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Accessed 18 Sep 2016 15:02 GMT
Entre cancionero, romancero, Celestina y Valencia PATRIZIA BOT TA Università di Roma ‘La Sapienza’
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Estas líneas que dedico a Dorothy Severin son la prosecución de una serie de trabajos que vengo realizando sobre los romances del Cancionero General de Hernando del Castillo (Valencia 1511)1 que son un conjunto de 38 textos tradicionales y trovadorescos reunidos en sección expresa (fols. 131r–140r) y bastante estudiados por los críticos.2 En esta ocasión, me centraré en uno solo de ellos, el romance de Alonso de Proaza en loor de Valencia, por ser un texto que se explaya entre varios temas gratos a nuestra Homenajeada, según lo anuncio en mi título: ‘Cancionero’ por reeditarse el poema en el General de Castillo, ‘Romancero’ por constar en el primer corpus impreso de romances, ‘Celestina’ por ser su autor el corrector de la Comedia de 1500 y de la Tragicomedia de 1514, y ‘Valencia’ por ser ciudad motivo de alabanza. Dije ‘reeditarse’ en el General porque, efectivamente, el romance de Proaza (Valencia, ciudad antigua), con el mismo villancico por desecha (Pues que Dios te hizo tal), se había publicado antes, en Valencia en 1505 por Leonardo Hutz, en un pliego de unas veinte hojas (Rodríguez Moñino 1997: núm. 450) que acoge, en latín, una amplia alabanza en prosa a la ciudad de Valencia (Oratio luculenta in laudibus Valentiae) que escribe y declama Proaza al inaugurar el curso por entrar 1 Me ocupé de los romances del Cancionero General en Botta (1985), Botta (en prensa, a), y Botta (en prensa, b). 2 Trabajos de corte general son los de Aubrun (1984), Orduna (1989), Dutton (1990), Orduna (1992), Chicote (1995), Di Stefano (1995), Di Stefano (1996), Dumanoir (1998), Chicote (2001) y Chicote (2001a), a los que hay que añadir lógicamente Menéndez Pidal (1953) y Morley (1945). El Glosario exhaustivo de todos los romances de la sección de Castillo está colgado en Glossari di ispanistica (Botta 2004), apud Glosario del Cancionero General. Sobre sendos romances o sendos poetas cf. Botta (1985), Deyermond (1989), Pérez Priego (1991), Pérez Priego (1995), Moreno (1998) y Andreoli (2005); cf. además Whetnall (1995). Sobre el tema muy debatido de las relaciones entre el Cancionero General (=11CG) y el Cancionero de Londres (=LB1), incluyendo los romances comunes, cf. Rennert (1895), Alvar (1991) y reseña de Billy (1993), Moreno (1997), Moreno (2001) y Botta (2002) donde se brinda más bibliografía. Para las desechas del General, cfr. Casellato (1984) y Casellato (2001).
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en la Universidad como Maestro de Retórica (1504–07), y de la que el romance, según reza su rúbrica, sería un resumen metrificado en castellano al final del pliego.3 Más tarde en 1511 Castillo vuelve a imprimir, entre los romances, el de Proaza que justo suena a tributo de la ciudad donde sale su Cancionero (lo que tiene visos de buen sentido de oportunidad del editor), a la par que acoge en otras secciones nuevos poemas de Proaza y lo incluye como interlocutor privilegiado que responde a dos de sus preguntas. El Proaza poeta se nos muestra en la colectánea de Castillo como autor de temas religiosos en la sección de Obras de devoción (con una contrahechura a lo divino de un poema cancioneril muy conocido4 y con una glosa a un poema a Santa Catalina de Siena de Ginés de Cañizares, Ropero de Córdoba,5 a la que en 1514 se añade un poema más del propio Proaza dedicado a la misma Santa).6 Se nos muestra además Proaza como fino y apreciado dialogador en tres respuestas por los consonantes incluidas en las Preguntas y Respuestas (responde una vez a Mossèn Crespí y dos, como dije, al propio Hernando del Castillo),7 y por último, como el autor del romance a Valencia, con desecha, del que discurrimos.8 Pero su producción poética sube a más, ya que es también autor de las estrofas finales del Corrector, de marca editorial, en tres ediciones de obras no poéticas que salen a su cuidado (La Celestina de 1500 y 1514 que edita en Toledo con Hagenbach y en Valencia con Joffré, la Oratio luculenta de 1505 que publica en Valencia con Hutz, y las Sergas de Esplandián que reedita luego en Sevilla con Cromberger en 1510), todas ellas octavas de arte mayor que él maneja bastante diestramente y que remata con colofón rimado.9 3 El romance a Valencia publicado al final del pliego de 1505 fue reproducido por McPheeters (1961: 62–64). Cf. también infra, nota 18. Para la Oratio en prosa cf. McPheeters (1961: 137 ss). 4 El poema de Proaza tiene como primer verso Lo del cielo es lo seguro (fol. 17v), y es contrahechura del famoso Lo que queda es lo seguro de Garcí Sánchez de Badajoz. En 1514 se añade una estrofa a cada poesía (McPheeters 1961: 45–46, 49). 5 La glosa de Proaza de la canción a Santa Catalina por Cañizares tiene como primer verso El coraçón que llamamos (fols. 11v–12r). Del modelo sólo incorpora un verso por estrofa, y es por tanto una de las glosas más largas de Cancionero General (cf. McPheeters 1961: 73–76). Sobre esta glosa de Proaza hay un trabajo específico de Laskaris (2001). 6 El nuevo poema sagrado de Proaza dedicado a Santa Catalina que se añade en 1514 tras la glosa de Proaza es Tres fieros vestiglos soberbios gigantes y es muy posible que el autor lo compusiera entre 1511 y 1514. Su atención a la Santa viene a coincidir con el culto a la misma que en Valencia conoce su auge a partir de fines del XV (cf. McPheeters 1961: 105–06). 7 Su respuesta a Mossèn Crespí (también catedrático en Valencia) es Sabio de sabios abrigo (fol. 158v), en rima macho / fembra como lo es la pregunta, y las dos réplicas a Hernando del Castillo (quien se dirige a Proaza con elogios ‘Discreto, prudente en metros y prosa’, o bien ‘A vos que soys prima de los inventores / y todo saber en vos resplandece’) son, respectivamente, La guarda muy diestra con sus veladores (fol. 160r), y Es el que nasce de carne sudosa (fol. 160v); cf. McPheeters (1961: 82ss, 109ss). 8 Van ambos en la sección de romances del Cancionero General (fols. 139r–139v), y antes en el pliego de 1505 (fols. 19r–19v). Reeditados en el Cancionero de Romances y en el Romancero General (Durán 1849–50: II, 1369), y por McPheeters (1961: 62–64). Acoge varios poemas de Proaza también Dutton (1991). 9 Proaza es el autor de las siguientes Octavas Finales del Corrector que rematan con colofón
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También es autor de Prólogos a varias ediciones o traducciones de Lulio, y de otros poemas o prosas escritos en latín.10 Por último, en cuanto a su producción literaria, se le han atribuido por error dos romances más11 y es debatida la cuestión de su supuesta paternidad de cuatro obras teatrales de principios del XVI: Thebaida, Serafina, Hipólita y una Farsa.12 Sobre el personaje histórico Alonso de Proaza, de las pocas noticias que se saben podemos sacar el perfil siguiente:13 natural del Concejo de Proaza situado en Asturias en el valle del río Trubia cerca de Oviedo,14 vivió entre fines del XV y principios del XVI (h.1445–h.1519)15 y probablemente se educó en Salamanca donde quizás fue colega de Rojas, pasando luego a Valencia que tuvo como ciudad adoptiva por más de diez años. Fue Bachiller en artes, presbítero, catedrático de retórica en la Universidad de Valencia, secretario y familiar del Obispo de Tarazona y Canciller de Valencia don Guillén Ramón de Moncada, en cuyo palacio quizás residió, y fue además defensor de la corriente lulista y traductor de Raimundo Lulio al castellano, y estuvo en contacto con el Cardenal Cisneros con quien compartía la promoción del lulismo y a quien dedicaba prólogos en las ediciones que cuidaba, en años próximos a la fundación de la universidad de Alcalá. Proaza se nos aparece en conexión con el mundo incipiente de la imprenta en calidad tanto de corrector de clásicos muy vendidos (La Celestina y las Sergas de Esplandián) como de editor y traductor de Lulio en ciudades de ambiente universitario como Salamanca y Valencia (Canet 1999). El cargo de corrector en aquella
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rimado: en La Celestina a partir de Toledo 1500, El harpa de Orpheo y dulce armonia (cf. también McPheeters 1961: 95ss); en el pliego de la Oratio luculenta de 1505, Pues tanto preceden tus claros varones, estrofa en la que reitera la alabanza de Valencia, seguida por una más de colofón rimado (McPheeters 1961: 102 y Menéndez Pelayo 1910: 229); y en las Sergas de Esplandián de Montalvo, reeds. de 1510 y 1525, Los claros ingenios que quieren saber (McPheeters 1961: 88ss). En el pliego de 1505 dedicado a Valencia constan dos composiciones latinas (McPheeters 1961: 117ss) en loor de los patrones San Vicente (mártir zaragozano del s.IV) y San Vicente Ferrer (dominico del s.XV), luego mentados en la desecha, y en ambos poemas se juega con las letras iniciales de Vicente y de Ferrer: todos versos que inician con V en el primero y con F en el segundo. En el mismo pliego también consta una Prosopopea urbis Valentiae en hexámetros (McPheeters 1961: 134–35), y la Oratio luculenta en prosa (McPheeters 1961: 137ss). En 1506 Proaza escribe dos poemas en latín que coloca al final de la Ars metaphisicalis de Lulio (McPheeters 1961: 121ss, 152–53). En 1510 escribe el Prólogo a la Disputatio Remondi Christiani et Homeri Saraceni (McPheeters 1961: 153ss), en 1512 una carta en el Liber de Nova logica y en 1515 el Prólogo al Ars inventiva veritatis de Lulio que Proaza traduce, junto con un catálogo de las obras lulianas (McPheeters 1961: 161ss). Se trata de los romances de la Reina troyana y de Amadís (Rodríguez Moñino 1997: núm.505) que en realidad son de Salaya, procediendo el malentendido del Abecedarium de Colón (McPheeters 1961: 71, 170). Cfr. al respecto McPheeters (1961: 169ss), y sobre todo Canet (2003). Se ocupan de Proaza Nicolás Antonio (1996: s.v.), Ortí y Figuerola (1730), la Enciclopedia Espasa (s.v.), Menéndez Pelayo (1910), Cejador (1913), McPheeters (1961), McPheeters (1985), Marciales (1985), Canet (1993), Canet (1997), Canet (1999), Pardo Pastor (2000), Pardo Pastor (2000a), Laskaris (2001), Canet (2003), Aulas y saberes (2003), Canet (2007), Ferrer Valls (2007), y la entrada Autores asturianos en la red. En Oviedo actualmente hay una calle dedicada a Alonso de Proaza. McPheeters (1961: 20) y Canet (1999: 31).
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época era algo mucho más digno de lo que es al día de hoy, ya que se otorgaba a persona instruida y de gran prestigio (lo fue Erasmo para las prensas venecianas de Aldo Manuzio): entre sus tareas, la del cuidado general del texto que se imprime, cotejado con el original o varios manuscritos (cf. ‘después de revisto’), la de controlar las grafías al ser los cajistas en su mayoría extranjeros (‘y bien corregido’) y la de revisar la puntuación (‘con gran vigilancia puntado’). Solía escribir el colofón rimado y aquellos materiales publicitarios y encomiásticos para llamar la atención del lector. La Celestina, entre cuyas páginas consta por primera vez en la historia el nombre de Proaza, es seguramente la obra que le da mayor realce y le lanza a la posteridad, no sólo por ser autor de unas partes del texto (las Octavas a él atribuidas entre los Finales) sino también por ser persona en relación con Rojas antes del año de 1500 en Salamanca. En efecto ya en la Comedia constan sus Octavas elogiosas de la gran novedad de la obra y aclaratorias del nombre del autor, que dejan pensar que Proaza cuidaría una edición, perdida, que tendría la fecha de 1500 y que se imprimiría también en la ciudad de Salamanca (según indica el colofón de Valencia 1514, la otra edición de la que es corrector). Entre sus Octavas lo que más destaca es su relación amistosa con Rojas a quien exalta y saca de la oscuridad, es decir, un tono afectuoso y personal que sobrepasa lo que eran los tópicos de esos materiales editoriales, en los que se solía insistir en la labor llevada a cabo con esmero y pedir disculpas por las posibles erratas escapadas a la corrección (Canet 1999). Sería pues el único nombre conocido del contacto con los intelectuales que Rojas tendría en Salamanca, entre esa masa amorfa y sin nombres que le achaca defectos a la obra y dicta leyes sobre cómo retocarla y titularla (amorfa, pero de gran peso). En resumidas cuentas, en palabras de McPheeters, ‘Alonso de Proaza fue un humanista de actividades variadas que atrae aún al lector actual. Un estudio de su posición en la vida intelectual de España al final del siglo XV y principios del XVI revela una personalidad de cierta importancia’ (McPheeters 1961: 11). Antes de pasar al texto, unas pocas palabras sobre los 38 romances reunidos 16 por Castillo en sección expresa, que son de distinto tipo: los hay ‘viejos’ o tradicionales anónimos (son 8), trovadorescos o de autor conocido (son 20), contrahechos o que mudan la letra de un romance muy famoso (son 7), y acabados o terminados por otro autor a partir de cierto verso (son 3). Vienen acompañados por 10 glosas que los amplifican, y por 19 cantarcillos (anónimos) por desecha a manera de síntesis lírica en apéndice al poema narrativo. El de Proaza se coloca entre la gran mayoría de los trovadorescos y destaca por su extensión, por su tema, por su léxico, y por tener la desecha compuesta por el propio autor. * * *
16 Para más detalles remito a mis dos trabajos en prensa.
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Y vengamos al romance y villancico, que transcribo del Cancionero General de 151117 dando en nota las variantes del pliego de 1505.18 Mis pocas intervenciones en la transcripción fueron: solución de compendios, unión o separación de palabras con inserción de apóstrofo si requerido, normalización de acentos, de puntuación, de mayúsculas y de alternancias gráficas (s/∫, u/v, i/y, h/Ø). Indico con (¶) el calderón que encabeza rúbricas y estrofas. En negrita marco las dos rúbricas, y en cursiva, en el villancico, el verso repetido del refrán. ¶ Romançe hecho por el Bachiller Alonso de Proaza en loor de la cibdad de Valencia ¶ Valencia, ciudad antigua, ‘Roma’ primero nombrada, primeramente de Roma 4 y de su gente habitada. Gran tiempo Cartagineses hizieron en ti morada, después del pueblo Romano 8 colonia fuste llamada. Nunca sierva ni pechera, siempre libre, y franqueada, en las aguas baptismales 12 primero regenerada por los nobles fuertes Godos de quien fuste conquistada. Al fin con toda la España 16 de Alárabes ocupada, bien vengada por el Cid mas después mal defenssada, que por su muerte tan presta 20 a Moros fuste tornada hasta que el primero Jaime, rey de gloria bien ganada, te ganó para tenerte, 24 siempre noble y sublimada, casada con Aragón, como reina coronada
con corona de nobleza 28 por mano real pintada. Poderosa, prefulgente, sobre todas ensalçada, tan querida de Fortuna, 32 de Fortuna tan amada que jamás bien repartieron de que te negassen nada. Debaxo del mejor clima 36 eres puesta y situada, de amigables influencias de los cielos, muy dotada, en mejor suelo del mundo, 40 en mejor sino fundada, de ríos, fuentes, lagunas, d’estanques y mar cercada, como Venecia la rica 44 sobre aguas assentada. Ni te combate gran frío ni calor demasiada, mas una temprança media, 48 una mezcla muy temprada del Paraíso Terrenal, sólo a ti comunicada, de aires sanos, claros, frescos, 52 sotiles purificada.
17 La edición de referencia fue el facsímil llevado a cabo por Rodríguez Moñino (1958). 18 Las variantes del pliego de 1505, que cito de la edición de McPheeters (1961: 62–64, 57), son las siguientes: Romance: Rúbrica Romance Heroyco del mesmo Alonso de Proaza en lengua Castellana sacado dela ya dicha Latina oracion; 1 Valentia; 3 de romo; 5 Eran tiempo; 8 fueste; 11 batismales; 14 fueste; 15 Hespaña; 16 occupada; 18 defensada; 20 fueste; 30 enxalçada; 32 de natura; 40 signo; 47 templança; 48 teplada; 62 onrada; 65 mercadurías; 73 exemplo de policia; 74 corte continua; 75 iusticiera; 76 gubernada; 78 sancta. Villancico: Rúbrica suyo [om.]; 2 ciudad; 8 perfecion; 10 excellencia; 13 Vicetes; 14 sant; 17 E.
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Toda cibdad, dentro y fuera, noble, gentil, alindada, ni muy grande ni pequeña 56 para ser más acabada. De todo estado de gentes muy continua y muy poblada, palacio donde se afina 60 la finor más afinada, Madre de Cavallería clara, antigua, muy honrrada. Toda escuela de virtudes 64 y de sabios illustrada, de grandes mercaderías y riquezas abundada.
Toda jardín de plazeres 68 y deleites abastada, de damas, lindas, hermosas, en el mundo más loada. De más y de más polidos 72 galanes la más preciada, enxemplo de polideza, ‘Corte’ contino llamada. Piadosa justiciera, 76 bien regida y governada, toda casa de oración, toda santa y consagrada, rico Templo donde Amor 80 siempre haze su morada.
¶ Villancico suyo en oración
¶ Pues que Dios te hizo tal, noble cibdad de Valencia, guárdete por Su clemencia.
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¶ Hízote cavallerosa sobre todas quantas son, noble, rica, generosa, muy polida y muy hermosa, dechado de perfectión. Pues te dio, con Aragón, corona por excelencia, guárdete por Su clemencia.
12 ¶ Guárdete, mas con los dos San Vicentes tus patrones, con San Jorge, y vos con vos, sagrada Madre de Dios, 16 de malas persecuciones. Y, de bárbaras naciones, hambres, guerras, pestilencia, líbrete por Su clemencia. Como puede apreciarse, el romance, de 80 versos, va dividido en tres partes que resumen la Oratio en prosa:19 la primera (vv. 1–28) traza un bosquejo histórico, la 19 Más compleja es la repartición del loor a Valencia en la Oratio en prosa, que según McPheeters (1961: 143ss), se divide en seis partes, remarcadas en el original por glosas marginales: 1) antigüedad, fundadores, cambios en Valencia. 2) Situación, clima templado. 3) Fertilidad de la tierra. 4) La ciudad en general. 5) Su preeminencia. 6) Los gobernadores distinguidos. El romance, siendo una síntesis en metro de la larga Oratio, reduce los apartados y alude rápidamente a motivos explayados en la prosa latina.
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segunda (vv. 29–52) elogia las bellezas físicas de la ciudad y su clima impagable, y la tercera (vv. 53–80) habla de la excelencia de su gente. El villancico, de 19 versos (3+8+8), ruega protección a cinco divinidades (Dios, tres Santos, la Virgen), y retoma en la segunda estrofa el loor de la nobleza y la caballería, mientras que en la última introduce el tema nuevo de los tres Santos patrones (San Jorge y los dos San Vicentes) y de la Virgen (posiblemente del Remedio) como protectores de la ciudad. En el bosquejo histórico, en rápidas pinceladas, Proaza pasa lista de siglos y siglos de acontecimientos, desde la mítica fundación por Romo, vigésimo rey de Iberia, en 1390 a.C. (trescientos años antes de la Urbs) que la habría llamado ‘Roma’ (del gr. ρμη, ης [róme], s.f., ‘fuerza’, ‘vigor’ y sinónimo de valentia, nombre 20 posterior), hasta la fase histórica más conocida, a saber: dominada por Fenicios, Griegos, y Cartagineses llamados por los Fenicios en 260 a.C., por Romanos que tras la segunda Guerra Púnica la fundaron en 138 a.C. siendo cónsul en Hispania Décimo Junio Bruto (llamándola ‘Valentia’, como ‘Roma’ en griego), luego cristianizada en 304 a raíz de la martirización de San Vicente, ocupada por Godos en 413, por Árabes en 714 al mando de Tarik (que la llamaron ‘Balansiya’ y la organizaron en Taifa en 1010), por el Cid Campeador que la reconquistó en 1094, y nuevamente por Moros en 1102, hasta que Jaime I el Conquistador en 1238 la rescató para siempre a la cristiandad y la anexó al reino de Aragón. El perfil histórico se detiene a fines del XV (el romance es de 1505), y las dos partes que siguen reflejan la voluntad de exaltar el esplendor que vivía Valencia en la primera década del XVI. En efecto, la ciudad había prosperado tanto que el XV es conocido como el Siglo de Oro Valenciano, debido al sensible aumento demográfico, al bienestar económico por el comercio y una serie de industrias florecientes (papel, seda, piel, cerámica, vidrio y orfebrería), a su actividad cultural y financiera, a la imprenta y al prestigio de la Universidad, a magníficos jardines de herencia musulmana y a la construcción de grandes edificios como la Lonja de la Seda y de los Mercaderes (1482) que se convirtió en uno de los mercados más importantes del Mediterráneo al que acuden de toda Europa, aumentando el cosmopolitismo de la ciudad. Y de hecho, en las dos partes restantes del romance, trasluce todo este brillo de la ciudad, con palabras de constante admiración y elogio, con comparaciones con Venecia (también ciudad sobre las aguas) y hasta con el ‘Paraíso Terrenal’. Según McPheeters, en los últimos años de su vida ‘Proaza llegó a ser bien conocido en Valencia; y en esta sociedad culta y refinada, cuyo Mecenas era el Duque de Gandía de la familia de los Borjas, donde conversos y moriscos alternaban con 20 Según la leyenda, ‘cuando los hombres que habían partido de Troya junto con Eneas, huyendo de la matanza y la destrucción, llegan al Monte Palatino, encuentran una ciudad que los latinos llamaban Valentia. Los troyanos traducen este vocablo a su idioma como sinónimo de fuerza y de valor y llaman a la ciudad Roma. Más de seis siglos después, unos romanos llegan a una ciudad a la que algunos llamaban Roma; ellos traducen este vocablo a su lengua y la llamarán Valentia, nuestra Valencia, quedando de este modo tan curioso unidas por su nombre y origen ambas ciudades’ (Alabau, online). Refiere también el trueque de nombres entre ambas ciudades el Padre Mariana (1855: 19).
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españoles de todas las provincias y con extranjeros de todo el Mediterráneo, el asturiano Proaza se entusiasmaba y creía que había llegado al “parayso terrenal”’ (McPheeters 1961: 13). En el Villancico que clausura el romance se añade una nota nueva: los tres Santos patrones a quienes se pide amparo y protección, junto con Dios y con la Virgen. Son ellos San Jorge, a quien Jaime I acogió como santo Patrón de Aragón ya en el siglo XIII, y los dos San Vicentes, el primero del siglo IV, San Vicente de Zaragoza, joven diácono martirizado en Valencia en 304 por orden del emperador Diocleciano, celebrado el 22 de enero, y el segundo San Vicente Ferrer (Valencia 1350–1419), dominico, filósofo, político, y predicador por toda Europa, 21 celebrado el 5 de abril. Por último, unos pocos comentarios en cuanto a forma. El romance de Proaza destaca en la sección por su extensión,22 por su estilo y por su léxico privativo, fiel espejo de un tema inusual entre romances trovadorescos de tono amatorio.23 Por otra parte, también destaca por la rima en –áda, único ejemplo en la sección y quizás recuerdo de otros romances sobre Valencia, con la misma rima (como el del Cid y Búcar, por ejemplo).24 Mucho más habría que añadir sobre este romance si el espacio lo permitiera, máxime en cuanto a recursos retóricos y estilísticos de los que es brillante muestra, y queda para otra ocasión. De momento, sólo estas breves notas sobre un texto muy singular por su tema, por su autor, por su contexto histórico, y por su cultura que hacen de él un unicum entre los romances reunidos por Castillo.
21 Cf. http://www.valencia.es/ayuntamiento/laciudad.nsf/vDocumentosTituloAux/fiestas?ope ndocument&lang=1&nivel=9. 22 En la sección de los romances sólo le sobrepasa en longitud el de ‘Gritando va el caballero’, con 82 versos, al que sigue el de Proaza con 80, siendo mucho más cortos los demás romances (cf. Botta en prensa, b). 23 En un trabajo reciente (Botta en prensa, c) me ocupé, precisamente, de las palabras exclusivas que, entre los romances recogidos por Castillo, sólo constan en el texto de Proaza y apuntan todas a un léxico culto, o concreto. Es lo que sabemos por el Glosario de los romances del Cancionero General colgado en la red (Botta 2004). Para un botón de muestra, son palabras exclusivas del romance de Proaza: afinar, alárabe, amigable, bárbaro, bautismal, caballeroso, cartaginés, clima, colonia, conquistar, escuela, finor, jardín, mercadería, mezcla, polideza, prefulgente, pueblo, purificar, regenerar, sublimar, sutil, amén de muchos nombres propios. 24 ‘O Valencia o Valencia / de mal fuego seas quemada. / Primero fuiste de moros / que de cristianos ganada’. Cf. al respecto McPheeters (1961: 65ss).
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