Geografía y Sistemas de Información Geográfica (GEOSIG). Revista digital del Grupo de Estudios sobre Geografía y Análisis Espacial con Sistemas de Información Geográfica (GESIG). Programa de Estudios Geográficos (PROEG). Universidad Nacional de Luján, Argentina. http://www.gesig-proeg.com.ar (ISSN 1852-8031)
Luján, Año 3, Número 3, 2011, Sección Artículos: I pp. 54-70
SUSCEPTIBILIDAD DEL PAISAJE EN LA CUENCA ALTA DEL RÍO ALUMINÉ, NEUQUÉN. Elsie M. Jurio – Olga C. Capua Departamento de Geografía. Facultad de Humanidades. Universidad Nacional del Comahue
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[email protected] Resumen El área de estudio seleccionada corresponde a la cuenca alta del río Aluminé, ubicada al oeste de la provincia del Neuquén, e incluye áreas destinadas al desarrollo de la ganadería extensiva y sectores con un alto potencial turístico en progresivo crecimiento. A partir de la puesta en valor del paisaje se está produciendo una paulatina y constante transformación del territorio, con un evidente desconocimiento de las funciones que cumplen los elementos biofísicos del sistema natural, de su dinámica, de las relaciones e interdependencia. Saber que se torna fundamental al momento de establecer pautas tendientes a la conservación y uso sustentable de los recursos. A partir de ello se plantean como objetivos para el presente trabajo, analizar en forma integrada los distintos elementos biofísicos y sus relaciones espaciales a fin de resultar en un mapa de Unidades de Paisaje utilizando un Sistema de Información Geográfica. Posteriormente se evalúa, en forma cualitativa, la susceptibilidad de cada unidad de paisaje atendiendo a la existencia de distintos umbrales de equilibrio y al desarrollo de procesos de desestabilización. Introducción El área de estudio se corresponde con la cuenca alta del río Aluminé, al oeste de la provincia del Neuquén, Argentina e incluye el ejido de Villa Pehuenia ubicado a los pies de la cordillera de los Andes (Fig. 1). Posee un alto potencial turístico derivado de la belleza y calidad de sus paisajes donde se conjugan montañas, lagos y bosques conformando un atractivo particular para aquellos turistas que buscan naturaleza y tranquilidad. Según datos del censo 2001 cuenta con 743 habitantes permanentes, cifra que se incrementa significativamente con la afluencia de turistas tanto en verano como en época invernal.
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A partir de la puesta en valor del paisaje, y sobre la base de un entorno natural ya alterado como consecuencia de los usos históricos de estas tierras, en la actualidad se está profundizando una paulatina y constante transformación de estos territorios. Se construye infraestructura turística (cabañas, restaurantes, hosterías, comercios), se abren y mejoran caminos de acceso, se realizan loteos para viviendas particulares, etc. Tales acciones desencadenan un notable impacto en el sistema natural a partir del desmonte, la impermeabilización de los suelos, la alteración de las laderas y la degradación ambiental. Esta situación es producto de una falta de control y ordenamiento territorial y ambiental por parte de los actores responsables en la ocupación y gestión del territorio. Se denota especialmente el desconocimiento de las funciones que cumplen los elementos biofísicos del sistema natural, de su dinámica, de las relaciones e interdependencia, saber que se torna fundamental al momento de establecer pautas tendientes a su conservación y uso sustentable. Dado este contexto se plantean como objetivos del presente trabajo elaborar un mapa de Unidades de Paisaje a partir del análisis, en forma integrada, de los distintos elementos biofísicos y sus relaciones espaciales utilizando un Sistema de Información Geográfica. Posteriormente se evalúa, en forma cualitativa, la susceptibilidad de cada unidad de paisaje a los procesos geomorfológicos (meteorización, remoción en masa, y trabajos de erosión, transporte y acumulación realizados por los distintos agentes geológicos locales), para luego hacer especial referencia a la propensión al desequilibrio o alteración que pueden presentar ante la intervención humana. El estudio de las características y dinámica de las unidades de paisajes constituye la base para la realización de diagnósticos ambientales y de ordenamiento territorial, lo que permite proponer las formas de utilización mas adecuadas bajo un enfoque de uso racional y diversificado. Considerando que el desarrollo de la región se basa casi exclusivamente en el uso y explotación de los recursos naturales -tanto para la actividad ganadera y forestal como por su potencial atractivo turístico-, es fundamental la protección de los mismos, sentido en el cual se efectúan propuestas tendientes a la preservación. Figura 1. Área de estudio
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Marco conceptual El estudio de la naturaleza debe ser abordado desde un enfoque sistémico donde el sistema natural o geosistema representa la organización espacial resultante de la interacción de los elementos físicos (clima, topografía, vegetación, suelos, agua). Estos se presentan en permanente equilibrio y funcionan mediante flujos de materia y energía. Todo geosistema se mantiene en equilibrio dinámico en el sentido de Hack (1960) entendido como aquél que opera entre las fuerzas y resistencias de las formas del terreno. Este equilibrio será estable hasta tanto se modifique alguno o varios de sus elementos. En este caso se produce una desestabilización del sistema que puede producir alteraciones significativas en los elementos constituyentes, especialmente si se supera el umbral o límite de estabilidad de las formas del terreno. “Estos umbrales pueden ser abruptos o graduales (Begin y Schum, 1984) y pueden operar para cualquier intervalo de tiempo, desde minutos a millones de años” (Gutierrez Elorza, 2008). La inestabilidad puede desencadenarse por causas intrínsecas, generadas dentro del sistema, o por causas extrínsecas, asociadas especialmente a la intervención de la sociedad sobre la naturaleza. En este sentido el hombre hace uso y aprovechamiento de los recursos que esta ofrece a fin de satisfacer sus necesidades y deseos crecientes generalmente provocando un impacto negativo, muchas veces sin intención e impredecibles (Miller, T. 2007) ya que muchas veces, se desconoce la susceptibilidad o resiliencia del medio natural (en tanto unidad sistémica y compleja) así como su potencialidad y aptitud. Se parte del concepto que el paisaje es un complejo de interrelaciones físicas, biológicas y antrópicas resultante de la modelación efectuada por distintos factores “cuya particular historia evolutiva y adaptativa le confiere ciertas peculiaridades” (Morláns, 2005). Asociado a ello se entiende por susceptibilidad del mismo a la capacidad de absorción de los impactos provocados, tanto por la propia naturaleza como por las actividades humanas, es decir, es la susceptibilidad al cambio cuando se desarrolla una alteración sobre él. La misma resulta tanto de las diferentes modalidades que puede adoptar un mismo tipo de uso del suelo, como también y especialmente de las condiciones intrínsecas del sistema biofísico ante la afectación. El conocimiento acabado de esto último es fundamental para orientar la acción de la sociedad en términos de sustentabilidad, por cuanto define la incapacidad del sistema para soportar el evento o recuperarse de sus efectos adversos, a la vez que sostiene en el tiempo y de forma dinámica su tendencia a retornar a un estado óptimo de equilibrio. Es en este último concepto donde se enmarca el presente trabajo. Etter (1990) define el paisaje como “una porción del espacio geográfico, homogéneo en cuanto a su fisonomía y composición, con patrón de estabilidad temporal resultante de la interacción compleja del clima, las rocas, el agua, el suelo, la flora, la fauna y las actividades humanas, reconocible y diferenciable de otras vecinas de acuerdo con un nivel de análisis (resolución) espacio-temporal” (En: Morláns, 2005). En este sentido, el área ofrece un mosaico de paisajes naturales, más o menos transformados por la acción humana, que se organiza a partir del rejuego entre las condiciones del relieve y las del clima (elemento determinante de la variabilidad expuesta) y “su influencia mutua y visible en las modalidades adquiridas de ello por la red hídrica y la cubierta vegetal” (Iglesias, 2001) El paisaje también es reflejo de la realidad ambiental de cada lugar donde se interrelacionan las formas del relieve, los procesos geológicos, el clima y la vegetación con los factores antrópicos que intervienen en ese espacio natural.
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El análisis de los paisajes como espacios socio-naturales requiere de una visión histórica que contemple los cambios derivados del uso y explotación de los recursos naturales en las distintas etapas de desarrollo y en función del avance tecnológico. En este sentido en el área la historia y explotación de los recursos ha variado significativamente pasando de una actividad eminentemente ganadera y forestal al desarrollo del turismo. Por ello al ser esta una región que basa casi exclusivamente su desarrollo en el uso y explotación de los recursos naturales el principal desafío ambiental que debe afrontar es la preservación de los mismos. El paisaje no sólo es valorado como recurso sino que también es la base y sustento de todas las actividades que se desarrollan en un determinado espacio. El área cuenta con un patrimonio natural de enorme riqueza, privilegiado y de calidad, con frecuencia poco conocido y preservado. Este paisaje es consumido como un recurso y por lo tanto se degrada o deteriora como cualquier otro producto de las diferentes actividades que la sociedad realiza. A partir de ello es que se plantea que el conocimiento y entendimiento de la dinámica del paisaje facilita cualquier decisión que afecte el uso del suelo y la gestión de los recursos naturales permitiendo la preservación y cuidado de los mismos. Metodología A fin de cumplir con los objetivos definidos para este trabajo se elabora una propuesta metodológica que permita realizar una zonificación en unidades del paisaje a partir de la combinación de las variables de índole biofísicas seleccionadas, las que fueron cartografiadas e incorporadas a un Sistemas de Información Geográfica (SIG). Las principales limitaciones para alcanzar los objetivos propuestos surgen de la escasa información de base, de la falta de cartografía temática digital y de las dificultades para la realización de los trabajos de campo (estado de los caminos, condiciones climáticas). Para la elaboración y combinación de los distintos mapas temáticos se utilizó el software Ilwis 3.3, herramienta sumamente eficaz para el análisis y relación de diferentes mapas facilitando su combinación, la identificación y espacialización de las áreas de interés. La aplicación de tecnología SIG permitió relacionar mapas, variables y datos provenientes de diversas fuentes, acciones fundamentales para el logro de los objetivos planteados (Fig. 2). Partiendo del concepto de paisaje expuesto anteriormente, se seleccionan las variables naturales de mayor incidencia en la conformación de este espacio. Las mismas son: clima, geología, geomorfología y procesos geomorfológicos, pendientes, suelos y vegetación. Esta información es relacionada y combinada con apoyo de campo y es expresada en el mapa síntesis de Unidades de Paisaje (Fig. 6). A éstas se les asigna un valor de susceptibilidad que fue definido a partir del análisis de cada unidad de los mapas temáticos elaborados (Fig. 7). El valor se determinó en función de la susceptibilidad a sufrir impactos negativos dadas sus características intrínsecas y la estabilidad natural. La misma fue definida en tres clases (alta, media y baja) y expresada en una tabla en Ilwis. El peso otorgado a cada variable fue determinado a partir de la información existente y de sucesivos trabajos de campo siguiendo los criterios que se detallan a continuación. La susceptibilidad geológica fue establecida considerando que la litología controla los procesos de estabilidad/inestabilidad del terreno. En este sentido se analiza la cohesión de los materiales y propensión a los procesos geomórficos externos -meteorización, remoción en masa y erosión-. Así el mayor peso –alta susceptibilidad-, es otorgado a los depósitos no consolidados de piroclastos holocénicos (lapilli), coluvio o tillita glaciaria los que son 57
fácilmente movilizados por el escurrimiento superficial, el viento y por los procesos de remoción de masa. Los valores bajos se corresponden con afloramientos de brechas eruptivas, esquistos arcillosos y calcáreos y rocas graníticas expuestas en topografías de bajo relieve por su mayor resistencia a los procesos erosivos. Además se otorga el mismo peso a los depósitos no consolidados localizados en superficies de suave pendiente –piso de la artesa o fondo de valle-. La evaluación geomorfológica se realiza atendiendo los procesos exógenos imperantes y su intensidad potencial (procesos de remoción de masa, erosión hídrica y eólica). El mayor peso se corresponde con los procesos de remoción en masa del tipo asentamiento rotacional en las laderas de las planicies lávicas, y de tipo flujos rápidos encauzados asociados a la presencia de material no consolidado en áreas de fuertes pendientes. Valores medios se establecieron a los procesos de erosión hídrica evidentes en los depósitos morénicos y a los procesos de deflación eólica favorecidos por la presencia de un importante manto de lapilli que corona la superficie de las planicies lávicas. Valores bajos se corresponden con el piso de la artesa, la topografía granítica de bajo relieve y el piso de los valles fluviales. Con respecto a las pendientes el peso más elevado -alta susceptibilidad- fue asignado a las laderas de fuerte declive (mayores a 30%), mientras que el rango siguiente, se corresponde con valores de 15 a 30%, coincidente con la topografía granítica de bajo relieve y sectores de laderas. En las categorías menores, con pendientes de 0-15%, se conceden valores bajos de susceptibilidad a los depósitos morénicos, al piso de la artesa glaciaria, al fondo de los valles fluviales y a la superficie de la planicie lávica. La valoración de la vegetación, se realiza contemplando la cobertura del suelo. En este sentido es importante considerar que la cobertura vegetal inhibe el impacto de la gota de la lluvia sobre la superficie, aporta materia orgánica al suelo, aumenta la capacidad de infiltración a la vez que disminuye la velocidad de circulación de la escorrentía superficial. Por ello, el mayor peso -mayor susceptibilidad-, se relaciona con el semidesierto de altura y por alteración y el menor se le asigna al bosque denso y semidenso, al bosque mixto y a los matorrales de Lomatia hirsuta (radal) y Nothofagus antarctica (ñire), unidades que ofrecen una buena cobertura vegetal.
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Figura 2: Esquema metodológico
FUENTES DE INFORMACIÓN
Mapas temáticos
Cartas topográficas Datos climáticos Informe suelos Imágenes satelitarias Trabajo de campo
Geología
Geomorfol ogía Geomorfología Unidades de Paisaje Vegetación
Pendientes
Susceptibilidad del Paisaje
Características y dinámica natural Las condiciones naturales de esta región se destacan por la amplia variabilidad derivada especialmente de sus características climáticas y topográficas que le imprimen un alto valor paisajístico y ambiental (Fig. 3). El área se extiende, en sentido oeste – este, desde la cordillera de los Andes hasta la Pampa de Lonco Luan mostrando un significativo gradiente altitudinal que pasa de los 2000 m.s.n.m. a 1000 m.s.n.m. en los valles para volver a ascender al este, donde aparecen las planicies basálticas, generando entre estas geoformas diferencias absolutas muy marcadas. Este gradiente se acompaña con un marcado descenso de las precipitaciones en el mismo sentido, con grandes diferencias en pocos kilómetros de distancia horizontal, ya que pasan de valores que superan los 2500 mm a menos de 600 mm. anuales de precipitación, concentrados en época invernal.
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Figura 3
Vista panorámica del Lago Moquehue. En el oeste predomina un paisaje de montañas elaborado sobre rocas intrusivas y metamórficas de edad precámbrica que reflejan rasgos heredados de la acción de los glaciares, entre los cuales se destacan aristas, circos y artesas. Dos grandes lagos, Aluminé y Moquehue, de origen glacial, ocupan la artesa principal, y es precisamente en sus márgenes donde se ha instalado la mayor parte de la población. Las abundantes precipitaciones pluviales y nivales que se manifiestan en el área han favorecido el desarrollo de densos bosques de Nothofagus pumilio (lenga), Nothofagus dombeyi (coihues), Nothofagus antarctica (ñire) y Araucaria araucana (araucaria o pehuén), los cuáles crecen sobre suelos de naturaleza volcánica, constituidos por cenizas y lapilli, con materia orgánica superficial. Se presentan "someros o de mediana profundidad, limitados por mantos de lapilli o tillita glaciaria; texturas medias a gruesas... bien drenados o algo excesivamente drenados" (Lopez Cepero, E.; Movia, C., 1983). Los mismos se caracterizan por la alta susceptibilidad a la erosión eólica y poco espesor efectivo para el enraizamiento. Un aspecto importante de mencionar es el espeso manto de material piroclástico, de diferente granulometría (desde cenizas hasta lapilli), que cubre la mayor parte de la superficie en estudio (Fig 4). No hay resultados ciertos que expliquen el origen y edad de estos depósitos que alcanzan varios metros de espesor y gran tamaño en sus partículas. Al respecto, mientras algunos autores (Galli, 1969; INTA, 1999) consideran que provienen de los volcanes chilenos próximos al límite internacional como el Llaima y Lonquimay, Zanettini y otros (2010) citando a Naranjo et.al (1993) los asocian a erupciones del volcán Sollipulli. Esta cubierta de material piroclástico le otorga una elevada susceptibilidad a la erosión hídrica, eólica y a los procesos de remoción en masa ya que se comporta en forma muy inestable dado que es un material suelto, grueso y sumamente liviano.
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Figura 4
Material piroclástico que cubre la mayor parte del área de estudio Las funciones de las comunidades de bosque, entre otras, son la generación de suelo y su protección, la prevención de procesos de remoción en masa, el almacenaje de agua de infiltración y la consecuente alimentación de la red hídrica (Lopez Cepero, E. y Movia, C., 1983). Por todo ello es importante preservar la vegetación de la zona protegiendo de esta manera el ecosistema natural. La combinación de montañas, lagos y bosques definen un paisaje especialmente atractivo pero frágil al momento de intervenir en el mismo. Las fuertes pendientes, la inestabilidad de las laderas y la cubierta de material piroclástico le otorgan una importante susceptibilidad a los procesos de remoción en masa y erosión que se evidencian en numerosos sectores intervenidos para la construcción de caminos y el desmonte para urbanizar. En este sentido, es importante considerar además, que el área tiene una peligrosidad sísmica moderada según el Instituto Nacional de Prevención Sísmica y que frecuentemente es afectada por depósitos de cenizas provenientes de los volcanes chilenos como ocurrió en los años 2002, 2008 y 2009 cuando un manto de cenizas cubrió la región después de la erupción del volcán Llaima. Esta situación complejiza y eleva su condición de inestabilidad ya que estos procesos endógenos suelen ser detonantes de eventuales movimientos de remoción en masa a la vez que se han detectado fisuras en algunas construcciones después del fuerte terremoto que se registró en Chile en febrero de 2010. Hacia el este, las condiciones naturales cambian. Las precipitaciones disminuyen (1000 mm. anuales a la salida del Lago Aluminé y aproximadamente 700 sobre la Pampa de Lonco Luan), el valle se hace amplio y las pendientes son significativamente menores predominando una topografía de bajo relieve modelada por la acción de los glaciares conjuntamente con rasgos de depositación, especialmente morenas. La vegetación se diferencia notablemente pasando del bosque a un dominio de matorrales de Lomatia hirsuta (radal) y estepas arbustivas principalmente en cercanías del lago Aluminé. La vegetación se diferencia notablemente pasando del bosque a un dominio de matorrales de 61
Hacia el norte de dicho lago se extiende una gran superficie, que alcanza el límite del área, representada por mesetas basálticas y geoformas de acumulación glacial. Sobre la misma se desarrolla el bosque abierto de araucaria combinado con semidesierto por alteración derivado de los procesos de erosión y acumulación, principalmente eólica. La araucaria o pehuén representa uno de los recursos naturales de mayor valor con los que cuenta, en forma casi exclusiva, la región. A él debe su nombre la Villa y es considerado sagrado por la cultura Mapuche. Esta especie, que ha sido explotada y afectada por incendios durante muchas décadas, se encuentra protegida desde 1965 por Ley Provincial Nº 489. En esta zona, la cobertura de araucarias es baja (10 a 20%) y en general son de poca altura (las mayores con 12 a 15 m), debido a que en estos sectores posiblemente ha habido un mayor aprovechamiento de esta especie. (Ayesa y otros, 1999). La regeneración es escasa a nula, por el alto consumo de los piñones por parte del ganado y de la gente. A esto se suma la degradación de los suelos lo que dificulta aún más el establecimiento de plántulas (Ayesa y otros, 1999). Por otro lado la presencia del semidesierto derivado de la intervención de los ecosistemas constituye un alerta sobre el uso y manejo de los recursos suelo y vegetación a la vez que denota la alta susceptibilidad del paisaje a los procesos de degradación. Continuando hacia el este se encuentra la Pampa de Lonco Luan, planicie lávica sobreelevada en el paisaje y expuesta a la acción de los fuertes vientos, que provenientes del oeste, no encuentran obstáculo para su acción erosiva. Esta zona presenta notables evidencias de degradación producto de la combinación de un ecosistema altamente frágil sobre el que se desarrolla una actividad ganadera caprina de tipo extensiva. Su particular historia evolutiva y adaptativa le confiere ciertas peculiaridades que se manifiestan en el avanzado grado de desertificación que presenta el área a pesar de un clima que le proporciona humedad suficiente para el desarrollo de una cubierta vegetal que limitaría la acción de los agentes de erosión. Sin embargo la tala, la práctica de los incendios y la explotación ganadera han llevado al área a un estado grave de degradación muy difícil de revertir (fig. 5). De lo expuesto deriva que “casi toda la historia de los sistemas naturales pueda ser explicada asumiendo al clima, como punto de partida del análisis integral de las unidades de paisajes naturales, a la vegetación como su espejo y, crecientemente, al deterioro ambiental como su peor imagen.” (Iglesias, 2001). Figura 5
Evidencias de un elevado estado de degradación del suelo y la vegetación. 62
Resultados A continuación se explican las unidades de paisaje definidas y la susceptibilidad otorgada a cada una de ellas. Cuadro 1 Unidades del paisaje
Susceptibilidad
Afloramientos rocosos de fuertes pendientes (de 15 a más de 30%) mayormente sobre rocas volcánicas, con semidesierto de altura por encima de los 1800 msm Están relacionados con divisorias de aguas y laderas de fuerte pendiente elaboradas sobre brechas eruptivas y esquistos arcillosos y calcáreos fuertemente perturbados por la orogenia terciaria y modelados posteriormente por procesos de erosión glaciarios. Las cumbres y laderas actualmente se encuentran afectadas por procesos de meteorización física, de tipo crioclastía o criogénicos. Como consecuencia de la meteorización de las rocas aumenta la proporción de materiales de diversa granulometría a los que se añade una generalizada cobertura de depósitos finos de origen volcánico, mayormente lapilli Las precipitaciones y la fusión de la nieve incorporan humedad al suelo incentivando el desplazamiento de los materiales sueltos inestabilizando el talud. Además propician procesos de remoción en masa del tipo reptación y flujos de detritos. Imperan suelos esqueléticos, arenosos, pumicíticos y gravillosos y con abundante pedregosidad superficial sobre los que se desarrolla el semidesierto de altura por encima de la línea de vegetación –timberline-. Además, donde las condiciones lo permiten, se distribuyen pequeñas áreas de bosque denso de lenga achaparrada y mixto de fagáceas y araucarias.
BAJA La menor susceptibilidad está asociada a la presencia de afloramientos de brechas eruptivas, esquistos arcillosos y calcáreos por su mayor resistencia a los procesos erosivos
Piso de la artesa (incluye lagos) con bosque abierto de Araucaria araucana (pehuén) en zonas húmedas y estepa graminosa y arbustiva al este. Esta unidad fue elaborada en el cuaternario, época en que el área cordillerana estaba cubierta por un manto continuo de hielo. Desde el mismo descendían glaciares de valle de cuenca compuesta que BAJA elaboraron la artesa en cuyo piso se encuentran los lagos Moquehue y Aluminé, de gran valor paisajístico. Los materiales modernos presentes en el fondo de esta unidad, están asociados a mantos Las condiciones espesos de piroclastos holocénicos (lapilli) y materiales de diversas topográficas y de granulometrías producto de depositaciones vinculadas con la accesibilidad propician 63
topografía local y escasos afloramientos rocosos –delta del río Litrán-. Por ende, dominan los suelos de texturas gruesas, de drenaje algo excesivo y con nulo a leve déficit hídrico estival. En las áreas más húmedas se distribuye el bosque abierto de Araucaria araucana con estratos arbustivos y herbáceo de baja cobertura, integrado por diferentes especies. Hacia el este, en condiciones semixerófilas, se desarrolla el matorral alto ramificado, semidenso a abierto de Lomatia hirsuta (radal) en estratos arbustivos, por lo general monoespecíficos (a veces con escasas leñosas acompañantes) y vegetación variable en el estrato inferior. En sectores, donde la cobertura vegetal es muy baja, se extiende el semidesierto por alteración.
eventuales usos intensivos del suelo que podrían desencadenar procesos de degradación.
Paredes de la artesa de fuertes pendientes (de 8 a 30%) cubiertas por lapilli con bosque denso mixto de Nothofagus y Araucaria araucana (pehuén). En esta unidad tiene desarrollo un manto de cobertura detrítica relativamente continuo, el cual guarda relación con las unidades de afloramientos rocosos en altura y los aportes gravitacionales que se añaden al regolito in situ y acumulaciones de cenizas y lapilli. La transición altitudinal de los pisos ecológicos, en combinación con la posición topográfica y la menor exposición a los vientos, en conjunto sistémico con las acumulaciones detríticas de laderas lapilli, escoria o tillita glaciaria- han generado las condiciones para el desarrollo de suelos de textura medias a gruesas, ácidos y en general bien drenados o algo excesivamente drenados. Los mismos permiten, en las paredes de las artesas glaciarias, donde la cantidad de agua disponible satisface los requisitos hídricos, el desarrollo de un bosque alto, denso, mixto de Araucaria araucana (pehuén) con Nothofagus subordinado en la consociación. En los faldeos más húmedos expuestos al sur, con abundante materia orgánica predominan los Nothofagus pumilio (lenga) en consociación con el pehuén, y sotobosque de Chusquea culeou (caña colihue) y Nothofagus antarctica (ñire) de gran uniformidad fisonómica. Al pie de las artesas prevalece el matorral denso de Nothofagus antarctica (ñire). Cabe aclarar que la vegetación cumple una función de gran importancia en cuanto a la estabilización de los materiales, la reducción de la escorrentía y el enriquecimiento energético y genético del ecosistema. Las presencia de materiales inestables en las cabeceras de las cuencas del área de estudio, posibilitan los procesos de remoción en masa del tipo flujos rápidos encauzados en canales a cuyo pie se extienden conos de deyección, siendo su principal evidencia las cicatrices de arranque. Los detonantes de estos movimientos en masa pueden estar mayormente vinculados con eventos meteorológicos que impliquen aportes significativos que saturen las laderas de alturas y alteren el estado de equilibrio.
ALTA La mayor susceptibilidad se relaciona con las fuertes pendientes y la presencia de materiales inestables que favorecen los procesos de remoción en masa y de erosión hídrica.
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Topografía de bajo relieve erosionado por acción glaciar en rocas graníticas con bosque abierto de Araucaria araucana (pehuén) y matorral de Lomatia hirsuta (radal) y Nothofagus antarctica (ñire) MODERADA Esta unidad se encuentra integrada por colinas bajas, de forma dómica, elaboradas sobre rocas graníticas y alineadas con sus ejes mayores en forma paralela o subparalela a la dirección del Las mayores movimiento del hielo glaciar. Se encuentra en consonancia con la restricciones se asocian presencia de humedales poco profundos, alargados y dispuestos a las pendientes sobre un sistema de lineamientos observados en imágenes satelitales y modelos digitales del terreno procesados (hillshade) e interpretación visual en fotografías aéreas. Los suelos presentan nulo a escaso déficit hídrico. Son bien drenados, profundos, de textura gruesa, con predominio de cenizas volcánicas holocénicas, no consolidadas, en superficie. En esta unidad, sobre las colinas graníticas, de relieves suavemente ondulados y bajo condiciones semixerófilas se desarrolla la comunidad de Lomatia hirsuta (radal) en estratos arbustivos semidensos a abierto y en los sitios más húmedos, el matorral semidenso de Nothofagus Antarctica (ñire) Depósitos morénicos, de pendientes onduladas, cubiertos por manto de lapilli con semidesierto por alteración y bosque abierto de Araucaria araucana (pehuén) y Nothofagus Antarctica (ñire) en galería. Estas geoformas de acumulación están asociadas al avance de los glaciares pleistocénicos En los sectores superiores de los cuerpos morénicos son visibles erráticos con frecuencia pulidos y estriados en el sentido del movimiento del hielo. Las laderas de estos depósitos están cubiertas por piroclastos holocénicos (lapilli), coluvio o tillita glaciaria; los que son fácilmente movilizados por el escurrimiento superficial y por los procesos de remoción en masa del tipo flujo imperceptible –reptación-y flujos rápidos de detritos encauzados a través de canales los que se depositan finalmente en zonas de baja pendiente. Los suelos poseen texturas media a gruesa, desaturados, en general bien drenados a algo excesivamente drenado y déficit hídrico estival. Asociada a la presencia de los materiales mencionados, y al estar estas superficies expuestas a la acción eólica, prevalece un semidesierto por alteración –formación vegetal de subarbustos, hierbas o gramíneas con bajos valores de cobertura vegetal menores al 15%-.
MODERADA Las mayores restricciones se relacionan con las pendientes, la baja cobertura vegetal y la presencia de materiales inestables que favorecen los procesos de erosión eólica e hídrica.
En los sitios más resguardados y húmedos se desarrolla un bosque abierto de Araucaria araucana (pehuén) y Nothofagus Antarctica (ñire) en galería.
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Superficie de las planicies estructurales lávicas con manto de lapilli y semidesierto por alteración Las mesetas basálticas constituyen claros ejemplos de inversión del relieve. Las coladas lávicas originariamente se derramaron en posiciones topográficas deprimidas del paisaje –por ejemplo bajos o valles fluviales pre-existentes- conformando estas unidades que pueden reconocerse, en la Pampa de Lonco Loan o meseta del Arco. Se la distingue por el tono oscuro, la superficie mayormente plana y por bordes nítidos que enlazan con escarpas de importantes dimensiones y fuerte pendiente que muestran el espesor de la cubierta basáltica. Esto permite inferir una posición elevada con respecto al relieve circundante. Esta unidad se encuentra coronada por un importante manto de lapilli el que representa el principal material formador de suelo. Por ende, estos son incipientes, regosólicos, de alta permeabilidad, sobre los que se desarrolla un semidesierto por alteración relacionado a procesos geológicos, un material fácilmente transportado por el viento y el agua, y un uso ganadero caprino extensivo de larga data.
MODERADA Las mayores restricciones se asocian a la presencia del manto de lapilli. Las planicies lávicas, sobreelevadas en el paisaje, están expuestas al accionar eólico, que moviliza fácilmente las partículas piroclasticas.
Laderas de las planicies estructurales lávicas, de fuertes pendientes (15 a 30% ) elaboradas en material piroclástico, con estepa arbustiva baja, y bosque semidenso de araucaria con evidencia de procesos de remoción en masa ALTA Las mesetas basálticas se encuentran limitadas por laderas de fuerte pendiente. El aspecto irregular que se observa a lo largo de la escarpa en los márgenes de la meseta, denota la presencia de bloques desplazados por procesos gravitacionales del tipo asentamiento rotacional. En estos la masa rocosa se moviliza a partir de una superficie curva y cóncava originando una morfología caracterizada por un escarpe pronunciado y slumps cuya superficie original se orienta hacia la ladera. El régimen hidrológico incide en la presencia de mallines, que generan un aporte permanente de humedad a los suelos. En el resto de esta unidad se desarrollan, al igual que la anterior, suelos incipientes, sin horizontes diagnósticos sobre los que se desarrolla matorrales medios y bajos de ñire y espetas arbustivas de baja cobertura.
La susceptibilidad se relaciona con la inestabilidad de las laderas, el depósito no consolidado de materiales piroclasticos. y la baja cobertura vegetal.
Valles fluviales elaborados sobre sedimentos aluviales modernos con estepa herbácea, matorrales de radal y bosque semidenso de Araucaria araucana (pehuén) La topografía plana de los fondos de valle es consecuencia de la depositación de gravas y arenas de ríos provenientes del frente de glaciares en retroceso durante la última glaciación. Las corrientes fluviales modernas erosionaron el piso de la artesa y excavaron los valles fluviales sobre depósitos anteriores. En esta unidad es dable
BAJA
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observar abanicos aluviales producto de la descarga de sedimentos transportados por las corrientes que descienden del frente morénico o montañoso producto de la fusión nival. Los suelos exhiben, al igual que en las unidades anteriores, un conjunto de propiedades en común que derivan del material originario, en estos casos el lapilli. Por ello son de texturas gruesas, elevada permeabilidad y profundos. Asociados a los mismos se desarrolla, en las laderas de los valles o cañadones, donde el agua edáfica se conserva por más tiempo que en las áreas expuestas, un bosque semidenso de Araucaria araucana (pehuén), o Lomatia hirsuta (radal) en estratos arbustivos. Además en la planicie de inundación, donde se concentran los derrames superficiales y relacionados con la presencia de agua en el perfil del suelo, prevalece una estepa herbácea, con mayor proporción de gramíneas del género stipa. En este sistema natural la cuenca del Aº Quillahue tiene como nivel de base al lago Moquehue. Su régimen hidrológico se caracteriza por presentar dos crecidas anuales, asociadas a las precipitaciones invernales o bien a procesos de fusión nival al final de la primavera o inicios del verano.
Las restricciones son del tipo hidrológico. Se relacionan a inundaciones del piso de valle asociadas a factores meteorológicos y antrópicos
Figura 6
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Figura 7
Conclusiones y recomendaciones La combinación de los distintos mapas temáticos y fuentes de información diversa, a partir de la aplicación del SIG permitió definir las unidades de paisaje y evaluar la susceptibilidad de las mismas. Los resultados muestran que las áreas de mayor vulnerabilidad se asocian a las fuertes pendientes que dominan el paisaje, y a aquellas zonas donde los materiales inestables se combinan con una baja cobertura vegetal, quedando los mismos expuestos a los procesos de degradación. Áreas que, tanto por causas naturales como antrópicas, presentan evidencias de procesos de remoción en masa, erosión hídrica y eólica. A partir de los resultados del trabajo se realizan las siguientes recomendaciones: Elaborar un plan de ordenamiento ambiental y territorial que defina las áreas más aptas para cada uso y preserve aquellas consideradas más frágiles. Limitar la intervención sobre laderas de fuertes pendientes. Preservar la vegetación natural prohibiendo la tala y quema de las especies nativas y restringiendo el desmonte para la construcción de infraestructura y edificaciones. Las propuestas tendientes a evitar y revertir los procesos de degradación son sumamente complejas y escapan a la capacidad de los actores y gobiernos locales. Las soluciones son de índole técnicas, económicas y políticas. En síntesis, de lo expuesto se concluye que, el ocupar este paisaje sin contemplar el impacto de las diferentes intervenciones es de altísimo riesgo y atenta contra la preservación de la calidad de sus recursos. Los sistemas naturales sufren un proceso de transformación derivado del crecimiento poblacional y el avance de las construcciones, por lo cual se considera fundamental conocer y comprender su funcionamiento, las condiciones y 68
condicionantes ambientales del área sobre bases conceptuales y metodológicas que permitan definir los usos mas apropiados para cada sector. Con respecto a la utilización de tecnología SIG, ésta permitió elaborar distintos mapas temáticos a partir de diversas fuentes de información (cartografía analógica, imágenes satelitarias, informes técnicos y trabajos de campo). Posteriormente la combinación de los mismos resultó en el mapa de unidades de paisaje desde el cual se definió el mapa de susceptibilidad del paisaje. Esto demuestra que el SIG constituye un instrumento decisivo e indispensable como soporte para trabajos de zonificación De esta manera se brinda a los organismos de planificación y gestión información cartográfica que puede ser actualizada y combinada permanentemente a la vez que permite una aproximación sistémica de la realidad física de una región amplia y diversa. Bibliografía AYESA, J. y otros, 1999. Evaluación de los recursos naturales renovables del área Pulmari y recomendaciones orientativas para su aprovechamiento sustentable. Comunicación técnica N°54. Area recursos naturales. INTA - E.E.A. Bariloche Macrorregión - Patagonia Norte. www.inta.gov.ar/bariloche/info/.../CT%20N%2054%20Relevamiento.pdf CIMINARI, M.; IGLESIAS, A.; JURIO, E.; TORRENS, C. y otros. 2007. Ocupación del Territorio y Problemática Ambiental en el Paraje Moquehue Provincia del Neuquén, Argentina. En: Muscar Benasayag, E. y Schmitt, H. (Coord.) Desarrollo local y medioambiente en América Latina. Instrumentos y acciones. Facultad de Geografía e Historia, Dpto. de Análisis Geográfico Regional y Geografía Física. Univ. Complutense de Madrid. ISBN: 978-8485592-67-8. Madrid. FERRER, J.; IRIZARRI; J. 1989. Mapa de Suelos de la Provincia del Neuquén. Escala 1:100.000. En: Relevamiento y prioritación de áreas con posibilidades de riego. Consejo Federal de Inversiones y Secretaría de Estado del COPADE. Neuquén. GALLI, C. 1969. Descripción geológica de la Hoja 35a, Lago Aluminé. Provincia del Neuquén. Dirección Nacional de Geología y Minería. Buenos Aires. GUTIERREZ ELORZA, M. 2008. Geomorfología. Ed. Pearson-Prentice Hall. España. HACK, J. 1960. Interpretation of erosional topography in humid temperate regions. American Journal of Science, Vol. 258-A. U.S. Geological Survey, Washington, D.C. IGLESIAS, A. 2001. Perfil ambiental de los paisajes de la Argentina. Anuario 2001. Depto. De Ciencias Sociales. Universidad Nacional de Luján. MENDÍA, J. y otros, 1989. Degradación de tierras de la Cuenca Aluminé – Collon Cura. Provincia del Neuquén. Gerencia de Intereses Regionales. HIDRONOR. MILLER, T. 2007. Ciencia ambiental. Desarrollo sostenible. Un enfoque integral. Ed. Cengage Learning. Octava edición. México. MORLÁNS, M. 2005. Introducción a la Ecología del Paisaje. Ed. Científica Universitaria Universidad Nacional de Catamarca ISSN: 1852-3013. http://www.editorial.unca.edu.ar MOVIA, C. Y LOPEZ CEPERO, E. 1983. Relevamiento de vegetación leñosa del departamento Aluminé. Neuquén. Dirección General de Bosques y Parques Provinciales. Neuquén.
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