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Primeros auxilios y salvamento acuático
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Lesiones traumáticas
1.3. LESIONES TRAUMÁTICAS. 1.3.1. 1.3.2. 1.3.3. 1.3.4. 1.3.5. 1.3.6. 1.3.7. 1.3.8. 1.3.9.
Contusiones Heridas Lesiones del aparato locomotor Fracturas Traumas cráneo-encefálicos Traumas vertebro-medulares Politraumatismos Quemaduras Cuerpos extraños
1.3.1. CONTUSIONES. Son traumatismos cerrados de origen mecánico que no han ocasionado rotura de piel o mucosas. Pueden producir importantes lesiones internas cuando se producen en la cabeza el tórax o el abdomen. Se clasifican en:
Contusiones de 1º grado. Producen dolor y moradura por la rotura de pequeños capilares. Se tratan con reposo y elevación del miembro afectado, vendaje compresivo y aplicación de frío.
Contusiones de 2º grado. Producen dolor y hematoma por acumulación de sangre bajo la piel. Pueden causar reacciones alérgicas. Se tratan con reposo y elevación del miembro afectado, vendaje compresivo y aplicación de frío.
Contusiones de 3º grado. Producen dolor y necrosis. Evolucionan desprendiéndose de la zona necrosada quedando finalmente una ulcera. Se tratan con reposo y elevación del miembro afectado, vendaje compresivo y aplicación de frío. Requieren el traslado del lesionado a un centro hospitalario.
Contusiones en articulaciones. Afectan a la cápsula sinovial pudiendo causar derrames. Producen dolor, hinchazón e impotencia funcional. Se tratan con reposo y elevación del miembro afectado, vendaje compresivo y aplicación de frío. Requieren el traslado del lesionado a un centro hospitalario.
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1.3.2. HERIDAS. Son traumatismos abiertos de origen mecánico que han ocasionado rotura de piel o mucosas. Clasificación según el elemento que las produce. Heridas cortantes o incisas: Producidas por objetos afilados como vidrios, cuchillos, que pueden seccionar músculos, tendones y nervios. Los bordes de la herida son limpios y lineales, la hemorragia puede ser desde escasa, a abundante, dependiendo de la ubicación, número y calibre de los vasos sanguíneos seccionados. Heridas punzantes: Son producidas por objetos puntiagudos, como clavos, agujas, o anzuelos. La hemorragia es escasa y el orificio de entrada es poco notorio. Pueden ser muy peligrosas porque pueden ser muy profundas, haber perforado vísceras y provocar hemorragias internas. Las probabilidades de infección posterior son muy altas pues son de muy difíciles de limpiar. La infección por tétanos es una de las mayores complicaciones asociadas a este tipo de heridas. Heridas cortopunzantes: Son producidas por objetos agudos y afilados, como tijeras, puñales, cuchillos, o un hueso fracturado. Es una combinación de los dos tipo de heridas anteriormente descritas. Heridas laceradas: Producidas por objeto de bordes dentados como serruchos o latas. Hay desgarramiento de tejidos y los bordes de las heridas son irregulares. Heridas por armas de fuego: generalmente se caracterizan por un orificio de entrada pequeño, redondeado y limpio, y un orificio de salida de mayor tamaño. La hemorragia dependerá de los vasos sanguíneos lesionados, así como de si han sido afectadas vísceras o huesos. Raspaduras, excoriaciones o abrasiones: Producida por fricción o rozamiento de la piel con superficies duras. Hay pérdida de la capa más superficial de la piel y la hemorragia suele ser escasa. Si no son tratadas adecuadamente se infectan con facilidad. Heridas avulsivas: Son aquellas donde se separa y se rasga el tejido del cuerpo de la víctima. Una herida cortante o lacerada puede convertirse en avulsiva. Suelen sangrar abundante, ejemplo. mordedura de perro. Heridas contusas: Producidas por piedras, palos, golpes de puño o con objetos duros. Hay dolor y hematoma, estas heridas se presentan por la resistencia que ofrece el hueso ante el golpe, ocasionando la lesión de los tejidos blandos. Amputación: Es la extirpación completa de una parte o la totalidad de una extremidad. Aplastamiento: Cuando las partes del cuerpo son atrapadas por objetos pesados. Suelen incluir fracturas óseas, lesiones a órganos y hemorragias externa e interna abundantes. Clasificación según gravedad. Heridas leves: Son heridas que afectan únicamente a la piel y pueden ser tratadas por un socorrista. Heridas graves: Deben ser tratadas por personal sanitario y cumplen alguna de las características siguientes: -
Profundidad superior al espesor de la piel y que por lo general requerirán sutura.
-
Heridas muy sucias y de difícil limpieza.
-
Bordes irregulares aplastados o sucios.
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-
Localizadas en ojos, genitales y orificios naturales del cuerpo.
-
Asociadas a: o
Fracturas.
o
Hemorragias importantes.
o
Cortes o roturas de nervios, músculos o tendones.
o
Infección.
o
Lesiones en vísceras internas.
o
Amputaciones.
Heridas especiales: Heridas en la cara. Heridas penetrantes en cavidades orgánicas. Heridas perforantes de vísceras huecas. Heridas por armas de fuego, asta de toro...
Tratamiento de las heridas leves. El tratamiento tiene como objeto la limpieza y protección para evitar posibles infecciones posteriores. Se colocará a la víctima en una posición cómoda y se le preguntará la causa de la lesión y se le tranquilizará. 1.
Limpieza de manos.
Lavar las manos con agua y jabón.
Secarse con una toalla limpia o alcohol.
Colocarse guantes de látex y evitaremos todo contacto directo con la lesión por pequeña que ésta sea.
2.
Limpieza del instrumental: Si se va a utilizar instrumental como tijeras o pinzas se deberán lavar con agua fría y jabón desinfectante.
3.
Limpieza de la herida:
Limpieza del interior de la herida. Se deben retirar todos los cuerpos extraños con pinzas o por arrastre mediante
suero fisiológico o agua oxigenada.
Limpieza de los bordes de la herida. Se recortarán los trozos de piel muerta y se afeitarán o cortarán los pelos
que se encuentren junto a la herida.
Limpieza de los alrededores de la herida con agua y jabón o compresas de agua oxigenada. o
Si sangra se aplicarán gasas empapadas en agua oxigenada.
o
Posteriormente se aplicará pavidona yodada (betadine) o mercurocromo (mercromina).
4.
Cubrir la herida con un apósito estéril como compresas, gasas, tiritas, vendas...
5.
Tratamientos posteriores.
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Se cambiará el apósito diariamente o siempre que se ensucie o moje. Si la gasa se adhiere a la herida, se
empapará con agua oxigenada y se dejará actuar hasta que se pueda desprender con suavidad.
Si la herida se inflama o infecta debe ser supervisada por personal sanitario.
Se recomendará la vacunación contra el tétanos.
No hacer:
Aplicar alcohol pues es irritante y poco eficaz como desinfectante.
Limpiar una herida con algodón pues deja pelos que podrán producir infecciones.
Aplicar polvos o pomadas antibióticas.
Mezclar antisépticos mercuriales y yodados.
Tratamiento de las heridas graves. Como ya se ha dicho, deben ser tratadas por personal sanitario, por lo que nuestra actuación se limitara a no empeorar la situación y facilitar el transporte del herido en las mejores condiciones.
Se pondrá la herida al descubierto par hacer una valoración de la gravedad de la herida.
No se lavará ni desinfectará la herida. Solo en situaciones de aislamiento se limitarán con suero fisiológico o agua
hervida y enfriada previamente.
Se cubrirá la herida con apósitos o compresas estériles.
Si la herida sangra aplicarán las técnicas para cohibir hemorragias.
Se estará atento a posible shock.
Se trasladará a un centro médico en la posición adecuada y controlando las constantes vitales.
Tratamiento de las heridas especiales. Aplastamientos. Pide ayuda y retira el peso lo más pronto posible. Apunta la hora en que se ha producido el rescate y la duración del aplastamiento. Controla las hemorragias graves y cubre las heridas. Inmoviliza las fracturas, si las hay. Coloca compresas frías o bolsas con hielo envueltas en una toalla. En cara y/o cráneo. Generalmente estas heridas son causadas por un golpe o una caída; sangran abundantemente. A veces hay hundimiento del hueso, salida de líquidos, hemorragia por oídos y nariz. La víctima puede manifestar tener visión doble, presentar vomito o parálisis en la cara. Frente a esta clase de heridas debe hacerse lo siguiente: a. Acuesta a la víctima y tranquilízala. b. Limpia suavemente la herida. c.
Cubre con un apósito o compresa o tela limpia, sin ejercer presión ya que puede haber fractura con hundimiento del hueso.
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d. Moviliza lo menos posible a la víctima porque las heridas en el cráneo con frecuencia se asocian con fractura de cuello y cráneo por lo cual es necesario su inmovilización antes de trasladarla. En tórax. Son producidas generalmente por elementos punzantes cortantes o armas de fuego, hay hemorragias con burbujas, silbido por la herida al respirar, dolor, tos, expectoración y dificultad al respirar porque hay lesión pulmonar.
No extraigas ningún cuerpo extraño clavado profundamente porque puede producirse hemorragia abundante. Inmoviliza el elemento con un vendaje para evitar que se mueva y cause otras lesiones.
Tapona las heridas si son penetrantes y se observa salida del aire interior de la manera que sigue:
Recorta un cuadrado de plástico o celofán de dimensiones mayores a la herida.
Cubre en el momento de la espiración, y sujeta con esparadrapo por tres de sus lados tratando de hacerlo lo más hermético posible para evitar la entrada de aire pero que permita el drenaje. El apósito debe funcionar como una válvula que impida la entrada de aire durante la espiración y facilite la salida durante la expiración.
Tapa con un apósito grande.
Coloca a la víctima en posición lateral sobre el lado afectado para evitar la complicación del otro pulmón.
Traslada a un centro hospitalario.
En abdomen. Comúnmente estas heridas son producidas por elementos cortantes punzantes o armas de fuego; puede haber perforación de órganos con salida de sus contenido, hemorragia, infección y la víctima puede entrar en shock.
No extraigas ningún cuerpo extraño clavado profundamente porque puede producirse hemorragia abundante. Inmoviliza el elemento con un vendaje para evitar que se mueva y cause otras lesiones.
Si hay salida de vísceras, no intentes introducirlas porque se contamina la cavidad abdominal produciéndose futuras infecciones (peritonitis).
No laves ni desinfectes la herida.
No introduzca ninguna clase de material por la herida se pueden quedar dentro de la cavidad.
Cubre la herida o vísceras con tela limpia, compresas o gasas humedecida con suero o agua limpia.
No des nada de comer ni beber.
Acuesta a la víctima de espaldas con las piernas flexionadas colocando cojines debajo de las rodillas.
Traslada a un centro hospitalario.
En globo ocular.
Lava el ojo con suero fisiológico o agua tibia previamente hervida.
No retires ni cuerpos extraños clavados ni coágulos.
Tapa con un apósito estéril.
Venda ambos ojos.
Traslada a un centro hospitalario.
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Producidas por anzuelos. Son heridas de tipo punzante pero tienen un tratamiento especial:
Atraviesa la piel siguiendo la curvatura del anzuelo, hasta que la punta salga por el otro lado.
Corta con un alicate o cortafrío la punta del anzuelo y retíralo en la dirección contraria como entró.
También puedes retirarlo por donde salió la punta.
Si no dispones de elementos para cortar el anzuelo lo más indicado es que el médico lo extraiga.
Amputaciones.
Aplica torniquete para cohibir la hemorragia.
Cubre el muñón con gasas o apósitos estériles.
Aplica un vendaje compresivo.
Prevé el shock.
Lava la parte amputada con agua fría.
Cúbrela con gasas o pañuelos limpios.
Introdúcela en una bolsa de plástico hermética.
Sumérgela en una bolsa con agua fría con hielos. En ningún caso congelar.
Traslada a un centro hospitalario.
Rozaduras. Cubre la zona con dos o tres tiras anchas de esparadrapo. Ampollas. Si no se ha roto la ampolla y es de pequeño tamaño:
No la pinches pues la piel es un excelente protector.
Aplica un antiséptico en previsión de rotura.
Cubrir con varias capas de tiras de esparadrapo.
Si no se ha roto la ampolla y es de gran tamaño y probablemente se rompa:
Aplica antiséptico.
Traviésala con una aguja e hilo desinfectados previamente.
Dejar el hilo para que drene.
Aplica antiséptico de nuevo una vez vaciada la ampolla.
Coloca una tirita y cubrir con dos tiras de esparadrapo ancho.
Si se ha roto o infectado:
Recorta la piel de la ampolla.
Lava la zona con agua y jabón.
Cubre con gasa vaselinada.
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Coloca apósito y cubrir con esparadrapo ancho.
Rascones. Son muy semejantes a las quemaduras por lo que el tratamiento será similar. Son dolorosas, en ocasiones sangrantes y con grave riesgo de infección.
Limpia mediante arrastre con suero fisiológico o abundante agua fría.
Lava con agua y jabón.
Cubre con un apósito vaselinado y venda.
Heridas en la piel con separación de bordes. La mayoría de las veces requieren suturación. El socorrista solo debe mantener los bordes aproximados con el fin de evitar la contaminación hasta la aplicación de cuidados médicos.
Lava por arrastre con suero fisiológico.
Mediante trozos anchos de esparadrapo aproxima los bordes.
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1.3.3. LESIONES DEL APARATO LOCOMOTOR. Las lesiones de los huesos, articulaciones y músculos ocurren con relativa frecuencia. Son dolorosas pero raramente mortales. Si son atendidas inadecuadamente pueden causar problemas serios e incluso dejar incapacitada la víctima. Las principales lesiones que afectan a los huesos, tendones, ligamentos, músculos y articulaciones son: fracturas, esguinces, luxaciones, calambres y desgarros. A veces es difícil distinguir si una lesión es una fractura, una luxación, un esguince, o un desgarro. Cuando no este seguro acerca de cual es la lesión, tratarla como si fuera una fractura.
Esguinces o torceduras. Se produce un esguince o torcedura cuando los ligamentos que unen una articulación se alargan, se rompen o se desinsertan por un movimiento anormal. Un esguince puede incluir una fractura o luxación de los huesos de la articulación. Las articulaciones que se lastiman con mayor facilidad son las que se encuentran en el tobillo, codo, la rodilla, la muñeca y dedos. Es posible que la víctima no sienta mucho dolor y continúe sus actividades normalmente, con esto se retrasa la recuperación de la articulación y se puede producir una lesión mayor. Síntomas y signos. Dolor vivo. Sensación de rotura o desgarro. Inflamación. Hematoma. Impotencia funcional. Primeros auxilios.
Reposo absoluto de la zona afectada.
Elevar el miembro afecto y aplicar hielo para evitar la inflamación.
Vendaje compresivo para reducir la movilidad de la articulación.
Traslado a un centro Hospitalario.
Luxación o dislocación. Se produce una luxación cuando los huesos que forman una articulación se desplazan de su posición normal. Este desplazamiento es causado, generalmente, por una fuerza violenta que desgarra los ligamentos que mantiene los huesos en su sitio. Las articulaciones más afectadas son: hombro, codo, cadera, rodilla, tobillo, dedo pulgar, dedo grueso del pie y mandíbula. En caso de accidente automovilístico es frecuente la luxación de las vértebras cervicales. Síntomas y signos.
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Dolor intenso. Incapacidad total para mover la articulación. Inflamación y deformación de la parte afectada. Hematoma. Primeros auxilios.
Un socorrista nunca debe intentar colocar los huesos en su posición normal.
Inmovilizar la zona afectada en la posición que se encuentre.
Trasladar urgentemente a un centro hospitalario.
Contracturas musculares. Son la contracción involuntaria y dolorosa de una masa muscular. Vulgarmente denominadas calambres o rampas. Se producen por fatiga o calentamiento inapropiado ante un esfuerzo intenso. Síntomas y signos. Dolor durante un ejercicio o movimiento brusco. El músculo esta contraído y no se tiene capacidad para relajarlo. Primeros auxilios.
Estirar suave y progresivamente durante 20 o 30 segundos y relajar después 5 o 6 segundos.
Ligero masaje en el músculo durante 4 o 5 minutos.
Rupturas fibrilares o desgarros musculares. Un desgarro muscular ocurre cuando los músculos o tendones se estiran y se desgarran. Las distensiones a menudo son causadas al levantar algo pesado o al forzar demasiado un músculo. generalmente afectan a los músculos del cuello, la espalda, los muslos o la parte posterior de la pierna (la pantorrilla). Algunas distensiones son recurrentes, sobre todo las que ocurren en el cuello o la espalda. Síntomas y signos. Sensación de haber recibido un golpe o pedrada. Dolor vivo en la zona. Dificultad o imposibilidad para mover el músculo. Puede aparecer hematoma. Primeros auxilios.
Reposo absoluto del músculo afectado.
Vendaje compresivo si es posible.
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Aplicar frió para evitar inflamación.
Traslado a centro hospitalario.
Tendinitis. Son la inflamación de los tendones como consecuencia de trabajos excesivos y prolongados. Síntomas y signos. Dolor de aparición progresiva durante o inmediatamente después del ejercicio. Dificultad para mover el tendón. Primeros auxilios.
Reposo y vendaje inmovilizador.
Aplicar frío si la lesión es reciente.
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1.3.4. FRACTURAS. Si se aplica más presión sobre un hueso de la que puede soportar, éste se parte o se rompe. Una ruptura de cualquier tamaño se denomina fractura y si el hueso fracturado rompe la piel, se denomina fractura abierta. Pueden causarlas una caída, un golpe fuerte y, a veces un movimiento de torsión o contracción violenta de un músculo. La mayoría de las veces se requiere una fuerza considerable para que un hueso se rompa, pero en niños y ancianos los huesos son más frágiles, razón por la cual son más frecuentes las fracturas en estas personas. Estas lesiones solamente pueden poner la vida en peligro si van acompañadas de hemorragia arterial o si comprometen el sistema nervioso, produciendo parálisis como en las fracturas de la columna vertebral. Estas lesiones generalmente ocasionan shock, como consecuencia del dolor y de la hemorragia que las acompaña.
Tipos de fracturas. Según el estado de la piel a) Fracturas cerradas. Son aquellas en las que la fractura no comunica con el exterior, ya que la piel no ha sido dañada. b) Fracturas abiertas. Son aquellas en las que se puede observar el hueso fracturado a simple vista, es decir, existe una herida que deja los fragmentos óseos al descubierto. Unas veces, el propio traumatismo lesiona la piel y los tejidos subyacentes antes de llegar al hueso; otras, el hueso fracturado actúa desde dentro, desgarrando los tejidos y la piel de modo que la fractura queda en contacto con el exterior. Según su localización a)
Epifisarias (localizadas en las epífisis).
b)
Diafisarias (localizadas en la diáfisis). Pueden afectar a los tercios superior, medio o inferior.
Según el trazo de la fractura a) b)
Transversales: la línea de fractura es perpendicular al eje longitudinal del hueso. Oblicuas: la línea de fractura forma un ángulo mayor o menor de 90 grados con el eje longitudinal del hueso.
c) Longitudinales: la línea de fractura sigue el eje longitudinal del hueso. d) En «ala de mariposa»: existen dos líneas de fractura oblicuas, que forman ángulo entre si y delimitan un fragmento de forma triangular. e) Conminutas: hay múltiples líneas de fractura, con formación de numerosos fragmentos óseos.
En los niños, debido a la gran elasticidad de sus huesos, se producen dos tipos especiales de fractura:
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a) Incurvación diafisaria: no se evidencia ninguna fractura lineal, ya que lo que se ha producido es un aplastamiento de las pequeñas trabéculas óseas que conforman el hueso, dando como resultado una incurvación de la diálisis del mismo. b) En
«tallo
verde»:
el
hueso
está
incurvado y en su parte convexa se observa una línea de fractura que no llega a afectar todo el espesor del hueso.
Según la desviación de los fragmentos a) Anguladas: los dos fragmentos en que ha quedado dividido el hueso a causa de la fractura forman un ángulo. b) Con desplazamiento lateral: las dos superficies correspondientes a la línea de fractura no quedan confrontadas entre si, por haberse desplazado lateralmente uno o los dos fragmentos. c) Acabalgadas: uno de los fragmentos queda situado sobre el otro, con lo cual se produce un acortamiento del hueso afectado. d) Engranadas: uno de los fragmentos ha quedado empotrado en el otro.
Según el mecanismo de producción a) Traumatismo directo. La fractura se produce en el punto sobre el cual ha actuado el agente traumático. Por ejemplo: fractura de cúbito por un golpe fuerte en el brazo.
b) Traumatismo indirecto. La fractura se produce a distancia del lugar donde ha actuado el agente traumático. “Fractura del codo por una caída sobre las palmas de las manos”.
c) Contracción muscular brusca. En deportistas y personas con un gran desarrollo muscular se pueden producir fracturas por arrancamiento óseo al contraerse brusca y fuertemente un músculo determinado.
Síntomas y signos Las fracturas se reconocen por presencia de dolor intenso, imposibilidad de mover el miembro afectado, deformidad y hematoma en la zona afectada. Cuando se sospecha que puede haber fractura, debe actuarse como si se tuviera la seguridad de que dicha fractura existe.
Dolor. Suele localizarse sobre el punto de fractura. Aumenta de forma notable al menor intento de movilizar el miembro afectado y al ejercer presión, aunque sea muy leve, sobre la zona.
Impotencia funcional. Es la incapacidad de llevar a cabo las actividades en las que normalmente interviene el hueso, a consecuencia tanto de la propia fractura como del dolor que ésta origina.
Deformidad. La deformación del miembro afectado depende del tipo de fractura. Algunas fracturas producen deformidades características.
Hematoma. Se produce por la lesión de los vasos que irrigan el hueso y de los tejidos adyacentes.
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Fiebre. En muchas ocasiones, sobre todo en fracturas importantes y en personas jóvenes, aparece fiebre después de una fractura sin que exista infección alguna.
Entumecimiento y cosquilleo.
Ruptura de la piel con el hueso que protruye.
Complicaciones
Shock traumático: El dolor y la hemorragia en el foco de fractura, y fracturas en la diáfisis femoral o pelvis son
capaces de generar una hemorragia de 1, 2 ó más litros de sangre, que pueden generar shock.
Lesiones neurológicas: Por compromiso de troncos nerviosos, sea por la contusión que provocó la fractura o
directamente por los extremos óseos desplazados que comprimen, contusionan, elongan o seccionan el nervio: Lesión del radial en fractura de la diáfisis humeral; Lesión del ciático poplíteo externo en fractura del cuello del peroné; Lesión de la médula espinal en fractura de columna.
Lesiones vasculares: Cualquiera que sea, el compromiso vascular debe ser detectado precozmente y resuelto de
inmediato. Ignorar la complicación o descuidar su evolución, puede generar peligro inminente de necrosis muscular o gangrena del segmento distal al daño arterial.
Infección: En fracturas abiertas.
Primeros auxilios.
Verifica si hay sensibilidad en el miembro lesionado, temperatura y coloración de la piel.
Evita retirarle el calzado o cualquier prenda de vestir pues, al tratar de hacerlo se producen movimientos innecesarios que pueden ocasionar más daño.
Si hay hemorragia peligrosa para el lesionado, el tratamiento de la fractura pasará a un segundo término. Se controlará la hemorragia aplicando presión en los puntos de presión sobre el hueso.
En fracturas abiertas con hemorragia cubrir la herida sin hacer presión sobre ella, luego y tras controlar la hemorragia inmovilizar y elevar el área lesionada.
Si la lesión esta acompañada de otras mas graves, como dificultad respiratoria, quemaduras, atiéndalas antes de inmovilizar.
Acolchone el material rígido, utilizando toallas, algodón o espuma, para evitar lesiones en las articulaciones. Así mismo se deben proteger las prominencias óseas de rodillas, tobillos, codos y las áreas expuestas a presión como la axila, el pliegue del codo y la región genital.
Inmovilizar el miembro afectado abarcando las articulaciones superior e inferior a la fractura producida usando tablillas, cartones, pañuelos, vendas, etc. al inmovilizar, sostén el área lesionada por ambos lados del lugar de la lesión.
No trates de colocar el hueso en la posición original.
Nunca se deben aplicar sobre la herida productos desinfectantes, ya que podrían dañar el hueso.
Atención a fracturas específicas.
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Inmovilización mediante
Férulas de madera, bastones, flejes, ramas de árboles, tablillas, revistas, etc., sujetas con vendas, tiras de sábanas, cintas, ligas, pañuelos, cinturones, cuerdas, etc.
Inmovilización de antebrazo
Inmovilización del brazo
El propio cuerpo.
En fracturas del miembro inferior.
En fracturas de miembro superior.
Inmovilización clavícula
Inmovilización codo
Inmovilización cadera
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1.3.5. TRAUMAS CRANEO ENCEFALICOS. El traumatismo craneoencefálico (T.C.E.) es la lesión combinada del cuero cabelludo, del cráneo y del cerebro. Su importancia radica en que no sólo es la lesión que con mayor frecuencia se produce en los accidentes de tráfico, sino también la más grave. Síntomas y signos.
Lesiones y heridas en la cabeza, la cara o el cuello, caracterizadas por un abundante sangrado.
Hemorragias exteriorizadas. Pueden aparecer otorragias (salida de líquido por el oído) y/o epixtasis (salida de líquido por la nariz).
Inconsciencia.
Hematoma periorbitario. Hematoma (cardenal) alrededor de uno o ambos ojos. Primeros auxilios
No mover al herido, sobre todo si se encuentra inconsciente, por el riesgo de lesiones en la columna vertebral cervical.
Se debe sospechar que existe una lesión vertebral-medular si está inconsciente y tiene señales de golpes en la cabeza, es pasajero o conductor de una motocicleta o ciclomotor, o manifiesta en algún momento no sentir o poder mover alguna parte de su cuerpo.
Inmovilizar el cuello.
Si hubiese vómitos, colocarle en posición lateral, siempre con la columna cervical inmovilizada.
Si lleva casco, no retirárselo ni permitir que alguien lo haga, salvo que se encuentre en parada cardiorespiratoria, y siendo imprescindible retirarlo según características del casco y según protocolo que posteriormente se describirá. La gran eficacia preventiva del casco en los accidentes, no resta el peligro que supone su retirada por personal inexperto. Este peligro es el de producir en los accidentados con lesión en columna vertebral, una parálisis definitiva. No debe retirarse cuando ello suponga más peligro que el no quitarlo, es decir:
o
Si los socorristas no están entrenados en la técnica.
o
Si sólo hay un socorrista.
o
Si no se puede retirar por el método que describiremos. Si el accidentado está consciente, respira sin dificultad y se sospecha lesión de la columna vertebral. En este caso, el casco no se retirará hasta la realización de un estudio en el hospital. El casco debe retirarse cuando el accidentado se encuentre en parada cardio-respiratoria, y siendo imprescindible para reanimarlo. Para iniciar la retirada del casco, es preciso que la víctima esté situada en el suelo en decúbito supino y con la cabeza, cuello y tronco alineados. Si para lograr esta posición debemos moverle, un socorrista deberá fijar manualmente la columna cervical. Si el socorrista no retira el casco tiene que: Tranquilizar al accidentado.
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Decirle que no mueva el cuello. Abrir la visera del casco, para facilitarle la respiración. Colocarle un collarín cervical homologado o de construcción propia y colocarle un rodillo de tela debajo del cuello, sin moverlo.
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1.3.6. TRAUMAS VERTEBROMEDULARES. Son lesiones traumáticas que afectan a uno o varios de los huesos o articulaciones que componen la columna vertebral implicando a la médula espinal. Las causas más frecuentes son:
Caídas sobre los pies desde gran altura.
Caídas sobre los glúteos o sentado.
Golpes directos sobre la columna vertebral.
Movimientos violentos del cuello (“latigazo”). Su importancia radica en que pueden originar la compresión (parcial o total) de la médula espinal. Síntomas y signos: De la fractura:
Dolor de nuca, hombros, espalda (según localización de la lesión).
Deformidad. (Difícil de apreciar).
Contractura muscular. De la lesión medular:
Imposibilidad de mover uno o varios miembros.
Falta parcial o total de sensibilidad en uno o varios miembros.
Hormigueos o picores en los dedos de las manos o pies.
IIncontinencia de esfínteres (heces, orina).
Falta de reflejos.
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Primeros auxilios:
No mover al paciente; en caso de ser necesario, mantener en bloque el eje cabeza-cuello-tronco (esta maniobra requiere muchísima experiencia y debe realizarse entre varias personas).
Inmovilizar al paciente antes de proceder a su traslado.
Trasladar sobre una superficie rígida y plana.
Vigilar las constantes vitales periódicamente. Si es imprescindible mover a la víctima para su traslado , lo haremos con la ayuda de varias personas como se aprecia en el dibujo, con el fin de mantener la columna recta y alineada. Un socorrista se encargará de la cabeza para evitar movimientos de cuello y el resto se distribuirán para trasladarle a modo de camilla. En principio no se debe mover a una víctima con posibles lesiones en la columna, se debe pedir ayuda lo antes posible y tratar de mantenerle sobre una superficie plana con la cabeza, el tronco y las piernas en un mismo plano y no realizar maniobras que impliquen mover la espalda del accidentado.
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Inervación segmental de los músculos.
Cuello Cuello
Hombro
Codo
Antebrazo
Muñeca
Patrón de movimiento
Nivel
Flexión, extensión, rotación.
C1,C2,C3,C4.
Flexión
C5,C6
Aducción
C5,C6
Aducción
C5,C6,C7,C8
Extensión
C5,C6,C7,C8
Flexión
C5,C6
Extensión
C7,C8
Pronación
C6,C7
Supinación
C5,C6,C7
Extensión
C6,C7
Flexión
C6,C7,D1 C6,C7,D1
Extensión gruesa de los dedos Mano
Espalda
C6,C7,C8
Flexión gruesa de los dedos
C7,C8,D1
Movimiento digital fino
C8,D1
Extensión.
C4 a L1
Músculos para la respiración
D2 a D12
Diafragma.
C2,C3,C4
Músculos abdominales
D6 a L1
Cadera
Rodilla
Flexión
L2,L3,L4
Abducción
L4,L5,S1
Aducción
L2,L3,L4
Extensión
L4,L5,S1
Rotación
L4,L5,S1,S2
Flexión
L2,L3,L4
Extensión
L4,L5,S1
Tobillo
L4,L5,S1,S2
Pie
L4,L5,S1,S2
Vejiga
S2,S3,S4
Intestino Aparato Aparato reproductor. erección Eyaculación
Recto y esfínter anal.
S2,S3,S4
Espina sacra.
S2,S3,S4
Espina lumbar.
L1,L2,L3
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1.3.7. POLITRAUMATISMOS. Se define como politraumatizado a todo individuo que sufre traumatismos (golpes) de múltiples órganos (hígado, bazo, pulmón, etc.) y sistemas corporales (circulatorio, nervioso, respiratorio, etc.), algunos de los cuales comporta, aunque sólo sea potencialmente, un riesgo vital para el accidentado. Los riesgos de mortalidad son grandes en los sujetos politraumatizados, porque fácilmente pueden sufrir un shock. La insuficiencia respiratoria y la parada cardiorespiratoria son dos complicaciones muy probables. Su alto porcentaje de complicaciones, anteriormente citadas, determina serias dificultades en cuanto a la actuación de primeros auxilios, la inmovilización y el transporte del accidentado.
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1.3.8. QUEMADURAS. Las quemaduras son lesiones producidas en los tejidos por la acción del calor en sus diferentes formas, por agentes físicos, por agentes químicos o por agentes mecánicos.
Calor: Sólidos, líquidos o gases. Radiación solar intensa. Fuego.
Agentes Físicos: Electricidad, rayo, radiaciones.
Agentes químicos: Sustancias corrosivas.
Agentes mecánicos: Rozamientos. La piel es el órgano más extenso del cuerpo, con un espesor que varía entre 1-3 milímetros y es una barrera impermeable que también contribuye a la termorregulación. Se compone de dos capas: epidermis y dermis. La primera es la más externa; la segunda contiene tejido conjuntivo, vasos sanguíneos que aportan los nutrientes para la epidermis, folículos pilosos, glándulas sebáceas y sudoríparas y fibras nerviosas periféricas transmisoras del dolor. Precisamente estas fibras son las que se estimulan en las quemaduras superficiales, transmitiendo al cerebro la sensación dolorosa intensa que se produce y las que se destruyen cuando la quemadura es profunda, desapareciendo por tanto dicha sensación dolorosa. La quemadura es el resultado clínico del contacto o exposición del organismo con el calor. Obedecen a múltiples causas, siendo comúnmente de origen accidental, laboral o domestico especialmente en niños. Los principales causantes son: el fuego; los líquidos calientes; los productos cáusticos; las descargas eléctricas; las radiaciones. Una rápida y acertada actuación ante un quemado puede salvarle la vida y, en otros casos, mejorar el pronóstico y tiempo de curación del traumatismo térmico. Una prioridad adicional en pacientes con lesiones térmicas evidentes es detener el proceso de la quemadura, representada por la eliminación de los vestidos, en particular los de fibras sintéticas, que pueden continuar ardiendo durante prolongados períodos de tiempo después de haberse extinguido las llamas.
Valoración de quemaduras. Se realiza en base a dos parámetros: la extensión de la superficie corporal quemada y el grado de profundidad de la quemadura. Extensión: Es el primer factor a considerar en la valoración de la severidad de una quemadura. Para calcularla, se utiliza como método más sencillo la regla de los nueve de Wallace, según la cual se divide la superficie corporal del adulto en 11 áreas, cada una de las cuales supone el 9%, o un porcentaje múltiplo de nueve, con relación a la superficie corporal total. De esta forma se estima que:
Cabeza y cuello: son, aproximadamente, un 9%
Cada extremidad superior: 9%
Cara anterior de tórax y abdomen: 18%
Espalda y nalgas: 18%
Cada extremidad inferior: 18%
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Genitales: l% Profundidad: Directamente relacionada con la temperatura del agente y el tiempo de duración del contacto. Se clasifican generalmente, en primer, segundo o tercer grado, de acuerdo con la profundidad de tejido destruido.
Clasificación de las quemaduras. Primer grado: destruye solamente la epidermis y se expresa, típicamente, por un eritema que palidece a la presión, es dolorosa y no se asocia con evidencia de desgarro de la piel ni formación de ampollas. Segundo grado: destruye la epidermis y un espesor mayor o menor de la dermis; se subdividen en dos grados, superficial o profundo. Su aspecto es rosado o rojo, con presencia de vesiculación de contenido plasmático y tienden a una epitelización espontánea. Son dolorosas. Tercer grado: destruyen todo el espesor de la piel y, salvo que sean muy pequeñas, no tienen posibilidad de epitelización espontánea. Su aspecto es pálido y se aprecian pequeños vasos coagulados. Son indoloras y no palidecen por la presión. Para la evaluación de una quemadura también entran en juego otros factores como la edad, el agente causante o zonas especiales, entre ellas la cara, los pliegues, las manos y los genitales.
Pronostico de quemaduras. Dependiendo de la localización, profundidad y extensión se hace el pronóstico: Quemadura grave: Hasta 25% de superficie corporal total (SCT) de grados 2 o 3 grado, en edades de 0 a 14 años. Hasta 35% de SCT de 2 y 3 grado, en adultos. Quemaduras
pequeñas
con:
lesiones
por
inhalación;
quemaduras profundas que afecten a cara, ojos, periné, mano y pie. Quemadura moderada: Entre 15 y 25% de SCT de 2 grado, en edades hasta los 14 años.
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Entre 20 y 31% de SCT de 2 y 3 grado, en adultos. Quemadura pequeña por alto voltaje. Quemaduras térmicas o químicas limitadas al ojo. Quemadura leve: Hasta 15% de SCT de 2 grado, superficial hasta los 14 años. Hasta 10% de SCT de 2º grado, profundo y hasta 20% de SCT de 2 grado superficial en adultos. Primeros auxilios. El tratamiento inmediato del quemado es muy similar al que se realiza con el paciente politraumático, aunque con algunas peculiaridades que es importante conocer ya que son totalmente específicas de este tipo de heridos.
Parar el proceso de la quemadura, controlando todos los restos de llamas que existan en sus ropas.
Aplicaremos agua fría sobre la superficie quemada.
Manejar
al
paciente
como
un
politraumatizado,
evaluaremos la vía aérea y su estatus ventilatorio.
Buscaremos signos clínicos de obstrucción de la vía aérea y/o de quemadura inhalatoria, ya que el retraso en su detección hace que el manejo de la vía aérea sea muy difícil o, a veces, imposible.
Si
el
paciente
presenta
pérdida
de
vello
nasal,
quemaduras faciales, orofaríngeas, de la vía aérea superior y ha sido encontrado en área cerrada se entenderá que ha sufrido inhalación.
En cualquier persona con quemaduras extensas, que superen el 30% de su superficie corporal total, se establecerán
inmediatamente
medidas
de
soporte
hemodinámico.
Trasladar a centro hospitalario. Primer grado Refrescar inmediatamente la quemadura con agua a una temperatura de entre 10 y 20 grados centígrados. Beber abundantes líquidos si esta es muy extensa, caso de las producidas por el sol durante el verano.
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Segundo grado Existe peligro de infección si la ampolla revienta al convertirse en una puerta de entrada para los microorganismos. Siempre se ha de lavar la zona afectada con abundante agua durante al menos 5 minutos, posteriormente, según el estado de las ampollas se actuará de una u otra manera. Ampolla intacta: poner antiséptico sobre ella y cubrir con paño limpio o compresa estéril. Ampolla rota: tratar como una herida. Lavarse las manos, aplicar antiséptico, recortar con una tijera limpia (a ser posible estéril) la piel muerta e impregnar nuevamente con antiséptico. Colocar una cinta adhesiva o tirita para evitar el dolor y la infección. Tercer grado Apagar las llamas al accidentado, con lo que se tenga a mano: mantas, tierra, o tirándose al suelo y revolcándolo. Lavar la zona afectada con abundante agua durante al menos 5 minutos, No retirar los restos de ropa. No se deben reventar las ampollas que aparezcan. No dar pomadas de ningún tipo. Envolver la parte afectada con un paño limpio, toallas o sábanas, humedecidos en suero, agua oxigenada o agua. Trasladar al paciente con urgencia hasta un centro hospitalario.
Quemadura inhalatoria. Las quemaduras inhalatorias presentan un cuadro severo, sus signos característicos son: Síntomas y signos Se presentan generalmente asociadas con quemaduras en espacio cerrado donde el aire a altas temperaturas produce lesión respiratoria; también ocasionadas por la degradación de ciertos elementos sintéticos como plásticos. Este tipo de lesiones, si están asociadas con quemaduras de pequeña extensión, se catalogan como pronóstico reservado debido a la alta incidencia de morbilidad / mortalidad. Perdida del vello nasal. Quemaduras intranasales y hollín en la boca. Quemaduras periorales. Cambios en la voz. Tos, disnea, cianosis.
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Insuficiencia respiratoria. Signos de obstrucción de la vía aérea superior.
Quemaduras químicas. Se producen cuando la piel entra en contacto con sustancias químicas, como ácidos y álcalis fuertes u otros materiales corrosivos. La gravedad de la lesión producida por los productos químicos depende de: la duración del contacto; de su concentración, de la cantidad de agente que entró en contacto con la superficie corporal. El manejo de estas lesiones se basa, fundamentalmente, en retirar el producto químico del contacto con la piel de la víctima, tan rápidamente como sea posible. Primeros auxilios. Iniciar cuanto antes el lavado de la piel, con agua abundante o suero biológico, pero no a presión. Deben retirarse todos los objetos en contacto directo con la piel: ropa, zapatos, relojes, pulseras, anillos
y otras joyas.
Hay que tener especial cuidado en no tocar la sustancia química al manejar al lesionado.
En este caso, sería necesario lavar, igualmente, la zona afectada.
Las quemaduras de los ojos deben lavarse al menos durante 20 minutos.
Deben cubrirse las áreas quemadas con apósitos estériles y húmedos.
Algunas sustancias químicas, como el fenol, no son solubles en agua, debiendo utilizarse aceite como elemento de limpieza. Posteriormente, deben investigarse los signos y síntomas que puedan expresar lesiones de órganos
vitales, para iniciar las maniobras de soporte inmediatamente.
Quemaduras eléctricas. La corriente eléctrica doméstica puede quemar y matar. Los accidentes se producen cuando el cuerpo entra en contacto con los dos hilos conductores o más frecuentemente, entre un hilo conductor y un material conductor como tuberías, vigas metálicas, o que se ha convertido en conductor por la humedad (suelo, paredes...). La humedad juega un papel muy importante en los accidentes eléctricos; el peligro es pues mayor en las cocinas, baños, bodegas y sótanos húmedos. Finalmente la piel del hombre es mucho más conductora cuando está mojada por agua o sudor. Los resultados de un accidente eléctrico sobre el organismo pueden desencadenar una parada cardio-respiratoria, contracciones tetánicas, cambios en el estado psíquico, convulsiones, etc. y producen quemaduras sobre la piel de entrada, salida y por llamaradas. En caso de accidente eléctrico lo que no se debe hacer es: Tocar a la víctima mientras esté en contacto con la fuente de electricidad;
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Utilizar materiales conductores o húmedos para apartar un cable; Intentar apartar un cable de mediana o alta tensión que haya caído cerca de una casa o cualquier lugar. Lo que se debe hacer es: Cortar la corriente, bien desconectando el automático en los domicilios, bien llamando a la compañía eléctrica. Prever la caída de un sujeto que estuviera pegado a un cable. En caso de parada cardio-respiratoria iniciar la R.C.P. cuanto antes y mantenerla hasta la llegada de los servicios sanitarios. En estos casos el golpe precordial, esto es, dar un fuerte y seco puñetazo sobre el tercio medio del esternón, antes de iniciar la R.C.P. suele ser efectivo. Poner sobre las quemaduras un apósito limpio o estéril. Poner bajo vigilancia médica a todo individuo que hubiere recibido una fuerte descarga eléctrica, incluso si no presenta trastornos inmediatos o presenta una simple conmoción; estos pueden aparecer más tarde.
Quemaduras solares. Son quemaduras producidas por la acción directa del sol sobre la piel no protegida. El sol emite diferentes tipos de radiaciones. De entre ellas, la radiación ultravioleta es la responsable de las quemaduras solares, el envejecimiento prematuro de la piel, afecciones oculares, insolaciones, así como de otras enfermedades que afectan a la piel. El cáncer de piel es uno de los más frecuentes en el mundo; se estima que sólo en Europa se dan 250.000 casos nuevos cada año, existiendo una relación directa entre la disminución de la capa de ozono y el aumento de casos de esta enfermedad. La piel dispone de una protección natural proporcionada por una sustancia llamada melanina, que es también la responsable del tono bronceado. Cuanto más oscura es la piel mayor protección tiene. Por el contrario las pieles pálidas están poco protegidas,
Algunos medicamentos pueden aumentar la sensibilidad de la piel ante las radiaciones solares. Se produce entonces un agravamiento de las lesiones, con la aparición de un edema (hinchazón) doloroso e incluso ampollas. Las personas en tratamiento deben consultar este aspecto a su médico antes de tomar el sol.
quemándose fácilmente al quedar expuestas a la radiación solar. Lo más habitual es que se produzcan quemaduras de primer grado: Piel enrojecida, tirante, sensación de quemazón y raramente de segundo grado superficial, en exposiciones intensas sobre pieles sensibles: Ampollas, dolor intenso. Zonas especialmente peligrosas •
Zonas de alta montaña: al estar la atmósfera más limpia y tenue se filtran
menos los rayos ultravioletas. •
Zonas nevadas por la reflexión desde el suelo de los rayos solares.
•
Arena y mar por el reflejo de los rayos solares.
En días nublados también es posible sufrir quemaduras solares, ya que los rayos ultravioletas son capaces de atravesar las nubes poco densas.
La repetición de las aplicaciones de crema no aumenta la protección de la piel. Se puede repetir la aplicación si el sudor, la lluvia y el roce con la ropa u otros objetos han eliminado la capa anterior. No aplicar gran cantidad, porque no aumentará la protección y se corre el riesgo de que penetre en los ojos arrastrada por el sudor y provoque la irritación ocular.
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Prevención de las quemaduras solares: 1. Protección natural adquiriendo un bronceado natural de la piel, conseguido tras exposiciones progresivas al sol. 2. Filtros solares: Cremas solares con “factor de protección”. El “factor de protección” es un número que indica la eficacia del filtro solar contenido en la crema. Por ejemplo, una crema “factor 4” aumenta cuatro veces la protección natural de la piel. Factores de protección recomendables para: Personas de piel muy clara y niños pequeños factor 20 ó superior. Personas poco bronceadas factor 12-15 Personas medianamente bronceadas factor 6-10 Personas muy bronceadas factor 4 Estas cremas deben aplicarse antes de la exposición solar y no olvidar algunas zonas especialmente sensibles, como son la nuca, las orejas, la base de la nariz y el dorso de las manos. 3. Pantallas solares: Son cremas que contienen un pigmento opaco a la radiación solar. Se utilizan sobre todo para proteger zonas muy expuestas y sensibles, como son las orejas, la nariz y los labios. El sudor y el agua las arrastra con facilidad, por lo que son necesarias varias aplicaciones al día. Primeros auxilios. El propio de las quemaduras, descrito anteriormente.
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1.3.9. AGRESIONES POR CUERPOS ESTRAÑOS. Cuerpo extraño es cualquier elemento ajeno al cuerpo que entra a éste, ya sea a través de la piel o por cualquier orificio natural como los ojos, nariz, garganta, impidiendo su normal funcionamiento.
Cuerpos extraños en ojos. Son considerados desde las lentes de contacto hasta la arena, partículas de madera o metal, maquillaje, pestañas, insectos, tanto debajo del párpado como sobre el globo ocular. Estos materiales son perjudiciales no sólo por sus efectos irritantes, sino por el peligro de raspar el ojo o introducirse en él. Síntomas y signos
inflamación
enrojecimiento del ojo afectado
sensación de ardor
dolor
lagrimeo
dificultad para mantener el ojo abierto.
Primeros auxilios. Lavarse las manos con agua y jabón. Sentar a la víctima de tal manera que la luz le dé directamente sobre los ojos. Llevarle la cabeza hacia atrás. Colocarse en el lado del ojo afectado o detrás de la víctima. Colocar la mano izquierda debajo del mentón; con los dedos índice y pulgar, entreabrir el ojo afectado para observar el tipo y la localización del cuerpo extraño. Para esto, pide que mueva el ojo hacia arriba, abajo y los lados. Si puedes ver el cuerpo extraño, trata de expulsarlo lavando el ojo; vierte agua con una jeringa sin aguja, una jarra o bajo el grifo, inclinando la cabeza hacia el lado lesionado. Si este procedimiento no da resultado y el cuerpo extraño es móvil, pídale que parpadee; pues a veces solo esto es suficiente para que se localice en el ángulo interno y puedas retirarlo con la punta de un pañuelo limpio. Si la partícula esta localizada y no se desplaza con el parpadeo, cubre el ojo con una gasa estéril, y cubre ambos ojos con un vendaje sin hacer presión y envíe a la víctima a una centro hospitalario. No trates de retirar el cuerpo extraño y evita que la víctima se frote el ojo. No aplique gotas oftálmicas (colirios), ungüentos ni otras soluciones.
Cuerpos extraños en oídos. Síntomas y signos.
Dolor por inflamación.
Si se trata de un insecto, puede sentirse el movimiento de este en el oído.
La audición puede estar disminuida.
Zumbido y en ocasiones, marcha inestable.
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Primeros auxilios. Si se trata de un insecto haz lo siguiente: Si esta vivo prueba a iluminar intensamente el canal auditivo. En ocasiones el insecto es atraído por la luz y sale. Si no ha funcionado lo anterior Trasladar a la victima a un centro asistencial. Si el cuerpo extraño es una semilla o piedra: Coloca la cabeza de forma que el oído afectado quede hacia abajo, y golpea suavemente con el talón de la mano la cabeza a la altura del hueso parietal para así facilitar la salida del cuerpo extraño. Si la maniobra anterior no da resultado, no trate de extraer los cuerpos extraños con pinzas u otros elementos. Si se presenta dolor de oído, salida de pus, sordera, no realices ningún procedimiento y traslade al enfermo a un centro hospitalario.
Cuerpos extraños en nariz. Se presenta generalmente en niños o como consecuencia de un estornudo mientras comemos. Síntomas y signos:
Ocasionalmente inflamación de la nariz.
Presencia de secreción sanguinolenta.
Dificultad para respirar.
Primeros auxilios. Si se trata de un botón u otro objeto apriete con uno de tus dedos la fosa nasal libre y pídale que se suene, esto hará expulsar el objeto. Si con la maniobra anterior no logras expulsar el objeto, trasladar a un centro hospitalario.