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Fenología y madurez de uva para vinificar
Variedades aptas para la Patagonia norte Las provincias del Río Negro y Neuquén, juntamente con el sudoeste de La Pampa, constituyen la Región Vitivinícola Sur y están ubicadas al norte de la Patagonia Argentina. Esta gran región productora de alimentos, cuenta con valles irrigados y sitios en la meseta patagónica con clima apto y suelo y agua de óptima calidad para la implantación de diferentes cultivos; todo ello conforma un presente exitoso y un futuro promisorio. Es importante destacar que en la calidad de un vino intervienen varios factores, entre ellos la variedad o cepaje, que constituye un elemento fundamental. Por lo tanto, los estudios del comportamiento varietal en aquellos sitios con vocación vitícola adquieren una importancia relevante en el futuro desarrollo vitivinícola de la región, porque de esta forma se dispone de una información valedera, cierta y obtenida en el lugar. En nuestra región, los estudios del comportamiento de las variedades de vid comienzan en 1926 en la antigua Experimental del INTA ubicada en J. J. Gómez, con la implantación de 106 variedades por parte del enólogo Luis Bertolini; todas injertadas sobre Riparia Gloire de Montpellier, portainjerto resistente a la filoxera (Dactylophaera vitifolii), encontrándose en la lista uvas para vinificar, mesa y pasa, todas provenientes de Alto de Sierra, San Juan, lugar en donde se instaló la primera colección ampelográfica de la Argentina con variedades Rompecabezas
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originarias de Italia, Francia y nuestro país. Estos, junto a otros largos años de estudio de comportamiento, permitieron la obtención de una lista de variedades aptas (no muy amplia), eligiéndose en esta etapa de avance de los estudios, por su mejor comportamiento, siete de ellas: tres blancas y cuatro tintas (ver descripción en Rompecabezas Nº 37). En blancas: Chardonnay, Sauvignon blanc y Semillón y en tintas: Cabernet sauvignon, Malbec, Merlot y Pinot negro. En el Cuadro I, figuran las fechas de las fases fenológicas, en donde este dato se ha transformado a semana, a los fines de disponer de un valor más práctico y fácilmente ubicable en el tiempo calendario de los diferentes estados del comportamiento varietal en nuestra región. Al analizar detalladamente este Cuadro I, se puede observar que en algunas de estas variedades los registros de las fases fenológicas brotación y hojas visibles, se ubican entre la última semana de setiembre y la primera de octubre, por lo que estos cepajes cuentan con una mayor probabilidad de sufrir daños por heladas tardías, como el caso de Chardonnay y Pinot negro.
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La fase floración siempre ocurre alrededor del 21/9, es decir durante la tercera semana, y es igual para estas siete variedades elegidas como más aptas. Con respecto al envero, es decir cuando cambian de coloración las uvas y comienza el período de madurez propiamente dicha, existen algunas diferencias de fechas, como en Malbec, Merlot y Cabernet sauvignon, que se registra en la cuarta semana de enero y en la primera de febrero, respectivamente. También se encuentran diferencias notables en la época de madurez de las variedades. Por ejemplo existen las muy tempranas, como es el caso de Chardonnay en la primera semana de marzo; posteriormente las de mediana madurez, como Sauvignon blanc, Semillón y Pinot negro, en la segunda semana de marzo; luego las semitardías, Merlot y Malbec, en la cuarta semana de marzo y en la primera de abril, respectivamente, y la tardía Cabernet sauvignon, en la tercera semana de abril. Estas épocas de madurez pueden variar de acuerdo a la producción y al manejo cultural del viñedo, pero funda-
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mentalmente de la necesidad de la bodega en la elaboración de diferentes tipos de vinos. Por ejemplo, para los espumantes naturales la época de vendimia puede adelantarse, para obtener una materia prima que satisfaga las exigencias de elaboración de este producto. Por último y con respecto a la fase fenológica amarilleo de hojas, ocurre normalmente hacia fines de abril, pero es un estado que, en nuestra región y en la mayoría de los años, no se puede
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determinar, porque para esa época se registran heladas de no mucha intensidad pero capaces de interrumpir abruptamente el ciclo vegetativo de las plantas y aparecen, entonces, los tonos marrones en las hojas, colores típicos que se observan después de la primera helada en los viñedos de nuestra región. Esta situación es necesario tenerla en cuenta, porque para aquellas variedades de ciclo largo puede estar comprometida la madurez de la madera o agostamiento y peligrar la continuidad vegetativa y productiva de la planta. En esta lista de cepajes aptos, este fenómeno no se ha registrado como un factor importante y de riesgo de la perennidad de la planta y por consiguiente del viñedo. Solamente se puede observar en Malbec y Cabernet sauvignon, por un exceso de vigor y en los primeros años de crecimiento de las plantas. En el Cuadro II se determinan los registros de madurez, en donde se puede observar el buen nivel de producción de las variedades elegidas al momento de la cosecha; esto indica que todas presentan una muy buena fertilidad, la que se expresa por número de racimos por brote o pámpano. El sistema de conducción adoptado fue la contraespaldera con poda Guyot cuádru-
ple, con una riqueza de yemas de alrededor de 40 por planta, siendo algo elevada. Los otros parámetros, principalmente el contenido de azúcar y la acidez, están en íntima relación con
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la producción, aunque los valores registrados se pueden considerar normales, aceptables y orientativos. Si se analiza más en detalle el Cuadro II, se puede determinar el buen nivel de producción de estas siete variedades que, si bien aparece como excesiva para la calidad buscada actualmente para la obtención de vinos que demandan los mercados consumidores más exigentes, es necesario destacar que en este tipo de estudios del comportamiento varietal no se realizan labores culturales en la canopia, por ejemplo raleo de racimos para regular la producción, raleo de hojas para mejorar la madurez de la uva, etc, y por el contrario se deja a la planta
Figura 1: Estados fenológicos
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que exprese todo su potencial vegetativo y productivo, salvo el control que se realiza en la poda, dejando igual número de yemas por planta. También, estos valores demuestran el potencial de producción que tienen variedades como Semillón, Malbec y Merlot, que resultan excesivos para la elaboración de vinos finos, por lo que es necesario realizar trabajos en la canopia para mejorar la calidad de la vendimia. Por último y como se expresó anteriormente, la lista obtenida no es muy amplia, pero suficiente para que los viticultores dispongan de una serie de cepajes aptos para la implantación, con buen éxito tanto de cultivo como económico y para la industria enológica dispone de varias alternativas para la elaboración de diferentes tipos de vinos de calidad superior, siempre y cuando se utilice correctamente la información con que se cuenta en la actualidad sobre el comportamiento y el manejo cultural de cada una de estas variedades aptas.
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