Trabajo Práctico 1 El cine clásico

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Trabajo Práctico 1 El cine clásico Consigna: Escoger un film del periodo clásico argentino. Realizar un análisis de los siguientes ítems: a) Construcción del texto de estrellas b) Sistema de estudios (mediante breve reseña de las características del estudio en que le film fue producido) c) Rasgos de puesta en escena que sean característicos del modelo de representación institucional. Forma de presentación: El informe debe realizarse en Word, con caratula y rotulo según las normas de presentación de la facultad, citando la bibliografía. Extensión: tres carillas. Hojas blancas tamaño A4, numeradas. Cuerpo 12, interlineado 1,5.

¡Tango! es un largometraje argentino de 1933 en blanco y negro dirigido por Luis José Moglia Barth. Protagonizado por Tita Merello, Libertad Lamarque, Alberto Gomez y Luis Sandrini, este film es considerado uno de los primeros sonoros dentro la cinematografía argentina. Si bien no fue la primera película sonora argentina, si fue la primera en utilizar el sistema Movietone. ¡Tango! es una película que puede ser considerada como bisagra dentro de la cinematografía nacional, ya que sentó las bases de un género y un tipo de cine que daría pie a la institucionalización de la producción. La producción de este film fue la primera realizada por la productora Argentina Sono Film, que luego se convertiría en una de las más importantes del país, funcionando todavía al día de hoy. Haciendo ahora un análisis más profundo de ¡Tango!, una de las cualidades que más se destacan descansa en su característica de film sonoro. Aunque no sería acertado considerarlo como un musical en su totalidad, es posible decir que representa el gen inicial, la base del mencionado género en la Argentina. Rick Altman explica: Las primeras películas sonoras sobre el mundo del espectáculo y su música, sin embargo, no se consideraron «musicales» en su tiempo. En un primer momento, la presencia de la música se trataba como una forma de presentar un material narrativo que ya tenía sus propias afinidades genéricas. (1996, p. 5657). Si bien Altman hace referencia al origen del género musical en Hollywood, el mismo razonamiento cabe sobre la producción argentina. Así, se hace posible decir que el film analizado no fue estrenado necesariamente bajo el género musical, pero que sin dudas sentó las bases del género en el país. Si se considera a ¡Tango! como uno de los inicios del musical, es imposible no mencionar el aspecto propiamente musical del film. Éste tiene que ver con el tango, íntimamente argentino, que no solo actúa como hilo conductor musical, sino que también es, de alguna manera, el que plantea el tono de la historia. Los tangos que los personajes cantan y bailan en distintos momentos son las únicas – aunque repetidas – instancias musicales del film. En lo que concierne a las voces de los actores, es remarcable que casi todas ellas sean armónicas y para nada disonantes, siendo claros los diálogos tanto como las interpretaciones musicales – tomando en

cuenta también que la calidad de la copia de visionado que se conserva no es remarcable. La trama de la película gira en torno al mundo del arrabal y del tango, con todos los personajes que componen el ambiente tanguero. En algún punto, la película sirve como excusa para desarrollar números musicales de tango que cantan varios de sus protagonistas. La apelación a un elemento tan arraigado de la cultura porteña no es azarosa. Sobre esto desarrolla Claudio España en Cine argentino: industria y clasicismo 1933/1956: “¡Tango! es una realización inteligente. No solo consigue sortear las dificultades iniciales del primer sonido sin empleo de discos; (E) también es capaz de reelaborar aspectos míticos de la vida porteña sobre los que insisten las letras de tango y la literatura popular, el folletín y la novelita enamorada” (s/d). Esta clara referencia al particular costumbrismo porteño puede ser identificada como una estrategia de marketing, relacionada a que la temática seguro sería atrayente para el público argentino, entendiendo este universo tanguero como uno de los estereotipos más representativos de la cultura nacional, con una sociedad todavía en búsqueda de la consolidación de su cultura. La película de Moglia Barth fue un éxito en su época. No solo como film sonoro sino también como espejo de la cultura porteña. Aun con la fuerte presencia de cine norteamericano en los cines argentinos, la producción nacional marcó, desde principios de los ’30 un crecimiento que se sostendría por muchos años. En el libro Cine y dependencia (1990) Octavio Getino enumera algunos factores que posibilitaron semejante desarrollo de la industrial nacional – y por consecuencia de películas como ¡Tango!. Entre ellos, destaca la temática y sensibilidad populares del cine argentino, mucho más consustanciadas con las grandes masas receptoras latinoamericanas – siendo el tango un excelente recurso para facilitar esta comunicación. Si se atendía el gusto y la sensibilidad del principal publico del cine argentino – constituido por masas de trabajadores urbanos, muchos recién llegados del interior del país o provenientes de la inmigración europea – se atendía también, de alguna manera, la demanda de buena parte del mercado latinoamericano. En lo que concierne a la estructura narrativa del film, ¡Tango! es una película que presenta una trama bastante simple y lineal. La película comienza mostrando diferentes lugares de Buenos Aires, relevantes para la cultura porteña, como el puerto, calles de barrio, puentes, construcciones características. A la vez, aparece en sobre impresión la imagen de una cantante de tango, el personaje de Libertad Lamarque, mientras se suceden los títulos de apertura. Antes de que comience el

desarrollo de la historia aparece en pantalla una placa de intertítulos que describe poéticamente el mundo arrabalero que luego se muestra. La utilización de intertítulos de esta índole es una constante dentro de la película, demostrando también el alejamiento del cine mudo, que se apoyaba fuertemente en intertítulos explicativos, por oposición a aquellos de tintes poéticos que presenta ¡Tango!. La trama no presenta demasiados giros: el film gira en torno a un cantor de tango que pierde a su amada, que elige al ‘guapo’ del barrio en vez de él, y las peripecias que atraviesa hasta recuperarla. ¡Tango! se traduce como una película fácil de entender y de descifrar, sin poner demasiado énfasis en el control de la información suministrada al espectador, que sería uno de los pilares básicos de la sucesiva cinematografía del modelo de representación institucional. Por sobre todo, el énfasis del film parece estar puesto sobre los números musicales que interpretan los personajes. ¡Tango! respeta una de las características troncales del género musical: la continuación de la historia en los momentos musicales, que sirven para resaltar una o varias características, sentimientos o acontecimientos sucedidos. Por ejemplo, la escena en la que Elena escucha a Alberto decir que quiere regresar a Buenos Aires para encontrar a Tita, se hacen evidentes los sentimientos de Elena mediante una canción que ella canta en la que expresa su sufrimiento y desamor. Siguiendo con la narrativa, es posible decir que este film, aunque sonoro, sigue estando muy emparentado con las películas mudas anteriores, no solo por la utilización de placas explicativas sino por la forma argumental simple. Hay una especial atención puesta en la definición de los diferentes lugares en donde transcurre la historia, casi a modo de segmentación de la misma. En otras palabras, el film pareciera plantear las diferentes etapas de la historia en relación al lugar: la instancia de quiebre inicial en Buenos Aires, la fallida búsqueda en Paris, y el posterior regreso a Buenos Aires, donde se concreta el encuentro de Alberto y Tita, los protagonistas. En este sentido, es importante destacar la relevancia de los actores en esta historia. ¡Tango! es un film que ejemplifica a la perfección uno de los pilares del cine industrial: el sistema de estrellas. El elenco está constituido por figuras por demás relevantes de la época, como Libertad Lamarque, Tita Merello, Luis Sandrini, Pepe Arias y Alberto Gómez. El sistema de estrellas se ve ratificado hasta tal punto que algunos de los personajes se llaman igual que sus intérpretes, aumentando la relación personaje-actor. Continuando con la referencia a los pilares del cine perteneciente al modelo de representación institucional, otro signo visible es el del sistema de estudios, estando la película rodada enteramente en estudios, en parte

por las precauciones que se debían mantener en la grabación de sonido. Si se tuviera que hacer referencia a un sistema de géneros, la realidad es que no es posible hablar, como se mencionó, de la pertenencia de ¡Tango! a un género puro y único, teniendo en cuenta que, al momento de su producción, la industria cinematográfica del país todavía no estaba lo suficientemente desarrollada. El tratamiento estilístico de este film responde, de alguna manera, a una instancia de paso entre el modelo de representación primitivo y el institucional, entre el cine mudo y el cine sonoro. La escala de planos utilizada tiende a los planos cortos, aunque están presentes también los planos enteros. El uso del plano medio y del primer plano es frecuente, posibilitando mostrar en pantalla a los actores-estrella que abundan en este film, y que servían de imán para atraer al público hacia las salas – y a salir satisfechos de ellas. El montaje presenta un tratamiento que tiende hacia la creación de un ritmo, buscando no aburrir al espectador. En las escenas de varios personajes, la acción es segmentada, encuadrando a los personajes de manera individual o en pares, y alternando los planos de éstos. Este rasgo de montaje deja entrever también un punto importante relacionado con la aparición del sonido en el cine: ahora que era posible escuchar a los personajes – tanto hablar como cantar – el recurso del plano corto tomó más valor, ya que permitía demostrar – casi caprichosamente – como el sonido emanaba ‘directamente’ de la boca de los personajes, con toda la mística que significaba esto en la época. En conclusión, ¡Tango! se alza como uno de los primeros films sonoros de la cinematografía argentina, dando paso a la edad de oro, al florecimiento del cine nacional.

Bibliografía •

Altman, R. (1996). Los géneros cinematográficos. Barcelona: Paidós.



Maranghello, C. (2006). Breve historia del cine argentino. Buenos Aires: Laertes.



España, C. (s/d). Cine argentino: industria y clasicismo 1933/1956. Buenos Aires: Fondo Nacional de las Artes.



Getino, O. (1990). Cine y dependencia. Buenos Aires: Punto sur.



Moglia Barth, J. [director] y Mentasti, A. [productor]. (1933). ¡Tango!. Buenos Aires: Argentina Sono Film.

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