TEMA 7: La Primera Guerra Mundial

© RAFAEL MONTES GUTIÉRREZ - 2011 - PROFESOR DE GEOGRAFÍA E HISTORIA TEMA 7: La Primera Guerra Mundial 1. LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL EL INICIO DE LA GU

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TEMA 7: La Primera Guerra Mundial 1. LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL EL INICIO DE LA GUERRA El 28 de junio de 1914 el archiduque Francisco Fernando, heredero de Austria-Hungría, fue asesinado en Sarajevo. La reacción inmediata de las potencias estuvo determinada por los problemas acontecidos a lo largo de los diez años anteriores. El gobierno austro-húngaro trató de aprovechar el incidente para hundir a Serbia, desde Viena se veía la posibilidad de una guerra con Rusia y por ello se necesitaba contar con el apoyo de Alemania, apoyo que fue prometido por Berlín. El 23 de julio, Austria envió un ultimátum a Serbia, y al ser rechazadas sus exigencias, el 28 declaró la guerra. Rusia había advertido que no permanecería neutral, el 29 de julio el gobierno de Moscú procedió a una movilización de sus tropas, Francia e Inglaterra advirtieron a Berlín que no serían neutrales. El 30 del mismo mes Rusia movilizó su ejército en la frontera contra Austria-Hungría y Alemania. El 1 de agosto, Guillermo II declaró la guerra a Rusia y el 3 de agosto a Francia, al día siguiente, Alemania invadió Bélgica, e Inglaterra entró en el conflicto. GUERRA DE MOVIMIENTOS (1914-1915) En el frente occidental la ofensiva alemana se organizó de acuerdo con el Plan Schlieffen, que daba prioridad a un rápido ataque sobre Francia (un Blitzkrieg o guerra relámpago), esperando que la movilización de Rusia se iniciara con mayor lentitud debido a la ausencia de buenas infraestructuras en este país y la menor preparación del ejército ruso. Francia no esperaba un ataque sobre el norte (Bélgica era neutral), de modo que el avance alemán fue rápido, el 2 de septiembre los alemanes se situaron a las puertas de París, el gobierno francés abandonó la capital, el mariscal Joffre se encargó de dirigir la guerra y frenó a los alemanes en el Marne. A partir de ese momento se pone fin a la guerra de movimientos y se inicia la guerra de trincheras. Ante la imposibilidad de avanzar con rapidez, Alemania, respondió por el mar con la toma de Brujas, Gante y otros puertos, el frente occidental se estabilizó. En el frente oriental los alemanes vencieron a los rusos en Tannenberg y Lagos Masubianos, el ejército ruso, aunque muy numeroso, no podía competir con la tecnología alemana, aunque sí avanzó sobre los austriacos en los Balcanes cuyo ejército era de similares características al ruso, la llegada de refuerzos alemanes a los Balcanes frenó el avance eslavo.

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GUERRA DE POSICIONES (1915-1916) La guerra de posiciones constituye la fase de las trincheras y del desgaste, los tanques entraron por primera vez en combate, también las primeras armas químicas y la aviación. Otros países fueron seducidos por la guerra y decidieron participar, a finales de 1914 intervino Turquía al lado de las potencias centrales por temor a Rusia, y Japón lo hizo a favor de los aliados conquistando las islas alemanas del Pacífico. Los aliados iniciaron la ofensiva de Champagne que fue incapaz de romper el frente occidental, en el frente oriental Alemania lanzó las ofensivas de Lituania y del Vístula que obligaron a Rusia a una retirada. A lo largo de 1915 entraron en guerra nuevas potencias, Rumania e Italia dejaron de apoyar a las potencias centrales y se aliaron con la Entente, Bulgaria se puso del lado de Alemania por ser antiserbia. En este año tuvo lugar el desembarco anglofrancés en Gallipoli que tenía como fin acabar con Turquía, pero terminó en fracaso. Alemania decidió concentrar todas sus fuerzas en un sólo punto del frente occidental, Verdún, e inició una ofensiva sin precedentes hasta entonces en 1916, el mariscal Petain intentó resistir, la ofensiva duró varios meses pero no logró romper el frente occidental. Los aliados repicaron al intentar una vía de penetración en el Somme, pero tampoco lograron sus objetivos, las consecuencias de ambas batallas fue un aumento del desgaste en ambos bandos. EL AÑO CLAVE DE LA GUERRA: 1917 Hasta 1917 el frente occidental se había alterado solamente unos pocos kilómetros, esta situación que llevó a Alemania a continuar con la ofensiva, pero de manera diferente, por eso decidió intensificar la guerra submarina a sabiendas de la posibilidad de la intervención americana en la guerra. La idea alemana era que al cortar los suministros aliados, tendría tiempo suficiente para ganar la guerra antes de la llegada de las tropas estadounidenses a Europa. Esto hizo de los océanos un nuevo entorno de conflicto, intensificando los combates en las áreas coloniales. Hasta el 2 de abril de 1917 los Estados Unidos, bajo la presidencia de Wilson, permanecieron neutrales. La flota submarina alemana interceptó desde 1917 cualquier convoy en el Atlántico que sirviera para avituallar a los aliados. El hundimiento del Lusitania, un barco de pasajeros que en secreto transportaba material bélico, provocó la decisión de intervenir por parte de los Estados Unidos. Aunque ésta fue la causa coyuntural, existieron otras causas

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que explican su intervención, en particular la alteración del comercio norteamericano en el Atlántico norte, muy relacionado con Gran Bretaña, país que buscaba la entrada en guerra los Estados Unidos. Su intervención significó el inicio del colapso alemán, la industria norteamericana y su potencial humano vinieron a revitalizar el agotamiento de las potencias aliadas. Ese mismo año, Rusia, decidió salir del conflicto, el motivo fue el inicio de la revolución rusa, fenómeno muy relacionado con la guerra (por el inabastecimiento de las tropas y las pérdidas humanas). Tras la revolución de febrero de 1917 la tensión social en Rusia siguió en aumento, estas noticias llegaron al extranjero donde se encontraba exiliado Lenin, pero Europa estaba en guerra y para llegar a Rusia era preciso pasar por Alemania, este país prestó su conformidad a cambio de la condición de que Lenin saliese de la guerra una vez hubiese conseguido el poder, Alemania lo necesitaba y Lenin sabía que la revolución sólo triunfaría si terminaba la guerra. Tras el triunfo de la revolución de octubre de 1917, Trotski, firmó el armisticio con Alemania en diciembre, y en marzo de 1918 se firmó el Tratado de Brest-Litovks, por el que Rusia renunciaba a Finlandia, Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, Ucrania, Besarabia, Batum y el Kars. LA ÚLTIMA FASE DE LA GUERRA EN 1918 La salida de Rusia de la guerra fue aprovechada por el general Ludendorff para iniciar una potente ofensiva en marzo de 1918 sobre la Picardía francesa, esta ofensiva rompió el frente de trincheras y colocó a los aliados en una difícil situación. El mando aliado se unificó en torno al mariscal francés Foch, que tampoco pudo detener una segunda ofensiva alemana. Pero los alemanes, como consecuencia del deterioro económico, no pudieron abastecer el avance de sus tropas, y esta ofensiva quedó bloqueada en la primavera de 1918. A partir de este momento, el declive bélico de Alemania era ya evidente. Los aliados, en junio, iniciaron una definitiva ofensiva apoyada por el potencial americano, el frente alemán se hundió. También en junio las tropas austriacas iniciaron una ofensiva en Italia que acabó en derrota el otoño de aquel año, y con la rendición el 3 de noviembre del ejército austriaco en Padua. El 30 de octubre los turcos habían capitulado ante los aliados. Alemania capituló el 11 de noviembre tras la abdicación de Guillermo II, hecho que fue seguido por la abdicación del emperador de Austria, Carlos. EL TRATADO DE VERSALLES

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Los tratados de Versalles, Saint-Germain, Neuilly, Trianon y Sevres pretendieron articular un nuevo orden en Europa, sin embargo, las duras condiciones impuestas a los vencidos significaron la antelación de la Segunda Guerra Mundial. El punto de partida de los tratados de paz fueron los 14 puntos que el presidente norteamericano Wilson había hecho públicos en enero de 1918, cuyos objetivos prioritarios eran la democratización de la diplomacia (punto primero) y la creación de una Sociedad de Naciones destinada a velar por la seguridad del sistema internacional (punto catorce). Los otros puntos del programa eran sobre la libertad de los mares, el desarme, reajustes territoriales la cuestión colonial. Imperio Alemán: En su parte oriental perdió parte de Silesia y quedó dividida en dos (Prusia Oriental y Occidental) por el corredor de Dantzig, ciudad internacional; En su parte septentrional perdió unos ducados que pasaron a Dinamarca; En su parte occidental perdió Alsacia y Lorena que pasaron a Francia; También perdió todas sus colonias que fueron repartidas entre las potencias vencedoras; Fue obligada a pagar una fuerte indemnización de guerra, las llamadas reparaciones, y se produjo el desarme del país que acabó convirtiéndose en una república con capital en Weimar. Imperio Austrohúngaro: Se desmembró en Austria (reducida a una pequeña República sin salida al mar), Hungría, Checolslovaquia y Yugoslavia. Imperio Otomano: Fue reducido a la Península de Anatolia, se sentaron las bases para su transformación en república con Mustafá Kemal como presidente en 1923, los canales del Bósforo y Dardanelos fueron internacionalizados. Bulgaria: También sufrió inquietantes pérdidas territoriales. Rumania: Se vio engrandecida con Bucovina, Transilvania y Besarabia, lo que le convirtió en un estado multiétnico e inestable. Italia: Se hizo con Trieste, Istria, Dalmacia y el valle del Alto Adigio. Grecia: Obtuvo Esmirna y Tracia. Yugoslavia: Serbia vio satisfechos sus anhelos imperialistas con la creación de Yugoslavia (Federación de Eslavos del Sur) que integraba a servios, croatas y eslovenos. Japón: Se quedó con las posesiones alemanas en China y en el Pacífico (las islas Marianas, Carolinas, Marshall, Salomón y Nueva Guinea). Francia: Recuperó Alsacia y Lorena, y recibió Togo y Camerún. Inglaterra: Asentó las bases de la Commonwealth al caer su Imperio en decadencia ante el gasto de la guerra y la competencia norteamericana, no obstante, recibió Tanganica y África Occidental Alemana para la Unión Sudafricana. Estados Unidos: Se convirtió en la Primera potencia económica del mundo, bajo los auspicios norteamericanos se creó la Sociedad de Naciones. La primera Guerra Mundial trajo la pérdida de 10 millones de vidas humanas y cerca de 30

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millones de heridos, supuso el inicio del declive de las potencias europeas sobre el mundo. Tras ella nació la Unión Soviética con un importante recorte fronterizo junto a Finlandia, Polonia, Ucrania, Estonia, Letonia y Lituania. 2. RELACIONES INTERNACIONALES EN EL PERIODO DE ENTREGUERRAS Las dos décadas de paz que se extienden entre las dos guerras mundiales son conocidas como el periodo de entreguerras, a lo largo de estos años el mundo entero, y en particular Europa, experimentaron profundos cambios políticos y económicos. LOS FELICES AÑOS VEINTE Entre 1919 y 1929 se vivió la posguerra, que terminó cuando la producción económica consiguió recuperar el nivel de antes de la guerra, en estos años se manifestó un evidente declive europeo y el gran desarrollo de los Estados Unidos y de Japón, en parte porque EEUU no quiso que Europa se recuperase del todo de la crisis. La Conferencia de Washington (1921-22) llegó a un acuerdo sobre la proporción entre las flotas de guerra de los principales países, siendo el mayor nivel para EEUU e Inglaterra. Alemania y Rusia arreglaron sus diferencias en el Tratado de Rapallo (1922). Inglaterra cubrió la mitad de sus gastos militares mediante el aumento de las contribuciones en su imperio, los restantes países recurrieron al crédito estadounidense, además Inglaterra y Francia se encontraron con que el régimen soviético había renunciado la deuda pública zarista, con lo que estos dos países perdieron sus inversiones en Rusia, lo que provocó un distanciamiento entre la URSS y los países occidentales de economía capitalista. Alemania se vio obligada a pagar las reparaciones de guerra que debían ayudar a la recuperación de los países vencedores, éstos elevados costos económicos llevaron al país a la hiperinflación de comienzos de los años 20 que acabó con la clase media alemana. La tesis franco-británica pretendía unir ambas cuestiones y aplazar el pago de su deuda con los Estados Unidos hasta que Alemania hiciera efectivo el pago de las reparaciones, en 1923 el retraso en este pago de las reparaciones a Francia acabó con la anexión del Rhur por parte de Poincaré, representante de la derecha francesa. El gobierno alemán solicitó una investigación sobre la economía de su país, por este motivo EEUU se vio obligado a cambiar de actitud, y se formó una comisión de expertos nombrada al efecto presidida por el banquero norteamericano Charles G. Dawes, quien recomendó que la cantidad anual que

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Alemania debía pagar se fijase en 2’5 millones de marcos-oro y que se concediese a Alemania una cuantiosa cantidad en créditos. De este modo EEUU ejecutó el Plan Dawes en abril de 1924, el plan logró sus objetivos, la economía alemana inició su recuperación, Alemania pudo empezar a pagar las anualidades acordadas y Francia retiró sus tropas del Ruhr a partir de 1925. A partir del Plan Dawes se empezó a germinar un nuevo clima internacional favorable a la cooperación multilateral y a la solución pacífica de conflictos y tensiones, a pesar de la escasa operatividad de la Sociedad de Naciones. La prosperidad general que se empezó a disfrutar entonces en todo el mundo ayudó a superar el trauma de la Guerra y facilitó la reconciliación entre los pueblos. El 1 de diciembre de 1925 se firmaron los Tratados de Locarno, auspiciados por Gran Bretaña, Francia y Alemania. El principal de ellos, suscrito por Francia, Bélgica y Alemania, y garantizado por Gran Bretaña e Italia, confirmó la inviolabilidad de las fronteras alemanas con Bélgica y Francia y la desmilitarización del Rin. Por último, Alemania era admitida en la Sociedad de Naciones en 1926. Un nuevo espíritu empezó a reinar en Europa, el espíritu de Locarno, en el que el entendimiento parecía asegurado y todo el mundo tenía ansia de paz y buena voluntad. En aquel ambiente de distensión general también se dieron iniciativas en busca de una fórmula permanente y segura de paz. Así, en agosto de 1928, Gran Bretaña, Francia, EEUU, Alemania, Italia y Japón firmaron en París el llamado Pacto Briand-Kellog, a propuesta del ministro francés de Exteriores, Briand, y del Secretario de Estado norteamericano, Frank B. Kellog, por el que los países firmantes renunciaban a la guerra como medio de resolver los conflictos. En ese clima, el Plan Dawes fue revisado y sustituido por otro mejor, el Plan Young (febrero de 1929), por el cual la deuda de guerra alemana fue reducida en un 75 % y fijada en 121 billones de marcos, y se amplió el número de plazos para su pago. Lo que se dio en llamar “espíritu de Locarno”, el deseo de paz y cooperación, parecía triunfante. Sin embargo, la gran depresión económica de octubre de 1929 destruyó el “espíritu de Locarno” y propició que la inseguridad, la violencia y la tensión volvieran a caracterizar las relaciones internacionales a lo largo de los años 30. Lo que en 1928 era impensable, la posibilidad de una nueva guerra mundial -como mostraba que un total de 62 Estados ratificasen el Pacto Briand-Kellog-, resultaría casi inevitable en unos pocos años. LOS TRISTES AÑOS TREINTA

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De los felices años veinte se pasó a los tristes años treinta, a lo largo de los cuales cada país tendió a su supervivencia individual sin tener en consideración a los demás. La crisis del 29 trajo paro, pobreza, exaltación del nacionalismo, desprestigio del sistema democrático y, lo que es peor, el ascenso del nazismo al poder, con su política exterior agresiva, revanchista y expansionista. La llegada de Hitler al poder en 1933 desestabilizó el equilibrio europeo. Hitler significaba la renuncia del Tratado de Versalles, el rearme alemán, la idea de la unión con Austria, una amenaza cierta sobre los Sudetes (el enclave alemán en Checoslovaquia) y sobre Dantzig (puerto también alemán dentro de territorio polaco), y aún la posibilidad de que Alemania buscase para sí un “espacio vital” en las regiones eslavas del este de Europa. La comunidad internacional no supo reaccionar con firmeza. Francia, dividida y debilitada por sus propios problemas internos (sufrían los efectos de la crisis del 29) y Gran Bretaña (que creía que una política de concesiones a Alemania haría “entrar en razón” a Hitler) optaron por una política de apaciguamiento hacia los dictadores. Ese mismo año, el dictador alemán anunció su retirada de la Sociedad de Naciones, Ante la pasividad occidental (EEUU estaba también instalado en un decidido aislacionismo, que contaba con un mayoritario respaldo popular), Italia y Alemania proclamaron en 1936 el Eje Berlín-Roma, que tres años más tarde se convirtió en una alianza formal (“El Pacto de Acero”), incorporándose Japón al año siguiente. En marzo de 1936, tropas alemanas ocuparon, entre el entusiasmo de la población, la zona desmilitarizada del Rin, este acto destruía literalmente el sistema de Versalles, pero Gran Bretaña y Francia no hicieron nada para evitarlo. Durante la Guerra Civil Española (1936-1939), Gran Bretaña y Francia impulsaron una política de neutralidad y no intervención con el objeto de que la guerra española no desembocara en una conflagración europea. Alemania e Italia enviaron armas, soldados y asesores a Franco, recordemos que la República española sólo recibió la ayuda de la URSS. El peligro de una nueva guerra mundial era evidente. En 1938 el Reich consumó la anexión de Austria, el 12 de marzo tropas alemanas entraron en este país siendo aclamadas por la mayoría de la población. Ese mismo año tuvo lugar la crisis de Checoslovaquia, el pretexto de intervención lo proporcionó la campaña separatista llevada a cabo contra el gobierno checo por la población alemana de la región de los Sudetes, el 30 de mayo, Hitler, decidido a anexionarse el territorio, ordenó la preparación del ejército. Gran Bretaña y

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Francia, temerosas de una guerra -las fronteras checas estaban garantizadas por los tratados de Locarno y, además, Checoslovaquia había firmado acuerdos defensivos con Francia y con la URSS-, entraron en contacto con Mussolini quien sugirió a Hitler la celebración de una conferencia que resolviera el conflicto. La reunión entre los cuatro grandes de la política europea (Gran Bretaña, Alemania, Italia y Francia) se celebró el 29 de septiembre de 1938 en Munich (Tratados de Munich), donde Daladier y Chamberlain cedieron ante las exigencias de Hitler creyendo que serían las últimas, se acordó transferir los Sudetes a Alemania, parte de Rutenia a Hungría y Teschen a Polonia, a cambio de la garantía de los cuatro a la independencia de Checoslovaquia. Sin embargo, en marzo de 1939, Hitler con sus ejércitos entró en Praga y declaró que Bohemia y Moravia formaban parte del espacio vital alemán, convirtiéndose el resto del Estado checo en protectorado alemán, ocupado definitivamente por fuerzas militares alemanas con carácter permanente. Las democracias europeas sentían el peligro de la guerra, pero se resistían a creer en la posibilidad de un nuevo conflicto bélico. Para hacer frente a las fuerzas del Eje hubiera sido necesaria una alianza con la URSS, pero Francia y Gran Bretaña no se decidían a aliarse con un estado comunista porque no se fiaban ni de su sinceridad pacifista ni de su solidez militar. Además la URSS estaba molesta con la intervención aliada en su guerra civil y por la imposición de los antiguos aliados de un cordón sanitaire alrededor de su país. Ante el estupor de las democracias occidentales, en agosto de 1939, Hitler y Stalin firmaron el pacto germano-soviético de no agresión. De esta manera, Hitler conseguía la neutralidad soviética ante la inminente invasión nazi de Polonia, mientras que la URSS aseguraba su zona de influencia en las repúblicas bálticas y en la parte oriental de Polonia. Francia y Gran Bretaña anunciaron que se opondrían a ello con las armas. Pocos días después se produjo la invasión y el avance alemán en Polonia, que se realizó según los planes de la llamada “guerra relámpago”, culminando en sólo cuatro semanas. Dos días después de la invasión, el 3 de septiembre de 1939, Inglaterra y Francia declaraban la guerra a Alemania.

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