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Tim Harford, el economista de lo cotidiano. Tim Harford nació en Inglaterra en 1973.Se graduó en la Universidad de Oxford en economía y posteriormente realizó un máster en la materia y se doctoró en la misma universidad. Su formación académica simplemente constituye el puntapié inicial en la carrera de este joven prolífico y brillante. Hablar de su trabajo es iniciar una lista de destacadas actividades y participaciones de distinta clase: tutor universitario, redactor de la Corporación Financiera Internacional del Banco Mundial, presentador radial y televisivo de la BBC, columnista del Financial Times y miembro del consejo editor del periódico, entre otras tareas. A esta extensa lista podemos agregar también un título impensado, el de autor de best sellers. En el año 2005 Harford publica su primer libro junto a Michael Klain que lleva el título de The Market for Aid. Un año después, en 2006, Harford se atreve a sacar a la luz su ópera prima: el libro titulado El economista camuflado: la economía de las pequeñas cosas. Su primer libro se desprende justamente de su columna periodística en el diario británico y constituye un paso importantísimo a la hora de acercar la economía a quienes no son expertos en el tema. La columna de Harford funciona a la manera de consultorio sentimental, un espacio en el que los lectores escriben al periodista contando sus problemas de la vida cotidiana buscando un consejo amigable y útil. La diferencia con cualquier otra consulta de este tipo radica en que Harford da respuesta a las preguntas valiéndose de las herramientas y tendencias más recientes del análisis económico. No obstante, esto no significa que sus sugerencias sean incomprendidas por los lectores amateurs en el tema. Por el contrario, desde un lenguaje sencillo y un estilo relajado y poblado de bromas, Harford atiende a las más variadas y desopilantes situaciones. Citamos aquí una de las tantas consultas recibidas por el columnista británico y su respuesta:
Ahora que hemos completado nuestra familia, mi mujer me ha pedido que me realice una vasectomía, amenazando con retirar todo favor sexual hasta que acepte. Desde hace ya mucho tiempo, la frecuencia con la que hemos mantenido relaciones (alrededor de una vez al mes) ha sido menor de la que me gustaría (un par de veces por semana). A pesar de que no soy economista, he leído que los incentivos positivos son importantes. ¿No tendría mi mujer más probabilidad de que aceptase someterme a la operación si me prometiese relaciones más frecuentes en vez de amenazándome con retirarlas para siempre? Dave, Londres" "Querido Dave, En la economía tradicional no hay una diferencia motivacional importante entre una fusta y una zanahoria, así que no puedo acusar a tu mujer de usar mal los principios de la teoría económica en ese aspecto. Pero, incluso si tu propuesta fuese aceptada, te enfrentarías a un serio problema. Tu vasectomía sería una operación generalmente irreversible con la que buscas obtener un beneficio futuro permanente. Pero ¿cómo puedes estar seguro de que tu mujer mantendrá el pacto? Los economistas llaman a esto miedo a la pérdida de poder de negociación. Esperas disfrutar de unas 90 horas extra de intimidad al año. Puesto que no doy a tu matrimonio más de cinco años, esto equivale a unos 450 encuentros sexuales en total. Pero no existe garantía de que, tras someterte a la operación, disfrutes de ningún encuentro sexual extra. Una solución obvia es un bono de rendimiento. Tu mujer podría depositar, por ejemplo, 45.000 libras en la cuenta de un abogado. Cada vez que confirmaseis al abogado que se ha producido un encuentro sexual, éste liberaría 100 libras del depósito de tu mujer. Quizás esto te parezca poco romántico, así que voy a proponerte una idea mejor: asegúrate de recibir el pago íntegro antes de la operación. Si los dos os ponéis manos a la obra, deberíais poder llegar a las 450 sesiones amorosas en un año, quizás en menos tiempo. Incluso podría gustaros tanto como para
espero que esté también llena
En sus publicaciones el
columnista se transforma prácticamente en un traductor del lenguaje académico planteando soluciones ingeniosas a los problemas más cotidianos. Pero, ¿a qué se refiere Harford cuando h Para el autor, el economista camuflado es una persona que lleva una vida normal, trabaja, va a al supermercado y sufre con las congestiones de tránsito pero logra ver el mundo desde la mirada del economista que lleva dentro. Mira lo que hay alrededor y lo cuestiona, intenta explicarlo y reflexiona sobre las cuestiones económicas que hay detrás de cada situación. Harford pretende despertar en sus lectores, oyentes y televidentes esa mirada sagaz que les permitirá descubrir que cada hecho cotidiano puede ser explicado desde la economía. Desde sus inicios Harford se interesó principalmente por las cuestiones de orden micro; tendencia que le marcó el camino hacia el estudio de la incidencia de la economía sobre las pequeñas decisiones de la vida. Esta temática se ve repetida en ambas publicaciones. Citando a Harford mis años en Oxford, siempre estaba fijándome en las pequeñas decisiones,
Estas características explican, en parte, cómo un libro de economía escrito por un profesional del campo se convierte en semejante éxito de ventas y se traduce a veintiún idiomas. Por su parte, a esta primera publicación la siguió de cerca la aparición de su segundo libro, La lógica oculta de la vida, en 2008. La idea central de este trabajo se centra en que todas nuestras acciones, por más irracionales que parezcan, tienen tras de sí, una explicación económica ¿Por qué pagamos un capuchino en Starbucks a un precio tanto más elevado que lo que abonaríamos en cualquier otra cafetería? ¿Por qué las prostitutas asumen el riesgo que conlleva no exigir a sus clientes que usen
preservativo a cambio de un poco más de dinero? ¿Por qué un fumador continúa encendiendo un cigarrillo tras otro? Son éstos algunos de los interrogantes que se plantea Harford en sus primeros trabajos. Su propuesta reside en plantear que incluso aquellas acciones en apariencia irracionales son, asombrosamente, decisiones lógicas y racionales. El juego, el amor, la guerra, la política, las relaciones laborales y, en general, todos nuestros actos se basan en una lógica racional en la que se evalúan costes y beneficios, planes y estrategias para finalmente llevar a cabo las acciones que realizamos. Hartford pretende encontrar la lógica racional que subyace a todas nuestras decisiones, a fin de entenderlas y, si es necesario, corregirlas. En el mes de mayo de este año Harford publicará su último libro, que lleva el título de Adapt: Why Success Always Starts with Failure y que ya se perfila como todo un éxito. En esta oportunidad el autor nos ofrece una nueva mirada sobre cómo resolver los complejos problemas del mundo actual. Harford plantea que hasta los conflictos que más afligen al mundo hoy, entre ellos el terrorismo, la pobreza y el deterioro del medio ambiente, pueden resolverse recurriendo al experimento y a la adaptación. En este sentido, Hartford postula que ya no debemos acudir a planes o recetas preelaboradas. Tampoco podemos basarnos sólo en la opinión de expertos y mucho menos pretender ser guiados por un líder. Por el contrario, la complejidad del mundo moderno nos obliga a recurrir a la improvisación y a aplicar el método de prueba y error si lo que se pretende es resolver los problemas de una manera efectiva. Adapt: Why Success Always Starts with Failure se transformará en una guía para sobrevivir y sobrellevar desde nuestras decisiones diarias hasta las más complejas problemáticas de la cambiante realidad que nos toca vivir.
Académico, columnista, presentador, tutor, consultor, autor prolífico y personaje singular si los hay. Sin duda, muchas de sus teorías son discutidas y hasta refutadas, no obstante, el de Tim Harford se destaca hoy como uno de los grandes nombres de la teoría económica mundial y lo seguirá haciendo por
mucho tiempo más. Solo el futuro nos dirá qué as tiene guardado Harford bajo la manga para seguir sorprendiéndonos al tiempo que instruyéndonos y llevándonos a reflexionar sobre los problemas más cotidianos, pero desde una óptica diferente como antes nadie había logrado hacerlo.