VILLA ADRIANA : TIVOLI. (I)

VILLA ADRIANA : TIVOLI. (I) Villa Adriana e Itálica, por una inevitable deformidad, hoy están unidas a la figura de Adriano y han sido consideradas ta

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VILLA ADRIANA : TIVOLI. (I) Villa Adriana e Itálica, por una inevitable deformidad, hoy están unidas a la figura de Adriano y han sido consideradas tanto por Italia como por España dos glorias de la respectivas arqueologías nacionales. Han recibido una atención particular ligada al período sucesivo a la constitución de los dos Estados modernos: Villa Adriana en 1870 fue expropiada en más de la mitad, en los días siguientes a la constitución de Roma como capital del recién nacido Reino. Itálica, La Pompeya española, se transforma en monumento nacional en 1912. A pesar del largo tiempo transcurrido no se puede afirmar que todos los problemas arqueológicos de los dos complejos han sido resueltos. En Villa Adriana, durante un largo tiempo hemos asistido a la construcción de una imagen icono de sí, que ha subyugado, y dificultado una fructuosa investigación arqueológica, en la convicción de que toda la villa fuese ya suficientemente investigada, a partir de su redescubrimiento en el tardo Humanismo. Sucede cuando la Villa antigua deviene un modelo de lujo para príncipes y cardenales. La personalidad del propietario ha impactado sobre una serie de preconceptos y dificultado el examen a través de prejuicios, en parte fundados en fuentes históricas y literarias unilaterales, en parte sobre la visión intimista que del Emperador sale del trabajo de Marguerite Yourcenar y del énfasis puesto en la compleja relación con Antinoo. El personaje Adriano ha sido voluntariamente modernizado en la literatura más que contextualizado. En realidad se trata, según fuentes históricas, del perfil de un hombre del reino ambicioso, heredero de Trajano y de Augusto.

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Villa Adriana hoy es uno de los complejos arqueológicos romanos más famoso, situado a 23 kms de Roma en las afueras de Tívoli. La antigua Tibur, con sus paisajes y clima suaves, se había convertido en atractivo y tradicional lugar de residencia favorita para muchos aristócratas de la Urbe. Poseía además la fama de su templo de Hercules Victor, lugar de culto muy concurrido por los habitantes de la próxima capital. Con estos precedentes, Adriano escogió una antigua villa republicana entregada en dote por su mujer Vibia Sabina como lugar de retiro y descanso entre sus innumerables periplos imperiales, emulando comportamientos de otros emperadores que le precedieron, donde pudiera expresar su propia personalidad, sus concepciones de manera en que había de gestionarse el poder imperial, así como materialmente su sensibilidad y gustos estéticos. Villa creada como lugar de retiro por el Emperador Adriano. Fue construida a partir del 117 d.C, como su residencia imperial lejos de Roma, y es la más importante y compleja Villa que nos queda de la antigüedad romana, siendo tan amplia como Pompeya (al menos 80 hectáreas). Convive Villa Adriana con muchos otros monumentos y sitios arqueológicos célebres. Dándose la paradoja de ser excavada durante más de quinientos años, quedando aún desconocida su sustancia esencial. La Villa imperial es hoy considerada un extraordinario episodio arquitectónico a analizar en su entera complejidad. Se demuestra que el monumental resto de la Villa contiene una abundancia de informaciones, particularmente considerables, entre los que destacan los estudios 2

tradicionales desarrollados desde antaño. Fue construida en varias fases. El Emperador podía ver desde la zona conocida como «el teatro griego», cuya peculiar estructura permitía a Adriano, contemplar las obras de su complejo. En el lenguaje proyectual de la Villa, se releen con respecto a los estilemas arquitectónicos (desarrollados y adoptados en el período helenístico), la preeminencia de ellos en dicha elección. Se puede decir además que hay una planificación previa en la construcción, ya que debajo se excavaron previamente una serie de túneles y galerías que permitían el movimiento del servicio y de los animales, sin tener que mezclarse así con el Emperador y sus invitados, que podían disfrutar libremente del complejo. Se han constatado cuatro fases de construcción en Villa Adriana.

Adriano se fue a África en mayo del año128, para volver a Roma en noviembre del mismo año. Se marcha de nuevo en el año 129 después de mayo para visitar Atenas nuevamente, y las provincias de Asia, Siria y Egipto. El regreso a Roma de su segundo gran viaje se llevó a cabo a principios del año 134. Al llegar encontró su villa ya terminada o casi finalizada y es posible que con ella las nuevas ideas que se habían despertado durante la larga peregrinación se vieran realizadas. Fue capaz de disfrutar de la villa sólo en los últimos años de su vida; de hecho, desde el año 134 en adelante 3

nunca salió de Roma, hasta su muerte el 10 de julio del 138; a excepción de breves vacaciones de verano. Se encontraba Villa Adriana a la derecha de la Vía Tiburtina, justo más allá del puente de Lucano, y se extendía hasta cerca de las laderas del Monte Ripoli en la que se encuentra Tivoli. Parece extraño que un esteta como fue el Emperador Adriano decidiera construir su villa a un nivel tan bajo, sin extensos paisajes alrededor, paraje sin apariencia sensual y en un

clima pesado. Sin embargo, es de señalar que estos inconvenientes se

corresponde con el hecho de que en el invierno no hace demasiado frío y el aire es dulce en primavera, que es un lugar bien protegido del viento; incluso hasta hoy en día. Los tiburtinos llaman Costacalda a la ladera del Monte Ripoli que desciende cerca de la Villa Adriana. Por lo que la villa fue sin duda un retiro de invierno, adecuado para una persona de edad avanzada y en mal estado de salud. El Emperador en verano prefirió ir al mar. De esta vasta y rica antigua Villa tiburtina tenemos sólo unos recuerdos, breves memorias, dejadas por los historiadores, de las que sólo aprehendemos que Adriano, recién llegado de su primer gran viaje de las provincias orientales del Imperio, en el año126 d. C, comenzó a trabajar en la gran Villa en Tibur (Tivoli) para pasar, Utis Beatis locupletibus meses el resto de su vida en una tranquilidad opulenta. A las varias partes de la villa se refiere

brevemente un pasaje de la Historia Augusta (Vida

Hadriani, p.26) que informa que el emperador, con el fin de preservar la memoria de los lugares y edificios que habían impactado tanto su imaginación, como a un artista, en el curso de sus viajes, él prestó suma atención en ellos para reproducirlos en su nueva villa: el Liceo, la Academia, el Prytaneion y el Pecile, edificios o lugares famosos de Atenas, el canal de Canopus, el antiguo puerto del delta del Nilo, el valle de Tempe en Tassaglia e incluso los infiernos, que habían descrito la imaginación de los poetas. La Villa vivida hasta el final de la antigüedad tardía y después de ser saqueada por Tolila, conoce largos siglos de olvido, durante los cuales deviene Tivoli Veccchio, reducida a cantera de ladrillos y de mármoles para la vecina ciudad de Tivoli, importante sede episcopal. Al final del Quattrocento, Biondo Flavio la identificó nuevamente como la Villa del Emperador Adriano de quien hablaba

L´Historia

Augusta, y en el mismo período el Papa Alejandro VI Borgia promueve la primera 4

excavación del Odeón, durante la cual se vino a descubrir la estatua de las Musas sentadas actualmente en el Museo del Prado de Madrid. Su fama fue consagrada al Papa Pio II Piccolomini, que la visitó y describió en sus Commentarii. Donde se levantó la Villa Adriana ya existía un rústico predio más modesto, que ignoramos quienes eran sus titulares. Muy incierta es la historia de la villa desde la muerte de su fundador. Sin duda era frecuentada por sus sucesores, lo que se demuestra al ser descubierto entre los restos de la villa los bustos de Antonino Pío, Marco Aurelio, Lucio Vero y Heliogábalo. También sabemos que Zenobia, reina de Palmira, fue relegada en la misma casa o en una dependencia de la misma, tras el triunfo celebrado en Roma en el Añ 273,d.C y puesto que la Historia Augusta la recogió en las primeras décadas del siglo. IV, queda registrado que en ese momento la villa aún conserva el nombre de Adriana ( Hadriani Palatio). Las excavaciones. - dejaron una descripción vívida en sus Comentarios,- del sitio de Villa Adriana pero en el 1400 ya se había reducido casi a la condición de ruina como la vemos hoy en día.

A partir del Cinquecento, Villa Adriana se transformó en objeto de innumerables excavaciones todas enfocadas al descubrimiento de tesoros, sobre todo estatuas y mosaicos, que resultaban piezas ambicionadas por grandes coleccionistas de 5

antigüedades, Papas y Cardenales en primer lugar, seguidos de nobles romanos y europeos, sobre todo ingleses. La primera excavación a gran escala se realiza a mitad del cinquecento, y fue patrocinada por Hipólito II d´Este, hijo de Lucrecia Borgia, en aquel tiempo Gobernador de Tívoli, transformando el antiguo Palacio Episcopal en un “lugar de delicias renacentistas”, con el gasto de un millón de escudos de oro. Pirro Ligorio excavó en varios puntos de Villa Adriana en la búsqueda de estatuas y mármoles con los que decorar la Villa d’ Este, y ha dejado tres preciosos Códices en los cuales narra sus exploraciones y describe sus descubrimientos, entremezclándolos con leyendas y “cuadros de vida” de los antiguos romanos. El Códice Ligoriano se transformó en una de las lecturas más buscadas por los grandes Mecenas del Renacimiento, y contribuyó mucho a difundir la fama de la Villa Adriana, Tívoli y su belleza y la leyenda de sus inestimables tesoros. A partir de aquí, las excavaciones se multiplicaron. Durante el Seicento se realizaron miríadas de pequeñas excavaciones privadas en Villa Adriana y fue particularmente activa la familia Bulgarini, todavía hoy propietaria de la Academia en la parte alta de la Villa. El Cardenal Bulgarini descubrió en La Academia los Candelabros Barberini, hoy conservados en los Museos Vaticanos. En el Settecento Simplicio Bulgarini concede el permiso de excavar al Cardenal Alessandro Furietti, que desentierra en el Pabellón de La Academia la célebre estatua de los Centauros de Aristea y Papias y del Fauno rojo hoy conservado en el Museos Capitolinos. En el siglo XVIII, una gran parte de la villa era propiedad de Conde Fede, que plantó los árboles de ciprés majestuosos aún en su sitio, y sólo desde el final de la Villa de Adriano fue adquirida por el Reino de Italia, que comenzó los trabajos de restauración. En el curso del Settecento, Villa Adriana se transforma en propiedad, en gran parte, del Conde Fede, quien excavó activamente a la búsqueda de nuevas estatuas para su colección, que se dispersará después de su muerte. El conde Giuseppe Fede compró en 1730 la mayor parte del sitio de la villa; plantó los cipreses y pinos que son hoy en día magnífico ornamento de la pendiente. La propiedad fue transferida en 1803 al DuqueBraschi Onesti, el sobrino de Pío VI. El final de 1870, el dominio Braschi fue comprado 6

por el gobierno italiano, que hace salto de inicio, bajo la dirección de Sir Peter Rose, la exploración regular de la villa. Esto se continuó hasta 1890 con el descubrimiento de la Canopus, el Spa y el estadio. De 1920 a 1922 se llevaron a cabo, por el Real Superintendente de las excavaciones en Roma, ensayos de excavación en la esquina sureste de Pecile y en el llamado Salón de los filósofos, con el descubrimiento de los edificios de spa y recuperación de obras de arte importantes. El trabajo fue iniciado por el Dr. Alessio Valle y continuó por el prof. Roberto Paribeni que les ilustra en las noticias de las Excavaciones (1922, p. 234 y ss.). En aquella época, Villa Adriana se transforma en etapa fundamental del grand tour de los ricos nobles ingleses, dispuestos a pagar cualquier cifra con tal de poder exhibir en sus viviendas alguna estatua o vaso proveniente de Villa Adriana, como preciosos trofeos de viaje. Particularmente activo fue Gavin Hamilton, anticuario inglés y mercader de arte. También el tivolés

Domenico de Angelis, su excavación en el

Pantanello, desentierra una enorme cantidad de esculturas. En el primer estudio de objetos de arte, que data de la época de Alejandro VI (14921503) en la llamada Odeo, se habla del famoso Coro de las nueve Musas encontrados. Siguieron otras excavaciones dirigidas por el cardenal Alessandro Farnese (1535), y el cardenal Ippolito d'Este (1550-1572). Simplicio Bulgarini en 1630, el propietario del sitio dell'Odeo y la Academia, se encontró con muchas esculturas muy valiosas. En la primera mitad del siglo XVIII Giuseppe Fede, habiendo obtenido parte de la villa entre el Pecile y la corriente de entrada, practicó excavaciones que produjeron una considerable cantidad de esculturas y mosaicos. En 1736 Monseñor Alessandro Furietti descubrió los dos Centauros Capitolinos y el famoso mosaico de la paloma “Colombe”, que también se encuentra en el Museo Capitolino. Otras excavaciones hechas practicar por el cardenal Alessandro Albani en los años 1736-38, dieron con el descubrimiento de la admirable “Antinoo” y el busto en relieve de la misma que se puede ver en el Museo de Villa Albani. Gran éxito tuvieron las excavaciones llevadas a cabo en 1769 por el pintor Gavin Hamilton en el complejo Pantanello, que continuó en 1780 por los hermanos Giovanni Battista Piranesi y Francesco. De 1825 a 1837 Francesco Bulgarini exploró varias veces el suelo, según dijo Roccabruna. Comentamos más arriba que de la tierra de Villa Adriana han regresado a la actualidad alrededor de 300 obras de arte dispersas por diferentes lugares; la mayoría están en el Museo del Vaticano y el Capitolino, otras se encuentran en el Museo Nacional Romano en los Baños, en la Villa 7

Albani, en la Galería Borghese, el Museo Británico de Londres, en el Antiquarium de Berlín, Dresde, Estocolmo, Leningrado, y también en muchas colecciones privadas.

Las partes de la Villa : El camino de acceso a la villa está despegando a la derecha de la Via Tiburtina, entre la milla XV y la XVI, justo después del puente Lucano Aniene, y después de aproximadamente una milla se llega a la majestuosa entrada, formada por cuatro pilares que consisten en una base grande de mármol travertino, lo que supone una especie de tuerca de mármol, adornado con relieves. Pero hay otros dos, visibles desde la vía Tiburtina, en el terreno de las propiedades Att. Lonardi. Uno de ellos todavía tiene un representante en relieve, la figura de un hombre joven desnudo adiestrando un caballo. La otra prominente base sobreviviente se conserva en la Villa Albani. Una tercera se puede admirar en la escalera del palacio Barberini . El camino, de pavimento en losas de lava basáltica, va desde la entrada al Pecile y al Canopus. La entrada de hoy se encuentra en el llamado teatro griego y está precedido por una avenida bordeada de cipreses viejos y enormes. Los edificios principales son alrededor de treinta y están repartidas en tres ejes divergentes largos que siguen la tendencia de las colinas de los alrededores; los 8

primeros edificios construidos se encuentran en la villa republicana: el Palacio, Bibliotecas, Hospitalia, los Baños Heliocaminus y más lejos Pecile, el Teatro Marítimo, el Estadio y los Grandes baños. La villa cuenta con los siguientes edificios: La Plaza de Oro (Piazza d'Oro) En el año 125, después del regreso del emperador del viaje a las provincias orientales - durante la cual se reunió en Bitinia con Antinoo, que luego sería su protegido – fueron construidos los baños pequeños, el estanque de peces, la llamada Plaza de Oro, el Portal, pretoriano, la plaza de Pecile, el Canopus y Roccabruna. El encanto de Villa Adriana se encuentra en la fusión inteligente de la arquitectura y la naturaleza. La naturaleza está presente tanto de forma espontánea, en los valles de Tempe y Roccabruna que rodean la villa, ya sea en la forma "artificial" en los matorrales, avenidas arboladas, cuevas artificiales y los jardines realizados de acuerdo con los cánones de la topiaria ars. Otra característica única es la abundancia de agua, como en las suntuosas villas de los sultanes árabes, era un símbolo de estatus real, y refleja su marcada vocación de residencia de lujo. De hecho, estuvo llena de piscinas (por ejemplo. El Pecile, la Peschiera y Canopus), canales y fuentes con chorros que adornaban los jardines y los muchos paseos. La Plaza de Oro era un complejo períptero con una fuente rectangular central, que divide longitudinalmente la explanada de los jardines, en el lado sur de la cual se levanta un edificio menos grandioso de una planta octogonal central y una cúpula. Las columnas, erigidas en un peristilo con cuatro alas rodeado por un pórtico son de cipolino y granito egipcio. En las alas este y oeste se encuentran dos largas galerías subterráneas (criptopórticos) que conducen desde el este hacia el edificio principal. Detrás del pórtico en el lado norte se encuentran los restos de la granja, una estructura de una época anterior, caracterizadas por pisos de mosaico de baja calidad y utilizadas 9

por la servidumbre. En este ala de la villa se encontraron los retratos imperiales de Vibia Sabina, Marco Aurelio y Caracalla.

La riqueza de los entornos y el marco

arquitectónico, derivado por el alto número de agujeros de los cuales colgaban los mármoles, sugiere que esta zona estaba vinculada a las funciones públicas del edificio. El Teatro Marítimo Una denominación moderna, es uno de los primeros edificios de la villa, por lo que se ha interpretado de haber sido la primera residencia temporal de Adriano en el sitio. Sus características de separación hace creíble la hipótesis de que el sitio constituye la parte más íntima del complejo. La estructura, que se alzó en el año 118 d.C, fue construida cerca de una existente villa republicana. Es un complejo muy singular de una sola planta, sin ninguna relación con la forma habitual de un teatro romano, consiste de un pórtico del cual no queda nada, solamente el umbral de la aurícula y restos reconocibles de pisos de mosaico. El interior consta de un pórtico circular con columnas jónicas. El porche tiene vistas a un canal redondo que lo encierra y en el centro del cual se encuentra una pequeña isla de 45 m de diámetro, que también está compuesta de una sala y un porche alineado con la entrada, además de un pequeño jardín, un complejo termal y letrinas. Al centro un antiguo puente de piedra unía la isla con el resto del complejo, más tarde para acceder a él tuvo que estirarse un corto puente de madera.

El Pecile es una reconstrucción de la Estoa Poikile o Estoa Pecile (pórtico pintado) que era el centro político y cultural de la ciudad de Atenas, por la que se paseaban los estoicos

que de ella tomaron su nombre, era la predilecta de Adriano durante sus

numerosos viajes. Pecile es el nombre italiano del famoso pórtico de Atenas, Στοὰὰ Ποικίλη, es decir, el colorido porche, referido a las pinturas de artistas griegos famosos: Polignoto Paneno, La reproducción de este monumento, ordenada por Adriano, tiene la apariencia de un área rectangular grande, con peristilo grande (m. 232 × 97) con lados curvos menores. Todavía hoy se mantiene en pie la gran muralla, que es una de las más impresionantes de las ruinas de Villa Adriana. La que a semejanza de toda la gran construcción se entrecruza con alternancia de bandas de ladrillo. En los dos lados tenía pórticos y columnas, cubierto el techo inclinado, formando un paseo con sombra en cualquier 10

momento del día. En el medio de la zona había un pez de la misma forma de la valla. El Pecile tiene un gran muro de subestructura a las que se les ha confiado filas de pequeñas habitaciones, que se cree que se han utilizado para el alojamiento del destacamento de la guardia pretoriana del emperador. Numerosas células son hoy en día las llamadas Camerelle. En la esquina Noreste del Pecile se encuentra una de las zonas ábside (m. 17 × 12) con siete nichos para estatuas y cuatro grandes puertas laterales a las que se le dio arbitrariamente el nombre de “Filósofos” o “Templo de los estoicos”. Es razonable creer que era un hueco donde el emperador se retiraba para dedicarse, sin ser molestado, a sus ocupaciones favoritas; es decir, a la pintura, a la escultura y al estudio. Este conjunto se llama comúnmente, sin ninguna razón aparente Teatro Marítimo. 

Edificio con tres exedras.



El teatro griego. El teatro griego, que tiene un tamaño modesto, está de acuerdo con un teatro de la

corte, apenas era capaz de albergar quinientos espectadores. El auditorio se sitúa en el acantilado con la concavidad hacia el Norte. La escena tenía entonces como fondo las magníficas vistas de las montañas Corniculani, Tiburtini y Sabini, salpicadas de pueblos y villas. La entrada del teatro fueron los dos grandes Herms femenina, que personifica la tragedia y la comedia, que hoy se puede contemplar en la rotonda del Museo del Vaticano. Progresando, después de una ligera subida, se llega al llamado Ninfeo. Aquí se encontró el Sátiro de rojo antiguo que se conserva en el Gabinete de las máscaras del Vaticano. Cerca se encuentra un grupo de ruinas, totalmente despojado, que aparece bajo el nombre de Gimnasio, allí fue descubierto el busto colosal de Isis, ahora en el Museo Chiaramonti en el Vaticano.

Continuando con el recorrido de la villa hacia el sur, cruzando las ruinas del estadio en un valle de olivos; el lado más corto se curva hacia el sur. Las excavaciones realizadas entre los años 1920 y 1922, en la esquina SurEste del Pecile, en el Salón de los filósofos, puso al descubierto un complejo de edificios del balneario, de múltiples divisiones, incluyendo una sala redonda identificado para heliocaminus, mencionada 11

por Plinio el Joven (Epist., II, 17), como lugar para tomar el sol sobre la arena ardiente (Noticias de las excavaciones, 1922, p. 234 y ss.). Además de estos edificios destinados, con seguridad, a balneario, se encuentran dos grandes cuerpos de aquellos edificios balneario grande y balneario pequeño, que también se llaman de invierno y de verano ( Baños Termales). Los baños que se hallan más hacia el este, terminaron en una sala circular (frigidarium), decorado con fino estuco. Al este se encuentra una piscina para los nadadores, cerrada por el lado NorOeste. Un Criptopórtico, en las paredes de los cuales se leen numerosos graffitis, con firmas de artistas italianos y extranjeros de los siglos XVI y XVII. El Criptoportico Pretorio formato conduce a una fila de celdas húmedas y oscuras. Por el nombre, se cree que las células han servido como viviendas de los guardias del cuerpo imperial, mientras que aparecen también celdas del personal de servicio de muy baja calidad, apenas dignas. 

Las Termas Pequeñas, destinadas a los sirvientes.



Las Termas Grandes, destinadas a la nobleza 

El pretoriano Canopus.

Esta era una reproducción del famoso templo de Serapis en Canopus, una ciudad cerca de Alejandría, en Egipto, que hace de base para un canal derivado de una sucursal, cerca del Nilo. Las orillas de los canales estaban cubiertas de jardines, templos, casas y reuniones públicas, donde la multitud de visitantes al santuario solían disfrutar de todo tipo de excesos. Adriano para su reproducción en muy pequeñas proporciones, lo excava en roca artificial dentro de un valle estrecho y largo (195 metros de largo y de 75metros de ancho). En el medio corría un canal; en el lado derecho se alineaban veinte habitaciones, que se inclinan contra la roca, afrontados por un pórtico con columnas en el lado opuesto de la corte , que fue apoyada por un enorme muro con contrafuertes a lo largo de 240 metros. El fondo del valle fue ocupado por un gran nicho, en forma de ninfa, de la que surgieron muchas aguas que alimentan y mantienen vivo el canal actual. Ricamente decorado, el Canopus ha proporcionado la mayor parte de las antigüedades egipcias (original y copia) del Museo Egipcio del Vaticano, y en menor medida, el Museo Capitolino.

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A la izquierda de la Canopus, en la parte superior en el punto más alto de la villa ( 110 metros), según la opinión común, fue el sitio en el que Adriano había proyectado reproducir la Academia de Atenas, el lugar donde Platón había establecido su escuela. Precisamente entre los restos de una pequeña habitación, que es parte del grupo Academia, Furietti encontró en 1736 los dos Centauros de mármol, que se asemejan al bronce, maravillosa obra de Aristeas y Papías de Afrodisias, en Caria, ahora en el Museo Capitolino. 

Templete circular de Venus.



Los cien cuartitos, destinados al personal de servicio.

El Antinoeion, que se teoriza sirvió no solamente como templo a la memoria de Antinoo, sino también como su sepulcro, y que fue descubierto en 1998. La antigua ciudad,

conserva parte de la memoria del joven Antinoo. (. 110-130 d C.) Cuya

creación de este lugar favoreció el emperador Adriano, quien siempre mantuvo con él un vínculo especial. Joven que fue parte de la procesión imperial que acompañó al emperador en el año 130 en Egipto y durante este viaje quien murió en extrañas circunstancias. Adriano, que recibió en esta ocasión un consolatio de retórica levanto en su Villa este templo. También en el ámbito religioso es bastante interesante el informe del descubrimiento, en 2002, de un monumento dedicado a Antinoo, el joven amado por el emperador. Antinoo perdió la vida por ahogamiento en Egipto y el duelo de Adriano era tan grande como para inducirlo a romper la tradición que permitía la deificación de los únicos miembros de la familia imperial (como de hecho fue el caso con el predecesor Trajano). En la memoria del joven Antinoo, que murió en circunstancias poco claras, Cassius Dio, informa de una espontánea su sacrificio en un ritual mágico diseñado para prolongar la vida del emperador : “fue erigida la ciudad egipcia de Antinopolis que surgió en el sitio de su ahogamiento, y Tivoli Villa, ha devuelto al presente varias esculturas dedicadas a él”.

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La suavidad de niño de la cara y su capacidad atlética hicieron de los jóvenes bitinos una belleza clásica de la perfección y un ejemplo notable es el retrato de Antinoo "Ecouen" en el Louvre de París. El templo de Antinoo está situado enfrente de las Cien Salas sobre la carretera de acceso al "Gran Portal", que era un gran edificio que consta de una exedra semicircular precedido de un recinto rectangular que encierra dos templos que enfrenta; se conserva sólo las bases, pero el gran número de elementos arquitectónicos encontrado permitió la reconstrucción de la elevación que conocemos. El mismo se compone de un pórtico con columnas en espiral en amarillo antiguo. Por sellos de ladrillo sabemos que su construcción es la última gran obra de la villa, y su ubicación en un marginal, pero visible desde las salas del edificio con Peschiera, denota que la tumba era esencialmente un lugar de culto a la memoria asignada al emperador. Este importante hallazgo muestra que todavía queda mucho por descubrir en la Villa Adriana, que a pesar de su riqueza, nunca ha sido objeto de excavaciones sistemáticas, sino de la naturaleza de anticuario.



Teatro Marítimo

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Plaza de Oro

Como presunto palacio imperial un impresionante grupo de ruinas, que se atribuye a la residencia del emperador, componen cuatro grandes peristilos, comúnmente llamados el cuadrado de oro, el Atrium dórico, el grande y el Peristilo Patio de las bibliotecas. El cuadrado de oro es una gran zona rodeada de pórticos, con un peristilo con columnas de granito y cipolino alternas, en la que se refleja la mitad de la cortina de incrustaciones de columnas de estuco, que sobresalen de las paredes perimetrales. El Airio dórico fue estriado con pilastras, y contenía un rico triclinium y otras lujosas salas decoradas. Se puso de pie al lado de un bloque de construcción. El Patio de las bibliotecas, estaba rodeado por un pórtico con columnas corintias. Un brazo de fabricación, que forma el lado norte, muy bien conservado, lleva el nombre de “La hospitalidad”, y se compone de una sala central, donde se abren las puertas de diez celdas, cinco a cada lado. El edificio termina en el valle, con una terraza aislada, que lleva el nombre del pabellón. Era una especie de triclinio descubierto de dónde haya el Emperador disfrutado de las hermosas vistas del valle de Tempe, pequeño valle que tiene un carácter encantador de soledad y calma. Con esta visión evocadora termina la visita de la reina de las villas imperiales del mundo antiguo.

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Bibliografia: A. Nibby, descripción de la Villa Adriana, Roma 1827. A. Penna, Viaje pictórico de Villa Adriana, vols. 4, Roma, 1831-1836; Noticias de la excavaciones, 1878, p. 36 y siguientes, 137 y siguientes.; 1881, p. 91, 105 y ss.; 1883, p. 374; 1884, p. 82. Monografía sobre Villa Adriana, Roma 1884; H. Winnefeld, L. Borsari, Bull. Municipal, 1898, p. 29 y ss.; G. Schultz, Tivoli u. d. Adriano Villa, Steglitz 1909; P. Gusman, La Ville de Tibur impériale, París 1904; V. Raina, planimétrica de Villa Adriana investigación realizada por la Escuela de Ingenieros en las excavaciones, News, 1906, p. 313 y siguientes, con 4 plantas. R. Lanciani, Villa Adriana, Roma 1906; D. Vaglieri, Noticias de la excavaciones, 1907, p. 19; R. Paribeni, Noticias de la excavaciones, 1922, p. 234 y ss.; id., La Villa Adriana, Milán 1928.

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