TEMAS NUCLEARES: FE - ALEGRÍA, IDENTIDAD - CARACTERÍSTICAS, ESPIRITUALIDAD, MISIÓN - BANDERA LEVANTADA, IGNORANCIA -

Documento # 63-03 DISCURSO EN LA PRIMERA GRADUACIÓN DE MAESTRAS DE FE Y ALEGRÍA NORMAL DEL COLEGIO DEL BARRIO UNIÓN DE PETARE 1963 TEMAS NUCLEARES: F

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Documento # 63-03

DISCURSO EN LA PRIMERA GRADUACIÓN DE MAESTRAS DE FE Y ALEGRÍA NORMAL DEL COLEGIO DEL BARRIO UNIÓN DE PETARE 1963 TEMAS NUCLEARES: FE - ALEGRÍA, IDENTIDAD - CARACTERÍSTICAS, ESPIRITUALIDAD, MISIÓN - BANDERA LEVANTADA, IGNORANCIA EDUCACIÓN, OPTIMISMO ANTROPOLÓGICO, EDUCACIÓN INTEGRAL, TRANSFORMACIÓN SOCIAL Y POLÍTICA, JUSTICIA EDUCATIVA, LIBERTAD DE ENSEÑANZA, COOPERACIÓN DE LA SOCIEDAD, EDUCADORES - FORMACIÓN, VOLUNTARIADO, FORMACIÓN DE PERSONAL, REALIZACIONES - HISTORIA, DIFICULTADES - PELIGROS VACÍOS

¿Qué más, sino congratularos de todo corazón de haber llegado a esta meta? ¿Qué más, sino desearles a estas primeras alumnas éxito, porvenir de mensaje, porvenir de creación? Y, sobre todo, desearles que esta sea solamente una primera meta, es decir, una etapa en el camino de su preparación en servicio de Dios y de Venezuela. No ha de terminar aquí su preparación, ya que están inscritas en la Universidad y en el Pedagógico varias de estas maestras recién graduadas y, además, aspiran a poder realizar este camino de ascensión para estar mejor armadas en la lucha sagrada que tienen que mantener. Yo no quiero ser solamente laudatorio en estos momentos, porque este suele ser el tono de estos discursos, sino realista. Quisiera entregarles de una manera muy especial a nuestra primera promoción de maestras, el mensaje de Fe y Alegría, del cual van a ser portadoras. Lo dice el nombre, lo he repetido muchas veces, un mensaje de fe, de fe en Dios, de fe en Venezuela, de fe en la ciencia y en el progreso, de fe en sí mismas. Un mensaje de alegría para nuestra juventud y para nuestra niñez que tiene, infortunadamente, poca alegría. Un mensaje de fe en Dios, el Dios Padre, el Dios bueno, el Dios elevador de nuestra pequeñez humana; un mensaje lleno de optimismo y de grandeza, y por lo mismo, en este mensaje de hijos de Dios que habéis de llevar, el mensaje de hermanos, el mensaje de fraternidad, de hermandad humana; pero tenemos que recordarlo de un modo muy especial en este tiempo de lucha y de combate, donde tantas cosas son vacías construcciones de papel y no tienen esta sólida base. Por eso, vemos derrumbarse en la ineficacia chorros de millones empleados en educación, cuando no tienen este único y verdadero fundamento. Y no solamente no sirven para educar, sino sirven para destruir e incendiar. Es necesario proclamarlo bien alto. Tenéis que ser vosotras las portadoras de una educación de la dignidad humana que se ha de basar, sobre todo, en este hecho fundamental, en este hecho que nos levanta la frente a todos como hijos de Dios y como hermanos y, por lo tanto, nos abraza

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en una unión estrecha, en una unión que sólo los verdaderos cristianos tienen que comprender, aunque muchos cristianos han desautorizado con su conducta poco humana y, por tanto, poco fraterna y muy poco divina. Tenéis que llevar un mensaje de hermandad, porque Dios no necesita de nuestras pleitesías. Es un deber que nosotros le demos nuestra adoración y nuestro amor, pero Dios está representado, para recibir nuestro mensaje de amor, en la correspondencia de amor que le debemos a Dios en nuestros hermanos. Que seáis vosotras esas maestras misioneras, esas maestras mensajeras del amor de Dios y de la hermandad de todos los hombres, pero traducida en obras. Porque también hay que hacer énfasis en el hecho de que, muchas veces, también se ha desmentido esta afirmación en el terreno de las obras. Habéis de llevar un pensamiento de fraternidad humana para levantar esta Venezuela, y por eso nuestro mensaje es también de fe en Venezuela. Nosotros creemos en Venezuela, en la cual muchos hoy no creen. Como maestras tenéis que hacer esta profesión constante en vuestro credo cívico: creo en Venezuela. Tenemos que creer en una Venezuela de grandes destinos, y como algunos podrían decir con una frase ya raída, en una Venezuela de destino manifiesto, con lo cual estamos diciendo que Venezuela está llamada a tener en el continente hispanoamericano una conducta de liderato, de promoción, de conducción parecida a la que la generación de los libertadores realizó en todo el continente. Venezuela no se va a salvar sola. Tenedlo en cuenta. Somos un mundo de pueblos hermanos. En realidad una sola nación dividida por pequeñeces. Dividida en conceptos municipales de la política. Tenemos que ir a rescatar la tumba del Libertador para recoger su mensaje y su espada y construir esta América nuestra, que de otra manera no tendrá presencia en el mundo, que de otra manera será un conjunto de naciones subdivididas y humilladas por todos los grandes que tienen capacidad y fuerza brutal para pisotearnos. Tenemos que hacer una América nuestra. Venezuela tiene un enorme e inmenso destino que muchos de nuestros conductores no comprenden, puesto que tratan de aislarla de este camino totalmente claro, totalmente determinado por la realidad y por la voluntad de Dios expresada en la naturaleza de Venezuela, en la riqueza de Venezuela, en las posibilidades inmensas de Venezuela. Tenemos que llevar un mensaje de fe en la ciencia y en el progreso. Fe y Alegría no es una obra de caridad y no quiero ofender esta palabra sacra, la más grande de todas: caridad, amor. Pero muchas veces se ha empequeñecido, convirtiendo la caridad en bolsas de ropa, en paquetes de alimentos. Fe y Alegría quiere llevar un mensaje mucho más profundo de ayuda, y lo quiere llevar como obra social y no se deja arrebatar ese nombre en ningún sentido. Con este mensaje nació, como obra social que quiere transformar nuestro mundo. Que quiere transformar las estructuras humilladas de nuestro hombre hispanoamericano a través de la elevación y de la cultura. En la escuela no hemos elegido un fin, en la escuela hemos elegido un instrumento para llevar nuestro mensaje. No es dando cosas como haremos los hombres. Es haciéndolos hombres por la educación con la cual ellos no necesitarán de las cosas que nosotros les vayamos a regalar. La educación es el manantial de todos los bienes que se pueden tener en este mundo. Una educación cristiana tiene que ser el vehículo a través del cual vosotras debéis de llevar este mensaje de elevación a toda Venezuela. En este momento (son datos de la CEPAL) hay cincuenta millones de americanos, viviendo así, en ranchos, en suburbios, abandonados de todo el mundo.

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Este Colegio se construyó sobre un insigne basurero. No es antiacadémico decir la verdad. Precisamente hemos querido hacer elevación de cultura sobre la miseria para raer, para evaporar esa miseria que hoy humilla al pueblo americano. Cincuenta millones de hermanos nuestros viven en la miseria de los suburbios de América y dentro de diez años, a pesar de todos los planes de construcción, van a ser setenta millones y dentro de veinte años, cien millones de hombres depauperados, humillados; ante lo cual evidentemente todo incendio social puede ser aplaudido. Todo incendio que destruya la sociedad que no supo remediar esa miseria. Tenéis un mensaje formidable que llevar a nuestros hermanos, elevándolos culturalmente. Hemos visto transformarse nuestras barriadas. Algunos descontentos hoy contemplan el Barrio Unión como un barrio necesitado de tantas cosas. ¿Qué sería si lo vieran al comenzar? No podríamos estar aquí presentes. Las Hermanas, en ese piso alto, la primera noche se desmayaban casi del hedor. Hay que recordar estas cosas. Así empezamos. Ahí no había calle. Ahí había una tremenda cloaca, donde por la ley de la gravedad bajaba la basura de todo este inmenso contorno. Nos tacharon de locos por atrevernos a hacer un edificio, aquí, en estas circunstancias. Pero nos atrevimos, porque sabemos dónde vamos. Sabemos que dando educación al hombre, no necesita de más; éste es el formidable capital que puede transformar todas las demás cosas. Y éste es verdaderamente el punto en el cual las estructuras sociales seguirán siendo lo que son, miseria, pobreza, enfermedad y atraso, si nosotros le restamos un mensaje de elevación de nuestro pueblo. Y si vosotras no lleváis en la palabra de Fe y Alegría esa palabra de responsabilidad a toda nuestra sociedad, haciéndola actora resuelta de este papel, de esta misión, de elevar a nuestros hermanos a través de la cultura, a través de la verdadera educación y a través de la verdadera fe. Grande es vuestro mensaje y no termino aquí. Tenéis que tener fe en vosotras mismas. Yo le he dicho a alguna de estas niñas que visten el hábito religioso y que son miembros de esta primera promoción, cuando me ha expresado que quería ser religiosa y consagrarse a Dios, para salvar a los niños y jóvenes perdidos de Venezuela, “mi hijita, me das una alegría grande, me das una alegría inmensa, porque tú podrás hacer uno y diez colegios como éste”. Este Colegio es piedra, es cemento, y es cabilla, pero un corazón encendido sabe hacer muchísimas más cosas. Y esto es lo que tenéis que llevar sobre todo en el corazón, porque sois hijas de Dios, porque sois ciudadanas de Venezuela, porque sois hijas de la cultura también, una confianza absoluta en vuestra misión, en vuestro papel de salvadoras, en vuestro papel de enviadas de Dios y de Venezuela a salvar y a llevar fe y progreso donde hay hoy atraso, miseria, pobreza y orfandad. Y tenemos que llevar un mensaje de alegría y no he dicho este nombre porque sí; una vez un representante del Ministerio de Educación preguntaba al llegar a este Colegio, dónde estaban los campos de deporte. Pregunta muy académica y muy libresca de verdad. Nosotros quisiéramos tener aquí muchas hectáreas de campo de deportes y, en el nombre de “Alegría”, estamos expresando este pensamiento, que no lo hemos podido realizar, infortunadamente, en la medida que quisiéramos. Queremos llevar a nuestros muchachos la alegría del juego, la alegría del deporte, la alegría de la playa, la alegría de las excursiones; y tenemos que gritar en la conciencia de los de arriba, sean quienes fueren, que éste es un deber de ciudadanía, dar la alegría a nuestros muchachos que en estos barrios se corrompen por abandono, porque no pueden tener esto que es necesario como el alimento para el cuerpo del niño: el ser feliz en un ambiente desahogado, en un ambiente amplio, en un ambiente de risas, de optimismo y de felicidad. Y esa alegría la tienen que tener nuestros muchachos por ser niños, por ser venezolanos y por ser cristianos. Es hora de entregar nuestro mensaje y es hora también de agradecer a todos los que os han permitido llegar a este momento. De un modo muy especial, tenéis que agradecerles a vuestros

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padres, a vuestros familiares, por la ayuda que os han dado para haber podido llegar a esta circunstancia feliz. Y de una manera muy especial, al grupo de hombres que en Fe y Alegría os han ayudado. Y quiero decir que Fe y Alegría no es una organización oligárquica ni es una organización de mecenazgo. Sino un concepto moderno y apostólico de relaciones públicas, en el cual nos hemos agrupado hombres de muy diversas esferas, de muy diversas actuaciones, para venderle, como se dice en lenguaje promocional, para venderle a Venezuela la responsabilidad de educar al pueblo que no tiene fe y alegría, porque nadie se la ha llevado. Que no ha tenido educación, porque nadie todavía se ha acordado de dársela. Fe y Alegría se volvería cero el día que se transformara en espíritu administrativo y burocrático nada más. Fe y Alegría perdería su mensaje de esperanza. Fe y Alegría tiene en ese inmenso banco de la esperanza su posibilidad en el futuro. A medida que nosotros sepamos clamar con audacia, con optimismo, basados en un principio fundamental: que la gente es buena, que la gente quiere ayudar, que el mundo tiene mucha más gente buena que gente mala. Llevando mensaje tras mensaje. Dando la explicación de lo que todos pueden hacer y cómo lo pueden hacer, concretamente, de una manera limitada y determinada. Hemos hecho una frase al decir “No salve Ud. el globo terráqueo y sus alrededores desde una mecedora y con un vaso de whisky, sino haga Ud. que un niño más o un joven de Venezuela tenga educación con una beca de Fe y Alegría”. A esta llamada nos han respondido tantos venezolanos que este año podamos tener 20.000 alumnos en nuestros colegios. Ésa es la fuente de ayuda; los hombres de Fe y Alegría que han sabido comunicarse a una nación entera, porque no están trabajando solamente para los diecisiete centros de Caracas, sino para otros veinte que tenemos ya en el interior. Estamos desarrollando un pensamiento de expansión decidido hacia la Venezuela abandonada, hacia la Venezuela no solamente del suburbio, sino hacia la Venezuela del campo, a la Venezuela rural, a la Venezuela que tiene más de 600.000 kilómetros cuadrados con apenas un habitante por kilómetro cuadrado. Para fortalecer esta línea hemos rebasado las fronteras de Venezuela en nuestra petición de ayuda. Hace todavía muy poco tiempo, quizás se me escuchaba en Caracas como una locura y como un escarnio trabajar en plena pampa de Apure. Para esto he tenido que ir a pedir a los obispos alemanes la primera ayuda, para que muchos en Caracas crean que se puede hacer algo por Apure, que yo creo que pertenece al territorio de Venezuela. Tenemos que hacer algo audaz; no estamos en un momento de hombres solamente prudentes y de hombres agachados y de hombres siempre limitados por el miedo. Tenemos que lanzar un grito de ayuda que encienda a toda Venezuela en una cruzada de educación popular. En esta torre, Fe y Alegría ha levantado una bandera. Las señoras de OSCASI, aquí presentes, son un ejemplo claro de cómo se puede recoger este pensamiento. En estas paredes, en la obra aquí realizada, está encerrado su esfuerzo. Sin ir más lejos, su sola labor en el Dispensario se eleva (voy a usar una palabra que aborrezco), si fuéramos a tarifar las ayudas no cobradas que nos dan los profesionales odontólogos, médicos, farmaceutas, laboratoristas y enfermeras, en más de trescientos mil bolívares al año. Solamente en este aspecto, y gracias a ellas, a las Hermanas Misioneras, al profesorado y a las colaboradoras y colaboradores de Fe y Alegría, en este edificio, que costó apenas un millón de bolívares, se dan servicios que costarían, si se hubieran de pagar, más de un millón de bolívares cada año. En este momento en que recuerdo la labor de los promotores de Fe y Alegría, de las señoras de OSCASI y del Colegio San Ignacio, también nuestras graduadas de esta primera promoción tienen en el corazón, de una forma inolvidable, el amor y el sacrificio con que las Hermanas Misio-

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neras le dan su vida a la salvación del pueblo de Venezuela. Sin ellas, Fe y Alegría no hubiera podido cumplir esta tarea ni llegar a la meta hoy tan felizmente coronada. Su misión y su vocación deben hacer pensar, a los que se preocupan de un porvenir mejor, de dónde, en verdad, se encuentran las fuerzas redentoras de este mundo enfermo y enloquecido. Hemos tenido otras ayudas muy valiosas, y las voy a conmemorar todas. Si alguna omito es un olvido y un olvido que yo sentiría no poder evitar. Tenemos una ayuda del Ministerio de Sanidad, que es el que colabora de una manera más vigorosa en nuestra Institución, sosteniéndonos el comedor en el cual se dan almuerzos a 400 muchachos. Desde aquí les enviamos nuestro reconocimiento. Tenemos una ayuda, la segunda, en orden de importancia del Municipio de Petare, que nos entregó dos cabañas que estaban en esta dirección, donde apenas había cien muchachos, y le hemos devuelto este plantel con más de 2.000 alumnos, con una Normal completa, con un bachillerato ya iniciado en su segundo año, una Escuela de Hogar y con una Escuela Profesional también en marcha. Esa ayuda del Municipio de Petare la agradecemos y esperamos que al ver estas realizaciones se esfuercen también, en cuanto sus posibilidades económicas lo permitan, en seguirnos ayudando, porque nos están ayudando y les estamos ayudando. No quedarnos a la zaga para la colaboración en ese sentido con las entidades oficiales. Estamos realizando una obra de cooperación en la cual damos muchísimo más que lo que recibimos. El Ministerio de Educación Nacional también nos da una ayuda, una ayuda de 3.000 bolívares mensuales. Quiero ser exacto. Esta ayuda representa al año, en este edificio, el 3,6 % de los trabajos que se realizan. Nosotros esperamos que el Ministerio de Educación se anime, en este sentido, a ser un colaborador un poquito más audaz. En este plantel hay más de 50 profesores y profesoras; le pedimos hace mucho tiempo la ayuda para 20 maestros. No fue posible, pero esperamos que le sea posible. Estamos brindando colaboración y estamos brindando salvación a Venezuela en la cual todos debemos unirnos. Es una obra de unión, es una obra de cooperación. Es una obra en la que nosotros le reclamamos a los de arriba en el sentido social y reclamamos igualmente a los de abajo. ¿Saben Uds. cuál es el principal bienhechor de este Colegio? Estas muchachas que Uds. ven aquí presentes y el alumnado del Colegio, que este año reportó 79.000 bolívares de su colecta en la campaña. Éste es el principal bienhechor que tiene este Colegio. Les pedimos a los de arriba y le estamos pidiendo a los de abajo. Precisamente Fe y Alegría quiso ser una obra de unión, una obra en que ningún esfuerzo se deja desperdigado. En adelante, a través de un esfuerzo comunitario, vamos a lograr que muchos sitios del interior tengan una escuela, aunque sea de bahareque o de bloquecitos de cemento hechos por el propio trabajo de los padres de familia y de los propios alumnos. Por lo tanto, yo elevo aquí de una manera especial, y me respalda toda esta colectividad, me respalda la Junta de Fe y Alegría, me respalda OSCASI como organización actuante y militante, me respaldan los padres de familia, me respalda todo el alumnado, que nosotros aspiramos a tener una ayuda del Ministerio de Educación más generosa. Evidentemente con complacencia podrán verificar que la hemos empleado bien. Nuestros bolívares, mis queridos amigos, son de goma. Como lo he dicho muchas veces, porque tapan un fuerte. Y esto, no crean que es un decir. Esto es una eficacia del enorme voluntariado que no cobra y se sacrifica, que no cobra y que trabaja, y hace posible que nuestros bolívares tapen un fuerte.

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Tenemos que agradecer a todos esta colaboración y crear el optimismo de todos, porque como lo he dicho también muchas veces, la obra hasta aquí cumplida no nos enseña sino un camino, no hemos hecho nada todavía, sino aprender a caminar un camino y ese camino está abierto de par en par, ese camino de salvación de Venezuela tiene muchas etapas de superación que podemos realizar. Piensen Uds. bien de la gente y acertarán. Llévenles el mensaje de que pueden ayudarnos, y nos ayudarán todos. Aquí hay grandes propagandistas. Aquí hay señoras que están sentadas humildemente en esos bancos y han hecho traer hacía aquí, y hacia tantas escuelas de Fe y Alegría, el aporte de tantas personas que se podrían considerar desaprensivas y alejadas de estos grandes problemas. Tenemos que agradecer y tenemos que empujar a los que tienen miedo de hacer; que este sea vuestro mensaje, primeras alumnas graduadas. Vosotras podréis realizar muchas escuelas, muchos centros de educación como éste y mucho mejores. Dentro de poco tendremos en la Guayana un centro que dejará pequeñito a éste, que lo dejará pequeño por terreno, por arbolado, por grama verde, por campos de deporte, por el número de aulas. Y no lo digo por hacer comparaciones, sino lo digo para expresar mi confianza y mi esperanza en esta Venezuela tan ancha y tan grande. Mis queridas maestras de esta primera promoción, nosotros os vamos a entregar una Biblia, una Biblia que estará dedicada a cada una de estas niñas, en la cual expresamos un símbolo y un emblema del mensaje que vais a llevar. Que esta Biblia os recuerde que sois portadoras de algo eterno, de algo grande, que nadie os pueda intimidar, que sepáis defender por lo que contiene esta Biblia, sobre todo, la grandeza de los seres humanos, la grandeza del niño que os entregan los padres de familia y ese plebiscito y esa elección constante que hace de nuestras escuelas, aunque estén cobijadas bajo ranchos de cartón, este pueblo sano que busca verdadera educación. Recién llegado de Europa me fui a visitar la escuela más pobre de Fe y Alegría en Caracas. Está en el Cerro de la Cruz. La regentan las Hermanitas de los Pobres. Tienen tres ranchos de cartón y una capillita hace poco saqueada. Y en esa capillita y en esos ranchos tenemos cinco grados. Unos enormes y abundantísimos grados, bajo una choza de paredes de cartón y de techos de lata. Pero ahí está latiendo con una fuerza enorme el mensaje de Fe y Alegría. Ahí nosotros podemos comenzar. Tenemos que tener audacia para comenzar y realizar. La gente se convencerá, los asustados se persuadirán y los titubeantes dirán: vamos a acompañar esta obra porque esta obra tiene creación, tiene fuerza, tiene eficacia. Vosotras tenéis que ser las portadoras supremas de esta extensión audaz y realizadora para derrotar al miedo y a la mezquindad. Nuestras maestras han de ser las que no solamente enseñen a los niños, sino que sepan levantarse ante la sociedad que las rodea, para exigirle lo que esa sociedad debe darles. Estamos entrando en un mundo en que la cultura será para todos y será en todos los niveles para todos. Los conceptos pequeños, los conceptos aristocráticos, los conceptos reprimidos y encerradores, de que la cultura es para unos pocos, han quedado definitivamente barridos. Hay que pensar ya en una Venezuela donde dentro de poco todos los ciudadanos alcanzarán los niveles de la primaria y los de la educación secundaria, en su expresión de bachillerato o de normal o de escuela técnica. Y para eso tenemos que estar preparados y tenéis que esperar no en una Venezuela lejana, sino en una Venezuela que viene rápidamente, porque todo un mundo viene con esa velocidad. La misma universidad será una universidad de todos, una universidad para todos, no una universidad oligárquica que aún hoy es para unos contados ciudadanos. Ese mundo viene ya, los grandes países lo están trayendo, los países avanzados están dando a su ciudadanía esas enormes oportunidades. Venezuela tiene posibilidades para contar con un pueblo culto, con un pueblo

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pasmosamente elevado en comparación del que hoy podemos contemplar. En ese atrevido crecimiento tiene que estar Fe y Alegría. Tenemos que hacer un esfuerzo enorme. Esto que estoy diciendo parece quimérico y tengo conciencia de que a muchos les estará pareciendo una quimera. Tenéis que tener conciencia y audacia para estar presentes en esa lucha, para hacer el mundo mejor, el mundo cristiano, el mundo salvador, pero con el esfuerzo y con el sacrificio de todos los que hasta ahora han estado con las manos caídas y escondidas, sin poner el aporte de sus cualidades y de sus posibilidades. Para darles un dato, solamente el Ministerio de Educación francés considera que para el año 70 necesita cien mil profesores más. Y esto es un hecho si Uds. revisan igualmente las estadísticas de todos los ministerios del mundo. Los presupuestos de los Estados están reventados por la explosión escolar, que es mucho más poderosa que la explosión demográfica. Entonces se abre un camino que todos añoramos y que es una de las razones de la fundación de Fe y Alegría. La desaparición de las dictaduras de los Ministerios de Educación y el advenimiento de la verdadera libertad de enseñanza. Tenemos que ir a un mundo en que los que queremos trabajar en la cultura tengamos manos abiertas y tengamos igualdad de oportunidades. Y yo quiero pronunciar delante de Uds., para que Uds. la transmitan durante toda su vida, estas palabras: “libertad de enseñanza”. Verdadera libertad de enseñanza, que nunca será libertad de enseñanza si todos los niños venezolanos no tienen igualdad de oportunidades. Y no tienen igualdad de oportunidades, cuando se les impone una determinada escuela por la coacción del Ministerio de Educación y en esta escuela el Gobierno gasta con exclusividad arbitraria todo el dinero de los contribuyentes. Entonces no hay igualdad de oportunidades. Sin esta igualdad, la escuela libre está vejada y perseguida y es una irrisión de la libertad de enseñanza. No tengan Uds. miedo porque otros vengan a la concurrencia. Los cristianos hemos demostrado que tenemos capacidad de sacrificio y capacidad de heroísmo para estar en un combate en el cual no nos vamos a quedar en el último lugar. Reclamemos igualdad, reclamemos libertad que, evidentemente, dejaremos la bandera de la Cruz bien alta. Ésa, maestras de Fe y Alegría, es su misión. Esta es la voz de Fe y Alegría, en este momento, para una Venezuela grande, para una Venezuela mejor, para una América donde Venezuela sea el verdadero país Libertador. VERSIÓN EDITADA Y CLASIFICADA EN JULIO 2006/MBY

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