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RMV-2001-17
INTRODUCCIÓN A LAS METODOLOGÍAS DE VALORACIÓN DE EMPRESAS RODRIGO MATARRITA VENEGAS RESUMEN Los procesos de adquisición y fusiones imponen la necesidad de la realización del “debido proceso” (due diligence) que incluye la utilización de una o varias técnicas de valoración de las empresas. Esta nota está planteada para servir como apoyo didáctico en el tema de la valoración de empresas. Palabras claves: valoración de empresas, activo inmovilizado neto. Clasificación JEL: G24, G34
1. INTRODUCCIÓN En este documento se presentarán las consideraciones generales que inducen a la valoración de una empresa y las principales razones que pueden motivar a la fusión, adquisición o a la absorción de empresas. Se estudiarán también las principales razones que pueden inducir a la venta de una empresa y los principales aspectos que se deben considerar para estimar el valor de una empresa. Se puntualizarán criterios para apoyar la valoración de una empresa. Se considerará el análisis financiero, la rentabilidad, la evolución del beneficio sobre el capital social, la rentabilidad de las nuevas inversiones, y algunos otros factores determinantes para el análisis de la empresa. Finalmente se enumerarán los métodos de valoración de empresas desde un punto de vista contable y los métodos basados en las expectativas del futuro, en particular, el método del valor del rendimiento esperado. No se pretende en este trabajo hacer una exposición detallada de los métodos de valoración de empresas, ni una comparación exhaustiva de sus técnicas o resultados. Su orientación es descriptiva y conceptual, omitiendo la exposición matemático y financiera de las técnicas consideradas
2. CONSIDERACIONES QUE INDUCEN A LA VALORACIÓN DE EMPRESAS Condiciones de orden interno o condiciones de orden externo, suelen ser la clasificación más utilizada, para ordenar las razones que inducen a una empresa a valorar su patrimonio. El objetivo de un análisis interno puede ser el querer actualizar los valores contables históricos, para contar con valores más precisos de los activos propiedad de los socios, ante la necesidad de proceder a recomposiciones participativas, situaciones de sucesión, etc. Asimismo, razones asociadas con negociaciones futuras de índole financiero o de capitalización, suelen provocar valoraciones en las empresas. Las valoraciones por
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condiciones de orden externo, suelen darse cuando es necesario demostrar el valor de la empresa ante terceras personas, usualmente interesados en comprar, total o parcialmente la firma, o en inyectarle recursos financieros. Estas valoraciones suelen ser de mayor rigurosidad en la aplicación de métodos y conceptos, precisamente por su trascendencia. En el cuadro siguiente se presenta el esquema general de valoración de una empresa y el orden conceptual en que se desarrolla el proceso. FIGURA 1
ESQUEMA GENERAL DE PROCESO DE VALORACIÓN DE EMPRESAS
Valoración de empresas Motivos que suelen inducir a la valoración Trascendencia Interna
Trascendencia Externa Diagnósico
Métodos de valoración 2.1. PRINCIPALES RAZONES QUE PUEDEN MOTIVAR A LA FUSIÓN, ADQUISICIÓN O ABSORCIÓN DE EMPRESAS
Un proceso de estudio y valoración de empresas, suele estar motivado, como antes se indicó, por una serie de razones internas y externas a la empresa. Las más habituales suelen ser:
El logro de una mayor rentabilidad de los recursos empleados a través de un mayor margen logrado a través de un efecto de sinergia (incremento de las dos unidades actuando conjuntamente). La diversificación del portafolio de productos y servicios, con la inclusión de una mayor gama de éstos. La diversificación de una marca que potencia el prestigio del comprador. La entrada en otros países con mayor rigidez. La adquisición de unos factores cualitativos que resultarán de difícil obtención por otros caminos (por ejemplo el know-how)
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La adquisición de unos activos, ya en funcionamiento y explotación, que estén subutilizados, y cuya óptima puesta en funcionamiento se pueda lograr con relatividad facilidad. El simple hecho de eliminar un actual competidor y poseer, por tal motivo, una mayor participación de la cuota del mercado. La aplicación de un excedente de fondos monetarios que, destinados a una adecuada inversión, aumente su rentabilidad obteniendo mayores recursos o flujo de efectivo.
2.2. MOTIVOS QUE PUEDEN INDUCIR A LA VENTA DE EMPRESAS También hay razones por las que el dueño de una firma puede estar interesado en venderla y por tanto, valorar su patrimonio para dicha transacción. En función de cada situación o deseo, las circunstancias que condicionarán tanto el proceso y criterio de valoración, como el proceso y marco de negociación, serán muy distintas. A continuación se enumeran las principales razones que conducen a la venta de una empresa:
Necesidad de financiar el actual negocio para lograr, a través de optimizar la gestión de las nuevas inversiones, una mayor rentabilidad, principalmente por la desaparición de las actuales cargas financieras. Para poder indemnizar unos gastos y cargas actuales, a partir de cuya ausencia la rentabilidad aumentaría de forma considerable. El mero hecho de conseguir unos ingresos compensatorios de la inversión inicial, es decir, percibir un dinero de una posible participación, cediendo por ello parte de la misma. Una simple situación de cansancio o, en ocasiones, falta de sucesión. Ausencia o pérdida de una capacidad de dirección o ejecución eficaz que no permite una adecuada expansión. Descapitalización de la empresa debido a la acumulación de pérdidas, muy difícil de recuperar con futuros beneficios, e imposibilidad de capitalizar la empresa con nuevos recursos propios.
Con la enumeración de razones antes brindada, queda de manifiesto que, en el mundo de los negocios, existe toda una gama de elementos de presión, más o menos forzosos, de venta o búsqueda de participación, que a su vez producirá un fenómeno, más o menos vulnerable, sobre las condiciones que el vendedor desea imponer. 2.3. ASPECTOS GENERALES QUE SE HAN DE CONSIDERAR PARA LA EVALUACIÓN DE UNA EMPRESA
La primera consideración medular, es el hecho de que se va a evaluar una serie de elementos, todos con un valor financiero, y que, para ello, es preciso ‘homologarlos’ o expresarlos, a un valor homogéneo (unidades monetarias), que reflejará el patrimonio de la empresa, sin perder de vista otros valores y circunstancias, como pueden ser su
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liderazgo en el sector, su penetración, su productividad, su tecnología, su ‘know-how’, etc., que le haga merecedora de dicho valor. Otro aspecto de suma importancia que se debe resaltar, es que una evaluación no es nunca, en sí misma, un resultado final, sino que representa los valores que se consiguen como punto de partida para llegar a un conocimiento más profundo y globalizado, que a su vez conduzca a una concreción, sea cual fuere su signo. Entonces, el hallar un valor supone una posibilidad, siendo por el contrario el precio que esté dispuesto a pagar la parte compradora, lo que verdaderamente constituye un fin. A tal efecto, no han sido pocos los casos basados única y exclusivamente en precios de oferta y demanda, excluyendo lo valores obtenidos en las aplicaciones técnicas que se hubiera establecido a priori. Otra consideración que tiene especial relevancia, es la diferencia entre el valor constituido por los bienes e inversiones tangibles en el momento de la valoración, y los valores basados en las futuras posibilidades de generar beneficios, o pérdidas, lo cual deberá afectar de forma sustancial a los primeros. Como principio básico se puede resumir: El valor de una empresa consiste en la determinación, de origen técnico, basado en una metodología concreta. El precio de una empresa es aquel valor que está dispuesto a pagar alguien por ella.
2.4. CONSIDERACIONES SOBRE LA SITUACIÓN DE LA EMPRESA QUE SE HA DE EVALUAR. Antes de entrar en cualquier criterio de valoración, se debe efectuar un examen previo de toma de contacto sobre la empresa objeto de estudio. Un aspecto que deberá ser atendido, en primera instancia, es el momento y circunstancia en que se pueda hallar la empresa. Las situaciones generales más frecuentes son las siguientes:
Empresa en fase de liquidación. Empresa en normal funcionamiento. Empresa con resultados negativos. Empresa de reciente implantación. A continuación se detallan las características más importantes de cada situación.
a. Empresa en fase de liquidación Cuando una empresa ha decidido entrar en proceso de liquidación por voluntad del propietario o bien por imperativo de mercado obsolescencia del producto, sucesión, etc., los parámetros que se han de evaluar se prejuzgarán más sobre la base de la obtención del valor sustancial que en términos de futuro, es decir, se sustentará en los valores asignados a los elementos en función del valor que la venta de ellos pudiera aportar.
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b. Empresa en normal funcionamiento Naturalmente este es el caso más usual. En estas circunstancias los valores de los bienes actuales (valores de balance), deberán se conjugados en función de las posibilidades de futuro que la propia explotación reporte, en un cierto horizonte de tiempo, ya que precisamente la aportación de estos valores de futuro vienen determinados por la propia dinámica de la empresa. Es muy conveniente también analizar la situación de la empresa partiendo de sus estados financieros que, generalmente, se suelen dividir en: • • •
Clara situación de expansión o crecimiento. Situación de estabilidad o madurez Fase de recesión.
Obviamente, el conjunto del estudio de estas fases, junto con la proyección de futuro, deberá conjugar un criterio más objetivo de los datos que se han de considerar. c. Empresa con resultados negativos Salta a la vista que la historia de la empresa tiene también un cierto peso específico en cuanto a las bases de cálculo. Esta situación siempre se deberá contemplar sobre la base de: • • •
Resultados negativos en el tiempo. Comprobar si proceden de los últimos ejercicios. Si sus evolución es creciente o decreciente. Si se observan más en épocas pasadas o recientes, etc. Alternancia de los resultados negativos. Contemplar si los resultados se han ido produciendo de forma intermitente o continuada. Necesidad de analizar las causas de las mimas. Debe comprobarse si las pérdidas en cuestión se han ido produciendo de forma intermitente o continuada.
d. Empresa de reciente implantación Este caso plantea una serie de inconvenientes en cuanto a construir unos valores basados en proyecciones futuras. Este tipo de empresa carecerá, por su condición de reciente apertura, de datos históricos que permitan estudiar su evolución pasada, y se verá dificultada en la cuantificación de datos. En estas circunstancias, es del todo imprescindible analizar las motivaciones que conducen al vendedor a ofrecer su empresa, ya éstas indicarán, en muchos casos, la viabilidad o no de la empresa en cuestión. En cualquier caso, y a pesar de la dificultad ya anotada, la valoración de la empresa se deberá sustentar en las posibilidades de obtención de flujo de efectivo.
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2.5. PRINCIPIOS QUE SE HAN DE CONSIDERAR EN TODA EVALUACIÓN Todo proceso de evaluación de empresas debe basarse en unas normas o principios que se han generalizado, y que constituyen la base de los métodos de valoración cuyo fundamento es de orden económico. Algunos de estos principios se enumeran a continuación:
a. En cuanto al tiempo en que se realiza, debe ajustarse el principio de referirse al momento en que se trate. b. La valoración de una empresa debe efectuarse siempre bajo unos criterios de absoluta objetividad. c. Se debe evitar la temeridad en cuanto al criterio de valoración, es decir, siempre es preferible adquirir un criterio de prudencia ajustado al necesario grado de objetividad al que se hace referencia en el párrafo anterior. d. El criterio de valoración adoptado debe tener una permanencia constante de aplicación durante todo el proceso.
3. METODOLOGÍA PARA EL ANÁLISIS DE LA EMPRESA 3.1 NECESIDAD DE PROCEDER CON UN DIAGNÓSTICO PREVIO Es preciso que, antes de iniciar una negociación abierta en su fase de decisión, y aun antes de aplicar los métodos para la valoración de la empresa, se procede a realizar un análisis - diagnóstico de la empresa, al cual se llegará a través de una exhaustiva investigación de todos los aspectos que afectan a la misma, sean de índole financiero, humano, productivo, etc. Este proceso de investigación deberá contribuir, fundamentalmente, a establecer la identificación real de los siguientes aspectos:
a. Evidenciar los puntos fuertes y débiles que se deben de considerar en cada aspecto de las magnitudes tratadas (FODA).
b. Cuantificar la posición económico-financiera a través de los actuales resultados. c. Poner en evidencia, si los hubiera, de aspectos que podrían originar inconvenientes para el comprador. Se debe tener en cuenta que el vendedor aportará algunos datos e información que, aunque basados en sanas intenciones, podrían presentar deformaciones, debido a la fuerte carga de subjetividad y, en ocasiones, sentimentalismos que empañan la situación real. 3.2. ANÁLISIS FINANCIERO BASADO EN SEIS PUNTOS FUNDAMENTALES Para conocer la evolución histórica de la empresa en lo que respecta a su desarrollo financiero, de capitales, etc., se sugiere seguir una metodología basada en seis puntos fundamentales:
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a. b. c. d. e. f.
Estudio de la rentabilidad de los recursos propios. Evolución del beneficio/acción, política de autofinanciación. Rentabilidad de las nuevas inversiones incorporadas. Proporción entre capital social/reservas. Coste de los recursos permanentes utilizados. Política de endeudamiento.
a. Rentabilidad de los recursos propios Para calcular este indicador se emplea la siguiente formulación:
r=
BDI RP
Donde: r = rentabilidad BDI = Beneficio después de impuestos RP = Recursos propios (capital + reservas) Es necesario estudiar la evolución de este indicador en el tiempo, para conocer, además de la rentabilidad en sí, el resultado de la ampliación de las sucesivas inversiones realizadas por la empresa en el tiempo. analizar la empresa, y sobre todo para tomar decisión sobre la expansión deseada, la primera condición que se debe tener muy en cuenta es la de mantener (y de ser posible, ampliar), la rentabilidad de los recursos propios. b. Evolución del beneficio/capital social En una empresa en donde no se distribuyen todos los beneficios obtenidos durante un ejercicio y que mantenga el mismo número de acciones, el beneficio por acción irá cambiando. La cantidad que la empresa destine a la autofinanciación, también se transforma en rentabilidad sobre la inversión del accionista, representando en un mayor valor que la acción posee. La rentabilidad que demostrará la política adoptada por la empresa en cuanto autofinanciación, y que además medirá el crecimiento del valor de la acción, es: Beneficio / Capital ..Social =
Re curos Pr opios CapitalSocial
c. Rentabilidad de las nuevas inversiones incorporadas La empresa dentro de su dinámica habitual, está constantemente invirtiendo con el fin de acrecentar la rentabilidad sobre los recursos propio, amén de lograr una mayor presencia en el mercado, innovar, etc. Cuando los rendimientos marginales que se van produciendo al cabo del tiempo, fruto de estas inversiones, son crecientes, es porque las inversiones efectuadas aportan un mayor rendimiento sobre los recursos propios. Evidentemente, en el caso contrario, es porque producen un
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efecto negativo. Si se considera que la inversión financiera, es decir, la aportación de los recursos permanentes de la empresa, financian: Inmovilizado neto + Fondo de maniobra = Inversión financiera Para comprobar la bondad del resultado de la inversión, se debe proceder a verificar si la relación entre la inversión y el valor adicional del rendimiento de los recursos arroja una rentabilidad marginal en comparación con la situación anterior. Con ello se podrá comprobar si dicha inversión ha colaborado de forma importante a la ampliación de la rentabilidad de los recursos o si ha producido un apalancamiento positivo de los recursos propios. d. Proporción entre capital y reservas El objetivo de toda empresa es obtener la mayor rentabilidad de sus recursos propios. Pero también es cierto que el tenedor de las acciones o inversionista se debe sentir bien retribuido por su inversión, pues en caso contrario sentirá la tentación de desviar su inversión. Por ello, es muy importante conocer la relación entre la rentabilidad o retribución por acción, que compone el capital social en su valor global. Se deben considerar dos situaciones muy distintas que se pueden conjugar en la empresa:
a. Empresas con alto rendimiento sobre recursos propios, pero que al existir una proporción mayor del capital, la rentabilidad es poco motivadora para la inversión. b. Empresas con un mayor grado de rentabilidad sobre los recursos propios que las del tipo anterior tienen una proporción menor de capital social con respecto a las reservas, y el grado de remuneración al accionista resulta muy interesante. e. Coste de los recursos permanentes utilizados Uno de los puntos fundamentales corresponde a la necesidad de calcular y conocer el costo de los recursos permanentes que utiliza la empresa. Como es sabido, el factor costo de capital, es de suma importancia, pues conlleva:
a. No realizar ninguna inversión cuya tasa de rentabilidad sea inferior al coste de capital, luego cuanto más alto sea éste, más dificultad reportará el logro de una mayor rentabilidad de la inversión. b. En ciertas condiciones resulta difícil rentabilizar la empresa, ya que un algo endeudamiento es muy costoso, y un coste castigado por este efecto evita un deseado índice de aplicación a reservas y obliga a la empresa a recurrir de nuevo a endeudamiento, por lo que la situación empeora constantemente. c. El coste de los capitales ajenos sustrae dividendos al accionista, quien, ante esa situación, retrae las inversiones necesarias, encontrándose también así, en la espiral peligrosa.
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Con ello se ha dicho con toda razón, que el coste de los capitales es un factor fundamental para conocer el valor de la empresa. Cuanto más alto sea aquél, inferior será el valor de ésta. f. Política de endeudamiento En principio, toda empresa recurre al endeudamiento para el desarrollo de sus actividades. No obstante, esta política deberá someterse siempre a dos condiciones a fin de mantener su equilibrio financiero: su solvencia y rentabilidad. Estas premisas son: 1. Que la relación deuda recursos no ponga en peligro la autonomía de la empresa.; y, 2. Que el coste de la deuda sea asumible y, dentro de lo posible, inferior a la rentabilidad que de ella se vaya a obtener, pues así ésta aumenta y se produce un efecto leverage sobre los recursos propios, o sea sobre la rentabilidad del accionista.
4. MÉTODOS DE VALORACIÓN DE EMPRESAS Existe una serie de técnicas o métodos para valorar empresas. Esos métodos pueden agruparse en dos grandes categorías: 1. Métodos basados en datos contables; y, 2. Métodos basados en función de datos futuros. El propósito de la valoración debe definir cuál de los métodos es el apropiado a ser utilizado, pues cada uno tiene fortalezas y debilidades, según el objetivo para el que se procura la valoración. Seguidamente se describe en forma general, cada uno de esos grupos de métodos de valoración de empresas. 4.1. MÉTODOS BASADOS EN DATOS CONTABLES De los diversos sistemas de valoración basados en datos contables históricos se destacan:
a. Método de Valor Contable. Es la diferencia entre el activo real y el exibile o deudas totales. Así: VC = Activo Real – Activo Exigible
b. Método Valor Contable Corregido. Consiste en la actualización de los elementos que constituyen el balance actual de una empresa, sustituyendo los valores que figuran en el balance por los actuales y en su caso, aquéllos valores que hayan seguido un determinado criterio de valoración y deban ser objeto de ajuste. Se expresa así: VC [C] = Activo real [C] – Exigible [C]
c. Método Valor Sustancial. Consiste en utilizar el valor de reposición en valores actuales, que corresponden a todos los elementos que comprenden el activo, considerando sólamente los bienes y derechos indispensables para la explotación, o coste necesario para obtener la producción. Dicho de otra forma, el valor sustancial es aquél que corresponde al coste de poner en funcionamiento una empresa de las
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características similares a la que está en valoración, de no existir ésta. Se expresa como: VS = Activo Real – Valores Activos No Necesarios para la explotación
d. Método Valor basado en los capitales permanentes empleados. Los capitales permanente están representados en el pasivo, como recursos propios más deudas a largo plazo, constituyendo la proporción entre ambos, las cargas financieras de la empresa derivadas de la deuda con terceros.
e. Método del Valor de Liquidación. Si se considera el valor de la empresa en términos contables constantes, podría establecerse que el valor de una empresa sería igual a los resultados globales obtenidos desde su puesta en marcha, junto con las aportaciones y ampliaciones de capital, así: RG = VL + D – (Ai + As) Donde: RG VL D Ai As
= Resultado Global, = Valor de liquidación o venta, = dividendos, = aportaciones iniciales, y = aportaciones sucesivas.
Todos estos sistemas, considerados como tradicionales, están basados en los datos que aparecen en los estados financieros de la empresa. Estos métodos sólo contemplan la situación patrimonial de la empresa, por lo que la aplicación de estos sistemas mostrará una situación patrimonial estática, y será un punto de referencia histórico, pues la contabilidad y los estados financieros registran lo acontecido, no lo que está por acontecer. Estos métodos, por tanto, parten de la limitación de suponer que el futuro se proyectará en forma inequívoca a partir de lo histórico y no consideran para una valoración, elementos futuros o proyecciones que pueden ser distintas. 4.2. MÉTODOS BASADOS EN FUNCIÓN DE DATOS DE FUTURO A diferencia de los anteriores, estos métodos consideran la valoración como función de la capacidad futura de la empresa, para producir beneficios económicos a sus dueños. Así, no consideran los derechos patrimoniales históricos, sino más bien, los flujos futuros de beneficios (considerados ampliamente), y asumen que el valor de una empresa hoy, está relacionado con lo que se espera que suceda en el futuro y no con lo que aconteció en el pasado. Parece evidente que toda empresa tenga una capacidad real de generación de beneficios, basada en los datos históricos que reflejan las situaciones contables. Pero, es menos cierto, que la empresa debe tener una capacidad futura de generación de beneficios fruto de su implantación en el mercado, cartera de clientes, producto, etc.
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Así esa capacidad de generación de beneficios futuros debidamente actualizada durante un período de tiempo determinado, arrojará el resultado de la capacitación por beneficios que se han de considerar en un futuro más o menos próximo, cuyo valor de debe de ser ignorado. No obstante, hay dificultades en la aplicación de estos métodos, debido a:
a. La dificultad para fijar un período de ejercicios que se ha de proyectar. b. La dificultad e impresión existente en las proyecciones de las cuentas de para los períodos considerados. c. Designar la tasa de descuento o actualización que se tiene que aplicar y suponerla estable en el tiempo. d. Actualizar los flujos futuros. Los sistemas basados en proyecciones de futura capacidad de rentabilidad, tienen mayor aceptación, pues muestran una dimensión dinámica de la empresa. La dificultad que conlleva es una gran carga de subjetividad en la aplicación de los valores por proyectar, por lo que, para evitar en lo posible este efecto, se debe contemplar elementos de ajuste y se recomienda una posición conservadora para las proyecciones. El procedimiento basado en valores futuros, más conocido, es el denominado valor de rendimiento. Evidentemente, para proceder a su aplicación, debe tratarse de una empresa en funcionamiento y con claras posibilidades de obtener beneficios a un horizonte futuro de tiempo. En su contexto, se puede definir el valor de rendimiento como la cantidad de dinero que se precisaría en una inversión para que, colocada a una tasa determinada de capitalización, arrojara una renta equivalente al beneficio que obtiene o tenga capacidad de obtener la empresa en cuestión. Tal como se indicó en el apartado anterior, lo parámetros de aplicación en este sistema serán: B= beneficio esperado en los futuros ejercicios. n = número de ejercicios para la actualización. i = tasa que se ha de aplicar para su actualización El número de ejercicios económicos se fijará en función de un horizonte razonable según la vida del producto, mercado, clientela, competencia, etc., pudiéndose incluso considerar este valor como de duración ilimitada. 5. CONCLUSIONES (a) La tendencia moderna en materia de valoración de empresas, se orienta a una combinación de elementos técnico-económico-financieros, digamos elementos cuantitativos, con una mezcla de elementos de orden cualitativos, obtenidos mediante metodologías de FODA y Planeamiento Estratégico. La valoración de una empresa no
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es, por tanto, una operación de matemática financiera. Es una función compleja, que incorpora elementos cuantitativos propios de la matemática financiera, con elementos cualitativos, propios de otras técnicas administrativas. (b) Existen dos categorías bien definidas, de metodologías de valoración de empresas, en lo que a los elementos cuantitativos se refiere. Las tradicionales, basadas en la información histórica (y estática) que aportan los estados financieros de las empresas, y las metodologías de valoración basadas en datos futuros, que proyectan la vida de la empresa hacia adelante (en forma dinámica) y procuran establecer el valor presente de los flujos de beneficio, activos, capitales, etc. Cada una de estas categorías se basa en supuestos distintos, y por tanto, antes de escoger uno u otro tipo, resulta necesario establecer muy claramente la posición que se tiene en la transacción, las razones por las que se desea transar o conocer el valor de la empresa, la transcendencia de las conclusiones que se generarán a partir de la valoración, así como la posición competitiva de la empresa y su posición esperada en el futuro. Los métodos servirán, por tanto, para distintos propósitos. (c) Los resultados que se obtengan de una técnica de valoración de empresas, siempre serán un resultado referencial. Son un valor que puede guiar la discusión en una transacción de compra-venta, total o parcial, así como la discusión sobre cómo fusionar o compartir beneficios en un contexto de integración entre empresas. Es incorrecto considerar el valor obtenido mediante un método de valoración, como un precio para proceder con una transacción. El precio de una empresa, irremediablemente, será el acuerdo entre lo que quien compra está dispuesto a pagar y quien vende está dispuesto a recibir. Es, por tanto, un parámetro que se obtiene de un ejercicio de mercado y por tanto, puede tener bases técnicas como referencia, pero tendrá siempre un componente subjetivo que lo aporta su misma naturaleza. No debe confundirse, por tanto, el valor de una empresa obtenido mediante una técnica de valoración de empresas, con su precio, pues son dos conceptos radicalmente distintos en su naturaleza.
Referencias Bibliográfícas Cascante, Javier (1997); “Valoración de Títulos de Renta Variable”. Programa Técnico de Capacitación Bursátil, FUNDEPOS. San José, Costa Rica. Santandreu, Eliseo y Pol Santandreu (1998); Valoración, Venta y Adquisición de Empresas. Ediciones Gestión 2000. Barcelona, España.