XXVI Domingo del Tiempo Ordinario

XXVI Domingo del Tiempo Ordinario 29 de septiembre de 2013 Monición Queridos hermanos, recibid una cordial bienvenida a nuestra celebración, correspo

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XXVI Domingo del Tiempo Ordinario 29 de septiembre de 2013

Monición Queridos hermanos, recibid una cordial bienvenida a nuestra celebración, correspondiente al domingo XXVI del tiempo ordinario. Jesús de Nazaret, con la parábola del rico comilón y del pobre Lázaro, nos va a mostrar a nosotros, hoy, como ya lo hizo con aquellos que escuchaban su voz hace más de dos mil años, que los abusos de unos pocos traen hambre y muerte a muchos. Y que el abuso de las riquezas y de los medios materiales no es otra cosa que un camino criminal que lleva el sufrimiento a muchos. Pero ese comportamiento tendrá su castigo. Ya lo dice el profeta Amós. Dispongámonos a aprender, un domingo más, lo que nos muestra y enseña la Palabra de Jesucristo. Ojalá le hagamos caso y evitemos el mal y el hambre que sufren muchos de nuestros semejantes. Y ahora con la alegría que nos da sentirnos hermanos y discípulos de Jesús iniciamos con júbilo y amor nuestra celebración…

Primera Lectura Lectura de la Profecía de Amós (6 1a. 4-7) Así dice el Señor todopoderoso: ¡Ay de los que se fían de Sión y confían en el monte de Samaria! Os acostáis en lechos de marfil; tumbados sobre las camas, coméis carneros del rebaño y terneras del establo; canturreáis al son del arpa, inventáis, como David, instrumentos musicales; bebéis vinos generosos, os ungís con los mejores perfumes y no os doléis del desastre de José. Por eso irán al destierro, a la cabeza de los cautivos. Se acabó la orgía de los disolutos. Palabra de Dios.

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Salmo responsorial (Salmo 145.) R/. “Alaba alma mía, al Señor.” Él mantiene su fidelidad perpetuamente él hace justicia a los oprimidos, da pan a los hambrientos. liberta a los cautivos. R.

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El Señor abre los ojos al ciego, el Señor endereza a los que ya se doblan, el Señor ama a los justos, el Señor guarda a los peregrinos. R.-

Sustenta al huérfano y a la viuda y trastorna el camino de los malvados. El Señor reina eternamente, tu Dios, Sión, de edad en edad. R. -

Segunda Lectura Lectura de la primera carta del Apóstol San Pablo a Timoteo. (6,11-16) Hombre de Dios, practica la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la delicadeza. Combate el buen combate de la fe. Conquista la vida eterna a la que fuiste llamado, y de la que hiciste noble profesión ante muchos testigos. En presencia de Dios, que da la vida al universo, y de Cristo Jesús, que dio testimonio ante Poncio Pilato: te insisto en que guardes el Mandamiento sin mancha ni reproche, hasta la venida de Nuestro Señor Jesucristo, que en tiempo oportuno mostrará el bienaventurado y único Soberano, Rey de los reyes y Señor de los señores, el único poseedor de la inmortalidad, que habita en una luz inaccesible, a quien ningún hombre ha visto ni puede ver. A él honor e imperio eterno. Amén. Palabra de Dios.

Aleluya “Jesucristo, siendo rico, por nosotros se hizo pobre, para enriquecernos con su pobreza”

Evangelio +Lectura del Santo Evangelio según San Lucas (16, 19-31) En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos: Había un hombre rico que se vestía de púrpura y de lino y banqueteaba espléndidamente cada día. Y un mendigo llamado Lázaro estaba echado en su portal, cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que tiraban de la mesa del rico. Y hasta los perros se le acercaban a lamerle las llagas. Sucedió que se murió el mendigo, y los ángeles lo llevaron al seno de Abraham. Se murió también el rico, y lo enterraron. Y, estando en el infierno, en medio de los tormentos, levantando los ojos, vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno, y gritó: "Padre Abraham, ten piedad de mí y manda a Lázaro que moje en agua la punta del dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas." Pero Abraham le contestó: "Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en vida, y Lázaro, a su vez, males: por eso encuentra aquí consuelo, mientras que tú padeces. Y además, entre nosotros y vosotros se abre un abismo inmenso, para que no puedan cruzar, aunque quieran, desde aquí hacia vosotros, ni puedan pasar de ahí hasta nosotros." El rico insistió: "Te ruego, entonces, padre, que mandes a Lázaro a casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que, con su testimonio, evites que vengan también ellos a este lugar de tormento." Abraham le dice: "Tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen." El rico contestó: "No, padre Abraham. Pero si un muerto va a verlos, se arrepentirán." Abraham le dijo: "Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso ni aunque resucite un muerto." Palabra del Señor

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Reflexión

No ignorar al que sufre

El contraste entre los dos protagonistas de la parábola es trágico. El rico se viste de púrpura y de lino. Toda su vida es lujo y ostentación. Sólo piensa en «banquetear espléndidamente cada día». Este rico no tiene nombre pues no tiene identidad. No es nadie. Su vida vacía de compasión es un fracaso. No se puede vivir sólo para banquetear. Echado en el portal de su mansión yace un mendigo hambriento, cubierto de llagas. Nadie le ayuda. Sólo unos perros se le acercan a lamer sus heridas. No posee nada, pero tiene un nombre portador de esperanza. Se llama «Lázaro» o «Eliezer», que significa «Mi Dios es ayuda». Su suerte cambia radicalmente en el momento de la muerte. El rico es enterrado, seguramente con toda solemnidad, pero es llevado al «Hades» o «reino de los muertos». También muere Lázaro. Nada se dice de rito funerario alguno, pero «los ángeles lo llevan al seno de Abrahán». Con imágenes populares de su tiempo, Jesús recuerda que Dios tiene la última palabra sobre ricos y pobres. Al rico no se le juzga por explotador. No se dice que es un impío alejado de la Alianza. Simplemente, ha disfrutado de su riqueza ignorando al pobre. Lo tenía allí mismo, pero no lo ha visto. Estaba en el portal de su mansión, pero no se ha acercado a él. Lo ha excluido de su vida. Su pecado es la indiferencia. Según los observadores, está creciendo en nuestra sociedad la apatía o falta de sensibilidad ante el sufrimiento ajeno. Evitamos de mil formas el contacto directo con las personas que sufren. Poco a poco, nos vamos haciendo cada vez más incapaces para percibir su aflicción. La presencia de un niño mendigo en nuestro camino nos molesta. El encuentro con un amigo, enfermo terminal, nos turba. No sabemos qué hacer ni qué decir. Es mejor tomar distancia. Volver cuanto antes a nuestras ocupaciones. No dejarnos afectar. Si el sufrimiento se produce lejos es más fácil. Hemos aprendido a reducir el hambre, la miseria o la enfermedad a datos, números y estadísticas que nos informan de la realidad sin apenas tocar nuestro corazón. También sabemos contemplar sufrimientos horribles en el televisor, pero, través de la pantalla, el sufrimiento siempre es más irreal y menos terrible. Cuando el sufrimiento afecta a alguien más próximo a nosotros, no esforzamos de mil maneras por anestesiar nuestro corazón. Quien sigue a Jesús se va haciendo más sensible al sufrimiento de quienes encuentra en su camino. Se acerca al necesitado y, si está en sus manos, trata de aliviar su situación.

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Oración de los fieles Cristo nos invita a elevar la mirada desde este mundo al Padre. En esta actitud presentamos a través del Hijo nuestras plegarias. Hoy repetimos: PADRE, ACOGE NUESTRA ORACIÓN. - Por el Papa, los obispos y sacerdotes para que no se cansen de anunciar el Evangelio, que nos lleva a compartir nuestros bienes con los más necesitados. OREMOS - Por los jefes de gobierno, los que tienen el poder económico, los que imparten justicia, para que no se dejen llevar por las “glorias” de este mundo y tengan su mirada en los más pobres y necesitados. OREMOS - Por los enfermos, por los moribundos, los necesitados, los que no tienen trabajo para que el Señor les ayude a través nuestra que somos sus hermanos. OREMOS - Por los que han comenzado el curso, por los que preparan oposiciones, por los que comienzan a trabajar para que Dios les dé fuerza en los tramos duros de su caminar y alcancen su meta con satisfacción. OREMOS - Por las familias cristianas, para que sea el Señor centro de su hogar y el Espíritu Santo guíe sus corazones hacia el Amor. OREMOS - Por todos nosotros que celebramos que nos sentamos a la mesa del Señor, para que Él ilumine nuestro caminar haciéndonos ver siempre cual es su voluntad. OREMOS Se pueden añadir algunas intenciones libres

Oración Padre, con inmensa humildad te pedimos concedas a tu pueblo lo que confiado te pide. Te lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

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Ofrendas Con estas manos abiertas queremos expresar, Señor, nuestro deseo de poner al servicio de los demás parte de lo que somos y tenemos. (Unas manos abiertas) Con estos ladrillos queremos simbolizar el obstáculo que nos trae el acaparar y el poner la atención en el dinero. Que la FE nos ayude a romper con todo aquello que nos aleja de Dios. Con el pan y el vino, esfuerzo y conquista de toda la semana, llevamos hasta el altar nuestro deseo de querer alimentar nuestra vida con la presencia de Jesús muerto y resucitado.

Oración para después de la comunión Gracias, Señor, por quedarte en mí y junto a cada uno de nosotros hecho alimento, para ayudarnos a recorrer el camino. Gracias por las llamadas que continuamente nos haces a seguirte, a testimoniar con nuestra vida el Evangelio, a ser cepas que den buenos y abundantes frutos. Gracias por insistir en las llamadas, pese a que nuestras respuestas casi siempre son negativas, tibias, faltas de coraje y decisión. No te canses Señor. Ayúdanos con la fuerza de esta comunión a dejarnos transformar, a dejarnos podar y entrecavar, para que seamos cepas renovadas, que cada cosecha dan mejores frutos.

Despedida Hemos de salir del templo con la idea de que mucha gente a nuestro alrededor pasa hambre. No podemos volver la cabeza hacia otro lado como hacía el rico comilón de la parábola. Mucha gente necesita de nosotros. Glorificad al Señor con vuestra vida, podéis ir en paz. V- Demos gracias a Dios

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Oración Año de la Fe ¡Oh alto y glorioso Dios!, ilumina las tinieblas de mi corazón, dame fe recta, esperanza cierta y caridad perfecta, sentido y conocimiento, para que cumpla tu santo y veraz mandamiento. Amén. Oración de S. Francisco de Asís ante el Cristo de San Damián.

Fraternidad Franciscana de la Cruz San Miguel de Serrezuela y Cabezas del Villar en Ávila Torrelodones en Madrid

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