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Fepal - XXVI Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis "El legado de Freud a 150 años de su nacimiento" Lima, Perú - Octubre 2006
Trauma y creatividad. Freud y el origen del psicoanálisis Dr. Julio Woscoboinik Lic. Pola Roitman Woscoboinik
Crear es no llorar más por lo que se ha perdido y se sabe irrecuperable y reemplazarlo por una obra tal que, al construirla, uno se reconstruye a sí mismo. Didier Anzieu
El psicoanálisis ha nacido de una sublimación y de una idealización. Esto no equivale a sostener que sea el producto de la sublimación y de las exigencias del ideal del yo de Freud, aunque así fue, en efecto. Antes bien, es el método psicoanalítico en lo que tiene más de específico, el que prueba ser un sublimado y un ideal” André Green
Presentación Este trabajo propone analizar uno de los destinos posibles de lo traumático: el proceso creativo. En este caso, el que Freud desplegó en el descubrimiento del inconsciente y la postulación de los principios fundamentales del psicoanálisis. Creación de un cuerpo de conocimientos de envergadura que influyó en una nueva concepción del hombre y del sentido de la subjetividad. Asociar
trauma
-ese
hecho
imprevisto,
devenido
sorpresivamente
desorganizador- y creatividad se abre a una relación muchas veces transitada. Tránsito que Freud mismo realizó en numerosos trabajos y muy especialmente en Un recuerdo infantil de Leonardo Da Vinci (1910).
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La obra del genial renacentista puede ser considerada, según la interpretación freudiana, paradigma de la creación artística a partir del trabajo elaborativo de situaciones traumáticas muy tempranas, entre otros factores. Situaciones que lo condujeron, no a una repetición esterilizante -destino del trauma- sino a un proceso sublimatorio: el acto creativo. Esta mirada sobre lo traumático conduce hacia otras cuestiones y promueve la constitución de una red conceptual de importancia: lo traumático y lo pulsional; pulsión de dominio/pulsión de saber; narcisismo; sublimación; reparación; creación. Nociones cuyos bordes se superponen, interjuegan y coinciden, planteando tópicos fundamentales de la teoría psicoanalítica. Pensamos con Anzieu que “Freud no se apropiará tanto de un método para el tratamiento de las neurosis como que iniciará un movimiento creador en el campo del funcionamiento psíquico”
La creación del psicoanálisis En la búsqueda de una ubicación histórica del origen “de este movimiento creador” que fue el psicoanálisis, en general, se señala como punto de partida, el análisis por parte de Freud de sus propios sueños, luego de la muerte del padre. Proponemos aquí, remitirnos al ensayo Actitud hacia la muerte leído por vez primera en una reunión de la Wien, filial vienesa de la B’nai B’rit1, en abril de 1915. Allí expresaba: “Los filósofos han aseverado que el enigma intelectual que le planteaba al hombre primordial el cuadro de la muerte lo obligó a reflexionar y devino el comienzo de toda de toda especulación. Yo creo que los filósofos piensan en esto demasiado… filosóficamente; descuidan los motivos eficaces primarios. Por eso, querría restringir y corregir aquella aseveración… No fue el enigma intelectual ni cualquier caso de muerte, sino el conflicto afectivo a raíz de 1
Club judío de Viena, filial de una organización mundial, al que Freud perteneció durante gran parte de su vida.
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la muerte de personas amadas, pero al mismo tiempo también ajenas y odiadas lo que puso en marcha la investigación de los seres humanos. De este conflicto de sentimientos nació, ante todo, la psicología…” Estas reflexiones, cuyos destinatarios eran “sus queridos hermanos de la B’nai B’rit”, abren una perspectiva sugerente para pensar en una de las circunstancias posibles del origen del psicoanálisis. Perspectiva que conduce a “los motivos eficaces primarios” de la laboriosa y difícil investigación que Freud se planteara. En esta línea de pensamiento cobran fuerza situaciones vividas en los primeros años de su vida, que tomaron características de traumáticos: la muerte de su hermanito Julius, de aproximadamente 8 meses de edad, cuando Sigmund tenía poco más de un año y medio. No fue, sin duda, “cualquier caso de muerte sino la de una persona amada pero al mismo tiempo ajena y odiada”. Circunstancia que hizo marca y que, consideramos, tomará pregnancia en la génesis de su creatividad y capacidad reparatoria. De ello dan testimonio la reiteración de alusiones al respecto en trabajos de diferentes épocas de su vida y el análisis de algunos de sus sueños.
Sigi” (Shlomo, como el abuelo fallecido durante el embarazo de su madre y como el rey sabio de los hebreos) fue primogénito de la pareja formada por Jacob, 40 años -viudo, con dos hijos de un matrimonio anterior que no vivían con él- y Amalia Nathansohn de 20, joven vivaz y animosa. Había nacido rodeado de esperanzas y expectativas -“narcisismo redivivo de los padres”…”el varón será un gran hombre…”- Como dato anecdótico, una membrana fetal había rodeado su cuerpo al nacer, indicio de feliz augurio según la cultura popular2.
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Asimismo, diferentes biógrafos cuentan otra anédota: habiendo salido de paseo con sus padres por el Práter, una gitana que se acercó a la mesa, vaticinó para el pequeño, un futuro de grandeza y fama. Coincide, en cierta forma, con la dedicatoria que Jacob Freud escribe en la Biblia de Phillipson, regalo para su hijo al cumplir 35 años. Entre otras apreciaciones expresa: “Fue en el séptimo año de tu vida cuando el Señor te incitó a estudiar. Diré que el espíritu del Señor te habla así: “Lee en mi Libro, allí se abrirán para ti las fuentes del conocimiento del espíritu…Es el Libro de los Libros, el pozo que cavaron los sabios y de donde extrajeron los legisladores sus conocimiento”:
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Primero, único, hasta el nacimiento de Julius cuando tenía 11 meses, no resulta casual el ejemplo escogido para su trabajo “Construcciones en el análisis” (1937): “Usted, hasta su año X, se ha considerado el único e irrestricto poseedor de su madre. Entonces vino un segundo hijo y con él, una seria desilusión. Su madre lo abandonó por un tiempo y luego nunca volvió a consagrársele con exclusividad. Sus sentimientos hacia su madre devinieron ambivalentes, su padre ganó un nuevo significado para usted.” Además, algunos biógrafos de Freud señalan que contemporáneamente a la muerte de Julius por una inflamación intestinal, sucede la de un tío, hermano de Amalia -también Julius- a los 20 años por tuberculosis3. Podemos conjeturar sobre las resonancias afectivas en Amalia del duelo por estas muertes casi simultáneas. Y nos preguntamos: ¿Se habrán visto impregnados los cuidados hacia el hijo por una natural sustracción libidinal en la elaboración de estas pérdidas? Y en relación con el mismo duelo sufrido por el pequeño Sigi, ¿se potenciarían los “complejos fraternos” tanto en la madre como en el hijo? La insistencia del trauma vivido por Freud, primero, por el precoz nacimiento del hermano y luego, por su fallecimiento se refleja, como lo acabamos de señalar, en distintos momentos de su obra. -En carta a Fliess del 3/4 de octubre de 1987 -numerada 70- y a continuación de la del 21 de setiembre en la que había expresado su decepción frente a sus pacientes histéricas (“Ya no creo en mi neurótica”, es decir, en la realidad material de sus relatos), paradójicamente, enfatiza hechos “realmente” vividos durante su infancia. Comenta cómo despertó su libido, entre 2 y 2 años y medio, al descubrir desnuda a su madre en un viaje a Viena (“matrem nudam”, referirá con pudor) y la consecuencia de esta situación, en general, en el psiquismo infantil. Y en asociación a ese episodio refiere: “yo he recibido a mi hermano varón, un año menor que yo (y muerto de pocos meses) con malos deseos y genuinos celos infantiles, y que desde su muerte ha quedado en mí el germen 3
Datos que Emilio Rodrigué jerarquiza en su biografía de Freud y que ha extraído del ensayo de Sawles.
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para unos reproches”. (“germen de culpabilidad”, en la traducción de López Ballesteros). Reconocimiento y aceptación de su hostilidad frente al nacimiento y muerte de Julius. -En Tres ensayos (1905), asociando nacimiento de hermanos menores y manifestación de la pulsión epistemofílica, escribe: “La amenaza que para sus condiciones de existencia significa la llegada, conocida o barruntada, de un nuevo niño y el miedo de que ese acontecimiento lo prive de cuidados y amor, lo vuelven reflexivo y penetrante. El primer problema que lo ocupa es, en consonancia con la génesis de la pulsión de saber, no la diferencia entre los sexos sino el enigma:¿de dónde vienen los niños? En una desfiguración que es fácil de desahacer, es éste el mismo enigma que proponía la Esfinge de Tebas” -Todavía muchos años después, al teorizar acerca de la feminidad (1933), insistirá: “La próxima acusación a la madre … es cuando el siguiente hijo aparece en la cuna…La madre no quiso o no pudo dar mas leche al niño porque necesitaba el alimento para el recién llegado. Y agrega una consideración que evoca aspectos de su propia vida: ”En los casos en que los niños se llevan tan poca diferencia de edad que la segunda gravidez interfiere la lactancia, este reproche cobra por cierto una base real y, asombrosamente, ni siquiera con una diferencia de sólo 11 meses es el niño demasiado joven para percatarse de la situación. (…) “Se siente destronado, despojado, menoscabado en sus derechos, arroja un odio celosos sobre el hermanito y desarrolla hacia la madre infiel una inquina que muy a menudo se expresa en una desagradable alteración de su conducta.” En la misma conferencia, al referirse a los efectos sobre el psiquismo de la enfermedad de un ser querido, expresa: ”La reacción neurótica regular ante la muerte de una persona allegada es también la autoinculpación de que uno mismo ha causado esa muerte”. Y en una especie de asociación de ideas, se detiene en el origen de inquietudes y curiosidad en el niño. Dirá que nacen en razón de vivencias traumáticas, ligadas a los deseos incestuosos y los nuevos
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embarazos de la madre: ”Una rica fuente para la hostilidad del niño hacia su madre la proporcionan sus múltiples deseos sexuales, variables de acuerdo con la fase libidinal, y que casi nunca pueden ser satisfechos”. Ese mismo año en “Sobre la sexualidad femenina” reafirma con convicción: “El amor infantil se desmedido, pide exclusividad, no se contenta con parcialidades”
En su condición de persona amada y odiada al mismo tiempo, Julius no es aludido por Freud de modo explícito en su autoanálisis, pero sí aparece elípticamente. El sueño “Non vixit”, es un ejemplo notable de su propio complejo fraterno. En el mismo “vuelve a la vida” a dos colegas investigadores, Fleishl y Paneth, hermanos en la tarea de laboratorio, hacia los que experimentaba una fuerte ambivalencia. En el reconocimiento de estos sentimientos, Freud recuerda la alocución de Brutus ante el cuerpo yacente de Julio César (Julio César de Shakespeare): “Porque César era mi amo, lloro por él; porque fue afortunado, me regocijo; porque fue valiente, lo venero; más porque fue ambicioso, lo maté ”4. Pero además, el sueño porta un fallido señalado por Freud mismo: non vixit por non vivit : “no ha vivido” en lugar de “no está con vida”. ¿Deseo de que Julius no hubiese vivido para evitar las consecuencias de su muerte? En el sueño, también aparece Fliess con la mención a Paulina, una hermana muerta, nacida en el mismo año que la desaparición de Julius. Fliess llega a Viena en el mes de julio y relata que “Paulina, en tres cuarto de hora quedó muerta”. Agrega un sugerente: “ése es el umbral”.,, “¿Por qué julio? El mes de julio. El mes de Julio César. Julius, mi hermano muerto a pocos meses de haber nacido;… Viena, la ciudad de César. Si él es César, yo soy Bruto”. Además, en su comunicación “Sobre los recuerdos encubridores” (1899), Freud trabaja el material de un supuesto paciente a través del cual se reconoce
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Freud mismo había desempeñado el rol de Brutus cuando tenía 13 años en ocasión de una representación de la versión escrita por Schiller. Se refiere a esta circunstancia en La interpretación de los sueños, 1900
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fácilmente su persona.5 Destacamos dicha comunicación: ”No recuerdo nada del nacimiento de una hermana dos años y medio más joven que yo. La partida, el tren, el largo viaje hasta la estación en el coche a caballos, no dejaron la menor huella en mi memoria. Y, sin embargo, he conservado dos incidentes sin importancia ocurridos en el tren. Como usted recordará surgieron en el análisis de mi fobia. La impresión más profunda debería corresponder a un accidente en el que resulté herido en la cara. Perdí mucha sangre y un cirujano tuvo que hacerme una sutura. La evidencia de este accidente la cicatriz aún existe, pero no hay recuerdo alguno que, directa o indirectamente, se relacione con esta experiencia. Y, a propósito, tal vez por aquel tiempo ni siquiera había cumplido los dos años”. Y aunque reflexiona, “la salida del pueblo -refiriéndose seguramente a Freiberghabía sido la catástrofe original que conmocionó toda su existencia” creemos que ese duelo/catástrofe está significado por el nacimiento-muerte de Julius, agravado por la edad del pequeño Sigi que no había accedido aún a la representación-palabra. Pensamos con Rodrigué que “La cicatriz mayor de su prehistoria quizá fue la muerte de Julius”
En un trabajo de nuestra autoría, “Aproximación interpretativa de un garabato de Freud” -dibujo realizado a la manera de una asociación libre durante una de las reuniones de los miércoles y conservado por Sigfried Bernfeld- en una de las figuras humanas del mismo -sólo el rostro y
fácilmente reconocible como
proyección de su autoimagen- muestra una especie de trazo remarcado en el mentón. Conjeturamos que alude a una herida provocada al caer de un banquito y evocada en sus recuerdos. ¿Recuerdo encubridor de vivencias culposas? ¿El accidente como sanción autopunitoria?6 5
Fue Sigfried Bernfeld quien primero señaló, en 1947, el carácter autobiográfico de este escrito bajo el título “Un fragmento desconocido de la autobiografía de Freud” (Revista de APA , TVIII, N*1, 1951) 6
“Aproximación interpretativa de un ’garabato’ de Freud”, Julio y Pola Woscoboinik. Trabajo presentado en forma de poster en el XXXVIII Congreso Internacional de Psicoanálisis. Amsterdam, 1993.
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Es importante destacar que Bernfeld y Suzanne Cassirer Bernfeld son autores de un ensayo La temprana infancia de Freud, publicado en 1944. En el mismo, relacionan vicisitudes de la vida de Freud con hechos infantiles y afirman: “Entre Sigmund y Anna nació un varón, Julius, que murió a los ocho meses de edad. Freud no lo ha mencionado nunca en sus escritos.”
Sublimación-Creatividad-Reparación Si bien es cierto que “no disponemos de un estudio fino de los mecanismos interesados en el proceso de sublimación” (Guillaumin,1974)7 hay coincidencias en cuanto constituye una de las posibles transformaciones de la energía pulsional sexual al servicio de otros fines. Una apreciación “natural”, no académica de la cultura, legitima esa noción de sublimación, tanto en el uso cotidiano como en los escritos psicoanalíticos mismos, con ciertas reservas y salvedades. Recordemos que la sublimación era uno de los tópicos que Freud se había propuesto desarrollar en el conjunto de su Metapsicología. En cartas a Ferenczi, Abraham y Putman, entre otros, alude a los artículos metapsicológicos a los que se hallaba abocado; también a los faltantes. Pero los datos son contradictorios, tal como lo señala Strachey. En julio de 1915 le escribe a Lou Andreas-Salomé: “El fruto de esta época probablemente cobrará la forma de un libro de 12 ensayos”. Sin embargo, en mayo de 1916 vuelve al tema con distinto tenor: “Mi libro con los doce ensayos… no puede publicarse antes de que termine la guerra y quién sabe cuánto tiempo después...”. Frente al reclamo de la misma Lou, en 1919 contesta: “¿Dónde está mi metapsicología? En primer lugar no ha sido escrita aún. No me es posible aún elaborar el material de manera sistemática”.
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“La creación artística y la elaboración consciente de lo inconsciente, con consideraciones particulares sobre la creación poética” Psicología del genio literario Anzieu y colaboradores. 1974
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Una corriente de opinión sostiene que los trabajos estaban terminados, incluido el de la sublimación, pero que Freud no quiso publicarlos: estaba en los umbrales de una reformulación teórica de envergadura.
El término sublimación, en razón de la metáfora química que expresa, remite a trasmutación, a cambio: transformación de la naturaleza de la energía de la pulsión sexual en vista a ideales socialmente valorados. Es el planteo freudiano: “Fuente de los más grandiosos logros culturales que son llevados a cabo por la sublimación, cada vez más vasta, de sus componentes pulsionales” (Freud, 1912) Siguiendo esta perspectiva, Anzieu se pregunta: “¿Por qué un hombre es empujado por la necesidad de realizar una obra nueva? Freud mismo lo ha dejado entender: la sublimación de pulsiones parciales pregenitales y el desplazamiento del objeto edípico”. En opinión de Laplanche (1980) esto lleva una problemática “particularmente irritante”: la “desexualización” de la pulsión junto a un cuestionamiento de base ¿puede existir “realmente” un destino no sexual para la pulsión? Representaría, según sus palabras, un cierto “resabio de la filosofía de los valores”. En una postura conceptualmente opuesta, Ricardo Moscone8, entre nosotros, propone una hipótesis muy amplia y abarcativa: el psiquismo sería precisamente una construcción posibilitada por las cualidades sublimatorias de la pulsión. Se afirma en conceptos de Freud: “…bien podríamos incluir entonces que los instintos y no los estímulos externos son la verdadera fuerza motivadora que está detrás de los avances que hubieron conducidos al sistema nervioso, con su ilimitada capacidad, a su presente alto nivel de desarrollo.” La sublimación aparece así, bajo una luz algo mágica, como una especie de mecanismo excepcional, caracterizado por el cambio de meta al que, a menudo, se agrega el cambio de objeto. 8
Ricardo Moscone: “La sublimación: su estudio en la obra de Freud” . Revista de psicoanálisis. APA
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Nos preguntamos si esas transformaciones aludirán al pasaje de la energía de la pulsión de dominio -que en la primera formulación aparece balanceando entre las pulsiones de autoconservación y las sexuales y se expresa en crueldad, sadismo, posesión, pura “ignorancia del mal”- a la pulsión de saber, ese “retoño sublime, intelectualizado de la pulsión de dominio” (Freud, 1905). ¿O es la creación de una nueva energía, surgida en el seno de lo traumático, que impulsa a la sublimación? Idea que propone Lowenfeld y que Laplanche profundiza en su personal formulación de lo pulsional. “El traumatismo aparecería como el paradigma de una creación de la excitación psíquica y en este sentido se podría decir de una verdadera pulsión. Y agrega: “Un nivel pulsional puro, de una pura fuerza anterior a la fijación en los representantes, anterior (si esto es imaginable) a toda simbolización y ligazón”. El traumatismo constituye, entonces, una conmoción que adviene fuente del drang de la pulsión.
Como referente para su ensayo sobre Leonardo y la creatividad, Eissler (1962) abreva también en Un recuerdo infantil de Leonardo Da Vinci. Subraya la especial relación entre lo acumulativamente traumático en la vida del genial renacentista y su obra, postulando una suerte de traumatofila. Pero va más allá: pone en paralelo las producciones pictóricas e invenciones de Leonardo con desarrollos teóricos de Freud, sobre todo los del Más allá del principio del placer (1920). Lowenfeld (1977), por su parte, se interroga acerca del origen de las fuerzas que impulsan la sublimación. Y en este interrogante, aparece también lo traumático y la energía que de allí se desprende. Pero, por el contrario, hablará de traumatofobia. Entre los diferentes elementos que Lowenfeld (1977) ubica en la génesis de la sublimación, privilegiamos dos de los mismos:
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1-un tipo muy particular de narcisismo, pero “no en el sentido de una exacerbación” y 2-una fuerte tendencia a la identificación. Narcisismo que en Freud tuvo su expresión en ese apasionado empeño que lo acompañó desde muy joven para arribar a un descubrimiento valioso.9 ¿Identificación, a través de un yo ideal depositario de los ideales narcisistas paternos, de los que se apropia constituyendo el núcleo de sus ideales y anhelos? ¿Identificación con la fertilidad procreativa de la madre? Asimismo, nos preguntamos cuánto en esta creación hay lo que refiere Eissler de la obra de Leonardo: “una proyección narcisista de la destrucción del narcisismo” ¿Narcisismo primero que habría llevado al pequeño Sigi – conjeturamos- a fantasías hostiles y hasta asesinas contra Julius, que venía a desplazarlo para siempre? ¿Dinámica narcisista en sus relaciones con distintos hermanos psicoanalistas -citaremos sólo a Adler, Jung, Ferenczi, entre otrosque marcaron sin duda un rumbo para al psicoanálisis mismo? ¿Narcisismo y su propia destrucción, en esa entrega apasionada a una obra trascendente? La tenacidad de Freud se fue desplegando con distintos matices, desde ése, su “espléndido aislamiento” hasta el trabajo sin claudicaciones en medio de dolores indescriptibles y cruentas operaciones a partir de 1924. ¿Expresiones de la destrucción de un narcisismo tanático en la forma de encarar, paradójicamente, su propia muerte en los momentos finales de la vida?
En conjunción con esta línea de pensamiento se perfila el concepto de reparación. En muchas de las reflexiones de Freud, encontramos claras referencias a movimientos reparatorios en el psiquismo de las personas. Este tópico será
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Ambición expresada abiertamente en carta a Fliess del12/6/1900: “¿Crees verdaderamente que un día habrá en la casa una placa de mármol en la que pueda decir?: Aquí, el 24 de julio de 1985, se reveló al Dr.Sigmund Freud el misterio del sueño”.
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profundizado por Klein (1953/1957) al ocuparse del desarrollo emocional primitivo y de las emociones básicas del hombre. La reparación representa, dentro de este marco teórico, la expresión de un logro: el reconocimiento del objeto total, unificando al objeto amado y al odiado. Surge asociado a vivencias culposas y a un intenso sufrimiento por el dolor infrigido al objeto, como efecto de fantasías destructivas. Cuanto más, si el daño fantaseado acontece “realmente”.
Klein y sus discípulos destacan que es a
través de mecanismos muy primarios del aparato psíquico que finalmente el infans puede llegar a la aceptación de su ambivalencia, lo que abre el camino a la simbolización. La identificación (primaria) y la posibilidad de equiparar dos objetos distintos en razón de un vínculo afectivo, capacitará al yo en la elaboración de las fantasías de diferente signo y en el desarrollo del símbolo. Puente entre el mundo interno y el mundo externo. Estas ideas, que reconocen en muchos aspectos la autoría de Ferenczi, describen un proceso que va ubicando las condiciones básicas para la sublimación y creación de una obra de arte. Precisamente, la repación restauración- del objeto se logrará, entre otros caminos, a través de la creación. Este intento de reparación surge, dirá luego Winnicott, cuando el pequeño infans puede empezar a desarrollar la “capacidad de preocuparse por el otro”. Es inherente a la constitución del objeto objetivo y al “uso” que hace del mismo. Lo que conduce a una teoría particular de creatividad: “La creatividad es lo que hace que el individuo sienta que la vida vale la pena ser vivida” (1971). Es un universal que revela el modo en que cada ser humano se ubica frente a la vida y a lo que hace con ella. Tiene que ver con la ilusión y la esperanza. “Se halla presente tanto en el vivir de momento a momento del niño retardado que goza con su respiración, como en la inspiración de un arquitecto que de pronto sabe qué desea construir y piensa en término de los materiales que puede usar para que su impulso creador adquiera formas y el mundo pueda verlas”. Winnicott jerarquiza, así, el ligamen entre el vivir creador y el vivir mismo.
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André Green encuentra en las ideas creadoras de este peculiar psicoanalista, el germen de sus conceptos acerca de los “procesos terciarios”: son aquéllos que establecen un ligamen entre procesos primarios y secundarios en búsqueda de un equilibrio que no ceda a “la tiranía” de ninguno de los mismos. Pero no sólo esto: tienden a favorecer un aspecto de apertura de los procesos secundarios para asegurar la irrupción de la intuición creadora. Funcionan a la manera de “un campo de ilusión” facilitador del juego y del “como si”
Concluímos que, si en una de sus dimensiones, crear es descubrir, nos acercamos a la esencia del aletheia. Des-cubrir, des-correr los velos de lo oculto y desconocido. Actitud genuinamente “aletheica” de Freud que, empujado por lo temido y angustiante y por una culpa muy temprana, se cuestiona frente al enigma. Curiosidad e impulso de dominio. No sin dolor y sin sufrimientos. Marcas indelebles del misterio, del no saber frente al enigma de los enigmas: la vida y la muerte. Fort-da que ya adulto, juega en su autoanálisis y a partir de allí, en su creación.
Bibliografía Anzieu, Didier (1959): El autoanálisis de Freud y el descubrimiento del psicoanálisis
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Tomo I- SigloXXI, Editores, Méjico, 1987 Bernfeld, Sigfried: “Un fragmento autobiográfico desconocido escrito por Freud” Revista de Psicoanálisis A.P.A. Tomo VIII, N* 1, 1951 Bernelf,S. y Bernfeld,S. : (1944) “La temprana infancia de Freud” Revista de Psicoanálisis A.P.A. Tomo VIII, N* 1, 1951 Eissler, Kurt:
Leonardo da Vinci: psychoanalitic notes on the enigma London, Hogarth 1962
Freud, Sigmund:
-(1886/1899) Correspondencia: Cartas N* 69- 70 Obras Completas. Amorrortu ediciones. (O.C. AE) Vol.I, Bs As., 1992 -(1900) La interpretación de los sueños. O.C.- A. E. Vol.IV. Bs. As. 1979. -(1901) Psicopatología de la vida cotidiana. Vol.VI 1978. -Recuerdos infantiles y encubridores. O.C.- A.E. Vol. VI, 1978 -(1905) Tres ensayos de teoría sexual O.C.-A.E. Vol. VI, 1978. -(1910) Un recuerdo infantil de Leonardo da Vinci O. C.- A.E. Vol XI Bs As. 1979 -(1915) Actitud hacia la muerte O.C.- A.E. Tomo XIV, Bs. As. 1979 -(1933) “La feminidad”. Nuevas Conferencias de introducción al psicoanálisis.. O.C. AE. Vol. XXI ,1979. -(1937) “Construcciones en psicoanálisis” O.C.-A.E.Vol XXIII Bs. As. 1979
Gantheret, François:
De l’emprise à la pulsion d’emprise Nouvelle Revue de Psychanalyse
Green, André
-(1990) La nueva Clínica psicoanalítica y la teoría de Freud Amorrortu editores. Bs.As. 1993
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-(1995) La metapsicología revisitada Editorial Universitaria de Buenos Aires, 1996, Bs. As. Klein, Melanie:
(1957) Envidia y gratitud. Emociones básicas del hombre Editorial Horme, Bs.As. 1969
Klein, M. Rivière, J.: (1953) Amor, odio y reparación. Emociones básicas del Hombre Editorial Hormé , Bs. As. 1968 Laplanche, Jean:
(1980) La sublimación. Problemáticas III Amorrortu editores. Bs.As. 1987
Lowenfeld, Herbert:
“Trauma psíquico y experiencia productiva en el artista” Publicado en Psychanalyse à l’Université Vol II-N* 81977
Moscone, Ricardo:
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Rodrigué Emilio:
Sigmund Freud: el siglo del psicoanálisis Editorial Sudamericana, Bs. As. 1996
Strachey, James:
Introducción a Trabajos sobre Metapsicología O.C.- A.E. Vol.XIV. 1979
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-(1963)”El desarrollo de la capacidad de preocuparse por el otro” En Deprivación y delincuencia Paidós, Bs. As. 1991 -(1963/65/69) “Sobre el uso del objeto” En Exploraciones Psicoanalíticas I. Paidós, Bs.As. 1991
Woscoboinik, Julio: -El secreto de Borges. Indagación psicoanalítica de su obra Grupo Editor Latinoamericano. Bs.As. 1991.-El alma del Aleph Grupo Editor Latinoamericano. Bs.As., 1996 -Sabato y sus fantasmas. Donde se hacen y deshacen los destinos En prensa. Lugar Editorial
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Woscoboinik J. y P.“Aproximación interpretativa a un ‘garabato’ de Freud”. Presentado
al
XXXVIII
Congreso
Internacional
de
Psicoanálisis- Amsterdam-1993.
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