UNIDAD 1: EL HOMBRE. BIOLOGÍA Y CULTURA

UNIDAD 1: EL HOMBRE. BIOLOGÍA Y CULTURA 1. SOMOS NATURALEZA Y CULTURA Como ya sabes en las acciones que realizamos los seres humanos hay, sin duda, un

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UNIDAD 1: EL HOMBRE. BIOLOGÍA Y CULTURA 1. SOMOS NATURALEZA Y CULTURA Como ya sabes en las acciones que realizamos los seres humanos hay, sin duda, una parte de naturaleza, es decir, de realidades que existen por sí mismas, no construidas por la acción humana, y otra de cultura, de componentes que son fruto de la convención, del aprendizaje. Por ejemplo, alimentarse es una acción natural, biológica: todos los seres vivos lo necesita para sobrevivir y lo hacen de modo instintivo. Pero cocinar, hervir un alimento, preparar una salsa o respetar unas normas en la mesa son acciones culturales: son una conducta social, adquirida y creada por un determinado grupo de seres humanos y que se transmite por aprendizaje. En nuestras acciones, nuestros pensamientos, nuestros deseos, en toda nuestra vida, se encuentran tanto elementos de origen natural como cultural. La antropología cultural diferencia entre conductas naturales, aquellas en las que la información ha sido transmitida genéticamente, y pautas de conductas culturales, aquellas que adquirimos por aprendizaje social. De un modo similar, la biología distingue entre genotipo (combinaciones de los genes en los cromosomas) que es innato y el fenotipo ( interacción del genotipo con el medio ambiente) que es adquirido a lo largo de la vida. Ambas ciencias, antropología y biología, nos muestran que ningún organismo es sólo producto de su naturaleza hereditaria, de los genes, ni tampoco el resultado exclusivo de la interacción con el medioambiente que, en el caso del ser humano, es la cultura en la que ha nacido. Todos los individuos son el resultado de la interacción entre ambos polos: su naturaleza biológica y el medio en el que se desenvuelven. De esta forma antropólogos y biólogos contraponen los conceptos de naturaleza y cultura: NATURALEZA

Es lo Innato, aquello con lo que se nace porque está genéticamente preprogramado o se desarrolla en el estado embrionario y fetal

CULTURA

Es lo adquirido por aprendizaje social, a partir del momento en el que nacemos

Por ejemplo, por naturaleza nos emparejamos y tenemos descendencia, pero por cultura lo hacemos mediante una fiesta ritual, pro naturaleza somos capaces de hablar, por cultura nos expresamos en un idioma aprendido en nuestro entorno, etc. En esta unidad vamos a conocer cuál ha sido la evolución biológica y cultural del ser humano. Nos informaremos gracias a la paleontología humana, la ciencia que estudia los vestigios de nuestros antepasados, y a la antropología, que se ocupa del estudio de los diversos grupos humanos, pasados y presentes a través de sus características físicas, culturales, genéticas, etc. 2. EL ORIGEN DE LA VIDA Y LA EVOLUCIÓN DE LAS ESPECIES. La comunidad científica admite de modo general que, en función de los fósiles encontrados hasta el momento, el origen de la vida se situaría hace aproximadamente 3600 millones de años. En ese momento se dieron ciertas condiciones atmosféricas y geológicas en los mares que permitieron que, a partir de la evolución1 fisico-química de ciertos elementos , apareciesen los primeros seres vivos unicelulares. A partir de esta raíz única, la vida se habría ido expandiendo como las ramas de un árbol, hasta llegar a la inmensa multiplicidad de especies2 animales y vegetales que hoy conocemos, y dentro de las cuales se enmarca el ser humano. Hoy la ciencia acepta que todos los seres vivos comparten la misma organización 1 Evolución (en biología): Transformación de los seres vivos a lo largo de la historia terrestres, que sucede como un desarrollo lento y gradual, desde formas más sencillas hasta otras más complejas. 2 Especie: Cada uno de los grupos en que se dividen los géneros de seres vivos. Se componen de individuos que tienen en común una serie de caracteres (morfológicos, fisiológicos, de comportamiento, etc.) por los cuales se asemejan entre sí y se distinguen de los demás especies.

bioquímica y el mismo código genético, lo que demuestra: • Todos los seres vivos tenemos un origen común. • El desarrollo de la vida ha sido continuo, sin discontinuidades, por lo que se admite que la evolución es un hecho biológico, no una mera hipótesis. • El Homo sapiens, tiene su origen en un mamífero primate a partir del cual nuestra especie ha ido evolucionando. Comprender cómo surgió nuestra especie y cómo adquirió sus rasgos distintivos, saber de donde venimos, es decir, nuestro origen biológico, es fundamental para saber quienes somos y a dónde, quizás, vamos desde el punto de vista de la evolución. Para ello vamos a ver primeramente algunas ideas fundamentales sobre la evolución de la vida. Entendemos por evolución el proceso por el cual los individuos de una misma especie sufren cambios cualitativos que conducen a que, lentamente, las especies cambien desde formas de vida más primitivas hacia otras más organizadas. El resultado, después de millones de años, ha sido la multiplicidad de especies que conocemos. Mediante este proceso, los seres vivos experimentan dos mecanismos: • Adaptación. Van sufriendo cambios por los que mejoran sus condiciones de supervivencia en el medio en que habitan (por ejemplo, en un clima desértico su organismo está adaptado para consumir poca agua). • Herencia. La genética asegura la transmisión de estos cambios a los descendientes. La teoría que, por primera vez, expuso las causas científicas del cambio de las especies es la llamada teoría evolucionista, que comenzó a desarrollarse a partir del siglo XVIII. Se la considera como una segunda gran revolución científica después de la de Copérnico (y su teoría heliocéntrica) y supuso la ruptura radical con creencias científicas, filosóficas, religiosas e, incluso, socioeconómicas muy asentadas. Veamos qué planteamiento teórico existió antes del surgimiento del evolucionismo. 2.1 El fijismo Hasta que el evolucionismo no log´ro situarse como la teoría más aceptada por la comunidad científica, la concepción dominante hasta el siglo XIX fue el fijismo. Según esta teoría, las especies son: • Fijas. Inmutables desde su origen. • Creadas por Dios. Por obra divina las especies aparecen en un momento único (Creacionismo). • Inmutables. Desde su creación, cada especie y cada individuo habría permanecido sin modificación. • Grupos aislados. No hay relación entre las especies y no derivan unas especies de otras. El representante más importante de esta teoría fue Linneo, quien definió la especie como “lo compuesto por un determinado número de individuos que son un especie de copia a partir de un modelo inmutable”. Linneo estableció la primera clasificación de los animales y plantas según el grado de similitud que aparecía entre ellas. Desde el punto de vista filosófico esta teoría biológica fijista implica una serie ideas metafísicas y antropológicas: • El fijismo va unido a la corriente metafísica que afirma la inmutabilidad de la esencia de las cosas. Esta visión metafísica nació con Platón en la Atenas del s. V aC. Estas esencias fijas, llamadas por Platón Ideas, permiten definir a cada individuo como lo que es -por ej. un árbol- , diferenciarlo de otras cosas y destacando lo que tiene en común con otros individuos de la misma especie o clase – en el ejemplo que hablamos, los demás árboles-. • El fijismo conlleva una concepción jerárquica de la realidad, según la cual en la naturaleza cada individuo tiene su lugar propio. • Existe algo fijo e inmutable con respecto a lo que llamamos naturaleza humana, que está al margen de los individuos concretos que nacen, crecen y mueren. • El ser humano es el protagonista de la creación, por lo que estaría muy alejado y muy por encima de las características propiamente animales. Sin embargo, las teorías fijistas y la metafísica que veía la naturaleza como algo estático entraron en crisis en el siglo XVIII, dando paso a la concepción del ser humano y de la realidad como productos de un constante

proceso de cambios y transformaciones. 2.2 Teorías evolucionistas La primera teoría explícita de la evolución de las especies se debe a Lamarck, que desarrolla la llamada teoría transformista. Según esta teoría, la naturaleza forma un todo continuo, en el que las especies no son invariables sino que se transforman, unas a partir de otras, de acuerdo con una tendencia hacia formas más perfectas. Para Lamarck, la evolución se explica por la necesidad que tienen la especies de adaptarse al medio ambiente en el que viven. Y, para adaptarse, desarrollan o atrofian órganos adecuados, que acaban transformando la especie. Por ejemplo, Lamarck explica la transformación del cuello largo de las jirafas por la necesidad que tuvieron estos animales de adaptarse para buscar comida en los árboles. La teoría de Lamarck presenta puntos erróneos, como la creencia de que los caracteres desarrollados durante la vida de un individuo (crecimiento del cuello de una jirafa) se transmiten a la descendencia. No obstante, acertó en el importante papel de la influencia del medio y, sobre todo, dejó claro que las clases, órdenes, géneros y especies no son más que divisiones de nuestra mente sin existencia real, ya que todas las especies están relacionadas entre sí. Quien completó de modo definitivo la teroía evolucionista fue Charles Darwin (1809-1882) , un biólogo británico que aportó un gran número de pruebas científicas concluyentes. Veamos sus tesis principales: • Origen común de las especies. La gran variedad de las especies conocidas están emparentadas entre sí, ya que todas proceden de una o unas pocas especies primitivas sumamente simples, escribió una obra fundamental: El origen de las especies, publicada en 1859. • La lucha por la supervivencia. Todas las especies tienden a reproducirse hasta saturar su hábitat. En esta situación, escasean los recursos y alimentos, comenzando una lucha por sobrevivir, en la que perece la mayor parte de los individuos. • Teoría de la selección natural. No todos los individuos están preparados para esa competición, por lo que solo los individuos más aptos para obtener recursos en un ambiente determinado tienden a sobrevivir y logran reproducirse. Así, la evolución biológica se explica por un proceso de selección natural, no por una adaptación al medio. • Por el concepto de los 'más aptos' no se entiende ser más inteligente, ni más fuerte o ser de una cultura superior, ni ninguna otra consideración racista3 o etnocéntrica.4 En términos de biología evolutiva, el más apto es aquél que presenta mutaciones5 genéticas más favorables para adaptarse al cambio concreto que se ha producido en el medio ambiente. Generalmente, dichas variaciones son pequeñas y neutras o desfavorables, pero cuando son ventajosas respecto al medio ambiente los individuos portadores de esa pequeña ventaja sobreviven. • Herencia. Los supervivientes transmitirán los cambios genéticos ventajosos a sus descendientes, extendiéndose así al conjunto de la especie. En consecuencia, esta irá cambiando poco a poco, adaptándose mejor a su ambiente. En esto consiste la selección natural. • La selección natural no es un proceso consciente, sino que la naturaleza actúa al azar y de modo ciego: las variaciones surgen de modo aleatorio, por lo que el ser 'los más aptos' no es algo que los vivientes se puedan proponer – como en la teoría de Lamarck-, sino que es al contrario: los animales más aptos son los que se adaptan – en el ejemplo de las jirafas, el cuello no les habría crecido por adaptación, sino que han sobrevivido aquellas que nacieron con el cuello más largo y, por tanto, pudieron conseguir comida-. En conclusión, para Darwin no hay finalismo en la naturaleza, ni hay orden preestablecido ni dirigido. Pero ni Lamarck ni Darwin pudieron explicar cómo se produce la herencia de los nuevos caracteres. Científicos posteriores como Mendel, Weismann, Morgan, De Vries, etc.,aportaron las pruebas directas del mecanismo evolutivo al desentrañar las bases genéticas de la herencia, lo que ha supuesto su aceptación 3 Racismo: actitud que considera a un grupo étnico como inferior al propio. 4 Etnocentrismo: consideración de la propia cultura como el único criterio válido y, por tanto, superior, para interpretar los comportamientos de otros grupos, razas o sociedades. 5 Mutación: pequeño cambio en la estructura de un gen que, siendo permanente y hereditario, provoca la aparición de caracteres nuevos en los descendientes. Las mutaciones se producen por azar.

plena por la comunidad científica. Desde el punto de vista filosófico, la teoría de la evolución supone una visión de la realidad que se define, fundamentalmente, por tres rasgos, es materialista, dinámica y progresiva. Materialista

La naturaleza es materia, por lo que no es necesario explicarla desde una realidad espiritual, sino que basta la ciencia

Dinámica

En la naturaleza todo cambia y nada permanece, aunque tan lentamente que no lo podemos percibir.

Progresiva

Con la evolución, las especies van logrando un mayor nivel de complejidad y de organización.

Veamos ahora cómo se concreta esta teoría de la evolución en la especie humana. En ella no solo se dio una evolución biológica, sino que también se produjo, en paralelo y estrechamente relacionadas, una evolución psíquica y social. Es importante destacar que solo la mutua relación entre lo que hay en nosotros de natural e innato, y lo que hay de aprendido y cultural, hizo que nuestra especie sobreviviera.

3. LA EVOLUCIÓN HUMANA: la antropogénesis Somos un animal más, incluido en el orden de los primates. Dentro de este, pertenecemos a la familia de los hominídos, en la que se incluye el género Homo y, dentro de él, la especie sapiens. Somos el Homo sapiens sapiens, emparentados de cerca con el gorila, el orangután y el chimpancé. Sin embargo, han sido necesarios centenares de millones de años de evolución para llegar a ser lo que somos hoy y diferenciarnos de nuestros familiares. En este largo camino debemos distinguir entre dos procesos que se dieron de forma simultánea, complementándose e interactuando entre sí. Hominización

Proceso de cambios biológicos evolutivos, que han caracterizado a la evolución de los hominidos, conduciendo a la especie humana actual

Humanización

Proceso de cambios psicosociales, que fue dando lugar a los elementos culturales que caracterizan al ser humano y le distinguen del resto de especies.

3.1 El origen La evolución de una especie es el resultado de la interacción entre dicha especie – con sus capacidades genéticas innatas y visibles por mutaciones- y el medioambiente en el que vive, el cual ejerce ciertas presiones sobre las especies y favorece con ello el surgimiento de cambios evolutivos. Dicho esto, nos preguntamos: ¿cuáles fueron las condiciones medioambientales que favorecieron los cambios genéticos para que se iniciara el paso del homínido al hombre? Hace 22 millones de años, en África oriental, el drástico descenso de las lluvias hizo que los bosques densos fueran sustituidos por la sabana. A consecuencia de este cambio, un grupo de primates se vio forzado a abandonar su hábitat natural -el bosque denso- y pasar a vivir en la sabana. La necesidad de sobrevivir en un nuevo ecosistema favoreció las mutaciones que dieron lugar a una serie de mecanismos de respuesta (anatómicos, bioquímicos, de comportamiento social, etc.). Así se inició el proceso evolutivo y se fueron consolidando caracteres nuevos, mejor adaptados al nuevo medio. Este lento proceso duró millones de años , y en él sucedieron cambios fundamentales. Por ejemplo, el paso del bosque a la sabana implicó que aquellos primates pasaran de ser recolectores de frutos -actividad habitual del bosque- a cazadores. Ello conllevó, entre otras consecuencias, un cambio en la alimentación y, por tanto, en la bioquímica del cuerpo, en el comportamiento social, etc. Todas estas transformaciones tuvieron profundas consecuencias en la evolución humana, actuando en dos

grandes ámbitos: el natural y el cultural. 3.2 La evolución natural: el proceso de hominización El ser humano pudo sobrevivir en un medio ambiente para el que no estaba preparado debido a que su organismo experimentó profundas transformaciones: • El cambio fundamental para el inicio del proceso de hominización fue el bipedismo6, ya que esta forma de desplazamiento supuso importantes adaptaciones anatómicas. Viviendo en la sabana de altas hierbas, el hombre necesitaba explorar , buscando alimentos, y vigilar para no ser atacados por otros animales. Así, la necesidad de supervivencia favoreció la posición erguida. • Ello condujo a un cambio en la estructura del pie: el dedo gordo se volvió no oponible permitiendo el apoyo de toda la planta, lo que permite andar y mantenerse normalmente sobre dos pies. El hombre es el único mamífero capaz de hacerlo. • La postura erguida sitúa el centro de gravedad en la pelvis que se estrecha, lo que obliga a la modificación de la columna vertebral que, ahora en forma de 'S', permite mantener el equilibrio y sostener la cabeza erguida. Esto aumenta el campo de visión y, por tanto, de información, con lo cual aumenta las posibilidades de supervivencia. • Cuando la posición erguida se hizo permanente se produjo otro cambio fundamental: la liberación de las manos, que ya no son necesarias para desplazarse. Ello permitiría, con el tiempo, que las manos pudiesen desempeñar funciones técnicas: fabricar y manejar útiles y herramientas, como por ejemplo, afilar guijarros, construir hachas, etc. • En posición vertical, el homínido ya no necesita defenderse o atacar con la boca. Esto lleva que las grandes mandíbulas se hagan más pequeñas mientras que el cráneo aumenta de tamaño y se abomba; los dientes también disminuyen, facilitando el movimiento de la lengua, lo cual es fundamental para la posterior aparición del lenguaje. • El aumento del tamaño del cráneo va en paralelo con su mayor capacidad. Primero se desarrollaron las áreas de la corteza cerebral relacionadas con las percepciones espacio-temporales; también se agudizaron los sentidos, al ser necesarios tanto para la fabricación de herramientas como para la caza y, por tanto, para la supervivencia. Finalmente se desarrollaron las áreas cerebrales relacionadas con la percepción manual y el lenguaje. HOMINIZACIÓN: CARACTERÍSTICAS FISIOLÓGICAS DEL SER HUMANO: LA POSICIÓN ERECTA BÍPEDA: -

Pies especializados en una función SUTENTADORA Y MARCHADORA

-

Modificación de la pelvis (más ancha y corta)

-

Columna vertebral en forma de ‘S’

-

Verticalidad de la cabeza

-

Alargamiento de los miembros inferiores (piernas) y acortamiento de los superiores (brazos)

-

Liberalización de las manos de su función sustentadora y marchadora (gran capacidad manipulativa)

6 Bipedismo: posición vertical del cuerpo, apoyado sobre los dos pies

Todos estos elementos provocaron: Desaparición de la función aprehensora de la boca (alcanzó una gran expresividad y

o

comunicación) o

Disminución del prognatismo

o

Disminución de las mandíbulas y desarrollo del mentón

o

Modificación de los dientes

o

Surgimiento del cuerpo y del rostro humano

· TAMAÑO Y DESARROLLO DEL CEREBRO: -

Cerebro 1800 cm3

-

Crecimiento de parte del cerebro: encéfalo (no cerebelo y tronco cerebral)

-

Crecimiento aún no estabilizado

-

Gran complejidad de la estructura cerebral (anatómica y funcional): abre la puerta a la inteligencia, voluntad libre, imaginación y lenguaje

·

ÓRGANOS DE FONACIÓN

·

NEOTENIA

·

PERIODO DE VIDA MÁS LARGO

·

PLASTICIDAD BIOLÓGICA (carencia de comportamiento instintivo)

En resumen, la posición erguida liberó las manos, factor que facilitó la capacidad de fabricación y utilización de instrumentos, y, con ella, la capacidad técnica o práctica del cerebro. Ahora bien, es muy importante destacar que este proceso corrió paralelo al desarrollo de la capacidad teórica de la mente humana. Ambos procesos se influyeron mutuamente: cualquier avance en la capacidad técnico-manual actúa en favor de un cerebro más desarrollado y complejo y, al revés, un cerebro más desarrollado propicia y favorece el surgimiento de nuevas capacidades técnico-manuales. Por ello, nuestro antepasados no solo eran capaces de hacer ciertas cosas, sino también de pensar cómo hacerlas, lo que desarrolló ambas capacidades, abriendo un proceso de transformaciones que aún se mantiene vigente. Ahora bien, lo dicho hasta aquí no explica la aparición de la inteligencia humana. La inteligencia racional humana: • Procede de una mutación genética. • Se dio en unos individuos – los seres humanos- que podían aprovechar favorablemente dicha mutación. Es decir, hay animales que poseen un cerebro altamente complejo, como las orcas o los delfines, pero no pueden aprovecharlo por su estructura anatómica. Es decir les falta, por ejemplo, brazos y piernas, órganos de fonación para el lenguaje, etc. por tanto, en el caso de que pudieran pensar , no podrían escribir libros o construir catedrales. En cambio, los homínidos, dadas las transformaciones anatómicas, bioquímicas y genéticas que habían tenido lugar a lo largo de su evolución biológica, fueron el animal perfecto para

aprovechar esa variación que se dio en nuestros antepasados. 3.3 La evolución cultural: el proceso de humanización Todos estos cambios físicos sucedieron al mismo tiempo que otros de carácter cultura. Estos cambios evolutivos que hemos visto fueron posibles gracias a que la especie de primates de la que procedemos no se vio limitada por un comportamiento fijo7 e instintivo8, como el resto de animales, sino que, por el contrario, tuvo la capacidad de aprender nuevas técnicas y nuevos modos de existencia. Sin esta capacidad de aprendizaje, por ejemplo, cuando el ser humano se vio obligado a abandonar el bosque y vivir en la sabana, no hubiera tenido la capacidad de cambiar y adaptarse, por lo que se habría extinguido, al igual que ha sucedido con otras especies. Somos el resultado de la suma de la evolución biológica más la evolución cultural De esta forma, a lo largo de su evolución, el ser humano ha ido adquiriendo habilidades que le han permitido adaptarse a las diferentes condiciones medioambientales. La aparición y evolución de la cultura permitió al ser humano adaptarse con gran eficacia al entorno que le rodeaba sin necesidad de transformar su cuerpo, como ha sucedido con el resto de animales. por ejemplo, la fabricación de herramientas, el lenguaje, la convivencia en sociedad, el vestido, la construcción de diferentes tipos de vehículos, etc., permiten al ser humano adaptarse y sobrevivir. Las características, comportamientos y factores que favorecieron la evolución psíquica y social del ser humano son muy variados y se corresponden con distintos ámbitos, aunque pueden destacarse los siguientes: • . Herencia cultural la herencia biológica se refiere a las características (rasgos físicos, capacidades, etc.) que los hijos heredan de sus padres por medio de las células sexuales, de la información genética. En este sentido, el mecanismo que nos hace pertenecer a la misma especie que nuestros padres y además nos individualiza es igual que el de los demás organismos dotados de reproducción sexual. Pero, poseemos una herencia cultural, una herencia exclusivamente humana que consiste en un saber, teórico y práctico, acumulado por la humanidad de generación en generación que se transmite a través de los procesos de enseñanza-aprendizaje. La discusión sobre qué es más importante si los rasgos y capacidades heredadas biológicamente o lo que aprendemos es una cuestión que sigue abierta y que tiene unas consecuencias sociales innegables. Pero, ¿qué aporta la cultura lo biológico? En primer lugar cumple una función adaptativa. La herencia cultural hace que el hombre sea el único ser capaz de adaptarse modificando el ambiente y no su estructura genética. Por ello se le llama también modo superorgánico de adaptación, por contraste con los mecanismos naturales, orgánicos, de adaptación. Es un mecanismo muy superior al adaptación orgánica, puesto que es más rápido -sólo requiere el lenguaje para ser transmitido a las generaciones siguientes- y más poderoso, ya que se aplica a una exigencia concreta, a una necesidad inmediata. En segundo lugar, la herencia cultural se aprende, no se hereda genéticamente. Además se adquiere no sólo a través de los padres, sino de la totalidad del entorno social (familia, amigos, televisión, etc.) este proceso es posible gracias a la existencia de una memoria social, es decir, aquel saber de las generaciones anteriores se conoce y se conserva, de modos muy variados (la tradición oral, libros, archivos documentales, películas, etcétera), para poder ser transmitido. En tercer lugar no hay unas culturas más naturales que otras. Aunque son necesarias ciertas capacidades intelectuales para adquirir cultura, los genes no determinan qué cultura. Un niño puede adquirir cualquiera y aprende aquella en la que crece. Esto quiere decir que tiene un carácter arbitrario. Por último, es dinámica. La herencia cultural, a su vez también hace posible cambios que afectan al modo de vida de los hombres, la evolución cultural. La aparición del comportamiento social, la necesidad de cuidar el fuego, de preparar los útiles, de reunirse 7 Conducta aprendida o adquirida: comportamientos que se adquieren por la práctica o repetición de actos. Por ejemplo, el lenguaje humano. 8 Conducta instintiva: comportamientos innatos, iguales para todos los miembros de la especie, que le capacitan para adaptarse al medio de una forma idéntica, por ejemplo, la construcción de nidos es instintiva en los pájaros.

para dormir, para cazar o para desplazarse, condujo a los homínidos a acostumbrarse a acampar en asentamientos protegidos o refugios. En estos lugares se irían desarrollando caracteres sociales básicos como: • Pautas de cooperación y ayuda entre los miembros del grupo. • Diversificación de actividades: unos atenderían al fuego, otros prepararían la comida, otros fabricarían los útiles, etc. • Aparición de los diferentes papeles o roles9 sociales. Muchos biólogos piensan que el ser humano nace en un estado de inmadurez biológica; por ejemplo, el sistema nervioso, que en otros mamíferos se completa dentro del claustro materno, en el ser humano se completa después del parto. Como consecuencia, desarrollos muy importantes del sistema nervioso se realizan en intercambio con el mundo exterior, tanto físico como sociocultural. Esto, unido al largo proceso de aprendizaje, nos permite afirmar que no existe una naturaleza humana fija y acabada, sino que el hombre va construyendo su propia naturaleza en relación con las formas sociales y culturales en que nace, aprende y vive. • Lenguaje y pensamiento El fenómeno del lenguaje humano es uno de los elementos en los que se pone de manifiesto la doble raíz de nuestro modo de ser, somos naturaleza y cultura. El hecho de que todas las poblaciones humanas sin excepción posean un lenguaje hace pensar que se trata de una forma de comunicación muy antigua. Es indudable que la selección natural favorece la comunicación mediante el lenguaje. La posibilidad de hablar una lengua requiere contar con dos condiciones naturales, la existencia de una anatomía adecuada para articular sonidos complejos y un cerebro desarrollado. No hay que olvidar que es la inteligencia la que hace posible nombrar, generalizar, abstraer y razonar. El lenguaje, la capacidad para comunicarnos por medio de una lengua tiene, por lo tanto un origen biológico, evolutivo, pero es el lugar en el que nacemos el que hace que aprendamos una lengua u otra. Incluso, esta resistencia se pierde. La experiencia ha demostrado que si un niño no aprendido hablar una determinada edad, ya no será capaz de hacerlo. Piensa en los llamados "niños lobos" que crecieron sin contacto con otros seres humanos, nunca lograron hablar. La naturaleza nos dota de una capacidad, pero es la cultura la que la desarrolla. La capacidad lingüística es natural, innata y la lengua es adquirida, es cultura. El lenguaje es un sistema de comunicación interpersonal, es decir, para contarnos cosas, preguntarnos, pedirnos algo, expresar deseos, sentimientos, etc. Utiliza signos arbitrarios, es decir, símbolos. Las palabras no guardan ninguna relación necesaria con lo que nombran, como lo demuestra que "mesa" y "table" se usen para referirse al mismo objeto. El lenguaje humano es, además, un lenguaje vocal. Los sonidos humanos son sonidos distintos de los de los animales gracias a la posición baja de nuestra laringe, lo que, por otro lado, restringe nuestra capacidad para tragar líquidos y respirar al mismo tiempo. De nuevo, se trata de una modificación de la evolución que nos distingue de otros animales y que nos proporciona una de nuestras mayores ventajas. Pero, sobre todo la característica que distingue al lenguaje humano de todos los demás sistemas de comunicación es su doble articulación. Esta doble articulación se refiere a la posibilidad de dividir nuestro mensaje en unidades mínimas de significado, llamadas monemas (primera articulación) y en unidades mínimas de sonidos o fonemas (segunda articulación). De este modo, utilizando sólo una serie limitada de sonidos se pueden componer miles de monemas y obtener, así, un número infinito de mensajes. La doble articulación, por lo tanto, confiere gran flexibilidad y riqueza al lenguaje. Es lo que nos permite comunicar mensajes de diferente naturaleza (ideas abstractas, sentimientos y sensaciones), así como referimos al futuro y el pasado. Pero además, hace posible que podamos hacerlo cada vez de un modo distinto. Se ha discutido mucho sobre la relación entre pensamiento y lenguaje pero lo que siempre ha quedado claro es la profunda relación entre uno y otro. El lenguaje es el modo en que nuestro pensamiento está codificado. • Comportamiento ético El lenguaje nos permite comunicarnos unos con otros, pero esa convivencia va unida a otro carácter, el de la 9 Rol: pauta de conducta, papel que desempeña una persona en un grupo humano.

moralidad. Somos seres morales, es decir, juzgamos nuestros actos y los de los demás con términos como bueno, malo, justo o injusto. Sabemos qué debemos hacer y qué no, pero estas normas son sociales, es decir son compartidas con las personas con las que convivimos. Éste rasgo humano pone de manifiesto de nuevo nuestro doble carácter, como seres naturales y como seres culturales. Dado que todos los hombres estamos dotado de esa capacidad parece evidente que se trata de una cualidad biológica, propio del hombre. La discusión surge cuando nos preguntamos si las normas morales concretas, lo que consideramos correcto o incorrecto, también están determinadas genéticamente. Se trata, pues, de dos cuestiones distintas, puesto que tener la necesidad de aceptar valores éticos no implica necesariamente que tengan que ser unos en concreto. Esta cuestión nos lleva a plantear los dos cuestiones. En primer lugar, el papel de lo biológico en el hombre. La ética ¿forma parte de nuestra herencia cultural tan sólo de la biológica? En segundo lugar y como consecuencia de esta primera cuestión, tendremos que preguntarnos si cuando decidimos actuar de un modo concreto porque lo consideramos lo correcto estamos, o no, actuando determinados por nuestra herencia biológica. Si la respuesta es que es mi naturaleza biológica la que me hace actuar, será puesto en entredicho la idea de la responsabilidad humana, la libertad, etc. Estamos ante una cuestión de gran trascendencia, ¿somos libres y responsables de nuestros actos? Se discute la propia existencia de la moralidad humana. Estudiosos sobre la evolución, representantes de la teoría sintética, han coincidido en señalar que la moralidad es un producto de la evolución, pero que los códigos morales, se aprenden. Coinciden en que del mismo modo que todos los hombres están capacitados para hablar, pero cada uno aprende su lengua, lo que heredamos genéricamente es una capacidad para "moralizar" que nos permite aprender el código concreto de nuestro grupo. Los valores morales que aceptamos para guiar nuestra conducta forman parte de nuestra herencia cultural. Esta afirmación parece cierta, al menos a primera vista, si tenemos en cuenta que todas las sociedades humanas de las que tenemos conocimiento han tenido y tienen códigos morales propios. Estas normas morales se aprenden de otros miembros de la sociedad, además, está reforzado de modo natural por la predisposición propia de los hombres aceptar la autoridad, tanto de los padres como de otros adultos. Esto que su razón de ser en la supervivencia. El estado de madurez biológica del hombre al nacer, su inacabamiento, hace que pueda ser presa de múltiples peligros. Pero además, cada social refuerza la obediencia a su código moral mediante la persuasión y/o sanciones. A los adultos se le exige cierta aceptación de las normas del grupo. El que no acepta el código imperante se convierte en un marginado, en un inadaptado y corre el riesgo, incluso, de no sobrevivir ni él ni su descendencia. • Autoconciencia Pero nuestra inteligencia, además de lenguaje y ética implica inmediatamente otro concepto, el de la conciencia o autoconciencia, es decir la experiencia interna, intransferible que cada sujeto tiene de sí mismo y de sus actos. Sólo el hombre puede pensar sobre sí mismo, sobre su vida y su destino la conciencia acompaña todos nuestros actos. Únicamente el hombre sabe quién es, tiene identidad y por ese saber qué se siente único, irrepetible. Pero, precisamente por tratarse de una experiencia interna, la conciencia de los temas es algo inaccesible, no podemos saber con certeza si otros animales tienen experiencias semejantes o alguna forma, más o menos rudimentaria, de conciencia, pero dado que la conciencia va unida estrechamente a la inteligencia, la conciencia tiene que ser una experiencia humana exclusivamente. A su vez está conciencia nos ha dado otro de los rasgos que claramente nos identifica, ha hecho que sepamos que vamos a morir. Incluso se puede llegar a considerar es la conciencia de la muerte lo que nos hace tan distinto de los demás animales. En general, los animales se muestran indiferentes ante la muerte de miembros de su misma especie, excepto las madres respecto de sus crías jóvenes. El hombre es el único animal que entierra de modo ritual a sus muertos y esto sólo es explicable si aceptamos que quien así se comporta es porque sabe que va a morir y lo que ello significa. Los enterramientos son un comportamiento universal entre los seres humanos, sea cual sea su cultura. Las formas pueden variar: inhumación, incineración, momificación, etc., pero la costumbre no desaparece. Pero, ¿cuando surgió la conciencia del hombre? La relación entre conciencia y muerte nos permite utilizar los enterramientos, para determinar. Por lo tanto, la sepultura son, al menos, señal de que aquellos que lo practican ya tenían conciencia de sí mismos. ¿Cómo saber que estamos ante un enterramientos humanos?

La arqueología acepta que estamos ante una cultura cuando encontramos elementos que no pueden ser explicados por el azar o la naturaleza, es decir, una fosa artificial, un esqueleto dispuesto de modo intencionado y ajuar funerario (elementos decorativos, utensilios, etcétera.) Pero, además esta costumbre puede interpretarse como el nacimiento de una cierta religiosidad, puesto que la explicación de los enterramientos nos permite entender los no sólo como señal de respeto por el muerto, sino también con su preparación para un largo camino, para otra vida. La conciencia de la muerte es también la conciencia del tiempo. El hombre es el único ser que reflexiona sobre su pasado, vive su presente y proyecta su futuro. Es un ser temporal, consciente del tiempo que ha vivido, vive y le queda por vivir. Se podría decir que el carácter inacabado de la naturaleza humana, su gran capacidad de aprendizaje, es decir, su plasticidad, junto con la posibilidad de anticipar las consecuencias de sus acciones y de tomar decisiones, convierten al ser humano en un ser abierto al futuro. El futuro es necesario para vivir, el hombre necesita proyectarse, planificar, esperar cosas; sin futuro su vida pierde sentido. La vida humana es un proyecto personal, individual, algo que vamos construyendo, pero también es una tarea colectiva. La humanidad también es consciente del tiempo. Es la protagonista de la historia. Reinterpreta su pasado, analiza y vive su presente y toma decisiones sobre el futuro. Sin embargo, la idea que ha existido sobre el futuro de la humanidad no siempre ha sido la misma. A partir de la ilustración, movimiento cultural en los siglos XVII y XVIII, el hombre que en el futuro un mundo mejor, piense que la humanidad progresa no sólo técnicamente, lo que le permitirá vivir con mayor bienestar, sino también moralmente, lo que hace esperar que disminuirán o incluso, llegaron a desaparecer algunos de los males causados por los propios hombres. El siglo XX, sin embargo, ha puesto en cuestión esta idea optimista sobre el hombre y la humanidad, para hacerse consciente de su poder de destrucción y autodestrucción. La bomba atómica -cuya potencia ha sido multiplicado por diez por las armas nucleares desarrolladas posteriormente- puso de manifiesto que la humanidad puede tener un final a manos de los propios hombres. Fue el primer aviso. La progresiva degradación de la Naturaleza, la contaminación del aire de las aguas, el daño sufrido por la capa de ozono, son otros tantos ejemplos de la capacidad para convertir nuestro planeta en un lugar inhabitable para los seres vivos, humanos y no humanos. Durante este siglo los hombres se han dado cuenta de que su futuro depende, en gran medida de ellos mismos • Creación utensilios: la técnica. El hombre es lo que es porque ha sido capaz de dotarse de aquellos elementos que la naturaleza le ha negado. Su aparente fragilidad e, incluso, incapacidad frente a otros animales, es sustituida por la inteligencia, como ha hecho posible el lenguaje, la ética, etc. y la posibilidad de intervenir en el mundo. Platón en el mito de Prometeo, destaca hasta qué punto esta capacidad es esencial para la supervivencia de los hombres. Platón sitúa en el mismo plano la inteligencia y la técnica, la capacidad para modificar el medio que nos rodea, y reconocen ambos el patrimonio con el que cuenta la humanidad para poder sobrevivir, sin ellos, por la incompetencia de Epimeteo, hubiera muerto. La técnica, esta actividad, que nos ha llevado hoy a una sucia altamente tecnificada, empezó siendo muy elemental, apenas la creación utensilios como hechos o flechas; pero poco a poco, los seres humanos fueron desarrollando estabilidad y distanciándose del uso de instrumentos que pueden hacer los animales, como los monos. El poder creador del hombre ha ido creciendo de tal modo que la distancia con los animales se es infinita. Vivimos en un mundo tecnificado de que la tecnología forma parte de nuestra vida, hasta el punto que hemos transformado totalmente la imagen de la naturaleza allí donde hemos llegado: casas, puentes, carreteras, campos cultivados, reforestaciones y presas. La naturaleza está humanizada. Desde el siglo XVI nuestro saber se orienta no sólo hacia la investigación, espoleado por el afán de descubrir los secretos de la naturaleza, sino también a la transformación de la naturaleza, con el fin de mejorar la vida de la humanidad. Hoy en día, los avances en medicina, el campo abierto de las técnicas de fertilización asistida, la separación entre sexualidad y reproducción, la investigación espacial o la tecnología de la información presentan posiciones impensables hasta este siglo.

4. LA DIMENSIÓN SOCIO-CULTURAL 4.1 Evolución cultural y evolución biológica. Como ya hemos mencionado el ser humano tiene una dimensión natural y cultural. También hemos visto cómo ha sido la evolución biológica y hemos podido conocer cuáles son sus aspectos más importantes. Junto con la evolución biológica ha corrido en paralelo la evolución cultural, ambas estrechamente relacionadas. Sin embargo, en las últimas etapas humanas la evolución cultural ha superado a la biológica, hasta el punto de que las transformaciones culturales podrían acabar provocando cambios en el cuerpo humano. Por ejemplo, la medicina puede alargar la vida a enfermos terminales por causas genéticas con lo cual alteraría el mecanismo de selección natural. En esta redirección de la evolución humana es muy importante tener en cuenta el hecho de que, mientras la evolución biológica es muy lenta, los cambios culturales son rapidísimos y se producen por aprendizaje social, pudiendo ser incorporados en una sola generación (culturalmente evolucionamos de manera lamarckiana). Por este motivo, el desarrollo cultural es fundamental para el éxito de la evolución de nuestra especie. 4.2 La cultura en un sentido general general y amplio, la cultura se asimila al conocimiento, al saber. Originariamente, la palabra cultura significa, en latín, cultivar -procede del ámbito de la agricultura- de ahí que, con el tiempo, un hombre sin educación se comparase metafóricamente a un campo sin cultivar, frente a un espíritu cultivado, es decir, que lee, va al teatro, entiende de pintura, etc. Sin embargo, existe otro significado para el término cultura. Para antropólogos, sociólogos y otros científicos, la cultura consiste en todas las actividades, conocimientos, procedimientos, valores e ideas que se producen y transmiten por aprendizaje social. Así, pro ejemplo, son elementos culturales las técnicas agrícolas y artesanales, el tipo de construcción de casas, las formas de organización social y de parentesco, los modos de limpieza, los rituales de bailes, regalos, los contenidos de conocimiento – ideas, creencias, valores- el tipo de vestimenta, las tradiciones, las creencias religiosas, etc. Y, de igual modo hablamos de culturas cuando nos referimos a pueblos, sociedades o civilizaciones: cultura egipcia, maya, occidental, etc. 4.2. Funciones de la cultura Si comparamos al ser humano con otras especies animales nos damos cuenta en seguida de sus muchas deventajas biológicas: no somos los más fuertes, ni los más rápidos, no podemos volar o nadar bajo el agua demasiado tiempo, no tenemos una piel que nos proteja del frío o la lluvia, esto es, somos unos indigentes biológicos. Sin embargo, frente al resto de especies animales disponemos de una ventaja fundamental: la cultura. Esta herramienta, que progresivamente ha sido creada por nuestros antepasados -el fuego, las artes de la caza, las técnicas para fabricar herramientas, el lenguaje, etc.- ha permitido a la especie: • Suplir sus carencias como animal para defenderse en un medio natural muy hostil, evitando así la extinción de la especie. Otras especies se han extinguido. • Adaptarnos al medio, tanto natural como social, por extremo que sea, modificándolo. Así, cuando empezamos a perder vista, la cultura nos ofrece gafas, sin enfermamos, diagnostica y cura y, en invierno, nos proporciona una casa. Pero no todo es positivo dado que, por cultura, también nos alcoholizamos, tenemos prejuicios o cometemos un asesinato premeditado. 4.3. Elementos culturales Empezamos a aprender desde el mismo momento en que nacemos, un proceso que durará toda la vida. Lo que aprendemos, lo que adquirimos -consciente e inconscientemente- es cultura, es decir, conocimientos, pautas de comportamiento y modos de pensar que nos van a ser útiles para vivir dentro de la sociedad en la que hemos nacido. Esta cultura se compone de contenidos que pueden ser de dos tipos:

Cultura material

Cultura inmaterial

Elementos culturales físicos, Por ejemplo: la técnica para cazar producidos artificialmente por el o para construir una casa, objetos hombre: objetos, artefactos, como la lanza, la vestimenta, etc. técnicas etc. Elementos relacionados con los modos de pensar, los conocimientos, los sentimientos, las mentalidades, etc., como son las ideas, creencias, sistemas simbólicos, valores morales, normas políticas, instituciones, tradiciones, la filosofía, la ciencia, las tradiciones, los diferentes credos religiosos, etc.

Por ejemplo, la normas y leyes que regulan las relaciones sociales entre los individuos; las instituciones, como el matrimonio; las ideas -políticas, religiosas, etcy los valores.

4.2.3 Cultura y sociedad Muchas veces tendemos a usar los términos 'cultura' y 'sociedad' de manera indistinta, aunque, en sentido estricto,no son lo mismo. Mientras que una cultura es un conjunto de creencias, valores, actividades y pautas de comportamiento que un grupo de individuos comparte y se transmite entre sí, una sociedad es un sistema de interrelaciones entre individuos. Por ejemplo, podemos hablar de la sociedad española o la francesa, compuesta por millones de individuos, aunque también una sociedad puede ser un grupo de 30 o 40 personas vinculadas entre sí. Dentro de estas sociedades pueden convivir culturas diferentes. Todas las personas que integran una sociedad comparten un mismo vínculo: sus relaciones sociales se basan en una cultura común (por ejemplo, una lengua en la que expresarse, unas normas, una gastronomía, etc.9 al igual que no puede haber un individuo 'puramente natural' sin elementos culturales, tampoco es posible una sociedad sin una cultura. Y sin cultura ni sociedad no podríamos ser humanos, no tendríamos, ni siquiera, conciencia de nosotros mismos. 4.3 Individuo y sociedad. El individuo solo puede desarrollarse, adquirir plena capacidad, si vive en sociedad, si se relaciona con las demás personas y con los elementos culturales que la sociedad le ofrece. Para entenderlo mejor, tomemos como ejemplo el lenguaje. Este es la expresión de nuestros pensamientos. Por otra parte, se sabe que solo podemos aprender a través de nuestras relaciones con otras personas. Por lo tanto si un niño permaneciera aislado como el caso de los niños-lobos o niños-salvajes , no desarrollaría ningún lenguaje ni, por tanto, tampoco podría desarrollar el pensamiento, ni siquiera la conciencia de la propia personalidad. A la pregunta ¿quien soy yo? Su pensamiento atrofiado sería sería incapaz de hallar una respuesta. Efectivamente, la sociedad en la que nacemos influye en nuestro comportamiento, ya que nos ofrece un marco de actuación y de pensamiento. Sin embargo, cuando incorporamos elementos culturales de dicha sociedad , no estamos acoplándonos simplemente a unos moldes vacíos, sino que los adaptamos a nuestra propia personalidad, a nuestros intereses y necesidades. Esto es lo que se conoce como socialización10, y es el origen de nuestra individualidad,y libertad. De esta forma, podemos decir que cada uno de nosotros tiene una doble identidad11, social y personal. El significado y las implicaciones de estos dos conceptos se indican en el siguiente cuadro:

10 Socialización: proceso mediante por el cual los niños u otros nuevos miembros aprenden la forma de vida de la sociedad. Es el principal canal de transmisión cultural a lo largo de generaciones. 11 Identidad: la idea que las personas se hacen sobre quiénes son y sobre lo que tiene sentido para ellas.

Identidad social

Roles o papeles que la sociedad atribuye al individuo o bien que este se adjudica a sí mismo ( por ejemplo: casado, madre, médico, católico, africano, etc.,). Sirve para definir y ubicar a esa persona en relación con otros individuos que tienen las mismas características, así como en relación con el resto de la sociedad. Crean un sentimiento de grupo, de pertenencia.

Identidad personal

Sentimiento individual, con características únicas respecto de los demás y una idea que lo que somos. Sirve para definirnos a nosotros mismos, formándonos una idea de nuestro propio ser. Nuestra personalidad deriva, pues, de lo que somos genéticamente, pero también de lo que somos en un sentido cultural. Veamos cómo explican los psicólogos sociales la formación de la propia personalidad, al entrar en contacto con los demás: • El niño comienza dándose cuenta de que sus padres esperan de él ciertos modos de comportamiento ( comer papilla, etc.) muy sencillos, pero que son ya el origen de su papel en sociedad (implican reglas, pautas, valores, creencias). • Frente a esas expectativas, el niño puede rebelarse o, generalmente, adoptarlas como un juego. • El niño comienza jugando a ser hijo, a ser hermano, a ser compañero, etc., y finalmente, se ve a sí mismo como los demás le ven: hijo, estudiante, generoso, etc. En conclusión, el origen de la conciencia de nosotros mismos está vinculado a nuestra relación con los demás en la sociedad y en la cultura en la que crecemos y nos educamos. Por eso la personalidad es una construcción social. Pero esto no quiere decir que el individuo, una vez formada su personalidad, no posea libertad para rechazar, criticar, elegir o transformar el medio social en el que vive. De lo que no cabe duda es de que en la sociedad actual tenemos medios sin precedentes para hacernos a nosotros mismos y crear nuestra propia identidad; para definir quiénes somos, de dónde venimos y decidir adónde vamos. Cada elección cotidiana -por ejemplo, cómo me visto, en qué empleo mi tiempo, etc.- nos ayuda a ser lo que somos.

Fuentes: Filosofía, ed. Laberinto; Filosofía y ciudadanía, ed Akal, Curso de Filosofía, Biblioteca Nueva Filosofía y ciudadanía, ed Oxford

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