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VIOLENCIA EN LAS AULAS: EL BULLYING Autora: Mª Pilar Molina Torres 1. INTRODUCCIÓN A lo largo de toda la historia siempre ha habido acosados y acosadores tanto en los centros educativos como en la vida cotidiana. En la actualidad, los centros escolares no están exentos de conflictividad. Por tanto, el sistema escolar ha sido y es, por su naturaleza, un entorno de conflictividad y genera un elevado nivel de presión y violencia simbólica sobre la población escolar. No debemos caer en el error de confundir los términos de conflicto y de acoso, ya que mientras los conflictos son algo normal dentro de la convivencia el acoso no lo es. Es decir, resulta habitual que un alumno/a en su convivencia con el resto de compañeros y compañeras de clase haya alguno/a con el que no se lleve bien porque su carácter sea muy parecido y choque, en ese caso es normal que de vez en cuando surjan conflictos. Lo que no es normal es que ese conflicto derive en comportamientos agresivos, ya que en ese caso podría surgir el temido bullying entre las personas. El decir que los conflictos son algo normal dentro de la convivencia no quiere que no debamos evitarlos, sino todo lo contrario. Como sabemos que lo normal es que puedan surgir, debemos tomar todas las medidas oportunas para tratar de evitarlos. También debemos tener presente que el mal comportamiento de los alumnos y alumnas en clase ha venido preocupando a los maestros y maestras desde siempre. Actualmente los docentes están más preocupados por las alarmantes situaciones de violencia y faltas de respeto cada vez más continuadas, que por los problemas de atención, de aprendizaje,... Por tanto, debemos tener en cuenta que el acoso escolar es una realidad presente en nuestros centros escolares que contamina la convivencia, produciendo efectos negativos no sólo en aquellos implicados directamente, sino en la totalidad del alumnado y profesorado. El clima escolar se deteriora gravemente, hasta el punto, que para muchos acudir, diariamente, al centro supone una tortura.
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2. CAUSAS DE LOS CONFLICTOS ENTRE LOS GRUPOS Puesto que ningún grupo es totalmente homogéneo ni está perfectamente cohesionado, es normal que entre los miembros que componen dicho grupo surjan problemas a pesar de que, generalmente, éstos presenten intereses similares. Debemos tener en cuenta que aunque un individuo pertenezca a un colectivo, éste siempre va a tener sus propias opiniones, y aunque en la mayoría de las ocasiones van a coincidir con las del resto del grupo, no siempre lo va a hacer y en ese momento surgirá el conflicto. Un porcentaje muy importante de conflictos en el grupo global consiste en la suma de conflictos entre estos subgrupos que lo componen. Un análisis de las causas de estos conflictos nos acerca a la solución de los mismos: Los grupos no se hallan aislados. El contexto en el que se encuentra un grupo de alumnos ejerce una gran influencia sobre él. De esta manera podemos establecer una relación directamente proporcional que relaciona al contexto en el que se encuentra un grupo y la frecuencia con la que aparecen situaciones conflictivas dentro de éste. Es decir, cuando un grupo de alumnos viven en un centro donde predomina el desorden e incluso se palpa una separación entre los propios profesores, es muy probable que presente más conflictos que un grupo que vive en un contexto idóneo. 2. La organización de las aulas en grupos informales. En las aulas se trata de atender a todos los alumnos como si fuesen iguales, ya que de esta forma se favorecen los procesos de enseñanza y aprendizaje, se evitan discriminaciones y se favorece la integración de los alumnos en el contexto escolar. Sin embargo, este esfuerzo de ofrecer un trato igualitario a todos los alumnos y de fomentar las relaciones entre todos los alumnos/as puede tener ciertos problemas, como es el hecho de que se puede producir una cierta desorganización interna en el aula que origine ciertos conflictos. 3. Conflictos entre los subgrupos de un grupo. Suele ocurrir que cuando dos grupos parecidos conviven, se relacionan a diario y además son muy parecidos se genera automáticamente, por un lado una mayor cohesión en el interior de cada uno de los grupos, y por otro lado una creciente tensión entre los dos. 4. Ciertas intervenciones informales del docente pueden originar conflictos en el grupo. En ocasiones, cuando el profesor otorga determinados privilegios a un alumno o grupo de alumnos con el fin de mejorar su conducta o rendimiento puede generar conflictos en el aula. Por ejemplo, si el profesor considera oportuno dar a un alumno una serie de recompensas cuando éste no muestre un comportamiento antisocial con el fin de ir corrigiendo su comportamiento, el resto de la clase puede pensar que a ellos por comportarse bien no se les da nada, generándose así un conflicto.
3. ¿QUÉ ES EL BULLYING? 1.- Conceptualización.
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Según Carlos Cabezas (2007) citando a Dan Olweus, indica que el acoso escolar se da cuando "un estudiante está expuesto, de forma reiterada y a lo largo de un tiempo, a acciones negativas llevadas a cabo por otro u otros estudiantes". Por tanto, se puede definir el bullying como: “cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico producido entre escolares de forma reiterada a lo largo de un tiempo determinado.” A continuación, se muestran dos posibles clasificaciones que se hacen en función del tipo de agresión que se dé. Según Méndez, I. (2006), existen los siguientes tipos de acoso escolar: 1. Físico: empujones, patadas, agresiones con objetos,..etc. Se da con más frecuencia en Primaria que en Secundaria. 2. Verbal: es el más habitual. Insultos y motes principalmente, también menosprecios en público, resaltar defectos físicos... 3. Psicológico: minan la autoestima del individuo y fomentan su sensación de temor. 4. Social: pretende aislar al joven del resto del grupo y compañeros. Estos tipos de acoso se pueden presentar por separado o de manera conjunta, de forma que un alumno puede llegar a ser acosado de forma física, verbal, psicológica y social. Para poder prevenir la aparición de este fenómeno es necesario conocer qué circunstancias pueden dar lugar al acoso escolar. Así, además de conocer los rasgos característicos que definen los perfiles del acosador y el acosado, se deben reconocer qué ambientes pueden resultar favorables para el desarrollo del bullying, por tanto: El control del entorno escolar es un factor muy importante, ya que si se consiguen evitar situaciones que fomenten el abuso escolar se estarán erradicando la mayor parte de los casos. Así, en los centros educativos se deberían poner en marcha seminarios para concienciar tanto a profesores, alumnos y padres, intentando de esta manera evitar dinámicas familiares y escolares que puedan inducir a los niños a ser agresivos. La identificación de los agresores por parte de los docenes es otro factor determinante para acabar con el abuso escolar. Si los profesores, con la colaboración del resto del alumnado lograsen identificar con tiempo a los agresores y tomar medidas oportunas se evitarían muchos de los casos de bullying. En líneas generales, el bullying ha sido y sigue siendo una de las lacras del sistema educativo, puesto que hace que para muchos niños el hecho de ir al colegio sea algo traumático, ya que allí va a ser víctima de abusos que, por otro lado no es capaz de comentar a nadie por temor a represalias. Estos abusos, en muchas ocasiones, se van a traducir en fracaso escolar y se debe permitir que ningún niño fracase porque otro alumno quiera. Por tanto la escuela, junto con las familias, administraciones educativas y medios de comunicación, deben abordar este tema seriamente para adoptar todas las medidas posibles para evitar que se sigan produciendo agresiones en los centros. Debemos intentar, entre todos, construir un centro al que todos los alumnos acudan a aprender sin ningún tipo de miedo.
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Para que esta técnica funcione es necesario que los alumnos que actúen vivan el papel y no se lo tomen como un juego, ya que si esto es así será complicado conseguir los objetivos que nos planteamos con esta técnica. - Desarrollar alternativas en todos los individuos (alumnos, profesores, equipo de dirección...), habilidades para afrontar y expresar la tensión y resolver los conflictos sin recurrir a la violencia. Entre los que destacan: - Establecer una identidad basada en la tolerancia y el rechazo a la violencia y enseñar a detectar y combatir los problemas que conducen a la violencia y a la intolerancia. - Fomentar la información, aprendizaje y preparación en profesores, profesionales del ámbito educativo y padres de los alumnos en temas relacionados con la violencia escolar, sus formas de detección y resolución. - Generar un marco de prevención y participación de los menores y jóvenes como medio de abordar el problema de los comportamientos inadaptados, fomentar la convivencia y valores de tolerancia, solidaridad y cooperación, que favorezcan el desarrollo integral de los niños y jóvenes, prevenir el absentismo y abandono escolar y favorecer comportamientos y valores no sexistas, a través de una especial metodología pedagógica. - Apostar por un desarrollo integral de la persona y por una educación en valores, frente al desarrollo exclusivo de capacidades cognitivas y el equilibrio de capacidades afectivas y de equilibrio personal, de integración y de actuación social. - Facilitar y desarrollar el diálogo, el respeto y la participación; enseñar a extraer los aspectos positivos de una situación conflictiva para así poder aportar soluciones constructivas; implicar a las familias. - Educar para la no-violencia, entendiendo por ello el resolver los conflictos personales y sociales sin perjudicar física o psíquicamente a las personas implicadas. Para ello se tratará de que los alumnos desarrollen un hábito de comportamiento no violento, es decir, que aprendan a no pegarse entre sí, no reírse de otros compañeros, enseñarles a dialogar, escuchar a los demás o esperar el turno de palabra. - Tener en cuenta que los conflictos pueden ser oportunidades de aprendizaje y de desarrollo personal para todos los miembros de la comunidad escolar. - Fomentar vínculos con el fin de facilitar la creación de objetivos, motivaciones e intereses que refuercen la autoestima y la fuerza en jóvenes desvinculados, desarraigados y desorientados. Como punto de partida, resulta interesante conocer qué pasos debemos seguir a la hora de intentar modificar una conducta violenta, pues aún las conductas violentas se tratan de solucionar con los castigos. En este sentido debemos tener en cuenta que los castigos sólo indican a los alumnos/as que lo que hacen está mal, pero no se les suele indicar el por qué y tampoco se les da una alternativa. Por tanto, es interesante conocer los pasos que hay que dar para tratar de modificar una conducta violenta, ya que de esta manera vemos que cambiar una conducta requiere tiempo y esfuerzo por parte de los educadores.
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En definitiva, podríamos decir que los pasos para modificar una conducta violenta y/o antisocial se podrían resumir en:
Detectar la conducta o comportamiento antisocial y/o agresivo. Debemos tener presenta que para detectar las conductas agresivas de alguno de nuestros estudiantes no es necesario esperar a que haya una agresión, ya que por el comportamiento de los niños y niñas podemos percibir si éstos son más o menos conflictivos y, por tanto, si pueden ser más tendentes a desarrollar conductas agresivas. Una vez detectada la tendencia o conducta agresiva, debemos tratar de acercarnos al sujeto para intentar que no nos vea como una “amenaza”, sino que nos vea como alguien capaz de escucharle y de hablar con él. Después de que consigamos acercarnos al sujeto, estaremos en disposición de emplear las técnicas de modificación de la conducta. Es muy importante tratar de acercarnos a los sujetos agresivos, ya que si lo conseguimos las técnicas de modificación de la conducta tendrán mayor efecto.
4. ESTRATEGIAS Y ACTIVIDADES PARA EDUCAR EN VALORES. En relación a lo anteriormente expuesto, la educación en valores se plantea como una medida para prevenir las conductas violentas en el aula. La enseñanza de los valores no está delimitada, si que existen una serie de estrategias y actividades que pueden ser empleadas con objeto de trabajarlos y desarrollarlos. En el siguiente cuadro veremos, a modo de resumen, las diferentes estrategias que se pueden emplear para educar en valores. Posteriormente, pasaremos a explicarlas de manera más detallada.
Técnicas de participación activa.
La principal característica de este grupo de técnicas es que en ellas los alumnos/as participan activa y continuamente, es decir, requieren la atención y colaboración permanente de los estudiantes. Entre las técnicas de participación activa más destacadas podemos señalar:
El role-playing. Se trata de una técnica a través de la cual se simula una situación de la vida cotidiana en la que se presenta un problema. Para llevarla a cabo es necesario que un grupo de alumnos/as adquiera el papel de actores y otros vean la actividad desde fuera. El objetivo de la representación es que después de ésta se genere un debate general en el aula en relación con el problema representado.
Torbellino de ideas.
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Esta técnica es conocida por múltiples acepciones, entre las que voy a destacar: brainstorming, reunión de creatividad, promoción de ideas y discusión creadora. Se trata de una técnica de comunicación, de búsqueda grupal de soluciones a problemas planteados, que favorece la libre expresión individual de ideas para buscar propuestas que sean útiles para resolver las cuestiones indicadas. Hay dos modalidades básicas de trabajo:
Libre: Cada uno habla a medida que se le ocurre algo, sin ningún orden. Ordenada: Cada uno va exponiendo una idea de forma establecida.
La utilidad de esta técnica no se limita exclusivamente a la resolución de problemas y la educación en valores sino que también puede ser utilizada de forma muy flexible para una gran variedad de situaciones.
Aprendiendo juntos. Esta técnica pretende destacar la capacidad de los/as alumnos/as como buenos miembros de grupo y permite la evaluación continua de funcionamiento de los mismos. Para llevar a cabo esta actividad vamos a seguir los siguientes pasos: Selección de un tema. Es necesario que el tema seleccionado sea de interés para los participantes. Formación de los grupos. El docente será el encargado de construir los grupos, de manera que sean lo más heterogéneos posibles. Organización de la clase. La organización debe favorecer el acceso de los alumnos/as al material que se emplee. Aportación de materiales. El docente proporcionará a cada grupo una ficha en la que deben plantear las soluciones a las cuestiones tratadas. Trabajo en grupo: cada grupo comienza su trabajo, para intentar encontrar las respuestas adecuadas.
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5. CONCLUSIÓN Resulta interesante conocer qué pasos debemos seguir a la hora de intentar modificar una conducta violenta, pues aún las conductas violentas se tratan de solucionar con los castigos. En este sentido debemos tener en cuenta que los castigos sólo indican a los alumnos/as que lo que hacen está mal, pero no se les suele indicar el por qué y tampoco se les da una alternativa. Por ello es interesante conocer los pasos que hay que dar para tratar de modificar una conducta violenta, ya que de esta manera vemos que cambiar una conducta requiere tiempo y esfuerzo por parte de los educadores. Finalmente podríamos decir que los pasos para modificar una conducta violenta y/o antisocial se podrían resumir en: Detectar la conducta o comportamiento antisocial y/o agresivo. Debemos tener presenta que para detectar las conductas agresivas de alguno de nuestros estudiantes no es necesario esperar a que haya una agresión, ya que por el comportamiento de los niños y niñas podemos percibir si éstos son más o menos conflictivos y, por tanto, si pueden ser más tendentes a desarrollar conductas agresivas. Una vez detectada la tendencia o conducta agresiva, debemos tratar de acercarnos al sujeto para intentar que no nos vea como una “amenaza”, sino que nos vea como alguien capaz de escucharle y de hablar con él. Después de que consigamos acercarnos al sujeto, estaremos en disposición de emplear las técnicas de modificación de la conducta. Es muy importante tratar de acercarnos a los sujetos agresivos, ya que si lo conseguimos las técnicas de modificación de la conducta tendrán mayor efecto.
6. BIBLIOGRAFÍA - Avilés, J.M. (2006). Bullying: el maltrato entre iguales. Agresores, víctimas y testigos en la escuela. Salamanca: Amarú ediciones. - Cabezas, C. (2007). Bullying, el acoso en las aulas. Associated content. Disponible:http://www.associatedcontent.com/article/299290/bullying_el_acoso_en_las _aulas.html?cat=49 [consulta 2009, 2 de diciembre] - Cerezo, F. (2001). La violencia en las aulas. Madrid: Pirámide. - Esperanza, J. (coord) (2001). Convivencia escolar: un enfoque pràctico. Federación de Enseñanza de CCOO. Madrid. - Harris, S. i Petrie, G.F. (2006) El acoso en la escuela. Los agresores, las víctimas y los espectadores. Barcelona: Paidós. - Matamala, A; Huerta, E. (2005) El maltrato entre escolares. Técnicas de autoprotección y defensa emocional. Para alumnos, padres y educadores. Madrid: A. Machado Libros.
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- Olweus, D. (1998). Conductas de acoso y amenazas entre escolares. Madrid: Morata. - Ortega, R. (2000). Violencia escolar, mito o realidad. Sevilla: Mergablum. - Serrano, A. (2006). Acoso y violencia en la escuela. Como detectar, prevenir y resolver el bullying. Barcelona: Ariel. - Sullivan, K., Cleary, M., Sullivan, G. (2005). Bullying en la enseñanza secundaria. El acoso escolar: como se presenta y como afrontarlo. Barcelona: CEAC. - Trianés, M. V. (2000). La violencia en contextos escolares. Aljibe: Málaga.
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