TABARÉ AGUERRE MINISTRO DE AGRICULTURA, GANADERÍA Y PESCA

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TABARÉ AGUERRE MINISTRO DE AGRICULTURA, GANADERÍA Y PESCA Buenos días. En primer lugar gracias por la invitación a la que lamentablemente no pude confirmar oportunamente mi asistencia y el agradecimiento a este espacio de participación para compartir con ustedes, y comunicar, las acciones que venimos desarrollando desde la política pública vinculada a este tema. Cambio climático, como bien decía el Ministro Beltrame, lo podemos abordar desde distintos ángulos. En los primeros mensajes de compromiso político desarrollados de política institucional a partir de esta gestión de gobierno cuando analizamos cuáles eran los sectores que requerían acciones estratégicas, tanto en el marco del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca como en el resto de la institucionalidad agropecuaria –lo que solemos llamar la institucionalidad agropecuaria ampliada– donde está el Instituto Nacional de Investigación, hoy nos acompaña su presidente, el Instituto Nacional de Carnes –principal cadena agro industrial de nuestro país, representado por públicos y privados– el Instituto Nacional de Vitivinicultura. Es decir, el resto de los institutos vinculados al quehacer agropecuario coordinan acciones de política pública a partir de los lineamientos del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca. Obviamente el Ministerio no dice lo que hay que hacer, pero sí establece cuáles deben ser las líneas de políticas sobre la cual hay que trabajar. De las cinco líneas transversales a la actividad que verticalmente lleva adelante cada una de nuestras unidades ejecutoras en el Ministerio como así cada uno de los institutos públicos no estatales, adaptación y mitigación al cambio climático fue una de las primeras que pusimos, ¿por qué razón?, porque Uruguay tiene compromisos éticos y oportunidades comerciales en trabajar en la línea de la mitigación, pero se le va la vida como país en las estrategias que logre desarrollar en materia de adaptación. El Ministro Beltrame decía que el 80% de las emisiones de gases de efecto invernadero provienen del sector agropecuario. Es lógico. También el 70% de nuestras exportaciones. Es lógico que si lo medimos en términos sectoriales Uruguay tenga su emisión concentrada en el sector agropecuario, es lógico que si medimos las emisiones en términos per cápita el Uruguay tenga un indicador alto y por eso es importante trabajar en la huella de carbono porque lo que en realidad es relevante desde el punto de vista de la contribución en materia de emisión de gases de efecto invernadero son los indicadores relativos. Acá lo que importa no es lo que se emite por hectárea sino lo que se emite por unidad de producto, acá lo que importa no es lo que se emite por habitante, sino lo que se emite por unidad de producto, salvo que pensemos que el mundo va a dejar de comer carne o que el mundo va a dejar de comer arroz, o que el mundo va a dejar de comer lácteos. Entonces, en realidad lo que se presenta –y yo en eso voy a hablar un poco más extensamente después– lo que se presenta como una amenaza comercial por otro lado se presenta como una oportunidad comercial en una lógica de diferenciación de productos. De manera que el tema hoy no es adaptación. Pero adaptación y mitigación no son temas que estén desvinculados, todo lo contrario, nuestros esfuerzos en adaptación tienen que ver con impulsar una política de riego. Nuestros esfuerzos en adaptación tienen que ver con desarrollar prácticas culturales más seguras. Nuestros

esfuerzos de adaptación al cambio climático indirectamente terminan constituyendo tal vez la política pública medioambiental de mayor impacto en la historia del país, que es la aplicación de los planes de uso y manejo de suelos. Transformarnos en el primer país del planeta que logra regular la agricultura en función de la capacidad de uso de sus suelos, no con variables económicas, no con definiciones políticas, mucho menos con paradigmas ideológicos, sino en función de aplicación de la ecuación universal de pérdida de suelo donde están prácticamente todos los factores que contribuyen a la erosión modelizados. Permítanme que en este espacio comparta con ustedes la alegría de que llegamos al día de ayer con más de 420.000 hectáreas de cultivos de invierno que ya han presentado sus planes de uso y manejo de suelos. No con formularios y con papeles, simplemente en un formato web donde como cada uno de nosotros cuando quiere tramitar la visa para Estados Unidos y mete un dato mal se bloquea el trámite, de esta misma forma funciona la presentación de los planes de uso. Este país tiene validado por el esfuerzo de la facultad y por el esfuerzo del INIA durante muchos años todos los parámetros que nos permiten hoy ir a una agricultura donde se regula el uso de los suelos en función de la pérdida de suelos tolerables. ¿Por qué el Ministro Aguerre está hablando de esto? Porque en primer lugar es una medida de adaptación al cambio climático, porque el principal problema ambiental que tiene nuestro país, no me quiero meter en lo que no es mi tema, pero estoy seguro que uno de los principales problemas ambientales que tiene este país es la erosión de suelos si nosotros aplicamos la ecuación universal de pérdida de suelo y aceptamos aquellos planes que tienen un T de siete toneladas por hectárea, o sea estamos aceptando como bueno la pérdida de siete toneladas de suelo por hectárea, imaginen dos millones de hectáreas por siete toneladas de pérdida y la cantidad de nutrientes y agroquímicos vinculados a los suelos, la principal contribución a la contaminación difusa en nuestros agro-ecosistemas radica en la erosión. ¿Qué tiene que ver esto con mitigación, por qué estoy hablando de adaptación? Pero tienen que ver con mitigación, tener una agricultura conservacionista implica mantener la materia orgánica del suelo. Mantener la materia orgánica del suelo implica tener menores pérdidas por oxidación, y muchas veces entrar en el círculo virtuoso del aumento de materia orgánica debemos entrar a medir cuánto carbono fijamos como materia orgánica, tener una ganadería sustentable implica valorar adecuadamente en un país que tiene 11 millones de hectáreas de campo natural, la capacidad del secuestro de carbono de su maravilloso sistema de gramíneas y leguminosas que integran nuestro principal activo medioambiental en materia productiva que es nuestra biodiversidad del campo natural. La agricultura más moderna con la ganadería basada en el campo natural no son acciones ni rubros contrapuestos, al contrario, son totalmente complementarios y tienen que ver fundamentalmente con la capacidad de diferenciarnos en materia de mitigación y por lo tanto si lo medimos en materia de huella de carbono. Ustedes verán que no es por casualidad que el tema huella de carbono haya sido integrado en el mes de julio del 2010, el estudio de la huella de carbono de los principales productos agroindustriales de exportación responde a esta visión.

Responde a una visión en la cual un país agroexportador, un país como Uruguay que tiene el 70% de sus exportaciones vinculadas al sector agropecuario, que el producto bruto agropecuario es un 10% del total, si miramos el resto de los sectores que están encadenados con el sector agropecuario llegamos al 23% o al 24% del producto bruto. Algunos indicadores de nuestras cuentas públicas no están midiendo adecuadamente el altísimo grado de interrelación que tienen los servicios que vienen después de la actividad agropecuaria y estamos en un proceso de modificar esos números, es decir de modificar los parámetros de medición. Para un país de esas características, para un país que construye su competitividad sobre la base de la construcción de potentes políticas públicas que nos permiten competir por la vía de la diferenciación Uruguay vende hoy la carne al precio, a excepción de Estados Unidos, más alto del mundo. Eso no era así hace ocho años. Uruguay tiene 123 mercados de carnes abiertos, tiene 86 mercados de lácteos, CONAPROLE vende hoy la leche en polvo más cara que lo que la vende Fonterra en Nueva Zelanda. ¿Qué tiene que ver esto con el tema de ustedes? Tiene muchísimo que ver porque en realidad normalmente escuchamos hablar de competitividad en términos de salarios, en términos de impuestos o en términos de tipo de cambio, y eso entra en el capítulo que se llama competitividad a precio. Cuando hablamos de competitividad estructural o competitividad sistémica tenemos que hablar de otros atributos de competitividad que son tan importantes como los anteriores, que Uruguay venda en Corea cuando sus competidores no venden carne es un elemento de competitividad, que Uruguay acceda a la única cuota de carne que no paga arancel en Europa mientras Brasil, Argentina y otros países no lo hacen es un elemento de competitividad. Esa competitividad está desarrollada sobre la base de bienes públicos y ahí entra uno de los principales meollos. Uruguay ha construido su competitividad agroindustrial, la competitividad estructural visualizando no una política comercial, Uruguay no tiene hoy una política comercial por rubros, Uruguay está construyendo una verdadera estrategia de agro-especialización donde aquellos elementos que nos permitan objetivamente diferenciarnos constituyen elementos que nos permiten diferenciarnos. Uruguay accede a los mercados porque tiene sanidad, porque tiene inocuidad, porque tiene trazabilidad y también va a acceder a algunos mercados especiales porque va a tener huella de carbono. La instalación de las mesas de huella de carbono que se decidió hacerlo en tres de nuestras principales cadenas –la carne, la leche y el arroz– integrando a todos aquellos actores que deben participar en este proceso, actores privados y actores públicos, no los voy a mencionar a todos. En el día de mañana se presenta la terminación de la huella de carbono del arroz, hace unos días se presentó la de la leche. Tiene una fase primaria y tiene una fase industrial. En la tarde de hoy una técnica que trabajó para el LATU en este trabajo vinculado a la fase industrial de estas tres cadenas presentará seguramente su experiencia. Todo esto existe porque existió la decisión de política pública de que este era un tema relevante, por eso se constituyeron las mesas de trabajo para identificar la huella de carbono. Comercio y cambio climático. El Ministro Beltrame y César nos decían sobre la preocupación por las amenazas que implica la aplicación de la huella de carbono como una barrera comercial. Es cierto pero en esto no tenemos que ser ni tontos ni hipócritas. Uruguay está llamado a contribuir a la seguridad alimentaria global

vendiendo sus productos a los mejores precios posibles y en aquellos segmentos de alta gama. Porque nosotros no vamos a eliminar, no podemos auto-flagelarnos con concepto de que nuestros productos tiene que contribuir simplemente a la seguridad alimentaria global. Tiene que contribuir a la seguridad alimentaria global, pero transformándose en una forma de vida digna y justa para nuestros agricultores. Por otra parte en reiteradas oportunidades he dicho que el mundo no tendrá seguridad alimentaria mientras tenga agricultores empobrecidos. Nuestra contribución de las políticas públicas tiene que ver con construir eso. Nuestro Ministerio de Medio Ambiente en su unidad de Asuntos Internacionales, nosotros, liderado por la Cancillería en todos los foros de comercio tiene que reclamar para que esto no se transforme en una barrera al comercio, porque no lo podemos aceptar como país pero lo que nosotros no podemos evitar es que la cadena de supermercados Albert Heijn de Holanda pretenda tener góndolas con productos con etiqueta de huella de carbono. Sería tonto que nosotros no nos diéramos cuenta que hay un segmento de consumidores del mundo que sensibilizados por los problemas del calentamiento global y del cambio climático entiendan que contribuyen o piensen que contribuyen a disminuir el efecto del calentamiento comprando una hamburguesa que tenga etiqueta de huella de carbono, juguemos también en esa cancha; y la estrategia de la política pública es construir como bien público los insumos de información que nos permitan por un lado negociar y por otro estandarizar parámetros que al servicio de actores seguramente privados que se dedicarán a la medición y la certificación brinden un servicios para aquellos empresarios que se presenten en el mundo vendiendo nuestros productos con un valor diferencial. Y la defensa de un comercio justo en los ámbitos multilaterales no es contradictoria con aprovechar la oportunidad de diferenciar nuestra producción. Por eso decía esto es amenaza y oportunidad. Finalmente, este tema es tan estratégico que Uruguay decidió integrar tempranamente la Alianza Global. Para los que no saben lo que es la Alianza Global es un foro impulsado inicialmente por Nueva Zelanda, al cual rápidamente adhirieron aquellos países que tienen una economía agropecuaria, casi todos los del grupo de Cairns que decidieron fortalecer las líneas de investigación en los temas vinculados a la mitigación. Tempranamente le dimos instrucciones a Walter Oyhantçabal de involucrarse en ese tema. Quiero también compartir con ustedes con alegría que desde el año pasado ocupamos la vicepresidencia y a partir de junio de este año seguramente Uruguay ocupará la Presidencia de la Alianza Global, un foro científico mundial que trata estos temas desde la perspectiva que yo estoy mencionando. Faz Ferreira hablaba mucho y los que no leyeron Faz Ferreira sugiero que lo lean sobre las falsas oposiciones. En Uruguay como buenos conciudadanos de Faz Ferreira nos encantan las falsas oposiciones. Este es un ejemplo más, donde no tenemos que caer en la falsa oposición. Un aspecto es la posición de negociación pública y otro aspecto es las oportunidades que tienen nuestros privados. Resumen entonces, adaptación y mitigación van juntas en la perspectiva de la construcción de la lógica pública. Construcción de parámetros que permitan a los privados diferenciar sus productos, se construye en las mesas a las que se hacía referencia. Toda la información de estas mesas tendrá que terminar en elementos publicados. ¿Por qué no se han manejado números preliminares?, porque sería tonto

desde el punto de vista de la negociación ofrecer datos de nuestra huella frente a competidores que no ofrecen los datos. Uno de los temas que tendrá que discutir la Alianza Global es de qué manera se maneja la información. Ahora permítanme compartir con ustedes que, sin dar números simplemente conceptos, nuestros números son auspiciosos y son auspiciosos por las características productivas de nuestros agro-ecosistemas. El arroz emite metano pero independientemente de que el cultivo produzca tres toneladas o diez toneladas porque lo que emite es por la superficie que está inundada y los cambios en el potencial en dióxido y reducción, los cambios químicos y la emisión de metano. Si nuestro país produce 10 toneladas de arroz por hectárea es mucho más competitivo por kilo de arroz en términos de emisión por kilo que lo que es Colombia que produce 4800. Ese es el concepto. ¿Qué pasa con nuestra ganadería? Esto es clarísimo que nuestra ganadería tiene algunas dificultades. Sobre todo porque nuestra ganadería en campo natural tiene normalmente en los períodos donde el campo natural pierde calidad una baja de eficiencia en términos de digestibilidad un largo tiempo para degradar las cadenas carbonadas y eso lleva a una cantidad de emisiones de metano por kilo producido más altas. Pero además porque la calidad de las pasturas en invierno es mala, la ganancia diaria es mínima y en algunos casos es negativa y por lo tanto cualquiera sea la emisión si la divido en 50 gramos de ganancia diaria me va a dar por kilo producido un nivel muy alto. Los sistemas de producción de carne con su complementación estratégica que viene por el lado de los granos nos permiten aumentar los niveles de productividad. Eso está pasando hoy en Uruguay. Esa es la explicación por la cual Uruguay hoy produce más kilos de carnes que hace 10 años teniendo dos millones de hectáreas menos dedicadas a la agricultura porque algunas se fueron a la forestación, otras se fueron a la agricultura, otras se fueron a la lechería, la superficie en la que se produce carne en Uruguay es más baja. Sin embargo, producimos más carne, por lo tanto, producimos más carne por hectárea. La huella de esa carne estoy seguro que es mejor que la que teníamos hace 10 años. Esas son las cosas que nuestro complejo institucional tiene que desarrollar para transformarlas en herramientas de competitividad, construyendo, reitero el concepto, no una política comercial, una verdadera estrategia de agro-especialización como un país que va camino a transformarse en un país desarrollado a partir de actividades productivas de base agropecuaria que ni son primarias ni son atrasadas. Los mayores avances tecnológicos que ha habido en los últimos años en nuestro país vienen de nuestro sector agroindustrial. Las aplicaciones más masivas de una tecnología de la información y de la comunicación en el sector agropecuario es la trazabilidad. Somos el único país del mundo que tiene identificado sus 12 millones de vacas. ¿Pero cómo se vincula la trazabilidad con la huella de carbono? Si yo parto de la base de que no es lo mismo la emisión de una vaca comiendo en un feedlot que una vaca comiendo en pasto, yo tengo un modelo una vaca comiendo en grano o una vaca comiendo pasto. Ahora nosotros tenemos un sistema que dependiendo de los negocios come 23 meses pasto y los últimos tres meses grano, o come los últimos seis meses grano. Ahora cuando vayamos a explotar eso desde el punto de vista comercial ¿cómo lo hacemos? El único país del mundo que puede construir la huella

de cada vaca porque por el sistema de trazabilidad sabe que entre el 1º de julio del 2008 o del 2010 y el 1º de julio del 2012 estuvo a campo, y a campo en determinado lugar, geo-referenciado, que conjugado con el sistema nacional de información agropecuaria que estamos generando en este momento, que consiste en capas de información geográfica que nos permite saber qué se produce en cada lugar y cada padrón tiene un mapa de suelos, y cada mapa de suelos da una combinación botánica que es más o menos predecible cuál es el tipo de producción que tiene por año. Uruguay es el único país del mundo, trazabilidad mediante, que puede terminar haciendo una huella de un determinado animal, porque hacemos la huella de la vaca pasto o la huella de la vaca feedlot, en realidad lo que importa es la huella de la vaca que terminó en la colita de cuadril de 1,200 Kg que tiene un código de barras y que va a determinado mercado. Ahora ¿cuál fue la huella de esa vaca?, ¿cuál es el país del mundo que puede rastrear y combinar política pública de trazabilidad, política pública de sanidad, política pública de diferenciación comercial a través de la huella de carbono? No hay que tenerle miedo a la huella de carbono porque por más de que nosotros gritemos a los ámbitos multilaterales, por más de que vayamos al Grupo de Cairns y digamos que esto no lo tenemos que aceptar, reitero el concepto, la cadena de supermercados Albert Heijn va a querer determinado bife con huella, preparemos a nuestros productores construyendo políticas públicas para que se transforme esa diferenciación. Diferenciación es más valor, más valor es más riqueza más riqueza es más felicidad. Eso es lo que nosotros tenemos que hacer no solamente desde la esfera pública, sino en la pública y la privada. Muchas gracias.

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