Tratamiento tópico de las enfermedades oculares en atención primaria

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R. Vila Silvána,c, M. Canalsa,b y J. Costa-Vilaa,b,c a Instituto Oftalmológico Integral. Clínica Corachan. Barcelona. Unitat de Recerca de Morfologia Ocular. Facultad de Medicina. Universidad de Barcelona. Barcelona. c Instituto Oftalmológico CLINSAFA. Clinica Sagrada Familia. Barcelona. España.

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resentamos de forma abreviada una puesta al día de la farmacoterapia tópica ocular. La promoción (cuando no la publicidad directa) de la cirugía oftálmica, que ha desarrollado un gran avance en los últimos años y logrado una merecida atención por parte de las publicaciones médicas y el público en general (recordemos los avances en la facoemulsificación y cirugía refractiva), ha eclipsado las novedades en el tratamiento tópico oftálmico. Se dispone de nuevos preparados en las diversas familias terapéuticas (antibióticos, antiinflamatorios, antihistamínicos, antisépticos, anestésicos, antiglaucomatosos, etc.) que deben ser conocidos por los médicos de medicina general. Por ello, nos centraremos en las enfermedades más frecuentes en el ámbito de la asistencia primaria. TRATAMIENTO DE LAS ENFERMEDADES DE LOS PÁRPADOS

Figura 1 Quiste de Meibomio.

Dermatitis de contacto

Orzuelo externo

Se caracteriza por enrojecimiento, prurito y edema palpebral; los alérgenos más comunes son los cosméticos, los jabones, el esparadrapo, los adhesivos y los ungüentos oftálmicos. El tratamiento consiste en eliminar el alérgeno y aplicar compresas saturadas con agua de Burox (1:40), realizar lavados con antisépticos en toallitas (Supranettes®, Lephadosis®, Cilclar® o Lephanet®), que siempre se recomendarán para la higiene palpebral habitual, y pomadas antiinflamatorias (Oftalmolosa Dexametasona®).

Se trata de un tumor (recordemos que, etimológicamente, “tumor” significa “bulto”) móvil, adyacente al borde libre del párpado, único o múltiple, doloroso al inicio y rodeado de un halo eritematoso causado por la infección estafilocócica de los folículos de las pestañas y de las glándulas de Zeis. El tratamiento consiste en aplicar calor local y en realizar una higiene palpebral como en las dermatitis de contacto, 2 o 3 veces al día; además, se utilizarán pomadas de antibióticos con antiinflamatorios (Oftalmolosa De Icol®, Oftalmolosa Hidrocortisona-Neomicina®). Si no se reabsorbe se procederá a su exéresis quirúrgica.

Blefaroconjuntivitis alérgica Se trata de una de las consultas más frecuentes, y no sólo en primavera, ya que la hipersensibilidad de la población parece ir en constante aumento. De ahí los esfuerzos realizados en la investigación farmacológica, que se ven recompensados con nuevos preparados casi cada temporada. Se manifiesta con prurito intenso, hipertrofia papilar y eritema y/o edema palpebral. Sus causas incluyen el contacto con alérgenos ambientales y la instilación de colirios. El tratamiento consiste en evitar el alérgeno, suspender el tratamiento previo y aplicar colirios de fluorometolona al 0,1% (Isopto Flucon®, Colircusí Medrivás®), pranoprofeno (Oftalar®), ketorolaco trometamol al 0,5% (Acular®), diclofenaco (Diclofenaco lepori®, Voltarén®), emedastina difumarato al 0,05% (Emadine®), olopatadina (Opatanol®), azelastina al 0,05 (Corifina®, Afluon®), óxido de cinc (Zincfrin®), lodoxamida (Alomide®) o ketotifeno (Zaditén®). 56

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Chalazion Es un tumor palpebral, duro, móvil, indoloro, más frecuente en el párpado superior, de tamaño variable y crecimiento lento. La causa es la obstrucción del conducto de una glándula de Meibomio con inflamación lipogranulomatosa secundaria. Con frecuencia se asocia a dermatitis seborreica y acné rosáceo (fig. 1). El tratamiento consiste en la aplicación de calor local húmedo, la higiene palpebral habitual 2 o 3 veces al día y la utilización de pomadas (Oftalmolosa Dexametasona® o De Icol®) 3 veces al día sobre la lesión. Sin embargo, el paciente no suele conceder demasiada importancia a este proceso, así que acude tardíamente, en la fase crónica, por lo que ya precisará la exéresis quirúrgica de dicho tumor. Infestaciones parasitarias: demodex y pediculosis En el caso del ácaro Demodex folliculorum, su clínica será una blefaritis crónica de baja intensidad, rebelde al tratamiento conven(1842)

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Figura 2 Beflaritis crónica por Staphilococous.

cional. Se observa al biomicroscopio un manguito céreo alrededor de la base de las pestañas, producto de las materias fecales del ácaro. Su tratamiento consiste en una enérgica limpieza del borde palpebral con bastoncillos de algodón saturados con éter, ungüento de mercurio amoniacal al 3%, óxido amarillo de mercurio al 1% o sulfacetamida sódica al 10% 2 veces al día durante 2 semanas. La pediculosis es la infestación por piojos y sus huevos en los folículos pilosos y se trata con óxido amarillo de mercurio en ungüento oftálmico al 1% 2 veces al día durante una semana. Resultará fundamental la higiene del cuero cabelludo, la ropa y la cama. Es mejor no aplicar lindano ni piretrinas sobre las pestañas, ya que son irritantes de las mucosas. Blefaritis seborreica Se presenta como un eritema marginal palpebral y descamación de la base ciliar, con prurito y pestañas aglutinadas. Se asocia con conjuntivitis papilar y con erosiones del epitelio ecuatorial corneal en la zona de la hendidura palpebral. La causa es el exceso de secreción lipídica por las glándulas de Meibomio y Zeis, debido frecuentemente a la infección por Pityrosporum ovale y Corynebacterium. Se asocia a dermatitis seborreica (fig. 2). El tratamiento se realizará como el de cualquier dermatitis. Resulta fundamental la motivación del paciente. Se llevará a cabo la higiene palpebral habitual 3 veces al día y se aplicarán compresas calientes cada 12 h, pomadas como Oftalmolosa Blefárida® (que contiene cloramfenicol, cortisona, etacridina y óxido de cinc), de bacitracina o eritromicina 4 veces al día, y un ungüento de sulfacetamida sódica al acostarse; en casos de dermatitis seborreica se añadirá tratamiento sistémico con tetraciclinas por vía oral y champús de sulfuro de selenio para el cuero cabelludo. Se aconseja no administrar corticoides tópicos, salvo que haya complicaciones corneoconjuntivales. TRATAMIENTO DE LAS ENFERMEDADES DEL SISTEMA LAGRIMAL Sequedad ocular Consiste en un enrojecimiento conjuntival, prurito o quemazón, más intenso al levantarse o a última hora de la tarde y sensación de cuerpo extraño. Son signos típicos la tinción positiva de la conjuntiva y/o la córnea con Rosa de Bengala al 1%, la disminución del menisco lagrimal y de la capa acuosa lagrimal (test de Schirmer), y la reducción del tiempo de rotura lagrimal (BUT). La causa puede ser sistémica, como el síndrome de Sjögren o las enfermedades del tejido conectivo, o idiopática, que sigue siendo la más frecuente. (1843)

Para su tratamiento se utilizarán lubricantes de la superficie ocular y estimulantes de la secreción lagrimal. Se procurará utilizar fármacos carentes de conservantes, dado que el uso crónico de lágrimas artificiales en cuya composición intervengan estos productos, comportará nuevos problemas añadidos a la enfermedad de base. También se recomienda la utilización de lubricantes envasados en monodosis diaria, lo que evitará la posible contaminación del producto. Hay muchos preparados en el mercado, como la hidroxipropilmetilcelulosa (Gen Teal®). Recientemente se están introduciendo los carbómeros y similares de alta densidad como lubricantes oculares, ya que su mayor persistencia en la superficie corneoconjuntival permite disminuir su posología, como la hipromelosa (Colircusí Humectante®, Acuolens®, Viscotears®, Celluvisc®, Lacryvisc®) y la carmelosa sódica (Viscofresh® al 0,5 y 1%, Lubrifilm®, Tears Humectante® y Tears Lubricante®). También han mostrado su eficacia los estimulantes de la secreción lagrimal, como la eledoisina (Eloisin®) administrada de forma tópica u oral. Canaliculitis Es la secreción y el edema de los puntos lagrimales. En ocasiones puede observarse, sobre los puntos lagrimales, la expulsión de concreciones calcáreas similares a otras litiasis causadas por la infección de los canalículos por Actinomyces israelii. Se trata con tetraciclinas y sulfamidas vía oral y la higiene palpebral es fundamental. Si persiste, habrá que considerar la opción quirúrgica, consistente en el sondaje de las vías lagrimales. Dacriocistitis Es la secreción purulenta por el canto interno palpebral, con tumoración del surco nasogeniano, dolor y lagrimeo constante. La presión digital ejercida sobre el canto interno puede ir acompañada de expulsión de pus a través de los puntos lagrimales. La razón es la obstrucción de la vía lagrimal desde el canalículo hasta el meato inferior, tras lo cual hay una sobreinfección bacteriana. El tratamiento consiste en higiene palpebral, la aplicación de tobramicina colirio cada 8 h (Tobrex®), indometacina 50 mg/8 h por vía oral, cloxacilina 500 mg/8 h y, si hay resistencias, ciprofloxacino 500 mg/8 h. Es conveniente aplicar calor local húmedo y no manipular las vías lagrimales. TRATAMIENTO DE LAS ENFERMEDADES CONJUNTIVALES Conjuntivitis primaveral Se manifiesta con intenso prurito, lagrimeo, fotofobia, sensación de cuerpo extraño, quemazón, secreción mucosa espesa y ptosis palpebral. Suele ser bilateral y afecta típicamente a niños y adultos jóvenes. Se trata de una inflamación ocular externa bilateral recurrente de causa alérgica mediada por IgE que con frecuencia se asocia a pacientes con atopia (antecedentes de fiebre del heno, asma, eccema, etc.) (fig. 3). El tratamiento consiste en aplicar corticoides tópicos, que siguen siendo el elemento principal en el arsenal terapéutico. Además, se utilizarán colirios de fluorometolona (FML®) o dexametasona (Maxidex®) cada 8 h. Recientemente se han introducido la clobetasona butirato (Cortoftal®) y la rimexolona (Vexol®) en colirio, cuya ventaja es la menor incidencia de efectos secundarios, sobre todo los relacionados con el incremento de la presión intraocular secundaria a la administración de corticoides. Se utilizarán corticoides y antibióticos sólo si hay sobreinfección bacteriana (Maxitrol®, Poly-pred®, Tobradex®, Gentadexa®) y se administrará una gota 3 o 4 veces al día. Los colirios antihistamínicos tipo olopaJANO 19-25 NOVIEMBRE 2004. VOL. LXVII N.º 1.542

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Figura 3 Conjuntivitis primaveral (vernal).

tadina (Opatanol®) y/o antialérgicos (Alomide®) también tienen aquí su lugar. En cuanto a la prevención, hasta hace poco sólo se disponía de cromoglicato sódico en colirio (Cusicrom Fuerte Oftálmico®), aunque en la actualidad han aparecido nuevos fármacos de elección, como el ácido N-acetil aspartil-glutámico (Naaxia®) y el nedocromil sódico (Tylavist®), que permiten controlar el cuadro con la administración de una gota 3 veces al día durante los períodos críticos. Conjuntivitis bacteriana Las manifestaciones clínicas consisten en sensación de cuerpo extraño, fotofobia, eritema, secreción purulenta unilateral o bilateral, hiperemia conjuntival máxima en los fondos de saco y reacción papilar en la conjuntiva tarsal inferior. Está causada por Staphylococcus, Streptococcus, Haemophilus y Proteus (fig. 4). El tratamiento consiste en la higiene palpebral habitual y la aplicación de colirios de cloramfenicol (Colircusí Cloramfenicol®), aureomicina (Colircusí Aureomicina®) o neomicina combinada con gramicidina y polimixina B (Oftalmowell®) una gota 3-4 veces al día y pomada al acostarse. En casos resistentes se pueden administrar colirios de gentamicina (Colircusí Gentamicina® al 0,3 o 0,6%) o tobramicina (Tobrex®) solos o asociados con antiinflamatorios (Maxitrol®, Tobradex®, Gentadexa®, De Icol®, Medrivás antibiótico®), una gota 4 veces al día. El ácido fucídico (Fucithalmic®) es una buena opción intermedia, así como el ciprofloxacino (Oftacilox®) en colirio o pomada y trimetoprima combinado con polimixina B (Oftalmotrim® col). Conjuntivitis viral Los principales síntomas son: lagrimeo, eritema, sensación de cuerpo extraño, fotofobia y ptosis palpebral, primero unilateral y luego bilateral. En casos graves se observan participación corneal, quemosis conjuntival y seudomembranas. Un signo diagnóstico, no siempre presente, es la adenopatía preauricular. Las causas pueden ser una infección por adenovirus en el curso de una fiebre faringoconjuntival o bien un cuadro de infección de las vías respiratorias altas. También es frecuente el contagio entre los individuos de una misma familia, al compartir ropa de aseo y cama. El tratamiento debe ser sintomático: lágrimas artificiales a demanda, colirio de pranoprofeno (Ocuflur®) o de diclofenaco (Voltaren®, Diclofenaco-lepori®) cada 8 h. El colirio de trifluridina (Viromidin®) y, si la etiología es herpética, el ungüento oftálmico de aciclovir (Zovirax®) siguen usándose. Sólo se añadirán antibióticos si se produce una sobreinfección (gentamicina o tobramicina en colirio cada 6 u 8 h). Se desaconsejan los antibióticos como la neo58

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Figura 4 Conjuntivitis bacteriana.

micina, ya que en estos casos pueden empeorar el cuadro por su especial sensibilización tópica. TRATAMIENTO DE LAS ENFERMEDADES DE LA CÓRNEA Erosiones, laceraciones y abrasiones corneales Las manifestaciones clínicas consisten en un intenso blefarospasmo, dolor, sensación de cuerpo extraño, lagrimeo, disminución de la agudeza visual e inyección conjuntival. La tinción con fluoresceína sódica combinada con oxibuprocaína (Fluotest®) o sin combinar (Colircusí Fluoresceína®; Fluoresceína Oculos 20%®) y la posterior iluminación con un filtro azul cobalto pondrá de manifiesto la lesión epitelial corneal. La causa es la alteración de la integridad del epitelio corneal tras sufrir accidentes domésticos, laborales o agresiones. El tratamiento consiste en lavar abundantemente el ojo con suero o agua durante 10 min, incluso evertiendo el párpado superior para eliminar posibles cuerpos extraños. Si se evidencia algún cuerpo extraño enclavado en la superficie corneal, debe ser extraído con un bastoncillo de algodón o con una aguja de jeringa de insulina previamente despuntada. Se procederá a la oclusión (Oculopad®, Opticlude®) tras la administración de colirio de gentamicina y dexametasona (Gentadexa®) o la combinación de gentamicina con fluorometolona (Flugen®, en colirio o en pomada), de cloramfenicol con fluocinolona (Fluo-Fenicol ®) o lomefloxacino (Ocacín®) cada 6 u 8 h. Suele ser conveniente instilar colirios ciclopléjicos para paralizar la acomodación, si la sensación dolorosa lo requiere, y pomada cicatrizante (Oculos Epitelizante®) al acostarse. Queratitis actínica La clínica consiste en intensa fotofobia, lagrimeo, dolor ocular, visión borrosa, inyección conjuntival y piqueteado epitelial corneal. Se produce por exposición a rayos ultravioleta naturales, ya sea en la nieve o en la playa, o artificiales, en la búsqueda del bronceado de cara y resto del cuerpo durante todo el año sin la protección ocular adecuada en los centros de estética. También es frecuente en los trabajadores expuestos a lámparas de soldadura (chapistas, metalúrgicos y construcción en general), que no suelen mantener sus ojos protegidos en todo momento. EL tratamiento consiste en la administración de colirio de dexametasona cada 6 h (Decadrán®, Maxidex®) y pomadas (Oftalmolosa Dexametasona®) al acostarse, colirio de ciclopentolato (1844)

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Figura 5 Episcleritis.

(Colircusí Ciclopléjico® o similar) cada 8 h para evitar el dolor y colirio de gentamicina cada 8 h para evitar la infección bacteriana. Si hay edema corneal, ya sea actínico o de otra etiología, sigue siendo útil el cloruro sódico 50 mg/ml en colirio (Colircusí Antiedema®) o en pomada (Oftalmolosa Cusí Antiedema®). Es recomendable la administración de colirio de atropina, preferible al 2% (Colircusí Atropina® se presenta al 0,50 y al 1% y Oculos Atropina® al 1%) cada 8 h durante 3 días y la oclusión ocular. La administración de colirios sedantes, como la tetracaína clorhidrato (Colircusí Anestésico® 0,50% y doble), durante la exploración se hace prácticamente imprescindible. Por otro lado, se administrarán analgésicos y sedantes si son necesarios (Diacepam® 5 mg y ketoralaco). Queratitis herpética Suele ser unilateral y se manifiesta con un dolor ocular punzante, disminución de visión, lagrimeo, fotofobia y la presencia de una queratitis o una úlcera dendrítica que se observará mucho mejor tras la tinción con fluoresceína. Es frecuente el acompañamiento de conjuntivitis folicular aguda unilateral con secreción acuosa y adenopatía preauricular. El causante es una infección aguda por el virus del herpes simple tipo I (VHS I). El tratamiento consiste en la oclusión ocular, la administración de aciclovir en pomada oftálmica, una aplicación cada 4 h, 5 veces al día (Zovirax® ungüento oftálmico®, Virmen®), colirio ciclopléjico cada 8 h si hay dolor, colirio de tobramicina cada 8 h si hay sobreinfección bacteriana (Tobrex®) y colirio de flurbiprofeno (Ocuflur®) cada 8 h. Sólo en casos de intensa inflamación ocular con uveítis anterior se valorará la administración de corticoides tópicos, como Decadran® colirio o similares. Queratitis bacteriana Cursa con lagrimeo, sensación de cuerpo extraño, fotofobia, secreción mucopurulenta, disminución de la agudeza visual y visión de halos luminosos si hay epiteliopatía, por la difracción de la luz. Es característica la imagen de piqueteado epitelial, que se pone aún más de manifiesto con la tinción de fluoresceína (Fluotest®, Fluoresceína Oculos 20%®). Los microorganismos más frecuentes son Staphylococcus, Streptococcus y Enterobacteriae (E. coli, Klebsiella, etc.). Como factores agravantes se encuentran las lentes de contacto y la presencia de conjuntivitis bacterianas anteriores. El tratamiento inicialmente debe ser de amplio espectro, mientras no se identifique el germen. Se utilizarán colirios de tobramicina, una gota cada 2 h (Tobrex ®), y en casos graves incluso colirio de ciprofloxacino (Ciprofloxacino-lepori ®, Oftacilox®) o lomefloxacino (Ocacín®). Si se acompaña de inflamación se administrará in(1845)

Figura 6 Uveítis. Sinequias posteriores.

dometacina en colirio (Indoftol®) o bien colirio de diclofenaco (Voltaren®, Diclofenaco-lepori®) y se huirá de los corticoides. La administración de atropina en colirio se reservará para las posibles complicaciones uveales. ENFERMEDADES DE LA ESCLERA Epiescleritis Las manifestaciones clínicas son enrojecimiento local de la conjuntiva bulbar y epiesclera subyacente, que puede ser plano o nodular. Se acompaña de dolor, sensación de cuerpo extraño, lagrimeo e hipersensibilidad al tacto. Se trata de una afección benigna, autolimitada, más frecuente en sujetos jóvenes y mujeres, asociada en numerosas ocasiones a enfermedades sistémicas relacionadas con afecciones musculares y osteoarticulares (fig. 5). Para su tratamiento se utilizarán los corticoides tópicos, como colirios de dexametasona, una gota cada 6 h (Maxidex ® , Decadrán®, Dexametasona®) y sistémicos (prednisolona 20-40 mg cada 24 h por vía oral) que mejoran espectacularmente el cuadro, aunque las recidivas son frecuentes. La administración de antiinflamatorios no esteroideos (AINE) orales (indometacina 50 mg/12 h) en numerosas ocasiones es suficiente para frenar los cuadros iniciales de la enfermedad. ENFERMEDADES DE LA ÚVEA Uveítis anterior Cursa con dolor, enrojecimiento ocular, fotofobia, disminución de la agudeza visual y lagrimeo. En los casos agudos hay una inyección conjuntival periquerática violácea. Puede haber afección corneal, en la que se observarán precipitados queráticos, queratopatía en banda u opacificación endotelial inferior. La pupila suele ser extremadamente miótica, sobre todo si el cuadro es unilateral. Por otro lado, si la córnea es transparente, podremos observar, al iluminar la cámara anterior del ojo, la presencia de precipitados móviles en el humor acuoso, con un signo de Tyndall positivo. En cuanto a su etiología, el 30% es idiopática y el resto es secundaria a alguna enfermedad sistémica, como los síndromes de Reiter o de Behçet, la colitis ulcerosa, las enfermedades de Crohn o de Whiple, o la sarcoidosis, o a otras enfermedades: virus del herpes simple, virus de la varicela zoster, candidiasis, toxoplasmosis y alteraciones del cristalino (fig. 6). El tratamiento consiste en la administración de colirio cicopléjico junto con atropina al 2% cada 8 h, lo que aliviará el dolor y eviJANO 19-25 NOVIEMBRE 2004. VOL. LXVII N.º 1.542

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tará, a priori, la creación de sinequias iridocristalininas y sus complicaciones. Si ya hubiera sinequias, se intentará su rotura mediante la administración de colirio de fenilefrina al 10%, solo o junto con tropicamida al 1% (Colircusí Tropicamida®), administrados 3 veces al día. Los corticoides tópicos constituyen la base principal del tratamiento, si bien en ocasiones se deben asociar corticoides sistémicos por vía oral, como la prednisolona a dosis de 20-40 mg. La dexametasona en colirio (Maxidex®, Decadran®, Dexametasona®) se instilará desde 4 veces al día hasta de forma horaria, si el caso lo requiere. La clobetasona (Cortfotal®) y la fluorometolona (FML®) en colirio presentan una actividad menor que la dexametasona. La prednisolona por vía oral a dosis de 20-40 mg contribuye a mejorar el cuadro. Los antiinflamatorios no esteroideos en colirio no se han mostrado hasta el momento lo suficientemente potentes como para sustituir a los corticoides. Si se conoce la causa que ha provocado la uveítis, se deberá tratar de forma efectiva y primaria. GLAUCOMA El médico generalista debe conocer que es la principal causa de ceguera (y, además, evitable) en nuestro así llamado primer mundo. El proceso cursa obligatoriamente con presión intraocular > 20 mmHg, afección funduscópica y alteración del campo visual. El ojo se presenta rojo y, en casos con una presión > 40 mmHg, con dolor que se irradia retroorbitariamente (el clásico “dolor de clavo”). En la fase inicial puede asemejar una presbiopía prematura o un rápido aumento de la hipermetropía, por lo que se recomienda consultar con el especialista en oftalmología y no sólo con el óptico. Independientemente del tipo de glaucoma, podremos observar una pupila semimidriática y de reflejo lento o abolido. El paciente puede referir la visión de halos de colores azulados debidos al edema corneal secundario. El examen ocular pondrá de manifiesto una cámara estrecha si se trata de un glaucoma de ángulo cerrado o bien normal si es un glaucoma crónico simple. El fondo de ojo nos permitirá observar que la excavación papilar ha aumentado de tamaño, dependiendo del tiempo de evolución y de las cifras de presión. El campo visual, el estudio fotográfico de las fibras del nervio óptico, la campimetría azul-amarillo y la tomografía óptica de coherencia son pruebas oftalmológicas actuales que ayudarán a clasificar y tratar el cuadro glaucomatoso.

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A pesar de la ingente cantidad de investigaciones en marcha y de los múltiples trabajos ya publicados, las causas siguen siendo desconocidas, aunque hay algunos factores predisponentes, como la herencia o la diabetes. El tratamiento ya clásico de clorhidrato de pilocarpina al 1% (Colircusí Isopto Carpina®) o al 2% (Colircusí Pilocarpina®) cada 8 h ha sido desplazado en la actualidad por los bloqueadores beta como, por ejemplo, el principal maleato de timolol (Timoftol 0,25 o 0,50%®; Cusimolol 0,50%®, Nyolol 0,25 o 0,50%®), levobunolol (Betagan 0,5%®), betaxolol (Betoptic suspensión®, Betaxolol Alcon®) o carteolol (Mikelan 2%®, Elebloc 1 o 2%®). Si con ellos no se controla la hipertensión ocular, podemos cambiarlos o añadir brimonidina al 0,2% (Alphagan®), un agonista casi selectivo de los receptores adrenérgicos alfa-2 (1.000 veces más que sobre los alfa-1), la clonidina (Isoglaucon®) o la apraclonidina (Iopimax®). Recientemente han aparecido en el mercado nuevos colirios basados en la dorzolamida (Trusopt®) o en la brinzolamida (Azopt®), que son inhibidores de la anhidrasa carbónica; se administran cada 8 h y presentan la ventaja, respecto a los bloqueadores beta, de la ausencia de efectos sistémicos cardiorrespiratorios, y respecto a la pilocarpina, la mayor agudeza visual, ya que no provocan miosis. La última generación de antiglaucomatosos está constituida por los análogos de las prostaglandinas F2, como el latanoprost (Xalatan®), travoprost (Travatan®) y el bimatoprost (Lumigan®); también se dispone de la combinación del bloqueador beta timolol con latanoprost (Xalacom®), de efectos sinérgicos. Finalmente, recordemos que el presente trabajo no pretende ser un manual de atención oftalmológica sino una breve puesta al día de los tratamientos tópicos en las enfermedades oculares más frecuentes, para disponer así de la mejor información posible en el ámbito de la atención primaria. 

Bibliografía general Ellis P. Farmacoterapia en oftalmología. Manual Moderno S.A. de CV, 1987. Fraunfelder F, Hampton F. Terapéutica oftalmológica. Editorial Panamericana, 1986. Jordano J. Farmacología ocular. Cádiz: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz, 1985. Kanski J. Oftalmología clínica. 4.a ed. Editorial Harcourt, 2000. March Pujol M, Baños Díaz JE. Farmacología ocular. Edicions UPC, 1994. Vademecum Internacional. 44.a ed. Medicom S.A., 2003.

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