TRABAJO LIBRE COMPLETO Acerca de la Angustia en un caso de Neurosis Obsesiva: Función de la Inhibición, el impedimento y la duda afirmando la postergación. Antequera Mariela, Dabini Marta, D`Amato Claudio, Spinzo Gabriela Silvina. Hospital Prof. Dr. Alejandro Posadas. e-mail:
[email protected] 1. INTRODUCCIÓN: A partir del texto de S. Freud “Inhibición, Síntoma y Angustia” (1925), J. Lacan en la primera clase del Seminario 10: “La Angustia” (1962-63), establece las coordenadas del Movimiento y la Dificultad definidas por nueve términos en un cuadro de doble entrada. En el vector de la dificultad, el autor introduce el término Inhibición, diferenciándolo del impedimento y el embarazo, instaurando ciertas categorías de dificultad. Se puntualizará en el impedimento articulado al síntoma, siguiendo la dimensión del Movimiento. Dice Lacan: “Estar impedido es un síntoma (…) lo que nos acerca a lo que buscamos saber: no la función (…), sino del sujeto, es decir, lo que pasa bajo la forma, bajo el nombre de la angustia”. (pp. 11). Desde una estructura familiar conflictiva, en torno a la violencia que provoca dificultades en los vínculos paterno-filiales y sus incidencias en la vida del sujeto, se efectuará una articulación teórico-clínica a partir del recorte de un Caso de Neurosis Obsesiva, intentando precisar la problemática del paciente en torno a la duda –con reproches–, especificando los términos impedimento e inhibición, traducidos como postergación obsesiva. El presente trabajo plantea las dificultades de intervenir en el discurso de un paciente que se presenta afirmando tener “dificultades para relacionarse con los demás”, se ve impedido todo el tiempo para la acción, se dice inhibido y eso provoca incidencias en la Dirección de la Cura.
2. OBJETIVOS: Objetivo General: Interrogar la Neurosis Obsesiva analizando un caso clínico específico que permita articular las controversias de la Angustia y de la “Dirección de la cura”. Objetivos específicos: 1. Establecer las peculiaridades de la Neurosis Obsesiva a partir de un material clínico donde se observa el impedimento como síntoma. 2. Articular en el caso clínico, el vector de la dificultad a través del cambio de la inhibición al impedimento.
3. Analizar en el Caso J. las implicancias de la duda para el diagnóstico de Neurosis Obsesiva. 4. Interrelacionar duda e impedimento con postergación obsesiva. 5. Indagar la articulación teórico-clínica en el Caso J. para definir la Dirección de la cura.
3. MATERIAL Y MÉTODO: Desde una estructura familiar conflictiva, en torno a la violencia que provoca dificultades en los vínculos paterno-filiales y sus incidencias en la vida del sujeto, se efectuará una articulación teórico-clínica a partir del recorte de un Caso de Neurosis Obsesiva, intentando precisar la problemática del paciente en torno a la duda -que facilita la postergación obsesiva-, para definir los términos inhibición e impedimento del Seminario 10 de J. Lacan. El presente trabajo plantea las dificultades de intervenir en el discurso de un paciente que se presenta afirmando tener “dificultades para relacionarse con los demás”, viéndose impedido para la acción y resultando estar inhibido. J., 16 años de edad, sexo masculino, se presenta en el Servicio de Adolescencia del Hospital Posadas. Dice: “cada vez que conozco o estoy hablando con alguien lo primero que pienso es ¿qué estará pensando de mí?... y siempre creo que son cosas malas…creo que la gente piensa mal de mí”. Se define como tímido y manifiesta querer modificarlo. Agrega que le costó tomar la decisión de hacer tratamiento, dudó mucho y hacía tiempo quería empezar. J. se muestra retraído y habla poco, aunque accede a la posibilidad de comenzar un Tratamiento Psicoterapéutico. Se le informa que el Tratamiento consta de dos partes: Psicoterapia Individual y Psicoterapia Grupal.
4. DESARROLLO: Se efectuará según una secuencia lógica de los siguientes pasos: a. Función de la Inhibición como mínimo de la dificultad en analogía al impedimento como síntoma: J., paciente de 16 años de edad, sexo masculino. Refiere “problemas para relacionarse con los demás”, “lo miran mal”, piensan mal de mí”. Se define tímido pero quiere modificarlo. Se le indica que el Tratamiento consta de dos partes: Psicoterapia Individual –una vez por semana o cada quince días– y Psicoterapia Grupal: un grupo mixto entre 16 y 19 años –una vez por semana. J. se sorprende por el tratamiento grupal. Inquieto, interroga: “¿es para todos el grupo, no?”. Duda mucho pero comienza el Grupo Psicoterapéutico y no falta. Dice: “me gusta el grupo porque todos se escuchan con respeto, es una regla eso…en mi casa siempre nos peleamos. Mi mamá no entiende lo que 2
le digo, es cerrada y cuando habla no se hace entender. Siempre defiende a mi hermano sin saber por qué peleamos”. El hermano es mayor, tiene 22 años, lo maltrata, le pega. J. dice: “Él es el que manda en mi casa porque trabaja, lo odio, quiero que se vaya de mi casa”. J. no conoce al padre, no sabe quién es. La madre sabe, pero no le dice. Respecto a su forma de arreglarse agrega: “mi mamá siempre dice que eso es cosa de mujeres”, “pero las uñas largas o cortas no establecen la condición sexual.” Refiere que las uñas largas se parecen a las garras de los pumas: “viste que los pumas cuando atacan sacan las uñas para defenderse y después las guardan y las usan cuando las necesitan”. El discurso de J. es reiterativo, con excesivo énfasis en los detalles, comienza relatando un hecho y no se entiende qué es lo que intenta relatar o cuál es el núcleo. Pasaron ocho meses de tratamiento, se observan algunos avances terapéuticos, piensa en conocer a su padre y hermanos, exigiendo a la madre que lo contacte con él. Comienza natación como actividad social. b. Producción de la duda: entre lo intolerable de la certeza de la acción y la postergación obsesiva de J.: Cuando consigue el número del padre insistió tanto y no sabe qué hacer con eso. Continúa con la Psicoterapia grupal pero no acude a la individual. Logró “juntar coraje” y habló con el padre. Le contó que tiene cinco hermanitos más, tres varones y dos mujeres, todos menores de 12 años de edad. J. quiere conocerlos y al padre también pero no se anima a decírselo. En medio de sus dudas se entera que el padre tuvo un accidente laboral y falleció. No pudo conocerlo, ni siquiera supo decir de qué trabajaba y fue un momento muy doloroso para el paciente, lloró sin consuelo en el grupo y no lograba asociar lo que le pasaba. c. Cuando el Nombre propio heredado por el padre (apellido) marca las raíces más profundas de la obsesión: Cabe destacar que J., tiene un apellido particular que indica cuestiones el lugar donde se realizan las necesidades fisiológicas y paradójicamente refiere a cierta modalidad limpieza personal. Este nombre propio, apellido heredado del padre, lo marca en lo más profundo surcando un camino que va desde los reproches, como los “malos pensamientos” de los demás hacia él, se arrepiente de no haberse relacionado con el padre antes de su muerte, la duda, que le impide la acción como síntoma, postergando todo el abanico posible de actividades y ese “algo” que no puede nombrar expresado como “secreto”. Intenta “limpiarse” de toda la responsabilidad subjetiva que le corresponde en este destino que se define en la postergación a partir de la duda. Más allá de las cuestiones
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teóricas, la duda le permite a J. no elegir, creyendo fantasiosamente que si duda entre dos cosas, se queda con las dos, cuando en definitiva sigue postergando ambas. Los malos pensamientos, parecen haber cedido en el último tiempo del tratamiento, al menos en parte, aunque se le presentan cuando intenta pensar algo acerca de sí mismo, de su deseo, dice: “no quiero recordar los momentos en los que todo el tiempo pensaba que tenían una mala impresión de mí…”. Los reproches persisten, aunque él crea que no pensando en eso, desaparecen y expresa una suerte de pensamiento mágico que mezcla una conducta infantil que posterga la adultez y la duda que junto al arrepentimiento le impiden la acción. d. Función de la Inhibición, el impedimento y la duda reforzando la postergación: J. Lacan en el Seminario 10 acerca de “La Angustia”, introduce un cuadro con
las
coordenadas de la angustia: son los vectores de la Dificultad y el Movimiento. Siguiendo a Freud, que establece al movimiento desde la función de motricidad y sus obstáculos, Lacan propone la dificultad desde la imposibilidad de acción, “ligada a la pulsión y al movimiento pulsional. En definitiva, es dificultad con la inercia pulsional”. Con esta ecuación, el autor posiciona a la represión como vía regia del devenir del sujeto deseante. En definitiva, las pulsiones son muchas…y Lacan agrega, “son manifestaciones particulares (parciales) de una fuerza única que es el deseo”. La finalidad de J. Lacan es demostrar que los términos “Inhibición, síntoma y angustia”, de la célebre tríada freudiana, no están en el mismo nivel. Desde el inicio, en el eje de la dificultad, propone el término impedimento (impedicare) afirmando que es un síntoma, a diferencia de la inhibición, que es “un síntoma puesto en el museo” (Lacan 1962-63, pp. 11). El paciente, se ve impedido en la acción todo el tiempo, por eso duda tanto y con lujo de detalles, intenta explicar aquello que le resulta inexplicable, como defensa que profundiza la postergación. En el Seminario 10 propone a la angustia en el vector del movimiento, en el último lugar coinciden los máximos de ambos vectores. El impedimento, como síntoma, refiere a la castración y se posiciona persistente como dificultad para la acción. Freud en “Inhibición, síntoma y angustia”, también se refiere a la castración, a la angustia de castración. Es decir, pone a la castración en primer plano para referir y definir la angustia. Desde aquí, J. Lacan señaló la solidaridad entre la estructura del síntoma y la metáfora, bisagra resuelta en la articulación con una metáfora fundamental: la paterna, que permite una estabilización y un punto de sutil entramado entre significante y significado. Por eso, la metáfora paterna es la resolución edípica y eso concierne a la operación misma 4
de la castración. Se anudan síntoma y castración: el objeto, fundamentalmente significante, suple la falta del Otro, allí donde eso sea necesario. La producción de este significante en el síntoma, se debe a la operación insuficiente del Nombre-del-Padre en la metáfora paterna, cuyo defecto suple, generando así una variante –en el síntoma– de la significación fálica metafórica, al no conseguir efectuar bisagra desde el deseo de la madre al nombre del padre como Ley. En este caso, el abandono del padre de J. desde “siempre”, unido a esta madre “cerrada” que nada entiende, no da lugar a ningún tipo de manifestación singular, obturándolo y demarcando un camino pulsional que lo conduce a estar asiduamente impedido para hacer “todo”. Así, la duda se enlaza con la definición de angustia de J. Lacan cuando afirma que: “la angustia es el único afecto que no engaña”. Es el afecto exclusivo que reserva para situarlo como fuera de duda. “Lacan hilvana la relación de causa y efecto entre duda y angustia (…) sostiene: ‘la angustia no es la duda, la angustia es la causa de la duda`”, que resulta una estrategia contra la angustia, pues sin señuelo no engaña, permitiéndole al sujeto sustraerse de su certeza. Los esfuerzos de la duda, reflejan engañosos medios para combatir la angustia. Se intenta evitar lo que en la angustia es certeza horrible, le resulta insoportable porque el sujeto se encuentra con lo real, siempre inquietante, se topa con el objeto a descarnadamente crudo. Le es imprescindible armar un soporte simbólico e imaginario para mediar con lo real: “cuando el sujeto obsesivo deja de dudar, reaparece la angustia y entonces busca recubrirla por la vía simbólica, construyendo rituales, compulsiones, etc. para (…) sostener su duda (…) Lacan establece una oposición entre duda y certeza que apunta a la acción. Y la angustia (…) causa la duda para no toparse con la certeza de la acción”.
5. RESULTADOS: Pasó más de un año desde el inicio del tratamiento, se observan algunos avances terapéuticos. Comienza a relacionarse más con sus pares a partir del inicio del Grupo Psicoterapéutico. Su grupo de pares es más amplio aunque afirma: “siempre tengo malos pensamientos”, cree que los demás piensan mal de él y esto se le transforma en reproches y termina arrepintiéndose por relacionarse de tal manera con los demás. Menciona amistades con mujeres, sin intención de llegar a relacionarse más íntimamente con ellas. En el celular tiene pegadas calcomanías de mariposas, flores y corazones. Empezó el colegio nocturno y se compró una carpeta de hello kity. Si bien nunca manifestó sus inquietudes sexuales en el grupo, todas las escenas que relataba “parecían de nena”.
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Decide llamar a los hermanos y comienzan una relación. No le resultó fácil, pero empezaba a re-construir su historia, en otro lugar, sin maltratos, con otras personas ni su madre, ni su hermano. Después de unos meses más, manifiesta en el grupo deseos de retomar el tratamiento individual. Refiere que la relación con su madre está cambiando, dice que lo escucha más y no se pelea tanto. Por otro lado, en el tratamiento individual dice: “yo tengo un secreto, pero no quiero contarlo ahora...”. “Es algo que no le conté a casi nadie, muy poca gente lo sabe porque no quiero que piensen mal de mí, me van a mirar mal”. No logra nombrar eso que lo angustia dice “hay algo, tengo algo” pero no lo dice, no lo nombra. No quiere ni pensar en eso, creyendo que si no lo piensa, eso desaparecerá. Manifiesta en varias oportunidades desconcierto por el paso del tiempo, dice: “Ya casi tengo 19 años, hace más de dos años que vengo”.
6. CONCLUSIÓN: En el recorrido de un análisis hay continuos elementos que encadenan una historia y en este caso las mejoras evidenciadas no son lo más importante, sino la posibilidad de hacerlo que, en definitiva, es lo que permite la apertura de un discurso propio para cada sujeto. Para finalizar, es el lugar de la Neurosis Obsesiva que sienta las bases donde se posiciona estratégicamente el analista para dirigir la cura: “Todo esto culmina en el cuarteto mítico. Es reintegrable en la historia del sujeto y desconocerlo es desconocer el elemento dinámico más importante en la cura misma (…) la muerte”. Tanto la muerte como el deseo, son elementos reversibles, pasibles de mediación entre sujeto y analista, justamente por el desconocimiento que ambos portan. La diferencia radica en que “es necesario que la muerte no sea realizada (…) pues que sea imaginada”, mientras que es fundamental que el deseo sea causado, a través del análisis, por el propio sujeto que irá interrogándose durante el recorrido. Y es en efecto, por la muerte imaginada del padre que se consolida el Edipo como mito original en las vicisitudes del deseo.
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BIBLIOGRAFÍA:
1. FREUD, Sigmund (1915): “La Represión”. Tomo I. Obras Completas. Traducción López-Ballesteros. España: Nueva Madrid. 1968.
2. FREUD, Sigmund (1925): “Inhibición, Síntoma y Angustia”. Tomo I. Obras Completas. Traducción López-Ballesteros. España: Nueva Madrid. 1968.
3. LACAN, Jacques (1938): “La familia”. Argentina, Editorial Argonauta, Biblioteca de Psicoanálisis. 2003.
4. LACAN, Jacques (1957-58): El Seminario. Libro 5: “Las formaciones del inconsciente”, Buenos Aires, Paidós, 1999.
5. LACAN, Jacques (1960-64): “Posición del Inconsciente”, en Escritos 2, México, Siglo XXI, 1975.
6. LACAN, Jacques (1962-63): El Seminario. Libro 10: “La Angustia”, Buenos Aires, Paidós, 2007.
7. LACAN, Jacques (1964-65): El Seminario. Libro 11: “Los cuatro conceptos fundamentales del Psicoanálisis”, Buenos Aires, Paidós, 1973.
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