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Mensaje Pastor Dr. Rafy Jiménez PhD Ciclo 4 Abril 2015: Tema: Sangre 12 de Abril de 2015 Segundo Mensaje
Una Sangre que afecta el infierno Lectura Bíblica: Hechos 20:28
Hechos 20:28: Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia SANGRE. PROPÓSITO LA SANGRE DE CRISTO AFECTA AL DIABLO La actividad más estratégica del diablo en esta época, es: acusar de los hermanos (Ap. 12:10): Y oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder y el reino de nuestro Dios y la autoridad de su Cristo, porque el acusador de nuestros hermanos, el que los acusa delante de nuestro Dios día y noche, ha sido arrojado. Y es como tal, que el Señor lo confronta con Su ministerio especial como Sumo Sacerdote, a través de Su propia Sangre (He 9:11-‐14).Por eso el diablo, no puede tocar al que realmente, ha sido lavado con la sangre de Cristo porque: 1. Coloca a Dios al lado del hombre y en contra del Diablo: (Ro 8:31, 33-‐34): Entonces, ¿qué diremos a esto? Si Dios está por nosotros, ¿quién estará contra nosotros? 33-‐34 ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condena? Cristo Jesús es el que murió, sí, más aún, el que resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. El diablo no tiene fundamento en sus acusaciones, contra los que han recibido la obra redentora de Cristo, en sus vidas. 2. Anula todo derecho que reclame Satanás: El nuevo hombre, se encuentra bajo la posesión, de un nuevo dueño y el precio que Él pago por nosotros, fue el derramamiento de Su Sangre: • La iglesia del Señor, fue comprada con la Sangre de Jesús (Hecho 20:28).
• Nuestra redención fue comprada por la sangre de Jesús y somos redimidos de la mano y poder del diablo (Ef. 1:7). • Entonces tenemos victoria sobre el diablo y le vencemos por la Sangre del Cordero y la palabra de nuestro testimonio y menospreciando nuestra vida hasta la muerte (Ap. 12:11).
LAS 4 DIMENSIONES DE LA SANGRE DE JESÚS
1. Victoria sobre rebelión: Su sudor se volvió como gotas de sangre. (Lc 22:41-‐44): Y se apartó de ellos como a un tiro de piedra, y poniéndose de rodillas, oraba, diciendo: Padre, si es tu voluntad, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Entonces se le apareció un ángel del cielo, fortaleciéndole. Y estando en agonía, oraba con mucho fervor; y su sudor se volvió como gruesas gotas de sangre, que caían sobre la tierra. La tensión de la muerte era tan fuerte sobre Él, que los vasos sanguíneos de Su cara se rompieron, se mezclaron con Su sudor y cayeron al suelo grandes gotas de Sangre. Aquella Sangre derramada en el jardín habla de una redención particular, es decir, eres libre para hacer frente a la rebelión y la rebelión implica: • Desobediencia. • Indisciplina. • Obstinación. • Indocilidad. • Indomabilidad. • Sublevación. • Descontento. • Terquedad. Desde la rebelión en el Jardín del Edén, la raza humana ha insistido en hacer su propia voluntad y pisotear la voluntad de Dios. Son muchos los hombres que aparecen en la Biblia que en algún momento fueron desobedientes a Dios, salvo José y Daniel, que la Biblia no menciona ninguna falta, sino más bien cita que no se contaminaron con su entorno, y por supuesto Nuestro Señor Jesús. Todos en algún momento desobedecieron o siguieron su propio pensamiento en lugar de aceptar lo que Dios decía en ese momento, por poner algún ejemplo citaremos a Sansón al que Dios le dijo que no se contaminara con ninguna cosa inmunda (Jue 13:4), y desobedeció comiendo la miel que esteba dentro de un cadáver de un león, y en ese tiempo los animales muertos eran inmundos (Jue 14:8-‐9), y al Rey Saúl, lo citaremos como ejemplo de rebeldía, porque el Señor lo mandó destruir por completo al pueblo amalecita (1S 15:2-‐3), esa orden implicaba exterminarlo todo, desde hombres hasta animales del campo, pasando por mujeres y niños, es decir todo lo que poseían los amalecitas (1S 15:19-‐23), y dejo con vida al Rey Agag, y las ovejas y vacas de buen parecer.
He citado estos ejemplos para hacer comprender el grado de obediencia de Jesús, los ejemplos citados fueron personas puestas por Dios para un objetivo en concreto tenían poder, fama, dinero, es decir todo, pero terminaron de la siguiente manera: • Sin éxito, no hay éxito fuera de la voluntad de Dios. • Endureciendo su corazón. • Molestos con Dios. • Con un conflicto en la mente. • Con actitud de rebeldía espiritual. • Muertos en pésimas condiciones. Jesús en este momento concreto, podía haberlo hecho lo que cualquier humano pero entonces de haberlo hecho, no tendríamos victoria contra la rebelión, por eso cuando Jesús pronunció la oración: "No se haga mi voluntad, sino la tuya", oró en nuestro lugar, tal como lo hace un sacerdote, representando a la gente ante Dios, dándonos la victoria total sobre la rebelión por medio de Su Sangre.
2. Victoria sobre el pecado: Jesús derramó Su Sangre a través de la corona de espinas.
Entendamos claramente que la Biblia no creó el problema del pecado. El pecado estuvo en el mundo mucho antes que la Biblia fuera escrita. Si la Biblia no hubiera sido escrita, o si no fuera verdad, aun así tendríamos el problema del pecado en nuestras manos. Los hombres pueden hasta culpar a Dios y decir que el pecado fue culpa suya, pero eso no elimina el problema. La maldición del pecado todavía está sobre nosotros por la culpa de Adán, (Ro 5:12): Por tanto, tal como el pecado entró en el mundo por un hombre, y la muerte por el pecado, así también la muerte se extendió a todos los hombres, porque todos pecaron. La espina era un símbolo de la maldición de Dios sobre el pecado, (Gen 3:17-‐18): Entonces dijo a Adán: Por cuanto has escuchado la voz de tu mujer y has comido del árbol del cual te ordené, diciendo: "No comerás de él", maldita será la tierra por tu causa; • con trabajo comerás de ella todos los días de tu vida. • Espinos y abrojos te producirá, • y comerás de las plantas del campo. Jesús cuando estaba sufriendo en la cruz por nuestro pecado, llevó en su frente el símbolo de esa maldición, es decir, la corona de espinas (Mt 27:29): Y tejiendo una corona de espinas, se la pusieron sobre su cabeza, y una caña en su mano derecha; y arrodillándose delante de Él, le hacían burla, diciendo: ¡Salve, Rey de los judíos! Y de esa manera indicó que llevaba la maldición en sí mismo. La Sangre derramada te dice que eres libre de la maldición del pecado. Jesús se hizo maldición por nosotros para que viniera la bendición a nosotros (Ga 3:13), y sufrió como humano la vergüenza del pecado en su carne, Él fue separado de Dios para que nosotros podamos tener una relación con Dios nuevamente, Él fue al infierno para que nosotros vayamos al cielo.
En la cruz, Jesús cumple la santidad y la justicia de Dios: Pagando el precio del pecado, y desde la cruz hasta nuestros días se abre la puerta del templo, del tabernáculo y la puerta del Edén para que tú y yo tengamos acceso al paraíso, tengamos acceso a la presencia de Dios en el tercer cielo (Ap. 22:1-‐3): Y me mostró un río de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero, en medio de la calle de la ciudad. Y a cada lado del río estaba el árbol de la vida, que produce doce clases de fruto, dando su fruto cada mes; y las hojas del árbol eran para sanidad de las naciones. Y ya no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará allí, y sus siervos le servirán. El árbol de la vida aparece en la Biblia antes de pecar, y ahora cuando no hay pecado otra vez aparece el árbol de la vida y la pregunta es ¿Por qué? Porque en el principio con Adán estaba el árbol de la vida, pero cuando Adán y Eva son expulsados del huerto del Edén por el pecado el árbol queda custodiado por querubines y una espada que girada en todas direcciones, esto significaba la Santidad y la justicia de Dios, para guardar el camino del árbol de vida, porque hasta que la justicia y la santidad de Dios no se cumpliera nadie podía regresar al huerto del Edén (Gen 3:22-‐24). (Vs. 3) Y ya no habrá más maldición: Cuando vivamos en el milenio habrá muertes y reproducción sexual, pero en estos versículos estamos hablando, después del milenio en un momento dado ya no habrá muerte, la muerte es último enemigo que será vencido (1Co 15:54), y ya no habrá maldición y que es la maldición: • Que las mujeres no darán a luz con dolor. • Que el hombre no va a sudar para trabajar para Dios. • Que los árboles y las flores del campo no van a producir veneno ni espinas. • Que no habrá ningún animal venenoso. • Que no habrán ni bacterias ni virus. • Que todo será regenerado, es decir al plan original de Dios. Él podría haber creado seres inocentes, no caídos, sin capacidad de errar; pero si deseaba almas redimidas, purificadas por la Sangre del sacrificio y obtenidas a un precio infinito, la expresión de tal amor y el ejercicio de tal sacrificio sólo eran posibles si el pecado estaba presente en el mundo, Jesús siendo Dios se hizo maldición para que tuviéramos vida eterna por medio de su sacrificio y a través de su Sangre.
3. Victoria sobre la enfermedad: La Sangre de los azotes o latigazos.
(Is 53:5): Más Él fue herido por nuestras transgresiones, molido por nuestras iniquidades. El castigo, por nuestra paz, cayó sobre El, y por sus heridas hemos sido sanados. (Mt 27:26): Entonces les soltó a Barrabás, pero a Jesús, después de hacerle azotar, le entregó para que fuera crucificado.
Esta Sangre fue derramada de la espalda de Jesús, y dice que por estas llagas o heridas, somos sanados. Esta es una sanidad total para: 1. espíritu, 2. alma, 3. y cuerpo, incluyendo nuestras actitudes y relaciones. Enfermedad y aflicción son el resultado del pecado, pero la Sangre de Jesús nos redime de la maldición de ese pecado, entre estos dos versículos hay más o menos 750 años de diferencia, pero para nosotros más de 2000 años después, la promesa sigue vigente por medio de la Sangre de Jesús. Cuando Dios hizo el hombre y lo puso en el huerto del Edén, no había enfermedad en su cuerpo, Dios no tenía la intención que el hombre estuviera enfermo jamás, pero el hombre pecó, y la enfermedad entró en el género humano, por eso entendemos que la enfermedad viene del diablo: (Stg 1:17): Toda buena dádiva y todo don perfecto viene de lo alto, desciende del Padre de las luces, con el cual no hay cambio ni sombra de variación. (1Jn 3:8): El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo ha pecado desde el principio. El Hijo de Dios se manifestó con este propósito: para destruir las obras del diablo. Dios quiere la sanidad para la humanidad, su sanidad está prometida para ti en su palabra: “porque yo soy: Jehová [Rapha] soy tu sanador” (Ex 15:26). Dios ha provisto en Jesucristo nuestra sanidad. El ministerio de Cristo se trataba de un ministerio de sanidad, Él iba a todas partes sanando a los enfermos y echando fuera demonios (Lc 4:40-‐41), y también le dio el poder de sanar a sus discípulos y también a nosotros, los creyentes: • En (Mt 10:1) Jesús llamó a los doce y les dio el poder para sanar. • En (Lc 10:9) Jesús llamó a los setenta y les envió adelante para sanar a los enfermos. • En (Mr. 16:18) Jesús dijo que creyentes pondrán sus manos sobre los enfermos y sanarán. Esta promesa nos incluye a nosotros hoy. Los latigazos crueles de aquellos romanos, tomaron pedazos de carne de la espalda de Jesús mientras que cortaron surcos profundos, pero cada vez que el látigo venía hacia abajo significaba que toda la humanidad podía ser librada de cualquier enfermedad o dolencia que el diablo podría infligir, Jesús murió por esa liberación nuestra es la mayor dispensación en la que el hombre ha vivido jamás, la dispensación de la gracia. ¡Gracias a Dios por Jesús! Porque Cristo llevó tus pecados, ya no necesitas sufrir por ellos. Puesto que Cristo llevó tus enfermedades y cargó tus dolencias, ya no necesitas estar afligido. (Is 53:4): Ciertamente El llevó nuestras enfermedades, y cargó con nuestros dolores; con todo, nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y afligido. (1P 2:24): Y El mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre la cruz, a fin de que muramos al pecado y vivamos a la justicia, porque por sus heridas fuisteis sanados.
Dios quiere destruir el pecado y la enfermedad en tu vida, y esa victoria la gano Jesús en el patio donde los romanos lo estaban azotando, el castigo de aquella época de los romanos era dar 39 latigazos, o sea 40 menos 1, y en la actualidad existen 39 enfermedades, las demás son ramificaciones de estas 39, un latigazo en la espalda por cada una de las enfermedades que pueda contraer el cuerpo humano para que se cumpliese la palabra que dice: Ciertamente El llevó nuestras enfermedades, y cargó con nuestros dolores, (Is 53:4a). Jesús se podía haber revelado y no dejar que lo azotaran, poco antes cuando lo prendieron, un Discípulo que estaba con Él, le cortó la oreja a un siervo del sumo sacerdote, Jesús dijo: (Mt 26:52-‐54): Vuelve tu espada a su sitio, porque todos los que tomen la espada, a espada perecerán. ¿O piensas que no puedo rogar a mi Padre, y El pondría a mi disposición ahora mismo más de doce legiones de ángeles? Pero, ¿cómo se cumplirían entonces las Escrituras de que así debe suceder?, si en ese momento Jesús no se hubiese dejado azotar, o se hubiese revelado, la sanidad, los dolores y lo que ello conlleva, no hubiera recaído sobre Él, por tanto no se hubiera cumplido la escritura y no tendríamos victoria sobre la enfermedad, por esa sangre que derramó Jesús tenemos la victoria ganada, por medio de la Sangre de Jesús.
4. Victoria total, la victoria que da la salvación: La sangre de Jesús fue derramada en la cruz del calvario. Los clavos en las manos y pies de Jesús que le sujetaron a la cruz, derramaron sangre que era, es y será suficientemente poderosa como para salvarnos y redimirnos eternamente del pecado y la condena de Dios en él: (Ro 8:1-‐2): Por consiguiente, no hay ahora condenación para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús te ha libertado de la ley del pecado y de la muerte. (Ef. 2:8-‐9 y 13): Porque por gracia habéis sido salvados por medio de la fe, y esto no de vosotros, sino que es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.13 Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros, que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido acercados por la sangre de Cristo. Recuerda a nuestro Señor Jesús clavado en aquella cruz, ¿merecíamos su perdón? Entonces ¿Por qué lo hizo? Lo hizo por amor, fue el acto de amor más grande jamás conocido por la humanidad, Jesús siendo el hijo de Dios, unos simples clavos no lo hubieran retenido en esa cruz, Jesús se dejó clavar para volver las cosas al plan inicial de Dios. Esta sangre que derramó cuando aquellos romanos lo estaban clavando sus manos y sus pies en aquella cruz, es la que borra el expediente, la que cancela la deuda, la que permite que Dios te acepte de nuevo, la que hace que Dios te vuelva a perdonar, es la que hace posible la reconciliación con Dios, obteniendo la salvación y la Vida Eterna. Y lo hizo por amor.
CONCLUSIÓN Cuando el Señor Jesús, fue sentenciado a muerte en una cruz; los hombres impíos, pensaron que ejecutaban a un hombre que estaba trastornando por su manera de vivir. No entendieron que en esa cruz, estaba el plan de Dios; preconcebido, desde el mismo principio del mundo. Ahora, invita al hombre, a que conozca, lo que ocurrió en la cruz. Ese día el Señor Jesús, estuvo en su máxima debilidad humana; había sido azotado y la espalda todavía estaba sangrante. Había sido herido en la frente, con una corona de espinas. De seguro, su rostro estaba también lleno de sangre y muy hinchado. A causa de la sed, de los golpes y del dolor, su rostro estaba totalmente desfigurado. ¿Qué cosas ocurrieron allí mientras Él estaba desangrándose, sintiendo que sus fuerzas se escapaban, con el corazón latiendo cada vez con menos fuerza? ¿Qué cosas ocurrieron allí, aparte de lo que los hombres veían como un espectáculo sangriento, terrible y atroz? Al finalizar ese largo tormento, el Señor Jesús entrega su vida diciendo: “Consumado es” (Jn 19:30). También enseña la Escritura, que el velo del templo se rasgó de arriba, hasta abajo. Luego vinieron tinieblas sobre la tierra, hubo un terremoto, los sepulcros se abrieron y muchos muertos resucitaron. ¡Cosas extrañas sucedieron, el día, que El murió en una cruz! Por eso tenemos un pacto con DIOS, sellado con la sangre de JESÚS: (He 9:11-‐14): Pero cuando Cristo apareció como sumo sacerdote de los bienes futuros, a través de un mayor y más perfecto tabernáculo, no hecho con manos, es decir, no de esta creación, y no por medio de la sangre de machos cabríos y de becerros, sino por medio de su propia sangre, entró al Lugar Santísimo una vez para siempre, habiendo obtenido redención eterna. Porque si la sangre de los machos cabríos y de los toros, y la ceniza de la becerra rociada sobre los que se han contaminado, santifican para la purificación de la carne, ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual por el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, purificará vuestra conciencia de obras muertas para servir al Dios vivo? Cuando Jesús clamó: “Consumado es”, la palabra que El usó fue [tetelestai]. Esto era el grito de un general romano mirando una batalla desde una colina. Cuando él miraba que su lado definitivamente ganaba, él gritaba esto para hacer saber a sus tropas que habían ganado la batalla, todo estaba hecho, que se volvían a casa. Muchos soldados romanos estaban alrededor de la cruz. Un soldado que escuchó este grito dijo: “Verdaderamente este era el Hijo de Dios”. Él no podía entender como un hombre muriendo en la cruz podía dar un grito de victoria como un general romano. Por esto él lo afirmó y lo vemos en la Biblia: (Mt 27:54) El centurión, y los que estaban con él guardando a Jesús, visto el terremoto, y las cosas que habían sido hechas, temieron en gran manera, y dijeron: Verdaderamente éste era Hijo de Dios. En ese momento, Jesús ganó la batalla: • Todo lo que faltaba era pasar tres días para resucitar y satanás tener la derrotas más grande de tu vida • Él sabía que había ganado. • Él podía gritar la victoria porque Él había cumplido exitosamente su trabajo. • Jesús había ganado nuevamente al hombre de regreso para Dios.
(He 9:24-‐28): Porque Cristo no entró en un lugar santo hecho por manos, una representación del verdadero, sino en el cielo mismo, para presentarse ahora en la presencia de Dios por nosotros, y no para ofrecerse a sí mismo muchas veces, como el sumo sacerdote entra al Lugar Santísimo cada año con sangre ajena. De otra manera le hubiera sido necesario sufrir muchas veces desde la fundación del mundo; pero ahora, una sola vez en la consumación de los siglos, se ha manifestado para destruir el pecado por el sacrificio de sí mismo. Y así como está decretado que los hombres mueran una sola vez, y después de esto, el juicio, así también Cristo, habiendo sido ofrecido una vez para llevar los pecados de muchos, aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvación de los que ansiosamente le esperan. Conclusión: Esta sangre no es cualquier sangre es una sangre que afecta al universo y al infierno y recordar que con esta sangre compro la novia de Cristo para siempre De Pie