TEMA15 ARQUITECTURA, ESCULTURA Y PINTURA DEL SIGLO XVIII

TEMA15 ARQUITECTURA, ESCULTURA Y PINTURA DEL SIGLO XVIII. La pervivencia del Barroco. El mantenimiento del arte barroco se produjo gracias al refinami

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TEMA15 ARQUITECTURA, ESCULTURA Y PINTURA DEL SIGLO XVIII. La pervivencia del Barroco. El mantenimiento del arte barroco se produjo gracias al refinamiento del arte “rococó” (llamado así por el motivo decorativo denominado “rocaille”, elemento asimétrico, medio vegetal y calcáreo como concha que inunda todo). El rococó va a surgir en el ambiente refinado y frívolo de la Regencia del Duque de Orleans y mantenido durante el reinado de Luis XV. Así, es el arte característico de la sociedad aristocrática. Frente a esta nueva evasión artística, la burguesía antepondrá la razón, base de su nuevo clasicismo. En el Rococó los espacios arquitectónicos se ven sustituidos por salones y gabinetes pequeños, y los estucos y la porcelana inundan las paredes. El arquitecto francés que mejor encarna este ideal es Jacques Gabriel, que destaca por sus deslumbrantes interiores llenos de gracia y delicadeza inventiva (ej. Petit Trianon de Versalles y el Hotel Biron de París). El afán por la comodidad, la elegancia y el lujo, produjo que en el siglo XVIII hubiera un gran desarrollo de las artes decorativas (porcelanas, bandejas, muebles, escritorios……). La pintura rococó destaca en Francia, en la época de Luis XV. Un ambiente galante, refinado, picaresco y sensual invade la pintura, que adopta dimensiones reducidas y una temática basada en la realidad cortesana e interpretando la mitología de manera sugerente, a veces erótica.

Antoine Watteau (1684-1721) es el más exquisito de los pintores de la época; personajes de proporciones menudas que se mueven en ambientes umbrosos. Es el creador de las fiestas galantes, reflejo de la vida cortesana que busca artificiosamente un contacto con la naturaleza. Otros representantes son François Boucher, pintor de la sensualidad femenina, o Fragonard, precursor del Romanticismo y de los temas galantes.

El Neoclasicismo. De la mima manera que a la serenidad del Renacimiento le sustituye la inestabilidad y “locura” del Barroco, éste tenía que ser enterrado por una nueva 1

búsqueda de la sensatez que, entre el siglo XVIII y principios del XIX, dio lugar al Neoclasicismo. La razón, a la que tantas ocasiones apelaron los Ilustrados, es considerada ahora como el arma más valiosa de la que se puede valer el ser humano. Solo la razón podrá ofrecer la serenidad y el equilibrio que tanto interesa a los neoclásicos. El Neoclasicismo es un estilo artístico que surge en torno a 1750 y debe ser interpretado como una reacción contra el decorativismo y la exuberancia que caracterizó al Rococó. Esta vuelta al mundo clásico, buscando la imitación de la perfección griega, ya se había producido en el arte renacentista. Los factores que pueden explicar este Neoclasicismo y el redescubrimiento de la antigüedad clásica son: • En este momento se producen las primeras excavaciones arqueológicas que permitieron un conocimiento más profundo de la Antigüedad clásica (ej. Excavaciones Pompeya y Herculano). • El movimiento de la Ilustración pone en tela de juicio el absolutismo monárquico. El pensamiento ilustrado es un nuevo humanismo y una visión optimista de la historia que confía en el progreso y avance del ser humano. • Se empiezan a crear sociedades de amigos de la Antigüedad, que organizan viajes a lugares lejanos, dedicándose a hacer bocetos de las ruinas clásicas (ej. Piranesi en Roma, que ejercieron una gran influencia). • Winckelmann será el creador de un estudio de la Historia del arte entendido como el desarrollo histórico de los estilos en su obra Historia del Arte de la antigüedad, interesándose especialmente por el arte griego y defendiendo con vehemencia la estética del mundo clásico y la opuso al Barroco. • Surge también las Academias que se encargarán de dar uniformidad al gusto de la época y de buscar un arte único que se debe inspirar en el arte griego, al que consideraban el más perfecto de todos. Sus campañas antibarrocas en pos del llamado “buen gusto” verán así coronados sus esfuerzos. Las Academias contribuyeron a que la pintura, escultura y arquitectura dejaron de ser oficios mecánicos para convertirse en nobles artes liberales. • Mientras que el Renacimiento vuelve sus ojos al mundo clásico romano, en el Neoclasicismo se decantan por el griego. • Por otra parte el cansancio y agotamiento de las formas decorativas del Rococó sin apenas trascendencia en los exteriores, cuyos trazados se repiten, crean una crisis estética cuyas salidas era el esfuerzo de crear un estilo nuevo o imitar el pasado clásico, que tenía además la serenidad de más de un siglo 2

de inquietante dislocación de formas y embriaguez decorativa. Además, estos planteamientos darán a los revolucionarios que quieren eliminar el Antiguo Régimen de una alternativa estética al arte aristocrático y real anterior. El epicentro de este estilo será Francia pero sus consecuencias abarcarán todo el mapa europeo. Urbanismo y arquitectura. Grecia, más que Roma es el modelo a imitar en el Neoclasicismo, abandonando el gusto por el movimiento y la sorpresa del Barroco. Las fachadas se conciben como las de los templos griegos y romanos, utilizando el orden dórico con fuste acanalado y los órdenes clásicos, la utilización de las cúpulas al estilo del Panteón de Roma, plantas rectangulares y la ausencia de elementos decorativos para buscar la pureza de las formas constructivas. El estilo, marcado y pautado por las Academias, se repitió por toda Europa y América, produciéndose cierta uniformidad. Por tanto se busca la copia en vez de la imaginación renovadora. En Francia existieron dos líneas arquitectónicas: la clasicista, símbolo del poder, y la funcional y regenerativa, representada por los denominados arquitectos revolucionarios. Soufflot (1713-1780) utiliza los elementos más representativos del clasicismo greco-romano en la iglesia de Santa Genoveva (1791), panteón de hombres ilustres, con bello pórtico columnario y con gran cúpula al estilo de San Pedro de Roma y San Pablo de Londres rodeada de columnas. La iglesia de la Madeleine de París, realizada por Pierre Vignon, es un templo corintio sobre alto podio, inspirado en la Maison Carrée; el legado romano está vivo en el arco de la Estrella y del carrusel (París) o en la columna conmemorativa (de recuerdo Trajano) que Goudain y Lepére levantan en la Plaza Vendôme para recuerdo de las hazañas napoleónicas. Ledoux y Boullée son los denominados “arquitectos revolucionarios”, con obras de marcado carácter utópico y que quedaron en simples proyectos. En Inglaterra el Neoclasicismo tuvo bastante difusión, al contrario que el Barroco, sobre todo la obra de Palladio. Smirke supo resucitar el espíritu de la arquitectura griega, y edificará el Museo Británico con una columnata jónica, y no menos clásica pretendía ser la Galería Nacional de Londres, obra de Wilkins. A lo largo del SXIX persiste el estilo conviviendo con construcciones neogóticas. Tanto en las casas de campo como en la ciudad la influencia de Palladio es evidente. La aportación más original debe buscarse en el campo del urbanismo, sobre todo en la 3

ciudad de Bath, donde John Wood diseñó la plaza de la reina (Queen´s Square) con un pórtico central y su hijo el Royal Crescent, con una inmensa fachada de treinta casas dispuestas en forma semielíptica y gigantescas columnas jónicas. En Estados Unidos el neoclasicismo se emplea en los edificios de gobierno, como el Capitolio de Washington (Thorton y Bulfinch), símbolo de la recién nacida democracia americana. En Alemania podemos destacar la Gliptoteca de Munich, obra de Von Klenze, primer edificio de la historia de la arquitectura realizado expresamente para ser un museo, o la puerta de Brandenburgo en Berlín, de Laghans. Tanto esta puerta como los Propíleos de Munich se conciben como entradas triunfales, recuerdo de la Acrópolis ateniense por sus elementos arquitectónicos y grandeza. En España, por el gran peso del Barroco, el arte neoclásico tendrá que vencer una mayor resistencia; pero desde mediados del siglo XVIII hay un esfuerzo de depuración de formas, tarea en la que las recientes Academias ponen sus mejores empeños, sobre todo la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando creada en 1757, concediendo por ejemplo becas de estudio a Roma. En el caso de España, la introducción de los nuevos principios estuvo ligada al afán constructivo y reformador de Carlos III. La intención del despotismo ilustrado es el de embellecer las ciudades y dotarlas de las mejores condiciones de vida para los ciudadanos. Ventura Rodríguez (1717-1785) se forma con los arquitectos que trabajan para Fernando VI, como Sacchetti, y fue profesor de la Academia de San Fernando. En sus obras hay todavía muchos elementos barrocos, sobre todo borrominescos (ej. San Marcos de Madrid), pero que poco a poco irá abandonando. Obras suyas son la remodelación del Pilar de Zaragoza, la fachada de la catedral de Pamplona, con pórtico coronado por un frontón que se sustenta sobre cuatro columnas corintias, y la iglesia de los agustinos de Valladolid, donde se aprecia sus altas dosis de eclecticismo, propio de los momentos de transición en que Ventura Rodríguez realizaba sus trabajos. Carlos III encargó a Francesco Sabatini levantar la Puerta de Alcalá, terminada en 1778 y que cerraba la muralla de la ciudad, donde todavía se puede hablar de cierto barroquismo al jugar con las luces y las sombras que proporcionan los elementos salientes de la misma. También realizó el edificio de la Aduana (hoy ministerio de Hacienda) y la última remodelación de San Francisco el Grande. La figura más importante es Juan de Villanueva (1739-1811). De familia de artistas, es alumno de su hermano el arquitecto Diego Villanueva. Estudió siete años en Roma, pensionado por la Academia, conociendo a la perfección el mundo romano. A su vuelta fue nombrado arquitecto de El Escorial, levantando la casita de 4

Arriba (para el infante Don Gabriel) y la de Abajo (para Don Carlos). Pero su obra principal es el Museo del Prado, donde une la monumentalidad clásica, la modernidad de su tiempo y la funcionalidad de la obra, alternando la piedra y el ladrillo. El edificio fue concebido para museo de Historia natural y estaba incluido en una zona ajardinada de función científica en la que se encuentra el Jardín Botánico, donde Villanueva diseña las portadas y, sobre todo, el observatorio astronómico que es toda una síntesis de la grandeza creadora de este arquitecto. El arte neoclásico produjo numerosos edificios en toda España (Palacio Rajoy en Santiago, Lonja de Barcelona, catedral de Lleida, fábrica de tabacos de Sevilla…), y siguió vigente hasta la primera mitad del siglo XIX conviviendo con los nuevos gustos románticos. En 1850 se terminaba el palacio de las Cortes de Madrid.

Escultura. Canova. El sentido de la escultura neoclásica es la imitación de los modelos de la antigüedad, con especial vigencia de los romanos, en forma y contenido. El retrato romano ejercerá gran influencia, puesto que una de las prioridades será devolver la dignidad y la elegancia al personaje retratado y ennoblecerle. El principal material que se utiliza es el mármol, tratando de que no se produzca ninguna sensación de claroscuro, blanco e inmaculado. La sensación de perfección técnica se combina con la de enorme frialdad, al eludirse los movimientos bruscos y la teatralidad a favor de la proporción y el orden. El italiano Antonio Canova (1757-1822) se inspira directamente en los modelos romanos que conoce bajo el influjo del historiador Winckelmann. Abandona progresivamente los restos del barroquismo veneciano de sus primeras obras, como el monumento funerario de Clemente XIII, para alcanzar una técnica plenamente neoclásica en sus temas mitológicos, como se aprecia en Venus y Marte y Hebe. Esculpió héroes que representaban, con su enorme dignidad, los más altos valores del ser humano. También realiza grandiosas creaciones como El enterramiento de María Cristina de Austria, formado por un conjunto de personajes que forman una escena teatral para entrar en la tumba de María Cristina. Desde 1802 trabaja en París, donde realiza retratos de Napoleón y sus familiares, como personajes del Panteón romano y ataviados con indumentarias adecuadas (ej. Paulina Bonaparte como Venus vencedora). También destacamos al danés, que trabajó en Roma, Thörwaldsen, que legó una enorme producción, siempre en busca de una pureza formal, elegantes y majestuosas, pero a la vez frías y académicas. Sus asuntos preferidos son los héroes 5

y dioses griegos, como el Hermes del Prado, Jasón y el vellocino de oro, Las tres gracias.

Pintura. David. Francia es el país con el que más fuerza se desarrolló la pintura durante el Neoclasicismo. Fue el arte donde tuvieron que improvisar más los artistas, debiendo tratar de imaginar cómo pudo ser la pintura clásica, ya que sólo quedan de la antigüedad clásica los restos de Pompeya y Herculano. Su inspiración está fundamentada en los relieves, pero no era fácil superar la pobreza cromática ofrecida por aquellos. Se produce una exaltación del dibujo frente al color. Frente a las grandes composiciones del Barroco, se impusieron los encuadres perfectamente calculados, las composiciones muy estudiadas y los personajes se mueven de modo muy artificial. Su figura más reconocida es Jacques Louis David (1748-1825). Partiendo de la estética rococó, poco a poco irá transformando su arte para aproximarse a las nuevas tendencias y convertirse en un naturalista clasicista. En cuanto a la temática, evolucionará de temas frívolos e intranscendentes a un compromiso mayor buscando la exaltación de la libertad, la virtud cívica y el heroísmo. Su ideal está comprometido con la revolución francesa y con el régimen napoleónico. Sus antecedentes están en la obra de Poussin, especialmente en el gusto por el dibujo. Entre sus obras más importantes destacan El juramento de los Horacios (1784), que se desarrolla sobre un fondo de columnas toscanas donde se sitúan sus personajes de anatomías clásicas. Las líneas rectas, verticales y horizontales contribuyen a dar equilibrio y estatismo a la obra. También de tema mitológico es Las Sabinas (1799). Al estallar la revolución, David se entrega plenamente a la política. Nombrado superintendente de Bellas Artes, decidió suprimir la Academia sometiendo el arte a una dictadura personal. Marat asesinado (1793) es una de sus obras más sobrecogedoras y donde puso sus pinceles al servicio de los ideales revolucionarios, donde se representa a Marat, asesinado por Charlotte Corday, como alguien que muere por defender una ideología. Con una luz que recuerda a Caravaggio, en su rostro se dibuja una ligera sonrisa, como si fuese conocedor de su fatal destino. También destacamos El juramento del juego de pelota. David fue el pintor de Napoleón, siendo su retratista oficial y el exaltador de su poder político y gloria (recuperación del carácter áulico del arte romano, el arte al servicio del poder). Ejemplos son La coronación de Napoleón, en un marco de lujo cortesano y abandonando los primeros ideales revolucionarios, o Napoleón 6

cruzando el puerto de San Bernardo. El retrato de Madame Recamier guarda una estrecha relación con la escultura de Canova, de formas serenas y exaltando un nuevo ideal de belleza. Al caer Napoleón, David fue desterrado y murió en Bruselas en 1825. El otro gran pintor neoclásico francés es Jean Auguste-Dominique Ingres (1780-1867). Hombre de vida longeva y de sólida formación pictórica y musical. Su principal influencia es Rafael, con el que se ha llegado a comparar debido a obras como El voto de Luis XIII. Fue muy fiel a su estilo que pretendía ser el reflejo de un arte intemporal en el que el dibujo es el elemento fundamental, desempeñando el color un papel secundario. Dirigió la Academia de Bellas Artes, desde la que defendió la tradición davidiana frente a los impetuosos románticos. Trató temas mitológicos como La apoteosis de Homero (1827) o La fuente (1856). En La bañista de Valpiçon refleja un ambiente íntimo, al tiempo que se detiene en la textura de la blanca y aterciopelada piel de la figura desnuda, como también sucede en La gran odalisca. Una de sus obras maestras es El baño turco (1862), donde demuestra su fascinación por el mundo oriental, que más tarde será uno de los temas principales de la pintura romántica. En esta obra los cuerpos voluptuosos se agolpan en medio de un ambiente saturado por el vapor magistralmente representado, tanto que casi se puede sentir. Debemos mencionar la importancia del pintor alemán Rafael Mengs (17181799), pintor de tradición clasicista que introdujo el estilo neoclásico en España a donde llega en 1761 invitado por Carlos III para pintar los techos del Palacio Real de Madrid. Gran retratista de la nobleza y de la monarquía ( Carlos III y Maria Luisa de Saboya), sus pinturas se caracterizan por la minuciosidad de su pincelada, la palidez de los colores y la frialdad escultórica de los mismos.

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