TEXTO: DISCURSO DEL MÉTODO, Cuarta parte

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TEXTO: DISCURSO DEL MÉTODO, Cuarta parte. Este texto es la cuarta parte del Discurso del Método de René Descartes. La versión aquí utilizada es la décima edición castellana de esta obra publicada por Espasa Calpe en Madrid 1995, Pp. 67-74.

EPÍGRAFES: I.- Método para llegar a la verdad. II.- Duda: Sentidos, imaginación, pensamiento. III.- Fundamento de la nueva filosofía. IV.- Yo soy una sustancia pensante. V.- Criterio de verdad: claridad y distinción. VI.- Dios, ser perfecto. Idea innata. VII.- Dios, causa de mi ser imperfecto. VIII.- Tres sustancias: res extensa, cogitans, infinita. IX.- Cierto: Dios, ser perfecto, existe. X.- Las ideas: Dios, alma no provienen de los sentidos. XI.- Dios existe. XII.- Dios garante de la certeza de la evidencia. XIII.- Verdad del pensamiento: el alma. Cogito, ergo sum. XIV.- Diferencia: sentidos, imaginación, razón. XV.- Evidencia: fundamento de la verdad de las Ideas.

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I.- [Método para llegar a la verdad.] “No sé si debo hablaros de las primeras meditaciones que hice allí, pues son tan metafísicas y tan fuera de lo común, que quizá no gusten a todo el mundo. Sin embargo, para que se pueda apreciar si los fundamentos que he tomado son bastante firmes, me veo en cierta manera obligado a decir algo de esas reflexiones. Tiempo ha que había advertido que, en lo tocante a las costumbres, es a veces necesario seguir opiniones que sabemos muy inciertas, como si fueran indudables, y esto se ha dicho ya en la parte anterior; pero deseando yo en esta ocasión ocuparme tan sólo de indagar la verdad, pensé que debía hacer lo contrario y rechazar como absolutamente falso todo aquello en que pudiera imaginar la menor duda, con el fin de ver si después de hecho esto, no quedaría en mi creencia algo que fuera enteramente indudable. II.- [Duda: Sentidos, imaginación, pensamiento.] Así, puesto que los sentidos nos engañan, a veces, quise suponer que no hay cosa alguna que sea tal y como ellos nos la presentan en la imaginación; y puesto que hay hombres que yerran al razonar, aun acerca de los más simples asuntos de geometría, y cometen paralogismos, juzgué que yo estaba tan expuesto al error como otro cualquiera, y rechacé como falsas todas las razones que anteriormente había tenido por demostrativas; y, en fin, considerando que todos los pensamientos que nos vienen estando despiertos pueden también ocurrírsenos durante el sueño, sin que ninguno entonces sea verdadero, resolví fingir que todas las cosas que hasta entonces habían entrando en mi espíritu no eran más verdaderas que las ilusiones de mis sueños. III.- [Fundamento de la nueva filosofía.] Pero advertí luego que, queriendo yo pensar, de esa suerte, que todo es falso, era necesario que yo, que lo pensaba, fuese alguna cosa; y observando que esta verdad: "yo pienso, luego soy", era tan firme y segura que las más extravagantes suposiciones de los escépticos no son capaces de conmoverla, juzgué que podía recibirla, sin escrúpulo, como el primer principio de la filosofía que andaba buscando. IV.- [Yo soy una sustancia pensante.] Examiné después atentamente lo que yo era, y viendo que podía fingir que no tenía cuerpo alguno y que no había mundo ni lugar alguno en el que yo me encontrase, pero que no podía fingir por ello que no fuese, sino al contrario, por lo mismo que pensaba en dudar de la verdad de las otras cosas, se seguía muy cierta y evidentemente que yo era, mientras que, con sólo dejar de pensar, aunque todo lo demás que había imaginado fuese verdad, no tenía ya razón alguna para creer que yo era, conocí por ello que yo era una sustancia cuya esencia y naturaleza toda es pensar, y que no necesita, para ser, de lugar alguno, ni depende de cosa alguna material; de suerte que este yo, es decir, el alma por la cual yo soy lo que soy, es enteramente distinta del cuerpo y hasta más fácil de conocer que éste, y, aunque el cuerpo no fuese, el alma no dejaría de ser cuanto es. V.- [Criterio de verdad: claridad y distinción.] Después de esto, consideré, en general, lo que se requiere en una proposición para que sea verdadera y cierta, pues ya que acababa de hallar una que sabía que lo era, pensé que debía saber también en qué consiste esa certeza. Y habiendo notado que en la proposición “yo pienso, luego soy”, no hay nada que me asegure que digo verdad, sino que veo muy claramente que para pensar es preciso ser, juzgué que podía admitir esta regla general: que las cosas que concebimos muy clara y distintamente son todas verdaderas, pero que sólo hay alguna dificultad en notar cuáles son las que concebimos distintamente. VI.- [Dios, ser perfecto. Idea innata] Después de lo cual, hube de reflexionar que, puesto que yo dudaba, no era mi ser enteramente perfecto, pues veía claramente que hay más perfección en conocer que en dudar; y se me ocurrió entonces indagar por dónde había yo aprendido a pensar en algo más perfecto que yo; y conocí evidentemente que debía de ser por alguna naturaleza que fuese efectivamente más perfecta. En lo que se refiere a los pensamientos, que en mí estaban, de varias cosas exteriores a mí, como son el cielo, la tierra, la luz, el calor y otros muchos, no me preocupaba mucho el saber de dónde procedían, porque, no viendo en estos pensamientos nada que me pareciese hacerlos superiores a mí, podía creer que, si eran verdaderos, eran unas dependencias de mi naturaleza, en cuanto que ésta posee alguna perfección, y si no lo eran, procedían de la nada, es decir, estaban en mí, porque hay defecto en mí. Pero no podía suceder otro tanto con la idea de un ser más perfecto que mi ser, pues era cosa manifiestamente imposible que la tal idea procediese de la nada; y como no hay la menor repugnancia en pensar que lo más perfecto sea consecuencia y dependencia de lo menos perfecto que en pensar que de nada provenga algo, no podía tampoco proceder de mí mismo; de suerte que sólo quedaba

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que hubiese sido puesta en mí por una naturaleza verdaderamente más perfecta que soy yo, y poseedora inclusive de todas las perfecciones de que yo pudiera tener idea; esto es, para explicarlo en una palabra, por Dios. VII.- [Dios, causa de mi ser imperfecto.] A esto añadí que, supuesto que yo conocía algunas perfecciones que me faltaban, no era yo el único ser que existiese (aquí, si lo permitís, haré uso libremente de los términos de la escuela), sino que era absolutamente necesario que hubiese algún otro ser más perfecto de quien yo dependiese y de quien hubiese adquirido todo cuanto yo poseía; pues si yo fuera solo e independiente de cualquier otro ser, de tal suerte que de mí mismo procediese lo poco en que participaba del Ser perfecto, hubiera podido tener por mí mismo también, por idéntica razón, todo lo demás que yo sabía faltarme, y ser, por lo tanto, yo infinito, eterno, inmutable, omnisciente, omnipotente y, en fin poseer todas las perfecciones que podía advertir en Dios. VIII.- [Tres sustancias: res extensa, cogitans, infinita.] Pues en virtud de los razonamientos que acabo de hacer, para conocer la naturaleza de Dios, hasta donde la mía es capaz de conocerla, bastábame considerar todas las cosas de que hallara en mí mismo alguna idea y ver si era o no perfección el poseerlas, y estaba seguro de que ninguna de las que indicaban alguna imperfección está en Dios, pero todas las demás si están en Él; así veía que la duda, la inconstancia, la tristeza y otras cosas semejantes no pueden estar en Dios, puesto que mucho me holgara yo de verme libre de ellas. Además, tenía yo ideas de varias cosas sensibles y corporales, pues aun suponiendo que soñaba y que todo cuanto veía e imaginaba era falso, no podía negar, sin embargo, que esas ideas estuvieran verdaderamente en mi pensamiento. Mas habiendo ya conocido en mí muy claramente que la naturaleza inteligente es distinta de la corporal, y considerando que toda composición denota dependencia, y que la dependencia es manifiestamente un defecto, juzgaba por ello que no podía ser una perfección en Dios el componerse de esas dos naturalezas, y que, por consiguiente, Dios no era compuesto; en cambio, si en el mundo había cuerpos, o bien algunas inteligencias y otras naturalezas que no fuesen del todo perfectas, su ser debía depender del poder divino, hasta el punto de no poder subsistir sin él un instante. IX.- [Cierto: Dios, ser perfecto, existe.] Quise indagar luego otras verdades; y habiéndome propuesto el objeto de los geómetras, que concebía yo como un cuerpo continuo o un espacio infinitamente extenso en longitud, anchura y altura o profundidad, divisible en varias partes que pueden tener varias figuras y magnitudes y ser movidas o trasladadas en todos los sentidos, pues los geómetras suponen todo eso en un objeto, repasé algunas de sus más simples demostraciones, y habiendo advertido que esa gran certeza que todo el mundo atribuye a estas demostraciones se funda tan sólo en que se conciben con evidencia, según la regla antes dicha, advertí también que no había nada en ellas que me asegurase de la existencia de su objeto, pues, por ejemplo, yo veía bien que, si suponemos un triángulo, es necesario que los tres ángulos sean iguales a dos rectos; pero nada veía que me asegurase que en el mundo hay triángulo alguno; en cambio, si volvía a examinar la idea que yo tenía de un ser perfecto, encontraba que la existencia está comprendida en ella del mismo modo que en la idea de un triángulo está comprendido el que sus ángulos sean iguales a dos rectos, o en la de una esfera el que todas sus partes sean igualmente distantes del centro, y hasta con más evidencia aún; y que, por consiguiente, tan cierto es por lo menos que Dios, que es ese ser perfecto, es o existe, como lo pueda ser una demostración de geometría. X.- [Las ideas: Dios, alma no provienen de los sentidos.] Pero si hay algunos que están persuadidos de que es difícil conocer lo que sea Dios, y aún lo que sea el alma, es porque no levantan nunca su espíritu por encima de las cosas sensibles y están tan acostumbrados a considerarlo todo con la imaginación –que es un modo de pensar particular para las cosas materiales- que es lo que no es imaginable les parece no ser inteligible. Lo cual está bastante manifiesto en la máxima que los mismos filósofos admiten como verdadera en las escuelas, y que dice que nada hay en el entendimiento que no haya estado antes en el sentido, en donde, sin embargo, es cierto que nunca han estado las ideas de Dios y del alma; y me parece que los que quieren hacer uso de su imaginación para comprender esas ideas, son como los que para oír los sonidos u oler los olores quisieran emplear los ojos; y aún hay esta diferencia entre aquéllos y éstos: que el sentido de la vista no nos asegura menos de la verdad de sus objetivos que el olfato y el oído de los suyos, mientras que ni la imaginación ni los sentidos pueden asegurarnos nunca cosa alguna, como no intervenga el entendimiento.

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XI.- [Dios existe.] En fin, si aun hay hombres a quienes las razones que he presentado no han convencido bastante de la existencia de Dios y del alma, quiero que sepan que todas las demás cosas que acaso crean más seguras, como son que tienen un cuerpo, que hay astros y una tierra, y otras semejantes son, sin embargo, menos ciertas; pues si bien tenemos una seguridad moral de esas cosas, tan grande que parece que, a menos de ser un extravagante, no puede nadie ponerlas en duda, sin embargo, cuando se trata de una certidumbre metafísica, no se puede negar, a no ser perdiendo la razón, que no sea bastante motivo, para no estar totalmente seguro, el haber notado que podemos de la misma manera imaginar en sueños que tenemos otro cuerpo y que vemos otros astros y otra tierra, sin que ello sea así. Pues ¿cómo sabremos que los pensamientos que se nos ocurren durante el sueño son falsos, y que no lo son los que tenemos despiertos, si muchas veces sucede que aquéllos no son menos vivos y expresos que éstos? Y por mucho que estudien los mejores ingenios, no creo que puedan dar ninguna razón bastante para levantar esa duda, como no presupongan la existencia de Dios. XII.- [Dios garante de la certeza de la evidencia.] Pues en primer lugar, ese misma regla que antes he tomado, a saber, que las cosas que concebimos muy clara y distintamente son todas verdaderas, esa misma regla recibe su certeza sólo de que Dios es o existe, y de que es un ser perfecto, y de que todo lo que está en nosotros proviene de Él; de donde se sigue que, siendo nuestras ideas o nociones, cuando son claras y distintas, cosas reales y procedentes de Dios, no pueden por menos de ser también, en ese respecto, verdaderas. De suerte que si tenemos con bastante frecuencia ideas que encierran falsedad, es porque hay en ellas algo confuso y oscuro, y en este respecto participan de la nada; es decir, que si están así confusas en nosotros, es porque no somos totalmente perfectos. Y es evidente que no hay menos repugnancia en admitir que la falsedad o imperfección proceda como tal de Dios mismo, que en admitir que la verdad o la perfección procede de la nada. Mas si no supiéramos que todo cuanto en nosotros es real y verdadero proviene de un ser perfecto e infinito, entonces, por claras y distintas que nuestras ideas fuesen, no habría razón alguna que nos asegurase que tienen la perfección de ser verdaderas. XIII.- [Verdad del pensamiento: el alma. Cogito=sum.] Así, pues, habiéndonos testimoniado el conocimiento de Dios y del alma la certeza de esa regla, resulta bien fácil conocer que los ensueños que imaginamos dormidos, no deben, en manera alguna, hacernos dudar de la verdad de los pensamientos que tenemos despiertos. Pues si ocurriese que en sueños tuviera una persona una idea muy clara y distinta, como, por ejemplo, que inventase un geómetra una demostración nueva, no sería ello motivo para impedirle ser verdadera; y en cuanto al error más corriente en muchos sueños que consiste en representarnos varios objetos del mismo modo como nos los representan los sentidos exteriores, no debe importarnos que nos dé ocasión de desconfiar de la verdad de esas tales ideas, porque también pueden engañarnos con frecuencia durante la vigilia, como los que tienen ictericia lo ven todo amarillo, o como los astros y otros cuerpos muy lejanos nos parecen mucho más pequeños de lo que son. XIV.- [Diferencia: sentidos, imaginación, razón.] Pues, en último término, despiertos o dormidos, no debemos dejarnos persuadir nunca sino por la evidencia de la razón. Y nótese bien que digo de la razón, no de la imaginación ni de los sentidos; como asimismo, porque veamos el Sol muy claramente, no debemos por ello juzgar que sea del tamaño que le vemos; y muy bien podemos imaginar distintamente una cabeza de león pegada al cuerpo de una cabra, sin que por eso haya que concluir que en el mundo existe la quimera, pues la razón no nos dice que lo que así vemos o imaginamos sea verdadero, pero nos dice que todas nuestras ideas o nociones deben tener algún fundamento de verdad; XV.- [Evidencia: fundamento de la verdad de las Ideas.] pues no fuera posible que Dios, que es todo perfecto y verdadero, las pusiera sin eso en nosotros; y puesto que nuestros razonamientos nunca son tan evidentes y tan enteros cuando soñamos como cuando estamos despiertos, si bien a veces nuestras imaginaciones son tan vivas y expresivas y hasta más en el sueño que en la vigilia, por eso nos dice la razón que, no pudiendo ser verdaderos todos nuestros pensamientos, porque no somos totalmente perfectos, deberá infaliblemente hallarse la verdad más bien en los que pensemos estando despiertos que en los que tengamos en sueños.

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GLOSARIO ALMA: Sustancia pensante finita; carece de partes. Define la naturaleza humana. Es autónoma e independiente de la materia, no necesita de ella para existir. Forma junto con el cuerpo el hombre. No es, como en la psicología tradicional, principio de vida, sino de conciencia. El pensamiento es la esencia del alma, en ella pensar y ser se identifican. Descartes no resolvió el problema de la interrelación alma-cuerpo; separa el alma del cuerpo de forma más radical aún que el platonismo. Ver alma. CLARIDAD: Claridad y distinción son las características de una idea evidente. “Puedo establecer como regla general que todo lo que percibo clara y distintamente es evidente. (Med. 3ª) Claridad. Es la presencia y manifestación de la idea a la mente que la considera. “Llamo conocimiento claro al que se presenta de un modo manifiesto a un espíritu atento”. (Prin. I,45). Distinción. La separación de cualquier otra idea de modo que no contenga nada que pertenezca a las demás. "Entiendo por conocimiento distinto el que es tan preciso y tan diferente de todos los demás que sólo comprende lo que manifiestamente aparece al que lo considera como es debido". (Prin. I, 45). COGITO. PIENSO=SOY: Fundamento inmediato del método. Certeza que resiste la duda metódica. No puedo dudar de que dudo, al menos mientras lo estoy haciendo, por tanto soy, existo. Para dudar es imprescindible pensar y para pensar es necesario existir. Es el primer principio, el fundamento de todo conocimiento que buscaba. En él encuentra el punto de partida de la deducción (verdad fundamental: yo existo) y la base para reedificar la ciencia (la evidencia como criterio de certeza). Pienso, soy es la única proposición absolutamente verdadera, pues la misma duda la confirma. La duda metódica y el cogito recuerdan a San Agustín, “si me engaño, soy”. Ver cogito. CUERPO: Sustancia finita extensa. "Entiendo por cuerpo todo aquello que puede estar delimitado por una figura, estar situado en un lugar y llenar un espacio; todo aquello que puede ser sentido, que puede moverse no por sí, sino por alguna otra cosa que lo toca". (Med. 2ª). Explica los cuerpos desde los principios mecanicistas de su física. Cualidades de los cuerpos: - primarias: magnitud, figura, situación, movimiento. - secundarias: calor, olor, sabor, etc. "La naturaleza de la materia o del cuerpo en general no consiste en ser dura, pesada, coloreada o en cualquier otra cosa que afecte a nuestros sentidos, sino solamente en ser una sustancia extensa en altura, anchura y profundidad". (Prin. II). El cuerpo humano es una máquina: se rige por las leyes generales de la mecánica, la extensión, el reposo y el movimiento. La vida es movimiento mecánico. Ver cuerpo. DIOS: Sustancia infinita. Ser perfectísimo. Realidad suprema. Fundamento último y garante del método. Dios es el garante de la fiabilidad del conocimiento humano. Su existencia es un criterio de verdad que refuerza el de la evidencia y sirve para garantizar su proceso deductivo. “Bajo el nombre de Dios entiendo una sustancia infinita, eterna, inmutable, independiente, omnisciente, omnipotente, por la cual yo mismo y todas las demás cosas que existen (si existen algunas) han sido creadas y producidas”. “Dios existe; pues si bien hay en mí la

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idea de la sustancia, siendo yo una, no podría haber en mí la idea de una sustancia infinita, siendo yo un ser finito, de no haber sido puesta en mí por una sustancia que sea verdaderamente infinita”. (Med 3ª). Pruebas de la existencia de Dios: La presencia en mi de la idea de Dios. Consideración de la finitud de mi yo, si me hubiera creado me hubiera dado todas las perfecciones que puedo concebir. Argumento ontológico. Dios es uno, eterno, omnisciente, infinito en poder, perfección y bondad, absolutamente libre. Dios. DUDA: Duda metódica como procedimiento para encontrar la verdad, para eliminar toda falsa verdad. Su finalidad el llegar a la certeza. Para elaborar su nueva filosofía necesita un fundamento indubitable, una verdad absoluta, una certeza sólida. Somete a la duda todo su contenido de conciencia; rechaza el conocimiento en el que pueda haber alguna posibilidad de error; examina todas las certezas admitidas como tales. No se libran ni nuestros sentidos, ni el mundo exterior, ni las demostraciones matemáticas, ni yo mismo. La duda no debe aplicarse al comportamiento, costumbres o creencias, tan sólo se ha de aplicar al campo de la reflexión filosófica. DUDAR: Operación de la mente. Duda no escéptica, sino metódica, como instrumento para llegar a la certeza, a la verdad. "No es que imitara a los escépticos, que no dudan sino por dudar y fingen ser siempre indecisos, al contrario mi deseo consistía en llegar a descubrir algo firme". (Disc. Met. Parte III). ENTENDIMIENTO: (Ver: pensar). Facultad del alma. “El entendimiento es si piensa; y, si piensa, es” (Med. VI). “Los cuerpos no son propiamente conocidos por los sentidos, o por la facultad de imaginar, sino por el entendimiento solo, y no son conocidos porque los vemos y los tocamos, sino porque los entendemos o comprendemos por el pensamiento”( Med 2ª) Es el entendimiento el que descubre el orden en el mundo procediendo de un modo deductivomatemático. Ver entendimiento. EXTENSIÓN: Res extensa. Ser corpóreo. “La extensión en longitud, anchura y profundidad, constituye la naturaleza de la sustancia corpórea”. (Prin. I). Explica todo fenómeno físico como modificaciones de la extensión; toda la complejidad y diversidad de la materia se explica por referencia al tamaño, forma y movimiento de las partículas de las que está compuesto. La extensión y el movimiento constituyen el mundo (mecanicismo). Las formulaciones matemáticas de Isaac Newton supusieron el derrumbe de la física cartesiana. ESCÉPTICO. ESCEPTICISMO: Teoría del conocimiento que afirma que no hay ningún saber firme, cierto. EVIDENCIA: Es para Descartes la aprehensión directa de la verdad de una proposición por medio de una inspección de la mente. Junto con el análisis, la síntesis, y la enumeración y revisión son las reglas del método. “Fue la primera regla no admitir como verdadera cosa alguna, como no supiese con evidencia que lo es: es decir, evitar comprender en mis juicios nada más que lo que se presentase tan clara y distintamente a mi espíritu, que no hubiese ninguna ocasión de ponerlo en duda”. (Disc. 2ª parte) Sus características son la claridad y la distinción. Ver evidencia.

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GEOMETRIA: Es una parte de las matemáticas que trata de las propiedades de las figuras en el plano y en el espacio. Descartes es, junto con Fermat, el creador de la geometría analítica que estudia las propiedades de las líneas y superficies representadas por medio de ecuaciones. La aportación de Descartes a las matemáticas es la unificación del álgebra con la geometría. HOMBRE: Ser compuesto de dos sustancias distintas: el alma, cuya esencia es el pensamiento y el cuerpo, cuya esencia es la extensión. Tiene serias dificultades para explicar su unión. Ver hombre. IDEA: En la edición latina identifica idea y pensamiento. Define la idea como forma del pensamiento; al ser de la cosa representada por la idea le denomina "realidad objetiva de una idea", el ser de la cosa representada puede ser también una “perfección objetiva” como sucede en el texto. (Disc. Tecnos, nota 11) Ver idea. ÍNDICE DE LIBROS PROHIBIDOS: Era un catálogo de libros que publicaba la Iglesia Católica cuya lectura estaba prohibida a sus fieles sin permiso especial, no se podían comprar, ni tener, ni vender, ni traducir, ni darlo a conocer; se debían destruir o entregar a la autoridad eclesiástica. La prohibición más antigua en España es del año 1521 contra los Libros de Lutero. El primer índice es de 1546 redactado por la Universidad Católica de Lovaina a petición del emperador Carlos V. LIBERTINOS: Se usaba este término referido a los que tenían el "vicio" de la libertad de pensamiento y a quienes se daban a la gula y lujuria. MÉTODO: "Conjunto de reglas ciertas y fáciles que hacen imposible para quien las observe exactamente tomar lo falso por verdadero”. (Reg. IV). Su modelo es el de las matemáticas. Parte de la infecundidad del silogismo para la ciencia. Hay que justificar el método mismo y la posibilidad de su aplicación universal, llegando a su fundamento último: la razón, el cogito. Ver método. MORAL: Moral provisional compuesta por cuatro reglas de conducta (adoptar la cultura del país en que se vive; ser prudente en las decisiones y fuerte al realizarlas; flexibilidad de pensamiento; la vida teórica es la vida feliz para los sabios) expuestas en la tercera parte del Discurso del Método. Ver moral. MOVIMIENTO: Junto con la extensión constituye el mundo. Dios crea la materia y el movimiento. El movimiento es local; cambio de posición de las partes en que se divide la materia extensa. MUNDO, TRATADO DEL: Trata de describir un universo nuevo, como cuerpo extenso, común a la tierra y al mundo celeste. No hay vacío. Es un tratado "fundamentalmente consagrado a la física, en él intentaba explicar la naturaleza de la luz del sol y de las estrellas fijas que la emiten; de los cielos que la transmiten; de los planetas, los cometas y la tierra que la reflejan; de todos los cuerpos terrestres que son coloreados, transparentes o luminosos, así como la naturaleza propia del hombre, su espectador" ( Tom Sorell. Descartes. The Open University. pg. 10). “Le Monde era un tratado de física y cosmología que abandonaba resueltamente el aparato de las “formas sustanciales” y las “cualidades reales” de la Vieja escolástica, para ofrecer en su lugar un vasto esquema explicativo que sólo invocaba principios mecánicos simples. Piedra angular del enfoque de Descartes era la idea de que la materia de todo el universo es esencialmente del mismo tipo; no había, por tanto, ninguna diferencia en principio entre los fenómenos “terrestres” y los “celestes” y la Tierra no era más que una parte de un universo homogéneo que obedecía a leyes físicas uniformes”. (Enciclopedia Oxford de filosofía. Ed. Tecnos. Pg. 254) Ver mundo.

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Estas ideas en aquella época aún podían ser peligrosas, por eso, cuando se entera de la condena de Galileo, retiene la publicación de la obra que no vería la luz en vida del autor. Las doctrinas en él expuestas se oponían a las teorías comúnmente aceptadas que hundían sus raíces en Aristóteles; eran muy semejantes a las que decidieron a la Inquisición a condenar a Galileo. NATURALEZA. MUNDO: Dios garantiza la existencia del mundo constituido por la extensión y el movimiento; prueba la existencia de éste partiendo del hecho de la existencia de Dios. Mundo de puras realidades geométricas. La naturaleza está sujeta a leyes mecánicas, fijas e invariables. Ver mundo. PARALOGISMOS: Argumentación aparentemente verdadera pero falsa; sofisma, falacia. PENSAMIENTO. PENSAR: "Con la palabra pensar entiendo todo lo que sucede en nosotros de tal modo que somos inmediatamente conscientes de ello". (Resp. 2ªs objs.). Tiene un significado amplio, engloba: dudar, entender, afirmar, negar, querer, imaginar y sentir. El cogito es el fundamento de la filosofía de Descartes. “El pensamiento es lo único que no puede separarse de mi”. (Med. 2ª) Ver pensamiento. RAZÓN. ENTENDIMIENTO: Cualidad de la sustancia pensante, res cogitans. Nuestro conocimiento de la realidad procede no de los sentidos sino de la razón, del entendimiento. Fuente y origen del conocimiento. Nuestro conocimiento de la realidad puede ser deductivo partiendo de ideas y principios evidentes; estas ideas y principios son innatos. Ver razón. SUSTANCIA. SER. RES: Aquello que no necesita de ninguna otra cosa para existir. "Toda cosa en la cual como en un sujeto está ínsito algo, o sea por la cual existe algo que concebimos, es decir, alguna propiedad, cualidad, o atributo del que tenemos en nosotros una idea real". (Resp. 2ªSs Obj. Df. V). En sentido estricto sólo es sustancia Dios (Res infinita); no obstante Descartes afirma que también lo son el pensamiento (res cogitans) y la extensión (res extensa). Ver sustancia. VERDAD: Certeza. Es verdadero sólo lo evidente. Ver verdad. YO: Con este término expresa la naturaleza propia del hombre. De él tenemos conocimiento directo, intuitivo, claro y distinto, evidente, en el cogito. Como sustancia pensante es el sujeto de las actividades propias del alma: entendimiento y voluntad. La libertad es la característica de la voluntad. Ver yo.

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