X X V I. M A D R I D, 22 D E M A Y O D E N U M. XIX

X X V I. M A D R I D , 22 D E EN UN P A T IO MAYO D E 1882. DE T R IA N A . CUADRO DE VILLEG AS.— (G A L E R ÍA DEL EXCMO. SR. DUQUE DE B A IL

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X X V I.

M A D R I D , 22 D E

EN UN

P A T IO

MAYO

D E 1882.

DE T R IA N A .

CUADRO DE VILLEG AS.— (G A L E R ÍA DEL EXCMO. SR. DUQUE DE B A IL É N .)

N U M . XIX.

LA I LU S T R A C I O N ESPAÑOLA Y AMERICANA.

314 S U M A R IO . T exto .— Crónica general, por

1). José Fernández Bremon.— Nuestros grabados, por D. Eusebio Martínez de Velasco.,— Cuatro verdades: Los hombres de administración, por Tí. J. Valero y Tornos.— Costumbres del siglo x v n : Las Damas al uso (continuación'), por D. Julio Monreal. — Las Ave-Marías, por l). J. Campo Arana.— Poesías : Tristeza y fe (inédita), por don Ventura Rui/. Aguilera; A Espronceda, soneto, por 1). An­ tonio R. García Nao; El Hombre, ]>or D. N ilo María Fabra.— ¡t ile por lo flamenco!, por D. Eduardo de Palacio.— La Expo­ sición continental de Sud-América, por D. Matías Alonso Cria­ do.— Sueltos.— Libros presentados á esta Redacción por auto­ res ó editores, por V.— Anuncios.

G k abatios .— Bellas Artes : E n un patio de Triana, cuadro de Vi­ llegas.— Retrato del Exento. Sr. D. José Giiell y Renté, sena­ dor por la Universidad de la 11abana.— Barcelona: Recibimien­ to hecho al limo. Sr, Obispo de aquella diócesis, en la Estación del ferro-carril, ásu regreso de impugnaren el Senado el tratado de comercio con Francia.- Retratos de MM. F. C. Cavendish y T. 11. Burke, asesinados en el Phanix P a r ! , de Dublin. — Dublin (Irlanda): Descubrimiento de los cadáveres de MM. Cavcndish y Burke, en Phanix P a r í. — Palacio del Virey de Irlanda. -Tipos parisienses : Una Diva de cafc-conarto, cuadro de May.— Real Sitio de Aran juez: La fuente de Apolo. — Imperio de! Brasil: Palacio de la Exposición Comercial, en Porto-Alegre, destruido por un incendio. — Madrid: Reunión de primavera en el Hipódromo de la Castellana; Varios apun­ tes del natural, por Daniel Perca.— Retrato de D. José Riquer, capitán del \apor español León A'///, arbitrariamente detenido en Singaporc por las autoridades inglesas.

CRÓNICA GENERAL. A fiutmo* la política todo lo posible, pero esta ►Y vez se nos impone : es el asunto culminante de estos dias, y no podemos evitarle. La . ^ mayoría se ha dividido por una cuestión juf Xn

HAKCELONA,

— RECIBIMIENTO

hecho

a l

il m o

.

sr.

obispo

de

a q u e l l a

diócesis

EN

LA

ESTACION

á su regreso de impugnar en el Senado el tratado de comercio con Francia. — (Cróquis remitido por A. Rigalt.)

DEL

EERRO-CAKRiL'

IL U S T R A C IO N

E SP A Ñ O LA

Y

317

A M E R IC A N A

cuando P erico sale de su despacho: « Este chico tiene p o rv e n ir.» cus afici°neS N uestro hom bre, á puede dequien le cuentan este tfit°10gfb a io este aS‘ requiebro de su jefe, si­ cW ^ “Seen á Sague adjetivando. Se hace un arreglo < 0 vamos i ver en la D ire c c ió n , y Pe­ | U 0 ce hacenrico, que era oficial de todos Hacienda pública, as­ Fociende á je te de Nego­ 105 fo ü íta n w ry -^ ' ciado. fltfnt0Tn Hacienda, E ntonces es cuando verdaderam ente se le flore* desarrolla el vé rtig o a d m in istra tivo . ¿ s u riego, los a,Ya no se acuerda de que ha sido periodis­ S d n u e n to , lo ñus ta , y com o que los m ira p or encim a del . ^ f u e u n U¿ c d V hom bro. N adie consulta ta n ­ to al D ire cto r com o él : nadie aprovecha tear reputaciones a tantas coyunturas para S e m a s , llega a e n tra r en el despacho -jarse una de nmde su jefe. ducho de chispaC uando éste da n o ­ ¡Cómo no han de tas á los negociados,en scontrar que la Dé­ la m a yo r parte de los jelos generales que c a s o s recom endacio­ |n llamado bizarro ; nes de los padres de I * capitalist as que la p a tria , n in g u n o co­ sempre han sido opum o P erico las contes­ fcntos; los poetas t e r ­ ta tan á gusto del D i­ namente inspirado-; rector. G eneralm ente I* oradores elocuen­ M r . F . C C a v e n d is h , M r. T. H. B urke, se propone u n trá m i­ tes tn todos los caso- ; primer secretario te, in ú til en la m ayor de Estado en Irlanda. subsecretario de Estado en Irlanda. Ioí abogados siempre parte de los c a s o s ; di'tínguidos ! NecesaAsesinados en el Phoenix Park de Dublin, el 6 del actual. pero de este m odo el ñámente, estosintereD i r e c t o r no queda sados,que han sido ca¡ificados por nuestro gacetillero de d istin g u id o s, elo­ D eja el periódico, porque el tra b ajo del M in is te rio le m al y se q uita de encim a el expediente y el reco­ m en dan te. cuentes, inspirados, opulentos y bizarros, encuen­ absorbe el tiem po. D e ta l m anera este sistema es del agrado de su S in em bargo de no ser periodista a ctivo, aprovecha tran que quien asi los califica tiene que ser necesaria­ un suelto de un periódico de oposición para presen­ jefe, que no sólo P erico contesta las notas de su ne­ mente hombre de chispa. A fuerza de adjetivar, llega nuestro hom bre, á tarse á su d ire cto r y leerle una cu m p lid a rectificación, gociado, sino que todas las mañanas el D ire cto r, al quien, para llamarle de algún m odo, le llam aré P e ri­ en que, por de contado, se pone al d ire c to re n las n u ­ lle g ar á su despacho, llam a á P erico y le da, para que bes, y que éste cuida de m andar á La Correspon­ se las conteste, todas las que el dia a n te rio r le han coCuesta, á ser auxiliar de una Secretaría. dado en los pasillos del Congreso. Si tiene la madera de los hom bres de a d m in istra ­ dencia. Cuando ya P e rico ha llegado á esta a ltu ra (lle va n ­ E l lim o . Sr. D . Pedro R e g o llo , d ire cto r de cu a l­ ción, se coloca desde el p rim e r m om ento en su papel. Principia por dar una gran im p o rta n cia al cargo. q u ie r ram o de la A d m in is tra c ió n , d ice , encantado. do ya cerca de dos años de se rvicio), recopila é im -

Dü B I.IN

(

ir l a n d a

). —

d e s c u b r im ie n t o

de

los c a d á v e r e s

de

mm.

CAVENDISH V BURKE,

situado á corta distancia del lugar del crimen.

en

p h ü în ix

park

. — PAI.ACIO DEL VIRE Y DE IRLANDA,

LA I L U S T R A C I O N E S P A Ñ O L A Y AMERICANA.

318

N .« ^

p rim e , p or cuenta de los gastos del m aterial de su o fi­ cina, todo lo que hay vige n te sobre chacolíes, aceites, capellanías ó subsidios, si está en H acienda; portaz­ gos, carreterasó Bellas Artes, si está en F om ento, y leyes de Indias, más ó menos añejas, si está en U l­ tram ar. Publicado este lib ro , P erico llega casi al apogeo. Y a tie ne reputación fuera. L le g a un d iputado á p edir al D ire cto r u n im p o si­ ble , y, com o es n a tu ra l, éste se niega. — L la m e Y . á Cuesta — le dice el padre de la pa­ t r i a ; — él encontrará m edio. Suena el tim b re y se presenta Cuesta. N o con m anguitos de percalina, ni vestido tres modas atrasadas, sino correcto, com o decimos los modernos. Cuesta, le dice el D ire c to r, el A y u n ta m ie n to de Peraleja hace dos años que no paga, ó la carretera de G ilia , que debió entregarse hace tres años, no está n i trazada, y aquí el S r. López L um b re ra s desea que arreglem os esto sin p e rju icio para los interesados. ¿Cóm o vamos á salir de este apuro? — Legalm ente, no veo m edio; únicam ente, si el se­ ñ or D ire cto r lo dispone (volviéndose al diputado), po­ dría yo escribir al Jefe económ ico ó al de la sección de Fom ento, diciéndole que detenga a llí el expedien­ te : p or m in u ta ru b rica d a , pedirem os aquí un trá m i­ te; lo m andam os á la p ro v in c ia , y a llí duerm e. — P erfectam ente— exclam an encantados el D ire c­ to r y el d ip u ta d o — y tutti contenti. A s i, poco á poco crece la reputación del S r. Cues­ ta , que va nadie llam a P erico, y u n d ia , con m o tivo de re fo rm a r unas tarifas ó de hacer un preám bulo so­ bre una nueva m edida de portazgos, subeel Sr. Cues­ ta á ve r á Su Excelencia. Su E xce le n cia , que ya p or su secretario p a rtic u la r tiene noticias de Cuesta, le encarga uno de esos tra ­ bajos m inuciosos y pesados, que Cuesta cuida de lle ­ va rle p ro n to , y dem ostrando, si se tra ta de Hacienda, que el Tesoro ha de recaudar m uchos m illones más, y si de F o m e n to , que van á pagar portazgos hasta los perros de caza, quedando agradecidos hasta los cazadores. Su Excelencia ojea c-1 trabajo, y dice á Cuesta, que conoce que en aquel m om ento está pensando en el R ubicon : — P erfectam ente; ya tenía y o noticias de V . y sé cóm o trabaja. — Y o , excelentísim o señor.... — Déjese V . de tra ta m ie n to . — Y o hago lo que puedo; lo que h ay es que, com o no todos han hecho un p rofun d o estudio del ram o, no es posible.... — Ya arreglarem os eso, Sr. Cuesta ; lo que yo ne­ cesito son hom bres que adm inistren. — N o puede haber para m i m ayor recompensa que el lle n a r los dignos é ilustrados deseos de un jefe co­ m o vuecencia. P erico sigue todavía adjetivando. E l M in is tro lo despide con sonrisa benévola, y Pe­ rico sale del despacho casi co nve rtid o en D . Pedro. A los quince dias se publica un decreto en La Ga­ ceta, nom brando á D . Pedro Cuesta jefe de A d m in is ­ tración , segundo jefe ó jefe de sección de ta l depen­ dencia, y desde aquel dia D . Pedro es el alm a de la D irección : ya no adjetiva más que cuando habla del M in is tro ; á los directores casi los residencia, p or lo poco que saben, y se in d ig n a de que puedan m an­ dar más que é l; detesta la p olítica , que perturba al q uie to y pacífico ejercicio de los centros ; desprecia profundam ente á los periodistas en g en e ral, y á los gacetilleros en p a rtic u la r; es brusco con los d ip u ta ­ dos y senadores ; defiende en p rim e r té rm in o los in ­ tereses del E stado; descuida su vestir, ó por lo menos ya no es correcto; en la casa tiene reputación de hom bre probo y e nte nd ido ; parece que tie ne su des­ tin o p or ju ro de heredad, y sin acordarse de lo que fu e , n i pensar en lo que será, com o hom bre de ad­ m in is tra c ió n , es una necesidad para todos los go­ biernos. Este p rim e r sub-tipo, que empieza p or el periodis­ m o, es el más apreciable de la clase, porque al fin tiene e ntendim iento. * * *

Los que no proceden del periodism o, ántes de lle ­ gar á hom bres de a d m in istra ció n se hacen siem pre especialistas. Estudiem os todas sus m etam orfosis, que son la r­ gas, porque estos tales no se contentan con ser se­ gundos jefes; tienen que ser directores generales, y esto áun después de haber sido subsecretarios, que aquel puesto es más seguro que éste. E l hom bre de a dm in istra ció n puram ente burocrá­ tico para nada necesita reputación de listo. P rin c ip ia de oficial de la clase de q u in to s, y desde Iuégo se d istin g u e p or su laboriosidad. Se abisma ante un lib ro de Debe y H aber. Todos sus com pañe­ ros se sientan en sillones, y él pide un taburete a lto para poder d o m in a r los libros.

P o r de contado, los lib ro s de cuentas, el M ayor, el G ran lib ro , ú otros de los que segastan en el T e ­ soro, la Deuda ó las In te rve n cio n e s; porque, lo que es libros de o tra especie, no sólo no los lee, sino que los desprecia. U n licenciado en D erecho a d m in is tra tiv o ó un le­ trado son, según é l, in ú tile s para la A d m in istra ció n . Es m u y laborioso; y com o cierta clase de trabajos, no m atem áticos, sino num éricos, son m u y pesados y m u y poco agradables, la holgazanería española, clá­ sica en todas las dependencias, se conform a m u y p ro n to con adju dica r el cetro de la intelig e n cia n u ­ m érica al que se dedica un poco á esta operación. A s i que nuestro hom bre com ienza á m onopolizar esta especialidad, se im p o n e y se hace el necesario. U n d ip u ta d o pide en el-C ongreso los datos que se deducen del siguiente á m odo de discursito : «R uego al Sr. M in is tro de Hacienda se sirva tra e r: » i.° U n a nota de lo que se debe á los pueblos p or intereses de sus inscripciones intrasferibles. »2.° O tra del n úm ero de cupones del segundo se­ m estre de 18.... que se han a d m itid o en operaciones del Tesoro. »3.0 R elación circunstanciada d é lo s derechos con­ cedidos p or clases pasivas desde 1825 hasta el d ia .» — Así es nada— dice el M in is tro para su capote; pero, sin em bargo, se levanta y dice : « E l G obierno traerá los datos que desea el Sr. Sal i vi ll a, y el M in is tro de H acienda, que en este m o­ m ento tiene la h o n ra de d irig irs e á la C ám ara, la de­ m o strará , y dem ostrará al país, cuál es la gestión económ ica que hay h oy, y cuál la que había cuando m andaban los am igos de S. S .» D ich o esto, el M in is tro se sien ta , escribe u n v o ­ la n te , lo cie rra , hace señas á un portero para.que se acerque, y le da una carta, diciéndole : « L le v e V . esta carta, volando, á la Secretaría.» E l volante, d irig id o al Subsecretario, está concebi­ do, poco más ó menos, en estos té rm in o s : '.sOue se busquen en el acto los siguientes datos (aquí los datos). Los necesito para esta noche.» Apénas recibe el Subsecretario la m isiva , exclam a : — / Eche V.fierro! ¡La cosa es fácil, com o h ay D ios! Y á su vez toca el tim b re . — A l Sr. D ire c to r de.... que tenga la bondad de ve n ir. P arte el p ortero com o u n ra yo, y al poco ra to en­ tra el D ire cto r. — V ea V . lo que me encarga el Jefe. — Aprieta, constipado— dice el D ire cto r, a te m o ri­ zado ante la idea de buscar y re u n ir aquellos datos.— ¿ D e dónde v o y yo á sacar todo esto? — Pues ello ha de ser; haga V . trabajar á sus em ­ pleados; que no salga nadie de la oficina hasta que se encuentre esta nota contestada. — M e v o y á m i despacho, y verém os cóm o lo a r­ reglam os. E fe ctiva m en te , el D ire cto r se va, llega á su despa­ ch o, y se abalanza al tim b re . — ¿Qué desea V . S .? — Q ue venga el señor segundo Jefe y los señores jefes de sección. E n tra n éstos, aterrorizados de que á las cuatro y media les lla m e n , sin duda para encargarles a lg o , y el D ire c to r les espeta la nota de los datos que se ne­ cesitan para aquella noche. — L a tendrá V ., señor D ire c to r— dice el segundo Jefe. — Es preciso; m ande V . que no se dé la hora hasta que todo esté te rm in a d o ; al salir del te a tro , daré yo una vuelta p or aquí para llevárselos al Jefe á su des­ pacho. — V aya V . descuidado. E l D ire c to r, encantado de sí m ism o y de sus em ­ pleados, baja para decir al Subsecretario, con aire de triu n fo , que los datos estarán sin falta. Apénas se dejan de o ir las pisadas del Jefe, dice al segundo uno de los de sección : — Pero diga V ., D . Jaim e, ¿vamos áestar aquí toda la noche? — N o , G u tié rre z ; yo no he querido co n tra ria r al D ire c to r; lo q u f v o y á hacer es lla m a r á P e rez;— ya saben ustedes que tiene todos los lib ro s en la cabeza, y él, con tres escribientes, hará el trabajo. — E fe ctiva m en te es c ie rto — dicen t o d o s P e r e z es una especialidad; él tiene la D irección en la cabeza. Ya el sufragio u n ive rsa l, inspirado p or la holgaza­ nería, acuerda á Perez más conocim ientos solo q ue á toda la D irección reunida. Se da la h o ra , y cuando se m archan todos los em ­ pleados, asoma Perez la cabeza, y le dice al portero m a yo r : — T rá ig a m e V . papel de m in u ta s sin tim b ra r, dos cuadernillos y luces á m i mesa, y que me suban de ahí enfrente un bcef-stcakcon patatas y un café. Perez empieza su tarea. P a tin a p or espacio de cuatro horas sobre una in ­ m ensidad de lib ro s; recoge datos; hace sumas y res­ tas; sorbe café, y va dando notas, para que las pongan en lim p io , á los dos infelices escribientes, que con la

leche que han traído del café y dos va w VdSos les Un ha su m in istrad o i-, la oficina’ ..se .han h de p ede de refresco a lim e n tic io , con el p or más que uno de ellos ha h u n ie d e c U ?e la fa ls illa , lo que p or unos instantes le b piejo. na dejadQ Perez, m ientras ta n to , dice para sí • A m que lo ménos me equivoco en 300 m il] ~ po, á lo que se adeuda á los pueblos, y en a? ‘es res de cupones; pero, después de todo ^ h ay más datos que éstos; el que más 10° y o ; así, pues, puedo echarm e á dorm ir t r 0^ sá» A q u e lla noche el M in is tro se encuentra fete con la siguiente n o ta , de m uy buenaV " 50 P rim e r dnt-r» dato • 938.756.547 escudos 57 milésimas.

Segundo dato : De la serie F................. 8.;->0 De l a » I ) ................. 859 do7

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E n la D ire cció n y fuera de ella se sabe es el a uto r del tra b ajo , y esto le va dando t a L ^ 12 rep¡J!a. cion de hom bre com petente, que el dia en m Je fl r,-j esté, no hay D irección posible. A l abrirse la sesión del dia siguiente, el S * l Ü v illa , que ha visto en la Secretaria los datos*' — dos p or el M in is te rio de Hacienda, y q u e lo s íljf leer al dar cuenta del despacho ordinario nidt^°'^ labra y dice : — A n u n c io una interpelación al señor Minia bre el atraso en que se encuentran los pueblos«i j percibo de sus intereses, y sobre la irritante re n cia q u e para las operaciones del Tesoro h a n S los cupones del segundo semestre del año posible, señores diputados, que forméis idea de¿ lágrim as que podrían enjugarse.... E l Presidente llam a al orador á la cuestión te, liv illa dice — P ero no q uie ro sentarm e, señores diputados sin hacer constar que, al m ism o tiempo que censuro la gestión del G o b ie rn o, he visto con mucho gasto la e xactitud de los datos traídos por el señor Min;-:r. de H acienda; yo , que hace muchos años que estudió este asunto, no he hallado en el prim er dato más qm una pequeña diferencia de 17 escudos y 90 milésima que no tienen im p o rta n cia alguna, y en el segundo, dos cupones dem ás en la serie D ; pero, de todos mo­ dos, re p ito , los datos son m u y exactos, y yo lo pro­ clam o, porque esto nos honra á todos. Com o el lector v e , el Sr. S a liv illa aprov ocasión de darse lustre con sus conocii H acienda, contando con la ignorancia del de la m ism a manera que Perez pasaba por i en m aterias de co n ta b ilid a d , por más que él mismo tenía la sospecha de haberse equivocado en 300 mi­ llones. Pero, com o á los expertos en contabilidad les suade com o á los jugadores de manos, es decir,queli m ita d le hace p ú b lico con su torpeza, Perezpasah p or una em inencia. E l trabajo que hizo para contestar á la interpela­ ción del Sr. S a liv illa , y otros por el estilo, le va a*; á poco haciendo una reputación de hombre necesario, con la p articu la rid a d de que, á fuerza de oírselo decir á los dem as, se lo cree él m ism o. Perez, que, sin darse cuenta, es ya jefe deMjp' ciado de p rim e ra clase, d om in a en la oficina, y hace presupuestos, debiendo una pequeña “ su reputación á haberle dicho en una ocasión i Subsecretario : . .IB — ¿Cómo desea V . el presupuesto? ¿ConsoW»H con d é fic it, ó r a s conras? ._ A sí las cosas, y después de estzgolpe¡ tropieza rez con un cam bio radical en la política. Los que entran en el poder, que se proponen ^ d ar hasta los algodones de los tinteros, y ^uC ^radOÜ te n id o tie m p o de que llegue hasta ellos la rePu. ^ de Perez, lo m ism o que si se tratase de m o rta l, le dejan cesante. • effl. Pero ocurre que, al e n tra r en la dependen piezan á lu ch a r con dificultades; y como ‘os Arenecesarios en la A d m in is tra c ió n lo primero ^ curan es dejar las cosas de manera que c puedan desenm arañarlas, llega un dia en qu vo jefe, que por u n escribiente respetado noticias de Perez, le lla m a á su despacho y "j nuevam ente con ascenso. neces^ Perez, que ya hasta él m ism o se cree ¿oSS;;f abraza con v ig o r y con fe el nuevo orden ^ ^,¡5 com o entre todos los nuevos es el único ^ m énos, tiene la tra d ició n de la casa, Ueg3 T la ninfa Egcria del M in is tro . ¡iace w*’ E ntonces empieza su período brillante carrera escandalosa, y sin dejar de ser h° poliñ^6 m in is tra c io n , ocupa cargos verdaderamen ^ r Q uieren hacerlo d ip u ta d o ; y como est v ji W m e te , se resiste cuanto está á su alcaU ,,Y es, no sale de la C om isión de Presup uesto5» 1 11\ • í 11 n

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LA I L U S T R A C I O N E S P A Ñ O L A Y AMERICANA. i,

elevadas. De todas maneras, y si de utica no sale una cartera, después de % m p an? I n r la política activa com o un m eteoro, sacDP n i} eCCÍO„ , y desde a llí, con su excobija en 11 gu p ráCtiCa, es un cabo de socorro Reacia V c°_ ¿ qu¡enes ayuda cuanto puede, preP los caiüoj ■ m añana, y es fácil y agasajado Candóse el, ‘it‘c s q Ue no pueden prescin dir de este d m in is tra d 0". -Ja» Jáea aa . 0> com 0 quien no hace la cosa, Asi, Poql coioca á todos sus parientes; acepta y vivecon toflo' »^ ja c u la s vaciedades que se tra d u;ecuelga y Se prepara para e n tra r en el santo^• ufeujoactivo. aj m in ¡stracion es de los que naí ^ f i S e n i vocación de serlo.

¡¡fofa* m^

C«ncon

* * *

„„ otra variante,

que se hace en el bufete y en o So pueden aspirar a ella mas que los el C°n/ ! t'listos: tres años de bufete; una le v ita larjbogados serjeda(j ; gafas de o ro ó quevedos de con«¡fflUCJidistrito i fi uno: á f tiem po; tras tras elel ddisistrito trito, , un un puesto puesto Chi; magistratura, y á los dos meses, un hom bre ju *S 5 ÍB iin is tra tiv o , que, e nvu e lto en su honrada eterniza en la nóm ina. J. V' a llee rí o d e T o r n o s . Ha.'

costum bres

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S IG L O

X V I I .

LAS DAMAS A L USO. (COXTISVACIOX.)

j | 5? A m a l i c i a l o s t i l d ó d e t e r c e r o s y e n c u b r i "d o re s d e fla q u e z a s h u m a n a s ( 0 , y d e u n as e n o tr a s e l t o le t o le q u e se le v a n ­ tó fu é t a l , q u e lo s g u a r d a ir ifa n te s p r o ■ > v o c a r o n la s ir a s d e la s p r a g m á t ic a s y d e ja c é l e b r e . d e q u e d e s p u é s h a b la r é , J ; s u s titu id a p o r F e l i p e I V á p o c o d e s u b i r a l

Junta de reformacióny censura ¿g¡as costumbres

V solio. N o d e b ió s e r l a p r o h i b i c i ó n m u y r e s p e t a d a , c o m o á las d e su c la s e s o l i a s u c e d e r í a s , n i á u n e n P a l a c i o , donde c o n t a n t o e s c r ú p u l o o b s e r v a r o n e l R e y . y e l Infante la d é l o s c u e l l o s , t o d a v e z q u e l o s r e t r a t o s que V e la z q u e z n o s h a d e j a d o e n s u c u a d r o d e l a s ttífld.s,y e n o t r o s , p r e s e n t a n á l a s i n f a n t a s y s u s d a m a s con d e s m e s u ra d o s g u a r d a i n f a n t e s . É sto y la s s á t i r a s d e l o s e s c r i t o r e s q u e a p u n t a d a s quedan, h e d í a s e n e l p r i m e r t e r c i o d e l s i g l o , y á u n después, d e m u e s t r a n q u e p o s t e r i o r m e n t e a l a ñ o 1 6 2 3 gozaban d e a u t o r i d a d y p r i v a n z a l o s g u a r d a i n f a n t e s , hasta q u e u n a n u e v a p r a g m á t i c a v i n o , m u c h o s a ñ o s adelante, á d a r le s e l g o l p e d e g r a c i a . M andó q u e n i n g u n a b a s q u i n a p u d i e s e h a c e r s e d e más de o c h o v a r a s d e s e d a , y a l r e s p e c t o l a s q u e n o fuesen d e a q u e l l a t e l a , y q u e n i e l l a s n i l o s , n i lo q u e lla m a n y pudieran t r a e r m á s d e c u a t r o v a r a s d e r u e d o . O rd en óse a s i m i s m o q u e , l l e v a n d o z a p a t o s , n o p u ­ dieran u sarse n i o tr a in v e n c ió n q u e h ic ie ­ se ru ed o, s ie n d o n e c e s a r i o , p a r a q u e f u e s e p e r m i t i d o su uso, g a s ta r c h a p i n e s

J/e-

faldelli­ polleras enaguas,

nesmanteos

verdugados, que nobajasen decinco dedos.

fjAO E” la ñola precedente hemos visto ya algunas malicias so¡Resto; pero más claramente lo dice aún, en Los Discursos tic /a veinticuatro maridos, el pasaje siguiente : « Y si se hai (a P*™*,había guardainfantes para su disimulación.» Solorzano, novela E l Disfrazado, pone en boca de 1).* Clara esta ii frases : «T u v o , pues, ocasión de verse con don ■ s P i i quien d¡., parte de los amores de D. Esteban y inios, el estado en que me hallaba, cosa que el no habia p ’ ™ e'*°. porque este narro uso del guaní.linfante, lomado de K th '"1* i ProP'c‘° Puru encubrir mi defecto.» “ tonoyel^ como se ve, llama narro uso al giiurdainfante, y ^^ ■ PC nbirse en el reinado de Felipe IV , pues en ella se habla Q u V Cürnn «'osa pasada. En F.t Privilegio dr las mu«r afir .1 i • Afamenbusch supone escrita en 1623, en el ter6ain» rt i einaco Fel‘ Pe IV , se dice que el guardainfante V « . ‘«galas proscritas por la pragmática. qtir. Lm"51j.e{*,b?r&°> que en Guárdate del agua mansa, comedia , 'C*1H ilustre poeta y literato, escribió Calderón en !“W>mtvc ésteS ,_______„ . l „ „ en „ pe sqg|M j ' e ***e á zaherir el ___________ guardainfante como gala Osttn-1 f rC0< 6 que a(1u* |*«sar de las leyes y de las sátiras, «ersu U50 P''inP°Ef>durante más de veinte años, que es durar pata ttniarrrj . n cxtp vagan te, incómodo y perseguido. Se nota, sin l'e en a *cy. I -a, tlt. XII, lib. Vil de la Recopilación, que /iinfc, d ir ir (llle relativo á vestidos de mujeres ordenaron los Ca*r de m. ¿ J ! " a:!0" ' c" ,fj23>no se habla del guardainfante, á peid Cons^ioH11, vfrdueado y del manteo. En cambio, el auto r¿.r.jj;D ae *3 de Abril de 1639 prohíbe terminantemente los '•Jlicii1 A 6' ’ j° m? no sea á las mujeres que, con licencia de tas {WsíSdMn”«a', 1 su PHp v -K * ■

P ! j.r

REAL

S IT IO

DE

A R A N JUEZ (De fotografía de Laurent.)

322

LA

ILUSTRACION

- M ir a d , p re n d e d m e a q u í esa firm eza d e e s m e ra l­ das y d ia m a n te s — d ijo D .a L u c ía ( i ) . B ie n h a ce vu esa m erc ed en p o n e r firm ezas á su p ech o , a u n q u e v u e s tro p r im o D . G o n z a lo p o d rá d u d a r si es e m b le m a d e lo co n s ta n te ó d e lo d u ro d e v u e s tro cora zó n . N o os m e tá is en d ib u jo s , d u e ñ a , y a cerca d ese ta b a q u e co n g u a n te s d e ám b ar. (Sí continuará.)

Jü L IO M oX REAL.

LA S A V E -M A R íA S . t:í: d u lc e p o esía e n c ie rra el v ib ra n te ta- n id o d e las ca m p a n a s, c o rrie n d o d esd e la e le v a d a to r r e , p o r los c u a tro v ie n to s , e x te n d ie n d o su v o z a rg e n tin a p o r v e g a s y m o n ta ñ a s, lle g a n d o h asta las m ás re ­ có n d ita s c a v e rn a s , c o m o m en sa jera d el D io s p o d ero so q u e lla m a á sus h ijo s al te m p lo p ara c o m p la cerse e n su fe y a c o g e r con a m o r sus o r a c io n e s ! ¡Q u é sa n tos recu erd o s d esp ie rta en el q u e la o y ó n iíio T y a n sio so esp era b a sus pausadas v ib r a c io ­ nes p ara s a lir d e la escu ela ! ¡C ó m o resu en a n en el o id o , al tie m p o q u e e l re ­ cu erd o en la m e n te , las a le g re s fan tasías d e l c a m p a ­ n a rio en los d ias d e p ro cesió n , y en la P ascu a d e las flores, cu a n d o resu cita el S e ñ o r y se d escu b ren lo s a l­ ta re s, e n lu ta d o s d u ra n te ta n to tie m p o , d e ja n d o lu g a r el tris te v e lo m o ra d o á los fra g a n te s ra m o s c o n q u e D io s e n g a la n ó los c a m p o s , para g lo r ia d e su o b ra y so la z d e los h o m b r e s ! Y ¿ q u ié n n o h a s e n tid o a lg o d e la p res en cia d e D io s , cu a n d o el sol se h u n d e tras d e l h o r iz o n te y las n u bes se en g a la n a n d e sus m ás v iv o s co lo res para d e s p e d irle , los p a ja rillo s cru za n e l a ire p ia n d o para b u scar su n id o , y los h o m b re s v u e lv e n á su h o g a r , y a llá en la m o h o sa to r r e , q u e p a rece un fa n ta s m a , a l d ib u ja rse sob re el h o r iz o n te v io lá c e o , e le v a n d o h acia e l c ie lo la cru z, suen a la m e la n c ó lic a ca m p a n a d el A v e M a ría ? ; A y , d u lcísim o s y h o n ra d o s g o c e s d e los tie m p o s d e 'p a z , y a p asa d os, cuán sabrosos sois á los q u e n o lo h an p e rd id o to d o , p u es áu n creen en D io s ! L a o ra c ió n s o lita ria d el a n o c h e c e r, en q u e cada cu al su sp en d ía e l tra b a jo , d e te n ia su m a rc h a , y . d es­ cu b rién d o se la ca b eza , señ alab a en la fr e n te , en la b oca y el p ech o , la g lo rio s a c ru z , o ra n d o después. E r a la p oesía d e la fe, q u e en to d o s los ca m p o s e le v a ­ ba al c ie lo m illa re s d e voces c r e y e n te s , q u e h o y ca­ lla n , d esca n san d o tra n q u ilo s los q u e las d ie ro n al v ie n to , p o rq u e esp eran una v id a fu tu ra. H a c e a lg u n o s añ os, to m é un a p la za d e m é d ic o d e p a rtid o en un p e q u e ñ o p u e b lo d e la A lc a r r ia , áun m ás sa lu d a b le q u e p o b re , y en el q u e esp erab a m e jo ­ ra r d e salud y te n e r m ed io s y descan so p a ra p re p a ­ ra rm e á las o p o sicio n es d e un a cá ted ra q u e co n s o lid ára m i situ a ció n y m e p u siera en co n d ic io n e s d e es­ tu d ia r m ás p ro fu n d a m e n te la cien cia . H a r to d e la v id a d e M a d rid , h a llé m il en ca n tos al v e r m e lib r e y en e l c o n tin u o c o n ta c to co n la N a tu ­ ra le za , q u e m e p ro p o rc io n a b a m i d estin o. S o lte ro y escaso d e recu rsos, to m é u n a m od esta casa, en un a d e las to rtu o sa s ca lles d el p u e b lo , sin a d o rn a rla co n m ás m u eb les q u e la c a m a , la m esa, in ed ia d o cen a d e silla s, un a r m a r io d e p in o y unos p o co s trastos d e cocin a . E l r e c ib im ie n to d el p u e b lo y a u to rid a d es fu é lis o n ­ je ro para m i, y la n o c h e d e este a c o n te c im ie n to soñ é co n felicid a d es y riq u ezas d ig n a s d e un c u e n to d e H o ffm a n . D e d iq u é e l d ia s ig u ie n te á v is ita r los e n fe rm o s del p u eb lo , q u e ca recía n d e a sisten cia la rg o s m eses, y al a n o c h e c e r m e re tiré á m i casa, en busca d e la cena q u e , c o n el tra b a jo y el c a lo r d e l' d ia , re c la m a b a y a m i e s tó m a g o . D e v o r a b a y o el im p re s c in d ib le gu isa d o , cu a n d o las ca m p an a s d e la ig le s ia to c a ro n

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