Experiencias, Sentido y Significado de la Consejería en Justicia Social a Nivel Universitario: Estudio de Caso Cualitativo Mediante Tres Narrativas de Consejeros Profesionales en Educación Superior
Disertación presentada al Departamento de Estudios Graduados Facultad de Educación Universidad de Puerto Rico Recinto de Río Piedras como requisito parcial para obtener el grado de Doctor en Educación
Por Virginia Santiago Tosado © Derechos Reservados 2012
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UMI Number: 3509845
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Disertación presentada como requisito parcial para obtener el grado de Doctor en Educación
Experiencias, Sentido y Significado de la Consejería en Justicia Social a Nivel Universitario: Estudio de Caso Cualitativo Mediante Tres Narrativas de Consejeros Profesionales en Educación Superior
Virginia Santiago Tosado Bachiller en Ciencias en Educación en Salud Universidad de Puerto Rico Recinto de Ciencias Médicas 1987 Maestría en Educación Economía Doméstica y Orientación y Consejería Universidad de Puerto Rico Recinto de Río Piedras 1992 Doctor Juris Escuela de Derecho Universidad de Puerto Rico Recinto de Río Piedras 1997
Aprobado el 26 de abril de 2012 por el Comité de Disertación Doctoral ___________________________________________ Rosy Fernández García-Menocal, Ph.D., NCC, CPL Directora Comité de Disertación _____________________________ Roberto Ramos, Ph.D. Miembro Comité de Disertación
___________________________ Antonio Martínez, Ph.D. Miembro Comité de Disertación
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DEDICATORIA Llena de un enorme sentimiento, que no puedo describir en palabras, dedico este trabajo doctoral a mi madre. Mi amadísima madre Virginia (“Viña”). Ella me deseó, me arrulló, me cuidó, me inspiró, y me amó profundamente. Ella me llenó de posibilidades. Ella vive en mí. Mi madre realizó una parte del futuro que anheló para mí, hasta donde su vida física le permitió ver. Me embarga la emoción, y me llena de orgullo y satisfacción el hecho de que cumplo la promesa que le hice en su trayecto de enfermedad, muy cercano al momento de su partida. Apenas cuatro horas antes de marcharse, me pidió que regresara a los estudios doctorales, los que había pausado para vivir todo lo más posible junto a ella. Así se cumple. Hasta donde nos llevó esta dimensión física, mi madre y yo realizamos juntas muchas ilusiones y proyectos. Hubiesen sido muchos más si hubiera vivido, físicamente, mucho más. Ella me hizo una mujer decidida y fuerte, y al mismo tiempo, una mujer sentimental y sensible. Ella sembró en mí la pasión y la dedicación al conocimiento; al aprendizaje de infinidad de temas, labores y oficios que son útiles y de bienestar al ser humano. Mi madre me enseñó lo que es la verdadera humildad; lo que es la grandeza de la sabiduría y la justicia, sin títulos escolares, ni académicos. Mi madre me impregnó con la esencia de la dignidad humana. Me inculcó lo que es la piedad y la compasión por los seres menos afortunados. De ella también aprendí lo que significa ser mujer. Ella es mi razón. Mi más amado ser de luz, y continúa siendo mi inspiración para seguir adelante, creciendo, viviendo y amando intensamente, junto a la familia y los seres queridos que entran a mi corazón, hasta unirnos en la energía que nos sostiene eternamente.
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También dedico este trabajo a todos los que sufren y padecen por la ausencia de una verdadera justicia social, especialmente en mi país, Puerto Rico. Por esa justicia social que debería llevarnos a una vida digna y de desarrollo equitativamente sostenido; a una verdadera realidad de nuestras libertades y responsabilidades. A los que esperan y luchan por esa justicia social que busca una vivencia real de las obligaciones y disfrutes que implica ser persona, integrarse y vivir colectivamente, siendo iguales en derechos, responsabilidades, privilegios y aportaciones al bienestar de todos. A los que en mi país, y en otras partes del mundo sufren discrimen, desventaja de oportunidad y condiciones adversas que limitan, invisiblemente, sus posibilidades. A ellos también dedico este trabajo. Todos ellos, y mi Madre, representan el horizonte que miro en mis proyectos e ilusiones que continúan. Todos ellos, y la compañía de mi Madre, están en mi camino hasta el fin de mis días físicos.
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RECONOCIMIENTOS La conclusión de esta disertación es el logro de un sueño de vida. De un caminar pausado, reflexivo y rico en oportunidades que me hicieron entrar al campo de la justicia, y que también me hicieron mantenerme en el campo de la educación. Siento pasión por la educación en justicia social a través de la consejería profesional. Muchos han contribuido a este logro. Otros muchos han tenido interrogantes sobre qué estuve haciendo por tantos años, y a qué le dediqué tanta energía, por tanto tiempo, como para que la duración de mi formación doctoral se extendiera por 11 años. Como expreso al inicio de este agradecimiento, asuntos trascendentales me llenaron de vivencias necesarias para el resultado que ahora disfruto, junto a todos los que me apoyaron y son parte del producto de este trabajo. De cada ser que contribuyó a que esta obra fuera realidad, recibí un regalo especial que me inspiró de una manera que jamás hubiera imaginado. Valió la pena transitar con las pausas necesarias. En lo profesional, fue merecido el tiempo que dediqué a defender estudiantes que presentaban diferentes necesidades de justicia y acción social, pero en particular, a aquellos que tenían impedimentos. Fue acertado defender estudiantes con padecimientos de salud mental, estables, intentando superarse y hacerse de una carrera profesional; a estudiantes de rehabilitación vocacional; y a estudiantes valientes que optaron por no tolerar, ni aceptar, ningún tipo de hostigamiento, discrimen y trato incivil por parte de personas ubicadas en grupos sociales dominantes. En lo personal, valió la pena caminar por el dolor y el sufrimiento de mi progenitora, ante las injusticias de la incomprensión que muchas personas privadas (incluso algunos familiares), y profesionales, aún de la salud, mostraron a su condición v
algo desconocida en su tiempo de vida. Fue valiosa la oportunidad de ver y apoyar en todo momento –aunque en la medida de mis posibilidades- el sacrificio de una hija hacia el cuido de su madre; en esmero por tantos años, como le conllevó a mi Tía Gladys Tosado el cuidado de mi queridísima abuela Doña Herminia, a quien tuve entre mis brazos al momento de su serena partida. Jamás, jamás podría seguir el paso de Titi Gladys. Siento que estos seres de dedicación al ser humano, en sus fortunas como en sus miserias, comienzan a extinguirse. En lo íntimo, valió la pena enamorarme con entrega y recuperar de la dura terminación que implica el fin de una ilusionada relación. Son muchas las obligaciones civiles y económicas que se presentan al término de una relación sentimental. Todas estas experiencias (y muchas más), son la esencia de la vida misma. Como han expresado los seres especiales que participaron de las entrevistas en esta disertación, la justicia social es “la vida misma, la vida por la vida”. Eso acompaña la tarea de justicia social. Yo tenía que caminar en estas tareas para lograr el trabajo que a este momento se completa. Por todo esto, quiero agradecer, en primer lugar, a la vida misma, que me ha permitido vivencias significativas y privilegiadas para encontrarme con los seres que están en mi círculo de amor; para encontrarme en el lugar donde hoy vivo, donde hoy trabajo y desde donde seguiré la jornada hasta el fin de mis días, acompañada de la familia, de amigos amados y de mis seres de luz. Para cada ser especial que forma parte de este logro, van los siguientes agradecimientos:
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-A la Dra. Rosy Fernández García Menocal…mi mentora académica en el largo caminar de estos estudios doctorales y mi directora de disertación. Gracias, Rosy, por ser primero persona y amiga. Gracias por ser la hermana mayor que soñé para consultar y organizar tantas cosas y asuntos de mi vida personal y profesional; y por la ayuda que me has brindado a través de los años. No hay palabras suficientes para agradecer tus brazos extendidos para acogerme y protegerme, en unos momentos de vida que entre tú y yo, se quedarán como un tesoro íntimo. Como mi directora de disertación, agradezco tu sabia presencia para estar ahí, siempre, moviendo y fortaleciendo este complejo proceso de disertación, entre los muchos otros procesos académicos que cuidaste para que yo pudiera llegar a terminar este doctorado. Gracias por tu firmeza y gentileza, para ayudarme a fijar límites de tiempo para terminar este trabajo; y por los consejos y observaciones a tiempo para continuar hasta el final. -Al Dr. Roberto Ramos, miembro del comité de disertación. Con el Dr. Ramos me inicié en los estudios de la acción social. De la mano del Dr. Ramos me enamoré de Courtland Lee y sus escritos sobre el mandato de la acción social para la consejería. Gracias, Dr. Ramos, por su disposición inmediata para formar parte de mi comité de disertación. Gracias por sus comentarios reflexivos y críticos, los que me ayudaron a organizar de manera clara la presentación de la disertación. Gracias por el apoyo, en todo momento, para sacar adelante esta tarea; por modelarme la dedicación a la honestidad intelectual y por brindar claridad a mi proceso de pensamiento y escritura. -Al Dr. Antonio Martínez, del área de fundamentos de la educación y miembro del comité de disertación. Con el Dr. Martínez conocí las bases teóricas y pragmáticas de los fundamentos sicológicos y sociológicos de la educación. Desde el principio, fueron
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enriquecedoras y nutritivas las reflexiones en torno a la capacidad de los seres de construir y re-construir sus propios conocimientos; y del sentido que hace hurgar en los significados que están dentro de las personas y que marcan un paradigma único de aprendizaje para cada ser. Gracias por acceder a unirse al comité de disertación, aún cuando ya me encontraba en una etapa algo adelantada del proceso. Gracias por hacerme sentir colega entre ustedes. Agradezco los comentarios y preguntas, sabiamente presentadas, para crear un ambiente de aprendizaje basado en la reflexión profunda y en el acercamiento de las zonas próximas, de tal manera que yo afinara los asuntos temáticos y procedimentales de este proyecto. Gracias por titularme doctora el día que aprobé la defensa de esta disertación….. A todos ellos, los miembros de mi comité, un agradecimiento eterno, por ilustrarme en el camino del conocimiento y en el acercamiento al estudio de la vida. Por modelarme humanidad, paciencia, profesionalismo, perseverancia y excelencia personal. -A mi hermana Ana Ivette y mi Papá Carmelo. No hay palabras para agradecerles la comprensión y la paciencia a través del tiempo, para que pudiera terminar este sueño de vida. Este logro que ahora disfruto y celebro con ustedes. Gracias por caminar entre mis libros y materiales, esparcidos en distintos rincones de la casa que compartimos. Gracias por cederme tanto espacio para dedicarme a las tareas que conllevó el camino de mis estudios doctorales, y por estar conmigo, en las altas y en las bajas. Gracias por mantener vigilancia firme, pero amorosa, para que cumpliera la promesa que hice a la partida de nuestra amada madre y esposa Virgina (“Viña”). -A mi Tío y “Padrino” Jaime Tosado, “El Impresor” en Ok Printing; en la Villa del Capitán Correa, en Arecibo, Puerto Rico. Gracias por la disponibilidad inmediata, sin
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titubeos, ni rodeos, para poner a mi alcance la impresión de esta disertación en máquinas de alta calidad, y por la ayuda para manejar y convertir el archivo digital en el formato requerido para la publicación digital. Gracias por el apoyo y el amor que compartimos juntos, en familia, cada día de nuestras vidas, en una “eterna fiesta”. Ahora, celebraremos en grande este sueño logrado, y muchos más que se nos antojen…. -A la Dra. Nydia Lucca, quien me entusiasmó con los métodos de investigación cualitativa a través de los varios cursos que tomé con ella. Fueron más que acertadas sus observaciones a través de los diferentes trabajos que iba desarrollando de la mano de ella, para comprender el estudio de los fenómenos de la vida y de la educación, desde el mundo de los paradigmas cualitativos. Ella fue quien sembró en mí la semilla de la curiosidad por el acercamiento a los métodos cualitativos, lo que hoy da fruto con este trabajo de investigación. -Al Dr. César Rosario (q.e.p.d.), por nutrirme de una cátedra profunda en la teoría crítica, constructivista y liberadora, desde la mirada de los modelos de diseño curricular. Una cosa es el fundamento de la teoría y otra el traslado a la práctica en la enseñanza, cuando debes crear diseños instruccionales y curriculares críticos, de transformación educativa, que den paso a la reconstrucción de conocimientos con significado y permanencia en las vidas de los seres que tocas como maestro y consejero. Con el Dr. Rosario viví la más profunda experiencia de que enseñar es un trabajo del corazón, y debe servir para edificar; para construir la sociedad justa que muchos queremos. -Al Dr. Eduardo Suárez, con quien caminé por el mundo de la filosofía como jamás me había imaginado que podría comprender y valorar. A través de su cátedra, a nivel doctoral, fue que me hizo sentido el valor del campo de la filosofía en toda
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preparación de carrera profesional, y en particular, en su aplicación al campo de la educación y la consejería. De sus manos conocí a mi favorito, el Dr. John Kekes, con quien pasé veladas exquisitas entre los postulados sobre el arte de vivir y las raíces del mal, ambas obras maestras de aplicación particular al campo de la justicia a través de la vida. -A mi queridísimo amigo del alma, el Lcdo. Sixto Manuel Díaz Saldaña. Su entrada en mi círculo de amor no pudo ser más atinada. De la mano de Sixto caminé por sendas protegidas en los momentos que más lo necesitaba. Me hizo alas del avión más perfecto que él ha imaginado, y me las puso, para que sobrevolara digna, con altura, frente a la vorágine que parecía llegar, y que hubiera podido arroparme hasta no sé dónde. Sé que este logro también es su logro; también es su alegría. Gracias, Sixto, por el apoyo de todos estos años, por la ayuda desinteresada, y por la admiración que me profesas. -Al Dr. Robinson Vázquez, amigo y consejero en rehabilitación, quien se dispuso gentilmente a leer los manuscritos de este trabajo y me ayudó a mejorarlos considerablemente. Gracias por las observaciones que hicieron posible la mejor escritura y presentación de esta disertación. -Al Dr. José Carlo Izquierdo, ex-rector del Recinto de Ciencias Médicas, quien en mi temporada como Procuradora Estudiantil, comprendió y apoyó la necesidad de dedicar tiempo a los estudios doctorales. Gracias por los arreglos para que pudiera disponer del tiempo necesario….. -A la Dra. Estela S. Estapé, Decana de la Facultad de la Escuela de Profesiones de la Salud, del Recinto de Ciencias Médicas, con quien laboro actualmente como parte de
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su equipo inmediato de trabajo. Agradezco su paciencia y apoyo para autorizarme los muchos días que, casi al final de este trabajo, son tan necesarios para poder terminarlo. -A los Procuradores Universitarios Estudiantiles de mi temporada (Enero 2002 a Junio 2009), con quienes inicié los primeros pasos en los estudios y análisis sobre el trabajo de justicia social en la academia. -A las consejeras profesionales licenciadas que me permitieron el privilegio de tenerlas como participantes en esta investigación. Me honraron con sus narrativas y apertura cándida a sus mundos de significados y sentidos en torno a la justicia y la acción social en la consejería profesional a nivel universitario. Me siento orgullosa de haber podido contar con sus contribuciones para este trabajo doctoral. -Otros amigos, colegas y personas especiales se allegaron en el último año de este proyecto, sólo porque el camino de nuestras vidas nos hizo encontrarnos en esta etapa. Pero no han vacilado en apoyarme, animarme y alegrarse con este logro. A ellos también va mi agradecimiento: Saúl Aponte, Zoraida Hernández, Josselyn Hernández, Sylvia Narváez, Madeline Villanueva, María Esther Ramos y Verónica Morales. -También va mi agradecimiento al Lcdo. Luis Arnaldo Dueño Vargas, quien con su alegría, su alto sentido del humor y sus detalles, recargó mis energías y me llenó de fuerzas para seguir hasta terminar. Gracias por la paciencia al escuchar la narración de mis procesos y luchas en este caminar, al darme sus sabias opiniones sobre los asuntos de la disertación, y por sobrellevar mis tensiones, aunque a partir de las últimas etapas del proyecto. Atesoro todo apoyo….
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-También deseo expresar un agradecimiento especial a mi secretaria Zoraida Hernández, quien me prestó sus ojos agudos para hurgar y corregir los acentos, gramática y sintaxis que hicieron de este documento un mejor escrito. A todos y todas: ....“Gracias por Existir”, y por formar parte de la conclusión de este sueño.
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Resumen de la Disertación Experiencias, Sentido y Significado de la Consejería en Justicia Social a Nivel Universitario: Estudio de Caso Cualitativo Mediante Tres Narrativas de Consejeros Profesionales en Educación Superior Virginia Santiago Tosado Rosy Fernández García-Menocal, Ph.D., NCC, CPL Directora de la Disertación El propósito de esta investigación fue entender y describir con profundidad la naturaleza de la labor en justicia social, según surge de las experiencias de tres consejeros profesionales en ambientes universitarios. Se describen con detalles los sentidos y significados que imparten a la consejería en justicia social; los valores, ideas y visiones que emergen de sus experiencias; y las características que distinguen esta labor a nivel de educación superior. Las preguntas de investigación cubrieron tres (3) áreas: entendido sobre justicia social y conceptos relacionados; entendidos de la práctica e impresiones sobre el rol en justicia social. La investigación es cualitativa y descriptiva. Es un estudio de caso instrumental de un grupo de consejeros profesionales licenciados, trabajando en escenarios universitarios. Se hicieron entrevistas a profundidad, notas de observaciones, y una reflexión escrita de los consejeros sobre justicia social. Las entrevistas se transcribieron ad verbatim. Todo el material se codificó mediante el programa Nvivo 9 y se escribieron los hallazgos según el modelo de Harry F. Wolcott: descripción, análisis e interpretación simultánea.
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Sobresale el entendido de la justicia social como un constructo continuo con la opresión, la marginación y la invisibilidad social. Se descubrió el sentido de una obligación a vigilar y el deber de alertar. La práctica es de presión y retos; de agudeza investigativa; sale de rutinas y horarios. Hay auto-aprendizaje, criterio propio e inmersión en el dolor. Es sentir la esencia de la vida y la humanidad; experimentar con la creatividad y pulir la vocación como consejeros, dando sentido a la identidad de la profesión. La incursión en justicia social fue a nivel del cliente y del sistema universitario, desde actuar con el estudiante hasta representarlo. Es necesario adiestramientos de introspección para desarrollar conciencia del deber en justicia social como parte de la consejería, y promover la participación colectiva de la profesión en la arena pública.
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TABLA DE CONTENIDO Página HOJA DE TÍTULO…………………………………………………………….
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HOJA DE APROBACIÓN…………………………………………………….
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DEDICATORIA………………………………………………………………..
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RECONOCIMIENTOS………………………………………………………..
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RESUMEN DE LA DISERTACIÓN………………………………………….
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TABLA DE CONTENIDO…………………………………………………….
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CAPÍTULO I –INTRODUCCION……………………………………….……
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Planteamiento del Problema……………………………………………..
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Justificación y Propósitos del Estudio…………………………..............
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Preguntas de Investigación……………………………………………….
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CAPÍTULO II – REVISION DE LITERATURA…………………………….
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Datos Históricos Sobre la Consejería en Justicia Social…………………
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La Justicia Social: Conceptos y Postulados Aplicados a la Profesión…..
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La Consejería en Justicia Social: Una Mirada Etica……………………..
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Tendencias y Consideraciones Pragmáticas de la Consejería en Justicia Social…………………………………………………………….
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Estudios de Investigación Sobre Consejería en Justicia Social………….
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CAPÍTULO III – METODOLOGIA DE LA INVESTIGACION…..……….
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Diseño de la Investigación………………………………………………..
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Preguntas de Investigación……………………………………………….
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Estrategias para Recopilar la Información……………………………….
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Participantes del Estudio…………………………………………………
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Medidas Sustantivas…………….……………………….…………...
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Medidas Procesales………………….……………….………………
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Análisis de los Datos………………………………………………….….
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Procedimientos del Estudio……………………………………….……..
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CAPÍTULO IV – HALLAZGOS……………………………..………………..
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Sabiduría Vigilante…………………………………….…………………
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Desde la Brecha y en Carne Propia: Una Prática Decidida………………
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Como una promesa, eres tú, eres tú, como lluvia fresca de verano…..
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Dueños de la sementera, más no de la siega, ni de los campos………
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No traiga trucos, no es el matruco que eres tú………………………..
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La verdad ante todo, y piedad en la mentira………………………….
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No tengas miedo……………………………………………………...
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¿Qué Vino Antes, El Huevo o La Gallina?................................................
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Deseos, Vocación y Necesidad: Un Junte por Amor y Formación Profesional………………………………………………………………. CAPÍTULO V – CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES…………....
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REFERENCIAS…………………………………………………………………
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APÉNDICES A – Guía Flexible de Preguntas para las Entrevistas a Profundidad……..
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B – Hoja de Consentimiento Informado para los Participantes…………..
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C – Lista de Categorías de Codificación para NVivo 9………………….
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D – Alineación de las Preguntas Guías de la Investigación con las Categorías de Codificación para NVivo 9…………………………..
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E – Node Summary Report & Coding Summary Report from NVivo 9…
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F – Guía para las Llamadas Telefónicas a Participantes Potenciales…….
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G – Certificado del Curso National Institutes of Health (NIH) Webbased Training Course Protecting Human Research Participants…...
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H – Autorización y Certificado de CIPSHI………………………………
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RESUMEN BIOGRÁFICO DE LA AUTORA………………………………
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CAPITULO I Introducción Independientemente del escenario en que puedan encontrarse, los consejeros profesionales encaran con frecuencia asuntos que no pueden resolverse a través de una intervención únicamente basada en la persona. Los aspectos negativos de un ambiente inciden de alguna manera en el bienestar del cliente, intensificando sus problemas o creando obstáculos para su crecimiento (Kiselica, M.S & Robinson, M., 2001). En estas circunstancias es que opera el enfoque de justicia social en la labor de consejería profesional. Previo al año 2006, el tema de justicia social se ha tratado, principalmente, desde la referencia al tema de advocacy. Esto hace que en la literatura exista más información enfocada desde el vocablo advocacy, que sobre justicia social en la consejería. De forma que, hemos mantenido la discusión del tema tal como aparece en la literatura, pero también hacemos las aplicaciones al área de la consejería profesional como se han identificado oficialmente por la American Counseling Association (Toporek, Lewis & Crethar, 2009). También, hemos mantenido la expresión escrita del término tal y como aparece en la literatura (advocacy), al igual que para el término advócate. A la fecha de esta investigación, el Manual de Publicación APA (2010) (6th Ed.), en su sección 4.21, nos permite escribir términos de otro lenguaje sin presentarlos en itálicas a través del texto. Justicia social se define como la distribución de las ventajas y desventajas en una sociedad. (Fouad, Gerstein & Toporek, 2006). Bell (1997), Hartnett (2001), Miller (1999) & Rawls (1971) en Lee (2007) han definido la justicia social como una actividad
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que conlleva promover el acceso y la equidad que asegure plena participación de las personas en una vida en sociedad, particularmente de aquellos que sistemáticamente son excluidos por razón de raza, origen étnico, género, edad, impedimento físico o mental, educación, orientación sexual, estatus socio-económico y otras características de trasfondo o de membrecía en un grupo social. La justicia social se basa en la creencia de que todas las personas tienen el derecho a un trato equitativo, que apoye los derechos humanos que tienen y que resulte en una justa distribución de los recursos en la sociedad. De esta forma, la justicia social pone un foco sobre asuntos como la opresión, los privilegios y las desigualdades sociales. Cualquier práctica profesional enraizada en estas creencias, trabaja para lograr cambios en instituciones sociales, en sistemas económicos y políticos, y en estructuras gubernamentales que perpetúan prácticas y políticas injustas en términos de accesibilidad, distribución de recursos y derechos humanos. En términos de una práctica profesional cotidiana, las actividades enraizadas en justicia social pueden ser a pequeña escala, como trascender a actividades comunitarias, nacionales o internacionales, que trascienden las fronteras del país donde se vive y trabaja. Hay múltiples ejemplos que se reseñan y analizan en la literatura sobre justicia social. (Fouad, Gerstein & Toporek, 2006). Algunos de estos son: combatir el racismo, el sexismo, la homofobia y el edadismo (discrimen por razón de edad); aumentar el acceso a oportunidades ocupacionales y educativas; trabajar fuera de la oficina con personas que no tienen techo u hogar; resolver disputas entre naciones; abogar por la liberación de presos políticos; desarrollar estrategias para erradicar el abuso de derechos
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humanos; luchar por la protección del ambiente, los recursos naturales y animales; e influir en el proceso legislativo a nivel local, nacional o internacional. La práctica de la consejería en justicia social busca desafiar las desigualdades inherentes en un sistema social (Lee, 2007). Hartung & Blustein (2002), Ivey & Collins (2003), Kiselica & Robinson (2001) en Fouad, Gerstein & Toporek (2006) señalan que dadas las definiciones que se han presentado en la literatura sobre justicia social, no es de sorprenderse que exista una íntima vinculación con el conocimiento conceptual y las destrezas medulares que son el fundamento y la identidad de la consejería como profesión. Por otro lado, existe evidencia en la literatura histórica de la consejería, sobre la incursión de consejeros profesionales en el trabajo de justicia social, aunque estas experiencias hayan sido variadas en alcance y no sistematizadas, articuladas u organizadas como una gestión de grupo profesional (Fouad, Gerstein & Toporek, 2006). En los inicios, el trabajo sobre justicia social en la consejería se identificó más como consejería comunitaria y de acción social. No es sino hasta el año 2007 que Courtland Lee re-enfoca la referencia a esta práctica como consejería en justicia social. Más allá que re-definirlo como consejería en justicia social, identificó que esta práctica conlleva tres mecanismos principales: el apoderamiento, la acción social y el advocacy o defensa activa de causas que necesitan un cambio social para erradicar los problemas de desigualdad que enfrentan algunas personas o grupos en las sociedades. De manera que, se presenta un constructo único y continuo para el concepto de justicia social. En un punto del espectro se tiene el apoderamiento; en otro punto la acción social; y, en otro, el advocacy. Autores como Vera & Speight (2003) indican que es un arreglo de roles diferentes los profesionales de la consejería en justicia social.
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Toporek & Williams (en Toporek, Gerstein, Fouad, Roysircar & Israel, 2006), han definido lo que es el apoderamiento, la acción social y advocacy, todos conceptos relacionados con el constructo justicia social. El apoderamiento se define como cualquier acción que se lleva a cabo con el cliente, en la que el cliente participa activamente, para facilitar que desarrolle la habilidad o destreza de enfrentar y desafiar la opresión. La acción social se ha definido como una actividad realizada directamente por el consejero, externa a la participación del cliente, donde el consejero actúa para representar intereses del cliente y por cuya gestión se intenta lograr cambios en la situación de opresión o marginación del cliente. El advocacy o defensa de causas a nombre del cliente, de por sí, implica y conlleva la acción social antes definida, pues el consejero actúa en representación o a nombre del cliente; pero, incluye, además, la participación, inmersión o interacción del consejero con los ambientes en que se desenvuelve su cliente, para asistirlo y ayudarlo a lograr las metas de la terapia en consejería en justicia social. Mediante el advocacy, el consejero llega a conocer con exactitud cuáles son los factores o componentes del contexto ambiental de su cliente y cómo le están afectando, para trabajar desde un enfoque etnográfico y ecológico el cambio en la situación de opresión; y por otro lado, el consejero llega a ser conocido en el ambiente y en el entorno de su cliente. Lee, C.C. & Walz, G.R. (1998) indican que los consejeros actúan como advocates cuando reclaman en representación de sus clientes o cuando asumen causas de acción social en sus actividades profesionales, con conocimiento exacto de lo que ocurre en el ambiente de los clientes. Los consejeros efectivos hablan, levantan su voz y llevan a cabo acciones en representación de sus clientes, para lograr y/o realizar cambios ambientales favorables a su bienestar.
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Kiselica & Robinson (2001) señalan que el advocacy o defensa de causas es considerado una forma de acción social por dos razones: 1.
El consejero lleva a cabo su trabajo en el contexto social en el que ocurre el problema del cliente.
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El consejero también lleva a cabo acciones para eliminar o reducir problemas sociales como la pobreza, las necesidades educativas en asuntos esenciales de vida humana, la desigualdad de acceso a oportunidades y otras varias formas de prejuicio que afectan adversamente los clientes.
De manera, que tanto el advocacy como la acción social, implican una exposición pública del profesional de la consejería. La consejería en justicia social tiene, inherentemente, esta naturaleza de trabajo: Llega a ser pública en la comunidad y sociedad donde se desempeñe el consejero. Kiselica & Robinson, 2001, (en Toporek, Gerstein, Fouad, Roysircar e Israel, 2006) indican que esto representa un alto precio a pagar como activista de justicia social. El consejero es mucho más vulnerable a desarrollar quemazón, a sentirse emocionalmente desgastado o drenado, y a ser visto y clasificado como un problemático. El riesgo de su trabajo es alto y lo convierte en un blanco o foco de reacciones violentas y represalias, tanto sutiles como abiertas, por parte de personas que son intolerantes a cualquier actividad por cuya gestión queda en denuncia aquello que se desea mantener en la invisibilidad, dados ciertos intereses. Estas reacciones pueden venir de profesionales de distintas ramas, de personas privadas y hasta de colegas en la práctica de la consejería profesional. Israel (en Toporek, Gerstein, Fouad, Roysircar e Israel, 2006), añade que estas reacciones pueden tener una
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explicación basada en cómo se comportan socialmente las relaciones entre los grupos dominantes y los grupos subordinados. Aunque la opresión de los grupos subordinados, en términos de su vivencia y alcance presenta variaciones de la experiencia entre los grupos, las relaciones de todos los grupos subordinados frente a los dominantes se caracterizan por ciertas dinámicas muy parecidas. Por ejemplo, como regla general, a los miembros de los grupos dominantes en una sociedad se les adscriben características de conducta y desarrollo social que se consideran de alto valor; mientras que a los miembros de clases subordinadas se les adscriben defectos en conductas y desarrollo social, y cualquier excepción a esta regla se mira como una anomalía (Goodwin & Jasper, 2003). Otro ejemplo que nos brinda la literatura sobre estas dinámicas es que los miembros de una clase dominante y los miembros de los grupos subordinados presentan un constructo socialmente diferente de percibir y entender la realidad. Para sobrevivir en un ambiente donde hay desigualdad de poderes, los miembros de los grupos subordinados tienden a conocer más sobre los grupos dominantes; mucho más que lo que los grupos dominantes llegan a conocer de ellos (Tatum, 1997). La consejería en justicia social es un movimiento en crecimiento que expande la práctica de la consejería del foco tradicional de centrarse en asuntos intrasíquicos, a un espectro mucho más amplio en la profesión. Implica la interacción con fuerzas extrasíquicas que tienen impacto serio en el bienestar físico y emocional de las personas, incluyendo el impacto en la persona del consejero profesional, por su exposición pública y la posibilidad de ser objeto de represalias o violencia.
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Para el año 2003, la American Counseling Association (en adelante, ACA) aprobó oficialmente los dominios de justicia social para todos los consejeros profesionales (Toporek, Lewis & Crethar, 2009). El cuadro a continuación presenta un resumen de estos dominios: Actuar con el cliente Cliente / Estudiante Actuar en representación del cliente
Dominio en apoderamiento Dominio en defensa del cliente / estudiante Nivel Micro
Escuela / Comunidad Dominio en colaboración Dominio en defensa frente a los sistemas
Arena Pública Dominio en información pública Dominio en defensa social y política Nivel Macro
El código de ética de la American Counseling Association (2005), incluye entre sus definiciones el término advocacy. Aunque no tiene una sección particular del código dedicada a los principios éticos que pudieran estar implicados en el ejercicio de esta actividad, una lectura general del código demuestra que algunos elementos relacionados con la tarea de justicia social permea los principios generales de la ética en la consejería profesional. Un análisis realizado por Toporek & Williams (en Toporek, Gerstein, Fouad, Roysircar e Israel, 2006), sostiene que la obligación de la profesión de consejería, de entrar en la práctica de la justicia social, surge claramente del mismo lenguaje del preámbulo y la exposición general de principios que aparece en el texto inicial del código. Sin embargo, ellos clarifican que aunque esa parte del código es aspiracional para guiar la profesión hacia los más altos ideales, no deberían haber dudas sobre el potencial que tienen estas aspiraciones de servir como guía en la toma de decisiones sobre asuntos que surgen en el curso de una actividad de acción social.
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En las definiciones de términos que aparecen al final del Código, se describe advocacy como la promoción del bienestar de los individuos y los grupos dentro de los sistemas y las organizaciones, y la búsqueda de la eliminación de barreras y obstáculos que inhiben los accesos adecuados, el desarrollo y el sano crecimiento de las personas. Del análisis del Código de ACA, realizado por Toporek & Williams (en Toporek, Gerstein, Fouad, Roysircar e Israel, 2006), se identificaron tres constructos recurrentes como éticamente relevantes a la práctica en justicia social: el respeto, la responsabilidad y la acción social; y estos constructos también eran comunes en códigos profesionales de otras organizaciones como la Asociación Nacional de Trabajadores Sociales, el Instituto de Terapia Feminista, la Asociación de Sicólogos Negros y la Asociación Sicológica de Canadá. El respeto por la integridad y las fortalezas de las comunidades y clientes afectados por la marginación, la opresión y la invisibilidad social, es un deber ético, medular, e imperativo en los consejeros profesionales. Este deber implica que el consejero tiene que desarrollar conocimientos sobre la cultura, la estructura social y las costumbres de una comunidad, antes de comenzar en ella cualquier tipo de trabajo. Toporek & Williams (2006) indican que desde este punto de vista e interpretación, el respeto constituye un fundamento del trabajo de justicia social, porque pretende asegurar que los consejeros entiendan y se dejen guiar por las fortalezas, metas y determinaciones de las comunidades. El deber ético de la responsabilidad requiere que los consejeros aseguren igual acceso a sus servicios, a sus procesos y beneficios de la terapia; minimicen los efectos del sesgo y la discriminación en los servicios y sirvan a las comunidades oprimidas. Esto
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implica que es necesario erradicar la injusticia que limita el acceso a los servicios especializados de un consejero. En cuanto a minimizar los efectos del sesgo y la discriminación en los servicios, desde el punto de vista de justicia social se ha interpretado que esta obligación requiere un juicio claro y de auto-conciencia de los propios sesgos del consejero; de los límites de sus competencias y peritaje profesional, para evitar que todo esto condone prácticas injustas. Éticamente hablando, temas como la competencia, la visión de mundo y las asunciones o presunciones, la política, los roles duales y los límites o fronteras, el consentimiento informado y la regla de no causar daño (do not harm), adquieren un significado diferente cuando se consideran en el contexto de la justicia social. Sus definiciones y sus conceptuaciones tradicionales son inadecuadas en el marco de referencia de la justicia social. (Toporek, Gerstein, Fouad, Roysircar & Israel, 2006). A nivel colectivo, la consejería para la justicia social conlleva ayudar a los clientes a desafiar las barreras sociales e institucionales que impiden el desarrollo académico, ocupacional, social y personal. Desde este punto de vista, se igualan los propósitos de la llamada acción social y las intervenciones de justicia social: aumentar el sentido de poder personal del cliente y promover cambios socio-políticos que respondan a las necesidades personales de los clientes y de la sociedad en general. La consejería para la justicia social se ha mantenido como un movimiento importante en la profesión durante el siglo 20, y a base de la literatura revisada, permanecerá como un área oficial de trabajo en la práctica de la consejería. A la luz de esta tendencia, es momento de examinar y entender los atributos, características, destrezas, costos, riesgos, recompensas y dilemas éticos asociados a la consejería en
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justicia social, en nuestro contexto cultural caribeño, desde las voces de aquellos que han practicado o han incursionado en esta labor como consejeros profesionales. Planteamiento del Problema La consejería profesional es la aplicación de los principios de desarrollo humano, sicológicos y de salud mental, a través de estrategias de intervención sistemáticas, conductuales, afectivas y cognitivas, para propiciar el bienestar y crecimiento personal en situaciones de cambios, vivencias significativas o necesidades específicas de vida (adoptado por el ACA Governing Council, October 17-19, 1997). Mejorar la sociedad a través de la ayuda y el apoderamiento que se brinda a las personas, ha sido siempre un objetivo general de la profesión de la consejería (Lee & Walz, 1998). McWhirter (1997), en Lee & Walz, (1998) señaló que la consejería profesional viene presentando una tradición de acción social que puede observarse en los trabajos de Frank Parsons y Carl Rogers. De acuerdo con McWhirter, ambos teóricos han postulado que desde la consejería se puede y se tiene que responder con intervenciones dirigidas a trabajar con la injusticia social del estatus quo y con cambios en políticas sociales que impactan la vida tanto individual como en sociedad. De esta manera, la acción social no es ajena a los postulados esenciales de las metas que representa la consejería profesional para el individuo y la sociedad. Los cambios políticos, sociales y culturales que se han presentado en el nuevo milenio, han planteado la necesidad de incursionar en nuevas maneras de atender y alcanzar las necesidades cambiantes del ser humano; y por tanto, en nuevas formas de brindar ayuda a las personas, y consecuentemente, mejorar la vida en sociedad. Los asuntos sociales, culturales y políticos a través del mundo han tenido impacto en la
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calidad de vida, y más allá de esto, impacto psicológico y social en el desarrollo del ser humano en sus diferentes etapas de vida (Lee & Walz, 1998). Esto, a su vez, ha tenido implicaciones en la práctica de la consejería profesional. Los mismos asuntos que presionan las formas de vida humana, sugieren la necesidad de re-examinar la filosofía y prácticas prevalecientes en las formas de intervención en salud mental en la sociedad. Lee & Walz (1998), señala que los consejeros del siglo 21 tienen que repensar sus visiones acerca del ser humano y refinar sus métodos de intervención y promoción del bienestar para sus clientes, como consecuencia de los cambios políticos, sociales y culturales que se han experimentado en el nuevo milenio. Se hace imperativo que los consejeros consideren actuar como agentes de cambio social en el mundo que rodea las personas que ellos atienden, además de intervenir en la vida particular de sus clientes. La consejería en justicia social (originalmente o inicialmente de acción comunitaria, de acción social y de advocacy), ha ido surgiendo como una modalidad de intervención en la práctica de la consejería profesional, que permite la incursión en estrategias de ayuda cuya naturaleza conlleva la interacción amplia y sistemática con sistemas sociales y organizaciones o entidades representativas de la gestión social. Este es el foco de la consejería en justicia social. Lee, C.C. & Walz, G.R. (1998) indican que los consejeros actúan como advocates o en defensa de causas, cuando reclaman en representación de sus clientes o cuando asumen causas de acción social en sus actividades profesionales. Los consejeros efectivos, al practicar en justicia social, hablan, levantan su voz y llevan a cabo acciones en representación de sus clientes, para lograr y/o realizar cambios ambientales favorables a su bienestar.
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A la consejería en justicia social también se le ha denominado como consejería de acción social; como consejería comunitaria, consejería multicultural y consejería de advocacy. (Lee & Walz, 1998; Kiselica & Robinson, 2001; Bradley, L. & Lewis, J., 2000; Toporek, R.L. 2000 & Dinsmore, J. A., Chapman, A., & McCollum, V. J. C., 2000). Como concepto, la acción social tiene que ser considerado en el contexto de la conciencia que de sí mismo tiene el consejero, tanto a nivel personal como profesional (Lee & Walz, 1998). Ramos Meléndez, R. (2009) indica que para ser un interventor formal de ayuda se tiene que tener la formación y el trasfondo psicosocial que facilite al consejero profesional, desarrollar conciencia adecuada de la importancia que tienen las variables ecológicas, los sistemas y otras dimensiones de la persona en la labor de consejería. Esto es, el consejero profesional tiene que poder estar consciente de sí mismo en varias dimensiones, para ser un agente efectivo de cambio sistémico y conductual. Otros autores citados en Lee & Walz (1998), indican que todo consejero profesional, para ser un profesional de ayuda, debe poseer tres (3) niveles de conciencia: la conciencia de sí mismo, la conciencia interpersonal y la conciencia sistémica. En este tercer nivel (la conciencia sistémica), es que tiene espacio el fundamento de la justicia social a través de la consejería. La conciencia sistémica se define como la capacidad de percibir con precisión las influencias ambientales en el desarrollo del cliente y las destrezas de interceder por el cliente a niveles ambientales, para desafiar y reducir las barreras sistémicas que bloquean la salud mental óptima (Cook, 1972; Gunnings & Simpkins, 1972; Katz, 1985, Lee, Armstrong & Brydges, 1996, citados en Lee & Walz, 1998). En el contexto de la consejería en justicia social, la estrategia de advocacy se entrelaza con la estrategia de acción social de la siguiente manera:
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1.
Tiene que evidenciarse habilidad de intervenir con la vida de los clientes para ayudarlos a resolver problemas o tomar decisiones; y también tiene que manifestarse la habilidad de intervenir con el contexto social en el que ellos se desenvuelven y que afecta sus vidas. El advocacy conlleva que los consejeros propicien que las personas actúen por sí mismos en la solución de sus problemas, pero también incluye actuar en representación de ellos en situaciones necesarias. Por ejemplo, resulta obligado representar la voz de los clientes en casos donde se observa una vulnerabilidad emocional que no permite que la persona tome control razonable de las gestiones a realizar (Lee, 1998 & Lee, 2007). La acción social está basada en la premisa de que el ambiente es un factor clave y determinante de la conducta de las personas. Desde esta premisa, los asuntos principales que durante la consejería presentan los clientes son meros síntomas de problemas profundamente arraigados en el ambiente social.
2.
La acción social conlleva o implica la responsabilidad moral y profesional de los consejeros, de atender y manejar el desafío de problemas sociales, culturales y económicos que tienen el potencial de impactar negativamente el desarrollo sicológico saludable de sus clientes, y por consiguiente, de las personas en la sociedad. De estos elementos se puede deducir que hay tres aspectos importantes
implicados en la labor de justicia social para un consejero profesional: la ayuda a brindar se mira desde una perspectiva sistémica; trabajar hacia cambios sistémicos se hace como parte de una relación fiduciaria o de sociedad entre el consejero y el cliente, ya que el cliente generalmente carece de conocimiento o destreza suficiente para encarar solo el
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proceso de desafiar los esquemas prevalecientes y lograr cambios sistémicos; y, el consejero tiene que tener un entendimiento de los principios claves relacionados con cambios en los sistemas, lo que unido a sus competencias y destrezas profesionales, debe trasladar a la acción. En la labor de justicia social está implícita la visión del ser humano como un organismo interactivo con el ambiente y sus circunstancias. Sus características psicosociales son el resultado, en una parte, de la evaluación que hace de sus ambientes físicos y sociales, y su naturaleza sicológica se va formando, conformando y moldeando mediante las relaciones interpersonales y emotivas en su ambiente inmediato de vida. El consejero debe reconocer que hay una constante transacción entre los sistemas que son relevantes a su cliente, en varias dimensiones del ser humano; y que a su vez, la respuesta conductual del cliente en un proceso de ayuda en justicia social, está afectada por el deterioro o respeto que le merecen en un momento dado los sistemas a la persona. La intervención desde la perspectiva sistémica en justicia social alcanza las relaciones con la naturaleza, con las circunstancias de vida de la persona, consigo mismo al reaccionar a los sistemas, y con las relaciones humanas en el ambiente, momento histórico de vida y expresiones culturales y sociales temporales (Ramos Meléndez, 2009). Lee (1998 y 2007) indica que la consejería de justicia social implica tres estrategias: el apoderamiento, la acción social y el advocacy o defensa de causas en representación de otros. El apoderamiento tiene su origen en el trabajo social, en la sicología de comunidad, en la terapia feminista y en la consejería y educación multicultural. Su auge comenzó en la década de los 90’ y desde entonces, fue conformando un marco de referencia para la acción social en la consejería.
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McWhirter (1994), en Lee (1998), define el apoderamiento como el proceso por el cual las personas, organizaciones o grupos menos poderosos o marginados: 1. Se hacen conscientes de cómo opera la dinámica de poder en el contexto de sus vidas. 2. Desarrollan destrezas y capacidad para tener control razonable de sus propias vidas. 3. Comprenden y ejercen libremente sus derechos, sin interferir con los derechos de otros. Esta definición sugiere que el apoderamiento es un proceso complejo que conlleva acción y auto-reflexión, para ganar consciencia de cómo funciona la dinámica del poder en los ambientes de vida e interacción social y de cómo impacta el desarrollo social y sicológico de la persona. De esta manera, el proceso de apoderamiento obliga tanto al consejero como al cliente a mirar más allá de la mera intervención a nivel individual. El apoderamiento constituye cualquier acción que se lleva a cabo con el cliente, en la que el cliente participa activamente, para facilitar que desarrolle la habilidad o destreza de enfrentar y desafiar la opresión, una vez comprendida la dinámica del poder y las interacciones sistémicas del ambiente de vida. La acción social se ha definido como una actividad realizada directamente por el consejero, externa a la participación del cliente, donde el consejero actúa para representar intereses del cliente y por cuya gestión se intenta lograr cambios en la situación de opresión o marginación del cliente.
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El advocacy o defensa de causas a nombre del cliente, de por sí, implica y conlleva la acción social antes definida, pues el consejero actúa en representación o a nombre del cliente; pero incluye, además, la participación, inmersión o interacción del consejero con los ambientes en que se desenvuelve su cliente, para asistirlo y ayudarlo a lograr las metas de la terapia en consejería en justicia social. Mediante el advocacy, el consejero llega a conocer con exactitud cuáles son los factores o componentes del contexto ambiental de su cliente, cómo le están afectando, para trabajar desde un enfoque etnográfico y ecológico, el cambio en la situación de opresión; y por otro lado, el consejero llega a ser conocido en el ambiente y en el entorno de su cliente. Lee, C.C. & Walz, G.R. (1998) indican que los consejeros se desempeñan como advocates al reclamar en representación de sus clientes o al asumir causas de acción social en sus actividades profesionales, con conocimiento exacto de lo que ocurre en el ambiente de los clientes. Se trata de que hablan, levantan su voz y actúan en representación de sus clientes, para lograr y/o realizar cambios ambientales favorables a su bienestar. Lewis, J. A., Lewis, M. D., Daniels, J., & D'Andrea, M.J. (1998) y Toporek, R.L. (2000), han resumido las competencias o dominios que debe exhibir un consejero profesional que se desempeña en actividades de advocacy. La presentación de estas competencias se organiza en tres niveles para advocacy, en un espectro que va desde el trabajo a nivel individual (micro) hasta el nivel colectivo o macro. Específicamente, se distinguen tres sectores de intervención: el cliente/estudiante, los sistemas (escuela y comunidad) y el escenario público (asuntos sociales y política), y para cada sector se enumeran las competencias en advocacy que debe exhibir el consejero profesional. Estas son materia de exposición detallada en el capítulo de revisión de literatura, al igual que
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otras áreas de énfasis o dominios que resumen otros autores, como competencias necesarias para los consejeros que se desempeñan en actividades de advocacy. Dada la literatura revisada, es un hecho que un consejero que actúa como un agente de cambio social, posee un nivel de conciencia, conocimiento y ciertas destrezas para intervenir tanto a nivel individual como a nivel colectivo y amplio en la sociedad (Ramos Meléndez, 2009). Lee & Walz (1998) añaden que los conceptos de apoderamiento y advocacy son los que proveen la base para el rol del consejero como agente de cambio social. La consejería de justicia social no es ajena al campo de la consejería. Su trayectoria histórica ha sido resumida. Kiselica & Robinson (2001), en una revisión detallada de la historia de la justicia social en la consejería, demuestran que desde 1905 existe la identificación de actividades de justicia social en la consejería. Los datos sobresalientes sobre la historia de la justicia social en la consejería profesional se resumen en el capítulo de la revisión de literatura. En términos de la labor de consejería en justicia social, hay pocas experiencias documentadas como producto de investigaciones cuantitativas o cualitativas. Principalmente, los estudios se han hecho en las siguientes áreas temáticas: evaluar necesidades de adiestramiento en justicia social para los consejeros; examinar percepciones, creencias, ideologías políticas y religiosas y valores hacia el advocacy y el rol de justicia social; evaluar la relación de las competencias en advocacy y justicia social con la identidad de la profesión; y, evaluar modelos de consejería comunitaria o multicultural, en términos de poderlos adaptar para la tarea de justicia social.
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En el 2008 se llevó a cabo un estudio en la Universidad del Estado de Georgia (Dean, J.K, 2008). Se trató de una disertación doctoral para desarrollar una escala mediante la cual se pudieran cuantificar las competencias en advocacy y justicia social por parte de los consejeros profesionales. El problema central de esta disertación fue que los dominios en advocacy y justicia social, aunque ya habían sido presentados por la American Counseling Association, todavía no contaban con una forma de operacionalizarse en habilidades para pormenorizar o conocer qué conjunto de destrezas son necesarias para concluir que un consejero es competente en advocacy y justicia social. Es decir, que no existía un instrumento con el cual comenzar a inventariar las destrezas o conjuntos de destrezas necesarias a cada dominio establecido por ACA para la labor de advocacy y justicia social en la consejería. Mediante un instrumento piloto, los participantes identificaban qué destrezas se asociaban con el advocacy. Se encontraron 47 destrezas que pueden ser clasificadas o alineadas con los dominios en advocacy que ha planteado la ACA para la consejería profesional. Estas destrezas conductuales ayudan a clarificar el tipo de entrenamiento que debe ser incorporado en los cursos de formación profesional de un consejero profesional. Sin embargo, Talleyrand & Kitsantas (2003), y Chung & Bemak (2004) indican cualquier contenido en justicia social, como materia de estudio, van más allá de ofrecer un curso independiente en justicia social o acción comunitaria, para cumplir con requerimientos de los cuerpos acreditadores como la American Psychological Association (APA) y el Council for the Acreditation of Counseling Related Education Programs (CACREP). Muldock, Alcorn, Heesacker & Stoltenberg (1998) ya venían indicando que lo que verdaderamente debía incorporarse en los programas de estudio sobre justicia social, estaba siendo
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obstaculizado por la cantidad de otros requerimientos curriculares impuestos por los estándares de acreditación de la APA. También para el año 2008, así como en el año 2010, se llevaron a cabo estudios cuantitativos en torno a la relación de las actitudes de justicia social en consejeros escolares, con las creencias en un mundo justo, las ideologías políticas y religiosas, y el origen socioeconómico y de raza (Parikh, S.B. & Steele, J.M). En general, los hallazgos evidenciaron que el sistema personal de creencias y valores, influyen en el desarrollo de las prácticas profesionales en justicia social. Se encontró que consejeros con ideologías políticas bien liberales tienen percepciones notablemente altas en torno a actitudes de advocacy y justicia social, mientras que en consejeros cuyas ideologías políticas son conservadoras, las percepciones son bajas y menos favorables hacia el advocacy y la justicia social. Otro estudio fue realizado en torno a la forma más indicada para lograr el adiestramiento de consejeros profesionales en la tarea de justicia social. El mismo fue llevado a cabo por Patel, S. en el 2001. Se trató de un estudio piloto para evaluar el aprendizaje multicultural que se puede lograr en cursos de aprendizaje en servicio en las universidades. El estudio combinó métodos cualitativos con cuantitativos, y la población fue de 15 estudiantes universitarios, subgraduados. Los hallazgos del estudio demostraron la efectividad de los cursos en servicio, para lograr la conciencia multicultural y el desarrollo de competencias de cruce cultural, y para lograr un aumento en la conciencia de cómo las creencias culturales y los valores personales interactúan como parte de las dinámicas que se observan entre grupos dominantes en la sociedad y grupos subordinados. En el año 2009, Lee Wyatt, K.A., llevó a cabo otro estudio con
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similar interés y se encontró que la estrategia de aprendizaje en servicio promueve el aprendizaje significativo a nivel moral, y el crecimiento significativo en el dominio de información pública para la labor de advocacy. En términos de estudios cualitativos, sólo existe un estudio llevado a cabo por White, M.L., (2009) para conocer cómo ocho (8) consejeros profesionales llegaron a ser advocates de la consejería como profesión. El asunto examinado fue sobre advocacy hacia la profesión y no sobre la práctica de advocacy y justicia social hacia los clientes. Los entrevistados, todos, habían participado en un adiestramiento sobre advocacy legislativo, ofrecido por la American Counseling Association en el año 2008. Se encontró que la educación y la mentoría tienen un impacto positivo en la posibilidad de convertirse en un advocate hacia la profesión, aunque los aspectos personales y profesionales afectan también este desarrollo. Para el 2011 se llevaron a cabo dos estudios, uno en Western Michigan University, y el otro en Puerto Rico (Steele, D.C. & Toledano García, R.G.). Ambos estudios fueron de naturaleza cuantitativa, mediante el método de encuesta. El estudio de Western Michigan University trató sobre las percepciones hacia el entrenamiento en advocacy y justicia social en los programas académicos de consejería profesional, y el de Puerto Rico, exploró si consejeros universitarios reconocían las competencias de advocacy como funciones propias de su escenario de trabajo; con qué frecuencia las realizaban; y, examinó el grado en que se relaciona el reconocimiento de las funciones con la identidad profesional. En cuanto al entrenamiento en advocacy y justicia social, los participantes otorgaron importancia a las destrezas y competencias de advocacy como parte de la enseñanza a los estudiantes; e indicaron que los estudiantes están más listos y
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preparados para su desarrollo cuando comienzan el internado, no antes. También se encontró que pertenecer a una raza étnica minoritaria y haber nacido entre 1970 a 1979, o después, aumenta la probabilidad de que se perciba como importante el entrenamiento en advocacy dentro de los programas de estudios en consejería. En la encuesta llevada a cabo en Puerto Rico se encontró que el dominio de intercesión a favor del cliente fue el que obtuvo el promedio de endoso más alto por parte de los participantes. Los de menor endoso fueron los dominios de intercesión social y política. El dominio de apoderamiento del cliente obtuvo el promedio más alto de frecuencia con que practican las funciones. Los dominios de información pública e intercesión social y política obtuvieron el menor promedio de práctica. Como tal, en Puerto Rico no hay estudios cualitativos realizados en el área de la consejería en justicia social, que exploren sobre los sentidos y significados de esta práctica, partiendo de las narrativas de las experiencias de los consejeros que han incursionado en el rol de advocacy y justicia social. Esta investigación doctoral es la primera de naturaleza cualitativa que se lleva a cabo en Puerto Rico. El problema de esta investigación fue explorar con profundidad la naturaleza de la labor en justicia social, según se descubre de la práctica de la consejería llevada a cabo por tres consejeros profesionales que trabajan en el nivel universitario. Partiendo de sus experiencias se comprenderán los sentidos y significados que surgen al realizar las tareas de justicia social como parte del ejercicio de la profesión. Los sentidos y significados descubrirán, a su vez, causas, valores, ideas y visiones que aportarán a la riqueza de detalles para describir la naturaleza de la labor en justicia social en la consejería profesional a nivel universitario. Los participantes del estudio son tres consejeros
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profesionales que laboran a nivel de educación superior, escogidos intencionalmente de acuerdo con el propósito de la investigación. De manera que, habiendo incursionado en tareas o gestiones de justicia social en sus prácticas, puedan ser de ayuda al propósito de la investigación. Justificación y Propósitos del Estudio La justicia social es un movimiento en crecimiento que ha llegado a formar parte de la consejería profesional. Del foco tradicional de centrarse en asuntos intrasíquicos, la profesión se mueve a un espectro mucho más amplio en la práctica, lo que implica la interacción con fuerzas extrasíquicas que tienen impacto serio en el bienestar físico y emocional de las personas. Hace varios años que este campo ha sido de interés para la profesión, y en Puerto Rico no existen estudios cualitativos realizados dentro del campo de la consejería profesional en justicia social. Como datos sobresalientes de la entrada y desarrollo del movimiento de justicia social en el campo de la consejería profesional, se pueden mencionar los escritos de Clifford Beers, Carl Rogers y Courtland Lee. También hay otros ensayos sobre derechos humanos presentados en variadas conferencias de la ACA (Kiselica y Robinson, 2001). La definición de advocacy se incluye en el código de ética de la American Counseling Association (2005), incluye entre sus definiciones el término advocacy. Aunque no aparece en una sección particular del código, una lectura general del mismo demuestra que algunos elementos relacionados con la tarea de justicia social surgen de los principios generales de la ética en la consejería profesional. El respeto por la integridad y las fortalezas de las comunidades y clientes afectados por la marginación, la opresión y la invisibilidad social, es un deber ético,
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medular, e imperativo en los consejeros profesionales. Este deber obliga al consejero a desarrollar conocimientos sobre la cultura, la estructura social y las costumbres de una comunidad, antes de comenzar en ella cualquier tipo de trabajo. Toporek & Williams (2006) indican que desde este punto de vista e interpretación, el respeto constituye un fundamento del trabajo de justicia social, porque pretende asegurar que los consejeros entiendan y se dejen guiar por las fortalezas, metas y determinaciones de las comunidades. El deber ético de la responsabilidad requiere que los consejeros aseguren igual acceso a sus servicios, a sus procesos y beneficios de la terapia; minimicen los efectos del sesgo y la discriminación en los servicios y sirvan a las comunidades oprimidas. Esto implica que es necesario erradicar la injusticia que limita el acceso a los servicios especializados de un consejero. En cuanto a minimizar los efectos del sesgo y la discriminación en los servicios, desde el punto de vista de justicia social se ha interpretado que esta obligación requiere un juicio claro y de auto-conciencia de los propios sesgos del consejero, de los límites de sus competencias y peritaje profesional, para evitar que todo esto condone prácticas injustas. Éticamente hablando, temas como la competencia, la visión de mundo y las asunciones o presunciones, la política, los roles duales y los límites o fronteras, el consentimiento informado y la regla de no causar daño (do not harm), adquieren un significado diferente cuando se consideran en el contexto de la justicia social. Sus definiciones y sus conceptuaciones tradicionales son inadecuadas en el marco de referencia de la justicia social. (Toporek, Gerstein, Fouad, Roysircar & Israel, 2006).
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Esta investigación tuvo como propósito entender y describir con profundidad las experiencias de tres consejeros profesionales que laboran a nivel universitario, y que desempeñan actividades que implican justicia social como parte de sus tareas; describir con riqueza de detalles los sentidos y significados que imparten al rol de advocacy en sus escenarios de trabajo, y que el ambiente académico les atribuye; las causas, valores, ideas y visiones de intervención que emergen de sus narrativas y experiencias; y, las características que distinguen esta labor en sus prácticas de consejería, partiendo de un análisis cualitativo de lo que hacen y dicen los mismos consejeros profesionales que han incursionado en el advocacy. Las preguntas de investigación, por tanto, atendieron tres áreas principales, a saber: conceptuación de la justicia social y otros conceptos relacionados; entendidos sobre la práctica en justicia social e impresiones sobre el rol en justicia social a nivel universitario. A través de conceptuaciones, entendidos e impresiones, podremos descubrir sentidos y significados en donde se sostienen causas, valores, ideas y visiones. Las preguntas guías fueron las siguientes: 1.
¿Qué significa justicia social para un consejero profesional de nivel universitario?
2. ¿Qué ideas y entendidos surgen en un consejero profesional de nivel universitario al definir los conceptos opresión, marginación, invisibilidad social, apoderamiento, acción social y advocacy? 3. ¿Cómo explican el desempeño de la labor en justicia social que llevan a cabo como consejeros profesionales a nivel universitario? ¿Qué experiencias, sentidos y significados surgen de las explicaciones?
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4. ¿Cómo explican la relación de la consejería en justicia social con sus tareas diarias, sus obligaciones profesionales y éticas? ¿Qué causas, valores, ideas y visiones surgen de estas explicaciones? 5. ¿Qué impresiones tienen los consejeros profesionales de nivel universitario de su propia interacción con la comunidad académica, al manejar situaciones de representación de causas para justicia social como parte de sus servicios de consejería?
CAPITULO II Revisión de Literatura Datos Históricos Sobre La Consejería en Justicia Social La consejería en justicia social ha sido parte del campo de la consejería desde principios del siglo 20. Hay evidencia de su trayectoria histórica (Kiselica & Robinson, 2001). También, Fouad, Gerstein & Toporek (en Toporek, Gerstein, Fouad, Roysircar e Israel, 2006) han contribuido a documentar el desarrollo histórico de la consejería en justicia social. Algunos datos de esta historia son los siguientes: 1. En 1905 un sociólogo de nombre Du Bois inició reuniones con grupos de Afro-Americanos para discutir asuntos de derechos civiles. Esto llevó a la fundación eventual del National Association for the Advancement of Colored People (NAACP) en 1910. 2. En el año 1908, Clifford Beers publicó su libro A Mind That Found Itself: An Autobiography. El resultado fue la cruzada denominada Movimiento de Higiene Mental. Esta cruzada tuvo el propósito de crear conciencia y promover un trato humano distinto para los pacientes de salud mental a través del mundo. Beers fue paciente siquiátrico. Tras una infancia y desarrollo personal lleno de recursos en su familia, y haber logrado estudios prominentes en la Universidad de Yale, Beers comenzó a desarrollar la enfermedad de depresión. Para el año 1900, se encontró en tal estado de deterioro que fue ingresado en Grace Hospital, en New Haven, Connecticut; y luego transferido a un hospital especializado en salud mental en el estado de Connecticut. Beers experimentó
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personalmente lo que él llamo las pesadillas de todo tipo de procedimiento físico (corporal); confinamiento, aislamiento e inmovilidad física a la que eran sometidos los pacientes con condiciones mentales. Continuamente expresaba a sus médicos y al personal que intervenía con él, que cuando saliera del hospital reformaría los hospitales de siquiatría a través del mundo. Ciertamente, proviniendo estas manifestaciones de un paciente como él, no representaban credibilidad alguna para el personal médico. Por el contrario, Beers era objeto de burla, ridiculización y humillaciones continuas por parte del personal que intervenía con él mientras estuvo internado. Poco pudieron anticipar estos profesionales de salud mental de inicios del siglo 20, lo que Clifford Beers lograría para la historia mundial del activismo social a favor de los pacientes de salud mental. El Movimiento de Higiene Mental iniciado por Beers ha perseverado activamente por 101 años, desde su fundación en 1908, y fue el estímulo para la creación de la Asociación Nacional de Salud Mental y la Alianza Nacional de Enfermos Mentales. 3. En 1930, Horney cuestionó el efecto que tenían en el bienestar sicológicos de las mujeres, el uso de los métodos sicoanalíticos establecidos, cuya procedencia o fundamento eran de dominio masculino. También, para este año se experimentó en los Estados Unidos la llamada Gran Depresión. Un grupo de sicólogos y consejeros de Minnesota trabajaron en el proyecto de estabilización de empleo, cuyo propósito era ayudar a las personas desempleadas como resultado de la depresión económica, a
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regresar a la fuerza trabajadora. En particular, se trabajó con poblaciones minoritarias y marginadas, como mujeres y personas con impedimentos. 4. En 1936, Patterson, Darley & Elliott publicaron un libro titulado Men, Women and Jobs. Este libro se considera el indicador más temprano registrado en la historia, sobre el reconocimiento que hace la consejería profesional de la necesidad de enfocar en el sistema donde vive el cliente, si de verdad se desea ayudar a lograr cambios duraderos. 5. En 1940, Carl Rogers argumentó que los principios de la sicología debían ser utilizados para dirigir los problemas sociales en el mundo. 6. En 1957, Donald Patterson, uno de los pioneros en consejería sicológica publicó artículos expresando su preocupación sobre la sub-utilización de talentos en la sociedad, que podían encontrarse en personas con impedimento, grupos minoritarios y personas viejas. Planteó que no sólo era necesario atender las necesidades de estas poblaciones, sino que además, la ayuda de consejería debía influir en las condiciones ambientales de vida de estos clientes. 7. En 1960 se instó a la comunidad de consejeros sicológicos a poner sus destrezas al servicio de causas relacionadas con los movimientos para eliminar la segregación, promover el derecho al voto por todos los ciudadanos, y la promoción de oportunidades de empleo, hogar y el derecho al salario mínimo. 8. En 1970, una gran comunidad consejeros en los Estados Unidos se dedicó públicamente a levantar las voces en representación de las mujeres, como
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grupo social desventajado en varios renglones (salario, trabajo, educación), para abrir un camino de mayor asertividad para las mujeres. También, para 1970 se abogó por una reforma en los servicios de consejería profesional en las universidades. Ya se planteaba que los consejeros tenían que actuar como agentes de cambio dentro del sistema de educación superior, para hacer posible que se atendieran las necesidades de los estudiantes, y además, manejar e intermediar conflictos con los estudiantes activamente organizados en contra de la guerra de Vietnam. 9. En 1971 se publicó un artículo titulado Consejería y Revolución Social, en The Personnel and Guidance Journal, haciendo un llamado a los consejeros profesionales a que se unieran en la lucha contra problemas sociales como el racismo y el sexismo. También, para ese mismo año, Schlossberg & Pietrofesa, plantearon su preocupación acerca del sesgo sexual en los inventarios de intereses ocupacionales que dirigían a las mujeres a ciertas ocupaciones estereotipadas; y Williams levantó la voz de alarma sobre el mal uso de pruebas cognitivas con niños afro-americanos, lo que aún 30 años después (en 2004) se volvió a plantear públicamente por Helms, indicando que era una forma de regular el acceso de los afroamericanos a oportunidades educativas. 10. En 1980, ya se tornaba evidente que gran parte de la comunidad de consejeros profesionales en los Estados Unidos, estaba participando de algún tipo de acción social, o labor de advocacy, aunque de forma
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independiente. Es decir, que no se trataba de un enfoque sistemático en el ejercicio de la profesión. 11. En 1987, la American Association for Counseling and Development publicó un ensayo sobre derechos humanos, que instaba a los consejeros a actuar como advocates o defensores de causas para el cambio social, a través de actividades personales, profesionales y políticas; y para 1990 y los años subsiguientes, se tornan más evidente los esfuerzos colectivos y de manera más organizada de la consejería como profesión, para abrir un espacio obligado a la justicia social como parte inherente de la práctica profesional. Como algo que va muy a la par con la identidad de la profesión de consejería. 12. Para 1990, Frank Parsons incursionó en la práctica de justicia social, al percatarse de las condiciones de vida de jóvenes varones de mucha pobreza en Boston, y como consecuencia, creó el Instituto Breadwinners en el cual estos jóvenes tenían oportunidades de entrenamiento ocupacional y ubicación en el empleo. Para la fundación de este instituto, Parsons colaboró y cabildeó con prominentes activistas sociales de Boston. 13. Ya para finales del siglo 20 (1991), Lawrence Gerstein, profesor de consejería sicológica en Ball State University, recibió el premio Kitty Cole Human Rights Award, por su incansable labor a favor de los derechos humanos en Tibet, actividad que ha trascendido e involucrado a diferentes partes del mundo. En 1999, el American Conseling Association rindió
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honores a Gerstein por este premio y su labor, durante su convención nacional. Mejorar la sociedad a través de la ayuda y apoderamiento que se brinda a las personas, ha sido siempre un objetivo general de la profesión de la consejería (Lee & Walz, 1998). McWhirter (1997), en Lee & Walz, (1998) señaló que la consejería profesional viene presentando una tradición de acción social que puede observarse en los trabajos de Frank Parsons y Carl Rogers. De acuerdo con McWhirter, ambos teóricos han postulado que desde la consejería se puede y se tiene que responder con intervenciones dirigidas a trabajar con la injusticia social del estatus quo y con cambios en políticas sociales que impactan la vida tanto individual como en sociedad. De esta manera, la acción social no es ajena a los postulados esenciales de las metas que representa la consejería profesional para el individuo y la sociedad. La consejería en justicia social ha entrado en la profesión de la consejería para quedarse de manera definitiva y activa. La Justicia Social: Conceptos y Postulados Aplicados a la Profesión Considerar el concepto de justicia social requiere primero una mirada, aunque breve, al concepto de justicia, en general. Los primeros postulados sobre el concepto de justicia se pueden encontrar en el desarrollo del pensamiento griego y cristiano (Miller, D., 1976). En términos amplios, lo que puede entenderse como justicia se ha examinado a partir de tres principios fundamentales: a lo que una persona tiene derecho, a lo que tiene mérito y a lo que necesita (Miller, 1976). A su vez, estos tres principios pueden resultar conflictivos entre sí dependiendo de cómo se apliquen a las decisiones sobre eventos y vivencias que acompañan a los seres humanos en una sociedad. No es lo
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mismo considerar los asuntos a los cuales se tiene derecho, por el sólo hecho de ser humano, (que bien puede aplicarse a todos los seres vivientes), a examinar si por las acciones de conducta han surgido los méritos para recibir unos derechos. Así mismo, se pueden tener unos derechos que se consideren supeditados a los méritos que se tienen para ellos, y eso no necesariamente significa que esos derechos atienden o corresponden a nuestras necesidades como seres vivientes. Por otro lado, cualquier determinación sobre lo que pueden ser los derechos, los méritos y necesidades de las personas en una sociedad, va a tener como base un contexto cultural, histórico y social que a su vez responde a la estructura de gobierno predominante en una sociedad. A manera de ejemplo, los derechos que se reconocen a las mujeres en algunas sociedades islámicas, no son los mismos derechos que se reconocen a las mujeres en sociedades occidentales. De igual manera, no todas las sociedades reconocen los mismos derechos y oportunidades para personas cuyas preferencias sexuales son distintas a lo aceptado por los grupos dominantes de la sociedad. Se pueden presentar otros ejemplos más sencillos aún: no existen en todas las sociedades las mismas oportunidades de desarrollo, como derecho básico, para personas con condiciones mentales, o para personas con impedimentos físicos; no todos los animales y otros recursos naturales reciben el mismo trato o cuido en todas las sociedades. Según cada sociedad se organiza, es diferente la estructura de arreglos en las posibilidades de los derechos, los méritos y las nociones de las necesidades. De manera que, el llamado contrato social es diferente en cada sociedad. Sin pretender una exposición a profundidad filosófica en torno al concepto de justicia, es menester discutir, al menos en lo básico, los aspectos relacionados con la teoría del contrato social. El término contrato social se refiere a una amplia gama de
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teorías políticas desarrolladas para explicar los arreglos estructurales entre los miembros de la llamada sociedad organizada. Las teorías van desde Hobbes hasta Hegel (Boucher, D. & Kelly, P., 1994; Rickaby, J., 1906). Mediante unos acuerdos, los constituyentes de una sociedad rinden sus libertades naturales, y sus límites, obligaciones y deberes inherentes, a cambio de una conceptuada y nominada seguridad personal. El contrato debería servir para superar los obstáculos que viviendo en un estado natural, de libertad total, provocarían la desaparición rápida de los seres vivientes. La postulación del llamado contrato social hace referencia a una forma de asociación entre las personas, para defenderse y protegerse de toda fuerza común que los pueda limitar en el alcance de una vida longeva, digna y plena, que al parecer, en el estado natural, en libertad total, se entiende improbable. Así, el contrato social es una creación artificial para dar fundamento al origen de la sociedad organizada. La fórmula es que cada quien pone en común su persona, sus libertades, y todo su poder, bajo la suprema dirección de la voluntad general, y el pueblo, como un todo, recibe a cada miembro del grupo para dar forma al cuerpo de la sociedad. Quedan, así, organizadas las personas en grupos políticos, mediante pactos para salvaguardar sus patrimonios. Partiendo de estas interpretaciones sobre el contrato social, las disparidades y desigualdades surgen al manejar y distribuir las riquezas y los ingresos que componen el patrimonio, a base de los sesgos institucionales. Los sesgos son los prejuicios que pueden producirse de cualquier institución, entidad o asociación, bien sea un comercio, una agencia pública, una familia o un grupo de personas (Rawls, J, 2001). De esta manera se fundamenta el argumento de que el gobierno y sus instituciones sociales y económicas, usurpan y violentan la
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voluntad general de los seres organizados en el contrato social. Presentadas estas consideraciones, llegamos al concepto de justicia social. Las raíces de la exposición teórica sobre el concepto de justicia social se remontan al pensamiento filosófico del político y teórico John Rawls. En su trabajo sobre la teoría de justicia (en 1971, y más adelante, en el 2001) se presenta un análisis sobre la tradición del contrato social y las desigualdades que se producen en la llamada sociedad organizada. A grandes rasgos, podemos resumir que Rawls principalmente sostiene que por las formas tan variadas que existen en el ejercicio de la autoridad, en las sociedades y gobiernos establecidos, es casi imposible lograr la equidad para todos los seres vivientes, y en particular, para los seres humanos. Justicia social se define como la distribución de las ventajas y desventajas en una sociedad. (Fouad, Gerstein & Toporek, 2006). Bell (1997), Hartnett (2001), Miller (1999) & Rawls ( 1971) en Lee (2007) han definido la justicia social como una actividad que conlleva promover el acceso y la equidad. Mediante la justicia social se busca lograr la plena participación de las personas en una vida en sociedad, particularmente de aquellos que sistemáticamente son excluidos por razón de raza, origen étnico, género, edad, impedimento físico o mental, educación, orientación sexual, estatus socioeconómico y otras características de trasfondo o de membrecía en un grupo social. La justicia social parte de la creencia de que todas las personas tienen el derecho a un trato equitativo que apoye y haga realidad los derechos humanos que tienen; y que tienen el derecho a disfrutar de la justa distribución de los recursos en la sociedad. De esta forma, la justicia social centra su interés en asuntos como la opresión, los privilegios y las desigualdades sociales. Cualquier práctica profesional con base en estas creencias, tiene
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como propósito principal lograr cambios en las instituciones sociales, en los sistemas económicos y políticos, y en las estructuras gubernamentales que perpetúan prácticas y políticas injustas en términos de accesibilidad, distribución de recursos y derechos humanos. En términos de una práctica profesional cotidiana, las actividades en justicia social pueden darse a pequeña escala, como trascender a actividades comunitarias, nacionales o internacionales. Así, pueden ocurrir dentro de un lugar geográfico dado, como trascender las fronteras del país donde se vive y trabaja. Hay múltiples ejemplos que se reseñan y analizan en la literatura sobre justicia social. (Fouad, Gerstein & Toporek, 2006). Algunos de estos son: combatir el racismo, el sexismo, la homofobia y el edadismo (discrimen por razón de edad); aumentar el acceso a oportunidades ocupacionales y educativas; trabajar fuera de la oficina con personas que no tienen techo u hogar; resolver disputas entre naciones; abogar por la liberación de presos políticos; desarrollar estrategias para erradicar el abuso de derechos humanos; luchar por la protección del ambiente, los recursos naturales y animales; e influir el proceso legislativo a nivel local, nacional o internacional. La práctica de la consejería en justicia social tiene como fin desafiar las desigualdades inherentes en un sistema social (Lee, 2007). A la luz de las definiciones que se han presentado en la literatura revisada sobre justicia social, no es de extrañarse que exista una íntima relación de la justicia social con el conocimiento conceptual y las destrezas medulares que son parte de la consejería como profesión (Hartung & Blustein 2002; Ivey & Collins, 2003; & Kiselica & Robinson, 2001, en Fouad, Gerstein & Toporek, 2006). La historia de la consejería como profesión demuestra que los
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consejeros profesionales han incursionado en el trabajo de justicia social. No obstante, las experiencias han sido variadas en alcance y no sistematizadas o articuladas como una gestión de grupo profesional (Fouad, Gerstein & Toporek, 2006). Desde el año 1998 hasta el 2007, la descripción que se hacía sobre el trabajo del consejero en áreas de necesidad comunitaria, con marginados, se clasificaba como consejería comunitaria y de acción social (Courland, 1998). En el 2007, Lee presenta otra publicación que actualiza y re-enfoca el mismo tema, denominándolo como consejería para la justicia social. En esta re-conceptualización del mismo trabajo, Lee plantea que la justicia social es una actividad que abarca tres estrategias principales: el apoderamiento, la acción social y el advocacy o defensa activa de causas que necesitan un cambio social para erradicar los problemas de desigualdad que enfrentan algunas personas o grupos en las sociedades. De esta forma, el concepto de justicia social representa un constructo unificado y continuo, donde en un punto del espectro se puede ubicar el apoderamiento, en algún punto interno la acción social, y en el otro extremo del espectro, el advocacy. Vera & Speight (2003) señalan que más bien constituye un arreglo de diferentes roles que los profesionales de la consejería adoptan, en el interés de la justicia social con sus clientes. Toporek & Williams (en Toporek, Gerstein, Fouad, Roysircar & Israel, 2006), han definido lo que es el apoderamiento, la acción social y advocacy, todos conceptos relacionados con el constructo justicia social. El apoderamiento se refiere a toda acción que se lleva a cabo con el cliente. En el apoderamiento el cliente participa activamente. Se pretende facilitar que el cliente desarrolle la habilidad o destreza de enfrentar y desafiar la opresión. La acción social es una gestión que realiza directamente el
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consejero. Es externa a la participación del cliente. En la acción social el consejero actúa para representar intereses comunes a varios sectores o grupos de clientes, para lograr cambios en la situación de opresión o marginación. El advocacy o defensa de causas a nombre del cliente, aunque requiere de la acción social, conlleva más precisamente la participación, inmersión o interacción del consejero con los ambientes en que se desenvuelve su cliente. Se pretende conocer con exactitud cuáles son los factores o componentes del ambiente del cliente. Se interesa saber cómo le están afectando estos factores, para trabajar desde un enfoque etnográfico y ecológico. Se busca el cambio en la situación de opresión. El consejero, así, llega a ser conocido en el ambiente y en el entorno de su cliente. Lee, C.C. & Walz, G.R. (1998) indican que los consejeros actúan como advocates al representar a sus clientes o al asumir causas de acción social en sus actividades profesionales, con conocimiento exacto de lo que ocurre en el ambiente de los clientes. Los consejeros efectivos en justicia social hacen sentir su voz y llevan a cabo gestiones en representación de sus clientes, para lograr y/o realizar cambios ambientales favorables a su bienestar. Al advocacy o defensa de causas se le considera una forma de acción social (Kiselica & Robinson, 2001). Las siguientes razones son las que sirven de sostén a esta consideración: 1. El consejero lleva a cabo su trabajo en el contexto social en el que ocurre el problema del cliente. 2. El consejero lleva a cabo actividades pensadas para eliminar o reducir problemas sociales como: la pobreza, las necesidades educativas, la
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desigualdad de acceso a oportunidades y otras formas variadas de prejuicio que afectan adversamente los clientes. De manera, que tanto en el advocacy como en la acción social, el consejero tiene exposición pública en la sociedad. Esta naturaleza de trabajo es inherente a la consejería en justicia social. La labor llega a ser pública en la comunidad y sociedad donde se desempeña el consejero. Kiselica & Robinson, 2001, (en Toporek, Gerstein, Fouad, Roysircar e Israel, 2006) indican que esto representa un alto precio a pagar como activista de justicia social. El consejero que incursiona en la práctica de la justicia social, tiene mucho más riesgo de desarrollar quemazón, de sentirse emocionalmente desgastado o drenado, y de ser visto y clasificado como un problemático; lo que con mucha probabilidad pone en riesgo su trabajo y lo hace blanco o foco de reacciones violentas y represalias, tanto sutiles como abiertas. También puede experimentar similar reacción por parte de colegas en la misma práctica de la consejería, y de parte de otros profesionales y personas privadas, que son intolerantes a cualquier actividad por cuya gestión queda en denuncia aquello que se desea mantener en la invisibilidad. De acuerdo con la literatura, estas reacciones pueden explicarse a base de cómo operan socialmente las relaciones entre los grupos dominantes y los grupos subordinados (Israel en Toporek, Gerstein, Fouad, Roysircar e Israel, 2006). La opresión de los grupos subordinados, en términos de su vivencia y alcance, presenta variaciones de la experiencia entre los grupos. Sin embargo, las relaciones de todos los grupos subordinados frente a los dominantes se caracterizan por unas dinámicas muy parecidas. Al tratarse de relaciones de poder, de unos frente a otros, hay unos elementos comunes. Un ejemplo es el alto valor que se otorga a las características de conducta y desarrollo social que viven las
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clases dominantes en la sociedad, frente a los defectos en conductas y desarrollo social que se le adjudican a los grupos subordinados. Si alguien apunta a una excepción en esta dinámica, se le mira como anormal. (Goodwin & Jasper, 2003). Otro ejemplo que nos brinda la literatura es relacionado a lo que los grupos subordinados conocen sobre los grupos dominantes, y viceversa. Los miembros de una clase dominante y los miembros de los grupos subordinados presentan un constructo socialmente diferente de percibir y entender la realidad. Para sobrevivir en un ambiente donde hay desigualdad de poderes, los miembros de los grupos subordinados llegan a conocer más sobre los grupos dominantes; mucho más que lo que los grupos dominantes llegan a conocer acerca de los subordinados (Tatum, 1997). La consejería en justicia social es un movimiento en progreso que amplía la práctica de la consejería tradicional, de centrarse en asuntos intrasíquicos, para moverse a un espectro mucho más abarcador en la profesión. La consejería en justicia social conlleva la interacción con fuerzas extrasíquicas cuyo impacto en el bienestar físico y emocional de las personas es serio. El impacto incluye la persona del consejero profesional dada la exposición pública que requiere la labor y por la posibilidad de ser objeto de represalias o violencia. Hace varios años que este campo ha sido de interés para la consejería profesional y llegó para quedarse de manera oficial. Para el 2002, la American Counseling Association (ACA) había desarrollado la conceptuación de los dominios en advocacy para los profesionales de la consejería, y en el año 2003 fueron finalmente aprobados por el cuerpo de gobierno de la ACA (Toporek, Lewis & Crethar, 2009). El cuadro a continuación resume el alcance de estos dominios:
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Actuar con el cliente Cliente / Estudiante
Actuar en representación del cliente
Escuela / Comunidad
Arena Pública
Dominio en apoderamiento
Dominio en colaboración
Dominio en información pública
Dominio en defensa del cliente / estudiante Nivel Micro
Dominio en defensa frente a los sistemas
Dominio en defensa social y política Nivel Macro
El dominio de apoderamiento del cliente o estudiante pretende que los consejeros reconozcan el impacto negativo que tienen los factores sociales, políticos y económicos en el desarrollo de sus clientes, y que planifiquen el uso de estrategias para trabajar con este impacto. El de intercesión en favor del cliente promueve que los consejeros actúen o intervengan de forma activa en beneficio de sus clientes, trabajando con factores externos que obstaculizan el desarrollo o el acceso a los servicios o beneficios que necesitan y a sus clientes y a los que tienen derecho. El dominio de colaboración con la comunidad consiste en que los consejeros desarrollen vínculos con entidades comunitarias y locales, por iniciativa propia, para trabajar hacia el beneficio de un cliente o de un grupo de la misma comunidad. El dominio de intercesión sistémica o en favor de la comunidad, se refiere a las posiciones de liderato que deben asumir los consejeros, para promover cambios en situaciones o estructuras que están siendo perjudiciales para los clientes o para la comunidad. El dominio relacionado con la difusión de información permite a los consejeros poner al servicio de sus clientes y del público general, sus conocimientos, destrezas y peritaje para alertar, informar, orientar y educar al público en torno a estrategias para lograr equidad y justicia en el desarrollo humano. El dominio de intercesión en el ámbito social y político consiste en que los consejeros actúen como
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agentes de cambios ante los sistemas y estructuras sociales o políticas que impiden el desarrollo integral de los clientes o de los grupos comunitarios. Cox & Courtland (en Lee, 2007), enumera cinco roles importantes que deben tener presente los consejeros profesionales que se preparan y practican en el área de justicia social y advocacy. Estos roles son: 1. El liderato – en la escuela y dentro de la comunidad; en la política y asuntos sociales del país donde viven; y en posiciones dentro de organizaciones comunitarias estratégicas. Todo ello, para que puedan estar en posición de influir directamente en las decisiones de política pública, dirigidas a lograr cambios sociales en favor de la justicia social. 2. El advocacy – con estudiantes cuyas características de trasfondo socioeconómico hace que estén en desventajas para acceder a estudios universitarios; y con los que acceden, para que reciban apoyo durante el ajuste a la vida universitaria, de forma que terminen exitosamente la carrera y estén apoderados en las destrezas de advocacy para ellos mismos. 3. Intervención No Tradicional - en la práctica de la consejería en justicia social, las intervenciones son diferentes a lo acostumbrado. El foco de interés es el desarrollo socio-personal, académico y de carrera en la vida, y se trabaja en contacto con el contexto ecológico de los clientes. 4. Rol de colaboración – con los constituyentes de la escuela (padres, familia y comunidad); organizando alianzas con comercios y sectores políticos y religiosos para allegar recursos hacia la escuela y apoyar iniciativas de justicia social, y para asistir a maestros y directores de escuela.
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5. Rol en el uso efectivo de los datos – para evidenciar inequidades sistémicas, llevar a cabo advocacy para cambios sistémicos y para crear urgencia de cambios. El uso efectivo de los datos debe servir también para descubrir lagunas o acciones basadas en raza y origen étnico y socio-económico (o en otras características); como estrategia para influir iniciativas de política pública; y, para demostrar la efectividad de sus contribuciones. Para el año 2009, el Council for Accreditation of Counseling and Related Educational Programs (CACREP), estableció las guías para los programas académicos que preparan consejeros. En estas guías se incluyen las competencias de intercesión o advocacy que deben desarrollar los consejeros profesionales durante su preparación académica para las áreas de liderato y advocacy. En el área de conocimiento se encuentran las siguientes destrezas indicadas en torno a la preparación en justicia social y advocacy: comprensión de teorías y destrezas de liderato; comprensión de los modelos de advocacy; capacidad para identificar los asuntos multiculturales que se relacionan con las teorías de cambio social; y comprensión de los asuntos de política que afectan el quehacer diario de los consejeros. La Consejería en Justicia Social: Una Mirada Ética El término advocacy aparece en las definiciones que presenta el código de ética de la American Counseling Association (2005). Aunque el código no tiene una sección particular dedicada a los principios éticos que pudieran estar implicados en la práctica de la consejería en justicia social, una mirada general al mismo demuestra que los principios generales de la ética en la consejería profesional está relacionados con la tarea de justicia social. Toporek & Williams (en Toporek, Gerstein, Fouad, Roysircar e Israel, 2006),
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realizaron un análisis del código en torno al tema de justicia social. Sostienen que la obligación de la profesión de la consejería, de entrar en la práctica de la justicia social, surge claramente del mismo lenguaje del preámbulo y la exposición general de principios que aparece en el texto inicial del código. Sin embargo, ellos clarifican que esa parte del código es aspiracional para guiar la profesión hacia los más altos ideales. También resaltan el potencial que tienen estas aspiraciones de servir como guía en la toma de decisiones sobre asuntos que surgen en el curso de una actividad de justicia y acción social. El código de ética de la ACA describe advocacy como la promoción del bienestar de los individuos y los grupos dentro de los sistemas y las organizaciones. Es la búsqueda de la eliminación de barreras y obstáculos que inhiben los accesos adecuados, el desarrollo y el sano crecimiento de las personas. Del análisis del Código de ACA, realizado por Toporek & Williams (en Toporek, Gerstein, Fouad, Roysircar e Israel, 2006), se identificaron tres constructos recurrentes y éticamente relevantes a la práctica en justicia social: el respeto, la responsabilidad y la acción social. Ellos encontraron que estos constructos también eran comunes en códigos profesionales de otras organizaciones como la Asociación Nacional de Trabajadores Sociales, el Instituto de Terapia Feminista, la Asociación de Sicólogos Negros y la Asociación Sicológica de Canadá. Es un deber ético, medular e imperativo, el respeto por la integridad y las fortalezas de las comunidades y clientes afectados por la marginación, la opresión y la invisibilidad social. Este deber implica, para el consejero, desarrollar conocimientos sobre la cultura, la estructura social y las costumbres de una comunidad, antes de comenzar en ella cualquier tipo de trabajo. Desde este punto de vista e interpretación, el
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respeto constituye un fundamento del trabajo de justicia social. Pretende asegurar que los consejeros entiendan y se dejen guiar por las fortalezas, metas y determinaciones de las comunidades (Toporek & Williams, 2006). El deber ético de la responsabilidad requiere que los consejeros aseguren igual acceso a sus servicios, a sus procesos y beneficios de la terapia; exige que minimicen los efectos del sesgo y la discriminación en los servicios y que sirvan a las comunidades oprimidas. Esto implica erradicar la injusticia que limita el acceso a los servicios especializados de un consejero. Desde el punto de vista de justicia social se ha interpretado que minimizar los efectos del sesgo y la discriminación en los servicios de consejería, es una obligación que requiere un juicio claro y de auto-conciencia de los propios sesgos del consejero; de los límites de sus competencias y peritaje profesional, para evitar que todo esto condone prácticas injustas. En el sentido ético, asuntos como la competencia, la visión de mundo y las asunciones o presunciones, la política, los roles duales y los límites o fronteras, el consentimiento informado y la regla de no causar daño (do not harm), adquieren un significado diferente cuando se consideran en el contexto de la justicia social. Sus definiciones y sus conceptuaciones tradicionales son inadecuadas en el marco de referencia de la justicia social. (Toporek, Gerstein, Fouad, Roysircar & Israel, 2006). Al ser la justicia social un área emergente en la profesión, no se puede asumir que los consejeros profesionales tienen dicha competencia; y por otro lado, no ha habido discusión suficiente sobre qué significa el requerimiento ético de la competencia en justicia social. Otro aspecto que imparte nueva dimensión al asunto de la competencia, es que el consejero debe evitar crear expectativas que no puede cumplir. Se ha señalado que
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en ocasiones, activistas sociales muy entusiasmados durante una actividad pública, han llegado a exagerar el planteamiento y la defensa de la causa. La ética en la justicia social requiere que sólo se represente exactamente a las personas y sus causas, tal como son, sin exagerar o magnificar. Como parte de la competencia, se impone el deber de auto-cuidar la figura e imagen del consejero. Kiselica & Robinson (2001) indican que esta necesidad ética es especialmente relevante en la labor de justicia social, ya que el consejero se expone más fácilmente a quemazón, drenaje emocional, y a ser blanco de ataques, violencia o represalias por parte de colegas, profesionales y otras personas intolerantes a las defensas públicas de causas que desafían la opresión en los sistemas sociales. Es necesario monitorear con mucha más frecuencia el impacto del trabajo, y evaluar la necesidad de modificar algunas prácticas, de manera que también se proteja el bienestar y la figura del consejero profesional. Un consejero profesional tiene el deber de estar consciente de sus motivos para incursionar en la tarea de justicia social. Históricamente se ha criticado el potencial de la dinámica del paternalismo que puede ocurrir cuando un profesional de ayuda actúa en representación de una comunidad oprimida. Esto, porque se puede estar reforzando el estatus de que los oprimidos carecen de la capacidad de ayudarse a sí mismos (Toporek & Liu, 2001). Toda intervención de ayuda, sino se mantiene dentro de esta reflexión y escrutinio profesional, puede resultar en que los grupos oprimidos o marginados se mantengan dentro de los patrones y prácticas de opresión, se ajusten a este modo de vida, y se acostumbren depender de que recursos externos asuman la actividad necesaria para vencer las dificultades que los mantienen en el estatus de opresión e invisibilidad social. El agente virtuoso es aquel que está motivado por lo que es verdaderamente bueno para
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sus clientes, posee visión y discernimiento de estos aspectos inherentes a la justicia social, y lleva a cabo su rol respetando y procurando el desarrollo de nuevos estatus de vida para las clases oprimidas con las que trabaja. Las advertencias tradicionalmente hechas en materia ética, en torno a los roles duales, también adquieren otra re-conceptuación cuando se incursiona en la tarea de justicia social. En la consejería para la justicia social, dadas las estrategias principales que se pueden utilizar, se presenta el hecho de tener que asumir roles diferentes con un mismo cliente como parte del proceso de la consejería. En ocasiones, la actividad implicará acciones fuera de la oficina o del lugar cotidiano o tradicional donde se encuentran y reúnen el cliente y el consejero. Las intervenciones alcanzan todo tipo de situaciones en un área de acción amplia, donde el consejero asumirá múltiples roles con un mismo cliente, y en cada rol pueden darse diferencias en el manejo del proceso de ayuda: intervenciones en escenarios sociales (agencias, escuelas, universidades, prácticas privadas, públicas); con poblaciones variadas (familias, niños, adultos, jóvenes, viejos) y en situaciones diferentes con dimensiones sociales, políticas y culturales (Ramos Meléndez, 2009). De manera, que los límites o los linderos de la actividad de consejería profesional, también adquieren una nueva dimensión en términos éticos (Kiselica & Robinson, 2001). En toda acción de justicia social hay un elemento político que puede estar presente, y tornarse tan relevante que pueda ocasionar que el consejero se distraiga con el efecto de este elemento, y se afecte la concentración de su interés en el cliente. Habrán también ocasiones en que hay que tomar decisiones que representan un dilema. Por ejemplo, cuando hay que amplificar o representar las voces de clases oprimidas, la
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decisión de cuáles voces serán las que se representarán públicamente y por qué, frente a hechos como no tener los recursos suficientes para la tarea, la presencia de perspectivas o criterios divergentes en cuanto a la situación o causa que se representará y la posible presencia de metas que pueden ser auto-destructivas. Éticamente se impone el deber de que el consejero profesional auto-examine continuamente su visión de mundo, y considere la implicación de los varios roles que se asumen en la tarea de justicia social, de manera que se minimice el proselitismo religioso o político en el ejercicio de la consejería para la acción social. El deber ético del consentimiento informado también adquiere otra dimensión en el área de justicia social. El hecho de que se tome el mismo al cliente, no exime de mantenerse en una reflexión continua acerca de cuándo y por qué se promueve que el cliente asuma una actividad para desafiar su situación de opresión; hasta qué costo personal y social se promoverá tal actividad; y cómo asegurar el desarrollo de métodos que permitan que el derecho del cliente de actuar de manera individual, tenga un balance adecuado dentro de las metas de la consejería para la justicia social. Precisamente, esta interpretación del deber ético del consentimiento informado se interrelaciona con el deber de no causar daño, el cual también adquiere otro significado en el contexto de la justicia social. Como ya se había señalado, una intervención de ayuda en una comunidad de oprimidos, o con un cliente en circunstancias de marginación o invisibilidad social, puede ser más perjudicial que beneficiosa, aún cuando tenga o proyecte las mejores intenciones. Pudiera ser que un proyecto para trabajar con la incidencia de depresión y ansiedad en una comunidad económicamente desventajada, resulte en una forma de control social para ayudar a las personas a adaptarse y ajustarse a unas condiciones de vida
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desesperadas (Goodman, et al, 2004). Es decir, para que aprendan a controlar o erradicar la experiencia de la depresión y ansiedad en sus vidas, aún dentro de sus condiciones de desventaja económica. Un reto ético que enfrenta el consejero es cómo apoderar y encaminar las causas de clientes en estas condiciones, u otras que evidentemente constituyen formas de opresión social, cuando las vidas de estos clientes están inmersas en un sistema social que no es responsivo y que perpetúa prácticas de opresión y marginación. Pudiera estarse causando daño, en vez de procurando el bienestar del cliente. Tendencias y Consideraciones Pragmáticas de la Consejería en Justicia Social A nivel general, la consejería en justicia social busca ayudar a los clientes a desafiar las barreras sociales e institucionales que impiden el desarrollo académico, ocupacional, social y personal. Se igualan los propósitos de la llamada acción social y las intervenciones en justicia social: aumentar el sentido de poder personal del cliente y promover cambios socio-políticos responsivos a las necesidades personales de los clientes y de la sociedad en general. La consejería en justicia social se ha presentando como una tendencia importante en la profesión durante el siglo 20, y con base en la literatura revisada, va a permanecer como un área de acción en las tareas de los consejeros profesionales. Los cambios políticos, sociales y culturales del nuevo milenio, han justificado la necesidad de incursionar de encontrar nuevas maneras de atender y alcanzar las necesidades cambiantes del ser humano; de allegar nuevas formas de brindar ayuda a las personas, y por consecuencia, mejorar la vida en sociedad. Los asuntos sociales, culturales y políticos a través del mundo han tenido impacto en la calidad de vida de
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muchas personas, y más allá que esto, impacto psicológico y social en el desarrollo del ser humano a través de diferentes etapas de vida (Lee & Walz, 1998). Las implicaciones de estos cambios en la práctica de la consejería profesional se han hecho sentir. Los mismos asuntos que presionan las formas de vida humana, sugieren la necesidad de volver a mirar la filosofía y prácticas prevalecientes en las formas de intervención en salud mental en la sociedad. Se hace imperativo que los consejeros consideren actuar como agentes de cambio social en el mundo que rodea las personas que ellos atienden, además de intervenir en la vida particular de sus clientes. Lee & Walz (1998), señala que los consejeros del siglo 21 tienen que repensar sus visiones acerca del ser humano y refinar sus métodos de intervención y promoción del bienestar para sus clientes, como consecuencia de los cambios políticos, sociales y culturales que se han experimentado en el nuevo milenio. El interventor formal de ayuda es principalmente un agente de cambio sistémico y conductual, y un promotor de calidad de vida de su cliente. El consejero, así, se convierte en maestro, en asesor, en consultor, en facilitador. Para entrar en la función del advocacy, debe adiestrarse para el desarrollo de intervenciones de prevención primaria; para el diseño de estrategias para intervenciones sociales e institucionales; para el desarrollo, incorporación y coordinación de redes de apoyo para el cambio personal, social y ecológico; y, para la intervención de sistemas a todo nivel. (Ramos Meléndez, 2009). La consejería en justicia social (originalmente o inicialmente de acción comunitaria, de acción social y de advocacy), ha ido surgiendo como una modalidad de intervención en la práctica de la consejería profesional, que permite la incursión en estrategias de ayuda cuya naturaleza conlleva la interacción amplia y sistemática, con
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sistemas sociales y organizaciones o entidades representativas de la gestión social. Este es el asunto central de la consejería en justicia social. De acuerdo con Lee & Walz (1998) los consejeros sirven como advocates o en defensa de causas, cuando reclaman en representación de sus clientes o cuando asumen causas de acción social en sus actividades profesionales. Los consejeros en justicia social hacen sentir sus voces y llevan a cabo acciones en representación de sus clientes, para lograr y/o realizar cambios ambientales favorables a su bienestar. A la consejería en justicia social, también se le ha denominado como consejería de acción social; como consejería comunitaria, consejería multicultural y consejería de advocacy. (Lee & Walz, 1998; Kiselica & Robinson, 2001; Bradley, L. & Lewis, J., 2000; Toporek, R.L. 2000 & Dinsmore, J. A., Chapman, A., & McCollum, V. J. C., 2000). La acción social, como concepto, tiene que considerarse en el contexto de la conciencia que de sí mismo tiene el consejero, tanto a nivel personal como profesional (Lee & Walz, 1998). Estos y otros autores citados en Lee & Walz (1998), indican que el consejero profesional debe poseer tres niveles de conciencia. Estos niveles son: la conciencia de sí mismo, la conciencia interpersonal y la conciencia sistémica. En el tercer nivel (la conciencia sistémica), es que tiene espacio el fundamento de la justicia social a través de la consejería. La conciencia sistémica es la capacidad de percibir con precisión las influencias ambientales en el desarrollo del cliente. Conlleva, además, el despliegue de destrezas para interceder por el cliente a niveles ambientales y para desafiar y reducir las barreras sistémicas que bloquean la salud mental óptima (Cook, 1972; Gunnings & Simpkins, 1972; Katz, 1985, Lee, Armstrong & Brydges, 1996, citados en Lee & Walz, 1998).
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En el contexto de la consejería en justicia social, la estrategia de advocacy se relaciona con el mecanismo de la acción social en la siguiente manera: 1. Tiene que evidenciarse habilidad de intervenir no sólo con la vida de los clientes para ayudarlos a resolver problemas o tomar decisiones, sino que también tiene que demostrarse la habilidad de intervenir en el contexto social en el que ellos se desenvuelven. 2. El advocacy conlleva que los consejeros promuevan que las personas actúen por sí mismos en la solución de sus problemas, pero también incluye actuar en representación de ellos cuando se torna necesario. Es imperativo representar la voz de los clientes en casos donde hay una fragilidad emocional que no permite que la persona tome control razonable de las gestiones a realizar; porque el consejero se percata con conocimiento personal de que las fuerzas que operan en su entorno de vida y desenvolvimiento social, no propician que el mismo cliente pueda caminar adecuadamente su auto-representación para desafiar la opresión (Lee, 1998 & Lee, 2007). 3. El advocacy requiere un conocimiento preciso de cómo operan las fuerzas sistémicas del ambiente de vida y desarrollo de los clientes o la población a la cual se sirve. En la acción social el ambiente es un factor clave y determinante de la conducta de las personas. Desde esta premisa, los asuntos principales que surgen y se manejan durante la consejería, son meros síntomas que presentan los clientes sobre problemas profundamente enraizados en el ambiente social. 4. La acción social conlleva o implica la responsabilidad moral y profesional de los consejeros, para atender y manejar el desafío de problemas sociales, culturales y
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económicos que tienen el potencial de impactar negativamente el desarrollo sicológico saludable de sus clientes, y por consiguiente, de las personas en la sociedad. De estos elementos se deduce que hay tres aspectos importantes implicados en la labor de justicia social para un consejero profesional. Estos aspectos son los siguientes: 1. La ayuda a brindar se mira desde una perspectiva sistémica. 2. Trabajar hacia cambios sistémicos se hace como parte de una relación fiduciaria o de sociedad entre el consejero y el cliente, ya que el cliente generalmente carece de conocimiento o destreza suficiente para encarar solo el proceso de desafiar los esquemas prevalecientes y lograr cambios sistémicos. 3. El consejero tiene que tener entendimiento de los principios claves relacionados con cambios en los sistemas, lo que unido a sus competencias y destrezas profesionales, debe trasladar a la acción. En la labor de justicia social predomina la visión del ser humano como un organismo interactivo con el ambiente y sus circunstancias. Las características psicosociales de la persona son el resultado, en una parte, de la evaluación que hace de sus ambientes físicos y sociales, y su naturaleza sicológica se va formando, conformando y moldeando mediante las relaciones interpersonales y emotivas en su ambiente inmediato de vida. El consejero debe reconocer que hay una constante transacción entre los sistemas que son relevantes a su cliente, en varias dimensiones del ser humano; y que a su vez, la respuesta conductual del cliente en un proceso de ayuda en justicia social, está afectada por el deterioro o respeto que le merecen en un momento dado, los sistemas
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a la persona. La intervención desde la perspectiva sistémica en justicia social alcanza las relaciones con la naturaleza, con las circunstancias de vida de la persona, consigo mismo al reaccionar a los sistemas, y con las relaciones humanas en el ambiente, momento histórico de vida y expresiones culturales y sociales temporales (Ramos Meléndez, 2009). Estudios de Investigación Sobre Consejería en Justicia Social La revisión de la literatura demostró que hay pocas experiencias documentadas como resultado de investigaciones cuantitativas o cualitativas, en torno a la práctica de la consejería en justicia social. Apenas comienza la actividad de investigación académica en torno al tema. Hay estudios realizados en las siguientes áreas: 1. Para evaluar necesidades de adiestramiento en justicia social para los consejeros, y la examinar la percepción sobre justicia social en los programas de formación profesional de los consejeros; 2. Para evaluar el advocacy hacia la profesión; 3. Para examinar la relación del sistema de creencias y valores con las actitudes hacia el advocacy y la justicia social, y las percepciones hacia el rol de justicia social, en consejeros de nivel escolar; 4. Para explorar en torno a ideologías políticas y su relación con las percepciones sobre advocacy y justicia social; 5. Para evaluar modelos de consejería comunitaria o multicultural, en términos de poderlos adaptar para la tarea de justicia social; y, 6. Para examinar la relación de la identidad profesional con las competencias de advocacy y justicia social.
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En el 2008 se llevó a cabo un estudio en la Universidad del Estado de Georgia (Dean, J.K. 2008). Se trató de una disertación doctoral para desarrollar una escala mediante la cual se pudieran cuantificar las competencias en advocacy y justicia social por parte de los consejeros profesionales. El problema central de esta disertación fue que los dominios en advocacy y justicia social, ya presentados por la American Counseling Association, no contaban con un mecanismo de operacionalización a través de destrezas. Es decir, que no existía un instrumento con el cual comenzar a inventariar las destrezas o conjuntos de destrezas necesarias a cada dominio establecido por ACA para la labor de advocacy y justicia social en la consejería. Se pretendió conocer qué conjunto de destrezas son necesarias para concluir que un consejero es competente en advocacy y justicia social. Mediante un instrumento piloto, los participantes identificaban qué destrezas se asociaban con el advocacy. Se encontraron 47 destrezas que pueden ser clasificadas o alineadas con las competencias en advocacy que ha planteado la ACA para la consejería profesional. Estas destrezas conductuales ayudan a clarificar el tipo de entrenamiento que debe ser incorporado en los cursos de formación profesional de un consejero profesional. De hecho, Talleyrand & Kitsantas (2003) y Bemak & Chung (2005) indican que hay pocos programas de consejería profesional que incorporan iniciativas de justicia social en los programas de entrenamiento profesional. Un ejemplo que puede ofrecerse, en el caso de Puerto Rico, es el curso de Consejería Comunitaria a nivel de maestría y doctorado que se ofrece en la Universidad de Puerto Rico, Facultad de Educación, como parte de los estudios en el área de Consejería Profesional. Como parte de los temas del curso se incluyen tópicos en acción social, acción comunitaria, advocacy y justicia social,
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junto al modelo de intervención TEMOMVI, bajo el cual la perspectiva de ayuda es sistémica y el consejero profesional se considera un agente de cambio sistémico con legitimidad para intervenir sistemas sociales y culturales (Ramos Meléndez, 2009). Pero, este contenido, como materia de estudio, va más allá de ofrecer un curso independiente de consejería multicultural para cumplir con requerimientos de los cuerpos acreditadores como la American Psychological Association (APA) y el Council for the Acreditation of Counseling Related Education Programs (CACREP). Muldock, Alcorn, Heesacker & Stoltenberg (1998) ya venían indicando que lo que verdaderamente debía incorporarse en los programas de estudio sobre justicia social, estaba siendo obstaculizado por la cantidad de otros requerimientos curriculares impuestos por los estándares de acreditación de la APA. Parikh, S.B. (2008) llevó a cabo un estudio para examinar la relación de las actitudes de justicia social en consejeros escolares, con las creencias en un mundo justo, las ideologías políticas y religiosas, y el origen socioeconómico y de raza. Se trató de una encuesta en línea, con 298 participantes miembros de la Asociación Americana de Consejeros Escolares. Se encontró una relación significativamente estadística entre las ideologías políticas y las creencias en un mundo justo, y las actitudes hacia la práctica de la consejería en justicia social a nivel escolar. En general, los hallazgos evidenciaron que el sistema personal de creencias y de valores, influyen en el desarrollo de las prácticas profesionales en justicia social. Sobre la relación de las ideologías políticas con las percepciones hacia el rol de justicia social en la consejería, también se llevó a cabo otro estudio similar en el 2010, pero esta vez con miembros de la American Counseling Association (Steele, J.M., 2010).
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Igualmente, se llevó a cabo una encuesta en línea en la que participaron 214 miembros de la ACA. Se encontró que consejeros con ideologías políticas bien liberales tienen percepciones notablemente altas en torno a actitudes de advocacy y justicia social, mientras que en consejeros cuyas ideologías políticas son conservadoras, las percepciones son bajas y menos favorables hacia el advocacy y la justicia social. Sin embargo, no se encontraron diferencias estadísticamente significativas al comparar las percepciones entre los grupos de las diferentes ideologías políticas. El hallazgo general es que no hay fundamento para establecer una relación negativa entre la ideología conservadora y la percepción hacia el advocacy y la justicia social. Aún cuando consejeros conservadores tengan una percepción menos favorable hacia el advocacy y la justicia social, esta percepción no difiere significativamente de las percepciones en los consejeros con ideologías moderadas o liberales. En el año 2009, Lee Wyatt, K.A. examinó mediante un diseño cuasi-experimental, la estrategia de enseñanza en servicio, o aprendizaje en servicio, con un grupo de estudiantes de maestría en consejería. Los estudiantes se encontraban matriculados en un curso de internado en consejería comunitaria. Una parte de ellos participó de una serie de intervenciones diseñadas sobre la base de la estrategia de aprendizaje en servicio, donde entraban en contacto con aprendizaje moral, intelectual y destrezas en advocacy y justicia social. Se encontró que la estrategia de aprendizaje en servicio promueve el aprendizaje significativo a nivel moral, y el crecimiento significativo en el dominio de información pública para la labor de advocacy. White, M.L. (2009) realizó un estudio de caso cualitativo para conocer cómo ocho (8) consejeros profesionales llegaron a ser advocates de la consejería como profesión.
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Los entrevistados, todos, habían participado en un adiestramiento sobre advocacy legislativo, ofrecido por la American Counseling Association en el año 2008. Se encontró que la educación y la mentoría tienen un impacto positivo en la posibilidad de convertirse en un advocate hacia la profesión, aunque los aspectos personales y profesionales afectan también este desarrollo. En el año 2010, Bilbo, M.W. llevó a cabo un Estudio Q, para examinar las percepciones de consejeros escolares en torno al rol como educadores y advocates en justicia social, y para evaluar las percepciones frente a la teoría de la transformación educativa de Hart. El estudio tomó como base las etapas de educación transformativa, las cuales a su vez tienen como base la teoría de la educación crítica freiriana. Se llevó a cabo con 38 consejeros escolares, a través de la metodología de investigación Q. Los hallazgos revelaron cuatro (4) categorías diferentes en las percepciones de los consejeros como educadores y advocates. Hubo consejeros que se perciben como diplomáticos, principalmente, y para quienes las relaciones harmoniosas son importantes en la empatía con los estudiantes. Aunque reconocen la importancia de que desafiar el estatus quo es inherente al trabajo efectivo de advocacy y justicia social, no están disponibles a arriesgar las relaciones por el advocacy. Están los que se perciben como advocates de cambio y de práctica tradicional, quienes usan datos para abogar por la justicia social hacia los estudiantes y al mismo tiempo, sostienen y estimulan las próximas etapas de entrada a la educación superior y a las carreras ocupacionales, desde la discusión de visiones relacionadas con la justicia social. Un cuarto grupo que revelaron los hallazgos son los de congruencia pragmática: aunque valoran la diseminación de información, la empatía y el apoyo positivo a los estudiantes, no creen que los programas de consejería escolar
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tengan un poder transformativo en los estudiantes. En general, entre todas las percepciones, las actividades de los consejeros basaban únicamente su intervención con la población estudiantil. No se extendían a la comunidad escolar. Steele, D.C. (2011) investigó las percepciones sobre el entrenamiento en advocacy y justicia social en los programas académicos de consejería profesional, reconocidos por el Council for the Accreditation of Counseling and Related Educational Programas (CACREP). Se llevó a cabo una encuesta en línea con 212 participantes, entre profesores y estudiantes de maestría que se encontraban cursando la etapa del internado práctico. Los participantes debían indicar hasta qué punto las destrezas y conductas bosquejadas en las competencias de advocacy, eran importantes para la preparación y el entrenamiento de los consejeros, y cuán dispuestos estaban los estudiantes a captar y atender el desarrollo de estas competencias al comenzar el internado. Los profesores otorgaron importancia a las destrezas y competencias de advocacy como parte de la enseñanza a los estudiantes; e indicaron que los estudiantes están más listos y preparados para su desarrollo cuando comienzan el internado, no antes. La clasificación positiva que hicieron sobre la importancia, el entrenamiento y la presteza de los estudiantes al desarrollo de las competencias y destrezas fue disminuyendo, a medida que se movían en sus respuestas sobre las competencias de la consejería, desde las aplicables al nivel individual (micro) al advocate en la arena pública. También se encontró que pertenecer a una raza étnica minoritaria y haber nacido entre 1970 a 1979, o después, aumenta la probabilidad de que se perciba como importante el entrenamiento en advocacy dentro de los programas de estudios en consejería.
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Toledano García, R.G. (2011) realizó una encuesta a 72 consejeros profesionales de universidades en Puerto Rico, para ver si reconocían las competencias de advocacy como funciones propias de su escenario de trabajo; con qué frecuencia las realizaban; y examinar el grado en que se relaciona el reconocimiento de las funciones con la identidad profesional. Se trató de un estudio cuantitativo, utilizando un instrumento desarrollado y adaptado por el investigador, tomando como base la traducción que él mismo hizo del ACA Advocacy Competency Domains. El cuestionario presentó las competencias distribuidas en seis grupos llamados dominios de seis ítems cada uno (36 ítems). Las funciones o tareas presentadas en el cuestionario eran representativas de las competencias que se requieren a los consejeros para realizar funciones de advocacy, según los criterios profesionales establecidos por la American Counseling Association. Para el reconocimiento de las funciones, las alternativas de respuestas fueron cinco: en total acuerdo, de acuerdo, neutral, en desacuerdo y en total desacuerdo. Para responder sobre la frecuencia con que practican las funciones de advocacy, las alternativas de respuesta fueron: siempre lo hago, a veces lo hago y nunca lo hago. El dominio intercesión a favor del cliente obtuvo el promedio de endoso más alto por parte de los participantes. Los de menor endoso fueron los dominios de intercesión social y política. El dominio de apoderamiento del cliente obtuvo el promedio más alto de frecuencia con que practican las funciones. Los dominios de información pública e intercesión social y política obtuvieron el menor promedio de práctica. Otro estudio fue realizado en torno a la forma más indicada para lograr el adiestramiento de consejeros profesionales en la tarea de justicia social. El mismo fue llevado a cabo por Patel, S. en 2001. Se trató de un estudio piloto para evaluar el
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aprendizaje multicultural que se puede lograr en cursos de aprendizaje en servicio en las universidades. El estudio combinó métodos cualitativos con cuantitativos, y la población fue de 15 estudiantes universitarios, subgraduados. Los hallazgos del estudio demostraron la efectividad de los cursos en servicio, para lograr la conciencia multicultural y el desarrollo de competencias de cruce cultural, y para lograr un aumento en la conciencia de cómo las creencias culturales y los valores personales interactúan como parte de las dinámicas que se observan entre grupos dominantes en la sociedad y grupos subordinados. Gran parte de la evolución en los modelos de trabajo con las víctimas de violencia doméstica, como clases oprimidas y marginadas, y los cambios paulatinos que ha traído la legislación federal, así como local, surgen de las investigaciones hechas en Estados Unidos, a partir de 1997, en torno a la respuesta institucional que se le brindaba a las víctimas de violencia durante los procesos de encauzamiento criminal del agresor (Toporek, Gerstein, Fouad, Roysircar & Israel, 2006).
CAPITULO III Metodología de la Investigación El tema de esta investigación son las experiencias, sentido y significado de la consejería en justicia social a nivel universitario, partiendo de las narrativas de tres consejeros profesionales que laboran en escenarios universitarios. El propósito fue describir con profundidad las experiencias de estos profesionales desempeñando actividades que implica la consejería en justicia social como parte de sus tareas; describir con riqueza de detalles los sentidos y significados que imparten al rol de advocacy en sus escenarios de trabajo, y que el ambiente académico les atribuye; describir las causas, valores, ideas y visiones de intervención que emergen de sus narrativas y experiencias; y las características que distinguen esta labor en sus prácticas de consejería. Se partió de un análisis cualitativo de lo que hacen y dicen los mismos consejeros profesionales que han incursionado en advocacy. El estudio es de enfoque cualitativo-descriptivo. La naturaleza y calidad de las experiencias fue importante, con énfasis en la interpretación de lo que ocurre y en el examen de significados. El paradigma de la investigación es el constructivista, en el cual la realidad es relativa y múltiple. La realidad en la práctica de la consejería de justicia social es múltiple, subjetiva y comprensible. Está influida por los valores de las personas, lo que incluyó a la investigadora al haber participado de experiencias cuyas tareas profesionales implicaron labores de justicia social. Diseño de la Investigación El diseño de esta investigación es fenomenológico y cualitativo. Se basó en el análisis de descripciones narrativas sobre varios aspectos relacionados con los roles de
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justicia social, basado en las experiencias de trabajo de tres (3) consejeros profesionales laborando en educación superior. La metodología aplicada es el estudio de caso. Mediante el diseño de estudio de caso se puede estudiar un grupo social dado. En esta investigación el grupo son tres (3) consejeros profesionales con licencia para la práctica de la profesión y que trabajan a nivel universitario. El grupo es lo que forma un cuadro completo y bien organizado de esa unidad (Lucca & Berríos, 2003). El estudio de caso es un estudio a profundidad (Yin, R.K., 1994). Stake, R.E. (2000), en Lincoln & Guba (Eds.) (2005) indica que cuando el interés consiste en comprender un fenómeno o asunto en un contexto dado, se está ante un estudio de caso instrumental e intrínseco. En esta investigación se interesó comprender con profundidad la naturaleza de la labor en justicia social realizada desde la práctica de la consejería profesional a nivel universitario. El foco se centra en este segmento de la comunidad académica, para conocer con detalle y profundidad los procesos inherentes a la práctica de consejería en justicia social en la tarea del consejero profesional; y los sentidos y significados de la consejería en justicia social, según se evidencien de las narrativas de tres (3) consejeros profesionales cuyas prácticas se llevan a cabo en educación superior. Un estudio de caso resulta de gran valor cuando se desconoce el campo o asunto que se investiga desde una perspectiva exploratoria (Lucca & Berrios, 2009). Mediante el estudio de caso se logra aportar a un aprendizaje profundo de la unidad particular, en su naturaleza única; y se obtiene un entendimiento de un fenómeno nuevo o poco conocido y comprendido, y de sus protagonistas (Punch, K.F., 1998). Es un diseño de investigación que implica, desde el enfoque cualitativo, el estudio intensivo y profundo de diversos aspectos de un mismo fenómeno. Busca alcanzar explicaciones complejas y
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completas de un fenómeno, haciendo uso de múltiples fuentes de información para entender la unidad como un todo. Esta es la visión holística que implica el estudio cualitativo de caso (De Vaus, D.A., 2001). Yin (1994) indica que el estudio de caso debe realizarse cuando se tiene poco control sobre los eventos y cuando el foco de atención está en un fenómeno contemporáneo dentro de un contexto real. En esta investigación el fenómeno de estudio se centró en un asunto contemporáneo, como lo es la justicia social en la consejería profesional, en el cual aún existe poco control en la formación profesional, como en el ejercicio práctico. Aunque se evidencia en la literatura histórica de la consejería la incursión de consejeros profesionales en el trabajo de justicia social, también se ha evidenciado que estas experiencias han sido variadas en alcance, no sistematizadas, ni articuladas u organizadas como una gestión de grupo profesional (Fouad, Gerstein & Toporek, 2006). De esta forma, el caso en esta investigación es la consejería profesional en justicia social a nivel universitario, según la narran y explican tres (3) consejeros profesionales que trabajan en el ambiente de la educación superior. La unidad, como un todo, como objeto de estudio, comprendió varios elementos en la investigación que se llevó a cabo, a saber: la consejería en justicia social, los consejeros profesionales, y las experiencias en el contexto donde llevan a cabo su tarea y donde incursionan en actividades de justicia social. Se trató de comprender la realidad existente en torno al desempeño de roles que pueden vincularse a la labor de justicia social, y a las estrategias de apoderamiento, acción social y advocay, por parte de consejeros profesionales en ambientes universitarios.
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Preguntas de Investigación Las preguntas de investigación atendieron a tres áreas principales, a saber: conceptuación sobre justicia social y conceptos relacionados, entendidos sobre la práctica en justicia social e impresiones sobre el rol en justicia social en los ambientes universitarios. A través de conceptuaciones, entendidos e impresiones, descubrimos sentidos y significados en donde se sostienen causas, valores, ideas y visiones. Las preguntas guías fueron las siguientes: 1. ¿Qué significa justicia social para un consejero profesional de nivel universitario? 2. ¿Qué ideas y entendidos surgen en un consejero profesional de nivel universitario al definir los conceptos opresión, marginación, invisibilidad social, apoderamiento, acción social y advocacy? 3. ¿Cómo explican el desempeño de la labor en justicia social que llevan a cabo como consejeros profesionales de nivel universitario? ¿Qué experiencias, sentidos y significados surgen de las explicaciones? 4. ¿Cómo explican la relación de la consejería en justicia social con sus tareas diarias, sus obligaciones profesionales y éticas? ¿Qué causas, valores, ideas y visiones surgen de estas explicaciones? 5. ¿Qué impresiones tienen los consejeros profesionales de nivel universitario de su propia interacción con la comunidad académica, al manejar situaciones de representación de causas para justicia social como parte de sus servicios de consejería?
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Estrategias para Recopilar la Información En el estudio cualitativo de caso el tiempo es crucial, al igual que cada detalle en la recopilación de información a profundidad. Para recopilar la información se usan estrategias que constituyan más de una fuente de información y que permita la triangulación de datos desde la misma recopilación. Es decir, se hace uso de múltiples fuentes para recoger la información, de forma que además de recopilar se pueda saturar y corroborar la información para que el resultado final goce de credibilidad. Es por medio de los métodos empíricos que el objeto de estudio es entendido (Lucca & Berríos, 2009). De acuerdo con Creswell, J.W. (1998), las estrategias más importantes de recopilación de información, de manera triangulada, al realizar un estudio cualitativo de caso son: la observación, la entrevista y el análisis de documentos. De alguna forma, estas tienen que estar presentes para lograr la saturación y corroboración necesaria que imparta credibilidad a los datos. La clave es hacer una combinación de estrategias que se complementen entre sí, pero que a la vez permitan sondear el mismo fenómeno desde diversos ángulos, para llegar al verdadero fondo (Lucca & Berríos, 2009). La información recopilada en esta investigación comprendió descripciones verbales, notas de observaciones durante las entrevistas e interacción de la investigadora con el consejero profesional, y análisis de documentos. La información recopilada corresponde a las tres áreas principales que recogen las preguntas de investigación, a saber: conceptuación de la justicia social y otros conceptos relacionados, entendidos sobre la práctica en justicia social e impresiones sobre el rol en justicia social. Se realizaron entrevistas a profundidad, se hicieron notas de observaciones durante las entrevistas, y los consejeros llevaron a cabo un ejercicio escrito de reflexión sobre el tema de justicia social. Mediante dichas fuentes (entrevistas, documentos y observación), se atendió el
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uso de las estrategias relevantes para recopilar información en un estudio de caso cualitativo (observar, entrevistar y analizar documentos). Las entrevistas a profundidad se realizaron de forma individual, con tres (3) consejeros profesionales que laboran en el nivel universitario. Varias son las características de una entrevista cualitativa a profundidad. Lucca & Berríos (2009), Varguillas Carmona, C.S. (2007) y Guerrero, L.M. (2001) indican que la entrevista cualitativa es una extensión de una conversación normal, con la diferencia de que el investigador escucha para entender el sentido de lo que el entrevistado dice. También se establece que el investigador, durante la entrevista, está más interesado en la comprensión, en el conocimiento y en la percepción del entrevistado, y que tanto el contenido de la entrevista como el flujo y la selección de los temas determinados por las preguntas de investigación, cambian de acuerdo con lo que el entrevistado conoce y siente. Varguillas Carmona (2007) destaca que es una conversación no estructurada (aunque tenga un guión), en la que se persigue que entrevistado exprese de forma libre sus opiniones, ideas, concepciones, etc., sobre el tema objeto de estudio. De esta forma se concibe como una forma de interacción social entre dos personas en la que se va a generar una comunicación de significados; donde por un lado se reciben las explicaciones de la visión, entendido, ideas, conceptos, etc., del entrevistado, y por otro lado, se intenta comprender e interpretar esas explicaciones. La entrevista se inicia con temas de gran recorrido, amplios, y luego se van introduciendo nuevos elementos que permitan al informante ofrecer más detalles y riqueza de información, para ganar profundidad en el estudio del tema determinado. Siguiendo estas guías y criterios, para las entrevistas realizadas se preparó una guía de
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preguntas que se utilizó con flexibilidad (Apéndice A). Al comenzar las conversaciones con los consejeros se mantuvo reconocimiento de que surgirían preguntas diferentes que permitieron abundar, hilar y aclarar los diferentes temas que fueron emergiendo. La flexibilidad es uno de los elementos más importantes para que se pueda crear una camaradería durante la entrevista (Lucca & Berrios, 2009). La guía flexible se denominó como una entrevista no estructurada, aunque la guía abarcó los temas y subtemas, y algunas preguntas de naturaleza abierta como punto de partida, tomando en consideración el propósito del estudio y las preguntas de investigación. Que sea no estructurada, no excluyó tener una guía, pero no existió un orden establecido. No rigió un esquema o plan previo, ya que la meta fue que hablaran libremente, y comprender, entender lo que expresaban, sin imponer a priori alguna categorización que limitara la conversación a profundidad (Lucca & Berrios, 2009). Se trató de que la entrevista, por su forma, inspirara y permitiera que los entrevistados se sintieran en libertad y comodidad al expresarse y descubrir sus ideas, conceptos, sentimientos e impresiones acerca de la consejería en justicia social, sus prácticas y experiencias durante las incursiones en actividades de esta naturaleza, y sobre el rol del consejero profesional en estas actividades. Durante todas las entrevistas se anotaron observaciones de las conductas no verbales de los consejeros en torno a los temas que fueron discurriendo y discutiéndose, con el propósito de nutrir y clarificar entendidos de la expresión verbal y la cultura de los participantes al hacer sus narrativas en torno a los temas. Spradley, J.P. (1979) indica que esto es un elemento necesario durante la entrevista no estructurada en estudios de caso a profundidad, donde hay una naturaleza exploratoria del fenómeno de estudio
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determinado. En los estudios cualitativos se reconoce que el investigador es cercano al fenómeno de estudio, participa con envolvimiento personal y aporta su experiencia objetiva y subjetiva en el proceso de recopilar y analizar los datos. También se revisó y analizó un escrito de reflexión de cada consejero profesional, en torno al tema de justicia social. Esto es parte de realizar comprobaciones cruzadas durante la recopilación por triangulación, para aclarar la estabilidad de las expresiones y opiniones (Varguillas Carmona, 2007). El ejercicio presentó frases teóricas, conceptuales y surgidas durante las entrevistas a profundidad, y los consejeros reaccionaron y comentaron sobre las mismas. Toda información de identidad de terceros que surgió durante las entrevistas a profundidad al brindar ejemplos de trabajo en justicia social, se protegió como confidencial. No fue de interés su recopilación para la investigación, y no se revela identidad de persona alguna en la exposición de los hallazgos. La información se recopiló, clarificó y validó durante un periodo de tiempo que tomó ocho (8) meses. Todas las entrevistas fueron grabadas (voz), transcritas ad verbatim, y se permitió a los participantes clarificar sus expresiones según quedaron grabadas y transcritas. Esto permitió más comprobaciones cruzadas durante la recopilación por triangulación, al dar espacio para aclarar la estabilidad de las expresiones y opiniones (Varguillas Carmona, 2007). Se hicieron notas de observaciones durante las entrevistas, sobre expresiones no verbales y gestos de los consejeros mientras se expresaban.
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Participantes del Estudio En los estudios cualitativos la selección de los participantes se rige por criterios distintos a los establecidos para estudios cuantitativos. Estos criterios se orientan más por los intereses de la investigación de descubrir significados y reflejar realidades múltiples; comprender un fenómeno con riqueza de detalles y a profundidad; y lograr una saturación de la información a recopilarse hasta el punto en que ya no se obtiene nueva información. Cuando la información comienza a ser redundante, se logra impartir credibilidad en la presentación de los hallazgos. De manera que, la representatividad y generalización de los resultados a una población en un universo, no es el interés de los estudios cualitativos. Al no ser la representatividad de los resultados un criterio de selección, la cantidad de los participantes puede ser pequeña y responde más a los intereses de la investigación. De hecho, Salamanca Castro, A.B. (2007) indica que respecto al tamaño de los grupos que participan en un estudio cualitativo, no hay reglas, ni criterios firmemente establecidos. Lo importante es atender los propósitos del estudio, los que vienen a ser prácticamente los criterios: encontrar los significados y realidades múltiples, comprender a profundidad el fenómeno bajo estudio y saturar la información. Para esto, lo que hay que lograr es tener un grupo de buenos informantes en relación con el tema de investigación. Dado que en esta investigación el asunto fue la justicia social desde la práctica de la consejería profesional a nivel universitario, el grupo que constituyó los buenos informantes fueron consejeros profesionales que trabajan a nivel universitario y que han tenido oportunidad de llevar a cabo actividades o gestiones en justicia social, como parte de sus servicios a la población estudiantil académica.
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Los participantes fueron escogidos intencionalmente de acuerdo con el propósito de la investigación, por recomendaciones o referidos al conocerse que tenían experiencias en actividades de consejería en justicia social. De acuerdo con la unidad que constituye el caso de estudio en esta investigación, el grupo lo compusieron tres (3) consejeras profesionales en nivel universitario, que se conoció por recomendaciones o referidos, que tenían experiencias de haber hecho intervenciones en justicia social. Así, se cumplió el criterio de inclusión: que se trate de consejeros profesionales que han incursionado en actividades de justicia social como parte de sus labores, ya que esto es a tono con el propósito de la investigación. De forma que, la selección del grupo cumplió con los siguientes criterios: 1. Son consejeros profesionales destacados en ambientes universitarios. 2. Todos tienen licencia profesional vigente para el ejercicio de la consejería profesional. 3. Todos tenía experiencia en intervenciones en justicia social, como parte de sus prácticas profesionales. Los derechos humanos quedaron protegidos, ya que no se llevaron a cabo exposiciones o intervenciones riesgosas a la salud física o mental de los participantes. Su participación en el estudio fue libre y voluntaria. Se reconoció que el nivel de riesgo de esta investigación sobre los participantes, aunque mínimo, podía darse durante el proceso de las entrevistas. La entrevista a profundidad conlleva una relación social de conversación entre el entrevistador o investigador y el entrevistado o participante (Guerrero, 2001). Esta relación constituye una relación diádica canalizada por la discursividad natural, pero bajo la condición de unos encuentros regidos por las reglas y
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propósitos de la investigación. Es decir, aunque no es estructurada, se siguieron unas guías flexibles para atender el propósito de la investigación. Solo así se pudo acceder al universo de significados, ideas, creencias y pensamientos de los actores, haciendo referencia a acciones pasadas o presentes, de sí o de terceros, generando una relación social por la cual se obtuvo información de las fuentes cognitivas y emotivas de los participantes, manifestada en narraciones dentro de un contexto social, temporal y cultural amplio. La información que surgió durante la entrevista a profundidad se relaciona con la sociedad, la cultura y la comunidad, en un espacio temporal determinado que comparten la investigadora y el participante. Así, la relación es dialógica, ya que se intercambia durante la conversación el universo cognitivo y simbólico entre el entrevistador y el entrevistado. Tratándose de entrevistas a profundidad con estas características, los entrevistados podían sentir temor a que la información que trascendiera se tornara en su contra; podían inquietarse por la autocensura psicosocial, o por el juicio sobre sus personas, todo lo cual podía afectar el flujo libre de las expresiones. También, esto podía dar lugar a que se divagara entre generalizaciones no concretas o ricas en detalles, y que se generara la sensación de presiones al estar dirigiendo la entrevista dentro de los propósitos de la investigación; lo que podía afectar seriamente las relaciones entre el investigador y el participante. Estos riesgos se minimizaron mediantes medidas aplicadas al desarrollo de las entrevistas a profundidad. Entre estas medidas se destacan unas que son sustantivas, y otras que son procesales, y que se implementaron durante las entrevistas. Veamos:
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Medidas sustantivas. Para todas las entrevistas se tomó el consentimiento informado atendiendo a comunicar en el mismo varios aspectos medulares (Apéndice B). Estos aspectos medulares incluidos en el consentimiento fueron los siguientes: el tipo de investigación, el propósito y las fuentes de información (entrevistas, observación y análisis de documentos); las características en el uso de las expresiones de los participantes (como citas de sus voces en el texto del trabajo final); la participación libre y voluntaria; el cuidado de la información a recopilarse de manera confidencial; la no utilización de los datos con ningún fin personal, ni en contra o a favor; la no utilización de información alguna que surgiera como parte de la conversación natural discursiva de las entrevistas, que no estuviera relacionada con los propósitos de la investigación; no hacer valoraciones morales de los participantes, ni de sus expresiones, opiniones y sentimientos; dispensarles un trato con respeto y dignidad; la responsabilidad ética y legal de la investigadora estuvo con prioridad centrada en el participante, primero, y luego en la investigación; se podían retirar libremente en cualquier momento de la investigación y se respetaría la decisión tomada; no se divulgaría ningún tipo de información privada que pudiera delatar al participante; y se protegería la identidad de los participantes, lo que alcanzaba la no identificación de la universidad de procedencia en la redacción de los hallazgos. Medidas procesales. Se propició una situación natural de compenetración, a través de la charla informal, con empatía para que fluyeran los conocimientos, pensamientos, experiencias y sentimientos que sobre el tema ellos conocían por su incursión en el mismo. Se inició con preguntas amplias, fáciles. Progresivamente, mientras se reforzaron al mismo tiempo las competencias de los participantes, se fue pasando a preguntas más elaboradas,
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complejas, para que surgieran explicaciones precisas, concretas, ricas en detalles y ejemplos empíricos. Se observaron técnicas como el silencio para dejar hablar ampliamente, dando tiempo, y no se discutió para contradecir ninguna respuesta, ni dar consejos, ni emitir apreciaciones sobre las consecuencias de las respuestas. En todo momento se mantuvo una relación de amistad con los participantes, sin la adulación o la expresión servicial. Hubo una etapa de recogido al finalizar los temas de estudio de la investigación y otra de cierre abierto, donde se mantuvo contacto para aclaraciones, dudas, retroceder o retomar temas conversados. Este cierre abierto se llevó a cabo al final de las entrevistas y se mantuvo desde el momento en que se iniciaron las transcripciones de las grabaciones, hasta que se codificaron los textos para comenzar la interpretación de las narrativas. A todos los participantes se les hizo llegar las transcripciones de sus entrevistas, para que las leyeran, comentaran y elaboraran asuntos adicionales o clarificadores, de todo lo escrito en la transcripciones ad verbatim. Análisis de los Datos Se utilizó el modelo de análisis cualitativo de Harry F. Wolcott. Este modelo consta de tres componentes: descripción, análisis e interpretación, los cuales ocurren simultáneamente en el proceso de reducción de la información y elaboración del narrativo de los hallazgos (Lucca & Berríos, 2003). Esto se justifica, ya que en la metodología cualitativa el análisis de los datos es inductivo, dinámico (según emerge), y hace énfasis en la creación de temas y/o conceptos. Para facilitar el proceso de reducción de la información y agilizar la descripción, análisis e interpretación bajo el modelo de Wolcott, se desarrollaron categorías para la codificación del material. Las categorías permitieron agrupar información cuyo
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contenido era semejante según emergía de la propia información recopilada, con base en la literatura revisada y de acuerdo con las preguntas de la investigación. La regla en la creación de categorías para codificar es el equilibrio. No deben ser tan pocas que se pierda a esencia de la riqueza de la información obtenida, ni tantas que se diluya la esencia del trabajo (Lucca & Berríos, 2003). Se crearon 15 categorías de codificación (Apéndice C), a tono con las preguntas guías de la investigación (Apéndice D). La agrupación de información bajo las diferentes categorías, se manejó y organizó con la ayuda del Programa NVivo 9 (Apéndice E). Las categorías finales se analizaron contra las preguntas de investigación para organizar los temas que ayudarían a presentar los hallazgos atendiendo los intereses del estudio. En el análisis de los datos se clarificó e intentó comprender las explicaciones, palabras, frases, temas y procesos, para descubrir la experiencia de la consejería en justicia social a nivel universitario, y el sentido y significado que se adscribe a esta labor, a partir de las voces de los consejeros; comparando con la literatura revisada y contestando las preguntas de investigación. Procedimientos del Estudio El estudio se llevó a cabo por fases. Fueron cuatro (4) fases, a saber: administrativa, de interacción con los participantes y con el fenómeno bajo estudio, el análisis de los datos y la preparación del informe escrito. En la fase administrativa se identificaron los participantes y mediante una guía para las llamadas telefónicas, se hizo contacto inicial con ellos (Apéndice F). Se les explicó el propósito de la investigación y se coordinó la cita para la primera visita y entrevista. En esta fase administrativa se diseñó el sistema de archivo y almacenamiento, el cual ubicó en el estudio-oficina de la investigadora.
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En la fase de interacción con los participantes y con el fenómeno bajo estudio, se realizaron las entrevistas, se grabó mediante grabadora de voz (no video), se transcribieron las grabaciones, y se revisó el ejercicio de reflexión en frases de justicia social. Se mantuvo discusión continua con los Consejeros Profesionales, de la información que se fue obteniendo. En la fase de análisis se crearon las categorías mediante la lectura repetida de las transcripciones, de las notas de observaciones y de las expresiones en el ejercicio escrito, codificando y re-codificando, hasta poder reducir y agrupar la información de interés del estudio. Se intentó comprender explicaciones, temas y procesos, para descubrir la experiencia, el sentido y significado de la consejería en justicia social. En la última fase, se redactaron los hallazgos, discutiendo y derivando implicaciones a la luz de la literatura revisada; a base de las preguntas de investigación y las categorías creadas, y apoyándonos en las voces de los mismos consejeros profesionales. El informe está hecho en primera persona singular, en toda medida que fue posible, con episodios sobresalientes y citas de expresiones de los participantes.
CAPÍTULO IV Hallazgos Los participantes de esta investigación fueron tres (3) consejeros profesionales, con licencia vigente para la práctica de la profesión. Trabajan, todos, en el ambiente universitario. Tienen entre 17 a 25 años de experiencia laboral en funciones como consejeros profesionales, trabajando con estudiantes. También, han tenido la oportunidad de trabajar con poblaciones de adictos, confinados, deambulantes, impedidos y personas con otras preferencias sexuales distintas a los heterosexuales. Los tres (3) consejeros que formaron el caso de estudio, han incursionado en la práctica de la justicia social como parte de sus servicios de consejería. A continuación, se presentan los hallazgos de la investigación, divididos en cuatro grandes áreas: 1. Entendidos sobre el concepto de justicia social y subconceptos relacionados 2. Entendidos sobre la práctica en consejería en justicia social, la que surge desde el contexto universitario. 3. Entendidos sobre el rol como consejeros en justicia social, también desde las experiencias a nivel universitario. a. Específicamente aquí, la relación que hacen con las tareas de justicia social y la consejería profesional, y la identificación con obligaciones profesionales y éticas. 4. Impresiones sobre el rol como consejeros en justicia social, en el contexto universitario. Cada área recibió un título metafórico o sugestivo del significado más sobresaliente que se observó en las narrativas.
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Sabiduría Vigilante “El conocimiento duerme y ronca en las bibliotecas, pero la sabiduría está en todas partes, bien despierta, alerta”. (Josh Billings, 1818-1885).
Como sabios centinelas de las propias experiencias de vida y de práctica en la consejería, tres consejeros universitarios construyen las conceptuaciones y significados que adscriben al concepto de justicia social; y a tres sub-conceptos relacionados: la opresión, la marginación y la invisibilidad social. Más que definiciones teóricas o con referencias explícitas al conocimiento de formación profesional académico, los consejeros dieron contenido y sentido a los conceptos, desde el alimento que solo suplen las experiencias de vida observadas con una constante vigilancia. De experiencias de vida, de lo común, de lo cotidiano. Es ilustrante la definición que hace una de las consejeras cuando dice: “La palabra justicia social, además de meterte en el entramado de la vida más cotidiana y común, está rodeada de cariño, de alegría, de empatía. La vida misma. La vida por la vida. Por cumplir día a día como seres humanos, viviendo, no importa la preparación, no importa lugar, no importa la ciudad, en la ciudad más sencilla, el encontrarte, el interactuar con personas, adherirte a esas personas, es algo que acompaña tu tarea de justicia social”. Al darle definición al concepto de justicia social, los consejeros presentan varios elementos en los que coinciden: protección, ayuda, igualdad en derechos y beneficios para todos, en las mismas posibilidades de acceso a servicios y a educación, vigilar los derechos de sus representados. Aunque no citen autores, ni se refieran a conocimiento
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formal alguno, la inclusión de estos elementos en las conceptuaciones del término corresponde con las definiciones formales que ha dado la literatura a lo que significa justicia social. Autores como Bell (1997), Hartnett (2001), Miller (1999) & Rawls (1971) en Lee (2007) han definido la justicia social como una actividad para promover el acceso y la equidad en la justa distribución de los recursos en una sociedad. La justicia social se basa en que todas las personas en una sociedad, tienen derecho a una plena participación, pero particularmente aquellos que sistemáticamente son excluidos por razón de raza, origen étnico, género, edad, impedimento físico o mental, educación, orientación sexual, estatus socio-económico y otras características de trasfondo o de membrecía en un grupo social. Nuestros consejeros están naturalmente conscientes de esto, cuando expresan, por sentido común: “Sí, claro, definitivamente, la justicia social se dirige a los marginados, a los desamparados, a los que atropellaron, verdad….Yo entiendo que sí. La justicia social es para todos, pero estamos hablando específicamente de la sociedad, así que definitivamente debe estar dirigida a los menos afortunados”. “Pero también es la equidad de derechos para todos. Que toda persona sea tratada de la misma forma, que tenga los mismos beneficios y acceso a recursos”. “Primeramente, velar por los derechos de la persona. Ya sea en el ambiente universitario, en su trabajo, en distintas áreas. Es velar porque estos derechos que tenga la persona se los hagan valer. Como una primera
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opción, el mismo sistema debe velar; luego el propio individuo, y el consejero [que está presente] como una guía para velar por esos derechos”. En momentos iniciales de los encuentros con los consejeros, el alcance de las definiciones sobre justicia social apuntó a sectores como los marginados, los desprotegidos y los necesitados. Pero, durante el desarrollo de las conversaciones se precisó que la conceptuación abarca a todos, incluso a ellos mismos como participantes en la sociedad puertorriqueña: “Que todos tengamos los mismos beneficios, los mismos derechos, las mismas posibilidades de acceso que se pueda tener en todo lo que es educación, lo que es el servicio”. “Todo es, todo el mundo, todo el mundo, o sea, sin distinción de ninguna persona. Uno debe estar bien alerta, de que todo el mundo tenga el mismo derecho, el mismo acceso a los servicios y oportunidades educativas, pero eso sí, hay que estar bien atento”. Aunque en estas conceptuaciones los consejeros participantes no identificaron el referente de sus estudios profesionales en consejería, como punto de arranque o entronque con sus concepciones, la literatura nos indica que no es de sorprenderse que exista una íntima vinculación con el conocimiento conceptual y las destrezas medulares que son el fundamento y la identidad de la consejería como profesión (Hartung & Blustein, 2002; Ivey & Collins, 2003; Kiselica & Robinson, 2001; en Fouad, Gerstein & Toporek, 2006). Esto se confirma cuando una de las consejeras dice que la justicia social es un “elemento esencial e importante en la práctica de la profesión”.
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De la expresión de otras consejeras, también se encontró coincidencia cuando dicen: “Esto va a la identidad de la profesión, te hace sólido en la práctica de la consejería, que busca la ayuda para todos, para que todos puedan vivir, crecer y desarrollarse plenamente, en igualdad de condiciones”. Se observa el énfasis en estar alerta, bien atento. Es menester la vigilancia en ese sentido, la que se impone sobre los eventos diarios de la práctica profesional. Una de las participantes, incluso, lo destaca como una vigilancia de obligación: "Me hace pensar el hecho de casos de estudiantes que yo he atendido. La misma persona, a veces, no se da cuenta de que están pasando ciertas cosas y uno se siente como en la obligación. Por ejemplo, en el caso mío, yo me siento con la obligación de si estoy viendo algo que está pasando que no está bien, yo debo alertar esa persona”. A la pregunta: ¿lo sientes como una obligación? La respuesta se produjo completando la palabra conmigo misma: “……como una obligación. Me haría cómplice si yo no alerto que está pasando algo que no debe pasar.” “Uno debe estar bien alerta, de que todo el mundo tenga el mismo derecho. Hay que estar bien atento, día a día”. Otro elemento destacado como fundamento en las conceptuaciones del término justicia social, fue el de la igualdad de los seres humanos no importa su preparación, experiencias, ni títulos. Desde el trabajo de la consejería en justicia social, todos son iguales. Incluye a todos, no importa la procedencia, ni nivel socio-educativo o
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económico. En este aspecto, los consejeros universitarios fueron más allá de lo que contemplan las definiciones formales de la literatura. Consideran que personas de todo nivel, pudieran en un momento dado, por razones ajenas a su voluntad, entrar en circunstancias complejas, difíciles, que las marginen por el tiempo que les tome lidiar con las circunstancias que les afecten. Muestran profundidad en destacar sus dominios sobre la naturaleza de la vida humana y el ser humano en desarrollo, en el sentido de comprender que no toda una vida se tendría que estar en la categoría o clasificación absoluta de marginado, atropellado, desafortunado. La vida tiene momentos a través de los que un ser humano puede experimentar vivencias de marginación, y no se está exento de estas vivencias por el hecho de pertenecer a un nivel social o económico dado. Pertenecer a grupos de marginados, no lo ven como algo que ocurre para siempre. Son momentos de vida, de los que se puede salir exitosamente, y para todos se considera válida la oportunidad de la consejería en justicia social, desde la interacción más humana que incluye entrar en los entornos ambientales de los representados. Tal como indica Ramos Meléndez, R. (2009), el consejero en justicia social muestra conciencia sobre el impacto que tienen en el proceso de ayuda las variables ecológicas, los sistemas y otras dimensiones de la persona a través de la sucesión de los momentos de vida. Las consejeras compartieron visiones donde demuestran su reconocimiento a que todos, todos estamos sujetos a poder vivir situaciones que nos ubiquen en el umbral de la marginación, o de la injusticia, y por ellos, también hay que trabajar. “Tiene que ser igual para todos, porque yo creo que no solamente [es para] las personas son marginados socialmente por aspectos económicos, etc. Si no, mira, para los que no son marginados, también en
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ocasiones, tienes que trabajar por ellos, por causas justas. O sea, lo que pasa es que el término, como que parece que se enfoca diferente, pero no, es para todos. Cuando hablamos de derechos y justicia social, yo tengo que verlo en el aspecto más amplio que son [y puntualiza fuerte], TODO EL MUNDO. Aún dentro de los desaciertos. Si, porque somos humanos y entonces yo no puedo separar el humano de los errores. Cometemos nuestros errores, o sea, y eso no quiere decir que uno sea menos, verdad, o más que otra persona. Somos humanos y el hecho de ser humano, eso ya yo creo que hace que no le pueda quitar el derecho de la justicia social a esa persona”. “No todo el que está en problemas sociales es porque quiere estar. Muchas veces han sido víctimas de otras circunstancias. Así que, todos, todos debemos tener los mismos beneficios de oportunidad”. “Sabes, yo he tenido, hasta en casa, personas que estaban en las calles, adictos a cocaína y marihuana, rechazados. En este caso, fue una mujer, rechazada totalmente por la familia y la sociedad; y hoy por hoy [con rostro iluminado de alegría y orgullo] es funcional. Tiene su apartamento, tiene su carro, terminó su bachillerato y trabaja. O sea, para mí [en tono alto] es como si yo lo hubiese logrado! [los ojos se llenan de lágrimas]”. “Ahora mismo tengo una estudiante hospedándose en casa, conmigo, mi esposo y mi niño. Ella tenía una circunstancia muy difícil, de vivienda, y en lo que vamos trabajando con el asunto de un techo para
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vivir!! Que increíble! Yo le dije, mira, no, tú te vas para casa conmigo, ahora mismo, tú no te quedas en la calle”. “(…) no importa la preparación, no importa lugar, no importa la ciudad, en la ciudad más sencilla, el encontrarte, el interactuar con personas, adherirte a esas personas, es algo que acompaña tu tarea de justicia social”. La expresión de una de las consejeras, de “adherirte a esas personas”, presenta un aspecto que podría ir más allá de la mera empatía, y sin juzgar o pre-juzgar con suposiciones acerca de la conducta de las personas. Es interactuar con ellas, inmersarse en sus contextos, en sus ambientes, e incluso, poder vivir en carne propia el discrimen o marginación que han experimentado las personas que ayudan, haciendo introspección sobre sus reacciones al discrimen vivido como parte de la relación de ayuda. Todo esto representa una muestra de que reconocen y están convencidos de que los asuntos críticos de vida no pueden resolverse a través de una mera intervención únicamente basada en la persona. Están implicadas dimensiones personales y psíquicas del consejero, cuando trabaja en áreas de justicia social. De las siguientes experiencias que nos relata una consejera, se observa el nivel de adhesión e interacción más allá de su entorno en la oficina, y del trabajo con personas en su oficina como consejera, sin pre-juzgar con suposiciones: “En un momento dado yo conocí una chica que era lesbiana. Había sufrido mucho en su hogar. Increíblemente por violencia doméstica. Ellos eran ocho (8) hijos, ella era la única que decidió enamorarse de una mujer, y totalmente la rechazaban por eso. Su mamá
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no la soportaba, pues prácticamente la sacó de su casa. Resuélvete, que ese es tu problema. Allá eran de la iglesia pentecostal. O sea, la violencia doméstica era uno de los sufrimientos, pero de alguna manera su sufrimiento, entonces, se duplica, dado al rechazo que se junta de parte de su familia. Fue su decisión, verdad, enamorarse de alguien del mismo género. Entonces, ahí fue una experiencia que yo dije, ¿pero por qué la rechazan? Si ella, si lo que quiere es eso, pues que lo haga, o sea, ¿quiénes somos nosotros para juzgar? Ahí fue que también fui conociendo unas experiencias personales, ayudándola a tal punto que en un momento dado la sociedad pensó que yo era parte de ellas [en voz alta] Yo una de ellas…ok!..Porque resultó que el apoyo se extendió también a otras amigas de esta chica. Y yo estaba entonces, entre ellas, apoyándolas. Y ¿sabes? Yo dije, yo no te voy a aclarar, quédate tú con la duda. Así que, ahí yo dije, Wow!! Que injusta es la sociedad [con expresión de asombro e indignación]. Yo diría que esta es una de las grandes experiencias que me hizo a mí decir, espérate, la sociedad es más injusta que justa, porque de mí han hablado por meras sospechas, porque simplemente ayudé un grupo de jóvenes lesbianas. Y aunque no era una de ellas, sufrí parte del proceso de las injusticias de la sociedad. Para que tú veas cómo es la reacción que una [como consejera] puede tener. Que tu primera reacción era por lo que los demás pensaban de uno en la relación de ayuda con esta clienta lesbiana. En fin, que inmediatamente uno reconoce y re-enfoca. Mira, no tengo que aclarar nada!!...nada!...que se queden con la duda.
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“Mira, una vez salgo a un [negocio de comida rápida], y llega este chico a pedirme dinero. Y yo digo, no, no. Ven, te sientas y comes conmigo. Y yo voy y le compro comida y comemos los dos, increíblemente!, como si fuéramos los más amigos. Y yo no sé quién es. Pero nos sentamos en la misma mesa. Y en un momento dado, obviamente, le digo, quiero saber por qué estás pidiendo dinero, por qué has llegado a esto. Porque ¿sabes?, ellos sufren muchísimo. O sea, no estamos hablando de que a ellos les gusta. No. No. Es que sufren. Así que digo, ¿cómo llegas a esto? Entonces empiezo como en preguntas, verdad, ¿con quién vives?, ¿y quien corre tu cuenta? Y me acuerdo de ese joven como ahora, yo estaba en Coamo. Y yo digo, pues vente, vamos a casa de tu mami, a ver si ella estaría de acuerdo, ya que tú estás de acuerdo que mañana a primera hora vayamos al laboratorio. Yo te pago los laboratorios, y te ingresamos mañana mismo en [un hogar de rehabilitación]. Pues, perfecto. Yo le digo, ve a pie y te voy a recoger. Sucede que, verdad, me cuido un chinchín. No del todo porque sé que estoy tomando riesgos, pero fui. Fui hasta la casa, él caminando y yo en el carro, poco a poco. Entre a la casa, conocí a la mamá, y le dije, mañana nos vemos en el parking de (…) en Ponce, y yo lo voy a ayudar. Y efectivamente, fuimos al laboratorio, y fuimos a varios [centros de rehabilitación] [silencio]. No me preguntes…[silencio con una expresión de tristeza]”.
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De la narrativa de esta experiencia, también se extrae el elemento del dolor, de la impotencia. El concepto de justicia social está acompañado de sentimientos de dolor, frustración. El trabajo en la justicia social implica para los consejeros una dimensión donde llegan a experimentar tristeza, la tienen que manejar y continuar adelante con el proceso. Reconocen que el incursionar en actividades de justicia social como consejeros profesionales, conlleva una lucha de día a día; y que esa lucha también trae consigo el enfrentar y manejar la frustración con determinación. El concepto es más que sustantivo, o de contenido, en cuanto a indicar que se trata de proteger, ayudar y promover la igualdad de derechos para todos. Es uno también de procesos para las dos partes en la relación de consejería (ellos y las personas que ayudan); de vivencias “en la misma mesa”, de lucha, de riesgos, de durezas, de iniciativas para abrir la oportunidad de cambios en el bienestar de vida de otros, de caminar distancias en el servicio, y de frustración cuando no se logra, pero de seguir adelante, con esperanza. No obstante, también alcanza sentimientos de satisfacción y de orgullo. Otras experiencias y expresiones que descubren estos significados son las siguientes: “Mira, yo trabajé de voluntaria en un centro de rehabilitación en Guayama. (…) Yo les lleve caballos, para que corrieran caballos. Yo jugaba dóminos con ellos, los domingos. Hicimos una guerra de bombas de agua, obviamente llevamos camisa negra puesta. Yo los llevé a pescar. A todo esto, te estoy diciendo que yo compré las cañas, compré los hamburguers que hacíamos en los BBQ en la playa. Yo los llevé al río. Que yo no hice por ellos. Muchos de ellos recayeron [bajo el tono de voz]. Si tú me preguntas, ¿y tú no te frustraste? Vas de Ponce a
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Guayama. Tú invertiste muchísimo de tu dinero en tantas actividades creativas que entendías eran positivas para su proceso de rehabilitación ¿No te frustraste que solo unos pocos salieron adelante? Pues, te tengo que confesar que puede ser que ocurran algunos minutos de frustración, pero luego yo misma me digo, imposible!! Imposible frustrarme, si yo di lo mejor de mí! Eso te hace mantenerte enfocada, en no quitarme, en creer de todas maneras”. “Porque la lucha es fuerte, muchacha, de día a día. Día a día yo siempre digo que es coger galletas. Se necesita vivir y trabajar día a día, en todo momento, por la justicia social”. “Lucha, enfrentamiento con otros, y satisfacción personal y profesional. Me siento complacida cuando se logra resolver o atender positivamente una situación donde se le violan derechos a estudiantes, en ocasiones, por caprichos de otros funcionarios”. Al tratarse de consejeros profesionales a nivel universitario, el contexto es la educación superior. Las oportunidades de desarrollo y crecimiento dentro de la educación superior, y para todos los sectores académicos. Y no sólo en las oportunidades dentro del sistema de educación superior, sino en la educación en sí que reciben los estudiantes universitarios, y en concienciar también a compañeros de facultad, a la comunidad en general. Los consejeros entienden que la universidad, el ambiente universitario y sus diversos procesos, constituyen un foro especial para construir cambios sociales y para que los estudiantes también se eduquen y conciencien sobre la necesidad de destacar sus aportaciones profesionales en causas de justicia social. También, los
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consejeros muestran carácter y valentía en mostrar la independencia de criterio que sea necesaria, en situaciones donde sus posiciones son encontradas con las posiciones de otros compañeros consejeros. Es decir, el concepto presenta un aspecto personal del consejero, se manifiesta desde su apropiación personal. La muestra de expresiones a continuación demuestra la sutileza del entendido personalísimo que acompaña las conceptuaciones sobre justicia social como parte del trabajo en la consejería. “La vivencia de la justicia social va más allá de abrir la mera oportunidad. Yo lo veo en la educación en sí. Es importante también crear conciencia en los jóvenes con relación a las causas sociales”. “Un ejemplo es en los trabajos en comités, en la facultad, donde suele haber un consejero en representación de la Oficina de Asuntos Estudiantiles. Surgen buenos casos o asuntos para acción social o para advocacy, y desde ahí también empezamos. Y cuando en reunión interna de la oficina revisamos el asunto, la participación de esa representación, yo digo, ¿y tú que dijiste ahí, en torno al asunto? Entonces, cuando a veces confligen las opiniones, y no eras tú quien estuvo ahí en ese momento representativo, les digo: ¿y qué paso? Y decido si voy a levantar o no mi voz, de manera diferente a lo planteado por otro consejero. Pero, mira, entonces hasta me lo tiran en la cara!!: `tu oficina estuvo representada’. Y contesto: sí, pero tenemos opiniones diferentes, y aquí lo saben, si no es verdaderamente representativa de lo que es la justicia social, lo justo, yo me voy a ir a fin del mundo”.
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La justicia social también significa, para los consejeros, un concepto activo, dinámico, que va en movimiento. Presenta otro aspecto de la profesión, donde se salen de las rutinas, de las estructuras de horario; salen de las oficinas, caminan distancias, y en todo caso, la transportación es a costo propio, de sus propios ingresos como consejeros. En todo lugar, y en cualquier momento, hasta cerca de la hora “oficial” de salida de la oficina, puede presentarse la ocasión para la consejería en justicia social. Y esa ocasión, al estar alerta, no se deja pasar. El elemento de estar alertas, como uno importante en la práctica de la justicia social, que los consejeros descubren en sus propias narrativas orales durante los encuentros con la investigadora, se corrobora con el hecho de la accesibilidad y disponibilidad que muestran para trabajar y moverse de forma diferente a lo tradicional. Se atiende la situación, incluso aunque conlleve poner en segundo lugar, o en espera, intereses y compromisos personales del consejero, o conlleve diligencias que realiza directamente el consejero en lugares fuera de su entorno de trabajo. “(…) Porque para servir también hay distancia que recorrer, y a mi propio costo.” “¡Definitivamente!....¡definitivamente! Porque son retos, o sea, y son situaciones que requieren muchísimo, así que rompen rutina, desde mi punto de vista, por supuesto”. “(…) Y me fui al banco, rápido, a hablar con el gerente del banco, y tomamos otras medidas”. “Por ejemplo, yo entro a mi trabajo a las 9:00 de la mañana, o 9:30, hora oficial de entrada, y ayer, por el día, el día se me alarga. Porque tengo un joven que parece que nunca había hablado con alguien, y
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le dijeron, ve a hablar con [nombre]. Y el vino aquí y habló conmigo. Yo resumía y resumía, y él decía, ‘ah, me quedaría aquí’. Y yo, ¿ajá? Pensando, es el cumpleaños de mi papá [se ríe]. Y de hecho!, llegué tarde al cumpleaños. Puse a mi papá después de este muchacho”. Como parte del sentido que los consejeros imparten a su incursión en actividades de justicia social, se encuentra la identificación o conciencia de un ambiente de vida, y de bienestar general, que se ha deteriorado en la sociedad puertorriqueña. Las expresiones mostraron conciencia aguda sobre contradicciones como: más preparación educativa, pero más problemas; más recursos y artículos (bienes materiales), menos calidad de vida; frente a la vida, la supervivencia. La justicia social hace sentido también en estas circunstancias o características de vida, más allá que sólo enfocada en las poblaciones sistemáticamente estigmatizadas. En este aspecto, los consejeros entrevistados descubrieron un significado que forma parte del constructo más amplio que sostiene la definición del concepto de justicia social: la creencia de que todas las personas tienen el derecho a un trato equitativo, que apoye y haga realidad los derechos humanos que tienen y que vivan en realidad una justa distribución de los recursos en la sociedad. Si hay más educación, pero más problemas; si hay más bienes materiales, pero menos calidad de vida; si en vez de vivir, se sobrevive, entonces no hay una justa distribución de recursos, ni una plena participación de vida colectiva. Entonces, la justicia social cobra más necesidad de acción. “No sé dónde se perdió un poco el enfoque para poder vivir mejor como seres humanos en esta sociedad. No sé cuándo fue que se perdió, o que fue lo qué pasó, pero ciertamente no vivimos bien. De alguna manera
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la calidad de vida se ha ido extinguiendo increíblemente, o sea, para mí es irónico que hay personas más preparadas, pero existen más problemas” “Los problemas de la sociedad se han duplicado, triplicado, yo no sé ni qué decirte. Entonces para mí, hay casas más grandes y familias más pequeñas. ¿Donde fue lo que pasó y qué pasó? Eso es una pregunta que me hago. No sé. No sé si es que falta búsqueda de la fase espiritual, no sé si es la tecnología, no sé si es lo material, la ambición de que tal vez que queremos tener tantas cosas que sean buenas, que entonces mamá y papá se van a trabajar, y se quiebra tal vez la crianza, que era distinta antes a la de ahora. Son unos cuestionamientos muy complejos, verdad, no puedo entrar en detalles en cada uno de ellos, y tal vez no desviamos un poco del tema, pero yo creo que al enfocarnos tal vez en tantas cosas que han atropellado a la sociedad, pues que definitivamente, que en lugar de estar viviendo, lamentablemente muchos están sobreviviendo. Entonces, ahí tal vez, entre un poquito en la palabra egoísmo, verdad, y entonces se olvida tal vez esto de la justicia social tan necesaria”. Los consejeros entrevistados expresaron su sentir sobre la valía de la voz de las personas frente a la dinámica de los títulos académicos y las relaciones de poder en la sociedad actual. Fue notable el hecho de la conciencia que mostraron en el aspecto que ésta tiene como parte del sentido de la justicia social. Incluso, uno de los consejeros entró en consideraciones relacionadas con la distorsión que hay en el manejo de los problemas sociales en Puerto Rico, y que nos llevó a exploraciones sobre la marginación, otro de los subconceptos relacionados con la justicia social. Veamos:
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“Fíjate, yo te diría que en este último tiempo y sobre todo quizás en los pasados años, esto se ha distorsionado, como más invisible para nosotros, y para la gente, en general. En la desigualdad que existe. Y quizás, pudiéramos hablar, para ejemplificar, de algo que ha sido público y que lo podemos ver a nivel social. Es relacionado a las comunidades especiales. Hay que ver cómo se desprecian los conocimientos que gente sencilla, común, puede tener sobre sus propios problemas y particularidades en la comunidad. Era sencillo. Iban a construir una serie de viviendas en unas áreas designadas como comunidad especial, y una persona que vivía en el área por 70 años, una persona de sitio humilde, claramente sin ninguna preparación académica, pero que ya conocía el ritmo del lugar porque llevaba 70 años viviendo allí! Así que él podía decir qué áreas eran inundables, que no era inundable. Cuando llegan los ingenieros y arquitectos, el señor le dice: ‘esta área es inundable, ahí no pueden construir nada, porque por ahí pasa un liqueo’…y el sigue diciendo. ¿Y qué ocurrió? Hicieron las casas. El terreno cedió, ¿me sigues? Estaba pasando un cuerpo de agua y obviamente, se perdió parte de la construcción. Entonces, vinieron las vistas, sobre el manejo de fondos, qué hicieron, qué no hicieron, etc. El que estaba entrevistando a una de las líderes de comunidad le dijo: ¿qué pasó? Interviene un abogado que dice: ‘bueno, pues uno va, fueron, escucharon, pero ¿cómo le vamos a creer a una persona que no tiene la preparación en el área de competencia como lo sería en ingeniería o arquitectura? Ella, la líder,
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muy fina, reacciona: ‘pero tenía una experiencia y conocía el sitio’. Mira, sencillamente, no le hicieron caso porque era una persona vieja. Y otro de los presentes argumentaba: ¿cómo tú me vas a decir a mí que yo, que soy ingeniero, tengo que darle crédito a uno que no tiene la preparación mía? Y así se margina, se desprecia, se manejan asuntos importantes como lo son las oportunidades de mejores viviendas [lo cual es una causa de justicia social], pero se manejan las decisiones y consideraciones desde las desigualdades por razones de títulos académicos, licencias y preparaciones”. Trabajar en el ámbito de la justicia social, como consejero, conlleva, para los entrevistados, despintarse de etiquetas sociales y vestiduras de títulos. Incluso, tienes que manejar tus propios prejuicios y estereotipos para poder ser efectivo. Así, los consejeros entrevistados destacaron como característica principal de la relación de ayuda, el sentido de igualdad básica entre las partes. Esta es una creencia que fundamenta la literatura como básica al constructo de justicia social. La práctica de la consejería en justicia social busca desafiar las desigualdades inherentes en un sistema social (Lee, 2007). Los consejeros fueron más allá al descubrir que la propia relación de consejería, debe estar sujeta a la igualdad de los seres humanos que en ella interactúan durante el proceso. Mostraron que sería contradictorio el uso de las dinámicas de poder en la práctica de la consejería en justicia social, y como se pudo observar, podría resultar hasta en una marginación de la persona que se está ayudando, manejar el proceso “desde la [desigualdad] de títulos académicos, licencias y preparaciones”.
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“Yo creo que esto en Puerto Rico se está dando mucho. Que hay que tener como que títulos para ser, para poder tener voz, para ser escuchado. Mira, yo soy una que no utilizo mucho mis títulos profesionales. Tú sabes que aquí todo el mundo me conoce por [nombre], y si yo llamo, digo, pues habla [nombre] …..verdad. Y si llaman aquí a la oficina, yo contesto, y digo, buenos días habla [nombre]. No me pongo títulos primero. Pero, por precisamente esta dinámica que se está dando, a veces, si lo veo necesario al trabajo en justicia social, entonces digo: soy la Dra… [nombre]. Es cuando único, sino es [nombre solamente].” “Por eso es que nunca uso mi título Doctoral, para que lo sepas. Mis cartas siempre van [nombre y apellidos], sin ningún título. Yo soy Yo. Y me cuesta que aquí lo entiendan. Para la acreditación tú no tienes idea lo que me pelearon. ‘Que te lo tienes que poner, y yo decía, yo no me lo voy a poner. Claro, que esto es un criterio muy mío, pero la gran mayoría de la gente lo ve diferente”. “De hecho, hasta con los mismos estudiantes, tú les dices: yo soy yo, y yo antes, primero Yo, luego los títulos, si fuera necesario. Es que se necesita vivir y trabajar, día a día, en todo momento, por la justicia social. Y eso incluye el énfasis en la igualdad de todos”. “Yo entro al salón de clases y digo ‘llegó [nombre]’. Vamos a compartir nuestro tiempo, vamos a aprovecharlo. ¿Cómo se sienten hoy? El primer día, yo llego y así cada día. Yo no digo ‘Soy la Dra…. [nombre y apellidos]”.
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“Sí. Es que ellos [los estudiantes], viven eso [lo de los títulos y su valor] como algo normal….verdad. Pero, aún así, mira, cuando yo empecé a dar clases yo no decía mis títulos, ni nada. Entonces, para que veas hasta donde llega esta dinámica, pasó con un estudiante que me cuestionó. O sea, yo dije algo en una clase y él me dijo: ‘¿quién es usted para estar diciendo eso?’ Entonces, cuando él me hizo esa pregunta yo dije en mi mente….Wow….¿y esto?. Yo no le dije a él cuál era mi experiencia, ni que era lo que yo había estudiado, ni nada. Pues, entonces era de esperar, dentro de lo que vivimos hoy día, que me contestara así, ya que como parte de su propio proceso social, a eso es que ha estado acostumbrado. De eso me di cuenta.” “(…) [Es necesario] despintarte todas las etiquetas favorables a tu persona, a tu vida, a tu proceso, despintártelas y decir, yo soy una más. Yo soy una más, y yo voy a vivir abiertamente, como una más, frente a las personas que son obviamente con las que yo me encuentro día a día, y [que] sientas la misión de la vocación día a día”. “(…) Tal vez arrastran asuntos sin resolver. Mira, yo no voy a ayudar a alguien si yo no sé, es decir, si yo no me he ayudado a mí primero en ese sentido. Por ejemplo, si mi papá fue alcohólico y yo nunca atendí esa parte, si no superé el asunto, puede ser que yo forme una barrera cuando llegue un estudiante y me diga: ‘es que mi papá es alcohólico y me siento destruido’. Eso va a afectar el proceso de ayuda. Entonces pueden darse dos cosas, o te identificas de tal manera, increíble, que necesiten los
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dos ayuda profesional [tanto el consejero como la persona], o bloquees tanto la experiencia que no sabes cómo atenderla en la persona que te la trae como asunto principal a manejarse en la relación de ayuda”. La igualdad de los seres humanos es la premisa inarticulada del fundamento de la justicia social, y los consejeros la descubren y la distinguen en sus conceptuaciones. Es un sentido que se descubre consistentemente de sus expresiones. Esto evidencia que los consejeros entienden que la justicia social no opera en un vacío, ni es un concepto meramente teórico o filosófico. Como se presentó en los inicios de estos hallazgos, los consejeros entrevistados compartieron su sentir sobre el fundamento del trabajo en justicia social: todos los seres son iguales. Todos, sin distinción de clase, se merecen la justicia social. Esta concepción contrasta con la literatura, que enfoca las actividades del consejero en justicia social, hacia los sectores o grupos típicamente marginados o en categorías por cuya razón la sociedad los separara, los excluye de forma sistemática. “(…) Cumplir día a día como seres humanos, viviendo, no importa la preparación, no importa lugar”. “Que todos tengamos los mismos beneficios, los mismos derechos, las mismas posibilidades de acceso que se pueda tener en todo lo que es educación, lo que es el servicio”. “Todo es, todo el mundo, todo el mundo, o sea, sin distinción de ninguna persona. Uno debe estar bien alerta, de que todo el mundo tenga el mismo derecho, el mismo acceso a los servicios y oportunidades educativas”.
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“Tiene que ser igual para todos, porque yo creo que no solamente [es para] las personas son marginados socialmente por aspectos económicos, etc. Si no, mira, para los que no son marginados, también en ocasiones, tienes que trabajar por ellos, por causas justas. O sea, lo que pasa es que el término, como que parece que se enfoca diferente, pero no, es para todos. Cuando hablamos de derechos y justicia social, yo tengo que verlo en el aspecto más amplio que son [y puntualiza fuerte], TODO EL MUNDO. Aún dentro de los desaciertos. Si, porque somos humanos y entonces yo no puedo separar el humano de los errores. Cometemos nuestros errores, o sea, y eso no quiere decir que uno sea menos, verdad, o más que otra persona. Somos humanos y el hecho de ser humano, eso ya yo creo que hace que no le pueda quitar el derecho de la justicia social a esa persona”. Los consejeros entrevistados mantuvieron continuidad del concepto de justicia social como uno unificado con sus otros sub-conceptos: marginación, opresión e invisibilidad social. Al reflexionar sobre estos subconceptos, evidenciaron sentidos, significados y valores consistentes con las creencias expresadas en torno a la igualdad de los seres en la sociedad, como razón del trabajo para la consejería en justicia social. Descubrieron tener conciencia sobre cómo operan los estereotipos en las relaciones sociales, dando por resultado la opresión y la marginación. De la misma manera que adscriben adjetivos y sentimientos en sus conceptuaciones sobre justicia social, así ocurrió con los demás subconceptos. Oprimir es ahogar, es impotencia, es “horrible, horrible”. Es no dejar hacer, es un “maltrato”.
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Entienden que las personas que se desenvuelven como parte de los sistemas sociales, sí saben lo que es la opresión, pero se hacen parte de ella, tal vez por apatía o quizás porque hayan perdido la esperanza de algún cambio real. “Opresión es como ahogarte. Intentas nadar, nadar, nadar, pero sientes que te tienen debajo del agua [silencio]”. “Lo pudiéramos ver también como un sentimiento. Un sentimiento de impotencia. Opresión se puede ver así”. “Esa persona tal vez se sienta a hablar conmigo y me dice: ‘lo he intentado de las maneras que me dicen que lo haga, y vuelvo, y fallo en el intento. Me dijeron que fuera donde esta persona, y fui, y no me pudo ayudar’. Y entonces, cuando yo trabajo la situación, y me cuestiono, ¿pero por qué está pasando por esto? ¿Porqué físicamente se le nota que tiene otro estilo de vida? ¿Otras preferencias sexuales? Y le hacen la vida imposible. Entonces yo empiezo a desesperarme un poco, ¿ves?, porque tal vez, yo con mis ojos veo los talentos. Tú ves el potencial, ves que tiene un sentido de responsabilidad por las metas que va trabajando y se ha trazado, pero vienen los estigmas de la sociedad y me lo hunden. La persona queriendo salir, queriendo progresar, queriendo echar pa’lante en un cambio de vida que ellos mismos, en sí, desean”. “No lo dejan caminar. Es maltrato”. “No dejar hacer, no dejar que alguien haga. Limitar la persona, el marco de acción que pueda tener una persona”.
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“Yo entiendo que en la academia, los decanos, los administradores, sí están conscientes de que existe opresión, que se da. Ellos lo entienden, pero al mismo tiempo, siguen los procesos. Se hacen parte, pues, como que piensan: ‘esto va a seguir, esto no va a cambiar, para qué yo voy a plantear, a decir algo’. Los consejeros también identificaron el hecho de que las personas, al actuar como parte del sistema, entran en dinámicas que resultan en marginación y discrimen. Dentro de la igualdad de todos es imposible la invisibilidad social. No hay seres humanos invisibles. Sobresalió el hecho de que explicaran la invisibilidad como una conducta asociada a no querer ver las realidades de las desigualdades sociales, y no a que existan seres humanos en lo invisible. Todos existen, pero por fuerza de las relaciones de poder, los sectores hegemónicos de la sociedad no desean ver esas desigualdades. “¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! Su invisibilidad social, que no quieres ver la prioridad, que lo tienes tan cerca de cuando llegas a tu casa o cuando te bajas del carro, o cuando entras y sales de tu oficina, o de tu trabajo. Cuando vas a hacer compras. Es hacerte el ciego ante una necesidad que tienes ahí, de frente! O sea, no estamos hablando de que no te vas a enterar nunca que hay personas que necesitan. Eso se sabe, y se ve. Porque apenas te bajas del carro en un centro comercial, y ‘missi, ¿tiene un pesito? Si lo tienes en la cara, la desigualdad”. “El que no quiere ver es el que puede ayudar”. “Ay Dios mío! ¿Invisibilidad social? Que no se le ve, está, pero no se le hace caso”.
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“[La invisibilidad social tiene que ver con] personas que no se conmueven con las necesidades de los demás. Les cuesta trabajo sensibilizarse ante el dolor de otros”. “Las personas muestran ceguera ante las necesidades de otros y se olvidan que existe la posibilidad de que algún día les puede pasar a ellos [que estando en circunstancias de alguna marginación o injusticia, no se conmuevan con ellos]” “La invisibilidad está relacionada con la creencia de que las personas, grupos o entidades no existen, se les ubica en lo desapercibido. No les queremos hacer caso, se ignoran. En relaciones de poder se da mucho, se creen que otros no tienen derechos”. “En mi opinión, los invisibles son ellos, los que no quieren ver. Porque los necesitados, los que están necesitados, se ven. Se ven claritos, no están invisibles. Es que los quieren hacer invisibles, que se callen, que no denuncien”. “Inclusive, hay estudiantes que me han expresado que cuando han reclamado ciertas cosas, verdad, los que se atreven, pues han visto unas represalias, unos cambios de actitudes hacia ellos, y como que se riega la voz, pues eso hace que los otros teman. Hay otros que no son temerosos, que no les importa y hacen frente con otras acciones a las represalias”. Esta manera de mirar y entender la invisibilidad social corresponde con lo que se explica en la literatura. La reacción de acallar, de represiones sutiles como abiertas, es uno de los mecanismos que utilizan los grupos de poder, que son intolerantes a cualquier
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actividad por cuya gestión quede en denuncia aquello que se desea mantener en la invisibilidad, dados ciertos intereses. Israel (en Toporek, Gerstein, Fouad, Roysircar e Israel, 2006), indican que estas reacciones pueden tener una explicación basada en cómo se comportan socialmente las relaciones entre los grupos dominantes y los grupos subordinados. Los consejeros mostraron su nivel de conciencia y conocimiento claro de cómo opera la invisibilidad social, las reacciones cuando intentan salirse de la invisibilidad, y conceptuaron la invisibilidad social como precisamente, el deseo de personas en poder para no querer ver las realidades de las desigualdades, ni que se hagan conocer las mismas. Los entendidos de los consejeros entrevistados alcanzaron consideraciones sobre el valor fundamental de la libertad de hablar, de denunciar las injusticias. Cómo la apatía y hasta el miedo hacen que las voces sociales se apaguen, intensificándose así las experiencias de opresión, marginación e invisibilidad social. Veamos: “Por ejemplo, cuando a veces se hacen conversatorios entre nosotros, los escucho decir: ‘para qué voy a decir estas cosas si esto va a seguir igual’. Y yo les digo, pero exprésense! ¡Digan! Aunque se queden igual las cosas, al menos las expresas, están claros en lo que afirman y declaran. En que lo dijeron. Que te escuchen, aunque eso no vaya de la mano de una acción más dirigida al cambio. Pero es difícil”. “En la academia lo veo cuando te preguntan por algún estudiante que pasó por la facultad. Estuvo, pero no estuvo. Como que no existió. Pasó por la escuela, pero fue como si no hubiese estado aquí. Es como si hubiesen tenido miedo de destacarse, o miedo de que se les conociera,
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porque como a veces ven el ambiente difícil, fuerte, pues lo que desean es salir de aquí lo más rápido posible”. La expresión anterior también descubre otra dimensión del significado de invisibilidad social en los consejeros. Es uno bilateral: los que están en sectores de poder ayudar no quieren ver las necesidades de otros, alimentando así la perpetuación de las desigualdades sociales, pero también, por miedo, los que están en desventaja, o en una posición de menos poder, no desean ser visibles por el perjuicio que pudiera tener la iniciativa para que se les conozca y tengan en consideración. “Yo lo que quiero es terminar mi grado, porque quiero salir de aquí lo más rápido posible. Pero claro, aunque los llegues a conocer un poco, como consejero profesional, ellos prefieren quedarse como invisibles en la facultad. Sin hacer mucho ruido, porque podrían pasar más trabajo con las cosas [porque ven al líder cuando pasa mucho trabajo con los asuntos]. Sienten temor que lo obstaculicen por otros lados”. “Ese miedo afecta la visibilidad social, y por tanto, los cambios que en la acción de justicia social pudieran lograrse para una mejor participación social de todos”. La marginación es una injusticia hasta cierto punto con algún grado de intencionalidad, producida por una “guerra silenciosa” que tiene como base estereotipos y prejuicios de las personas en el poder. En el ambiente universitario, los consejeros entienden que la marginación es una forma de maltrato que se observa mucho, por darse relaciones de poder, y que de la misma manera, afecta la vivencia de la igualdad de los derechos y oportunidades justas. En sus prácticas en consejería, es un asunto que
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identifican dentro de las necesidades de acción en justicia social. Las personas en posiciones de poder obtienen con más facilidad información personal y particular sobre las características de personas que tienen menos poder. Esta información que se obtiene puede presentar iguales hechos de vida básica que los que se observan en las vidas de personas con poder; pero las personas de menos poder no tienen posibilidad de saber que esto podría ser así. Que en cuanto a hechos esenciales de vida, experiencias, y características, son iguales todos: los poderosos y los menos poderosos. El uso de esa información particular y privada, que aparenta distinciones en características de conducta y desarrollo social, se convierte en un mecanismo de marginación y de opresión. Los consejeros entrevistados demostraron agudeza de conciencia sobre estas vivencias y dinámicas, lo cual refleja un sentido de claridad en torno a cómo opera la marginación y la opresión. Como centinelas, están alertas y se percatan de la misma. En los entendidos sobre los subconceptos marginación y opresión, identificaron claramente como se da un aspecto del fenómeno social que desprecia, que inferioriza y acalla voces, que rechaza y produce dolor y tristeza, que limita el desarrollo, y que se hace consciente, con intención. “Yo estoy pensando en una situación bien consciente que hay que trabajar con ella, y es relacionada a las circunstancias generales del estudiante, que se evalúan durante las entrevistas de admisión. Que no se supone. Estas entrevistas aquí son un arma de doble filo. Porque antes de entrar te conocen en tus circunstancias, datos muy personales, que se tornan luego en contra del estudiante. Entonces, en las entrevistas, como lo académico ya está, lo tenemos en las transcripciones de crédito y en todos los resultados de los exámenes, la parte de eso ya está. Eso son
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números y dos más dos son cuatro y tú tienes 3.5, 3.8 y así. Entonces usan las entrevistas para otros propósitos que resultan muy comprometedores, pero el estudiante no necesariamente se da cuenta”. “(…) Le dicen al estudiante, mira ‘lo académico ya tú lo tienes, tú lo tienes, ahora, háblame de ti. ¿Quién eres tú? ¿De dónde eres? ¿Qué haces? Y ahí, resulta que está recopilando una información social muy personal, muy personal. Y desde esas mismas etapas, ahí mismo, me aparece un referido aquí en la oficina. Mira, me dicen, ¿cómo tú ves esto? Incluso, supe de un estudiante que a partir de cierta información personal que divulgó en la entrevista, le dijeron…¡ahí mismo!...le dijeron ‘tú no vas a poder con esto, tú no vas a poder con esto’. Así ya se margina”. “(…) Y tú les haces conscientes de lo que significan estos manejos y uso de información basada en estereotipos, pero como que no les importa. Ahí es que yo digo, si ya se les puso aviso sobre a qué se traducen estas acciones, y siguen, pues lo hacen a sabiendas”. “Aquí hubo un estudiante que…¿tú sabes en que trabajaba? Ay Dios mío! (…) me dio un dolor. Mira, trabajaba entonces limpiando casas. Me decía: ‘mi familia no me puede dar ayuda económica, pues yo me la gano limpiando casas’. Y como tan honestamente lo admitió y compartió el dato a profesores en el programa, el estudiante era marginado, presionado por distintas formas, porque veían mal que se dedicara a ganarse algún dinero de esa manera”.
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También la marginación significa limitar, intencionalmente, la participación de la persona en las actividades o tareas de desarrollo, y hacerlo notar en público, como para inferiorizar o menospreciar abiertamente. Y la vivencia se presenta no sólo para los estudiantes, sino también para la misma comunidad universitaria de empleados. “Por ejemplo, le puedes dar participación a alguien en una tarea, y no se la das. Y haces consciente a la persona de que no le vas a asignar esta tarea, que no le vas a permitir esa participación. Se lo haces saber. Que ella podría participar de la tarea o actividad, pero no se lo vas a permitir [porque es tú decisión]” “Pregunta: O sea, ¿tú le ves un elemento de intencionalidad para despreciar y marginar?” “Sí, exacto!. Exactamente. Porque se lo deja saber así, abierto o de forma sutil. Por ejemplo, delante de la persona que podría participar, se le asigna a otra diferente, y por la conducta, le está dejando ver (…) que la excluye en las asignaciones. Es decir, para que sepas: ‘no eres tú, si no la otra’. Se le excluye, se le echa de lado. Eso yo lo he observado en la academia. Y también lo he observado en los agradecimientos. Le agradecen a una persona por la coordinación u organización de alguna actividad, en presencia de la otra persona que en realidad fue quien coordinó y llevó a cabo la actividad. O sea, de frente a esa persona que fue la que coordinó, se le dirige el agradecimiento a otra que no fue la que organizó la misma”.
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Los consejeros entrevistados también se expresaron sobre la marginación, en general, sobre sus entendidos de la dinámica con otros sectores en la sociedad puertorriqueña, pero que también son grupos o poblaciones que entran a estudiar a nivel universitario. “Ejemplo, los adictos, verdad, una persona que tiene problemas con las drogas, con la adicción, y por todo esto, es rechazado, no se les da otra oportunidad, es totalmente marginado”. “Vive en un ambiente clasificado comunidad especial, que eso es ya marginación social. Ya los miran aquí de forma diferente” “Por pertenecer a un grupo social etiquetado de cierta forma, ejemplo, homosexual, lesbiana, de caserío o comunidad especial, el trato es de rechazo duplicado. Porque además de venir de dónde eres, o cómo eres, se miran tus condiciones de desarrollo como defectuosas, de posiblemente, poco valor”. “Te atropellan aún teniendo el derecho de vivir y ser tratado con dignidad. Es cuando otros se sienten mejor que yo y la realidad es que son iguales”. Desde la Brecha y en Carne Propia: Una Práctica Decidida ¡Ah desgraciado, si el dolor te abate, si el cansancio tus miembros entumece! Haz como el árbol seco: reverdece y como el germen enterrado: late. Resurge, alienta, grita, anda, combate, vibra, ondula, retruena, resplandece... Haz como el río con la lluvia: ¡crece! Y como el mar contra la roca: ¡bate!
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De la tormenta al iracundo empuje, no has de balar, como el cordero triste, sino rugir, como la fiera ruge. ¡Levántate!, ¡revuélvete!, ¡resiste! Haz como el toro acorralado: ¡muge! O como el toro que no muge: ¡embiste! ( En la Brecha de José de Diego, 1866-1918)
Más allá de una práctica tradicional, la consejería en justicia social es una práctica de presión y retos, de intensidad en la interacción con los sistemas y ambientes, fuera de rutinas y estructuras de horarios; de vivir y trabajar como uno más; de auto-aprendizaje y estudio reflexivo; de iniciativas: de mostrar criterio propio; de sensibilidad e inmersión en el dolor de otros, logrando sentir en ocasiones ese mismo dolor, pero también de sentir los logros como si fueran los propios. La práctica de la consejería en justicia social te lleva a sentir la esencia de la vida misma y la humanidad, a experimentar con la creatividad y con los sueños, y a pulir la vocación como consejeros profesionales, dándole sentido a la identidad de la profesión. Estos sentidos y otros significados surgen de las explicaciones que los consejeros entrevistados ofrecieron en torno al ejercicio de la consejería en justicia social en los ambientes universitarios. Los ambientes en las universidades constituyen espacios donde ellos observan la lucha por los sueños y aspiraciones de desarrollo profesional y de carrera ocupacional para la vida. Y en medio de estas luchas, se abren las brechas para la labor que llevan a cabo en justicia social, tal como la conciben, la entienden y la explican: igualdad de derechos y oportunidades para todos.
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“Es como encontrarte, de pronto, luego de varios años en la práctica de la consejería. Como si se hubiese presentado un refresh para lo que hago. Tengo asuntos que me han presentado enormes retos ante el sistema, en los que he asumido posturas que se puede decir como conflictivas. O que puedan verse así con tus propios compañeros de facultad, inclusive, compañeros consejeros”. “Uno tiene presión de muchas áreas [porque los retos tienen su presión]. Tú tienes, por ejemplo, la presión de aspectos administrativos de tu jefe inmediato, aquí mismo, y también, presión tanto de directores de programas, de profesores. O sea, tú tienes mucha presión y es fuerte, y a veces yo digo que mi trabajo es un 85% de mediación. Entendiendo que soy miembro de una facultad, que ellos no son mis enemigos, verdad, pero hay que hacer valer lo que hay que hacer valer. Aún frente a la Decana, que te dice: ‘ten cuidao con esto [….] y que es lo que vas a hacer’ verdad”. “¡Definitivamente! ¡Definitivamente! Porque son retos, o sea, y son situaciones que requieren muchísimo”. En el manejo de las causas que trabajan por algún motivo de justicia social, sobresale la agudeza de conciencia que tienen los consejeros entrevistados sobre la necesidad de la interacción con el sistema donde trabajan. El sentido es como algo detectivesco, donde hay que mantenerse alerta a racionalizaciones sin fundamento en la verdad. Hay que desenmascarar los eventos organizados cuyo propósito es alimentar o sostener dinámicas donde se eterniza la opresión, la marginación o la invisibilidad de la desigualdad. Estos sentidos son cónsonos con la literatura, que indica que la práctica de
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la consejería en justicia social busca desafiar las estructuras o sistemas que perpetúan prácticas y políticas injustas en términos de accesibilidad, distribución de recursos y derechos humanos (Lee, 2007). “O sea, [tienes que estar alerta] a que la norma que están queriendo hacer ver que es, o el proceso, no es verdaderamente. Y uno tiene que tener cierto conocimiento o maña, para descubrirlo y hacer ver que se sabe esa realidad falseada [y que te presentan], sí, para hacer valer de todas formas la norma que aplican”. “Hay que conocer lo que son las políticas institucionales, eso hay que conocerlas, y yo entiendo que bien, bastante bien”. “Dentro del sistema, de cómo se mueven las partes. Eso tiene que ver. Es lo que podríamos decir información interna dentro del mismo sistema”. “El consejero tiene que saber moverse de diferentes formas y alcances (…) y verá los logros de sus acciones”. “Sin duda. Sin duda! O sea, tú tienes que conocer dónde tú estás, quién es la gente con quién tú trabajas, con quién es, cuál es la filosofía debida de esa gente, como es que trabaja el poder”. Un ejemplo que ilustra como el conocimiento del sistema, y el movimiento dentro del mismo con agudeza investigativa y un nivel de alerta analítica, se torna importante en la labor de justicia social, es el siguiente narrativo que nos presentó una consejera: “O sea, tú te enfrentas a circunstancias donde hay otras personas administrando castigos, imponiendo castigos como ellos lo entienden, a
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una persona en una situación dada. Entonces te dicen que para ellos no son castigos, para ellos son unas formas correctivas para que la persona aprenda a que ella tiene que prestarle un poco más de atención a sus clases. Aunque seguía en el programa, la habían promovido, pero en probatoria. Pero fíjate, nada más para el programa era probatoria. La pudieron promover dentro de la probatoria a su segundo año, pero al informar a asistencia económica, para efectos de allá no tenía progreso académico [como contradictorio]. Para asistencia económica no, y no tuvo progreso académico [porque allá no tuvo la aprobación]. Sí, para que entonces allá no le pudieran dar la asistencia económica. Sin embargo para el programa podía seguir y fue promovida. O sea, promoción sin que guarde relación con el progreso académico. Entonces, el castigo, que no le dieran asistencia económica. Y a mí me decía [la estudiante]: ‘yo no puedo estudiar, no puedo, o sea, mi familia no me puede ayudar económicamente’. Ella no podía, no podía, entonces yo digo, ¿pero por qué?! Esa era la disparidad, o sea, porque para una oficina dentro de aquí mismo tenía el aspecto de que no tenía progreso académico, sin embargo para el programa sí lo tenía y la promueven, aunque luego entre en probatoria académica. Y te puedo decir por qué [hurgaste en la norma]. Sí, mira, generaba un error y una contradicción. Entonces, obviamente, cuando sigo e insisto, y descubro la verdad, ahí es que entonces me dicen: ‘bueno es que el estudiante tiene que aprender’. Y yo digo: ‘no, aquí no se enseña de esa manera’, por lo menos aquí no. Entonces, lo que hice fue
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para que la estudiante no se quedara afuera y se pudiera matricular, se le otorgó un préstamo de emergencia de manera que ella pudiera pagar su matrícula y estuviera activa. A veces me las juego, verdad, de manera que me dé un tiempo en que yo sigo corriendo y buscando, […] y así me dio lapsos de tiempo de yo poder elevar, para que entonces se resuelva….y finalmente se resolvió. Hay que unas opciones que existen y que estando en estas posiciones aquí, tiene una que conocerlas bien, y tener buen conocimiento de procesos, de personas, a quien tú lo vas a llevar, inclusive, cómo lo vas a llevar. Yo pienso que hay que conocer hasta la filosofía de la persona. Mira, y ya yo sé, yo te podría decir aquí, yo sé a quién yo le llevo qué, cómo se lo llevo y hasta la hora! [en silencio y pensativa] Y hay gente que aquí, lo que es, es mejor en las mañanas, pues llamo en las mañanas. Si es ya por la tarde, dependiendo de la situación que sea, espero”. La interacción con el sistema, además de visualizarse como estratégica, es nutrida por el auto-aprendizaje y el estudio reflexivo, el desarrollo del conocimiento dentro de la relación de ayuda, con iniciativa y juicio propio. Así, los consejeros entrevistados mostraron conciencia de sí mismos en varias dimensiones, y resaltaron la importancia de aprender, de hurgar, de tomar iniciativas y mantener independencia de criterio. “Sí, exactamente. Bueno, a mí siempre me han gustado las leyes, las normas, y las estudio. Me gusta saber de los derechos que tienen las personas. Y no importa el ambiente donde yo esté, es un tema que me gusta. Además, te ayuda mucho en tu trabajo diario, a darte cuenta de
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contradicciones entre lo que existe en las reglas y lo que se está llevando a cabo”. “Como iniciativa propia. No hay un adiestramiento particular. Es algo que lo busco, lo estudio. Muchas veces los estudiantes dan cosas por lógica, concluyen por su propia lógica y no es así. Y cuando uno se da cuenta de que no es así [te mueves] y busco documentos, reglamentos, uno se empapa, lee, para ver por qué está pasando esto. Lo que uno ve que pasa”. “Más allá de todo, yo observo que las personas quieren alcanzar unos niveles más altos, hacer las cosas para moverse a esos niveles, pero tienen unas barreras de conocimiento de cosas universales, de cosas generales (…) que derechos tienen, qué cosas pueden hacer. Y a veces se estancan por esa falta de conocimiento. Se trata de un auto-aprendizaje que tienen que tener, y que nosotros también tenemos, de tú ir más allá, de no conformarte con lo que piensas y conoces ahora, o lo que das por lógica. Es ir más allá, analizar. Entonces, no importa el ambiente donde yo esté, siempre estoy pendiente [de buscar] . Pero espérate, tienes esta alternativa, tienes esta otra, cuáles son tus derechos, que es lo que tú puedes hacer”. Se evidencia, también, de la expresión anterior, que el apoderamiento se lleva a cabo para todas las partes en la relación de la consejería en justicia social. Precisamente, el apoderamiento, como parte de la consejería en justicia social, conlleva acción y autoreflexión, para ganar consciencia de cómo funciona la dinámica de poder en los
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ambientes de vida e interacción social y de cómo impacta el desarrollo social y sicológico de la persona. También implica desarrollar destrezas y capacidad para tener control razonable de la propia vida (McWhirter, 1994, en Lee, 1998). Las leyes, los reglamentos, las normas, las políticas, dentro de un sistema, conforman una estructura de autoridad y poder, que a su vez da sustento a los ejercicios de liderato y autoridad sobre otros en el sistema. Comprenderlas, conocerlas, hurgarlas y descubrir las posibilidades y las contradicciones, como parte de la labor en consejería, es fundamental al trabajo de acción y justicia social. De esta manera, el proceso de apoderamiento obliga tanto al consejero como al cliente, a mirar más allá de la mera intervención a nivel individual. Los consejeros entrevistados todos mostraron este sentido y significado acerca del apoderamiento como parte de la labor en justicia social, además de adscribirle los elementos de control sobre el asunto. Sin control, la situación se escaparía del proceso. Otras expresiones que lo demuestran son: “Sí, sí, es sentirlo mío también. Yo pienso que me apodero. Lo hago mío y aquí entonces empezamos. Vamos a coger este problema social, esta situación, y vamos a entonces a trabajar”. “Es hacer suyo la causa o situación, que se tenga el control de la situación. En la medida que la persona se apodera de la situación que le aqueja, es que va a poder trabajar con ella y poder defender su posición. Para lograrlo, se necesita buena información”. “Tenemos que tener conocimiento”. En la práctica de la consejería en justicia social, se impone como requisito un cierto nivel de conciencia para que el consejero que actúa como agente de cambio social
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sea efectivo en sus intervenciones tanto a nivel individual como colectivo y amplio en la sociedad (Ramos Meléndez, 2009). En esta área, las narrativas de los consejeros son reveladoras y descubren, de manera singular, sus niveles de conciencia. Estos corresponden con lo indicado por Lee & Walz (1998), quien distingue que hay tres niveles principales de conciencia que deben exhibir los consejeros que incursionan en actividades de justicia social, acción social y advocacy: la conciencia de sí mismo, la conciencia interpersonal y la conciencia sistémica. Los consejeros entrevistados hicieron referencia a sus personas, a sus valores y tradiciones, desde donde parte el deseo de ayudar a otros, y cuyo deseo se complementa con la preparación profesional: “Aunque tengo la preparación, claro, como consejera profesional, y las licencias. Bueno, y todo eso. Yo siento que esto viene, o sea, en mi esencia como ser humano”. “Yo creo, que en particular, [eso] está muy dentro de mí, muy dentro. Tal vez, mira, yo tengo también el ejemplo de mi mamá, que ayuda mucho. De hecho, entre ambos (papi y mami) adoptaron a una joven que su mamá se suicidó y su papá la maltrataba. Entonces, ya de grande, me acuerdo como ahora, la anécdota, ella tiraba toda la ropa por las noches, por la ventana. La vecina la recogía en las mañanas, la ponía en una caja y mi mamá la iba a buscar a su casa. O sea, hasta que llegó un momento en que sacó todo lo necesario y la mandaron a Estados Unidos. [La apoyaron, la sostuvieron] Y hoy por hoy, es una súper mega exitosa profesional en las cadenas de hoteles, en diferentes cadenas de hoteles, en
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una de las más prestigiosas. Así que también eso es producto de mi familia. Y todo eso…[te ayudó]”. “Estoy consciente del beneficio de dar, dar y dar, cada vez más. No importa, yo pienso que no es menos cuando doy más. Por el contrario…doy! Y siempre tienes más. Es algo que es increíble! Pero así lo siento, así soy”. “[Respirando profundamente] Pues es algo natural. O sea, la preparación académica mía, por ejemplo, yo siempre la he visto como un complemento en conocimiento, para poder hacerlo mejor. Mi preparación académica, mi estilo profesional y mi licencia profesional, es algo natural que sale. Entonces se dio el desarrollo perfecto entre la preparación académica, y las necesidades y los deseos”. “Es que yo lo veo como un privilegio que la vida me ponga en mi camino a personas necesitadas de justicia social. Porque entonces yo siento que cuando llegan a mi camino es porque (…) yo puedo aportar a ellos. Y entonces en ese sentido (…) yo tengo un compromiso que es increíble, pues la combinación es exacta para lograr el cambio, y un cambio que tristemente llevan anhelando [algunos de ellos] por muchos años. Así que de alguna manera, pues fluye”. “Me acuerdo de mi mamá: ‘no me mientas’. Tú sabes, y ella me decía, hasta con los ojos [se sabe]. Porque mami me decía: ‘déjame ver tus ojitos’ [nos reímos juntas] Siempre me decía: ‘tus ojitos me dicen que mientes. Y entonces me decía: ‘tú nunca, acuérdate, tu nunca puedes
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bajar la vista’. Lo que tú tienes que hacer es irte con la verdad, y estudiar todos los ámbitos, y eso sin duda tiene que estar en un nivel elemental. En toda causa de justicia me guío por la verdad”. Destacaron la importancia de trabajar con los sesgos y los asuntos no resueltos en sus vidas y el cuidado que hay que tener de las relaciones en medio de los procesos de justicia social. Mostraron entendimiento preciso sobre el efecto de las influencias ambientales en el desarrollo del cliente y qué significa interceder por el cliente a niveles ambientales para desafiar y reducir las barreras sistémicas que bloquean las oportunidades justas. “(…) Tal vez arrastran asuntos sin resolver. Mira, yo no voy a ayudar a alguien si yo no sé, es decir, si yo no me he ayudado a mí primero en ese sentido. Por ejemplo, si mi papá fue alcohólico y yo nunca atendí esa parte, si no superé el asunto, puede ser que yo forme una barrera cuando llegue un estudiante y me diga: ‘es que mi papá es alcohólico y me siento destruido’. Eso va a afectar el proceso de ayuda. Entonces pueden darse dos cosas, o te identificas de tal manera, increíble, que necesiten los dos ayuda profesional [tanto el consejero como la persona]. O bloquees tanto la experiencia que no sabes cómo atenderla en la persona que te la trae como asunto principal a manejarse en la relación de ayuda”. “El consejero tiene que saber mantener y fortalecer las relaciones en su entorno de trabajo. Eso es importante al trabajo en justicia social”.
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“Dentro del sistema, [tienes que conocer] como se mueven las partes. Eso es lo que podríamos decir información interna del mismo sistema”. “Saber a quién llevas el asunto, cuándo, cuándo sería el mejor momento del día. Eso es clave”. Las acciones en justicia social se ejemplificaron con experiencias que descubren la esperanza, la entrega, la perseverancia y la paciencia para comprender las etapas de desarrollo en las que se encuentra el cliente. Reflejaron la voluntad, el compromiso, la determinación de caminar sobre consecuencias como la represalia; la sensibilidad y estámina para enfrentar el dolor y vivirlo junto al cliente, acompañándolo; la disponibilidad para seguir la lucha con los asuntos, en una acción social a más amplio alcance, aún cuando para una persona en particular no se lograra el resultado justo; y uso de la creatividad para integrar hasta el arte como parte de la labor en acción social. “La esperanza para mí es clave, porque es lo que te ilusiona, que mañana se pueda lograr lo que quiero lograr desde hoy y no había podido”. “La logré! La logré! [la causa]. La llevé a cuanto foro hubo (…). Y se prevaleció, e igualmente [ocurrió], en dos ocasiones [que] aplicaron una norma académica que desde mi punto de vista –porque era verdad, todo el mundo lo decía- generaba un error y una contradicción”. “Por ejemplo, cuando una persona me dice: ‘y tú vas a seguir ayudando a esa estudiante que lo que te ha hecho es, tal vez utilizarte, o tal vez sacarte provecho’. Y yo le digo, sí, yo la voy a seguir ayudando, y yo
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la seguí atendiendo. Porque yo cumplo conmigo. Eventualmente, tarde o temprano, todo va a caer en su lugar [y las lecciones se derivan]. Ese comportamiento se ve como parte de su mismo proceso por los problemas que tienen, de las necesidades que tienen. Claro! No se puede negar, hay conductas que de alguna manera hay que confrontarlas y clarificarlas, verdad, y ponerlas en un alto. Pero, si son conductas que de alguna manera no traen unas consecuencias catastróficas, sino que tal vez yo las puedo dejar pasar para que la persona pueda ir creándose conciencia, pues se dejan pasar, y ves como luego, se convierten en una lección para ellos”. “Pues yo no lo suelto, y las veces que he tenido, desde mi punto de vista, que ver cuando no logro algo, tampoco lo suelto en términos de seguirlo como lección para el sistema. Y cuando me siento en casa, digo: ‘lo perdí’, porque hay veces que digo perdí tal cosa, pero lo hago saber a viva voz en todos los foros, que no estuve de acuerdo con la decisión final”. “Las oportunidades se buscan para que las tengas, para que te levantes y puedas seguir adelante. Siempre. Sí, porque aunque para algunas personas que han estado aquí [conmigo], no se ha podido lograr lo justo, de verdad me siento con ellas y les digo: ‘mira, así no termina todo’. Tú sabes, se le habla de que, entonces, hay que esperar un día detrás del otro para ver contestaciones a preguntas. Esto es una situación, un escenario de vida que nos da esto, …vamos a ver por qué ocurre”.
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“Yo por lo menos, intento verlos dos veces después de que la decisión ha sido tomada, porque en ese momento [.de una decisión no favorable] necesitan mucho apoyo. Y yo encuentro que más que consejera….Yo no los puedo dejar así”. “Tranquila, mientras haga lo que para mí es correcto y justo. Lista para sufrir consecuencias”. “Si es justa la causa hay que defenderla hasta el final, o hasta que los medios lo permitan. En ocasiones, no se logran los resultados esperados, pero se denuncia el hecho y se discute en los foros pertinentes. He tenido experiencias en que la situación no se resuelve de forma favorable para el estudiante y luego, en situaciones similares, se trae a la atención la situación anterior y se trabaja, y se toman decisiones de forma diferente. Eso es bueno”. “Yo continúo mi apoyo en esos momentos. Yo continúo trabajando con ellos. Sí, sí, yo sigo con ellos [en momentos de represalias]”. “[Siento que es] cumplir realmente con mi compromiso personal y profesional. Hacer lo más que se puede hacer por ayudar. Dar la milla extra. Brindar un apoyo necesario ante una necesidad real. Es sentir que hice lo que para mí es correcto. Hacer la diferencia en la vida de alguien; lo que es prioridad para mí. Intentar mucho, aunque las barreras sean gigantes”.
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“Es que es, [la acción y justicia social] tiene que ser parte de lo que hace un consejero. Inclusive, el consejero tiene que ir más allá. Mira, porque ahora mismo yo soy consejera, pero cuando trabajo un personaje para teatro social, me lo estudio desde la psiquis. Y lo que yo aprendo en teatro, me sirve para yo poder trabajar una consejería creativa. Más a tono, verdad, con lo que necesita la persona. Cuando estoy trabajando con una persona, en la que veo algún personaje que he dramatizado para alguna obra, eso me ayuda mucho. Sí, porque a veces, que es lo que hago en teatro, a veces, es difícil decir algo de lleno, en algún taller o seminario, o en proceso de grupo. Pero, cuando estás trabajando el asunto artísticamente, salen las cosas, las expresiones más claras, y se ayuda a una mejor comprensión o re-enfoque del asunto. Como que la gente lo acepta mejor, sobretodo en temas difíciles de vida. Al verlo como un arte, como que se pasa por encima del miedo, y los mensajes se comunican mejor, como que llegan. Se identifican mucho más, entran más rápido en lo que está ocurriendo”. “Saber lo que siente el otro. Hacer el dolor de otros, mi dolor” “(…) esto es una de las grandes experiencias (…) yo no era una de ellas pero sufrí [con ellas] parte del proceso de las injusticias de la sociedad”. La práctica de la consejería en justicia social, para los consejeros entrevistados, ha significado salirse de las estructuras de horarios; de las rutinas. Tiene el sentido de la disponibilidad cuándo el cliente los necesita, porque para las causas hay que estar y
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recibirlas tan pronto llegan. Es un “privilegio” para los consejeros entrevistados. Es importante ese primer encuentro con la necesidad apremiante que traen los clientes. Claro está, esto es un factor que, junto a las presiones y vivencias de dolor, y represalias que se viven como consecuencia del trabajo, aumenta las posibilidades de quemazón. La consejería en justicia social tiene, inherentemente, esta naturaleza de trabajo: un alto precio a pagar como activista de justicia social. La literatura señala que el consejero en justicia social es mucho más vulnerable a desarrollar quemazón, a sentirse emocionalmente desgastado o drenado, a ser visto y clasificado como un problemático, lo que con mucha probabilidad pone en riesgo su trabajo y lo hace blanco de reacciones violentas y represalias, tanto sutiles como abiertas, por parte de hasta colegas en la misma práctica de la consejería (Israel, en Toporek, Gerstein, Fouad, Roysircar e Israel, 2006). Cansancio, frustración, y a la vez, tener que manejar el desarrollo de la tolerancia en situaciones de injusticia, mientras van trabajando por la causa, lentamente. Sin embargo, por otro lado, los logros y satisfacciones que también se experimentan, pesan tanto que parece que sirven para bloquear el efecto de todas estas presiones, y animan para continuar adelante, las luchas de cada día, y el trabajo por la justicia social. “Si tú vienes aquí, y me conoces, tú misma dirías, no, no lo parece. Mira, yo no cojo mi hora de almuerzo, yo como cuando pueda. Yo te aseguro si llega un cliente ahora, ¡que entre! Yo no pienso que tengo hambre, yo pienso que alguien me necesita”. “Yo llevaba a mi esposo los domingos, a jugar dominós con ellos, porque mi compromiso es grande, grande. Yo lo dejo todo y lo hago. Mira, en una ocasión, me llevé un adicto de heroína, de 18 años, a mi
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casa. Yo me lo llevé a que rompiera en frío, porque la mamá ya estaba harta de él. Harta de tanto tratamiento y ninguno fue efectivo. Estuvo 18 días en mi casa, le molestaban las manos, las piernas, del dolor que experimentaba. Y yo le decía: ‘vas a salir de esto, confía…’ Yo quería lograr 21 días. El me dijo en el 18: ‘te amo y te adoro…pero no’. Ok. [silencio]. El se fue, todo terminó [con voz llorosa]. Aquel día, pues yo aprendí. Esa fue una de las mejores experiencias que me llegaron para reconocer el despliegue del proceso [voz muy llorosa]. No, no lo es todo. Yo dije, perfecto, pues no importa. Será otra vez, y yo le eché la bendición, y yo le dije: ‘hijo mío ve con Dios’. Ve contigo, adelante, no puedo hacer más nada por ti’. Ya yo veía hasta donde más yo podía llegar, y hasta ahí fue [llorando], pero definitivamente, esa experiencia a mí me convirtió. Yo pensaba en que me siento sola. Es que pienso que es mucha responsabilidad. Pero no voy a dejar de seguir haciendo”. “No que no pudiera continuar, pero a veces, sí, uno se cansa, se cansa”. “En ocasiones, me siento abrumada, y es estar contra la corriente. Es más fácil no hacer nada y mantenerse al margen de la situación, que defender derechos y exigir responsabilidades”. “Bueno, es una lucha difícil, bien difícil. Porque es como luchar contra la corriente, y a veces hasta a uno le da pena, porque ve que el estudiante hasta pierde el ánimo de lo duro que es el proceso, la lucha. Es
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bien fuerte, cuando oyes: ‘vamos a dejarlo aquí, no puedo seguir’. Es como te digo, es luchar contra la corriente”. “Si, en algunas áreas, eso [yo] lo tengo que trabajar. Porque es que a veces, el efecto que ves, de una situación de injusticia, te mueve la fibra. Y como que tiendes a no tolerar, en lo que vas moviéndote con el manejo del asunto. Caminar en el proceso de mover algo justo, toma tiempo, pero los efectos de esa injusticia no se detienen, no esperan, y eso hace que tenga que manejar lo de la tolerancia”. “Yo sé que de alguna manera, cuando llego a casa, voy satisfecha”. Además, los consejeros entrevistados se ayudan con una red de apoyo con otros consejeros profesionales. De reuniones en grupo, conversan, despejan los asuntos de preocupación, liberan presiones, lo cual les nutre y revitaliza para seguir sus luchas en las actividades de justicia social. “Tengo muchos amigos consejeros con los que participo en reuniones, y converso con ellos, y eso me ayuda. Nos damos apoyo las unas a las otras. Tenemos una red de consulta entre nosotras mismas, y yo creo que esto es bien necesario para los que incursionamos en justicia social. Hacemos nuestros desahogos manteniendo la confidencialidad, pero desahogamos cosas que nos pasan en nuestros trabajos y nos damos alternativas de manejo. Eso es de mucha ayuda. Porque cuando uno está en un problema, pierdes objetividad, y recurrir a otros te ayuda, recibes recomendaciones, te desahogas y eso ayuda mucho”.
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“Nos reunimos a pasar un buen rato, hacer un bizcocho, hacer unas galletas. Hacemos algo que nos entretiene de momento, pero el encuentro se convierte en algo que nos renueva, y entonces nos desahogamos”. La práctica de la consejería en justicia social, ha llevado a los consejeros entrevistados a sentir con más profundidad la importancia de la vocación ocupacional; y a comprender que en el ejercicio de las responsabilidades profesionales, desde el marco de la acción social, se trabaja desde la vivencia o experiencia de la vida misma, de la esencia de la humanidad. Ha representado para ellos identificarse aún más con la profesión, y sentir que se han encontrado más cerca de los postulados esenciales de la consejería profesional, como relación de ayuda para el individuo, los grupos y la sociedad. “(…) La vida misma. La vida por la vida. Por cumplir día a día como seres humanos, viviendo (…). [Eso] es algo que te acompaña en tu tarea de justicia social”. “Yo soy una más, y yo voy a vivir abiertamente como una más, para enfrentarme a las personas que son, obviamente, con las que yo me encuentro día a día, y [que] sientas la misión de la vocación, día a día”. “La motivación ha incluido [despintarse] de todas las etiquetas favorables a tu persona, a tu vida, a tu proceso, despintártelas y decir, yo soy una más”. “Pues mira, a la medida que lo vamos haciendo desde el marco de una acción de justicia social, de esa manera, entonces, tú le enseñas a la gente qué es lo que tú estás haciendo. Porque no es que yo lo quiera hacer porque yo lo quiera hacer. O sea, nosotros protegemos y promovemos, y
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defendemos las oportunidades de crecimiento y vida sana y productiva para los seres humanos. Como profesionales de ayuda, tenemos esto en mente, y a través de la acción en justicia social podemos dar más visibilidad, creo yo, a esta gestión profesional”. “Mira, es que esto también se relaciona, o tiene que ver, con el sentido de vocación en tu profesión como consejero”. De las narrativas de los consejeros entrevistados, surgieron expresiones íntimamente relacionadas con sus visiones y que denotaron que las mismas eran centrales al desarrollo y sostén de diversas estrategias de trabajo. Como si iluminaran sus decisiones y posturas en las actividades de justicia social. Aunque no corresponden estos hallazgos con las preguntas de esta investigación, resulta valiosa la presentación de los mismos, ya que constituyen visiones que alimentan y nutren la incursión en las tareas diarias relacionadas con justicia social. Se descubren visiones que develan que ellos tienen en consideración los talentos y el potencial de las personas que ayudan, y respetando esto, se animan en la lucha, se esperanzan, creen en todas las personas y en las oportunidades de igualdad para todos. Están convencidos de que la marginación, la opresión y la invisibilidad social, no son producto de los sectores menos afortunados, sino que son dinámicas construidas por los sectores dominantes de la sociedad, que igualmente se reproducen en los ambientes universitarios al ser el escenario de la educación superior uno que forma parte de la sociedad; y que hay que trabajar desenmarañando los enredos del sistema. Que hay que despejar el miedo que paraliza, y no permite, en ocasiones, ni iniciar reclamos, o si se inician, por miedo se descontinúa la
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lucha a medio camino, por el ahogo que trae la dureza de los procesos. Algunas muestras de expresiones donde se observan estas visiones, sentidos y significados, son: Como una promesa, eres tú, eres tú, como lluvia fresca de verano. “Yo con mis ojos, con mi alma, con todo mi ser, veo los talentos. Tú ves el potencial, ves que tiene un sentido de responsabilidad por las metas que va trabajando y se ha trazado. Quieren salir adelante. [También son promesas de vida]. Sí, claro! Y ahí voy a estar yo con ellos”. “Una frase que me caracteriza es ‘gracias por existir’. Muchas veces cuando tú le dices esa frase a un ser humano (se escucha llorando), le haces el día, le haces la vida, y simplemente fueron unas palabras que reconocen su presencia. Así que yo siempre, donde quiera que esté, donde sea que tenga la oportunidad de hablar, digo: ‘Gracias por el privilegio de poderte haber hablado, por el privilegio mío. Gracias por existir’. Dueños de la sementera, más no de la siega, ni de los campos. “Porque yo estoy consciente y esta es una frase que uso mucho en mi día a día, yo soy dueña del proceso, no del producto. Así que cómo dueña del proceso, me voy a comportar de acuerdo a como entiendo es lo correcto, es mi deber y sentimiento. Así es la justicia social, así que me voy a comportar en el proceso de esa manera. El producto se queda en las manos de quien recibe lo que yo doy y hago. Aunque, eso sí, derivo mis satisfacciones por dar y ayudar, y por ver los productos realizados”. “Una recomendación que puedo hacer a consejeros profesionales que incursionan en esta área de justicia social, como estrategia poderosa
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para ellos, es verse como dueños de la profesión, y de los procesos que llevan a cabo. A lo mejor, no resulta al final la aspiración que tú tienes en alguna causa que estés trabajando, pero hiciste lo mejor de ti, como corresponde, [como dueño de lo que haces]. Y eso te ayuda a seguir caminando”. No traiga trucos, no es el matruco, que eres tú. “(…) Por eso hay que conocer los trucos. Uno tiene que tener cierto conocimiento de truco, o maña, para descubrirlo y hacer ver que se sabe esa realidad falseada. Los trucos de todo el mundo, inclusive. Dentro del sistema, de cómo se mueven las partes. De procesos, de personas, a quién tú lo vas a llevar, inclusive, cómo tú lo vas a llevar. Yo pienso que hay que conocer, hasta la filosofía de la persona [que vas a abordar] Yo te podría decir aquí a quién yo le llevo qué, cómo se lo llevo y hasta la hora”. La verdad, ante todo, y piedad en la mentira. “Dime qué es lo que hay, que no me vengan con cosas diferentes. Mira, yo una vez trabajé una situación de un estudiante que le iban a quitar la casa a la mamá, que era también donde él vivía. Era una situación bien estresante. Me involucré tanto en esa situación, que para hacerte el cuento largo, corto, te digo: fuimos, compramos chocolates, que se comenzaron a vender para recaudar fondos. Y entonces empezamos. Cuando entonces, un día una de las estudiantes me dice: ‘es que yo vi a la mamá de él en el casino’. Entonces, de inmediato, lo llamé. Mira, ven acá, yo necesito
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saber esto, y le dije, ahora mismo me dices la verdad. Y me dijo. Y me fui al banco a hablar con el gerente del banco y tomamos otras medidas, y por supuesto!...terminamos la venta. Pero siguió el proceso, pues mira ya desde aquí con un cambio. Si cometiste un error, vamos a ver cómo lo podemos subsanar, esos son los llamados errores de juventud. Pero aún así hay que darle la mano, dentro de todo se aplica la política, se aplica la norma, se le ayuda a re-capitular y se continúa”. “Para mí, la entrevista es todo lo que determina el punto de arranque [y la continuidad del proceso]. Con cada parte, con cada persona, la entrevista, el escuchar, el ver, [analizar], qué es lo que te dice esa persona, eso es fundamental para poder descubrir. Es lo más importante, porque ahí es que tú obtienes la información, desde la entrevista. Lo tienes que lograr, porque sino perdiste un tiempo valioso”. No tengas miedo. “Pues, hay que trabajar con esos miedos, sobretodo [los] adultos profesionales, que incluso se han graduado, y viven con todo ese miedo, Todo el tiempo. No hago esto porque me van a botar del trabajo, y por lo menos tengo trabajo. Esto del miedo afecta las posibilidades de justicia social. Yo siempre le digo a mis estudiantes, lo que tú no manejes como estudiante, no lo vas a manejar como profesional. Si tú tienes unos miedos en distintas áreas, verdad, si como estudiante no lo trabajas bien, como profesional vas a repetir lo mismo, vas a repetir una conducta porque no lo estás manejando”.
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“Yo voy paso a paso con ellos, por los trámites que ellos mismos van llevando a cabo. Asesorándolos, ahí, aprovecho, para cuidar la vigilancia de sus derechos [y para animarles]. Sí, sí, y les ayudo a que lleven un registro de lo que están haciendo, con fechas, a quién entregan cartas, que se queden con copias donde la persona firma que recibió esa carta, o sea, en todo el proceso. Yo los asesoro en detalle, en el paso a paso”. ¿Qué Vino Antes, El Huevo o La Gallina? En la relación de la consejería en justicia social, con las tareas diarias como consejeros y con sus obligaciones éticas, todos los consejeros entrevistados mostraron clara comprensión e identificación con la profesión. Demuestran conocer que la justicia social es parte del trabajo, es un elemento importante y esencial a la práctica, y para algunos tiene un sentido de obligación. “Sí, yo creo que el consejero hará lo que tiene que hacer. Eso está en sus roles y deberes. Aquí, en la oficina, yo aprovecho toda ocasión de casos que ellos van trabajando, y les alerto cuando hay algo de justicia social implícito. Y les exhorto a que atiendan también esa perspectiva del caso”. “Integrar las actividades de justicia social a la consejería diaria, es un elemento esencial e importante en la práctica de la profesión”. “La acción social siempre la he relacionado con la consejería, siempre”. “Es que es, tiene que ser parte de lo que hace un consejero”.
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“Creo que un consejero, donde ve algo injusto, debe actuar. Actuar como algo que inherentemente forma parte de su preparación en consejería”. “Y estar sintonizada hacia la justicia social, en todo momento, en cualquier oportunidad, me ha hecho verlo de otra forma más clara. Como algo muy importante en la consejería”. “Pero el trabajo en justicia social en la consejería, debe ser una constante, con o sin adiestramiento. Es algo de día a día, en lo que tú haces con tu servicio. Es como lavarte la boca todos los días. Esto está inmerso en tu persona, en la persona del consejero”. Al explorar el origen de estas identificaciones y sentidos, los consejeros reconocen que la preparación formal en el campo de estudios tiene que ver en algo, aunque también hacen referencia a familiares que han sido modelos de vida, a valores y creencias espirituales, así como al sentido de la vocación. También, se descubre que el conocimiento derivado y madurado, de manera reflexiva, proveniente de actividades profesionales, como convenciones y educaciones continuas, han sido un factor para el despertar de la justicia social como parte de la labor de consejería. “Eso es lo que yo pienso. Y cuando yo lo he visto, cuando he ido a las convenciones que se habla de lo que es el social justice, que está en la mira. Yo digo, si eso lo hemos estado viendo desde otros referentes teóricos. A veces no le damos ese nombre, pero si yo lo que trabajo es porque todo el mundo tenga la oportunidad, según su etapa de vida. Hacer
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justicia. Pues esto es, lo que pasa es que no le ponemos esos nombres así como justicia social. Es igual que lo de advocacy. Yo decía, …advocacy…lo estudiaba y decía: ‘ay, déjame ver’, que yo siempre le digo a las muchachas, porque a veces si uno no lo sabe identificar, a veces lo enfocas mal”. “Yo creo que sí, fíjate, porque de algún sitio yo tuve que haber sacado la base para esto. Y fíjate, yo tuve muy buenas maestras. Y siendo esta una profesión de ayuda, pues esto [lo de justicia social] te lo enfatiza. A veces tú no lo ves en el contenido curricular, tan en blanco y negro, y con los términos propiamente de justicia social. Claro, ahora sí entiendo. Yo te diría que sí, que los marcos teóricos de nuestra profesión nos preparan para la justicia social”. “Mira, yo me casé, mientras estudiaba, con muchos hombres. [Se ríe y nos reímos juntas]. Cuando miramos los teóricos de consejería, hay de todo. Yo conocí una persona que decía: ‘el ser humano se puede desarrollar y llegar hasta su último potencial’. Y yo le decía…es cierto. ¡Claro!, pues vamos hacia eso. Pero, cuando conocí a Ellis, que también vivió conmigo un tiempo [se ríe] yo decía: ‘definitivamente, los pensamientos irracionales atropellan a cualquiera’! Vamos a atender esa parte. Luego, cuando conocí el enfoque existencial, que es como saber quién soy, dónde estoy, hacia dónde voy, pues mira, definitivamente, son teorías, son enfoques que definitivamente me dan una línea real, empírica, o sea, buena. Para mí, entonces, es como si fuera una base para treparme
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en ella, y entonces empezar a construir, pero usándolos a todos ellos según el caso. Sí, definitivamente. Sin embargo, también para mí, me surge de algo muy natural. Yo creo que son razones muy complejas, tal vez en el caso espiritual, sabes, no sé si es como un llamado, si es un don, una vocación, pero es algo espiritual. O sea, la preparación académica, y se dio el desarrollo perfecto entre la preparación académica y las necesidades y deseos”. “Yo creo que en particular, esto está muy dentro de mí, muy dentro. Tal vez, mira, yo también tengo el ejemplo de mi mamá, que ayuda mucho. De hecho, entre ambos (papi y mami) adoptaron a una joven que su mamá se suicidó y su papá la maltrataba. (…) Así que también eso es producto de mi familia. Y todo eso….[te ayudó]”. “La vocación es importante. Es lo que mueve. No todos sienten la vocación, es la motivación que afecta. Yo creo que no hay vocación, no hay compromiso por parte de todos, sino sólo de algunos. Es que lamentablemente, hay gente que se sienta en la fila. Esto es para 30 años, que llegue el cheque el 15 y que llegue el 30”. En términos de las obligaciones y deberes éticos que se relacionan con la consejería en justicia social, los consejeros entrevistados, todos, hicieron referencia a los constructos principales que la literatura señala son éticamente relevantes a la práctica en justicia social: el respeto, la responsabilidad y la acción social (Toporek & Williams en Toporek, Gerstein, Fouad, Roysircar e Israel, 2006). Sin embargo, los consejeros entrevistados fueron más allá en sus
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consideraciones éticas, identificando dilemas específicos como el acceso a los servicios especializados de un consejero en casos de pobreza económica (donde no pueda pagar por los servicios), el estado de un juicio claro y de autoconciencia de los propios sesgos, para evitar que se condonen prácticas injustas, y la necesidad de mantener un análisis crítico en el desempeño de las tareas, antes que un quehacer mecánico limitado a la literalidad de manuales o procedimientos de la universidad, donde no se les incluye como parte de los mismos. El respeto por la integridad y las fortalezas de las comunidades y clientes afectados por la marginación, la opresión y la invisibilidad social, es un deber ético, medular, e imperativo en los consejeros profesionales (Toporek & Williams, 2006). Una expresión que revela la conciencia de este respeto, como fundamental al trabajo de justicia social, es la opinión y consideración que hace uno de los consejeros en torno a un evento de conocimiento público en Puerto Rico y que está relacionado con el trabajo en justicia social. Del narrativo se descubre su agudeza de análisis para darle sentido al valor del respeto, como parte del trabajo en justicia social: “Fíjate, yo te diría que en este último tiempo y sobre todo quizás en los pasados años, esto se ha distorsionado, como más invisible para nosotros, y para la gente, en general, en [torno a] la desigualdad que existe. Quizás, pudiéramos hablar, para ejemplificar, de algo que ha sido público y que lo podemos ver a nivel social. Es relacionado a las comunidades especiales. Hay que ver cómo se desprecian los conocimientos que gente sencilla, común, puede tener sobre sus propios
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problemas y particularidades en la comunidad. Era sencillo. Iban a construir una serie de viviendas en unas áreas designadas como comunidad especial, y [había] una persona que vivía en el área por 70 años. Una persona de sitio humilde, claramente sin ninguna preparación académica, pero que ya conocía el ritmo del lugar porque llevaba 70 años viviendo allí! Así que él podía decir qué áreas eran inundables, que no era inundable. Cuando llegan los ingenieros y arquitectos, el señor le dice: ‘esta área es inundable, ahí no pueden construir nada, porque por ahí pasa un liqueo’…y el sigue diciendo….¿y qué ocurrió? Hicieron las casas. El terreno cedió, ¿me sigues? Estaba pasando un cuerpo de agua y obviamente, se perdió parte de la construcción. Entonces, vinieron las vistas, sobre el manejo de fondos, qué hicieron, qué no hicieron..etc. El que estaba entrevistando a una de las líderes de comunidad le dijo…¿qué pasó? Interviene un abogado que dice: ‘bueno, pues uno va, fueron, escucharon, pero ¿cómo le vamos a creer a una persona que no tiene la preparación en el área de competencia como lo sería en ingeniería o arquitectura? Ella, la líder, muy fina, reacciona: ‘pero tenía una experiencia y conocía el sitio”. Mira, sencillamente, no le hicieron caso porque era una persona vieja. Y otro de los presentes argumentaba: ¿cómo tú me vas a decir a mí que yo, que soy ingeniero, tengo que darle crédito a uno que no tiene la preparación mía? Y así se margina, se desprecia, se manejan asuntos importantes como lo son las oportunidades de mejores viviendas (lo cual es una causa de justicia social), pero se
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manejan las decisiones y consideraciones desde las desigualdades por razones de títulos académicos, licencias y preparaciones”. En torno al sentido de responsabilidad profesional, una consejera explica: “De hecho, fíjate, algo que es bien importante es la responsabilidad que yo tengo. Todo como ser humano, ante todo, por la profesión que yo tengo como educadora. Así que, o sea, siento mucha responsabilidad por lo que yo tengo y hago como consejera”. Y sobre la acción social, “siempre la he relacionado con la consejería”. Los consejeros entrevistados, al hacer referencia a otros deberes éticos, fueron extensamente ilustrativos de sus sentidos de responsabilidad, entrega y compromiso por lo que entienden sus deberes en el marco de la justicia y acción social. Y presentaron también el dilema del cobro adecuado por los servicios: cómo sería correcta la venta del servicio para que sea en beneficio de la sociedad, de los seres necesitados de este conocimiento especializado de un consejero profesional. “Mira, no todos los consejeros universitarios se identifican con causas de justicia social, no todos. Solo algunos incursionan en estas labores. No sé si es que lo ven como algo que corresponde mas bien a otras posiciones administrativas, como tal, o que no les corresponde a ellos. Como que no se identifican con este componente. Inclusive, yo he participado de reuniones de consejeros, que nos vemos para compartir conocimientos sobre manejo de casos, y ahí te das cuenta de quienes de identifican y no con intervenciones en causas de justicia social. Cuando te dicen, pero mira esa no es un área, o asunto, de tu alcance en consejería. Y
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se presentan las posiciones encontradas entre los mismos consejeros. Porque se basan en procedimientos escritos por el sistema, donde si no aparece el consejero mencionado como uno de los recursos, pues ellos entienden no son áreas para trabajarlas. Un ejemplo es en los casos de acomodo razonable de estudiantes, que hay acción social. Unos consejeros me dijeron: ‘pero mira, en ese procedimiento no apareces tú como consejera. No te mencionan para intervenir con ayuda alguna’. ¿Ves? Pero yo aunque no lo diga, si tengo que intervenir y ayudar al logro de esa circunstancia justa, lo hago. Y otros piensan igual que yo. Están conscientes y trabajan los casos, aunque no aparezcan mencionados en algún manual o procedimiento de la facultad. Otros están conscientes de que lo podrían hacer, pero como el manual o procedimiento no los menciona, pues no lo hacen. Pero, son muy pocos los que no tendrían al menos la consciencia de este deber como parte de la consejería. A mis estudiantes de rehabilitación vocacional, les digo, si vas a pedir acomodo razonable, estos son los pasos. No me mencionan a mí, pero siempre te puedo ayudar, estoy aquí para asesorarte en todo el proceso e intervenir en cualquier trámite que sea necesario para lograr la atención justa de tu necesidad y que tengas la oportunidad”. “A mí me cuesta entender como un profesional, que una persona que tiene unas herramientas adquiridas a través de su preparación académica, sicólogos, consejeros, etc., si no le pagan, pues no lo atiende. El factor económico es uno que afecta al proceso. Yo digo, tú prepárate,
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tráeme una gallina, un saco de china…qué sé yo! Me pregunto cómo sería correcta la venta del servicio para que sea en beneficio de la sociedad, de los más necesitados”. A través del desempeño de las tareas en justicia social, desde los entendidos, visiones y significados que mostraron los consejeros entrevistados, se descubrió el gusto por la experiencia de esta labor, el sentido de profundidad que le imparten a la identificación con la profesión, y además, el reconocimiento que ellos hacen del beneficio que reciben, día a día, en el refinar de de sus competencias y destrezas. También, ellos mismos identificaron necesidades o áreas que aún están pendientes. “Esto es exquisito”. “Dedicar unos minutos específicamente a este tema, es como que…¡me encanta!...estoy feliz. Es revivir lo que se ha hecho y es reafirmar el compromiso de lo que se debe seguir haciendo”. “La experiencia del trabajo en justicia social, ayuda mucho. Muchísimo más. Cada vez que tengo más experiencia, más creo en la responsabilidad personal y profesional que yo tengo”. “Completamente. Yo creo que ayudaría mucho a fortalecer y solidificar la identidad con la profesión de la consejería”. “Pues mira, a la medida que lo vamos haciendo desde el marco de una acción de justicia social, de esa manera, entonces, tú le enseñas a la gente qué es lo que tú estás haciendo. (…) O sea, nosotros protegemos y promovemos, y defendemos las oportunidades de crecimiento y vida sana y productiva para los seres humanos. Como profesionales de ayuda,
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tenemos esto en mente, y a través de la acción en justicia social podemos dar más visibilidad, creo yo, a esta gestión profesional”. “La beneficencia, la norma de la beneficencia, que son nuestros valores, verdad, eso día a día. Ahora es cuando más lo entiendo, porque cuando estaba haciendo la maestría, yo lo recitaba porque me lo iban a poner en el examen de grado [se ríe]. Pero ahora yo digo,…wow, esto tiene otra dimensión más profunda” “Yo creo también que en términos de destrezas profesionales, las pulo cada vez más desde el trabajo en justicia y acción social como parte esencial de la consejería”. Al conversar sobre qué faltaría por hacer en términos de la práctica en justicia social y la consejería, los consejeros identificaron claramente el área de la arena pública, que es la tercera más amplia que la American Counseling Association (ACA, 2003) incluyó entre las competencias de dominio para los consejeros en justicia social. Estos dominios se refieren a dominio en información pública y dominio en defensa social y política, a un nivel macro. “Levantar la voz, para que no nos perdamos más en la dinámica de buscar culpables. Para muchas de las situaciones de hoy que se viven en Puerto Rico, se trata de buscar culpables. Por qué el partido [político.] en cuestión no ha hecho lo propio. Por qué entonces el partido anterior tampoco lo hizo, y se dan tantas justificaciones sobre lo que debió ser la responsabilidad de otros, que nos invaden con eso y se impide que de alguna manera se trabaje”.
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“Hay que crear más conciencia de colectivo. Porque para mí eso es clave, y necesario e inminente. Eso es un 9-1-1. O sea, ¡hay que hacerlo ya! ¡Hay que crear más conciencia! Sé que no soy la única, que hay más haciendo labor en justicia social, pero tal vez, no hemos logrado ser lo suficiente para que en las noticias, al amanecer, tengamos otras informaciones edificantes”. “Sí, hay que contagiar a mucha gente, a mucha gente. En cómo lo pienso, en cómo lo hago”. Al mirarse con entes o agentes de cambio dentro del sistema en que se desenvuelven y trabajan como consejeros profesionales, están conscientes de las carencias de legitimidad en las que, en ocasiones, el mismo sistema los posiciona, lo cual afecta el trabajo en justicia social. Mostraron sentido agudo de que esta misma circunstancia es lo que el sistema utiliza como mecanismo para perpetuar desigualdades e invisibilidad social. “El sistema, la entidad, tiene que darle participación al consejero. Porque hacerlo sin el reconocimiento y apertura del sistema, es una lucha. Se puede, no es que no se pueda, pero es una lucha inmensa, porque en eso mismo se basa el sistema para no dejarte actuar, para que no intervengas, para que se vea como un asunto fuera del desempeño de tus funciones como consejero profesional. Y te dicen: ‘mira, esto no te toca a ti’…y así van logrando que pierdas contacto con los asuntos, con los casos, que no puedas ni cerrar adecuadamente. Se necesita una legitimación abierta del sistema, para que se vea endosada la labor en justicia social, y no como un
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entremetimiento del consejero, como que está fuera de sus labores oficiales. Lo cual ocasiona una lucha del consejero frente al sistema, para reclamarle que estamos aquí para ayudar también en estos tipos de causas. Para que se reconozca su derecho profesional a rendir este servicio”. En términos de necesidades para los propios consejeros, los referentes fueron a “Yo entiendo que debe de haber un adiestramiento también, debe haber alguna experiencia de aprendizaje sobre esto para aprender hasta dónde llega nuestro trabajo. (…) Consideraría propio la mentoría a los consejeros que incursionan en justicia social, por lo fuerte del trabajo”. “Para los consejeros que aún no incursionan, hay que intervenir individualmente, con adiestramientos y actividades de introspección. Ir a lo profundo de sus procesos mentales, para que tomen conciencia del deber de incursionar en acciones de justicia social, y de que esto es parte de la consejería”. Deseos, Vocación y Necesidad: Un Junte por Amor y Formación Profesional Al explorar sobre las impresiones que tienen los consejeros de sus propios roles en el trabajo de justicia social en los ambientes universitarios, y de sus interacciones con la comunidad académica, son reveladores varios significados. Una preparación académica y profesional que cobra sentido con los deseos, necesidades y vocación profesional: “O sea, la preparación académica mía, por ejemplo, yo siempre la he visto como un complemento en conocimiento, para poder hacerlo mejor (…) una base para treparme en ella”.
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Ánimo de lucha y enfrentamiento, de no retirarte por más controversial que sea lo que haces o dices: “Sí, me lo dicen. Creo que constantemente me lo dicen, hasta en las orientaciones que hacen los programas, cuando me llevan como parte de los funcionarios que vamos a dar orientaciones a los estudiantes. Ellos hablan [los directores de programa] y dicen: ‘y después de todo, ustedes van donde ella, a llorar, y ella viene a regañarnos, así! Entonces yo les contesto: ‘exactamente, si no se están haciendo las cosas bien, sí voy a llamar, y sí voy a decir’. Voy a levantar mi voz”. “Yo entiendo que sí ha habido cambios, pero han sido bien luchados y lentos. Otra persona hubiera cogido su cartera y se hubiera ido para su casa. No ha sido fácil, ya que la mayor parte del tiempo me he enfrentado a restricciones sobre el alcance del servicio que puedo ofrecer como consejera”. Actividad continua, de identificar todo el tiempo dónde es que están las causas, la necesidad, y de cuidar el espacio de tu juicio crítico e independencia de criterio: “Sí. (…) Todo el tiempo trato de estar pendiente, y voy más allá de eso, cuando tengo que ir, si la opinión es diferente. (…) Si no es verdaderamente representativa, lo saben, yo me voy al fin del mundo”. Compromiso de mucha responsabilidad ética y profesional, que transita por la vereda de la verdad, sobre todo en el asunto de los sesgos: “Hay que atender los asuntos inconclusos de vida, como consejero, porque no podré ayudar a alguien, si yo no me he ayudado primero”.
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“(…) Así que la verdad es importante, y es hasta un valor. Si tú te vas con la verdad, si tienes la verdad, tú lo tienes todo”. “Siento mucha responsabilidad por lo que yo tengo y hago como consejera”. Con necesidad de recibir nuestra propia ayuda profesional, porque tienes que manejar emociones como el dolor, la impotencia, la tolerancia: “Por supuesto, claro que sí, que el consejero en justicia social debe tener, a su vez, su propio consejero”. “Consideraría propio la mentoría a los consejeros que incursionan en justicia social, por lo fuerte del trabajo”. Están mirando el dolor de frente, estremeciendo el sentido de impotencia para apartarlo del camino. Nos transformamos desde el dolor mismo, desde el camino que, en ocasiones, es en soledad: “Tal vez, hubo varios días de mucho dolor, de mucha imprecisión, de mucha duda. ¿Qué hago Señor? Me siento ahora un poco débil, de los cantazos que recibí por servir. Hubo unos días de duda, porque, por supuesto, yo no lo sé todo, ni tengo el control de todo, pero al final, lo manejé”. “Gracias a Dios el dolor se convirtió en una fuerza tan impresionante para mí, que hoy en día no hay quien me calle, no hay quien me pare, solamente Papá Dios [en tono alto y con una iluminada sonrisa]”. “Ya yo veía hasta dónde más podía llegar,…y [fue] hasta ahí. [voz llorosa]. Pero definitivamente esa experiencia a mí me convirtió”.
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“Yo pensaba en que es que me siento sola. Me siento sola. Es que esta labor es fuerte y de mucha responsabilidad, claro”. Sentido de estrategia al navegar entre las relaciones del sistema donde trabajamos, extendiendo la práctica más allá de la oficina; y con la ayuda del apoyo de otros, y del tremendo apoyo que representan las satisfacciones que el rol puede brindar: “El consejero tiene que saber moverse de diferentes formas y alcances, y mantener relaciones fortalecidas en el tiempo, y verá los logros de sus acciones. A veces te frustran unas cosas, pero sigues adelante con el ánimo que otros te dan, y con el ánimo que te producen los resultados que ves a más largo plazo”. “Hoy por hoy, te digo, que me acuerdo del grupo. Cuando pisan Puerto Rico en navidades, yo soy parte del listado de familia que quieren saludar y verme. O sea, a esos niveles….tal vez el agradecimiento silencioso por lo que hace 9 años yo hice por esa joven y su grupo de amistades”. “Bueno, los estudiantes piensan que soy de ayuda. He visto que confían mucho en mi servicio. Cuando se gradúan, vienen a expresar su agradecimiento por la ayuda recibida durante los años en la facultad: ‘mira, me ayudaste mucho’. Y ellos se pasan la voz unos a otros sobre el servicio, pues también me lo expresan así cuando llegan. Que vienen porque les han hablado bien, en que pueden confiar, en que es confidencial. Hasta recibo mensajes por la computadora. Por parte de la administración, hay algunos que me han dicho: ‘te tienen miedo’. porque
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me perciben como un profesional valiente, que me atrevo a realizar las gestiones que sean apropiadas y justas en un momento dado. Pero, mira, hay otros que he visto que me valoran, que me dicen, ‘mira, esto te lo digo a ti, porque tú tienes integridad’. ‘En ti se puede confiar’.’ “[Las relaciones con los profesores] hay unas que son muy buenas. Cuentan con mi ayuda. Me refieren casos. Incuso, hay uno en un puesto administrativo directivo, y la relación es muy buena. Si van a llevar a cabo una dinámica o ejercicio de grupo, me llaman para que los ayude, me consultan como dividir grupos para tareas en el curso, o sea, que reconocen un área de expertise en la que puedo ayudarlos, y vienen, me buscan y me consultan. Pero hay otros, pues que entienden que no….que se resisten. Yo entiendo que estos son los de mayor tiempo en la facultad….los profesores mas nuevos los veo con otra mentalidad, de mas reconocimiento, de las ayudas que puede brindar un consejero en la facultad….y es que algunos de estos más jóvenes en la docencia, fueron estudiantes primero en la facultad, estuvieron un tiempo profesional fuera y se les recluta para enseñan, entonces como tuvieron relación previa conmigo en la facultad, como estudiantes, y luego se convierten en compañeros de labores, pues mantienen esa apertura y consulta con mi oficina y los servicios de la consejería….Porque lo valoran., porque saben cuánto de ayuda puedo ser. Lucha constante, día a día, por aclarar nuestros procesos, nuestros postulados; por posicionar nuestros deberes:
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“Ellos no entienden hasta dónde llega la confidencialidad de un consejero”. “Lo entienden [la labor del consejero] pero no lo aceptan. Saben que es parte de mi trabajo, pero no lo aceptan. Inclusive, a veces tienden a controlar. A controlar la ayuda que uno le pueda dar a una persona. Como que te dicen: los estás advirtiendo y no se supone. Que no los adviertas. Ellos son adultos, ellos mismos deben darse cuenta, no les alertes”. “Sí, te puedo decir que si hay personas que facilitan los procesos, que colaboran junto conmigo. Pero, todavía no está al nivel que debería”. “Hay diversidad de reacciones o de pensamientos. Me describen de maneras distintas. Hay profesores que dicen: ‘véte donde ella, siempre ayuda a los estudiantes’. Hay otros que dicen: ‘ella siempre quiere ayudar al estudiante, y el estudiante no se merece que se ayude’. Piensan que me creo que siempre puedo tener la solución, no sé”. “Bueno, aquí hay quien entiende ciertamente lo que uno hace en las oficinas de asuntos estudiantiles, y hay veces que quizás te pudiera decir que hay personas que no quieren entenderlo, pero ciertamente yo creo que la esencia, como que no está bien entendida. Y aquí, en este escenario ocurre más, porque como que hay un libreto que te repiten y te dicen que ellos vienen a estudiar, me dicen: ‘ay, mira, ellos vienen aquí a estudiar, así que déjate de esas cosas’ Entonces, al principio, me callaba, pero ya no. Y le digo, pues fíjate, estás equivocado. Cuando hablamos de
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educación integral del estudiante. Y ahí empieza a hablar una de lo que un estudiante puede aprender de una organización estudiantil. Organización estudiantil nada más. Puede lograr destrezas de liderazgo, toma de decisiones, etc. Así que yo podría decirte que a veces, no entienden la esencia, la esencia de lo que realmente uno hace”. Regocijo por el reconocimiento que simultáneamente podemos recibir del sistema: “En términos de gente con las que yo he trabajado, hace poco hubo un cambio de una posición administrativa, verdad, en el Decanato de Estudiantes. Entonces, se acercó a mí [la persona] a pedirme una opinión. Y se la ofrecí. Y me dijo: ‘yo considero que aquí, en este sitio, en esta institución la persona que más ha estado y sabe de asuntos estudiantiles, eres tú’. Y yo le dije: wow. Yo le dije: ‘yo no considero que yo me lo sé todo’. Pero, en fin, que de eso uno puede pensar sobre cómo valoran a una. Quizás yo te pudiera decir que hay unas personas que siempre recurren a mí, que me llaman para preguntarme, y pudiera inferir que es que validan mi gestión”. Alto sentido de vocación, de vivir como una persona más y amar lo que haces: “La vocación es importante, es lo que mueve”. “Yo soy una más y yo voy a vivir abiertamente, como una más, para enfrentarme a las personas que son obviamente con las que yo me encuentro día a día, y [que] sientas la misión de la vocación día a día”.
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“Tienes que amar lo que haces, te tiene que gustar dar el servicio a otros, a que logren la más amplia participación social, profesional y ocupacional en la sociedad. Entonces, te tiene que gustar, tienes que tener algo más dentro de ti como persona, que haga sentir ese impulso por ayudar en causas justas, que te mueva a no dejar las cosas como están, con alguna intervención somera, no. Yo al menos lo pienso así”. “Yo no voy a dejar de hacerlo, lo que hago y he hecho. Y eso me hace sentir súper realizada y satisfecha. Pero que conste, que todavía me falta mucho más por hacer, así que seguiremos haciéndolo [sonrisa amplia]”.
CAPÍTULO V Conclusiones y Recomendaciones A través de las narrativas analizadas se evidencia que los consejeros le imparten al concepto de justicia social un significado de más alcance que el indicado por la literatura. Comparten varios elementos en la conceptuación del término, como ofrecer protección, ayuda, igualdad en derechos y beneficios, y vigilar por los derechos de los representados. Coinciden con que la justicia social es para todos los sectores poblacionales y no necesariamente para los excluidos sistemáticamente por la sociedad. Esto se explica dado el conocimiento conceptual y dominio de destrezas medulares que son parte de la preparación profesional de los consejeros. Autores en la literatura señalan que esto no es de extrañar (Fouad, Gerstein & Toporek, 2006). La consejería profesional es la aplicación de los principios de desarrollo humano, sicológicos y de salud mental, mediante estrategias de intervención sistemáticas, conductuales, afectivas, cognitivas y ambientales, para propiciar el bienestar y el crecimiento personal en situaciones de cambios, vivencias particulares o necesidades específicas de vida. Mejorar la sociedad a través de la ayuda y el apoderamiento que se brinda a las personas, ha sido siempre un objetivo general de la profesión de la consejería, y en esta concepción, los consejeros fueron consistentes. La justicia social se extiende a todos. A los excluidos sistemáticamente, y a los que aún no siendo excluidos, se encuentran en una vivencia temporal y particular de exclusión y opresión. Sin embargo, el hecho de que sus entendidos conceptuales en justicia social abarquen a todos los sectores, no excluyó la comprensión precisa de que las actividades en justicia social tienen por fundamento el foco en aquellos sectores que son excluidos
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por razón de raza, origen étnico, género, edad, impedimento físico o mental, educación, orientación sexual, estatus socio-económico y otras características de trasfondo o membrecía en un grupo social: “Sí, claro. Se dirige a los marginados, a los desamparados, a los que atropellaron. (…) La justicia social es para todos, pero estamos hablando específicamente de la sociedad, así que definitivamente debe estar dirigida a los menos afortunados”. Dentro de esta misma concepción, fue evidente un entendido fluido, como referente para evaluar si se está en alguna categoría de exclusión social, o de vivencia de opresión o marginación. El marco de consideraciones no es de naturaleza estática, o categórica, ni presentó ideas de eternidad en las categorías. Los consejeros manifestaron consideraciones en torno a que cualquier persona de la sociedad, y en sus contextos, cualquier estudiante, puede no ser parte de un grupo de excluidos sistemáticamente por la sociedad; y por el hecho de no tener ciertas características sociales de exclusión, no quiere decir que no puedas encontrarte en una situación de injusticia social. De forma que, evidenciaron la concepción de un aspecto de transitoriedad para circunstancias de marginación, opresión o invisibilidad social. Un estudiante (o cualquier otra persona en la sociedad), puede estar siendo oprimido o marginado por un tiempo dado, pero luego no estarlo. Los consejeros concurrieron en visiones donde se evidenció el entendido de que no se está exento de experimentar vivencias de marginación, por el hecho de pertenecer a un nivel socio-económico dado; y también, concurrieron en la visión de que pertenecer a grupos de marginados no es algo que ocurre eternamente. Por lo tanto, si no ocurre
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eternamente, es una circunstancia de la cual se puede salir exitosamente; y en esas instancias también son necesarias las acciones en justicia social. “(…) Para los que no son marginados, también en ocasiones, tienes que trabajar por ellos causas justas.” “En este caso, fue una mujer, rechazada totalmente por la familia y la sociedad. Y hoy por hoy [con rostro de alegría y orgullo] es funcional”. El concepto de justicia social sobresalió como un constructo continuo con la opresión, la marginación y la invisibilidad social. La reflexión sobre estos conceptos fue consistente con sus creencias expresadas en torno a la igualdad de los seres en la sociedad como la razón principal de trabajo en la consejería en justicia social. Existe correspondencia con la literatura, en la manera en que los consejeros conciben y entienden la invisibilidad social, como constructo de la injusticia social. Se trata de uno bilateral: los que están en sectores de poder ayudar no desean ver las necesidades de otros, alimentando la perpetuación de las desigualdades; y los que están en desventaja social, por miedo, no desean ser visibles, por el perjuicio que pudiera acarrear la iniciativa para que se les conozca y tenga en consideración. La reacción de silenciar las voces, de represiones sutiles como abiertas, son mecanismos que ellos mismos identificaron, claramente, como los que utilizan los grupos de poder para evitar la denuncia y mantener en la invisibilidad ciertos intereses dados. Tienen conocimiento claro de cómo opera la invisibilidad social, las reacciones cuando se intenta salir de esa invisibilidad, y del concepto preciso: se trata del deseo de personas en el poder, para no querer ver las realidades de las desigualdades, ni que se hagan conocer las mismas.
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Así, fueron descubiertos varios significados relacionados entre todos los conceptos, con una claridad de cómo operan las relaciones de poder en la sociedad, lo que incluye a la universidad, para alimentar las vivencias que constituyen motivos para trabajar en causas de justicia social. Quedó revelada la conciencia que tienen sobre cómo operan los estereotipos en las relaciones sociales, dando por resultado la opresión y la marginación, hasta cierto punto intencional, que nutren situaciones de injusticia social. Esto alcanzó la relación de la consejería en justicia social, como una donde debe haber igualdad básica entre las partes. Los consejeros se desvisten de todo tipo de etiqueta social y vestiduras de títulos, sujetando así la relación de consejería a la igualdad entre las partes y al reconocimiento de que desde la misma relación, podrían darse dinámicas de marginación que entorpezcan la tarea de justicia social. Como característica de sus experiencias en justicia social, sobresale un matiz diferente para la empatía. Hay que poder vivir en carne propia, si es preciso, el discrimen o la marginación que pasan las personas a quienes de ayuda. Así, el concepto de justicia social y sus actividades relacionadas se presentó como una vivencia de intensidad y riesgos, más que una definición teórica. Es una experiencia práctica que conlleva dolor, lucha, presión, impotencia, manejo de tristeza y frustración en conjunto con el cliente. Así, descubren con profundidad las razones por la cuales la literatura señala que el trabajo en la consejería en justicia social, tiene un alto riesgo de quemazón o desgaste para el consejero (Kiselica & Robinson, 2001, en Toporek, Gerstein, Fouad, Rosircar e Israel, 2006). Se recomienda explorar más en estos sentidos, para conocer de qué forma los consejeros manejan la resistencia a la presión y a las luchas intensas. ¿Qué estrategias utilizan para enfrentar la tristeza y la frustración, y de qué manera enfrentan el riesgo del
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desgaste como resultado de la práctica? ¿Cómo se maneja la sensación del discrimen y la marginación, y al mismo tiempo, te mantienes perseverando en las acciones de justicia social? El apoderamiento, como mecanismo o actividad para la justicia social, quedó conceptuado como un proceso que aplica para las dos partes en la relación de consejería. Obliga tanto al consejero como al cliente, a mirar más allá de la mera intervención individual, y se le adscribe un elemento de control sobre los asuntos y de apropiación personal de su significado. Sin control, la situación de trabajo se escapa del proceso, por lo que hay que estar consciente de esto y en vigilancia. Precisamente, el apoderamiento conlleva acción y auto-reflexión, para ganar conciencia de cómo funcionan las dinámicas de poder en los ambientes de vida e interacción social y de cómo impacta el desarrollo social y sicológico de la persona, y el progreso en la relación de ayuda durante la consejería en justicia social. También, implica desarrollar control razonable de la propia vida y las circunstancias (McWhirter, 1994, en Lee, 1998). Los consejeros mostraron clara conciencia de estos entendidos. Se recomienda investigar más a fondo, mediante el método etnográfico, para conocer en detalles las estrategias que sirven de ayuda para desarrollar control sobre los procesos de trabajo en justicia social. ¿Qué características de trabajo conlleva la auto-reflexión como parte de las acciones en justicia social? ¿Qué modelos, si alguno, se pueden identificar como propios para estos procesos de control, auto-reflexión y vigilancia en alerta continua? ¿Qué particularidades culturales podrían distinguirnos en el desarrollo o adopción de estrategias de control sobre los procesos? Las acciones en justicia social revelaron experiencias donde se presenta la esperanza, la entrega, la perseverancia y la paciencia para comprender las etapas de
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desarrollo en las que se encuentra el cliente. Las narrativas descubrieron la voluntad, compromiso y sensibilidad de los consejeros, en este sentido. Se evidenció la presencia de una determinación para seguir a pesar de consecuencias como la represalia; la estámina para enfrentar el dolor junto con el cliente y la disponibilidad para seguir la lucha con los asuntos, en una acción social más amplia, de sistema, en los casos en que no le logre el resultado justo. También se evidenció la importancia de recurrir a la creatividad y el arte como parte de la labor en justicia social. Se recomienda estudiar a fondo la relación que puede tener la creatividad, el arte y las tareas de consejería en justicia social, tanto para el consejero como para el cliente en la relación de ayuda. ¿Cuáles son los mecanismos por los cuales el arte y la creatividad se constituyen en posibilidades de encaminar acciones de justicia social? ¿Cuántos de nuestros consejeros recurren a estas ayudas como parte de sus prácticas en consejería? ¿Qué los motiva en esta incursión? ¿Qué utilidad se puede evidenciar de las experiencias de trabajo, en los casos en que han integrado el arte y la creatividad? Existe uso efectivo de los datos del entorno donde se desenvuelven los consejeros, para fundamentar sus criterios propios, evidenciar y poner en manifiesto inequidades sistémicas y crear urgencia de cambios. Este es otro de los roles que la literatura identifica para los consejeros en justicia social (Cox & Lee, en Courtland, 2007) y que los consejeros demostraron tener con una singularidad, hasta cierto punto, cultural. Como parte de su trabajo, desarrollan conocimiento del sistema, con agudeza investigativa y alerta analítica, para desenmascarar racionalizaciones y eventos organizados que alimentan o sostienen la opresión, la marginación o la invisibilidad de la desigualdad. Y en el desempeño de este rol, llegan al punto de mirarlo con un sentido detectivesco, para
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“descubrir los trucos”. Esto es cónsono con la literatura que indica que la práctica debe pretender el desafío de las estructuras y sistemas que perpetúan prácticas y políticas injustas (Lee, 2007). Los consejeros mostraron conciencia de la importancia de aprender por sí mismos, de hurgar, de tomar iniciativas, de mantenerse madurando en el conocimiento auto-didacta, y de mantener independencia de criterio. Estudian las leyes, los reglamentos, las normas, las políticas, dentro de sus sistemas, para comprenderlas y descubrir posibilidades y contradicciones, lo cual es fundamental al trabajo de acción y justicia social. ¿Cuáles son los métodos de análisis que guían el camino por el conocimiento auto-didacta de los sistemas sociales? ¿Qué estrategias de estudio posibilitan que los consejeros que incursionan en justicia social, ganen conocimiento agudo del sistema donde trabajan? ¿Serían las mismas estrategias que en general se pueden observar en las tareas cotidianas y tradicionales de la consejería? ¿En qué resultarían diferentes? ¿Qué atributos y valores de naturaleza cultural se descubrirían a través de las estrategias que puedan ser identificadas? ¿Qué ideologías de representación social surgen de las estrategias y mecanismos de trabajo que se identifiquen? ¿Qué construcciones discursivas facilitan u obstaculizan las posibilidades de acción en justicia social? Estas y otras interrogantes ameritarían estudios futuros, con miras a postular modelos de trabajo en consejería en justicia social, atemperados a nuestra idiosincrasia como puertorriqueños. Sería recomendable explorar mediante el análisis crítico del discurso de grupos focales de consejeros que hayan incursionado en justicia social. El análisis crítico del discurso, entre otros propósitos, se ocupa de los problemas sociales y de las relaciones de poder. Existe una relación dialéctica entre la sociedad, la cultura y el discurso, en la que unas y otras se constituyen recíprocamente.
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Los consejeros también descubrieron ejercer otro de los roles que se identifica para los que incursionan en actividades de justicia social: la consejería fuera de los modelos tradicionales (Cox & Lee, en Courtland. 2007). Las prácticas se salen de las rutinas y de los horarios estructurados. Salen de las oficinas, caminan distancias en diligencias fuera de su entorno de trabajo. Se mantienen vigilantes porque hasta la hora “oficial” de salida, pudiera llegar el “privilegio” de la ocasión para la consejería en justicia social. Se anteponen la vocación y el compromiso profesional, a los intereses y compromisos personales, incluso. Se evidenció el sentido de la disponibilidad cuando el cliente los necesita, sustentado por la idea de que para las causas hay que estar y recibirlas tan pronto llegan. En términos de las obligaciones y deberes éticos, los consejeros mostraron clara conciencia de los tres constructos principales que la literatura señala como relevantes a la práctica en justicia social: el respeto por las personas, la responsabilidad ante el ejercicio de los deberes en la relación de ayuda, tanto para los clientes como para ellos mismos como consejeros, y la disponibilidad a la acción social en todo momento (Toporek & Williams en Toporek, Gerstein, Fouad, Roysircar e Israel, 2006). Identificaron dilemas como el acceso a los servicios de consejería en casos de pobreza económica; la necesidad de trabajar con los propios sesgos y estereotipos para evitar que se condonen prácticas injustas y la necesidad de mantener un auto-análisis crítico de sus propios desempeños. La actividad profesional es continua, de identificar todo el tiempo dónde es que están las causas, la necesidad, y de cuidar el espacio de tu juicio crítico e independencia de criterio. Se recomienda investigar en torno a las estrategias que usan los consejeros para enfrentar sus propios sesgos y estereotipos, al tratarse de un aspecto fundamental para el
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balance y efectividad de las tareas en justicia social. ¿Qué actividades conlleva un autoanálisis crítico del propio desempeño? ¿Cómo es que se lleva a cabo? ¿Con qué periodicidad? ¿Contra qué referentes se llevaría a cabo un auto-análisis crítico del propio desempeño como consejero en justicia social? Las actividades con foco en justicia social pueden ser a pequeña escala donde se vive y trabaja, como a más grande escala, a nivel nacional o internacional (Fouad, Gerstein & Toporek, 2006). Esto también fue reconocido por los consejeros. El trabajo por la justicia social es día a día, en lo más cotidiano de la vida misma, y conlleva cercanía de interacción con las personas en sus ambientes. Te entra en la esencia de la vida misma, y requiere interacción cercana, adherida, a las personas por quienes trabajas. “(…) No importa la preparación, no importa lugar, no importa la cuidad, en la ciudad más sencilla, el encontrarte, el interactuar con personas, adherirte a esas personas, es algo que acompaña tu tarea de justicia social”. En este entendido, los consejeros demostraron que la acción social no es ajena a los postulados esenciales de las metas que representa la consejería profesional para el individuo y la sociedad, y para la profesión en sí misma. Fueron más allá, identificando en la acción social una avenida o mecanismo para darle visibilidad a la profesión de la consejería, y para afinar el arraigo a la identidad con la profesión. “Esto va a la identidad de la profesión. Te hace sólido en la práctica de la consejería, que busca la ayuda para todos, para que todos puedan vivir, crecer y desarrollarse plenamente, en igualdad de condiciones”.
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Sin embargo, se necesita la destreza de estar alertas, vigilantes, en los eventos diarios de la práctica profesional, revelándose así un sentido de una obligación de vigilar, como un deber de alertar a las personas con quienes se trabaja en la relación de ayuda. La incursión en justicia social fue a nivel del cliente y del sistema universitario, y a nivel comunitario; desde actuar con el estudiante hasta representarlo, propiciando actividades de crecimiento personal y apoderamiento para personas en grupos sociales de marginados. De las narrativas de los consejeros surgieron experiencias directas sobre la incursión en acciones de justicia social, tanto a nivel del cliente y escuela, como a nivel comunitario, lo cual demuestra que tienen la conciencia sobre el impacto de las variables ecológicas y los sistemas en la persona. Las impresiones sobre el rol de consejería en justicia social, a nivel universitario, están acompañadas de distinciones que coinciden tanto con lo que ellos piensan sobre ellos mismos, como con lo que ellos expresan que la comunidad académica piensa sobre ellos. Coinciden en las siguientes visiones: 1. Los distingue el ánimo de lucha y enfrentamiento. No se retiran de gestiones algunas, por más controversial que sea lo que hacen o dicen. 2. Se mantienen en actividad continua, vigilando; y cuidan el espacio de sus juicios críticos e independencia de criterios. 3. Existe un compromiso de mucha responsabilidad ética y profesional, que transita por la vereda de la verdad, sobretodo en el asunto de los sesgos. 4. Se transforman desde el mismo dolor, desde un camino que, en ocasiones, es en soledad.
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5. Tienen sentido de estrategia al navegar entre las relaciones del sistema donde trabajan. Logran apoyo de otros en el sistema, y también se apoyan en las satisfacciones que el rol puede brindar. Hay regocijo por el reconocimiento que pueden recibir, de tiempo en tiempo, por parte del sistema. 6. Muestran lucha constante, día a día, por aclarar sus procesos, sus postulados; por posicionar sus deberes como consejeros profesionales. 7. Tienen alto sentido de vocación, y así se les ve. Aman lo que hacen, y eso se sabe en la comunidad académica. Por otro lado, aunque no surgieron experiencias de incursión activa en la arena pública; en los dominios de información pública como de defensa social y política con alcance nacional o general en el país, sí mostraron la conciencia del llamado hacia el colectivo y la necesidad de contagiar a otros para lograr esta presencia en la actividad social pública. El nivel de claridad y conciencia en este componente de acción, que también es requisito del trabajo en justicia social, se observó en la obligación que identifican para ellos como profesionales de la consejería. “Hay que crear más conciencia de colectivo. Porque para mí eso es clave. Y necesario e inminente (…). O sea, ¡hay que hacerlo ya! ¡Hay que crear más conciencia!” Sin embargo, la incursión en el espacio colectivo no está acompañada por el hecho de participar en la actividad política. Al parecer, el escenario de la política no se identifica como uno que permita actividades de justicia social Esto contrasta con la literatura, donde algunos roles que se señalan para consejeros en justicia social, son el liderato y la colaboración a nivel político, además de social. Cox & Lee, en Courtland
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(2007) destacan estos roles, entre otros, como importantes para el trabajo en justicia social. Se habla del liderato en la política y en los asuntos sociales; de ocupar liderato en organizaciones comunitarias estratégicas; de formar alianzas con comercios y sectores políticos y religiosos; todo ello para estar en posición de influir directamente en decisiones sobre política pública y cambio social. Ninguna de las narrativas descubrió estas incursiones a nivel general en la sociedad puertorriqueña, aunque sí se descubrió una conciencia crítica sobre el estado general de vida y bienestar en el contexto social donde se encuentran viviendo y trabajando como consejeros profesionales. La única referencia a asuntos de política en el país fue presentada por los consejeros desde la visión de cómo las discusiones sobre política han servido más bien para entorpecer la labor en justicia social, y no para facilitarla. La manifestación fue en el sentido de que en el país se pierden en una dinámica de ir responsabilizando a los partidos políticos por los problemas, por lo que se pudo haber realizado y no se hizo, y así se desvía la atención principal de las acciones que son necesarias para un cambio en las oportunidades de justicia social. “Levantar la voz, para que no nos perdamos más en la dinámica de buscar culpables. Para muchas de las situaciones de hoy que se viven en Puerto Rico, se trata de buscar culpables. Por qué el partido en cuestión no ha hecho lo propio. Por qué entonces el partido anterior tampoco lo hizo (…). Nos invaden con eso y se impide que de alguna manera se trabaje”. De manera que, fue reconocida la necesidad de extender la práctica a un nivel más amplio en la sociedad, con más presencia que lo que supone el trabajo en la universidad o
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en la comunidad. Sin embargo, atender esta necesidad, está relacionado con dos aspectos que se consideran fundamentales: la legitimidad pública, abierta, que otorgue el sistema a los consejeros en los roles como agentes de cambio social, y que todos los consejeros profesionales reciban adiestramientos de introspección en las responsabilidades en justicia social como se han presentado oficialmente para la profesión. Esto, para que los que aún no incursionan, desarrollen conciencia de que la consejería en justicia social es parte de los deberes profesionales y se reconoció finalmente. También surgió la recomendación de organizar servicios de mentoría para los consejeros que incursionan en actividades de justicia social, al nivel que sea, ya que el trabajo tiene un impacto fuerte en sus personas. No solamente se experimentan luchas y presiones, aunque con satisfacciones en algunos casos exitosos, sino también, como fue evidente, sentimientos de dolor, de impotencia, de cansancio y soledad. Coincidimos con los consejeros en estas recomendaciones: tanto como traducir a la acción real la participación colectiva de la profesión en los asuntos públicos del país, como en el desarrollo de actividades de mentoría y adiestramientos en justicia social para todos los consejeros profesionales. Igualmente, se recomienda estudiar a fondo de dónde surgen las estrategias para el manejo del cansancio y la soledad que acompañan las labores en justicia social. ¿Qué actividades de prevención y manejo son más utilizadas por los consejeros en justicia social? ¿Cada cuánto tiempo es necesario llevar a cabo las actividades que se identifiquen? ¿Cuáles son las características y elementos del proceso de recuperarse y seguir adelante? También se recomienda mayor exploración sobre los sentidos y alcances que podrían impartirse al concepto de justicia social, y las acciones relacionadas, desde una
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evaluación de las experiencias que surjan al incursionar en la arena pública. ¿Seguiría la misma concepción de que la justicia social debe extenderse a todos por igual? ¿A excluidos como a no excluidos socialmente? En una incursión a nivel macro, de arena pública, cabría estudiar si se produciría la empatía del consejero en justicia social, de la misma manera que se experimenta cuando se trabaja a nivel del cliente, la escuela y la comunidad. ¿En qué serían diferentes, si acaso? Considerando el hecho de que las prácticas reveladas en las narrativas de esta investigación, evidencian que la consejería en justicia social no ha incursionado en un nivel de mayor alcance social, a nivel macro en la sociedad, habría que examinar si se sostienen los mismos sentidos y alcances de los conceptos y prácticas; o si por el contrario, se reafirman más con las definiciones de que la justicia social es el foco para el trabajo con sectores poblacionales que experimentan la marginación, la opresión y la invisibilidad social, como resultado de sus características de membrecía y trasfondo social.
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APÉNDICES
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APÉNDICE A Guía Flexible de Preguntas para las Entrevistas a Profundidad
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Guía Flexible de Preguntas para las Entrevistas a Profundidad I.
Introducción A. Ofrecer mi nombre… B. Explicar sera grabada…. C. No se graba nombre en la entrevista… D. Clarificar dudas del procedimiento y la investigación
II. Justicia Social A. Si fueras a ofrecer una definición tuya….(si la ofrece compleja, elaborada…pasar a descomponerla….Ej. “has dicho ……¿qué quieres decir por ____...? ¿por esto……? B. ¿Podrías darme un ejemplo de lo que defines? C. ¿Qué te hace pensar de esa forma? D. ¿Cómo piensas que se entiende la justicia social en Puerto Rico? E. ¿Cómo piensas se entiende la justicia social como parte de tu trabajo en la universidad? III. Opresión A. ¿Qué significa para ti estar en opresión? B. ¿Por qué? C. ¿Podrías darme un ejemplo? D. ¿Cómo sabes o identificas que alguien esta en opresión? E. ¿Qué anécdota sobresaliente para ti, me puedes contar sobre alguna intervención por opresión? IV. Marginación e Invisibilidad Social A. ¿Qué se te viene a la mente cuando escuchas “marginación”? ¿”invisibilidad social”? B. ¿por qué? C. ¿Crees tu que se piensa así en Puerto Rico? ¿y en el ambiente universitario? D. ¿A qué lo atribuyes? E. ¿Podrías darme algun ejemplo trabajado? V. Acción social, advocacy y apoderamiento Se sigue el mismo patrón, más o menos…. A. Que significan para ti acción social…….advocacy……apoderamiento (se va a tomar una por una….) B. ¿Por qué? C. ¿De qué experiencias obtuviste este conocimiento?
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D. ¿Crees que son importantes en la consejeria? E. ¿Por qué? F. ¿Como tu dirías se traducen a la acción, a la práctica, como parte de la consejería? VI. Práctica en Justicia Social en ambientes universitarios A. Se por referencias de los que te recomendaron para la investigación, que has incursionado en trámites relacionados con causas justas hacia clientes tuyos… B. ¿Por qué lo has hecho…? C. ¿Qué ha significado para ti trabajar por esa causa? D. ¿Cuáles fueron las estrategias que usastes? (depende las que menciones…se toman una a una para explorar….el por que…) E. ¿Alguna anécdota de impacto? ¿alegría? ¿ tristeza o frustración? ¿impotencia? F. ¿Cómo fue la reacción o respuesta de las personas a quienes te dirigistes? G. ¿Cómo tu piensas te mira tu comunidad académica, como resultado de tus interacciones por causas justas? H. ¿Dónde crees estan los impedimentos o escollos para esta tarea en la consejería a nivel universitario? I. ¿A qué se debe? J. ¿Cómo piensas debe ser el trabajo en justicia social en la consejería a nivel universitario? K. ¿Qué debería motivar a los consejeros profesionales a incursionar en la consejeria en justicia social como parte de sus prácticas? ¿Por qué? L. ?????..otras que surjan….. VII.
Fase de recogido A. Retomar temas, retroceder, clarificar, permitir se abunde….. B. ????...mas preguntas????...depende….
VIII.
Repasar que habra un cierre abierto, para la información a recibir como parte de la revisión de la transcripción de la entrevista. Tambien, repasar que se estara disponible en todo momento para dudas o clarificaciones.
APÉNDICE B Hoja de Consentimiento Informado para los Participantes
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UNIVERSIDAD DE PUERTO RICO RECINTO DE RIO PIEDRAS FACULTAD DE EDUCACION PO BOX 23304 SAN JUAN, PUERTO RICO 00931-3304 TEL.EFONO 787-764-0000
DEPARTAMENTO DE ESTUDIOS GRADUADOS HOJA DE CONSENTIMIENTO INFORMADO DOCUMENTO CONFIDENCIAL Página 1 de 6 Título de la investigación: Experiencias, sentido y significado de la consejería en justicia social a nivel universitario: tres (3) narrativas de consejeros profesionales en educación superior. Descripción Usted ha sido invitado/a a participar en una investigación cualitativa sobre las experiencias, sentidos y significados que tiene la labor de consejería en justicia social, realizada desde el ámbito del nivel universitario. Esta investigación es realizada por Virginia Santiago Tosado, quien es estudiante doctoral del Programa de Consejería Profesional en el Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico, en la Facultad de Educación. Virginia Santiago Tosado, además, es Catedrática Auxiliar en el Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico, y es Abogada, Notaria, Mediadora Certificada y Arbitra Certificada, para el Estado Libre Asociado de Puerto Rico. El propósito de esta investigación es entender con profundidad la naturaleza de la labor en justicia social realizada desde la práctica de la consejería profesional en el ámbito educativo universitario; describir con riqueza de detalles los sentidos y significados que se imparten al rol de la consejería en justicia social en el ambiente académico, y que el ambiente academico les atribuye; y las causas, valores, ideas y visiones de intervención en justicia social, que emergen de sus narrativas y experiencias. Los participantes del estudio son tres (3) consejeros profesionales licenciados que trabajan como consejeros a nivel universitario. Son escogidos intencionalmente de acuerdo con el propósito de la investigación. De manera que, habiendo incursionado en tareas o gestiones de justicia social en sus prácticas de consejería, puedan ser de ayuda al propósito de la investigación. National Council for Accreditation of Teacher (NCATE) Middle States Association of Colleges and Secondary Schools Licencia del Consejo de Educación Superior Patrono con Igualdad de Oportunidades en el Empleo M/M/V/I
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Aunque son escogidos intencionalmente, ningún participante mantiene o ha mantenido relación profesional o personal previa con la investigadora, fuera del ámbito de esta investigación. . Usted fue seleccionado/a para participar en esta investigación, al ser un consejero profesional del cual se recibió una recomendación para incluirlo, porque ha llevado a cabo actividades o gestiones de justicia social al brindar servicio a la población con la cual trabaja. La selección de su persona bajo este criterio, lo hace idóneo para aportar al desarrollo de la investigación, al conocer sobre la tarea de llevar a cabo gestiones de justicia social con su población de servicio. Los datos obtenidos para hacerle el contacto inicial y el reclutamiento, a través de la firma de este consentimiento, son de naturaleza confidencial. Aún si decide no participar en la investigación, se garantiza la confidencialidad y privacidad de sus datos personales de contacto. Toda la información a recopilarse durante la investigación, también es confidencial. Se custodiará de forma segura, en una propiedad bajo llave, de acceso privado exclusivamente de la investigadora. Si acepta participar en esta investigación, se le solicitará lo siguiente: 1. Ser entrevistado de forma individual, privada, a tono con los propósitos de la investigación. 2. Su entrevista será grabada (voz) y transcrita literalmente. El uso que se dará a la grabación de la entrevista es estrictamente para facilitar la transcripción literal de sus expresiones. 3. Todas las transcripciones serán hechas directa y personalmente por la investigadora. 4. Se anotarán observaciones de todo aspecto o asunto relacionado con los propósitos de la investigación. 5. Verá la transcripción de la entrevista para clarificar aspectos mediante elaboraciones adicionales y/o correcciones de las ideas que quiso comunicar y como lo quiso comunicar. 6. Llevar a cabo un ejercicio escrito reflexionando ante frases que se le presentarán, pertinentes al tema de justicia social en la consejería profesional. 7. Participará en una etapa de revisión y cierre de los procesos de entrevista, observaciones y revisión del ejercicio escrito, con oportunidad de retomar o clarificar temas y expresiones.
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Participar en este estudio le tomará aproximadamente de una a dos horas de entrevista individual en un día. En otro día, una hora para el ejercicio de reflexión en temas y frases de justicia social. Para la revisión de sus transcripciones de entrevistas, tendrá una semana luego de que se le entregue la misma. Además, para el cierre del proceso de entrevista y revisión de documentos, se utilizará una hora y media en otro día, luego de la semana para la revisión de las transcripciones. En total serán tres (3) días separados, por cita previa: uno para la entrevista (máximo 2 horas); otro para el ejercicio reflexivo escrito (una hora máximo) y otro para el cierre de los procesos de revisión y clarificación de expresiones (una hora y media máximo). Riesgos y beneficios Los riesgos asociados a este estudio son mínimos, y pueden darse durante el proceso de las entrevistas a profundidad, en cuanto a temer que la información que brinde se torne en su contra. También puede surjir inquietud por la autocensura psicosocial, o por el juicio sobre su persona, al entrar en detalles de sus experiencias, lo que puede afectar el flujo libre de las expresiones. Estos riesgos se minimizarán mediantes medidas que se aplican al desarrollo de las entrevistas a profundidad. Entre estas medidas se destacan las siguientes: 1.
El consentimiento informado que usted está leyendo y que se discute al momento de firmarlo. 2. La garantía por parte de la investigadora de los siguientes derechos: a. Su participación es libre y voluntaria en todo momento. b. Usted es libre de retirarse de la investigación en cualquier momento de ella y no será penalizado, ni su información utilizada para propósito alguno. c. Su decisión de retirarse, si así se produce, será respetada. d. La información a recopilarse es y se mantendrá de manera confidencial. e. La custodia de la información recopilada es de estricto control de la investigadora, quien almacenará la misma en su propiedad de acceso privado y bajo llave. f. Sólo tendrán acceso a la información recopilada, en primer lugar, la investigadora; y en segundo lugar bajo circunstancias excepcionales, de ser necesario, la Directora de la Disertación, Dra. Rosy Fernández GarcíaMenocal. g. La información a recopilarse no se utilizará con ningún fin personal, ni en contra o a favor. Página 3 de 6
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h. La grabación de la entrevista es única y exclusivamente para transcribir literalmente sus expresiones. Las transcripciones serán hechas directamente por la investigadora, sin intervenciones de terceras personas. i. No se utilizará ninguna información que surja como parte de las entrevistas, y que tanto usted como la investigadora determinen que no está relacionado con los propósitos de la investigación. De esta información no se hará registro, ni anotación alguna. j. No habrán valoraciones morales de su persona, ni de sus expresiones, opiniones y sentimientos. k. Usted es libre de no contestar y/o abundar en aquellas preguntas que le generen incomodidad para contestar. l. Tendrá tiempo para hablar amplia y concretamente, sin que se le contradiga o se le hagan apreciaciones sobre las consecuencias de sus respuestas. m. Desde que se inicie la transcripcion de su entrevista grabada, tendrá oportunidad de comentar, clarificar o elaborar en cualquier aspecto que desee. n. El material grabado, las transcripciones, las notas de observaciones, y el ejercicio escrito, se conservarán en custodia segura y confidencial, en la propiedad privada y bajo llave de la investigadora, durante tres (3) años luego de completarse la publicación de la disertación doctoral. o. Toda la información en crudo, y los materiales donde existe registrada la información recopilada (grabación, transcripciones, ejercicio escrito y observaciones), serán destruidos al terminar el periodo de conservación de 3 años luego de publicarse la investigación. En el caso de las grabaciones, primero se borrarán las mismas y luego se triturarán junto a los demás documentos impresos, en un triturador privado, propiedad de la investigadora. La misma investigadora será quien borre y triture la información y materiales. p. No se divulgará ningún tipo de información privada que lo pueda delatar. q. Su identidad será protegida mediante un pseudónimo. 3. En todo momento, antes, durante y después de las entrevistas, usted será tratado con respeto y dignidad. 4. Las responsabilidades éticas y legales de la investigadora hacia usted, serán prioritarias; en segundo lugar, estará la investigación. 5. Usted tendrá acceso a la investigadora de manera directa, personal, y en todo momento, antes, durante y después de las entrevistas. Esta investigación no conlleva ningún beneficio directo (paga económica o concesión de regalos, en pago) para usted como participante, ni para la investigadora, así como tampoco para las personas que le recomendaron a usted como un potencial participante para esta investigación.
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Confidencialidad La identidad de usted como participante será protegida mediante un pseudónimo. No se revelará su identidad durante las grabaciones de las entrevistas, ni en la transcripción, ni en las observaciones, ni en sus escritos, así como tampoco en la presentación de los hallazgos finales. Toda información o datos que pueda identificar al participante serán manejados confidencialmente. Para esto se firmará este consentimiento informado que expone sus derechos y garantías para la entrevista individual, para las anotaciones de observaciones y la revisión de ejercicio reflexivo escrito. Todos los datos y materiales con información recopilada durante la investigación serán almacenados de forma segura y confidencial en la oficina personal de la investigadora, bajo llave, a la cual únicamente ella tiene acceso. Se conservarán durante un periodo máximo de 3 años luego de publicarse la investigación. Una vez concluyan estos tres años, serán destruidos personalmente por la investigadora mediante trituración. Oficiales del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico o de agencias federales responsables de velar por la integridad en la investigación podrían requerirle a el/la investigador/a los datos obtenidos en este estudio, incluyendo este documento. Incentivos No existen incentivos o beneficios a otorgarse como parte de este investigación, para ningún participante, ni para las personas que los han referido para el contacto y reclutamiento para esta investigación. Derechos Si ha leído este documento y ha decidido participar, por favor entienda que su participación es completamente voluntaria y que usted tiene derecho a abstenerse de participar o retirarse del estudio en cualquier momento, sin ninguna penalidad. Son de aplicación todos los derechos enumerados y explicados anteriormente, en la sección de Riesgos y Beneficios. También tiene derecho a no contestar alguna pregunta en particular. Además, tiene derecho a recibir una copia de este documento. Si tiene alguna pregunta o desea más información sobre esta investigación, por favorcomuníquese con Virginia Santiago Tosado al número de teléfono 787-485-5717 ó a la dirección de correo electrónico:
[email protected]. También se puede comunicar con la Directora de la Disertación, Dra. Rosy Fernández García-Menocal al teléfono 787-764-0000, extensión 4466 ó a
[email protected].
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De tener alguna pregunta sobre sus derechos como participante o reclamación o queja relacionada con su participación en este estudio puede comunicarse con la Oficial de Cumplimiento del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico, al teléfono 787-764-0000, extensión 2515 ó a
[email protected] . Su firma en este documento significa que ha decidido participar después de haber leído y discutido la información presentada en esta hoja de consentimiento y que ha recibido copia de este documento.
________________________ Nombre de el o la participante
____________________ Firma
_______________ Fecha
He discutido el contenido de esta hoja de consentimiento con el o la arriba firmante.
________________________ Nombre de la investigadora
____________________ Firma
________________ Fecha
APÉNDICE C Lista de Categorías de Codificación para NVivo 9
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15 CATEGORIAS PARA CODIFICAR EL MATERIAL ACCSOC-CONCEPTO-IDEA = ACCION SOCIAL, CONCEPTO, IDEAS ACCSOC-PRACTICA = ACCION SOCIAL, PRACTICA DE ADVOCACY-CONCEPTO-IDEAS = ADVOCACY, CONCEPTO, IDEAS ADVOCACY-PRACTICA APODERAMIENTO DESC-IDEAS-SIG-SENT-PRACTICA-JSOC = DESCUBRIMIENTO DE IDEAS, SIGNIFICADOS, SENTIDOS DE LA PRACTICA EN JUSTICIA SOCIAL IMPRESION-ROL-COMUNIDAD-UNIV = IMPRESION DEL ROL AL INTERACTUAR EN LA COMUNIDAD UNIVERSITARIA IMPRESION-ROL-ELLOS-JSOC = IMPRESION DEL ROL DE ELLOS EN JUSTICIA SOCIAL INVISIBILIDAD SOCIAL JSOC-CONCEPTO-IDEAS = JUSTICIA SOCIAL, CONCEPTO, IDEAS MARGINACION OBLIG-PROF-ETICA = RELACION DE LA LABOR EN JUSTICIA SOCIAL CON OBLIGACIONES PROFESIONALES Y ETICAS OPRESION-CONCEPTO-IDEAS RELAC-TAREAS PROF-JSOC-CAUSAS-VALORES-IDEAS = RELACION DE LA CONSEJERIA CON LA JUSTICIA SOCIAL, CAUSAS, VALORES, IDEAS VISIONES -STRATEGIAS-PRACTICA-JSOC = VISIONES QUE SOSTIENEN ESTRATEGIAS DE CONSEJERIA EN JUSTICIA SOCIAL
APÉNDICE D Alineación de las Preguntas Guías de la Investigación con las Categorías de Codificación para NVivo 9
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Alineación de las Preguntas Guías de la Investigación con las Categorías de Codificación para Nvivo 9 Preguntas Guías de la Investigación ¿Qué significa justicia social para un consejero profesional de nivel universitario? ¿Qué ideas y entendidos surgen en un consejero profesional de nivel universitario al definir los conceptos opresión, marginación, invisibilidad social, apoderamiento, acción social y advocacy?
Categorías de Codificación Asociadas JSOC-CONCEPTO-IDEAS OPRESION-CONCEPTO-IDEAS MARGINACION INVISIBILIDAD SOCIAL APODERAMIENTO ACCSOC-CONCEPTO-IDEA ADVOCACY-CONCEPTOIDEAS
¿Cómo explican el desempeño de la labor en justicia social que llevan a cabo consejeros profesionales de nivel universitario? ¿Qué experiencias, sentidos y significados surjen de las explicaciones
ACCSOC-PRACTICA ADVOCACY-PRACTICA DESC-IDEAS-SIG-SENTPRACTICA-JSOC VISIONES -STRATEGIASPRACTICA-JSOC
¿Cómo explican la relación de la consejería en justicia social con sus tareas diarias, sus obligaciones profesionales y éticas? ¿Qué causas, valores, ideas y visiones surjen de estas explicaciones? ¿Qué impresiones tienen los consejeros profesionales de nivel universitario, de su propia interacción con la comunidad académica, al manejar situaciones de representación de causas en justicia social como parte de sus servicios de consejería?
RELAC-TAREAS PROF-JSOCCAUSAS-VALORES-IDEAS OBLIG-PROF-ETICA IMPRESION-ROL-ELLOS-JSOC IMPRESION-ROLCOMUNIDAD-UNIV
APÉNDICE E Node summary report & coding summary report from NVivo 9
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APÉNDICE F Guía para las Llamadas Telefónicas a Participantes Potenciales de la Investigación
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Guion para las llamadas telefónicas a participantes potenciales de la investigación Hola, mi nombre es Virginia Santiago. ¿Como se encuentra? Espacio para interaccion…. Estoy llevando a cabo una investigacion de naturaleza cualitativa con propositos de mi grado doctoral en Educacion, en Consejeria Profesional La misma se trata de un estudio cualitativo sobre las experiencias, sentidos y significados que tiene la labor de consejería en justicia social y su nombre me fue recomendado para participar en esta investigacion. Espacio para interaccion….. Me encantaria mucho que pudiera ser un participante en esta investigacion, ya que su persona me fue recomendada como un candidato idóneo que conoce del tema al haber tenido experiencias en actividades de justicia social….. Espacio para interaccion….. Y quisiera poder visitarle personalmente…..para explicarle con mas detalles y dejarle la forma para el consentimiento informado… Espacio para interaccion… y coordinacion de fecha y hora de primera visita…. Cierre y Muchas Gracias!
APÉNDICE G Certificado del Curso National Institutes of Health NIH Web-based training course Protecting Human Research Participants
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Certificate of Completion The National Institutes of Health (NIH) Office of Extramural Research certifies that Virginia Santiago successfully completed the NIH Web-based training course “Protecting Human Research Participants”. Date of completion: 01/20/2010 Certification Number: 106950
APÉNDICE H Autorización y Certificado de CIPSHI
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Autorización CIPSHI #1011-204 Myriam Vélez To:
[email protected] Cc:
[email protected]
Wed, Jun 15, 2011 at 8:28 AM
Virginia Santiago Tosado Estimada señora Santiago: El Comité Institucional para la Protección de los Seres Humanos en la Investigación (CIPSHI) consideró el 15 de junio de 2011, mediante el procedimiento expedito de revisión, el protocolo Experiencias, sentido y significado de la consejería en justicia social a nivel universitario: tres narrativas de consejeros profesionales en educación superior (#1011-204). El CIPSHI autorizó este protocolo. Próximamente, recibirá por correo la autorización oficial del CIPSHI. Mientras tanto, está autorizada para comenzar esta investigación. Recuerde conservar copia de los documentos radicados en el DEGI, especialmente de la(s) hoja(s) de consentimiento o asentamiento informado. La versión de la hoja de consentimiento aprobada por el CIPSHI es la que debe reproducir (fotocopiar) y entregar a los/as participantes de la investigación. La autorización del CIPSHI expira el 15 de junio de 2012. Si la investigación no ha concluido para esta fecha, tiene que solicitarse la renovación de la autorización de acuerdo a los procedimientos del CIPSHI y al tipo de revisión correspondiente, por el comité en pleno o expedita. Cualquier modificación posterior a la autorización del CIPSHI requerirá consideración y reautorización del CIPSHI. Al finalizar la investigación, debe someterse la Notificación de Terminación de Protocolo. Le deseamos éxito. Atentamente, Myriam L. Vélez Galván, Oficial de Cumplimiento Decanato de Estudios Graduados e Investigación , Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras PO Box 21790, San Juan, PR 00931-1790 Teléfono: (787) 764-0000, ext. 2515; Fax: (787) 763-6011 email:
[email protected] Webpage CIPSHI: http://graduados.uprrp.edu/cipshi/
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RESUMEN BIOGRAFICO DE LA AUTORA Virginia Santiago Tosado obtuvo su Bachillerato en Ciencias en Educación en Salud, Magna Cum Laude, del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico, en 1987. Prosiguió estudios de Maestría en Educación, logrando su especialidad de Educación Secundaria en Economía Doméstica, para 1992, con altos honores. Durante sus estudios de maestría completó los cursos de la especialidad en Orientación y Consejería. En el año 1997, completa el grado de Doctor Juris, Magna Cum Laude, en la Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto Rico y en 1998 aprobó las reválidas de derecho y notaría para la jurisdicción de Puerto Rico, con puntuación porcentual de 96.4 (primera vez). En el año 2002, se certifica como Especialista en Educación en Salud, al aprobar el examen nacional de la National Comission Health Education Credentialing y simultáneamente completa el curso básico de Ombudsman 101 que ofrece el International Ombudsman Association (IOA). También, es Mediadora y Árbitra certificada por el Tribunal Supremo de Puerto Rico, al haber cumplido con la preparación requerida, la que completó entre los años de 2003 y 2008, en la Escuela de Derecho de la Universidad Interamericana de Puerto Rico. Simultáneamente, atendió sus estudios doctorales para el Grado de Doctor en Educación, meta que se cumple en el año 2012. La autora tiene sobre 20 años de experiencia en el sector público, en administración académica y en docencia. En años combinados son 14 años de trayectoria en la profesión legal y 17 años de labor en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Ciencias Médicas (RCM), donde es Catedrática Auxiliar. Ha ocupado variedad de posiciones de liderato académico como profesora a cargo de currículo y acreditación para los 16 programas de enseñanza de su facultad (Escuela de Profesiones de la Salud); ha sido Procuradora Estudiantil para el RCM (Enero 2002 – Junio 2009); y actualmente tiene a cargo todos los Asuntos Administrativos de su facultad al tiempo que atiende las responsabilidades en la cátedra. La experiencia en docencia incluye asesoramiento en diseño instruccional, desarrollo curricular, procesos de aprendizaje, procesos de acreditación y licenciamiento; coordinación de adiestramientos, talleres y seminarios; participación clave en el establecimiento y reestructuración de nuevas áreas y divisiones; y cátedra en educación
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en salud; en metodologías y fundamentos de la educación; en crecimiento y desarrollo humano; en aspectos legales en la administración de información de salud y en aspectos éticos y legales en las profesiones de la salud. La experiencia legal, y en justicia social, ha sido en la aplicación del derecho a la academia, al desempeñarse como Procuradora Universitaria Estudiantil. Durante ocho (8) años que estuvo destacada como Procuradora, intercedió, medió y concilió en situaciones de conflictos que implicaban derechos y deberes entre la academia y los estudiantes. Ofreció en innumerables ocasiones protección a las partes contra represalias por haber utilizado o participado de los servicios de la Oficina de la Procuradora. Algunos de los asuntos más recurrentes en los que intervino como Procuradora fueron: problemas de orientación, reglamentación institucional en promoción académica y probatorias, acomodos razonables académicos bajo Ley ADA, propiedad intelectual y derechos de autor, uso legal de las tecnologías, procesos de investigación de tesis y disertaciones, revisiones de notas, hostigamiento sexual en la relación enseñanzaaprendizaje, ambiente incivil en la academia y cumplimiento de oferta académica, entre otros. Como Procuradora participó con voz, y en algunas ocasiones con voto, en diferentes cuerpos y comités deliberativos de la academia, para influir en decisiones normativas y en el establecimiento de políticas académicas relacionadas con los estudiantes: el Senado Académico (en pleno); Comité de Asuntos Estudiantiles del Senado Académico; Comité de Seguridad Ley 101-542 del Decanato de Estudiantes; la Junta Coordinadora de Seguridad del RCM y en la Asociación de Procuradores Estudiantiles de la UPR. También revisó propuestas académicas curriculares de los programas del Recinto para asegurar la inclusión de medidas y procesos justos en las normas y procedimientos académicos de las diferentes facultades de estudio. De 2003 a 2006 actuó como Presidenta de la Asociación de Procuradores Estudiantiles del Sistema UPR. Desde este rol, sirvió como consultor principal de los procuradores para las diferentes unidades del sistema, en el manejo de diversos asuntos de la procuraduría, y facilitaba el crecimiento y desarrollo profesional de los procuradores. Entre los logros principales como Presidenta de la Asociación, está el desarrollo y defensa del documento base para que la Junta de Síndicos aprobara la Política de los Servicios de Procuraduría Estudiantil en la UPR. De 2006 a 2009, pasó la presidencia del grupo a otro compañero
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procurador, pero se mantuvo como la asesora principal de la asociación al ser la única abogada entre los procuradores del sistema. En el International Ombudsman Association (IOA), participó de diferentes cursos para desempeñarse como Procuradora Organizacional y Advocate; fue miembro del Comité de Asuntos Legales y Legislativos de la organización; fue miembro del panel de expertos que se seleccionaron para escribir las preguntas del examen para la certificación como Organizational Ombudsman; y dictó conferencias en reuniones con el IOA fuera de Puerto Rico, sobre lo que implica la práctica de una procuraduría organizacional con poblaciones caribeñas. Durante su trayectoria como educadora y abogada, ha participado en sobre 30 actividades profesionales como conferenciante, dentro y fuera de Puerto Rico. Tiene realizadas más investigaciones, revisiones de literatura y artículos, entre publicados y no publicados, sobre temas en las áreas de justicia social, educación de adultos y consejería profesional. Virginia Santiago Tosado se destacó por haber quedado en el 10% de todos los promedios más altos de los estudiantes para grado en el Recinto de Ciencias Médicas, en 1987, y cuyas ejecutorias y ejercicio de liderato académico fueron de excelencia. Además, recibió siete (7) distinciones consecutivas en el All American Scholar Collegiate Award y en el National Dean’s List Honorary Award, mientras estudió en la Escuela de Derecho de la UPR. Tiene varios reconocimientos de Consejos Generales de Estudiantes en la UPR, por su excepcional trabajo como Procuradora Universitaria Estudiantil, entre ellos un reconocimiento “Ramón Emeterio Betances”. En el año 2009, fue ingresada al Golden Key International Honour Society, como resultado de su excelencia académica durante los estudios graduados en el Recinto de Río Piedras de la UPR, y en el 2010 fue seleccionada por el International Scholar Laureate Program para participar en la Delegación de Diplomacia y Relaciones Internacionales, de la cual aún es delegada. Es miembro bona fide del Colegio de Abogados de Puerto Rico, donde también participa como miembro de la Comisión de Actos Públicos y Culturales. También es miembro del International Ombudsman Association, como afiliada, y del American Counseling Association, en las Divisiones de Justicia Social y de Artes Creativas en la Consejería. En su tiempo libre, a Virginia le apasionan las artes de la danza y la música, y las artes con los textiles y las labores de la aguja. Sobre todo, dispensa tiempo para el
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privilegio de conversar con personas de diferentes edades, orígenes y preferencias, de las cuales aprende todos los días el mejor caudal de conocimientos que puede recibir. Dirección postal: PO BOX 22572 San Juan, Puerto Rico 00931-2572 Teléfono 787-485-5717 Correos electrónicos:
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