pueden mencionarse el Dreamcast de Sega, y las de moda, como el X-BOX o el Play Station 2. Octavio viste una sudadera, pantalones de mezclilla y tenis, aunque esa indumentaria no habla de sus actividades predilectas. De ser un niño que entrenaba y soñaba con ser futbolista hoy disfruta la emoción de las consolas y las computadoras, las cuales no le exigen mayor esfuerzo físico. Ya no celebra su propio triunfo en la cancha, sino el de los jugadores animados del FIFA World Cup . El padre de Octavio le regaló un Atari (la primera consola comercial de uso casero) con la intención de que fuera un niño despierto, pero después, cuando tenía unos 10 o 12 años, lo regañaba porque no atendía a nada más. Actualmente está aprendiendo a armar y desarmar consolas y los trucos o cheats los maneja directamente a través de códigos que introduce en el software . Le gusta jugar los sábados o los viernes cuando no va a fiestas, y ocupa unas tres horas cuando está solo y el programa de computadora no requiere de más participantes. Aunque sabe de la existencia de diversos torneos, como el Starcraft, que se lleva a cabo enfrente de Gran Sur o los que se celebran en Pericoapa, donde compra y cambia juegos, se divierte más cuando invita a sus amigos y arman competencias una vez al mes, entonces pasan frente a la pantalla hasta siete horas seguidas. A pesar de que Octavio no considera que el principal lazo de unión sean precisamente las competencias virtuales, porque, de hecho, los juegos de mesa desde siempre han propuesto ese tipo de convivencia, le parece que se trata de una buena alternativa frente a otras actividades que resultan destructivas. En cuanto a los juegos en línea (los que se llevan a cabo con participantes en la red) dice haberlos probado en la PC o en el Dreamcast, aunque las nuevas consolas como el Play Station 2 y el X-BOX ya incluyen módem y tienen esa opción, pero requieren la contratación de internet de alta velocidad y banda ancha, además de una membresía para cada juego y la exigencia de que éstos sean originales, requisitos que un muchacho de 22 años difícilmente podría cubrir. Ya de por sí los precios de las consolas oscilan entre mil 499 y 4 mil 199 pesos, y los videojuegos originales van de 200 hasta mil pesos, dependiendo de qué tan escasos y cotizados sean. Las copias pirata en CD se consiguen desde 10 hasta 35 pesos y las de DVD en 50, 60 ó 100 pesos, ya sea en Tepito, Centro o Pericoapa.

Éste es hoy el escenario de los videojugadores, quienes han cambiado los salones oscuros con música a todo volumen, donde competían con extraños, por la sala de su casa y la convivencia con amigos, prefiriendo la tranquilidad de la privacidad por encima del vaivén de las actividades al aire libre. Tatuados, un clan que gusta de adornar el cuerpo Los diseños pueden ir de lo más estético a lo más circunstancial y celebran los sentimientos y las experiencias personales, profundas o banales Ana Laura Maldonado El Universal Martes 18 de febrero de 2003 Marisela está parada en el mostrador de la sala de espera afinando los últimos detalles del diseño del que será su primer tatuaje, un ojo con pestañas enormes y estilizadas que se pondrá en la espalda baja y que piensa lucir cuando vaya a los raves, aunque confiesa que también le gusta la música de Panteón Rococó y una que otra cumbia. Su vestimenta y accesorios son muy sencillos: playera azul pegadita, jeans a la cadera acampanados y tenis de suela ancha, tres anillos en la mano derecha y uno en la izquierda, los aretes son de plata, pequeñitos. Desde los 14 años ha tenido ganas de decorar su cuerpo porque una de sus amigas lo hizo, pero en su casa la amenazaron con dejar de darle dinero y prohibirle las salidas. Fue hasta hace poco, ahora que ya tiene 21 años, que su mamá cedió y le dijo que se conformaba con que se lo pusiera en un lugar poco visible, para que pudiera conseguir trabajo. Sin embargo, Marisela es una de las muchas personas, completamente diferentes entre sí, que acuden a ponerse un tatuaje. A Dermafilia todos los días llega gente proveniente de cualquier lugar de la ciudad, con mucho o poco dinero, fachosos o bien vestidos y con los gustos musicales y aficiones más diversos. Los tatuajes ya no son representativos de un grupo en especial. Para los tatuadores su trabajo es algo normal, no pierden tiempo en catalogarlo o no como arte, y el hecho de tener un tatuaje, lejos de remitirlos a un significado ancestral, profundo y de fe que podría sonar a cliché, se debe al puro gusto de decorar el cuerpo humano con dibujos que pueden ir de lo más estético a lo más circunstancial y que celebran los sentimientos y las experiencias personales, desde lo más profundo hasta lo más banal. Ninguna imagen se menosprecia, ya se trate de una figura muy repetitiva, un santo, la Virgen, un dios prehispánico o un diseño abstracto muy estilizado, más bien se busca platicar con el cliente y hacerle ver que el tatuaje es para siempre y el ideal es que sea algo que hable de él mismo y lo distinga de los demás. En cuanto a las perforaciones, el piercing y los tatuajes son dos universos completamente distintos, a pesar de que el fin estético sea el mismo. Un tatuaje es permanente y, en muchas ocasiones imposible de ocultar, a diferencia de las perforaciones, las cuales pueden quitarse y ponerse a conveniencia. Tal vez en el fondo a todos nos gustaría llevar un adorno en el cuerpo, sin tomar en cuenta el grupo social al que pertenecemos, pero aún pesan más las marcas del prejuicio.

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