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REVISTA
ilustrada de alpinismo
peñalara
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NÚMERO 551 - I TRIMESTRE 2O15 - 4 €
• ENTREVISTA: DENIS URUBKO • MESCALITO EN SOLITARIO • LAILA PEAK • YELMO INVERNAL
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SUMARIO PEÑALARA
PORTADA: Cory Richards y Simone Moro en la cumbre del Gasherbrum 2 (8.035 m) Foto: Denis Urubko
REVISTA ILUSTRADA DE ALPINISMO ÓRGANO DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA DE ALPINISMO PEÑALARA FUNDADA EN 1913 POR CONSTANCIO BERNALDO DE QUIRÓS
Número 551- I Trimestre 2015
YELMO INVERNAL Luis Guillén Pág. 36
DIRECTOR: ÁNGEL PABLO CORRAL JIMÉNEZ
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CONSEJO DE REDACCIÓN: PEDRO NICOLÁS MARTÍNEZ CARLOS MUÑOZ-REPISO IZAGUIRRE EDUARDO MARTÍNEZ DE PISÓN STAMPA EDUARDO MUÑOZ GARCÍA IGNACIO GONZALO MISOL JOSÉ IGNACIO SARASÚA MORENO ALICIA VALENCIA GARCÍA CARLOS VILLALAÍN GARCÍA
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ADMINISTRADOR: JAVIER GARRIDO GARRIDO
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SECRETARIA DE REDACCIÓN Y SUSCRIPCIONES: SOLEDAD RUBAYO MARTÍNEZ
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MAQUETACIÓN: BEATRIZ SEGOVIA JIMENA
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LOS NIÑOS ESCRIBEN EN PEÑALARA Pág. 45
ALPINISMO HOY: EL NANGA PARBAT SE RESISTE - Ángel Pablo Corral EDITORIAL: EN LAS RAÍCES DE PEÑALARA - Eduardo Martínez de Pisón LAILA PEAK INVERNAL - José Manuel Fernández SALTO BASE DESDE LA CUMBRE DEL LAILA PEAK - Carlos Suárez YOSEMITE, EL CAPITÁN. MESCALITO EN SOLITARIO - Luis Gómez EL NANGA PARBAT - Ramón Portilla, Carlos Soria, Pedro Nicolás y José Isidro Gordito ENTREVISTA: DENIS URUBKO - Ángel Pablo Corral YELMO INVERNAL - Luis Guillén PROYECTOS QUE NO SON SIEMPRE REALIDAD - Joaquín Bejarano Sen PERSONAJE: SANTIAGO TUTOR - Ángel Pablo Corral LOS NIÑOS ESCRIBEN EN PEÑALARA PROTAGONISTAS: EDUARDO MARTÍNEZ DE PISÓN, ÁNGEL PABLO CORRAL NUESTRA LABOR - Enrique Hidalgo y Carlos Muñoz-Repiso DOS AUSENCIAS IMPORTANTES - Carlos Muñoz-Repiso ADIÓS A UN “PEÑALARO” ILUSTRE. PEPE ARIAS CARRALÓN (1922-2015) - Antonio Guerrero DARÍO BARRIO READY, SET, OH YEAH!! - Carlos Suárez COMENTARIO DE LIBROS - Miguel Tébar
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DISTRIBUCIÓN: ANTONIO LÓPEZ LLORCA
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ALPINISMO HOY
EL NANGA PARBAT SE RESISTE
Nanga Parbat, vertiente de Diamir. Foto: Colección Carlos Soria
de cámaras, ni siquiera llevan casco, y en algunos de los numerosos vídeos que se han colgado en la red, se oyen los coches ahí abajo, pero cuando “ahí abajo” es 800 metros más abajo y los pasos son de esa dificultad que pueden escalar apenas una decena de escaladores en el mundo… Por cierto, ¡a Caldwell le faltan las dos primeras falanges del dedo índice izquierdo! lo que no hace sino aumentar el mérito de su recorrido en libre por El Cap. En el Petit Dru (Macizo del Mont-Blanc), otros 900 m de roca vertical y en 15 días de febrero, David Palmada “Pelut” y Josep María Esquirol abrieron la ruta “Abdruits” (abDRUcidos) en la otra gran modalidad roquera, el artificial extremo. Se trata de una expuesta línea de A5 que recorre las secciones descarnadas por los desprendimientos de la cara Oeste de la última década. Una brillante y extrema apertura, solo para escaladores con las cosas muy claras. La Patagonia se consolida como el gran escenario en el que está teniendo lugar un despliegue alpino brillante, elegante y moderno. El alpinismo del futuro, basado en solos, aperturas, encadenamientos de dificultad y reducidos horarios, ya está viéndose hoy en sus paredes y agujas. El austríaco Markus Pucher repite en solo integral (diciembre 2014) la “Via dei Ragni” (90º M4 600 m) a la Oeste del Cerro Torre. Colin Haley y Marc-André Leclerc inauguran en enero la “Travesía del Oso Buda” (90º M6 6a, entrañable la historia de este nombre) uniendo en tres días y medio el Cerro Torre, la Torre Egger, la Punta Herrón y la Aguja Standhardt. En las mismas fechas, los incansables Oriol Baró y Paula Alegre (nos suenan ¿verdad?), con Esteban Degregori, realizan la travesía de las Torres del Paine, Norte, Central y Sur (ED, 6c). El 21 de febrero, el canadiense Marc-André Leclerc (22 añitos) deja boquiabierto al mundo alpino al escalar el Torre por la ruta “Corkscrew” (90º 6b+ A1, 1.200 m) por primera vez en solo y en el día. Según “el jefe de la zona”, ‘Rolo’ Garibotti: “Es, de lejos, la ruta más dura escalada en solo en el Cerro Torre”.
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l invierno transforma al Nanga Parbat (8.125 m) en una montaña distinta, en una nueva montaña que todavía no ha sido pisada por el hombre. En cierto modo, la esencia invernal del Nanga le retorna a la década de los años treinta, en la que varias expediciones asedian esta montaña todavía virgen, sin lograr alcanzar su cumbre. Dicen las crónicas que han sido más de veinte los intentos invernales, a los que hay que sumar los recientes franco-polaco, ruso y el de Álex Txikón, impresionante, porque rozó los 7.900 metros. Los himalayistas más fuertes del mundo -Berbeka, Moro, Urubko, Dujmovits, Mackiewicz, Txikón- se han dado la vuelta en sus paredes, azotados por la furia de una montaña que parece no querer ver nunca escrito el capítulo de su escalada invernal en la historia del Himalaya. En el número 550 hablamos de la ruta abierta por los ingleses Fowler y Ramsden en el Hagshu (6.515 m. Kishtwar Este del Himalaya indio), en el que se encontraron con el equipo esloveno de Marko Prezelj. No queremos que Marko, uno de los mejores alpinistas del mundo, se enfade con Peñalara, así que mencionaremos aquí que la ruta eslovena al Hagshu (ED, 90º, 1.350 m) fue abierta por Prezelj y los jóvenes Ales Cesen y Luka Lindic en dos días de escalada hasta la cumbre. Sí, Ales es hijo de Tomo Cesen. Fowler se había currado el permiso de la montaña y lo tenía concedido con ocho meses de antelación, pero (los errores de) la burocracia india concedieron el permiso a los eslovenos para unos pocos días antes de la llegada de Fowler. Esto les permitió a aquellos aclimatar antes y sobre todo, elegir la mejor ruta en la cara Norte. Los eslovenos no les cedieron el turno a los ingleses y estos tuvieron que aguantarse con el hecho de que los eslovenos les pisaran “su” ruta. De ahí la “cierta tensión” con la que ambas cordadas se repartieron la cara Norte. La escalada de los eslovenos acaba de recibir el Piolet d’Or 2015, algo muy comprensible, habiendo sido liderada por un alpinista de la talla de Prezelj. Pero… señores del Piolet d’Or ¿saben ustedes que Fowler y Ramsden abrieron una vía idéntica en la misma pared de esta montaña justo tres días más tarde? Tommy Caldwell y Kevin Jorgeson liberaron el “Dawn Wall” en El Capitán (Yosemite, USA) en 19 días, entre diciembre de 2014 y enero de 2015. Son 900 metros de hasta 9a (5.14d) en 32 largos. Vida en hamaca y rodeados
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Ángel Pablo Corral
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Editorial
EN LAS RAÍCES DE PEÑALARA
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Será un discípulo directo de Giner de los Ríos, Constancio Bernaldo de Quirós, otro hombre bueno, comprometido, profesor y muy fundamentalmente guadarramista, quien plasmará estos primeros pasos en la fundación de una sociedad montañera específica, nuestra Sociedad Peñalara, inserta desde sus primeros pasos explícitamente en las iniciativas, el estilo y los principios ginerianos, como es visible en sus componentes, actividades y publicaciones. Por algo bien enraizado se llama Refugio Giner de los Ríos al enclavado por Peñalara en la Pedriza. Y, por idénticas razones, hubo en el próximo Canto del Tolmo una placa en la memoria del ilustre pedagogo, hoy injustificablemente suprimida y olvidada. Detrás de estos símbolos hay, pues, un modo especial de entender tanto la Sierra como el excursionismo, que fue ya excelentemente expresado por Bernaldo de Quirós en sus diferentes escritos, más allá -en palabras de Giner- de la frivolidad que a veces suelen tomar determinados deportes. En este afán de calidad, de hondura y de amor a la naturaleza consiste, por tanto, la manera fundacional de entender las montañas y especialmente el guadarramismo en la Real Sociedad Española de Alpinismo Peñalara. Y precisamente por todo ello hizo Giner, ya anciano, aquel gesto de ofrecerse como partícipe en esta empresa que le parecía digna de todo apoyo. Si asociamos, finalmente, ciertas montañas a las figuras ilustres que las exploraron, ascendieron, estudiaron, difundieron o recubrieron con sus imágenes, ideas y principios, como ocurrió en el Mont Blanc con de Saussure, en el Cervino con Whymper, en el Teide con Humboldt, en el Monte Perdido con Ramond, o en el Everest con Mallory, el Guadarrama quedará siempre vinculado a Giner de los Ríos, a los profundos significados que le otorgó, a sus sólidas ideas y a su compromiso ético.
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ste año 2015 se cumple el centenario del fallecimiento de don Francisco Giner de los Ríos y Peñalara debe sumarse a su recuerdo por hondas y propias razones. Fue don Francisco ante todo un hombre de bien y además un intelectual comprometido con la libertad, con la moral y con la enseñanza, y ello le llevó a tomar decisiones personales difíciles y también a emprender caminos cuyas direcciones aún seguimos y cuyos resultados positivos todavía recogemos hoy. Giner entendió la Sierra de Guadarrama en el cruce de todas esas responsabilidades: como camino difícil, reto para un temple firme, como escuela de moral para educar personas en el contacto directo con sus paisajes, y, en el fondo, como lugar de libertad, de belleza y de aprendizaje. En su artículo titulado “Paisaje”, publicado en 1886, describía con minuciosidad y con recogimiento un atardecer sobre Siete Picos, visto desde las Guarramillas, analizaba el componente rocoso de la Sierra que arma su orografía, veía el entorno natural y libre como escenario idóneo para el ejercicio de una educación que condujera a la regeneración nacional, tan maltrecha casi siempre, y proponía la creación de sociedades excursionistas que guiaran adecuadamente a las personas hacia las montañas y sus beneficiosos ambientes. El mismo año 1886 se constituyó, asociada a la Institución Libre de Enseñanza -fundada, como es sabido, por Giner- la Sociedad para el estudio del Guadarrama, hito inicial en el proceso de consolidación del guadarramismo asociativo, que estuvo dirigida por Macpherson, Sama, Quiroga y Bolívar, con socios como el mismo Giner, Cossío, Rubio, Riaño, Beruete, Torres Campos, Lázaro Ibiza y Velázquez. Tan buenos impulsos se habían plasmado previamente en una célebre excursión concreta por el Guadarrama, en 1883, de profesores y alumnos institucionistas, dirigida por el geólogo Salvador Calderón, que fue fundamental tanto en la historia educativa moderna en España como en el origen del excursionismo madrileño.
Eduardo Martínez de Pisón
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LAILA PEAK INVERNAL
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José Manuel Fernández http://josemanuelfernandez360.blogspot.com.es
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“En estas montañas, cuando llega la noche, el silencio es impresionante. Todo se para, una quietud mortífera empieza a rodearte, la temperatura empieza a caer a los 35 grados bajos cero y todo se congela.”
El Laila Peak (6.096 m). Foto: José Manuel Fernández
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condiciones parecían las idóneas. Cavamos una pequeña repisa, disfrutamos de las vistas al K2 y al resto de ochomiles que teníamos en frente nuestra y nos echamos a dormir con la ilusión puesta en el día siguiente. Pero el destino es caprichoso, y sorprendente, y quiso que las cosas no salieran como planeamos. A las tres de la mañana me desperté sobresaltado, y no por la luz, sino todo lo contrario, por la negrura absoluta en la que estábamos sumergidos. Una tormenta de las gordas se formaba sobre nosotros, inocentes pececillos en la inmensidad del océano. A los pocos minutos empezó a nevar de manera contundente, y después de esperar a que amaneciera y comprobar que nuestros sacos estaban cada vez más enterrados y mojados bajo la nieve no nos quedo más opción que aceptar nuestro destino. Volver a escalar el pequeño rapel que habíamos hecho el día anterior no fue tarea fácil con tanta nieve recién caída, pero finalmente cansados y derrotados volvimos al campo base. Cierto regusto de amargura quedó porque solo un día de buen tiempo fue la diferencia entre el éxito y el fracaso, pero por lo menos nos quedará el recuerdo de ese día de escalada que nos brindó la pequeña torre de Ramón y que disfrutamos como enanos.
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José Manuel al regreso de la cumbre. Foto: Álex Txikón
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e las tres expediciones que hice al Laila Peak me quedo especialmente con dos momentos, uno en verano y otro en invierno.
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INVIERNO DE 2013 El 2012 volvimos otra vez al Laila Peak, pero esa vez VERANO DE 2011 las condiciones no nos permitieron la más mínima La primera expedición que hice al Laila y al Karakorum oportunidad, aunque lo intentamos con todas nuestras fue en 2011 a través de un amigo común de Ramón fuerzas. Y fue en el hotel de Islamabad esperando para Portilla y mío, Antonio, que nos unió para compartir esa volver a España cuando Rashid, el dueño de la agencia, pequeña obsesión que fue el Laila Peak y con la que yo descubrí Pakistán. nos comentó ¿y por que no intentarlo en invierno? La Después de varios días de mal tiempo, muchos semilla ya estaba plantada, y en elementos como Ramón cambios de planes y las incertidumbres clásicas de estos y yo es casi imposible que no germine. Además reducía sitios, Ramón y yo decidimos ir a por todas y salimos la espera de una nueva expedición a solo unos meses, no del campo base cargados con lo mínimo para intentar a un año completo, por lo que nuestro síndrome de llegar a la cima del Laila. Nos saltamos el C1, montamos abstinencia a una nueva pequeña dosis de aventura no lo que se podría llamar el C1/2 en el primer iba a pegarnos tanto. collado y nuestra intención era dormir en el segundo collado o C2 sin tienda y desde allí subir y bajar a nuestra tienda del C1/2. Sencillo. Nos ahorrábamos cargar con material extra en los terrenos más técnicos. Y quiso el destino regalarnos un día increíble de escalada entre el primer y segundo collado. En vez de rodear la torre, que hubiera sido lo lógico, nosotros la escalamos. Un día perfecto de escalada, buscando y encontrando la línea más lógica, un pequeño largo de mixto para darle salsa al asunto, y una pequeña cima que tras un corto rápel nos depositaría en la base de la pala del Laila de la manera más elegante posible. Lo más difícil estaba hecho. Nos veíamos triunfadores. El tiempo era magnífico, no nos Álex y José Manuel preparan el ataque final. Foto: Colección José Manuel Fernández habíamos desgastado demasiado y las
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Y fuimos al Laila Peak en invierno en 2013, y conocí el Karakorum más salvaje. Además esta vez se nos unieron más compañeros y fue una expedición muy especial, pero de esto se podrían escribir muchas páginas, y no es la intención de este artículo. Primero hicimos un intento muy serio Ramón Portilla, Juanjo San Sebastián, Alex Txikón y yo en el que llegamos bastante altos, y después de un descenso al CB un tanto apoteósico en medio del mal Un lugar muy salvaje para acampar. Foto: José Manuel Fernández tiempo, Alex y yo volvimos a la carga tras tres días de descanso. Llegamos al C2 sin problemas y el último día no intento anterior habíamos aprendido que encontrar gozamos del pronosticado buen tiempo, el viento nos las reuniones que habíamos dejado montadas durante estuvo castigando durante toda la jornada. Ya sabíamos la subida no era tarea fácil porque rápidamente se el camino y poco a poco y largo tras largo, recorrimos cubrían con la nieve y el viento, por lo que nos la pala peleando con la nieve blanda y la falta de hielo habíamos llevado unas cañas de bambú con un banderín debajo de ésta. Llegamos arriba a última hora de la tarde rojo para marcar las reuniones. Fue un detalle y durante la bajada por la inmensa pala del Laila se nos fundamental. El recuerdo interior que tengo de estas echó la noche encima. En estas montañas cuando llega horas es el de saber que no podíamos cometer ningún la noche el silencio es impresionante. Todo se para, una error, que teníamos que llegar a la tienda, y de tener quietud mortífera empieza a rodearte, la temperatura una concentración máxima. El recuerdo exterior es de empieza a caer a los 35 grados bajos cero y todo se una belleza increíble, remoto, salvaje, y nosotros congela. Yo tenía tres dedos un poco tocados con moviéndonos como autómatas formando parte del congelaciones, y mi obsesión era pasar los rapeles en paisaje con nuestros monos de plumas y nuestras diagonal y con travesías antes de que la noche llegara pequeñas cuerdas en busca del calor de la tienda que definitivamente. Y lo conseguimos justo a tiempo. Del significaba la salvación.
Un momento de descanso. Foto: Colección José Manuel Fernández
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día siguiente cuando Alex y yo llegamos al C1 me sentí salvado. Habíamos hecho lo más difícil y habíamos salido indemnes. Bueno, error. Nada más salir del C1 me rompí el tendón de Aquiles y tras una bajada en la que la mayor parte del tiempo fui arrastrándome como una croqueta, a doscientos metros del CB, un alud me pasó por encima. Esto es lo que se llama tener un final apoteósico para tres expediciones al Laila, una señorita muy caprichosa. Y si no que se lo digan a Ramón.
José Manuel en el ataque a la cumbre, a -30º. Foto: Álex Txikón
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José Manuel Fernández y Álex Txikón alcanzaron la cumbre del Laila Peak, en el Karakorum (Pakistán), el 18 de febrero de 2013. Fue la primera ascensión invernal de esta montaña.
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EPÍLOGO Otra lección que aprendí de esta expedición al Laila en invierno es que nunca hay que bajar la guardia. Al
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El entorno del Laila visto desde el Gondogoro. Foto: José Manuel Fernández
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SALTO BASE DESDE LA CUMBRE DEL LAILA PEAK Carlos Suárez
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Ramón Portilla en una de las travesías de la cara Oeste. Debajo de él, Darío Barrio. Foto: Carlos Suárez
Ramón y Darío avanzan por las pendientes de la cara Oeste hacia la cumbre. Foto: Carlos Suárez
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Darío Barrio y Carlos Suárez escoltan a Ramón Portilla en la cumbre del Laila Peak, su gran recompensa. Foto: Carlos Suárez
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Darío por su parte llevaba un paracaídas especial solo apto para saltos con traje de alas, con lo que no le quedó más remedio que subir todos los equipos hasta la misma cima. … Y allí nos vimos a última hora con el atardecer desapareciendo poco a poco. Dos alpinistas, dos saltadores BASE pero solo tres personas. Todos contentos en la cima, pero yo vi que me había tocado la lotería. No había una gota de viento y parecía un salto totalmente seguro. Le prometí a Ramón que si Darío saltaba, yo bajaba con él. La realidad de la montaña aclaró el entuerto y Darío no podía saltar, con lo que Ramón se quedaba en buena compañía pero con un aventurero de poca experiencia en las altas montañas. Me sentí un poco extraño en una cima única, con un paracaídas en la espalda e intenciones claras de tirarme cortado abajo. Salté sin pensar más que en lo que debía. Los movimientos justos y precisos que abren el paracaídas en el momento adecuado a una velocidad cercana a los cien kilómetros por hora. Ready, set, go. El salto con el que soñaba desde que empecé a practicar paracaidismo. La actividad que me depararía una puerta abierta a un futuro antes inimaginable para mí. Luego vendría la Torre Sin Nombre y el recuerdo de unos saltos que me acompañarían en mis momentos más difíciles como un tesoro al que solamente yo podría acceder. Ahora sé lo que es sentirse rico de verdad. La montaña siempre te enseña que solo hay que quererla y respetarla durante años, aunque a veces sea dura. Y todo para que te depare la mayor de las aventuras.
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e llamó un día Ramón Portilla con la idea de ir al Laila Peak junto a Darío Barrio y ver si era posible saltar desde la cima. Con esa idea y la de pasarlo bien, iríamos con Ramón, que era su sexta vez que atacaba la montaña. Nos fuimos juntos a por esa bella montaña. Para Darío era su primera experiencia en el Himalaya, aunque realmente ya tenía un buen bagaje Carlos Suárez alcanzó la cumbre del Laila Peak, de expediciones y viajes de aventura a sus espaldas, en el Karakorum (Pakistán), junto a Ramón Portilla y especialmente cruzar China en bicicleta, saltar del Salto Darío Barrio, el 22 de agosto de 2013. Carlos hizo el Ángel en Venezuela y su última expedición a primer salto BASE desde esta montaña. Groenlandia donde, también podría saltar desde la cumbre del Ulamertosuaq. Normalmente subir a estas montañas donde va muy poca gente ya es casi un milagro, pasarlo bien y volver sanos y salvos sería otro milagro más añadido. Pero llegar a la cumbre y saltar desde 6.100 metros sería algo irrepetible. No importa lo alta que sea una montaña. Para poder saltar hay que establecer otra estrategia, preparar otro paquete lo más ligero posible y analizar la posibilidad de bajar con un traje de alas o simplemente tirarte al vacío si hay altura suficiente para abrir el paracaídas sin complicaciones. Rodeamos la montaña por todos lados y subimos un par de veces al campo 1. Mi intuición me dijo que no había un salto para ir con traje de alas, ya que se necesitarían al menos trescientos metros de desnivel antes de impactar contra el Carlos prepara el salto desde la cumbre con las luces del atardecer, vigilado por Ramón. Foto: Darío Barrio suelo y yo esto no lo veía por ningún lado.
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YOSEMITE, EL CAPITÁN MESCALITO EN SOLITARIO
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Texto y fotos de Luis Gómez
En este inmenso océano de granito imaginó Charlie Porter la línea de fisuras por las que discurre “Mescalito”.
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las pastillas y el potenciómetro se transforman en rps y dos juegos de ganchos. Un día por fin me decido y aparco mi guitarra, que, por cierto, no va por buen camino y necesita un respiro (yo más que ella...) y me centro en mi Mescalito. Como un autómata, compro el billete, analizo el croquis, hago listas, reordeno el material y, como quien no quiere la cosa, me veo de repente al pie de «El Capitán». Estos últimos meses, acostumbrado a no dar un paso sin consultar y leer artículos y demás, de repente todo me ha parecido muy fácil. Al fin y al cabo llevo toda la vida haciendo lo mismo. Tres porteos a pie de vía y estoy ya a punto para despegar. Mi cabeza se ha olvidado de la “fucking guitar” y solo piensa en una cosa: ¡salir por arriba! Qué curioso este pedazo cabezón que tengo...
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«Este serrucho japonés corta al revés, ¡Joder, qué difícil va a ser esto!»... Entre corte y corte, intentando ser lo más preciso posible, se desliza por mi cabeza la idea de escalar la Mescalito a El Capitán en solitario, como si no tuviese ya bastante con la que me ocupa actualmente. Llevo varios meses pensando en una sola cosa. Hace tiempo que no escalo, todo mi tiempo libre lo dedico a este nuevo big-wall que me he propuesto: construir una guitarra eléctrica de principio a fin, nada de kits, ni de piezas prefabricadas...; en fin, una auténtica locura. Esta idea, ya fraguada desde hace tiempo en mi cabeza, supongo que olvidada por mi subconsciente por ser demasiado incordio y complicada, ha ido cada vez haciéndose más fuerte y, poco a poco, ha ganado terreno... Sin embargo, paulatinamente, el diapasón se convierte en un knife-blade, el traste en un Alien híbrido,
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DE GUITARRAS Y UÑAS
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Luis, colgado en el refugio.
Esto es el artificial de dificultad, un talon y un rivet y mucho “patio”.
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A TRES LARGOS DIARIOS El primer día escalo dos largos y bajo a dormir a pie de vía... Se me hace raro estar aquí, en el primer largo. Puedes hacer cuatro o cinco pasos de ganchos seguidos. ¡Ni me acuerdo la última vez que me colgaba de uno de ellos! Esto es lo que tiene el “artifo”: es como montar en bici, nunca se olvida. Un gancho. («Este traste no está entrando bien… Con el martillo de nilón golpeo suavemente intentado que penetre en su fina ranura»)... Se parece a este jodido Alien negro que no quiere quedarse ni a tiros en este pequeño hueco; solo le funcionan dos levas, el resto va al aire. Será por eso que se resiste. Por debajo un poco de todo y en general malo. Unos cuantos metros más abajo me acuerdo de que hay un Alien rojo “a cañón”. Este pensamiento me aporta un poco de tranquilidad. ¡Qué fácil sería meter aquí una uve recortada! y me quedaría tan a gusto… pero hoy en día la gracia de algunas vías del Capitán es precisamente hacerlas como dicen ellos hammerless, o, para nosotros, “sin maza”. Esto sin duda incrementa la dificultad y el
Autorretrato a mitad de vía.
compromiso y también le da un sentido a todos estos cacharros modernos que tenemos hoy en día. La roca, mudo testigo a su manera, también te da las gracias cuando observas sus cicatrices de tantos años de clavos y coopperheads. Por fin me veo sentado en mi hamaca. Me duelen las manos y en general todo el cuerpo. Hoy ha sido un día malo, pues varios largos se han complicado y, cuando no han sido los tres o cuatro “saques” que me he dado en el primer largo, ha entrado en escena el petate, que se ha atascado varias veces en el último, teniendo que subir y bajar continuamente para liberarlo. Es mi tercera noche y esto promete. Mañana me obligo a escalar solo tres largos. Mi cabeza quiere, pero mi cuerpo no me da para más. A mi ritmo de tres largos diarios no voy como un cohete; pero, si quieres dejar un buen acabado, nunca debes tener prisa. Cuando piensas que has lijado bastante, todavía hay alguna lija de grano más fino que, cuando la aplicas, revela un pequeño arañazo o mínimo poro que todavía está sin tapar.
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Luis a dos largos de la salida fotografiado desde el suelo por Tom Evans.
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EL BISMARCK Una isla en mi desierto de roca vertical se ve cada vez más cerca: “El Bismarck”. Así es como se llama a una pequeña repisa que se yergue a 700 metros del suelo y quizás porque es la única repisa en toda la vía tiene semejante nombre, que suena a importante. La verdad es que, cuando estás en El Capitan, realmente lo es. El día antes de llegar, ya por la tarde y con la miel en los labios pues solo me quedaba un largo que haría el día siguiente para llegar a mi oasis, ¡zas!, un pedazo de saque de 15m. ¡Joder! ¡No sé ni cómo ha pasado! Estaba en un tramo de rivets («¿se habrá roto uno?») Como haya sido así, estoy bien jodido. Miro hacia arriba intentando averiguar qué ha sucedido exactamente y saber de qué estoy colgado ahora mismo. Pongo el jumar y subo para arriba. Con cuidado, Luis... Lo mismo el seguro del que cuelgo puede saltar y me doy otro susto del copón. Sí que sería un buen susto... Cada vez más cerca y cada vez con más miedo. Cuando llego, el rivet está en su sitio (¡qué raro!)... se habrá tenido que romper el cable del rivet hanger. Día siguiente... Si ayer a última hora todo eran líos, hoy sin embargo en un solo largo y estoy en El Bismarck. Por fin en cinco días me puedo poner de pie en algo
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Travesías y péndulos. Ganchos y más ganchos. Rápeles y maniobras imposibles. Jumars mirando para el lado incorrecto e infinitos momentos que se graban en el cerebro y no se pueden describir. Estas situaciones ocurren todos los días, no exactamente por este orden, pero al final acaban pasando y, en general, viene a ser la tónica de todas las jornadas.
Luis en tareas de limpieza del largo.
duro que no sean la hamaca o los estribos. Unas latas de cerveza me esperan. Alguna cordada bondadosa las habrá dejado. Espero a la tarde para que estén más frescas. Me tomo solo una con moderación y la verdad es que me sienta como un tiro (¡será posible!)
DEL BISMARCK A CIMA He decido hacer huelga y hoy no currar. Me quedo en mi oasis y me dedico a estirar, comer doble ración, curar mis heridas, que no son pocas, y escuchar música. Desconectar... que falta me hacía. Para mi regocijo desde aquí ya se ve el Half Dome completo, La cincuentena de friends que hay puesto que estoy muy que subirse a esta vía. alto, y por la tarde me regala una puesta de sol de color rojizo morado que me reconforta. Llegué con las fuerzas justas y me acuesto con la moral muy alta. Supongo que esto es lo que tienen los oasis. Otra noche más. Tengo las manos fatal, cualquier roce ya sea con la ropa o el saco me produce un dolor insufrible. Es curioso, cuando escalo no parecen doler tanto pero, sobre todo al final y al comienzo del día,
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son un auténtico tormento. Las dos uñas de los de dedos gordos de los pies parecen estar a punto de salir despedidas de su sitio y un sospechoso color violáceo se va apoderando de ellas. ¡Vaya mierda! Si lo sé me quedo con mi querida guitarra, que es imposible, pero no te castiga tanto, por lo menos físicamente. Un último seguro y me veo en la cumbre. Es una especie de loma inclinada con árboles. No tiene el glamour de las cumbres de los Alpes pero sí buenas vistas y puedes hacer fuego. De repente todo se ha acabado y me ha pillado un poco desprevenido. ¡Qué curioso, me estoy empezando a acordar de mi guitarra... será posible! Los deseos juegan conmigo... Un día largo de «desporteos» y me veo por fin ya abajo, en el coche, con un aspecto deplorable. Los turistas me miran con cara de espanto. La verdad es que debo parecer un cavernícola salido de vete tú a saber dónde. Seis kilos menos, casi uno por día. Varias uñas perdidas, un nervio de una mano que todavía hoy, después de dos años, no ha vuelto a ser el mismo. Muchas horas de sufrimiento y duro esfuerzo. A cambio, 26 largos y 1.100 metros de vía que, si la cuentas yendo solo, pues ni te digo. Tercer o cuarto mejor tiempo en solitario, según me dijeron por allí. Pero lo verdaderamente importante, un chorro de emociones y sensaciones que todavía hoy después de dos años me impulsan a escribir..., a mí, que por lo general no suelo cometer tales excesos. Ya he llegado a Madrid. Retiro la sábana que la tapa y me veo cara a cara con mi otro gran big-wall. Mi cabeza quiere pero mis manos, tal como las tengo, no pueden. Al final, como en Mescalito, me voy a tener que tomar las cosas con más calma. Un mes más tarde reanudo los trabajos. Otros tres me tendrán que hacer falta para acabarla. ¡«Fucking guitar»! Es lo bueno de Yosemite, que se te pega algo de inglés…
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La mano izquierda de Luis nos cuenta cómo es el trabajo que hay que realizar en esta ruta de El Capitán.
Mescalito (VI 5.9 A3-C3 1.000 m) abierta por Charlie Porter, Steve Sutton, Hugh Burton y Chris Nelson, en diez jornadas en octubre de 1973. Según la descripción de la guía, Mescalito se define como “steep, sustained and exceptional" (vertical, mantenida y excepcional). Es una de las grandes rutas del Capitan de mediana dificultad. Su longitud y sobre todo su recorrido por una de las partes del “Capi" más impresionantes, hacen de ella una gran ruta. Como dicen por allí, es la mejor ruta de dificultad moderada del Capitan. Charlie Porter (1951-2014) fue uno de los mitos de la época dorada del Valle. Es autor de vías como Zodiac, Mescalito, The Shield, Tangerine Trip, Excalibur y de un sinfín de nuevas repeticiones en solitario en Yosemite, Baffin, Alaska y Patagonia. Cuando te sitúas debajo de la ruta, te das cuenta que solo un visionario como Porter podría imaginar que esa sucesión de débiles fisuras podían ser unidas con largas travesías y cortas secciones de rivets (remaches). Cuando se abrió Mescalito, tuvo su repercusión, ya que se catalogaba como A5, pero los aperturistas nunca lo admitieron, ya que para ellos el A5 simplemente no existía. Otra de sus polémicas fue que emplearon el uso de 70 remaches o rivets para la apertura, lo que se suponía que era una “herejía", ya ellos defendían que el grado del artificial no debía ser inventado. Admitían que si tienes que manipular la roca para colocar un gancho, es mejor colocar un anclaje fijo. Cuando la repites, realmente valoras la calidad de estos aperturistas. Cualquier resquicio para poder progresar sin taladrar es aprovechado. Ni un rivet de más fue utilizado, solo los indispensables para poder pasar y unir las fisuras o los emplazamientos naturales.
Luis en el Camp 4 después de la escalada.
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La vertiente de Diamir del Nanga Parbat al atardecer. Por esta cara discurre la ruta que nos relatan los autores del artículo. Foto: Ramón Portilla
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EL NANGA PARBAT
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Contamos en ALPINISMO HOY de este mismo número que el Nanga Parbat se resiste a los intentos invernales que está recibiendo. Para saber de primera mano cómo es esta “montaña desnuda”, hemos pedido a cuatro amigos peñalaros que han pisado su cumbre, que nos hablen de su experiencia. Ramón Portilla, Carlos Soria, Pedro Nicolás y José Isidro Gordito nos cuentan cómo es, de cerca, el Nanga Parbat (8.125 m) precisamente al cumplirse los 25 años de la ascensión de los tres primeros. Estas son las preguntas: 1- ¿Cómo fue tu experiencia en el Nanga Parbat, cómo viviste esta montaña y si tiene alguna peculiaridad que la caracterice o que la distinga de otras? 2- ¿Qué piensas de los intentos invernales, si te parecen factibles, y cual crees que es la clave para el éxito en invierno en el Nanga? Ángel Pablo Corral
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Foto: Ángel Pablo Corral
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RAMÓN PORTILLA
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1- Era otra época, era el año 90 y fue una experiencia, para mí, increíble. Cuando yo subí estábamos solos en la montaña mis dos compañeros japoneses y yo, fue una experiencia buenísima porque era un último intento. Llegué a la cumbre con Masanori Sato (Taeko Nagao era una chica que tenía un dedo congelado y no llegó a la cumbre) y es muy bonita la historia. Viendo después imágenes de años posteriores con mucha gente, cuerdas fijas, tuvimos la suerte de vivir una época en la que todavía se podía escalar de una forma más auténtica, con más aventura. Pasamos cinco días, los dos japoneses y yo, entre el campo 2 y 3, esperando la ventana de buen tiempo. Aposté y tuve suerte, porque se abrió la ventana y pudimos hacer la cumbre, pero si hubiera estado en el campo base, no hubiéramos podido subir. Recuerdo que teníamos previsto salir a las 5 de la mañana para la cumbre, pero hacía muchísimo viento y no pudimos salir hasta prácticamente las 9, porque por la mañana era imposible con el viento que hacía. El mismo día bajé de la cumbre
Ramón Portilla llegando al C3. Foto: Colección Ramón Portilla
Ramón y Masanori Sato en el CB al bajar de la cumbre. Foto: Colección Ramón Portilla
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El grupo expedicionario de 1990: Toti Sánchez, Eduardo M. de Pisón, Carlos Soria, Pedro Nicolás, Mariano Arrazola y Jorge Palacio. Foto: Colección Carlos Soria
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Llegamos a la cumbre a las cinco de la tarde el noruego, Pedro y yo… pues demasiado tarde. En la bajada lo pasamos un poco mal, porque a las siete llegamos a lo que era la comba de Bazin, allí se nos hizo de noche y como hacía y había hecho mucho viento, pues no había quedado ninguna huella. En esa época no llevábamos gps y tardamos muchas horas, hasta la una de la mañana, en encontrar la tienda. La La encontramos, pues no sé,
CARLOS SORIA
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a la tienda del último campo y al día siguiente tuve que bajar al campo base para marcharme al otro día. O sea que, de la cumbre, a la carretera de la Karakoram Highway, tres días. A mi el Nanga Parbat me encanta, en todos los sentidos, me parece una montaña bella, que tiene una historia impresionante, me fascinaba la historia de la primera ascensión de Hermann Buhl. En el Nanga Parbat para mí se juntaban la belleza y una historia fascinante. Es el ochomil al que más cariño tengo de los pocos que he subido. 2- La clave es, como siempre, la suerte. Me parece factible, claro, las nuevas generaciones del alpinismo actual tienden a hacer lo que no se ha hecho, es innato en el ser humano. El Nanga Parbat tiene un problema muy grande: es una montaña muy solitaria, esto hace que esté muy venteada, en invierno me imagino que será horrible. También se carga mucho de nieve, es bastante peligrosa y luego tiene el gran problema de un desnivel enorme, en el campo base estás a escasos 4.000 m, tienes otros 4.000 metros de desnivel hasta la cumbre. Independientemente de que se suba o no se suba, el hecho de que haya gente intentándolo me parece fascinante. Que haya personas que quieran ir más allá y que estén dispuestas a sufrir y a pagar unos precios altos por llevar más allá el alpinismo y el himalayismo.
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1- Era la primera expedición de Peñalara a un ochomil, mi segunda al Nanga, yo era el jefe de la expedición, y estábamos en el campo 2 con muy mal tiempo, veíamos que no podía ser, estaban en el campamento base Toti, Mariano Arrazola, Eduardo Martínez de Pisón… y de repente ese Foto: Ángel Pablo Corral día por la tarde pegó un cambio el tiempo, se quedó una noche fantástica, tuvimos la esperanza y nos fuimos del campo 2 al campo 4, Jorge Palacio, Pedro Nicolás y yo, y un noruego de otra expedición. Jorge Palacio, que era el tío más fuerte de los que estábamos allí, se fue quedando atrás, llegó muy mal al campo 4. Hablamos con Mariano Arrazola, el médico, que estaba abajo, dijo que posiblemente tenía un edema y que se debía bajar. Y Jorge dice: “yo me bajo solo, me bajo con un walkie, los otros, Toti, Mariano y el cocinero van a ir hasta el campo 1, están las cuerdas puestas y si no, os llamo a vosotros y bajáis rápidamente”. -Se bajó él solo. Al día siguiente pudimos ir, muy temprano no, porque hizo mucho viento y salimos más bien tarde.
El diedro del muro Kinshofer. Foto: Carlos Soria
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22 PEDRO NICOLÁS
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1- Ví por primera vez el Nanga en 1979, durante la expedición al Diran Peak. Volví con intención de subirlo en 1987 dentro de una expedición del Grupo Militar de Alta Montaña, en la que ibamos cuatro civiles, entre ellos Carlos Soria. Se hizo cima pero ni Carlos ni yo pudimos alcanzarla. Fue por ello, Foto: Ángel Pablo Corral por lo que nos había gustado la montaña, y por el increíble ánimo del amigo Soria, por lo que tres años después, en 1990, con un grupo reducido de amigos, apoyados y financiados por gestiones peñalaras, nos encontrábamos de nuevo, con porteadores y montañeses ya conocidos, en el florido y bucólico valle de Diamir, dominado por una montaña tan alta y escarpada que su cima parecía más cósmica que terrenal. Ahora, con la perspectiva que proporcionan 25 años veo el Nanga como un momento maravilloso de mi vida tanto por la vivencia como por el escenario. Teníamos fuerza y confianza en nosotros mismos y en el grupo, y estábamos fascinados por esa montaña que rebosaba belleza, compromiso e historia. Esto es fundamental. Tienes que desear auténticamente estar en esa cima para no cejar en la búsqueda del menor resquicio para colarte en ella…, y así fue. Porfiamos hasta el máximo y en el último momento se nos brindó la oportunidad que aprovechamos…; pero para estar en condiciones anímicas y físicas en ese momento tienes que mantener encendida la confianza y el deseo, además de tener suerte con la salud, y eso parte de una verdadera unión con el significado de la propia montaña. La primera parte es divertida y técnica. El muro Kinshofer es una auténtica pared que creo no tiene parangón en ninguna normal de los ochomiles, sin embargo lo recuerdo como atractivo y espectacular, por supuesto por tenerlo bien equipado, a pesar de que la primera vez que lo subimos en la expedición de los militares lo hicimos de modo muy precario con viejas y finas cuerdas. El campamento II, el situado encima del muro, es muy aéreo y reducido; un lugar para no dar un mal paso… Nosotros solo pusimos otro campo de altura. Carlos siempre tiende a reducir campamentos, por lo que el trayecto era largo y fue allí, a casi a 7.000 m, donde Jorge tomo una decisión tan valiente como generosa al decidirse a bajar solo por sentirse mal. Estaba débil y enfermo pero mantuvo su carácter de gran alpinista, y esa fue la clave de la consecución de la cima.
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por intuición, por casualidad, pero al final, en un momento, la vimos: “está ahí, está ahí”... Vamos, una alegría impresionante. La montaña es preciosa absolutamente. Sales desde el río Indo por la Karakoram Highway y en cuatro días te puedes pones en el campo base, que está totalmente verde, lleno de flores, de edelweiss… Subir al campo 2 es una historia alpina totalmente, el couloir al principio no es muy tieso, pero después se va enderezando, acabando en el muro Kinshofer, con un diedro de roca fantástico, que cuando lo rapelas es casi como si estuvieses bajando del Torreón ¿sabes? Luego ya, es una montaña grande del Himalaya y también la llegada a la cumbre es bastante tiesecilla, en la zona del “murciélago”. Muy bonita. 2- A mi verdaderamente hoy día me parece todo factible con el nivel tan bueno de alpinismo que hay. Pero en Pakistán está comprobándose que el invierno es durísimo, durísimo, y hay que contar con ello. La gente que va pues me figuro que va preparada para esto y sabiendo, como es lógico, donde va. Lo único que me llama la atención es que vayan todos tan temprano, me parece que no tiene sentido, que acaban quemados, con mal tiempo… porque yo creo que, en general, febrero es un mal mes, y ahí está marzo que tiene 21 días hasta que se acaba el invierno, y que me parece que es el momento de ir a la cumbre. Lo demás, pues yo creo que todo hoy día se puede y se hará, se tardará más o se tardará menos. Y que esto requiere un equipo muy bien conjuntado, que muchas veces pues a lo mejor no se tiene, no lo sé… eso ya es un poco delicado. Carlos en el C3 a 7.200 m. Foto: Pedro Nicolás
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Quedamos Carlos, el noruego Andreas Fredborg, jefe de la expedición noruega con la que coincidimos, y yo. Nos encontramos bien y salimos muy confiados, aunque el fuerte viento nos hizo partir con retraso. La cuenca Bazin tenía nieve profunda y recuerdo que en la noche abrir huella fue exigente. Luego dimos con la buena ruta pues la fuerte pendiente, la tendencia en travesía ascendente y la inexistencia de cualquier rastro humano te obliga a prestar mucha atención a la elección del camino. Cuando ya subíamos rectos, por una especie de gran corredor que lleva a la arista cimera, yo me sentí muy cansado y llamé a Mariano Arrazola, nuestro médico. Me confortó; me dijo que por lo que le contaba no tenía síntomas preocupantes, que comiera algo… y así al poco continué con sensaciones ya mucho mejores. Recuerdo que dejé allí el cordino que llevaba por precaución y el noruego dejo su mochila, todo lo cual recogimos de bajada. Carlos se puso delante; a cierta distancia le seguíamos los dos juntos. Realmente fue él quien tiró de nosotros. Sabíamos que no iba a parar hasta la cima.
Carlos Soria en la cumbre, 11 de agosto de 1990. Foto: Pedro Nicolás
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Pedro en el inicio del corredor final. Foto: Carlos Soria
Llegamos a la arista, ya con bastantes rocas y un poco por debajo de su filo giramos a la derecha. El terreno era muy bonito, con rocas de un color precioso, sin especial dificultad. Carlos de vez en cuando se volvía para controlar; de pronto en una cresta de nieve se paró y levantó los brazos. La niebla cruzaba veloz por la arista ocultándonos el paisaje de los valles pero ni lo cercano ni el Sol, lo que nos hizo sentir que la cima, la cima del Nanga a la que habíamos llegado, era un lugar aislado, por encima del mundo y muy nuestra. Fue al llamar al base cuando percibimos que era tan nuestra como del amplio rosario de compañeros que nos apoyaban desde ese campamento hasta el lejano Madrid. Unas fotos, con neblinas, fuerte viento, mucho frío y sol, y para abajo. El descenso fue más fácil y cómodo de lo esperado. La nieve era segura y pronto llegamos a la gran travesía que nos conducía a la tienda, pero oscureció muy rápido y de modo casi inesperado nos encontramos con grandes campos de nieve sin referencia alguna. Empezamos a escrutar arriba y abajo con los frontales, pero la tienda no aparecía y no había el mínimo rastro de la huella. Yo veía muy mal, pues el viento me había afectado, por lo que usaba a Carlos de lazarillo, pero quizás por eso, por concentrarme en sensaciones y no en visiones, les insistía en que debíamos bajar más, que íbamos muy horizontales, que recordaba que el primer tramo de salida había sido cansado por la subida. Algo influí y tras llegar a pensar en un vivac, al que Carlos se negaba, Andreas que iba delante y a quien había dejado mi frontal localizó, efectivamente un poco por debajo de nosotros, las tiendas.
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24 defensa, batidos por todos los vientos y eso en invierno es muy serio… Sin embargo estoy seguro que no tardarán en ser escaladas. El avance del himalayismo es enorme y el afinamiento en las previsiones de la meteo asombroso, todo lo cual hará que a no tardar, alguno de los equipos se encontrará en el momento y en el lugar adecuado, logrando las cimas. De todos modos me parece fascinante que aún resistan, siendo anheladas por los mejores. Les otorga un aura de inaccesibilidad y compromiso que ensalza esas cimas invernales. JOSÉ ISIDRO GORDITO
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1- Mi paso por el Nanga Parbat constituyó una importante experiencia de aprendizaje tanto a nivel alpinístico como humano. Una toma de contacto con las montañas de más de ochomil metros que se saldó con una ascensión relámpago, pero sin una aclimatación completa y con una estrategia, Foto: Ángel Pablo Corral desde mi punto de vista, totalmente nefasta. Joven, y sometido a la disciplina del jefe de expedición, me vi siguiendo pautas en las que no creía, contrarias a mi forma de acometer la montaña con ligereza y velocidad. Por ese motivo, de ella también saqué la conclusión de que debes elegir muy mucho con quién te planteas ciertos retos y vivencias, ya que constaté lo desagradable que es vivir que se falte a la verdad sólo por adornar épicamente una expedición que, por la velocidad de ascensión y el número de componentes, ya era suficientemente importante. Después de ese viaje, y aunque volví al Himalaya, preferí mantenerme lejos de las expediciones comerciales, las pesadas, los concurridos campos base... y centrarme en escaladas técnicas en los Alpes o las Rocosas Canadienses que me satisfacían muchísimo más, quizás por plantearlas con compañeros con los que me une una gran amistad. El Nanga Parbat es una montaña técnica, se ascienda por donde se ascienda. Requiere escalar y comprometerse. Esas podrían ser sus características con respecto a otros ochomiles que, a pesar de su altitud, presentan mayores debilidades para alcanzar sus cumbres. Si hablamos de su ruta normal, el largo corredor, el muro de roca... son una escalada sobre otra escalada. Técnico y maravilloso. 2- Acometer una ascensión a un gigante siempre es una aventura de dudoso final. No sólo el funcionamiento del cuerpo es determinante; las montañas son tan grandes que es fácil que ocurra cualquier cosa. En invierno hay
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La entrada en ella fue volver a la vida; al saco, a la cocina y al resguardo del frío y el viento, a una seguridad que de inmediato se tradujo en temblores al saberme salvado y relajarme. Al día siguiente, yo con los ojos delicados, pero bastante repuestos, bajamos al C-II donde había subido el médico de los noruegos para esperarnos. La llegada a las primeras morrenas, donde nos esperaban los porteadores con habituales collares de flores de celebración, fue un momento de inmensa alegría, superado aún por los abrazos, cerca del base, de Pisón, de Toti, enorme alpinista al que la mala suerte con la salud le había privado de estar en lo más alto, del siempre entrañable Mariano y de Jorge, ya mucho mejor, a quien agradecíamos una vez más la oportunidad, aprovechada, de haber estado en la cumbre de una de las más importantes montañas del mundo. 2- Solo el K2 y el Nanga se resisten a su escalada invernal. Ambas tienen en común sus bajas temperaturas, más que las nepalíes, y a diferencia de las restantes pakistaníes, son algo más verticales y técnicas, por lo que las avalanchas abundan y las retiradas se complican; también su aislamiento como grandes pináculos sin
Pedro Nicolás en la cumbre, 11 de agosto de 1990. Foto: Carlos Soria
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A 6.700 m entre el C2 y el C3. Foto: José Isidro Gordito
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que sumar un rigor de otro mundo. La sola idea de plantear una ascensión pensando en una vida dura en campos de altura, evolucionar con una protección extrema y no descuidar ningún detalle, pues hacerlo implica la pérdida de algún miembro o incluso la muerte, ya es algo de una valentía fuera de lo común. El Nanga Parbat pone el listón aún más alto, porque las ascensiones a su cumbre son técnicas. Una barrera que sólo se abre ante personajes
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Llegando a la comba Bazin, por encima de los 7.000 m. Foto: José Isidro Gordito
muy potentes o condiciones muy especiales. Tal vez la clave invernal del Nanga por su vertiente del Diamir, sea la comba Bazin. Cargada de abundante nieve fresca, puede constituir una barrera infranqueable que limite el acceso a la cumbre. De su estado y de la suerte, dependerá el éxito de la ascensión, más allá de la fortaleza mental y física de los que sueñan con pisar el punto más alto del gigante.
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Entrevista
DENIS URUBKO
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The boss
rral to: Ángel Pablo Co Denis Urubko. Fo
Ángel Pablo Corral
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27 Has recibido el “Piolet d’Or” en 2010 ¿Crees que este tipo de premios son importantes para el alpinismo? Por supuesto que son importantes. Son momentos para poder contarles a los sponsors. Este tipo de premios, como los juegos olímpicos para otros deportistas, también cuentan, son un reconocimiento especial de que has recorrido el camino correcto, y que todo el mundo lo respeta.
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Denis ¿qué buscas practicando el himalayismo de dificultad? Yo busco la aventura en la montaña y la aventura en mi vida, busco la exploración. La exploración en el deporte y en el arte. Algo que me permite descubrir y conocer buenos amigos y buena gente en el camino. El deporte me permite comprender mejor mi capacidad, el límite de mi fortaleza, de mis aspiraciones físicas, y reforzar mi voluntad de trabajar duro. Y el arte es la posibilidad de identificar la dirección de mi camino y de explorar mi lugar dentro de este mundo. Todos buscamos esto, un lugar especial, un significado especial de mi mismo y dentro de mi cultura. Si tú escalas en estilo alpino una línea muy difícil a la cumbre de un ochomil, es una verdadera obra de arte, como unas pinceladas en un cuadro. Es importante entender que el arte se hace por nada, la razón no es vender. No hago este arte para demostrar nada,
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Nueva ruta en la cara O del “Pico de las ocho mujeres escaladoras” (6.110 m), en el Tien Shan, agosto de 2008. Foto: Colección Denis Urubko
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Denis ¿Dónde vives ahora? Mmm… es difícil decir dónde exactamente pero creo que… ahora vivo en Italia, en Bergamo. Es el mejor lugar que he visto para pasar la vida en la montaña. -¿vives cerca de Simone Moro? -sí, diría que en coche hay quince minutos de mi casa a la suya.
¿Quienes han sido tus héroes como alpinistas? Cuando era jóven mis héroes alpinistas eran Kazbek Valiev, Yuri Moiseev y Reinhold Messner, por supuesto. ¿Sabes? muchos famosos montañeros rusos no son bien conocidos en Europa ni en América, porque aquél periodo no fue exportado a los países extranjeros, dado que la comunidad de escaladores soviéticos era muy cerrada, en el período soviético, claro. ¿Hay algún momento de tus comienzos que recuerdes de manera especial? Sí claro, recuerdo cuando escalé en libre una ruta rocosa en la costa Oeste del Pacífico, cerca de Vladivostok. Fueron momentos peligrosos de mi vida en los que a veces no entendía muy bien el riesgo. Me caí y tuve las piernas bloqueadas durante cinco minutos, recuerdo cómo estaba de estresado, impactado por el momento, pensando en morir, en todo. Después tuve la suerte de recuperarme, comencé a moverme y mis piernas empezaron a trabajar. Fue uno de esos momentos impactantes que me enseñó mucho para el futuro.
Denis durante la entrevista. Fotos: Borja Fidalgo
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Aclimatación en el Cho Oyu (8.201 m) antes del ataque en estilo alpino por una nueva ruta, mayo de 2009. Foto: Boris Dedeshko
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lo hago para mí mismo, igual que en la pintura o la poesía, lo hacemos por nosotros mismos. Y después de todo, a los verdaderos artistas les gusta que la gente se dé cuenta de que lo que hacen es bueno, porque esto les permite comprobar que están en el camino correcto.
¿Tienes límites al escalar? Tengo muchos límites, límites sicológicos, como un hombre normal, como otros escaladores. No sé exactamente si como Iker y Eneko Pou, ellos son maestros, escalan 8c, no estoy muy seguro (ríe). Conozco bien mis límites, sigo siempre mi autocontrol y no los sobrepaso. En una entrevista para Desnivel (Nº 336, junio 2014) dices que no es posible escalar solo el Kangchenjunga. ¿Sigues pensando lo mismo? Creo que sí es posible, para alguien puede serlo, pero para mí no lo fue. Quizá Ueli Steck…Para mi fue imposible. ¿Messner o Kukuzcka? “Y” Kukuczka. Tú me preguntas Messner o Kukuczka, yo te digo Messner y Kukuczka. Cada uno hizo las cosas
por sí mismo, a su manera. Luego la gente da su opinión. No soy capaz de decirte si uno u otro, prefiero “y”.
¿Quién es el mejor alpinista que has conocido? ¿El mejor alpinista que he conocido? (lo piensa mucho, repite la pregunta) ¿Qué es mejor, Byron o Picasso? ¿Quién es mejor? ¿son artes diferentes? En el alpinismo, también son artes diferentes. Kilian Jornet o Adam Ondra ¿quien es mejor alpinista? Son diferentes actividades. Alpinismo es libertad, es arte, y esto es algo muy importante: no es posible ser el mejor. Yo no tengo opinión acerca de quién es el mejor. Descríbeme con una breve frase la diferencia entre ir a un ochomil en primavera e ir en invierno… Brrrr… no es diferente, es un poco más profundo, a veces veinte metros, a veces doscientos. En el alpinismo invernal los vientos unas veces vienen fuertes y otras menos. Y en primavera y verano también hay a veces días fríos, como en invierno. Hay que entender que no es diferente, es más profundo, un poco más de viento, un poco más de frío, una ascensión un poco más larga. Todo es adicional, tiene una dificultad adicional.
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La pasada primavera te fuiste al Kangchenjunga con otros compañeros y con el español Álex Txikón ¿qué tiene Álex que le invitaste a ir contigo a una escalada tan difícil y comprometida? Es un hombre con mucha energía, es muy muy fuerte, increíble. Es muy positivo con todo el mundo. Hace un montón de cosas solo porque los demás se lo piden. “Hola Álex, tengo un problema, ¿puedes ayudarme?” – “sí, sí, voy” –e inmediatamente desaparece. “Denis, perdona, estoy ocupado porque me han pedido que baje a un gato del tejado o porque mi hermano necesita llevar unas cosas a su casa…” Álex Txikón es un ejemplo muy bueno de cómo respetar a los demás. Es muy fuerte también en escalada técnica: en el Kangchenjunga las partes más difíciles fueron escaladas por Álex Txikón y Adam Bielecki, que estuvieron preparados para el ataque en “the shaft”, el espolón final de aquella aventura.
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El himalayista Krzysztof Wielicki dijo en una entrevista en 2011 para Desnivel.com que para afrontar el desafío del himalayismo invernal hay que estar “hambriento de éxito” ¿Es así como te sientes cuando afrontas un ochomil en invierno? Yo lo siento así durante toda mi vida, no solo en las ascensiones invernales. Yo necesito el éxito. Si tú ves mi evolución en el Himalaya, casi todas mis expediciones tuvieron éxito. Llegué, escalé, llegué, escalé, solo me han ido mal las cosas cuando he
confiado en exceso en otras personas. Hay una sola cosa con la que no puedes contar: las relaciones con la gente. No puedo suponer que otra persona va a afrontar igual el desafío o que va a tener la misma capacidad para estar en la montaña que yo mismo. Pero cuando de verdad he sido capaz de dar lo mejor de mi junto a otros compañeros concentrados en los mismos sentimientos acerca del alpinismo, he tenido éxito sin problemas.
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¿Por qué los polacos fueron y son los reyes del himalayismo invernal? ¿Qué tienen ellos que no tengáis los demás? Los escaladores polacos estuvieron encerrados en el entorno social de su país que no les dio la posibilidad de hacer cosas ambiciosas, de ser los primeros ¿me entiendes? Los japoneses escalaron el Manaslu, los británicos el Everest, los italianos el K2, y cuando esta carrera terminó, los montañeros polacos tuvieron posibilidades de demostrar cosas nuevas, cosas más difíciles que las que se habían hecho antes. Esto es el deporte: hacer algo mejor que los demás. Y en condiciones extremas, era la evolución lógica del alpinismo: cara N del Eiger en verano, paso siguiente, cara N del Eiger en invierno. De igual manera, los polacos se decidieron por el Himalaya porque son muy ambiciosos, ellos querían demostrar a todo el mundo su independencia. Ellos decidieron hacer eso.
Denis Urubko y Alex Txikó n en el Kangchenjunga, mayo de 2014. Foto: Colección Álex Txikón
Enero de 2009, durante el ataque invernal al Makalu. Foto: Simone Moro
Vamos al Everest ¿Cómo viviste los ataques de los sherpas a U. Steck, S. Moro y J. Griffith que tuvieron lugar allí en la primavera de 2013? ¿Qué crees que hay detrás de ese suceso? (Lo piensa durante 8 segundos) Demasiados alpinistas vagos. Demasiado negocio en torno al alpinismo. Los sherpas empezaron a
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Primera invernal al Makalu (8.463 m). Una escena para la historia del himalayismo: 1:53 pm del 9 de febrero de 2009, Denis Urubko en la cumbre de esta montaña, fotografiado por Simone Moro. El Makalu era el último ochomil nepalí sin ascender en invierno, Urubko y Moro lo escalaron siguiendo la ruta normal de la vertiente O-NO. Foto: Simone Moro
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Primera invernal al Gasherbrum 2 (8.035 m). Otra escena para la historia del himalayismo: 11:30 am del 2 de febrero de 2011, el fotógrafo norteamericano Cory Richards (de naranja) y el italiano Simone Moro (de rojo) agradecen, cada uno a su manera, la primera ascensión invernal de esta montaña. Foto: Denis Urubko.
pensar que los alpinistas occidentales estaban allí no para ascender la montaña, sino para hacer turismo, y que los únicos escaladores de verdad en el mundo eran ellos. Y pensaron que de los sherpas depende enteramente la capacidad de los otros escaladores de hacer algo o de no hacerlo. Hay gente que necesita a toda costa subir a la cumbre y justifica la situación diciendo que los sherpas quizá no sean tan celosos con su tarea, puesto que necesitan ir a la cumbre, por lo que reciben un dinero extra. Era una situación sucia. Al día siguiente era importante para mi comenzar nuestra ascensión, en estilo alpino, junto a Alexei Bolotov. Cuando estaba acercándome a la morrena del campo base, recuerdo esta imagen: dos sherpas salieron de la tienda en frente de unos trekkers que llegaban y se pusieron a mear delante de todos ellos. Puede que estuvieran borrachos, se reían y enseñaban sus genitales a todo el mundo. Me enfrenté a los sherpas, pero era muy difícil discutir con ellos. Yo estaba muy cabreado y les grité “¿pero qué estáis haciendo?”. Después, dejaron de hacerlo y cuando pregunté a la gente, todos me decían: “no, no, Denis, ssshh, no hagas nada malo delante de los sherpas, no
les digas nada porque se enfadarán…” Esto es parte de la cultura, si estás enfadado, aún tienes que ser humano, tienes que respetar a los demás, no comportarte como un animal.
¿Te has visto alguna vez cerca de la muerte? Sí, por supuesto. En la cara S del Cho Oyu, llegué a la conclusión de que íbamos a morir. Eran unas condiciones sumamente duras, más de lo que suponíamos. Boris, mi compañero, mi amigo, me dijo: “No somos capaces de bajar, Denis, vamos a morir aquí.” Era muy clara aquella situación. En mi opinión, en este tipo de situaciones críticas, como sucede en la vida normal, es necesario trabajar, continuar con la labor. Si comienzas a trabajar en algo, eso es la mejor medicina para la catástrofe, para tu esperanza, para tu mentalidad rota. Paso a paso es posible renacer y seguir. Es una regla que yo sigo. Cuándo sientes miedo escalando ¿Qué haces? Simplemente actuar, poner un seguro adicional… no te puedes olvidar del miedo porque el miedo es un muy buen indicador de que estás en una situación peligrosa.
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¿Algunas veces no llevas traje de plumas en el Himalaya, por qué? Sí, muchas veces hace demasiado calor, entonces pierdes líquido extra de tu cuerpo, lo que te lleva a tener que cargar con más gas… es un fastidio. Es la práctica. Cuando escalé el Makalu en invierno con Simone, yo llevaba una chaqueta especial de Primaloft, muy cómoda y muy ligera. Cuando escalas en terreno técnico es posible
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Hoy en día, los alpinistas llegan a algunos campos base en helicóptero y los abandonan en helicóptero ¿Eso es avanzar o retroceder en la aventura de escalar un ochomil? Eso ni es retroceder ni es avanzar. El alpinismo es desde la base de la montaña hasta la cumbre. Antes de eso es turismo, antes de eso es lo que todo el mundo hace. Si te gusta seguir las reglas de la aventura, siéntate en un barco, da la vuelta a África, después en tren por la India y después haz la aproximación a caballo adentrándote en el Himalaya…Este es justamente el desarrollo de la civilización, pero el alpinismo desde el pie de la montaña hasta la cumbre, esa es la parte principal de la actividad. No importa cómo llegas hasta allí.
¿Dices que el trabajo en altitud sin beber es algo que puede entrenarse, algo para lo que puedes preparar tu cuerpo? -¡Por supuesto! Y lo sé bien porque lo hago. Lo hago y lo he hecho. Por ejemplo, subidas durante veinticuatro horas, o treinta horas, y de vez en cuando unas gotas de agua. Es un buen entreno. Si bebo en casa por la mañana, no vuelvo a beber hasta que llego a casa por la tarde. En nuestra vida siempre es posible entrenar. También cuando entreno, no me gusta meter una sola gota de agua en mi cuerpo porque necesito estar totalmente concentrado en el rendimiento. Estoy trabajando en algo que está dentro de mí y después del entrenamiento, entonces ya puedo recuperarme.
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¿Cuál es la mejor ascensión de Denis Urubko? (Resopla) Tú sabes que he sido nominado muchas veces por muchas escaladas y ascensiones… no es posible decir qué niño prefiero si tengo dos niños por ejemplo.
ejercicio para pasar sin agua muchas horas, o varios días y entonces poder escalar con una mochila ligera simplemente porque cargas con menos gas… vas más cómodo. Creo que si bebes un montón puede ser problemático para el corazón, esto se lo he oído también a los médicos.
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Es necesario usarlo. En una situación peligrosa ¿qué tengo que hacer? Clavar mejor el piolet, fijar la cuerda con más empotradores. No me gusta encerrar el miedo, es mi señal de que tengo que actuar mejor.
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Todo el mundo necesita beber, especialmente escalando en grandes altitudes ¿por qué tú no lo necesitas? Sí, yo también necesito beber, pero hay veces en las que no hay posibilidad de hacerlo. Por ejemplo, cuando escalamos el Broad Peak, -que hoy muestro en mi conferencia- teníamos intención de hacerlo en cinco días, pero el mal tiempo nos lo hizo más difícil y llegamos a la cumbre al séptimo día. No bebimos nada en treinta horas, pero no porque no me guste beber, me gusta beber, pero no fue posible porque no teníamos gas. Igual, en la escalada del Cho Oyu de la que te hablaba, también estuvimos sin beber durante unas treinta horas. -Sin embargo, tú has defendido esa idea… -no no, se trata de la cantidad de kilos, del peso de tu mochila. Para hervir mucha más agua tienes que llevar más gas. ¿Cuál es la razón? Es mejor hacer buen Denis junto a otros grandes del himalayismo. Foto: Colección Denis Urubko
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¿Qué clase de entrenamiento haces habitualmente? Entreno a diario incluso cuando estoy de viaje como hoy, me gusta entrenar en lugares desconocidos. Por supuesto tienes que correr mucho, correr es la base para ir al Himalaya. A veces hago ascensiones técnicas, por ejemplo durante un año, y no me dedico a correr deprisa, pero escalo. Hay que hacer ejercicios distintos y a la vez unirlos.
¿Son frecuentes estas experiencias extrasensoriales, estos sentimientos espirituales en las ascensiones en el Himalaya? Es solo en condiciones extremas, de nervios, de momentos sicológicos, o físicos a veces, cuando estás exhausto puedes sufrir alucinaciones… Por ejemplo, cuando escalé el Lhotse por una nueva ruta en libre y sin cuerdas fijas, era muy difícil la ascensión, peligrosa incluso, yo escuchaba la voz de mi hija que me susurraba “papá, tienes que volver, no vayas más arriba porque es demasiado peligroso”. Por supuesto era una alucinación por la falta de oxígeno, pero yo vi el significado que aquello tenía para mi.
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¿Cual es para ti la importancia del equipo, ropa, material…? Es muy importante porque con él tenemos la oportunidad de hacerlo mejor que la gente que usó un equipo antiguo. Hace sesenta años, Lacedelli y Compagnoni ascendieron el K2 con un equipo antiguo, pesados hornillos Primus de petróleo… ahora lo tenemos todo ligero. Nosotros tenemos la posibilidad de hacerlo mejor, es un nuevo paso en el desarrollo del alpinismo. Creo que es la posibilidad para el arte y no quiero rechazarla.
voz antes. Es un magnetismo especial que está detrás de la mente. Cuando me preparaba para el Kangchenjunga, sentí un poco como el amor de una mujer. Una idea extraña, el deseo y la ambición me llamaban desde algún lugar. Cuando estaba en la expedición perdí este sentimiento, esta voz, este magnetismo debido a las dificultades de la organización. Yo era el líder de la expedición y cuando mis compañeros [Txikón y Bielecki] descendieron al campo base, yo pude estar libre de nuevo, retomé esta melodía, esta voz, respondí a ello y pude lanzarme a por la cumbre.
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rajar la ropa, si llevas pluma, se te puede volar con el viento inmediatamente y en tres días la pierdes toda. Pero con la fibra no.
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Háblame de ese sentimiento artístico o poético en tu alma… de esa “inspiración que sucede en el plano energético del mundo” que te ayudó y te elevó hasta la cima del Kangchenjunga. Todo depende de mi. Es mi terreno, no siento reflejos de la tormenta, ni de la nieve ni del cielo. Solo es mi sentimiento en la naturaleza el que me permite seguir, soy capaz de hacerlo todo sin dudar. Simplemente sigo una línea y sé exactamente que no voy a chocar ni a caer, porque lo domino. Esta es la sensación. Pero hubo una sensación especial de una
Tres escenas de la entrevista. Fotos: Borja Fidalgo
Denis ¿Crees en Dios? No, no. Toda tu experiencia en las montañas, como escalador ¿te ha ayudado mucho en tu vida diaria? Sí, exacto. Te decía antes que a veces no he tenido éxito en una expedición debido a otras personas. Con frecuencia sucede no por el mal tiempo, sino por las dudas de otras personas que les hacen desistir de la ascensión, o porque les pasa algo malo, o hacen algo mal. Yo tengo que mantener mi opinión y seguir una línea con mi esfuerzo y saber en cada momento que si este tío se retira, de todos modos yo puedo
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35 mantenerse fuera de la situación. Yo creo que Carlos Soria, a quien conozco desde hace muchos años, está afrontando su experiencia y su vida en torno a los ochomiles de esta manera, creo…
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¿Qué piensas de los alpinistas españoles, Denis? (Lo piensa) Es una gente que tiene la pasión de… de una profunda cultura de su historia. Si ves la historia de España, sus conquistas, sus pérdidas, verás grandes fracasos y grandes logros. Esta alta temperatura de la vida, basada en la historia, es por supuesto difícil de mantener su identificación con todas las personas. Conozco a los catalanes, a los vascos… pero también son gente que vive en comunidades específicas que se apoyan en el espíritu de su historia.
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Dices en este artículo (Alpinist 37, Desnivel 308) que a los 41 eres demasiado viejo… 10 de agosto de 2011, encordado dentro de la tienda en el Pico Pobeda, al que Denis considera “símbolo de lo inalcanzable”. Foto: Gennady Durov Yo ya he tocado mis límites, sí, los he tocado. Quizá algunas veces di continuar. Quiero hacer un paralelismo con el artista. un paso hacia el otro lado y por suerte he sobrevivido Lo más importante en el alpinismo es alcanzar la cumbre. pero, en todo caso, ya estoy en el límite. –Cuentas que Es un punto filosófico, si no alcanzas la cumbre, no es cuando eras joven “cientos de veces tocaste la muerte”… una ascensión. Puedes entrenar un montón, estar durante -Sí, pero tocar la muerte no es un límite. Si la tormenta tres meses, pero si llegas veinte metros antes de la estalla cerca de ti, significa que estás tocando la muerte, cumbre, no has alcanzado la cumbre. En el alpinismo, estás cerca de morir, pero no es un límite. El límite es si tú alcanzas la cumbre, todo el mundo lo acepta, trabajar muy duro, empujarte hacia una situación también tú mismo, tú entiendes que esto es el verdadero peligrosa, arriesgarte, asumir dentro de ti ese riesgo y arte, es la verdadera cumbre. Un poco por debajo, un después, cuando vuelves, después de dos o tres años, poco antes, no es la cumbre. En la cumbre es ver el riesgo mucho mejor que cuando lo viviste en la exactamente donde está el artista. ascensión. ¿Puedes adivinar cuál es el secreto de Carlos Soria para estar escalando ochomiles dignamente a su edad? Sí, sí lo sé (dice riendo)… Él sigue también las tres reglas, yo fui militar, oficial en el ejército, a veces es fácil usar palabras sencillas para explicar sentimientos muy profundos. Las tres reglas: trabaja mucho, ten la boca cerrada y vívelo todo como un juego. OK, no quiero decir que la vida sea un juego, no, por supuesto, la vida es algo muy serio, pero a veces es mejor
¿Puedes imaginarte un Denis que no esté dedicado a escalar montañas, un Denis alejado de este mundo del alpinismo? Sí, claro. Puedo. Quizá no muy cerca de las montañas, no… pero siento que me vendría bien un trabajo en una oficina, tranquilo, quizá en un futuro. Por supuesto tengo que terminar mi carrera de alpinista extremo y ser paciente para poder entender que la vida es más que el alpinismo.
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Alf y Luis contemplan la helada cara Sur del Yelmo. Foto: José Isidro Gordito
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La Pedriza, fuente inagotable de aperturas y alegrías Luis Guillén
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José Isidro comienza la escalada por el diedro de la vía Mairal. Foto: Alfredo Sebastián/Colección JIG
l viernes por la tarde todavía estamos cruzando llamadas y mensajes para decidir quiénes y a dónde iremos el sábado a aprovechar la escurridiza temporada invernal, a escalar en paredes tapizadas de nieve y hielo. Con pereza y pocos argumentos convincentes escogemos el Circo de Gredos. Implica mucho esfuerzo: madrugón, dura aproximación y retorno, condiciones de mucho frío. Sábado 7 de febrero. Me levanto a las cuatro y media, para recoger primero a Alfredo y luego a José Isidro. Cuando este se monta en el coche, a Alf se le ocurre comentarnos que nuestro común amigo Raúl, desde Huesca, le envió anoche cuando ya estaba acostado un whatsapp con una foto. Es el trazado de la línea blanca que el jueves se escaló en la cara sur del Yelmo en la Pedriza. Asombroso. Recordamos cuando en los
En la expuesta travesía del 2o largo. Foto: Alfredo Sebastián/Colección JIG
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noventa Goli Serrano escaló en piolet-tracción la cara norte, pero… ¿la sur? Hace frío, el día no va a ser soleado, nos da pereza el viaje a Gredos… a las siete estamos aparcando en El Tranco, y comenzamos a andar con las frontales encendidas. El camino está nevado y muy helado desde muy abajo, la cosa promete. En la pradera del Yelmo estamos solos, y vemos con alegría la mucha nieve que hay en la pared sur, entrecruzada de finas líneas de hielo. Parece posible. Subimos hasta la base del gendarme de los “Higinios”, porque dos días antes escalaron siguiendo el trazado del primer largo de la vía “Mairal”. El primer largo va por el fondo del diedro, que está tapado de nieve sin transformar, y sobre la placa cubierta con una fina chapa de hielo. Es difícil asegurar, porque la roca está oculta o helada y el hielo no lo permite, y la progresión es parecida a la adherencia pedricera, mezcla de fiarte y de buscar los puntos favorables. Cuando los piolets aguantan la tracción es porque se han apoyado en relieves del granito, ya que rajan la costra. Hasta los brezos son buenos para asegurar y progresar sobre el tapón de nieve. Superado el desplome, el
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Luis llega a la 2a reunió n en el á rbol. Foto: José Isidro Gordito
canalizo se sube apoyándose en los laterales, apenas usando los piolets salvo empotrando las hojas en un par de fisuras y alguna clavada fiable. En vez de mon-tar la reunión en el árbol, seguimos por la vira hasta las argollas de la segunda reunión de la vía “Hermosilla”. El siguiente largo lo empezamos sobre nieve por el fondo del diedro que forma el gendarme. Por encima, placas sin posibilidad de asegurar. La nieve permite hacer huella, y luego el hielo, parecido al nevé, da confianza al apoyarnos sólo en las puntas delanteras de los crampones. La pendiente es favorable, entre 40 y 50 grados, y se progresa bien. Para dar un mínimo de seguridad, hay que bajar unos metros en la travesía ascendente de izquierda a derecha para aprovechar una chapa que asoma de una vía de adherencia. Algo más arriba la nieve se amontona en una campa, y hundiendo toda la bota nos sentimos más seguros avanzando junto
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invernal, bajo cero constantemente, y el ambiente severo hace más creíble la sorprendente ascensión. Creemos que es la primera repetición de la vía “Preoperatorio” que ascendieron el día 5 Perico Arias y Aitor Bárez en aparentemente mejores condiciones, porque en estas líneas tan inusuales y efímeras el deterioro de dos días se nota. El descenso lo hacemos rapelando por la misma cara, porque la chimenea norte nos parece incierta con hielo. Buscamos instalaciones en las paredes bajo la cumbre, pero no logramos encontrarlas, aventurándonos con los crampones sobre las placas de adherencia. Colocamos unos cordinos en un bloque para hacer un primer rapel hasta dos argollas de una vía, con una cómoda repisa para los pies. Luego otro hasta la reunión de la “Hermosilla” que usamos al subir, y desde aquí otro a la base del gendarme. Es una línea de descenso recta, rápida y segura. Estamos muy contentos por haber acabado sin incidentes, en soledad y en tan adecuado ambiente esta sorprendente escalada invernal, que comienza a apenas 1.600 metros de altitud con inadecuada orientación sur, una rareza en la era del calentamiento global. “Audaces fortuna iuvat”. Post Scriptum: Es obligado dar las gracias a Aitor Bárez y a Perico Arias por su iniciativa. En escalada vencer la incertidumbre de lo irrealizado destaca por calidad y facilita las siguientes ascensiones. Al día siguiente de nuestra ascensión, tres amigos del GERA se atrevieron a forzar la ocasión, arriesgando más en el soleado domingo. Madrugaron y subieron por “Preoperatorio”. Dicen que horas después se derrumbaron las chapas de hielo.
Paso de bú lder bajo la cumbre del Yelmo. Foto: José Isidro Gordito
a la compacta pared. La primera oportunidad de montar reunión segura es un árbol en un canalizo, pero está a unos ochenta metros de la anterior, por lo que tenemos que avanzar en ensamble, incluso sobrepasada la chapa, sin seguros. Para encaramarse al árbol damos unos cortos pasos tirando de los piolets para aumentar la extraña sensación de moverse en la Pedriza como en una goulotte. Después el itinerario tumba, andando sobre nieve hasta un diedro con chapitas de hielo hasta unos bloques que se superan con pasos de búlder. Ya estamos en la zona de cumbre, a la que nos guían las absurdas e infames pintadas que alguno hizo el otoño pasado. En la cumbre del Yelmo, con crampones, miramos el bello paisaje nevado. El cielo, casi totalmente cubierto todo el día, va del gris y los azules acerados al resplandor anaranjado de un claro al suroeste. El día es muy
Los cómplices de esta fechoría: Luis, Alfredo y José Isidro. Foto: José Isidro Gordito
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PROYECTOS QUE NO SON SIEMPRE REALIDAD “Señor, ya que me has quitado las fuerzas, quítame también las ganas”
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Joaquín Bejarano Sen
PRÓLOGO
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Baruntse (7.129 m) en el centro y Peak IV (6.7 20 m) desde el Glaciar W Barun. Foto: Joaquín Bejarano
Son las 13,45 horas del día 1 de agosto de 2014, salgo del Hospital Clínico San Carlos donde me han hecho un escáner, de camino hacia mi casa suena mi móvil insistentemente, lo descuelgo y una voz alegre me dice: “Joaquín te vamos a operar de un aneurisma abdominal en la aorta de algo más de 10,5 cm; el domingo día 4 de agosto te ingresas por urgencias, tienes una habitación reservada, también te hemos reservado quirófano para el jueves día 7”. Con la misma simpatía y amabilidad con la que me ha contado todo esto se despide de mi con un “hasta el domingo”. Su voz todavía resuena en mi cabeza como cañonazos, ¿y ahora qué hago?, ¿a quién se lo cuento?, ¿cómo no se qué?, déjate de cómos y de qués, ponte las pilas, los proyectos no siempre son posibles. Como estaba previsto, el día 7 me operan, tras ocho horas de intervención, tres días de UVI, y dos días en planta me dan el alta y para casa. Cuando llego me telefonea mi buen amigo Vicens Cases que ha llegado desde Barcelona para verme y está loco, ¿que donde estoy?, ¿que aquí me dicen que ya no estás en planta?, ¿que si te has ido? Vicens, para, para, no me he ido sin
e con Joaquín en el campo bas Bejarano
Colección Joaquín el Baruntse detrás. Foto:
permiso ni me he escapado, estoy en casa con el alta hospitalaria, anda relájate y vente a verme. Llega a casa, todo nervioso, le tengo que relajar un poco, me regaña por todo, porque no estaba en el Hospital, porque no estoy en la cama, lo paro, y por fin le siento y le cuento cómo ha ido todo. Ya un poco más tranquilo quedamos para mañana que vendrá para hacerme la compra para que tenga algo de comida. No me imaginaba un día así. Cansado, me meto en la cama y entre sueños acepto que no podré ir este año al Himalaya. Este proyecto no será posible, de momento. Me duermo relajadamente, mañana será otro día. Mis sensaciones son buenas, me siento bien, he comenzado a entrenarme un poco todas las mañanas y los domingos a hacer largas marchas por las montañas de nuestro querido Guadarrama. Llamo por teléfono a mi amigo Jose Antonio Masiá y le comunico que he tomado la decisión de ir a la expedición/trekking del Makalu-3 Collados que juntos habíamos preparado con la organización técnica de su agencia de viajes Trekking y Aventura. ¿Por qué no probar e intentarlo?: “a la cima no se llega superando a los demás, si no superándose a uno mismo”.
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tormenta cada vez es más violenta, nieva con intensidad y arriba en el collado, el viento es continuo y fuerte, por lo que los porters deciden abandonar sus cargas y descender rápidamente en busca de un lugar más seguro donde pasar la noche y huir de la zona. Como unos fantasmas descendemos en la búsqueda de una supuesta “casa de té”, que algunos dicen que hay en la zona del campo base del Baruntse a 5.400 m. Yo desconocía su existencia. No sabemos cómo vamos a pasar esta noche infernal sobre los seis mil metros sin nuestros equipos, sacos, tiendas. A eso de las 23 horas llegamos a una chabola que un paisano del lugar había levantado. Dimos las gracias porque la famosa “casa” existiera de verdad, si no, ¿Qué hubiera sido de todos nosotros? No lo quiero ni pensar. Aquel día estuvimos algo más de 17 horas en continua actividad, nevando, con bajas temperaturas, y por encima de los seis mil metros. Sobre las 3 horas de la madrugada todos intentamos vivaquear en aquella chabola con lo puesto y un par de sacos que nos prestaron. ¡Qué noche la del aquel día!, pero esta fue sin música.
DESENLACE
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Todo al principio parece rápido, tal vez demasiado para el ritmo tranquilo que trato de mantener, pero a lo mejor no es del todo tan malo, salgamos rápidos hacia nuestro campo de acción de estos próximos días. Al segundo día de nuestra estancia en esta bulliciosa ciudad de Katmandú, volamos a Tumlingtar; está todo tan cambiado que apenas reconozco el lugar, la pista del aeropuerto esta asfaltada, han construido nuevas casas. A partir de Kauma (3.760 m) es verdaderamente cuando comienza el tramo más alpino de este tramo. La vegetación, flora, y fauna han cambiado completamente. Ya caminamos por encima de los cuatro mil metros, y pasamos el paso del Shipton-La, de 4.170 m. Posteriormente descendemos vertiginosamente hasta el rio Barún, sobre los 2.500 m. Mis sensaciones son oscuras y negras como las nubes que habitualmente nos acompañan, hace frio continuamente, todas las noches las altas montañas que rodean este valle del rio Barún se tiñen de nieve recién caída, todas las mañanas un sol frío alumbra las montañas de seis a siete mil metros que nos rodean, no nos sobra la ropa, los guantes son necesarios, y la cremallera de nuestra ropa no baja nada más que lo necesario; pienso, creo que no tendremos suerte. Con estos particulares pensamientos un soleado lunes día 13 llegamos al Campo Base del Makalu, a 4.870 m. No interpreté bien mi instinto que me dice algo, mis sensaciones no son positivas. No muy lejos de allí, con nulas posibilidades de conocer la noticia, el lunes día 13 se va formando y el martes día 14 explota una ciclogénesis espontánea en la región de los Annapurnas. Se ha formando una terrible tormenta en forma de ciclón, con el nombre Hudhud, que irrumpe violentamente en la región de los Annapurnas. Sus efectos llegaron a zonas próximas pero ya sin los devastadores vientos huracanados y tifones. El ciclón nos afecta de lleno en nuestra zona, durante siete días no parará de nevar, hace frío, y el viento nos acompañará en lo que yo interpreté, erróneamente, como un retraso en la retirada del monzón.
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CAPITULO I
CAPITULO II Ya en la primera marcha de aproximación a los campos I y II empleamos más tiempo de lo habitual; la nieve acumulada sólo permite ver los hitos del camino que está enterrado bajo algo más de un metro de nieve sin transformar. Al día siguiente, sobre las 6 h de la mañana continuamos escalando hasta lo alto del collado, hay bastante nieve caída recientemente, pero hace buen tiempo, buena temperatura, por lo que nuestro grupo decide abrir la huella que atraviesa el glaciar West Barún sobre los 6.120 m, hasta el West Col. Ésta maniobra nos lleva mucho tiempo. En condiciones normales esta travesía no nos hubiera llevado más de una hora. Pasamos por debajo de nuestros proyectos de ascensiones. Sobre los 6.200 m iniciamos el descenso que resultó demasiado lento. Este descenso fue dramático, inseguro e incómodo. Son las 18,30 horas, pronto será de noche, la
Todo tiene un final, y en este caso optamos por la mejor de las decisiones que en nuestras circunstancias los componentes de nuestro grupo tomamos de forma individual pero con el único sentido de decisión colectiva. Nuestros collados estaban cerrados por la abundante nieve que había caído, haciéndoles impracticables y muy peligrosos. Desde luego en estas condiciones el collado de salida del circo del glaciar Hunku, el Amphulacha- La de 5.845 m, estaba descartado. Había la posibilidad de llegar a Lukla en un periodo de casi ocho días por la zona del Mera Peak, pero habríamos perdido todas las conexiones aéreas nacionales e internacionales, también lo descartamos. Además había una urgencia de carácter humano. Teníamos dos porters con congelaciones en ambos pies, un tercer porter con un dedo meñique del pie fracturado, y un cuarto porter también con congelaciones en ambos pies y con un posible edema que se confirmo en Katmandú como pulmonar, y que seguramente falleció, por lo que optamos para que se organizase la extracción de parte del grupo en helicóptero, como así fue. El martes día 21, puntualmente acudió a su cita el helicóptero que nos extrajo desde el campo base del Baruntse a Dingboche, posteriormente a Lukla, y después a Katmandú. Un poco menos nerviosos y ya en Katmandú, organizamos nuestro regreso a Madrid. Todos queríamos poner un punto y final a esta aventura que habíamos vivido atropelladamente. Al final todo tuvo solución, ha pasado el tiempo y superadas las frustraciones por no haber logrado nuestros objetivos principales, todos estamos en casa de nuevo. El pasado va siendo superado por otros nuevos proyectos que en otros momentos, en otras montañas, tal vez los compartamos. “En la vida hay algo peor que el fracaso: es no haber intentado nada.”
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Santiago Tutor. Foto: Ángel Pablo Corral
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Personaje SANTIAGO TUTOR Ángel Pablo Corral
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¿Qué puestos has ocupado en Peñalara? Porque sé que has hecho de todo y que has dirigido la revista… He sido director de la revista dos veces, tengo a gala que he sido director en el Nº 400 y en el Nº 500. De la revista decíamos siempre “que salía tarde” pero es que no había dinero… Pepe Hurtado sí se ha preocupado de la revista y de las publicaciones. Yo fui director cuando a Odriozola, que era director de la revista, le hicieron presidente de la FEM, y él dijo que yo sería un buen director, fue durante la presidencia de Eduardo Calvo. También con Calvo fui vicepresidente.
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¿Y el mejor director de la revista? ¿Puedo decir yo? (y se ríe). El mejor fue Julián Delgado Úbeda, le dio un sentido más… universal a la revista. Sacó a Peñalara de Madrid y le dio una visión más de cara al mundo.
¿Hay algo que crees que Peñalara debería haberte dado y no te lo ha dado? No, jamás he pensado eso. Estoy contento con Peñalara, claro que sí, y con la gente, siempre he tenido muy buen trato en la sociedad. Estoy contento de una cosa, un poco al margen de Peñalara, que es la ENAM, la Escuela Nacional… yo creo que ahí puse un granito de arena, fui el primer secretario y fundador, en ese tiempo estaba Félix Méndez. Hace tiempo que no le veo… estoy muy sujeto aquí, con 91 años ya poco se puede esperar, lo único que quiero es que mi colección de la revista se vaya a la sociedad, ya lo sabe mi hijo.
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¿Cuándo entraste en Peñalara? Entré en Peñalara… eso se me ha olvidao… (más risas). Entré en Peñalara en 1942, con 19 años [53 años de socio]. Empecé a ir a la sierra mucho más pequeño.
las madrugadas y las salidas con el frío del refugio a las 4 de la mañana, ante la incertidumbre de que es siempre una aventura. El montañismo es aventura, si le quitas lo que llamamos aventura, no queda nada. Y ahora pues, no es más que un montón de recuerdos… que a veces vienen y se van. Como el dolor, que se va y viene cuando quiere…
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¿Cuándo naciste? Hace mucho tiempo (dice riendo) tengo noventa y un años, nací el 7 de abril de 1923.
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¿Qué es de lo que estás más orgulloso de haber hecho en Peñalara? De haber promovido las publicaciones, las colecciones… -Incluido el libro del Naranjo que se editó gracias a tí (Crónicas del Naranjo, 2005) -Ese no estuvo mal…
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Vamos a hablar de montaña: ¿Qué montañas visitaste? Quitando la península, no he salido más que a los Alpes. Cuando me casé estuve en Chamonix con mi mujer, y luego estuvimos en el Cervino con la gente del grupo. ¿Escaladas importantes? He hecho alguna primera invernal, en los Picos de Europa, yo he sido más piquista que pirineísta. En invierno recuerdo la Torre de la Párdida y el Neverón de Urriello. De lo que se llama alpinismoalpinismo, Emilio Comici daba más importancia al Gran Galayo que al Torreón, y de la vía que abrió en el Gran Galayo hicimos la 1ª repetición Florencio Fuentes, Ignacio Lucas y el que suscribe, y le dimos la importancia que tenía… ¿Tu mejor recuerdo de escalada? De escalada… del Naranjo tengo buenos recuerdos, he subido tres o cuatro veces, no me acuerdo. Subíamos por la “Víctor”, casi siempre con Adolfo Herráez, sobre todo desde que se mató Jorge Márquez, es con el que más he escalado. Con él y con Florencio Fuentes, que para mí ha sido el escalador más fino, más técnico. Yo he sido un escalador muy modesto, pero sí me han gustado las invernales,
Santiago Tutor. 100 años de Peñalara en sus manos. Foto: Ángel Pablo Corral
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Pepín Folliot, Santiago y Fernando Muñoz Guerra (los tres con gorro) en un campamento de la entonces FEM. Foto: Colección Santiago Tutor
Portada de Crónicas del Naranjo.
Entre la gente que han sido mis amigos está Teógenes Diaz. ¿Sabes que Teógenes fue comisario político del Batallón Alpino? Y cuando salió de la cárcel no tenía donde meterse, estuvo viviendo en mi casa, eso fue en los años cincuenta. Vivió dos o tres años y luego se casó. Enrique Herreros también fue gran amigo. De todos los que conocí, la mejor persona quizá fue Enrique Herreros, y gran amigo, ya lo creo. Otro fue José María Galilea. Hubo una época con un trío que eran Baldomero Sol, José María Galilea y Enrique Herreros. Y de Rojas-Fuentes-Folliot, que hicieron la Sur Directa de Peña Santa de Castilla, Rojas desapareció, se casó pronto, pero luego Fuentes y Folliot han escalado mucho… Cuando van desapareciendo los amigos es lo que yo llamo “el gran desfile”, cuando en el transcurso de la vida desaparecen tus amigos y te da miedo preguntar por la gente… La vida es así y hay que aceptarla… pero no es bueno quedarse solo.
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LOS NIÑOS ESCRIBEN EN PEÑALARA Texto y fotos de Ángel Pablo Corral
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Con ocasión de la Marcha del Turrón y del Concurso de Pintura Infantil que organiza Gonzalo Valle y su Sección Infantil, y que tuvieron lugar en el Puerto de Navacerrada el pasado 20 de diciembre, pudimos preguntar a una docena de chavales que participaron en las dos actividades, acerca de sus vivencias en la montaña. Son directos y escuetos en sus respuestas, no se andan por las ramas, quieren un club “más grande”, no conocen a ningún alpinista famoso y tampoco lo necesitan. Les gusta pasárselo bien, les gusta la nieve y les gusta trepar. ¿Acaso no es eso el alpinismo? Estos niños y estas niñas son los peñalaros del futuro, los que seguramente conducirán el club cuando nosotros ya nos hayamos retirado y los que llenarán las páginas de esta revista con sus actividades. Paso libre a esta nueva generación.
El grupo de niños en el Albergue del puerto de Navacerrada junto al Presidente de Peñalara, Pedro Nicolás, y al Vocal de la Sección Infantil, Gonzalo Valle.
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bastante guay ir por un rio a gran velocidad. Lo que más me gusta de Peñalara son las excursiones, el concurso de dibujo y dormir en tienda de campaña.
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Ester Valle Ruiz-Castillo
Me llamo Rita Lomas Ortiz y tengo 7 años. Tenía dos años la primera vez que fui a la montaña. Estuvimos en el puerto de Canencia y me lo pasé pipa. Sobre todo me gusta la montaña cuando tiene nieve y poco hielo, escalar por las rocas, tirarme con mi trineo y esquiar. He ido con mi papá, con mis abuelos y de vez en cuando con los amigos de papá. Un besito de Rita ¡muac!
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ola, me llamo Hegoi Rocha Cortés y tengo 7 años. Empecé a ir a la montaña con 3 años porque me gusta mucho escalar, ver las montañas, aprender como se llaman los árboles , las plantas y las rocas. Suelo ir a la montaña los fines de semana con mi hermana, mis papás, con amigos y con el club Peñalara. Me gustan mucho las montañas de los Pirineos, la Cabrera y el pico Peñalara. El año pasado hice barranquismo y rafting y ¡fue una pasada!. De mayor me gustaría ser profesor de escalada. Hola, me llamo Nahia Rocha Cortés y tengo 8 años. Me gusta mucho ir a la montaña porque me gusta mucho la naturaleza, ver los paisajes y andar por los caminos. Empecé a ir a la montaña cuando tenía 4 años. Suelo ir a la montaña los fines de semana con mis amigos, con mi familia y con los socios del club Peñalara. A veces también voy en las vacaciones de verano. Las dos cosas que más me gusta hacer es escalar por las rocas y cazar lagartijas. Lo que me gustaría de mayor es hacerme profesora de escalada.
Hegoi y Nahia Rocha Cortés
Soy Ester Valle Ruiz-Castillo y tengo 9 años. Me gusta ir a la montaña porque descubres cosas, por ejemplo minerales, picos, la falda de las montañas, prados, vacas, zorros, ardillas, águilas, buitres, margaritas, ríos, etc… La primera vez que recuerdo tenía tres años y fue cuando fuimos al Circo de Gavarnie, dormí en tienda de campaña y buscamos arándanos, también vimos unas marmotas, fue alucinante. Otra que también recuerdo es la excursión al Pico de Urbión con el Grupo Excursionista, pero en esta era más mayor, tenía cuatro años. Salgo a la montaña los fines de semana, algunos con mi familia, también con el Grupo Excursionista y con la Sección Infantil. Me gusta trepar por las piedras, jugar con la nieve en invierno, porque hago muñecos de nieve y juego a tirarnos bolas de nieve, ¡Es muy divertido! También me gusta saltar en las rocas de las montañas. De mayor, lo que me gustaría hacer es rafting, es
Rita Lomas Ortiz Soy Ariadna Requejo Ruiz-Castillo y tengo 5 años. Me gusta ir a la montaña para coger piñas y andar por la nieve en invierno. Mis papás dicen que fui con un año la primera vez con Peñalara. Voy a la montaña a hacer excursiones y andar. De Peñalara me gustan las excursiones con mis primas. Para la pregunta qué me gustaría hacer de mayor, no se qué decir.
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47 Soy German Hevia Fernández y tengo 11 años. Me gusta caminar e ir viendo paisajes, y en especial intentar ver animales y plantas, a la vez que hago cosas con mi familia. Cuando era más pequeño ya empecé a salir con mis padres. Salimos si hace buen tiempo y si no tenemos otros compromisos o muchos deberes. Me gusta escalar y subir a las rocas. De mayor me gustaría conocer otros países, visitar montañas de otros sitios, y subir a la montaña más alta del mundo. Me gusta de Peñalara toda la historia del club y poder ir con otras secciones cuando sea más mayor.
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Somos Rodrigo (6 años), Alejandro (9 años) y Nuria Mercado García (11 años). Nos gusta ir a la montaña porque papá nos llevaba de excursión a la montaña desde muy pequeños. Él siempre quiere ir al campo el fin de semana. Comenzamos a ir cuando ya podíamos andar, y a veces nos llevaba en una mochila si nos cansábamos mucho. Salimos el sábado casi siempre a la montaña. Rodrigo: Me gusta Peñalara porque hay mucha nieve y se puede jugar. Lo que más me gusta es buscar bichos debajo de las piedras, tirar palos a los ríos y hacer cabañas con mis hermanos. Alejandro: Lo que más me gusta es deslizarme por la nieve, hacer cabañas con palos y hojas para jugar a vaqueros. Nuria: A mi me gusta jugar con la nieve, coger flores con mi madre y comer sentados en las piedras al sol. Pero no me gusta cuando papá nos hace subir mucho porque me canso. A Rodrigo y Alejandro nos gustaría escalar y ser futbolistas de mayores. Lo que nos gusta de Peñalara es que hacen cosas divertidas como la Marcha del turrón.
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Ariadna Requejo Ruiz-Castillo
Rodrigo, Alejandro y Nuria Mercado García
German Hevia Fernández
Hola soy Nadia Lapeña Salcedo y tengo 12 años. Os voy a contar mi primer día en la montaña: fue en el Valle del Lozoya, cuando fui allí solo tenía 3 años. Recuerdo que fui con mis padres. En el paseo que dimos iba con sandalias y por eso me picaban las hormigas en los dedos de los pies. Soy de Peñalara desde los 2 años. Lo que más me gusta de Peñalara es que hacemos muchas excursiones divertidas. Lo que más me gusta es escalar, y cuando subo las montañas, que tienen un paisaje precioso.
Nadia Lapeña Salcedo
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Soy Alba Hellín Galán y tengo 8 años. El sábado 20 de diciembre de 2014 ha sido la primera vez que he hecho la marcha del turrón, me lo pasé muy bien. He jugado a guerras de bolas de nieve con mi hermano Marcos y mis amigas Jessica y Nadia. Luego nos deslizamos por la nieve con el trineo. La primera vez que vi la nieve tenía 3 años, nevó tanto alrededor de mi casa que hasta mi perro grande hizo de reno y llevó el trineo en el que estábamos mi hermano y yo dentro. Y la primera vez que recuerdo ir a la montaña tenía 4 años, pero fue triste para mi hermano Marcos porque perdió un lego. Muchas gracias al club de montaña de Peñalara.
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Soy Celia Sopena Escobar y tengo 8 años. Me gusta la montaña porque soy muy inquieta y me gusta estar al aire libre y disfrutar de la naturaleza. Empecé a ir a la montaña con 4 años con mis padres. Solemos ir a la montaña los fines de semana, en ocasiones a las salidas que organiza la sección infantil del club de Peñalara y otras veces con amigos. En la montaña durante el invierno, lo que me gusta es tirarme con el trineo cuando salimos a la nieve y en primavera y verano sobre todo escalar. Me gustaría ser escaladora. Lo que más me ha gustado de lo que hemos hecho con Peñalara es tirarme en tirolina.
Alba Hellín Galán
Soy Luca Merino Asensio y tengo 8 años. Me gusta ir a la montaña porque es divertido y natural. A veces hay nieve y ríos. Me gusta ver las plantas y los animales. Empecé a ir a la montaña siendo muy pequeño, porque me llevaban mis padres en una mochila. Mis padres hicieron una marcha de más de 7 horas conmigo a la espalda en el Parque Nacional de la Caldera de Taburiente, en la isla de la Palma (Canarias). Habitualmente salgo a la montaña los sábados y durante las vacaciones. Lo que me gusta más es jugar y comer después de una gran marcha. Me gustaría ser ingeniero de mayor y visitar sitios lejanos, aunque me gustaría más ser piloto de Fórmula 1 si fuera posible, que ya sé que es difícil. Lo que más me gusta de Peñalara es la nieve.
Luca Merino Asensio
Celia Sopena Escobar
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PROTAGONISTAS CONFERENCIA INAUGURAL XI CICLO BERNALDO DE QUIRÓS “La Fuente de los Geólogos, símbolo de ciencia y cultura”, por Eduardo Martínez de Pisón Enrique Hidalgo
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Nacionales, y Hernández Pacheco, delegado de Sitios y Monumentos Naturales y organizador del acto, acompañados por Antonio Victory presidente de Peñalara. La Fuente tiene a su izquierda la inscripción “FUENTE DE LOS GEÓLOGOS. AÑO 1932”, y a su derecha “A LA GRATA MEMORIA DE CASIANO DE PRADO, JOSÉ MACPHERSON, SALVADOR CALDERÓN Y FRANCISCO QUIROGA, PRIMEROS GEÓLOGOS QUE ESTUDIARON EL GUADARRAMA Y FUERON SEMBRADORES DE CULTURA Y AMOR A LA NATURALEZA”. La Fuente de Cossío, inaugurada el 23 de octubre de 1932 también tuvo su recuerdo, así como la Peña del Arcipreste reflejo de cultura. A continuación su decir fue un desgrane de bellezas y repaso del Guadarrama desde la Sierra como obstáculo, inaccesible, legado de ciencia y cultura, y su legado natural sierra alta, mítica, del agua, de las plantas, boscosa, caminera y tenebrosa, rocosa, sierra ilustrada y su recóndito Paular, dando como resultado un formidable paisaje natural y humano que definió como La Sierra del talento. Magnífica exposición histórica salpicada de erudición y pasajes emotivos.
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Eduardo Martínez de Pisón inauguró este XI Ciclo Bernaldo de Quirós con una conferencia magistral. Foto: Ángel Pablo Corral
l 11 de febrero se inauguró el XI Ciclo de conferencias Constancio Bernaldo de Quirós de título, Lo que la montaña nos dice, este año, en honor a Giner de los Ríos en el centenario de su muerte el 15 de febrero de 1915. Pedro Nicolás, presidente de la R.S.E.A. PEÑALARA, inauguró el acto destacando la importancia de este ciclo de conferencias ya en su undécimo año y dedicación al recuerdo de Giner de los Ríos. Presentó lo que será el ciclo, destacando todas y cada una de las conferencias, agradeciendo a todos su generosa participación así como a la dirección del Real Jardín Botánico por su apoyo en la actividad. A continuación Eduardo Martínez de Pisón, catedrático emérito de la Universidad Autónoma de Madrid, impartió la conferencia inaugural, La Fuente de los Geólogos símbolo de ciencia y cultura. Inició su conferencia resaltando el simbolismo de la Fuente de los geólogos, como homenaje a la ciencia. El 12 de junio de 1932, se inauguró la Fuente, obra de Joaquín Delgado Úbeda, con asistencia de Julián Besteiro, presidente del Congreso, el marqués de Villaviciosa de Asturias, presidente de la Comisaría de Parques
La Fuente de los Geólogos vestida de invierno. Foto: Enrique Hidalgo
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CONFERENCIA DE ÁNGEL PABLO CORRAL EN LA 18ª SEMANA DE LA MONTAÑA 2015 GRUPO DE MONTAÑA PEÑA SANTA CANGAS DE ONÍS
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Ángel Pablo Corral, José Manuel González, alcalde de Cangas de Onís, José Antonio Jar y Toño Gutiérrez en el acto de inauguración de esta Semana de Montaña. Foto: G.M. Peña Santa
l pasado 27 de Febrero tuvo lugar la inauguración de la 18ª edición de esta Semana de Montaña en la que todos los años se procura la presencia de alguna figura relevante en el mundo de la montaña tanto a nivel nacional como internacional. En esta ocasión, en mi privilegiada condición de pertenecer a estos dos grandes clubs de montaña, Peñalara y Peña Santa, mis amigos de Cangas me propusieron que contactara con Ángel Pablo Corral para invitarle a impartir la conferencia inaugural. Tengo que decir, con gran satisfacción por mi parte, que las expectativas creadas sobre su participación colmaron sobradamente la presencia de las personas que llenaron el salón de Actos de la Casa de la Cultura de Cangas de Onís, con su alcalde a la cabeza. Gente toda ella muy comprometida con las montañas y ávida de conocer de primera mano experiencias que sólo los expertos pueden transmitir con pasión. El director de nuestra revista, a quién tuve el placer de presentar, bajo
Ángel Pablo Corral conversa con Román Benito, organizador del “Certamen Internacional de Fotografía Memorial Maria Luisa”. Foto: Colección Ángel Pablo Corral
el título “El camino inacabado”, hizo un recorrido con un magnífico montaje audiovisual a través de su historial en las montañas que ha conocido; desde sus comienzos en Guadarrama y Gredos, pasando por los Pirineos y los Alpes, hasta las montañas más lejanas de los Andes y el Himalaya, sin olvidar las escaladas en cascadas de hielo. Todo ello lo complementó con varias referencias a diversos personajes del alpinismo, así como con algunas reflexiones personales acerca del inexorable paso del tiempo presente en nuestra evolución como montañeros. Paralelamente, Ángel Pablo facilitó una selección de medio centenar de fotografías que la organización editó y enmarcó cuidadosamente para formar parte de una magnífica exposición, que se ha colgado en la Casa de Cultura de Cangas de Onís. Muchas gracias, Ángel Pablo, por toda tu colaboración. Desde ahora lo que has conseguido, fíjate qué faena, es tener nuevos amigos en Asturias.
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Enrique Hidalgo
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VISITA AL MUSEO ARQUEOLOGICO
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El pasado 3 de noviembre Fernando Fontes, peñalaro y conservador del Museo Arqueológico Nacional, organizó una visita para ver la exposición de “El último viaje de la fragata Mercedes: tesoro cultural recuperado” exclusivamente para socios de Peñalara, contando con la colaboración de Caroline Montero de Espinosa, guía del museo Thyssen y socia de Peñalara también. El Estado español había preparado el viaje al virreinato del Perú de tres fragatas de guerra, La Asunción, partiendo desde Cádiz y las fragatas Nuestra Señora de las Mercedes y Santa Clara desde el Ferrol, con el objetivo de traer oro y plata acuñada y en barras. El 3 de febrero de 1803 sale la primera y el 27 las otras dos, rumbo al Callao. En la vuelta la Asunción sufre daños al pasar el cabo de Hornos y es sustituida por la Medea. El comandante José Bustamante Guerra, de las Mercedes, y el general Diego de Alvear, de la Medea, ya reorganizados, parten en agosto de 1804. A la altura del cabo de Santa María, en aguas portuguesas, son atacados por cuatro naves de la armada Las monedas de la fragata Mercedes. Foto: Enrique Hidalgo inglesa y en el combate, la Mercedes es hundida y apresadas las otras naves. La narración por Diego de Alvear deja testimonio de la tragedia con el hundimiento de la carga y la muerte de 275 personas entre las que se contaban su mujer y siete de sus hijos. Este suceso será la base de la obra “Trafalgar” de Benito Pérez Galdós. A partir de ese momento comenzaron complejas actividades diplomáticas, entre los dos países, para conseguir las indemnizaciones pertinentes siendo interrumpidas por la declaración de guerra entre España e Inglaterra el 14 se diciembre de 1804. Ya en el año 2007, la empresa americana Odysey Marine Exploration anuncia el descubrimiento de un importante cargamento de monedas sin especificar donde. España inicia un largo proceso judicial para demostrar que ese pecio corresponde al hundimiento de la fragata la Mercedes. Han de pasar cinco años para conseguir la recuperación del tesoro de la fragata, fundamentalmente consistente en unas 600.000 monedas, en su mayoría de plata. La exposición contó con un excelente apoyo audiovisual. Nuestro máximo agradecimiento tanto a Fernando como a Caroline por su tiempo, entrega y pasión en trasmitirnos este hecho histórico.
100 AÑOS DE DIBUJANTES E ILUSTRADORES EN LA REVISTA PEÑALARA Enrique Hidalgo
Antonio Riaño. Foto: Ángel Pablo Corral
El pasado 11 de diciembre, Antonio Riaño impartió una amenísima charla sobre estos 100 años de dibujantes e ilustradores en la revista Peñalara. Sus palabras constituyeron un recorrido histórico de las diferentes etapas de creación de las ilustraciones que muchas veces no se sabía cómo se llevarían a la práctica, pero que en ese acto de improvisación creativa siempre supieron encontrar el modo de cumplir con el mensaje de sus dibujos, siempre con gran humor. Antonio fue presentado, con unas palabras muy afectivas, por Carlos Soria, lo que dio lugar a que Antonio tuviera un emocionado recuerdo a sus amigos, a los que llamó “su cordada”.
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9ª EDICIÓN DE LA CARRERA SOCIAL DE ESQUÍ DE MONTAÑA Carlos Muñoz-Repiso Izaguirre IXª EDICIÓN CARRERA SOCIAL DE RELEVOS DE ESQUÍ DE MONTAÑA PUERTO DE NAVACERRADA 24 DE ENERO DE 2015 CLASIFICACIÓN EQUIPOS FEMENINOS Yolanda Romero (26.54), Elisa Mayor (36.15) y Myriam López (24.21). 1.27.30 María Sanz (33.41), Marina Fernández (25.00) y Pilar Frías (40.09). 1.38.50 Piluca Oyarzábal (40.33), Asia Piotrowska (29.58) y Laura Cerezo (35.54). 1.46.25
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Autorizados por la Comunidad de la Ciudad y Tierra de Segovia, titular de los terrenos en los que tuvo lugar la prueba, y con la asistencia de un representante de la misma, el 24 de enero celebramos en la Pala de Montañeros, del puerto de Navacerrada, la 9ª edición de la carrera social de Peñalara de esquí de montaña. La organización estuvo a cargo, igual que años anteriores, de Rafa Doménech, ayudado por unos cuantos voluntarios. Han participado catorce equipos de tres corredores, de ellos cuatro femeninos. La nieve en polvo, aunque en algunas zonas amontonada por el viento, y el día luminoso ayudaron al buen desarrollo de la prueba. A eso de la una de la tarde se procedió en nuestro albergue del puerto de Navacerrada, al reparto de premios y regalos a los participantes -aportados generosamente por Deportes LUCE y Jorge Duran- precedido de un abundante aperitivo montañero. Un año más, el deportivo ambiente de alegre camaradería resultó inmejorable. Antes del reparto de trofeos, Rafa Doménech leyó a los presentes unas sentidas letras enviadas por Jesusín Corrales.
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Hola Rafa y compañeros del Peñalara: Desgraciadamente este año no podré acudir a tu carrera que para mí es la más importante, ya que gracias a ella y a ése ambiente soy lo que soy y hago lo que hago. Como bien sabrás, estoy metido en esquí de travesía a nivel de máxima competición, pero nunca olvido los orígenes de mis éxitos, que se los debo a mi padre y, cómo no, a vosotros, que desde pequeño me habéis acogido con cariño. Este año mi padre no me dejó, como es lógico y normal, faltar a mi deber como deportista de competición, por lo que tendré que ir al campeonato de España y dejar de lado a los amigos y compañeros que me iniciaron en el deporte. Desde el sitio en el que esté, y quede como quede, os doy las gracias, porque gracias a todos estoy aquí y no ahí, así que, por un lado, es culpa vuestra... Pues lo dicho, pasarlo bien sin mí y que gane otro la carrera... Desde Andorra os deseo un buen día y comparto con vosotros todos mis éxitos; el último, una medalla de bronce en el campeonato de España en la modalidad de sprint, el pasado fin de semana en Cerler. Besos y disfrutad de lo que a todos más nos gusta. Jesús Mateus Roldán (Jesusín Corrales)
Los equipos campeones masculinos y femeninos. Foto: M. Campos
Helena González (45.06), María Pérez (28.48) y Ana Torre (34.10). 1.48.04 CLASIFICACIÓN EQUIPOS MASCULINOS Chema Gorostidi (23.03), Javier Álvarez (19.50) y Jaime Álvarez (23.32). 1.06.25 Karol Piotrowski (20.20), José Luis Fernández (24.13) y Juan Carlos Fernández (24.21). 1.08.54 Rafa Sánchez de la Cova (27.07), Eugenio García-Aranda (24.16) y José Manuel Blas (30.09). 1.21.32 Christian Weigand (26.18), Carlos MuñozRepiso (27.45) y Rafa Fernández (27.38). 1.21.41 Nacho Cañizares (25.37), Paco Briones (28.04) y Ricardo González (30.13). 1.23.54 Nacho Fermín (24.28), Jesús Corrales (28.24) y Adolfo Roldán (31.53). 1.24.45 Pedro Nicolás (28.23), Edesio Vidal (26.58) y Emilio Garabatos (31.47). 1.27.08
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Salvador nació en 1919 y desde joven sintió la afición montañera. Sus primeras experiencias fueron con la Sociedad Deportiva Excursionista, aunque sus acompañantes eran siempre socios de Peñalara, en la que ingresó en 1961 con el número de socio 13.659. Parco en palabras pero grande en acciones, fue compañero de alpinismo de Ignacio Lucas Fermín. Juntos abrieron muchas vías de escalada en multitud de riscos de la Pedriza y alguna más en el Galayar de Gredos. En 1950 fue el primero que consiguió escalar en solitario Peña Blanca, en Pinares Llanos. Director de la Escuela Castellana de Alta Montaña entre los años 1968 y 1971 y de la Española desde 1971 a 1977. Casado con la también peñalara Conchita Velasco, su hijo Salvador y su nieta Andrea Isis continúan su afición al esquí y la montaña.
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l pasado mes de enero fallecieron dos peñalaros ilustres, Conchita Araque y Salvador Vecino. Conchita, nacida en 1921, estudió enfermería en el hospital San Carlos y estuvo casada con el también peñalaro Esteban Fernández, con quien tuvo tres hijos, alguno de ellos (Esteban) destacado alpinista de nuestro Grupo de Alta Montaña. Ingresó en Peñalara en 1945 con el número de socio 10.365. A lo largo de su vida deportiva fue esquiadora y también escaladora. Subió al risco del Pájaro yendo a la Pedriza en bicicleta desde Madrid cuando los medios de locomoción no eran los actuales. En los años 1983 y 1992 nuestra Sociedad la distinguió con la Medalla de Peñalara al mérito social en sus categorías de plata y oro por su colaboración eficaz y continuada a lo largo de muchos años.
Carlos Muñoz-Repiso Izaguirre
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Salvador Vecino y Conchita Velasco subiendo al Posets (junio 1953). Foto: Recordatorio repartido entre los amigos con motivo de sus bodas de oro (9-1-2003)
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Conchita Araque y Esteban Fernández en el albergue de la Fuenfria sostienen en brazos a su hijo Juan Bautista, al terminar la marcha de las X Horas (1948). Foto: Álbum familiar
DOS AUSENCIAS IMPORTANTES
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ADIÓS A UN “PEÑALARO” ILUSTRE
PEPE ARIAS CARRALÓN (1922-2015) Antonio Guerrero
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crecieron en la nieve y, por ara los turistas que tanto, el esquí fue uno de sus pasaban por el Puerto de juegos. Un juego que, con el Navacerrada, era Pepe paso del tiempo, se convirtió Arias, “el de la Venta”. Para los en pasión y les llevó a estar esquiadores, el decano de los entre los mejores esquiadores olímpicos españoles. Para de España. algunos excursionistas, un Concretamente, José Arias, ángel de la guarda que, en con tan solo 12 años, fue alguna ocasión, les sacó de campeón de España de saltos, algún problema en la montaña. en 1934. Porque Pepe particiPara los que pertenecimos al paba en todas las modalidades, Esquí Club 7 Picos (que él Pepe Arias, esquiador de fondo. Foto: Colección Carlos Frías tanto alpinas como nórdicas, fundó y de donde salieron los en las que obtuvo excelentes resultados durante la década mejores esquiadores de nuestro país), fue nuestro segundo de los 30. Y, siempre, representando a la RSEA Peñalara padre. Pepe Arias falleció, el pasado 7 de enero, a los 93 de la que, tanto él como su hermano Miguel, eran socios. años de edad, en su Cercedilla natal. Y allí fue enterrado. En 1940, fue el primer campeón de España de slalom, Al pie de su querido Guadarrama, rodeado de su gente, los tras la guerra civil. Desde entonces, y durante las ocho “parraos” (como se conoce popularmente a los nacidos en temporadas siguientes, obtuvo medio centenar de títulos Cercedilla) y acompañado por el cariño y la pena de sus nacionales e internacionales. Unos éxitos que le llevaron familiares y amigos. a formar parte del equipo nacional que participó en los Cuando Pepe tenía tan solo cinco años, su familia se Juegos Olímpicos de Saint Moritz (Suiza), en 1948. José trasladó a vivir al Puerto de Navacerrada, ya que su padre, Arias fue el abanderado en la ceremonia de apertura y el el famoso Eleuterio, había sido nombrado guardés del chalet mejor participante de nuestro país en slalom y descenso de la RSEA Peñalara. Así, sus hijos (Miguel, José y Luis) (entonces solo existían esas dos disciplinas). Ese mismo año, ganó un descenso (de 4,5 kilómetros) en Sierra Nevada. Y, después, se retiró de la competición. Se dedicó a regentar su Venta Arias, pero jamás renegó de su amor por el esquí y la montaña. De hecho, colaboró en la creación de la Escuela Española de Esquí y fundó el Esquí Club 7 Picos, para fomentar la competición entre los jovenes, de donde salieron campeones como los hermanos FernándezOchoa o Aurelio García. Pepe Arias fue un gran campeón y un gran promotor del esquí. La RSEA Peñalara tuvo el honor de rendirle homenaje en 1999. Pero, sobre todo, fue una persona de gran generosidad que jamás dudó, cuando se enteraba de que alguien se había perdido en la ventisca o había tenido algún accidente, en ponerse su inseparable sombrero tirolés y Esquiadores peñalaros en 1941, izq a dcha: Paulino Pérez Botija, socio salir, antes que nadie, para prestar ayuda o buscar a los nº 8.533; Florentino Carrero García, socio nº 9.476; Rafael García extraviados. Estaba hecho del más noble material que existe Castellón, socio nº 8.532; José Arias Carralón, socio nº 6.728 y Emilio Pradillo Esteban, socio nº 9.487. Foto: Colección Florentino Carrero en la montaña. Jamás le olvidaremos. DEP.
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DARÍO BARRIO Ready, set, Oh yeah!!
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“Nada de lo que el hombre ha sido, es o será, lo ha sido, lo es ni lo será de una vez para siempre, sino que ha llegado a serlo un buen día y otro buen día dejará de serlo.”
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Carlos Suárez
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Darío y Carlos bajo el Laila Peak, tres días antes de escalarlo, agosto de 2013. Foto: Colección Carlos Suárez
ace ya unos años que conocí a Darío Barrio. Fue en un avión a 4.000 metros de altura justo antes de tirarnos al vacío de vuelta a la tierra. No dejaba indiferente a nadie desde el minuto uno. Darío era un auténtico personaje rebelde, simpático, inteligente e integrado en la sociedad. No era un Tarzán de los bosques, ni Mowgli viviendo entre lobos. Pero como todo buen rebelde, estaba en camino de seguir descubriéndose a sí mismo. Vivía a golpes de la vida, volando entre nubes, paredes brutales y en equilibrio constante con su traje de alas. Le llamaba el reto constante, la prueba de vida. Le apodé Dorian porque me recordaba siempre con su estilismo a ese personaje Inglés “Dorian Grey” de Oscar Wilde que nunca envejecía ante el espejo y su educación e inquietud le llevaban a ir envejeciendo el alma por
dentro a medida que se enfrentaba a la vida a grandes tragos. Por eso, porque cerrarse uno a abrir puertas tiene sus consecuencias y normalmente cuanta más felicidad se consigue más sufrimiento interior conlleva. Darío pasó por todo, por ser un empresario de mucho éxito con un restaurante de alta cocina Dassa Bassa. Dirigía todo, desde la administración, el marketing, la comunicación, la gestión de la cocina, los trabajadores y, por supuesto, el trato con los clientes. Por allí pasaron los personajes más variopintos de la escena contemporánea. Ministros, cantantes, actores, deportistas, y famosos de medio pelo. Con todos ellos tenía el mismo trato y era uno más entre ellos. Pero si algo destacaba de Darío era lo poco clasista que era. Trataba de la misma manera a un ministro que a un obrero. Con los únicos
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cocina, su atletismo, su kayak, su paracaídas. Sin duda vivió varias vidas y sobrevivía como el Barón Rampante, colgando de las ramas de árboles, viendo todo desde una perspectiva diferente. Como el Barón Rampante, “vivía para ideales que tampoco el mismo podía comprender”, pero “tan sólo siendo tan despiadadamente él mismo, como fue hasta su muerte, podía dar algo a todos los hombres”. Entre todo este derroche de actividad también conoció el amor con Itziar, tuvo dos hijos maravillosos, Telmo y Lucas. Todo ello con los contratiempos que provocaba el desafío constante que le provocaban sus múltiples planteamientos sentimentales. En este sentido, afrontaba cada día trabajando muchísimas horas, entrenando y con una energía no apta para cualquiera. Creo que de verdad iba tan al límite porque entendió que la vida es efímera y que la precariedad de la existencia nos acompaña cada día aunque no lo sepamos. Fue especialmente después de la muerte de Manolo Chana cuando su forma de actuar cobró más fuerza. Darío estuvo en lo más alto y en lo más bajo en cuestiones económicas sin que eso dependiera del trabajo o el empeño que uno pusiera en ello. Aun así le llamaban de todos lados como personaje público y gracias a sus trabajos en televisión o publicidad podía ir campeando con la crisis. Llevaba un ritmo y una velocidad de crucero que solo le podía volver a colocar en lo más alto del escalafón social. El último día de Darío me llamó, como a tantos otros amigos, contándome el salto que iba a hacer. Me sentía preocupado. Había ido a correr con Myriam y hablamos sobre ello. Recibí una llamada de Armando del Rey nada más llegar a casa. Armando fue directo al grano. Estaba haciéndome un zumo de naranja mientras me comentaba lo que había pasado, no quise parar, como si quisiera que no me afectase, como si el tiempo tuviera que seguir corriendo como lo había hecho hasta ahora lleno de proyectos futuros… Nos íbamos de expedición para saltar de la gran Torre del Trango en unos días. Pensé en no ir por unos instantes, pero ir a las montañas es mi vida y me llena como nada en el mundo. Sería la mejor manera de rendir homenaje a un buen amigo. Lo que sigue no es tan importante, desde luego, como la pérdida de un amigo. El salto que hice el otro día desde la Torre Sin Nombre no era técnicamente muy difícil, para entendernos, y bastante seguro. No es como volar con un traje de alas, es un salto de aventura. Lo que era difícil era escalar esta montaña, que no era tan asequible como la Torre del Trango por la ruta normal. La única cosa interesante es que fue el primer salto que se hizo desde esta montaña y para ello sí que me valió mucho la
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que tenía algún problema era con los policías de a pie que los veía como enemigos a los que pagaba con sus impuestos y encima le hacían la vida imposible. En varias ocasiones estuvieron a punto de cerrarle el restaurante y la crisis hizo todos los estragos inimaginables que se puedan pensar. Darío aguantaba estoico y firme ante la situación. Lo vendió todo sin quejarse mucho, iba en bicicleta al trabajo para contrarrestar los gastos a la vez que entrenaba. Creo que le hizo feliz quedarse sin coche pues estaba ya en su condición natural de ser una persona especialmente austera. Darío soñaba con saltar de sitios imposibles y subir un ochomil pero creo que por encima de todo ello le apetecía una verdadera vuelta a los orígenes y entablar un relación con la naturaleza de manera más comprometida, incluso viviendo en ella. “Hacer un Zoilo” solía decir en relación con la vida de un amigo de Madrid que se fue a vivir a los Picos de Europa de una manera sencilla. Lo cierto es que Darío era también un gran deportista, un buen comunicador y descubrió a través del Salto BASE su relación con la naturaleza, que tenía algo abandonada desde sus tiempos con el Ala Delta. Fue en este punto cuando se convirtió en un atleta de Adidas Outdoor. Todo el equipo de la categoría Outdoor le trataba con mucho cariño y también “fraguó” una buena amistad. En Adidas apoyaban su capacidad con las relaciones públicas, su
Darío junto a Carlos Suárez y Armando del Rey, 5 de julio de 2011. Foto: Colección Carlos Suárez
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26 de marzo de 2013, un Darío Barrio siempre sonriente (agachado) rodeado de pilotos y escaladores en la Librería Desnivel. Izq a der: Sebastián Álvaro, Pedro Cifuentes, Darío Rodríguez, Carlos Suárez, José Carlos Tamayo, Mariano Izquierdo, Álex Txikón, José Isidro Gordito y Juanra Madariaga. Foto: Ángel Pablo Corral
experiencia de saltos como en Baffin, desde la Torre Asgard, o el Laila Peak el año pasado desde 6.100 metros. Después de una tregua con el mal tiempo, nos organizamos para meternos en la pared. Llevábamos varios días escalando una ruta cada vez más abandonada, la eslovena. Estaba totalmente machacado y deshidratado después de todo el día escalando. Pero estos esfuerzos me hicieron recobrar todas las esencias de la escalada que andaba buscando. Quería volver a mis principios, pero aún tenía una tarea por delante. Llegamos al último vivac en el que habíamos dormido la noche antes de la cima. Se hacía de noche. No quedaban más que segundos para decidir saltar y di ese paso hacia lo incomprensible que significa empezar a volar. Me preocupaba el aterrizaje y decidí ir hacia el lago ya que el resto eran todo grandes bloques y todavía había que salir de estas montañas a tres días de aproximación del pueblo más cercano. Aterricé justo a dos metros, el salto perfecto.
Entre tanta intensidad y aventura no paraba de pensar en Darío Barrio que tanto me enseñó a forzar siempre un poco más. Darío ha sido un ejemplo de vida en muchos aspectos, a pesar de su vehemencia con el riesgo. Sin duda bajé más rico de la cima de la Torre Sin Nombre. Desde el aire volví a ver ese doble atardecer que siempre disfrutaba en el campo base cuando el sol se escondía detrás del Uli Biaho. No podré compartir el salto con algunos amigos, sobre todo con Darío que tanto deseaba aprender a escalar para llegar a estos sitios. No es que me arrepienta de lo vivido, ni de mi salto, no creo que sea el último, pero dentro de mí, algo ha cambiado para siempre.
Darío Barrio falleció el 6 de junio de 2014 en un accidente de salto BASE con traje de alas, durante el Festival Internacional del Aire celebrado en Segura de la Sierra (Jaén).
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Comentario de libros
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Daniel Esteve. El hombre y la montaña
Miguel Tébar
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Juan Manuel Maestre Carbonell Edita: Dahellos / 512 páginas / 14 x 21 cms. / Alicante, 2007 Recién llegado a la biblioteca, este libro que es un homenaje y una semblanza de Daniel Esteve, uno de los pocos hombres que ha conseguido que pongan su nombre a un parque de montaña, además de otros logros culturales y montañeros. Vinculado a la montaña, a la ciudad de Elda y Petrel especialmente, hizo del montañismo una forma de vivir y eso nos hará a los peñalaros sentirnos bien cerca de las historias que se cuentan en esta obra.
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La travesía invernal de los Pirineos. Desde el cabo de Higuer al cabo de Creus.
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Tomás Rodríguez López/ Grupo Militar de Alta Montaña Editorial Prames / 176 páginas / 15 x 21 cms. / Zaragoza, 2014 41 días de un frío invierno tardaron este grupo de seis personas del Grupo Militar de Alta Montaña en realizar un recorrido duro, exigente y maravilloso por el Pirineo. A la travesía se unieron las ascensiones a los principales picos de la cordillera con un total de 19 cimas. Es una propuesta muy ambiciosa y solo accesible a los muy expertos, pero con esta guía bien se podría hacer una de las rutas para tantear el terreno y nuestras fuerzas. Las explicaciones y datos son precisos, incluso del trabajo y material previo a la travesía.
La garganta del río Dobra y las sierras de Vis y Amieva Estudio geográfico, histórico y etnográfico Francisco Ballesteros Villar Edita: Fundación María Cristina Masaveu Peterson / 570 páginas / 24 x 28 cms. / Madrid, 2014 Nuestro consocio ha realizado un trabajo monumental sobre este rincón limítrofe de sus muy conocidos y recorridos Picos de Europa. No es un libro voluminoso por capricho, ya que su volumen se corresponde con el interés del texto, lleno de detalles que nos explican la geografía, el paisaje y la vida de las gentes que tuvieron y tienen en estas montañas su lugar. Un texto lleno además de cariño por las tierras y sus habitantes, y unas fotos maravillosas que invitan a seguir leyendo, a viajar a estas sierras para conocerlas, a tratar de seguir las rutas propuestas. Digo tratar porque no parece fácil seguir a Francisco por esas sendas si hacemos caso de algunas de las fotos en las que tienen que usar pies y manos para progresar.
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