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El Senado de la Nación Secretaría Parlamentaria Dirección General de Publicaciones (S-3598/08) PROYECTO DE DECLARACION El Senado de la Nación DECLARA

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09) PROYECTO DE DECLARACION DECLARA
Senado de la Nación Secretaria Parlamentaria Dirección General de Publicaciones (S-3136/09) PROYECTO DE DECLARACION El Senado de la Nación: DECLARA D

PROYECTO VENEZUELA DECLARACION DE PRINCIPIOS
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El Senado de la Nación Secretaría Parlamentaria Dirección General de Publicaciones

(S-3598/08) PROYECTO DE DECLARACION El Senado de la Nación DECLARA: Su pesar por el fallecimiento del filósofo, escritor, ensayista, académico y comprometido militante político, Nicolás Casullo ocurrido el 9 de octubre. María C. Perceval.FUNDAMENTOS Señor Presidente: Nicolás Casullo nació el 10 de septiembre del año 1944 en la Ciudad de Buenos Aires. Proveniente de una familia vasco-italiana, se crió en el barrio de Almagro y allí se introdujo en los “rudimentos del peronismo”. Nicolás cursó sus estudios secundarios en el colegio Nacional Sarmiento. En su familia, su padre era antiperonista, pero su madre tenía simpatía por Evita. Él, desde joven, interpretó al peronismo como un camino hacia el cambio social. Al finalizar la secundaria rindió algunas materias de Derecho, pero se interesó más por las letras y se comprometió con las reivindicaciones populares y la militancia. A la edad de 24 años, Nicolás viajó a París. Ser testigo del Mayo del ´68 lo marcó y dejó la impronta de la trascendencia de esa rebelión. Sus anotaciones fruto de quien está comprometido con el razonar, fueron combinando pensamientos de Mao, Sartre, Lumumba, la política argentina, el Che y percepciones propias. Este trabajo, más tarde se publicaría bajo el nombre de París 68. Las escrituras, el recuerdo y el olvido. En el año 1970, publicó su primera novela, Para hacer el amor en los parques, que automáticamente fue censurada. Recién 30 años después pudo ser reeditada. En esos años, el ambiente universitario estaba inspirado por la posibilidad de cambio y transformación social, Casullo decía “sentíamos que la revolución estaba a la vuelta de la esquina”; “se vivía esa transformación, ya sea en América Latina, entre las variables que planteaban la revolución frente al fracaso de los reformismos, en los estudiantes norteamericanos planteándose no a la

guerra de Vietnam, y no a la universidad que creaba egresados enlatados; o también en Europa, donde se criticaba el reformismo y el entreguismo del Partido Comunista, o del Stalinismo sojuzgando a los pueblos de Europa del Este, y planteando la necesidad de una revolución; o en África o Asia, donde los pueblos estaban combatiendo por su liberación, en ese marco, es indudable que la generación de los '60 y '70 estaba absolutamente situada en la concepción del cambio social, del derrumbamiento del poder capitalista en la antesala de la conciencia del socialismo...” 1 En noviembre del año 1974, Casullo debió exiliarse. Estuvo en Cuba durante cuatro meses, en el año ´75 viajó a Caracas, y se instaló en México desde el año 1976 hasta el retorno a la democracia. Durante el exilio y “como fundador de la revista Controversia (1979-1981), el investigador fue protagonista de un proceso de análisis sobre el sentido de la progresía, que se dividía entre apoyar al peronismo o construir un proyecto más cercano a la ortodoxia marxista.” 2 Instalado en el país nuevamente, editó dos novelas más, El frutero de los ojos radiantes, una historia de inmigración y exilio que vio la luz en el año 1984, y La cátedra publicada en el año 2000, una obra que transita géneros como el gótico, policial negro, enigma, fantástico y de suspenso, desde una mirada estética e intelectualmente cercana al romanticismo filosófico y desde una visión conspirativa del poder. Entre sus ensayos se encuentran, La comunicación, una democracia difícil, (1986), El debate modernidad-posmodernidad (1988), Viena del 900: la remoción de lo moderno (1992), Itinerarios de la modernidad (1996), Modernidad y cultura crítica (1998), y Palabras a destiempo (1999); otras obras son Obras como Pensar entre épocas, donde reflexiona acerca de las causas del desconcierto progresista y Sobre la marcha, que recupera las entrevistas que le hicieron a lo largo de su carrera. A ello hay que sumar la prolífica producción periodística. Nicolás Casullo, además, desarrolló una importante labor docente en universidades, era titular de la cátedra Principales Corrientes del Pensamiento Contemporáneo de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y en otras universidades de Quilmes, Entre Ríos y Córdoba, también, pasó por la Universidad de México (UNAM) y fue consultor de la Universidad de París. En el año 2004, ganó el premio Konex al Ensayo Filosófico, y en obras como Las cuestiones o Peronismo. Militancia y Crítica (19732008).

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Entrevista a Nicolás Casullo, Revista La Tecl@ Página 12, 10/10/2008, Facundo García.

En Peronismo. Militancia y Crítica (1973-2008) reúne ensayos escritos desde 1973, que tienen al peronismo como mítico y polémico protagonista a lo largo de diferentes etapas: trabajos para el diario La Opinión con la mirada revisionista de los 70; análisis sobre los años de derrota en el exilio en México; la crítica reorientadora de una biografía política, al regreso al país; la decadencia del justicialismo durante los 80; el menemismo; las consecuencias de la crisis de 2001 y la actualidad. En su último libro, Las Cuestiones, analizó el populismo latinoamericano, la revolución como horizonte que quedó atrás, el actual populismo, los años setenta, las derechas políticas, el papel del intelectual y lo religioso. Las cuestiones enlaza problemas desde un enfoque crítico en el cual la filosofía, la teoría cultural y la estética se cruzan por una razón política inconforme. En cuanto al populismo, Casullo lo analiza a la luz de las posturas que en los medios escritos discuten este régimen en América Latina y la Argentina y muestra en qué consiste realmente el debate desde ese concepto. También explora los años setenta en la Argentina desde las vanguardias políticas y estéticas, las distintas formas de la memoria que indagan aquel tiempo ¿Territorio de demonios, un malentendido nacional de pura violencia, una revolución fracasada? Para Casullo se debe debatir con inconformismo las distintas argumentaciones que componen ese pasado; para hacerlo se pregunta sobre el rol que jugó el pensamiento intelectual en nuestra historia nacional y en Occidente durante los siglos XIX y XX. En cuanto a la actualidad, se pregunta qué son las derechas políticas e ideológicas y cómo actúan desde los escenarios presentes en un mundo en estado de crisis y temor: dilemas que recorren las sociedades globalizadas. También enfoca el regreso del tema sobre lo religioso en el debate filosófico y teórico político. Éstas son algunas de las cuestiones, las controversias a pensar. Casullo fue testigo y protagonista de una época decisiva de nuestro país. Tan es así, que Eduardo Anguita y Martín Caparrós lo eligieron como uno de sus principales personajes para contar la historia de la militancia revolucionaria argentina, entre 1966 y 1978. Allí se relata su historia personal, literaria y periodística, profundamente imbricada con la historia nacional, a través de su comprometida militancia política. Entre las muchas experiencias cotidianas, allí se relata su visión vanguardista cuando estuvo a cargo del Departamento de Cultura y Comunicación de Masas del Ministerio de Educación, durante el efímero gobierno de Héctor Cámpora. Desde esa gestión diseñó el Canal 4 Educativo, que recién se lograría en el gobierno de Néstor Kirchner.

Su militancia también abarcaba al periodismo; ejemplo de ello fue su participación en el diario Noticias, junto a Rodolfo Walsh, Paco Urondo, Juan Gelman, Miguel Bonasso y Horacio Verbitsky. Luego de la muerte de Perón, regresó de lleno al periodismo en el Cronista Comercial, donde encontraron refugio los periodistas que por su progresismo habían perdido sus trabajos. Por aquella época también comienza la violencia, se suceden las muertes de amigos y compañeros de militancia. Para el libro La Voluntad, escribió una especie de epílogo, no exento de crítica, de aquellos años: "Quizás porque mi obsesión es escribir cosas para serenarlas – ahí donde supieron estar o ser algo sin duda distinto -, aquella época no se constituye dentro mío en una negación pedestre, en un rechazo traumático de plano, en una pose última de valor oculto, o en una intelectualización que la examine. Si la historia persiste como noción es por su intervención en ella, y este involucramiento nunca deja de tener un fondo más o menos demoníaco. Es decir, una justa o injusta violentación de las circunstancias, de lo dado, una complaciente o temible lectura sobre lo que hace falta. Fuimos parte, desde nuestra decisión, responsabilidad y sentimientos, de una extensa – dramática en sus hechos, erudita en sus fundamentaciones últimas- biografía del hombre moderno por cambiar la historia y que adviniese el tiempo socialista, entendido como el de la justicia humana en todos los planos. Nada hay de mejor ni peor en eso, con respecto a un supuesto lugar "del bien" que hoy habríamos descubierto en lo personal. En todo caso esa es nuestra patología, estar antes, y también ahora, siempre en el lugar del bien, un pacto equívoco con la lucidez. Pero todo esto no quita la crítica, leer de otra forma los despojos de un tiempo ido, incluir la develación macerada, reflexiva de que el mundo nuevo que postulábamos crujía de miserias como el que hoy, por otras referencias o las mismas, padecemos. Así creo que es la historia pensada desde su horizonte mayor: una escasa felicidad que nunca contó". Y luego de una mirada crítica a la forma de militancia de aquellos años, concluye: "Recuerdo: éramos mucho más valiosos, en todo, de lo que el aparato nos reconvirtió. Esto me queda de aquella historia, en cuanto a una precisa forma de militancia, y de nuestra responsabilidad en ella, además de los genocidas del Estado de terror. Pero eso no me da para el escarnio, ni para el miedo en regresar a ella en lo que tuvo de otras éticas, entregas, intensidades, compromisos colectivos auténticos con el hombre vejado social y culturalmente por los poderes de la historia. Fuimos jóvenes: para las grandes equivocaciones pero también para no pensar en el negocio íntimo con nosotros mismos en la edad del mercado. Una generación

de valores, que no supo resguardarlos en las decisivas circunstancias en que debió hacerlo" 3 . Su compromiso militante no fue afectado por su enfermedad. Continuó con su labor periodística a través de artículos de opinión y había sido uno de los protagonistas del espacio Carta Abierta, que surgió como grupo de intelectuales que apoyaron al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner frente al lockout rural. También era director de la revista Pensamiento desde los Confines, lanzada en 1995, que contó con la colaboración de amigos y colegas, Alejandro Kauffman, Matías Bruera, Ricardo Forster, Héctor Schmucler, Oscar del Barco, Gregorio Kaminsky, Eduardo Gruner y Damián Tabarovsky; Pensamiento desde los Confines buscaba reponer una mirada crítica, profunda y radicalizada sobre la sociedad actual y reunía textos de Thomas Mann, Gilles Deleuze, Samuel Beckett, Franco Rella y Nicolás Rosa. Algunos de sus amigos lo despidieron: “Nicolás ha sido una persona excepcional, de esas figuras intelectuales que la Argentina nos regala, pero no en enorme cantidad. Fue una personalidad destacada con una capacidad enorme de reflexión, una agudeza intelectual poco común para analizar los más diversos temas de la cultura, de la política, de las formas de vida, de las grandes corrientes del pensamiento. En ese sentido, aun en las posiciones más duras (porque Nicolás no era un pensador soft sino alguien que tomaba los temas en la médula, en el corazón de las cuestiones y se metía a fondo sin quedar en la superficie), tenía un tono y una cadencia tanto en su pluma como en su voz que, aun en cosas muy fuertes y muy profundas que él decía en sus análisis, invitaba siempre a la reflexión. Siempre abría la puerta para el debate, para el diálogo y no lo cerraba. No era el discurso dogmático sino que era un discurso que siempre invitaba a debatir, a discutir y siempre daba una vuelta de tuerca sobre un tema que uno creía que ya había pensado hasta el final. Además de ser un gran intelectual, un intelectual comprometido que asumió en el último tiempo de nuevo una militancia intelectual de riesgo porque él ya había alcanzado el lugar destacado, ya era reconocido por todos o por casi todos (no sé si hay alguna persona que todo el mundo reconozca hoy en día); sin embargo, pese a eso, él consideró que tenía que arriesgar su nombre, su prestigio y se comprometió a debatir sobre la actualidad del país con el mismo nivel de profundidad y, en algunos casos, hasta a veces, más. Además de eso, era una persona con la que daba gusto hablar, a la que daba gusto escuchar y de la que uno siempre aprendía” (Federico Schuster, decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA). “Nicolás Casullo fue un ejemplo de intelectual crítico, que trabajó siempre con la conciencia de que debía refutar su propio trabajo, ANGUITA, Eduardo y CAPARROS, Martín. La voluntad. Una historia de la militancia revolucionaria en la Argentina. 1966- 1978. Buenos Aires, Booket. 2006. Tomo 5. Páginas 659-661

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cuestionar su propio trabajo, para alcanzar una comprensión de la sociedad y del proceso histórico. Pudo trabajar tanto los temas de la historia y del debate político inmediatos como los problemas más acuciantes del tiempo histórico universal, desde la modernidad hasta la crisis de paradigmas o el mundo infernal de los medios. Era un hombre dotado de un extraordinario sentido del humor, de una gran capacidad de análisis corrosivo, el adversario consecuente de toda solemnidad, amante de lo refinado y de las causas y sentidos populares. Y un irrenunciable hincha de Racing” (Jorge Bernetti, periodista). “Nicolás es de una generación de intelectuales que se están yendo. Fue alguien que logró mezclar en vida el barrio, la política, la alta literatura, la filosofía, el fútbol, los amigos, el compromiso político. Vivió una vida intensa, plena, llena de matices, diversa. Un hombre que atravesó la literatura, el ensayo político y filosófico, el periodismo, vivió la experiencia del exilio. Siempre tuvo la necesidad de pensar a la Argentina. Y en estos últimos meses lo hizo más que nunca. Era un pensador finísimo y va dejar un gran vacío.”(Ricardo Forster, filósofo). Por todo lo expuesto, y porque Nicolás Casullo representó a una generación de pensadores comprometidos con la realidad que lo circundaba y de la que era parte activa, por su compromiso intelectual de confrontación y de indagación de lo cultural, político y social y por su espíritu militante, es que solicito a mis pares me acompañen en el presente proyecto de declaración. María C. Perceval.-

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