UN ENFOQUE DE DESARROLLO DEL CICLO DE VIDA FAMILIAR (*) (*) Sonya Rhodes Doctora en Trabajo Social ARTICULOS 5. I ntroduccion.-

ARTICULOS 5 UN ENFOQUE DE DESARROLLO DEL CICLO DE VIDA FAMILIAR (*) (*) Sonya Rhodes Doctora en Trabajo Social Introduccion.La necesidad de estudio
Author:  Sofia Parra Rico

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EL ENFOQUE DE LA RESIL ENCIA EN EL TRABAJO SOCIAL
Revista Costarricense de Trabajo Social EL ENFO Q U E DE LA R E S IL E N C IA EN EL TR A B A JO SO CIAL Gerardo Casas F. e Ivette Campos M. RESUMEN

calidad de vida familiar: un estudio cualitativo*
calidad de vida familiar: un estudio cualitativo* denise poston, ann turnbull, jiyeon park hasheen mannan, janet marquis y mian wang I I I traducido

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UN ENFOQUE DE DESARROLLO DEL CICLO DE VIDA FAMILIAR (*) (*) Sonya Rhodes Doctora en Trabajo Social

Introduccion.La necesidad de estudio de la familia considerar los aspectos en el trabajo social de

un marco conceptual para el se manifiesta claramente al que actualmente se enfatizan casos. El cambio de la prácti-

ca desde el tratamiento individual al familiar (1), los modelos de servicio que enfatizan la intervención en los puntos de encuentro entre los esfuerzos personales y las contingencias ambientales (2), y el énfasis en los enfoques preventivos (3), son algunas de las mayores tendencias que muestran la necesidad de una base teórica para entender e influir a las familias. Además, surge un testimonio más personal de la reciente experiencia de la autora como candidata al doctorado en una universidad urbana, la que se desarrolló en forma paralela con su trabajo de enseñanza en diferentes instituciones. En ambos roles, como estudiante y como profesora, ella tomó conciencia, en el mejor de los casos con preocupación y en el peor con consternación, de la asociación no considerada entre la psicología del ego y la teoría familiar. La influencia recíproca entre los procesos y tareas de desarrollo individual y los modelos y tareas de desarrollo familiar, nos fuerza a considerar a la familia, como el más potente medio para el desarrollo y el cambio. La familia opera al mismo tiempo transmitiendo las expectativas sociales con respecto a la juventud y absorbiendo el impacto de los cambios sociales. Sea cual fuere el destino de la familia como institución (4) permanece (1

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Este articulo fue publicado en la Revista Social casework, en Mayo de 1977. La autora es Doctora en Trabajo Social y se desempeña como asistente social de casos en el Servicio de Consejer ¡a Familiar, Hackensack, New Jersey, y como profesora de la Escuela de Trabajo Social, Hunter College of the City, University of New York, U.S.A. Traducción de Nidia AyIwin de Barros.

el hecho que el desarrollo humano no se realiza en un vacío, y que los padres no son sólo objetos de la lucha entre los sexos. El objetivo de este artículo es identificar las etapas del ciclo de vida familiar en la tradición del ciclo de desarrollo individual de Erik Erikson (5). La teoría de Erikson postula un conjunto interdependiente de ciclos vitales en el que se encuentran y se relacionan las necesidades de cada fase específica en las diferentes etapas del desarrollo. La realización exitosa de una tarea personal depende del logro de las tareas de los demás miembros de la familia, al mismo tiempo que contribuye a ese logro. Un enfoque de desarrollo de la familia surge en forma natural del concepto central de este conjunto de etapas. En este artículo se pretende expresar las tareas de desarrollo interdependientes que son relevantes para los miembros de la familia, en tareas de desarrollo familiar. Aunque el ciclo de la vida familiar ha sido ampliamente aceptado como marco de referencia para el estudio de la familia, este enfoque se originó como una forma de analizar los cambios que se desarrollan en la composición y características económicas de las familias a partir del matrimonio (6). Los artículos de Rhona Rapaport representan un marcado cambio de orientación desde los enfoques demográficos hacia el ciclo de vida familiar en base a la identificación de las tareas intrapsíquicas e interpersonales que caracterizan la primera fase del matrimonio (7). Este enfoque conceptual de la familia se encuentra también en los escritos de Frances H. Scherz (8) quien considera que las tareas de la familia emergen en los estados transicionales. Sin embargo, ha faltado en la literatura especializada una aproximación sistemática a los procesos de cambio de una familia en el tiempo,

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que sea consistente con la convergencia de las fuerzas bio-psico-sociales que afectan a sus miembros. Características del modelo de desarrollo del ciclo de vida de la familia. Cada etapa del ciclo de vida familiar es caracterizada por un grado expectable de crisis ocasionada por la convergencia de los procesos bio-psico-sociales que generan tareas familiares específicas para cada fase, las que deben ser confrontadas, entendidas y realizadas. Estas tareas familiares se basan en el supuesto que las tareas de desarrollo de sus miembros individuales tienen una influencia o efecto esencial en la naturaleza de la vida familiar en un período dado y representan temas familiares que se refieren a los miembros de la familia como individuos y como grupo. La unidad conceptual que se estudia es la familia como un todo. El enfoque de desarrollo para el estudio de la familia se basa fundamentalmente en la teoría general de sistemas (9) que le aporta un conjunto coherente y sistemático de supuestos básicos. En síntesis, la familia constituye un sistema social porque tiene las siguientes caracter ísticas. 1.-

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Sus miembros ocupan diversas posiciones familiares que están en situación de interdependencia. Un cambio en la posición, status, conducta o rol de un miembro lleva el cambio en la conducta de otros miembros. La familia es una unidad que mantiene sus límites, con grados diversos de rigidez y permeabilidad en la definición del mundo familiar y extra familiar. La composición familiar difiere de una cultura a otra; sin embargo, se pueden identificar cambios en esta composición en diferentes momentos de su ciclo de vida. La familia es una unidad que busca la adaptación y equilibrio, con patrones de interacción que se repiten una y otra vez. Paralelamente a la complementación de la pareja de cónyuges, se desarrollan en su interior otros núcleos en forma de díadas y tríangulos. La familia es una unidad que cumple tareas para responder a los requerimientos de las instituciones externas que representan a la sociedad, v para satisfacer las necesidades y demandas de sus miembros. Esta reciprocidad entre las necesidades sociales e individuales es conocida como la socialización de los miembros de la familia.

En toda síntesis de un enfoque de desarrollo y de sistemas para considerar a la familia, está implícito el postulado de que ésta es una unidad adaptativa que cuenta con los recursos para el crecimiento y maduración de sus miembros. Las crisis transicionales son concebidas como predecibles y necesarias, en respuesta tanto a las necesidades cambiantes de los miembros de la familia como a las presiones que recibe de los sistemas externos. La familia responde a las demandas sociales y de desarrollo a través de la realización de tareas que producen cambios en su organización interna y en sus transacciones con las estructuras sociales y culturales externas. Las tareas familiares de cada fase específica tienen efecto acumulativo; así el cumplimiento adecuado de las tareas de las primeras etapas fortalece la habilidad de la familia para desempeñarse en las etapas siguientes en forma efectiva. La perspectiva de desarrollo que se funda en la teoría general de sistemas tiene ciertas ventajas que la distinguen. "Las fuerzas de este marco de referencia (de desarrollo) incluyen la consideración del funcionamiento interno del sistema familiar sin desconocer las transacciones externas o ambientales de la familia como unidad social. Este marco de referencia es particularmente útil para analizar el proceso de cambio familiar. Enfoca el cambio en dos dimensiones: como una faceta relacionada con la interacción de los miembros individuales dentro y fuera del sistema familiar y como las implicaciones estructurales de la posición y el rol, derivadas tanto de la sociedad como de los aspectos internos de tamaño familiar, edad y sexo de sus miembros" (10). La aplicación de una concepción sistémica a la familia considerada como una unidad que cambia en el tiempo, proporciona un marco de referencia que permite entenderla como un sistema en transacción tanto con otros sistemas sociales como con el impacto interaccional de individuos en diferentes etapas del ciclo vital y su efecto recíproco unos en otros en el tiempo. Habiendo presentado los conceptos claves que relacionan el enfoque de desarrollo con otras conceptualizaciones teóricas, se describen a continuación las siete etapas de la familia. "La familia", tal como se la entiende en este artículo, es la familia nuclear con dos padres, en una variedad de status socioeconómico. El modelo puede hacerse extensivo a otras formas familiares (la familia con un solo pa-

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dre, la familia extensa, la familia reconstituída V la familia abierta) con algunas modificaciones. El modelo empieza arbitrariamente, en el momento en que dos personas se unen en un proceso de pareja, y termina pon la muerte de uno de sus miembros. Sin embargo, en realidad no hay principio ni fin; las etapas, numeradas artificialmente para explicarlas mejor, son en realidad secuenciales y cíclicas, e incluyen procesos multigeneracionales. Intimidad versus idealización o desilusión. Esta etapa corresponde a la primera fase de la formación de una relación de pareja y precede la llegada de los hijos. Tenga o no la pareja validación institucional - etapa previa al matrimonio, uniones no matrimoniales -, el criterio esencial en esta etapa, es que ella está haciendo una inversión en su relación. La mayor dificultad para formar una relación viable y suficientemente duradera como para resistir las tensiones de las etapas posteriores,se encuentra en los esfuerzos para el logro de la intimidad basándose en una percepción realista del compañero como persona, lo que se opone a la idealización romántica de la pareja y a la desilusión por su falta de respuesta a todas las expectativas. Corresponde a un nivel interaccional, a lo que Erikson describe como la tarea esencial del individuo en la etapa de adulto joven, que es el logro de la intimidad en el amor y la amistad como una alternativa al aislamiento. Se estima que la capacidad de cada miembro de la pareja para alcanzar la intimidad que es lo contrario de la idealización, refleja el grado en que élo ella ha cumplido las tareas relevantes que le han correspondido en su propia familia nuclear. Así, la perspectiva multigeneracional que impregna este modelo aparece en forma significativa desde su primera etapa. Siendo el aspecto fundamental en la construcción de la relación, esta tarea implica asumir responsabilidad por sí mismo en la relación de pareja, negociando diferencias y conflictos entre ambos, solucionando las expectativas irreales de la pareja y encontrando formas satisfactorias para ambos de apoyarse mutuamente. Dada la naturaleza crítica de estas tareas, esta etapa es un período de intenso trastorno y conflicto. Los modelos y expectativas con respecto a la etapa del cortejo, la naturaleza de los primeros pactos interaccionales (usualmente implícitos), la rivalidad por posiciones de poder y la asignación de roles y responsabilidades, son tempranos indicadores de la capacidad mutua de la pareja para la intimidad,

7 de su progreso en la obtención de ésta v de las normas potencialmente disfuncionales para su logro. Una idea muy aceptada acerca de la estabilidad de la relación, es que la atracción entre dos personas se basa en necesidades intrapsíquicas no re-

conocidas. El conflicto intrapsíquico se refuerza al unirse a alguien que absorbe las facetas inaceptables de un conflicto interno, tal como una esposa cuya excesiva dependencia sirve no solo como una defensa contra su agresividad, sino también como una fuerza de apoyo para la postura defensiva de poder y control de su marido. La esposa conscientemente percibe a su marido como fuerte y autoritario, no como alguién necesitado de apoyo, y el marido conscientemente percibe a la esposa como dulce y débil, no como alguién que podría desafiar su autoridad. Las agendas ocultas son, sin embargo, contraditorias con los aspectos explícitos de su interacción. El marido secretamente desea que su esposa lo apoye y ésta desea que su marido la trate con más respeto. La forma complicada en que cada uno pérpetúa su interacción de modo de prevenir el surgimiento de dos conflictos internos, es magistral. Las fuerzas opuestas dentro de cada miembro de la pareja se manifiestan en percepciones que fluctúan entre la idealización y la desilusión. Ellos eluden la acción que podría hacerlos encontrarse como seres reales y multidimensionales y nó como imágenes distorsionadas por la fantasía. Existe una literatura sofisticada que detalla la dinámica interpersonal de complementareidad negativa - relaciones que exacerban el conflicto para la pareja al mismo tiempo que sirven para disminuir el conflicto interior de cada uno de ellos. Así, una observación que se hace con frecuencia en las parejas afectadas por conflictos crónicos, es la persistencia de proyecciones múltiples en uno de los miembros como una forma que el otro usa para protegerse de su excesiva ansiedad. Mientras más integrada sea la persona, menor necesidad tendrá de hacer estas proyecciones que perpetúan la distorsión e insatisfacción en la relación. La complementareidad, sin embargo, tiene relación con el enlace entre las partes adaptativas y neuróticas de la estructura de carácter de los miembros de la pareja. La complementareidad puede ser positiva y negativa. Un sutil cambio de énfasis en las formas como la gente se adecúa en forma adaptatíva, neutralizando mutuamente sus defensas disfuncionales y apoyando' las funcionales,es la tarea conceptual de intervención más importante en este punto del ciclo de vida.

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¿Como se produce el cambio desde la idealización a la intimidad? Las nociones y expectativas ideales propias del momento inicial de la relación dan paso a un período de desilusión y desacuerdo. Al experimentar estas emociones, uña pareja se enfrenta al desafío de lograr una mayor unión en su relación. Tres formas de solución a esta crisis pueden ser utilizadas. Primero, uno o ambos miembros de la pareja pueden retirarse o terminar la relación, no estando dispuestos o no siendo capaces de hacer una inversión para superar los conflictos surgidos entre ellos. Segundo, la desilusión puede aportar la motivación para unirse en la búsqueda de un alivio a las dificultades mayores, pero permaneciendo juntos en pseudo armonia o conflicto abierto que no se toca. Tercero, una conciencia compartida de sentirse insatisfechos y frustrados puede ser la base de una mayor apertura y apreciación de las muchas diferencias. Localizando las áreas de conflicto, difiriendo las expectativas y necesidades individuales, se prepara el camino para la negociación que reconoce a los miembros de la pareja como personas autónomas. Al confrontarse mutuamente como personas reales y no como imágenes ideales, se destruyen las fantasías y estereotipos, las personas se muestran a un nivel másirofundo y se crean oportunidades significativas para el contacto, la cercanía y el apoyo mutuos. Esta nueva experiencia en el compartir puede conducir a la identificación de ciertas luchas interiores y a darse cuenta que estas luchas deben ser desplazadas de la relación. Debería enfatizarse, sin embargo, que el objetivo de verdadera intimidad basado en el esfuerzo mutuo para lograr una complementareidad eficaz es relativo. Si la idealización sin desilusión impide la intimidad, la intir.lidad sin idealización borra el romance. La habilidad para lograr una apreciación realista del otro miembro de la pareja como persona, necesita ser equilibrada con la conservación de algunas ilusiones. Así , el abandono de la persona idealizada que responde a una fantasía interior y a un anhelo secreto de unión romántica no necesita ser total, y, de hecho, puede ser un componente importante de las relaciones duraderas y satisfactorias. Reabastecimiento versus autoabsorción. Esta etapa (12) se aplica a los años de la crianza de los niños pequeños; empieza con el nacimiento del primer hijo y termina cuando el último hijo entra al colegio. El mayor desafío reside en el desarrollo de patrones de apoyo para todos los miem-

bros de la familia, de modo que puedan obtener alimento, en sentido emocional, tanto los adultos como los niños. La paternidad puede dar como resultado el agotamiento de la capacidad de dar y, finalmente, en la autoaborción si no se obtiene el reabastecimiento. La habilidad para ayudar, para estar disponible y para responder a las necesidades de los niños pequeños,depende de la existencia de recursos internos y de un ambiente acogedor y protector que proporcione oportunidades para que los adultos recuperen sus energías emocionales. Una crisis inevitable en la vida de la familia es generada por el nacimiento de los hijos. La llegada del primer hijo exige probablemente la más compleja adaptación (14). La pareja que ha logrado intimidad está en condiciones de hacer las adaptaciones necesarias para acoger a este nuevo miembro de la familia que es desvalido y demandante. Sin mirar a como se distribuyen o asumen las tareas de cuidado entre el padre y la madre, se requieren cambios sustanciales en los patrones de dar y recibir de los padres. La díada se ha convertido en tríada, con todas las complicaciones correspondientes a las relaciones triádicas. Dos miembros de la tríada pueden formar una relación cerrada que excluya al tercero. En nuestra cultura, el intenso vínculo madre-hijo que enfatiza a la madre como fuente de cuidado, puede ser logrado a expensas del maridopadre. Como también la madre puede llegar a ser la fuente de apoyo de todos los miembros de la familia a expensas de sus propias necesidades. Una modalidad menos frecuente, pero probablemente más patológica, es el matrimonio simbiótico que frustra a los niños a través de una impermeabilidad a sus necesidades. Otro patrón es el de la familia ~cada hombre para sí mismo". Esta familia se caracteriza en los últimos años,por una incapacidad de los miembros de la familia para formar subsistemas de cooperación. La importancia del reabastecimiento como una condición necesaria para una paternidad eficaz, presenta al menos dos tipos de preguntas. Primera, considerando la función crítica de la familia como encargada de la crianza de los niños, ¿qué oportunidad para el reabastecimiento de los padres existen actualmente o pueden ser desarrolladas en el futuro? ¿Cómo impide la existencia de fuentes de reabastecimiento una estructura familiar que funciona como un sistema nuclear aislado? Segundo, ¿cuáles son los problemas específicos de la familia de un solo padre?. Las respuestas a estas preguntas son comple-

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jas. Cambios en la estructura económica de la sociedad de modo que ambos padres puedan participar en el mundo familiar y extrafamiliar, existencia de facilidades especiales (no siempre adecuadas) para el cuidado diurno de los niños, accesibilidad de grupos para la educación de los padres que promuevan tanto el compartir experiencias como la información, son algunos de los cambios a nivel institucional que podrán proporcionar un núcleo de redes de apoyo social dentro y fuera de la familia nuclear y ampliar los puntos de contacto entre el mundo familiar y extra familiar. El adulto de la familia de un solo padre es particularmente dependiente de fuentes de reabastecimientos exteriores que la sociedad no está proporcionando, haciendo así a este tipo de familia especialmente vulnerable a la desorganización. Individualización de los miembros de la familia versus organización pseudo mutua. Esta etapa se aplica a aquellas familias que han terminado los años de llegada y crianza de los niños pre-escolares. Para responder a la independencia y libertad progresivas de sus miembros, esta familia debe cambiar el foco de su atención desde los asuntos familiares a los intereses individuales. El mayor desafío para los padres, liberados de ía anterior dependencia por el crecimiento en edad de los hijos, es apoyar el logro de una identidad que no se define por los roles y responsabilidades que se tienen dentro de la familia. Es un período de gran crisis para muchas mujeres que ven disminuir su rol predominante de cuidadoras de los niños por la independencia progresiva de su hijo menor. Tal vez esta tarea es más fácil para los niños, cuya creciente suficiencia y competencia los impulsa hacia el mundo de la comunidad y el vecindario. Por el contrario, esta tarea puede ser más dura para las mujeres que experimentan una desvalorización de su autoestima al no seguirse necesitando o valorando sus anteriores funciones. Para muchas mujeres enfrentadas a esta etapa, hay muchos obstáculos que vencer, incluyendo la inexistencia de oportunidades de capacitación, programas educativos y trabajo, tanto como los conflictos emocionales suscitados por el hecho de ser mujer en una sociedad machista. Los hombres, al mismo tiempo, experimentan una crisis vital, también relacionada con su identidad, donde surgen problemas de expectativas, éxito, estilo de vida y muerte (16). El peligro en esta etapa es que la organización

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familiar niegue el apoyo y limite las oportunidades para el desarrollo fuera de la familia. Los hijos deben sentirse suficientemente seguros y libres para introducirse en los grupos de pares y en las instituciones de la comunidad (tales como la escuela) desarrollando allí una identidad independiente de su posición como miembros de la familia. La participación en diversas esferas de actividad en el vecindario; el status, posición y rol en el grupo de pares y la propia identidad como estudiantes, dan origen a un proceso de individualización que es esencial para el desarrollo de las personas. Los padres trasmiten a sus hijos actitudes y sentimientos acerca de diversas "sociedades" de pares, escuela, barrio y comunidad, así como en relación al mundo en general. Del mismo modo, los padres se comunican entre ellos sus actitudes y sentimientos acerca de las experiencias de cada uno en el mundo no familiar. La esposa que está pensando en volver a estudiar, buscar oportunidades de trabajo (17) o perfeccionprse en su carrera, se mueve en un campo emocional que puede apoyar o desanimar sus esfuerzos. La respuesta verbal y no verbal de su marido a esta búsqueda de autonomía refleja cuán cómodo o incómodo se siente él ante la perspectiva de que ella sea una persona autónoma. Algunos matrimonios están basados en el acuerdo tácito de que un miembro de la pareja se destaque a través de la disminución del otro. Esta relación simbiótica puede darse en forma exageradas o tenues siempre que un marido y una esposa no desarrollan plenamente sus capacidades potenciales mutuas bajo el temor de ver amenazada la estabilidad de su relación. La individualización que se produce como resultado de la expansión de la persona en otras áreas de actividad, no es posible para los miembros de las familias que tratan de defenderse del mundo no familiar. Se debe a Lynn Wynne (18) el concepto de familia pseudomutua, que es aquella que preserva la armonía negando las diferencias, la que confunde la cercanía con la fusión; la que acepta sólo a los que se acomodan a los dogmas familiares. Estas familias se caracterizan no sólo por el temor que com. parten con respecto a los conflictos insuperables que generaría la individualización, sino también por la convicción de que el mundo extra familiar está lleno de peligros inauditos e indecibles, los cuales sólo se pueden evitar por rredio de una sofocante ligazón entre los miembros de la familia, a expensas de su autonomía. La única seguridad posible es la de la pertenencia a la familia, aún cuando esta pertenencia ponga en peligro la integridad de cada individuo.

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Con frecuencia estas familias protegen a sus hijos con problemas del enfrentamiento de estas dificultades, culpando de ellas a factores externos (tales como "malos amigos"); así refuerzan su creencia en que lo externo a la familia es peligroso. La capacidad para apoyar y fortalecer la individualización de todos sus miembros puede ser, en esta etapa, la más significativa característica de una familia mentalmente sana. Compañerismo versus aislamiento. En esta etapa se encuentran las familias con hijos adolescentes. Una vez más, la motivación para el cambio surge de las necesidades individuales de desarrollo de los miembros de la familia. La naciente sexualidad de los hijos y el surgimiento de los temas de la separación despiertan intensos sentimientos en todos los miembros de la familia. A medida que los hijos aumentan en edad, se producen mayores alteraciones en las relaciones padres - hijos, en las relaciones marido - mujer y, finalmente, en la composición familiar. El mayor desafío para los miembros de la familia se ubica en su capacidad para desarrollar el compañerismo tanto dentro como fuera de la familia. Para los adolescentes, esta tarea se cumple en forma natural a través de las redes sociales de los grupos de pares, que con frecuencia se desarrollan en antagonismo con los padres, y les proporcionan oportunidades para ejercitar sus roles sexuales, desarrollar su formas de comportamiento, aumentar sus destrezas en las relaciones interpersonales y para independizarse de sus padres. Para éstos últimos la tarea es más compleja. En primer lugar, el compañerismo debe buscarse a través de la revitalización o renovación de la relación de pareja. Los aspectos de compañerismo de esta relación con frecuencia son postergados debido a las responsabilidades de la paternidad. Un cambio de énfasis desde las actividades familiares a aquellas compartidas y gozadas por la parejacon frecuencia hace volver a revivir las agradables experiencias de los días del noviazgo. El hacer nuevamente una inversión en las relaciones maritales, puede compensar las nostalgias y penas producidas por la sexualidad creciente de los hijos y llenar el espacio dejado por el refugio de éstos en los grupos de pares. La actividad y el interés sexual de los adolescentes estimula la vitalidad de la pareja. El compañerismo también se expresa en el cambio del rol de los padres desde lá autoridad ar-

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bitraria a la negociación de las diferencias, a través de la acomodación mutua. Les corresponde a los padres apoyar el proceso de separación - individualización de sus hijos, manejando los conflictos y haciendo decisiones en aquellos asuntos que se relacionan con la autoridad paternal, pero proporcionando al mismo tiempo una base y una oportunidad para la discusión. La fijación de límites, importante aspecto de las funciones de los padres, se cumple a través del establecimiento de normas en el caso de los niños pequeños, lo que es adecuado a su nivel de desarrollo psicológico. Cuando la familia tiene hijos adolescentes, sin embargo, las esferas de autoridad no están tan claramente delineadas entre los padres y los hijos y estos últimos, aunque todavía sean considerados "los niños", tienen capacidades cognitivas que les permiten opinar sobre ideas, asuntos y decisiones de modo que se respeten sus habilidades intelectuales (19). El compañerismo no significa que los padres se pongan al mismo nivel de sus hijos, abandonando su rol específico. Lo que sí se recomienda es que se establezca un nuevo tipo de relación padres - hijos, basándose en el reconocimiento de la creciente independencia de los adolescentes. La alternativa al compañerismo con ¡os padres o con la pareja es experimentar un doloroso aislamiento. Los padres de adolescentes que no han renovado su relación como pareja (tanto como padres) son personas que, temerosos de la inminente soledad que vislumbran en el futuro, invaden las vidas de sus hijos e impiden inconscientemente su proceso natural de independencia. Reagrupación versus atadura o expulsión. Se encuentran en esta etapa las familias cuyos hijos están abandonando el hogar para establecer sus propios hogares en forma independiente de sus padres. La familia sufre su mayor crisis enfrentando la creciente independencia de ¡os hijos y las presiones bio - psicosociales tendientes a la separación. La tarea esencial es permitir la partida de los hijos como un resultado natural de su desarrollo y madurez. El cumplimiento de esta tarea reside ante todo en la existencia de una relación de pareja independiente de la función de padres, y en segundo término,en los recursos existentes en las relaciones entre los hijos y sus pares para apoyar los esfuerzos de independencia. En el proceso normal de separación de la familia de origen, se observa a menudo un fortalecimiento y cambio de alianzas en el subsistema

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de los hijos y en la díada marital. Esta fase de la vida familiar es usualmente considerada particularmente difícil, tanto porque el proceso de separación es intenso y conflictivo para todos los. miembros de la familia, como porque al abandonar los hijos el hogar, se producen grandes, y a veces repentinas, modificaciones en la composición de la familia. Tal como en las etapas previas, la capacidad para resolver las tareas específicas de esta fase depende del grado de éxito logrado en las etapas anteriores. La habilidad para reagruparse a nivel de las líneas generacionales y de tolerar el distanciamiento que acompaña a la separación, refleja las anteriores luchas de los miembros de la familia para lograr diferenciación sin sacrificar la intimidad. Se relaciona especialmente con la capacidad familiar para fomentar y apoyar la individualización (versus psudomutualidad) y con el proceso de afianzamiento de la pareja (intimidad versus idalización), el cual es influ ido por las experiencias de separación de las

a expensas de las diferencias, la familia puede sobreproteger o invadir la vida del adolescente mayor, de modo que lo amarra aún más a ella. Esta clase de familia experimenta poco dolor, luchas y ansiedad en relación al proceso de creciente madurez de sus hijos. Ellos esperan obediencia y conformidad y han destruido tanto la autoconfianza de sus hijos que

familias de origen. Las experiencias sexuales y sociales de los adolescentes mayores acentúan la disparidad de estilos y valores básicos entre éstos y su familia. A medida que el adolescente se emancipa, su conducta viola el código familiar y crea crisis en las cuales los padres sufren un alto grado de angustia. Se hacen esfuerzos para que el hijo vuelva a estar bajo el control de la familia. Si en el sistema familiar la autonomía pone en peligro la pertenencia, es muy fácil que la familia expulse o amarre al adolescente (con su "cooperación"). Es significativo en este tipo de familias la total incapacidad de los padres para tolerar la experimentación y la diferencia. Los dos modelos de disfunción familiar en esta etapa del ciclo familiar se describen a continuación.

lia. Las separaciones se postergan indefinidamente, con frecuencia hasta la muerte biológica de uno o ambos padres.

La expulsión prematura de un adolescente rebelde se produce por lo general después de un período prolongado de antagonismo entre el adolescente y los padres, en el cual las luchas por el poder y el control llegan a un punto muerto, la autoridad es destruída y la verdad desaparece. En estas familias la autonomía amenaza la cohesión de sus miembros. La expulsión prematura produce la separación física sin la correspondiente separación psicológica. La relación de la pareja puede subsistir e incluso aparecer fortalecida por la pérdida física de un miembro de la familia, o puede ser erosionada por sentimientos de fracaso proyectados en forma de culpa. En todó caso, la armonía marital es superficial. Si en el sistema familiar la pertenencia se logra

tienen muy poca experiencia de rebejión de adolescentes. Esta clase de familia puede haber establecido un triángulo incluyendo a un niño en la relación de pareja (como confidente de la madre, subrogante del padre o mediador entre los cónyuges), asegurando al niño un lugar, pero subordinando su individualidad a los requerimientos del subsistema marital. Debido a esta subordinación, el desarrollo del adolescente mayor se limita y se hace imposible que se Produzca su separación normal basada en la madurez psicológica y social. La dependencia se prolonga y se obstaculiza el desarrollo de todos los miembros de la fami-

De acuerdo a lo que se deduce de lo planteado anteriormente, existen varios criterios que permiten distinguir o diagnosticar el proceso normal de separación del que anuncia una disfunción familiar. Primero y ante todo, es la calidad de la relación marital. Esta es una fase en la cual el punto central es la viabilidad del matrimonio sin la anterior gratificación de los hijos. Si éstos son indispensables para mantener la relación de pareja, obviamente se producirá un peligro de aislamiento y separación. Segundo, es revelador un diagnóstico de la vitalidad y efectividad del sistema de los hermanos. El apoyo entre hermanos puede ayudar el proceso de diferenciación y separación (20). Con frecuencia las familias están organizadas en tal forma que los hermanos están catalogados en roles rígidos y polarizados de "buenos" y ~malos". Esta polarización dificulta la formación de alianzas entre los hermanos que les permitan apoyarse mutuamente en sus esfuerzos por escapar de la autoridad de sus padres. El "buen" hermano saca provecho de la preocupación de los padres por la conducta de los hermanos díscolos y a veces se las arregla para escabullirse sin que la familia se de cuenta, lo que le permite estar en mejores condiciones para alcanzar un buen nivel de funcionamiento autónomo. Sin embargo, él o ella se siente lleno de culpa y ansiedad, dándose cuenta que en cierta medida esta independencia ha sido lograda a expensas de sus hermanos. Con frecuencia,

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a pesar de las ostensibles diferencias entre ellos, los hermanos "buenos" y "malos" son igualmente poco individualizados, unos atados a la familia, otros expelidos de ella, pero todos igualmente indiferenciados y embebidos en la identidad familiar. Los recursos del sistema de los hermanos han sido tradicionalmente pasados por alto como objetivos potenciales de intervención. Mientras los adolescentes negocian la forma de independizarse de la familia, se producen cambios y modificaciones de las alianzas tanto entre hermanos como entre los padres. Redescubrimiento versus desesperación. Esta etapa es la primera de las dos fases postparentales. Se capta la importancia de sus tareas si se considera que alrededor del 50 O/o del ciclo vital de una pareja casada está representado por estas dos fases (21). Por otra parte, las disfunciones maritales propias de este período son tan perturbadoras, que se produce un alto porcentaje de divorcios que dan término al ciclo de vida de la familia durante estas dos etapas (22). Estas estadísticas sugieren que, debido al período de desequilibrio en las formas tradicionales de enfrentar las situaciones que se da en el matrimonio después de la 'partida del último hijo, la estabilidad de la pareja depende de las adaptaciones que realicen tendientes a restablecer un equilibrio marital satisfactorio. Estas adaptaciones de las cuales depende la mantención de la integridad del matrimonio son expresadas por la noción de redescubrimiento. Sin una renovación del interés de cada uno de los miembros de la pareja por el otro, y un intento mutuo de padres e hijos por volver a conectarse-, el "nido vacío" puede ser corroído por la desesperación. Así la tarea de redescubrimiento se extiende al ámbito intergeneracional, exigiendo que los padres e hijos vuelvan a invertir en sus relaciones y las puedan renegociar. El tema del redescubrimiento se refiere, por lo tanto, a la tarea conyugal de renegociar una relación despojada del rol de padres, y al establecimiento de una relación entre padres e hijos que sea capaz de soportar las modificaciones producidas por sus respectivos cambios de status. Desde la perspectiva de la pareja los cambios en la composición familiar demandan un acercamiento de uno al otro. Sea cual fuere el papel que los hijos hayan desempeñado en la mantención del equilibrio del matrimonio, ya no se cuenta con ellos y los padres están sin apoyo. Las pérdidas que experimenta la pareja son, por lo tanto, de imipor-

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tancia: cambios muy significativos en la composición

de la familia junto con cambios en las relaciones, los que tienen que ver con la funcionalidad de las respectivas posiciones de rol. Se supone que la etapa anterior anticipo las adaptaciones requeridas para la ejecución de las tareas de esta etapa: el proceso final de superar las separaciones uniéndose como pareja y de establecer nuevas formas de apoyo y de resolución de conflictos, caracteriza a esta etapa. Una tarea complementaria es la de renegociar las interacciones padres - hijos, transformándolas en relaciones adultos - adultos. Esta tarea obliga tanto a los padres como a los hijos y es,con frecuencia, un aspecto poco valorado y mal entendido del proceso de separación. A veces, el entusiasmo por la autonomía, independencia o individualización hace que la distancia (física y psicológica) sea comprendida erróneamente con la separación. La auténtica separación de padres e hijos significa que la cercanía puede darse sin temor a la absorción y sin compromiso de la propia identidad. En las fases posteriores a la partida, tanto padres como hijos pueden necesitar por un tiempo una distancia autoprotectora, que asegure la inversión que se está haciendo en ser persona. La plenitud del proceso de separación, sin embargo, puede traer consigo una aproximación (23) que expresa el intento de volver a relacionarse con padres y hermanos en una nueva forma, adecuada al status de adulto. La experiencia muestra que esta tarea es dificultada por las asignaciones de rol anteriores y por las antiguas normas familiares, confirmando así las teorías de la resistencia al cambio en todo sistema. Debido al actual interés en la salud y no en la enfermedad, sin embargo, puede encontrarse flexibilidad en lugar de rigidez en las familias con las cuales se ponen en contacto los profesionales que proporcionan ayuda. Para todos los miembros de la familia, la flexibilidad para volver a establecer relaciones que sean fuentes poderosas de vitalidad y continuidad, es un medio importante para evitar la desesperación. La familia que se ha reestahilizado a través del proceso de redescubrimiento, no se siente amputada por la separación de los hijos- las nuevas formas de unión entre padres e hijos, la inclusión de nueras, yernos y nietos, contribuyen a crear un sentimiento de continuidad y plenitud. Ayuda mutua versus inutilidad. Esta es la segunda de las etapas post parentales y la última en el ciclo de vida familiar. En la familia nu-

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clear típica, corresponde al período desde la jubilación de los padres hasta su muerte. Partiendo con la pareja, se ha seguido la trayectoria de lavidafamiliar, incluyendo a los hijos, hasta que la familia de dos generaciones se ha convertido en una de tres. Los miembros de la pareja que primero fueron padres, se han convertido ahora en abuelos y los hijos en padres. Los lazos emocionales. y la historia común tienen más peso para todos que el vínculo genealógico que se da entre ellos. ¿Por qué entonces negar la riqueza potencial del contacto intergeneracional entre abuelos, hijos y padres a través de organizaciones institucionales o propaganda psicológica su superficial? La pregunta sólo puede aquí ser retórica, pues su respuesta excede el alcance de este artículo. Lo importante es que las tres generaciones deberían obtener los beneficios que produce la continaidad generacional. La crisis no sólo se plantea desde el punto de vista de la persona o pareja de edad que se esfuerza por mantenerse integrada y superar la desesperación, sino más bien como una oportunidad para compartir las tareas vitales entre varias generaciones. Desde la perspectiva de la autora, la tarea mayor es desarrollar un sistema de ayuda mutua que impida la desconexión generacional y los sentimientos de inutilidad.El concepto de ayuda mutua entre generaciones también trasciende las dificultades producidas por los cambios de rol que generan sentimientos de desamparo y resentimiento. Existen sistemas de ayuda mutua disfuncionales, en forma de relaciones basadas en la obligación y la explotación. La ayuda mutua debe ser lograda sin pérdida de la dignidad; desde el principio se deben redefinir los roles basándose en el intercambio de servicios, constituyendo así una estructura básica para el respeto v la cooperación. Las negociaciones correspondientes,empiezan a precisar la coincidencia entre la autoconfianza y la confianza en los otros. La definición de las áreas de competencia, la aceptación de las necesidades materiales y psicológicas y la buena voluntad de dar y para recibir, son dimensiones del'proceso de negociación. Stanley Cath (24) ha descrito elocuentemente la interdependencia del deterioro físico y emocional en las personas de edad y cómo el ambiente social puede reforzar o destru ír su autoestima. El habla en forma convincente y conmovedora de la posibilidad de compensar la disminución de energías de los ancianos,fomentando una percepción valiosa de sí mismos. Además, la capacidad adaptativa de

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padres e hijos para realizar sus tareas de desarrollo, depende de la forma como se interrelacionan sus respectivos roles. El esfuerzo por hacer efectiva la ayuda mutua,no corresponde sólo a la propia familia intergeneracional; las exigencias de la tarea pueden ser satisfechas, además de la familia, por grupos heterogéneos en cuanto a edad, por vecindarios, comunidades y ciudades. Si se piensa en las proyecciones de esta tarea, ella tiene que ver con la esencia de la responsabilidad social y de la participación significativa en la sociedad. Implicaciones. Se ha intentado bosquejar las crisis más probable, en el ciclo de vida familiar y sus tareas específicas. Las tareas de desarrollo se orientan hacia la familia concebida como un sistema ecológico. Las etapas de la familia abarcan el cortejo, el nacimiento y crianza de los hijos y las fases post parentales. El postulado básico es que en la medida que las sucesivas etapas exigen adaptaciones cualitativamente diferentes, el impulso para la realización de la tarea se va acumulando de crisis a crisis. Este enfoque de desarrollo es perfectamente aplicable a programas orientados a la prevención primaria, dado que su énfasis está puesto en el desarrollo normal. La organización y contenido de programas de educación familiar dirigidos a la población en general (no clínica) y ubicados en puntos estratégicos de fácil acceso,surge de esta concepción teórica. Además, a través de las crisis de desarrollo se pueden identificar criterios para la planificación de tratamientos de corto término (25). La terapia familiar como una modalidad de tratamiento cuyo objetivo es el cambio del sistema total, se funda en conceptos que captan la esencia de las tareas interrelacionadas de todos los miembros de la familia. En la experiencia clínica de la autora, la oportunidad y naturaleza de las demandas de los clientes se adecúan a un enfoque de desarrollo, cuyo modelo especifica intervenciones terapéuticas que utilizan las fuerzas internas para la salud y crecimiento de la familia, se cumplen a través de tareas específicas y se orientan al logro de los objetivos identificados con los clientes. Fue en respuesta a las necesidades educativas de un miembro del equipo,que un modelo intergeneracional de desarrollo familiar fue utilizado, a través de role play en un programa de entrenamiento realizado en el Family and Children's Service de Minneapolis (26).

REVISTA DE TRABAJO SOCIAL

La aplicabilidad M modelo para captar las transacciones secuenciales de la vida familia- - .! crpos culturalmente diversos y en familias cuyos ciclos de vida han sido interrumpidos por cambios en su composición debidos a separación, divorcio o muerte, exige un cuidadoso examqn. La perspectiva de desarrollo presentada en este artículo, proporciona una forma de observar un panorama de¡ conceptualmente ef ímero punto de contacto entre el desarrollo M individuo y su poderoso medio social -la familia. Su traducción en hipótesis posibles de investigares el paso siguiente para el desarrollo de un sistema teórico fundado. CITAS BIBLIOGRAFICAS (1)

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1 am indebted to my friend and colleague, Joanna Strauss, for her Contribution to this section derived from casual discussion together on being parents.

(13)

The concept of "refueling" Is borrowed and extracted from Margaret Mahier, Fred Pine, and Anni Bergman, The Psychglogícal Birth of the Human Infant (New York: Basic Book, 1975), p. 69.

(14)

EE. LEMASTERS, Parenthood In Crisis, in Crisis Interventioned. Parad, pp. 111-17. This term was developed by the following authors to conceptualize a family pattern in familles with schizophrenics. The author is taking liberty with thjs concept In her approach to nonclinical "normal" farnilies. The text is seif-explanatory in develoPing her application of the term. LyMann C. Wynne, Irving M. Ryckoff, Julian Day, and Stanley 1. Hirsch, Relations of in the Family Pseudo - Mutuality SchizoPhrenics, Psychiatry, 212:205-20 (May, 1958).

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(17)

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(18)

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This percentage is an estimate based on the developmental scheme of Rodgers and H¡¡¡, The Developmental APProaCM, in Handbook of Marriage, ed. Christensen. This data was extrapolated from Statistical Abstract of the U.S. 1975, U.S. Bureau of the Census, 1975, table NO 47, Marital Status of the Population by Sex and Age, 1974, P. 38.

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The concept of rapprochement 15 borrowed extracted from Mahler, Píne and Bergman, Psychological Birth, pp. 90.108.

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(10)

LEVAN DE, Farrilly Theory, P. 294.

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The followinq are listed lo acquaint the reader with

(25)

(26)

and The

BARBARA HAMBY BEATT and BARBARA BERG WAHI-STROM, A Developmental APproach lo Understanding Families, SOCi3t Casework, 57:3-8 (January 1976).

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