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Yurupary en la mitología amazónica 13/12/2003 - Autor: Desconocido - Fuente: Webislam
Hechos más importantes Los hechos más ricos, y por lo tanto más importantes del relato son cuatro: la concepción de Seucy y la muerte de ella, la concepción de Yurupary y la muerte de Ualri. Éstos, además de resumir toda la exuberancia y los mitos del Amazonas, marcan cambios muy importantes en el curso de la leyenda. La concepción de Seucy En la concepción de este personaje intervienen tres elementos: Las Pléyades, el agua y la anaconda. Las Pléyades Esta constelación se encuentra varias veces en el relato, y sobre todo en el nacimiento de Seucy, en los nombres de Meenspuin y Seucy, y el del lago Muypa, los tres relacionados también con lo divino y la fecundidad. En los mitos también aparece encarnada en una mujer: Meneriyo. Ella fue fecundada por su hermano Abe, la luna, y tuvo un hijo llamado Warimi, héroe de ese mito, así como Meenspuin fue embarazada por Pinon, su hermano, la Anaconda. En los mitos también aparece Romi Kumu, la mujer chamán, relacionada con la constelación. Pues ella tenía una vasija con cera de abejas, gracias a la cual, aunque de noche fuera vieja y fea, de día volvía a ser joven si se la untaba en la cara. Sus hijos, ansiosos por obtener la cera, la persiguieron por todo el mundo hasta el oriente, donde ella se la entregó, y subió al cielo para transformarse en las Pléyades. La razón por la que esta constelación es tan mencionada, es porque sale por el oriente, se eleva en el firmamento después del ocaso a fines de septiembre, y antes del amanecer a finales de marzo. En ambos casos anuncia la migración de los peces, la temporada de cosecha, y de maduración de los frutos de palma, y por consiguiente, el tiempo propicio para los rituales de iniciación. Por eso, así como nosotros las vemos como "las siete cabritas", las tribus del Vaupés las ven como un conjunto de frutas de palma. Por lo tanto, el lago Muypa, Seucy y Meenspuin, están tan relacionados, como en los mitos Romi Kumu y Meneriyo, con las frutas y las Pléyades, lo femenino y la fecundidad. El agua El agua tiene una gran cantidad de significados. En la leyenda aparece muchas veces, pero como todos los demás componentes, de manera muy sutil; camuflada; tanto que a veces los pasajes en los que aparece no tienen ningún sentido para quien no está al tanto de la
tradición cultural de la selva. Hay que decir que en toda la selva del Amazonas – no sólo en el Vaupés – el agua está relacionada con animales como el tapir y con los peces, que son considerados símbolos de la fuerza femenina. Pero también con la Anaconda Ancestral, llamada con muchos otros nombres como Anaconda Canoa, Anaconda Je y Anaconda Palo-de-mandioca. La importancia del agua en las culturas de la selva es innegable cuando parte de la supervivencia depende de la navegación y la pesca, y donde se encuentran tantos ríos que posibilitan alguna de estas dos cosas. Por lo tanto, no es raro encontrarlo como símbolo de vida, de regeneración. Pero tampoco es extraño encontrarlo como símbolo de muerte. ¿A qué se debe esta dicotomía? Bueno, para las culturas del Vaupés el Paraíso se sitúa en el fondo de las aguas, en la parte inferior del gran río que rodea como un anillo vertical la tierra, que es plana como una torta de cazabe. En ese pasaje inframundano, las estrellas y los dioses duermen antes de hacer su recorrido por el cielo – que es la parte superior de ese mismo río. Como ejemplo está un mito letuama – arawak -, en el que Yurupary acompaña al Sol en su recorrido, navegando por la parte celeste de este río que envuelve al mundo. Claro, en la leyenda no aparece nada de esto, pero sí se ven algunas referencias. Es por eso que algunas de las muertes que suceden en el relato están relacionadas con el agua, como el suicidio de Curán – esposa de Caminda -, el de Diadue – seductora de Ualri -, y como la desaparición de Dinari – madre de Pinon. En resumen, la leyenda nos refiere a las creencias del habitante amazónico en general, según las cuales, del agua vienen todos los hombres y a ella han de retornar. Así como para los cristianos es la tierra, cuna y sepulcro "polvo eres y en polvo te convertirás". La anaconda El nombre de Pinon es "serpiente". Es un personaje poblador, encargado de continuar la especie humana, al fecundar a las Tenuina y a las Bianaca. Por todo esto se relaciona con la Anaconda, que aparece en gran cantidad de narraciones del Amazonas. Como ejemplo, el mito de A’sha (mito kabiyari, de los Arawak), o el de Anaconda Canoa (mito taiwano, de los Tucano). Ella llegó al continente americano en tiempos inmemoriales, por las bocas del río Amazonas, y navegó hasta llegar al río Vaupés. La versión kabiyari cuenta que se fragmentó poco a poco y de esos pedazos nacieron las diferentes tribus. La versión taiwano, en cambio, dice que era una larga embarcación, y que llevaba a todos los hombres, sentados desde su cabeza hasta su cola, según el estrato social y político al que pertenecían. Y en otros mitos, que no hablan del origen de las tribus sino de Yurupary, la mencionan como "la madre de los peces", "la madre de las aguas", porque es capaz de producir peces con su cuerpo, y porque, donde ella está, es como si "creara" agua. Entonces queda claro que los peces, la anaconda y el agua están estrechamente relacionados. Pero la importancia de la anaconda no termina en el mito de origen del hombre, que ya es bastante, sino que también está en la parte ritual. Está relacionada con los instrumentos de
Yurupary, que son vistos como jaguares y anacondas, y el sonido que producen al tocarlos es el rugido de ellos dos. La Anaconda es considerada como la Madre de los Ríos, y así es como aparece en la leyenda. La importancia que tiene como representación de los ancestros míticos se explica porque conjuga los tres espacios del Cosmos, el agua, la tierra y el cielo. Cada vez que cambia de espacio también cambia de forma, y por esto es también la Dueña de los Predadores, además de ser la Madre de los Hombres. Así, según la forma que tome, se le conoce con diferentes nombres: la Anaconda de Tierra es también un Jaguar (Yeba, palabra que también significa tierra); la Anaconda de Agua es también llamada Anaconda Pez, y la Anaconda de Aire es así mismo un águila, llamada también águila - jaguar. Como reptil, es sabido que muda periódicamente su piel. Esto la universaliza respecto de otras mitologías, en las que podría decirse que es la Dueña del Tiempo, pues al cambiar de piel es como si renaciera, como si reencarnara, como si retara al Tiempo y a la Muerte. Concepción de Yurapary Aquí aparecen cuatro elementos: Seucy, el Sol, el fruto de pihycan y los monos. Seucy: la Virgen Madre Es importante comenzar con lo que ocurre con este personaje en el relato. Pues, si es cierto que es hija de Meenspuin y de Pinon, ser fecundada por el sol no puede ser un golpe del azar. Tiene que ser una situación predestinada. Ella viene de los dioses, y por lo tanto, ¿qué vientre, si no el suyo, es el más propicio para traer al mundo al hijo del Sol? Muchos pensaríamos que este pasaje de la virgen que queda encinta por un fenómeno sobrenatural viene del cristianismo, en el cual, la Virgen María, Madre de Jesús, queda encinta sin haber "conocido varón". Pero tenemos un hecho parecido en el budismo, en el que Maia, madre de Buda, es tocada en el vientre por la trompa de un elefante blanco, y queda embarazada. Pero a lo que se refieren estas mitologías, es a un ser asexual y completo que se divide en dos opuestos, sexuados e incompletos. Lo vemos en el génesis, cuando Adán fue creado a imagen y semejanza de Dios, porque Dios no tenía sexo; por lo tanto, él tampoco. Cuando Dios le sacó la costilla para crear a Eva, él perdió la asexualidad. Se dividió, y fue después de eso que conoció el pecado. Porque simplemente ya no era uno, sino dos. Cuando el ser es uno, todo está bien. Su pensamiento no se confronta con otros. Pero cuando son dos, lo que uno es, piensa, siente, siempre va a tener una contraparte, una antítesis. Entonces lo que le sucede a María es sólo una repetición de lo que sufrió Adán. La asexualidad simboliza unidad, y la unidad, pureza. Cuando Adán se divide, descubre la dualidad, la contradicción. Descubre el bien y el mal. Este descubrimiento es de tal magnitud que como consecuencia, Adán y Eva son desterrados del Paraíso. Pero este fenómeno de la asexualidad aparece también en otras culturas, no sólo en mitos indígenas, ni en el cristianismo, sino en el budismo, el Islam, e incluso la alquimia. Y no está
de más decir que ninguna está copiando a la otra. Empecemos por China, con el taoísmo. El tao, raíz y pilar de esa religión, se compone del yin y el yang, principio masculino, activo, y principio femenino, pasivo. En la India encontramos a Ardhanarisha, dividido en Shiva (masc.) y Shakti (fem.). Y en la mitología griega encontramos a Hermafrodito, hijo de Hermes y Afrodita (de ahí el término tan usado). En la alquimia aparece el andrógino compuesto de andros (hombre) y ginos (mujer). Se supone que así era el Hombre originalmente, y eso lo hacía perfecto y armonioso, hasta que Dios lo cortó por la mitad, dividiéndolo en hombre y mujer. La alquimia entonces era en realidad un medio para que los seguidores intentaran recuperar esa perfección perdida. En fin, el hombre de todas las culturas procede del mismo Dios asexual que lo ha creado a su imagen y semejanza. Luego, ha tenido que dividirse, y por consiguiente, volverse incompleto, e imperfecto. Entonces, de ser andrógino, e inmortal como el Dios, se divide en hombre y mujer, mortales. El símbolo de la virgen, nos deja pensando cómo es posible que en culturas tan diferentes, como China, la India, los hebreos, Grecia, y por supuesto el Amazonas americano, exista esta misma figura mítica. ¿Cómo es posible que en razas tan diferentes la mente construya símbolos tan parecidos basándose en su propia y única realidad? A medida que avancemos más en la lectura de este análisis nos sorprenderemos más, y más, de que en un territorio tan perdido como el Vaupés se den historias tan universales. El Sol, dios Padre El Sol en la leyenda es el padre del héroe, y además, le entrega a éste el matiry, que es una bolsa mágica con objetos y hierbas para que haga hechizos y tenga los poderes de un buen brujo. En los mitos es importante citar un mito barasana (Tuc.) que llama a sol Yeba Haku, Creador del mundo y padre de un héroe llamado Yeba. En otros mitos, no aparece como un personaje, pero sí relacionado con otros como los monos, los truenos y el fuego. En relación con otras culturas, se parece mucho a los dioses del resto del mundo, como Viracocha (Perú), Sué (chibchas de Colombia) Alá (Islam), Edshu (yorubas de África), Yavé (Judaísmo), Zeus (mitología Griega). Todos se relacionan con el Sol de una u otra manera. Y Yurupary como hijo del dios, se parece también a los hijos de dioses de otras culturas. Podemos hablar de Jesús, de Buda, de Quetzalcóatl, de Mahoma. En cuanto a la personalidad de esos dioses solares, siempre hace que sean amados, pero también temidos por los hombres. Es decir, es dual; porque tiene una parte benéfica, como el sol, que da calor, luz, y vida. Pero también está claro que ellos son capaces de destruir, como el sol cuando quema, cuando seca la tierra y las plantas. Nos cuidan, pero también son vengativos, y así como nos dan la vida, pueden quitárnosla. Y así es el padre de Yurupary. Entonces, ya que existe esta contradicción en la personalidad del dios, no es una locura que el hijo tenga esos mismos rasgos en su comportamiento. Y así como Jesús en el cristianismo se enfurece contra los mercaderes en el templo, y no por eso deja de ser puro y digno de seguirse como modelo de superioridad, Yurupary, a pesar de ser un héroe, también es capaz de ejercer las más crueles venganzas contra quienes contradigan las leyes que él ha venido a
traer, sin importar de quién se trate. El fruto de Pihycan Cuando la unidad incorrupta de la virgen, y la del Sol, se unen gracias al fruto de pihycan, la virgen se convierte en mujer, el Sol se convierte en hombre, y la fruta se convierte en "la semilla" del Sol. "Un día quiso probar la fruta del pihycan (fruta prohibida para las muchachas impúberes porque despierta en ellas los apetitos latentes), y se internó en la selva (…) La bella jovencita escogió las más hermosas y maduras, las amontonó frente a ella y empezó a comerlas. Tan jugosas estaban, que parte del jugo escurrió por entre sus senos y bajó hasta bañarle las partes más ocultas, sin que ella le diera a esto ninguna importancia Después de diez lunas, nació un niño robusto, que superaba en belleza a su madre. Era como el Sol". El pihycan en este caso está prohibido para las vírgenes; pero a pesar de eso, se hace necesario para que nazca el héroe. Porque podemos pensar que lo que se veía hacia afuera era una prohibición que había sido violada. Pero en el interior, si Seucy era hija de dioses (Pinon y Meenspuin), de pronto éstos (incluyendo al Sol) habían fijado que ella sería la madre de Yurupary, y que así era como debía ocurrir. De todas maneras, lo más notable es que ese hecho hace posibles dos sucesos muy importantes: en el Cielo, el Sol deja de estar completo y debe empezar a buscar una mujer, y en la tierra, las mujeres son obligadas a abandonar el poder que tienen y cedérselo a los hombres. La escena en donde se da ese cambio tan radical, traerá malas consecuencias para las mujeres, pero para los hombres traerá cambios positivos. El fruto de pihycan, entonces, representa la semilla del sol, que es puesta al alcance de Seucy, para que un acontecimiento de tal magnitud como el cambio del que hablamos, pueda suceder. Los monos, ayudantes del Sol El embarazo de Seucy estaba destinado a suceder, el Sol había arreglado las cosas para que todo se diera sin tropiezos. Y cuando Seucy llega al bosque, "unos monos" han dejado ahí, en el suelo, a su alcance, una gran cantidad de frutas. Los monos hacen posible la concepción de Yurupary. Gracias a ellos, Seucy se come los frutos sin ningún esfuerzo, y el hijo del Dios llega al vientre de ella. "Fácilmente encontró las frutas deseadas, y no tuvo problema para recogerlas: unos monos, antes de que ella llegara, habían hecho caer una gran cantidad, y, frescas y apetitosas estaban aún en el suelo". Entonces, los monos, que podrían pasar inadvertidos en la lectura del relato, son personajes muy importantes, no sólo lo que hacen en este episodio de la leyenda, sino porque proceden de toda una tradición mítica, tanto tucano como arawak.
En los mitos, la relación entre estos animales y el Sol es más clara, como en un mito barasana (tucano), el mito de los Ayawa (palabra que significa truenos). En este relato, los Ayawa son truenos, y dándole a su abuela unos frutos impregnados de su semen, la dejan encinta y ella da a luz a Kanea. Kanea, que es un trueno como sus padres, se transforma en mono para ir donde su abuela y robarle el fuego que ella guarda. En otro mito, esta vez de la tribu Baniwa (Tuc.), Yurupary tiene el cuerpo cubierto de pelos como un mono, y sin boca. Su padre se llama Inapiricuri, y su apariencia es de sólo huesos. Inapiricuri le abre la boca a su hijo para que pueda comer, y hablar, porque hasta entonces sólo se alimentaba de humo de tabaco, y entonces el rugido que éste emite es como el de un trueno que resuena por toda la tierra. Con esa boca, Yurupary se traga a unos niños, y por eso Inapiricuri lo quema, como lo que le pasa a Ualri en la leyenda. De nuevo vemos el mono, unido al trueno por la voz, y por la apariencia de Inapiricuri, si pensamos que los huesos son metáforas del trueno, porque son blancos y alargados, y Yurupary, sería en este caso un mono que muere quemado por el trueno. En una versión Arawak, los truenos, de nuevo, hacen que las mujeres queden encinta, esta vez sólo impulsándolas a que coman unas frutas. Como en Los Ayawa, los truenos juegan como factores en la fecundación, por medio de frutas, y como en la leyenda, no lo hacen directa sino indirectamente. En esos mitos, los monos, el fuego y los truenos, se relacionan estrechamente. El fuego y los truenos son símbolos del sol, como destructor, y creador de vida al mismo tiempo. Si los unimos con el mono, este animal se convierte en un símbolo y una manifestación del astro Rey, y llegaremos a la conclusión de que el Sol había preparado todo para la concepción de su hijo Yurupary, y que estuvo totalmente de acuerdo con que Seucy cometiera esa aparente desobediencia de las leyes de su pueblo. Seucy convertida en piedra En el episodio en que Seucy muere, aparecen varios elementos que son muy importantes. El hecho sucede porque ella escucha una conversación que tenían los hombres de la tribu y que no se suponía que debía oír, y Yurupary la castiga convirtiéndola en piedra. Seucy queda "con la cara vuelta hacia el oriente, indicando con la mano del corazón hacia el lago Muypa y con la otra hacia el árbol de pihycan, rejuvenecida y con una maliciosa sonrisa en los labios". Entonces, resumiendo, tenemos cuatro elementos: la piedra, el oriente, el lago Muypa (V.concepcion de Seucy) y el fruto de pihycan. Nos encontramos ante la escena más importante del relato. Aun más, como la síntesis. Ella se convierte en piedra como resultado de la lucha por el poder entre hombres y mujeres. La cara está vuelta hacia el oriente, porque es el punto cardinal de donde llegaron las tribus indígenas, según los mitos, ya que de allí vino la Anaconda Ancestral. Además, el Sol, padre de Yurupary, sale por el oriente todas las madrugadas, para iniciar su recorrido por el cielo. La mano del corazón señala hacia el lago Muypa, porque ella fue concebida en sus aguas. Y con la otra mano señala el árbol de pihycan, porque al comer sus frutos Yurupary, hijo del Sol, entró en su vientre. En resumen, esa estatua recoge los aspectos más importantes del relato, y de toda la tradición mítica: el origen de las tribus del Vaupés, la unión de ella con el Sol, el origen de Yurupary y la lucha que él inicia para quitarles el poder a las mujeres y
dárselo a los hombres. La piedra o roca, simbólicamente es un elemento siempre igual, no cambia. Para ella el tiempo no pasa. Por otra parte, para algunos grupos, como los Uanano – tribu tucano -, la roca es la misma tierra, el mundo. De roca están hechas las casas de los animales (espíritus de animales que no han encarnado), las casas de los muertos, y en ella viven los Hombres. Para los Uanano, quienes iban en la Anaconda Canoa a lo largo del río Amazonas y del Vaupésestuvieron en un momento a punto de ahogarse en el agua, si no hubiera sido por La Roca. Entonces es obvio que ellos están muy agradecidos con ella. Pero en el relato de Stradelli no se ve ese agradecimiento, sobre todo cuando se trata de castigos. La roca es la apariencia que adoptan las mujeres por estar escuchando la conversación de los hombres. Nos recuerda el pasaje bíblico en el que la mujer de Lot es transformada en estatua de sal por mirar atrás a pesar de que le dijeron que no lo hiciera. La roca entonces es un sinónimo de castigo, pero también sirve de casa, porque la Yuruparyoca está hecha en piedra y en ella se instalan los cinco ancianos emisarios de Yurupary (incluyendo a Ualri), mientras tratan de llevar las leyes a los Nunuiba, y a ella llegan Yurupary y sus discípulos para establecerse luego de la muerte de Ualri. Ya tenemos dos significados de la roca: el castigo y la casa. Pero hay más, porque Yurupary las mujeres no son lo único que se convierte en piedra por los poderes de Yurupary. También las cosas de todos, luego de que las mujeres los abandonan por estar viajando, llevando las leyes de un lugar a otro, lejos de ellas y de sus hijos. Como dice entonces Yurupary, "Y todas nuestras cosas se quedarán aquí convertidas en piedras para dar testimonio de nosotros". En este pasaje, él quiere dejar una constancia de lo que ha pasado para que todos los que lleguen a esas tierras sepan que el poder ahora está en manos de los hombres y que ha sido gracias a Yurupary. Él quiere dejar todo convertido en piedras en ese lugar, para que las generaciones futuras no olviden que la tradición debe mantenerse. Las piedras, como castigo o como recuerdo, quedan como constancia de algo que se termina - el régimen matriarcal - y algo nuevo que llega para quedarse - el régimen del Sol. La Roca, entonces, simboliza la permanencia, lo que no cambia, lo que servirá para todos los hombres que nazcan en el mundo, porque la piedra no muere, no cambia, no desaparece, y queda como un sello indeleble. Pero adquiere otro significado cuando es Carumá la que es transformada por Yurupary en montaña – una roca muy grande cubierta de árboles y pasto –. Así él se asegura de que ningún hombre va a quitársela, y de que ella lo esperará en ese mismo lugar hasta que termine su misión. Entonces, ¿qué hay aquí? Es una cárcel, un confinamiento, un aislamiento del mundo humano, pero también, una reiteración de que, como la piedra es invulnerable al tiempo, ella va a estar igual que siempre cuando Yurupary le restablezca su apariencia humana. En pocas palabras, las mujeres convertidas en piedras no van a volver a espiar, el pueblo no va a desaparecer, y Carumá será siempre de Yurupary. ¿A qué nos lleva? A un mismo significado final: la permanencia. Las mujeres permanecerán quietas para siempre, el pueblo permanecerá atemporal y visible, y Carumá permanecerá esperando a Yurupary, hasta que éste llega. Al comparar este elemento con el del mito Uanano, nos
damos cuenta de que es una tradición que no ha muerto. Muerte de Ualri Cuando Ualri es quemado vemos los siguientes elementos: la palma y el fuego. Fuego para un dios asesinado "Ya no es un hombre sino un dios y cualquiera puede matarlo" Jorge Luis Borges
El Informe de Brodie Originalmente era Yurupary quien impartía las leyes, se comía a esos niños y era asesinado. También era un dios, hijo del sol y por lo tanto, lo que sucede en la leyenda es más que el castigo de un viejo traidor. El Dios cristiano es inmortal, pero en otras culturas, el dios debe morir y renacer, una y otra vez. Parece absurdo que un dios tenga que pasar por lo mismo tantas veces. Pero estamos hablando de un dios de la agricultura. ¿Y qué tiene que ver Yurupary con todo esto? Vamos por partes. Hay que decir, primero que todo, que la agricultura y los ciclos de siembra, cosecha y quema, son simbólicamente una continuidad de muerte y vida. Ahora, el campo tiene un dios que lo protege. En realidad, ese dios es lo que gobierna: es el campo mismo. Y cuando el campo se quema, el dios también debe morir. Las culturas que crearon el mito eran agricultoras. No resulta tan difícil pensar que Yurupary era, en sus orígenes, un dios de la agricultura, que debía ser destruido, junto con el campo de siembra, para dar paso a un ciclo nuevo. Por eso en los mitos se menciona tanto la vegetación acompañando algún aspecto de Yurupary, como su nombre, su concepción o su apariencia, incluso el hecho de que muera en el fuego, y de que sus cenizas sirvan para que nazca una palma. Pero la relación de este dios con las frutas no sólo se ve en la manera como es concebido, sino por su apariencia en algunas versiones, Como en el mito barasana "Warimi" en el que los Jaguares le sacan pedazos de adentro de la cabeza como si fuera pulpa de fruta, y para evitar que se lo coman, Meni le riega jugo agrio adentro, y lo bautiza Sue, que significa agrio. Pero hay un aspecto que a simple vista no parecería tener ninguna relación con el tema que nos ocupa. Atrás hablamos de la versión en que Yurupary aparece como un mono. Y, si miramos más lejos, en Grecia, por ejemplo, cuya mitología habla de unos seres llamados faunos y sátiros, estos dos seres, mitad cabras y mitad hombres. Nosotros los conocemos como seres graciosos que andan correteando por los bosques, pero en tiempos muy antiguos, solían ser dioses de la vegetación. En esta mitología, encontramos a Perséfone y a Démeter, diosas también de la vegetación. Las dos estaban relacionadas, esta vez no con la cabra, sino con el cerdo. Incluso se dice que tenían templos en los que se les sacrificaban cerdos para conseguir prosperidad en la agricultura.
El cerdo y la cabra estaban relacionados con el sol. Entonces, si Yurupary suele aparecer con apariencia de mono, y se relaciona con este héroe divino tan asociado a la agricultura y la fecundidad, y además con el sol, la conclusión a la que se llega es que ocupó, en algún momento, la posición de ser dios de la agricultura, y que por eso era sacrificado en el fuego, como un campo de siembra. La muerte, y sobre todo, la muerte en el fuego, es un tema muy reiterado en la mitología amazónica, que llega hasta la obra de Stradelli. Yurupary muere en el fuego, porque los dioses asesinados predominan en las sociedades que cultivan tubérculos. Y sabemos que los Tucano aprendieron de los Arawak el cultivo de la yuca brava o mandioca. Para realizar estos cultivos, antes de sembrar, hay que quemar el bosque para que las cenizas sirvan como abono. Por otra parte, el fuego tiene una correspondencia con el Sol, como decíamos al hablar de la concepción de Seucy y la relación entre los monos, los truenos, el fuego y el Sol. Quemar al dios se hace para pedirle que no falte el calor sobre la siembra para tener una buena cosecha. Estos mitos del dios quemado se repiten en los rituales de sacrificio humano o animal, en algunas culturas del mundo. Sin embargo, entre los Tucano y los Arawak del Vaupés, por lo menos desde que los investigadores empezaron a tener contacto con ellos, no se han encontrado sacrificios, ni humanos, ni animales. Así que puede resultar extraño que el mito del dios quemado se conserve sólo como mito. De todos modos, cuando se tocan las flautas que han fabricado con los huesos (o con la palma que sale de las cenizas) del dios, se está actualizando, de otra manera, su muerte, y su vida para pedirle que siempre tengan buena comida. Hay que aclarar que el deicidio no está considerado como un crimen, pues si así fuera, no se harían rituales periódicos para conmemorarlo. Se considera más bien como una muerte necesaria para renovar la vida, y la agricultura. Por eso, en casi todas los mitos, los hombres, luego de inmolar al dios, sacan provecho de lo que queda de él. Lo más importante de todo es que los deicidios y los ritos de iniciación van unidos. Éstos y aquéllos marcan el fin de una época y el comienzo de otra. Míticamente, en algunas versiones, cuando el dios muere, los hombres dejan de ser inmortales, y se vuelven mortales. Por ejemplo, en la versión Baniwa, la del mono sin boca de la que hablábamos, Yurupary se come a unos niños y por eso Inapiricuri lo quema. Yurupary, mientras está siendo quemado dice que de ahora en adelante, los hombres deben morir, como él, para poder subir al cielo. Antes podían subir cuando quisieran, porque eran inmortales, y luego del deicidio, serán mortales, y subirán solamente cuando perezcan. Es lo que sucede en los rituales de iniciación, en los cuales, el niño deja de ser andrógino e inmortal, para volverse un hombre sexuado y mortal. Dichos rituales repiten el episodio en el que el dios muere para dar paso a este cambio, de asexual a hombre, y de inmortal a mortal. La palma que sube hasta tocar el cielo
"En este momento se oyó un ruido aterrador que hizo temblar la Tierra, y del vientre de Ualri surgió y se elevó una passyua (especie de palma), que se levantó hasta dar contra el cielo". Las palmas, dependiendo de la clase a la que pertenezcan, pueden ser femeninas, masculinas o hermafroditas. La última corresponde a la palma pachuba, mencionada a lo largo de casi toda la tradición mítica, y reiterada en el relato de Stradelli. Por eso, estas plantas se han convertido en un patrón de comportamiento sexual, y el hecho de que se fecunden a sí mismas, equivale al incesto, conducta no muy bien vista entre ellos. Por eso esta es la palma que nace de las cenizas de Ualri – o del Yurupary mítico –, y que se usa para fabricar los instrumentos sagrados. Pero la razón por la que en los relatos y en los rituales de Yurupary aparece esta palma va más allá de un simple recordatorio "nupcial". Es, además, un símbolo de muerte y de regeneración al mismo tiempo, y del espíritu del héroe que sube al cielo. Según la alquimia, hay grabados que muestran el cuerpo de un hombre muerto de cuyo falo asciende un árbol hasta el cielo. Es el símbolo de su alma que sale de su cuerpo para buscar el más allá. Y el pensamiento del hombre de la selva no resulta, en este caso, muy diferente. No es una coincidencia que la palma nazca justo después de la muerte de Ualri.
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