Story Transcript
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«Yo estaré contigo» Jos 1,1-12
Lectura: qué dice el texto bíblico. Leer despacio el texto de Jos 1,1-12. En el momento de comenzar la conquista de la Tierra prometida, cuando ya no está Moisés, Dios alienta a Josué que asume la jefatura del pueblo. Meditación: qué nos dice el texto bíblico. Después de unos momentos de silencio, el que dirige la oración hace caer en la cuenta de que el texto dice que «obrar de acuerdo con la Ley que Moisés te ordenó» (Jos 1,7) es la clave del éxito de la misión: conocerla, comprenderla y cumplirla es para Josué garantía de que el encargo saldrá adelante. Puede ayudar a comprender mejor el mensaje de fe del pasaje: • Notar que Dios anima a hacer de la lectura del libro de la ley algo habitual, diario: «repite siempre lo que dice el libro de la ley de Dios y medita en él de día y de noche, para que hagas siempre lo que él ordena. Así todo lo que hagas te saldrá bien». • Notar que él cuenta con que Josué experimentará miedo y desánimo: «Yo soy quien te manda que tengas valor y firmeza. No tengas miedo ni te desanimes, porque yo, tu Señor y Dios, estaré contigo dondequiera que vayas». ¿Estoy en un momento de mi vida en el que he de decidir cosas importantes? ¿Cómo me siento? Confiar en Dios, saber que vendrá el desánimo, el miedo, los abandonos… Contar con su fuerza, con que la empresa la lleva Él adelante. Oración: qué decimos al Señor, movidos por la Palabra. La lectura y la meditación pausada del texto han puesto delante de nosotros todos los sentimientos, las palabras etc. que nos envuelven cuando tenemos que tomar una decisión importante y cómo Dios está ahí presente. Es el momento de presentar todo esto ante el Señor. Después de unos momentos de silencio, expresar en voz alta nuestra oración, intentando que nuestras palabras se inspiren en el texto que hemos meditado: «El Señor es mi luz y mi salvación, con Él a mi derecha no vacilaré»; «El Señor es la roca firme». Podemos cantar juntos este pequeño recitativo del grupo Brotes de Olivo (del disco Dame vida): Confío en ti, de ti me fié, no andaré mis pasos si no es desde la fe, justo he de vivir si en ti confié, dame Dios tu Espíritu, dame tú la fe.
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«Llévame por el buen camino» Sal 5
Lectura: qué dice el texto bíblico. El grupo se reúne y comienza la sesión colocándose en círculo y haciendo silencio. Juntos, a dos coros, rezan el Salmo 5 despacio, intentando asimilar las palabras. Al terminar, se deja un tiempo de silencio para que resuene la oración en el interior. Meditación: qué nos dice el texto bíblico. El Salmo 5 es un salmo de súplica y petición, que se armonizaba, probablemente, con unas flautas suaves… La persona que se pone en oración habla de palabras, gemidos, súplicas… Una oración que se hace bien de mañana, con la confianza de que Dios la atenderá a lo largo del día y concederá, así, alegría a los que confían en Él. Podemos comentar juntos: • Que quien ora, lo hace dirigiendo «títulos» a Dios: Señor, Rey, Dios mío… • Que quien ora, habla y dialoga con Dios: «Tú no eres un Dios…; Tú odias a los malhechores…; en tu presencia…». • Que quien ora, necesita pedir ayuda, aliento… ¿Quién es Dios para mí? ¿Cómo me dirijo a Él: Señor, Amigo, Hijo…? Abro un espacio de diálogo con Él: tú eres, tú me dices, tú me consuelas… Pedimos ayuda para crear el hábito de dirigirnos a Él cada mañana, esperar su acción a favor nuestro y de aquellos que presentamos en nuestra oración. Oración: qué decimos al Señor, movidos por la Palabra. La lectura y meditación del texto ha dejado en nosotros un poso de abandono, confianza… Nos sentimos como «el amigo que habla con otro amigo» (San Ignacio de Loyola). Es el momento de presentar todo esto ante el Señor. • Después de unos momentos de silencio expresamos en voz alta nuestra oración, intentando que nuestras palabras se inspiren en el texto que hemos meditado. • Podemos ambientar este momento de compartir la oración: escuchando el siguiente texto del poeta Luis Rosales, que se inspiró en San Juan de la Cruz (lo encontramos en el cd Bendecid al Señor de la Comunidad de Taizè): De noche, iremos de noche, que para encontrar la senda solo la sed nos alumbra.
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«Tus pecados quedan perdonados» Mc 2,1-12
Lectura: qué dice el texto bíblico. Leer despacio el texto de Mc 2,1-12. Muy al comienzo del evangelio, Jesús va a Cafarnaún dos veces. Ha frecuentado la sinagoga, ha curado a los enfermos, tiene allí Pedro su casa… Le conocen, le esperan, saben que pueden confiar en Él. Por eso, los amigos de un paralítico, en cuanto se enteran de que ha llegado, le llevan para que lo cure. Meditación: qué nos dice el texto bíblico. Quien dinamiza la oración, toma la palabra y recrea la escena: • Cómo corre la voz de que ha vuelto por el pueblo (cómo se lo cuentan, qué dicen…). • En casa de quién se ha alojado (¿la casa de Pedro donde curó a su suegra?). • Cómo se arremolina la gente ante la puerta… Invita ahora a escuchar a Jesús que «anunciaba el mensaje». ¿Qué mensaje estaba explicando? ¿Algún texto concreto? Y, en ese momento, irrumpen los amigos que llevan la camilla del paralítico; se quieren hacer un hueco entre la gente, pero nadie les deja pasar… Se miran entre ellos y, rápidamente, suben al techado, lo desmontan y descuelgan la camilla del amigo. Mirar el rostro de sorpresa de Jesús; cómo mira a los amigos con un cariño inmenso. Y, viendo la fe de ellos, habló al paralítico: «Tus pecados están perdonados». Oración: qué le decimos al Señor, movidos por la Palabra Animar a una oración personal que dialogue con ese Jesús que está ante nosotros: somos el paralítico que desea encontrarlo porque espera ya solo de él; somos los amigos que están dispuestos a todo por la salud del amigo; somos la gente que mira sorprendida… Animar a compartir la oración con la afirmación: «Señor, traigo ante ti, a mi buen amigo…». Terminar la oración rezando juntos el Salmo 122: «¡Qué alegría cuando me dijeron: vamos a la casa del Señor!».
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«¿Quién es mi prójimo?» Lc 10,25-37
Lectura: qué dice el texto bíblico. Leer despacio el texto de Lc 10,25-37. El evangelio de Lucas subraya que una novedad del anuncio de Jesús es su oferta a todos aquellos de quienes el judaísmo se desentendía: los pobres, las mujeres, los extranjeros… Esta parábola elige como protagonistas, precisamente, a alguien que está en situación de debilidad (alguien que ha sido atacado por los bandidos cuando se encuentra en un camino, sin posibilidad de defenderse…) y a alguien de quien no se esperaba absolutamente nada (un samaritano, despreciado hasta el punto de no pisar su territorio). Meditación: qué nos dice el texto bíblico. Quien dinamiza la oración toma la palabra y recrea la escena: • El camino de Jerusalén a Jericó es un camino del centro a la periferia y discurre por un sendero muy estrecho y difícil de recorrer. • Acompañar a ese hombre que recorre el camino, dialogar sobre su viaje (quién es, a dónde va, qué busca, por qué se pone en camino…). • Vivir junto a él el momento del asalto y el estar tirado al borde del camino: el miedo, el dolor, la soledad, el desamparo… Ahora se invita a traer los propios desamparos y pobrezas: miedos, sufrimientos, soledades… Después de un momento de silencio, se retoma la escena y se recrea la llegada del samaritano, que se detiene, cura las heridas, carga con él hasta llevarlo a la posada y se compromete con el posadero hasta que el asaltado se recupere totalmente. Oración: qué le decimos al Señor, movidos por la Palabra. La lectura y meditación del texto hace brotar en nosotros una necesidad de experimentar la ayuda del Señor en nuestras soledades, sufrimientos, miedos… Dejamos un momento de silencio para que cada uno pida esa ayuda. A continuación nos unimos en la oración del Sal 129 «Desde lo hondo, a ti grito Señor…». Podemos terminar evocando el comienzo de la constitución Gaudium et Spes del Concilio Vaticano II: «Los gozos y las esperanzas, las tristezas y angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo».
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«Te seguimos de todo corazón» Dn 3,38-41
Lectura: qué dice el texto bíblico. Leer despacio el texto de Dn 3,38-41. En Babilonia, exilados, viven tres judíos jóvenes y fieles a Dios. El rey Nabucodonosor ha impuesto a todos el culto a los ídolos, pero estos tres jóvenes, con Daniel a la cabeza, se niegan a rechazar su fe y aceptan las consecuencias de su decisión: son arrojados a un horno encendido. En ese momento, levantan juntos una oración confiada a Dios. Meditación: qué nos dice el texto bíblico. Quien conduce la oración hace notar cómo la fe puede ser para muchas personas una ocasión de conflicto, persecución y dificultad. Esa es la historia de los profetas, de los mártires de la época griega, de Juan Bautista, de Jesús… de los cristianos mártires y perseguidos de nuestro tiempo. Puede ayudar a entrar en oración, la lectura del testamento de Dom Christian de Cherge, monje trapense, mártir en Argelia junto con otros seis miembros de su comunidad: «Cuando un A-Dios se vislumbra…» (http://www.ocso.org). Dejamos un tiempo de silencio y animamos a traer a la oración los sentimientos, el sufrimiento y la firmeza de aquellos que se siente perseguidos por su fe. Oración: qué le decimos al Señor, movidos por la Palabra. Animamos a rezar unidos la «oración de los jóvenes en el horno», insistiendo en cómo, unidos, tanto la dificultad como el ánimo, provocan en nosotros más fortaleza, más unidad, más coraje… Después de rezar la oración juntos, se puede dejar un silencio para repetir y recrear la oración espontáneamente, insistiendo en nuestra condición de pequeña comunidad que reza. Se puede terminar escuchando la canción Tú eres mi fuerza del grupo Ixcis en el cd Abrazando la noche.
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«Que el Dios de Israel te conceda lo que has pedido» 1 S 3,1-21
Lectura: qué dice el texto bíblico. Leer despacio el texto 1 S 3,1-21: Samuel es una figura que hace de puente entre el tiempo antiguo, el tiempo de la conquista y los jueces, y los nuevos tiempos al hilo del surgimiento de la monarquía. El relato de su vocación quiere subrayar, precisamente, lo especial de su elección, lo relevante de la misión para la que es convocado, pero también las cualidades, la disponibilidad, la ingenuidad de Samuel. Meditación: qué nos dice el texto bíblico. Quien conduce la oración explica cómo el texto hace notar dos cosas que pueden pasar desapercibidas: • La visión profética no era frecuente. • La lámpara de Dios aún no se había apagado. Las dos notas apuntan a que la palabra de Dios, lámpara, no estaba silenciada, aunque la acción de los profetas, interpretadores de esa palabra, sí parecía callada, ausente… El texto quiere presentar a Samuel como alguien llamado a restablecer esa sintonía entre la palabra de Dios que se pronuncia y la de sus profetas que la gritan y la dan a conocer. Se puede escuchar la canción ¿Quién nos robó la Palabra? del disco La Nueva Humanidad del grupo Brotes de Olivo. Dejamos un tiempo largo de silencio para considerar cuándo y cómo escuchamos la Palabra, qué tiempo le dedicamos…. • ¿Dónde y cuándo escucho la Palabra de Dios? • ¿Está robada, silenciada, ahogada la Palabra en mi vida? Oración: qué le decimos al Señor, movidos por la Palabra. Hacer una oración pidiendo al Señor que prepare nuestros sentidos para recibir su Palabra, que abra nuestros oídos para escucharla, limpie y aclare nuestros ojos para reconocerla, nos dé gusto para saborearla, sensibilidad para frecuentarla… Se puede terminar con la versión que de Is 55,10-12, «mi Palabra será como la lluvia» que encontramos en el cd de Nico Montero, Lo nuevo ha comenzado.
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«He sido enviado por Dios» Jn 3,22-30
Lectura: qué dice el texto bíblico. Leer despacio el texto de Jn 3,22-30. La escena se desarrolla en el mundo y el ambiente de la comunidad de Juan Bautista. Sus discípulos están desconcertados por la actividad de Jesús, que parece ensombrecer la misión de Juan en el Jordán. Pero este sabe interpretar su misión, precisamente, desde el reconocimiento de Jesús como Mesías. Meditación: qué nos dice el texto bíblico. El texto presenta los comienzos del ministerio público de Jesús en el mundo de Juan Bautista; este texto lo presenta incluso bautizando. Jesús no improvisa, no trae recetas geniales; aprende del gran referente de la época: de Juan Bautista. Y eso que desconcierta a los discípulos de Juan es, precisamente, lo que permite a éste hacer un anuncio público y definitivo sobre Jesús: «Vosotros me habéis oído claramente decir que yo no soy el Mesías». Quien dinamice la oración: • Invita a hacer memoria de las veces en que Jesús y el evangelio nos han desconcertado: palabras duras, incómodas, incomprensibles… • Invita a hacer memoria de la confesión que de su vocación han hecho otros: «Yo soy…», «Jesús me busca en…», «Jesús me llama a…». • Invita a considerar qué debe cambiar en nuestra vida para que el Señor sea, verdaderamente, Él: qué tiene que menguar, a qué he de renunciar, qué tengo que reconsiderar… Oración: qué le decimos al Señor, movidos por la Palabra. En silencio, pedimos al Señor que pronuncie su Palabra sobre nosotros: dónde nos espera, a qué nos llama… En silencio, pedimos al Señor su fuerza para lanzarnos a la aventura de ser como Él, a su estilo, a su manera… Se puede terminar escuchando el canto Donde tú quieras del cd Cómo te podré pagar del grupo Brotes de Olivo.
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«Que Dios nuestro Padre derrame su gracia y su paz sobre vosotros» Col 1,3-14
Lectura: qué dice el texto bíblico. Leer despacio el texto de Col 1,3-14. La carta a los colosenses no pertenece probablemente a Pablo sino a su escuela, pero sus discípulos han aprendido muy claramente el valor de la comunidad. Este encabezamiento de la carta hace notar los vínculos tan fuertes que unen a Pablo con la comunidad de Colosas y cómo la vida, la fe y la esperanza de unos, da alegría y fortaleza a otros. Meditación: qué nos dice el texto bíblico. Quien conduce la oración hace notar: • Que rezan unos por otros. • Que dan gracias en la oración porque van forjando su seguimiento de Jesús, imitándole. • Que se han incorporado a un camino que abrieron otros, pero en el que ellos mismos son ya una pieza indispensable. Se abre un espacio de silencio para que cada uno revise, a la luz de la Palabra, cuándo y gracias a quién se incorporó en este camino de seguimiento de Jesús: rostros, fechas, palabras, gestos… Oración: qué le decimos al Señor, movidos por la Palabra. Animar a que, en silencio, cada uno renueve su compromiso por Jesús y su Reino. Se puede compartir, anotando en un largo papel en blanco, cuáles han sido los momentos de encuentro personal fuerte con Jesús, de reconocerle en la comunidad, de experimentarle en la familia que nos dio la fe… Será el cuaderno de bitácora de la fe del grupo. Se puede terminar escuchando la canción Señor, a quién iremos, de Cristóbal Fones en el cd Consagrados a Ti.