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ALTERNATIVAS PARA TRATAR EL DOLOR Dr. Luis Felipe Lemus ANESTESIÓLOGO - ALGOLOGO INTERVENCIONISTA
Todo dolor deteriora la calidad de vida de hombres y mujeres por igual. La medicina del dolor es por ahora un paliativo para muchas enfermedades, entre ellas dolencias en la columna y las producidas por el cáncer. Se dice que el dolor y la humanidad van de la mano. Algunos manuscritos mesopotámicos 4000 anos a.C. Lo atribuyen a demonios o espíritus malignos y más tarde fue entendido como un castigo de dioses. De hecho, la palabra dolor viene del latín poena, que significa castigo o sufrimiento. S bien existe como tal, pueden haber muchas otras argumentaciones sobre este. Lo que sí está comprobado es que hasta la fecha atormenta a hombres y mujeres de todas las edades y razas, convirtiéndose en la primera causa de consulta de las salas de emergencia a nivel mundial. Para enfrentarlo se ha recurrido a remedios caseros, por ejemplo los nativos de la zona del Amazonas usan las hojas de coca para los dolores abdominales. De igual manera, los sumerios allá por el año 4000 a.C. utilizaron el opio para aminorar el dolor llegándosele a conocer como la “Planta de la Alegría”. Más tarde fue descubierta la morfina del opio y se le llamó la “Medicina del mismo Dios”. Con el paso del tiempo se llegó a la ciencia, que hoy cuenta con múltiples armas para combatir el dolor, entre ellas fármacos, bloqueos y técnicas de estimulación eléctrica directa de la medula espinal y raíces nerviosas. Técnicas que mejoran Sobre la última técnica mencionada, en el país solo existen tres galenos con esta especialidad, por cierto muy poca conocida entre la población, pero que ha venido
a paliar experiencia dolorosas asociadas a diversas enfermedades que van de agudas a crónicas, benignas y malignas. Quienes la ejercen son conocidos como médicos algólogos, título que logran después de graduarse de anestesiólogos y entrenarse en hospitales especializados por un periodo no menor a 12 meses. Así ayudados por un equipo multidisciplinario trabajan para diseñar un plan de tratamiento que alivie los diferentes grados y tipos de dolores. Neurocirujanos, Pediatras, Psicólogos, Ortopedas, Internistas, y Oncólogos, por mencionar algunos, se ven involucrados en esta nueva disciplina. Para lograrlo elaboran un diagnostico e identifican las causas que lo generan, además analizan sus características (calidad, ubicación, intensidad, irradiación, tiempo de evolución, agravantes y aliviantes del mismo) hacen un examen físico y estudian los antecedentes médicos hasta agotar las últimas pruebas. Dolores de dolores Según la algología, el dolor es una experiencia no grata, sensitiva y emocional, asociada con un daño a tejidos actual o potencial. Se dice también que es una percepción muy propia de la persona, puesto que cada individuo la vive de diferente manera, además es tratado de acuerdo a su grado de dolor y a su clasificación funcional. Para el especialista es importante identificar y clasificar el dolor, ya que en base a su origen este puede ser somático, visceral, neuropático o sicogénico. El somático se caracteriza por la dolencia de un tejido, es agudo punzante, bien localizado y en general es una alarma para buscar atención médica. En el visceral, los órganos se distienden o les falta irrigación sanguínea, un ejemplo son la colitis, que provocan un dolor sordo, no agudo, incomodo, sensación de llenura y en ocasiones es mal identificado si el paciente no precisa en el lugar. Otro tipo es el neuropático, ocasionado por el daño a un tejido nervioso. Es ardoroso y quemante, el paciente experimenta la sensación de descargas eléctricas y el ejemplo clásico es el dolor posterior al herpes. En último lugar está
el sicogénico, donde no hay un daño real, pero al paciente lo experimenta. Es bastante común en los niños. Los algólogos, sin embargo deben agotar hasta los últimos recursos para precisar un diagnostico antes de atribuir a la siquis el origen de un dolor. “Es un dolor provocado para obtener una ganancia secundaria, típico de los niños cuando no desean ir a la escuela, y nuestra responsabilidad es buscar las causas. De no encontrarlas nos auxiliamos del sicólogo”, dice el doctor Luis Lemus, algólogoanestesiólogo. Su clasificación funcional Existen tres formas de clasificar el dolor: agudo, crónico benigno (no canceroso) y oncológico (por cáncer). En el crónico benigno se hace referencia a los dolores de cabeza, facial, neuritis, dolor de cuello o espalda baja (de origen muscular, ligamentoso, artrítico de la columna, daño a raíz nerviosa o dolor de disco vertebral). “Un dolor crónico puede desencadenar cuadros de dolencias somáticas, viscerales o neuropáticas y el médico debe saber de cual se trata para acertar con los fármacos”, señala el doctor Lemus. El oncológico está relacionado al cáncer y puede ser somático, visceral o neuropático, todo dependerá del área que ha sido afectada por las células cancerosas. Por ejemplo, una persona operada de cáncer de estómago mejora, pero una metástasis puede comprometer una víscera (dolo visceral), un hueso (dolor somático) o bien la columna y sus raíces nerviosas (dolor europático). En el caso del agudo, como el post-operatorio, la población cree que toda operación debe doler, sin embargo con el arsenal analgésico y diferentes técnicas esto está muy lejos de la realidad.
De las cirugías más dolorosas, como la de tórax y la histectomía, el anestesiólogo puede bloquear el dolor a través de un catéter peridural o una bomba de dolor intravenosa, sostiene el galeno. Bloqueos del dolor Los bloqueos pueden ser temporales o permanentes y la efectividad de estos va de la mano con los fármacos: Fluoroscopia: El estudio radiológico permite visualizar la estructura ósea o el nervio afectado. Problema: La comprensión del nervio o de una vértebra puede afectar la movilidad de los miembros inferiores y superiores. Procedimiento: Una vez señalada el área, el medico se ayuda de los rayos x para llegar a la zona a tratar. Localización: El paciente es preparado y se le practica un trazo para identificar el área a bloquear. Aplicación del Analgésico: La aguja es llevada hasta el nervio o la vértebra afectada. Un bloque se realiza en un tiempo aproximado de una hora. Todo dependerá de la patología a tratar. Finalización: Una vez que el medicamento se encuentra en la zona dañada, su efecto se deja sentir dos horas después del bloqueo. Reacción: El paciente experimenta una reducción del dolor y vuelve a sus labores cotidianas. Tratamientos La práctica médica se ha sensibilizado más al dolor del paciente, tanto así que la organización Mundial de la Salud ha llamado al dolor “El Quinto Signo Vital”, y así surgen diferentes formas de tratarlo. En la mayoría de los casos se inicia con fármacos, pues se considera una opción menos invasiva. Entre los más frecuentes, el medico dispone de antiinflamatorios no esteroides, siendo el primero de ellos la aspirina, el acetaminofén y analgésicos opiodes potentes, entre ellos la morfina.
“No solo se utilizan los analgésicos, como en el caso del dolor nueropático, hay otros fármacos que contribuyen a su alivio. Los antidepresivos tricíclicos, los neurolépticos, los anticonvulsivos y anestésicos locales tópicos figuran entre las opciones. También se recurren a quimioterapéuticos o corticoides en los dolores reumáticos, explica el doctor Lemus Otras técnicas empleadas por la algología son los bloqueos de nervios (temporales y de alivio permanente), las técnicas estimulativas, las bombas de infusión de fármacos, la radiofrecuencia o la inyección de sustancias que destruyen nervios. Estas se ofrecen a cada paciente dependiendo de la causa del dolor y sus características. Los bloqueos se realizan bajo control fluoroscópico (guiado por aparato de rayos X móvil) que permite ver los huesos y basados en la anatomía se identifica el lugar por donde pasa el nervio y se proyecta la aguja guiada hacia éste. Dicha alternativa es indicada en pacientes que han tenido mala cicatrización después de cirugía de columna y se les ha formado una fibrosis peridural. Esta es destruida al inyectarle ciertos medicamentos a fin de evitar una nueva operación. Estos bloqueos son temporales, de seis a 12 meses con un 70-90% de alivio del dolor, y junto a fármacos adecuados, si el dolor vuelve será un 60% menos intenso. Otra opción, aunque todo dependerá de la gravedad del dolor, son las técnicas de estimulación eléctrica, que consisten en colocar estimuladores de columna dorsal mediante una pequeña cirugía y activarlos con un control remoto ante la presencia del dolor, el cual es sustituido por un hormigueo. Un último recurso, después de agotar todas las posibilidades, es la colocación de bombas de morfina endovenosas, peridurales o intratecales en estos casos se trata de pacientes con canceres terminales y dolor no controlable por otros métodos, o bien las dosis altas orales de opides causan mucho efecto adverso y se necesita una ruta alterna. La bomba resulta en un alivio del dolor y el paciente logra superar las crisis. Esta se inserta en la piel y un catéter en la columna y se
programa para que al presentarse a dolencia el mismo paciente la active o bien sea una infusión continua. “Cuando se decide poner una bomba peridural o intratecal es porque el dolor es intolerable, ya que estas vías son de 10 a 100 veces más potente que la endovenosa”, refiere el profesional. La bomba es llenada en un intervalo de cuatro a seis meses y lo hace el medico algólogo. Durante ese tiempo, el paciente logra una mejor calidad de vida, dependiendo del estado en que se encuentre. Los especialistas en terapia del dolor insisten en que estas técnicas son por ahora un paliativo para superar el dolor, aunque la enfermedad no desaparezca.