Alergia a otros antibióticos: aminoglucósidos, glucopeptídicos, macrólidos y quinolonas

Alergia a otros antibióticos: aminoglucósidos, glucopeptídicos, macrólidos y quinolonas capítulo 71 J.C. García Robaina, T. Lobera Labairu, M.A. Padia

70 downloads 131 Views 188KB Size

Story Transcript

Alergia a otros antibióticos: aminoglucósidos, glucopeptídicos, macrólidos y quinolonas capítulo 71 J.C. García Robaina, T. Lobera Labairu, M.A. Padial Vílchez

ANTIBIÓTICOS AMINOGLUCÓSIDOS Introducción Los antibióticos aminoglucósidos juegan un papel destacado en el arsenal terapéutico antibacteriano desde 1940. Actualmente continúan siendo un pilar importante en la terapia antimicrobiana, especialmente frente a infecciones graves por gramnegativos, septicemias y endocarditis bacterianas. Sus principales inconvenientes son la nefrotoxicidad y ototoxicidad, que han intentado resolverse mediante cambios en las estrategias terapéuticas con el fin de reducir su toxicidad(1). HO HO

Estructura química y clasificación Los aminoglucósidos son antibióticos del grupo de los aminociclitoles, formados por dos o más aminoazúcares enlazados por un puente glucosídico a un núcleo hexosa central. Las diferencias en las cadenas laterales son las que condicionan su distinta actividad antibacteriana(2) (Figura 1). Se clasifican en dos grupos que se muestran en la Tabla I. Reacciones adversas Reacciones por toxicidad Los efectos adversos son, principalmente, de carácter tóxico(1):

HN

NH-CH3

CH2NH2

NH2

O

O

OH

HN

HO

NH

O

O

HO

OH O

HO

OH

HO

N H

H2N

NH2

NH2 O NH2 HO

CHO

HO

CH3

Estreptomicina

H2N

Neomicina

NH2

OH

NH2 O

O

O

HO

OH

H2N

O

O

HO

O

HO

H2N H2N

OH OH

HO

O

CH2OH

HO

OH NHCH3

Gentamicina FIGURA 1. Estructura química de los antibióticos aminoglucósidos.

O H2N

Tobramicina

NH2

1416

Alergia a otros antibióticos: aminoglucósidos, macrólidos y quinolonas

TABLA I. Clasificación de los aminoglucósidos Grupo estreptidina • Estreptomicina • Dihidroestreptomicina • Hidroestreptomicina • Manosidoestreptomicina Grupo desoxiestreptamina • Familia de la gentamicina: gentamicina, metilmicina, sisomicina • Familia de la kanamicina: kanamicina, amikacina, tobramicina • Familia de la neomicina: neomicina, paramomicina • Familia de la espectinomicina: espectinomicina

• Ototoxicidad. Pueden producir afectación tanto vestibular (estreptomicina y gentamicina) como coclear (kanamicina, amikacina y neomicina). • Nefrotoxicidad. La gentamicina es el aminoglucósido con más efectos nefrotóxicos. • Bloqueo neuromuscular. La estreptomicina frecuentemente produce fenómenos neurotóxicos, como parestesias peribucales. Se han descrito parálisis de la musculatura respiratoria y midriasis, principalmente tras la perfusión IV rápida en pacientes que presentaban alguna alteración neuromuscular previa. Reacciones por hipersensibilidad Se estima que la incidencia de reacciones cutáneas tras la administración de aminoglucósidos por vía intravenosa oscila entre un 1-2%(3). Diversos estudios hacen referencia a su antigenicidad y la posibilidad de reactividad cruzada entre los fármacos pertenecientes a este grupo. En 1964, Wenzel y Epstein(4) sugirieron que la mayor inmunogenicidad de la estreptomicina frente a la dihidroestreptomicina radica en la capacidad de la estreptomicina de unirse covalentemente a las proteínas a través del grupo aldehído del anillo estreptosa central. Según Pirila y cols.(5) y Braun y cols.(6), los aminoazúcares distales actuarían como los determinantes antigénicos principales, responsables de las reacciones alérgicas en el grupo de la 2-desoxiestreptamina, lo que explicaría en parte la incompleta reactividad cruzada entre los antibióticos pertenecientes a este grupo. Schorr y cols.(7) postularon, en 1977, la actuación del anillo deoxiestreptamina como determinante minoritario, lo que explicaría la limitada reactividad cruzada entre los dos grupos de aminoglucósidos. Kraft(8) sugirió que este grupo de antibióticos inducirían principalmente la producción de linfocitos sensibilizados, tanto en humanos como en modelos experimentales y, más raramente, estimularían la respuesta inmune humoral, por lo que las manifestaciones clínicas que observamos se corresponden más con reacciones tardías. Asimismo, este autor añade la posibilidad de reacciones anafilactoides por la capacidad de los aminoglucósidos de degranular el mastocito por un mecanismo no inmunológico. Independientemente del mecanismo implicado, las manifestaciones clínicas descritas en relación con este grupo de fármacos son:

• Reacciones sistémicas: choque anafiláctico, fiebre y enfermedad del suero. • Reacciones cutáneas: urticaria, eritema, exantema maculopapular, dermatitis de contacto, dermatitis exfoliativa, epidermólisis ampollosas y vasculitis. • Reacciones hematológicas: eosinofilia y anemia hemolítica. Gentamicina Aunque son más frecuentes las reacciones de hipersensibilidad con otros aminoglucósidos, se han descrito reacciones exantemáticas tras la administración de gentamicina, observándose incluso un mayor riesgo de aparición de exantemas maculopapulosos al realizar terapia combinada con gentamicina y mezlocilina en pacientes leucémicos con neutropenia(9). Igualmente, se ha asociado la gentamicina con reacciones más graves, como erupciones cutáneas ampollares(10) y vasculitis cutáneas(11). La gentamicina puede ser responsable de dermatitis de contacto local tras su aplicación tópica(12), así como a nivel sistémico(13), habiéndose incluso descrito el caso de un paciente con osteomielitis de fémur que presentó una reacción eccematosa generalizada tras recibir tratamiento con microesferas constituidas por un copolímero acrílico que libera gentamicina (Septopal®)(14). Excepcionalmente, se han descrito reacciones de fotosensibilidad con este fármaco, estimándose su incidencia en menos del 1% de pacientes tratados(15). Hall y cols. describieron, en 1977, un caso de anafilaxia tras la administración de gentamicina intravenosa(16). La reactividad cruzada de la gentamicina con otros aminoglucósidos, como la neomicina, es bien conocida, observándose que hasta un 50% de los pacientes con dermatitis de contacto por neomicina presentan reacción con la gentamicina(17). Igualmente, ha sido descrito un caso de eritrodermia generalizada en un paciente sensibilizado a la neomicina tras la administración de gentamicina intravenosa(18). También es posible la existencia de reactividad cruzada entre la gentamicina y la tobramicina, habiéndose descrito un caso de exantema pruriginoso generalizado y síndrome febril tras la administración de gentamicina intravenosa que reaparecía cada vez que se administraba tobramicina inhalada mediante la terapia TOBI, utilizada en los pacientes con fibrosis quística(19). En estudios in vitro se ha detectado la presencia de anticuerpos frente a la neomicina, gentamicina y kanamicina unidos a los eritrocitos(20). Tobramicina La aparición de dermatitis de contacto acompañada de edema palpebral debida a preparados oftálmicos se ha observado en < 1% de los casos(21). Existen descritos casos excepcionales de dermatitis exfoliativa(22), pseudoeritema multiforme(23) y urticaria(24). Estreptomicina La estreptomicina era considerada hace años una de las principales causas de anafilaxia por fármacos dado su amplio uso como tuberculostático y asociado a otros antibióticos(25). Actualmente, la incidencia de reacciones con este fármaco ha dismi-

Reacciones alérgicas inducidas por fármacos

nuido ostensiblemente. Se han descrito reacciones anafilácticas al ser empleado en vacunas, para prevenir contaminaciones bacterianas(26), así como en líquidos de capacitación utilizados en las técnicas de fertilización in vitro(27). Incluso ha sido descrito un caso de choque anafiláctico tras su administración tópica(28). La frecuencia de exantema es mayor con la estreptomicina que con otros aminoglucósidos, llegando a aparecer hasta en un 5% de los casos, acompañándose en ocasiones de fiebre y eosinofilia. También se ha asociado con reacciones ampollosas como exantema fijo ampolloso, eritema multiforme y síndrome de Lyell(29). Entre los fármacos tuberculostáticos, se han asociado, tanto la estreptomicina como la kanamicina, con la aparición de dermatitis de contacto, existiendo la posibilidad de reactividad cruzada entre ellos(30). Neomicina Se ha estimado que la incidencia de urticaria, angioedema y anafilaxia en relación con la neomicina, es inferior al 10%(29). Su amplia utilización en cremas, colirios y gotas óticas, le convierte en uno de los antibióticos con mayor índice de sensibilización en la población general, asociándose, con frecuencia, a dermatitis de contacto, tanto a nivel local, como sistémico, por lo que se incluye en las baterías estándar de pruebas epicutáneas(31,32). Los últimos datos del Grupo de Dermatitis de Contacto de Norteamérica indican que el 11,6% de los sujetos con sospecha de dermatitis de contacto son alérgicos a la neomicina, observándose un incremento de la sensibilización a este antibiótico tópico en las dos últimas décadas(33). Según estudios publicados, hasta el 30% de los pacientes con úlceras de estasis(34), el 15% de los pacientes con otitis externa crónica(35) y el 5% de los pacientes con otros eccemas crónicos(36) pueden presentar reacciones alérgicas a la neomicina. También se han descrito casos de eritema multiforme(21), exantema fijo ampolloso y síndrome de Lyell en relación con la neomicina(29). Se ha observado la existencia de reactividad cruzada de la neomicina con otros aminoglucósidos administrados por vía tópica, especialmente la gentamicina y la tobramicina(17,18,37). Kanamicina Las reacciones con este aminoglucósido son excepcionales, habiéndose descrito casos de eosinofilia, exantema(29); más raramente, urticaria, angioedema(21) y eccema de contacto, tanto a nivel sistémico(29), como local(30). Amikacina Existen pocos casos descritos de reacciones provocadas por este antibiótico. Se han descrito, en raras ocasiones, exantema o urticaria(21,29). Espectinomicina Se estima que la incidencia de reacciones con este antibiótico es inferior al 1%; suelen ser casos de exantema, urticaria, eosinofilia o dermatitis de contacto(21,29).

1417

Diagnóstico La rentabilidad de los métodos diagnósticos disponibles no es elevada. Las concentraciones recomendadas para la realización de pruebas cutáneas con este grupo farmacológico no están estandarizadas, y solo existen escasos trabajos que las hayan estudiado, en ocasiones, con resultados discordantes(24,28,38,39). Los métodos de laboratorio son también de poca ayuda, aunque se ha publicado la detección de anticuerpos IgG específicos antiestreptomicina asociados a anemia hemolítica(40) o anticuerpos frente a la neomicina, gentamicina y kanamicina unidos a los eritrocitos(20). Dada la posibilidad de reactividad cruzada entre las distintas familias y grupos de aminoglucósidos, en los pacientes con reacciones previas se recomienda la administración controlada de otro aminoglucósido perteneciente a una familia distinta del implicado para confirmar su buena tolerancia.

ANTIBIÓTICOS GLUCOPEPTÍDICOS Introducción Dentro de este grupo farmacológico se incluyen la vancomicina y la teicoplanina. A pesar de su significativa ototoxicidad y nefrotoxicidad, estos antibióticos son esenciales en el tratamiento de la endocarditis, la osteomielitis y la neumonía, siendo el tratamiento de elección en infecciones por Staphylococcus aureus resistente a la meticilina(41,42). Estructura química La vancomicina es un glucopéptido tricíclico macromolecular, originariamente obtenido a partir del Streptomyces (actual Amycolaptosis) orientalis en 1956. Este antibiótico despertó un gran interés en la década de 1980 a raíz del incremento de infecciones por gérmenes grampositivos productores de β-lactamasas(41). A mediados de los años 1970 se obtuvo la teicoplanina a partir de la fermentación del Actinoplanes teichomyceticus. Ambos antibióticos presentan una estructura química muy similar, que difiere en los aminoácidos en posición 1 y 3 (Figura 2). A su vez, la teicoplanina, a diferencia de la vancomicina, presenta un grupo aminoácido sustituido por una cadena de ácidos grasos que contiene de 9 a 11 átomos de carbono, lo que la hace más liposoluble e incrementa su vida media(43). Reacciones adversas Efectos secundarios Vancomicina Además de su significativa ototoxicidad y nefrotoxicidad, hay que destacar el denominado síndrome de hombre rojo, debido a la liberación masiva de histamina tras la perfusión rápida de vancomicina. Cursa con eritema cutáneo acompañado de prurito y lesiones máculo-papulosas de predominio en cuello y cara que, ocasionalmente, se asocia con disnea, dolor torácico e hipotensión(44,45). Según diversos estudios, se puede presentar hasta en el 70-90% de los individuos sanos tras su administración lenta(46,47). Su incidencia, en los pacientes infectados, oscila del

1418

Alergia a otros antibióticos: aminoglucósidos, macrólidos y quinolonas

OH CH3 CH3

CH O

CH3 H C H2N CH3

C

O C

H HO

C C

CH3

H C

NH C C

N H

C

O

O H N H

O

C C

H Cl

C C

NH2

O

HO HO

O

H

NH H C C O N H H C C O N H H C OH Cl

Cl HO HO

CH2OH O

O N H

HN O

O O HO O

Cl

O

O

H N O

O

H N

N H

N H

O

(+) NH3

O

HO

CH3

O CH2OH O O

C

(-)O

CH3

HOCH3

NHR

O

HN CH3 CO O

O O

CO-(TA2-1) CO-(TA2-2) CO-(TA2-3) CO-(TA2-4) CO-(TA2-5)

O

HO HO

OOH O HO OH

HO

HO

CH2OH OH

NH3

OH OH

Vancomicina FIGURA 2. Estructura química de los antibióticos glucopeptídicos.

3,4 al 47%(48,49). Con el fin de prevenir la aparición y gravedad de este síndrome, se recomienda una mayor dilución de la dosis, enlentecer la velocidad de perfusión (dos horas) e incluso realizar una profilaxis con antihistamínicos(50). Teicoplanina Aunque es mejor tolerada que la vancomicina, entre sus efectos adversos destacan la ototoxicidad, nefrotoxicidad y diversos trastornos hematológicos (eosinofilia, neutropenia, leucopenia, trombocitopenia)(43). Reacciones por hipersensibilidad Vancomicina Según las series publicadas se han descrito cuadros de urticaria entre un 4-5% de los pacientes que reciben este tratamiento(51), así como exantema máculo-papular entre el 3-6%(52,53). Otras reacciones menos frecuentes incluyen fiebre medicamentosa(51), vasculitis(54-56) y dermatitis exfoliativa(57,58). Entre las reacciones cutáneas graves, la vancomicina se ha asociado con eritema exudativo multiforme(59), síndrome de Stevens-Johnson(60,61) y necrólisis epidérmica tóxica(62,63). Parece existir una mayor incidencia de reacciones tardías en los menores de 40 años, tratamientos superiores a 7 días y en asociación con narcóticos(64). La vancomicina es uno de los fármacos que, con mayor frecuencia, se asocia a la dermatosis IgA lineal; enfermedad ampollar, caracterizada por el depósito lineal de IgA en la membrana basal(65). El periodo de latencia de esta reacción, desde el inicio del tratamiento con vancomicina, suele ser corto, habiéndose descrito desde minutos(66) hasta 15 días(65). Aunque las características clínicas son similares a la dermatosis IgA lineal idiopática, se han comunicado presentaciones atípicas, imitando la necrólisis epidérmica tóxica(67) o el eritema exudativo multiforme(68). Las reacciones anafilácticas con vancomicina son escasas(69-71).

Teicoplanina

Teicoplanina Con la teicoplanina, se han notificado, ocasionalmente, reacciones anafilactoides(72), vasculitis(54), fiebre medicamentosa(42) y exantema maculopapular(73,74). Entre las reacciones cutáneas más graves se ha asociado con pustulosis exantemática aguda generalizada(75) y necrólisis epidérmica tóxica(59). Diagnóstico En los trabajos publicados, las pruebas intraepidérmicas (prick) han sido negativas. Sólo en algunos casos se ha detectado una intradermorreacción positiva(69). Actitud terapéutica No se ha establecido si la teicoplanina puede ser considerada como un antibiótico alternativo en los pacientes alérgicos a la vancomicina. Se han comunicado casos en que se han objetivado diversas reacciones alérgicas tras la administración de ambos antibióticos glucopeptídicos(54,59,73,74). Knudsen y cols. publicaron a un paciente con prurito, eritema generalizado y angioedema facial inmediato tras la administración de vancomicina; se cuantificó la histamina liberada por los basófilos incubados previamente con vancomicina y teicoplanina, objetivándose reactividad cruzada entre ambos antibióticos in vitro(76). En cambio, en otros casos se confirma tolerancia de teicoplanina en pacientes con reacción previa con vancomicina(77). En varios casos de anafilaxia por vancomicina se ha podido realizar desensibilización(69-71). Esta posibilidad se contemplaría en aquellos pacientes en los que este medicamento fuese necesario.

REACCIONES ADVERSAS A LOS MACRÓLIDOS Introducción El grupo de los macrólidos está constituido por fármacos que se caracterizan por la existencia de un anillo lactónico macrocíclico, al que se unen diversos desoxiazúcares mediante un enlace

Reacciones alérgicas inducidas por fármacos

glucosídico. El primer miembro de este grupo, la picromicina, fue obtenida en 1942 por Gadner y Chain. Diez años más tarde, McGuier y cols. obtuvieron la eritromicina, a partir de un cultivo de Streptomyces erythreus. En los años siguientes se obtuvieron otros macrólidos de cultivos de otros Streptomyces sp o semisintéticos a partir de los ya existentes. Hasta la fecha se han descrito unas 50 sustancias, incluyendo moléculas con acción inmunomoduladora, de más reciente desarrollo. Sin embargo, la molécula más representativa del grupo continúa siendo la eritromicina. Estructura química y clasificación Clásicamente, se dividieron en dos grupos, los relacionados con la eritromicina y los que lo estaban con la espiramicina. Es más operativa la clasificación actual, que los divide en tres grupos según el número de átomos que posean en el anillo lactónico(78,79) (Figura 3). • 14 átomos de carbono: eritromicina, oleandromicina, diritromicina claritromicina, roxitromicina, fluritromicina. • 15 átomos: azitromicina. • 16 átomos: espiramicina, diacetilmidecamicina, josamicina, rokitramicina. A éstos se ha añadido un nuevo subgrupo, los denominados ketólidos. Son macrólidos con un anillo de 14 átomos y una estructura 3-ceto en sustitución del fragmento L-cladinosa de los macrólidos y un sustituyente metoxi en C6(80,81). La actividad antimicrobiana de los antibióticos macrólidos se ejerce por la inhibición de la síntesis de proteínas de las bacterias al unirse reversiblemente al sitio P en la subunidad 50 S del ribosoma bacteriano. Los macrólidos de catorce y quince átomos de carbono (grupo de la eritromicina) actúan bloqueando el transporte del peptidil-ARN de transferencia. Los fármacos de 16 átomos (grupo de la espiramicina) impiden la formación de la cadena peptídica mediante la inhibición de la peptidil transferasa. Su acción puede ser bactericida o bacteriostática. El predominio de una u otra depende de varios factores, entre los que destaca la especie bacteriana sobre la que actúen, la fase de crecimiento en que se encuentre o la concentración del antibiótico en el lugar de la infección(82). Las moléculas con estructura química de macrólido y acción inmunomoduladora, como el tacrolimus, actúan bloqueando la activación y proliferación de los linfocitos T e inhibiendo la producción de citocinas. A nivel molecular inhiben la actividad de la calcineurina fosfatasa. Para ejercer esta acción, se unen previamente a la inmunofilina citosólica. El complejo resultante se une, a su vez, a la calcineurina, inhibiendo su activación. Con ello se impide la activación subsiguiente de factores de trascripción que controlan la división celular y la expresión de citocinas como la IL-2. Hasta la fecha se han desarrollado, y están en uso clínico, cuatro moléculas: tacrolimus, primecolimus, sirolimus y everolimus(83-85). Reacciones adversas Efectos secundarios Las reacciones adversas causadas por los macrólidos no son frecuentes. En su mayoría, suelen ser síntomas gastrointesti-

1419

nales, de escasa gravedad, habitualmente en forma de náuseas o vómitos. Se presentan en un 5-30% de los pacientes; suelen ser dependientes de la dosis y, en general, comunes a todo el grupo(86,87). Con menor frecuencia pueden originarse otros efectos más graves. Según los distintos órganos, pueden ser: • Gastrointestinales: náuseas, vómitos, diarreas, molestias epigástricas. Inhibición del sistema del citocromo p450, los que pueden interferir en el metabolismo de otros fármacos. Mención aparte tienen los cuadros hepatotóxicos, en los que se sospecha una causa inmunológica y que pueden afectar a todos los macrólidos. • Hematológicas: se han descrito cuadros de linfopenia y eosinofilia moderadas durante el empleo de roxitromicina. • Neurológicas: cuadros de cefaleas, vértigo, acúfenos o parestesias asociados también a la roxitromicina. Reacciones de hipersensibilidad Los macrólidos son, en general, fármacos bien tolerados. No es, por tanto, habitual que causen reacciones alérgicas. Sin embargo, en los últimos años ha aumentado el número de casos descritos, posiblemente como consecuencia de su mayor uso. Dentro del grupo, el fármaco con mayor capacidad de sensibilización es la espiramicina. Clínicamente, suelen ser reacciones “moderadas” con manifestaciones más comunes en la piel, en forma de cuadros de urticaria/angioedema o reacciones exantemáticas. Con menor frecuencia se describen pustulosis, eccema de contacto o eccema fijo medicamentoso(88-93). Las reacciones más graves, como los cuadros anafilácticos, son muy poco frecuentes. Excepcionalmente, también se han descrito casos de púrpura de SchönleinHenoch, síndrome del baboon, necrólisis epidérmica o crisis de broncospasmo, éstas ultimas acompañadas de datos clínicos sugerentes de enfermedad laboral(94-100). Además de estas reacciones con participación en cierta medida sistémica, se han descritos reacciones específicas de órgano, con afectación predominante hepática de carácter inmunitario. Aunque el mecanismo patogénico no se conoce, se supone pueden intervenir procesos de haptenización hepática(101,102). Es sugerente de la implicación de la propia molécula de macrólido en sí y no, como se pensó inicialmente, de las diversas sales con las que se comercializan (estearato, lactobionato…), ya que algunos pacientes han sufrido varios episodios al ser expuestos al mismo macrólido con diferentes presentaciones(102,103). Además de los antiinfecciosos, en los últimos años también se han descrito reacciones de naturaleza alérgica a los macrólidos de actividad inmunorreguladora. Se incluyen dermatitis de contacto(104), hepatotoxicidad(105), vasculitis leucocitoclástica(106,107) episodios de angioedema(108) y aparición de alergia a los alimentos, especialmente en los niños que han recibido trasplante hepático de donantes no alérgicos y tratamiento posterior con estos fármacos(109,110). Ese apartado se desarrolla con más profundidad en el capítulo de reacciones por fármacos inmunomoduladores.

1420

Alergia a otros antibióticos: aminoglucósidos, macrólidos y quinolonas

O

O H 3C OH

H3C

OH OH

O

OH

H3C

H3C

CH3

H3C

O

CH2

N

HO

O

O

CH2

CH3

O

OCH3 CH3 OH CH3

O CH3 O

Eritromicina

CH3

HO

O

CH3

H 3C

CH3

N O

CH3

CH3

CH3 O

H3C O

OCH3

CH3

O

CH3

Fluritromicina

OH

O

CH3

CH3

N

H3C

O

O

HO

CH3

N

HO

HO

OCH3 CH3 OH CH3

O O

O

HO

HO

Claritromicina

HO

CH3 N

H3C

O H3C

H3C O

H3C

H 3C

HO

O

H3C

CH3

CH3 CH3O(CH3)3OCH3O-N

H3C

CH3

F

OCH3 CH3

OH

CH3

CH3

CH3

CH3

H 3C

CH3

O

CH3 O

HO

9

CH3

H3C O

H3C O

OCH3

CH3

O

13

OH

14 15 16

CH3

Roxitromicina

8

11

7

CH3 CHO

12

CH3 O

10

H3C

O

H3CO O 1

2

H3C

CH3

N

6

HO

2-

5

1-

O

O

4

3-

4-

5-

O

CH3

OH

1+

OH

O

Espiramicina

CH3

3+ 5+

2+

3

4+

OH

CH3

OH CH3 CHO

H3C N

CH3

HO H3CO O H3C

O

O O

O COCH3

O

OH

CH3

CH3 O COCH3CH(CH3)

O

CH3

Josamicina CH3 OH CH3 CHO

H3C

H 3C

O O

O

O

O COCH3CH3

O

H 3C O

CH3

OCH3

CH3

O

Midecamicina

CH3 OH

O CH3 H 3C

N

H3C HO

OH O

CH2 CH3

OH

H3C

O CH3

Azitromicina

O

H3C

CH3 O

O

H N

CH3O(CH3)3OCH3

CH3

HO

CH3 N

O

CH3

CH3

H3C N

HO

H 3C

O

CH3

Rokitramicina

CH3

H3C

CH3

O COCH3CH3

O

O

O

HO

OH

CH3

CH3 HO

CH3 HO

CH3

N

HO

H3C

HO

CH3

HO H3CO O

H3C

CH3O(CH3)3OCH3O-N

O

O

CH3

CH3

HO CH3

OCH3 CH3 OH CH3

FIGURA 3. Estructura química de los diferentes antibióticos macrólidos.

CH3

H3C O

H 3C O O

Diritromicina OCH3

CH3

CH3 O

OH CH3

Reacciones alérgicas inducidas por fármacos

Diagnóstico El diagnóstico suele ser dificultoso, porque las pruebas complementarias son, en general, de baja rentabilidad. La historia clínica se realizará siguiendo las normas habituales para el estudio de otras reacciones con medicamentos. Pruebas cutáneas Su rentabilidad no es muy elevada. En la mayoría de los casos publicados su resultado ha sido negativo, siendo escaso el número de pacientes con pruebas cutáneas positivas(111,112). Las pruebas epicutáneas en parche son también de baja rentabilidad. En la mayoría de los trabajos publicados, su resultado ha sido negativo, excepto en algunos cuadros de eccema de contacto o exantema fijo medicamentoso, en los que se obtuvo parche positivo cuando se aplicó sobre la piel donde se había producido la lesión(113-115). Pruebas de laboratorio La determinación de IgE específica in vitro, en los casos publicados ha sido, habitualmente, negativa. Sólo excepcionalmente se ha detectado IgE específica en un paciente que había presentado urticaria tras el empleo de eritromicina. La prueba fue positiva cuando se empleó un RAST con eritromicina-sepharosa, y negativo con eritromicina-HSA(116). Otros métodos in vitro han sido menos desarrollados. Pena y cols. describieron una serie de 7 pacientes alérgicos a los macrólidos, con reacciones inmediatas y tardías, diagnosticados todos mediante prueba de exposición positiva. La prueba de transformación linfoblástica fue positiva en todos ellos con al menos un macrólido(117). Prueba de exposición controlada (prueba de tolerancia) En general, con los métodos anteriores es difícil establecer un diagnóstico de certeza. Por ello, con frecuencia, debe recurrirse a la administración controlada del fármaco, que nos permitirá confirmar su buena tolerancia o la reproducción de los síntomas(118,119). Reacciones específicas de órgano Su estudio es también dificultoso, dada la gravedad de las reacciones; en su mayoría, cuadros de afectación hepática. Aunque se sospecha que son reacciones inmunitarias con procesos de haptenización hepática, no es fácil demostrarlo(120-122). Castell y cols. describieron a un paciente con hepatitis tras el empleo de eritromicina. Se detectó IgG, que se fijaba específicamente a la eritromicina que, presumiblemente, había sido metabolizada por los hepatocitos(123). Dada la gravedad de las reacciones, que contraindica las pruebas de exposición, el diagnóstico suele hacerse habitualmente por la anamnesis. Actitud terapéutica Los trabajos publicados en los que se ha estudiado la reactividad cruzada entre los macrólidos indican que la mayoría de los pacientes alérgicos a los macrólidos toleran durante el estu-

1421

dio otros macrólidos, no implicados en la reacción, independientemente del número de átomos de la molécula(90,91,118,124). Aunque también existen algunos pacientes en los que se detecta reactividad cruzada, bien porque presentan pruebas positivas con varios macrólidos o por reproducción de la reacción en las pruebas de exposición(111,125-131). Este hecho también se ha observado con los macrólidos inmunorreguladores. Rilei y cols. describen a un paciente con antecedente de un exantema cutáneo tras el empleo de claritromicina. Al tercer día de tratamiento con tacrolimus, tras un trasplante de médula ósea, presentó un nuevo cuadro de exantema generalizado. Se suspendió el tratamiento y no se realizó un estudio alergológico(132). En cambio, Wadei y cols. refieren, a un paciente con episodios repetidos de angioedema facial y disfonía, en tratamiento con sirolimus tras un trasplante hepático. Los síntomas desaparecieron tras suspenderlo. Este paciente, en cambio, pudo continuar el tratamiento con tacrolimus, sin reaparecer la sintomatología(133). En la actualidad, los estudios de reactividad cruzada son escasos, y la experiencia es limitada. Se desconoce, asimismo, el grado de la tolerancia a largo plazo de los pacientes alérgicos que han tolerado durante el estudio otros macrólidos. Se debe, por tanto, interpretar estos resultados con prudencia. Por ello, cuando de detecte sensibilización a un macrólido, consideramos más prudente evitar el grupo completo. De cualquier modo, si es necesaria la administración de otro macrólido, aunque la mayoría de los pacientes parecen tolerar alguno, deberá realizarse con antelación una prueba de exposición que confirme su tolerancia(134).

REACCIONES ADVERSAS A LAS QUINOLONAS Introducción Las quinolonas constituyen un grupo de antibióticos sintéticos con una potente eficacia antibacteriana que, en la actualidad, está en amplio desarrollo. Las primeras quinolonas comenzaron a utilizarse en los años 1960, a partir de la investigación de antimaláricos. La primera en ser empleada fue el ácido nalidíxico, introducido en 1962 que, junto con el ácido pipemídico, obtenido en 1973, integran lo que se denomina la primera generación de quinolonas; ambas fueron consideradas antisépticos urinarios. La identificación del mecanismo de acción sobre la topoisomerasas, y la facilidad para manipular químicamente el núcleo central de las 4-quinolonas, ha propiciado su amplio desarrollo(135), con su consiguiente difusión como fármacos de primera línea para el tratamiento de las infecciones respiratorias(136), como profilaxis en intervenciones de abdomen(137) o como alternativa para los casos de hipersensibilidad a las cefalosporinas(138), aumentando su frecuencia de utilización en las intervenciones quirúrgicas y también en la atención primaria como alternativa en la alergia a los betalactámicos, por delante de los antibióticos macrólidos(139). El amplio aumento de su campo de utilización ha propiciado el hecho de que sea un grupo de fármacos que, con frecuencia,

1422

Alergia a otros antibióticos: aminoglucósidos, macrólidos y quinolonas

O

Primera generación Ácido nalidíxico, cinoxacino, ácido oxolínico y ácido pipemídico (Figura 5). Se trata de fármacos de elección en infecciones urinarias, con un espectro de acción similar.

5 4

6

7

3

Segunda generación Se incluyen en este grupo el amifloxacino, ciprofloxacino, enoxacino, fleroxacino, lomefloxacino, norfloxacino, ofloxacino, pefloxacino y temafloxacino (Figura 6). Los representantes más característicos del grupo son ciprofloxacino y norfloxacino. La introducción del átomo de flúor en posición 6 incrementa su actividad antimicrobiana, debido a su capacidad de penetración intracelular lo que permite el tratamiento de microorganismos intracelulares.

2

N 8

FIGURA 4. Núcleo de las quinolonas.

deba ser estudiado en los servicios de alergología para descartar o confirmar la presencia de reacciones de hipersensibilidad. Características generales de las quinolonas Estructura química El núcleo central de su estructura es un anillo 4-oxo-1,4-dihidroquinoleína (Figura 4), característico del ácido nalidíxico. La introducción de un átomo de flúor en la posición del carbono 6, contribuye a una serie de cambios, como son la capacidad de penetración al interior de la célula bacteriana y la afinidad por la girasa, e introduce una nueva generación de quinolonas, las fluoroquinolonas, constituyéndose la segunda generación. Las diferencias estructurales de las distintas fluoroquinolonas están basadas fundamentalmente en cambios realizados en las posiciones 1, 5, 7 y 8, con la introducción de nuevos átomos de flúor o de grupos metilo. Estos cambios estructurales explicarían la diferente actividad, vida media y toxicidad de los distintos componentes de la familia. Su estructura se relaciona directamente con su actividad, así como también con su perfil de efectos secundarios. Estos cambios y su progresiva aparición han permitido clasificar las quinolonas en generaciones.

Tercera generación Constituida por el levofloxacino, sparfloxacino, grepafloxacino, tosufloxacino y gatifloxacino (Figura 7). Corresponden a fármacos con sustituciones metilo en 5 y flúor en 8 (sparfloxacino), amino en 5 (grepafloxacino) o metilo en 8 (gatifloxacino). El levofloxacino, que habitualmente se incluye en este grupo, corresponde a un L-enantiómero del ofloxacino, característica que le dota de una actividad antibacteriana propia de este grupo de tercera generación. Cuarta generación Constituyen las de más reciente aparición: trovafloxacino, clinafloxacino, moxifloxacino (Figura 8). En el caso del moxifloxacino, la introducción del grupo metoxi en posición 8, o la sustitución de un anillo de piperazina en posición 7 por un grupo pirrolidina, aumenta la actividad frente a los anaerobios e incrementa su utilidad para las infecciones respiratorias e intraabdominales. Debido a su toxicidad, el trovafloxacino tiene su uso restringido.

Clasificación Una clasificación de las quinolonas permitiría agruparlas dependiendo de las sustituciones en la molécula. Se trata de compuestos aromáticos heterocíclicos de ocho miembros, con un grupo cetónico en posición 4 y un grupo carboxílico en posición 3, que contienen sustituciones de nitrógeno. El anillo principal contiene un átomo de nitrógeno en posición 1 (quinolinas), y los análogos tienen nitrógenos adicionales en posición 2 (cinnolinas) o en posición 8 (naftiridinas) o bien en posiciones 6 y 8 (piridopirimidinas)(140). La clasificación más habitual de los antimicrobianos es agrupándolos en generaciones que, si bien es discutible desde el punto de vista académico, tiene una indudable utilidad clínica. O

O COOH

H3C

N

N

Mecanismo de acción Las quinolonas actúan sobre las enzimas topoisomerasas II (ADN girasa) y IV. En el primer caso impiden la replicación del ADN bacteriano al bloquearse la acción de la enzima que libera el superenrollamiento del ADN, mientras que, en el segundo caso, la acción sobre la topoisomerasa IV impide la separación de las moléculas hijas de ADN. Esta complejidad de interacciones con las distintas topoisomerasas es la base de los diferentes espectros antibacterianos de las quinolonas: la acción sobre la topoisomerasa II marcaría la actividad frente a las bacterias gram-

COOH

O

O

C2H5

Ácido nalidíxico FIGURA 5. Quinolonas de primera generación.

O COOH N HN

N C2H5

Ácido oxolínico

N N

N C2H5

Ácido pipemídico

1423

Reacciones alérgicas inducidas por fármacos

O

O

F

H3C N

F

COOH

N

O

H3C N

F

COOH

N

HN

N

COOH

N

N

NHCH3

N

O CH3

Amifloxacino

Ofloxacino

O

O

F

HN

N

O

F

COOH

HN N

Ciprofloxacino

F

COOH

N

H3C N

N

COOH

N

N

C2H5

H3C

N

C2H5

F

F

CH2 CH2

Enoxacino

Lomefloxacino

Fleroxacino

F

O O

F

O

F

F

COOH

COOH

COOH N

HN

N

H3C N

N

N F

HN

N

N

C2H5

C2H5

CH3

F

Norfloxacino FIGURA 6. Quinolonas de segunda generación.

Pefloxacino

O NH2 H3C

O

F

O

O OH

F

F

COOH N

HN

Temafloxacino

N

COOH

N

N

F

N

N

N

H2N H3C

F

N

O CH3

H3C F

Sparfloxacino

Tosufloxacino

Levofloxacino

FIGURA 7. Quinolonas de tercera generación.

negativas, mientras que la acción sobre la topoisomerasa IV implicaría la actividad frente a las grampositivas(136). Las quinolonas de primera generación son activas frente a microorganismos gramnegativos. Las de segunda generación son fármacos predominantemente activos frente a bacterias

gramnegativas, pero también frente a algunos gérmenes grampositivos y micobacterias, y las de tercera y cuarta generaciones mantienen estas características de actuación, pero con mejor actividad frente a grampositivos, anaerobios y patógenos “atípicos” como Chlamydia, Mycoplasma y Legionella.

1424

Alergia a otros antibióticos: aminoglucósidos, macrólidos y quinolonas

NH2

vedad de los procesos han obligado a que sean retiradas de las vías de comercialización, como es el caso del temafloxacino, grepafloxacino y trovafloxacino(144). La incidencia de reacciones de hipersensibilidad, así como trastornos digestivos y afectación hepática, son significativamente superiores en los pacientes con reacciones alérgicas previas(145).

O

F

COOH

N N H3C

Cl

Gastrointestinales Son las más frecuentes, con porcentajes del 2 al 20%, habitualmente en forma de náuseas, vómitos y diarreas. Con menor frecuencia pueden presentarse dolor abdominal, anorexia o dispepsia.

Clinafloxacino

H3C N H

N

O N

OH F O

O

Moxifloxacino (DOE) FIGURA 8. Quinolonas de cuarta generación.

Farmacocinética e interacciones Las quinolonas se absorben bien en el tracto gastrointestinal superior tras la administración oral, alcanzando una alta biodisponibilidad. Difunden ampliamente, debido a su baja unión a las proteínas plasmáticas, a su solubilidad y al grado de ionización, alcanzando concentraciones elevadas en los tejidos, atraviesan barreras, sobre todo si están inflamadas, y penetran bien a nivel intracelular, sobre todo en los macrófagos y polimorfonucleares. Las vías de eliminación difieren entre las quinolonas. Es principalmente renal, como fármacos inalterados, para el ofloxacino y lomefloxacino; biliointestinal para el pefloxacino; y eliminación mixta para el ciprofloxacino, enoxacino, fleroxacino y norfloxacino. En general todas, excepto el pefloxacino, alcanzan elevados niveles urinarios. Las quinolonas muestran marcada reducción de la biodisponibilidad cuando se coadministran por vía oral con antiácidos que contienen aluminio, magnesio o calcio, con sales de hierro o cinc, presumiblemente por la formación de complejos que se absorben escasamente. Pueden interferir con la eliminación de las metilxantinas, en menor grado las quinolonas derivadas de la quinolina (lomefloxacino, esparfloxacino)(141). Por otra parte, los antiinflamatorios no esteroideos pueden incidir en los efectos estimulantes de las quinolonas sobre el SNC. Reacciones adversas Efectos secundarios Se trata de un grupo de fármacos con baja incidencia de efectos secundarios(142), incluso en pacientes ancianos, en quienes, debido al mayor número de medicamentos utilizados por la diversidad de enfermedades asociadas, habría que cuidar las interacciones farmacológicas con otros medicamentos(143). No obstante, en el caso de algunas quinolonas, la incidencia y gra-

Sistema nervioso central Constituyen la segunda causa de efectos secundarios recogidos, aproximadamente de un 1-2%. Incluyen cefalea, temblores e insomnio, con una intensidad de leve a moderada. También se ha comunicado la presencia de agitación, somnolencia, temblores o confusión y, más raramente, delirios, psicosis agudas y convulsiones. Habitualmente, son efectos que aparecen tras las primeras tomas, desapareciendo con la suspensión. Sistema musculoesquelético Las más habituales son las artropatías, en < 1%, en forma de dolores, inflamación y rigidez articular, que aparecen en los primeros días de iniciarse el tratamiento y desaparecen en unas semanas tras su suspensión. Son más frecuentes en sujetos mayores de 30 años. La presencia de tendinopatía se produce entre el 0,14-0,4%, aumentando el riesgo en los pacientes con trasplante renal, fallo renal, hemodiálisis, uso de corticoides y mayores de 50 años. Hay mayor incidencia de rotura del tendón de Aquiles con el pefloxacino, pero puede considerarse un efecto propio de cualquier fluorquinolona. Estas afectaciones tendinosas suelen aparecer tardíamente a la introducción del medicamento, incluso cuando el fármaco ya ha sido suspendido(143). Hígado y riñón En general son rarísimas, salvo las graves descritas con el trovafloxacino y temafloxacino. Hasta en un 2 a 3% de los pacientes tratados, se detectan elevaciones de los niveles de las enzimas hepáticas, retornando a la normalidad tras la suspensión del tratamiento. En raras ocasiones se ha recogido ictericia colostática, hepatitis, insuficiencia o fallo hepático, así como cristaluria, hematuria, nefritis o fallo renal agudo. Reacciones en los ancianos y diabéticos Las fluorquinolonas, fundamentalmente el gatifloxacino, pueden potenciar alteraciones de la glucemia, tanto hipo como hiperglucemia, principalmente en los pacientes diabéticos y ancianos. Hay casos descritos en pacientes sin diagnóstico previo de diabetes. Cardiológicos Las afectaciones más frecuentes son disritmias y prolongación del intervalo electrocardiográfico QTc, incluyendo torsades

Reacciones alérgicas inducidas por fármacos

de pointes, variando la potencia de afectación de unas quinolonas a otras con el siguiente rango: sparfloxacino > grepafloxacino, moxifloxacino, gatifloxacino > levofloxacino, ciprofloxacino(144). La gravedad de las reacciones descritas con el grepafloxacino ha obligado a suspender su comercialización. Los fármacos de más reciente comercialización podrían generar alteraciones electrolíticas, interacciones con otros fármacos, como los antisicóticos antidepresivos tricíclicos, o los agentes antiarrítmicos, quinidina, procainamida o amiodarona, considerándose, en general, que los efectos dependen de la dosis y la concentración. Hematológicos Se han descrito graves reacciones hematológicas, como anemias agudas hemolíticas, púrpuras trombóticas trombocitopénicas, depresiones medulares y casos de linfadenopatía angioinmunoblástica, en alguno casos con evolución mortal, pero infrecuentes. Dermatológicos La incidencia de reacciones cutáneas varía del 0,5 al 3%, habitualmente en forma de prurito y leves erupciones cutáneas máculo-eritematosas autolimitadas. Se ha asociado la presencia de dolor y reacciones cutáneas locales en el sitio de inyección intravenosa en 3,4-5% de los pacientes. En contraste con otras fluorquinolonas, el gemifloxacino puede producir erupciones de presentación tardía, y hasta un 10% de los pacientes pueden presentar reacciones cutáneas de mayor intensidad. Reacciones de hipersensibilidad La presencia de reacciones a las quinolonas, con sospecha de mecanismo inmunológico implicado, es una referencia frecuente en las publicaciones científicas desde la década de 1960 en que se comenzaron a utilizar, si bien las reacciones alérgicas a las quinolonas pueden considerarse poco frecuentes, con una frecuencia del 0,1% de los tratamientos(145). Es posible que su incidencia esté subestimada debido a la limitación de las declaraciones espontáneas a los servicios de farmacovigilancia o publicaciones científicas(146). No obstante, constituyen uno de los efectos secundarios más frecuentemente recogidos, junto con los problemas tendinosos e insuficiencias renales(147). Reacciones fotoalérgicas Es uno de los efectos secundarios más frecuentes con las quinolonas(140): en algunas casuísticas, el 38% de fármacos causantes de reacciones de fotosensibilidad son quinolonas(148). Requieren exposición previa al fármaco y pueden dar lugar, tanto a reacciones fototóxicas, como a fotoalérgicas. Por ello, se recomienda evitar la exposición a las radiaciones ultravioleta durante los tratamientos con quinolonas, así como asociar cremas barreras de protección solar de factor alto(149,150). La reacción parece ser dependiente de la dosis y afecta a cualquier grupo de edad. En general, la resolución se produce rápidamente al suspenderse el tratamiento, dentro de las primeras 4 semanas.

1425

Los primeros casos publicados corresponden a reacciones con el ácido nalidíxico, algunas de tipo ampollar y seudoporfirias(151), mantenidas también con el resto de componentes de la primera generación y, aunque la fototoxicidad es considerada infrecuente (< 0,1%) para el ciprofloxacino, levofloxacino, gatifloxacino y moxifloxacino, los rangos de reacciones de fototoxicidad son elevados (1 al 16%) con el lomefloxacino, esparfloxacino, fleroxacino, pefloxacino y clinafloxacino(152). Estos compuestos tienen en común la presencia de un grupo fluorado o clorado en posición 8 de anillo bicíclico. Los estudios empíricos(151) sugieren que el pefloxacino y fleroxacino son los más potentes fotosensibilizantes, mientras que el enoxacino, norfloxacino y ofloxacino, tienen una menor capacidad. En la experimentación animal se ha observado que las quinolonas demuestran fototoxicidad(152). No obstante, en algunas publicaciones de pacientes con este tipo de reacción se ha conseguido demostrar un mecanismo inmunitario(153). Tokura y colaboradores, utilizando células mononucleares de sangre periférica, fotomodificadas por quinolonas mediante exposición a radiaciones ultravioleta, consiguieron producir un estímulo en la proliferación de las células mononucleares de sangre periférica(154). En los estudios en ratones se ha confirmado, además, la presencia activa de células de Langerhans activadas y la necesidad de activación del complejo de histocompatibilidad de clase II(155,156). Habitualmente, en las publicaciones con este tipo de reacciones, la prueba de fotoparche suele ser negativa(157-159). Sin embargo, se sugiere que pueda existir un mecanismo fotoalérgico por el tipo de lesión eccematosa así como por el hecho de que la afectación no se limite exclusivamente a las zonas descubiertas. Es posible que el resultado negativo de dichas pruebas sea un falso negativo debido a la inadecuada concentración de fármaco utilizada, vehículo o mala absorción cutánea. La introducción de variaciones técnicas, como la escarificación previa en la zona de fotoparche, podría aumentar el número de pruebas positivas(160). Kimura y cols. observaron reactividad cruzada entre lomefloxacino, ciprofloxacino y fleroxacino(161). Se han descrito también reacciones de fotoonicólisis con el pefloxacino y ofloxacino(162), con frecuencia más reducidas que con otros fármacos, como los psoralenos y las tetraciclinas(163). Se estima que estas reacciones podrían estar favorecidas por la baja concentración de melanina en el lecho ungueal, la actuación de la uña como lente convexa y la ausencia de glándulas sebáceas(163). Otras reacciones cutáneas El exantema fijo medicamentoso no es muy frecuente, pero es probable que su frecuencia sea mayor, sobre todo en pacientes multitratados por procesos intrahospitalarios(164). Habitualmente, el resultado de pruebas epicutáneas en la zona afectada es negativo, salvo en un caso con ofloxacino y pruebas de parche positivas para ofloxacino y ciprofloxacino con concentraciones al 20% en vaselina(165) y otro con ofloxacino al 20% en dimetilsulfóxido en piel sana(166). La confirmación causal suele producirse con la reaparición de la clínica tras la

1426

Alergia a otros antibióticos: aminoglucósidos, macrólidos y quinolonas

prueba de exposición(167-175). Hay publicaciones que confirman una reactividad cruzada del ciprofloxacino con el norfloxacino(170-172) o del ciprofloxacino con el ofloxacino(173), mientras que en otras dos se confirma, en un caso de reacción con el ciprofloxacino, buena tolerancia al norfloxacino(174), y en otro caso de reacción al norfloxacino, buena tolerancia al ciprofloxacino(175), así como reactividad del ciprofloxacino con el norfloxacino y pefoxacino con buena tolerancia para el ofloxacino y enoxacino(172). La presencia de reactividad cruzada entre quinolonas sigue siendo un tema controvertido, habiéndose sugerido que el complejo quinolona y residuo piperazinil actuaría como determinantes antigénico(176), estructura que se encuentra presente en fármacos como el ciprofloxacino, norfloxacino, ofloxacino y enoxacino. Se ha descrito la posibilidad de dermatitis sistémicas, en algunos casos confirmadas mediante reexposición al fármaco(177), incluso con evolución hacia eritema multiforme en la reexposición(178), en otros con pruebas de parche con resultado positivo(179), así como dermatitis sistémica en relación con la ingestión simultánea de alcohol(180). Se han publicado erupciones eritematosas maculopapulosas en relación con la toma de levofloxacino en la mononucleosis infecciosa(181) con un tipo de reacción y evolución similares a la descrita con los exantemas por la ampicilina en dicha enfermedad, episodios de púrpura de Schönlein-Henoch por levofloxacino(182) y episodios calificados como enfermedad del suero, caracterizados por erupciones maculopapulosas, fiebre, artralgias y artritis, entre el segundo y el sexto días de tratamiento con ciprofloxacino(183-185), con rápida mejoría tras la suspensión del tratamiento. Este tipo de reacciones, que podrían desencadenarse por formación de inmunocomplejos, estarían a caballo entre la enfermedad del suero y las vasculitis leucocitoclásticas, si bien la denominación enfermedad mediada por inmunocomplejos podría ser más adecuada(184). Los episodios de vasculitis se han publicado de forma episódica. El primero de ellos fue recogido con el ciprofloxacino(186). Las reacciones descritas con el ciprofloxacino suelen aparecer entre los primeros días hasta 5 semanas de inicio de tratamiento(187). Su resolución suele ser rápida tras suspender el tratamiento. Habitualmente, el diagnóstico se basa en criterios clínicos como son una edad de presentación superior a los 16 años, la ingestión de medicación en relación con la aparición de síntomas, una púrpura palpable y una erupción maculopapular con predominio en tronco y extremidades(188-191), en algunos casos confirmado por prueba de exposición positiva(184), con buena resolución en 4 días sin precisar medicación para el control de los síntomas(192). Con el ofloxacino también se han descrito vasculitis desde 1989(193), en general con episodios más graves que con el ciprofloxacino(194,195), confirmándose el diagnóstico etiológico mediante una prueba de liberación de basófilos positivo(193,194), si bien, en general, los diagnósticos se basan en criterios clínicos con similares formas de presentación a las del ciprofloxacino(196). La necrólisis epidérmica tóxica y el síndrome de Stevens-Johnson se han recogido en diversas publicaciones. El

riesgo de presentación para las quinolonas parece ser más bajo que para otros fármacos, utilizados por cortos periodos, como las sulfamidas, cefalosporinas o aminopenicilinas(197). Se han recogido casos aislados con el levofloxacino(198) y trovafloxacino(199) y, más frecuentes con el ciprofloxacino(200-207). Salvo en los casos de rápida aparición de síntomas, en los que previamente se había presentado una sintomatología similar más atenuada(202,207), en la mayoría de los casos la reacción aparece entre la primera y tercera semanas tras la introducción del fármaco. El diagnóstico se ha establecido en todos los casos por criterios clínicos. Las pustulosis generalizadas se han descrito en raras ocasiones(208-210). Aparecen en la primera semana de inicio del tratamiento y se resuelven en dos semanas tras suspenderlo, sin dejar secuela. El mecanismo es todavía desconocido pero, en dos de las publicaciones(209,210), la implicación ha sido confirmada por la reexposición al fármaco. También se ha descrito un caso de erupción bullosa por acantólisis(211) por norfloxacino, con erupción persistente durante 2 meses tras suspender el tratamiento. Aparato respiratorio Se han documentado neumonitis por hipersensibilidad, diagnosticadas por presencia de eosinofilia en el lavado broncopulmonar(212) o por biopsia(213-215), con buena respuesta a la suspensión del tratamiento. Se han descrito episodios de angioedema laríngeo como presentación clínica predominante(216,217), con mejoría clínica a la suspensión del tratamiento y a la instauración de medidas de control habitual, episodios que podrían ser englobados en el contexto de reacciones anafilácticas, así como episodios exclusivos de broncoespasmo sin afectación cutánea(218). Aparato urinario La nefrotoxicidad por quinolonas se considera un fenómeno inhabitual(219) y, si bien en la experimentación animal se ha relacionado la posible afectación renal debida al desarrollo de cristaluria, no es habitual que se desarrolle en humanos. Se han descrito diversos casos de nefritis intersticiales(220-225), diagnosticados por la secuencia clínica de relación de toma del fármaco y la aparición de síntomas, habitualmente entre una a varias semanas, asociado con frecuencia a un exantema cutáneo y fiebre(226) y, en algunas ocasiones, con biopsia renal, que confirma los hallazgos de reacción de origen inmunológico, si bien dicha biopsia debiera realizarse precozmente(224). Afectaciones hepáticas Se han recogido comunicaciones de fallo hepático fulminante por tratamiento con ciprofloxacino(227) o por trovafloxacino(228), hepatitis colestáticas en tratamientos prolongados durante meses con ciprofloxacino(229) y disfunción hepática(230), sugestivas de mecanismo alérgico, habitualmente debido a la asociación de exantema cutáneo y/o a los hallazgos anatomopatológicos de necrosis hepática difusa, que sugieren un mecanismo de hipersensibilidad(227).

Reacciones alérgicas inducidas por fármacos

1427

Afectaciones articulares Se han descrito artralgias con el ácido nalidíxico(232) y con el ofloxacino(233), que pudieran encontrarse en relación con precipitación de sales.

Reacciones mortales Se han descrito reacciones mortales en la mayoría de los grandes síndromes cutáneos documentados(195,199-201,204,206,207), en las nefritis intersticiales(219,223), una anafilaxia con infarto inferior agudo pero con evolución favorable posterior(253) y una anafilaxia de desarrollo mortal(262). Asimismo, se han publicado casos de hepatitis fulminante(263-265) si bien, salvo en alguna publicación en la que existe sospecha cierta de mecanismo inmunológico(227,228), es probable que algunas de las reacciones correspondan a una hepatotoxicidad que ha llevado a suspender la utilización del temafloxacino(266) o el uso restringido del trovafloxacino(228).

Reacciones anafilácticas y anafilactoides Las reacciones de tipo inmediato constituyen el grupo de reacciones que se presenta con mayor frecuencia. Suponen también el tipo de notificación de causa inmunológica más común(147). Aun así, es probable que los datos estén infraestimados(234), pudiendo alcanzar el 5,7% de las reacciones comunicadas en relación a la utilización del ciprofloxacino(235). Se ha observado que el 3% de las reacciones alérgicas graves desencadenadas por fármacos son debidas a las quinolonas(236). En los estudios de grupos españoles, la frecuencia de diagnóstico de alergia a las quinolonas en relación con otros medicamentos varía del 1,9%(237) al 0,56%(238) de todos los diagnósticos de alergia a medicamentos realizados, no recogiéndose habitualmente datos de sensibilización a quinolonas en la población infantil(239-241), muy probablemente debido a que es un grupo de fármacos cuya utilización está contraindicada en pediatría, durante la etapa de crecimiento, ante la posibilidad de inducir daño en el cartílago(142), contraindicación que se hace extensiva al embarazo y lactancia(242). Los casos documentados como reacciones anafilactoides corresponden habitualmente a episodios de rápida aparición, dentro de la primera hora tras la ingestión del fármaco, caracterizándose por sintomatología cutánea en forma de prurito, habones y eritema generalizados, en ocasiones con angioedema, frecuentemente con disnea sibilante y, más raras veces, afectación cardiovascular asociada. En algunos de ellos se constata la ingestión del fármaco con buena tolerancia en una tanda previa de tratamiento y, en algunos pocos, se confirma la causalidad mediante una prueba de exposición positiva, que habitualmente responde bien a la medicación de rescate. La denominación anafilactoide corresponde, o bien a la ausencia de estudio alergológico(235,243-255), o bien se basa en la negatividad de las pruebas cutáneas realizadas con los fármacos sospechosos(256-260), en algunas de ellas confirmándose la causalidad mediante una prueba de exposición positiva con el fármaco(256,258,259). En alguna publicación, la denominación de anafilaxia queda recogida por la intensidad y la inmediatez de la presentación clínica, pero también sin estudio alergológico(234,261). Aunque no constituya un tipo de fármaco característico en la población infectada por el VIH, se han recogido con frecuencia casos de reacciones compatibles con reacciones anafilácticas en dicha población, en probable relación con una mayor utilización de antibioterapia(243-246,255).

Diagnóstico de las reacciones por hipersensibilidad El diagnóstico, en la mayoría de las ocasiones, se basa en los datos recogidos de la historia clínica, según los cuales, el proceso descrito mimetiza reacciones de tipo alérgico, tanto de tipo tardío como en reacciones de tipo inmediato. Entre las reacciones tardías, en algunas dermatitis sistémicas se han obtenido resultados positivos en las pruebas de parche(179). En las reacciones de fotosensibilidad, en las que resulta muy sugestiva la presencia de un mecanismo de hipersensibilidad del tipo tardío, la prueba del fotoparche suele ser negativa en la mayoría de las publicaciones(157-159). Dicho resultado negativo podría corresponder a falsos negativos debidos a la inadecuada concentración del fármaco utilizada, al tipo de vehículo o a una mala absorción cutánea. La introducción de variaciones técnicas, como la escarificación previa en la zona de fotoparche, podría aumentar el número de pruebas positivas(160); en las publicaciones con resultado positivo de las pruebas, se ha observado reactividad cruzada entre lomefloxacino, ciprofloxacino y fleroxacino(161). En otra entidad en la que podría estar implicado un mecanismo de reacción tardía, como es el caso del exantema fijo medicamentoso, el resultado de las pruebas epicutáneas en parche en la zona afectada es, habitualmente, negativo. Se han presentado casos aislados, de reacción con el ofloxacino, y pruebas de parche positivas para el ofloxacino y ciprofloxacino con concentraciones al 20% en vaselina(165) y otro con el ofloxacino al 20% en dimetilsulfóxido en piel sana(166). En los estudios españoles, utilizándose como vehículo el preparado dimetilsulfóxido, con los fármacos a una concentración del 10% se obtienen resultados negativos(170,174), siendo más habitual la utilización de vaselina(173,175), también al 10% del fármaco, con similar resultado negativo. En general, en este tipo de procesos, en los que la reexposición del paciente al agente causal no va a entrañar un reacción con riesgo vital, el diagnóstico de confirmación causal suele producirse con la reaparición de la clínica tras la prueba de exposición. Suele iniciarse con un cuarto de dosis terapéutica, con un periodo de latencia de aparición de las lesiones que puede variar entre 30 minutos y 5 horas(169,173). Aplicando este tipo de técnica, se ha descrito un amplio abanico de posibilidades de reactividad cruzada entre las quinolonas; hay casos referidos de reactividad cruzada del ciprofloxacino con el norfloxacino(170-172), y del ciprofloxacino con el ofloxacino(173), mientras en otros casos publicados de reacciones con el ciprofloxacino confirman buena tolerancia al norfloxacino(174) y en otro caso de reacción al nor-

Afectaciones oculares Se han descrito depósitos corneales relacionados con el tratamiento tópico con ofloxacino en una queratoconjuntivitis vernalis(231), posiblemente motivada por las características propias de los mediadores liberados en dicho tipo de conjuntivitis, que facilitarían la precipitación del fármaco.

1428

Alergia a otros antibióticos: aminoglucósidos, macrólidos y quinolonas

floxacino buena tolerancia al ciprofloxacino(175), así como reactividad del ciprofloxacino con el norfloxacino y pefoxacino con buena tolerancia para el ofloxacino y el enoxacino(172). La presencia de reactividad cruzada entre las quinolonas sigue siendo un tema controvertido, abierto a la búsqueda de la porción molecular sensibilizante. En el resto de procesos cutáneos referentes a vasculitis, púrpuras, eritema exudativo o necrólisis, las posibilidades diagnósticas de las pruebas in vivo quedan muy limitadas ante el riesgo de reproducir un cuadro clínico de riesgo vital para el paciente ante cualquier nuevo contacto con el fármaco sospechosamente implicado en la reacción. Las pruebas diagnósticas in vitro todavía precisan de desarrollo y se encuentran a nivel de investigación, con interesantes resultados para otros grupos de fármacos hasta la actualidad. En cuanto se refiere a las reacciones de tipo inmediato, sugestivas de un mecanismo mediado por IgE, desde las primeras publicaciones se sientan las bases de la controvertida validez de las pruebas cutáneas(267,268), así como la existencia de reactividad cruzada entre fármacos del mismo grupo(269). Dependiendo de los equipos de estudio, los resultados de las pruebas se valoran como inespecíficos(269,270), o en otros como diagnóstico de confirmación(271-276), siendo la prueba de exposición la forma diagnóstica exclusiva(277,278). Una reciente publicación(279) sugiere que la presencia de alguna prueba cutánea positiva a alguno de los componentes del grupo indicaría sensibilización al grupo, confirmada por pruebas de exposición oral. Considerando la prueba de exposición oral como el patrón áureo diagnóstico, la sensibilidad de las pruebas cutáneas para quinolonas sería del 71%, con una especificad del 86% (valor predictivo positivo, 50% y valor predictivo negativo, 94%)(280). Los estudios de reactividad cruzada entre las diversas quinolonas dan también resultados contradictorios, sin que hasta la fecha se haya podido definir una claro patrón(268,281). Hay una alta reactividad del moxifloxacino con el ciprofloxacino y el ofloxacino(275,276,279,282), del ciprofloxacino y el norfloxacino(259) si bien, en un estudio con 12 casos, se objetiva la ausencia de reactividad entre el ciprofloxacino y el levofloxacino(283) y, en otro estudio, sólo aparece en 1 de 4 casos(284). Entre las posibles técnicas in vitro para diagnóstico(285), la determinación de IgE específica en suero ha sido de poco valor(267,275,281,282). Realizando conjugados preparados uniendo la cadena lateral de piperazina a la fase sólida, siguiendo criterios previamente indicados(286), en los que se considera que los lugares reactivos para IgE serían las porciones 3-carboxi-4-quinolona del anillo, en un reciente estudio(287), el 54,5% de los pacientes con reacciones por quinolonas presentaban un resultado positivo en la determinación, con una alta reactividad de grupo. El hecho de que el resultado positivo fuese notablemente más alto que en otros estudios clínicos en que puede alcanzar el 27% de los pacientes estudiados(288), que en el mismo estudio no se haya confirmado el resultado ni con pruebas cutáneas ni de exposición controlada, añadido a que el sistema entraña notable dificultades técnicas, que precisan ser revisadas en el futuro, justificaría la necesidad de nuevos avances en este campo.

Desensibilización a las quinolonas Como en otros grupos de medicamentos, de acuerdo a las características clínicas de los pacientes diagnosticados de alergia a las quinolonas, se puede plantear la conveniencia de realizar una desensibilización. Aunque no es un grupo de fármacos en el que se indique habitualmente esta pauta(289), hay publicaciones que centran su indicación en casos de bioterrorismo por ántrax con historia previa de reacción con el fármaco(290), aunque pudiera corresponder a un mecanismo inespecífico, pero donde se han encontrado más publicaciones es en el caso de pacientes inmunodeprimidos en los que es aconsejable mantener antibióticos con amplio espectro y actividad intracelular. Existen tres publicaciones con el ciprofloxacino(291-293), en las que se hace la indicación para reacciones de tipo inmediato, en una con reexposición positiva(291) y en otra con pruebas cutáneas positivas(293). En todas ellas la desensibilización se realiza con éxito, sin reaparición de síntomas, partiendo de diluciones 1/1.000, utilizándose 3 ó 4 concentraciones distintas, habitualmente duplicándose la dosis en periodos de quince minutos, hasta alcanzar la dosis de mantenimiento en un periodo de 4 a 6 horas, tanto por vía oral(291,292) como por vía parenteral(293). Puede plantearse la conveniencia de asociar premedicación con hidroxicina e hidrocortisona, previamente a la desensibilización(294). En otra publicación(295), se presentan dos casos por ciprofloxacino, con erupciones maculares de presentación tardía. En ambos casos, la reexposición al fármaco reprodujo la sintomatología, instaurándose una pauta de desensibilización más lenta y larga que en las otras reacciones descritas, utilizándose 5 concentraciones distintas del fármaco, con dosis repetidas cada 3 horas, en un periodo de 6 días hasta alcanzar la dosis de mantenimiento. En ambos casos, la desensibilización se llevó con éxito, sin reaparición de los síntomas, y en uno de ellos se realizó, más adelante, una nueva desensibilización, también con éxito. Parece evidente que, en caso de que no existan alternativas terapéuticas válidas, la desensibilización es una posibilidad importante que hay que tener en cuenta para el manejo de este tipo de pacientes sensibilizados, habida cuenta de la buena tolerancia descrita en todos los casos presentados.

BIBLIOGRAFÍA Aminoglucósicos 1.

Begg EJ, Barclay ML. Aminoglycosides-50 years on. Br J Clin Pharmacol 1995; 39: 597-603.

2.

Gilbert DN. Aminoglycosides. En: Mandell GL, Bennet JE, Dollin R, eds. Principles and practice of infectious disease. 4ª ed. Nueva York: Churchill Livingstone; 1995. p. 279-306.

3.

Arndt KA, Jick H. Rates of cutaneous reaction to drugs. JAMA 1976; 235: 918-23.

4.

Wenzel FJ, Epstein S. Cross-sensitivity between streptomycin and dihydrostreptomycin. J Invest Dermatol 1964; 43: 99-101.

5.

Pirila V, Pirila L. Sensitization to the neomycin group of antibiotics: patterns of cross-sensitivity as a function of polyvalent sensitization to dif-

Reacciones alérgicas inducidas por fármacos

1429

ferent portions of the neomycin molecule. Acta Derm Venereol (Stockh) 1966; 46: 489-96.

29. Bork K. Cutaneous side effects of drugs, Philadelphia: WB Saunders; 1988.

6.

Braun W, Shutz R. Beitrag zur Gentamycin-Allergie. Hautarzt 1969; 20: 108-12.

30. Holdiness MR. Contact dermatitis to antituberculosis drugs. Contact Dermatitis 1986; 15: 282-8.

7.

Schorr WF, Ridgway HB. Tobramycin-neomycin cross-sensitivity. Contact Dermatitis 1977; 3: 133-7.

8.

Kraft D. Other antibiotics. En: de Weck, AL, Bundgaard H, eds. Allergic reactions to drugs. 3ª ed. Berlin Heidelberg: Springer-Verlag; 1983. p. 483-520.

31. Rietschel RL, Fowler JF. Reactions to topical antibiotics. Fisher’s Contact Dermatitis. 4ª ed. Baltimore: Williams and Wilkins; 1995. p. 20525.

9.

Rankin EM, Jones DM, Lawston FG, Kane RJ, Scarffe JH. Observations on the combination of gentamicin and mezlocilin in the treatment of patients with acute leukemia. J Antimicrob Chemother 1984; 14: 411-21.

32. Wetter DA, Davis MD, Yiannias JA, Cheng JF et al. Patch test results from the Mayo Clinic Contact Dermatitis Group, 1998-2000. J Am Acad Dermatol 2005; 53: 416-21. 33. Pratt MD, Belsito DV, Deleo VA, Fowler JF Jr et al. North American Contact Dermatitis Group Patch Test Results, 2001-2002 study period. Dermatitis 2004; 15: 176-83.

10. Delbaldo C, Chen M, Friedly A, Prins C, Desmeules J, Saurat JH, Woodley DT, Borradori L. Drug-induced epydermolisis bullosa acquisita with antibodies to type VII collagen. J Am Acad Dermatol 2002; 46: 161-4.

34. Fisher A. Prevention of contact dermatitis. NY State J Med 1978; 78: 1739-41.

11. Bonnetblanc JM, Gilbert B, Michel JP. Cutaneous vasculitis induced by gentamicin. Ann Dermatol Venereol 1980; 107: 1089.

36. Patrick J, Panzer JD, Derbes VJ. Neomycin sensitivity in the normal (nonatopic) individual. Arch Dermatol 1970; 102: 532-5.

12. Robinson PM. Contact sensitivity to gentamicin-hydrocortisone eardrops. J Laryngol Otol 1988; 102: 577-8.

37. Menéndez-Ramos F, Llamas-Martín R, Zarco-Olivo C et al. Allergic contact dermatitis from tobramycin. Contact Dermatitis 1990; 22: 305-6.

13. Paniagua MJ, García-Ortega P, Tella R et al. Systemic contact dermatitis to gentamicin. Allergy 2002; 57: 1086-7.

38. Fernández de Corres L. Las pruebas cutáneas en el diagnóstico de la Alergia a Medicamentos. III Simposium de Alergia a Medicamentos. Palma de Mallorca, 1983; 67-74.

14. Romaguera C, Grimalt F, Villaplana J, Mascaró JM. Dermatitis de contacto por Septopal. Med Cutan Iber Lat Am 1986; 14: 43-7. 15. Flax SH, Uhle P. Photo recall-like phenomenon following the use of cefazolin and gentamicin sulfate. Cutis 1990; 46: 59-61. 16. Hall FJ. Anaphylaxis after gentamicin. Lancet 1977; 2: 455. 17. Pirila V, Hirvonen ML, Rouhunkoski S. The pattern of cross-sensitivity to neomycin. Secondary sensitization to gentamicin. Dermatologica 1968; 136: 321-4. 18. Guin JD, Phillips D. Erythroderma from systemic contact dermatitis: a complication of systemic gentamicin in a patient with contact allergy to neomycin. Cutis 1989; 43: 564-7. 18. Spigarelli MG, Hurwitz ME, Nasr SZ. Hypersensitivity to inhaled TOBI following reaction to gentamicin. Pediatr Pulmonol 2002; 33: 311-4. 20. Hysell JH, Gray JM, Hysell JW, Beck ML. An antineomycin antibody interfering with ABO grouping and antibody screening. Transfusion 1975; 15: 16-22. 21. Litt JZ. Drug eruption reference manual 2000. Millennium edition. New York: He Pathernon Publishing Group; 2000. 22. Karp S, Bakris G, CooneyA, Rubenstein D, Hou SH. Exfoliative dermatitis secondary to tobramycin sulfate. Cutis 1991; 47: 331-2. 23. Muñoz D, Del Pozo MD, Audicana M, Fernández E, Fernández De Corres LF. Erythema-multiforme like eruption from antibiotics of 3 different groups. Contact Dermatitis 1996; 34: 227-8. 24. Earl HS, Sullivan TJ. Acute desensitization of a patient with cystic fibrosis allergic to both beta-lactam and aminoglycoside antibiotics. J Allergy Clin Immunol 1987; 79: 477-83.

35. Wereide K. Neomycin sensitivity in atopic dermatitis and other eczematous conditions. Acta Derm Venereol 1970: 50: 114-6.

39. Fernández E, Bernaola G, Leanizbarrutia I, Muñoz D, Fernández de Corres L. Tolerance to other aminoglycoside antibiotics in Streptomycin allergic patients. Rev Esp Alergol Inmunol Clin 1987; 2: 329. 40. Girard JP, Schwartz H. Serum hemagglutinating antibodies in streptomycin allergy. Med Pharmacol Exp 1967; 17: 466-74. Antibióticos glucopeptídicos 41. Wilhelm MP. Vancomycin. Mayo Clin Proc 1991; 66: 1165-70. 42. Williams AH, Gruneberg RN. Teicoplanin revisited. J Antimicrol Chemother 1988; 22: 397-401. 43. Pryka RD, Rodvold KA, Rotschafer JC. Teicoplanin: an investigational glycopeptide antibiotic. Clin Pharm 1988; 7: 647-58. 44. Garrelts JC, Peterie JD. Vancomycin and the “red man’s syndrome”. N Engl J Med 1985; 312: 245. 45. Southorn PA, Plevak DJ, Wright AJ et al. Adverse effects of Vancomycin administered in the perioperative period. Mayo Clin Proc 1986; 61: 721-4. 46. Davis RL, Smith AL, Koup JR. The “Red Man’s syndrome” and slow infusion of vancomycin. Ann Inter Med 1986; 104: 285-6. 47. Polk RE, Healy DP, Schwartz LB, Rock DT. Vancomycin and the red man syndrome: pharmacodynamics of histamine release. J Infect Dis 1988; 157: 502-7. 48. Wallace MR, Mascola JR, Oldfield EC. The red man syndrome: incidence, aetiology and prophylaxis. J Infect Dis 1991; 164: 1180-5.

25. Muñoz Lejarazu D, Fernández de Corres L, Corrales JL. Casuística y métodos diagnósticos en una revisión de alergia a medicamentos. Allergol et Immunolpathol 1983; 11: 169-74.

49. O’Sullivan TL, Ruffing MJ, Lamp KC, Ryback MJ. Prospective evaluation of red man syndrome in patients receiving vancomycin. J Infect Dis 1993; 168: 773-6.

26. Pérez R, Garcés M, Marcos M et al. Anaphylaxis induced by streptomycin in cell media. Allergy 1996; 51: 135-6.

50. Healy DP, Sahai JV, Fuller SH, Polk RE. Vancomycin induced histamine release and red man syndrome; comparison of 1- and 2-hour infusions. Antimicrob Agents Chemother 1990; 34: 550-4.

27. Abeck D, Kuvert C, Segnini-Torres M, Przybilla B, Ring J. Streptomycin-induced anaphylaxis reaction during in vitro fertilization (IVF). Allergy 1994; 49: 388-9. 28. Romano A, Viola M, Di Fonso M, Perrone MR et al. Anaphylaxis to streptomycin. Allergy 2002; 57: 1087-8.

51. Geraci JE, Hermans PE. Vancomycin. Mayo Clin Proc 1983; 58: 88-91. 52. Farber BF, Moellering RC. Retrospective study of the toxicity of preparations of vancomycin from 1974 to 1981. Antimicrobial Agents and Chemotherapy 1983; 23: 138-41.

1430

Alergia a otros antibióticos: aminoglucósidos, macrólidos y quinolonas

53. Sorrell TC, Collignon PJ. A prospective study of adverse reactions associated with vancomycin therapy. J Antimicrol Chemother 1985; 16: 235-41. 54. Marshall C, Street A, Galbraith K. Glycopeptide-induced vasculitis cross-reactivity between vancomycin and teicoplanin. J Infect 1998; 37: 82-3. 55. Rawlinson WD, George CRP. Vancomycin-induced vasculitis. Med J Australia 1987; 147: 470. 56. Markman M, Lim HW, Bluestein HG. Vancomycin-induced vasculitis. South Med J 1986; 79: 282-3. 57. Neal D, Morton R. Exfoliative reaction to Vancomycin. Br Med J 1988; 296: 137. 58. Forrence EA, Goldman MP. Vancomycin-associated exfoliative dermatitis. Ann Pharmacother 1990; 24: 369-71.

77. Schlemmer B, Falkman H et al. Teicoplanin for patients allergic to vancomycin. N Engl J Med 1988; 318: 1127-8. Macrólidos 78. Mediavilla A. Antibióticos macrólidos. En: Flores J. Farmacología humana. 3ª ed. Editorial Masson; 1998. p. 1123-35. 79. Dámaso D. Macrólidos. En: Dámaso D. Antibacterianos. 1990. p. 375410. ISBN: 84-404-8351-1. 80. Balfour JA, Figgitt DP. Telithromycin. Drugs 2001; 61: 815-29; 830-1. 81. File TM. Telithromycin new product overview. J Allergy Clin Immunol 2005; 115: S1-13.

59. Padial MA, Barranco P, López Serrano C. Erythema multiforme to vancomycin. Allergy 2000; 55: 1201.

82. Kapusnik JE, Sande MA, Chamber HF. Antimicrobial agents: eritromicyn and miscellaneous antibacterial agents. En: Goodman & Gilman’s. The pharmacological basis of therapeutics. Ninth edition. McGraw-Hill; 1996. p. 1123-54.

60. Laurencin CT, Horan RF, Senatus PB, Wheeler CB, Lipson SJ. StevensJohnson-type reaction with vancomycin treatment. Ann Pharmacother 1192; 26: 1520-1.

83. Fleischer AB Jr. Treatment of atopic dermatitis: role of tacrolimus ointment as a topical noncorticosteroidal therapy. J Allergy Clin Immunol 1999; 104 (3 Pt 2): S126-30.

61. Alexander II, Greenberger PA. Vancomycin-induced Stevens-Johnson syndrome. Allergy Asthma Proc 1996; 17: 75-8.

84. Kapp A, Allen BR, Reitamo S. Atopic dermatitis management with tacrolimus ointment (Protopic). J Dermatolog Treat 2003; 14 (Suppl 1): 5-16.

62. Hannah BA, Kimmel PL, Dosa S, Turner ML. Vancomycin-induced toxic epidermal necrolisis. South Med J 1990; 83: 720-2. 63. Vidal C, Quintela AG, Fuente R. Toxic epidermal necrolisis due to Vancomycin. Ann Allergy 1992; 68: 345-7. 64. Korman PM, Turnidge JD, Grayson ML. Risk factors for adverse cutaneos reactions associated with intravenous vancomycin. J Antimicrob Chemother 1997; 39: 371-81. 65. Neughebauer BI, Negron G, Pelton S et al. Bullous skin disease: an unusual allergic reaction to vancomycin. Am J Med Sci 2002; 323: 273-8. 66. Whitworth JM, Thomas I, Peltz SA et al. Vancomycin-induced lineal IgA bullous dermatosis ( LABD). J Am Acad Dermatol 1996; 34: 890-1. 67. Waldman MA, Black DR, Callen JP. Vancomycin-induced lineal IgA bullous disease presenting as toxic epidermal necrolysis. Clin Exp Dermatol 2004; 29: 633-6. 68. Armstrong AW, Fazeli A, Yeh SW, Mackool BT, Liu V. Vancomycin-induced lineal IgA disease manifesting as bullous erythema multiforme. J Cutan Pathol 2004; 31: 393-7.

85. Stuetz A, Grassberger M, Meingassner JG. Pimecrolimus (Elidel, SDZ ASM 981) preclinical pharmacologic profile and skin selectivity. Semin Cutan Med Surg 2001; 20: 233-41. 86. Slater JE. Hypersensitivity to macrolide antibiotics. Ann Allergy 1991; 66: 193-5. 87. Telithromycin: new preparation. A needless addition to the other macrolides. Prescrire Int 2003; 12: 8-11. 88. Quiñones D, Sánches I, López R, Rodríguez F, Martín Gil D, Jerez J. Pustulosis by erythromycin. Allergy 1998 (Suppl): 104. 89. Abramov LA, Yust IC, Fierstater EM, Vardinon NE. Acute respiratory distress caused by eritromycin hypersensitivity. Arch Intern Med 1978; 138: 1156-8. 90. Cosano L. Huertas AJ. Olalde S. Anaut A, Pelta R, Barrio M, Tornero P, Rubio M. Reacciones adversas por macrólidos. Rev Esp Allergol Immunol Clin 1993; 8: 219-22. 91. Igea JM, Quirce S, De la Hoz B, Fraj J, Pola J. Díez Gómez ML. Adverse cutaneous reaction due macrolides. Ann Allergy 1991; 66: 216-8.

69. Anne S, Middleton E, Reisman RE. Vancomycin anaphylaxis and successful desensitization. Ann Allergy 1994; 73: 402-4.

92. Florido López JF, Lópes Serrano MC, Belchi Hernández J. Fixed eruption due to erythromycin. Allergy 1991; 46: 77-8.

70. Sorensen SJ, Wise SL et al. Successful vancomycin desensitization in a patient with end-stage renal disease and anaphylactic shock to vancomycin. Ann Pharmacother 1998; 32: 1020-3.

93. Acero S, Tabar AI, Echechipia S, Álvarez MJ, García BE. Occupational allergic contact dermatitis due to airborne spiramycin. J Investig Allergol Clin Immunol 1998; 8: 184-5.

71. Chopra N, Oppenheimer J, Derimanov GS. Vancomycin anaphylaxis and successful desensitization in a patient with end stage renal disease on hemodialysis by maintaining steady antibiotic levels. Ann Allergy Asthma Immunol 2000; 84: 633-5.

94. Jorro G, Morales C, Brasso JV, Peláez A. Anaphylaxis to erythromycin. Ann Allergy Asthma Immunol 1996; 77: 456-8.

72. Polk RE. Anaphylactoid reactions to glycopeptide antibiotics. J Antimicrob Chemother 1991; 27: 17-29.

95. Williams DA. Stevens-Johnson syndrome after erythromycin therapy while deployed at sea. Mil Med 2000; 165: 636-7.

73. McElrath MJ, Goldberg D, Neu HC. Allergic cross-reactivity of teicoplanin and vancomycin. Lancet 1986; 1: 47.

96. Baz K, Ikizoglu G, Yazici AC, Kokturk A, Tiftik N, Apa DD, Demirseren D. Fatal aplastic anaemia in a patient with clarithromycin-induced toxic epidermal necrolysis. Eur Acad Dermatol Venereol 2004; 18: 104-5.

74. Davenport A. Allergic cross-reactivity to teicoplanin and vancomycin. Nephron 1993; 63: 482.

97. Amichai B, Grunwald MH. Baboon syndrome following oral roxithromycin. Clin Exp Dermatol 2002; 27523.

75. Chu CY, Wu J, Jean SS, Sun CC. Acute generalized exanthematous pustulosis due to teicoplanin. Dermatology 2001; 202: 141-2.

98. Cascaval RI, Lancaster DJ. Hypersensitivity syndrome associated with azithromycin. Am J Med 2001; 110: 330-1.

76. Knudsen JD, Pedersen M. IgE-mediated reaction to vancomycin and teicoplanin after treatment with vancomycin. Scand J Infect Dis 1992; 24: 395-6.

99. Chivato T, Mateos JM, Santos I, Laguna R. Asma y urticaria de contacto ocupacional por espiramicina. Rev Esp Alergol Inmmunol Clín 1997; 12 (Suppl 2): 66.

Reacciones alérgicas inducidas por fármacos

100. Malet A, Amat P, Valero A, Bescos M, Merola E, Lluch M. Hipersensibilidad ocupacional a espiramicina. A propósito de un caso. Allergol Immunopathol 1992; 20: 127-30. 101. Viluksela M, Vainio PJ, Tuominen RK. Cytotoxicity of macrolide antibiotics in a cultured human liver cell line. J Antimicrob Chemother 1996; 38: 465-73. 102. Horn S, Aglas F, Horina JH. Cholestasis and liver cell damage due to hypersensitivity to erythromycin stearata-recurrence following therapy with erythromycin succinate. Wien Klin Wochenschr 1999; 111: 76-7. 103. Puyana J, Vergara C, Fernández Rivas M, Quirce S, Fraj J, Davial I, Losada E. Hepatitis repetida tras eritromicina. Rev Esp Alergol Inmunol Clín 1989; 4 (Supl 2): 31. 104. Shaw DW, Eichenfield LF, Shainhouse T, Maibach HI. Allergic contact dermatitis from tacrolimus. J Am Acad Dermatol 2004; 50: 962-5. 105. Neff GW, Ruiz P, Madariaga JR, Nishida S, Montalbano M, Meyer D, Levi DM, Tzakis AG, O’Brien CB. Sirolimus-associated hepatotoxicity in liver transplantation. Ann Pharmacother 2004; 38: 1593-6. Epub 2004 Aug 24. 106. Nagarajan S, Friedrich T, García M, Kambham N, Sarwal MM. Gastrointestinal leukocytoclastic vasculitis: an adverse effect of sirolimus. Pediatr Transplant 2005; 9: 97-100. 107. Hardinger KL, Cornelius LA, Trulock EP 3rd, Brennan DC. Sirolimusinduced leukocytoclastic vasculitis. Transplantation 2002; 74: 739-43. 108. Fuchs U, Zittermann A, Berthold HK, Tenderich G, Deyerling KW, Minami K, Koerfer R. Immunosuppressive therapy with everolimus can be associated with potentially life-threatening lingual angioedema. Transplantation 2005; 79: 981-3.

1431

121. Park BK, Naisbitt DJ, Gordon SF, Kitteringham NR, Pirmohamed M. Metabolic activation in drug allergies. Toxicology 2001; 158: 11-23. 122. Castell JV. Allergic hepatitis: a drug-mediated organ immune reaction. Clin Exp Allergy 1998; 28 (Suppl 4): 13-9. 123. Gómez-Lechón MJ, Carrasquer J, Berenguer J, Castell JV. Evidence of antibodies to erythromycin in serum of patient following an episode of acute drug-induced hepatitis. Clin Exp Allergy 1996; 26: 590-6. 124. Hernández G, de las Heras M, Cuesta J, Quijado D, Novalbos A, Lahoz C, Sastre J. Rev Esp Alergol Inmunol Clin 1994; 9 (Supl 1): 42. 125. Álvarez Fernández JA, Álvarez Cuesta E, Gala Ortiz G, Lizarza Medizábal S, Aragoneses Gilsanz, Cuevas Agustín M. Eritromicina: hipersensibilidad tipo I. Rev Esp Alergol Inmmunol Clín 1997; 12 (Suppl 2): 42. 126. Camarazón B, Canto G, Vives R, Royo J, Rosado A, Fernández M. Rev Esp Alergol Inmmunol Clín 1998; 13 (Suppl 2): 192. 127. Sanchís ME, Fuente R, Stolle R, Sánchez P, Vega JM, Martínez C, Callejo A, Armentia A, Fernández A. Dermatitis medicamentosa tras administración de macrólidos. Rev Esp Alergol e Inmunol Clín 1997; 12 (Suppl 2): 64. 128. Rodríguez Jiménez B, Vázquez Cortés S, García Rubio I, Martínez Cocera C, Agustín Ubide P, Robledo Echaren T. Rev Esp Alergol Inmunol Clín 2004; 19 (Suppl 2): 358-9. 129. Demoly P, Benahmed S, Sahla H, Messaad D, Valembois M, Godard P, Michel FB, Bousquet J. Allergy to macrolides. 21 cases. Presse Med 2000; 29: 294-8.

109. Lacaille F, Laurent J, Bousquet J. Life-threatening food allergy in a child treated with FK506. J Pediatr Gastroenterol Nutr 1997; 25: 228-9.

130. Cueto Fernández R, Caloto Goyanes M, Alcázar Martínez M, Tornero Molina P, Pascual Navarro M, Barrio M, Díez Jora M, Herrero López. Reacciones adversas a macrólidos. Reactividad cruzada. Rev Esp Alergol Inmunol Clín 1996; 11 (Supl 2): 221-2.

110. Boyle RJ, Hardikar W, Tang ML. The development of food allergy after liver transplantation. Liver Transpl 2005; 11: 326-30.

131. Álvarez Fernández JA. Reacciones adversas a macrólidos: Reactividad Cruzada. Rev Esp Alergol Inmunol Clín 2004; 19 (Supl 2): 254-5.

111. Kruppa A, Scharffetter-Kochanek K, Krieg T, Hunzelmann N. Immediate reaction to roxithromycin and prick test cross sensitization to erythromycin and clarithromycin. Dermatology 1998; 196: 135-6.

132. Riley L, Mudd L, Baize T, Herzig R. Cross-sensitivity reaction between tacrolimus and macrolide antibiotics. Bone Marrow Transplant 2000; 25: 907-8.

112. Benahmed S, Scaramuzza C, Messaad D, Sahla H, Demoly P. The accuracy of the diagnosis of suspected macrolide antibiotic hypersensitivity: results of a single-blinded trial. Allergy 2004; 59: 1130-3.

133. Wadei H, Gruber SA, El-Amm JM, Garnick J, West MS, Granger DK, Sillix DH, Migdal SD, Haririan A. Sirolimus-induced angioedema. Am J Transplant 2004; 4: 1002-5.

113. Mimesh S, Pratt M. Occupational airborne allergic contact dermatitis from azithromycin. Contact Dermatitis 2004; 51: 151.

134. Barbarroja J, Canto G, Vives R, Carmazón B, Cueva B, González B, Martín A. Adverse reaction caused by macrolides; a study of 13 cases. Allergy 1999; (Suppl): 196.

114. Rosina P, Chieregato C, Schena D. Fixed drug eruption from clarithromycin. Contact Dermatitis 1998; 38: 105. 115. Martins C, Freitas JD, Gonçalo M, Gonçalo S. Allergic contact dermatitis from erythromycin. Contact Dermatitis 1995; 33: 360. 116. Pascual C, Crespo J, Quiralte J, López C, Wheeler G, Martín-Esteban M. In vitro detection of specific IgE antibodies to erythromycin. J Allergy Clin Immunol 1995; 95: 668-71. 117. Pena R. Torres MJ, Antúnez C, Fernández TD, Conejo-García JA, Mayorga C, Robles S, Juárez C, López S, Blanca M. Allergic reactions to macrolides: diagnostic role of the lymphocyte transformation test. Allergy Clin Immunol Int 2005; (Suppl 1): 147. 118. Palomenque Rodríguez MT, Fuente Madero JL, Muñoz Román C, Torrecillas Toro M, Palies Espinosa R, Ámela Godoy A, Miranda Pérez A, Blanca Gómez M. Rev Esp Alergol Inmmunol Clín 1997; 12 (Suppl 2): 42.

Quinolonas 135. Andriole VT. The Future of the Quinolones. Drugs 1999; 58 (Supl 2): 1-6. 136. Rodríguez de Castro F, Solé Violán J. Nuevas quinolonas en infecciones respiratorias. Otoneumología Práctica 2003; 12: 8-12. 137. Davis AJ, Kolios G, Alveyn CG, Robertson DA. Antibiotic prophylaxis for ERCP: a comparison of oral ciprofloxacin with intravenous ceephazolin in the prophylaxis of high-risk patients. Aliment Pharmacol Ther 1998; 12: 207-11. 138. Corcoy M, Dursteler C, Arbones E, Comps O, Escolano F. Intraoperative anaphylactic reaction after ciprofloxacin administration. Rev Esp Anestesiol Reanim 1999; 46: 419-20.

119. Demoly P, Benahmed S, Valembois M, Sahla H, Messaad D, Godard P, Michel FB, Bousquet J. Allergy to macrolide antibiotics. Review of the literature Press Med 2000; 29: 321-6.

139. Solensky R, Earl HS, Gruchalla RS. Clinical approach to penicillinallergic patients: a survey. Ann Allergy Asthma Immunol 2000; 84: 329-33.

120. Liu ZX, Kaplowitz N. Immune-mediated drug-induced liver disease. Clin Liver Dis 2002; 6: 467-86.

140. Campi P, Pichler WJ. Quinolones hypersensitivity. Curr Opin Allergy Clin Immunol 2003; 3: 275-81.

1432

Alergia a otros antibióticos: aminoglucósidos, macrólidos y quinolonas

141. Tagaki K, Yamaki K, Nadai M, Kuzuya T, Takaaki H. Effect of a New Quinolone, Sparfoxacin, on the Pharmacology of Theophylline in Asthmatic Patients. Antimicrob Agents Chemother 1991; 35: 1137-41.

164. Maquirriain Gorriz MT, Merino Muñoz F, Tres Belzunegui JC, Sangros González FJ. Fixed drug eruption induced by ciprofloxacin. Aten Primaria 1998; 21: 585-6.

142. Stahlmann R, Lode H. Toxicity of Quinolones. Drugs 1999; 58 (Suppl 2): 37-42.

165. Kawada A, Hiruma M, Noguchi H, Banba K, Ishibashi A, Banba H, Marshall J. Fixed drug eruption induced by ofloxacin. Contact Dermatitis 1996; 34: 427.

143. Stahlmann R, Lode H. Fluoroquinolones in the elderly: safety consideration. Drugs Aging 2003; 20: 289-302. 144. Sprandel KA, Rodvold KA. Safety and tolerability of fluorquinolones. Clin Cornerstone 2003; Suppl 3: S29-36.

166. Chivato T, Mateos JM, Santos I, Laguna R. Exantema fijo medicamentoso por ciprofloxacino. Rev Esp Alergol Inmunol Clín 1997; 12 (Extr. 2): 112.

145. Matsuno K, Kunihiro E, Yamatoya O, Miyata K, Hasegawa H, Fujita H, Yamauchi K, Hirakawa Y. Surveillance of adverse reactions due to ciprofloxacin in Japan. Drugs 1995; 49 (Suppl 2): 495-6.

167. Chivato T, Mateos JM, Santos I, Laguna R. Exantema fijo medicamentoso por ciprofloxacino. Rev Esp Alergol Inmunol Clín 1997; 12 (Extr. 2): 112.

146. Demoly P, Bousquet J, Godard P, Michel FB. Update on drug allergies induced by antibiotics and anti-retroviral agents. Bull Acad Natl Med 2000; 184: 761-74.

168. Sastre A, García Verdegay FJ, Ferrer M, Burches E, Bertó JM, Peláez A. Exantema fijo medicamentoso por ciprofloxacino y cotrimoxazol. Rev Esp Alergol Inmunol Clín 1997; 12 (Extr. 2): 90-1.

147. Scheen AJ. Secondary effects of fluoroquinolones: experience on French drug monitoring. Rev Med Liege 1995; 50: 492-3.

169. Dhar S, Sharma VK. Fixed drug eruption due to ciprofloxacin. Br J Dermatol 1996; 134: 156-8.

148. Tokura Y. Quinolone photoallergy: Photosensitivity dermatitis induced by systemic administration of photohaptenic drugs. J Derm Sc 1998; 18: 1-10.

170. Alonso MD, Martín JA, Quirce S, Dávila I, Lezaun A, Sánchez Cano M. Fixed eruption caused by ciprofloxacin with cross-sensitivity to norfloxacin. Allergy 1993; 48: 296-7.

149. Wainwright NJ, Collins P, Ferguson J. Photosensitivity Associated with Antibacterial Agents. Drug Saf 1993; 9: 437-40.

171. Rodríguez Morales A, Alonso Llamazares A, Palacios Benito R, Robledo Echaren C, Martínez-Cócera C. Exantema fijo por quinolonas. Rev Esp Alergol Inmunol Clín 2000; 15 (Extr. 3): 75.

150. Jaffe A, Bush A. If you can’t stand the rash, get out of the kitchen: an unusual adverse reaction to ciprofloxacin. Pediatr Pulmonol 1999; 28: 449-50. 151. Vassileva SG, Mateev G, Parish LC. Antimicrobial photosensitive reactions. Arch Intern Med 1998; 158: 1993-2000. 152 Allen JE. Drug-induced photosensitivity. Clin Pharm 1993; 12: 580-7. 153. Correia O, Delgado L, Barros MA. Bullous photodermatosis alter lomefloxacin. Arch Dermatol 1994; 130: 808-9. 154. Tokura Y, Seo N, Ohshima A, Yagi H, Furukawa F, Takigawa M. Limphocyte stimulation test with drug-photomodified cells in patients with quinolone photosensitivity. J Dermatol Sci 1999; 21: 34-41. 155. Oshima A, Seo N, Takigawa M, Tokura Y. Formation of antigenic quinolone photoadducts on Langerhans cells initiates protoallergy to systemically administered quinolones in mice. J Invest Dermatol 2000; 114: 569-75. 156. Tokura Y, Seo N, Fujie M, Takigawa M. Quinolones-photoconjugated mayor histocompatibility complex class II – binding peptides with lisien are antigenic for T cells mediating murine quinolone photoallergy. J Invest Dermatol 2001; 117: 1206-11. 157. Izu R, Gardeazabal J, González M, Landa N, Ratón JA, Díaz-Pérez JL. Enoxacin-induced phtotosensitivity: study of two cases. Photodermatol Photoimmunol Photomed 1992; 9: 86-8. 158. Kang JS, Kim TH, Park KB, Chung BH, Youn JI. Enoxacin photosensitivity. Photodermatol Photoimmunol Photomed 1993; 9: 159-61. 159. Oliveira HS, Gonçalo M, Figuereido AC. Photosensibility to lomefloxacin. A clinical and photobiological study. Photodermatol Photoimmunol Photomed 2000; 16: 116-20. 160. Kurumaji Y, Shono M. Sacarified photopatch testing in lomefloxacin photosensitivity. Contact Dermatitis 1992; 26: 5-10. 161. Kimura M, Kawada A. Photosensitivity induced by lomefloxacin with cross photosensitivity to ciprofloxacin and fleroxacin. Contact Dermatitis 1998; 38: 180. 162. Baran R, Brun P. Photoonycholysis induced by the fluorquinolones pefloxacine and ofloxacine. Report on 2 cases. Dermatologica 1986; 173: 185-8. 163. Baran R, Juhlin L. Drug-induced photo-onycholysis. Three subtypes identified in a study of 15 cases. J Am Acad Dermatol 1987; 17: 1012-6.

172. López San Martín M, Elices Apellániz A, Ausín Olivera A. Exantema y enantema fijo (EFM) por ciprofloxacino. Reactividad cruzada entre quinolonas. Rev Esp Alergol Inmunol Clín 1997; 12 (Extr. 2): 111. 173. Kawada A, Hiruma M, Morimoto K, Ishibashi A, Banba H. Fixed drug eruption induced by ciprofloxacin followed by ofloxacin. Contact Dermatitis 1994; 31: 182-3. 174. Lozano Ayllon M, Gómez Martínez M, Mosquera MR, Laguna Martínez JJ, Orta Martiartu M, Fernández de Miguel C. Fixed eruption caused by ciprofloxacin without cross sensitivity to norfloxacin. Allergy 1995; 50: 598-9. 175. Fernández-Rivas M. Fixed drug eruption (FDE) caused by ciprofloxacin. Allergy 1997; 52: 477-8. 176. Nishijima S, Nagakawa M. Fixed drug eruption caused by tosufloxacin tosilate. J Int Med Res 1997; 25: 359-63. 177. Navarro JA, Olaizola Y, Aseguinolaza B, Villas F, Joral A, García JC, Garmendia J. Eritrodermia por ciprofloxacino. Rev Esp Alergol Inmunol Clín 1998; 13 (Extr. 2): 191. 178. Nettis E, Giordano D, Pierluigi T, Ferrannini A, Tursi A. Erythema multiforme-like rash in a patient sensitive to ofloxacin. Acata Derm Venereol 2002; 82: 395-6. 179. Silvestre JF, Alfonso R, Moragón M, Ramón R, Botella R. Systemic contact dermatitis due to norfloxacin with positive patch test to quinolone mix. Contact Dermatitis 1998; 39: 83. 180. Vaidyanatham S, Singh G, Sett P, Watt JW, Soni BM, Oo T. Cutaneous adverse reaction to ciprofloxacin precipitated by ingestion of alcohol in a tetraplegic patient. Spinal Cord 1999; 37: 663-4. 181. Paily R. Quinolone drug rash in a patient with infectious mononucleosis. J Dermatol 2000; 27: 405-6. 182. Drago F, Ardite MR, Rebora A. Henoch-Schönlein purpura induced by fluoroquinolones. Br J Dermatol 1994; 131: 448. 183. Slama TG. Serum sickness illness associated with ciprofloxacin. Antimicrobial Agents Chemother 1990; 34: 904-5. 184. Tomás S, Pedro-Botet J, Auguet T. Ciprofloxacin and immunocomplexmediated disease. J Intern Med 1991; 230: 550-1. 185. Guharoy SR. Serum Sickness Secondary to Ciprofloxacin Use. Vet Human Toxicol 1994; 36: 540-1.

Reacciones alérgicas inducidas por fármacos

1433

186. Choe U, Rothschild BM, Laitman L. Ciprofloxacin-induced vasculitis. N Engl J Med 1989; 320: 257-8.

210. Tsuda S, Kato K, Karashima T, Inou Y, Sasai Y. Toxic pustuloderma induced by ofloxacin. Acta Derm Venereol 1993; 73: 382-4.

187. Beuselinck B, Devuyst O. Ciprofloxacin-induced hypersensitivity vasculitis. Acta Clin Belg 1994; 49: 173-6.

211. Ramsay B, Woodrow D, Cream JJ. An acantholytic bullous eruption after norfloxacin. Br J Dermatol 1993; 129: 500.

188. Stubbings J, Sheehan-Dare R, Walton S. Cutaneous vasculitis due to ciprofloxacin. BMJ 1992; 305 (6844): 29.

212. Dan M, Aderka D, Topilsky M, Livni E, Levo Y. Hypersensitivity phenumonitis induced by nalidixic acid. Arch Intern Med 1986; 146: 1423-4.

189. Wagh SS, Karmarkar DP, Rajput CS. Ciprofloxacin induced hypersensitivity vasculitis syndrome. Indian J Pediatr 1993; 60: 610-1.

213. Kimura N, Miyazaki E, Matsuno O, Abe Y, Tsuda T. Drug-induced pneumonitis with eosinophilic infiltration due to tosufloxacin tosilate. Nihon Kokyuki Gakkai Zasshi 1998; 36: 618-22.

190. Lieu PK, Tok SC, Ismael NH, Chng HH. Ciprofloxacin-induced cutaneous vasculitis. Allergy 1997; 52: 593-4. 191. Pérez Vázquez A, Gutiérrez Pérez B, Carreter de Granda E, Zúñiga Pérez-Lemaur M, Conde Yague R. Cutaneous vasculitis caused by ciprofloxacin. Ann Med Inter 2000; 17: 225. 192. Reano M, Vives R, Rodríguez J, Daroca P, Canto G, Fernández J. Ciprofloxacin induced vasculitis. Allergy 1997; 52: 599-600. 193. Huminer D, Cohen JD, Majadla R, Dux S. Hypersensitivity vasculitis due to ofloxacin. BMJ 1989; 299 (6694): 303. 194. Pipek R, Vulfsons S, Wolfovitz E, Har-Shai Y, Taran A, Peled IJ. Case Report: Ofloxacin-Induced Hypersensitivity Vasculitis. Am J Med Sci 1996; 311: 82-3. 195. Pace JL, Gatt P. Fatal vasculitis associated with ofloxacin. BMJ 1989; 299 (6700): 658. 196. Ceyhan BB, Lawrence R, Sungur M, Ahiskali R, Celikel T. Ofloxacininduced vasculitis. Intern Med 1995; 34: 872-4. 197. Roujeau JC, Kelly JP, Naldi L, Rzany B, Stern RS, Anders T, Auquier A, Bastuji-Garin S, Correia O, Locati F, Mockenhaupt M, Paoletti C, Shapiro S, Shear N, Schöpf E, Kaufman DW. Medication use and the risk of Stevens-Johnson syndrome or toxic epidermal necrolysis. N Engl J Med 1995; 333: 1600-7.

214. Fujimori K, Shimatsu Y, Suzuki E, Arakawa M, Gejyo F. Levofloxacininduced eosinophilic pneumonia complicated by bronchial asthma. Nihon Kokyuki Gakkai Zasshi 2000; 38: 385-90. 215. Steiger D, Budendorf L, Oberholzer M, Tamm M, Leuppi S. Ciprofloxacin-induced acute interstitial pneumonitis. Eur Respir J 2004; 23: 172-4. 216. Baciewicz AM, Georges G, Becker M, Schnall AM. Laryngeal edema related to ciprofloxacin therapy. Ann Pharmacother 1992; 26: 1456. 217. Vidal C, Suárez J, Martínez M, González-Quintela A. Ciprofloxacininduced glottic angioedema. Postgrad Med J 1995; 71: 318. 218. Ferrer Franco A, Bruno Carlos L, Uixera Marzal S, Doménech Witeck J, Lanuza Rubio MD, Gutiérrez Vall de Cabres V. Obstrucción al flujo aéreo inducida por moxifloxacino oral. Rev Esp Alergol Inmunol Clín 2004; 19 (Extr. 2): 389. 219. Helmink R, Benediktsson H. Ciprofloxacin-induced allergic interstitial nephritis. Nephron 1990; 55: 432-3. 220. Rippelmeyer DJ, Synhavsky A. Ciprofloxacin and allergic interstitial nephritis. Ann Intern Med 1988; 109: 170. 221. Ying LS, Johnson CA. Ciprofloxacin-induced interstitial nephritis. Clin Pham 1989; 8: 518-21.

198. Digwood-Lettieri S, Reilly KJ, Haiti LR Jr, Patton ML, Guilday RJ, Cawley MJ, Ackerman BH. Levofloxacin-induced toxic epidermal necrolysis in elderly patient. Pharmacotherapy 2002; 22: 789-93.

222. Hootkins R, Fenvez AZ, Stephens MK. Acute renal failure secondary to oral ciprofloxacin therapy: a presentation of three cases and a review of the literature. Clin Nephrol 1989; 32: 75-8.

199. Matthews MR, Caruso DM, Phillips BJ, Csontos LG. Fulminant toxic epidermal necrolysis induced by vafloxacin. Arch Intern Med 1999; 159: 2225.

223. Reece RJ, Nicholls AJ. Ciprofloxacin-induced acute interstitial nephritis. Nephron Dial Transplant 1996; 11: 393.

200. Tham TC, Allen G, Hayes D, McGrady B, Riddell JG. Possible association between toxic epidermal necrolisis and ciprofloxacin. Lancet 1991; 338 (8765): 522. 201. Sakellariou G, Koukoudis P, Karpouzas J, Alexopoulos E, Papadopoulou D, Chrisomalis F, Skenteris N, Tsakaris D, Papadimitriou M. Plasma exchange treatment in drug-induced toxic epidermal necrolysis (TEN). Int J Artif Organs 1991; 14: 634-8. 202. Moshfeghi M, Handler HD. Ciprofloxacin-induced toxic epidermal necrolysis. Ann Pharmacother 1993; 27: 1467-9. 203. Bhatia RS. Steven Johnson syndrome following a single dose of ciprofloxacin. J Assoc Physicians India 1994; 42: 344. 204. Yerasi AB, Oertel MD. Ciprofloxacin-induced toxic epidermal necrolysis. Ann Pharmacother 1996; 30: 297. 205. Landor M, Lashinsky A, Waxman J. Quinolone allergy? Ann Allergy Asthma Immunol 1996; 77: 273-6. 206. Livasy CA, Kaplan AM. Ciprofloxacin-induced toxic epidermal necrolysis: a case report. Dermatology 1997; 195: 173-5. 207. Jongen-Lavrencic M, Schneeberger PM, van der Hoeven JO. Ciprofloxacin-induced toxic epidermal necrolysis in patient with systemic lupus erithematosus. Infection 2003; 31: 428-9. 208. Shelley ED, Shelley WB. The subcorneal pustular drug eruption: an example induced by norfloxacin. Cutis 1988; 42: 24-7. 209. Allegue F, Rodríguez Pascual C, Cameselle Teijeiro J, Olcoz MT. Pustular eruption induced by norfloxacin. Med Clín (Barc) 1992; 99: 274-5.

224. Shibasaki T, Ishimoto F, Sakai O, Joh K, Aizawa S. Clinical characterization of drug-induced allergic nephritis. Am J Nephrol 1991; 11: 174-80. 225. Famularo G, De Simone C. Nephrotoxicity and purpura associated with levofloxacin. Ann Pharmacother 2002; 36: 1380-2. 226. Allon M, López EJ, Min KW. Acute renal failure due to ciprofloxacin. Arch Intern Med 1990; 150: 2187-9. 227. Grassmick BK, Lehr VT, Sundareson AS. Fulminant hepatic failure possibly related to ciprofloxacin. Ann Pharmacother 1992; 26: 636-9. 228. Lucena MI, Andrade RJ, Rodrigo L, Salmerón J, Álvarez A, López-Garrido MJ, Camargo R, Alcántara R. Trovafloxacin-induced acute hepatitis. Clin Infect Dis 2000; 30: 400-1. 229. Bataille L, Rahier J, Geubel A. Delayed and prolonged cholestatic hepatitis with ductopenia anther long-term ciprofloxacin therapy for Crohn’s disease. J Hepatol 2002; 37: 696-9. 230. Zaidi SA. Hepatitis associated with amoxicillin/clavulanic acid and/or ciprofloxacin. Am J Med Sci 2003; 325: 31-3. 231. Claerhout I, Kestelyn P, Meire F, Remon JP, Decaestecker T, Van Bocxlaer J. Corneal deposits after tetopical use of ofloxacin in two children with vernal keratoconjunctivitis. Br J Ophtalmol 2003; 87: 646. 232. Bailey RR, Natale R, Linton AL. Nalidixic acid arthralgia. Can Med Assoc J 1972; 107: 604. 233. Tumbanatham A, Vinodkumar S. Ofloxacin Induced Arthropaty in Patients with Multi-Drug Resistance Tuberculosis. JAPI 2000; 48: 647-8.

1434

Alergia a otros antibióticos: aminoglucósidos, macrólidos y quinolonas

234. Blayac JP, Hillaire-Buys D, Pinzani V. Fluoroquinolones and anaphylaxis. Therapie 1996; 51: 417-8.

254. Smythe MA, Cappelletty DM. Anaphylactoid reaction to levofloxacin. Pharmacother 2000; 20: 1520-3.

235. Davis H, McGoodwin E, Reed TG. Anaphylactoid Reactions Reported after Treatment with Ciprofloxacin. Ann Intern Med 1989; 111: 1041-3.

255. Ho DY, Song JC, Wang CC. Anaphylactoid reaction to ciprofloxacin. Ann Pharmacother 2003; 37: 1018-23.

236. Kanny G, Guenard L, Demoly P, Ponvert C, Grand J, Gallent C, Chalmer P, Croizier A, Jacquier J, Morisser M, Auffret A, Cordebar V, Debavelaere C, Devoisins J, Nootens C, Petit N, Pirson F et al. Severe Drug Allergy: The First 100 Cases Declared to Allergy Vigilance Network. J Allergy Clin Immunol 2005; 115: S183. 237. Acero Sáinz S, García Figueroa BE, Aldunate MT, Echechipía Madoz S, Rodríguez Barrera A, Olaguíbel Rivera JM, Tabar Purroy AI. Resultados de las pruebas cutáneas en alergia a medicamentos. Rev Esp Alergol Inmunol Clín 1997; 12 (Extr. 2): 25. 238. Herráez Herrera P, Canto Díez G, Vives Conesa R, Rosado Ingelmo A, Veleiro Pérez B, Hernández Suárez P, Rodríguez Rodríguez J. Prevalencia de sensibilizaciones medicamentosas en nuestro servicio. Rev Esp Alergol Inmunol Clín 1997; 12 (Extr. 2): 19-20.

256. Valdivieso R, Pola J, Losada E, Subiza J, Armentia A, Zapata C. Severe anaphylactoid reaction to nalidixic acid. Allergy 1998; 43: 71-3. 257. Fiandor Román AM. Reactividad cruzada entre medicamentos: otras reacciones cruzadas. Rev Esp Alergol Inmunol Clín 1990; 5 (Extr. 2): 80-6. 258. Arias Irigoyen J, Abengózar Muela R, García Lázaro MA, Senent Sánchez CJ. Reacción adversa por quinolonas. Estudio de reactividad cruzada. Rev Esp Alergol Inmunol Clín 1995; 10: 87-90. 259. Alemán AM, Quirce S, Cuesta J, Novalbos A, Sastre J. Anaphylactoid reaction caused by moxifloxacin. J Invest Allergol Clin Immunol 2002; 12: 67-8. 260. Umebayashi Y, Furuta J. Anaphylaxis due to tosufloxacin tosilate. J Dermatol 2003; 30: 701-2.

239. Domínguez Noche C, Martín F, Díaz Pena JM, Ortega N, Ornia N, Moreno Ancillo A, Ojeda A. Reacciones adversas a medicamentos en niños. Rev Esp Alergol Inmunol Clín 1994; 9 (Supl 1): 40.

261. Quercia O, Rafanelli S, Emiliani F, Stefanini GF. Anaphylactic reaction to cinoxacin: report of one case associated with inferior acute myocardial infarction. Allerg Immunol (París) 2003; 35: 61-3.

240. Ausín A, Moreno MC, Alonso E, Muñoz MC, Ibáñez MD, Laso MT. Reacciones adversas a medicamentos en la infancia. Rev Esp Alergol Inmunol Clín 1997; 12 (Extr. 2): 44-5.

262. Peters B, Pinching AJ. Fatal anaphylaxis associated with ciprofloxacin in a patient with AIDS related complex. BMJ 1989; 298 (6673): 605.

241. Sierra Z, Cabrerizo S, Gracia MT, Matheu V, Trampal A, Martínez Molero MI, Zapatero L. Alergia a medicamentos en una consulta de Alergia Infantil Hospitalaria. Rev Esp Alergol Inmunol Clín 1997; 12 (Extr. 2): 44.

263. Fuchs S, Simon Z, Brezis M. Fatal hepatic failure associated with ciprofloxacin. Lancet 1994; 343 (8899): 1163. 264. González Carro P, Huidobro ML, Zabala AP, Vicente EM. Fatal subfulminant hepatic failure with ofloxacin. Am J Gastroenterol 2000; 95: 1606.

242. Sadaba Díaz de Rada B, Escolar Jurado M, Azanza Perea JR, García Querglas E. Quinolonas. Medicine 1995; 3344-55.

265. Spahr L. Rubbia-Brandt L, Marinescu O, Armenian B, Hadengue A. J Hepatol 2001; 35: 308-9.

243. Wurtz AM, Abrams D, Becker S, Jacobson MA, Mass MM, Marks SH. Anaphylactoid drug reactions to ciprofloxacin and rifampicin in HIVinfected patients. Lancet 1989; 1 (8644): 955-6.

266. Blue MD, Gram DJ, McCloskey CA. Temafloxacin syndrome: review of 95 cases. Clin Infect Dis 1994; 18: 946-50.

244. Kennedy CA, Goetz MB, Mathisen GE. Ciprofloxacin-induced anaphylactoid reactions in patients infected with the human immunodeficiency virus. West J Med 1990; 153: 563-4. 245. Miller MS, Gaido F, Rourk MH Jr, Spock A. Anaphylactoid reactions to ciprofloxacin in cystic fibrosis patients. Pediatr Infect Dis J 1991; 10: 164-5. 246. Berger TG, Franklin N. Anaphylactoid reaction to ciprofloxacin in a patient infectec with the human immunodeficiency virus. J Am Acad Dermatol 1992; 26 (2 Pt 1): 256-7. 247. Deamer RL, Prichard JG, Loman GJ. Hypersensitivity and anaphylactoid reactions to ciprofloxacin. Ann Pharmacother 1992; 26: 1081-4. 248. Soetikno RM, Johnson JL, Carey JT. Ciprofloxacin-induced anaphylactoid reaction in a patient with AIDS. Ann Pharmacother 1993; 27: 1404. 249. Assouad M, Willcourt FJ, Goodman PH. Anaphylactoid reactions to ciprofloxacin. Ann Intern Med 1995; 122: 396-7. 250. Al-Hedaithy MA, Noreddin AM. Hypersensitivity anaphylactoid reaction to pefloxacin in a patient with AIDS. Ann Pharmatother 1996; 30: 612-4. 251. Salón EJ, Newbrough MA, Albarracín CA, Hernández JE. Anaphylactoid reaction to ciprofloxacin versus toxic shock syndrome. Ann Pharmacother 1997; 31: 119-20.

267. Pola J, Zapata C, Sanz E, Gotor P, Gimeno A, Colás C, Martínez J. Hipersensibilidad frente a quinolonas: aspectos clínicos e inmunológicos. Rev Esp Alergol Inmunol Clín 1992; 7 (Extr. 2): 120. 268. Dávila I, Díez ML, Quirce S, Fraj J, De la Hoz B, Lázaro M. Cross-reactivity between quinolones. Report of three cases. Allergy 1993; 48: 388-90. 269. Iglesias A, Minués A, Gómez M, Trampal A, Pérez A, Laguna J. Hipersensibilidad a quinolonas: estudio de 9 casos. Rev Esp Alergol Inmunol Clín 1996; 11 (Extr. 2): 203. 270. González Mancebo E, Fernández Rivas M, Cuevas M, González González E, Lara Cátedra C, Dolores Alonso M. Simultaneous drug allergies. Allergy 2002; 57: 963-4. 271. Liñana Santafé JJ, Muñoz Pamplona MP, Lanuza Rubio MD, Hernández MD, Giner Valero A, Basomba Riba A. Reacciones adversas por quinolonas: estudio de 23 casos. Rev Esp Alergol Inmunol Clín 1997; 12 (Supl 2): 66. 272. Lizarza S, Quince S, Aragoneses E, Álvarez-Fernández JA, Gala G, Díez ML. Hipersensibilidad a quinolonas. Rev Esp Alergol Inmunol Clín 1997; 12 (Supl. 2): 67. 273. Scala E, Giani M, Pirrotta L, Guerra EC, De Pita O, Puddu P. Multiple drug allergy syndrome: severe anaphylactic reaction due to topical rifamycin SV in a patient with hypersensitivity to ciprofloxacin. Int J Dermatol 2001; 40: 603-4.

252. Clutterbuck DJ, McMillan A. Anaphylactoid reaction to ciprofloxacin. Int J STD AIDS 1997; 8: 707-8.

274. González Mancebo E, Fernández Rivas M. Immediate hypersensitivity to levofloxacin diagnosed through skin prick test. Ann Pharmacother 2004; 38: 354.

253. Corcoy M, Dursteler C, Arbones E, Comps O, Escolano F. Intraoperative anaphylactic reaction after ciprofloxacin administration. Rev Esp Anestesiol Reanim 1999; 46: 419-20.

275. García MM, Pineda F, Varela S, Menéndez M, González C. Alergia a quinolonas. Caso clínico. Rev Esp Alergol Inmunol Clín 2004; 19 (Extr. 2): 360.

Reacciones alérgicas inducidas por fármacos

1435

276. Ferrer Franco A, Bruno Carlos L, Uixera Marzal S, Doménech Witeck J, Lanuza Rubio MD, Gutiérrez Vall de Cabres V. Obstrucción al flujo aéreo inducida por moxifloxacino oral. Rev Esp Alergol Inmunol Clín 2004; 19 (Extr. 2): 389.

285. Ronnau AC, Sachs B, von Schmiedeberg S, Hunzelmann N, Ruzicka T, Gleichmann E, Schuppe HC. Cutaneous adverse reaction to ciprofloxacin: demonstration of specific lymphocyte proliferation a cross-reactivity to ofloxacin in vitro. Acta Derm Venereol 1997; 77: 285-8.

277. Veleiro Pérez B, Canto Díez G, Vives Conesa R, Rosado Ingelmo A, Barbarroja Escudero J, Carmona Porquería E, Herráez Herrera P. Pruebas de provocación o tolerancia en el diagnóstico de alergia a medicamentos. Rev Esp Alergol Inmunol Clín 1997; 12 (Extr. 2): 42.

286. Baldo BA, Pham NH, Zhao Z. Chemistry of drug allergenicity. Curr Opin Allergy Clin Immunol 2001; 1: 327-35.

278. Erzen R, Music E. Anaphylaxis to moxyfloxacin. Allergy 2005; Suppl 1: 164. 279. González Mahave I, Lobera Labairu T, Blasco Sarramián A, del Pozo Gil MD. Hypersensitivity to fluoroquinolones. J Invest Allergol Clin Immunol 2005; 15: 146-9. 280. Lobera Labairu T, Venturini Díaz M, del Pozo Gil MD, Blasco Sarramián A, González Mahave I. In Vivo Diagnostic Tests in Quinolone Adverse Reactions. Allergy 2005; Suppl 1: 164. 281. Gil P, Rodríguez VM, Herrero T, Ordoqui E, Olalde S, Rubio M, de Barrio M. Reacciones de hipersensibilidad a quinolonas. Rev Esp Alergol Inmunol Clín 1994; 9 (Extr. 1): 71. 282. Abengózar R, Arias J, García MA, Cabañés N, Ayuso MC, Fernández-Rivas M. Reactividad cruzada entre quinolonas. Rev Esp Alergol Inmunol Clín 1994; 9 (Extr. 1): 71. 283. Fernández Ruiz N, Mielgo Ballesteros R, Ruano Pérez FJ, Quintana Martínez-Vara del Rey M, Cárdenas Contreras R, Canto Díez G. Reactividad cruzada entre quinolonas de diferente generación. Rev Esp Alergol Inmunol Clín 2004; 19 (Extr. 2): 360-1. 284. Cimbollek S, Somoza ML, Canto G, Casanovas P, Jiménez A, Feliú A, Rodríguez J. Quinolonas: reactividad cruzada. Rev Esp Alergol Inmunol Clín 2002; 17 (Extr. 2): 281-2.

287. Manfredi M, Severino M, Testi S, Macchia D, Ermini G, Pichler WJ, Campi P. Detection of specific IgE to quinolones. J Allergy Clin Immunol 2004; 113: 155-60. 288. Messaad D, Sahla H, Benahmed S, Godard P, Bousquet J, Demoly P. Drug provocation tests in patients with a history suggesting an immediate drug hypersensitivityreaction. Ann Intern Med 2004; 140: 1001-6. 289. Turvey SE, Phil D, Cronis B, Arnold AD, Dioun AF. Antibiotic desensitization for the allergic patient: 5 years of experience and practice. Ann Allergy Asthma Immunol 2004; 92: 426-32. 290. Gruchalla R. Combating high-priority biological agents: What to do with drug-allergic patients and those for whom vaccination is contraindicated? J Allergy Clin Immunol 2003; 112: 675-82. 291. Lantner RR. Ciprofloxacin desensitization in a patient with cystic fibrosis. J Allergy Clin Immunol 1995; 96: 1001-2. 292. Gea-Benacloche JC, Metcalfe DD. Ciprofloxacin desensitization. J Allergy Clin Immunol 1996; 97: 1426-7. 293. Erdem G, Staat MA, Connelly BL, Assa’ad A. Anaphylactic reaction to ciprofloxacin in a toddler: successful desensitization. Pediatr Infect Dis J 1999; 18: 563-4. 294. Nelson MR, Loesevitz AW, Engler RJM. Emergent Desensitization in Acute Myelogenous Leukemia. J Allergy Clin Immunol 2001; 107 (Suppl 2): 5. 295. Bircher AJ, Rutishauser M. Oral desensitization of maculopapular exanthema from ciprofloxacin. Allergy 1997; 52: 1246-8.

Get in touch

Social

© Copyright 2013 - 2024 MYDOKUMENT.COM - All rights reserved.