Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. Coordinación de Investigación y Posgrado del Instituto de AVANCES. Cuaderno de Trabajo

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Universidad Autónoma de Ciudad Juárez Coordinación de Investigación y Posgrado del Instituto de

AVANCES Cuaderno de Trabajo

La castellanización en La Nueva España

Ercilia Loera Anchondo

Núm. 184

Diciembre 2008

Comité Editorial de Avances Dra. Martha Patricia Barraza de Anda Dra. Consuelo Pequeño Rodríguez Dra. Alba Yadira Corral Avitia Mtra. Carmen Gabriela Lara Godina Mtro. Gerardo Sandoval Montes Dra. Magali Velasco Vargas Dr. Ricardo Almeida Uranga Dra. Sonia Bass Zavala Mtra. Carmen Álvarez González Mtra. Ma. Elena Vidaña Gaytán Mtro. Oscar Dena Romero Mtra. Katya Butrón Yáñez

Directorio Jorge Mario Quintana Silveyra Rector David Ramírez Perea Secretario General Martha Patricia Barraza de Anda Coordinadora General de Investigación y Posgrado Francisco Javier Sánchez Carlos Director del Instituto de Ciencias Sociales y Administración Consuelo Pequeño Rodríguez Coordinadora de Investigación y Posgrado del ICSA

Universidad Autónoma de Ciudad Juárez Instituto de Ciencias Sociales y Administración H. Colegio Militar # 3775 Zona Chamizal C.P. 32310 Ciudad Juárez, Chihuahua, México Tels. 688-38-56 y 688-38-57 Fax: 688-38-57 Correo: [email protected] [email protected]

Avances La castellanización en La Nueva España “la lengua es compañera del imperio” Antonio de Nebrija Resumen Este ensayo presenta el proceso de castellanización en la era colonial haciendo referencia a los eventos más relevantes, sus características así como las adversidades que experimentaron los conquistadores españoles y la población indígena en la cual predominaba el multilingüismo. Asimismo se analizarán los principales conceptos y procesos lingüísticos que se desarrollaron concernientes a la adquisición de una segunda lengua en la Nueva España.

Introducción En todo tipo de conquista ya sea territorial, económica o cultural, la lengua siempre ha sido una pieza clave en el proceso de transformación de la sociedad dominada y la opresora, más aún cuando la cultura y el idioma de ambos pueblos son sustancialmente diferentes. Utilizado como herramienta básica, el lenguaje ha sido un instrumento para la imposición de corrientes ideológicas que desencadena en cambios socioculturales, políticos y económicos en la población y que servirán a los intereses de los pueblos colonizadores. La introducción de la lengua española por parte de la Corona española en tierras del continente americano en la era de la colonización es un ejemplo de los diferentes matices que adquirió un idioma como instrumento en la imposición de la religión, la cultura, el comercio, así como

la explotación por parte de los españoles.

Paradójicamente la castellanización sería un vehículo de las ideas liberales que se gestaron en Europa y que tendrían un alcance mayúsculo en el Nuevo Mundo.

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Avances El arribo de los españoles al continente americano inicia la colonización de tierras amerindias y la comunicación entre ambos pueblos abre una nueva etapa lingüística con rasgos muy definidos que marcarían a la Nueva España. La política concerniente a la lengua en la era colonial se caracterizó primero, por la idea de que el español tenía el objetivo de realizar una transformación cultural distinta a la de los pueblos en América. En segundo plano, fue el hecho de que las lenguas mayoritarias con mayor influencia cultural permanecieran y que fungieran como una lingua franca debido a que

se

manejaban múltiples lenguas. Por último, la obligatoriedad del manejo del español no se presenta en los dos primeros siglos de la era colonial, de tal manera que a partir del siglo XVIII la castellanización asume un carácter oficial (Cifuentes, 1998: 69-70).

El inicio De acuerdo a los especialistas, a la llegada de los españoles la comunicación entre americanos y europeos fue mínima en las tres primeras décadas de estancia en el continente (Cifuentes, 1998: 74). La estructuración de la población y la carencia de las habilidades comunicativas fueron determinantes en el pobre contacto entre los españoles y los indios. La geografía que se caracterizaba por los enormes territorios a explorar, llanuras interminables, ríos inmensos y

distancias muy difíciles de traspasar

obstaculizaban la comunicación (López, 1998:10). Además de estas circunstancias existían otras como el impacto de la conquista y las actitudes hostiles de los europeos hacia la población indígena, los asentamientos españoles eran dispersos e inestables (Cifuentes, 1998: 74), Para tener una comunicación con los indios, los conquistadores usaron el lenguaje gestual. Así lo ejemplifica Bernal Díaz del Castillo al relatar la llegada de los españoles a Yucatán:

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Avances

Llegados los indios con las diez canoas cerca de nuestros navíos, con señas de paz que les hicimos, y llamándoles

con las

manos y capeando para que nos viniesen a hablar, porque

entonces no teníamos lenguas que nos entendiesen la de Yucatán y la mexicana [...] Y el principal de ellos que era cacique, dijo por señas que se querían tornar en sus canoas e irse a su pueblo. 1

También se valieron de los indios cautivos que servían de intérpretes e intermediarios. Otro procedimiento fue la total inmersión de los españoles en la vida del indígena (Moreno, 1993: 49 ). Es necesario puntualizar que conforme la lengua española apenas salpicaba a la población indígena los españoles

procesaban el bilingüismo. Esta situación tuvo un

sentido bidireccional debido a que los indígenas no fue el único grupo que adquirió un idioma extranjera, sino que también los españoles se vieron en la necesidad de aprender las lenguas vernáculas con mayor urgencia en los primeros años de su llegada para sobrevivir y movilizarse en tierras americanas. De tal manera que la adquisición de una segunda lengua tuvo una connotación mayormente funcional. Muestra de lo anterior es el momento en que Bernal Díaz del Castillo hace referencia a la actuación contundente de la Malinche y de Jerónimo de Aguilar al lado del capitán Hernán Cortés. Éste último pudo establecer contacto con los indígenas en la península de Yucatán y Tabasco gracias a que Aguilar dominaba la lengua chontal que se utilizaba para el comercio y el maya yucateco. Por otra parte, la Malinche originaria de Veracruz hablaba la lengua náhuatl. Hernán Cortés pudo trasladarse desde el sur del Golfo de México hasta el centro del Imperio mexica debido a la intervención de estos dos intérpretes (Cifuentes, 1998: 74). 1

Díaz del Castillo, Bernal. Historia verdadera de la conquista de la Nueva España. Promociones Editoriales Mexicanas, México D.F. 1979, t.1, pp. 10. 3

Avances Una vez los españoles se establecieron en tierras continentales tanto los descubridores como los colonizadores se enfrentaron con la existencia de múltiples grupos indígenas con distintas lenguas desplegándose ante ellos una situación de multilingüismo en el Nuevo Mundo. Las prácticas económicas, administrativas y religiosas se dificultaban (Cifuentes, 1998: 70). Debido a que la conversión de los indios al cristianismo era uno de los objetivos principales y la presencia de

múltiples lenguas era un problema de

dimensiones mayúsculas, los españoles se percataron que habría que tomar una de ellas como lingua franca. En México fue el náhuatl, cuya difusión logró que abarcara geográficamente desde Zacatecas hasta Centro América. De esta manera los españoles entraron en contacto directo con pueblos de diferentes lenguas que habitaban regiones grandes. Otra gran lengua en el sur fue el quéchua. En Colombia fue el chibcha y el tupiguaraní en Paraguay y gran parte del Río de la Plata y Brasil (Moreno, 1993: 51-52). El proceso de castellanización no presentó las mismas características en diferentes partes de América. La experiencia en las Antillas presentó una situación drásticamente diferente. El proceso de la adquisición del español y la muerte de las lenguas indígenas fue mucho más rápido que en el resto de América. Las condiciones determinantes en esta situación fueron que los territorios en el Caribe eran pequeños, las culturas indígenas no eran tan superiores como en el Nueva España, las tribus no presentaban una heterogeneidad lingüística, y los indios no estaban distribuidos en una enorme variedad de etnias como en la Nueva España (López, 1998: 44). Asimismo en la región se presentaron otras situaciones que dieron lugar a la extinción de la lengua indígena y la imposición de la lengua española. Hechos como la imposición sociocultural del español y el intenso mestizaje -la población blanca siempre fue muy alta dando lugar a la mezcla entre las razas- fueron otros ingredientes que facilitaron la

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Avances castellanización. En el aspecto sociocultural cabe señalar que el español era la lengua de prestigio y los esclavos se sentían motivados a aprenderla para mejorar su situación ya que la legislación española a diferencia de la inglesa y francesa permitía que los esclavos ahorraran y compraran su libertad (López, 1998: 86). En las Antillas españolas se propiciaba el intercambio lingüístico entre colonizadores y dominados. Antes del período caracterizado por las plantaciones era común ver a los amos blancos y a sus esclavos trabajando juntos en lugares como los ingenios azucareros. La comunicación entre los dos grupos era abierta. Por lo contrario, en las Antillas francesas, específicamente en Haití, existía una división muy marcada en la sociedad tanto por raza como por

estado socioeconómico. Existía una élite blanca que manejaba las

plantaciones y que subyugaba a la mayoría población negra (Rodríguez, 2000:16). No es difícil suponer que el mestizaje y la comunicación entre estos dos grupos eran minima. Retomando la situación lingüística en tierras mexicas, la

Corona se apoyó en las

órdenes religiosas para la adquisición de una segunda lengua en tierras continentales. Los primeros en instruir a los indios fueron los franciscanos, después los dominicos, y posteriormente los agustinos (Escobar, 1988: 645-648). La instrucción se presentó por dos vertientes. Una por la cual se educaba al indígena en la lectura y escritura castellana y cantos religiosos. La otra parte consistía en capacitarlos en oficios para cubrir sus necesidades económicas (Escobar, 1988: 646). Otro de los grupos que participaron en este proceso de educación formal fueron los jesuitas. Poco tiempo después de establecerse en la Nueva España en 1572 (Gonzalbo, 1989: 25), los jesuitas abrieron escuelas donde se formaron los criollos distinguidos que desempeñarían funciones directivas en la sociedad (Gonzalbo, 1989: 28). Las escuelas también se abrieron a gente humilde, indios y esclavos. Además de la enseñanza de gramática, también se realizaba

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Avances la enseñanza de ejercicios de virtud y doctrina cristiana (González, 1957:155). Una práctica que resultó eficiente fue la impartición de la doctrina en calles y plazas donde aglutinaban no solo estudiantes y niños sino a población más diversificada (González, 1957:156). Otra práctica era la traducción de escritos cristianos que no se limitaba a una mera transcripción a la lengua vernácula de los mismos, sino que se presentaba en forma de diálogos para que fuesen más atractivos e inteligibles al grupo indígena (González, 1957: 23). Cabe mencionar que la castellanización de los indígenas era un proceso muy lento en comparación con la conquista militar y religiosa en los primeros dos siglos de la conquista (Cifuentes, 1998: 79). Hubo un conjunto de factores que contribuyeron a que el idioma español no tuviera gran difusión en la Nueva España en ese período. Primero, hubo carencia de escuelas y maestros (Escobar, 1988: 646,649). La política lingüística de los monarcas no fue firme ni sistemática (López, 1998: 61), y por último

la

aceptación del multilingüismo por parte de las autoridades españolas era otro elemento que le dio el carácter de opcional al uso del español en la Nueva España.

El mestizaje Una situación definitiva que dio lugar a la mezcla entre razas fue el hecho de que muy pocas mujeres españolas arribaron para poblar el

Nuevo Mundo. Además, a

diferencia de los Estados Unidos donde no se permitió la mezcla entre blancos e indios, las autoridades de la Nueva España permitieron, promovieron y

autorizaron

formalmente los matrimonios mixtos (Basave, 1992: 17). Aunque en los primeros años de conquista la castellanización se presentaba de una manera incipiente, el fenómeno del mestizaje le dio un giro radical a la implantación de la

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Avances lengua española. Para muchos expertos la mezcla entre los españoles e indígenas es el primer paso sólido para la difusión del español en el Nuevo Mundo (Cifuentes, 1998: 116). El lenguaje fue un elemento de cohesión entre indígenas y los españoles. El uso de lenguas vernáculas por parte de los criollos y mestizos que los situaba como bilingües fue más que un papel decisivo como intermediarios de las dos culturas. El manejo de dos lenguas era un ingrediente en la nueva cultura que revelaba su herencia indígena y que los llevaría a tomar consciencia de sí mismos y por ende tener una identidad. Como lo menciona Rodríguez, estos grupos se identificaban con sus patrias y localidades agregando su herencia indígena a su concepto de americanidad (Rodríguez, 2000: 22).

La consolidación La segunda parte del siglo XVIII marca una nueva etapa en la castellanización de la Nueva España. La política cambió radicalmente en este período y la imposición de las leyes borbónicas a finales del siglo XVIII no solo daban un giro radical al establecer un ejército permanente, un nuevo sistema de administración, restricción de los privilegios al clero y una reestructuración del comercio (Rodríguez, 2000: 30), sino también permearían la situación lingüística en la Colonia al imponer una lengua en común. Una de las primeras decisiones fue la de implementar la castellanización, y otra en promover la alfabetización masiva e imponer la gramática de la Real Academia de la Lengua Española para la enseñanza de la escritura y la lectura (Cifuentes, 1998: 246). Aunado a estas acciones, se lograron fundar 237 escuelas (Escobar, 1988: 650). Se prohibió el uso de las lenguas vernáculas en todos los entornos de la Nueva España argumentando que la transformación cultural de los indios solo sería posible estableciendo el español

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Avances como obligatorio. Esta medida serviría para dar cohesión social, además de que la lectura y la escritura erradicarían la ignorancia (Cifuentes, 1998: 114-115). Otro factor que alimentaba la imposición del español era la expulsión de los jesuitas en 1767. Este hecho quizá marca la primera gran medida contra las lenguas indígenas, debido a que aunque se enseñaba el español, la catequesis se impartía en lenguas vernáculas (Moreno,1993: 55). Sin embargo de la misma manera que hubo una reacción de rechazo hacia las cuestiones administrativas y militares también la habría hacia la política lingüística: hubo grupos en la iglesia católica que no aceptaron las reformas ya que estas organizaciones usaban las lenguas de los indios para realizar sus tareas religiosas, de tal manera que no acataron el proyecto de establecer una lengua general, además argumentaban que la difusión de los valores cristianos debería tratarse por separado de la enseñanza de un lengua (Cifuentes, 1998: 246). Como podemos ver esta situación presenta a la lengua como un factor adicional que muestra las primeras pinceladas de separación entre la Iglesia y la Corona. Más tarde el lenguaje fue clave en la reacción en la emancipación. Aunque la postura de los indios fue favorable a la causa participando en batallas o con otros servicios (Ferrer, 2000: 242), se presentaron casos donde se

reflejaba

la gran desventaja que

representaba la ignorancia de la lengua practicada por los conquistadores. Muestra de lo anterior es la preocupación de Allende que manifiesta a Hidalgo al hacer referencia a que debido a que los indios no entendían el ”verbo libertad, era necesario hacerles creer que el levantamiento se lleva a cabo únicamente para favorecer al rey Fernando” (Ferrer, 2000: 245). Es evidente que la ignorancia del lenguaje español fue una de las causas que restringían el acceso al aprendizaje y a las ideas de vanguardia que se propagaban

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Avances en la Nueva España y por consecuencia los indígenas no captaron entre otras cosas el verdadero sentido de la lucha. Un ejemplo claro -aunque décadas más tarde- que representa la manera en que la castellanización de los indios abría las puertas a la instrucción y por ende a pensamientos liberales de la época, es el caso de Don Benito Juárez García, de origen indígena en quien se aprecia el papel determinante del aprendizaje de una segunda lengua (el español) para tener acceso a la educación que sirvió como vehículo hacia un pensamiento ideológico que cambiaría la estructura social y política de una nación. A pesar de las decisiones que se tomaron para difundir el español,

éste no fue

dominante numéricamente en el período colonial ya que la población no requirió del castellano para llevar a cabo sus necesidades comunicativas cotidianas. La mayoría de los indígenas era analfabeta y vivía en poblaciones lejanas (Cifuentes, 1998: 246). Sin embargo como podemos apreciar los actores políticos, los que ejercían el poder, los principales protagonistas de la economía y los intelectuales si gozaban de una unidad lingüística. La homogeneidad en la lengua era necesaria para quienes ostentaban el poder. El hecho de que la población indígena no dominara el español, no afectaba a las decisiones relevantes que se generaban entre la península y las autoridades de la Nueva España. El proceso de la adquisición de una segunda lengua en la era colonial nos permite distinguir

los fenómenos lingüísticos que se gestaban

y por tal razón es oportuno

plantear conceptos relacionados con este tema para su análisis y reflexión. Debido a la naturaleza de este trabajo es pertinente abordar aspectos como el valor del lenguaje, el bilingüismo y la cultura.

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Avances Valor del lenguaje Paulatinamente la posición del español en la Nueva España en esferas de la economía, la cultura, y la sociedad iban definiendo su valor en el continente americano. Desde el punto de vista lingüístico para Coulmas el dominio de un lenguaje involucra un potencial para el individuo para expandir su radio de acción (1992: 54). Aquí es necesario reflexionar sobre el valor que tuvo la lengua española para que se empezara a diseminar en tierras mexicas -que aunque en la colonización el proceso fue muy lento- éste se estaba desarrollando y permanecería hasta nuestros días. Concerniente al valor de una lengua, Coulmas aborda el aspecto funcional de ésta: factores como

el perfil

socioeconómico, su posición geográfica, su estatus sociopolítico, así como su asociación con la religión determinan la funcionalidad de la lengua (1992:63). En el momento en que los españoles logran vencer a los indígenas su situación sociopolítica cambia en el Nuevo Mundo. Con el poder de su lado, la tecnología en la milicia y con la decisión determinante de conquistar América, la posición del español también cambia. Agregando que la intención de los españoles era evangelizar a la población por medio del castellano, el proceso de la adquisición del español empezó a caminar. Es interesante puntualizar que esta situación predominó sobre el hecho de que el español era hablado por un reducido número de personas -en este caso los conquistadores- y logra imponerse sobre una gran mayoría ajena a esa lengua. Como observamos aquí no se aplica uno de los factores del valor de la lengua pronunciado por Coulmas que versa en el sentido de que mientras más numeroso sea el grupo

parlante de una lengua su valor es mayor

(1992:59).

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Avances Bilingüismo La interacción entre las dos culturas por la naturaleza misma de las circunstancias propiciaba que los indígenas y los españoles percibieran el valor de la lengua dando lugar al fenómeno del bilingüismo. Los investigadores han propuesto varias definiciones para el término bilingüismo. Por ejemplo Thiery propone que los verdaderos bilingües no tienen acento en ninguno de los dos idiomas y son igualmente fluidos en las cuatro habilidades (lectura, escritura, audición y habla) en las dos lenguas (Grosjean, 1982: 232). Macnamara por el contrario considera a una persona bilingüe al que posee por lo menos una habilidad lingüística – aún en un grado mínimo- en una segunda lengua (Grosjean, 1982: 232). En el presente ensayo esta última definición es más realista y aplicable debido a que la historia nos muestra que cuando ocurre la interacción de dos grupos diferentes prevalece la comunicación oral y habilidades como la lectura y la escritura pasan a un segundo plano. Melherbe afirma que el enfoque funcional es aplicar el bilingüismo en términos de ciertas demandas sociales y ocupacionales de naturaleza práctica en una sociedad en particular (Grosjean, 1982: 235). En este punto es oportuno mencionar la manera en que

los indios desarrollaron el

bilingüismo. Aquí se presenta lo que siglos más tarde sería objeto de un gran debate entre lingüistas: ¿Una lengua se adquiere o se aprende? Debido a las condiciones prevalecientes en esa época los indios estuvieron expuestos al idioma extranjero en una situación natural dentro de su cotidianidad. Este tipo de proceso donde no está presente la instrucción formal se llama adquisición del lenguaje (Gartz, 1994). Por otra parte en el momento en que los indios recibieron enseñanza organizada por parte de las órdenes

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Avances religiosas para dominar el español se presenta el aprendizaje de un idioma que se caracteriza por presentarse en un contexto educativo (Gartz, 1994).

Cultura Un aspecto crucial en la castellanización en el Nuevo Mundo fue la cultura. La adquisición de una lengua está relacionada con las culturas involucradas debido a que el lenguaje es una de los elementos esenciales en la cotidianidad de un grupo. Para el propósito de este trabajo la cultura se define como un sistema de actitudes y valores aprendidos por individuos para alcanzar una adaptación social y psicológica (Krashen, 1995: 43). Este concepto se aplica a la imposición del español en tierras amerindias debido a que como se mencionó anteriormente el objetivo principal de la política lingüística era una transformación cultural que llevaría a una visión diferente de los pueblos en América. Por esta razón era necesario aculturizar a la

población aborigen.

Aculturación se precisa como la adopción de los estilos de vida y valores del grupo extranjero pero al mismo tiempo mantienen sus patrones culturales (Schumann, 1978: 75). Una condición clave para el aprendizaje de una lengua extranjera depende del grado en que el individuo se acultura en el lenguaje extranjero (Schumann, 1978: 78), en este caso el español. Sin embargo este proceso no se desarrollaba con éxito en la Nueva España. Una de las razones por la que el español no se adquirió por la mayoría de los habitantes en la época colonial fue que la cultura española no era asimilada por los indígenas. Desde un principio se pretendió que la evangelización y la castellanización irían de la mano para que los indios adquirieran nuevos valores culturales acerca de la propiedad, el buen comportamiento moral, el uso de la riqueza y el trabajo con el objetivo de conformar nuevas identidades locales y regionales en vez de eliminarlas (Bartely, 2).

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Avances Inclusive para el rey Carlos V la adquisición del español era el único mecanismo para que los indios modificaran sus costumbres y sus hábitos religiosos (Cifuentes, 1998: 101). Sin embargo los indios que habitaban en las montañas, simulaban su conversión al catolicismo llevando a cabo rutinas como el bautismo pero al mismo tiempo seguían arraigados a sus ejercicios religiosos. Esta práctica les permitía negociar y conservar sus tierras en las Haciendas Coloniales. De tal manera que predominaban diferencias culturales sobre lo que significaba el trabajo, el uso del tiempo libre, las festividades comunitarias, etc. (Bartely, 2). Se observa que en lugar de aculturación prevalecía la preservación en la cual el grupo que aprenderá la segunda lengua rechaza el estilo de vida y los valores del grupo de la lengua extranjera (Schumann, 1978: 75). Además de este fenómeno se presentó un término acuñado por Schuman, la distancia social el cual incluye un número de factores que afectan al aprendiente dentro de un grupo social en contacto con el grupo de la lengua foránea (Schumann, 1978: 78). Uno de los elementos es la subordinación de uno de los grupos, condición que se presentaba por naturaleza en esta relación de conquistadores y dominados. Los españoles consideraban a la población aborigen como una raza inferior. Muestra de lo anterior es la manera en que Bernal Díaz del Castillo se refiere a los indios: ...tenían mujeres cuantas querían, y tenían otros muchos vicios y maldades. Y todos estas cosas por mi recontadas quiso Nuestro Señor Jesucristo que con su santa ayuda que nosotros los verdaderos conquistadores [...] se los quitáramos y los pusimos en buena policía de vivir y les ensañamos la santa doctrina. 2

Estas situaciones evidencian el rol de la cultura en la adquisición de una segunda lengua y nos remite a lo que Antonio de Nebrija acertadamente enunció: “La lengua es la

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Díaz del Castillo, Bernal. Historia verdadera de la conquista de la Nueva España. Promociones Editoriales Mexicanas, México D.F. 1979, t. 2, pp. 309.

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Avances compañera del imperio”

donde claramente se lee que la conquista suponía la

hispanización y ésta la inserción de la lengua española (Moreno, 1993: 51).

Conclusiones La lengua no fue determinante para realizar la conquista por parte de los españoles debido a que en los dos primeros siglos el dominio militar y religioso experimentaba un paso mucho más acelerado que la castellanización. Sin embargo si hubo la necesidad de desarrollar el bilingüismo para alcanzar uno de los principales objetivos, la transformación cultural. Factores como la política lingüística por parte de la Corona y la cultura definieron que el proceso fuera lento; prueba de ello fue que la castellanización no caracteriza lingüísticamente

los dos primeros siglos de la vida

colonial. La última etapa de la colonización en el siglo XVIII es marcada por el rigor de la Corona en torno a la formalización de la enseñanza del español. En ese momento la castellanización da los pasos firmes para implantarse definitivamente. Al igual que la conquista territorial y económica la castellanización tuvo un carácter impositivo. La adquisición del español

fue determinante para la transformación cultural que se

pretendía y que finalmente se logró. Por otra parte

se percibe el valor de la

homogeneidad lingüística utilizada para conservar la unidad en el mundo americano. Por parte de los conquistadores, el no tener una lengua en común con los dominados retrasó y dificultó las empresas a realizarse. Paralela a esta situación se observa la importancia de manejar una lengua en común entre los que ejercían el poder. La comunicación entre las autoridades en la península ibérica y las que estaban establecidas en tierras americanas debía tener fluidez sin dar lugar a malos entendidos. Por parte de los indígenas los -dueños originales y población mayoritaria de América- la ignorancia del

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Avances idioma español fue un obstáculo adicional de tal manera que no tuvieron acceso a las ideas de libertad y por consecuencia menos participación en la independencia de sus pueblos. Sin embargo, paradójicamente la castellanización sirvió como instrumento para los criollos y mestizos en el poder en la Nueva España y de esta manera levantar la voz a favor de los intereses americanos.

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