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Himno de Riego La Marsellesa (v. rep.) Serenos y alegres valientes y osados cantemos soldados el himno a la lid. De nuestros acentos el orbe se admi

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RUBRO CODIGO DESCRIPCION MEDIDAS BAZAR Y COCINA 25405 TENEDOR 19.3CM 19.3CM BAZAR Y COCINA 35936 DELANTAL DE COCINA DE TELA LISO 55*70CM B

Artículo 41. I. II. a)
Artículo 41. El pueblo ejerce su soberanía por medio de los Poderes de la Unión, en los casos de la competencia de éstos, y por los de los Estados y l

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Aflo VII (2.° época).

Madrid 12 de Janio de 1917.

N&ni. 11.

RE:VI&T>9 & . 5 P A Ñ O ü ^ > -V X >< 'X I y-y-y-y-y- yi ys yt yi yt ^ r é , C A J i C J ^

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EL HIMNO DE RIEGO -Al que leyere y entendiere.

I Puédese calificar de pura leyenda casi todo cuanto se ha escrito hasta la jiresente, acerca del mal llamado//¿mnorfe Riego; aunque en ella vayan envueltos los nombres de Saldoni y Barbieri. Un tercero—el maestro Inzenga—más observador o acaso en sus investigaciones más afortunado, fué el único que hizo algo bueno en este desdichado asunto; no por baladi menos digno de atención. La coincidencia del Varó y del Baró, con diferente nombre y ortografía (y no parien^s) presuntos autores ambos, dan a este asunto el ya indicado carácter de leyenda; y dáselo también la circunstancia extraña de haber sido transcrito de memoria (por falta de documento escrito a que referirse) indiferentemente en '/i y '/«. Si hubiese un autor verdad, prevalecería y firmaría como tal; y no existiría tampoco ese cambio de compases. Si todo esto no fuera co-

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media o pura leyenda habría un autor—que e! himno no tiene to davía—y no veiniitantos; ni el compás seria tampoco más que uno: esto justifica que no hubo ab inríio himno escrito; y que cada uno a su sabor y talante, como pudo y como supo, lo transcribió, ad libiium en el compás y en la forma que le vino en gana. Y tan de memoria se anduvo al principio en todo esto, que llegó a tomarse por los copistas el nombre mismo del caudillo por el del propio supuesto autor; y así se lee en algunas copias que llegaron en diferentes épocas a nuestras pecadoras manos: «Himno... de Riego». «Himno... de N. Rieg.0». vHimno... de R. del Riego». Lo mismo, que sin conocimientos previos en literatura española, se dijera hoya secas: 5o?7eio... ae Cervantes; £)o/ora.,. de Campoamor; sin otro título ni acldracim. Pero hay más todavía: esa ramplona música que no tiene tampoco sabor ni carácter de Himno, no se escribió expresamente para ; Riego. Se escribió únicamente la letra, que se adaptó después a un, canto ya conocido y popular: de manera qué se convirtió y habilitó de hecho como himno, no solo obligado por la letra, sino también impuesto a las masas, velis nolis, por las mismais circunstancias, i Y entonces vinicroin los autores de transcripciones, arreglos, instrumentaciones y adaptaciones varias, desde el de la modestísima guitarra hasta el de la banda militar, que hubo de dar por priinera ve^ fé de vida d e | himno en cuestión, allá por el año de 1820 '^n la ciudad de Málaga. Pero de estos y otros curiosos pormenores de origen—pero de origen verdad-í-nos ocuparemos seguidamente.

Hase dicho y mil veces repetido que las obras evidentemente populares son anónimas; y hasta tal punto loson—^añada un critico—«que existe una en España queapesftr.de ser contemporánea y haber respondido a un movimiento político de todos perfecta-

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«n^ijte conocido, aún se ignora quien sea su verdadero autor». Y «n confirmación, corroborando e insistiendo, añade todavía: «Del -dominio público más vulgar es la reciente fecha (anteriormente apuntada), el lugar y las circunstancias en que apareció, y el autor •de los versos con que se cantó por primera vez. Pero si queréis investigar quien fuese el autor del tema melódico que tanto entusiasmo produjo en las masas, os perderéis en un laberinto de dudas». Cierto, evidentísimo, innegable. Los Barbieris y Saldonis, antiguos amigos nuestros, admitieron ^ priori, y dieron como ciertas cuantas versiones llegaron a su poder, sin distinguir, comparar, deducir, ni aquilatar, y siempre sin la menor investigación artística, paleográfíca ni orqueológica, que todo esto procede elementalmen.te para mayor seguridad en casos dudosos como el presente. Y desde un José Baró y un Manuel Vfiró—no parientes—involucraron y sacaron.a relucir tantos y tantos nombres, ninguno cierto, como autores del popular Himno de Riego, que entre ellos aparecen nada menos que dos franceses y hasta un exaltado relojero... alemán. ¡Válganos Dios, cuanta erudición valdía para quedarnos, al fin sin autor, alguno, como estábarnos... y como estamos todavía! (i). El mal llamado Himno.,, de Riego no se escribió para el general revolucionario del mismo nombre, y es muy anterior a él. El tema melódico del popular himno data de 1808: procede del Himno de la Guerra de la Independencia, compuesto en Julio del mismo año para el famoso Batallón de Literarios ^e la universidad compostelana. Y, efectivamente, en Galicia toda es popularísimo: no como elemento de sedicción popular, 00 como elemento de asonada política, sino como canto tradicional que todos recuerdan y tararean. Cual•quier músico callejero más ornemos espontáneo conoce ese tema melódico, y lo ejecuta públicamente como uno de tantos aires pOr

. (1) Los paneginitasy admiradores del famoso Gomís, de Valencia, atribuyan iambién a este la paternidad del Himno de Riego \y aleg-n que para restarle gloíia, sus enemigos le negaron aquella paternidadl Rero ni,Gomis fué autor del in, dicado Himno, ni de serlo, hubiera alcanzado éxito clamoroso, porque como obra •de arte no tifne valor alguno.

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pulares regionales... vulgarísimos. En Santiago esconocidisimo; ei» Coruña no lo es menos; y en toda Galicia es igualmente llevado y traído por los músicos nómadas de todas clases y condiciones. Buen testigo de ello el popular Mingo de Conjo, gaitero de la Catedral de Santiago que lo popularizó como ninguno, y que lo ejecutaba con entusiasta aplauso, como número indispensable en todas las ñcstas afectas a la Basílica insigne. Y, fíjese bien el lector: Al publicar Inzenga en 1888 su libro de CantosX Bailes populares de Galicia, hace ya notar la notable semejanza del mal llamado Himno de Riego con el Himno verdad de los Literarios antes indicado; concluyendo con la técnica y sabia conclusión «de que antes de que se cantase como himno patriótico por la columna de Riego, ya lo tocaba como paso-doble la banda del regimiento de Asturias, mandado por el coronel gallego Qairoga,^ atribuyendo su composición a D. Francisco Bañeras», gallego también y con residencia fija en Santiago de Compostela. Lejos estamos» no obstante, de atribuir á Bañeras la composición del Himno de ios Literariosi ni siquiera del mismo paso-doble, en aquel, según parece inspirado, que tocaba el regimiento infantería-de Asturias» Procederíamos como Saldoni y Barbieri, y caeríamos t-n la misma notoria y grave falta, dando todo por bueno y ultimado, sin el menor asomo de probabilidad, por falta de discernimiento crlticoo investigación técnica en c^sos tales obligada e indispensable. Probado tenemos que no e? este nuestro plan y método. Quedan, pues, descartados todos cuantos como actores probados y probables nos han dado Saldoni y Barbieri. El Himno llamado de Riego, no es tal himno ni .se escribió para él: procede del Himno de guerra del Batallón de Los Literarios de Santiago (1808), cuyo autor también se desconoce. Su popularidad en Galicia como canto regional, no patriótico, vulgarísimo, prueba evidentemente su origen en aquellos lares. La precisión crítica del maestro Inzenga señalando tal semejanza, testimoníalo igualmente; y la juiciosa observación del autor del Estudio-Piscurso acerca de la música popular española, publicado en Salamanca en lí'94—en el cual por incidencia trátase deí asunto mismo—no deja tampoco liigar a duda, y compendia cuanto a este propósito pudiera aquí discurrirse. Saldoni y Barbieri no investigaron, no estudiaron el asunto (se

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-«quivocaron lastimosamente) y no tuvieron noticia del autor del ¿Himno de Riego, coino pretenden, ni conocieron el origen de la la obra, ni procuraron nada tampoco a este propósito. Y asi no hay arte posible, ni origen cierto, ni labor altamente meritoria, ni la ¡menor probalidad de éxito en asunto alguno a desentrañar e ilustrar, sea cual fuere el punto o tema de arte que al mismo directaimente se refiera. Continuaremos todavía. III A partir del Himno expresamente escrito para el Batallón de XüS Li/eraíos de Santiago (en Julio de 1808) aquel canto, más o menevs auténtico, quizá adulterado, se extendió muy pronto por todo el antiguo reino de Galicia, y, como tanto se extendió y tan popular se hizo, Francisco Bañeras lo instrumentó para banda y esto contribuyó mucho más a popularizarlo; entonces empezaron los diferentes arreglos, aunque sin dar gran importancia al popular bimno. Su importancia, su palor como obra de arte, no se significaron hasta los acontecimientos de 1820. Dada su popularidad, y adaptándose perfectamente a la improvisación patriótico-poética de Evaristo de San Miguel, el himno de Los^Literarios (de los que nadie entonces se acordó) se convirtió en Himno... del caudillo. Y el caudillo era el exaltado Riego; y, según parece con tal título se entonó por primera ¡vez en 1830, al entrar en la ciudad de Málaga, o al revolucionarse en ella, triunfante, el general Rafael del Riego, que le prestó su nombre, y le ocasionó esa efímera importancia musical de que aparece revestido. Esta es en síntesis, la historia verdad del mal llamado Himno... /ie Riego. Su importancia, aunque ficticia y prestada, alcanzóla después. A «eneral revolucionario que triunfa y es aclamado en sentidas estrofas por la multitud, con música bélica de actualidad, no cabe regatearle nada: ni la bondad de su causa, ni tampoco el valor de su músics, que, cual otro Tirteo, entonó para entusiasmar a las masas... y elevarse. , Y he ahí el Himno....de Riego convertido en reliquia santa. «A .general victorioso (dirían algunos para si) himno glorioso y de v a -

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lor innegable». Por eso muchos quisieron aparecer y después signi-^ ficarse como autores suyos Pero—esto aparte—tai Himno, como obra musical, es malor tan malo como nuestra famosísima Marcha Real, que musicalmente, no puede ser peor; y, para alivio de males, a más de extranjera y mala, con iiistoHa un tanto... bochornosa. No obstante, el Himno aquél popularizóse, al fin, merced a. Riego; y valga o no, (que el pueblo no entiende de eso) adquirió carta de naturaleza efectiva entre nosotros, pues nuestro era; y en época, de supuesta ó real política opresión, las multitudes apelan a él con preferencia a otros, como símbolo de libertad. • Y tanto se significó en tal sentido, y tanto llegó entre noso'ros a prodigarse, que muy fjocos años ha, cu.ando una banda militar se^ ecñaba expresamente a la falte para tocarlo contentando así al^ pueblo, algiin músico mayor (que hemos conocido) solía decir entre burlesco y festivo; «¡Vaya, vamos a dar un caldito al patriotismof» •

* *

Hagamos aquí constar—para concluir—que el Himno mal Ha mado de Riego es muy popular y también muy español. Hagamos, constar, igualmente que no ea marcial ni tampoco patriótico—aunque lo parezea—pero s( muy mato. Conste asimismo que tan popular bagatela no tiene padre conocido. '• VÁRELA SILVARI.

(Números X6,17 y 18 de la Revista Música de Barcelona).

l^T'u.eTro Orfeón 'Oatalá-n Bn QranoUers aoaba de fundarse' no orfeón—el Orfeó Oramlleri,~h&}» lolst aospicioB de ia asooiaoión La Unión Liieral. iSeta importante entidad,, qnenaaió al impulso de QQ^rupo de entusiastae liberales, cuenta en la ao'-

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tualidad con más de un millar de arOniados y sa influencia en la vida colectiva de la capital vallesana aumenta de día en dia. Ahora quiere ensanchar aún más su esfera de acción en pro de la cultura de dicha villa, y a la creación de las escue'as elementales que viene sosteniendo fn tales en los centros de enseñanzail * * *

En Turin habrá este verano grandes fiestas muHÍcales en la Casa general salesiana. Ejeoutarase, según añeja oobtumbre, el Himno a Don Bosco, de que es autor el maestro Várela Silvari, detalle acaso ignorado... entre nosotros. llVivimos tan alejados de los grandes centrosll... * *

Los cantores suizos van a proveerse todos de bibliotecas musicales: .el elemento españoiista estará en ellas dignamente representado; pues sabemotí que se trabaja para enriquecerlas, hasta con obras y manupcritos, que los españoles, para vergüenza iiuestra, no conocemos. * ie.

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En Buenos Airee verificóse últimamente, en uno de sus teatros una gran fiesta coral: las obras eran todas españolas: sólo en España^ andamos reacios para todo esto: aqni, aunque todo sea malo, o muy mediano, (como ocurre muchas veces) preferimos siempre lo extranjero, por muy extraño que todo esto parezca a los no cultivadores del arte. Pero de efcto ya nos ocuparemos muy en serio.

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OBRAS ESCOGIDAS DEL MAESTRO VÁRELA SILYÁRI que pueden pedirse a la Administración del BOLETÍN Para, p i a n o «Estrellas Mitidonieneesv, Mazurkas. «Eugenia y Laura», » «María de ios Doloree», » «Las Dos Camelias», » «Por una flor», gran Vals de salón. ' «Recuerdos de Galicia», alborada popular. «Cantares gallegos», (núms. 1 y 2) Melodías originales, «Un aire de tni país», Mujñ ira. «Queja de amor», Melodía con letra para recitar. «Ultimo tributo a la memoria de Alfonso Xlí», (escrita para el Álbum regio) meditación y marcha solemne. «Serenata Española». «Fantasía original de Cantos Regionales Españoles». «1 * Fantasía de Concierto». «A la Velada», Sinfonía brillante, (Cada una de estas obras marca ^ p e s e t a s Fijo). t*ara v i o l í n y

piemo

«Polonena de concierto» «La Cifara de oro», Melodía. «IjPobre niñall», Meditación, «Meditación y Cantiga morisca». (Cada una & p e s e t a s Fijo). Para, sexteto «El clavel rojo», gran Vals. «Recuerdos de Galicia», alborada popular. «Riela y CoBuenda», gran jota de concierto. (Papelee sueltos). (Cada una 2 p e s e t a s Fijo). Para

banda

«Mañana primaveral», diana. . , . . . , «El amanecer», » Valeroso Capiídn, paso doble La alianza, » A la parada, »

, ;

2,00 2,00 8,00 3,00 3,00

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Siempre obligado, pñBo-Aob\e • cBn maroha», paso doble de corñetae «María de loe Dolores, raazurka. €Leliña>, vala jota. «¡Viva el humor!, jota faciiísinaa

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