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+ Año 1. Nro. 48. C. actualidad a diario, se entrega gratuitamente con el diario Crítica de la Argentina del 25 de enero 2009. Prohibida su venta por separado.
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actualidad a diario
triángulo amoroso. Es el que componen Bardem, Cruz y Johansson en Vicky, Cristina, Barcelona
Bogani, Con una Pintó el un clásico control no alcanza "Logré que los La noche y los bares La última película de Woody Allen y el amor de a tres.
en la era de las inspecciones.
modistos fuésemos tomados en serio".
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El amor
es cosa de
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En una época en la que la monogamia sufre disparos de todos lados, en su última película Woody Allen relata la aventura amorosa de un trío, que comparte cama y convivencia. Qué dice la ciencia.
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scarlett Y cruZ. Bardem prueba con las dos, pero le cuesta.
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Por juan becerra
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ue la rudeza formal de la matemática sepa perdonar, pero el tres es un número imaginario. No existe. Es el número de la ficción más extraordinaria de la literatura universal (la santísima trinidad); y del triángulo amoroso, una estructura móvil hecha de tres personas reales. O de dos personas reales y una imaginaria, una variación del juego a dos puntas que T. S. Eliot llevó a la cumbre de la representación en La tierra baldía (vengo atrasado: cito de memoria): “¿Quién es el tercero que camina a tu lado? Si cuento, solo estamos tu y yo”. Vicky, Cristina, Barcelona, la última excursión europea de la filmografía de Woody Allen, convertida a esta altura en un diario de viaje cultural en el que se experimentan y refieren refinamientos anacrónicos y pretenciosos (arte, vino servido en copas Riedel, velas perfumadas, mansiones de extramuros, riesgo sentimental y, como ironía explícita del asunto en cuestión, imágenes en picada de la Sagrada Familia), ha restaurado no tanto el sentido, que fue y seguirá siendo el mismo –el que uno quiera darle-, sino las prácticas ejemplares del triángulo. La película es un tratado de lugares comunes que falla en casi todos sus frentes, todos abiertos hacia una lección vital y moral. En eso, Allen está mucho más cerca de Closer, de Mike Nichols, que de La mujer de la próxima puerta, de Francois Truffaut. Tenemos un pintor enérgico del modo en que lo fue Jackson Pollock pero pintando cuadros que podrían ser de Joan Miró (Javier Bardem), con sus ropas de fajina artística manchadas de acrílicos, como la composición de un cuadro viviente y ambulante. Y varias mujeres: Cristina, receptiva a las inquietudes zigzagueantes de su deseo formateado por Sex and the city (Scarlett Johansson); su amiga Vicky (Rebecca Hall), a punto de casarse con un oficinista bobina con sede mental en el corazón conservador de los Estados Unidos; y la ex amante del pintor, Marie Elena (Penélope Cruz), una loca reincidente que parece citar de refilón el aura influyente de Gala Dalí y actúa como musa y victimaria del artista. El argumento de la película es el siguiente: te diste vuelta y se armó un triplete. La presentación de las tres bellezas nos tortura y nos hace una pregunta que no puede ser respondida fácilmente: ¿con cuál nos quedamos? Nuestra imaginación se queda con las tres, pero es una elección que no tiene realidad. El fracaso cinematográfico de Allen
El filósofo francés Jaques Attali asegura "que en 50 años la monogamia, tal como la conocemos, desaparecerá por completo". ¿Hacia dónde iremos? "Hacia la pareja múltiple", responde. no le impide deslizar una adecuada teoría de la duda y, casi, una descripción precisa del triángulo amoroso, algo que en la película es menos una estructura fija que un momento pasajero de incertidumbre y suspenso: una víspera de definición. En eso, el triángulo es una experiencia que funciona contra la bigamia, el matrimonio recargado. Es lo que no se puede mantener, lo que no se puede prolongar. Lo vemos cuando en la casa-atelier-santuario sexual del pintor hedonista se pacta una convivencia de tres que marcha sin remedio hacia el derrumbe. ¿Por qué? Porque, justamente, es un triángulo acordado. La idea de Allen es esta: una cosa es acostarse de a tres o, en todo caso, relacionarse en flujos triangulares; y otra muy distinta es vivir de a tres. Triangulo amoroso: lo que no es un cuadrado ni una orgía (hay una explicación: no hay enamorados en la orgía). Digamos que un
triángulo es, en el fondo, una pareja a la que le sobra algo sin lo que no puede vivir: una amenaza o un fantasma. No se trata de relaciones nuevas. Las antiguas tragedias griegas son, en buena medida, triángulos exhibidos o reprimidos. Pero Anfitrión, la comedia de Plauto, se lleva las palmas. Allí vemos cómo Zeus entra a la cama del dueño de casa y engarza a su mujer, Alcmena, quien lo confunde con su marido (la escena, precursora del “uy, no me di cuenta”, tiene casi 2200 años). El sucesor más conocido de estos temas, William Shakespeare, ha hecho de su obra –exageremos: estamos en una revista semanal- una literatura de triángulos desarrollados bajo la forma del celo, la herencia, el incesto y otras maravillas de la vida diaria. Ahora pasemos de las obras a las biografías para divulgar lo que ya se supo: que Shelley y Dickens fueron amantes de sus cuñadas, ambas con cama adentro. 6
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big love. La serie aborda, desde hace cinco temporadas, el amor en simultáneo.
cuadrado. En la serie, un hombre mormón está casado con tres esposas.
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real. Tom Green vivía con cinco esposas y 29 hijos. El estado lo acusó de poligamia.
Allen, como la mayoría de los humanos que incurren en los riesgos del triángulo, retira sus criaturas antes de la tragedia, ese principio de realidad que nos lleva del menage a trois a casa. Antiguo, prehistórico y a la vez futurista, de pronto el triángulo amoroso aparece como una manifestación de la cultura moderna, incluso como la insinuación de una forma nueva que traerá el porvenir como alguna vez el pasado trajo el casamiento de blanco. Es una moda de la sociología que tuvo sus precursores. Hace unos años uno de ellos, el economista Jaques Attali –ex asesor de Mitterand, actual asesor de Sarkozy y autor de una idea bomba: un gobierno mundial para 2050-, escribió un texto que tenía algo del tono profético de Nostradamus y la seriedad gestual de Horangel. No es para risas. No habrá risas en el futuro. Según Attali, así como hace doscientos años no imaginábamos el divorcio legal, el jazz, el arte abstracto y la homosexualidad “sin tapujos”, también hoy podemos hacernos a la idea –al menos no del todo- de que la monogamia desaparecerá algún día. ¿Hacía dónde iremos? Hacia la pareja múltiple: “Por fin reconoceremos que es humano querer a distintas personas al mismo tiempo”. Interpelemos al pensador: ¿esas cosas no ocurren ahora mismo? ¿Esas cosas no ocurrieron siempre? Así como el triángulo se presenta como la reunión de fuerzas
inestables que apenas compensadas destruyen el esquema, la bigamia es la versión legalista del amor con trampas. Está reservada a los obsesivos que deciden armar un triángulo con dos parejas. O con más, como el caso de los mormones, esa casta de creyentes, barbados y generosos, que no contentos con la bigamia, en el paroximo de la esquizofrenia, llegan a probar con tres, cuatro y hasta cinco esposas, como el caso del granjero Tom Grenn, que vivía muy orondo con sus cinco mujeres hasta que el Estado de Texas lo llevó a la corte acusándolo de polígamo. El caso inspiró a los ejecutivos de HBO que lanzaron, hace cinco temporadas, la serie Big Love, en la que protagonista Bill Paxton, algo menos ambicioso que Green, vive con sus tres mujeres. Voy a contarles una historia que me refirió una alta, altísima fuente de la Corte Suprema de Justicia de la provincia de Buenos Aires. O sea, muy alta: no sé si me explico. Había una vez dos pueblos perdidos de las praderas bonaerenses, ese mar de soja en el que por las noches resplandece la luz mala y su avatar moderno: la cosechadora high tech. En ambos, por temporadas intermitentes, vivía un empleado de la Dirección 8
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el sexo de allen. El director buscó la manera de narrar una trilogía amorosa
Provincial de Vialidad a quien llamaremos, para darle lugar a iniciales con prestigio, JFK. Seis meses aquí, seis meses allá. El hábito fue dándole forma a una vida simétrica: dos casas, dos mesas, dos mates, dos camas, dos mujeres. Un día, lamentablemente, JFK murió. Dos concubinatos simultáneos matan a cualquiera. Lo amortajaron, lo velaron. En eso, mientras una viuda rezaba su rosario a la vera del cajón, se presentó su colega, la otra viuda (algo similar ocurrió cuando murió el padre de Eva Duarte). Hubo un juicio por pensión sobre el que la Corte aún no falló. ¿A quién le toca el seguro de JFK? Los peritos quedaron perplejos al comprobar la perfección simétrica de su vida. No había nada –nada material, nada afectivo- que hiciera pensar que el muerto prefería a una de sus mujeres por sobre la otra. ¿Esa modalidad, enfermizamente distributiva y un poco retardataria, es la que Attali augura para nuestro futuro sentimental? Gracias. Preferimos el matrimonio, o la orgía.
Solamente en Lima, durante el año pasado, el Registro Nacional de Identificaciones y Estado Civil de Perú detectó 913 casos de bigamia (¿pensaban salvarse de la estadística?). En realidad, es una infracción formal en la que incurren los bígamos fiacas, quienes emprenden una nueva convivencia sin haber tramitado el divorcio, lo que no siempre significa que tengan dos familias, dos esposas o dos servicios codificados de fútbol. De todos los triángulos hubo uno solo al que podemos llamar astrodelictivo. Sus integrantes son ¡astronautas de la NASA! Si es cierto que amar es orbitar, aquí tenemos la prueba. El hecho parece inspirado en más de un detalle en Nosotros tres, una novela de Jean Echenoz publicada en 1996, en la que el triángulo amoroso se desarrolla con gravedad cero (en la cápsula espacial hay, por razones obvias, una eyaculación memorable). El hecho real –si podemos llamar real a algo vinculado a la NASA- sucedió cuando la amante despechada de un ex tripulante del Discovery, William Oefelein, se presentó en la agencia espacial, secuestró a su competidora con métodos violentos que incluyeron una navaja y gas pimienta en aerosol, y la mantuvo a su merced hasta que, digamos, intervino CONTROL. Pero si salimos de Vicki, Cristina, Barcelona ha de ser para regresar a su interior de clichés y su idea del amor como una
Sexo en el espacio Si hubiese un Veraz matrimonial como parece estar urdiéndose en varios países, incluso en China, las mujeres casamenteras vivirían más tranquilas controlando el mercado de príncipes azules flojos de papeles. El futuro estadístico promete desastres. 9
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hots. Las escenas tuvieron su temperatura: Cruz y Bardem terminaron de novios.
"El triángulo es una máquina que anda y no anda. Cuando anda, lo hace bajo la forma de una aventura del placer, a la que el pintor Bardem resume en dos o tres lugares comunes". sucesión de escenas. En una de ellas, en la que tiene lugar el corolario violento del -si no me equivoco- quinto triángulo, el personaje protagonizado por Penélope Cruz ingresa armada a la casa del pintor-que-toma-vino-tinto-y-pinta-con-anteojos. Es el momento moral de la película. Un milímetro cuadrado de sangre es suficiente para detener la profusión de triangulaciones. Woody Allen, como la mayoría de los humanos que incurren en los riesgos del triángulo, retira sus criaturas antes de la tragedia. La inminencia de tragedia, el horizonte de sangre, es el principio de realidad que nos lleva del menage a trois a casa. El descontrol burgués es, básicamente, una medida. Oh, Attali, Attali. Si supieras que por debajo de tus predicciones de pareja múltiple (los dioses no lo permitan) actúan las fuerzas ocultas de la autoayuda no dudarías en entregarte a la desagradable cultura del status quo. Ni filósofos, ni profetas, ni estadísticas. Ni siquiera números. Las fuerzas ocultas que alertan a los miembros inadvertidos de un triángulo amoroso, víctimas que no ven qué se cocina a sus espaldas, son –capaz que no- las de la autoayuda. De toda la literatura trash que se mueve como una nube tóxica por los canales de divulgación electrónicos hay una que llega al corazón. Es un breve catálogo de protección, una profilaxis que actúa contra los cuernos de los terceros excluidos de la escena pero siempre incluidos como fantasmas. Lo pesqué en un reporte de la agencia EFE y lleva la firma de Rocío Gaia. Es una pena no poder transcribirlo en su totalidad. En resumen, el trabajo refiere los peligros en diversas categorías de riesgo: Está a punto de ocurrir, Quizá ocurra desde hace un
tiempo, Le gusta su pareja pero no avanza, e Imita el comportamiento de la otra persona. Hemos pasado, como ven, al servicio público. Si alguien mira a tu pareja “con las piernas cruzadas en su dirección y el torso inclinado hacia delante”, si “descansa la mano en la base del cuello con los dedos extendidos”, la nube negra del triángulo se avecina. ¿Cómo intervenir? Fácil: para pescar el bagre de la traición “girá la cabeza de forma que no puedan ver tus ojos (y que parezca mirar hacia otro lado) y seguí observándolos. Pretende mantenerte absorto/a en algo y observa. Descubrirás montones de contactos auto-erótico (acariciarán sus propios labios, cuellos y brazos) y acicalamiento (se arreglarán la ropa y el pelo para mostrar su mejor aspecto)”. Las lecciones de lectura e interpretación del amor furtivo continúan. Atención: si a tu pareja le gusta alguien “que no debería” gustarle, perderá la familiaridad con esa persona, por lo tanto la descubrirás. ¡Perra lasciva! "¿Adoptan las mismas posturas? ¿Hablan con igual volumen? ¿Dan sorbos a sus copas al mismo tiempo? Si es así: ¡malas noticias! Es porque están conectados a nivel subconsciente”. Si tienen un poco más de dolor que entregar a esta nota, sigamos: “Si además tu 10
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de a una. Bardem encara a Johansson y a una amiga, pero también se anima al mano a mano.
pareja se pone rígida, se remueve o retrocede ante los acercamientos o mimos que usted le dispensa, se niega a involucrarse en una conversación íntima con usted y aleja su cuerpo de usted cuando habla con la persona bajo sospecha, ya casi está todo dicho: casi seguro que ellos se entienden”.
para la evocación futura de ese momento y ese lugar que dan ganas de poner una bomba para que verdaderamente pase algo. El pintor Bardem se levanta de su mesa y, como un gran felino, se acerca a las turistas americanas y las invita a acostarse con él durante el fin de semana. La escena es buena porque representa un momento de verdad. Sin ninguna conversión, sin ninguna pérdida, el pintor acaba de decir lo que desea, una operación que en la vida cotidiana presenta sus dificultades. Algún día abordaremos el cuadrado amoroso (¿sabía usted que el hermano de la mujer de Sigmund Freud, Eli Bernays, se casó con la hermana de Sigmund, Anna Freud?). Pero aun no hemos terminado nuestro asunto del día. ¿Qué ocurriría si el triángulo, un formato en general furtivo que encuentra en la clandestinidad casi todo lo que puede dar, pudiera solicitarse abiertamente, con la naturalidad con que se ordena una ensalada? Habría que preguntarle a Attali, que se las sabe todas. Lo cierto es que lo que Allen recrea como un vínculo entre sociedades más o menos evolucionadas –Estados Unidos se maneja con pares, España con triángulos- naufraga como sistema. El triángulo es una máquina que anda y no anda. Cuando anda, lo hace bajo la forma de una aventura del placer, a la que el pintor Bardem resume en dos o tres lugares comunes que derivan en un enredo sentimental: “la vida es breve, la vida es dolorosa”. Si el asunto, como lo plantea el personaje, es agitar un fondo de tragedia humana, holocaustos y muertes para llenarle la cabeza de fantasías animales a esas dos bellezas americanas, lo felicitamos. En el fondo es una variación de una vieja frase que, aun vulgar, contiene un contenido de verdad: “a coger que se acaba el mundo”. Sin ese porvenir de fatalidad, sin esa urgencia de apocalipsis, todos los triángulos amorosos terminan en un matrimonio blanco.
El lance del pintor Vicky, Cristina, Barcelona termina donde empieza: en un aeropuerto. De modo que el triángulo es un viaje y, desde el punto de vista de Woody Allen, un viaje turístico. En eso España es una buena oferta: un poco de La pedrera de Gaudí, un poco de bicicleta con pic-nic (un poco de retroceso cultural que el hastío del confort formula como evolución), unos acordes de Albéniz bajo la noche estrellada, un triángulo amoroso como quien entra a un simulador del sexo –y deja caer una sola ficha- y el merecido regreso a Nueva York donde las heroínas recordaran qué lejos han ido con sus cuerpos hermosos. Sin embargo, hay un episodio –es cierto: afectado y efectista-, en el que se resume una idea que parece desplazarse hacia afuera de la película, hacia donde las cosas podrían obtener pensamientos más serios. Vicky y Cristina (Johanssen & Hall: no pueden ser más bonitas) cenan en un restaurante de Barcelona donde, por supuesto, sobra diseño. Todo está tan acomodado, en un orden y un clima y un baño de luz tan exacto 11
el canalla sentimental
Las vidas inesperadas
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o podría probarlo, pero me asalta la poderosa sospecha de que la mayoría de los seres humanos no hemos sido “planeados” o “planificados” por nuestros padres, es decir que hemos llegado a nuestra precaria y fugaz condición de personas debido a un hecho más o menos fortuito o accidental, que, desde luego, nuestros padres no previeron ni probablemente desearon en el momento en que, tratando de gozar comprensible y humanamente de sus cuerpos, y no necesariamente tratando de reproducirse, dieron origen a nuestras vidas inesperadas. Creo, sin poder demostrarlo, que la inmensa mayoría de las personas hemos llegado bruscamente al mundo, no porque nuestros padres lo desearon y planificaron cuidadosamente antes de que ocurriese nuestra concepción, sino porque nuestros padres simplemente desearon tener sexo, desearon compartir un momento de puro placer, lo desearon con tanto ardor que olvidaron tomar las debidas precauciones y luego se resignaron, más o menos abatidos, o más o menos esperanzados, a los hechos fríos y consumados: ella había quedado embarazada y no había más remedio que aceptar la paternidad
como un pesado mandato del destino que sólo los muy crueles osaban interrumpir para no complicarse más la vida. Podría apostar todo mi dinero (que no es mucho, pero es todo el que tengo) a que yo no fui un embarazo planeado, a que mis padres tampoco fueron embarazos planeados, a que ninguno de mis hermanos fue un embarazo planeado, a que ninguno de mis abuelos fue planeado, a que ninguno de mis tíos y tías fueron planeados. Podría apostar que toda o casi toda mi familia llegó al mundo de la misma manera como las demás familias suelen llegar al mundo: de casualidad, accidentalmente, por imprevisión, negligencia o calentura de los padres. No dudo, por supuesto, de que había amor en las personas que nos concibieron, sólo me permito dudar de que en el momento en el que estaban copulando, estaban también pensando en concebirnos y deseando que tal cosa ocurriera. Creo que terminamos siendo un “daño colateral” o un “precio a pagar” por un momento de placer. Pero lo que en verdad dio origen a nuestras vidas no fue el deseo de que en efecto viviéramos, sino el deseo de nuestros padres a gozar de sus vidas, a gozar de sus vidas amándose más o menos torpe y
descuidadamente. No hay, que yo sepa, una encuesta o censo universal que pueda probar esta sospecha, pero de veras creo que la mayoría de las personas hemos llegado a tal condición porque nuestros padres no fueron suficientemente racionales, precavidos o calculadores. Es decir, que si nuestros padres hubiesen podido elegir en el momento mismo en que nos concibieron si sólo querían gozar de buen sexo o si además querían pagar el
“daño colateral” de ser padres, muy probablemente la mayoría (sin conocernos, claro está) hubiese elegido el puro goce sexual y no la paternidad subsiguiente e inconveniente. Me atrevo a afirmar entonces esta impertinencia: que muchos de nuestros padres no eligieron racional y felizmente ser padres. Nuestros padres se resignaron a serlo como quien acepta que uno a veces se resfría o se corta un dedo o tiene un dolor de cabeza o le viene a una
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Por jaime bayly
mujer la menstruación, como una cosa humana, fastidiosa, como un mal necesario. No deja de ser curioso que el origen de la vida humana parezca estar menos en el deseo de reproducirnos que en el mero deseo de gozar. Es decir, que el deseo de gozar de nuestra precaria humanidad parece ser tan intenso y abrasador que obnubila nuestros cálculos y nuestro mínimo sentido de la prudencia y trae como consecuencia
inesperada e indeseada una nueva vida humana. A veces esa nueva vida mejora la vida de sus padres y los llena de felicidad. A veces la empeora y la llena de conflictos, reproches, enconos y rencores. Lo que nos lleva a otra conclusión igualmente imposible de probar: toda vida humana se origina en la búsqueda del placer (no siempre en la búsqueda mutua del placer, a veces en la búsqueda solitaria e incluso brusca, violenta y forzada del placer de un individuo sobre otro), pero no toda vida humana es fuente de placer. Que lo sea o no depende de la sabiduría de los padres o de la sabiduría de los hijos o del imperio del azar o del capricho de los dioses. Si me dijeran que mañana voy a morir, aquello de lo que más me arrepentiría sería haber deseado no ser padre, haber intentado porfiada y estúpidamente interrumpir los embarazos que me hicieron padre. Respetando la tradición familiar, mis hijas no fueron embarazos planeados, fueron embarazos accidentales. Su madre y yo nos amábamos sin la menor duda y queríamos obtener el máximo goce posible acercando nuestros cuerpos, pero no calculamos que aquella pasión formidable y ciega nos haría padres. La paternidad fue entonces una consecuencia
inesperada, no exenta de conflictos y recriminaciones por mi parte, un evento azaroso que no asumí con la menor alegría. Es decir que es sólo exacto afirmar que soy padre de dos hijas no porque deseé tenerlas y las planifiqué racionalmente, sino porque amé y deseé a su madre con tanta intensidad que dejé de pensar en las consecuencias que dicho acto amatorio podía acarrear. Se puede decir entonces que, siendo sin duda fruto del amor, mis hijas no fueron fruto del cálculo o la razón. Racionalmente, yo no quería ser padre. Racionalmente, yo sólo quería obtener un magnífico orgasmo. Irracionalmente, no tomé las debidas precauciones y dejé embarazada a mi chica. En aquellos momentos turbulentos, ambos embarazos pudieron ser vistos (al menos, por alguien tan tonto como yo) como un error, un descuido o una imprudencia. Es decir, que no me alegré cuando mi chica me dijo que estaba embarazada. No era algo que ella ni yo deseábamos. Fue un hecho fortuito, una consecuencia inesperada de la pasión irracional que nos unía. Irónicamente, lo que entonces consideré que había sido un error, un acto irracional o imprudente, ha terminado siendo lo mejor que me ha pasado en la
vida, la experiencia más feliz y enriquecedora de mi existencia, aquello de lo que me siento más orgulloso cuando pienso en lo que dejaría si muriera mañana: mis hijas, dos vidas preciosas y formidables que llegaron al mundo no gracias a mí, sino a pesar de mí. Ninguna de las cosas que yo puedo haber deseado, calculado o planificado, como un libro o un programa de televisión, podría compararse nunca en belleza, armonía y perfección a aquellas dos personas, mis hijas, a las que contribuí a dar vida sin calcularlo ni planificarlo, e incluso oponiéndome tozudamente y haciendo sufrir a su madre. Esta melancólica conclusión, que dos circunstancias que en su momento consideré erróneas o imprudentes terminasen siendo el origen de las más grandes alegrías y los más perdurables placeres que he vivido, que de dos supuestos errores racionales surgieran dos fantásticas vidas humanas que han enriquecido y mejorado la mía de un modo que no podría siquiera comenzar a describir, hace que, cerca de cumplir cuarenta y cuatro años, y viendo dormir a mis hijas de quince y trece años, me sienta ahora mismo el hombre más idiota y feliz del mundo.
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Espíritu adolescente Una marca de zapatillas nacida en California en los 60, que no fabrica pares para chicos ni ve con buenos ojos que la usen los mayores de 18. Cómo atrapa John Foos al público más difícil.
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se momento de crisis en el que las hormonas estallan y el cuerpo se deforma, cuando es casi imposible explicar a los demás qué nos pasa, qué nos gusta o qué queremos y que es también un período de búsqueda estética que permite incluirse en un grupo de pertenencia y diferenciarse del resto, ese momento, decíamos, es el punto de caramelo para las marcas que se le animan al target juvenil. La marca de zapatillas John Foos se fundó en 1966 en California, no mucho tiempo después de que el propio concepto de adolescencia se hiciera popular. Y se instaló en la franja que va de los 11 a los 17 años, cuando casi nadie lo hacía. En la Argentina, desde que la marca se instaló en 1982 (donde tiene la planta en la que se diseña y produce para el mercado interno y desde este año para otros países de Latinoamérica), los esfuerzos también estuvieron dirigidos a ganarse la confianza de los adolescentes argentinos de clase media y media alta; y mal no les ha ido: "En 2007 la compañía vendió en el país un millón de pares de zapatillas y lleva vendidos 18 millones desde que se instaló aquí", informa Ricardo Fernández Mora, jefe de Marketing de la empresa.
Recientemente, la marca realizó una pegadora campaña publicitaria con el lema "John Foos las únicas zapatillas hechas para no hacer nada", en la que intentó explicarle a los adultos que cuando los adolescentes no hacen nada están haciendo mucho. –¿Cómo se convence a un adolescente? –Este es un trabajo constante de respeto hacia el adolescente. El secreto de nuestro éxito reside en el esfuerzo cotidiano por ser la primera elección de los adolescentes. –¿A qué se refiere cuándo habla de respeto? –A que nosotros jamás fabricaremos zapatillas con número menor al 34 y mayor de 45, y esto significa que los chicos que tienen 8, 9 ó 10, que son nuestros futuros clientes, deberán esperar un poco, ya que a los adolescentes no les gusta que sus hermanitos consigan la misma marca que ellos usan. Los adolescentes están en una etapa de transición en la que, por un lado, quieren diferenciarse y por otro, integrar un grupo de pertenencia, que hoy pueden ser floggers o emos y antes eran los punks o skeaters. El problema que tienen hoy es que los tweens (los preadolescentes) consiguen la misma ropa que
Colección. John Foos lanza solo una propuesta por año, y luego ediciones especiales ellos; y las marcas contribuyen a que eso suceda haciendo la misma ropa y los mismos accesorios para todos. –Pero entonces tampoco apuntan a un consumidor de mayor edad, a una franja de 30 años, por ejemplo. –¡No, y me muero cuando veo a alguien más grande con las John Foos! Queremos llegar solo a los adolescentes, porque si alguien más grande las usa, ellos pueden pensar que es un calzado de viejos. –¿Cómo consumen los adolescentes argentinos a los que ustedes se dirigen? –Por grupos de pertenencia y por efecto contagio. Dentro de un grupo de pertenencia siempre hay dos o
tres líderes que marcan el camino, que dicen a dónde ir, qué comer, cómo vestirse y a ellos apuntamos para que vengan los demás. Pero ojo, que lo adolescentes hacen valer lo que quieren. Cuando saben qué quieren lo consiguen por algún lado, lloran, patalean, ahorran la mensualidad que les dan los padres o los abuelos, pero lo consiguen y cuando deciden qué comprar exigen que les des marca y calidad. Los chicos tienen mucha información sobre la calidad de los productos, diferencian los truchos de los originales, qué es importado y dónde conseguir lo que quieren, y esa información la hacen valer. Además, te pueden ser fieles y al otro día infieles
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y limitadas. sin culpa y sin darte ningún tipo de explicación. No te dan muchas oportunidades, si los defraudás una vez los perdés, y lo malo se lo cuentan a todo el mundo. Los chicos de estas edades tienen, por otro lado, la mirada puesta en referentes que tienen uno o dos años más, y a ellos apuntamos, porque a ellos se quieren parecer los adolescentes, pero no más de ahí, porque incluso sufren tanto cuando se le parecen los más chicos como cuando las imitan las mamás de 30 que se visten como sus hijas. –La tendencia mundial indica que hoy el consumo de indumentaria es más meditado y que a la hora de comprar importa mucho
cómo se fabrica y los valores sociales de las marcas. ¿Cómo funcionan los adolescentes en este sentido? –Tienen todo esto incorporado desde hace más tiempo, porque cuentan con mucha información y no necesitaron una crisis para valorar que el precio debe ir acorde al beneficio o para darle prioridad a lo ecológico. Ellos consumen desde hace algunos años de forma pensada y personal. Antes los padres decidían qué se ponían los chicos hasta los 14 años, hoy una chica o un chico de 12 decide. No tienen piedad en cambiar un regalo, no les interesa quedar bien, son muy sinceros. Por eso escuchamos mucho lo que no les gusta a estos chicos, porque es muy difícil saber qué quieren. Para la temporada 2009 John Foos sale al mercado con la imagen aggiornada y, como lo viene haciendo desde hace cinco años, no trabaja con las temporadas de la moda, sino que saca una colección que dura todo el año y constantemente presenta nuevos modelos o ediciones limitadas. Entre la colección vigente se destacan zapatillas en tela de jean y modelos en tonos flúo, los de mayor éxito en 2008, pero en estos días en el local de John Foos en Pinamar se pueden conseguir los primeros pares de la colección 2009 en la que predominarán modelos en denim de colores obtenidos mediante técnicas de lavado en piedras.
Puro verano
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na de las marcas de calzado más originales de Palermo, Puro, acaba de sacar su línea de ojotas y se las arregla para seguir sorprendiendo con su recurso de siempre: el patchwork de telas vintage de estampados y colores que hay que ser muy valiente para atreverse a combinar. Y sin embargo, lo hacen bien. Los modelos veraniegos traen una pequeña plataforma de colores y vienen en cuatro versiones: la ojota clásica, la sandalia de dos tiras cruzadas, con una boca en charol (la más pop) y con una tobillera àlla hindú. Valen entre $130 y $150.
Puro, Jorge Luis Borges 2184, lun. a sab. de 11 a 20.30.
La agenda trendy
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ara los/las que cuando se desvelan clavan el televisor en FTV, los que funcionan de asesores de imagen de sus amigos y parientes, los que antes de salir sencillos a la calle prefieren salir muertos, los que se conmueven más con un par de tacos que con un paisaje patagónico, acaba de salir la agenda Trendbook 2009. Es una agenda temática que además del calendario anual tiene secciones con información sobre las fechas importantes de la moda local y mundial, como para que los que anden con un tiempito libre y no se quieran perder, por ejemplo, el Paris Fashion Week Haute Couture, se guarden del 6 al 9 de julio. Pero además, la agenda contiene consejos para cuidar la ropa, una guía de equivalencias de medidas en los diferentes países, direcciones en Buenos Aires de marcas y locales de diseñadores, un listado de páginas web sobre moda y todo tipo de información que un verdadero fashionista no puede dejar de tener, como que el cumpleaños de Kate Moss fue el viernes 16 de enero y el de Vivienne Westwood es el 8 de abril. Cuesta $68 y se consigue en las librerías Yenny y en Tienda Palacio.
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tecno
Biografía de un pendrive En muy poco tiempo, el pendrive se convirtió en un disposito indispensable, especie de mochila virtual que ayuda a trasladar mucha información.
POR FEDERICO KUKSO
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ay dispositivos que se vuelven omnipresentes sin que uno se de cuenta. De la noche a la mañana, todos los tienen y muestran. Se los ve vagando por la calle, firmes en el colectivo y en el subte, atrincherados en el fondo del cajón y la sola mención de su nombre no espanta ni a un chico de cinco años. Impulsados por la necesidad imperiosa y cotidiana de acaparar, guardar y transportar imágenes, videos y textos que uno siempre se olvida de haber escrito, los pendrives lo lograron. La masificación de su uso borró toda huella de su existencia previa. Aunque su compacta biografía no se formateó del todo: los que aun guardan sus recuerdos en su cerebro –y no delegan esta facultad nemotécnica a las memorias digitales– saben que los pendrives fueron inventados en 1995 por un tal Shimon Shmueli, ingeniero de IBM, empresa que, por entonces, cometió uno de los peores errores de su tecnológicamente larga historia: el de haberse olvidado patentar su creación ahora ubicua.
En lugar de garantizar una por entonces futura entrada millonaria de dinero, delegó el proyecto a una compañía israelí llamada M-Systems fagocitada luego por la californiana SanDisk que no pecó de ingenua y se garantizó la autoría y derechos de estos cajones digitales en miniatura. El primer pendrive vendido en el año 2000 se llamaban “Disgo” y su capacidad de almacenamiento era –por entonces– ridículamente excesiva: 8 MB. Nueve años después, es ridículamente escasa. Una foto o una canción en buena calidad pesan más que eso. Además de crecer en cantidad, desde entonces dieron un salto cuántico en capacidad. Hoy se los encuentra en versiones de 1, 2, 4 y, en la Argentina, de 8 gigabytes. Aunque si se busca bien se podrá encontrar pendrives Cruzer Micro de Sandisk de 16 GB o Kingston –una de las líderes– de 32 GB. La barrera de los bytes se
cruzer. Uno de los que más almacena, con 8 gigabytes.
variedad. Hay de 1, 2, 3, 4 y, en Argentina, de 8 gigabytes.
rompe casi a diario. Y como todo en tecnología, dentro de unos meses o años estos números también volverán a ser pisoteados por versiones mejoradas, ampliadas, extendidas. Se quiera o no, en estos ámbitos, la llamada flecha
Cambio. El pen drive permitió alivianar el tráfico de información por la red.
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del tiempo –de la que se agarró, por ejemplo, la idea de progreso a lo largo del siglo XIX– está más instalada que nunca. El pasado (reciente) es siempre visto como una época lejana de atraso electrónico, un Stonehenge digital, con el que contrastar el presente y para detenerse a imaginar el futuro. Por algo, uno siempre se acuerda de su primera computadora (ahora estacionada debajo de una cama o en el fondo de una baulera), de su primer teléfono celular (gigante, ladrillesco) y también de su primer pendrive, de 256 o 512 MB.
Pero mientras ciertas personas los naturalizan y los camuflan en su entorno, otros recién los descubren. “Los cubanos tenemos un nuevo santo. Es pequeño y se llama USB-flash, memory stick, llave maya o Pendrive. ¡Alabado sea este nuevo protector y distribuidor de información que ha llegado a nuestras vidas!” Como quien descubre tarde una serie amada y bajada por todos, el colectivo de internautas cubanos del blog disidente “El Potro Salvaje” (www. desdecuba. com/potro) siente que finalmente encontró América. Hasta que el pendrive se vuelva algo tan cotidiano como la arroba, los blogs, Facebook y Wikipedia y se deslumbren con otra cosa. Mientras, en el mundo las memorias USB –nombre técnico de estos dispositivos– van por el round dos: meterse en el diccionario. De
musica. Los equipos ahora vienen con entrada a USB.
titanio. Dos modelos de Cruzer, de 10 y 20 GB. fuerza. Es que, si se echa un vistazo a la historia, los pendrives bien podrían ser caracterizados como asesinos tecnológicos, como lo fue en su momento cada uno de sus predecesores. Los primeros cassettes (parecidos a los de audio) de las computadoras Commodore fueron empujados a la extinción por los floppy disks, desplazados luego por los discos 3 1/4, a su vez exiliados por los CDs y DVDs. Y ahora les llegó su turno, el momento en el que los usuarios –sin saberlo– migran lentamente de formato para no volver atrás. Sin
hecho, ya lo hicieron. Desde el año 2013, la Real Academia Española lo incluirá en su diccionario, ratificando su voluntad de incluir al común de la gente y a su vocabulario cotidiano. Pero no todos les abren los brazos, los bolsillos ni las billeteras. El ejército estadounidense los prohibió fulminantemente después de que se comprobara que los pendrives también les sirven de transporte a virus y gusanos informáticos capaces de introducirse en sus redes como misiles. De alguna manera, advirtieron el lado oscuro de su
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despedidas ni fechas que lucharán con otros recuerdos para ocupar un lugar en la memoria, las fotos del cumpleaños, el Currículum Vitae o el libro que uno nunca terminó de escribir buscan un nuevo soporte donde quedar atrapados y no terminar en aquel lugar utópico e inimaginable –un limbo virtual– donde van a parar todos los archivos borrados después de darle doble click al ícono de la basurera de reciclaje del escritorio. El pendrive es el último verdugo que redefine hasta la apariencia física de las computadoras. La noventosa iMac fue la primera en venir sin disquetera y muchas PCs ahora siguen el mismo camino. Seguramente, no pasará mucho hasta que las máquinas prescindan incluso de las compacteras. Sólo hará falta un puerto (USB o de otra clase) para conectar, recuperar y volver visible el contenido del pendrive: la habitación, la biblioteca, el baúl que uno carga a diario y que desatan crisis existenciales si, por esas casualidades, un día se desvanece.
Más de uno de los 200 mil argentinos que este año visitan Florianópolis volverá con esa fantasía que generan las playas brasileñas: instalarse allí y no volver. Aquí, historias de los que cumplieron el sueño y un recorrido por una Floripa poco conocida.
Un pasaje d
e de ida
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Por maría helena ripetta, desde florianópolis Fotos diego paruolo
puesta. Esa misma tarde, por el valor de un auto usado, se quedó con el pedazo de tierra rodeada de mar. Así fue como Renato empezó a pasar sus veraneos en la isla. Su padre pagó la cosecha por adelantado y comenzó con la n Florianópolis hay unas cuantas historias de recuperación ambiental del lugar. En 1980 Renato compró la gente que llegó para vivir la vida que eligió. A isla de enfrente, Punta Papagaio, un poco más pequeña, para pesar de que desde que arrancó la temporada que nadie construyera allí: quería preservar el ecosistema. aquí no para de llover, Brasil —incluso este “En 1991 tenía que tomar una decisión, porque estaba muy Brasil no tropical, el de las playas sureñas— caro mantener una propiedad apenas para el placer de la siempre genera la fantasía del pasaje de ida. Si se cumplen los familia y los amigos. Entonces decidimos iniciar el proyecto cálculos, al fin del verano habrán pasado por esta isla unos de construir una posada. Y me vine corriendo a vivir a la isla”, 200 mil argentinos. Muchos de ellos volverán de sus vacaciosonríe Renato, en una de las reposeras de la exclusiva posada nes prometiéndose cambiar la vida, dejar todo de una vez e para 48 personas, con 20 cabañas. instalar alguna clase de microemprendimiento en un lugar La isla tiene 142 mil metros cuadrados, los parques y jardidonde nunca haga frío. Más allá de Canasvieras, Praia de los nes ocupan 20 mil y sólo hay 2.950 de construcciones. “Es Ingleses o Praia Brava, al fundamental para nosonorte de la isla, donde se tros la preservación del habla en “portuñol”, o lugar. Que las aves, los directamente el castellaanimales y las plantas no, hay otra isla, distinta, estén bien”, dice Renato, más agreste y menos que es padre de tres hijos, poblada. tiene una nieta y otro en El sur de Floripa ofrece camino. desde las mejores olas La de Renato es una de para los surfistas, como en esas historias que hacen las playas Joaquina o que muchos argentinos Mole, hasta pueblitos suspiren, hagan cuentas y de pescadores donde fantaseen con vender el encontrar tranquilidad. departamento allá y empeHay paradores, como zar una nueva vida acá. Su Mataderitos, a las que solo esposa, Elizabeth, tiene se puede llegar caminando una joyería en “el contio en bicicleta tras cruzar nente” y los fines de semaun puente de cemento na se queda con él en la desde ArmaÇao. En el dueño y chef. Renato le cocina a quienes se hospedan en sus cabañas. isla. “Ella es más urbana”, punto más al sur, en dice. Ivo, el hijo mayor del Pantano Do Sul, se pueden comer mariscos en tenedor libre. matrimonio, vive también rodeado del mar, mientras que su A 45 kilómetros de la ciudad de Floripa y alejándose mil mujer reside en tierra firme. metros por el mar se llega a la isla en la que Renato Shen La cabaña de Ivo empezó siendo una casa arriba de un árbol. decidió quedarse a vivir, hace más de quince años. “Me iba pidiendo que la agrandara y así terminó”, explica Este hombre de 57 años nació en Porto Alegre. En 1972, su Renato señalando el árbol que atraviesa la casa con vista al padre, cansado de viajar varias horas para poder surfear, deci- mar, como todas las cabañas de la posada. dió buscar un lugar cerca de la playa para tener una casa de El agua de la isla no tiene tratamientos químicos: medianveraneo. “Un día agarró el auto y se fue en busca de la playa te un sistema natural —asegura Renato— se convierte en de sus sueños”, cuenta Renato, mate grande en potable. La basura se recicla. mano. Un amanecer descubrió la ilha do El proyecto busca a la vez la sustentabilidad Papagaio. Le preguntó a un pescador qué sabía del ambiente y de la familia. de la isla. La respuesta fue que una mujer de Por 85 reales se puede pasar el día en la isla, Itajai, también en el estado de Santa Catarina, con el almuerzo incluido, pero hay que reservar: era la dueña y quería venderla. El único rastro sólo pueden hacerlo diez personas por día, para humano allí era una pequeña plantación de no alterar la vida de los habitantes originarios choclo y mandioca. Ivo, el padre de Renato, de la isla. Y sólo en grupos de seis personas se volvió al auto y manejó hasta Itajai. No tenía pueden hacer los recorridos de trekking. El A los 42 años, me datos de la mujer, pero sabía que quería comdirector de la isla, y habitante permanente, se retiré. Cerré mi prarle la isla. Entró a la oficina del correo con define como “un ecologista social”, que no sólo empresa en San la esperanza de que pudieran darle algún dato. cuida si no que disfruta la naturaleza. En el Pablo y me vine Le explicó al empleado que quería comprar invierno contempla las ballenas que llegan cerca para acá y desde Papagaio, que sabía que la dueña quería vende la isla. Con una fotografía que sacó de la cola derla, que la mujer era de Itajai, pero no sabía de una de ellas emergiendo del agua, hizo un acá no me muevo", su nombre. “Esa mujer trabaja acá”, fue la resafiche que regala a los visitantes. dice Renato.
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renato. Dueño de una isla, tiene una posada para 48 huéspedes en 20 cabañas.
europeos. Annemaría y Dieter Pfister llegaron desde Escocia en 1974. No se fueron más.
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Pero no es lo único que hace. Tres o cuatro veces por semareservar con mucha anticipación. También está el proyecto na, se pone el delantal y él mismo cocina para sus huéspedes, social: artistas plásticos de todo el mundo pintan aquí lo que que comen frente al mar rodeados de tules y velas. En sus ven, y con las ventas de los cuadros se generan recursos para platos siempre están presentes los frutos del mar. “crianÇas pobres”. El día de Renato comienza entre las cuatro y media y las Renato tenía una empresa de irrigación y drenaje. Llegó a cinco de la mañana, cuando se va a pescar. “Es la mejor hora, vivir dos años en el Amazonas trabajando con 27 hombres a después los peces se van”, explica. A las siete ya está bañado, su cargo. Él también cazaba. “Para comprar, teníamos que listo para desayunar con mate y ocupar las siguientes tres hacer 200 kilómetros”, explica. El 8 de octubre pasado el horas en la lectura de los diarios y en responder los mails. “Me papá de Renato murió y su hijo esparció las cenizas por los conecto con el mundo”, dice, divertido. lugares en los que pescaban juntos. Los botes con los visitanDespués pasa el día con tes se van, el atardecer cae los visitantes de la isla, con sobre el mar y Renato los que nunca habla de juega en la costa con Pipa. dinero; para saber cuánto El tiempo parece detenido salen las habitaciones, hay en domingo. que hablar con Marlene, La ecuación ideal la encargada. El anfitrión Otros que encontraron su solo se acuesta cuando el lugar entre el mar y la último visitante se fue a montaña son Annemaría dormir. A la isla se puede y Dieter Pfister. En 1974 llegar en bote, pero tamllegaron desde Escocia, bién hay un helipuerto; de donde se conocieron, pasto, claro. atraídos por un proyecto “Lo que más me gusta de huerta orgánica con el hacer en la isla es caminar que los entusiasmaron dos por los caminos de la mata amigos brasileños, espeatlántica, oír los cantos de cialistas en agricultura los pájaros y pescar”, relabiológica. Él es suizo, de ta Renato en perfecto por55 años; ella, holandesa, tuñol. Lo que sabe de casde 53, los dos de piel muy tellano es gracias a sus blanca pero ya curtida por viajes, y por la visita de el sol, de ojos celestes y españoles a la isla; son colores vivos. Toda la variedad de las verduras tropicales brasileñas. pelo rubio. Todavía conpocos los argentinos que servan un acento diferente. “Para la foto no hay que decir llegan. “Buenos Aires me gusta mucho y fui muchas veces a whisky, hay que decir casasha”, sonríe Annemaría, mientras esquiar a Bariloche”, cuenta mientras ofrece un mate. Su coqueta perra Pipa, de raza “dashund”, lo acompaña a sirve carpirinha a los turistas que lleva de paseo por la Lagoa en el barco que su esposo timonea. Se lo compraron a un pestodos lados, con una flor en su collar. “Acá todos los días son cador de Porto Bello hace cinco años. Lo pintaron de amarillo domingo”, afirma Renato y en su rostro relajado puede verse que no miente. “Yo siempre estoy tranquilo”, dice este hombre y naranja, y en temporada alta se dedican a ofrecer paseos. Durante la temporada baja, ella da clases de cerámica en la que sólo deja la isla para ir a escuelas a hablar del cuidado del casa que tienen en el morro. Y él va en moto hasta la ciudad medio ambiente o para viajar. de Florianópolis, donde tiene su consultorio. Es psicólogo y “A los 42 años, me retiré. Cerré mi empresa en San Pablo y su especialidad es terapia de pareja. En verano, atiende en el me vine para acá, y de acá no me muevo”, proclama mientras barco a los pacientes que no se toman vacacioprepara unos fideos con mariscos. Los tragos nes. Sus tres hijos nacieron en Brasil, pero dos con vivos colores y frutas ya están sobre la de ellos eligieron Holanda para vivir. Ellos mesa. La música suave se lleva bien con el sonihace tres años que no viajan a Europa, pero no do del mar. “Lo que espero es que mis huéspeles preocupa: sus hijos sí vienen al sur. La des encuentren la paz y el contacto con la natumayor se quedó y les dio una nieta. Las dos raleza. Para eso me esfuerzo, para que todos pasan por la Lagoa a saludarlos por la tarde. encuentren el confort y la hospitalidad que se Al poco tiempo de llegar a Brasil se instalamerecen”, dice, con una pata en el sueño y otra ron en San Pablo, donde Annemaría fundó un en la necesaria visión comercial. Un barco da cinco orfanato. “Eran 25 crianÇas que no tenían Renato pasa sus días en bermudas y remeveces más trabajo familia. Hoy son todos grandes y están muy ras color verde seco, ojotas de cuero y una que una casa. bien. Muchos de ellos siguieron estudiando. gorra con visera, que gira hacia atrás para Mucho trabajo, Hoy formaron sus familias y nos visitan”, relatomar mate o cerveza. En la isla también se pero es lindo", dice ta la holandesa con orgullo. “Somos como hiprealizan reuniones empresariales y casamienAnnemaría, que pies. Nos interesa la naturaleza interna y tos. La hija de Renato se casó allí. La de fin de nació en Holanda. externa”, agrega con una sonrisa serena. Su año es una fiesta muy solicitada y hay que
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beto. Su negocio está considerado el lugar donde se venden los mejores mariscos.
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marido, aferrado al timón, dice: “El paraíso para mí es estar en el barco. Desde chico me gustó el mar. En San Pablo nos faltaba el agua de mar. Vivimos en el lugar que elegimos”. También quisieron trabajar con turistas, pero de manera personalizada. “Nuestra lema es ‘navegando por las bellezas de la vida’ y así lo queremos trasmitir”, explica Dieter, que también es traductor de inglés y alemán. Durante el verano,
tudu bem. El clima de la isla es generoso durante todo el año.
floripa. Más de 200 mil argentinos veranean en sus playas cada año.
provocan la muerte segura. Dos chicos trabajan con él. vida, junto a su esposa. En el pueblo no hay médico, ni hospiHablan poco. No hay tiempo. Llegan a las cuatro de la maña- tal, él se ocupa de las urgencias, no cobra un peso por eso. “Acá na, y hay días que terminan 15 horas después. Producen cerca vivo tranquilo”, dice Pereira vestido íntegramente de blanco de 350 mil ostras al año. y peinado con gomina en una tarde cualquiera. Su esposa llega “Hay que estar atentos a los piratas”, señala Quieroz en refe- de pasear el chihuaha, está impecablemente peinada y tiene rencia a los que se dedican a robar en los criaderos de las un modo de hablar refinado. El hermano de Marivaldo, lo playas del sur. “Nosotros tenemos que tener autorización, retrató a él y a su mujer en una ventana, hace muchos años pagar impuestos para que vengan estos y en un rato se lleven durante un carnaval; por esa misma ventana se los puede ver todo nuestro trabajo. Hay que tener cuidado”, insiste, con el ahora, más viejos pero con los mismos gestos de enamorados ceño fruncido. que en el cuadro, saludando a todos los que pasan. Pero estar en el mar le gusta, se siente más cómodo y más La mayoría de las personas que viven allí nunca salieron de seguro que en tierra firme. Mientras lo dice sonríe por prime- la isla, muchos ni siquiera llegaron al norte. También allí se ra vez. A los ocho años empezó a pescar en una canoa que hizo crían ostras y algunos pocos turistas llegan a pasar la tarde, o con un tronco. Sus bisabuelos, sus abuelos y su padre fueron a almorzar en Ostradamus, un restaurante frente al mar, pescadores. No conoce otra forma de vivir. ambientado como un barco y en el que los mozos están vestiMarivaldo Pereira casi llega a los 80. Toda su vida vivió en dos como marineros. Allí, entre las casitas de colores, la calles la ciudad de Florianópolis, donde ejerció como empedradas y los pocos autos que rompen el médico, y pasaba los veranos en el pueblo silencio del lugar, vive su vida está pareja casi Ribeirao da Ilha, en el centro de la isla, que se aristocrática, que encontró el lugar para vivir detuvo en el tiempo de la colonización portuel resto de su vida. Sólo en carnaval se ve alteguesa, con sus casas y colores típicos, lejos del rada la calma. “Es una gran fiesta. Todo el pueruido, sólo con el sonido del mar. Sus habitanblo sale a la calle y vienen muchos turistas. La tes duermen la siesta y se sientan en la vereda puerta de mi casa queda sin llave”, dice el a ver el mar. Pereira se jubiló y se instaló en el médico, a quien le gusta recibir a la gente en pueblo, en su casa frente al mar, atiborrada de esta casa que es casi un museo. El clima, la gente muebles antiguos de diseño portugués y de Un grupo de turistas pasa pispeando el intecálida, el mar y el cuadros pintados por su hermano artista, con rior de la casa, y pide entrar para conocerla. La morro hacen que paisajes de la zona: de los empedrados cerca empleada explica en portugués cerrado que no dudemos en del mar, de la iglesia, de casas, muchas de las tiene que preguntarle al dueño; y al rato está quedarnos para cuales ya no están, y de los carnavales en los Pereira mostrando los cuadros y haciendo brosiempre", sostiene que todo el pueblo participa. Ese es el lugar mas con la visita: “Vuelvan cuando quieran, Dieter, suizo. que Pereira eligió para pasar el resto de su nosotros vamos a estar acá”.
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autos
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n inédito sedán, de tonada graciosa y gusto a peperina, luce con líneas seductoras su trasero robusto. Apoyando sus 4,26 metros de largo sobre llantas de 15 pulgadas, su perfil es resultado de un esfuerzo que tardó nueve años. Tiempo que Renault estuvo barajando la posibilidad de llevar adelante un proyecto de similares características aquí en Argentina. El objetivo en este caso fue lograr un auto familiar espacioso y versátil, que busque la mejor relación precio-producto. Por eso este año, a partir de el mes próximo, la marca del rombo presenta el nuevo Symbol. Un vehículo producido para todo Latinoamérica en su fábrica Santa Isabel, de la ciudad de Córdoba. Allí se llevó adelante el desarrollo de la idea y la puesta a punto para la región de este auto. Para poner a prueba la fiabilidad de este modelo, se realizaron pruebas de manejo a lo largo de 180.000 kilómetros,
renault sumbol
Compre argentino aproximadamente 5.000 km. Esto no asegura el éxito, pero por lo menos deja claro que es un esfuerzo para intentar conquistarlo, más sabiendo la incertidumbre de la industria automotriz en los últimos tiempos. El Symbol es una Berlina
atravesando por diferentes tipos de superficie. Asimismo, para analizar las prestaciones se utilizaron 40 unidades que realizaron más de 30.000 km. Y, concretamente para la evaluación acústica, se destinaron 15 vehículos con un recorrido de
tricuerpo, con buen baúl, que se lanza con dos versiones de motores a nafta y una versión diesel. El primero de los nafteros es el 1.6 de 8 válvulas (de 90 cv, una velocidad final de 183 km/h y que de 0 a 100 km/h acelera en 11,8 segundos ) y el segundo
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es también 1.6 litros pero de 16 válvulas con 106 cv y logra acelerar de 0 a 100 km/h en 10,3 segundos y alcanza una velocidad máxima de 188 km/h. El diesel 1.5 de 65 cv , el cual encuentra su mayor fuerte en el consumo: solamente 4,2 litros/100 km (viajando a
$48.060 hasta los $ 59.980, dependiendo de la elección. Esta novedad de la marca francesa se enfrentará —con el argumento de ser un espécimen 100% nacional como principal arma— a modelos como al Aveo de Chevrolet ,
90 km/h). Con caja manual de 5 velocidades, el Symbol estará disponible en tres niveles de equipamiento para las motorizaciones nafta: (pack, confort y luxe) y dos para las versiones diesel (pack y confort). Con precios que van desde los
Volkswagen Voyage y el Peugeot 207 Compact sedán. Este segmento es de los más competitivos y este año se juega a fondo a ganar el liderazgo. Cada uno con su apuesta propia, se abre las jugadas. ¿Quién de ellos gritará no va más? Veremos.
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tras cartón
Seis hermanitos abrazados debajo de una mesa
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uando La Osa nos contó de los seis hermanitos abrazados debajo de la mesa del banco tomado, donde se produjo el incendio, me vino una pena infinita. Una pena que todavía me dura hoy. No puedo dejar de pensar en los hermanitos que tuvieron su infierno cartonero y de la situación que tuvo el peor desenlace. Sé que fue una charla circunstancial, mientras caminábamos de una calle a otra. Mientras íbamos (ya no importa) a ponernos una vacuna contra la fiebre amarilla o a buscar un presupuesto sobre una máquina usada, descuajeringada, que ya a nadie se le ocurriría buscar. Y nuestra querida compañera alimentaba la charla como un medio de venganza y de justicia oral. Se descargaba en nuestras orejas burguesas. En La Boca la gente habla mucho sobre el incendio, se dicen cosas. Pero ya es tarde para cualquier palabra, para toda protesta, ya es tarde incluso para tomar conciencia. Este país llegó a un punto en el que es tarde. Es bien tarde para nosotros, no merecemos perdón ni redención, y si un hipotético infierno existiera lo llenaríamos al tope como hacemos con la cancha de Boca. Nosotros somos la cabal prueba de que Dios, si existe, es un hijo de mil putas. La Iglesia debería ir buscando otro socio y en lo posible capitalista. ¡Qué drama, el Ogro (parece)
estará parado seis meses! Pienso que deberían pararlo para toda la vida, por cerebro chiquito, por pensar sólo en la guita y en su carrera. Además, un jugador que quiere jugar en River, entre nosotros, ¡es poco serio! Perdonen, pero si no meto un par de renglones de fútbol, no se entiende, no entienden los tacheros, ni los clasemedieros, ni los adolescentes. Ahora seis policías montan guardia en las puertas del banco. Dicen los vecinos que al momento del incendio no dejaban entrar a nadie hasta que no llegaran los bomberos que nunca llegaron. Dicen que los únicos que se metieron a sacar gente fueron los paqueros. Paqueros son los adolescentes que fuman paco y pasan la noche en vela, perdidos como zombies, deambulan por las calles nostálgicas de La Boca en busca de un turista perdido. Somos padres de más de un millón de paqueritos a los que también les dimos su merecido. Al que no respete las reglas, al que se drogue, al que cartonee, al que se atreva a abrir las bolsitas y desparramar la basura que sacamos todas las noches, le vamos a meter multa y policía. Una nueva policía vamos a crear y meter. La ciudad necesita un policía culto, un cartonero cool, un reciclador. Un policía formado, con 34
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Washington Cucurto conciencia cívica y que lea a Vargas Llosa, esa máquina de escribir, es importantísimo que todo el mundo lea a Vargas Llosa, así aprenderemos tantas cosas de Europa. El señor Crima (me juré a mí mismo no nombrarlo más) debería pasarse una noche en vela, subirse a su descapotable junto a su padre y dar una vuelta por La Boca de madrugada, tal vez se le ocurra un nuevo Plan. Se habla de una supuesta investigación, que en marzo ya estará cerrada y todo se habrá olvidado. Se comenta que alguien, en la noche, vestido de traje, tiró una bomba molotov para asustar y eso produjo el incendio. Se dicen tantas cosas, pe. La Osa Poderosa nos contaba cómo sucedió el incendio más triste de nuestras vidas. La Osa conoce al padre de los chicos y más de una vez lo vio en la ranchada donde se reúnen con otros cartoneros. “Era un muchacho que ni siquiera tomaba cerveza, cuando los chicos se dormían salía a cartonear” Antes estaban debajo de la autopista, pero ahora hasta el puente les sacaron y están a cielo abierto, bajo este cielo azul de enero donde algunos vecinos salen a matear a la vereda. Ya no los dejan ni “estar debajo de un puente” “Y ahora el Ministerio no les quiere dar ni un lugar donde vivir, Cucu. Tenés que escribir algo, tenés
que escribir”, me lanzaba sus fieros latiguillos de protesta popular, de tierna mirada política de niña bonaerense. Como si escribir tuviera sentido o devolviera a los angelitos a esa vida miserable y a esa muerte cruel que alimentamos todos los putos días de enero y de todos los meses por venir. Pero el país arremete, surca, rompe, imita, continúa ante todo con cola ciega de Halley, vaya a saber uno por qué no se apaga. Dejamos morir a seis angelitos en las llamas de nuestro infierno y no nos importa. Somos como el programa Policías en acción, una secuencia tras otra, un muerto tras otro. No hay verano sin muerte en las rutas o incinerados en infiernos precarios de conventillos o casillas prefabricadas. No queremos saber nada con el luto, con la concientización de la vida civilizada. Sólo tendremos luto el día que se muera Maradona, ahí sí, detendremos el país, pintaremos los taxis de negro. Ahí, sí, muchachos, el pueblo saldrá a la calle con una rosa en la mano. Pero nada nos salvará, no importa que cumplamos 200 años y vendamos soja a lo loco, ni que volvamos a ser Granero del Mundo, no tenemos salvación. No importa que los diarios continúen publicándose día tras día, noticia tras noticia, sin detenerse en nada, emitiendo zonzos pantallazos de realidad 35
nacional, manotazos de ahogado para llegar al cierre y el mundo se mantenga informado. Es increíble el periodismo, vive en otro mundo, todo se hace en base a un cierre. No hay periodismo sin cierre, como no hay televisión sin rating. No hay caso, señores, hay una tragedia, hay un crimen cometido en conjunto y tenemos que pagar; hay seis almitas, hay un crimen cometido por todos, hay otro mini infantil Cromagnón del cual dentro de un par de días nadie hablará. Hay seis angelitos arrebujados debajo de una mesa a los que se los morfan las llamas y mueren abrazaditos. No tengo nada que decir, estoy cansado de tanta imagen vacía, quiero que esta nota, en lo posible, no tenga foto. Ni la foto de un barrio suspendido en el tiempo, postálico, ni del banco incendiado en cuestión. Que nada distraiga la atención, que nada distorsione. Nada, señores, rescatemos el blanco, blanco espacio sideral ante tanta salvajada. Blanco para que escuche esos grititos de terror debajo de la mesa del banco tomado. Escúchelos, están ahí, no importa que las llamas hayan sido apagadas, siguen flameando, ahí, invisibles, están los nenitos. ¿Puede escucharlos? Blanco que ocupe un espacio de silencio para que las cosas no sigan como están, para que algo cambie aunque sea una sola vez.
El último dandy de la moda
GINO BOGANI
Emblema de la alta costura, sus diseños han sido utilizados por buena parte del patriciado, el establishment y la farándula locales. El elogio de sus colegas y la masificación de la profesión. Retrato del gran modisto argentino. Por maria fernanda mainelli fotos patricio pidal
camión repartidor de cerveza le gritaron “grande maestro” y un rato después, una mujer bajó los vidrios polarizados de su auto para pedirle “no te mueras nunca Bogani”. Pero además, el actor principal deberá estar a la altura de un hombre que puede llevar, con una elegancia inusual, un jean Levi´s, saco oscuro, camisa a cuadros azul y blanca y corbata también a cuadros pero en roja, azul y amarilla, todo confeccionado por él mismo. Deberá, por otro lado, modular las palabras con precisión aristocrática y decir “mannequen” en lugar de modelo, “boutique” en cambio de local, “falda” en vez de pollera. Sus colegas diseñadores lo admiran. Mariano Toledo lo llamó “el maestro de la perfección”; Pablo Ramírez dijo que “la moda pasa pero Bogani no”; para Evangelina Bomparola es el referente máximo de la alta costura del país y Susana Giménez lo presentó en su programa de cierre del ciclo como el “mejor couturier de la Argentina”. El reconocimiento en la calle o los halagos de sus colegas no lo sonrojan a Bogani. Podría afirmarse que está acostumbrado: “Una vez viajé a Jujuy para vestir a una novia un sábado y el
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upongamos que las damas de la época renacentista escapan del mural que está ubicado en el recibidor del petit hotel donde vive Gino Bogani y que dos niños desnudos y regordetes bajan de la escultura de madera en la que sostienen racimos de uvas y corretean por el piso de mármol de Carrara. Estaríamos presenciando en vivo una secuencia digna de un film de Luchino Visconti. La banda de sonido envolvería el ambiente, porque el silencio, aquí, marca un ritmo que apenas se deja llenar por la música clásica que suena de fondo, y que definitivamente se altera cuando desde arriba comienza a crujir la madera de la escalera; en ese momento, Bogani entra en escena, secundado por Miguel, su mayordomo, quien sostiene con envidiable profesionalismo una bandeja de plata con un juego de vajilla también en plata y cristal cargada de jugos frutales, canapés y masitas de té. Si algún director se decidiese a contar la historia de este modisto, podría inmortalizar la secuencia para siempre; la platea, además, estallaría en carcajadas viendo a un Bogani ahuyentar las altas temperaturas porteñas con un pequeño ventilador de mano. Semejante escenografía nos ubica dentro de la opulencia clásica argentina de una época que perdió esplendor, pero que aun conserva ciertos signos y de la que Gino Bogani fue también protagonista, confeccionando los vestidos de fiesta de las mujeres de la clase alta, cuyos apellidos consumen una buena cantidad de caracteres de la nota: Amalia Lacroze de Fortabat, Ernestina Herrera de Noble o Nelly Arrieta de Blaquier, o de actrices como Susana Giménez, Mirtha Legrand, Cecilia Roth, Graciela Borges y Natalia Oreiro, a las que el diseñador no buscó, sino que fueron ellas las que lo llamaron. Pero volvamos a nuestra escena fílmica: el actor principal interpretará la vida de un hombre nacido en 1948 en Trípoli, Libia -por ese entonces territorio italiano- y que cuando tenía cinco años se instaló en la Argentina con sus padres. Que comenzó a diseñar prendas para mujeres a los 16 y hoy, después de cincuenta años, sus vestidos de fiesta majestuosos y los desfiles despampanantes son un sello indiscutible: Bogani es el diseñador elegido por las novias y madrinas más ricas del país pero también reconocido por todos. De hecho, la tarde de esta entrevista, haciendo fotos para C, cinco muchachotes arriba de un
"Me hubiese gustado tener hijos, a veces fantaseo con eso. domingo salí del hotel con mi asistente para caminar un rato, era mediodía y hacía un calor tremendo. Apenas pisé la calle, unos obreros de la construcción que iban colgados de un camión me saludaron como si me conocieran de toda la vida”, recuerda. -En la Argentina no es frecuente que un diseñador de moda tenga su reconocimiento popular y hasta la ponderación de colegas en un medio muy competitivo ¿nunca le pegó la vanidad? -Es una vanidad no fatua, porque hay vanidades basadas en la nada, patéticas. No puedo negar la vanidad que siento por mi trabajo por más de que siempre pienso en mejorar. Pero no ando por la vida haciéndome el vanidoso. Y si me pasase algo así, yo mismo me internaría. Sería terrible que me pusiera en el lugar de un grande; ahora, si me comparo con otros me sale la vanidad, porque defiendo lo que he hecho. Cada vestido es un hijo y todos los padres defienden a sus hijos, sean buenos o malos. Soy demasiado perfeccionista, puedo dar un tijeretazo de más en un vestido pero de ese error tengo que hacer algo maravilloso, aunque me lleve días; y siempre lo logré. 36
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casa. Bogani vive en un Petit Hotel y tiene allí su taller.
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con eso. Dos veces estuve a punto de casarme pero no lo hice"
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Gino Giulio Enrico Bogani es hijo de Francesco, un militar que abandonó la carrera y de Alma, una mujer coqueta que amaba la moda de una forma natural. La pasión por la estética la heredó de ellos: “Las mujeres admiraban la belleza de mi padre. Tenía una elegancia espontánea y aunque no se obsesionaba por el vestir siempre estaba bien. Era un innovador: si cuando llegamos a la Argentina se lo llevó la policía porque lo habían denunciado por andar en bermudas por la calle; pensaban que eran calzoncillos”. Pero el inobjetable afán por la perfección, a Bogani se lo impuso su madre que, gracias a su figura y hasta poco antes de su muerte, sirvió de maniquí viviente a su hijo, quien la subía a una pila de guías telefónicas, porque no era muy alta, para diseñar vestidos sobre su cuerpo: “Mamá siempre me decía, y eso yo
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vanidad. Asegura que es necesaria una dosis para el trabajo que hace.
chicas para pedirles las actitudes que requería cada vestido. Les decía cómo se tenían que sentir o las ubicaba en situaciones para que actuaran de determinada forma. Inventé un estilo de organización de desfiles en el país, que ha sido adoptado por productoras que se infiltraban en los back stage. -¿Qué sentía al salir por la pasarela? -Hace poco compartí una con varios diseñadores -cosa que nunca hago-, y hubo una ovación general. Siempre salgo a saludar con una actitud particular, que me ha sido copiada por los que no tienen personalidad. La respuesta del público estimula mi ego. Pero en este metier, hay que tener una dosis importante de vanidad y egocentrismo, pero por otro lado hay que ser un poco tímido, para que la personalidad no opaque lo que hacés. -¿Atravesó crisis creativas? -Ni cuando preparaba colecciones completas. Como no hago la reserva de un hotel ni de un vuelo, tampoco planifico una colección, decido cómo será día a día. No miro lo que hacen otros
y no me importa lo que se usa, creo sobre un mannequin pero esencialmente trabajo con el cuerpo de una mujer, con una mannequin de cabina, como se dice, para que el vestido encaje perfecto y para que se sienta cómoda, algo que aprendí de mamá. He trabajado con todos los materiales, mezclé telas que parecían incompatibles, hice todas las combinaciones insólitas de colores, de rayas, cuadros, lunares, encaje fusionado con plástico, rafia o cuero. Me río cuando en una revista publican que un diseñador mezcló dos telas en forma novedosa, o como hace poco, que escuché a una conductora de televisión decir que el cuero no se había usado en la alta costura en la Argentina, algo que yo hice con mucho éxito. -¿Usted eligió esta profesión o fue al revés? -De alguna manera me eligió, pero es como en una pareja: nadie elige si no hay otro que diga sí. Desde el 58 al 70 entré en una carrera creciente, por mi entusiasmo y la respuesta de la gente. Aprendí por lógica a cortar, a mí nadie me enseñó nada, 39
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fueron noches y noches probando. Sería pedante decir que conozco todos los secretos, pero la moda está hecha de pequeños secretos que uno pude susurrarle a otros. Después están los que logran aprender y los que nunca van a entender nada aunque se les grite. Yo, de tanto querer que salieran las cosas, de inventar nuevas técnicas, me enganché con esto. El momento en el que empecé también fue propicio porque no todo estaba dicho en la moda, y yo traté de evitar las pinzas y los cortes, no me gusta ver las costuras en las faldas, sobre todo si tienen dibujos; fui perfeccionando un estilo para que no se noten. Tuve que luchar para que entendieran mi propuesta, muy diferente a lo que había en las casas de alta costura de la época y que ya no existen, como Carola, Greta, Bernarda y Jacques Dorian, que solían trabajar con licencias de patrones de afuera. -¿Cómo lo trataron sus contemporáneos? -No me llevaba, porque yo era mucho más chico, era el infant terrible. Era lo nuevo, que rompía con todo, incluso con la mentalidad de las clientas, porque me metí con el color y la desestructuración de las prendas. Los que estaban siempre me respetaron porque se dieron cuenta de que yo no quería ser ninguno de ellos. Buscaba imponer mi mensaje y proponer vestidos que no se conseguían. -¿Sintió que podía trascender en la moda? -¿Sabés la cantidad de desfiles que tuve que hacer para que en La Nación me hiciera una notita? Había que demostrar que uno era bueno, porque hoy hacen cuatro vestidos y los llaman colección, con confección del Once y de Palermo Hollywood. Empecé a organizar los desfiles a las seis de la tarde. Al principio, las mujeres me decían que no podían ir porque a esa hora llegaban sus maridos del estudio, pero justamente yo quería que viniesen con ellos, que quedaban encantados y me pedían que los volviera a invitar. Los desfiles se hacían a la hora del almuerzo y a beneficio, y las presentaciones de colecciones eran a las 15 en casas privadas. Yo quería ver hombres, artistas, pintores, políticos y gente de la televisión. La mujer es muy competitiva; entonces, cuando iban hombres no se preocupaban por arreglarse, sino sólo se concentraban en lo que se puso la otra, algo que obviamente siguen haciendo. -¿Está de acuerdo con que su profesión se aprenda en la universidad? -No puedo opinar sobre esto porque mi caso es atípico. Creo que es importante pero no imprescindible. Para ser médico tenés que pasar sí o sí por la universidad, pero para hacer moda hay que tener algo más. -¿Qué es ese algo más? -Una cosa es hacer vestidos lindos y otra es ser diseñador y crear un estilo propio. Un buen vestido lo puede hacer una mujer con buen gusto que le lleve a la modista una linda tela. Otra es hacer vestidos para cualquier tipo de mujer. Ese algo más es un don que se tiene o no, como los pintores o los bailarines. -¿Mira el diseño actual argentino? -Reconozco a algunos con empeño pero ninguno me impacta. Hay muchos que no dicen nada y gente que quiere ser muy ori-
ginal. Picasso, antes de inventar el cubismo y dibujar mujeres con la nariz en la rodilla y la oreja en el ojo, pintó. No vale querer hacerse famoso con una manga en el ruedo. Primero hay que hacer un recorrido y eso está fallando. Jean Paul Gaultier, uno de los grandes de la moda, puede pasar a hacer un tallier hasta el vestido más insólito, pero al tallier lo hace perfecto. -¿Cree que le deben algo las nuevas generaciones? -Primero inconcientemente y después concientemente, traté de darle al modisto una imagen más glamorosa, pero sobre todo más respetuosa y seria. Logré que los modistos fuéramos tomados como profesionales, no como unos tipos que hacíamos desfiles y cosas banales. Tanta fue mi fama, que varias generaciones se decidieron a seguir esta carrera, como hoy todo el mundo quiere ser chef, gracias a el Gato Dumas o Francis Mallmann. Antes no había muchos que quisieran ser diseñadores de modas y ahora la carrera explota. La palabra modisto no estaba bien vista. Le di a esta profesión esa dignidad y quizás nadie lo tomó en cuenta, pero yo sí, y con esto me alcanza. -¿Le han propuesto comprar su nombre? -No, y me llama la atención. Deben pensar que no quiero. Puedo seguir haciendo novias y poner la energía en un pret a porter de hombre o de mujer, pero eso requiere un respaldo económico. Son muy pocos los que duraron en una misma casa, Valentino vendió y recompró su empresa unas cuatro veces, hasta que la vendió definitivamente con un contrato extraordinario. Muchos han sido dependientes de corporaciones como Christian Lacroix o Karl Lagerfeld, con contratos millonarios, que ojalá los tuviera yo. Porque además son empleados que tienen libertad para hacer lo que quieran, incluso poner su cara en un osito o una bolsa de H&M. Estoy conforme con la empresa que armé, no es fácil mantener una estructura de 18 personas, pero no desde el punto de vista de que alguien compre mi licencia para hacer ropa interior, pret a porter, sport, ropa de cama, decoración o un perfume. A mí me ligan con la ropa de noche pero muchos de mis vestidos son para producir en cantidad. Estuve a destiempo, que en el momento en que podrían haber invertido en mi nombre el empresariado no se dedicaba a la moda. -¿Qué es lo más gratificante de su tarea? -Cuando viene una mujer y se lleva ese vestido que toma el equilibrio justo en su cuerpo, cuando engancha perfecto con el color de su pelo y la textura de su piel. Es como cuando un hijo encuentra a la novia perfecta.
Cuerpo y mente Una vez llegó una mujer buscando un vestido que necesitaba para un cóctel, pero al rato le dice que no, que en realidad necesitaba verse bien para una comida, que después era una fiesta. Al final le confesó que lo usaría en una despedida y no es una despedida cualquiera, sino en la que le diría a su novio que lo dejaría. “Le pedí que me contara todo, y me habló del profundo amor que sentía por él, de los viajes que hacían por el mundo y que en realidad ella quería casarse y él no. Quería dejarlo, pero antes impactarlo. Como hago esto desde muy chico, también 40
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reconocimiento. Público y colegas lo respetan mucho.
fui madurando en el trato con las mujeres, creo que en un punto las interpreto, no como un médico o un peinador, sino por dentro y por fuera.” -¿Y qué le dijo a esa mujer? -Que estaba loca si dejaba a ese hombre. El vestido lo compró y creo que me hizo caso. -Pero entonces oficia también de psicólogo. -Totalmente, y yo no les pido que me cuenten su vida pero lo hacen igual. Es que en el medio de las pruebas salen los temas y tengo que conocerlas bien, ver cómo se mueven, saber cuáles son sus problemas psicológicos porque las mujeres vienen a buscar vestidos para ocasiones especiales que a veces les cuesta atravesar, como un casamiento, y hay que tenerlas en cuenta. He escuchado cosas tremendas, de pérdida, y desde este lado tengo que apuntalarlas porque hay mujeres a las que se les derrumba la seguridad. -¿Alguna vez eso le jugó en contra? -Una vez, una clienta me amenazó con denunciarme por uso indebido de la profesión de psicólogo. -¿Es un chiste? -Qué va a ser un chiste. El cuento es así: la mujer primero venía sola, yo le elegía un vestido y a ella siempre le gustaba otro. Le insistía con que el que yo le había elegido le quedaba mejor. Se iba y a los días venía con su marido, y al hombre le gustaba más mi preferido. Parecía que con él nos pondríamos de acuerdo, pero no. Esta rutina pasó cuatro veces. Cuando vino a elegir un quinto vestido y empezó con lo mismo me cansé y como la mujer es psicóloga le dije que pobre de los pacientes que caen en sus manos porque era una indecisa. Se enfureció y amenazó con denunciarme, pero a los pocos días reservó la prenda que yo le había propuesto y que obviamente era la que le gustaba a su marido; además, me mandó la caja de bombones Lyon Dor más grande que vi en mi vida. -¿Qué le piden además de un vestido? -Consejos, y que las deje divinas. Además, de entrada las asesoro si hay que hacer algo con el pelo, o si se tiene que depilar las cejas. En este sentido no me puedo controlar, si no se lo digo la primera vez se lo sigo la segunda. Es más fácil sugerirle que se corte el pelo o que adelgace unos kilos que tiene que ir al dentista. Pero soy muy de hacer eso y de acá se van con un plus.
-Me hubiese gustado tenerlos pero hace años. A veces fantaseo con eso. De haberse concretado, mis hijos tendrían treinta y pico y podríamos compartir un montón de cosas, sería extraordinario. Soy de los que creen que hay que tener hijos de joven, pero por todas mis obligaciones y mi trabajo en su momento hubiese sido imposible, ahora me arriesgaría. Soy muy tradicional en eso, pienso que a los chicos hay que darles tiempo; no estar todo el día sino consolidar lazos estables porque el desamor de los padres daña muy profundo. Pero bueno, yo conservo amistades de más de 50 años. -¿Cómo es como amigo? -Tengo mis rasgos egoístas, los reconozco, quiero que la gente esté en el momento justo, soy mucho del ‘venite ya a casa’ y mis amigos vienen. Pero a cambio yo también les doy mucho a ellos. -¿A quién le dejará todo lo que construyó? -Pienso organizar una fundación. Esta esa una pregunta que me estoy haciendo recién ahora, porque por mi espíritu infantil –uno de mis grandes defectos-, siento que todavía me falta mucho por hacer y que todo fue ayer, pero claro, los años pasan, ya tengo 66 años aunque me siento de 20. -¿Se cuida? -No tanto pero estoy atento. Mi único vicio es el arte, nunca tomé, no fumo más (aunque tampoco fumé tanto) y jamás me drogué y no tengo prejuicios con los que lo hacen, lo que pasa es que no me permito perder el control. -¿Nunca lo pierde? -Cada tanto me enojo, la estupidez de los demás me descontrola. Igual, con el tiempo fui templando el temperamento. No todo me resbala, soy extremadamente sensible. Demuestro alegría pero si tengo que llorar lloro. Y además, tengo mucho humor, siempre termino aflojando las situaciones difíciles, soy italiano, no soy un señorito inglés. En situaciones dramáticas me río de mi mismo y digo ‘pero qué disparate estoy diciendo’, menos mal que no me ve nadie. Hablo mucho conmigo mismo. -¿Se psicoanaliza? -Jamás, nunca tuve la necesidad. No creo que tenga conflictos que resolver, sólo situaciones comunes de la vida. Hay días en los que hago esfuerzos para cambiar lo que no me gusta de mí, sé cómo hacerlo. Tuve el amor de mis padres, el de pareja y el de mis amigos y estoy seguro de que la gente que no me quiere es porque no me conoce. Miguel, el mayordomo, le insiste que lo están esperando para otra entrevista, no queda casi tiempo para que responda la última pregunta. - ¿Qué tiene que cambiar de sí mismo? - Llegó el momento de ponerme a mí en primera fila y no a mis invitados. De invertir los roles y que el trabajo pase a la segunda fila. Creo que llegó el momento de priorizarme.
Un poco de intimidad - ¿Y cuando no trabaja qué hace? - Uno de los momentos de mayor felicidad es cuando puedo disfrutar de la felicidad en mi casa. No es que quiera estar siempre solo porque me encanta estar con mis amigos, pero la soledad la disfruto. -¿Está en pareja? -¡Pero querida, qué pregunta! Yo ni loco duermo con alguien (y cuando lo dice se ríe a carcajadas). -¿Tampoco está enamorado? -Hace mucho que no me enamoro, me he enamorado, eh, pero así estoy bien. Mi trabajo es como un amor. Yo tengo una personalidad creativa, no solo en mi profesión sino en todo, en la casa, cuando hago fotos para una nota y hasta cuando ofrezco una comida para mis amigos. Cuando se está enamorado, hay que dedicarle mucho tiempo al otro, algo que evidentemente no pude hacer. Dos veces estuve a punto de casarme pero no lo hice y tampoco tuve hijos. -¿Se arrepiente de no haberlos tenido? 42
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el dato snob
Líneas aéreas personales El sueño de trasladarse por aire parece posible. Técnicos estadounidenses desarrollaron una mochila con propulsión a gas que permite volar.
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l viejo anhelo humano de volar, parece no terminar de concretarse. No alcanza con los aviones, con los cohetes, con los ala delta y parapentes. Volver el cuerpo volador, atravesar el viento a cara descubierta para descifrar los secretos del cielo sigue siendo una utopía a realizar. El objetivo siempre fue ser como Superman. Luego de un siglo de intentos fallidos, de aventuras insólitas, de proyectos nazis, nortemaericanos y de millonarios locos y loquísimos, llegó la hora. Bienvenidos a la nueva era: el Jet Pack o mochila voladora acaba de ponerse a la venta. Retrofuturismo En las Olimpíadas de 1984, el mundo quedó paralizado ante el “Rocketman”. El día de la inauguración, como sucedió en China con el atleta que corría en el aire, un hombre en traje dorado apareció volando, de pie, comandando el Jet Pack. Bajó del cielo y aterrizó, suavecito, en el lugar marcado para ello. Era el futuro haciéndose realidad. Cómo había sido imaginado en los 50 por los grandes de la ciencia ficción. Fue un hecho sin precedentes: todos imaginaban, en plena era nuclear, que el futuro, es decir, estos días, nos encontraría en autopistas aéreas, volando cada cual con su mochilita que
reemplazaría a los autos. Nadie supuso que viviríamos volando pero sin movernos de una silla anclada a un ordenador. Pero esa es otra historia. Durante el siglo XX el ejército alemán fue el primero en desarrollar un prototipo. Era carísimo, y la intención primitiva era adosárselo a los pilotos de avión. Las cosas no funcionaron, perdían la guerra y los pocos aparatos terminaron en el cuerpo de ingenieros: para cruzar campos minados, ríos sin puentes, para subir de una vez una montaña y lograr vistas estratégicas. Luego de la guerra, los Estados Unidos siguieron con los ensayos generando diferentes prototipos. Soñaban con soldados capaces de atravesar los aires en plena batalla, un hombre parado en la nada bombardeando. Sin embargo, nunca lograron los resultados deseados. Se justificaban: estaban trabajando con una máquina que era producto de la ficción y que sabían no serían ellos quienes la verían funcionar. Hasta ahora, que el futuro, una vez más, parece estar llegando.
sucedió. Su autor, Mac Montandon, dice que cuando era chico estaba fascinado por la mochila a propulsión que aparecía en las historietas de Buck Rogers de principio de siglo y más adelante en la película Rockeeter. “Hasta qué un día pensando en los sueños de mi infancia me dije, ¿Y dónde está mi maldito Jet Pack? Hice el libro para encontrarle una respuesta a esta pregunta”. Y la respuesta es: está a 200 mil dólares de distancia. Durante los últimos 30 años, diferentes empresas alrededor del mundo han invertido millones y millones tratando de desarrollar un prototipo que se pudiera volver comercial. La gente de Martin Jetpack lo ha conseguido. En su sitio de Internet tienen lista de espera y se puede comprar on line. Viene con diez clases gratis de manejo. Tiene una autonomía de 20 minutos y puede recorrer alrededor de 20 kilómetros.
La novedad. La semana pasada en los Estados Unidos se editó el libro Jet Pack Dreams, una investigación sobre el invento más increíble que nunca
Tampoco vuela muy alto -250 pies-. En Youtube hay muchas escenas. Los críticos dicen que más que hablar de hombre volador, hay que hablar del hombre bomba. La propulsión, lograda con gases y combustibles haciendo erupción, es una tecnología que todavía no encontró sus mejores standars de seguridad. Es por eso que pocas semanas atrás, un japonés, utilizando la misma técnica que los jet sky, patentó una tecnología que pretende hacer un JetPack que utilice agua. Aunque puedas romperte los huesos en una caída, ya no podrás prenderte fuego. Están en fase de pruebas y sin plazos para presentar el proyecto. Quizá no se pueda todavía pensar en un medio de transporte pero la posibilidad de utilizar mochilas voladoras como experiencias recreativas cada vez parece más cercana.
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Por Nicolás E. Peralta
o John Lennon como solista. —¿Algo que descubriste? —Siempre me llegan de casualidad, siempre aparecen. Me encanta la música, entonces me encuentro con un tipo que se llama Richard Hawley y me resulta divino, como si fuese de otra época, medio Roy Orbison, que es otro que me vuelve loca. Tiene un disco que me encanta, Lady´s Bridge. Lo descubrí por la radio, como me pasó con Sean Lennon, hijo del gran John. Su disco Friendly Fire es hermoso. Una que me encanta es Belle & Sebastian. Tiene muchos discos y todos son imperdibles. Me atrae que eae .1 - 67 ltiiT*C 0 a]TJT*4 ([ i(0a 3) n (03) t(0 3) 2 -) 2 -) y(8 2 -) lE3.3 u disco 43L 0 if*4 ([ P 03 ursuith)o (03 2 3)
Y
a terminó de grabar Amando O. Está de vacaciones. Transmite una sensación de relax al hablar, una emoción algo similar al de cerrar los ojos con una canción. Con 25 años, tiene muchos gustos musicales heredados y no busca cosas nuevas; de alguna manera o de otra, le llegan tonadas que invitan a volar. —¿El último disco que te regalaron? —Uno de Jack Johnson, el de la película de Curious George. Me gusta tener esos discos con ediciones particularmente lindas. —¿Lindas como cuál? ¿Y por qué te gustan? — No se por qué. Estimula un sentido más. Sgt. Pepper´s lo tengo porque es hermosa, la música y el arte de tapa. El librito que le dicen. Lo tengo hasta en vinilo. The magical mytery tour, tambien —¿Cuales son los temas que más te marcaron? —Desde los cinco escucho Los Beatles y aun hoy me encantan. Mis viejos los escuchaban un montón y me recuerdan los viajes a Brasil que hacíamos en auto durante dos días con “Yellow Submarine” a todo volumen. Hay un tema re viejo de Cats Stevens que se llama "Wild World" que me hace acordar a mis últimas vacaciones. —¿Una banda? —Café Tacuba. Son increíbles. Los escucho
mucho en los viajes —¿Ponés música para estar de buen humor? —La música es bastante
dictadora de las emociones, a mí al menos me coloca en algún lugar. Me tranquiliza o me da euforia. Sirve para limpiar la casa o para viajar. Para limpiar escucho música brasileña que me pone de buen humor. Adriana Calcanhoto, ponele. —Más tranquila que alocada ¿no? — En una fiesta una cumbia de Gilda te la bailo o Madonna. Pero también algo más tranqui como Chet Baker o Elvis Costello and Burt Bacharach que tienen un disco que me encanta. Ideal para la nochecita. Ahora ando escuchando a Carla Bruni. Me encanta Roy Orbison, su disco Mytery Girl
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Sebald, entre planetas Mezcla de realidad y ficción,
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viajes
Un oasis en la Cordillera Adorado por europeos, norteamericanos y caribeños, Cuesta del Viento es un pequeño caribe en el medio de la Cordillera de los Andes sanjuanina. Por Laura Eiranova
A
lojamientos?”, pregunta desorientado el viajero. “Hay de todo y para todos los gustos”, contesta, burocrático, el agente de viajes, con más ganas de rajar de vacaciones propias que de organizar ajenas. “¿Formas de llegar?”, prosigue, cavilando, el potencial comprador. “Se tarda pero se llega”, desafía el vendedor. “¿Joda, noche, chicas?” “Poco y nada, salvo algún que otro sábado”, desalienta el gestor al joven turista. “¿Y cómo viene de viento, sopla?”, hace su último intento el interesado. “Todos los días, sin tregua, y hasta 80 kilómetros por hora”, responde, cansado pero sin exagerar, el oficinista. “Listo, resérvame vuelo ya”, sorprende el otro, peinando una rasta rebelde bajo el cuello de la camisa. Cuesta del Viento puede carecer de muchas comodidades turísticas, pero tiene un detalle que abunda, es infalible y altamente cotizado para un sector, amante de los deportes acuáticos: sí, lo dice su nombre, el viento, motivado por una especie de embudo que se forma justo donde ingresan las corrientes de aire en el valle. No falla ni desilusiona, es puntual y convirtió al
lugar en el mejor de Latinoamérica para la práctica del windsurf y el kitesurf. Es más, dicen los que saben que no hay otro lugar en el mundo donde el viento esté garantizado en un 100 por ciento como en este paraje a 1600 metros de altura, a 200 kilómetros al noroeste de la capital de San Juan y a tres de Rodeo, su pueblo más cercano en el departamento de Iglesia. En realidad, las malas lenguas dicen que hubo sólo un día en el que el viento sorprendió por su ausencia, no estuvo, ni dio señales, pese a todos los preparativos para dar su gran show mediático. Fue cuando el entonces presidente Carlos Menem llegó hasta allí para inaugurar en 1997 este dique sanjuanino que hoy asegura el riego y la energía a las zonas de Iglesia y Jáchal. En fin… no tan malas lenguas, el archivo periodístico lo confirma. Reconocido, alabado y visitado por europeos, norteamericanos y caribeños, Cuesta del Viento es un pequeño caribe en el medio de la Cordillera de los Andes: un lago de 1.200 hectáreas de cálidas aguas turquesas donde cada temporada miles de fanáticos de los
Básicos En auto, desde la ciudad de San Juan se llega por la ruta 40 hasta Jáchal (164 km), y luego por ruta 150 hasta Rodeo (44 km más). En avión, Buenos Aires-San Juan por Lan Líneas aéreas (hay promociones de menos de $500) y en combi o micro de Vallecito, Valle del Sol o Mitre Bus hasta Rodeo (unos $80 idea y vuelta). Alojamiento: Rancho Lamaral: hospedaje compartido con desayuno $36 o doble con baño privado $95. Cabañas en Finca el Martillo, Paralelo 30 o Posta Guayra (entre $150 a $300 por persona), Hotel termal Pismanta (doble con desayuno $192).
deportes acuáticos aprovechan la “racha” –como le dicen a las ráfagas– para navegar y hacer sus acrobacias náuticas. Pero no sólo lo disfrutan turistas argentinos y foráneos: el lugar es el elegido para competencias a nivel nacional y varios campeones mundiales se acercan con frecuencia desde destinos remotos para dar sus clases magistrales y hacer babear a los esforzados amateurs. La playa central de Cuesta del Viento no es lo que se dice amigable. El 98 por ciento de los días del año
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hay sol sí, pero las piedras ganan su batalla ante cualquier buen par de Havaianas y logran su cometido de mandar al agua con traje y calzado de neoprene a todo visitante que pase por ahí. El momento para los principiantes es desde primera hora de la mañana y hasta el mediodía, cuando el viento es más calmo y permite domar más fácilmente la vela, en clases particulares y grupales que empiezan, en tierra, arriba de un simulador. Aunque esa es la actividad por excelencia en el dique, también hay otras formas de disfrutar el lugar. Playa Amaral y Puerto de Palos, los dos paradores del dique, ofrecen música, sillones, tragos y comida caseras cuando el viento se hace insoportable. En ambos también hay guarderías y alquiler de equipos de windsurf y kayak, la otra alternativa que permite el lago. Y hay más para hacer: caminatas en busca de playas vírgenes de arena, trekkings o cabalgatas por montes y valles cercanos, o una visita a las zonas de Angualasto y Colangüil, de gran riqueza arqueológica, se imponen entre el menú de opciones. Además, muy cerca, el río Jachal, aliviadero del dique, es apto para deportes como la pesca de pejerrey y el rafting, en medio de grandes cañadones y una geología 47
erosionada por las aguas. Si lo que se busca es la paz total, las termas de Pismanta, en su olla principal o en el hotel cooperativo del mismo nombre, son una alternativa económica, terapéutica y placentera para el relax. Después del ajetreo diario, por la noche las posibilidades no son muchas y se limitan a los fines de semana. La Morada, predio para acampar, comer pizzas caseras y organizar bajadas al río, es el punto de encuentro a la caída del sol .Y cuando las troupes de windsurfistas hayan agotado sus aventuras sobre las olas, la salida continúa en La Surfera, el pub con más onda del pueblo de Rodeo, frente a la Municipalidad de Iglesia. Para el descanso, el dique y sus alrededores cuentan con varias posibilidades. El pueblo tiene unas 5000 plazas entre estancias, hosterías, hoteles y cabañas, de todos los precios y categorías. Pero si lo que se quiere es continuar el clima windsurfero diurno, nada mejor que hospedarse en el hostel Rancho Lamaral, una construcción típica de la zona, de adobe y madera, a 800 metros del dique, donde sus anfitriones, Manuel y Marcos, ofrecen pintorescas y limpias habitaciones, desayuno criollo, comidas, películas e innumerables anécdotas de la Cuesta, como para sentirse en casa y a resguardo del viento.
R E B Es uno de los teólogos más respetados del mundo y abanderado de la Teología de la Liberación. Compañero de Monseñor Romero y de los jesuitas asesinados en El Salvador,
B E L D E recibió hace dos años una notificación del Vaticano que condenaba sus libros. Bastó con eso para que se convirtiera en una celebridad mundial. Misa y conversación con Jon Sobrino.
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Por Roberto Valencia, desde El Salvador* Fotos de Francisco Campos
Mecánica y Teología, de la que se doctoró. Regresó a El Salvador para instalarse de forma definitiva. Vivió la metamorfosis de Monseñor Óscar Arnulfo Romero (el arzobispo de San Salvador asesinado en 1980, que de una posición más conservadora pasó a la “opción preferencial por los pobres”). Sufrió lo peor de la guerra. Se esperanzó con la firma de los Acuerdos de Paz en 1992. Sintió –siente– vergüenza por este mundo. Y mientras, publicó cuanto pudo sobre Cristología, sobre Romero, sobre los pobres, sobre liberación. Todo eso y más hizo en sus primeros 68 años de vida. Pero ahora tiene 70. En noviembre de 2006 se aprobó la Notificación. Tras años de estudio de dos de sus libros –Jesucristo Liberador (1991) y La fe en Jesucristo (1999)–, el papa Benedicto XVI mandó publicar el documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe que catapultó a Sobrino. De ser un teólogo respetado y reconocido en círculos religiosos pasó a encarnar la víctima del conservadurismo que se le achaca al Papa. No es que partiera de cero, pero lo convirtió en un fenómeno mundial. Si se busca entre las páginas en inglés que aparecen en Google, “Jon Sobrino” tiene más entradas que “Antonio Saca”, el presidente de El Salvador. En Wikipedia hay artículos sobre Sobrino en diez idiomas diferentes. En inglés, en francés, en alemán, en japonés y hasta en húngaro siempre aparece como uno de los estandartes de la Teología de la Liberación. Sin embargo, la realidad es que la tan traída y llevada Notificación, aun siendo un hecho extraordinario dentro de la Congregación, fue un sopapo moral público, pero no acarreó sanción concreta alguna. Sobrino siguió haciendo lo que para él sí es importante: publicar libros, denunciar lo denunciable, continuar como director del Centro Monseñor Romero de la UCA, dar clases, oficiar misas. Como ahora, que faltan segundos para las ocho de la mañana. Hoy es 30 de noviembre, domingo. Sobrino sale de la sacristía serio, con la mirada perdida. Lleva pegada al pecho una Biblia verde con un cordoncito rojo para separar páginas. Camina hacia el altar despacio, casi arrastrando los pies. El coro, nutrido y voluntarioso, está cantando una canción que dice que los pobres esperan el amanecer de un día sin opresión. Quizá eso llegue alguna vez, pero hoy se tienen que conformar con un día de cielo azul intenso pero fresco. Sobrino se frota las manos, se acomoda los lentes. Esta es la iglesia de El Carmen, en el centro de Santa Tecla, una ciudad que forma parte del área metropolitana de San Salvador, la capital de El Salvador. El párroco aquí desde 1991 es otro jesuita llamado Salvador Carranza, alto, barbado, septuagenario también. Poco después de su designación, pidió a su amigo Sobrino que lo ayudara a celebrar. Y él aceptó. Salvo viaje al extranjero o quebranto serio de salud, todos los domingos a las ocho de la mañana inicia su misa, como está sucediendo en este instante.
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l nombre de un periodista no es algo importante para Jon Sobrino. En realidad, el periodismo en sí, tal y como está concebido en la actualidad, no es algo importante. “No me interesa todo eso, ese mundo de los millones, de los medios que son más o menos de derecha o un poquito de izquierda”, dijo la tercera vez que hablamos frente a frente. La segunda vez había sido el 30 de noviembre, poco después de oír cómo cantaba el “cumpleaños feliz”. Me acerqué una vez finalizada su misa, como habíamos acordado por teléfono. —A ver, ¿tú eres Antonio Valencia? –preguntó. —Roberto, padre, Roberto Valencia. —Roberto... ah, entonces sí te conozco. Vamos a ver –enérgico–, ya te dije que ahora no te voy a recibir, pero ¿qué es lo que quieres tú? Siete días después salió con eso de que no le interesa el mundo de los millones ni aparecer en los medios. Esa tercera conversación fue más cordial. Fijamos una entrevista larga en su despacho para las cuatro de la tarde del día siguiente y volvió a confundirme con Antonio. Se justificó diciendo que Antonio Valencia le sonaba a un arquero que tuvo hace unos años el Athletic de Bilbao, el equipo de fútbol de la Liga española. Pero ese arquero se llamaba Juanjo Valencia. “Yo soy diabético, de dos inyecciones diarias, para que lo pongas.” Su mala memoria –solo para nombres y rostros– la atribuye a la diabetes. Aunque sería mejor hablar de memoria selectiva. Porque Sobrino, el jesuita salvadoreño amonestado hace ya un par de años por el Vaticano, tiene 70 pero es uno de los teólogos más leídos y traducidos en todo el mundo. Continúa celebrando misa en la misma iglesia donde lo ha hecho por casi veinte años y se mantiene firme en lo que décadas atrás alguien bautizó como la opción preferencial por los pobres. Y sigue publicando cuanto puede. Y sigue con sus pensamientos enfocados en lo que él cree que es importante. En la entrevista de las cuatro en su despacho, tras casi dos horas de conversación, le pedí que me firmara un ejemplar de uno de sus libros. Lo abrió y con letra clara y legible, de estudiante aplicado, escribió: “Para Antonio Valencia. Con agradecimiento y esperanza. Jon Sobrino”.
Benedicto y la fama
La sinopsis de sus primeros 68 años de vida sería así: Jon Sobrino Pastor Gaztañaga Larrazabal nació en plena Guerra Civil española, el 27 de diciembre de 1938. Nació en Barcelona. Sus padres –Juan y Rosario– habían escapado un año antes desde Barrika, un minúsculo pueblo del País Vasco. La familia regresó a su tierra cuando Jon tenía 10. Con apenas 17 años, ingresó en el noviciado de la Compañía de Jesús en Orduña, cerca de Bilbao. A los 18, fue enviado al noviciado de la Compañía de Jesús en Santa Tecla, cerca de San Salvador. Fiel al espíritu jesuítico, tuvo una sólida formación en algunas de las mejores universidades del mundo. Estudió en Cuba, en Estados Unidos y en Alemania. Para 1973 ya tenía las carreras en Filosofía, Ingeniería
“ De ser un teólogo respetado pasó a ser un fenómeno mundial: la víctima del conservadurismo de Benedicto XVI.
Las mañanitas Llamar templo a esto es una cortesía. La centenaria iglesia dedicada a la Virgen del Carmen quedó semiderruida por un terremoto en 2001. Las misas reiniciaron meses después en este improvisado, largo y estrecho galerón de láminas con ventanas por doquier, techo falso y luces fluorescentes. Lo levantaron a la par. Trajeron
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“ El dinero y la riqueza siempre me dan miedo. Si los defensores del capital nos atacan, quizá tan mal no lo estemos haciendo."
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Mesías. Es uno de los intelectuales más leídos y respetados de El Salvador. Fue traducido a 10 idiomas.
las bancas, un pequeño retablo, dos atriles de madera tallados y cuanta escultura sobrevivió al sismo. Y se logró un lugar acogedor, pero que está a años luz de la solemnidad de catedrales ciclópeas o milenarias. A Sobrino la sencillez que le rodea no parece incomodarle; al contrario. Y lo explicará durante la homilía. —Jesús jamás habló de que él estaría en una catedral bellísima... La frase entera la podrán leer luego. Ahora el coro sigue cantando la canción que dice que los pobres esperan un día sin opresión, la primera de nueve. Las dos últimas serán “Las mañanitas” y “Cumpleaños feliz”. Hoy es el cumpleaños de Salvador Carranza, a quien acá todos conocen como padre Chamba. Cumple 72, una edad que dicen, es muy bíblica. Español de nacimiento, llegó al país en 1956, un año antes que Sobrino. Ambos forman parte de ese grupo de jesuitas sin el que resulta complicado explicar la historia reciente de El Salvador. Son los que crearon la Universidad Centroamericana (UCA), los que abrazaron la Teología de la Liberación, los que educaron, los que fueron llamados comunistas, los masacrados, los involuntarios protagonistas del Museo de los Mártires, los que al final de la misa estarán acá, septuagenarios, escuchando a 200 parroquianos cantar en una iglesia-galería algo tan poco eclesial como
“Las mañanitas”. Juntos en el altar, el padre Chamba y Sobrino cantarán también, sonrientes. —Buenos días tengan todas y todos ustedes. Las palabras resuenan amplificadas en el galerón por un sistema de sonido rústico pero eficaz. Sobrino apoya sus manos sobre una mesa hueca cubierta por un mantel blanco con bordados. Iluminada por dentro, sirve de sepulcro a un Jesucristo yaciente y ensangrentado. La figura es una de las esculturas sobrevivientes del terremoto, de una finura que contrasta con el ambiente espartano a su alrededor. Hay afiches colgados con las fotografías de Monseñor Romero y del sacerdote jesuita Rutilio Grande, asesinado en 1977. La presencia de esas imágenes en la iglesia no es casual ni decorativa. Rutilio y Romero también están en su despacho de la UCA y en el diminuto cuarto donde duerme. Son algo importante. Ahora Sobrino está leyendo con desgano las intenciones. Visto desde aquí, encanecido y delgado, parece poca cosa. Nadie diría que alguien así ha soliviantado durante años a Joseph Ratzinger, la persona que hoy rige el destino de la Iglesia católica bajo el nombre de Benedicto XVI. Ratzinger fue quien como prefecto le abrió los procesos y quien firmó la Notificación. Y aunque a Sobrino no le haga mucha gracia, esa representación de David contra Goliat que le ha tocado interpretar siempre ha sido muy 52
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atractiva para el “establishment” que él combate. Es discutible si convence, pero no hay duda de que su lucha seduce. En el popular portal de internet Facebook hay un grupo que se llama Friends of Jon Sobrino SJ. Del extranjero lo invitan con frecuencia para dar charlas y seminarios, es hombre de mundo y conoce algunos buenos hoteles. Y ni siquiera en El Salvador escapa a situaciones en las que él se siente como pez fuera del agua. En sus apariciones públicas, rara es la que no concluye con la firma de autógrafos o con él posando junto a admiradores frente a alguna microcámara de un teléfono celular. Sobrino no cree que sea para tanto. —Tú pon lo que quieras, pero yo creo que la gente que se acerca a mí no es por famoso. Es por amistad o quizá por agradecimiento, porque yo represento un poquito a los mártires; un poquito, ¿verdad? Desde luego, con Beckham no tengo nada que ver. Ni yo ni el padre Ellacuría ni Monseñor Romero.
casi ninguno, los pobres de la puerta que entran a escucharlo. Parece que no les interesa oír al que predica por y para ellos. Mientras habla en la homilía, Sobrino gesticula con los brazos. Se ve entusiasmado, como si lo hiciera por primera vez. Aun se le reconoce su acento de Bilbao. Sonríe, se muerde el labio inferior. —Jesús jamás habló de que él estaría en una catedral bellísima, y ojalá que las catedrales sean bonitas, que no tengo nada en contra de eso. Pero sí dijo que allá donde haya hambre y sed y enfermedad y gente que se muere de sida, nos guste o no nos guste, ahí estará él. El Evangelio de hoy es San Marcos 13:33-37. Es corto y se refiere a cuando Jesucristo pide a sus discípulos que estén alerta siempre, como cuando unos empleados esperan la llegada del dueño de la casa. Esta lectura le está sirviendo de excusa para hablar de los pobres de la puerta, de las catedrales, de los atentados en los hoteles de la India, de Monseñor Romero y de la El lugar de Jesús masacre de los jesuitas. Raro es que sus sermones bajen de los El joven Marcello Rodríguez se sienta en el suelo, saca la videoveinte minutos. cámara de su funda, la apoya sobre su rodilla derecha y comienEl Salvador transpira cristianismo desde su mismo nombre. za a grabar. La homilía de Sobrino está comenzando. El lema de su escudo dice Dios, Unión y Libertad, en ese orden. —Que el señor esté con ustedes La capital se llama San Salvador. Las dos ciudades más impor—Y con tu espíritu. tantes tienen también nombre de santo: San Miguel y Santa —Lectura del Evangelio, según San Marcos. Ana. El listado con los nombres de los municipios parece san—Gloria a ti, señor. toral. Sin embargo, al mismo tiempo es el país con la mayor tasa Marcello –16 años, voz sonora, guitarrista aficionado– llega de asesinatos de todo el continente. Y con pobreza y desigualtodos los domingos a El Carmen y busca lugar en primera fila, dad, el caldo de cultivo de la Teología de la Liberación. Aun hoy, cerca del atril de madera tallada que se usa para las lecturas. Lo treinta años después del boom de la doctrina, este país centroacompañan su hermano Gabriello, de 15, y una cámara de video americano con casi seis millones de habitantes presenta cifras Samsung modelo SCL906. Desde hace unos cinco años –no que hablan de un 14% de analfabetismo, de una escolaridad saben precisar la fecha– graban la revolucionaria interpretación promedio de seis años, de 173 mil niños que trabajan, de un 26% del Evangelio. A Sobrino no le entusiasma la idea, pero tampode hogares sin agua corriente, de un 35% que vive bajo la línea co le molesta lo suficiente. Las decenas de cintas acumuladas de pobreza, 44% en el área rural. Y de casi 400 mil familias que desde entonces las conservan en cajas con naftalina. Los videos reciben remesas de parientes que tuvieron que emigrar. no los suben a YouTube ni nada por el estilo. De vez en cuando Sobrino cayó en El Salvador hace más de medio siglo. Llegó los ven en familia. Es algo para consumo propio, pero han crea- sin pretenderlo, para cubrir el déficit de vocaciones en do un archivo que quizás algún día sea codiciado. Centroamérica. Hoy no hay quien lo saque de aquí. Pero volvamos a la homilía. Sobrino también hoy está expli —Le han ofrecido la posibilidad de dar clases afuera. citando su opción preferencial por los pobres. —Sí. —Jesús está –y señala con el dedo hacia adelante– en esos —Pero sigue aquí. ¿Cómo se explica eso? pobres de la puerta, de esta iglesia y de tantas. —A ver. Tu pregunta presupone que es raro. Que es raro que Una iglesia parece incompleta si no hay alguien en la entrada si una universidad un poco importante de Estados Unidos me pidiendo limosna. En El Carmen este fenómeno roza el surreaofrece una cátedra, yo me quede aquí. Bueno, pues sí, he tenido lismo. Puede haber, como un domingo de octubre, veinticuatro algunas ofertas, pero nunca jamás se me ha ocurrido irme. personas suplicando unos centavos. Cuando Él y muchos otros jesuitas del grupo obtuvieSobrino dice eso de pueden ir en paz, los pobres ron sus papeles salvadoreños en 1989, en los de la puerta se colocan en dos filas. En la formadías previos a la llegada al poder de la Alianza ción hay muletas de madera, artritis, manos Republicana Nacionalista (Arena). Este partido extendidas, vasos con vocación de monedero, político de derecha, que lleva veinte años condelgadez extrema, canas sucias, olores, rostros secutivos en el poder, fue fundado por el Mayor cansados de la vida, arrugas infinitas, síndromes Roberto d´Aubuisson, a quien la Comisión de de abstinencia, sueño, insultos para el que toma la Verdad de la ONU identificó tras los Acuerdos fotografías y dioselopagues. La feligresía pasa de Paz como el autor intelectual del asesinato No es por famoso en medio. La mayoría, con indiferencia; algunos de Monseñor Romero. que se me acerca la sí tienen unas monedas, unas palabras o un Pero la nacionalidad de Sobrino va más allá gente. Es por saludo como recompensa. Esta es la pobreza de lo que diga su pasaporte. Cuando se le oye amistad, quizá que cada día respira Sobrino, la que lo lleva a hablar, queda claro que en su concepto de porque represento escribir frases como esta: “Que los multimilloNosotros están los salvadoreños, los pobres, el un poquito a los narios pasen hambre alguna vez, para ver si eso Tercer Mundo. El Primer Mundo donde a él lo los convierte”. Pero lo cierto es que son pocos, educaron lo encuadra en ideas como el Allá o el mártires ¿verdad?"
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Ellos. A su país, El Salvador, dice que le debe haber aprendido a sentirse como un ser humano, algo que le permite comprender lo que ocurre en el Congo, por citar su ejemplo recurrente. Y aquí también dice haber conocido a gente de mucho amor y a gente de esperanza, de esa esperanza honda tan difícil de ver en Europa o en Estados Unidos. Quizá por esa coherencia entre lo que escribe y su manera de vivir es que se ganó un notable grado de respeto y de admiración: “Dentro de la gama de teólogos de la Liberación, Jon Sobrino es para mí alguien que realmente supo sacarle el jugo más positivo a esta teología. Ha
que cuanto más, mejor. Y negros. No lleva anillos ni que los beneficios se usen nada ostentoso. Lo único para proyectos a favor de reseñable es su viejo reloj los oprimidos. Acumular de pulsera. Sobrino, uno capital para acumular de los intelectuales salvapoder y buen vivir, para doreños más leídos y trairse de turismo o para comducidos, no tiene auto, prar jugadores de fútbol a celebra misa en una iglesia precios que representan un precaria y vive en comunibuen porcentaje del presudad con otros jesuitas. Su puesto del Chad, eso es cuarto mide veinte metros caer en el dinamismo del cuadrados, quizá menos. capitalismo inhumano. Es una cama, una compu—¿Y qué hace con las tadora sobre una mesa y acciones su congregación? libros. No hay aire acondi—La Compañía necesita cionado ni televisor. recursos para formar a los —A ver, ¿tú eres Antonio jóvenes jesuitas que todaValencia? –pregunta. vía no producen, por así Creer. En las misas de Sobrino nunca faltan las fotos de Monseñor Romero. —Roberto Valencia, decirlo. También patrocina padre, Roberto. servicios para refugiados, oficinas de derechos humanos y los Sentado en una de las bancas de madera frente al galerón, fondos que se necesitan para eso no caen del aire. Siempre queda comparte algunos de sus temores. Lo hace a su manera, con el la ambigüedad. Por lo que yo sé, no invertimos en empresas que sutil velo de reprimenda con el que envuelve sus argumentafabrican armas, por ejemplo. Es capitalismo, pero digamos que ciones. Dice que él es alguien al que Roma le ha dicho que es de lo pecaminoso, pues lo menos. malo y que eso no es así nomás. Dice que el periodismo le ha —No ve mayor problema, entonces. generado ya algunos sinsabores. Y dice que en el arzobispado —El dinero y la riqueza siempre me dan miedo. Pero si los lo tienen en la mira. Me está sonando a que me pedirá algo que defensores del capital nos atacan, entonces es porque quizás no no podría cumplirle: que le baje el perfil a lo que le he escuchalo estamos haciendo tan mal. En los últimos treinta años, 49 do y leído sobre el imperio, sobre el capitalismo, sobre los olijesuitas han sido asesinados en el Tercer Mundo. Repito, todo garcas, sobre el Congo. Para salir de dudas, le recuerdo que lo que sea dinero y poder tenemos que usarlo con temor y tem- acaba de afirmar eso de que Jesús y las catedrales bellísimas no blor. Pero creo, espero, que esos mártires nos redimen de nues- son el binomio ideal. tras equivocaciones. —Sin duda, sin duda... Sí, sí, sí. Eso ponlo, por supuesto, sin La misa ha terminado y Sobrino se retira a la sacristía. Ayer dudarlo. acordamos por teléfono que ahora me recibirá para que le Empiezo a entender lo que para Jon Sobrino es importante. explique cuál es mi interés en hacerle este reportaje. Se acerca * Publicada en la revista Séptimo Sentido, caminando, casi arrastrando los pies. Viene sin casulla y viste del diario La Prensa Gráfica, de El Salvador sencillo: pantalón, una chaqueta sobre la camisa y zapatos
Lo que no se olvida En la capilla de la Universidad Centroamericana, (UCA), en San Salvador, un mural hace referencia a la masacre del 16 de noviembre de 1989, en la que el Batallón Atlacatl del Ejército salvadoreño asesinó a seis jesuitas, a la señora que les hacía la limpieza y a su hija. Está a escasos metros de donde fueron ejecutados (de izq. a der., en la foto) Juan Ramón Moreno, Amando López, Segundo Montes, Ignacio Ellacuría, Martín Baró y Joaquín López y López. Eran la “familia” de Sobrino, la columna vertebral de ese grupo de jesuitas que llegó a El Salvador y sin el cual resulta difícil explicar la historia salvadoreña de la segunda mitad del siglo XX. Entre ellos estaba el rector de la UCA, el filósofo Ellacuría. La Audiencia Nacional de España acaba de abrir un juicio por la masacre: cinco de los seis jesuitas eran de origen español. En la misma capilla donde se encuentra el mural, enfrente de él, están enterrados los seis asesinados y otros dos jesuitas vascos que murieron años después: Jon Cortina y Francisco Ibisate. Cuando muera, Jon Sobrino también será enterrado ahí. 55
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platos
La feliz, más feliz Jean Paul Bondoux acaba de abrir La Bourgogne en Mar del Plata. Una verdadera perla del Atlántico.
Por Silvina Pini
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ás allá de las fritangas del puerto que despiertan pasión entre los turistas, Mar del Plata va hilvanando, puntada a puntada, un circuito de restaurantes para paladares más exigentes, acostumbrados a la variedad y a la calidad de la oferta porteña. Hábil y paciente, el gerente de alimentos y bebidas del hotel Costa Galana, Thierry Rault, fue invitando a distintos cocineros en el invierno para que hicieran festivales en el hotel, uno de los tres cinco estrellas de la ciudad. De esa manera testaba la respuesta del público y la sintonía con el cocinero invitado. Uno de ellos fue Jean Paul Bondoux que conocía al chef ejecutivo, el cubano César Chaple, a cargo, entre otras cosas, de Le Frac, el restaurante principal del hotel. El resto fueron charlas en francés entre Bondoux y Rault hasta ponerse de acuerdo para que Le Frac se convirtiera La Bourgogne, inaugurado formalmente el 1 de enero. De esta manera Bondoux suma con este su cuarto restaurante, ya que La Bourgogne funciona en Buenos Aires, Punta del Este y Mendoza. El salón, ubicado en el tercer piso, participa de la ambientación de todo el
hotel: sofisticada, elegante, casi lujosa. Alfombras increíblemente mullidas, paredes oscuras, mantelería de primera calidad, un piano de cuarto de cola en el centro y el mar, imán que atrapa la mirada, sobre todo si la noche no ha caído completamente. El concepto no podía eludir los pescados –una idea innovadora si se acepta que en Mar del Plata es casi imposible comer un pesado como la gente–, pero Jean Paul le sumó la tierra. Así está armada la carta, en dos columnas, Del Mar y De la tierra. El estilo de Bondoux es ya conocido: nada de piripipí al cuete, no a la fusión de estilos, a irse en el vicio de las presentaciones, a superponer quince sabores en un mismo plato. Lo suyo es ortodoxia en las técnicas, respeto absoluto por el producto y sobriedad en la presentación.
La Bourgogne Público: huéspedes del hotel y algunos que no lo son, pero la realidad es que todavía no lo han descubierto. Mirtha: la Chiqui suele comer casi todas las noches porque hace su almuerzos diarios en el hotel y está alojada allí. Saluda a todos en el salón y habla sin parar. Es como tener una tele prendida. Pianoman: toca standards de jazz, pero sobre todo boleros que sabe que son los preferidos de la señora. Vinos: si a la gastronomía de Mar del Plata le falta evolución, al servicio de vinos le falta nacer. Un sommelier en La Feliz es por ahora un extraterrestre. Le frac: verá todavía los platos de sitio negro con el logo de Le frac, el nombre anterior.
Manteca de salmón y una variedad de panes saborizados acompañan la elección del plato. Se puede empezar con alguna de las seis entradas de la tierra, como la terrina de ave al oporto y caramelo a la pimienta ($28), o con alguna de las seis del mar, como la ensalada con ostras tibias en manteca de manzana al perfume de vainilla ($32) o la sopa de pescados del Atlántico sur ($24). Entre los principales, el mar ofrece un cous cous de
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la pesca del día en infusión de cedrón ($36), un salmón grille al aceite aromatizado ($52) y un gazpacho de pavé de atún rojo a la pimienta ($68). La tierra trae un conejo a la mostaza de Meaux ($48) y un cordero en costra de
copas
Nuevas alianzas En la combinación de vinos con comidas no hay ortodoxias pero sí una ley: no deben anularse entre sí. Por Elisabeth Checa
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a ortodoxia deja paso a la imaginación. Aunque sí hay algo para tener en cuenta, más allá del color: el vino no debe tapar a los platos ni éstos al vino. Lo importante es el cuerpo, el peso de un vino. A vinos ligeros, platos ídem y a la inversa. La acidez y la dulzura también son importantes: dulce con dulce empalaga. Para un Cosecha tardía blanco lo mejor son helados cítricos; con un tinto fortificado tipo oporto, quesos, especialmente los azules y, en todo caso, postres a base de chocolate amargo. Los sabores pueden ser simples: los que comprenden carnes blancas (pollo, conejo); pescados grillados o a la plancha; vegetales; pescados al vapor, a la sal, a la plancha, platos que demandan vinos de cuerpo medio, livianos y frutados. Incluyo toda la cocina mediterránea, también las pastas con salsas con oliva, hierbas, vegetales. Las carnes rojas van bien con tintos enjundiosos, de buena estructura. Las frituras conforman otro grupo de sabores muy amplio: milanesas, cornalitos fritos y croquetas, pueden ir muy bien con Tempranillos con cierto grado de acidez. Las empanadas fritas con profusión de comino y ají aceptan gozosas un Torrontés.
Los sabores lípidos –chorizos, mollejas, chinchulines, cortes de cerdo– requieren tintos bastante tánicos y potentes, pero ojo: un vino muy astringente con platos grasos muy salados dará sensaciones de amargura. Y el cerdo va con tintos y con blancos con buen cuerpo y alguna acidez. Los sabores complejos, como guisos o pastas con salsas enérgicas —tipo bolognesa—, por su pesadez aceptan tintos con cuerpo, pero con cierta frescura. Las gastronomías que sí complican a la hora de combinarlas son conocidas. Los huevos poco cocidos, por ejemplo. Una omelette baveuse bloquea las papilas, las tapiza, entonces no se aprecia la calidad de un vino. Pero por ejemplo si esa omelette se hace con salmón ahumado, el conjunto se ve favorecido y puede ir genial con un champagne Brut Nature o con un Chardonnay fermentado en madera. A los alcauciles y espárra-
gos se los considera figuritas difíciles, pero hay soluciones: unas gotas de limón al alcaucil para bloquear la sustancia cinarina, que convierte al vino en metálico. Con las modas de las cocinas étnicas aparecieron nuevos desafíos. Los sushi y los sashimi son moda hace más de una década, cuando por acá sólo se bebía tinto. Algunos despistados insisten todavía en acompañar sushi con tintos. Los blancos le van maravillosamente bien, desde un Chardonnay hasta un Torrrontés; y el champán es su aliado. Los rosados pueden ser una excelente opción, hay cada vez mejores (Finca El Portillo, por ejemplo). Para los recalcitrantes tinteros aconsejo
la botella Finca Don Carlos Calathus Chardonnay 2007 $ 80 Nueva bodega de la familia Salvo en Tupungato. Los viñedos de 35 años eran los de Gancia. Un vino casi secreto, con escasa producción mayormente destinada a exportación. Lo adoran en California y en el Reino Unido, donde saben de Char. Acabo de probarlo por segunda vez en mediodía tórrido y me encantó. Muy al estilo Borgoña, dorado intenso, con aromas a miel y cítricos, untuoso, muy buena estructura. Felizmente nada dulce, ningún empalago. Tuvo sólo un breve paso por madera. Se encuentra en pocos, muy pocos lugares. Está por salir la cosecha 2008, pero este está en su momento óptimo.
acompañar sus sushi con un Pinot Noir patagónico, de cuerpo medio y aromas sutiles. Newen de Bodegas de Fin del Mundo, por ejemplo, o un Bonarda como Colonia Las Liebres. Con ceviche y tiraditos peruanos, definitivamente no va ningún tinto: la mejor compañía para estos pescados es la cerveza, el pisco sour o algún blanco con aromas profundos. No cualquier blanco, un Viognier de acidez poco pronunciada, característica del cepaje, sucumbe. Por último, hay vinos incombinables: son en general esos tintos con mucha madera, mucha estructura, mucha concentración, mucho alcohol, mucho de todo. Ya fueron. En general son caros, carísimos. Algunos creen que a este tipo de opulencias se las debe beber parsimoniosamente, solos, tipo cognac. Hay quienes llaman a este tipo de vinos, tan parecidos, cada vez más en todo el mundo, de meditación. ¡Ay! El vino ha sido hecho, culturalmente, para acompañar la comida; si quiere meditar vaya a Nepal, con un vaso de agua.
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tiempo
Un huevo Realizado en oro y didmantes por Peter Carl Fabergé, fue rematado en Christie`s por la escalofriante suma de 18 millones y medio de dólares.
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l que pasó será recordado como el año en que la pieza de un mítico orfebre dedicado a proveer a los zares rusos se transformó en el reloj más caro del mundo. Récord histórico y absoluto de los remates especializados en alta relojería, el huevo con reloj de Peter Carl Fabergé, que apareció en la subasta de Christie’s en Londres, se vendió por 18.5 millones de dólares. Fue lo que pagó un millonario ruso por esta pieza que incluye, rareza total para los (escasos) ejemplos de su tipo, un reloj con autómata, realizado en oro y diamantes. El relojhuevo había pertenecido, por más de cien años, a la familia judeo alemana Rothschild, la mítica dinastía de poderosos banqueros y financistas. La pieza fue vista en público por primera vez en ese remate londinense, pues hasta entonces sólo había sido expuesta en los salones privados de la familia. El huevo Fabergé de Christie’s significó, además, el objeto ruso por el que más se pagó en una subasta, el mayor precio alcanzado por una obra de Fabergé y, definitivamente, como se dijo, el reloj más caro del que se tenga noticia. El precio increíble tiene algunas explicaciones que satisfacen a los especialis-
tas: es uno de los doce huevos Fabergé realizados entre 1846 y 1920 que se conocen en el mundo y uno de los tres ejemplares de huevos con reloj cucú incorporado –un pajarito esmaltado entra y sale del borde superior– realizados por el artista. Diez minutos bastaron para que la pieza cambiase de dueño. En total, Fabergé creó sesenta y nueve joyas para los zares y miembros de la nobleza entre 1885 y 1917. Sus famosos huevos de pascua se inspiraban en distintos estilos –el barroco, el neoclásico, el rococó, el modernista–, y los más famosos nacieron para conmemorar grandes momentos: la coronación
de Nicolas II, la inauguración del Transiberiano. Se conservan 61 de esos huevos, entre los que hay 52 imperiales, aunque sólo 44 de estos últimos se localizaron. Aunque la colección imperial de huevos de pascua encargada por los dos últimos zares es la más famosa, hubo otros siete huevos encargados por personajes de su tiempo, como Alfred Nobel. Fabergé utilizaba oro, platino, cobre, níquel, paladio y acero, que combinaba en distintas aleaciones para lograr una paleta de tonos de “cáscara” de huevo. La terminación en guilloché, tan utilizada en relojería, solía decorar la superficie de las piezas, así como distintas técnicas de enamel,
el trabajo con esmaltes. Sobre esto se engarzaban piedras preciosas de distintas tallas –zafiros, rubíes, esmeraldas y diamantes–. Su misterio, la delicadeza de su trabajo artesanal, el valor de los materiales implicados, transformaron a las piezas de Fabergé en palabra mayor de la alta joyería. Con el tiempo, las imitaciones supieron decorar las salas de la clase media alta, y hasta los clones baratos se transformaron en objeto de culto decorativo un poco kitsch para consumidores modernos, que hay gustos para todo. Mientras tanto, cada tanto, aparece uno de estos tesoros escondidos, con capacidad de sorpresa suficiente como para patear el tablero de las auctions, en este caso, de relojería.
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La noche en la era del control A las prohibiciones y clausuras que suscitó la tragedia de Cromañón se sumaron el auge del turismo y los controles de alcoholemia, circunstancias que confluyeron para transformar por completo la morfología de los pubs y de la diversión porteña.
Por Enrique Symns fotos diego paruelo
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demás de los recitales, que siempre fueron lugares de exhibición más que de encuentro, durante las décadas de los 80 y los 90 los epicentros de la movida del rock fueron los bares, antros, pubs o boliches de rock and roll. Estos sitios que pululaban por todos los barrios de la ciudad no solo servían de lugar de encuentro para muchachos y muchachas con la misma coincidencia musical, además eran lugares de protagonismo, brindando dimensión física a los discos y a los artistas que los creaban. A algunos de esos antros solían concurrir los propios músicos formando parte de su clientela habitual, en una época en donde ellos todavía no se habían mitificado como para no poder andar entre la gente tal como les sucede ahora. Si bien en los 70, el abuelo prehistórico de todos esos bares fue La Cueva de Pueyrredón y Juncal, no hay que desdeñar el bodegón que era en credenciales. aquel entonces el bar y pizzería La Perla de Pueyrredón y Rivadavia donde se juntaban en distintos chamuyos los primeros operadores de rock de nuestra historia. En el transcurso de los 80 se establecieron otras cuevas legendarias. El Café Einstein fue el mentor de todos ellos y desde allí se bifurcaron dos antros memorables : Cemento y Nave Jungla. El depósito, en San Telmo, y Caras más caras en Palermo fueron sitios clásicos donde además del enjambre vincular que generaban, en sus reducidos escenarios tocaron bandas como Sumo, Los siete delfines o Los Redonditos de Ricota. En la calle Corrientes estaba también la alocada
Verdulería, regenteada caóticamente por el extinto Cecilio Madanes . En San Telmo reinaba Bolivia, un bar que fundó una estética muy avanzada para la época. En Chacarita, sobre la calle Borrego, se escondía el lumpenal “Gracias Nena”, donde debutó la extraordinaria banda de Palo Pandolfo Don Cornelio y La Zona. En Pueyrredón y Tucumán, Cezzane convocaba a músicos famosos y mujeres hermosas. En ciertas noches subieron a su pequeño escenario Alejandro Medina, Pinchesky y Sky Bellinson. Sin contar con los clásicos e inolvidables Medio Mundo Varieté y Parakultural por donde transitaron sus experimentaciones estéticas los más grandes talentos del underground porteño. En los alocados y menemistas años 90, Ave Porco (Corrientes y Ayacucho) fue el epicentro de la incipiente movida electrónica, una discoteca-bar ardua e intensa que volaba por los cielos más altos del ritmo, del erotismo y de las experimentaciones teatrales combinando distintos espacios, paisajes estéticos y escenarios. En El samovar de Rasputín de La Boca se escuchaba el blues y transitaba la gente más pesada que caracterizaba a ese género. A veces había piñas pero no molestaban a nadie. A mediados de esa década abrió sus puertas Guebara, el único bar que sobrevivió a la hecatombe. GENTE SENTADA Y QUIETA El nuevo milenio mostró desde sus inicios un panorama desolador con respecto a aquella intensidad. El desastre de Cromañón generó un golpe de estado a la nocturnidad. Los bolicheros dejaron de ser comerciantes creativos para ser vigilados como sospechosos. Del caos de la desprevención total que caracterizó durante décadas la noche porteña, se pasó a un rigor
rock. En Guebara se escucha desde Zepellin a Pulp.
A Guebara, el espaldarazo se lo dio la Bersuit, a finales de los 90, cuando comenzaron a ir los integrantes de esa banda. Cordera iba mucho, hasta "La argentinida al palo", cuando su popularidad comenzó a traerle problemas. dueño. Mariano Madueña, al frente de Guebara
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casi militar en el control. Fue prohibido el movimiento. La gente época el local era una exhibición desafiante de exuberantes chien movimiento fue considerada peligrosa. El decreto que estacas exhibiendo sus formas montadas sobre los muslos de sus bleció el sistema de “tres personas por metro cuadrado” obligó acompañantes masculinos. También los muchachos, cuando el a los bolicheros a restringir el ingreso y a permanecer casi vacíos. “vamo los redo” no conseguía tribalizarlos, solían exhibir una de La prohibición de fumar agregó otro factor de malestar. Para sus postales preferidas: la promesa de una violencia que rara vez fumar hay que salir, pero como no se puede beber en la vía se suscitaba. La vigilancia municipal siempre tuvo a Bella pública, los clientes deben dejar el trago adentro. La burocratiGamba en la mira, y ese panorama exótico y provocativo se fue zación de la nocturnidad consiguió congelar la noche rockera. domesticando. Ese mismo fenómeno de tribalización a través A esos boliches la gente iba a buscar el roce, el nomadismo de ciertas bandas, se produce en otro boliche tradicional del rock conversacional, el contacto con desconocidos, la aventura amonacional, donde puede escucharse a La Renga o Los Piojos como rosa. La nueva legislación obligó a los nómades de la noche a música cotidiana. Se trata de Negril (Balcarce y Carlos Calvo), hacerse sedentarios y asentar su territorio y sus acechanzas de una casa antigua, con diversos ambientes y un público de apalo eventual alrededor del escueto mapa de una mesa. riencia menos llamativo. Los encargados de Negril y sus empleaEl Balcón de la Plaza es el bar rocker más antiguo de San dos son gentiles y agradables permitiendo esa ilusión impresTelmo y un ejemplo de esa nueva organización del movimiento. cindible que debe sentir un parroquiano: esta es tu casa. Si bien Y también el que sufrió la más completa y visible transformala música es convocante, no genera ninguna intensidad especial. ción con respecto a sus orígenes. El primer piso de El Balcón En Negril es imposible no sentirse a gusto aun cuando una hora fue durante muchos años la cita obligada antes o después de ir después te preguntes qué demonios estás haciendo ahí. a una fiesta o a un recital. Era uno de esos ambientes EL MODELO donde la clientela rocker se GIBRALTAR sentía acogida. El acoso Puerta Roja (Chacabuco al municipal que sufrió en los 700) no tiene siquiera un últimos años fue empujancartel o alguna otra señal do la decisión de transforpara darte cuenta de que marlo. Los habitués origitras esa puerta convencionales fueron rápidamente nal pintada de rojo existe espantados con su normaun bar. Si no te dieron el lización estética y con los dato, jamás conocerás este precios. Ahora es un local pub. Hay que tocar un de los denominados “caretimbre y subir una escalera. tas”, solo para turistas, un Es uno de esos reductos restó bar respetable, adapinventados para el boca a tado y con buena conducta boca, para generar una y donde hasta se organizan clientela familiar y casi bailantas en sociedad con alta barra. Abigarrada oferta etílica en la barra de Guebara. societaria. Se abrió a otros bolicheros. Ahora no mediados de 2007 tras se diferencia del resto de los bares de la plaza de Humberto algunas conversaciones entre amigos que se suscitaron en la Primo y Bolívar que suelen ofertar la misma mediocridad musiparte de atrás del bar Gibraltar. Los dueños de Puerta Roja son cal para extranjeros ingenuos que creen reconocer a Buenos estadounidenses y la música que se escucha en el local es la que Aires en esa modalidad. les gusta a ellos. Según el turno, pueden escucharse bandas Imaginario (Guardia Vieja y Bulnes), a pesar de la forzosa tradicionales como Led Zeppelin o Deep Purple o bandas más adaptación a la nueva legislación, sobrevive con dignidad. Su modernas como Tools, Mars Volta o Portishead. Lo que jamás dueño es Gabriel Lecumberri, el líder de una antigua banda de va a escucharse en este local será rock nacional, porque sus rock nacional, La doblada, que sonaba muy bien. Además, regenteadores apenas lo conocen. Abre todos los días desde el Gabriel forma parte del elenco musical que acompaña a Sky atardecer hasta la madrugada. Hay varios ambientes amplios. Bellinson en sus presentaciones. Quizá el hecho de que sea También funciona un pool y hay un salón con mesas y sillones músico influye en el clima de este bar donde todavía se puede donde se puede fumar. Buena comida, tragos más baratos que vibrar en una charla o en un cruce de miradas con algún desco- los de los bares de la Plaza. La clientela es mayoritariamente nocido. Son clientes casi cotidianos de este bar la Negra Poly y extranjera. No es un boliche de levantes, sino de amistades. El Sky, quienes viven a pocas cuadras de allí. En el pequeño sótagerente que nos atiende nos confirma que “buscamos el conno de Imaginario hay un aun más pequeño escenario donde cepto familiar, nos gusta que casi siempre venga la misma gente, han debutado docenas de pequeñas bandas de rock. El poeta que se forme una especie de club”. En Puerta Roja es bastante Federico Lazcano prepara buenos tragos y por allí suelen pernotable que el único rock existente es el que suena desde la noctar periodistas de rock. En Imaginario, los hombres antiguos disquetera. como yo, todavía pueden respirar la nostalgia de otro tiempo. Esa nueva modalidad ambiental (y lo confirman los dueños Aprovechando la leyenda y el fanatismo, el bar y comedero de Guebara y Puerta Roja) fue creada por Alejandro, el dueño Bella Gamba (Rivadavia y Rincón) se convirtió en un centro de de uno de los bares más famosos y concurridos de San Telmo. atracción nocturna para el público ricotero con el simple recurSe trata de Gibraltar (Estados Unidos y Perú). Abrió en pleno so de pasar exclusivamente temas de esa banda. Durante una colapso de 2001, con la devaluación. En esa crisis, a los comer62
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sencillez. Y calidez, virtudes de Imaginario
"Después de Cromañón los bolicheros pasamos a ser los sospechados y el Estado ahora nos observa con desconfianza. El incidente Cromañón mató a muchos muchachos pero también mató muchos proyectos de vida".
bohemia. Imaginario conserva ese aire.
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ciantes gastronómicos les quedaban dos caminos: o se dejaban arrastrar por la caída, sin apostar a ningún cambio, o se levantaban a través de la aplicación de nuevos conceptos. El surgimiento de Gibraltar se produce en coincidencia con la decisión política de favorecer el turismo que implantó la Alianza . Gibraltar fue el primer boliche que se abrió y que fue pensado para la llegada de esa nueva clientela extranjera. En Gibraltar se impuso por primera vez la cerveza artesanal. Ellos trajeron la Antares y la Stone. Y además generaron la idea de una barra atendida por personal que más allá de su experiencia poseyera cierta personalidad atractiva. Lo más notable de Gibraltar es que los personajes que brillan son los que trabajan en el pub y no los que concurren a beber. Las celebridades están detrás de la barra. Está siempre lleno de extranjeros y en ciertas ocasiones algunos viajeros franceses o australianos atienden la barra para ganarse el precio del viaje. Se escucha buena música, se
puerta roja. El mejor secreto de la calle Chacabuco
Del caos de la desprevención total que caracterizó durante décadas a la noche porteña, se pasó a un rigor casi militar en el control. Fue prohibido el movimiento. La gente en movimiento es considerada peligrosa.
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mi vida y yo por carolina balducci
Una historia de amor
Y
brillaba un culo pálido rodeado por las pantorrillas de la prima Julia. Lo supe porque tenía puestas mis sandalias fucsias. Salí de la casa y me escondí detrás de un container de cemento de alguna obra vecina que hoy todavía sigue allí, y escuché los gemidos de mi prima, a quien siempre creí frígida, mientras Don Ricitos de Oro la embestía como un animal. Cuando acabó, Julia le dijo: “Sos el amor de mi vida”. El chico encendió la radio y Andres Calamaro cantó: “…ya no te quiero, ja, ja, ja”. Levanté un poco más la cabeza y vi al chico encender un porro, fumar y luego pasárselo a la prima Julia. Ella fumó dos veces, y repitió: “Sos el amor de mi vida”. El chico dio una pitada larga y soltó una bocanada tan espesa que nubló mi visual. Pude ver, sin embargo, que él le tomó la cabeza con las manos y la empujó hacia abajo: “Chupá”, dijo. Esa noche, cuando la prima volvió a la casa yo estaba acostada pero despierta, y vi con el rabillo del ojo cómo se sonreía a sí misma y se frotaba las tetas frente al espejo, como una damisela recién desvirgada por su príncipe azul. Al día siguiente fuimos a la playa y nos encontramos al vecino con su novia, recién llegada de Córdoba, con quien se casaría cinco años después. Se ve que la prima Julia nunca lo superó. Y su actuación de esa noche consistía, justamente, en demostrarle lo contrario. Viéndola como estiraba los labios en esa sonrisa tensa que debía dolerle en las comisuras, el odio que normalmente siento por ella pasó a ser pena profunda. Pena por ella, por la cordobesa, por mí, por los malditos desengaños que pesan durante años y hasta por los hermosos rulos rubios que el tipejo éste había perdido en el pasado, poco después que su escasísima decencia. Al momento del postre, tras varias copas de vino generoso, él se ofreció a ayudar a Julia y la acompañó a la cocina. Pensé que no quería perderme el final de esta historia de amor fallida y me levanté con la excusa de que iba al baño pero me quedé en el pasillo, mirando la siguiente escena: —Estás hermosa, Julia —dijo él. Julia servía helado para un batallón ausente, las primeras bolas ya se habían derretido. Él se le acercó por detrás, contempló su nuca por un instante, le pasó el brazo por la cintura. Julia cerró los ojos, bajó la cabeza y dejó de servir. El apretó su cuerpo contra el de ella, metió la nariz en su cuello y aspiró hondo. Luego, acercándose a su oído, le susurró por fin, con quince años de delay: “Sos el amor de mi vida”. Y esta vez, no me cabe duda, estaba siendo sincero. Pero Julia no dijo nada, tomó la bandeja de helados y, sin siquiera mirarlo, le pidió permiso para salir de la cocina. ilustracion fidel sclavo
así pasan los días en la casita de Mar de Ajó, entre mirar por la ventana las caminatas de mis viejos y la tía Silvia, y soportar la perturbadora idiotez que arrastra por los pasillos mi prima Julia, recién llegada de Chicago con sus dos críos, cuya misión en la vida parece ser tragar agua salada e insolarse. Mi último encuentro con la prima, al cual me referí meses atrás, había sido un completísimo desastre. Ella intentó por todos los medios venderme un paquete pedorro de vida realizada, se atrevió a juzgarme y a señalarme con su uña color frambuesa. No supe más de ella hasta ahora, que nos tocó compartir cuarto y baño y estos días veraniegos que mayormente han sido aburridos, aunque esta semana hubo una divergencia afortunada: una historia de amor. Ocurrió una noche que recibimos a cenar una familia amiga que, desde hace muchos años, viene también a pasar acá los veranos. Y la prima Julia, como si los demás fuésemos escenografía, se apoderó de la cena–show con una actuación que haría sentirse disminuida a la Reina Sofía. Se alzó el pelo en un rodete elegante, sacó sus mejores trajes de algodón, vistió a los pendejos de beige y cocinó una comida cuyo nombre olvidé, pero que consistía básicamente en un montoncito de hierbas y un pollo casi tan soso como ella. No entendía yo semejante dedicación y entrega a las labores de anfitriona hasta que llegaron los invitados con su hijo mayor, a quien reconocí inmediatamente, pero quince años atrás, cuando lucía pecho desnudo y bronceado y cabellera rubia. Ahora lucía una pelada brillante y una remera amarilla con un emoticón feliz que decía: “Be happy”. Venía con su mujer, una cordobesa que, ni bien entró a la casa, fue escaneada por los ojos de la prima Julia como si fuese un punto negro en la nariz que debía ser aplastado con las uñas. Y acá empieza todo: este tipejo era, según la propia Julia, el amor de su vida. Ella no sabía que yo sabía, claro, si hasta a mí misma se me había olvidado. Pero ahora, al verlo, toda la película me venía de vuelta a la cabeza: Era el verano de 1990, en Mar de Ajó. Misma casa, mismos personajes, mismas cortinas. Hacía calor y los vecinos acababan de decir buenas noches, después de haber cenado en casa. Mis viejos y la tía Silvia, ya viuda desde entonces, se habían ido a la cama y la prima Julia dijo que daría un paseo en el auto del hijo de los vecinos, con quien había salido todo ese verano, aunque para la tía Silvia era sólo un amiguito de la nena. Yo miraba la noche por la ventana, mientras saboreaba mi tercera bola de helado, aprovechando que estaba sola. Fue entonces cuando descubrí un auto estacionado en el callejón de al lado. Sólo se veía la parte trasera, donde
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