TERRANOVA y GROENLANDIA (Siglos XVI-XVII) Los orígenes y desarrollo de la pesca española en

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Los orígenes y desarrollo de la pesca española en En este segundo artículo sobre los orígenes de la presencia española en los caladeros lejanos (el anterior se publicó el pasado mes de septiembr e, número 452, sobre los primeros acuerdos pesqueros con Marruecos, siglos XVIXVIII), el investigador Juan Pérez-Rubín se detiene en los altibajos en las pesquerías de Terranova, así como en las incursiones en aguas de Groenlandia-Noruega y de Brasil (1625). De su mano, comprobaremos la cambiante evolución de las relaciones internacionales y cómo la lucha por el dominio del mar llevó a periodos de violentas agresiones en los caladeros del Atlántico Norte, influyendo en el libre acceso de nuestros pescadores durante los siglos XVI y XVII. En las costas españolas, tanto en las de la Mar

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metrópoli como en las ultramarinas, se sucedieron largos periodos de escasez de pescado en los mercados, principalmente debido a la disminución de pescadores y de embarcaciones. El personal abandonaba temporalmente su profesión de forma voluntaria, en los años de auge del comercio marítimo y, de forma obligada, en tiempo de guerra.

a b ús queda d e nuevas rutas com erciales marítim as a Oriente inauguró la era de los grand es d es cubrim ie ntos geográficos y propició la loca lización de importantes pes querías en ultramar, como la de bacala o en Te rranova, internacionalizada durante e l siglo XVI. En la ce nturia sigui ente, el inic io del c recimiento de Holanda, Inglaterra y Francia como potenc ias marítimas s e trad ujo e n un a cos o constante al enemigo c om ún, con a taque s y rob os a las flo ta s , a sí c om o sa que o s e n las colo nia s americana s y puertos de la P enínsula. El objetivo gene ral era principalme nte económ ico: de bilitar al impe rio espa ñol a tac ando su comercio ultramarino colonial y obtener, indirectam ente, una importa nte fue nte de financiación para d esarrolla r las res pec tivas m arinas militare s, merc ante s y de pesca . En una fase posterio r se asentaron en e l Caribe nume rosos c orsarios y buc ane ros , y se exte nd ieron las agresione s m utua s e ntre esas cuatro potencias . Se propiciaron cambia nte s alia nzas y gue rra s c o nsta nte s , para intentar alcanz a r

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una he gemonía marítima mundial que inc luyera e l dom inio de lo s cala deros d e pe s ca más productivos.

LA TIERRA NUEVA DE LOS BACALLAOS Los ingleses defienden que el primer descubridor de Terranova y de sus pesquerías fue J. C abot, italiano a su s ervicio, cuando navegó en 1497 por aquellas aguas buscando el paso del NO. Sin embargo, es innegable que ambos nombres geográficos (Lab rador y Terranova) son ibéricos, y que en el mapamundi del cántabro J uan de la Co sa (1500) ya a p arecen aquellas lejanas latitudes (incluidas casi totalm ente en e l área e sp añola delimitada por el Tratado de Tord esilla s). Aquel mismo año re gr esó de la re gión e l portugué s Corte rrea l, y tras el primer quinquenio comenzarán a partir los primeros pesc adores europeos hacia allí, entre ellos va sco-france se s, guipuzc oanos y vizca ínos. Aunque e n la pr ime ra e xpe dic ión oficial es pañola envia da expre sam ente (la del catalán J. de Agramonte, en 1511), la riqueza pesquera no era el objetivo principal (se le or-

Los ingleses defienden que el primer descubridor de Terranova y sus pesquerías fue J. Calbot, italiano a su servicio, en 1947. Sin embargo, es innegable que ambos nombres geográficos, Labrador y Terranova, son ibéricos. Ener o 2007

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Imagen 1. Mapa de la Carta enciclopédica francesa, fechada en 1550 y elaborada por Cartier y Ribero, en la que se reflejan los datos geográficos de las minuciosas exploraciones de J. Cartier en Canadá.

Se estima que en 1582 viajaban a Terranova unos 200 buques pesqueros vascos, lo que implicaba casi duplicar la presencia del quinquenio anterior.

denaba que vuelva con las noticias de todo lo que hallara o descubrie se, y que tome posesión de un sector del territorio para fundar una casa de contratación). Tam bié n partió ha cia aque lla s latitudes la expedición de Esteban Gómez (1525), y en la posterior Carta geográfica de Diego Ribero ya c onsta el nombre de Tierra de los Bacallaos, además del reparto teórico del territorio entre los dos países ibéricos y sus conquistadores. Gra ndes c ambios se produjeron a me diados de ese siglo, cuando los datos geográficos de las m inuc iosas explorac ione s de J . Cartie r a Canadá se plasmaron en una bella carta enciclopédica fechada en 1550: Literalmente Portugal e s e liminada del ma pa y se ma rca n las fronteras entre el pe queño mar a merica no de Francia (única mente el sector septe ntriona l) y el mar de España (ver imagen 1). Éste, inmenso, pues se extendía hasta el estrecho de Magallanes e inc luía la ma yor parte de l océano Pa cífico (en estas últ imas área s se conce ntró durante ese siglo el mayor interés marítimo español).

LA LLEGADA ESPAÑOLA A TERRANOVA Durante ese siglo, Terranova a ca bó convirtié ndos e en una pesque ría internac ional y lo s Mar

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españoles obtenían grandes beneficios económicos, principalmente desde 1540, tras la venta del aceite de ballena y bacallao. Por esa alta rentabilidad, la mayoría de los marineros vascos fueron abandonando los viajes mercantes, dejando de pagar el 2 % a sus cofradías y parroquias. En Guipúzcoa, la falta de marinería local para la s e mbarc ac iones del tra ns porte marítimo era tan grave que tuvo que decretarse una Rea l Cédula (1582) pe rmitiendo e n esas trip ula ciones una cuarta parte de extranjeros. En ese año se estima que viajaban a Terranova unos 200 buques pesqueros vascos, lo que implicaba ca si duplica r la pres enc ia de l quinquenio anterior (unos 110 barcos españoles, 145 franceses, 50 portugueses y 30 ingleses). Hay que tener en cuenta que, para el caso español, dura nte el últim o cua rto de es e siglo se ha bían separado las campañas de los balleneros (como luego veremos) y bacaladeros de altura (la de é stos desde principios de ab ril ha sta me dia dos de s eptiembre-octubre). Lame nta ble m ente , en varia s c ampañas de e sa época se presentaron invie rnos espe cialm ente c rudos , como durante el período 1574-1577, que adelantaron la llegada del hielo. Algunas cuadrillas de pescadores y toneleros no pudieron regre -

sar a sus puertos del Cantábrico y, obligados a quedarse allí, fallecieron por el intenso frío y la falta de provisiones.

FACTORÍAS Y ASENTAMIENTOS VASCOS Se calcula que los vascos llega ron al se ctor del río San Lore nzo hacia 1535. Arqueólogos ca nadienses han de scubierto más de una docena de antiguos ya cimie ntos pe rte ne cientes a sus as entamie ntos y fa ctorías en e l Atlántic o NO., concretame nte e n la pe nín sula del Labrador e isla de Te rra nova . A travé s de docume ntos originale s va scos de la é poca, conocem os diferentes denomina ciones geográfic as de sus zona s de pesca, que se refieren básic ame nte a tres dife re ntes lo calizac io nes c ercanas: Buitres o Boytus, S amadet, y Chateo o Xa te au. Los últim os parec en coincidir con lo s actuales nombres de St. Modeste y Chateau, e n cuya loca lizac ión mapas extranjeros del siglo XVIII continuaban denominando Bahía y puerto de los es pañoles. Debe tratarse de la bien resguardada Bahía Roja, en la e ntrada del ac tual es trecho de Belle Isle (la Bahía Grande de los vascos), que comunica con e l golfo de San Lorenzo. Pre cisa mente en aquella pe queña Bahía Roja se han loca liza do va rio s de esos es ta ble cimientos vascos y e l pec io de un ga león ballenero de roble que naufragó, ha cia 1565, c ua ndo se disponía a regresa r a España con s u ca rgame nto de barrile s c on a ce it e de ba llena. Se ha identificado e se buque con e l San Juan, de unos 15 m de eslora, arma do de un pequeño ca ñón (falc onete de hierro), y con capacid ad de carga de unas 300 tone ladas ; cuya reconstrucción teórica se pres enta en la Imagen 2. Desde chalupas arponeaban a las ballenas y las remolcaban hasta el establecimiento de la costa, donde troceaban los bloques de grasa o la rdo y los fundían en c alderos, has ta convertirla en el preciado aceite o saín. Allí se han descubierto también los hornos empleados en ese proceso, y los saladeros-secaderos de bacalao, con pilas circulares de almacenamiento. Es e doble obje tivo de la s instalaciones m ás a ntiguas parec e d em os trar q ue los va sc os pescaban y cazaban ambas especies simultáneamente, al menos durante las primeras décadas, en el citado sector del estrecho de Belle Isle. Por otro lado, en los mapas antiguos aparecían muchos más topónimos vascongados en diferentes localizaciones, y a algunos de ellos hizo referenc ia el escritor G. Celaya (¡Pensar que en Te rranova, / Barachoa, Op e rportu y Aguchar señalaron / con ley de nombres vas c os, surgid eros seguros!). A pesar de que la mayoría d e los inicialme nte num erosísimos nombres ha n ido des apa recie nd o o afrancesando el término original (‘Barachoa’ por ‘Ba-

Imagen 2. Reconstrucción teórica del ballenero San Juan, de unos 15 metros de eslora. Naufragó en 1565 en el viaje de regreso a España, desde Bahía Roja, con su cargamento de barriles de aceite de ballena.

rachois’, etc.), en la última versión del Reper to rio Toponímic o de Québe c (Imag en 3) se conservan aún una veintena de localizaciones (la gos, ra das , riberas, islas , etc.) c on el cali ficativo de Vasco (Basque) en una amplia zona

Imagen actual de la costa Este de Terranova.

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Imagen 3. Mapa antiguo de Terranova y toponimia actual de Québec. En este mapa se pueden apreciar las zonas de pesca españolas en distintos periodos, así como los lugares que mantienen la toponimia Vasca en el actual Québec.

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que c oincide con basta ntes referencia s a la ballena (Baleine) y alguna al bacalao (Cod). Todo ello de mues tra, pa ra a que llos intrépidos pescadores del Cantábrico, una mayor consolidación y expansión regional de la que actualmente viene reconociéndose. Otra localización de Terranova que aparece frec uentem ente en docume ntos pos teriores (de sde mediados del siglo XVII) es el de una bahía denominada Placencia o Placentia (se ha conservado finalmente éste), que corresponde con la antigua denominación de la villa vizcaína de Plencia (en aquella época era la segunda de toda la provincia en número de barcos). Por ello, no es casual que en algunos mapas extranjeros del siglo XVIII, junto a aquella ubicación (Placentia) se encuentra la denominada Bahía de Vizcaya (Biscay Bay). Por otro lado, como ya adelantamos, al menos desde el último cuarto del siglo XVI, mientra s que los bac ala deros de altura mantenían sus campañas (de abril a octubre), los balleneros retrasaban la suya: Partían del Cantábrico a mediados de junio y regresaban en diciembre o principios de enero. Ese tardío regreso invernal nos hace suponer que habían comen-

zado un desplazamiento en busca de ballenas hacia el Sur, circunstancia que pudiera confirmarse con el primer informe español que tenemos de la actividad ballenera en aguas americanas más meridionales (firmado por Pedro de Arpide e n 1587: Relación sobre la pes ca de ballenas en Florida). Como vere mos se guidamente, dife rente s noticia s dispersas sitúa n a los arpone ros vascos e n Groenlandia- Noruega , donde son intimidados por buques ingleses (desde 1613). P or todo ello, en e l dec enio siguie nte estaba instala da una fac toría ball ene ra va sca en Brasil, concre tame nte en la capital colonial (Salvador de Ba hía, 1625), como queda ce rtific ado con el grabado que s e imprimió a res ultas de la re conquista e spañola de e sa importa nte p laza fuerte de manos de los holandes es (Imagen 4).

ATAQUES EN LOS CALADEROS DE TERRANOVA Y GROENLANDIA Históricame nte , la s a cciones intimida torias c ontra los p es ca dores s e practica ron principalmente por los ingleses (la primera que conocemos es en 1532, atac ando a los germa nos en Islandia); pues generalmente fueron los

últimos en incorporarse a las pesquerías internacionales (Imagen 5). Unas pesquerías liderada s e n el Atlántico ca nadiens e por fra nce ses (bacalao) y españoles (caza ballenera), y en el Mar del Norte, por holandeses (arenque y bacalao). Prueba de la inicial inferioridad pesquera británica es la constatada escasa presencia de sus bacaladeros en Terranova (únicamente cuatro buques inglese s en 1573), de ba lleneros en Groenla nd ia (pa ra su prim era e xp edición, en 1611, necesitaron contratar a seis arponeros vascos), e incluso en su cercano caladero de arenque en las She tla nd- Escocia (en 1640 ningún barco pesquero inglés y más de 2.000 holandeses). Pr ec isam ente, los dos vio lentos ac osos ingleses a los buques pesqueros españoles, de los que tenemos constancia, se produjeron en el intervalo de 60 años en los que el imperio espa ñol ab sorbió al portugués (1581-1640). Comenzaron con los buques y asentamientos vascos en el área del Labrador-Terranova (intimidac iones c apitane ad as por H. Gilbert y F. Drake, dura nte 1583- 1585), fundando al final del últ imo a ño la prim era colonia perma ne nte inglesa en la isla de Terranova (St. John o San Juan). Acosaron principalmente a españoles y portugue ses, avisá ndoles que serían e xpulsados definitivam ente si no pagaba n un canon

para poder faenar. También instruyeron a sus propios pescadore s pa ra que im pidieran que los e xtranje ros volvieran a sus puertos peninsulares a vender las ca pturas de toda la te mpora da. Con ello conseguirían su ruina económica y les impedirían volver al año siguiente. Finalmente, acudió expresam ente B. Drake, pa riente del ante rior, q uie n consiguió apod erarse d e va rias naves p esquera s y sus tripulacione s, fa llecie ndo a los poc os mes es de una enfe rmedad c ontag iad a por s us ca utivos. Aunque Es paña se de sq uitó en 1587-88, con ata que s a los buques ingleses y franceses, la situación empeoró por causa de la misma guerra con Inglaterra, pues el gobierno español se vio obligado a req uis ar b uques de p articulares y reclutar ‘gente de mar’ (pescadores y marineros). Todo el comercio marítimo nacional quedó expuesto al ataque de los corsa rios ing les es ha sta e l restablecimiento de la paz de 1604. Como a finales del siglo anterior habían llegado a Europa la s noticias de J. Davis de la exis te ncia de ba llenas en la c osta occ idental d e Groenlandia y d e ricas pe squerías de su sector sur, los holandeses decidieron emprender la caza de ballenas a gran escala y llegaron a crear una flota con 20.000 hombres. Se vieron obligados a contratar a gran número de

A pesar de que la mayoría de los inicialmente numerosísimos nombres han ido desapareciendo o afrancesando el término original, en la última versión del Repertorio Toponímico de Québec, se conservan aún una veintena de localizaciones con el calificativo de Vasco (Basque)

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Imagen 4. Asentamiento de pescadores vascos en la localidad brasileña de Bahía de Todos los Santos (Salvador de Bahía), en 1625.

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los aguerridos arponeros vascos para la caza en Islandia y Groenlandia y les concedieron en sus barcos mando superior al de sus propios capitanes. Aunq ue ta mbién emb arcaron es pañoles en buque s inglese s, los guipuzcoa nos enviaron su propia flota ba llene ra a la región. Ha sta que años de spués volvieron a re petirse las in timidaciones inglesa s, inicia lmente con nue ve ba jeles a rtillados en el Ártico (is la de Spitzberg, 1613) y, al año siguiente, en la s c ercanías de la costa de Noruega , donde cuatro nave s mercante s a rmadas a tacaron a una dec ena d e b uq ue s b a lle ne ro s g uip uz c o a n os (1 614). És tos regresaron indig nad os a sus puertos , lo q ue provoc ó e l te rror de los comercia ntes in gle ses de esa s ciudades y huyeron mas iva mente a Bilbao para evita r las esperada s represalias. Finalmente, se prohibió que los vascos embarca ran e n buque s pe sque ros e xtra nje ros y se negoció con el rey de Dinamarca para conse guir a lgunas conce siones para la c az a de ballena en la a gua s de s us a mplio s dominio s

(1616). En esa época, una parte importante de la flota y tripulantes de los puertos vizcaínos y guipuzcoanos se reconvirtieron, al aprovechar la de cisión de Felipe III que llevó a conce der patentes de corso para combatir, inicialmente a los piratas a rgelinos e n el Mediterráne o, y más tarde a los buques de las potencias enemigas en el golfo de Vizcaya (desde 1621).

RETORNO A TERRANOVA Y NUEVO ABANDONO Dura nte e l s iglo XVII lo s pesca d ore s de l Cantábrico continuaron cruzando el Atlántico y recorriendo los más de 3.000 Km. que les separaban de aquellas latitudes. Sin embargo, ya había allí una numerosa presencia británica en 1635 (unos 18.000 ingleses trabajaban en esa pesquería), la mayoría procedentes de las nuevas colonias fundadas en la Bahía de Massachussets. Una parte importante de su comercio consistía en llevar bacalao a España y Portugal, na vega ndo s eguidame nte a Guine a a por esclavos para venderlos en las plantaciones americanas. Con ese tráfico combinado se

fraguaron la s p rimera s grandes fortuna s de Nueva Inglaterra. Ante las nuevas presiones ejercidas por los británicos, los vascos (españoles y franceses) restablecieron te mporalme nte en Terranova una antiguo sis te ma d e ac uerdos recíprocos de colaborac ión come rc ial, que se remontaban, al menos, a 1536, y que eran ratificados por los resp ec tivos re ye s. Así c ons iguieron temporalmente los españoles faenar con cierta tranquilid ad e n la s zonas pesq ue ras correspondientes a los pescadores galos y gozar de su protección militar. Gracias a la documentación correspondiente a un acuerdo de 1654 conocemos las carac terístic as técnica s y equipamiento de dos pe queños buques de Bilbao fue rte me nte armados, dedicado uno a la pesca en Terranova y el otro a la caza de ballenas. Mientras que el porte y a rtillería de a mb os e ra s imilar (unas 140 toneladas y 7 cañones ligeros), comprobamos una gran diferencia en el número de personal embarcado y e l armam ento ‘de fensivo’ entre el bacaladero (42 hombres, armados con 20 mos que tes, 24 chucas y 2 a lfa nje s) y de l ballenero (29 hombres y 12 mosquetes). Precisamente, esas significativas diferencias de arma mento demue stran que los ballene ros fa enaban en áreas menos conflictivas, probablemente Brasil (como ya sospechábamos). A m edia dos del siglo XVII, las noticias disponib les nos informan que alguna s c uadrillas de españoles también estaban establecidos en la zona de la citada bahía de Placentia (Plencia), donde habían sido los primeros europeos en a se ntars e pa ra e xplota r e l ce rca no Gran Banco, y allí elaboraban sus capturas. Sin embargo, Francia ocuparía form almente e sa Bahía y modificaría su denominación (1658, Bay of Pla isance), nombrando a un primer gobernador y dotándole de una pequeña guarnición militar que, junto con los corsarios franceses, podrían dar más seguridad a los pescadores y de fe nde rles de los nume rosos ataque s inglese s. Siguie ron faenado los españoles e n esa zona y en el amplio sector francés del norte de Bonavista o Buenavista, pues la costa ‘inglesa’ (English shore) se extendía desde el sur de esa localización hasta Trepassey. Lamentablemente, en 1697 se produjo el fin del usufructo español en la zona de PlacentiaPle ncia, pue s los franc es es decidieron no renovar a los guipuzcoanos y vizcaínos los salvoconductos necesarios para seguir pescando y procesando el bacalao en ese sector. La rivalidad entre Francia e Inglaterra continuó creciendo y durante largos períodos se enfrentaban sus buques en cualquier parte del mundo donde se hallaran. Finalmente, España consiguió que en el Tra-

Enfrentamiento sangriento (agosto 1652) en el caladero costero de bacalao de la isla Vlieland. Finalmente, los pescadores holandeses acabaron acuchillando a los intrusos ingleses y se apropiaron de su embarcación.

tado de Utrecht (1713) se le reconociera algún derec ho a sus pescadores , aunque queda ron insuficientemente definidos (artículo 15º). Además Placentia-Plencia pasó a manos inglesas y aunque los habitantes galos fueron expulsad os d e allí (al año siguiente se ase ntaron a l Sur, en la is la de C ap e Bretón) cons ervaron determinados derechos a la pesca y transformación de sus capturas en otros sectores de Terranova. Con el paso de los siglos la explotación del caladero a um e ntó progres ivamente y en la s aguas profunda s se c aptura ban gigantesc os bacalaos que, con más de 20 años de edad, superaban los 1,5 metros y los 80 kilos. Se obtuvo el máximo histórico de capturas en el período 1893-1914 (más de 60.000 toneladas), y en la primavera de 1927 (en abril como era tradicional), se incorporó a Terranova la flota ind us trial ba ca lad era guip uzc oana (la prim era campaña con los Euskal Herria y Rey Alfonso XIII, de 1.200 TRB) y posteriormente a Groenlandia. En solo cuatro años se convirtieron en la flota do mina nte en am bos c ala deros de l Atlántico Norte. ■

A mediados del XVII, las noticias disponibles nos informan de algunas cuadrillas de españoles que también estaban establecidas en la zona de la bahía de Placentia (Plencia), donde habían sido los primeros europeos en asentarse para explotar el cercano Gran Banco.

JUAN P ÉREZ-RUBÍN INVESTIGADOR Ener o 2007

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