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La violencia de Estado, los movimientos sociales, y Ayotzinapa Por Sergio Tamayo Presentado en el Foro de análisis: Ayotzinapa, reflexiones desde la UAM-A Plaza Roja, UAM-A, jueves 6 de noviembre de 2014 13 breves reflexiones: 1. Ayotzinapa es un caso dramático de una posible ruptura del vínculo mandoobediencia, del desmoronamiento de la gobernabilidad, la escisión de la relación entre el Estado y la ciudadanía. Por un lado, es la primera vez, desde la masacre del 2 de octubre de 1968, hace casi medio siglo, que el Estado aplica con extrema severidad la tecnología más sanguinaria de la represión contra los movimientos sociales. Ni siquiera Atenco y APPO se le compara, aunque sí Aguas Blancas y Acteal. Algunos, confiábamos que tanto la resonancia social y cultural del movimiento estudiantil sobre la sociedad durante las siguientes décadas, como la transición a la democracia, cerrarían para siempre una opción de tal naturaleza represiva. No fue así. Por otro lado, es la primera vez que de manera tan evidente, el narcopoder arremete con tal ferocidad contra los movimientos sociales, con excepción del poder fáctico de los medios de comunicación. Durante la década pasada, la primera del siglo XXI, han surgido protestas y movimientos contra la violencia y la inseguridad de diversos sectores de la ciudadanía. Han sido respuestas ante los llamados daños colaterales, y la resultante criminalización de la protesta por parte del gobierno. Con todo no habíamos presenciado una masacre de tal magnitud, donde se haya vinculado con tal claridad el Estado y el crimen organizado.  

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2. Los movimientos sociales no han producido en este contexto un marco diagnóstico que atribuya con certeza las mafias del narcotráfico y las mafias del poder, en sus distintos niveles (municipal, estatal y federal). La inserción de los cárteles y los múltiples tentáculos de grupúsculos delincuenciales derivados de escisiones y alianzas criminales entre los grandes capos y el gobierno, ha permitido controlar la geografía del país. Se han apoderado de los puestos de mando de toda la jerarquía política, en los gobiernos municipales, en las gubernaturas y en la federación sin importar ideología ni partido político. Esta situación ha producido dos tipos de respuestas de la ciudadanía: una primera, reactiva y lógica de las víctimas que se expresa desarticulada, contra un Estado que se ve desdibujado como garante de la seguridad de los ciudadanos. Otra respuesta es más política; al parecer tiene diversas vertientes anidadas a las principales movimientos del país, como el EZLN y la Otra Campaña, MORENA, y Sindicatos semiautónomos, sin ninguna contundencia ni enraizamiento en la población. La situación que vivimos ha abierto una grieta profunda del sistema político mexicano. Es una crisis política y social inédita en el país, la gota que derramó el vaso. Pero las alternativas no aparecen tan categóricas para las y los ciudadanos, más que en un horizonte lejano. Ante una crisis de esta magnitud, no basta pensar en restituir el tejido social de la misma manera que antes, sino reinventar uno basado en la refundación del Estado, con un nuevo constituyente, y un nuevo pacto social basado en valores éticos, sin la presencia de los que mandan ahora. No basta creo indignarse por la impunidad o luchar contra la corrupción, que ha contaminado y herido de  

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muerte toda la arquitectura social de la ciudadanía. La construcción de ese nuevo discurso amplio, abarcador, incluyente de la ciudadanía, y excluyente de los señores del poder, es el desafío más grande hoy del movimiento social por Ayotzinapa. Recordemos al movimiento Occupy Wall Street: ¡Somos 99%! 3. Vivimos en medio de la descomposición del tejido social a manos de un narco que se ha ido insertando, además de las comisuras del poder, en las hendiduras de la vida cotidiana de pueblos, comunidades, ciudades, barrios y escuelas. Antes, la implantación de la delincuencia era vertical, de arriba a abajo. Hoy navega implacable en todas direcciones, también de abajo hacia arriba. Controlan en el campo la producción, las cosechas y la distribución de productos agrícolas. Controlan en las cabeceras municipales la comercialización del espacio público. Controlan en las ciudades los negocios de trata de mujeres e infantes, restaurantes y bares, así como la vigilancia y extorsión de comercios de todo tipo. Controlan en los barrios el narcomenudeo y la delincuencia de partes automotrices y contrabando. La inseguridad permea en nuestra vida cotidiana. 4. Poco a poco, han surgido importantes movimientos sociales: asociaciones de autodefensa de distinto tipo, jefas y jefes de familia unidos contra la delincuencia, organizaciones barriales contra la inseguridad, grupos armados de autodefensa como en Michoacán y la policía comunitaria en Guerrero. Ha habido diversas reacciones de grupos empresariales formando

asociaciones

de

seguimiento,

como

México

Contra

la

Delincuencia y la organización de marchas blancas contra la inseguridad. El  

3  

Consejo Coordinador Empresarial (CCE) exige el fortalecimiento del sistema judicial y una Comisión Nacional contra la Corrupción (ante EPN). Antes, sin ninguna confianza al sistema judicial, el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, levantó su protesta contra la violencia, así como el movimiento No Más Sangre repudió la guerra de resultados catastróficos de Felipe Calderón contra un bloque de los cárteles. "Por la paz, no más violencia, no más guerra" se planteó el movimiento hace tres años. Hoy, el movimiento tiene que ir más lejos: Es por la presentación de los 43 estudiantes de Ayotzinapa; es decir “No más violencia”; es no más a este narco Estado; es no a la impunidad; es por que se vayan todos. 5. Especialmente en la administración de Calderón Hinojosa, una demanda que no pudo articularse fuertemente con los movimientos sociales, estuvo orientada contra la criminalización de la protesta que se produjo como resultado de las políticas erráticas del entonces presidente. Esta criminalización significó a manera de la guerra sucia de los setenta, reprimir de manera selectiva a los activistas sociales, desaparecerlos, torturarlos y asesinarlos. Esta práctica nunca desapareció desde la época de Echeverría, se reprodujo contra el PRD de Cárdenas en el sexenio de Salinas, y después, todo el aparato de estado, hasta los propios perredistas, la ha venido aplicando con eficiencia aterradora. Con los llamados "levantones" (que son secuestros flagrantes) desaparecen a activistas y dirigentes, responsabilizando al narco de la violencia selectiva del Estado. 27,200 muertes por homicidio en 2011 según INEGI. Entre 2006 y 2012 se estima que hay más de 40 mil muertes por narco-violencia. El  

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descubrimiento de decenas de fosas clandestinas con decenas de muertos por delincuentes, policías y ejército implicados, aumentan alarmantemente estas cifras ¿Quiénes son? ¿Cuántos más? 6. El Estado ha diseñado una tecnología represiva integral (González Villarreal) y con el tiempo la ha perfeccionado con mayor sofisticación. Aprendida principalmente de los mandos militares y de inteligencia estadounidenses para América Latina, es una técnica contra la subversión y el terrorismo, términos estos que han funcionado como eufemismo para calificar a los movimientos sociales y criminalizar la protesta. Pero ahora, el Estado ha incorporado la violencia del narco a sus estrategias encubiertas. El motivo, además de decapitar el activismo, es propagar el miedo en la sociedad, para aplastar de antemano cualquier intento de rebeldía y mantenerla sometida. El miedo es un sentimiento intenso que experimentan individuos y movimientos. El miedo puede hacer prender la mecha de la indignación y la rebeldía, como sucede en los movimientos nacientes. Pero también el miedo puede convertirse en terror, emoción fatídica que se interioriza con el peso lacerante de la tecnología de la violencia, ante el riesgo de la muerte, y generar en contraparte la desmovilización. El manejo de las emociones en este tipo de protesta es un desafío para los movimientos sociales. 7. La vinculación del Estado con el narco, a través de estrategias informales y encubiertas, ha hecho que la violencia se haya salido de control. El narco, además de haber transformado su estrategia de expansión territorial, de constituirse, en los ochenta y noventa, en empresas trasnacionales ilegales e informales, se han convertido en trusts y cárteles que acuerdan  

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colaboraciones con grupos de malhechores, policías, ejército, marina y fuerza aérea, así como con empresarios y funcionarios menores, medios y altos. Han logrado invadir toda la estructura del Estado. Esta violencia, que es originaria de la lucha por el poder económico, se ha salido de control y expandido a todos los ámbitos de la sociedad. 8. El narco y la violencia criminal ha invadido también los poderes de la Unión: el poder Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial. Compra jueces y hay narcojueces, compra diputados y hay narcodiputados, compra funcionarios y hay narcofuncionarios. Ha contaminado todo el sistema político y al sistema de partidos institucionalizado, al PAN, al PRI, al PRD, al Partido Verde, al PANAL. Ha invadido y contaminado el sistema autónomo electoral, el IFE y el INE, e interviene y controla la organización y ejecución de las elecciones tanto federales como locales. Hay un dicho narco que dice: "antes pagaba al diputado para favorecerme, ahora soy yo el diputado". Ante esto, se ha extendido en las redes del twitter un hashtag que enuncia: "#siEPNrenunciara", y queda abierta la pregunta para que cada quien sueñe con su futuro. Eso está bien, porque apela a nuestra imaginación, pero como podemos ver no es solamente el presidente. Habría

que

ser

realista

y

pedir

lo

imposible:

¿Qué

pasaría

“#sielEstadoMexicanaserefundara”, y “#tsiodossefueran”? 9. El caso de Ayotzinapa es un caso paradigmático de agresión abierta del narcoestado contra los movimientos sociales. Los antecedentes de este conflicto pueden rastrearse en las políticas de gobierno en contra de la existencia de las normales rurales, especialmente en Guerrero, por razones de clase y  

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políticas, por sus vínculos con la Federación de Estudiantes Campesinos y Socialistas de México (FECSM), la guerrilla, por sus resonancias históricas en las revueltas campesinas y estudiantiles. La FECSM tiene una larga trayectoria de lucha desde 1936 cuando nació al calor del cardenismo y entonces se alió al PRM. Seguramente, ahora que el PRI ha desvanecido sus raíces revolucionarias institucionales, la FECSM se ha convertido en una carga más para el Estado neoliberal. Fue fácil, probablemente para el presidente municipal y su esposa, miembros del narco local, dar la orden de desaparecerlos. 10.

Ayotzinapa ha generado un movimiento naciente, que puede despuntar contra el autoritarismo de Estado en dos vertientes. La primera es un rechazo casi unánime contra al despotismo y la impunidad del Estado mexicano. La segunda es la acción directa de una ciudadanía plural. Una enorme mayoría de mexicanos coincide con la interpretación de los hechos, la responsabilidad del Estado en este violación, y su intrincada asociación con los criminales. El problema estriba en las diversas concepciones que saltan en el debate sobre qué hacer: las instituciones de Estado indignan por estos abominables hechos, pero algunos ciudadanos, aunque indignados, tratan de encontrar otros medios de movilización menos radicales que no sea el paro o la toma de las instituciones y persuadir a los estudiantes a volver a la normalidad ¿qué hacer? Por otro lado, como al principio del #Yosoy132, las universidades privadas y otras que usualmente no se movilizan se han sumado en un acto plausible por el significado que tiene la solidaridad de clase con uno de los grupos estudiantiles más pobres

 

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del país: se han movilizado la IBERO, el TEC (ITESM), la U. Del Valle, el ITAM, el Claustro de Sor Juana, el ITESO, así como El COLMEX, FLACSO, y CIDE; asimismo, muchos grupos de jóvenes en más de 100 ciudades en el extranjero y decenas de ciudades en el país realizando actividades por la presentación de los 43 estudiantes. Ayer se manifestaron 100 escuelas y ciudadanos en la 3era. Gran movilización por Ayotzinapa. 11.

¿Qué hacer ante tal pluralidad? La pluralidad es una categoría positiva de diversidad, pero puede ser complicada para la acción colectiva, si no se encuentran los mecanismos de alineamiento adecuados entre la gran multiplicidad de una ciudadanía indignada. En general, los movimientos sociales han dirigido sus esfuerzos hacia un cambio social, pero han minimizado el cambio político. La paradoja es elegir entre la transformación estructural del sistema capitalista, y el cambio político dentro de la estructura. Touraine le apuesta a una posición postsocial, de mayor contenido ético que económico. Una de las contradicciones del #yosoy132 entre los estudiantes de privadas que condujeron el movimiento en los primeros 45 días, y los estudiantes de escuelas públicas que lo condujeron los siguientes 120, fue precisamente definir entre objetivos políticos ligados a la elección del 1 de julio, u objetivos sociales vinculados a las luchas del SME y ATENCO. Creo que esta fue una contradicción irresoluble que pudo ser la causa de la desmovilización. Así, el desafío teórico y empírico de los movimientos sociales y la manera de articular lo social y lo político, significa que una lucha particularista debe convertirse en proyecto universal que abarque las expectativas y utopías de la gran mayoría.

 

8  

12.

Ayotzinapa está siendo un parte-aguas en los movimientos sociales del siglo XXI mexicano, ante un momento histórico de gran indefensión de la sociedad. Dependerá de la manera cómo el movimiento logre producir un discurso articulador del sentimiento de indignación de las y los mexicanos, en torno a la desaparición forzada de eso jóvenes que representan ni más ni menos que los hijos de la nación; con un argumento creíble sobre el mérito de su lucha contra el Estado; con un repertorio de movilización que haga cambiar la correlación de las fuerzas políticas en el país e impacte decisivamente el régimen político. Debe ser un discurso que alinee las distintas fuerzas que podrían impulsar un movimiento ciudadano sin banderas ideológicas que los particularice, me refiero a la amplia participación de los estudiantes en primer lugar, pero después (¿por qué no?) al EZLN y la 6ta., a MORENA, a la OPT; todos contra el PRD-PRIPAN, el Sistema Judicial y el Poder Ejecutivo: todos contra la presidencia, las gubernaturas y municipalidades ¡que se vayan todos!

13.

Hasta ahora, los compañeros de la Normal Rural de Ayotzinapa y el movimiento social naciente han construido un amplio repertorio de movilización: Toma de camiones, plantones, actos de oración y ayuno, toma de oficinas públicas, destrucción (incendio) de inmuebles; el 8 de octubre: la primera jornada de acción nacional e internacional por Ayotzinapa; el 16 de octubre: el primer paro de 30 escuelas por 48 horas: UNAM, UPN, UAM, Chapingo, Morelos, Veracruz; el 22 de octubre: el Día de Acción Global por Ayotzinapa (2a. marcha multitudinaria en la cd. México); el 25 de oct: 80 escuelas en Asamblea Interuniversitaria

 

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convocaron a la 2a. Jornada de Acción Nacional e Internacional para este 5 de noviembre; además se han realizado bloqueos de autopistas; toma de medios; toma de casetas de cobro; los padres de los desaparecidos han tenido pláticas con EPN y el Procurador General de la República (PGR); marchas en ciudades medias: como Acapulco, Chilpancingo, e Iguala; y la Caminata de 191 kilómetros que viene a la ciudad de México. Los repertorios son importantes porque constituyen un puente de entendimiento con la sociedad. No debemos romperlo. Los repertorios deben ser continuidad e innovación de la experiencia de la sociedad en movimiento. Habrá que pensar en ello. El Estado hará lo imposible por romper la articulación del movimiento con la sociedad. Buscará cortar de tajo la comunicación con la población interviniendo, infiltrándose, provocando la violencia. El desafío de los movimientos es evitar que eso pase, para que la fuerza de hoy no se vuelva mañana desmovilización.

Muchas gracias

 

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