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CASO CLÍNICO Nº 12
Vocalización excesiva en una perra
MIGUEL IBÁÑEZ TALEGÓN, BERNADETTE ANZOLA DELGADO Clínica del Comportamiento Animal de la Universidad Complutense de Madrid.
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INTRODUCCIÓN
El ladrido es un medio natural y normal de la comunicación vocal canina, y está relacionado con vivir en una manada. Como los humanos son considerados por los perros como si fuesen coespecíficos, suelen usar el ladrido como llamada de advertencia para proteger de los intrusos tanto a humanos como a caninos. La tendencia de considerar a los humanos como iguales es debida probablemente a la impronta que se establece durante el período sensible y consecuente a la socialización a las personas. Los ladridos y aullidos son comportamientos que se han potenciado en los perros a través de la selección artificial. En gran medida, su expresión varía dependiendo de la raza, por ejemplo los Terrier suelen ladrar fácilmente y con un tono agudo y los Cocker, ladran al mínimo estímulo. Los perros bien educados no deben ladrar excesivamente en ninguna situación, tampoco en ausencia de sus dueños y deben estar en silencio cuando se les ordene, este tipo de perros no suelen verse con frecuencia. Algunas causas del ladrido son una necesidad innata de aviso para evitar la pelea y el confrontamiento, deseos de comida o de contacto social, defensa del territorio, por temor o miedo, y como conducta para llamar la atención. El ladrido puede también
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estar asociado a un refuerzo de cualquier tipo, o cuando los dueños acceden a los deseos de sus perros proporcionándoles comida, juego, o cualquier otra forma de atención. El refuerzo puede ser inadvertido, por ejemplo cuando el dueño intenta interrumpir el ladrido dándole obsequios, atención física o verbal, o incluso castigo.Todos ellos se comportan como refuerzo de la conducta, por el hecho simplemente de ser atendida. También puede ser reforzado cuando al ladrar consigue que el estímulo desaparezca, de esta manera el conflicto queda resuelto para el perro a través de la conducta. De todos los problemas de conducta, el ladrido es el más susceptible de ser reforzado por los humanos. De ahí que la terapia debe enfocarse a tratar este asunto en primer lugar. Este tipo de ladridos tienen un componente aprendido considerable, y el comportamiento debe tratarse como un problema de control por parte del cliente. La mayoría de los perros con problemas de ladrido tienen su origen en un comportamiento anormal, y son respuesta a ciertos estímulos ambientales, y refieren a un comportamiento de alerta.Algunos perros que ladran para llamar la atención; han aprendido que su ladrido obtiene una respuesta de su propietario. Sin embargo, existen comportamientos de ladridos considerados verdaderamente patológicos o
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anormales. Ladrar, en este caso, es una señal clínica que puede asociarse con varios problemas de conducta. El más importante es la ansiedad, de tal forma que altera de forma continua el comportamiento del animal y se manifiesta por un estado de inhibición asociado a la producción de actividades substitutivas. En casos de animales con privaciones o carencias consecuentes al entorno físico y social es común observar comportamientos de ladridos excesivos que se presentan solos o acompañados. Existen diversos factores que predisponen a la ansiedad, como son los factores genéticos, experiencias durante el período de socialización y el aprendizaje, y la falta de control y de predicción del entorno. Es imprescindible detectar estos factores para poder realizar un diagnóstico y una terapéutica adecuada. También hay algunos perros que ladran excesivamente porque están angustiados cuando se quedan solos en casa, este es un ladrido secundario a la ansiedad por separación. Otros casos corresponden a unTrastorno Obsesivo Compulsivo, la conducta de ladrido compulsivo es repetitiva, y a menudo monótona. Los ladridos, en este caso, pueden ocurrir en ausencia de cualquier estímulo, es decir, puede no haber un provocador claro del ladrido.También los perros con agresividad territorial pueden ladrar excesivamente. Igualmente los perros mayores de 7 años que ladran excesivamente pueden tener una causa médica o un deterioro cognitivo. Algunos clientes se quejan de la intensidad de la respuesta de ladrido de su perro cuando se acerca un visitante a la puerta de la casa o cuando se le acerca otro perro en la calle. Estos perros suelen ser muy excitables y sus ladridos presentan cambios desde una frecuencia relativamente normal con tono de alerta, a un ladrido descontrolado de alta frecuencia e intensidad. Normalmente los comportamientos de ladridos excesivos causan un grave trastorno a los dueños porque además de las
molestias que les producen a ellos mismos, suele causar grandes molestias a terceros quienes, con frecuencia, ejercen acciones legales al respecto.
CASO CLINICO Historia clínica La paciente es una perra Schnauzer miniatura de año y medio de edad. El grupo familiar con quien vive está constituido por tres personas (dos adultos y un bebé de 21 meses). Sus cuidadores la adoptaron con 6 meses de edad en un criadero donde convivía con 2 cachorros más.Vive en un piso de 90 m2 y tiene acceso a toda la casa y duerme en el pasillo. La sacan a pasear con correa 3 veces al día, cada paseo tiene una duración de 5 a 10 minutos. Dispone de varios juguetes con los que apenas juega. Igualmente los propietarios tampoco juegan con ella. Le dan de comer en la cocina dos veces al día un pienso comercial de alta gama teniendo a su disposición el alimento durante una hora, tiempo en el que usualmente se lo come todo. De cachorrita se mostraba muy miedosa ante sus cuidadores para más tarde ir adquiriendo confianza. Así mismo, cuando nació el bebé de la casa le tenía miedo al principio. No recibió ningún tipo de entrenamiento profesional de obediencia básico. Sin embargo, obedece bien algunas órdenes como ven, sentado y quieto que sus tutores le han enseñado. Desde pequeña ladra constantemente a todas las personas y perros que pasan por el portal, situación a considerar ya que viven en un bajo. Igualmente en la calle ladra a las personas, a ruidos de coches, bicicletas y motos. Hay algunos días que parece estar más irritable que otros, comportándose muy reactiva. Dentro de casa, ante la presencia de visitantes desconocidos se muestra curiosa y excitable, y les ladra constantemente.
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CASO CLÍNICO Nº 12 El principal motivo de la consulta a la Clínica del Comportamiento Animal es la vocalización excesiva (ladridos) de la paciente dentro y fuera de casa ante las personas y perros extraños, así como a los ruidos de coches en movimiento, bicicletas y motos, fuera de casa. Sus dueños han intentado corregir el problema reprendiéndola con voz firme a lo que responde bajando la intensidad del ladrido y callándose, pero funciona solo por un momento.
Exploración física
Se practicó una completa exploración clínica por el veterinario remitente, quien tras el análisis de los resultados descartó una alteración de índole orgánica y concluyó que no era necesario realizar ningún otro tipo de pruebas diagnósticas, descartándose cualquier alteración de índole orgánica. Ante esta situación se plantean las siguientes preguntas: 1. ¿Qué pruebas complementarias se deben realizar? 2. ¿Cuáles serían los diagnósticos diferenciales para cada alteración indicada? 3. ¿Qué diagnóstico y pronóstico deben establecerse? 4. ¿Cuál sería el tratamiento a seguir?
1. Pruebas complementarias
Al no tratarse de una causa orgánica y debido a la naturaleza del problema, se solicitó con el fin de obtener información adicional un vídeo donde se analizaron los diferentes comportamientos de la paciente en cada uno de los contextos en que aparezcan los problemas de vocalización. Se realizó un cuestionario de evaluación específico para la recogida de datos de comportamiento, con el fin de explorar todas las respuestas relacionadas con situaciones de ansiedad.
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2. Diagnóstico diferencial Después de un profundo análisis de los signos y síntomas encontrados en la perrita motivo de la consulta, se establecieron una serie de posibles causas de la vocalización, las cuales se adjuntan en la Tabla I. Fueron descartados diversos tipos de agresividad, como la agresividad por dominancia, posesiva, redirigida, competitiva y territorial, debido al contexto en que se manifestaba el ladrido. La agresividad intraespecífica fue descartada ya que la perrita se mostraba reactiva ante la presencia no solo de perros, sino también de personas. No se trataba de un caso deTrastorno Obsesivo Compulsivo porque los ladridos no se producen como respuesta a un estímulo en particular y para el caso de nuestra paciente estaban bien definidos los estímulos que los desencadenaban. Se descartó que la causa fuese una respuesta de miedos o fobias a los ruidos, puesto que la conducta se manifestaba cuando el animal presentaba cierto nivel de excitación y como respuesta a los ruidos habituales de baja intensidad. También se descartó que pudiera tratarse de un problema de disfunción cognitiva debido a la edad de la perra.Tampoco se consideró que fuera un caso de ansiedad por separación porque la paciente exhibía la conducta estando sola o acompañada.
3. Diagnóstico y pronóstico Se diagnosticó un problema de ansiedad generalizada con vocalización excesiva, donde concurren una falta de control de los propietarios y una continua demanda de atención correspondida. Se estableció un pronóstico reservado debido a la gravedad del problema.
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Tabla I. Desórdenes de comportamiento y posibles causas PROBLEMA
Excesiva vocalización dentro de casa
Excesiva vocalización fuera de casa
CAUSAS
• Agresividad • Disfunción cognitiva • Trastorno obsesivo compulsivo • Miedos y fobias a ruidos • Ansiedad por separación • Ansiedad generalizada • Demanda de atención y falta de control • Agresividad intraespecífica • Agresividad por miedo • Disfunción cognitiva • Trastorno obsesivo compulsivo • Miedos y fobias a ruidos • Demanda de atención y falta de control • Ansiedad generalizada
4. Tratamiento El tratamiento está enfocado a permitir que el perro se exponga ante cualquier situación que provoca el ladrido sin manifestar las respuestas de ansiedad relacionadas. Consistió en un programa de modificación de conducta y una terapia farmacológica. 4.1 Modificación de conducta Con el fin de mejorar el control de los dueños sobre el animal, se le solicitó reforzar el entrenamiento básico, seguir un programa de relajación y de enriquecimiento ambiental. Para esto se recomendó: ignorar cualquier conducta que se produjese por iniciativa del perro, aplicar las órdenes de educación básica (principalmente ven, sentado y quieto) antes de satisfacer cualquier necesidad, incrementar el tiempo de los paseos, variar tanto la rutina como los lugares destinados a pasear, además se re-
comendó la inclusión de juegos con juguetes y de juegos interactivos. Para evitar conseguir la atención de los propietarios, incrementar el tiempo dedicado a la perrita acariciándola y cepillándola, por ejemplo. Se puso en marcha una técnica de desensibilización y contracondicionamiento, orientada a enseñar al perro a responder ante el estímulo de forma diferente. Se usa para extinguir el comportamiento premiando al perro cuando consigue estar callado y tranquilo por un corto período de tiempo. En las sesiones de entrenamiento los dueños son instruidos para determinar cuanto tiempo está callado el perro habitualmente y a partir de ahí se establece las ganancias de tiempo conseguidas y la administración del premio por los logros conseguidos. Se le indicó a los propietarios que realizaran sistemáticamente el ejercicio con la ayuda de algún colaborador, presentándose ante el portal sin tocar la puerta, y se le enseñara a la paciente a sentarse y que-
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CASO CLÍNICO Nº 12 darse quieta recompensándole por ello. Una vez alcanzado resultados satisfactorios, se le indicó que el colaborador llamara a la puerta y entrara, exigiéndole a la paciente que permaneciese sentada, quieta y callada mientras esto ocurre. En relación a los ladridos excesivos durante los paseos, se indicó sacarla en horas de poco tránsito de personas y coches en la calle. Ante aquellas situaciones anticipatorias, para evitar que se desencadene el comportamiento inapropiado se le dará la orden de sentada y quieta, premiándola siempre que se logre la inhibición de la respuesta de ladridos. Frente aquellas situaciones que son más propicias para que se desencadenen los ladridos, se indicó el uso de un spray de agua, bocina, o cualquier otro ruido que distraiga la atención del animal para facilitar la ruptura del estímulo y las respuestas de vocalización. Entonces proponer una nueva acción más atractiva para que la perrita ejecute las nuevas ordenes sin que llegue a ladrar. 4.2 Terapia farmacológica La terapia de psicofármacos se orientó para controlar el elevado estado de ansiedad que padecía la paciente y así facilitar el programa de modificación de conducta. Se prescribió alprazolam por vía oral a una dosis de 0,07 mg/Kg./día durante cuatro semanas y fluoxetina por vía oral a una dosis de 1 mg/Kg./día durante trece semanas.
ANÁLISIS DE LA EVOLUCIÓN DEL CASO En el caso de los problemas de comportamiento, el seguimiento es fundamental para analizar la evolución del caso. El alta médica se establece según la mejoría o disminución de los síntomas de conducta. Además se evaluó el estado de ansiedad que presentaba el perro en cada uno de los momentos en relación al estado inicial antes de comenzar con la terapia. Para determinar los progresos alcanzados con el
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tratamiento se analizó la conducta del perro a través de la información proporcionada por el propietario. Dos semanas después de iniciado el tratamiento, el propietario informó que va teniendo mayor control sobre la paciente la cual parece que se encuentra algo más tranquila y se muestra menos ansiosa en general, aunque sigue con los problemas de ladrido. También manifestó haber cumplido exactamente con las indicaciones del protocolo.
¿Qué decisiones tomar en este momento? Es recomendable retirar alprazolam de forma gradual para no sobrecargar la terapia farmacológica, ya que la fluoxetina estará haciendo el efecto farmacológico esperado al final de la retirada. Se indicó comenzar a reducir progresivamente alprazolam y al cabo de 12 días retirarlo totalmente y continuar con la fluoxetina. En la 6ª semana (seguimiento 2), ha estado más tranquila en general. Ha observado que después del periodo de juego se pone muy nerviosa y no se calma fácilmente. Se indicó seguir con el mismo tratamiento y que interrumpiese el juego si observaba que se excitaba. A la semana 8ª (seguimiento 3), el dueño informó que la paciente estaba más receptiva en general y más obediente, aunque sigue mordiéndolo todo. Se le recomienda que utilicen el bozal en aquellas situaciones que no puedan controlar las acciones. Por otro lado el control sobre la perrita ya es muy bueno.
¿Ante esta situación, qué podemos hacer? Al tener buen control sobre la paciente, es el momento de poner en marcha la terapia de desensibilización a los ruidos a la vez que se mantiene el tratamiento far-
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macológico (fluoxetina) que ha estado recibiendo. En la semana 12ª (seguimiento 4), el propietario informa que está reaccionando muy bien y que se encuentra mucho más tranquila, aunque ocasionalmente ladra sin perder el control. Se le recomendó seguir con el tratamiento propuesto. Al cabo de la semana 16ª (seguimiento 5), la paciente fue expuesta a los ruidos habituales de la casa y a otros estímulos, no presentando ninguna alteración de conducta. El juego le sigue poniendo nerviosa y descontrola presentando algo de ansiedad, pero ya casi nunca ladra frente a desconocidos y a ruidos dentro de casa. Cuatro semanas más tarde (semana 20) En vista de la gran mejoría alcanzada se decidió darle el alta retirándole la fluoxetina paulatinamente.
CONCLUSIONES La terapia combinada de psicofármacos (fluoxetina + alprazolam) controló de manera efectiva los altos niveles de ansiedad durante las primeras semanas del tratamiento, lo cual permitió que funcionara la terapia de modificación de conducta (desensibilización y contracondicionamiento). Los ladridos desaparecieron prácticamente y los propietarios tienen un buen control sobre su perrita tras 20 semanas de tratamiento.
BIBLIOGRAFÍA • Landsberg, G., Hunthasen, W., Ackerman L. Conductas rebeldes. En: Manual de Problemas de Conducta en perro y gato. Editorial Acribia, S.A. España. Pp 94-97. • Lindell, E. 2006. Problemas de control en el perro. . En: Manual de comportamiento en pequeños animales. Barcelona. Ediciones S. 2006. 117-119. • Overall, K.L. 1997. Fears, anxieties and stereotypies. Clinical behavioural medicine for small animals. Mosby, St Louis. 261-262.
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Caso Clínico
• Pageat, P., 1998. Pathologie du Comportament du Chien. (Ed). Editions du Point Vetérinaire Maisons-Alfort France.
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