1. Estas breves notas pretenden aproximarse al problema del

1 EL VALOR “TRABAJO” EN LAS RELACIONES LABORALES Octavio Carlos Racciatti INTRODUCCIÓN 1. Estas breves notas pretenden aproximarse al problem

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1

EL VALOR “TRABAJO” EN LAS RELACIONES LABORALES Octavio Carlos Racciatti

INTRODUCCIÓN

1. Estas

breves

notas

pretenden

aproximarse

al

problema

del

lugar, el rol o el valor que se le asigna al trabajo en nuestra sociedad. El tema no es indiferente a las relaciones laborales, pues éstas no se desarrollan en el vacío; por el contrario, los actores juegan en un escenario condicionado por múltiples y diversos factores (políticos, económicos, jurídicos, culturales e ideológicos) 1. En

primer

lugar,

es

necesario

subrayar

la

relatividad

del

enfoque. No es lo mismo reflexionar sobre la “desaparición” o el “fin del trabajo” en una sociedad pos-moderna o pos-industrial2, que hacerlo en un país sub-desarrollado y dependiente. Las causas de esa falta de trabajo,

en

uno

u

otro

caso,

pueden

ser

diferentes,

aunque

puede

sostenerse con razón que en una visión mundial o global los orígenes de tales fenómenos pueden ser comunes. A su vez, la diferente visión

1

Farnham, David; Employee relations, Institute of Personnel Management, Londres, 1993

(reimp. 1994), p. 19. 2

trabajo

Pero, además, ¿qué es una sociedad pos-industrial? En todo caso, el no

desaparece;

se

redistribuye

entre

sectores

de

la

actividad

económica. La energía humana se aplica de manera cada vez más sofisticada o refinada. Daniel

Bell

identifica

esta

nueva

sociedad

en

función

de

cinco

elementos esenciales: (a) cambios en la economía: evolución de una economía de producción

de

bienes

a

una

economía

de

servicios;

(b)

distribución

por

ocupaciones: predominio de la clase profesional y técnica; (c) un principio fundamental: la importancia del conocimiento teórico como fuente de innovación y

de

formulación

política

para

la

sociedad;

(d)

una

orientación

para

el

porvenir: control de la tecnología y evaluación técnica; y (e) en cuanto a la adopción de decisiones: creación de una nueva tecnología intelectual (The coming of post-industrial society. A venture in social forecastings, Basic Books,

Nueva

York,

1973;

trad.

cast.:

Advenimiento

industrial, Alianza, Madrid, 1991, p. 5-31).

de

la

sociedad

post-

2

de las causas de esa falta de trabajo incide en los diagnósticos y en las propuestas de futuro. En segundo lugar, la relatividad

del estudio (y modestia de su

alcance) puede tener otra explicación. Estamos en años de crisis y de cambios. Estamos seguros de la existencia de esos cambios, pero aún no tenemos seguridad o certeza respecto de hacia donde vamos3. Algunas de las reflexiones que diversos observadores hacen sobre el tema tienen gran parte de proyecto, de esperanza o de utopía. En tercer lugar,

la cuestión suscita consideraciones fecundas

en ámbitos diversos, pues el llamado “mundo del trabajo”4 puede ser objeto de enfoques filosóficos, sociológicos, jurídicos, económicos. No es, por tanto, ajeno al derecho. En efecto, el derecho no se reduce a una mera dimensión normativa. No podemos ignorar otros elementos del mundo jurídico: los hechos de la realidad sobre los cuales se aplica (dimensión

sociológica)

y

los

valores

(dimensión

dikelógica

o

valorativa del Derecho). Precisamente, el valor que se asigne al trabajo incide en la construcción

y

desarrollo

de

las

disciplinas

que

lo

tienen

como

objeto.

3

En cuanto al significado del trabajo, se ha sostenido «que entra en

crisis por no haberse cristalizado aún el nuevo contexto social que le da sentido

y

en

el

cual

se

construye.

En

la

situación

presente

podemos

identificar elementos de lo nuevo y de lo viejo, pero no aún una síntesis superadora

que



cuenta

de

las

transformaciones

operadas».

No

obstante,

algunos autores agregan que parece observarse una importante dispersión entre imaginarios tradicionales

que

ligan

propios

el

del

significado «modelo

fabril

del

trabajo

con

industrialista»

sus y

lo

contenidos que

podría

denominarse como «imaginarios posmodernos» (Bialakowsky, Alberto L. y Hermo, Javier Pablo: «¿Puede la sociología del trabajo dar cuenta de las nuevas articulaciones laborales?», en Revista de Trabajo [Buenos Aires, MTSS], año 2, núm. 8, julio-diciembre 1995, p.15). 4

La expresión “mundo del trabajo” luce una adecuada amplitud, en tanto

comprende dimensiones diversas: aspectos filosóficos, sociológicos, jurídicos, económicos y también ideológicos (que influyen en la valoración de todos los demás). En estos años de crisis y de cuestionamientos, el mundo del trabajo -en sus múltiples dimensiones- no permanece ajeno a los mismos.

3

EL TRABAJO Y LOS CAMBIOS 2. Desde

las

últimas

décadas

del

siglo

pasado,

se

observan

distintos cambios en el mundo del trabajo y, en lo que veremos, en la valoración del mismo. El mayor cuestionamiento se ha centrado en el rol del trabajo en nuestra sociedad: ¿sigue siendo el trabajo algo esencial para el ser humano? Observa

Dominique

Méda5

que

las

tres

grandes

corrientes

doctrinarias del siglo XX tienen un denominador común: la aseveración según la cual el trabajo es la esencia del hombre. En efecto: a)

Para

el

fundamental

pensamiento del

hombre,

cristiano, un

medio

el

trabajo

necesario

de

es

la

actividad

realización.

En

el

protestantismo, se ha destacado la importancia de la ética del trabajo y del ahorro en la generación de riqueza. En la iglesia católica, ha sido notoria

la promoción y la protección del trabajo humano en León

XIII (Rerum novarum, 1891), en el Concilio Vaticano II (1965) y en Juan Pablo II (Laborem exercens, 1981, cap. II, “El trabajo y el hombre”, y V, “Elementos para una espiritualidad del trabajo”). Es interesante

citar

la

opinión

del

jesuita

Jean-Ives

Calvez:

“[los]

pensamientos de Hegel y Marx sobre el tema del trabajo y de su lugar en la existencia humana, y por esto mismo también en la moral, sin lugar a dudas, son las referencias más importantes del siglo XIX y del siglo XX en la materia. Sin embargo, todavía vale la pena agregar los puntos de vista de la doctrina social católica [...] Y deberíamos preguntarnos, además, si en el fondo, no son las mismas convicciones centrales las que se expresan en todas sus manifestaciones. A menudo, tendremos

de

hecho

la

impresión

de

estar

frente

a

convergencias

literales. La idea de una identidad fundamental del pensamiento sobre el trabajo en la época moderna se encontrará entonces reforzada” 6.

5

Méda,

Dominique:

Le

travail:

une

valeur

en

voie

de

disparition,

Aubier, Paris, 1995, p. 20-21. 6

Calvez, Jean-Ives: Necesidad del trabajo, trad. cast. Losada, Buenos

Aires, 1999, p. 73.

4

b)

Una

vasta

corriente

humanista

(en

la

cual

Méda

ubica

a

Alain

Supiot) ve en el trabajo la actividad humana que mejor expresa la libertad creadora del hombre. c) Para el marxismo, el trabajo es una categoría central. Como el lenguaje, es una categoría antropológica general sin la cual no se puede comprender la especificidad del hombre, ni su relación con los demás ni su relación con la naturaleza. Así, para Marx el trabajo es, en primer término, un proceso entre la naturaleza y el hombre, proceso que

este

realiza,

regula

y

controla

mediante

su

propia

acción

su

intercambio de materias con la naturaleza . Y a la par que de ese modo actúa sobre la naturaleza exterior a él y la transforma, transforma su propia

naturaleza,

desarrollando

potencias

que

dormitan

en

él

y

sometiendo el juego de sus fuerzas a su propia disciplina.

3. Sin

embargo,

a

fines

del

siglo

XX,

se

cuestiona

este

denominador común y aparecen pronósticos sobre la posibilidad de una sociedad sin trabajo. Haremos una referencia a las reflexiones que Jeremy Rifkin y Dominique

Méda

han

efectuado

sobre

el

tema,

de

las

en

cuanto

aportan

distintos perfiles de la cuestión. 4. Rifkin

estudia

el

impacto

nuevas

tecnologías,

especialmente la informática, en todos los sectores de actividad, que ocasionan

una

masiva

destrucción

de

empleos.

Los

trabajadores

desplazados tienen escasas posibilidades de obtener otro empleo y, si lo consiguen, son empleos precarios y mal pagos, alimentando así la polarización de la sociedad. El «fin del trabajo» supone, a la vez, el ocaso del tipo de trabajo que puede ser sustituido por las máquinas y una interrogante acerca de la finalidad y el sentido del trabajo humano en el mundo actual. Sin embargo, cabe destacar que, en este planteo, el «fin» del trabajo no puede tomarse en su sentido literal. En realidad, se trata de una redistribución, a partir de la acentuada disminución de demanda de

mano

de

obra.

Rifkin

no

predice

la

desaparición

del

trabajo;

5

termina afirmando incluso la posibilidad de crear empleos en el sector terciario para millones de desocupados7.

5. Por su parte, en el campo de la filosofía, Méda subraya el carácter histórico de la noción de trabajo en la acepción que hoy le damos. El trabajo es el medio de realización de la vida humana sólo por accidente y no por esencia. Es el siglo XVIII que lo ha inventado como

categoría

intercambio núcleo

o

homogénea:

económico,

fundamento

el

de

principal

factor

de

trabajo-mercancía,

la

vida

social.

la

se

producción,

instaló

Propone

así

el

como

«desencantar

el

trabajo». Entiende que el trabajo está cargado de todas las energías utópicas que se le han incorporado en los dos últimos siglos; «está 'encantado', en el sentido de que ejerce sobre nosotros un 'charme' del

cual

somos

hoy

prisioneros.

Ahora,

es

necesario

romper

este

sortilegio, desencantar el trabajo»8. Pero

en

definitiva,

desaparición

del

'desaparición'

del

desencantar

empleo.

Evitando

trabajo,

su

el

trabajo

«falsos

reemplazo

o

no

significa

debates aún

las

sobre

la la

propuestas

alarmistas de quienes 'renuncian' al pleno empleo», Méda señala que «simplemente este pleno empleo significará que cada individuo tiene acceso al empleo (y al empleo bastante regulado) pero que éste se compone de una cada vez menor cantidad de horas, y deja a cada uno espacio

y

tiempo

para

dedicarse

a

otras

actividades

privadas

y

colectivas» . 9

6. El tema (y, particularmente, el enfoque de algunos autores como Rifkin y Méda) ha sido objeto de polémica.

7

Rifkin, Jeremy: The end of work: the decline of the global labor force

and the dawn of the post-market era, Putnam's Sons, Nueva York, 1996, p. 241, 256 y 287. 8

Méda, Dominique: Le Travail. Une valeur en voie de disparition, Alto

Aubier, Paris, 1995, p. 292-293. Méda cita a Habermas: «la utopía que se vincula a la sociedad del trabajo ha agotado su poder de convicción». 9

Méda,

Dominique:

«La

fin

de

la

valeur

'travail'»,

travail, quel avenir?, Gallimard, Paris, 1997, p. 241.

en

VV.AA.:

Le

6

Denis Collin advierte: «la idea del fin del trabajo, tal como ha sido

planteada

racionalización

últimamente a

[...]

posteriori

aparece

del

como

aumento

de

una la

especie

de

desocupación,

confundiendo la 'crisis' [...] de las formas contemporáneas de trabajo asalariado con el fin del trabajo en general». Y agrega: «Lejos de un fin del trabajo [...], lo que enfrentamos es un desempleo masivo»10. Dominique Schnapper se ha manifestado contra la expresión «fin del trabajo». Entiende que «la idea de trabajo es constitutiva de la definición del hombre occidental», pero admite que «será necesario encontrar

otras

maneras

de

establecer

o

reestablecer

los

lazos

sociales (...) por otras formas de actividad que no serán el 'empleo asalariado' tal como había sido definido durante los 'treinta años gloriosos'» (hasta mediados de la década de los setenta)11.

7. Interesa

también

referirnos

a

la

visión

de

la

OIT.

Consideramos de interés destacar los siguientes aspectos de El empleo en el mundo 1996/9712: a) El informe es particularmente crítico respecto de las «obras más sombrías que explotan el miedo al desempleo tecnológico generalizado [presentando] datos anecdóticos pero impresionantes», y señala que la «verosimilitud de tales predicciones sensacionalistas es muy limitada» ya que se fundan en generalizaciones sin fundamento. b) generalizado

de

Asimismo, la

toma

utilidad

del

distancia concepto

de

del pleno

«cuestionamiento empleo»

que

ha

llegado a predominar en los círculos académicos y políticos de todo el 10

Collin, Denis: La fin du travail et la mondialisation: idéologie et

réalité

sociale,

L'Harmattan,

Paris-Montréal,

1997,

p.

25

y

61,

respectivamente. 11

Schnapper, Dominique: Contre la fin du travail. Conversation avec

Philippe Petit, Textuel, Paris, 1997, citado en Cassen, Bernard: «Sortir de la crise.

3

ouvrages»,

en

Le

Monde

Diplomatique,

marzo

1997,

p.

31

(http://www.monde-diplomatique.fr/md/1997/03/CASSEN/8050.html). 12

OIT, El empleo en el mundo 1996/97 - Las políticas nacionales en la

era de la mundialización, Oficina Internacional del Trabajo, Ginebra, 1996, p. 16-26 y 44-49.

7

mundo, así como la proliferación de expresiones eufemísticas (como «aumento

de

la

falta

de

empleo»,

«fin

del

trabajo»

y

otras).

El

informe sostiene que «no hay pruebas de que exista o pueda existir pronto una penuria de trabajo útil de tal magnitud que el pleno empleo deje

de

ser

desempleo

una

meta

«obedece

más

factible», a

una

y

afirma

merma

de

que

las

el

incremento

tasas

de

del

crecimiento

económico que a un repentino aumento de la falta de empleo». c) También disiente con la idea de que las rigideces del mercado de trabajo hayan sido una causa importante del desempleo, y que la solución a éste resida en una mayor flexibilidad de aquél. «Las rigideces del mercado de trabajo no han empeorado durante el período de

aumento

del

desempleo

[...]

el

aumento

del

desempleo

no

puede

explicarse únicamente en función de factores relativos al mercado de trabajo».

La

menor

progresión

económica

registrada

de

los

países

industrializados desde 1975 ha sido «la principal causa de fondo del aumento del desempleo». Propone modernizar la noción de pleno empleo, considerando que un objetivo político debería ser la adecuación de un concepto

práctico

y

progresivo

-

el

de

eliminación

del

desempleo

involuntario - a las circunstancias actuales, entre las cuales figuran la

mundialización,

la

mayor

rapidez

del

progreso

tecnológico,

la

aparición de formas atípicas de trabajo e incluso la transformación radical de la índole misma de la actividad laboral o de la actitud personal ante el empleo. Por su parte, el concepto de “trabajo decente”

13

tiene como

supuesto la afirmación de la dignidad humana y la búsqueda de un empleo de calidad14.

8. En el plano laboral, las respuestas pueden ser resumidas en cuatro grandes tendencias15: 13

OIT, Trabajo decente, Memoria del Director General de la OIT a la 87a.

Conferencia

Internacional del Trabajo, Ginebra 1999. 14

Ermida Uriarte, Oscar, Trabajo decente y formación profesional, en Boletín de Cinterfor núm.

51, Montevideo 2002, p. 9 15

. Seguimos la clasificación de Denis Collin (La fin du travail et la

mondialisation:

idéologie

et

réalité

sociale,

L'Harmattan,

Paris-Montréal,

8

a) La orientación neoliberal atribuye la desocupación al elevado

costo

laboral,

y

propone

la

desregulación

y

el

restablecimiento de un mercado de trabajo puro. b) La tesis del reparto del trabajo como medio de combatir el desempleo masivo supone la disminución del tiempo de trabajo con disminución del salario y la promoción del trabajo a tiempo parcial y de los contratos temporales. c) La propuesta de reducción del tiempo de trabajo sin reducción de salario y del desarrollo de la producción con el fin de satisfacer las necesidades sociales se basa en el hecho de que el aumento de la productividad hace posible una disminución global del tiempo de trabajo. d) La disociación del empleo y de los ingresos fundamenta las diversas formas de ingreso mínimo garantizado. Esta última orientación se ubica en la órbita de la seguridad social16, o, más allá, en la protección social. Precisamente, es la «tercera vía» planteada por Offe en estos términos: «el viejo y buen principio de que quien no trabajase no debería comer, sólo tiene un sentido

en

tanto

en

cuanto

existan

suficientes

oportunidades

para

adquirir los medios de vida mediante el trabajo. Cuando esto ya no puede ser así, los productos del trabajo se deben distribuir entre las necesidades de los ciudadanos de forma a todas luces distinta de la que representa el cambio de los servicios laborales por las rentas del 1997, p. 93-107). Otra clasificación se encuentra en Claus Offe, La sociedad del

trabajo.

Madrid,

1992,

Ortodoxia, distintas

Problemas cap.

realismo medidas

estructurales

XII: y a

«Perspectivas

terceras aplicar

vías»,

puede

y

perspectivas

de p.

verse

futuro

408-409. en

de

del

André

futuro,

mercado

Una

Alianza,

de

trabajo.

discusión

Gorz,

«La

de

las

declinante

relevancia del trabajo y el auge de los valores post-económicos» y en Jacques Robin,«Los

caminos

hacia

una

sociedad

de

plena

actividad

y

no

de

pleno

empleo», en rev. El socialismo del futuro (Madrid), núm. 6 (1992), p. 29-31 y 140-144 respectivamente. 16

Sobre el tema: XIII Congreso Mundial de Derecho del Trabajo y de la

Seguridad Social (Atenas, setiembre 1991). Informe general: Czucz, Otto: “Los problemas legales que provoca la regulación y la aplicación de una renta mínima para todos”, en rev. Derecho Laboral (Montevideo), t. XXXIV, p. 722.

9

trabajo y los sistemas de seguridad social y familiar acoplados a este mecanismo de intercambio». Propone romper el vínculo entre el sistema de

seguridad

social

y

el

sistema

ocupacional,

estableciendo

un

mecanismo de «rentas mínimas garantizadas», que Offe describe de esta forma:

un

seguro

básico

concebido

en

términos

igualitarios,

que

tendría el estatuto de un derecho fundamental (independiente de los aportes realizados) y que sería al mismo tiempo un primer y serio paso en la dirección de una eficaz descarga para la oferta del mercado de trabajo17. Por supuesto, la solución no es simple. En el ya citado informe El

empleo

en

el

mundo

1996/9718,

se

menciona

tres

cuestiones

a

resolver: a) Las propuestas de proporcionar ingresos básicos a todos los ciudadanos (disociando el trabajo y los ingresos) dan por sentado que la economía es lo bastante productiva como para poder financiar esas opciones; b)

Unos

ingresos

garantizados,

desconectados

de

la

necesidad de trabajar, modificarían radicalmente el funcionamiento del mercado de trabajo; c) Cabe dudar de que semejante redistribución del ingreso sea políticamente viable, salvo si se cambian de manera radical las actitudes sociales.

REFLEXIONES FINALES

9. Parecería que el vocablo “trabajo” proviene de “tripalium”, que era un instrumento de tortura. Pero simultáneamente el trabajo, que caracteriza al ser humano, es

expresión 17

del

hombre

y

de

su

relación

con

naturaleza,

es

Offe, Claus: La sociedad del trabajo. Problemas estructurales y

perspectivas de futuro, Alianza, Madrid, 1992, p. 408-409. 18

la

OIT, El empleo en el mundo 1996/97..., p. 27.

10

creativo y redunda en beneficio de la sociedad. Hasta ahora, no hemos concebido una sociedad humana sin trabajo (aunque a veces ha sido trabajo esclavo; otras, trabajo asalariado; y quizás en el futuro, un trabajo intelectual conductor de las máquinas o robots –hasta que éstos se consideren explotados y se rebelen). 10. Es

interesante

advertir

las

diferentes

referencias

al

trabajo en la doctrina laboralista uruguaya. Para Plá Rodríguez, trabajo es toda actividad humana encaminada a producir un resultado

19

. Es una definición que abarca toda actividad

humana libre y productiva. Calificando la finalidad y resultado del trabajo, Barbagelata ensaya una definición basada en la Constitución uruguaya20: es “la aplicación de energías intelectuales o corporales en forma que redunde en beneficio de la colectividad, que da la posibilidad de ganar el sustento”, aunque -agrega- “la prestación desinteresada del esfuerzo humano no dejaría de ser trabajo”21. 11. En ambas descripciones, subyace la ambivalencia del trabajo. La

expresión

“trabajo”

se

presta

a

dos

interpretaciones

opuestas. 19

Plá Rodríguez, Américo: Curso de derecho laboral, t. I, vol.1, Acali,

Montevideo, 1976. 20

Constitución uruguaya, art. 53: “El trabajo está bajo la protección

especial de la ley. Todo habitante de la República, sin perjuicio de su libertad, tiene el deber de aplicar sus energías intelectuales o corporales en forma que redunde en beneficio de la colectividad, la que procurará ofrecer, con preferencia a los ciudadanos, la posibilidad de ganar su sustento mediante el desarrollo de una actividad económica”. Véase que en nuestra Constitución el

problema

es

más

grave:

el

trabajo

no

es

solo

un

derecho

objeto

de

protección y reglamentación, no sólo es un ejercicio de nuestra libertad y un instrumento

de

nuestra

realización;

es

un

deber

que

debe

cumplirse

en

beneficio de la colectividad (¡). 21

Barbagelata,

Héctor-Hugo:

Manual

de

derecho

del

trabajo,

t.

I,

Montevideo, Biblioteca de Publicaciones Oficiales de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de la República, 1965, p. 39-42.

11

Los dos sentidos de la expresión se resumen en (a) trabajonecesidad y (b) trabajo-realización22. a) El trabajo como necesidad. Supone al hombre como consumidor (para subsistir y mantener a su familia, o sea para reproducir la fuerza de trabajo). Esta es la esfera del trabajo-mercancía, y es el fundamento

de

la

reglamentación

estatal

y

de

la

limitación

de

la

autonomía de la voluntad individual denominada derecho laboral. Por ello, el derecho del trabajo no regula actividades “libres” como el deporte

amateur

o

el

juego.

Por

ello,

el

esquema

clásico

de

la

limitación de la jornada de trabajo establecía ocho horas para la actividad laboral, ocho para la vida familiar y el esparcimiento, y ocho

para

el

descanso.

Aquí

lo

único

libre

es

el

descanso

y



parcialmente- la vida familiar, los amigos y la diversión. (El derecho laboral regula el trabajo, pero también pretende garantizar el tiempo libre). La regulación (o protección) estatal no alcanza solamente al trabajo subordinado típico. Se expande a otras formas, como, en Italia y Alemania, el trabajo para-subordinado o cuasi autónomo. También, en Uruguay, se extiende a trabajo autónomo como el “trabajo sexual” (en una pintoresca ley 17.515 de 4 de julio de 2002). b) El trabajo como realización del ser humano. Como el anterior, es un proceso o relación entre el hombre y la naturaleza, modifica la naturaleza; pero también afirma y construye al propio ser humano que lo realiza. Aquí la clave es “trabajo porque quiero (ocupar mi tiempo con libertad y desarrollarme como ser humano)”, y no “trabajo porque debo (obtener ingresos para subsistir)”23. 22

En palabras de Supiot, “el trabajo evoca a la vez el deber, la pena de una actividad [...], y la

libertad, el acto creador, que, al realizarlo, el hombre se realiza a si mismo. Tanto cuando las personas están al servicio de las cosas, como cuando las cosas se encuentran al servicio de las personas, el trabajo hace al demiurgo, como hace al esclavo” (Supiot, Alain: Critique du droit du travail, PUF, París, 1994, p. 3). 23

En ciertos casos, esta visión del trabajo se aplica con la idea de

formación, readaptación o recuperación. Así sucede con la reglamentación del trabajo en prisiones, que tiende a la reinserción del preso en la sociedad (pero que también ha sido objeto de numerosas observaciones de la Comisión de

12

La distinción no es menor, pero en muchos casos puede ser sutil, pues se puede trabajar en una actividad no penosa e incluso agradable y deseable, utilizando la misma cono fuente de sustento mínimo.

12. En este sentido, cabe reafirmar la centralidad del trabajo en nuestra sociedad. Resulta difícil encontrar otro valor que sustituya al trabajo para identificar al ser humano actuando en sociedad. En alguna oportunidad se ha señalado que debemos procurar una sociedad de plena actividad y no de pleno empleo24. Pero nuevamente nos encontramos con una cuestión de palabras, ya que la actividad es trabajo. A pesar de

los

importantes

cambios

tecnológicos

(que

se

observan

principalmente en los países industrializados, lo cual impide además generalizar

conclusiones),

el

trabajo

sigue

siendo

la

forma

de

actividad imprescindible para tener acceso a los recursos materiales e inmateriales necesario, asegurar

un

necesarios

cuando

la

ingreso

para

vivir.

expansión mínimo,

de

será

Pero la

aún

cuando

protección

difícil

que

el

ello

social ser

no

sea

tienda

humano

a

pueda

prescindir de realizarse mediante una actividad libre y productiva. Desde el punto de vista de los valores, cabe reafirmar al trabajo como forma de expresión del ser humano y de su relación con la naturaleza y con los demás seres humanos, proyectándose como un valor central del sistema de relaciones

laborales * * *

Expertos de OIT, por entender que, en ciertos casos, viola los convenios internacionales que prohíben el trabajo forzoso). También en sentido positivo: art. 40 num. 2 de la Convención sobre los Derechos del Niño

(Asamblea General

de las Naciones Unidas, resolución 44/25, de 20 de noviembre de 1989) que menciona la “enseñanza y formación profesional” para los menores infractores. 24

Robin, Jacques, ob.cit. en rev. El socialismo del futuro (Madrid),

núm. 6 (1992), p. 140.

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