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Y AMERICANA ^¿ií^^V-^'^ AÑO. XLVI.
MADRID, 22 DE DICIEMBRE DE 1902.
NATIVIDAD. CUADRO
DE
ERNESTO
ZIMMERMANN.
-- -I'-.,
NÚM. XLVII.
E U C E S PASCUAS.
._^^ —Para ello adelanto la Crónica: así como asi, no hay asuntos ja^ ' ^ ^ más en la política ni en loa heciios culminantes, propios do estos días. No faltará segaramente Gloria á Dios en las alturas, pero sí paz á los hombres aquí abajo. No son ya las de Inglaterra y Alemania las únicas escuadras que 96 dirigen á La Guaira y Puerto Cabello, para bombardear los casi desarmados fuertes y arreglar cuentas: también la poética Italia envía BUS buques contra la débil pero animosa Venezuela. Los sensatos califican de estupidez y locura la protesta del general Castro, y aun juzgan su temeraria actitud de egoísta para asegurarse en oí mando. No es el Poder muy cómodo en circunstancias tan difíciles, y la indignación patriótica se explica ante las exigencias fundadas en los títulos que da la fuerza bruta. Tendrán razón en que no es prudente resistir los mandatos apoyados en la artillería de mayor alcance, y que ceder ante esa superioridad marítima evita pesadumbres y desgracias; pero, concediendo todo esto, hay que respetar á los que tienen el brío de corazón necesario para oponer su pecho á los atropellos de la fuerza; que hasta un niño con alientos de hombre-puede hacer daño, y algunas veces las locuras patrióticas salen bien, despertando ecos simpáticos y creando fuerzas de opinión. Y, sobre todo, merecen benevolencia los que se arriesgan por algo grande, y repulsión los agresores que saltean con sus acorazados á las naciones indefensas. —El llamamiento á la República norteamericana les resta muchas voluntades. —Dura ley es la necesidad y mala amiga la que invocan, y en esta parte estoy conforme con los que entienden que al pedir ese apoyo adquieren un explotador más; pero la división de la América latina no consiente la ayuda de los aliados naturales: otra cosa sería si desde Méjico á la Tierra del Fuego existiera un tratado que garantizase á todas las repúblicas su territorio: el apoyo militar y mercantil de tantos pueblos contendría á los más fuertes, haciendo sus exigencias razonables; y que hay abuso lo prueba el que en la misma Inglaterra, Alemania é Italia se alzan vocea en favor de la agredida Venezuela, donde las Pascuas no serán muy gratas.
—¿Y el pueblo de Navarra amenazado por una peña que está siempre para caer, y ai rueda tiene que aplastar media población? —Recuerdan loa tormentos clásicos: pero esto último tiene remedio, como las murallas do Cádiz que un temporal ha llenado de averias. En cambio, la rotura del terreno ¿quién puede componerla? ¿En dónde se detiene el desgarrón? ¿Dónde acabará el descenso? ¿En las ascuas del fuego central ó en los abismos neptunianos? — La Exposición de industrias relacionadas con el alcohol resulta interesante. —Pero exige para escribir acerca de ella conocimientos especiales que no tengo. —Puede usted admirar los focos de Inz que produce. —Y la fuerza que representa, y el estudio quo supone, y la riqueza que promete; pero todo esto, que tiene tanto valor, no me admira tanto como el ingenio desarrollado para llegar á tan útiles resultados y la fantasía de los sabios. — Yo la estimo superior á la de los poetas. —Es de otra índole. Los sabios nos revelan las maravillas reales, y los poetas han poblado de grandiosas mentiras el mundo intelectual. Asombran las transformaciones que el alcohol recibe con la ciencia, y cabo esperar de ellas lo más inverisímil, hasta paraguas y sombrillas. —¿Se bromea usted? — Hablo seriamente; todo me parece ya posible: si be citado esos utensilios, todavía pnedo hacerlo de cosas más extrañas: si la Química convierte el airo en liquido, también solidifica el alcohol; trueca éste en riqueza, y el capital en títulos nobiliarios.
—Acabemos de una vez. ¿Se llama Mames, Mamed ó Manuel Casanova el bandido gallego que acaba de ser herido y preso en la casa del párroco de Freijó? — Llámese como quiera, ha dejado de escandalizar con sus hazañas de bandido el nieto de Balseiro. —También hay en muchas casas pascuas tristes. —Las que visitaron poco há las funerarias, con sus coches de caballos em— ¿Está probado su parentesco con el teniente de Candelas? penachados: en la calle del Conde de Romanones no había medio de firmar —Un. periódico lo dijo, y todos repetimos que era su abnolo aquel famoso en las listas, según se agolpaban en el portal los que acompañaban al entie- ladrón que fué ajusticiado en Madrid hace sesenta y seis años. Candelas y rro: era un duelo múltiplo de una baena señora, que entristecía varias casas, Balseiro obtuvieron el honor de la novela, y su causa figura entre los prola del gobernador de Madrid D. José Sánchez Guerra, que ha perdido una cesos célebres. Casanova es héroe de romance, y se vanagloria de hacer verexcelente madre; las del gobernador anterior Sr, Barroso, y del ex ministro sos mejores: aquéllos usaban de la astucia para robar; éste se imponía por de Hacienda D. Tirso Rodrigáñez, sus hijos políticos: no pude firmar las el terror, su fuerza y su destreza en el tiro: á todos les perdió una mujor, listas en aquella confasión, y aquí consigno mi pósame á toda la familia, que como al olvidado Juan Pórtela, de quien oímos cantar el romance en nuesextiendo á las de dos amigos queridos, D, Plácido Francés y D Arturo Molida. tra niñez á los ciegos en la calle de Toledo, ó al más olvidado aún Curro Ló— ¿Los trató usted? Porque ambos son conocidas como artistas por sus pez, que en la época citada recordaban algunos viejos tarareando sus coplas. obras, Francés por sus cuadros de las Exposiciones, Arturo Molida por sus Casi todos los bandidos célebres fueron caballistas, jiero Casanova era inmonamentoa, rostauraciones y dibujos ornamentales: todo eso pertenece á la fante : sería curiosa la reunión de todo este romancero dol crimen, que, con histori ( del arte, pero lo que no suele quedar son ciertos detalles de la vida algunas vidas de santos y la historia del gran ratón que apareció en las Islas Canarias, componían la lectura popular de hace medio siglo. Lo que ya no que los caracterizan. —¿Acaso el hombre es como las estatuas, invariable? D. Plácido Francés escucho es la música monótona y sentimental con que se cantaban los romantenía algo do su nombro y nada de su apellido: de estatura mediana, lo conocí ces, con sn acompañamiento de vihuela. ya do barba gris, y ojos expresivos, de esos que no envejecen; era un maes— Basta de digresiones. tro y no lo aparentaba; calmoso como quien ha domado un carácter fuerte; — Todo es historia. So cantaban con un compás muy lento, y repetían loe metódico, honradísimo, había sido secretario general y tesorero del Circulo versos para que la impaciencia por saber la conclusión hiciera vender loa de Bollas Artes dorante años y años, en el período de su creación, cuando los pliegos: socios no artistas éramos muy contados. Sólo le conocí un defecto: era muy Gerineldo, Gerineldo, sordo, y esa dificultad de conversar con él impedía cierta confianza, inspiGerineldo, Gerineldo, . , Gerineldito pulido, rándola su buen entendimiento y su carácter. Era buen pintor, buen amigo, Gerineldito pulido. buen maestro y baen padre de familia. — ¿ T de D. Artaro Molida? En cambio la canción de San Antonio, que so pagaba al ciego adelantada, —Hombre de sociedad, todavía era ©legante su figura, dentro de un tipo tenía un compás rápido original que recordaba los madrileños de ñnes del siglo XVIil, con sus pati—Volvamos á Casanova. llas de chuleta y su rostro agradable y simpático, que en algún tiempo se — Este ha conseguido mejores tiempos: la fotografía con sus instantáneas confundió con el del Daque de Veragua: vistiendo bien de señorito, podía á transmitirá á la posteridad su rostro juvenil. cualquier hora cambiar el traje de París por ol de luces, y salir á la plaza con la espada y la muleta, que en corridas de aficionados manejó en otro tiempo con guapeza. La pérdida de en ojo le había preocupado, además de — ¿En qué empleará usted las Pascuas? perjudicarle para su trabajo, que en los dibujos de ornamentación era ex—Leeré dos libros que acaban de publicarse y agradezco á sus autores: quisito. Su trato era amenísimo y original, como su talento de artista y sn La cuarta ración, de arüculos, del maestro Thebussem, de que ya he sabofigura; su estatura mayor que la ordinaria, cuerpo esbelto y bien pro- reado en parta su gracia fina y su purísima dicción; y la última novela de porcionado. Blasco Ibáñez Canas y barro, que he empezado ya, y promete no ser inferior á La Barraca^yun estudio magistral de tipos y costumbres valencianos, en que la verdad y la poesía se funden y sostienen el interés por pro—¿Qué le ha llamado la atención entre las noticias de estos días? cedimientos naturales de constante amenidad. — Bl hundimiento de terrenos en el distrito de Berga: el terremoto siquiera, con sus sacudidas y ruidos, anuncia la catástrofe; pero que sin cansa conocida se convierta la llanura en nn barranco, y el suelo se trague laa casas —¿Cómo concluirá usted la Crónica? que se construyeron confiando en su firmeza, y los árboles se hundan por — Gomo la he empezado: diciendo al lector: Felices Pascuas. escotillón, todo esto en frío, por lo desusado cansa espanto, y se comprende las malas pascuas que se preparan á los vecinos de Serchs. JOSÉ FERNÁNDEZ BREMÓN.
2 2 DlGIEUBRE
LA
1902
gfe^ NUESTROS GRABADOS T ^ BELLAS ARTES. Natividad, cuadro do Emoeto Zimmornuuin. Página 30">.
El divino aannto del Nacimiento del Hijo de Dios ha sido y será íuente inagotable de inspiración para los grandes artistas cristianos. La linmíldÍBÍma escena del Niño Jesús, teniendo por primer trono para el Rey de cielo y tierra las pajas de nn establo, y por primer homenaje la adoración de rústícoH pastores, no ha podido menos de impresionar vivamente á toda alma enamorada do lo bello, que siente la sublimidad de tan elocuente contraste. Cada cual Bogún la intensidad de su genio y la especialidad de an temperamento artístico ha representado la tierna escena; pero todos unánimes han reflejado en BUS lienzos la idea capital del misterio: la divina consagración de la humildaLl. ¿Qué desvalido se avergonzará de su estrechez, ni qué afortunado podrá vanagloriarse de su grandeza, ante la voluntaria humillación del Señor de todo lo creado y ante su preferente vocación do los humildes? En, el cuadro de Zimmermann, que hoy reproducimos, aparece en el rninoso portal el Divino Niño, á qaien María y José atienden con amorosa ternura ante los pobrísimos rústicos que fervorosos le contemplan. La luz que del sagrado grupo irradia ilumina á los que adoran al Miísias, como simbolizando la gracia que en amor difunde, y el angélico coro que hiende los aires cantando el triunfal Hosanna profetiza la eterna victoria i frouados, como los do .luán del Kncina, el tipo esiíncial de ellas fué el villrufcico, en que compusieron sus mimoros sonoros los más antiguos maestros, que llenaron estas obras fugitivas de muchos y maravillosos conceptos. Govarrubias, no sólo definió los villancicos^ siuo que los hizo proceder de las canciones vUlanescdí^ quo solían cantar his gentes del campo; pero, como se ha dicho, la poesía artística, antes de Uevarloa al tom])Io, en sos complacencias literarias ya muy anteriormente los había formado á su imitación. El canto de los villauctcos se acompañó de ordinario, así en la misa llamada de aguinaldo, como en las demás festividades eclesiásticas á que se aplicaban, no sólo del órgano y los dulces instrumentos de la salmodia y el coro, sino de los más rústicos y sonoros que la tradicíóii secular había conservado, como propios de aquellos humildes pastores y sencillos canipesinoa que, iluminados por la estrella de Nazareth, fueron los primeros cu acudir al portal donde había nacido el Hijo de Dios. Aun no había terminado ol siglo x v i , el siglo clásico de nuestra música artística eclesiástica, cuando la acogida dispensada á las novededo-s arbitrarias de la imaginación que de continuo la moda impone, cuando la originalidad se ha estragado con los vicios del mal gusto, comenzó á tolerar aquellas sutilezas de ritmo ó do concepto que preside á toda letífera decadencia, ü n escritor de aquel tiempo dice que los que componían villancicos, cantatas y dúos, para huir del trabajo de inventarlos, se aprovechaban de lo3 papeles conservados en los archivos, y mezclando los aires divinos con las extravagancias que se escribían para festines y espectáculos profanos, no sólo corrompían la sencillez do los |>rÍmeros cantos de aquel género, aino . que para ocultar sus hurtos hacían desaparecer los originales de donde tomaban aquello que lea convenia. De cualquier modo, la decadencia fué tal, que el ya citado maestro Sayas decía al final del siglo x v n quo toda la música de estas festividades había perdido su natural carácter, para convertirse en composiciones teatrales, madrigaloscas, itielismáticas, coraicas y recitativas, cuyo estilo y método reprobable sólo servía para pensamientos y composiciones de pura mojiganga, que á veces cayeron en lascivas y obscenas. No obstante, ¡aquella música degenerada encontraba quienes la fomentaran y hasta aplaudieran!
PAISAJE. POR IRELAND.
LOS VILLANCICOS DE NAVIDAD PESAR de los manclatoa de IOB Concilios sobre los cantos do la devo^^y^ ción QQ loa templos; á posar de las amonestacionea repetidas de las yf-'t'- bulas pontificias sobre la unción, pureza y modestia con qne la voz humana on armónicas plegarias debiérase levantar en las casas de Dios; desde que la fe popular, para solemnizar ciertas festividades, introdujo en la Iglesia cristiana las lenguas vulgares, la música artística y toda clase de melódica instrumentación, la majestad de la liturgia antigua no pudo menos
Lo que pasó con la música, pasó con la letra. La poesía artística había traducido por dos veces en versos castellanos el poema que sobre El jiarlo de la Virgen escribió en Ñapóles -lacobo de Sannazaro : la primera vez, en Uii\\\ por medio del Dr. Cregorio Hernández de Velasco, y la segunda, en 1(120, por el Ldo. D. Francisco de Herrera Maldonado. Y aunque desde el primer tercio del siglo xvi aparecieron varios villancirrs. Es ol niño más hermoso Que toda la hermosura;
Es 9u madre Virgen pura; 'Él es su liijo y esposo; Es el caso mila.ííroso; Es Soñnr de los soítores; Es th' /íí.v flon's la flor y (7 amor (h: los amores. Otros inuclioa libros do este genero jiueden citaroe del L d o . Cosme Gómez, Tejada de loa Reyes, D. Miguel de L'^óri Marcliante, y sobre todo la Culeccióii q u e publicó en Valencia, en lIlDH, el D r . D. Joaquín Centelles. Pnede decirse que todoa loa villancicos de N o c h e b u e n a Pascua y Reyes que desda esta época se cantaron e n caai todas las iglesias d e líspaña fueron a n ó n i m o s y producto da la industria literaria. Se hacen apreciar, sin embarg o , porque los que están i m p r e s o s , y son en núoi'ü'o e i t r a o r d i n a r i o , contien e n en sus portadas los n o m b r e s de loa maesiroa de capilla que compuaierotí la música con que so cantaron. Si esta música ee h u b i e r a conservado en los arcliivoa d e las igloaias reapectivas, constituiría u n arsenal opulentísimo, qno sería m n y digno de estudiar. Sábese cómo en loa conventos de religiosos de ambos sexos 6e celebraba la Nochebuena. E n las Descalzas líeales de M a d r i d todavía quedan vestigioa de aquellas graciosas costumbres on las fiestis do N a v i d a d é Inocentes. Las monjas se visten con toda clase de trajea, inclusos los de h o m b r e s . A l b o r o t a n , c a n t a n , dannan como locas, y con frecuencia hacen representaciones teatrales. La más joven y despachada t i e n e libertad p a r a hacer en prosa ó verso el Tejamon de todos los presentes, r i y e n d o todas con.el descubrimiento de loa deCectilIos fíaicoa ó de carácter de cada una de ellas. Todavía las panderetas que s i r v e n para eatas diversiouea son d e la época d e los reyes F e l i pes de A u s t r i a . De loa Jerónimoa de El Escorial q u é d a l a memoria del asombro que cansó en el ánimo del rey Felipe II la p r i m e r N o c h e b u e n a q n e vio e n t r a r en el coro los p a d r e s m á s graves do la c o m u n i d a d vestidos de mamarrachos, y haciendo y diciendo toda clase de desenfados. H a s t a la invasión de los franceses en el siglo a n t e r i o r , estas costumbres í'neron generales en todos loa conventos de España. Los villancicos do la noche de Navidad tuvieron m i l f o r m a s , según los t i e m p o s : muchoa e r a n verdaderas represeutacionea lirico-teatraleH, y hasta llevaban n o m b r e s adecuados como las obras cómicas. E n la Colección d e C e n t e l l e s todoa se individualizan por estos epítetos: por ejemplo, unos se den o n á n a n : El Parnaso t/ Belén (Capilla de S. M., Kítíl), otros E'l Juego de pelota. Correr parejas, Los Arhíjuines, Las Verdades de Pero (rrullo, La Mojiga))f/a, Los Poetas, Los J'apar/ai/os, El Sastre del Camjn'Uo, Demócrito !/ Heráciito, El Juego dejlores. Las Beatas, Las Monjas, El Calendario y el pronóstico, etc., etc. E n casi todos los villancicos h a y algún p o r t u g u é s , alg ú n agtnriano ó gallego, algún latino m a c a r r ó n i c o , algún vascongado dispar a t a d o , y ( on frecuencia g i t a n a s , pastores y zagalejas. E n los de las Descalzas Reales de Madrid de iij76 había unas coplas p a r a reaeñar los i n s t r u m e n tos do aquella n o c h e , en esta forma: La xamhoiuha es la que agrada Que en una olla resuena, Y después de Dios, la olla Es lo que á todos alegra; La fnrraíi/icla. se sigue, Que ea propio de Nochebuoiía Divertir las colaciones Con algunas castañuelas. Zanilioniba que bulle Zamlwniba que suena, Zambomba, zambomba, con iaian-aíi'C'ln. La malrava es esta noche La más propia de la fiesta, Siendo siempre las muiracm Las que á maitines despiertan; La hanili/rrla en este gozo Pasa por dulce rihtivla, Que pai-a Dios todo es uno Cuando en la fe no disnena. Zambomba que bulle, etc. Á continuación e n t r a el p a n d e r o , la sonaja, la z a m p o n a , el s i l b a t o , la carraca y ol cencerro. E n los del Real convento de la E n c a r n a c i ó n del año lti77 se hizo reviatn da poetas en estes coplaa: El poeta Juan de Mena Pondera en lenguaje antiguo Que más divino parece Cuanto más humano el niño Gongora el culto se sigue, Y aunque su ingenio fué obscuro, Hoy á la luz do una estrella Se ve lo sabio en lo culto Hoy Lope, viendo á los Iteycs, Los dos blancos y otro tinto, En chanza devota cania Según Tomé de Bnrguillos La pluma del gran Quevedo Ea corona del asunto, Y así el xaearero numen Ha desabrochado el rumbo
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PAISAJE. POR A. N. CHETWYNDE.
Así n o se salvaron C a m o e n s , Garcilaso, Boseán y otros poetas. H o y ya n o existe n a d a d e esto. N i en el ú l t i m o pueblo d e l a M o n a r q u í a , n i la Misa del gallo es lo que e r a aún hace cuarenta a ñ o s , ni las alegrías á que daba lugar en callea, plazas, t e a t r o s , casas é iglesias el N a c i m i e n t o del Hijo de Dios se a m o l d a n y a á n u e s t r o s s e n t i m i e n t o s n i á n u e s t r a s costumbres. Loa q u e n a c i m o s en las que se h a n p s r d i d o lloramos por ellas. JOAN PKREZ DE GDZMÁN.
VENDl^'í'AboRAS, CUADRO PE X E , „^„,,„.
37Í; — N." XLVII
LA
ILUSTRACIÓN
ESPAÑOLA
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AMERICANA
22 DlciEMBlíE 1902
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v'IL.lIU ll., y al día siguiente deja sin comer á sus hijos para jugar cuanto tiene á aquellos condenados números.» (i á deplorables contingencias. Y, mayormente, que un hombre solo y sin familia, para estar bien cuidado y pasar la Nochebuena como Dios manda, debe buscarse una mujorj cita propia , aun cuando le falte el consabido millón con que sofiat»^ ^ ilustre D. Remigio Palomeque ALEJANDRO LARRÜBIBRA.
22 DlClEMERB 19Ú2
LA
ILUaTRACIÓN
ESPAÑOLA
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Cuando los muchachos Entre sus juguetes Felices están... Yo sé que en el mundo Llorosos y tristes Gimen unos niilos llenos de pesar. Para ellos no hay dulces, Para ellos no hay fiestas. P a r a ellos no hay sol. ¡Pobres huerfanitos Los que viven presos Aguardando siempre oarícias y amor!
En las horas blancas En que loan i íí i toa Cerca del hogar Tejen ilusiones V esperanzas forjan Puras cual los auefíos de su hermosa edad;
Mas no; que en la noche. En la Nochebuena Toda a m o r y luz, Jíuscondo á los niños Que huérfanos lloran L. M. It. Dlíinuo-Uulmonle.—fiuolios.— LilíCOH prcNünfjKlot A CBIÍI UudacciAn por nutoroH ó oditoroN, por ° " . —AnuncioB.
Gli.MJADOS.—BellnB Artes: Nallvítlail, c\máro de Erceato ZimniormaDn. IAI tiflla M ináHro, dibujo do Simo- Oironollii. VtUa7idcoii cu el poíírrtiío, dibujo de MarcoUnno SantaSlarin. El fxifio d« Corla, Quadio de \ i;líizciuc7. Ofruiíla. cundro de E. Mnsenco. rnimijiit, por Ircland y por A . N. Cholwynde. TttttUnilailoinn, cuadro do Mimuel Picólo. Sigiiiimlu una pla/a, dibuja de JJanda. La ci-ria drl paxUir, dibujo do S. Tolmo. Tfin (Ví//r de Solo tu Cnmrnis ( Loarum), dibujo do Jkloximino Ptñft. — UUBtrauli nos del urtiOHlo de D. Felijje PércB y fionzálcz. X H E S T R O S SCIPLKMBSTOS.—itc»tbrc, I'arÍB.
--li- -il- * 1 * ^ I - •^t' -J- -,[- n^f
oíoj j/Jngeles de Jiavidod.
En la Nochebuena, En la dulce nocho Toda pHz y amor; En Ja nocliG alegre En que eriMas famiüas El júbilo esplende cual radiante sol;
ALEGRÍA
K / XLVU — 383
AMERICANA
MAL OLOR DE LA BOCA
Nmon, 31, fue dw Quatre-
Desaparece, notándose, por lo contrario, bien perfumada y fresca, con un buche del L i c o r del l*olo. Es un hecho tan notorio, que los fumadores, los que padecen del estdmuco, los que tienen algún defecto en la nariz, encuentran su aliento delicloao con un enjuagatorio del dentífrico español. Con un frasco, que valefireales, hay para dos mesea.
EB un producto perfecto ó indispensable & toda olof^ante: no hoy ojoa helios sin aodoaas pestañas y ci3jn8 bien trazadas: la ííev*^ Mi>urclIIvi-« liace brotar y crecer cejas y pestañas, bajo las cuales la llama do la mirada se hace mds dulce, más v i v a y miSssimpática. ¡Alegrías del utonol Hay laniblón, traen taiub!('tn otros cuidados quo señalo, porque Indicare en seguida el medio de evitarlos y de librarse do elloa para siempre. Doflde los primeros fríos, ciertas manos se hinchan y onrojocen; lo que ea bastfliitü feo y nada elegante. No ea permitido más quo Á laa pequoiías cole)^Jalas tener las manos rojaa: una itiujor cuidadosa de su belleza se las lavnril con el iMavaii (IPB l ' r é l a f N y las friccionará liReraiiienle con l a exquisila Vate Aaa I V ó l a l » , cuya aceptación es univereui, y que blanquea y embellece las manos. La Perfumería Sxütion, 35, rae du Qttatre-SepUmibra, P a r í s , ee l a quo tione el depósito de estos maravillosúS productos.
POLVOS DENTÍFRICOS de i. S" HIGIÉNICA P i n flviur lifi liliitlcidancx eiíjtse li naevt eníueU nettri J roja y el sello do uaraniía eon la Rrm» OOTTAH e t C " , ss. Rué Oe siwU, París.
muy apreciada para el to< codor y para los bañol ü o o b l r u i * , perfumista, Parit, 19, F a a b o u ^ S*' Honoié.
EAU D-HOUBIGANT
^ EDELWEISS ^ ^ OE m rsniq_
FRÍO Y HIELO COMPAÑÍA INDUSTRIAL
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