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Los servicios de ocio como medio para afrontar la alienación y la deshumanización en los ingresos hospitalarios1.
Teresa Bermúdez Rey, Facultad Padre Ossó, Universidad de Oviedo
[email protected]
Ángel Alonso Domínguez, Facultad Padre Ossó, Universidad de Oviedo
[email protected]
Resumen El artículo realiza un estudio para conocer la necesidad de ocupar el tiempo libre de los pacientes en los hospitales, y si estas prácticas de animación hospitalaria son percibidas por ellos como un medio para mejorar su calidad de vida. La investigación ofrece evidencia empírica sobre los perfiles de los ingresados, caracterizados a partir de los usos de su tiempo libre, los efectos positivos de mejoras en su utilización, así como de la necesidad de creación de instituciones sociales adecuadas para un ocio ético, contribuyendo a conformar los denominados procesos de humanización en los hospitales. Para alcanzar los objetivos previstos, se lleva a cabo una exploración cualitativa, con recogida de información individualizada, siguiendo un protocolo preestablecido de preguntas cerradas. Con esta metodología se pretende delimitar, de una forma objetiva, el tiempo dedicado a las diferentes actividades de ocio en el hospital. Los resultados obtenidos permiten establecer correlaciones entre las respuestas de los pacientes y las variables analizadas. PALABRAS CLAVE: animación, calidad de vida, hospital, humanización, ocio. 1
El Comité de Ética de la Investigación del Principado de Asturias considera que el proyecto en el que está enmarcado el presente artículo reúne las condiciones éticas necesarias para poder realizarse.
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Introducción La animación hospitalaria posee un corto recorrido tanto en la práctica hospitalaria como en la literatura. Sin embargo son ya numerosos los estudios (Gallo y otros, 1993; Romagosa, 1999; García, 2002;
Belver y Ullán, 2003;
Bermúdez, 2006; Ullán,
Serrano, Badía y Delgado, 2010, entre otros) que demuestran que es necesaria, tanto si se trabaja con pacientes pediátricos como con adultos. Investigaciones recientes destacan a la animación hospitalaria como espacio emergente en la animación sociocultural. Bermúdez, Martín y Castellanos (2013), recogen esta literatura sobre animación hospitalaria en la que se indica que ésta se diseña para pacientes hospitalizados que disponen de mucho tiempo libre; Bados (2004), aboga por una política de animación sociocultural sistematizada en los hospitales; Ullán et al. (2010), por su parte, ponen de manifiesto cómo los adolescentes convalecientes proponen mejorar su estancia en los hospitales a través de los servicios de ocio, aportando un punto de vista muy interesante sobre la necesidad de extender dicha animación no solo al paciente pediátrico; Fernández, Torío y Bermúdez (2010) también han llevado a cabo trabajos sobre el empleo del tiempo libre del paciente adulto en el Hospital Universitario Central de Asturias (1); Guenoun y Bauça (2012), igualmente vienen a avalar la necesidad de realizar actividades de animación con enfermos hospitalizados. Así, las investigaciones realizadas en el Hospital Son Espases de Palma de Mallorca con pacientes crónicos, a quiénes se les ofertaron actividades recreativas y de ocio, concluyen que estas actividades fueron muy positivas para su bienestar, impulsaron el apoyo entre pacientes, ayudaron a introducir a las personas recién llegadas e implicaron a las familias. Los convalecientes, en suma, demandan más actividades e incluso realizan propuestas sobre las que les gustaría llevar a cabo, pues
“hay un deseo 2
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encubierto de los pacientes por ser partícipes y actores directos de todas aquellas actividades recreativas que puedan realizarse durante las sesiones de hemodiálisis” Guenoun y Bauça (2012, p.61). Adquieren, por tanto, especial relevancia las palabras de Bermejo (2014) sobre la necesidad de una mayor humanización de la sanidad en los procesos terapéuticos, reclamada por usuarios, profesionales y planificadores sanitarios Tal vez los proyectos generalizados de animación hospitalaria con pacientes (también adultos) y sobre todo con aquellos de larga estancia, puedan ayudar a paliar estas situaciones y contribuyan a mejorar la calidad de vida de los enfermos en los hospitales (Martínez y Amayra, 2006). En concreto, para Gonzalo, González, Montesinos y De Gracia (2008), el hecho de participar de las actividades de ocio durante los periodos de hospitalización, incrementa el grado de satisfacción y facilita la adopción de actitudes positivas en el paciente, posibilitando que el grado de actividad y la autoestima se mantengan altos. Es evidente, por tanto, que la animación hospitalaria ha sido objeto de estudio desde diferentes perspectivas como la sanitaria, la psicológica y la educativa, y se relaciona con los denominados procesos de humanización en los hospitales que, en suma, persiguen aumentar la calidad de vida de los enfermos hospitalizados. El tiempo libre aparece así por tanto, como competencia de distintas disciplinas, quizás por su difícil engranaje en el marco teórico de todas las ciencias, o bien por el carácter interdisciplinar que requiere para su desarrollo (Elías y Dunning, 1992). Resulta llamativo, sin embargo, que a la animación hospitalaria no se le haya prestado suficiente atención desde una perspectiva sociológica, máxime cuando ésta se ocupa profusamente tanto del tiempo libre, como del ocio. Los tiempos que transcurren entre las visitas médicas y los tratamientos a que son sometidos los pacientes hospitalizados pueden ser considerados como tiempo libre entre las obligaciones cotidianas de los 3
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enfermos y, como tales, son susceptibles de ser cubiertos por servicios de ocio. No en vano es ésta la única esfera pública en la que los individuos de las modernas sociedades pueden decidir sobre su propia satisfacción, desafiando a la rutina (Ibíd.). Se constata, así, dispersión y algunas lagunas epistemológicas a la hora de abordar esta temática. Tomando en consideración este vacío, en el presente artículo se presentan los resultados de una investigación sobre animación hospitalaria con pacientes adultos, que muestran la necesidad de ocupar el tiempo libre de estos enfermos, y cómo debiera emplearse, con el fin de aumentar la calidad de vida del paciente. El artículo aborda, en primer lugar, el marco teórico en el que se encuadran los estudios sobre alienación, deshumanización y degradación del ocio; explica a continuación la aproximación metodológica de carácter empírico, obtenida a partir de un cuestionario al que respondieron pacientes hospitalizados; en tercer lugar, muestra los resultados de las correlaciones entre las respuestas de los pacientes y las variables, analizadas con el paquete estadístico SPSS y, finalmente, se presentan las conclusiones basadas en los resultados obtenidos. 1) Alienación, Deshumanización y Degradación del Ocio La sociología del ocio inicia su institucionalización académica a mediados de la década de los 50, en la que autores como Riesman et al. (1981) empiezan a hacer visibles los importantes cambios que se están produciendo en la orientación sociológica, a través del funcional estructuralismo o la teoría de la acción. Heredero de estos cambios paradigmáticos en las ciencias sociales, Havighurst (1968) analiza distintas variables que intervienen en la relación trabajo/ocio y sus consecuencias en términos de relajación o estímulo de tensiones, dentro de los cada vez más frecuentes estudios sobre la reducción de la jornada laboral y el alargamiento del fin de semana. Por esa misma 4
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época, otros como Dumazedier (1971) comienzan también a estudiar de manera sistemática el ocio, destacando su complejidad e importancia, hasta el punto de considerar que no es posible analizar muchas instituciones sociales sin una reflexión previa acerca de la influencia del ocio en ellas. La alienación, la deshumanización o la degradación se encuentran, por tanto, en los orígenes de la teoría sociológica del ocio y son condiciones que se trasladan hasta nuestros días y a todos los ámbitos de estudio de los procesos de uso del tiempo. Entre ellos, a determinados servicios de ocio, como es el caso de la animación hospitalaria. Según Aron (1966 p.230) “la libertad de auto-realización en el tiempo libre depende de lo que los individuos llevan en sí mismos”, un argumento coincidente, al menos en parte, con el del propio Havighurst (1986), para quien las actividades de ocio están relacionadas no solo con la satisfacción en la vida sino con el grado de socialización que se consigue con estas actividades. Tradicionalmente se ha separado el tiempo total disponible de una persona entre tiempo no disponible, tiempo disponible y tiempo libre. El primero de ellos sería el necesario para cumplir las obligaciones laborales, escolares, familiares y biológicas básicas; el segundo abarcaría
las ocupaciones autoimpuestas, mientras que el último sería el
restante después de cumplir con todas las obligaciones, y en el que se incluiría el ocio (Trilla, 1993). A partir de esta clasificación, la animación hospitalaria se enmarcaría dentro de la última categoría, ya que resulta obvio que el tiempo que un enfermo dedica a las restantes actividades hospitalarias no puede considerarse autoimpuesto ni tampoco disponible. Se podría decir, en cambio, que forma parte de un período de recuperación de fuerzas, e incluso de vida, en los pacientes hospitalarios, a la manera en la que lo entiende Lafargue (1973) para los esforzados obreros industriales. También Mead
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(1957) hace una lectura similar cuando habla de actividades recreativas que proporcionan diversión, distracción y recuperación. Desde este enfoque y, en primer lugar, el concepto de tiempo libre haría referencia a un tiempo exento de obligaciones, dedicado a uno mismo o para realizar aquello que se desea, una realidad que se aleja mucho de las posibilidades de las que disponen los pacientes hospitalizados, especialmente los de larga duración, y que puede repercutir de manera muy desfavorable en la calidad y humanización de sus condiciones de vida. A esto habría que añadir la diferente percepción del tiempo por parte de los enfermos. Así Bayés (2003) distingue entre tiempos subjetivos y tiempos cronológicos en los pacientes; para los pacientes la vivencia temporal se dilata, la incertidumbre en los tiempos de espera hace que éstos igualmente, se alarguen; para este autor existe mucho sufrimiento en los hospitales que podría paliarse de forma sencilla a través de programas de animación hospitalaria. Interesa mencionar que uno de los usos habituales del ocio es el relacionado con el afrontamiento del dolor, experiencia subjetiva que si no se trata puede contribuir a que se desarrollen problemáticas asociadas como depresión, alteraciones del sueño, aumento de peso, reducción de la movilidad o disminución de la socialización. Sin embargo, cuando el paciente se involucra en una actividad placentera, su dolor no es el foco principal de atención, por ello es importante contemplar una oferta de actividades significativas para el
enfermo que distraigan su atención
(Martínez y Amayra, 2006). En segundo lugar, el ocio se centraría en una actitud, que implica no solo la gestión de actividades escogidas de forma autónoma por el individuo, sino también la satisfacción inherente al desarrollo de las mismas. El ocio se escoge libremente y es por eso que es grato, provoca placer, recrea e incluso, reconforta, algo fundamental en pacientes
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hospitalizados. Sería una actividad que tiene valor en sí misma, próxima a lo que Gil Calvo y Menéndez (1985) denominan satisfacción de necesidades o tiempo de beneficios. Para ello, deben darse algunas condiciones de la actividad de ocio, como la autonomía ya mencionada, entendida esta como la capacidad de elegir qué hacer y cómo, y lo que en la literatura sobre el tiempo libre se ha denominado “autotelismo” (Trilla, 1993), que implica que las actividades deben resultar gratas. Para el tema que nos ocupa, en tercer lugar, es interesante tomar en consideración otros aspectos investigados en torno al ocio, como las emociones que produce, el humor, la sensación de implicación, activación, relax, percepción del tiempo, ideas, creencias o autoconciencia. Vera (2006) haciéndose eco de los estudios de Peterson, Seligman y Vaillant (1988), señala que el optimismo (entendemos también el derivado de la puesta en marcha de distintas actividades), palia el sufrimiento y malestar de aquellos que sufren a causa de la enfermedad. Cabe apuntar que la cultura material, tan presente en las vidas de los ciudadanos de las sociedades actuales, puede posibilitar el incremento de estos servicios de ocio, de ahí que, en última instancia lo que se pone de manifiesto es la necesidad de imponer el denominado ocio ético, al evitar los procesos de deshumanización que pueden producirse en los centros hospitalarios. Ullán y Bellver (2008) plantean la necesidad de que España haga suyas las recomendaciones internacionales que abogan por prestar atención a los procesos psicosociales asociados a la enfermedad, si se quiere avanzar en la humanización de los espacios de atención y en la mejora de los procedimientos de ocupación del tiempo de hospitalización. Desde este enfoque, estos autores centran, no obstante, la atención en una población pediátrica y adolescente, mientras que el presente trabajo pretende extender estos servicios de ocio, la humanización que implican, así como la mayor calidad de vida que proporcionan, a la población adulta. 7
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De acuerdo con lo expuesto en el presente marco teórico, la hipótesis principal del artículo es que existen diferencias significativas de la necesidad de tiempo de ocio en función de las variables edad y permanencia en el centro hospitalario, una hipótesis que se tratará de confirmar con los resultados obtenidos a partir de la muestra estudiada. 2) Metodología El artículo presenta los resultados de una investigación realizada con enfermos adultos en el Hospital de La Fe de Valencia, durante el mes de mayo de 2011. Para la realización de este trabajo se ha empleado una exploración cualitativa, con recogida de información individualizada, siguiendo un protocolo preestablecido de preguntas cerradas. La cuantificación del tiempo posibilita una medida objetiva de la cantidad que se dedica a las diferentes actividades, pero en ocasiones esta medición puede ser subjetiva, y percibirse como breve o larga dependiendo de la propia percepción de las actividades. Por eso es importante una metodología de carácter empírico como la utilizada, que permita delimitar mejor ese tiempo difícil de cuantificar. Por ello, se utilizó un cuestionario cerrado
de 12 ítems que contemplaba básicamente cuatro
apartados: a) datos sociodemográficos; b) ocupación del tiempo libre del paciente en el hospital (actividades que realiza en él y espacios en donde las lleva a cabo); c) propuestas de actividades desde la animación hospitalaria para realizar en el tiempo libre; d) consecuencias que podrían colegirse del desarrollo de las mismas. Con el fin de facilitar la contestación del cuestionario, el paciente debía marcar las opciones, que consideraba convenientes en cada uno de los ítems. Para el estudio de las relaciones entre variables se utilizó el paquete estadístico SPSS (Statistical Package for the Social Sciences), versión 18.0. Se llevaron a cabo correlaciones entre las respuestas dadas por los pacientes y las variables (edad, tiempo 8
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de hospitalización), utilizando el coeficiente de correlación de Pearson para describir la relación directa o inversa entre las mismas. 2.1 Muestra estudiada Durante los primeros meses de 2011, se contactó con la Gerencia del Hospital La Fe de Valencia y se tramitaron los permisos pertinentes para acceder a las habitaciones de los pacientes adultos. En coordinación con la Gerencia del Hospital y el Servicio de Enfermería, se tuvo acceso a las habitaciones de 96 pacientes adultos, desagregados por sexo y edad, ingresados en las unidades de Lesionados Medulares, Medicina Interna, Rehabilitación, Neurología, Hematología y Traumatología. Los enfermos se seleccionaron teniendo en cuenta su condición de pacientes adultos, residentes en el centro, que estuvieran en buenas condiciones físicas y mentales para responder a las preguntas formuladas a juicio del personal sanitario. Se tuvieron en cuenta, asimismo, los distintos tiempos de hospitalización de los pacientes que estaban ingresados en el Hospital de la Fe de Valencia en el periodo comprendido entre el 2 y el 10 de mayo de 2011 Tabla 1. Muestra estudiada Sexo
Edad
Tiempos de hospitalización
Servicios de hospitalización
Hombres Mujeres Menores de 30 años 30-50 años 50-70 años Mayores de 70 años Corto Largo Muy Largo Lesionados medulares Medicina interna Rehabilitación Neurología y neurocirugía Hematología Traumatología
53,1% 46,9% 9,4%, 26,6% 37,6% 26,0% 56,3% 27,1% 16,7% 13,5% 7,3% 6,3% 34,4% 16,8% 21,9%
Fuente. Elaboración propia 9
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2.2 Consideraciones éticas Los profesionales de la enfermería del hospital, facilitaron de forma considerable el acceso a las habitaciones al presentarle la tarea a cada paciente. Esta explicación se amplió posteriormente al depositar los cuestionarios en las habitaciones, volviendo a recogerlos al cabo de media hora. En todo momento se tuvo especial cuidado en no molestar a los enfermos y en no transgredir la rutina hospitalaria de cada planta. Por otra parte, se ha constatado la confidencialidad y el anonimato de todos los participantes. 3) Resultados Se han establecido correlaciones entre la edad y las actividades que los enfermos realizan en el hospital (ver la televisión, escuchar música, navegar por internet, hablar por teléfono, hacer pasatiempos, leer, pasear, charlar, o no realizar actividad alguna), obteniéndose una correlación positiva entre los pacientes que no realizan actividades y la edad, de forma que a mayor edad, menos interés se observa por parte de los enfermos en realizar actividades en el tiempo libre en el hospital. Sin embargo se han obtenido correlaciones negativas entre ver la televisión y edad, de forma que a menor edad, los pacientes se distraen más viendo la televisión, y a la inversa. También se han encontrado correlaciones negativas entre navegar por internet y la edad, ya que a menor edad más se interesa el paciente por llevar a cabo estas actividades en el hospital y entre hablar por teléfono y edad, pues a menor edad más se habla por teléfono, y a la inversa (véase tabla 2). 10
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Tabla 2. Correlación entre edad del paciente y realización de actividades habituales (en el hospital). Actividades Ninguna
Ve la televisión
Escucha música
Internet
Habla por teléfono
Hace pasatiempos
Lee
Pasea
Charla
Otros
*
Correlación de Pearson Sig. (bilateral) N Correlación de Pearson Sig. (bilateral) N Correlación de Pearson Sig. (bilateral) N Correlación de Pearson Sig. (bilateral) N Correlación de Pearson Sig. (bilateral) N Correlación de Pearson Sig. (bilateral) N Correlación de Pearson Sig. (bilateral) N Correlación de Pearson Sig. (bilateral) N Correlación de Pearson Sig. (bilateral) N Correlación de Pearson Sig. (bilateral) N
,224(*) ,028 96 -,306(**) ,002 96 -,176 ,087 96 -,266(**) ,009 96 -,209(*) ,041 96 -,083 ,420 96 -,089 ,386 96 -,079 ,446 96 -,094 ,363 96 -,150 ,145 96
La correlación es significante al nivel 0,05 (bilateral) / ** significativa al nivel 0,01 (bilateral).
Fuente. Elaboración propia.
Se han encontrado correlaciones entre la edad y la conveniencia de ofertar actividades en los centros sanitarios (acompañamiento de profesionales, grupos de charla guiada, lecturas y comentarios, proyección de películas, conferencias, juegos de mesa, risoterapia, actividades con radio o televisión, actividades con ordenador e internet, 11
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celebración de fiestas, actuaciones de personajes famosos, visitas de pacientes adultos a pediátricos, realización de periódicos y/o revistas hospitalarias, así como talleres de distinto tipo), obteniéndose una correlaciones negativa entre la oferta de películas en sala por parte del hospital y la edad, de manera que a menor edad más preferencia existe por la oferta de películas en sala y a la inversa; entre la oferta de juegos de mesa y la edad, ya que a menor edad más se valora la oferta de juegos de mesa por parte del hospital; entre la preferencia por realizar actividades de radio o televisión en el hospital y la edad, de modo que a menor edad más interés existe por ellas; la preferencia por el uso de internet en el hospital y la edad, pues a menos edad, más interés se manifiesta por las mismas; la preferencia de actuaciones por parte de personajes relevantes en el hospital y la edad, de forma que a menos edad más interés existe por ellas y la preferencia en la oferta de distintos talleres (barro, dibujo…) en el hospital y la edad, así que a menos edad, más interés existe por ellos (véase tabla 3). Tabla 3: Correlación entre la edad del paciente y la preferencia de actividades de animación (en el hospital). Preferencias Acompañamiento por profesionales
Grupos de charla guiada
Lectura y comentarios
Proyección de películas
Conferencias
Juegos de mesa
Risoterapia
Correlación de Pearson Sig. (bilateral) N Correlación de Pearson Sig. (bilateral) N Correlación de Pearson Sig. (bilateral) N Correlación de Pearson Sig. (bilateral) N Correlación de Pearson Sig. (bilateral) N Correlación de Pearson Sig. (bilateral) N Correlación de Pearson
,179 ,081 96 -,003 ,976 96 -,005 ,965 96 -,213(*) ,037 96 -,160 ,120 96 -,359(**) ,000 96 ,037 12
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Actividades con radio o TV
Actividades con ordenador o internet
Celebración fiestas
Actuaciones famosos
Visitas de pacientes adultos a pacientes pediátricos
Realización de periódicos o revistas
Talleres (dibujo, barro...)
Sig. (bilateral) N Correlación de Pearson Sig. (bilateral) N Correlación de Pearson
,719 96 -,212(*) ,038 96 -,347(**)
Sig. (bilateral) N Correlación de Pearson Sig. (bilateral) N Correlación de Pearson Sig. (bilateral) N Correlación de Pearson
,001 96 -,361(**) ,000 96 -,304(**) ,003 96
Sig. (bilateral) N Correlación de Pearson
,667 96
Sig. (bilateral) N Correlación de Pearson Sig. (bilateral) N
,809 96 -,224(*) ,029 96
-,044
,025
* La correlación es significante al nivel 0,05 (bilateral)/**significativa nivel 0,01 bilateral
Fuente. Elaboración Propia. Igualmente se han establecido correlaciones entre el tiempo de hospitalización y el tipo de actividad deseada (acompañamientos profesionales, grupos de charla guiada, lectura y comentarios de prensa, proyección de películas, conferencias, juegos de mesa, risoterapia, actividades con radio y/o televisión, actividades con ordenador/internet, celebración de fiestas, actuaciones con personajes famosos, visita de pacientes adultos a pediátricos, realización de revistas y/o periódicos, talleres (dibujo, barro…), encontrándose que existe una correlación positiva entre el tiempo de hospitalización y la preferencia por el acompañamiento de profesionales, así que a mayor tiempo de ingreso más se prefiere que el hospital oferte acompañamientos de este tipo; entre el tiempo de hospitalización y la preferencia por actividades de difusión cultural como conferencias 13
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en el centro sanitario, así que a más tiempo de hospitalización, más se demandan y finalmente se ponen de manifiesto correlaciones negativas entre el tiempo de hospitalización y la celebración de fechas señaladas; de manera que a más tiempo de ingreso, menor preferencia existe hacia la oferta de actividades de este tipo (véase tabla 4). Tabla 4. Correlación entre tiempo de hospitalización y la preferencia de actividades de animación (en el hospital). Preferencias Acompañamiento por profesionales
Grupos de charla guiada
Lectura y comentarios
Proyección de películas
Conferencias
Juegos de mesa
Risoterapia
Actividades con radio o TV
Actividades con ordenador o internet
Correlación de Pearson Sig. (bilateral) N Correlación de Pearson Sig. (bilateral) N Correlación de Pearson Sig. (bilateral) N Correlación de Pearson Sig. (bilateral) N Correlación de Pearson Sig. (bilateral) N Correlación de Pearson Sig. (bilateral) N Correlación de Pearson Sig. (bilateral) N Correlación de Pearson Sig. (bilateral) N Correlación de Pearson Sig. (bilateral) N
,210(*) ,040 96 ,043 ,676 96 ,167 ,105 96 ,014 ,890 96 ,307(**) ,002 96 ,133 ,197 96 -,076 ,464 96 ,178 ,082 96 ,028 ,786 96 14
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Celebración fiestas
Actuaciones famosos
Visitas de pacientes adultos a pacientes pediátricos
Realización de periódicos o revistas
Talleres (dibujo, barro...)
Correlación de Pearson Sig. (bilateral) N Correlación de Pearson Sig. (bilateral) N Correlación de Pearson Sig. (bilateral) N Correlación de Pearson Sig. (bilateral) N Correlación de Pearson Sig. (bilateral)
,363(**) ,000 96 ,123 ,234 96 ,135 ,189 96 -,091 ,376 96 ,036 ,731
N
*
96 La correlación es significante al nivel 0,05 (bilateral) / ** significativa al nivel 0,01 (bilateral).
Fuente. Elaboración Propia.
Se observan correlaciones entre el tiempo de permanencia en el hospital y las posibles consecuencias derivadas de la oferta de actividades de animación en el centro sanitario, encontrándose una correlación positiva entre el tiempo de hospitalización y la comunicación que establece el paciente, de modo que a más tiempo de hospitalización, más se cree que las actividades de animación hospitalaria, favorecen la comunicación entre paciente/profesional y/o paciente/paciente en el hospital; entre el tiempo de hospitalización y la adaptación al hospital, de manera que a más tiempo de hospitalización, más se cree que la oferta de actividades de animación, mejora la adaptación del paciente al hospital y, finalmente, entre tiempo de permanencia en el centro sanitario y atención integral al paciente, así que a más tiempo de hospitalización, más se considera que las actividades de animación pueden propiciar la atención integral al paciente ( véase tabla 5 ).
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Tabla 5. Correlación entre tiempo de hospitalización y consecuencias de la oferta de actividades (de animación en el paciente). Consecuencias Elevar estado de ánimo
Reducir estrés y ansiedad
Compensar pensamientos negativos
Favorecer comunicación
Actividad e independencia
Aliviar dedicación de los acompañantes
Mejorar adaptación
Ofertar atención integral
Otros
Correlación de Pearson Sig. (bilateral) N Correlación de Pearson Sig. (bilateral) N Correlación de Pearson Sig. (bilateral) N Correlación de Pearson Sig. (bilateral) N Correlación de Pearson Sig. (bilateral) N Correlación de Pearson Sig. (bilateral) N Correlación de Pearson Sig. (bilateral) N Correlación de Pearson Sig. (bilateral) N Correlación de Pearson Sig. (bilateral)
,004 ,971 96 -,066 ,523 96 ,198 ,053 96 ,336(**) ,001 96 ,016 ,878 96 ,165 ,109 96 ,252(*) ,013 96 ,225(*) ,027 96 ,173 ,092
N
96 ** La correlación es significativa al nivel 0,01 (bilateral) / * significante al nivel 0,05 (bilateral).
Fuente. Elaboración Propia.
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4) Conclusiones y discusión Con respecto a la hipótesis planteada, es decir, que existen diferencias significativas entre la necesidad de tiempo de ocio en función de las variables edad y permanencia en el centro hospitalario, las correlaciones establecidas con respecto a la edad y realización de actividades, muestran que, a mayor edad, menos interés existe en realizar algún tipo de actividad que comporte distracción en el hospital, y puesto que la oferta de las mismas por parte de los hospitales es mínima, tampoco al paciente se le pone en la tesitura de elegir sobre una base real; el caso de pacientes pediátricos (e incluso el de los adolescentes) transita por vías completamente opuestas, puesto que se ofertan y cuentan con una gran aceptación entre los enfermos (Bermúdez y Torío, 2007). Los pacientes adultos de más edad, ven menos tiempo la televisión, ocupándolo por tanto en descansar o pensar; por otra parte los pacientes adultos más jóvenes muestran preferencia por ver la televisión, de lo que cabe inferir que las actividades propuestas sobre los medios audiovisuales, podrían ser igualmente aceptadas por éstos. Abundando en la circunstancia del aislamiento del paciente, se constata que a mayor edad menos se habla por teléfono y menos actividades relacionadas con internet se realizan; en este sentido (y sin olvidar cuestiones tan estudiadas como la referida a la brecha digital entre grupos de edad), hay que mencionar que los ordenadores utilizados por los pacientes son particulares puesto que el hospital no disponía en el momento de la investigación de salas con este cometido para adultos y no siempre se cuenta con una conexión a internet (en clara oposición a las actividades realizadas con pacientes pediátricos en las denominadas ciber@ulas hospitalarias); sin embargo se cree que esta
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práctica es especialmente recomendable para que los pacientes además de distraerse, no pierdan contacto con el exterior, especialmente si se ven sometidos a hospitalizaciones de larga duración. De ahí que se pueda concluir que el paciente adulto de mayor edad (no así el resto), ingresado en el hospital, disminuye sus actividades de distracción al máximo, mostrando escaso interés por realizar otras. Todo hace suponer que permanece inactivo transitando por los pasillos y por la habitación, y/o charlando, actividades que si bien pueden ocupar una parte del tiempo de estancia en el centro, son claramente insuficientes si aquella se prolonga. Este hallazgo parece confirmar la hipótesis, que pronosticaba la existencia de diferencias significativas en la necesidad de tiempo de ocio, en función de la variable edad. Sin embargo, no parece que en el caso de personas de más edad sea la inexistencia de actividades de tiempo libre o su variedad lo que dificulta la mejora del tiempo de ocio de estos pacientes, sino que existe una tendencia hacia la automarginación en la realización de estas actividades, probablemente debida a la creencia todavía generalizada, de considerar al hospital como un espacio utilizado estrictamente para curar enfermedades, si bien entendiendo éstas casi exclusivamente desde una perspectiva biológica, y no teniendo en cuenta una perspectiva holística ( bio-psicosocial);
por otra parte se destaca que las personas de mayor edad se encuentran
ancladas igualmente en una sociedad que ha primado el trabajo frente al ocio. Igualmente se han establecido correlaciones entre el tiempo de hospitalización y el tipo de actividad deseada, encontrándose que existe una correlación positiva entre el tiempo de hospitalización y acompañamientos profesionales y entre el tiempo de hospitalización y la preferencia por actividades de difusión cultural.
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Abundando en lo anterior, conviene recordar las reflexiones realizadas por Elías y Dunning (1989), sobre el papel que cumple el ocio y su práctica en los individuos, en donde cuenta más el yo, la decisión, pues al elegir las actividades recreativas el placer y la satisfacción propia son lo primero que tomamos en cuenta. Por ello es necesario conocer los diferentes perfiles de ingresados, su empleo
del
tiempo libre y sus
preferencias por las actividades planteadas, algo que podría servir para diversificar estos servicios de ocio y adaptarlos a la tipología de los pacientes. Mencionar, por tanto, que la calidad de vida en el hospital está estrechamente relacionada con el ocio, por lo que la persona necesita tanto de ese tiempo como de su ocupación en actividades que le reporten descanso y distracción, a la vez que le permitan desarrollar facetas de su personalidad (Dumazedier, 1971 ) No obstante se es consciente de la falta de estudios sobre animación y pacientes adultos hospitalizados, por lo que sería necesario replicar experiencias de este tipo para obtener más evidencias en esta línea.
REFERENCIAS Aron, Raymond. (1999). Introducción a la filosofía política. Democracia y revolución. Barcelona: Paidós. Bados, Asunción. (2004). La política sociocultural de carácter público: necesidades y alternativas. Aulas de Verano, 31-52. Belver, Manuel. y Ullán, Ana María. (2003-2011). Proyecto CurArte. Universidad Complutense de Madrid, Universidad de Salamanca y Museo Pedagógico de Arte Infantil. Bayés, Ramón. (2003). Alivio o incremento del dolor y el sufrimiento en el ámbito hospitalario: pequeños esfuerzos, grandes ganancias. Monografías Humanitas. Dolor y sufrimiento en la práctica clínica, 113-127. Bermejo, José Carlos (1997). Humanizar la Salud. Madrid: San Pablo
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