UN ERROR HISTORICO EN LA OBRA DE CESAR FERNANDEZ RUIZ

UN ERROR HISTORICO EN LA OBRA DE CESAR FERNANDEZ RUIZ Dr. José Enrique Pons Profesor, Director de la Clínica Ginecotocológica "A". Facultad de Medici

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UN ERROR HISTORICO EN LA OBRA DE CESAR FERNANDEZ RUIZ

Dr. José Enrique Pons Profesor, Director de la Clínica Ginecotocológica "A". Facultad de Medicina, Universidad de la República Hospital de la Mujer, Centro Hospitalario Pereira Rossell. MSP. Montevideo, Uruguay

Resumen Se analiza un error que se desliza en el libro "La Esterilidad en la Historia" del Dr. César Fernández Ruiz en relación con los nombres de los emperadores romanos de la tetrarquía y de sus respectivas esposas e hijos, hacía el año 300 de nuestra era. Abstract

An error in the book "Sterility in the History" written by César Fernández Ruiz MD is analyzed. It alludes to the names Roman Emperors in the Iliria and those of its respective wives and children, towards year 300 b.C.

La biblioteca "Hermógenes Alvarez", de la Sociedad Ginecotocológica del Uruguay (SGU), cuenta con un ejemplar de la obra "La Esterilidad en la Historia", de Fernández Ruiz (1), que es parte de la importante colección de libros donada por el Dr. Ricardo Topolanski. La lectura de esa obra resulta de gran valor para cualquiera que se interese por la historia de nuestras dos especialidades, la Ginecología y la Obstetricia, por la extensa revisión de casos, documentados desde las primeras etapas de registro escrito, tanto historiográfico como médico. El título resulta en realidad parco, ya que el autor no solamente presenta casos de esterilidad sino que enriquece el texto con otros múltiples ejemplos de patología ginecológica y obstétrica. El Dr. César Fernández Ruiz (Fig. 1) nació en Tineo (Asturias, España) el 15 de marzo de 1906 y murió en Barcelona en 1966. En su desempeño de la profesión de médico ginecólogo y obstetra, llegó a ocupar la Jefatura de la Maternidad Provincial de Palencia y en su actividad docente alcanzó el título de Profesor Adjunto de Ginecología de la Universidad de Valladolid. Su jerarquía profesional queda de manifiesto en el hecho de haber sido designado Académico de Número de la Real Academia de Medicina y Cirugía de España. Fue además distinguido como Miembro de las Sociedades de Ginecología de Argentina, Brasil, Francia, México, Portugal y también de nuestra SGU. A su labor profesional ginecológica y obstétrica unió una larga y rica tarea de investigación histórico-médica de la cual, a mero título de ejemplo, señalaré: "Historia de la Medicina Palentina" (Institución Tello Tellez de Meneses, Palencia, 1959) (2); "Historia médica del Principado de Asturias" (IDEA, Oviedo, 1965) (3), etc. Esta labor le valió ser designado Miembro de Número de la Asociación Española de Escritores Médicos. En la obra a la cual hice referencia al principio se desliza un error histórico, que pretendo aclarar en esta comunicación. Aún no siendo el único lapsus detectable en el extenso tomo, ello no resta valor a la obra, que pese al tiempo transcurrido desde su edición sigue siendo fuente importante para cualquier interesado en la historia de la Ginecología y Obstetricia. Fue justicia el que en su momento recogiera laudatorias opiniones, resultando premiada por la

Fundación San Nicolás de la Real Academia Nacional de Medicina (España) y por la Asociación Española de Escritores Médicos, que le concedió el Premio "Blanco Soler". El episodio que analizaré hace referencia a la esterilidad de Valeria, emperatriz de Roma. El hecho, presentado por Fernández Ruiz en su enumeración de casos de mujeres cuya esterilidad, por su posición social, tuvo impacto histórico, no tendría en si demasiada trascendencia. Sin embargo, el autor incurre en tres equivocaciones, que analizaré sucesivamente. La profusión de nombres de personajes históricos durante el período en que la peripecia se desarrolla puede hacer confusa la lectura. Por lo cual remito al Cuadro 1, que pretende resultar orientador simplificando los hechos. Con igual intención, dado que el nombre completo de los romanos puede resultar confuso, señalaré en el texto con mayúsculas aquel con el cual pasaron a la historia. 1) VALERIA, ESPOSA DE MAXIMILIANO Fernández Ruiz anota que VALERIA (Fig. 2) fue esposa de Maximiliano. La inscripción de este nombre podría no ser atribuible al destacado médico historiador, sino tratarse de un error de imprenta. No existió ningún Maximiliano emperador de Roma. Quien coincide en época es MAXIMIANO (Fig. 3). Pero aún admitiendo que la referencia fuera a éste, VALERIA tampoco fue esposa suya, sino de GALERIO (Fig. 4), igualmente emperador romano, pero en condiciones muy especiales. Para comprenderlas hay que retroceder algo en el tiempo. Durante la segunda mitad del siglo III, el imperio romano estuvo gobernado por los llamados emperadores ilirios, procedentes de las filas del ejército del Danubio, formado por soldados de las provincias vecinas (Panonia, Dalmacia, Iliria), el más fuerte cuerpo militar del imperio. En función de esa potencia basada en las armas, el ejercito hacía emperadores a sus generales, revirtiendo la vieja tendencia a que la dignidad imperial la ostentaran aristócratas. Los emperadores ilirios procedían de la clase de los oficiales que comandaban las filas de quienes los ungían (4). Fue éste un período caótico y de decadencia, hasta que en 284 subió al trono (igualmente proclamado por sus soldados) Cayo Aurelio Valerio DIOCLECIANO (245-313) (Fig. 5). Este hombre fue capaz de revigorizar el imperio y reorganizar su gobierno haciéndolo más eficiente. Fue sin duda el más grande organizador del estado romano desde AUGUSTO. Para lograr racionalizar el gobierno del extenso territorio, creó la llamada "tetrarquía", asociando a MAXIMIANO con el título de "César" (en 285) y luego con el mismo título de "Augusto" que él ostentaba (286). Se trató inicialmente de una diarquía, pero algunos años después (294) agregó dos "Césares" más jóvenes, GALERIO y CONSTANCIO "Cloro" (Fig. 6) (el apelativo significa "el pálido"). Con esta reforma, pretendía impedir que el imperio quedara vacante, pues al morir uno de los Augustos, un César habría de sucederle. Tampoco sería necesario elegir al nuevo emperador, sino que sería escogido por el precedente al designarlo César (4) (5) (6).

Figura 1. Dr. César Fernández Ruiz

Figura 2. Valeria

Figura 3. Maximiliano

DIOCLECIANO dividió el imperio en dos partes, Oriente y Occidente. Esta división no corresponde a la que tiempo después dividiría al imperio en entidades políticamente independientes (instituido por Teodosio "el Grande" a su muerte, en 395). Pese a la existencia de dos Augustos, el imperio seguía siendo una unidad política. DIOCLECIANO se estableció en Oriente, en Nicomedia, con GALERIO, como su César, gobernando la Iliria. MAXIMIANO fue Augusto de Occidente, con CONSTANCIO Cloro como su César. DIOCLECIANO abdicó en 305 y obligó a hacer lo propio a MAXIMIANO, con lo cual los dos Césares pasaron a ser Augustos. GALERIO, siguiendo una costumbre establecida por sus predecesores, adopto varios nombres al ser elevado a la dignidad imperial. Se hizo llamar Cayo GALERIO Valerio Maximiano y quizás esto justifique la confusión de Fernández Ruiz. Fue emperador desde el 305 hasta su muerte en 311 y se casó con VALERIA (o, más propiamente, Galeria VALERIA), hija de DIOCLECIANO (6). 2) LA ESTERILIDAD DE VALERIA Galeria VALERIA murió en 315, según Fernández Ruiz sin hijos, lo cual es un nuevo error ya que tuvo una hija, VALERIA Maximila, que fue esposa de MAJENCIO. Este último, cuyo nombre completo era Marco Aurelio Valerio MAJENCIO, era hijo de MAXIMIANO (a quien ya vimos como el otro Augusto, junto con DIOCLECIANO) y llegó a ser también emperador en Occidente, autoproclamado a la muerte de CONSTANCIO Cloro. En realidad impuso esa condición rebelándose contra Flavio Valerio SEVERO, quien había sido enviado por GALERIO para adjudicarse Occidente. SEVERO era hijo adoptivo de CONSTANCIO Cloro. Desde 305

era el César de GALERIO y asumió el título de Augusto de Occidente (como SEVERO II) en 306, al morir CONSTANCIO Cloro, recibiendo el gobierno de Italia, Africa, Hispania y Panonia(5). En 307 fue derrotado y muerto por MAJENCIO, que fue emperador entre 306 y 312, año en que también le tocó morir en batalla, derrotado por CONSTANTINO I "el Grande". MAJENCIO era cuñado de CONSTANTINO, quien estaba casado con FAUSTA, también hija de MAXIMIANO (6). 3) LA SUCESIÓN IMPERIAL POR ADOPCIÓN El último error de Fernández Ruiz aparece al afirmar que pese a morir sin hijos, VALERIA aseguró la sucesión del imperio adoptando a uno de los hijos naturales de MAXIMIANO. El ya mentado SEVERO II era, como vimos, hijo adoptivo de MAXIMIANO, lo cual puede explicar por otra confusión - el embrollo en que se metió Fernández Ruiz. Pero recordemos que en realidad el esposo de VALERIA era GALERIO. En verdad quien aparece en escena es un sobrino de GALERIO, llamado Galerio Valerio MAXIMINO DAIA. Este había sido designado César de GALERIO cuando SEVERO asumió el cargo de Augusto. GALERIO, preocupado por la imposibilidad de reducir a la obediencia a MAJENCIO, apeló al retirado DIOCLECIANO, exhortándolo a reasumir el poder o por lo menos hacer valer su autoridad para resolver el problema. En 308 se celebró en Carnutum una reunión entre GALERIO, DIOCLECIANO y MAXIMIANO, como fruto de la cual los dos últimos seguían fuera del poder. Los dos Augustos serían GALERIO (Oriente) y Valerio LICINIO, yerno de CONSTANCIO Cloro (Occidente), pero en lugar de dos Césares, existirían dos "Filius Augusti" que serían CONSTANTINO (hijo de CONSTANCIO Cloro) y MAXIMINO DAIA (que ya era César) y a la muerte de GALERIO (309) sería emperador (como MAXIMINO II), hasta 313 en que murió combatiendo contra LICINIO. Pero como MAXIMIANO seguía teniendo ambiciones y MAJENCIO no cejaba en las suyas, llegó a haber seis Augustos. Una intrincada serie de alianzas y traiciones terminó dejando sólo dos monarcas con poder, CONSTANTINO y LICINIO. Finalmente hubo guerra entre ambos y LICINIO, derrotado, debió abdicar y desterrarse (después fue asesinado). En 323, CONSTANTINO había reunificado el imperio y hasta su muerte fue el único Augusto (7).

Figura 4. Galerio

Figura 5. Diocleciano

Figura 6. Constancio Cloro Pero volvamos a la historia del hijo adoptivo. La realidad histórica es diferente a como lo plantea Fernández Ruiz. No fue la mujer de MAXIMIANO (que se llamaba EUTROPIA y no VALERIA) la que adoptó a un hijo natural del emperador, sino éste quien adoptó a una hija de su esposa. Esa hija era TEODORA y había llegado a la familia como hijastra (era hija de un matrimonio anterior de EUTROPIA, con un tal Afranio Anibaliano, del cual no se conocen otros datos). TEODORA fue la segunda esposa de CONSTANCIO Cloro (que como emperador fue CONSTANCIO I). La primera esposa de CONSTANCIO había sido ELENA. Precisamente, fue de ELENA que CONSTANCIO tuvo a CONSTANTINO (6) (7). Esta mujer, pese a haber sido repudiada por CONSTANCIO, adquiriría un papel preponderante en la historia, no solamente por ser la madre de quien se convertiría en uno de los más destacados emperadores romanos, sino porque tendría decisiva influencia - siendo cristiana - en la decisión de CONSTANTINO I "el Grande" de adoptar el cristianismo como religión del estado. Sería después canonizada por la iglesia católica, como Santa Elena, y a ella se atribuye el hallazgo en Jerusalén de la cruz de Cristo. En suma, Valeria no fue esposa de Maximiano; no fue estéril y no adoptó un hijo natural de su esposo. Pero otras pulsiones y pasiones humanas (si no las que despierta la esterilidad) nos vuelven a recordar en el repaso del medio siglo que enmarca la peripecia narrada, las tormentas emocionales que han decidido a lo largo de toda la historia de la humanidad, los destinos de individuos y pueblos. Y al fin ¿qué hay más próximo al quehacer profesional cotidiano de los obstetras que las pulsiones y pasiones humanas? BIBLIOGRAFÍA 1. 2. FERNANDEZ-RUIZ, C. La esterilidad en la historia. Rocas. Barcelona, 1965.

3. 4. AÍNSUA SERRANO, J. M. La ciudad de Palencia en los caminos de Santiago. Extraído de www.inicia.es/de/aainsua. 5. 6. FEO PARRONDO, F. Geografía médica de Villaviciosa en 1945. Revista Cultural Cubera. 1996;12(28):s/p. 7. 8. SEIGNOBOS, C. Historia universal. Ed. J. C. Granda. Buenos Aires, 1973. 9. 10.SCHETTINI, J. A.; PARDO, J.; RIZZOLI, A. (Editores). Historia Universal. Anesa Noguer - Rizzoli - Larousse. Buenos Aires, 1974. 11. 12.GRANT, M. The Roman Emperors. Barnes & Noble. New York, 1997. 13. 14.NORWICH, J. J. A short history of Byzantium. Penguin Books. London, 1998.

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