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Teórico del 17 de junio Cómo escribir un análisis (Resumen elaborado por las profesora Teresita Vernino y Patricia Somoza)
El tema del teórico del 9 de junio consistió en aportar una orientación acerca de cómo escribir el análisis de un cuento, es decir, el parcial domiciliario. Evaluación en la que se les pide que analicen un relato a partir de las categorías de la narratología. Se destacaron antes de abordar el tema en cuestión algunos saberes que se suponen imprescindibles para encarar la tarea:
1. Familiaridad con las categorías de la narratología. Se expuso un breve punteo de los principales aspectos estudiados en los anteriores teóricos. Conocimiento de los niveles de la historia, del discurso y la narración. Reconocimiento de núcleos y catálisis, y de informantes e indicios. Conocimiento y comprensión del tiempo del relato y que ese tiempo del relato se relaciona con el tiempo de la historia y con el tiempo de la narración. Familiaridad con los tres tipos de distorsiones que pueden darse en el tiempo del relato: el orden, la velocidad y la frecuencia. Diferenciación del tiempo base respecto de la analepsis o retrocesos y de la prolepsis o anticipaciones. Posibilidades de reparar respecto de si un relato es moroso o vertiginoso en función de que predominen más las pausas y las escenas o las elipsis y el resumen. Identificación de los predominios en tanto un relato puede ser iterativo, reiterativo o singulativo. Conocimientos en torno de la situación narrativa, el tipo de narrador o una instancia narrativa. Familiaridad con el hecho de que narrar implica asumir una perspectiva que otorgue sentido a los hechos, y que hay algo que llamamos focalizador, que supone una restricción de la visión y de la información. Detección de la forma de relacionarse del narrador con la historia, según Genette: si la cuenta un personaje o un narrador ajeno a la historia. También según Genette, perspectivas o focalización que puede asumir el narrador: interna, externa y cero o no-focalización. Presencia del narrador en el relato: explícita, implícita, virtual, según Filinich. Etcétera (Esto es lo que hay que estudiar)
2. Familiaridad con el análisis en funcionamiento A lo largo de una serie de teóricos, y de lo que fue trabajado en los prácticos, se vio funcionar a la narratología como modelo de análisis para abordar relatos y
cuentos, lo que permitió advertir cómo los distintos recursos imprimen algún sentido, generan algún efecto. En ocasiones ese modelo y esas categorías fueron usados no sólo para leer sino también para escribir en función de las distintas consignas resueltas en los prácticos (consigna de cambio de foco, por ejemplo). Las categorías sirven para describir el relato, su composición, pero luego hay que tratar de determinar el sentido que supone usar una y otra forma, la funcionalidad, las implicancias.
3. El análisis y el texto que escribe el análisis Los modelos que figuran en la ficha “La narratología” (cfr. análisis de Ana Sarchione, Gloria Pampillo y Liliana Lotito) permiten apreciar cómo la aplicación de los recursos funcionan para el análisis pero sobre todo cómo el análisis puede transformarse en un texto autónomo e interesante, que eche luz sobre un cuento.
4. Analizar y escribir el análisis: dos procesos ligados Para realizar el parcial se sugiere atender a dos cuestiones: hacer un análisis de un cuento a partir de un modelo teórico; la otra, escribir ese análisis. Entonces, por un lado: hacer un análisis, para lo cual se lee, se describe, se desmenuza, se ponen en relación, se recompone lo que se había desmenuzado, se interpreta. Pero ya al hacer este análisis, al tiempo que se lee conviene estar escribiendo, anotando, marcando, interpretando. De modo que en el análisis ya está jugando el proceso de escritura, es decir, lo que supone convertir el análisis en un texto. El análisis y la escritura del análisis están estrechamente relacionados porque son la consigna y la situación de escritura las que van a orientarlo.
5. La situación de escritura o retórica Es necesario, entonces, atender a la consigna pedida, a saber, que escriban un análisis desde un marco teórico determinado: la narratología, la teoría de la narración que estudia la estructura interna del relato literario. Ahora bien, si se coincide en sostener que la escritura es un proceso de operaciones muy complejo, y que la instancia de la que parte todo escrito es la situación de escritura o la situación retórica (situación que implica la tarea a resolver), el texto escrito debe darle una respuesta adecuada. Por lo tanto, es necesario plantearse desde el comienzo cuál es la situación a la que el texto debe responder para que ese 2
texto sea lo más adecuado y preciso posible. Y cuanto mejor sea representada esa situación, cuanto más claro se tengan los elementos que la componen, más eficazmente se va a poder resolver el texto.
6. Componentes de la situación de escritura Entre los elementos que hay que tener en cuenta de la situación de escritura figuran: -el auditorio o destinatario: a qué lectores estará dirigido. ¿Quiénes son?, ¿cuánto saben?, ¿qué les debe contar en función de lo que se supone (el escritor supone) que saben? -el tema sobre el que se va a escribir; -el tipo de texto que se tiene que escribir, a qué género pertenece; -los objetivos que surgen respecto del texto, para qué se va a escribir ese texto, qué efectos se quieren generar en el lector y, correlativamente, cómo va a construirse el propio escritor, o sea, el enunciador.
El tema: requiere que se escriba sobre un cuento y sobre un modelo de análisis (el modelo de análisis es lo que hay que estudiar).
El género o el tipo de texto. Se trata de un género híbrido, una mezcla: en principio es un comentario, esto es, una reflexión que supone un análisis que fundamenta esa reflexión, y en ese sentido supone interpretación. Un género que podría ser vinculado con la reseña bibliográfica, una suerte de presentación y comentario sobre un libro. Pero al mismo tiempo es un parcial. Comentario, análisis, interpretación, reseña, parcial. Todos textos en los que puede o suele predominar el segmento expositivo-explicativo. Claro que se trata, en este caso, de un texto expositivo-explicativo que se desliza hacia lo argumentativo, en la medida en que la exposición-explicación está guiada por alguna o varias hipótesis o ideas que intentarán ser probadas con el análisis. Y si se trata de textos expositivos, algunas de las operaciones que deben incluirse son: enunciar ideas, fundamentar las ideas expuestas, definir conceptos teóricos, ejemplificar citas del cuento analizado, también, parafrasear, citar, comparar, relacionar.
El análisis que se deberá escribir responde a una situación de escritura muy especial. Como en varios de los textos que se producen en taller, supone un “como si”. 3
Hay una situación real concreta, y también otra que requiere imaginar o considerar. La situación real es la llamada situación universitaria en la que se escribe un texto para demostrar al docente (destinatario) que se sabe escribir ese texto, que se ha comprendido la narratología, que se leyó el cuento, que ha sido interpretado a partir del análisis, que se puede hacer una lectura construyendo un sentido a partir de la consideración de las categorías que propone la narratología (objetivos). El género, el formato, el tipo de escrito (el parcial) corresponde al de un texto expositivo-explicativo, y los textos explicativos siempre son didácticos en su intencionalidad: alguien que conoce acerca de un tema explica a otro que no conoce o que conoce menos una serie de saberes. No caben dudas de que esto es complejo, pues el docente que leerá el trabajo sabe. Esta situación tiene que ver con el como si: se hace como que el otro no sabe y se le explica como si no supiera, porque se debe demostrar el propio saber. El otro, el docente, conoce la teoría y conoce el cuento, pero se lo representa como que no conoce ni lo uno ni lo otro. Este como si tiene una particularidad, porque la consigna de parcial pide que se “Escriba el análisis para un lector académico que puede o no conocer el cuento y la teoría literaria con el propósito de presentarle –de manera atractiva– las posibilidades que ofrece la narratología para abordar el cuento y conducirlo hacia interpretaciones ricas y fundamentadas”. En esta situación imaginada se define el destinatario y los objetivos: convencer de que se sabe, que se ha leído el cuento con las herramientas propuestas, que se busca atraer, interesar y demostrar que se alcanzaron ideas sugerentes, pertinentes, productivas u originales, y que pueden ser fundamentadas, pueden ser probadas. En consecuencia, no se debe dejar de reparar que a la orientación expositivaexplicativa se le adosa, por supuesto, la dimensión argumentativa.
7. Del análisis al texto. El proceso de escritura: cómo ir avanzando Para hacer el análisis y para escribir el texto, además de saberes, se necesita tiempo. Conocida toda la teoría, con esas herramientas a disposición, se trata de abordar el cuento que se les propone. Conviene primero hacer una primera lectura completa, lápiz en mano, para ir marcando lo que necesiten, pero sobre todo para, una vez finalizada la lectura, anotar las primeras impresiones (efectos), hipótesis, sentidos que surgen de esa lectura, lo que creen que propone el cuento, pregunta, problematiza, revela, muestra. Este paso, en función del texto que tienen que escribir, es muy 4
importante, porque el texto tiene que estar guiado por una hipótesis, y de estas primeras anotaciones puede salir la hipótesis. Luego, sí, puede hacerse una segunda lectura, en la que conviene anotar todo lo que vayan detectando, pensando en si primero va a tratar de recuperar la historia o reconocer los recursos que se usan. Hay dos preguntas que se tienen que hacer: cuál es la historia que se cuenta, y cómo se la cuenta, esto es, con qué recursos, centrándose -y esto sería lo tercero- en el efecto que producen esos recursos, en el sentido que construyen. Es muy importante que vayan tomando notas de lo que observan (elementos de la historia, recursos), pero también de aquello que les llama la atención, incluso de lo que les resulta oscuro, enigmático, inaccesible. Es posible que con las sucesivas relecturas y con el análisis de los recursos se puedan ir ajustando o corrigiendo las primeras impresiones, se puede ir encontrando sentido a lo que llama la atención y echando un poco de luz sobre lo oscuro. Seguramente, al principio van a tener una especie de catálogo, un listado de ideas, recursos, cosas sueltas; pero hay que llegar a un texto, esto significa que se tiene que encontrar un eje, un hilo, una idea que vaya orientando el análisis para escribirlo. No siempre el eje o el hilo aparecen antes de empezar a escribir. Es posible que los lectores avezados, a medida que vayan leyendo, empiecen a vislumbrar un eje, un tema que pueda sostenerse durante todo el análisis y permita mantener la coherencia. Pero no siempre es así. Formular una hipótesis al comienzo del análisis no siempre es posible. A veces, un relato se presenta como más opaco, con mayor dificultad para generar hipótesis. En esos casos es útil saber que las categorías descriptivas de la narratología permiten ir abordando el texto. Si se empieza por entrar por la historia o por alguno de los recursos del relato, lo que resulte más evidente, el texto se irá abriendo poco a poco al análisis, es decir, a la lectura, a la búsqueda de un sentido. En algún momento se va a encontrar ese eje, esa idea, y después, o antes, o mientras tanto habrá que ir planificando el texto, pensando un orden para los elementos que se tienen que incluir.
8. El orden del proceso de análisis y el orden del texto Una cosa es importante a tener en cuenta: el orden del texto escrito no es de ninguna manera el orden que se va siguiendo con la lectura del relato y con las primeras notas. Y esta es la ventaja de que el parcial sea domiciliario. ¿Por qué no es el mismo orden? Porque uno va tomando notas a medida que lee, notas que, como dijimos, suelen 5
estar mezcladas y desorganizadas, pero que después habrá que organizar, jerarquizar. Algunas van a ser desechadas; no todo lo que se observe será relevante para el análisis (siempre se va a encontrar una pausa o una escena o un momento en que el relato se vuelve iterativo, pero eso puede ser relevante o no en función del eje o hilo que se haya encontrado); la relevancia se da a veces por reiteración o predominio, porque funciona bien para el eje o el hilo elegido. Sea como fuere, en algún momento se empieza a escribir, y en ese proceso van a ir descubriendo cosas. La escritura es un proceso a través del cual se construye conocimiento, al final del cual uno sabe más de lo que sabía al principio (al final, van a saber más de cómo se analiza, más del relato en cuestión). Van a poner en juego los saberes que tienen (de la narratología, por ejemplo, pero también otros: de la lengua, de otras lecturas), a movilizar recuerdos, la capacidad de razonar y de juzgar, y van a reelaborar esos saberes, reorganizarlos. En esas idas y venidas y reformulaciones y reorganizaciones que supone la escritura, irán descubriendo cosas que antes de escribir no sabían. Hay que escribir, no pensar, mejor dicho, hay que pensar escribiendo, hay que escribir para darle forma a lo que vamos pensando, o para descubrir nuevas conexiones. En algún momento van a tener que volver sobre lo escrito (después del primer párrafo o de las dos primeras hojas, cada uno en su modalidad), para mejorar el texto: van a descubrir que algo sobra, que algo falta, que algo está mal ubicado donde está, que algo no está bien formulado o que no se relaciona con lo demás, que hay un salto entre un bloque y otro. Se descubrirá quizá que faltan ejemplos de lo que se dice, y si no se los encuentra probablemente haya que cambiar la afirmación que llevó a buscar el ejemplo, porque quiere decir que esa afirmación tiene algún problema. O para ligar dos bloques no unidos se encontrará alguna relación que antes no se había visto y se complete el salto con eso. Esta operación por la cual uno lee, revisa, reescribe, busca más información, corrige, es fundamental en el proceso de escritura de un texto, que está muy lejos de ser lineal. Por eso el orden no es el mismo, porque entre la lectura del cuento y las notas que se van tomando, y la escritura del análisis hay un proceso que lleva a cambiar el orden según los objetivos que se plantean para el texto que se está escribiendo, según lo que la escritura misma permita ir descubriendo.
En síntesis 6
Sobre cómo escribir el análisis El escritor debe: 1- responder a la situación retórica propuesta, que conviene definir con la mayor precisión; 2- encontrar y sostener un “eje” a lo largo del texto que una todos los elementos, de modo de dar coherencia y sentido a ese texto: ese eje puede ser una hipótesis de lectura (o más de una) que el análisis deberá fundamentar o alguna pregunta que se pretende responder; 3- seleccionar, a partir del análisis y en función del eje o hipótesis elegidos, solo lo relevante (recursos significativos que permitan fundamentar la hipótesis) y elidir lo no relevante; 4- darle un orden a lo que se expone (jerarquizar la presentación de los recursos en base a un criterio que el escritor del análisis considere pertinente; relacionar reconocimiento de recursos, ejemplificación, interpretación); 5- conectar las ideas entre sí, de modo tal que el texto avance sin saltos ni rupturas temáticas. El escritor no debe armar el texto a modo de catálogo.
Elementos que deben ser expuestos en el texto (parcial) Contextualización: deberá tener un comienzo que ubique e interese al lector. En él pueden incluirse datos sobre el autor del cuento (por ejemplo, algún rasgo de su obra que lo caracterice) o sobre el libro al que pertenece el cuento que se va a analizar. Temas predominantes en su narrativa, intereses estéticos, concepción de la literatura. Por ejemplo, en el análisis de Ana Sarchione sobre “Es que somos muy pobres”), se indaga en la temática predominante de Rulfo, porque es la del relato que se analiza (cfr. Cuadernillo 3, pág. 81).
Primeras aproximaciones al cuento: hipótesis de sentido; alguna pregunta que el texto abra, algún enunciado general vinculado con el tema, predominio de alguno de los recursos. Decimos primeras simplemente porque se harán crecer, se fundamentarán, se las vinculará con otros elementos para hacerlas más conceptuosas, etc., pero debe advertirse la diferenciación entre lo que comprende la cocina de la escritura y el texto ya terminado. 7
Referencia al argumento del cuento, es decir, a su historia. (Se podrán señalar catálisis, indicios o informantes como parte del análisis si se los ha considerado significativos para sostener la lectura que del cuento se propone). Se pide, en consecuencia, que la historia aparezca discursivizada, que se cuente el argumento. Análisis de los recursos discursivos más significativos del cuento elegido. En este ítem deberá primero decir cuáles son, a su criterio, estos recursos y por qué los considera tan importantes en la construcción del cuento que está analizando, así como en la validación de la interpretación que se va elaborando. Una vez reconocidos, esos recursos pueden ser definidos y ejemplificados. Los ejemplos deben ilustrar el recurso y la relevancia que a este se le atribuye.
¿Cuáles recursos se han seleccionado? / ¿Por qué? / Definición / Citas que ejemplifiquen cómo funciona el recurso de acuerdo con la lectura que se propone del cuento. (Por supuesto no es este el único orden posible de presentación.)
Cierre o síntesis interpretativa: se retoman las líneas tendidas en el análisis, se reelaboran, reformulan las hipótesis o preguntas iniciales de acuerdo con el análisis y la interpretación vertida. Se expone una interpretación del cuento, se enfatizan las interpretaciones que posiblemente se fueron precisando. Posible estructura del texto Contextualización (cuento, autor, tema). Primeras hipótesis, enunciados generales, interpretaciones, preguntas retóricas que destacan una determinada preocupación, asociación o problema. Argumento, que por supuesto se oriente a lo que se busca señalar o se ha interpretado del cuento. Análisis: reconocimiento /definición / ejemplificación / interpretación. Cierre, en el que presumiblemente se reformule o profundice la hipótesis inicial. Se procedió luego a analizar el texto escrito por Ana Sarchione, en el cual analiza el cuento “Es que somos muy pobres” de Juan Rulfo.
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Se destacó el modo de exponer la contextualización en el primer párrafo del texto así como la estrategia seguida para presentar el argumento a partir de diferentes grados de generalización y seguimiento de las acciones principales. Se hizo mención de cómo a partir del tercer párrafo se presenta un enunciado que funciona como hipótesis de lectura: “El tratamiento de la temporalidad es un recurso muy significativo en la construcción de este cuento por los efectos de sentido que crea”. Se expuso, entonces, el modo cómo Sarchione indaga la temporalidad, la define y sobre todo la vincula, en especial el uso de la analepsis en consonancia con la interpretación que expone del cuento. Se repara en los ejemplos: ya sea en la diferenciación entre tiempo de enunciación y recuerdos; ya sea entre las analepsis cercanas y las remotas. También, en cómo su enunciado inicial respecto del tiempo se profundiza, se fundamenta y justifica a lo largo del texto. Se enfatiza el sostenimiento del eje a lo largo de toda la exposición. Después de presentar una clasificación ad hoc de las analepsis, la autora recurre a las categorías de la duración o velocidad y a la frecuencia, a través de las cuales sigue indagando en la interpretación que ha hecho del cuento (cfr. Cuadernillo 3, “El tiempo narrativo”, págs. 225 y ss). Por último, se enfatizó el desenlace del texto, la conclusión en la que se retoma lo hecho y se aprovecha para avanzar un paso más en lo que concierne a la incidencia que la temporalidad anunciada ya en el tercer párrafo desempeña en el cuento de Rulfo. Se reparó, además, en otros recursos que Sarchione menciona (narrador, focalización, voces) orientación posible de su análisis que se inclinó en cambio por destacar la operatividad de la temporalidad.
A continuación se detallaron aquellos elementos que procuran un buen análisis, a partir del modelo analizado. Un buen análisis tiene que considerar los siguientes aspectos: -
propone una hipótesis y la desarrolla a lo largo del texto: se narran las consecuencias catastróficas que una inundación tiene para una familia campesina y que la temporalidad es un recurso muy significativo en este cuento por los efectos de sentido que crea;
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organiza el análisis hacia esa hipótesis: todos los aspectos de la temporalidad que se consideran (tiempo base, situación de enunciación, analepsis, pausas,
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frecuencias, alternancia en el uso de los tiempos verbales) van a abonar la hipótesis inicial; -
descubre sentidos en el cuento a medida que avanza en el análisis o gracias al análisis. Aquello que Sarchione tiene que haber descubierto a medida que analizaba el cuento: por ejemplo, que había muchas pausas, pero que esas pausas tenían un dinamismo que implicaba que esa familia estaba sometida a los vaivenes de la naturaleza;
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recorta recursos relevantes, muestra y ejemplifica su funcionalidad en el relato todos los recursos de la temporalidad son ejemplificados y se reflexiona sobre la función, sobre cómo operan. Por ejemplo, las pausas muestran que lo único activo es la naturaleza; las tres formas de analepsis que vienen a mostrar que poco es lo que pueden hacer frente a lo que ocurre, como si el destino que implica la pobreza los condenara a la inmovilidad.
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constituye un texto coherente (sostiene un eje), con buena progresión o avance temático. El avance es muy claro en ese sentido (deténganse en los inicios de cada párrafo para ver cómo progresa el tema al tiempo que se sostiene el tema);
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tiene un buen comienzo y en el final retoma el punto de partida o llega a conclusiones interesantes. Al final se vuelve sobre el inicio pero se le da una vuelta de tuerca interesante, se retoma lo dicho pero se dice algo más, y hay un trabajo muy sugerente y un cierre fuerte desde el punto de vista del lenguaje.
Por último, se procedió a revisar el modo como procedieron alumnos de años anteriores para resolver esta misma consigna. Para ello se eligieron algunos fragmentos que presentaban logros y problemas, considerados útiles para ejemplificar lo expuesto. Fueron organizados de acuerdo con la siguiente subtitulación: “Contextualización del análisis”, “Contextualización del análisis y el encadenamiento de hipótesis”, “Formulación de hipótesis inicial”, “El nivel de la historia”. Hubo fragmentos que ejemplificaban el nivel del relato, también, esto es: “Focalización”, “Temporalidad”. Para terminar se expusieron ejemplos orientados a los problemas de textualización, a saber: “Organización de la información. Avance temático. Construcción de sentido” y “Los cierres”. Los textos de los alumnos correspondían a su lectura del cuento “Todo lo que asciende debe converger” de Flannery O’Connor.
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