ADORACIÓN NOCTURNA FEMENINA ESPAÑOLA (ANFE) DIÓCESIS DE MADRID AD O RAD O S E A E L S AN TÍS I M O S AC RAM E N TO AVE M ARÍA P U RÍS I M A

ADORACIÓN†NOCTURNA†FEMENINA†ESPAÑOLA†(ANFE) • DIÓCESIS DE MADRID Número: 262 Año XXV Octubre 201 5 AD O RAD O † S E A† E L † S AN TÍS I M O † S AC RA

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ADORACIÓN†NOCTURNA†FEMENINA†ESPAÑOLA†(ANFE) • DIÓCESIS DE MADRID

Número: 262 Año XXV Octubre 201 5 AD O RAD O † S E A† E L † S AN TÍS I M O † S AC RAM E N TO • AVE † M ARÍA† P U RÍS I M A

Revista trimestral “Templo Eucarístico Diocesano San Martín” • C/ Desengaño, 26 • 28004 Madrid • Teléfono: 91 522 72 66

SUMARIO

Secciones Fijas Editorial: "El rostro de la Misericordia" Vida de la Iglesia

Reseña de la preparación al próximo Sínodo página 1 9 Vida de ANFE

XXXIX Jornadas Nacionales de Formación en Sevilla páginas 9 y 1 0

Colaboraciones Apuntes de Liturgia VII : Liturgia del Sacramento del Orden Sacerdotal págs. 2, y 3 La Virgen Y la Eucaristía págs. 4, 5 y 6 El Misterio de la Eucaristia págs. 7 y 8 Los Concilios de la Iglesia Católica págs. 11 , 1 2, 1 3 y 1 4 La Santa Misa : Un tesoro maravilloso págs. 1 5, 1 6 y 1 7 Pastores Según mi corazón XIII págs. 20, 21 , 22 y 23 Noticia de Actualidad

Un Juez Valiente página 1 8 ADORACI ÓN †N OCTU RN A†FE M E N I N A†E SPAÑ OLA†(AN FE )

EDITORIAL

" E l ros tro d e l a M i s eri cord i a" Francisco, nuestro querido Santo Padre, ha tenido a bien convocar, a través de la “Bula Misericordiae Vultus”, un Año Santo Extraordinario de la Misericordia que comenzará el 8 de diciembre, día de la Inmaculada Concepción de María y concluirá en la festividad de Jesucristo Rey del Universo del próximo año 201 6. En este momento especial que vive la Iglesia el Papa, que es un hombre seducido por la misericordia de Dios – recordemos su frase “Soy un pe-

cador en quien el Señor ha puesto sus ojos” - quiere que la Iglesia se

convierta en el eco de la Palabra del Creador que resuena fuerte y decidida como palabra y gesto de perdón, soporte, ayuda y amor. Un Año Santo Extraordinario para vivir en el día a día la misericordia que, desde siempre, el Padre nos dispensa.

“Libera a los cautivos, abre los ojos al ciego, levanta a los caídos, sus­ tenta al huérfano y a la viuda. Sana los corazones afligidos y venda sus heridas” (1 47,3.6). Todos ellas mani-

festaciones del binomio “paciente y misericordioso” con el que tantas veces se describe la naturaleza de Dios en el Antiguo Testamento. Así pues la misericordia de Dios no es una idea abstracta, sino una realidad concreta con la que nos demuestra Su amor. Adoradoras: “Jesucristo es el

rostro de la misericordia del Padre” comienza diciendo la bula de

Dios es más poderoso, cuánto más usa de Su misericordia. ¡Qué gran-

convocatoria del año jubilar. Nosotras contemplamos ese Bendito rostro en la noche de vela. Preguntémonos ante El cómo integramos en nuestras vidas Su misericordia reconociendo agradecidas cuántas veces la hemos sentido y, por tanto, cuan obligadas estamos a vivirla, y sabiendo que, para llegar a ella como actitud y virtud, hay que partir exclusivamente del corazón de Cristo.

perdona todas tus culpas, cura todas tus dolencias, te corona de gracia y

La misericordia es el amor llevado al extremo y lo único que hace al hombre libre

Santo Tomás nos dice que “es propio de Dios usar misericordia y especial­ mente en esto se manifiesta su om­ nipotencia”. Dicho de otra manera:

deza la de nuestro Dios! Los salmos nos recuerdan, de manera explícita, esta misericordiosa grandeza: “El misericordia”

(1 03,3-4). Y en otro:

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APUNTES DE LITURGIA VII LITURGIA DEL SACRAMENTO DEL ORDEN SATERDOTAL

Materia y forma de este sacramento: Materia: el Papa Pio XII declaró

que la materia de este sacramento era la imposición de manos; desde los primeros siglos se hacía así. Pero en los siglos X, XI y XII, se añadió a ese rito la entrega de los instrumentos (cáliz, patena, Evangelios, etc.) que habrían de usar en su ministerio, pues en este sacramento el efecto no depende de lo que tenga el ministro, sino de la fuerza espiritual que viene de Dios y que la comunica el obispo con la imposición de manos. De ahí que la fuerza de la materia está en el ministro y no en una cosa material por lo que se vio que, esos instrumentos que recibían los ordenandos, no eran necesarios para la validez del sacramento.

Forma: la forma es la oración conse-

cratoria (o de consagración) que los libros litúrgicos prescriben para cada grado del sacramento. Es decir, que esta oración es diferente para el episcopado, para el presbiterado y para el diaconado.

Rito y celebración La celebración del sacramento del Orden, ya sea para un obispo, un presbítero o un diácono, tendrá lugar, de preferencia, en domingo y en la catedral del lugar. Y el momento propio para ello es dentro de la Eucaristía. El rito esencial del sacramento, como ya hemos dicho, está constituiN ú m e ro : 2 6 2 • Añ o XXV • O ctu b re 2 0 1 5

do, para los tres grados, por la “imposición de manos” del Obispo sobre la cabeza del ordenando, así como por una “oración consagratoria específica” en la que se pide a Dios “la efusión del Espíritu Santo y de sus dones” apropiados a cada ministerio, para el cual el candidato es ordenado. Como en todo sacramento, existen ritos complementarios en la celebración. Así, al obispo y al presbítero se le unge con el Santo Crisma, como signo de la unción especial del Espíritu Santo que se hace fecundo en su ministerio, al obispo se le entrega el libro de los Evangelios, el anillo, la mitra y el báculo, al presbítero se le entrega la patena, el cáliz y los Evangelios, al diácono se le entrega el libro de los Evangelios. En las tres consagraciones, la unción significa la consagración de la persona en su totalidad a Cristo y a la Iglesia. El sacerdocio es un don que Dios da al que quiere. Dicho don lo otorgó solo a los varones porque El quiso (quizás para que se parecieran más a Cristo, que era varón). No es discriminación ni falta de atención a la mujer. Realizan diferentes funciones dentro de la Iglesia. A la mujer le tenía preparadas otras funciones y ministerios, que las vive y las cumple con toda su ternura y delicadeza. 2

Dios elige a esos hombres, que harán las veces de Cristo Maestro, Sacerdote y Pastor y así, su Cuerpo que es la Iglesia, se edifique y crezca como Pueblo de Dios y templo del Espíritu Santo. Al asemejarse a Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote, y al unirse al sacerdocio de los obispos, ellos quedarán consagrados como auténticos sacerdotes del Nuevo Testamento, para anunciar el Evangelio, apacentar al Pueblo de Dios y celebrar el culto divino, especialmente en el sacrificio del Señor.

El Presbiterado. - Es el segundo grado del Orden Sacerdotal, como ya hemos dicho. Es lo que propiamente constituye la ordenación al sacerdocio. El obispo, el día de la Ordenación, le dice al nuevo o nuevos sacerdotes: ADORACI ÓN †N OCTU RN A†FE M E N I N A†E SPAÑ OLA†(AN FE )

“Por eso vosotros, queridos hijos, que ahora seréis consagrados presbíteros, debéis cumplir el ministerio de enseñar en nombre de Cristo, el Maestro. Anunciad a todos los hombres la palabra de Dios que vosotros mismos habéis recibido con alegría. Meditad la ley del Señor, creed lo que leéis, enseñad lo que creéis y practicad lo que enseñáis. Que vuestra doctrina sea un alimento sustancioso para el Pueblo de Dios; que la fragancia espiritual de vuestra vida sea motivo de regocijo para todos los cristianos a fin de que, con la palabra y el ejemplo, construyáis ese edificio viviente que es la Iglesia de Dios. Os corresponderá tambien la función de santificar en nombre de Cristo. Por medio de vuestro ministerio, el sacrificio espiritual de los fieles alcanzará su perfección al unirse al sacrificio del Señor, que por vuestras manos se ofrecerá incruentamente sobre el altar, en la celebración de la Eucaristía. Tened conciencia de lo que hacéis e imitad lo que conmemoráis. Por tanto, al celebrar el ministerio de la muerte y la resurrección del Señor, procurad morir vosotros mismos al pecado y vivir una vida realmente nueva. Al introducir a los hombres en el pueblo de Dios por medio del bautismo, al perdonar los pecados en nombre de Cristo y de la Iglesia por medio del sacramento de la penitencia, al confortar a los enfermos con la santa unción, y en todas las celebraciones litúrgicas, así como también al ofrecer durante el día la alabanza, la acción de gracias y la súplica por el pueblo de Dios y por el mundo entero, recordad que habéis sido elegidos de entre los hombres y puestos al servicio de los hombres en las cosas que se refieren a Dios. Con permanente alegría y verdadera caridad, continuad la misión de CrisADORACI ÓN †N OCTU RN A†FE M E N I N A†E SPAÑ OLA†(AN FE )

to Sacerdote, no buscando vuestros intereses sino los de Jesucristo. Finalmente, al participar de la función de Cristo, Cabeza y Pastor de la Iglesia, permaneced unidos y obedientes al obispo. Procurad congregar a los fieles en una sola familia, animada por el Espíritu Santo, conduciéndolos a Dios por medio de Cristo. Tened siempre presente el ejemplo del Buen Pastor que no vino a ser servido sino a servir y a buscar y salvar lo que estaba perdido”. Después de la lectura del Evangelio, continúa la celebración con lo siguiente: Presentación de los ordenandos por parte del Rector del Seminario. Homilía del Sr. Obispo. Se examina a los candidatos sobre sus disposiciones respecto al ministerio que van a recibir, y la promesa de obediencia al propio obispo y sucesores.

que confieras a este siervo tuyo la dignidad del presbiterado; renueva en su corazón el Espíritu de santi­ dad; reciba de ti el sacerdocio de segundo grado y sea, con su con­ ducta, ejemplo de vida.”

Después, algunos presbíteros colocan la estola en sentido presbiteral a cada uno de los ordenados y les revisten con la casulla. Luego, el obispo unge con el Santo Crisma las manos de los ordenados: “Jesucristo, el Señor, a quien el Padre ungió con la fuerza del Espí­ ritu Santo, te auxilie para santificar al pueblo cristiano y para ofrecer a Dios el sacrificio”.

Sigue la entrega a cada ordenado de la patena con pan y del cáliz con vino y un poco de agua, mientras dice: “Recibe la ofrenda del pueblo santo para presentarla a Dios. Considera lo que realizas e imita lo que conmemoras, y confor­ ma tu vida con el misterio de la cruz de Cristo”.

Letanías de los santos con la oración “Exaudi nos”. Y terminan las letanías con esta hermosa oración del obispo: “Escúchanos Señor, Dios

Finalmente, el obispo da la paz a cada uno de los ordenados: “La paz esté contigo”. Y el nuevo sacerdote responde: ”Y con tu espíritu”.

nuestro: derrama sobre este tu servi­ dor la bendición del Espíritu Santo y la virtud de la gracia sacerdotal, para que la abundancia de tus dones acompañe siempre al que ahora te presentamos para ser consagrado. Por Cristo Nuestro Señor. Amén”.

Acto seguido, continúa la celebración de la Eucaristía el obispo ordenante con los recién ordenados. Es la primera misa que celebran los nuevos sacerdotes.

Imposición de las manos, en silencio, por parte del obispo sobre la cabeza de los candidatos; lo mismo hacen los presbíteros que participan en el rito. Lo principal de la oración consecratoria dice así: “Te pe­ dimos, Padre todopoderoso,

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MARÍA MADRE DE LA IGLESIA María es Madre de la Iglesia por ser Madre de Cristo, por haberle dado la carne y la sangre; esa carne y esa sangre que en la Cruz se ofrecieron en sacrificio y se hacen presentes en la Eucaristía. Este es el aspecto más inmediatamente perceptible de aquella "relación profunda" de la Virgen con el misterio eucarístico, tradicionalmente contemplado desde la antigüedad. La Encíclica se detiene especialmente en contemplar la relación de María con la Eucaristía en cuanto la Madre del Señor es modelo: "La Iglesia, tomando a María como modelo, ha de imitarla también en su relación con este altísimo misterio". Imitar, ante todo, su fe y su amor, en la anunciación y en la visitación a Isabel, donde María es realmente tabernáculo vivo de Cristo; en el Calvario y, más allá, cuando recibió la Comunión eucarística de manos de los Apóstoles. Una fe y un amor que, como en el Magnificat, se desbordan en alabanza y en acción de gracias. N ú m e ro : 2 6 2 • Añ o XXV • O ctu b re 2 0 1 5

Es grande la riqueza de matices de esta llamada a la imitación de María "mujer eucarística", que la teología ha contemplado sobre todo en el contexto de la vida espiritual; por ejemplo, cuando escribe sobre la unión con la Virgen antes, durante y después de la Comunión eucarística, de modo que sea Ella quien reciba dignamente el Cuerpo de Cristo en nosotros. Aunque menos frecuentes, tampoco han faltado ensayos de profundización especulativosistemática. Me detendré sobre algunos de los aspectos en que la Santísima Virgen se manifiesta como "modelo de fe eucarística" y, después, sobre su "intervención" actual en la Eucaristía. Ella es modelo de fe eucarística. Cuando María era ya tabernáculo vivo del Hijo de Dios encarnado, escuchó aquella alabanza: "Beata, quae credidit." (Feliz la que ha creído). María ha anticipado también en el misterio de la Encarnación la fe eucarística de la Iglesia.

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Cuando en la Visitación lleva en su seno el Verbo hecho carne, se convierte de algún modo en "tabernáculo" (el primer "tabernáculo" de la historia) donde el Hijo de Dios, todavía invisible a los ojos de los hombres, se ofrece a la adoración de Isabel, como "irradiando" su luz a través de los ojos y la voz de María”. La fe de María hacía su inteligencia tan "connatural" al misterio sobrenatural, que debemos considerar en Ella una ADORACI ÓN †N OCTU RN A†FE M E N I N A†E SPAÑ OLA†(AN FE )

"plenitud de fe" correspondiente a la plenitud de gracia con la que Dios la elevó desde su inmaculada concepción. Una connaturalidad con los misterios divinos que hace posible el pleno asentimiento, en su triple dimensión de creer en Dios, "credere Deum et credere in Deum." Ciertamente, Santa María tuvo unos motivos de credibilidad excepcionales (sobre todo: el anuncio de San Gabriel; el experimentar que efectivamente tenía en sus entrañas, sin obra de varón, el Hijo anunciado; que también Santa Isabel y luego San José habían recibido de lo Alto el anuncio de su maternidad divina). Sin embargo, también en Ella, la fe fue siempre "de lo que no se ve" (cfr. Hb 11 , 1 ). "Si Dios ha querido ensalzar a su Madre, es igualmente cierto que durante su vida terrena no fueron ahorrados a María ni la experiencia del dolor, ni el cansancio del trabajo, ni el claroscuro de la fe".

Ella su carne y su sangre. ¡Qué

modelo para lo que debe ser acoger al Hijo de Dios en nosotros cuando recibimos la Comunión eucarística! Hay, pues, una analogía profunda entre el fiat pronunciado por María a las palabras del Ángel y el amén que cada fiel pronuncia cuando recibe el cuerpo del Señor. A María se le pidió creer que quien concibió "por obra del Espíritu Santo" era "Hijo de Dios" (cfr. Lc 1 , 30.35). En continuidad con la fe de la Virgen, en el Misterio eucarístico se nos pide creer que el mismo Jesús, Hijo de Dios e Hijo de María, se hace presente con todo su ser humano-divino en las especies del pan y del vino". Considerar la fe de nuestra Señora, como modelo de fe eu-

carística, nos lleva necesariamente a contemplarla al pie de la Cruz de su Hijo, ya que el sacrificio de la Eucaristía es el memorial sacramental que hace presente el sacrificio del Calvario. En realidad, como escribe Juan Pablo II, "María, con toda su vida junto a Cristo y no solamente en el Calvario, hizo suya la dimensión sacrifi­ cial de la Eucaristía. Cuando llevó al niño Jesús al templo de Jerusalén "para presentarle al Señor" (Lc 2, 22), oyó anun­ ciar al anciano Simeón que aquel niño sería "señal de con­ tradicción" y también que una "espada" traspasaría su propia alma (cfr. Lc 2, 34.35). Se preanunciaba así el drama del Hijo crucificado y, en cierto modo, se prefiguraba el stabat Mater de la Virgen al pie de la Cruz. Preparándose día a día para el Calvario, María vive una especie de "Eucaristía an­ ticipada" se podría decir, una

Podemos considerar razonablemente que cuanto más intensa es la fe, mayor resulta también la dimensión de oscuridad que es, junto a la luminosidad, una dimensión esencial de la fe. Ante el anuncio del Ángel, el "fiat" pronunciado por María fue un acto de fe plena: de confianza en Dios, de asentimiento intelectual a la verdad misteriosa que le era anunciada, y de completa entrega de su persona a Dios. Con ese "fiat", la Virgen acogía en su seno al Verbo eterno dándole ADORACI ÓN †N OCTU RN A†FE M E N I N A†E SPAÑ OLA†(AN FE )

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mos a apreciar las pequeñas contradicciones cotidianas, que suponen una ocasión para el amor y para la entrega.

"comunión espiritual" de deseo y ofrecimiento, que culminará en la unión con el Hijo en la pasión y se manifestará des­ pués, en el período postpas­ cual, en su participación en la celebración eucarística, presi­ dida por los Apóstoles, como "memorial" de la pasión".

¿Cómo no ver aquí una invitación a imitar, también nosotros cada día, esa preparación de María al sacrificio de Cristo? Sólo con la fe, imitando la fe de María, mujer eucarística, es posible vivir todas las incidencias de la jornada, especialmente las que contrarían, como "preparación" de la personal participación en la Santa Misa. El sentido cristiano de la Cruz se pone especialmente de relieve, sin duda, en las circunstancias graves, penosas o difíciles que los hombres atravesamos; pero ilumina también las circunstancias más corrientes, si nos decidiN ú m e ro : 2 6 2 • Añ o XXV • O ctu b re 2 0 1 5

Si, con toda su vida, la Santísima Virgen mediante la fe "hizo suya la dimensión sacrificial de la Eucaristía", esto culminó al pie de la Cruz. Allí, mientras Ella estaba, de pié, firme, no desmayándose (como piadosa pero equivocadamente se la ha representado en mucha iconografía) allí tuvo lugar en su alma "la más profunda

intimidad de la fe en la historia de la humanidad" . La ínti-

ma realidad no pudo consistir en un "anonadamiento", en el sentido de anulación o disminución de la fe. Más bien cabe pensar que la fe de María, contemplando la terrible muerte de su Hijo, sufrió la más dura prueba "en la historia de la humanidad" prueba de la que Ella fue plenamente vencedora. ¿Pudo esta prueba configurarse propiamente como una duda de fe? Pienso que en el Evangelio no disponemos de elementos suficientes para una respuesta del todo segura. Como es sabido, algún Padre de la Iglesia era del parecer que la Virgen sufrió al pie de la Cruz el asalto de la duda, lo cual no sería contrario a su plenitud de gracia y de fe, ya que la estructura misma de la fe hace posible la duda involuntaria y no

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consentida, compatible con el más alto grado de gracia y de virtud. La fe de los cristianos en la Eucaristía puede sufrir los asaltos de la duda, más aún en estos tiempos cuando se percibe la ignorancia de tantos, la indiferencia de muchos e, incluso, los malos tratos que el Señor eucarístico recibe en su propia casa: abusos que Juan Pablo II una vez más denunció con dolor en su encíclica Ecclesia de Eucharistia. En cualquier caso, cuando la dimensión de oscuridad del misterio parece prevalecer sobre su luminosidad, acudir con humildad al ejemplo y a la mediación de Santa María son siempre ayuda segura para que la duda, ni buscada ni consentida, se transforme una vez más en victoria, no nuestra sino de Cristo en nosotros: "ésta es

la victoria que vence al mundo, nuestra fe" (1 Jn 5, 4).

Monseñor D. Clemente Martín Muñoz ADORACI ÓN †N OCTU RN A†FE M E N I N A†E SPAÑ OLA†(AN FE )

E l m i s t e ri o d e l a E u c a ri s t í a La encíclica “La Iglesia vive de la Eucaristía. Esta verdad no expresa solamente una experiencia cotidiana de fe, sino que encierra en síntesis el núcleo del misterio de la Iglesia... La Sagrada Eucaristía (dice el Vaticano II) “con-

tiene todo el bien espiritual de la Iglesia, es decir, Cristo mismo, nuestra Pascua y Pan de Vida, que da la vida a los hombres por medio del Espíritu Santo...Del misterio pascual nace la Iglesia”. Precisamente por eso la Eucaristía, que es el sacramento por excelencia del misterio pascual, está en el centro de la vida eclesial. La institución de la Eucaristía anticipaba sacramentalmente los acontecimientos que tendrían lugar poco mas tarde, a partir de la agonía de Getsemaní. La sangre que poco antes había entregado a la Iglesia como bebida de salvación en el Sacramento eucarístico, comenzó a ser derramada. En este

tener en su caminar por la historia.

Así se explica la esmerada atención que ha prestado siempre al Misterio eucarístico. Se nota, a veces, una comprensión muy limitada de éste Misterio. ¿Cómo no manifestar profundo dolor por todo esto? Es un don

demasiado grande para admitir ambigüedades y reducciones. La Iglesia ha recibido la Eucaristía de Cristo, su Señor, no solo como un don entre otros muchos, aunque sea muy valioso, sino como el DON por excelencia, porque es don de si mismo, de su persona en su santa humanidad y, además, de su obra de salvación. La Eucaristía es verdadera-

mente un resquicio del cielo que se abre sobre la tierra. Es un rayo de

gloria de la Jerusalén celestial que penetra en las nubes de nuestra historias y proyecta luz sobre nuestro camino”.

más maravilloso que este sacramento? Tampoco existe sacramen-

to alguno mas saludable que éste, ya que en él se purifican los pecados, se acrecientan las virtudes, y la mente queda ungida de la abundancia de todos los espirituales carismas. En la Iglesia se ofrece por vivos y muertos; para que a todos aproveche, ya que por la salvación de todos fue instituido. Nadie es, por tanto, capaz de expresar la suavidad de este sacramento, gracias al cual puede disfrutarse, en su propia fuente, la dulzura espiritual, y así mismo en él se conmemora aquella incomparable caridad que Cristo mostró en su pasión. Cristo insti-

tuyó este sacramento como memorial perenne de su pasión , co-

don (de la Eucaristía) Jesucristo entregaba a la Iglesia la actualización perenne del misterio pascual.

mo cumplimiento de las antiguas figuras y el mayor de los prodigios por él: el dejarles, en la tristeza de su ausencia, un consuelo único.” (0pusculum 57, [ect 1 -4)

Con él instituyo una misteriosa “con­ temporaneidad” entre aquel Triduum y el transcurrir de todos los siglos.

La Madre Mª de Jesús Ortega: (dominica y fundadora)

La Iglesia vive del Cristo eucarístico, de El se alimenta y por El es iluminada. Es misterio de fe y, al mismo tiempo, “misterio de luz”. También cuando se celebra sobre el pequeño altar de una iglesia en el campo, la Eucaristía se celebra, en cierto sentido, sobre el altar del mundo. Ella une el cielo y la tierra. Abarca e impregna toda la creación. Es de lo

dejó a sus fieles, para que lo comiesen bajo las apariencias de pan y de vino, su cuerpo como alimento y su sangre como bebida. Precioso y admirable banquete, saludable y que rebosa toda suavidad. ¿Hay algo

Santo Tomás de Aquino:

más precioso que la Iglesia puede

“El unigénito Hijo del PadreX a fin de que en nosotros se mantuviera viva la memoria de tamaño beneficio,

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“Me impresionó siempre la Eucaristía. Ahora un poquito más que siempre ¿sabes? Debe ser que toda mi vida se ha forjado al calor de la Eucaristía. A la Eucaristía no vamos a una celebración literaria, ni a un canto de polifonía. Vamos a un Misterio que es Vida, misterio vital. Todo eso tiene que notarse después, a N ú m e ro : 2 6 2 • Añ o XXV • O ctu b re 2 0 1 5

medida que la Eucaristía pasa por mí. Así como a medida que el sol va pasando por la tierra, y el aire, y los abonos, la tierra va cambiando, así pasa con la Eucaristía: la vida florece alrededor de ella” (Escritos) “Querría para ti un misterio de Eucaristía., querría que fueses su presa. Que tus días libres, tus horas libres, tus ratitos libres tengan dirección de Eucaristía. Muérete ahí, a los pies de tu Dios” (de una carta suya) “Una solución para ti podría ser el clavar tu vida en ese miste-

rio al que voluntariamente has entregado tu vida. Le perteneces,

¡OH! si, le perteneces, no pierdas ese derecho de pertenencia ¡es derecho!, misterioso derecho que te haré santa... Si tú eres fiel a la Eucaristía, la Eucaristía te será fiel a ti, y te seré tan fiel, tan fiel como es siempre Dios a sus fieles. ¿Te acuerdas de que El es el Fiel?, y cuando ve a un alma enloquecida por El, enamorada., entonces hace lo que no podemos ni calcular siquiera”. “Pienso que a tu vida le

falta un resorte de lanzamiento...

Pienso que por qué no acabas de arrancar, por qué no te lanzas en un vuelo de altura a conquistar una libertad, un señorío, una bondad, un recogimiento profundo, un grito intimo de contemplación... Y, al pensar esto, pienso en buscar una solución para ayudarte. Hoy la solución me la encuentro en las manos. Un grito de Eucaristía me persigue el alma y te lo comunico. Creo que tu solución es enloquecer por la Eucaristía, vivir de la Eucaristía, sumergirte en el océano sin riberas de la Eucaristía. Si te fijas en ese peñón misterioso que se levanta ¡que se yergue! frente al Coro, veras cómo sale de allí una fuerza vital, incisiva, que se mete en el alma con la fuerza del “YO SOY LA VIDA”. Si, El es la VIDA, nuestra VIDA, en concreto tu VIDAXVive de esa VIDA misteriosa” (extracto de una Carta). N ú m e ro : 2 6 2 • Añ o XXV • O ctu b re 2 0 1 5

El Beato Don Manuel González: “La Sagrada Eucaristía no es un mero adorno de la, Iglesia, ni una de tantas cosas santas y hermosas de nuestra religión, ni aun toleramos que se la considere como mero objeto de una devoción, siquiera sea la principal. La Sagrada Eucaristía es corazón de la Iglesia, es su esencia, su centro, su vida, y con ella hay necesariamente que contar dentro de nuestra santa religión. Es Jesucristo real como quiere ser buscado, deseado, creído, amado, obsequiado, agradecido y adorado en la tierra por los hombres. Es Jesucristo repitiendo cada día el Calvario y el Evangelio, y perpetuando hasta la consumación de los siglos la Redención de aquél y los milagros de éste. Es el Jesucristo de la gloria hecho alimento, luz, solución, redención, defensa, medicina y resurrección de los peregrinos de la tierra. La Eucaristía es, si cabe decirlo así, el Jesucristo nuestro o en el estado en que más nos conviene, tan necesario a nuestra vida como el aire a los pulmones...” (Escritos)

Santa Teresa de Jesús:

“De todas cuantas maneras quisiere comer el alma, hallaré en el Santísi-

ción . No hay necesidad, ni trabajo

ni persecución que no sea fácil de pasar si comenzamos a gustar de los suyos. Pedid, vosotras, hijas, con este Señor al Padre que os deje hoy a vuestro Esposo, que no os veáis en este mundo sin El; que baste para templar tan gran contento que quede tan disfrazado en

estos accidentes de pan y vino, que es harto tormento para quien no tiene otra cosa que amar, ni

otro consuelo; mas suplicadle que no os falte, y que os dé aparejo para recibirle dignamente...Ya que los ojos del cuerpo no se pueden deleitar en mirarle por estar tan encubierto, se descubra a los del alma y se le dé a conocer, que es otro mantenimiento de contentos y regalos, y que sustenta la vida”. (Camino de Perfección, cap 34)

mo Sacramento sabor y consola-

Rvdo. Padre Ernesto Postigo S.J. Director Espiritual Diocesano de Anfe.

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[...VIDA DE ANFE...]

XXXIX JORNADAS NACIONALES DE FORMACIÓN EN SEVILLA Como todos los años, en el mes de Agosto, se han celebrado las Jornadas Nacionales de Formación de ANFE. En esta ocasión han tenido lugar en la ciudad de Sevilla, por coincidir en este año la celebración de las Bodas de Oro de esa Diócesis.

Salamanca, D.Teodomiro Álvarez de León, D.Manuel Pérez de Córdoba, D.Fernando Cerezo de Tuy-Vigo y D. Adolfo Petit de la diócesis sevillana, que nos han acompañado todos estos días.

En la casa de Ejercicios “Betania” de la localidad de San Juan de Aznalfarache, entre los días 2 al 7 de Agosto, un elevado número de adoradoras (88 en concreto) de 26 diócesis de toda España, hemos vivido unos intensos días de unión, trabajos, actos litúrgicos y experiencias compartidas muy provechosos y ricos en fraternidad.

EL miércoles 5 en el día de ruta tuvimos una salida extraordinaria para visitar la hermosa ciudad andaluza comenzando con el rezo de Laudes en la Basílica de La Macarena, a continuación se visitó el Santuario de la Virgen del Rocío en donde se concelebró la Santa Misa que fue muy emotiva con el canto a la Santísima Virgen de la Salve Rociera.

Diariamente rezábamos Laudes y Vísperas y la Eucaristía era concelebrada por D.Sebastián Taltavull Anglada, Obispo auxiliar de Barcelona y los sacerdotes consiliarios D.Alfonso López Menéndez Consiliario Nacional, D.Juan Robles de la diócesis de ADORACI ÓN †N OCTU RN A†FE M E N I N A†E SPAÑ OLA†(AN FE )

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[...VIDA DE ANFE...]

Tras la celebración y en el transcurso de la comida que tuvimos, se felicitó a D.Juan Robles Diosdado, consiliario de Salamanca que cumplía sus Bodas de Oro como sacerdote, cantándole unas emotivas coplillas que mucho le emocionaron pués reconocían su fecunda labor y entrega.

divertida representación teatral de la noche del martes.

Finalizamos el día en el Colegio de las Madres Adoratrices con la explosión del Santísimo, el rezo de Vísperas y unos momentos de adoración personal. Todos los días hubo dos ponencias dirigidas por Monseñor Taltavull, que versaron sobre “El Rostro de la Misericordia”, basado en la bula de Convocación para el año de la Misericordia del Papa Francisco, maravillosamente explicadas por Don Sebastián.

Como broche final de las Jornadas tuvimos nuestra Vigilia de adoración por turnos que se prolongó durante toda la noche.

También a Mariasun de la Rasilla por estos 39 años en los que ha sido la encargada de organizar (tan sumamente bien) las Jornadas Nacionales de Formación, siempre desde el amor a Jesús Sacramentado -como constante y fiel adoradora que es, poniendo en ellas el corazón para que, año tras año, nada faltase y todo saliera perfecto. ¡Felicidades Mariasun! Y, como no, a la Comisión Permanente de la Nacional por proporcionarnos un ponente tan magnífico, tan cercano y tan entrañable.

Queremos agradecer desde aquí a todas las adoradoras de la diócesis sevillana, representadas en su Presidenta Diocesana Conchita Lara, el cariño y el esmero con el que han preparado estos días en los que tanto hemos disfrutado, especialmente con las actuaciones y la N ú m e ro : 2 6 2 • Añ o XXV • O ctu b re 2 0 1 5

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Los Concilios en la Iglesia XXI Concilio Ecuménico

CONCILIO VATICANO II – SEGUNDA PARTE Para continuar con el estudio del Concilio Vaticano II, que es el que nos ocupa, sería necesario conocer un poco más cuál era la situación mundial de esos mo­ mentos. Históricamente el siglo XX tiene dos periodos muy marcados: el primero iría des­ de los comienzos en 1900 hasta el año 1945, con el final de la II Guerra Mundial, y el segundo desde esta misma fecha hasta 1991, aproximadamente, en que co­ mienza la Guerra del Golfo. Se trata de un siglo convulso, difícil que afectará a millones de seres humanos que van a tener que vivir momentos de extrema dure­ za y muy dolorosos. El Concilio, convocado en enero de 1959 (y por tanto en el segundo periodo) va a tener lugar entre la consolidación del Capitalismo en el llamado “bloque occiden­ tal” y la del Comunismo en el “bloque oriental” lo que dará lugar a la conocida como “Guerra Fría”. Además, durante este tiempo, se afianzará la descoloniza­ ción de los países del Tercer Mundo, tendrá lugar el desarrollo de los medios de comunicación de masas, el progresivo deterioro del medio ambiente…..Es en es­ te contexto histórico en donde verá la luz el nuevo concilio. 1ª ¿Qué fue la “Guerra Fría”?

Fue un enfrentamiento político, económico, social, militar, informativo (incluso deportivo) iniciado al finalizar la Segunda Guerra Mundial, cuyo origen se suele situar en 1 947 durante las tensiones de la posguerra, y que se prolongó hasta la disolución de la Unión Soviética con el inicio de la Perestroika en 1 985, la caída del muro de Berlín en 1 989 y el golpe de Estado en la URSS de 1 991 , entre los bloques occidental-capitalista liderado por Estados Unidos, y el oriental-comunista liderado por la Unión Soviética. Las razones de este enfrentamiento fueron esencialmente ideológicas y políticas. ADORACI ÓN †N OCTU RN A†FE M E N I N A†E SPAÑ OLA†(AN FE )

Si bien estos enfrentamientos no llegaron a desencadenar una guerra propiamente dicha, la entidad y la gravedad de los conflictos económicos, políticos e ideológicos marcaron significativamente gran parte de la historia de la segunda mitad del siglo XX. Las dos superpotencias deseaban implantar su modelo de gobierno en todo el planeta. Afortunadamente ninguno de los dos bloques tomó nunca “acciones directas” contra el otro, razón por la que se denominó al conflicto "guerra fría". 2ª ¿Cómo se comenzó a preparar el nuevo concilio?

El 1 7 de mayo de 1 959, Juan XXIII creaba la “Comisión ante-prepara-

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toria” designando, como Presidente de la misma, al Secretario de Estado, Cardenal Doménico Tardini. El día 26 de ese mismo mes se reunía por primera vez y se aprobaba la emisión de dos cartas: una a los organismos de la Curia para que prepararan comisiones de estudio sobre los temas a tratar y otra a todos los Obispos para que, antes del 30 de octubre, indicaran sus sugerencias para el Concilio. A estas se añadió, posteriormente, una tercera que fue enviada a las Facultades de Teología y de Derecho Canónico que tenían, como N ú m e ro : 2 6 2 • Añ o XXV • O ctu b re 2 0 1 5

las anteriores, un plazo para enviar sus propuestas; en este caso hasta el 30 de abril del siguiente año, es decir de 1 960. A esta Comisión llegaron 2.1 09 propuestas, que fueron catalogadas y sintetizadas de manera que fuesen abordables primero en la preparación y, posteriormente, en el desarrollo del Concilio.

el desarrollo de éste, sin necesidad de ser aprobado dentro de las sesiones conciliares como era costumbre hacer. El Vaticano II continuó, momentáneamente, con esa tendencia apoyada además en lo acordado por el mismo Concilio Vaticano (donde la autoridad papal había salido tan reforzada) y en el compendio del Código de Derecho Canónico realizado en 1 91 7. Pese a ello se detectó la necesidad de que el nuevo concilio tuviera su propio reglamento. En un principio, su realización recayó sobre la Comisión central, pero el 7 de noviembre se creaba una nueva “subcomisión” cuya exclusiva finalidad sería la de desarrollarlo. 5ª ¿Cuándo se aprobó el texto definitivo del nuevo reglamento?

3ª ¿Cuál fue el siguiente paso?

Finalizada la labor ante preparatoria, el 5 de junio de 1 960 se inició la primera fase tras la publicación del documento “Superno Dei nutu” que redactó el Cardenal Tardini. En este documento se fijaron, por temas, un total de 1 0 Comisiones preparatorias, bajo una Comisión central encargada de que se supervisasen y se coordinasen los trabajos de todas ellas, además de preparar un nuevo reglamento para la futura asamblea. 4ª ¿Por qué la Comisión pre­ paró un nuevo reglamento?

Ya el Vaticano I había preparado un reglamento antes del Concilio para N ú m e ro : 2 6 2 • Añ o XXV • O ctu b re 2 0 1 5

El texto final, revisado por el propio Juan XXIII y dividido en tres apartados -Participantes, Normas y Procedimientos, era aprobado el 6 de agosto de 1 962 con el nombre de “Ordo Concilii oecumenici Vaticano II celebrandi”. 6ª ¿Qué determinaba el nuevo reglamento?

Además de la participación de los Obispos diocesanos, se determinó que los Obispos titulares tuvieran voto deliberativo, así como los Superiores Generales de Congregaciones de Derecho Pontificio con más de 3000 miembros. Los expertos y teólogos invitados por el Papa, podrían participar en las congregaciones generales e incluso, si se les solicitaba, intervenir en el aula o en la redacción de esquemas para las diversas comisiones. Los observadores podrían participar solo en las congregaciones generales y sesiones públicas, que 12

gozarían de traducción simultánea. Los peritos invitados por cada Obispo, no podrían participar en las congregaciones generales. 7ª ¿Y las normas para el concilio cuales fueron?

La primera de ellas fue que se mantendría siempre el secreto sobre todo lo discutido en el Concilio. La segunda que, aunque en las Comisiones podrían emplearse otras lenguas, la oficial del Concilio sería el Latín, como ya quedó dicho. La tercera sería que el turno de palabra (o derecho a hablar) se daría siguiendo el orden eclesiástico: los cardenales primero, luego los patriarcas, a continuación los arzobispos, obispos, etc. En cuarto lugar se crearía una "Presidencia del Concilio" conformada por 1 0 Cardenales y una Secretaría general. Existirían además 1 0 Comisiones (en concordancia con las 1 0 preparatorias anteriormente citadas, aunque con alguna variante) integradas por 24 miembros cada una. De ellos 1 6 debían haber sido elegidos por la asamblea (es decir por dos tercios) y 8 (el otro tercio) nombrados por el Papa incluido, entre estos últimos, el Presidente de cada Comisión que podría ser, en ocasiones, el Prefecto de la correspondiente Congregación romana. A estas Comisiones se añadió un

“Secretariado para asuntos extraordinarios” que estaba presi-

dido por el Secretario de Estado y se encargaba de examinar los problemas eventuales que surgieran nuevos, dando cuenta de ellos al Papa. Este Secretariado para ADORACI ÓN †N OCTU RN A†FE M E N I N A†E SPAÑ OLA†(AN FE )

asuntos extraordinarios desempeñó un papel muy importante al fin de la primera sesión. Posteriormente fue suprimido. 8ª ¿Cómo se desarrollaría el Concilio según el reglamento aprobado?

Los textos preparados por las comisiones preparatorias, tras el visto bueno del Papa, se enviarían a los Padres conciliares para su conocimiento antes de tratarse en las Congregaciones generales. Ya dentro del Concilio propiamente dicho se preveían tres clases de reuniones:

las Sesiones públicas , presi-

didas por el Papa;

las Congregaciones genera-

les , y

las Comisiones que tenían

que reelaborar los textos según las enmiendas hechas por los Padres conciliares con la colaboración (mucho más amplia que en el precedente Concilio) de cierto número de «expertos», teólogos o canonistas, según los casos a tratar.

la Secretaría del Concilio. Luego se votarían los cambios propuestos y se analizarían los resultados de la votación. Por último, se haría una votación del esquema completo y, si este obtenía la mayoría necesaria, se dejaría pendiente su aprobación solemne para la siguiente Sesión pública con la presencia del Papa. 9ª ¿Se contemplaban en él todos los supuestos?

No. El texto del reglamento no preveía con claridad los pasos a seguir en caso de que un esquema fuera rechazado. Ahora bien sí que contemplaba los pasos para incluir las enmiendas que pudieran proponerse. Tampoco el reglamento había contado con la creación de un Estatuto

del Secretariado para la Unidad de los Cristianos. Hubo un momento de vacilación tras el cual se dio a este organismo la misma categoría que a las Comisiones conciliares, si bien conservó la misma composición que durante la fase preparatoria.

El Concilio Vaticano I hizo referencia a la necesidad de realizar una compilación en la que se agrupasen y ordenasen dichas normas, se eliminaran las que no estaban ya en vigor y se codificaran para aportarles orden y claridad.

tendrían que tomarse por una mayoría de dos tercios de los votos.

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Es el conjunto ordenado de las normas jurídicas que regulan la organización de la Iglesia Católica de rito latino, la jerarquía de gobierno, los derechos y obligaciones de los fieles, los sacramentos y también las sanciones que se establecen por la contravención de esas normas. 11ª ¿Por qué se solicitaba su reforma?

En todas ellas las decisiones

En las Congregaciones generales un “relator” (normalmente el Secretario de la comisión preparatoria respectiva) debía presentar el esquema a la asamblea. Cada Padre conciliar podría (a continuación y durante 1 0 minutos) intervenir para admitir, rechazar o solicitar enmiendas generales del esquema presentado. Sin embargo, tales intervenciones deberían ser indicadas con tres días de antelación a

10ª ¿Qué es el Código de Derecho Canónico al que antes hemos hecho referencia?

Monseñor Felici, Secretario de la Comisión central preparatoria, pasó a ser Secretario general del Concilio y, por su dinamismo, se fue convirtiendo a lo largo de las sesiones en el verdadero “delegado” del papa para la reglamentación de los trabajos.

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En 1 91 7, el Papa Benedicto XV promulgó el Código de Derecho Canónico, el cual había llevado casi 1 2 años compilar, habiéndose iniciado los trabajos en época de San Pío X. Sin embargo, y a pesar de esta compilación, se necesitaba una nueva reforma que volviese a adecuarse a lo que ahora estaba N ú m e ro : 2 6 2 • Añ o XXV • O ctu b re 2 0 1 5

en vigor, eliminándose algunas partes por medio de una serie de decretos conciliares. 12ª ¿De qué se encargaron las subcomisiones de la fase preparatoria?

Con más de 2000 respuestas recibidas y, tras su catalogación y síntesis, se formaron las 1 0 subcomisiones que hicieron dicha catalogación, a saber, sobre los siguientes temas: Teología, Gobierno de las Diócesis, Disciplina del Clero y del Pueblo cristiano, Religiosos, Sacramentos, Liturgia, Estudios y Seminarios, Iglesias Orientales, Misiones y Apostolado de los laicos.

13ª ¿Cuándo comenzaron su trabajo?

Año y medio después, la Comisión preparatoria tenía 70 esquemas.

El trabajo de éstas comenzaba el 6 de junio de 1 960, festividad de Pentecostés.

15ª ¿Qué sucedió tras este periodo de preparación?

Además se unió a ellas, por expreso deseo de Juan XXIII un secretario para la promoción de la unidad de los cristianos, que buscaría la participación en el Concilio de las demás iglesias cristianas; también se creó un Secretariado para los medios de comunicación. Finalmente dos Secretariados más: uno administrativo, encargado de tratar los asuntos financieros y el desarrollo material del Concilio; y una comisión para el ceremonial, que llevaría los temas relacionados con la liturgia y los lugares a ocupar en la Basílica de San Pedro.

Habiéndose recibido, revisado y rehecho todas las proposiciones y sugerencias, una parte de los esquemas fueron enviados a todos los obispos que iban a participar en el Concilio con una antelación de tres meses , lo que suponía una notable diferencia con todos los concilios anteriormente celebrados, pues los obispos llegarían al Concilio conociendo ya el material a discutir y la orientación dada por la Comisión central y las subcomisiones.

14ª ¿Y cuándo comenzó a trabajar la Comisión central preparatoria?

El 1 4 de noviembre de 1 960, la Comisión central comenzaba a revisar los esquemas propuestos por las 1 0 subcomisiones que, tras el visto bueno del Papa, serían presentados en el aula para las discusiones y posibles modificaciones.

CONCLUSIÓN El 11 de septiembre de 1962, un mes antes de la inauguración, el Papa Juan XXIII encauzaba el Concilio a través de un emocionante mensaje en la radio del que en­ tresacamos esta preciosa frase: “La Luz de Cristo, es la luz de la Iglesia y la Iglesia es

la luz de las Naciones. El mundo tiene necesidad de Cristo y la Iglesia debería traer a Cristo al mundo.”

Tras todo el periodo de preparación que, como hemos visto, había sido largo, ex­ haustivo y minucioso y en el que no se había querido dejar nada a la improvisación, Juan XXIII fijaba el inicio del Concilio Vaticano II para el 11 de octubre de 1962 en los siguientes términos: “Hemos escogido esta fecha especialmente por la razón de

que está relacionado con el recuerdo del Gran Concilio de Éfeso, que fue de máxima importancia para la historia de la Iglesia”. N ú m e ro : 2 6 2 • Añ o XXV • O ctu b re 2 0 1 5

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L La aS Sa an ntta aM Miissa a ""U Un n tte esso orro om ma arra avviillllo osso o"" C CO ON NT TIIN NU UA AC CIIÓ ÓN N LOS NOMBRES DE LA MISA

A lo largo de los siglos, ha conocido diversos nombres. El conjunto de ellos nos da una imagen más rica de lo que ella es, La Misa comenzó a llamarse la "fracción del pan”, la “eucaristía”, el “sacrificio”, la “oblación”, el “banquete sagrado”. La Misa es “el Memorial de Jesús”, su “Testamento”. Estos nombres serían como los barrios típicos de una ciudad, que expresan lo que es esa ciudad sin que la expresen del todo. Visitando todos los rincones de una ciudad, llega uno a comprenderla y conocerla mejor. CONSTRUYENDO LA MISA

Jesucristo no nos entregó más que los elementos esenciales de la celebración. La forma la debían crear los hombres. La ejecución de esta obra ha sido un proceso de lenta evolución que ha durado muchos siglos y aún no esta del todo concluido. Dentro de la arquitectura actual de la Misa permanecen inalteradas las líneas maestras dadas por los Apóstoles. En este edificio arquitectónico de tantos estilos, como es la Misa, hay que saber desenterrar los tesoros que contiene; esto lo lograremos a través de la Liturgia. ADORACI ÓN †N OCTU RN A†FE M E N I N A†E SPAÑ OLA†(AN FE )

ristía, y la Eucaristía hace la Iglesia". Con respecto a la Misa escuchamos, a veces, frases como: decir Misa, oír Misa, asistir a Misa, dar la Misa, pagar la Misa, ofrecer la Misa, estar en Misa, celebrar Misa, vivir la Misa...etc. CRISTO VERDADERO CELEBRANTE DE LA MISA

LA MISA Y LA COMUNIDAD

La Misa está siempre en función de una comunidad o grupo de cristianos, que se reúnen alrededor del altar para hacer presente el sacrificio de Cristo en el Calvario. Imprescindible en ese grupo es el sacerdote o ministro que tiene poder para convertir el pan y el vino en el cuerpo y la sangre de Cristo. Sin sacerdote no puede haber Eucaristía. EI conjunto de los fieles y los sacerdotes conforman la Iglesia. En uno de sus últimos documentos el Papa Juan Pablo II emplea una frase de los Santos Padres, que dice cómo “la Iglesia hace la Euca-

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La Misa constituye el principal culto dado a Dios, cuyos fines

principales se pueden reducir a estos cuatro: latréutico o de adoración, eucarístico o de acción de gracias, expiatorio o de perdón de los pecados, e impetratorio o de petición.

En la Misa el verdadero protagonista no es el sacerdote, sino N ú m e ro : 2 6 2 • Añ o XXV • O ctu b re 2 0 1 5

el mismo Cristo en persona. El

celebra dentro de una iglesia o templo, pero aun aquí caben

es, a un tiempo, victima y sacerdote. El sacerdote viene a ser como la “extensión de Cristo” en el tiempo. Es Cristo quien se ofrece al Padre, es Cristo quien bautiza, es Cristo quien perdona los pecados, San Agustín lo dijo muy bien en su tiempo: “Petrus baptizat, Christus

formas y con­ textos muy va­ riados: desde

baptizat”. LA MISA. RIQUEZA MULTICULTURAL

los catecúmenos, y la misa de los fieles. Posee dos elementos-clave:

el Libro y el Cáliz, como decía Juan XXIII; o las llamadas dos Mesas: la Mesa de la Palabra y la Mesa del Pan, como le gustaba decir a Pablo VI y a nuestro Papa Benedicto. En Ella vivimos cinco momentos de una gran densidad, que crean en noso-

tros las actitudes apropiadas para

celebrar dignamente el gran Misterio de la Eucaristía. Estos cinco momentos podríamos enumerarlos así: NOS REUNIMOS - ESCUCHA-

La Misa, ya desde sus comienzos, guarda vestigios del culto sinagogal. En su estructura aparecen

desde el inicio como dos grandes bloques o liturgias; la liturgia de la Palabra y la liturgia del Sacrificio. Dicho de otra manera: la misa de N ú m e ro : 2 6 2 • Añ o XXV • O ctu b re 2 0 1 5

MOS LA PALABRA DE DIOS - DAMOS GRACIAS - PARTICIPAMOS EN EL CUERPO Y SANGRE DEL SEÑOR - SOMOS ENVIADOS. La Misa se ha celebrado en marcos muy distintos: desde una casa de vecinos a una catedral, desde la cumbre de una montaña a la celda de una cárcel... Normalmente se

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un templo basilical, a una iglesia en forma de cruz latina o cru z griega, a una iglesia redonda, octogonal etc. Dentro ya del recinto sagrado del templo encontramos elementos arquitectónicos muy variados: la nave, el presbiterio, las capillas laterales, el altar, el retablo, el ambón, el coro, la sacristía... Otros elementos culturales van desde las vestiduras empleadas para el culto hasta los objetos que pudiéramos llamar me­

nores, pero

que resultan imprescindibles para celebrar el culto: las velas, el mantel, los corporales, el incensario, el cáliz, la patena, el pan, el vino, el agua, el incienso. VISITANDO LA CIUDAD DE LA MISA

En lo que respecta a lo que pudiéramos llamar los RITOS de la Misa, podríamos compararlos con las ADORACI ÓN †N OCTU RN A†FE M E N I N A†E SPAÑ OLA†(AN FE )

grandes avenidas de una ciudad, siguiendo nuestro símil. Tendríamos la Avenida de la Entrada, compuesta por el texto del Introito, que de algún modo nos mete en el “clima” particular de la misa que celebramos ese día. Sigue la Avenida Penitencial , formada por el Confíteor (yo confieso) y los Kyries. Esta avenida desemboca en la Avenida de la Colecta o de la Oración . Tras ella se abre la Avenida de la Palabra, compuesta de dos y hasta de tres carriles; la lectura del Antiguo Testamento, la de la Epístola y la del Evangelio. Esta gran avenida esta flanqueada por hermosos jardines, como son los cantos interleccionales o los salmos. Podemos decir que la gran Avenida de la Palabra se concentra en la Plaza de la Homilía, donde se desmenuza para los fieles la riqueza de esa Palabra de Dios y se afirma nuestra creencia en ella recitando el Credo o resumen de la fe cristiana. El Credo seria algo así como la rica balconada que circunda la plaza donde ha desembocado la PaADORACI ÓN †N OCTU RN A†FE M E N I N A†E SPAÑ OLA†(AN FE )

labra de Dios. A partir de este momento entramos en el barrio más antiguo y, a la vez, de mayor solera y riqueza de la ciudad. Es el barrio de la Comunidad de los bautizados . Solamente ellos pueden discurrir por sus calles y plazas, y gozar de su s encantos y monumentos. Tres son los monumentos que sobresalen en esta parte de la ciudad: el monumento del Ofertorio, significado por un enorme pan y un jarro de vino; el monumento de la Consagración , con una enorme cruz de la que pende un Crucificado que emite de sí un gran resplandor; y el monumento de la Comunión , en forma de una inmensa Vid llena de sarmientos adheridos fuertemente a su tronco. Es digno de admirar, dentro de esta ciudad de la Misa, la ingente variedad de edificios que, conservando los trazos esenciales, ofrecen formas y estilos distintos. Paseamos por la calle de la liturgia romana, de la bizantina, de la armenia, de la copta, de la maronita, la árabe, la etiópica; sin hablar de otras calles mas recientes como la de la liturgia milanesa, la muzá-

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rabe, la celta, la galicana. Toda una sinfonía de colores. Y es que la Misa es como una espléndida vidriera, llena de riqueza y colorido. En estas y otras páginas del boletín, tendremos la ocasión de "saborearla”.

Rvdo. Padre Ernesto Postigo S.J. Director Espiritual Diocesano de Anfe. N ú m e ro : 2 6 2 • Añ o XXV • O ctu b re 2 0 1 5

[...Noticia de Actualidad...]

Un juez valiente El juez argentino Rizzi se niega a quitar la cruz

La Asociación Pensamiento Penal y la Asociación por los Derechos Civiles se encuentran abocadas a una campaña nacional, destinada al retiro de los símbolos religiosos de las salas de audiencias de los tribunales, invocando la neutralidad religiosa del Estado.El juez Luis María Rizzi, integrante del Tribunal Oral Criminal nº 3 de la Capital federal, se negó a quitar la cruz. Difundimos su respuesta: "Doctor Mario Juliano, Presidente de Pensamiento Penal: Acuso recibo de su nota y de la del doctor Onaindía. Mi respuesta a vuestra pretensión es la siguiente: no voy a descolgar ninguna Cruz. Tampoco voy a disponer que otro lo haga. Porque creo en Dios y porque soy católico. Porque tengo reverencia por la Cruz de Cristo, el inocente crucificado por los hombres, y el más inocente de los condenados, que representa además la fe mayoritaria y la identidad de nuestro pueblo. Porque la Cruz no ofende a nadie, sea o no creyente, ni nadie puede sentirse agredido, inquieto, molesto y menos discriminado por su presencia. Porque, contrariamente a lo que ustedes suponen o creen, la presencia de la Cruz es símbolo de piedad, de consuelo y de misericordia; es símbolo de que quienes se desempeñan frente a ella, tienen temor de Dios, y por eso mismo, inspiran más confianza en que actuarán de acuerdo a la justicia y a la verdad, con buena voluntad y con la máxima imparcialidad. Porque, finalmente, la libertad religiosa que ustedes dicen pregonar y defender, es precisamente para que quienes quieran hacerlo, cuelguen, lleven o exhiban la Cruz, y no para que nos obliguen a quitarla, ocultarla o disimularla. Soy consciente, no obstante, de que ustedes están embarcados en una triste misión en la que muy probablemente lograrán los fines que los desvelan. Tal vez porque la Cruz es incompatible con este mundo en el que se confunde el bien con el mal, en el que se privilegian supuestos derechos de la mujer a costa de la vida de los niños; en el que impera la deslealtad, la mentira, la corrupción; en el que ya no interesa la protección de la familia y de la infancia, y se las suponen independientes de la protección del matrimonio. En fin, la Cruz parece no tener más lugar en una nación desolada, ciega y sorda a las leyes eternas que no son de hoy ni de ayer, que huye de la Verdad y de la Belleza, y que se empeña en ignorar y abandonar a Cristo. Pero Cristo no nos abandonará, aun cuando repudien y quiten su Cruz. Pueden hacer pública esta respuesta, cuando quieran y ante quien quieran. Saludo a ustedes muy atentamente. Luis María Rizzi.

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[...VIDA DE LA IGLESIA...]

Reseña de la preparación al próximo Sínodo Del 4 al 25 de octubre de 201 5 tendrá lugar la XIV Asamblea

General Ordinaria del Sínodo de Obispos , que tendrá por lema “la vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo”. Como preparación a este sínodo, en octubre de 201 4 se celebró un “presinodo” si bien ambas asambleas forman parte de la misma unidad orgánica.

El sínodo de octubre del pasado año llevaba por lema “Los desafíos pastorales de la familia en el contexto de la evangeliza­ ción”. Según el propio secreta-

rio del Sínodo, éste se celebra en dos etapas porque primero había qué “precisar el [estado

tas a tantas dificultades e innumerables desafíos que las familias deben afrontar; para dar respuestas a los numerosos desánimos que circundan y ahogan a las familias. Un año para trabajar sobre la «Relatio synodi» que es el resumen fiel y claro de todo lo que se dijo y debatió en esta aula y en los círculos menores. Y se presenta a las Conferencias episcopales como «Lineamenta».Que el Señor nos acompañe, nos guíe en este itinerario para gloria de Su nombre con la intercesión de la Bienaventurada Virgen María y de san José. Y por favor no os olvidéis de rezar por mí.”

El año transcurrido entre ambas Asambleas, venía guiado por el discurso de la Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de los Obispos, del Santo Padre Francisco: “Queridos hermanos y hermanas, ahora tenemos todavía un año por delante para madurar, con verdadero discernimiento espiritual, las ideas propuestas y encontrar soluciones concre-

El Sínodo que comienza el 4 de octubre, contará con una participación aún más numerosa que el celebrado en 201 4, donde participaron 253 personas, aunque sólo 1 92 tenían derecho a voto. Entre los participantes había representantes de las iglesias de Oriente, los presidentes de las 11 4 Conferencias Episcopales, Jefes de los Ministerios de la Curia Romana, miembros del Consejo ordinario del Sínodo, representantes de las religiosas y religiosos, auditores, X y 8 delegados fraternos de otras Iglesias (Patriarcado de Moscú, Iglesia Copta ortodoxa, Federación mundial anglicana, etc. ). Para la XIV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de

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de la cuestión] y recoger los testimonios y propuestas de los obispos para anunciar y vivir el Evangelio con credibilidad para la familia”; para después “dar las líneas operativas para la pastoral de la persona humana y de la familia”

los Obispos se espera que la participación sea, como decíamos, aún más numerosa, puesto que participarán también varios obispos elegidos en representación de cada país. Con motivo, también, de la celebración del Sínodo de 201 5, se ha publicado el 23 de junio de 201 5 “Instrumentum labo­ ris”, en el cuál se integra el texto conclusivo (“Relatio Synodi”) de la Asamblea de 201 4 y la síntesis de las respuestas dadas al cuestionario propuesto por la secretaría sinodal a todas las Iglesias del mundo. Esta obra se articula en tres partes, que serán los referentes en el próximo Sínodo: la escucha de los desafíos sobre la familia; el discernimiento de la vocación familiar; y la misión de la familia hoy donde se pretende reflexionar ampliamente sobre familia y la evangelización. Acabado el Sínodo de 201 5, y recogidas las conclusiones del mismo, se espera que el papa Francisco publique una “Exhortación apostólica postsinodal” como conclusión de lo tratado.

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Pastores según mi corazón ­ XIII Entrañas maternas

Entrañas de madre las de Dios, quien hace partícipes de su amor maternal a aquellos que llama a cuidar, proteger y apacentar sus ovejas que, de hecho, son más suyas que de sus pastores, como vemos en tantos textos de la Escritura como por ejemplo: “Masí dice el

Señor Yahvé: Aquí estoy yo; yo mismo cuidaré de mi rebaño y velaré por él. Como un pastor vela por su rebaño cuando se encuentra en medio de sus ovejas dispersas, así velaré yo por mis ovejas” (Ez 34,11 -1 2a).

Cuando los exegetas bíblicos intentan darnos a conocer, en términos humanos, la dimensión de la misericordia de Dios -tarea que parece inabordable dado que cualquier explicación sobrepasa ampliamente la realidad- no encuentran mayor aproximación que la de definirla como la riqueza que encierran las entrañas de una madre. Digo aproximación porque la Escritura puntualiza que, incluso en el caso de que una madre se desnaturalizara tanto hasta el punto de abandonar al hijo de sus entrañas, este caso nunca se daría en Dios. Él es “incapaz” de olvidarse de los suyos. Dice Jerusalén: "Yahvé

En este sentido, nos causa sorpresa sumamente agradable ver a un hombre-pastor, aparentemente rudo e incluso tosco por su impulsividad como el apóstol Pablo, hablar de su dedicación al ministerio que Jesús le ha confiado en términos que nos recuerdan la abnegación de las madres quienes, desafiando incluso la propia salud, se entregan a toda clase de sacrificios y privaciones por sus hijos; son capaces de pasar noches enteras en vela si alguno de ellos necesita su cuidado. Esta disposición, entrega y desgaste físico la reconocemos también en Pablo con respecto a sus ovejas en no pocos de sus escritos:

(Is 49,1 4-1 5).

Muy gustosamente,

me ha abandonado, el Señor me ha olvidado. ¿Acaso olvida una mujer a su hijo de pecho, sin compadecerse del hijo de sus entrañas? Pues aunque ésas llegasen a olvidar, yo no te olvido” N ú m e ro : 2 6 2 • Añ o XXV • O ctu b re 2 0 1 5

especifica el apóstol. No le mueve ninguna obligación ni compromiso. Si fuera solamente por ello podría decirse a sí mismo que ya ha hecho bastante, de forma que a nivel de conciencia no tendría nada que reprocharse. Pero la cuestión es que le mueve el amor. Las entrañas maternales de las que Dios le revistió -prolongación de las suyas- le elevan por encima de todo desgaste físico que supone el pastoreo, la dedicación y la preocupación por las iglesias-comunidades (2Co 11 ,28). En definitiva, todo su ministerio apostólico le nace de dentro; Dios ha infundido en él la riqueza del amor que construye al otro, este amor que no se fabrica y que tampoco es resultado de la aplicación de una serie de principios éticos o píos. Cuando Pablo dice que se desgastará muy gustosamente por el -o más bien- los rebaños que su Maestro y Pastor le ha confiado, en realidad más que ponerse una medalla, se sobrecoge ante el don

“Por mi parte, muy gustosamente me gastaré y me desgastaré totalmente por vuestras almas” (2Co 1 2,1 5). 20

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que ha recibido. Gasta su vida por el anuncio del Evangelio porque Alguien ha creado algo nuevo en sus entrañas. Si anteriormente éstas estaban replegadas sobre sí mismas en un vano intento de retener y conservar haberes y haceres posesivos, ese Alguien, el que le llamó para el Evangelio de Dios (Rm 1 ,1 ), puso en ellas su sello maternal abriéndolas así al mundo entero. Del seno de sus entrañas fluía impetuoso el Evangelio de su Señor para cuyo anuncio fue llamado. No hay duda que cuando Jesucristo llama a alguien se salta todas las normas de prudencia y eficacia; ésta es una constante a lo largo de la historia de Dios con los hombres. A tu prójimo como a ti mismo

Al referirnos a las entrañas maternales de Pablo, hablamos también -siguiendo el símil de la madre- del sufrimiento que implica dar a luz a hijos en la fe. El apóstol, al igual que todos los pastores que hacen del anuncio del Evangelio la prioritaria razón de ser de su llamada y, más aún, su única y gran pasión, tiene dibujado en las telas de su alma esta calidad de sufrimiento. De hecho sorpresivamente nos dirá que sufre dolores de parto. “¡Hijos

míos!, por quienes sufro de nuevo dolores de parto, hasta ver a Cristo formado en vosotrosM” (Gá 4,1 9). Padeció indeciblemente los dolores del alumbramiento al conducirlos hasta el bautismo, sufrimientos que persistieron hasta -como precisa textualmente- ver a Cristo Jesús, su Señor, formado en ellos. Este deseo y anhelo de Pablo de ver formado a Jesucristo en sus ADORACI ÓN †N OCTU RN A†FE M E N I N A†E SPAÑ OLA†(AN FE )

ovejas nace –así nos lo parece- de la riqueza de su propia experiencia de comunión con su Maestro y Señor. Es tal su identificación con Él, que llega a confesar: “Ya no soy "Ya nos soy yo quien vivo sino que es Cristo quien vive en mí" (Gá 2, 20)

cia o consejos morales a las ovejas, sin preocuparse de su crecimiento en una sana espiritualidad de la Palabra: les dan la misma vida que rebosa del Evangelio y que, a su vez, ellos han recibido de manos de Jesucristo. Pablo nos lo testifica: “Porque

os hago saber, hermanos, que el Evangelio anunciado por mí, no es de orden humano, pues yo no lo recibí ni aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo” (Gá 1 ,11 -1 2).

yo quien vivo sino que es Cristo quien vive en mí” (Gá 2,20). Vemos aquí el sentido real y profundo de la respuesta que Jesucristo dio al escriba que le preguntó por el primero de los mandamientos. Le dijo: “Amarás al Señor tu

Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente” . Y añadió: “y a tu prójimo como a ti mismo” (Lc 1 0,26). He ahí el auténtico y verdadero amor de Pablo y de todo pastor según el corazón de Dios por sus ovejas. Éstos no dan alimento sin consisten-

Al puntualizar Jesús al escriba que el mandamiento por excelencia revelado por Yahvé a Israel, se desdoblaba hacia el prójimo en la dimensión de “como a sí mismo”, estaba señalando un sello absolutamente indispensable que habría de marcar a sus pastores: anunciar a sus ovejas “lo que Él ha hecho por ellos” (Lc 8,39). Así, también ellas estarán en condición de ser beneficiarias del hacer salvífico del Señor Jesús.

Para evitar equívocos aclaro que no me estoy refiriendo a manifestaciones o experiencias sensacionalistas, que siempre llevan "Amarás al Señor tu Dios con todo tu consigo el peligro corazón, con toda tu alma, con todas tus de condicionar psifuerzas y con toda tu mente, y a tu pró­ cológicamente a las personas, sobre tojimo como a ti mismo (Lc 10, 26) do a aquéllas que son más influenciables. Me estoy refiriendo al anuncio del Evangelio, que es siempre palabra eficaz para el hombre (Hb 4,1 2). 21

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mor y la desconfianza ante la sospecha de ser engañadosX

Este pastoreo hace que Jesús -al igual que vimos en Pablo- viva en las entrañas de las ovejas pastoreadas, realizando así en ellas el Magisterio que sólo a Él compete (Mt 23,8) y que lleva consigo el enseñarlas a comer por sí mismas partiendo la Palabra, por supuesto, siempre en comunión con sus pastores, con la Iglesia.

que Jesús dio al escriba. Les ha traspasado la mayor de las maravillas que Dios puede hacer a una persona: partir la Palabra para su propio sustento. Maravilla que está implícita en la oración que el mismo Jesucristo enseñó a sus discípulos: “Danos hoy nuestro pan de cada día” (Lc 11 ,3).

Cada vez que un pastor es testigo de que sus ovejas, una tras otra, son capaces de partir la Palabra y alimentarse de ella, puede decir sin jactancia, pero sí con un “magníficat” parecido al de María de Nazaret, que ha amado a sus ovejas como a sí mismo. He ahí el sentido profundo de la respuesta

Testigos del invisible

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Por supuesto que en todo este proceso no hay nada de mecánico o programático. Nada de ésto responde a una especie de ensayo de laboratorio por el que la relación causa-efecto está previamente proyectad a. E s ta m o s hablando de un proceso en el que intervienen los resortes más propios e íntimos del hombre, como son la libertad, el hambre de novedad –no hay mayor novedad que la acción de Dios-, la perseverancia y la escucha, la calidad de la acogida, mas también los miedos, los frenos causados por la debilidad, el te22

Los pastores según el corazón de Dios conocen a fondo todos y cada uno de estos resortes. Los han vivido en su propia carne, en su gestación a la fe adulta. Apoyados en esta fe, están ahí velando por sus ovejas como lo está una madre ante sus hijos cuando más la necesitan. Al igual que Pablo y, por supuesto, al igual que Pedro, Juan, Santiago, Felipe, etc., todo pastor tiene, como don inherente a su ministerio, corazón de madre. Corazón solícito por sus ovejas; atentos hasta la extenuación a la obra que está haciendo en ellas por medio de su predicación y acompañamiento entrañable. Hasta la extenuación, acabo de afirmar, y a más de uno o a muchos les parecerá una exageración. La verdad es que al expresarme así no estoy en absoluto pensando en una palabra-impacto; estaba y estoy pensando en Pablo, en su testimonio escrito cuando dice a los de Corinto que no le importa el desmoronamiento de su cuerpo en sus afanes por anunciar el Evangelio. Lo anuncia traspasando fronteras porque cree en él, aunque, a causa de este su celo apostólico, se vea entregado continuamente a la muerte; sabe muy bien que sus ovejas tendrán la vida en la medida en que él vaya muriendo. “Aunque vivimos, nos

vemos continuamente entregados a la muerte por causa de Jesús, a fin de que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. De modo que la muerte actúa en nosotros, mas en vosotros la vida “ (2Co 4,11 -1 2). Lo más bello del testimonio de PaADORACI ÓN †N OCTU RN A†FE M E N I N A†E SPAÑ OLA†(AN FE )

do casi improvisamente da un giro copernicano en su pastoreo que nos deja sin habla: no le importa proclamar que sus entrañas son de mujer-madre; que sufre dolores de parto por la multitud de hombres y mujeres que Jesús le ha confiado.

blo es que no va muriendo y desfalleciendo como esos santurrones que van echando en cara a todo el mundo sus privaciones heroicas –líbrenos Dios de estos “mártires” -. Nuestro apóstol proclama esta realidad como alguien que está venciendo a la muerte, incluso al progresivo desfallecimiento y deterioro de su cuerpo. Más aún, no cabe en sí de gozo al saberse reconstruido interiormente en la medida en que se gasta por sus ovejas. El testimonio que, de su puño y letra, vamos a transcribir, forma parte sin duda de la antología de lo que es un pastor de nuestro Señor Jesucristo según su amor: “Por eso no desfallece-

mos. Aun cuando nuestro hombre exterior se va desmoronando, el hombre interior se va renovando de día en día. Ma cuantos no ponemos nuestros ojos en las cosas visibles, sino en las invisibles; pues las cosas visibles son pasajeras, mas la invisibles son eternas” (2Co 4,1 6-1 8). Es innegable que nos faltan adjetivos para describir la envidiable libertad interior y exterior del apóstol y, con él, la de tantos y tantos pastores que han vivido y viven su ministerio a la luz del binomio Evangelio-ovejas. Envidiable, sin duda, la libertad de Pablo. Se le ha etiquetado con la marca de misógino, cuan-

La libertad de este hombre alcanza su culmen cuando llega a decirnos que su perder la vida, su desgastarse por sus ovejas, no lo considera una carga que no se puede quitar de encima, sino un regalo, una gracia de Dios. Es más, se asombra de haber recibido la llamada al pastoreo, siendo como es no ya el menor de los apóstoles, sino el menos indicado de todos los discípulos del Señor. Conoce su debilidad, mas no se hace una víctima a causa de ella. Por el contrario, sin perderla de vista, se eleva sobre ella para poder anunciar el Evangelio, y esto sabiendo que es el menor de todos los santos, así es como eran llamados los cristianos:

“A mí, el menor de todos los santos, me fue concedida esta gracia: la de anunciar a los gentiles la inescrutable riqueza de Cristo” (Ef3,8). Donde hemos puesto inescrutable, la traducción original transcribe: “imNOTA ACLARATORIA:

"Por eso no desfallecemos. Aun cuando nuestro hombre exterior se va desmoronan­ do, el hombre interior se va renovando de día en día. …a cuantos no ponemos nuestros ojos en las cosas visibles, sino en las invisi­ bles; pues las cosas visibles son pasajeras, mas la invisibles son eternas" (2Co 4, 16­18)

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posible de rastrear”.

P. Pavía (Mº Comboniano). Colaborador habitual de la Revista Buena Nueva. Para más información: Tlfno.: 91 759 79 68

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Contemplar a María significa mirarnos en un modelo que Dios mismo nos ha dado para nuestra elevación y para nuestra santificación. María nos enseña, ante todo, a conservar intacta la fe en dios, esa fe que se nos dió en el Bautismo y que debe crecer y madurar continuamente en nosotros.

Papa Juan Pablo II

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