Anexo Literatura Castellana del siglo xx

Anexo Literatura Castellana del siglo xx BT00162601_BATCAS_Liter_5_2:lit 26/3/13 12:49 Página 162 [ Novecentismo y vanguardias. La Generación de
Author:  Jorge Gil Miranda

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[ Novecentismo y vanguardias. La Generación del 27 ] Contenido 1. La Generación del 14 o Novecentismo 2. Las vanguardias 3. La Generación del 27

1. La Generación del 14 o Novecentismo Alrededor de 1914 nació un grupo de escritores e intelectuales que, a pesar de partir en principio de presupuestos próximos al Modernismo y a la Generación del 98, propusieron diferentes enfoques literarios y estéticos y, al mismo tiempo, adoptaron y desarrollaron nuevas actitudes frente a la realidad española de su momento. Estos escritores constituyeron la llamada Generación del 14 o Novecentismo. Algunas de las características de este nuevo grupo son las siguientes: – Sus componentes solían pertenecer al mundo intelectual y todos ellos tenían formación universitaria. – Uno de sus objetivos fue la modernización de España, pero esta solo se conseguiría si sus dirigentes eran una minoría selecta y preparada intelectualmente.

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Conmemoración del III Centenario de Góngora en el Ateneo de Sevilla (1927). De izquierda a derecha: Rafael Alberti, Federico García Lorca, Juan Chabás, Mauricio Bacarisse, José M.a Platero, Manuel Blasco (presidente del Ateneo), Jorge Guillén, José Bergamín, Dámaso Alonso y Gerardo Diego.

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Unidad 5 – Consideraban que gran parte de los males que padecía España se debían a que había vivido de espaldas a Europa; por ello defendían el europeísmo, es decir, un acercamiento a Europa. – Estudiaban y analizaban la realidad española de manera rigurosa, sin basarse en sentimentalismos que distorsionaran la historia. Su método de trabajo se basaba en el rigor, la razón, la pulcritud y la selección. – Ante la difícil situación por la que atravesaba España, adoptaron posturas más serenas, racionales y rigurosas que las de los noventayochistas, basadas más en el dramatismo y la visceralidad. – Huyeron de la expresión sobrecargada y pomposa del Modernismo y buscaron otra más íntima, más sobria y conceptual. El Novecentismo lo formaron intelectuales pertenecientes a diversos campos del saber: filósofos y ensayistas, como José Ortega y Gasset, Eugenio d’Ors, Américo Castro o Gregorio Marañón; poetas, como Juan Ramón Jiménez, Enrique de Mesa, Enrique Díez-Canedo o Tomás Morales; novelistas, como Gabriel Miró, Wenceslao Fernández Flórez y Ramón Pérez de Ayala; dramaturgos, como Carlos Arniches y los hermanos Serafín y Joaquín Álvarez Quintero (Valle-Inclán aún no había triunfado por estas fechas). Y hay que citar también al excepcional y polifacético escritor Ramón Gómez de la Serna.

1.1. Juan Ramón Jiménez Biografía Juan Ramón Jiménez nació en Moguer (Huelva), en 1881. Estudió con los jesuitas, aunque muy pronto abandonó los estudios para dedicarse a la poesía. Su interés por la literatura y su dedicación a ella nacieron muy pronto. En 1900 se trasladó a Madrid, pero la muerte de su padre le produjo una profunda crisis que le duró varios años y que le obligó a ser internado en sanatorios mentales. En 1905 volvió a su Moguer natal, donde pasó seis años. Allí escribió Platero y yo, tal vez su obra más conocida. En 1911 se trasladó de nuevo a Madrid y se hospedó en la Residencia de Estudiantes, donde conoció a artistas y escritores de la Generación del 27 (Lorca, Dalí y Alberti, entre otros). En 1916 se casó con Zenobia Camprubí, quien desde entonces se convirtió en su colaboradora, tanto en lo referente a su obra original como a sus traducciones. Al estallar la Guerra Civil se exiliaron a América y vivieron en diversos países. En 1956 se le concedió el Premio Nobel de Literatura. Murió en Puerto Rico en 1958.

Obra

!Juan Ramón Jiménez escribía siempre j ante las vocales -e, -i.

Hablar de la poesía de Juan Ramón es hablar de una poesía en constante evolución. En efecto, la suya es una poesía que va creciendo en dificultad con los años. Esta responde a tres impulsos: belleza, conocimiento y eternidad. Para Juan Ramón Jiménez, la poesía es percibir y aprehender lo bello y también una forma de adentrarse en la realidad para así conocer la verdad que hay en ella y poseerla. Y esta posesión de la belleza y el conocimiento de la verdad son lo que nos lleva a la eternidad. Los comienzos de Juan Ramón Jiménez son totalmente modernistas (de hecho, es una de las más grandes figuras de este movimiento). Sin embargo, su poesía evolucionó

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Literatura de tal manera que cada vez se hizo más conceptual y difícil. Consideraremos dos épocas en su trayectoria poética. – En una primera época su poesía recibió las influencias del romanticismo íntimo, propio de Bécquer, aunque lleno de adornos modernistas: en ella todo es nostalgia, melancolía, colorismo, musicalidad, etc. Los temas más sobresalientes son la angustia ante la muerte, el amor, la realidad profunda que esconden todas las cosas, etc. Algunos títulos de esta época son Rimas (1902), Arias tristes (1903) y Jardines lejanos (1904). En los últimos libros de esta primera época la ornamentación se hace aún más patente: versos más largos, adjetivación sensorial, colorido, sonoridad, musicalidad, etc. En esta tendencia se inscriben los siguientes libros, escritos entre 1908 y 1915: La soledad sonora, Sonetos espirituales, Poemas májicos y dolientes y Platero y yo, libro escrito en una excelente prosa poética. – La segunda época se inició en 1916 con Diario de un poeta recién casado. Es esta una poesía más difícil, sin los adornos y artificios modernistas: más sobria en la expresión, más conceptual y cuya comprensión exige un mayor esfuerzo intelectual. Pertenecen a esta época, además del libro citado, Eternidades (1917), Piedra y cielo (1918) y Belleza (1923), entre otros. En sus últimos libros Juan Ramón ahondó mucho más en su nueva estética. Los temas también son diferentes: ahora son más de corte metafísico, algunos incluso místicos, en los que el poeta parece buscar la unión con la divinidad mediante la posesión de la belleza, de la poesía. En esta nueva línea se inscriben Animal de fondo (1949), Dios deseado y deseante (1948-1949) y el gran poema en prosa Espacio. El mismo Juan Ramón explica en el siguiente poema su trayectoria poética: Vino, primero, pura, vestida de inocencia; y la amé como en niño. Luego se fue vistiendo 5 de no sé qué ropajes; y la fui odiando, sin saberlo. Llegó a ser una reina, fastuosa de tesoros… ¡Qué iracundia de yel y sin sentido! 10 … Mas se fue desnudando. y yo le sonreía.

Se quedó con la túnica de su inocencia antigua. Creí de nuevo en ella. 15 Y se quitó la túnica, y apareció desnuda toda… ¡Oh pasión de mi vida, poesía desnuda, mía para siempre! JUAN RAMÓN JIMÉNEZ: Nueva antología poética, Losada.

Como vemos, es difícil inscribir a Juan Ramón Jiménez en algún movimiento literario: iniciado en el posromanticismo, fue una de las grandes figuras del Modernismo, el mejor poeta de la Generación de 1914, y se convirtió en modelo de la Generación del 27… Por todo esto, es una de las figuras capitales de la poesía española contemporánea.

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Juan Ramón Jiménez.

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2. Las vanguardias A lo largo de los primeros años del siglo XX se desarrollaron varios movimientos artísticos que tenían como principal objetivo la renovación del arte de una manera radical (tanto en pintura, como en música, escultura, literatura, etc.). Su característica más destacada fue su total oposición a todas las corrientes, no solo a las del pasado, sino también a las vigentes entonces. Estos movimientos (algunos de los cuales coincidieron en el tiempo) se sucedieron de manera vertiginosa y reciben el nombre de vanguardias. Son, entre otros, el Futurismo, el Cubismo, el Dadaísmo, el Creacionismo, el Ultraísmo, el Surrealismo, etc. Todos intentaron romper con la estética de su tiempo y crear otra nueva, basada en la experimentación. Se les conoce también con el nombre de ismos: – El Futurismo cantaba a la civilización mecánica y técnica, con una total libertad, tanto en el tratamiento de los temas como en la forma de expresarlos. – El Cubismo distorsionaba la realidad mediante imágenes descompuestas y fragmentadas geométricamente. Un ejemplo del cubismo literario son los caligramas. – El Dadaísmo se oponía totalmente a la lógica y a todo tipo de convencionalismos, tanto estéticos como sociales. Hasta se oponía al sentido común. Tomando como modelo la vida, pretendía crear un lenguaje incoherente, ingenuo, contradictorio. Preparó el camino al Surrealismo.

fosfor encen tes

fimbr ias

nocturnalm ente La no che a g

ita su s

proyectile s voltigean

incendiario

Flechas da rdos

La cabellera del Zodíaco es un surtidor

Caligrama del ensayista y crítico literario Guillermo de Torre, ejemplo del cubismo literario.

s s alba das la o t n e olloza itada s p a c e na d nia Y la lu ul de Ura l torso az e n a s e b os tes lasciv Los cohe los astros uan el resorte luminoso de Las miradas vírgenes averig

CABELLERA

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Literatura – El Creacionismo pretendía crear realidades nuevas mediante la utilización de imágenes insólitas, especiales disposiciones tipográficas, etc. – El Ultraísmo combinaba elementos futuristas y dadaístas: exaltaba la técnica, el deporte; disponía los versos de forma especial para conseguir efectos visuales, etc. Fue un movimiento muy fugaz. – El Surrealismo pretendía liberar al ser humano y su capacidad creadora de las convenciones tanto sociales como morales, incluso de la razón. Los surrealistas opinaban que la creación se origina en el subconsciente, allí donde residen los impulsos reprimidos. Se debe, por tanto, estudiar el mundo onírico, el mundo de los sueños, porque es en los sueños donde surgen esas represiones del subconsciente. Consideraban, además, que esa libertad debía darse también en el lenguaje: en la expresión, en la sintaxis, en el uso de metáforas e imágenes inesperadas o insólitas, etc., junto con la escritura automática, carente de reflexión, de tal manera que un escrito surrealista puede no ser comprendido, pero puede producir fuertes emociones en los lectores. El surrealismo fue el movimiento vanguardista más aceptado por los artistas españoles, incluídos los escritores. Influyó en casi todos los poetas de la Generación del 27, aunque no admitieron de manera muy estricta las directrices del surrealismo europeo: no practicaron la escritura automática ni explotaron de manera rigurosa la creación inconsciente.

2.1. Ramón Gómez de la Serna Ramón Gómez de la Serna (1888-1963) fue el introductor de las vanguardias en España. En 1909 hizo públicas las bases del Futurismo en Prometeo, revista que él mismo fundó y dirigió. Vanguardista convencido, rompió moldes y normas, y practicó y cultivó las nuevas técnicas vanguardistas. Autor polifacético, escribió relatos breves, novelas, obras teatrales, biografías, libros de memorias… Pero, sobre todo, se le recuerda por sus originales greguerías: se trata de un género inventado por él consistente en textos breves, por lo general de una sola frase, que expresan, de forma insólita y original, aforismos, sentencias, pensamientos filosóficos, pragmáticos, humorísticos, líricos, etc. La fórmula de este nuevo género la estableció el propio Gómez de la Serna: Humorismo + metáfora = greguería. Veamos algunas: – El 6 es el número que va a tener familia. – Al calvo le sirve el peine para hacerse cosquillas paralelas. – Aquel tipo tenía un tic, pero le faltaba un tac; por eso no era reloj. – Se ve que el queso Gruyere ha sido señalado por muchos dedos, como diciendo: «De ese.» – El cisne es la S capitular del poema del estanque. – La cabeza es la pecera de las ideas. – Si vivir no fuese morir, ¡qué hermoso sería vivir! – Nunca es mañana; siempre es hoy. – La única que guarda el secreto es la ceniza. RAMÓN GÓMEZ DE LA SERNA: Greguerías, Orbis-Destino.

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Unidad 5 !Generación del 27 Federico García Lorca Pedro Salinas Luis Cernuda Rafael Alberti Jorge Guillén Gerardo Diego Vicente Aleixandre Dámaso Alonso Manuel Altolaguirre Emilio Prados Miguel Hernández

3. La Generación del 27 En 1927 se celebraron una serie de actos para conmemorar el III Centenario de la muerte de Góngora. A dicho acto asistieron varios poetas a los que unía una profunda admiración por el poeta cordobés. Pretendían reivindicar así la poesía culterana de Góngora, que había sido despreciada hasta entonces. Entre estos poetas figuraban Rafael Alberti, Federico García Lorca, Jorge Guillén, Dámaso Alonso, Gerardo Diego, Pedro Salinas, Vicente Aleixandre, Luis Cernuda, Manuel Altolaguirre, Emilio Prados y Miguel Hernández, que mantuvo contactos con casi todos ellos. Fue la llamada Generación del 27. Estos poetas estuvieron estrechamente relacionados: participaron en actos comunes (como el III Centenario de Góngora); convivieron y mantuvieron encuentros en la Residencia de Estudiantes, donde vivieron Dalí, Buñuel, García Lorca y Juan Ramón Jiménez, entre otros; publicaron escritos en las mismas revistas (Revista de Occidente, Litoral, Verso y prosa, etc.). Escribieron obras de calidad extraordinaria, hasta tal punto que, con ellos, la poesía española vivió una nueva Edad de Oro.

3.1. Ideal estético: tradición e innovación En su afán por buscar una expresión poética propia, los poetas de la Generación del 27 supieron aunar perfectamente la tradición literaria con las nuevas corrientes artísticas de su época. En efecto, por un lado, recibieron influencias de escritores de su tiempo, como Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado, Miguel de Unamuno, etc.; del romanticismo intimista de Bécquer; de clásicos como Garcilaso, Fray Luis de León, San Juan, etc.; de la lírica tradicional (cancionero y romancero), etc. Pero también asimilaron las nuevas tendencias vanguardistas. Así pues, fueron capaces de armonizar lo clásico con lo moderno; lo culto con lo popular. Su ideal estético lo conforman en igual medida la innovación y la tradición. En cuanto a las formas de expresión utilizadas, dominaron magistralmente la metáfora, con hallazgos insospechados. En cuanto a la versificación, alternaron en sus composiciones los versos tradicionales y clásicos con los libres, que no se ajustan a las normas métricas. Por último, hay que dejar constancia de que cada uno de estos poetas experimentó una evolución propia, según sus vivencias personales.

3.2. Federico García Lorca Biografía Federico García Lorca nació en Fuentevaqueros (Granada), en 1898. En 1919 viajó a Madrid y se instaló en la Residencia de Estudiantes, donde conoció a los más destacados escritores y artistas de su tiempo, entre los que se cuentan Luis Buñuel y Salvador Dalí. En 1929 se trasladó a Nueva York, donde vivió un año, y de allí pasó a Cuba. La experiencia neoyorquina le afectaría profundamente, y ello se vio reflejado en su obra poética. De regreso a España fundó La Barraca, un grupo teatral con el que recorrió el país representando obras clásicas y modernas. Al poco de iniciarse la Guerra Ci-

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Literatura vil, el 19 de agosto de 1936 murió asesinado por el llamado «bando nacional» en Granada. Tenía entonces 38 años. Lorca fue un escritor de una personalidad muy compleja: por un lado, era un hombre jovial, emotivo, alegre, simpático, de una gran vitalidad; pero, por otro, sentía una profunda frustración y malestar, además de una enorme insatisfacción. Ello puede explicarse, en parte, por su condición de homosexual en una sociedad intransigente. Además de excelente poeta, García Lorca fue un extraordinario dramaturgo.

Obra Su obra poética se inició en 1921 con Libro de poemas. Se aprecian en él ecos del Modernismo, de Juan Ramón Jiménez y de Machado, aunque ya se aprecian rasgos propios de su lenguaje poético. Del mismo año, aunque publicado en 1931, es Poema del cante jondo. En él están presentes el paisaje, las gentes y el aire de su Andalucía natal. Veamos una muestra de esta poesía: Adivinanza de la guitarra En la redonda encrucijada seis doncellas bailan. 5 Tres de carne y tres de plata. Los sueños de ayer las buscan, pero las tiene abrazadas un Polifemo* de oro. 10 ¡La guitarra!

Polifemo. Famoso cíclope, gigante mitológico de un solo ojo en mitad de la frente.

FEDERICO GARCÍA LORCA: Poema del Cante Jondo, Altaya.

Federico García Lorca, por José Caballero.

Hacia mediados de la década de 1920 escribió Canciones (1927) y Romancero gitano (1928). En este último canta al mundo de los gitanos, sus costumbres, su marginación de la sociedad… En todos estos libros, Lorca trata los temas que caracterizarán toda su obra: la Andalucía trágica, el mundo de los marginados, la nostalgia del pasado, el amor, el dolor y la pena, el destino trágico, la muerte. Y en todos ellos el poeta combina magistralmente los elementos cultos con los populares y se hace patente su exultante capacidad creadora con hallazgos poéticos y sugeridoras metáforas. Entre 1929 y 1930 escribió Poeta en Nueva York. En él, con abundantes dosis de surrealismo, describe las impresiones que le produjo su estancia en esta ciudad norteamericana. Son poemas doloridos, llenos de angustia, en los que Lorca lanza su grito de protesta contra la miseria, la pobreza, la injusticia, el poder del dinero y la deshumanización. Sus últimos libros de poemas son Diván del Tamarit –de influencia arábigo-andaluza–, Sonetos del amor oscuro –de contenido amoroso, pero transido de dolor– y Llanto por Ignacio Sánchez Mejías –elegía inspirada por la muerte, en 1934, de este torero, amigo suyo. Además, en lengua gallega escribió Seis poemas gallegos (1935). Sus obras teatrales más destacadas son Mariana Pineda (1927), basada en esta heroína granadina que fue ajusticiada por bordar una bandera liberal; La zapatera pro-

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Unidad 5 digiosa (1930), sobre la fidelidad de una joven zapatera a su viejo esposo, que no la cree; Bodas de sangre (1933), drama pasional lleno de odios y venganzas familiares; Yerma (1937), en la que el deseo insatisfecho de maternidad por parte de la protagonista, la lleva a matar a su marido; Doña Rosita la soltera (1935) cuya protagonista pasa toda su vida esperando inútilmente a su amado; La casa de Bernarda Alba (1936) sobre la opresión que ejerce Bernarda sobre sus hijas, que las lleva a destruirse. Así, los temas presentes en estas obras son la defensa de los ideales, el amor imposible, la frustración, las presiones de los convencionalismos sociales y religiosos, la opresión familiar, etc. Escribió, además, farsas (como La zapatera prodigiosa) y complicadas obras vanguardistas, llenas de simbolismos (como El público o Así que pasen cinco años).

3.3. Pedro Salinas Biografía Pedro Salinas (Madrid, 1891 - Boston, 1951), fue profesor en varias ciudades españolas y en universidades norteamericanas. Por su ideología liberal, hubo de marchar al exilio tras la Guerra Civil. Cultivó la narrativa, el teatro, el ensayo y la crítica literaria, aunque su gran obra es poética; de hecho, se le considera uno de los más grandes poetas amorosos del siglo XX.

Obra Su obra poética se puede clasificar en tres grupos: – Al primero pertenecen los libros Presagios (1923), Seguro azar (1929) y Fábula y signo (1931). Se trata de una poesía pura, intelectual, con temas futuristas: la técnica, el cine, el progreso, etc. – En el segundo se nos muestra el brillante poeta amoroso que es Salinas. Al margen de lo superficial y anecdótico, nos muestra el amor como una realidad que da sentido a la vida y al mundo. Además, el amor es fuente de conocimiento y perfección, que enriquece y hace mejores a los enamorados. Las grandes obras de este grupo son La voz a ti debida (1933) y Razón de amor (1936), junto con Largo lamento (1939), que muestra el final doloroso del amor. He aquí una muestra de Razón de amor: ¿Serás, amor un largo adiós que no se acaba? Vivir, desde el principio, es separarse. En el primer encuentro 5 con la luz, con los labios, el corazón percibe la congoja de tener que estar ciego y solo un día.

Amor es el retraso milagroso de su término mismo: 10 es prolongar el hecho mágico de que uno y uno sean dos, en contra de la primera condena de la vida. PEDRO SALINAS: Razón de amor, Alianza.

– El tercer grupo lo componen las obras escritas en el exilio: Confianza (1955), El contemplado (1946) y Todo más claro (1949) En ellas Salinas se hace eco de las angustias y preocupaciones de un mundo lleno de tensiones sociales.

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3.4. Luis Cernuda Biografía Luis Cernuda nació en Sevilla en 1902 y fue alumno de Salinas en la universidad de su ciudad natal. En 1937 se exilió, como su maestro. Fue también profesor en Inglaterra, en Estados Unidos y en México, donde murió en 1963. De carácter solitario y de una gran sensibilidad, sufrió marginación por su condición de homosexual.

Obra Publicó excelentes libros de poesía, como Perfil del aire (1927), Donde habite el olvido (1933), etc. En 1936 publicó La realidad y el deseo, que recoge los libros escritos hasta ese año. El título adelanta, de alguna manera, el contenido del libro: el deseo de alcanzar la plenitud personal y el choque con la realidad que le rodea, que le impide realizar ese deseo. Ese contraste explica otros temas, como el amor atormentado, la nostalgia, el dolor, la soledad y la muerte. Durante su exilio publicó Las nubes (1940) y La desolación de la quimera (1962), en los que, además de los temas antes mencionados, muestra su preocupación por el paso del tiempo y la nostalgia y el dolor que le produce la separación de España y de su tierra andaluza a causa de su exilio. Notemos, en el siguiente poema, el desasosiego que embarga al poeta: Los árboles al poniente dan sombra a mi corazón. ¿Las hojas son verdes? Son de oro fresco y transparente. 5 Buscando se irá el presente, de rosas hecho y de penas,

y yo me iré. Las arenas han de cubrirme algún hoy. Canción mía, ¿qué te doy, 10 si alma y vida son ajenas? LUIS CERNUDA: La realidad y el deseo, Castalia.

En prosa poética escribió Ocnos, pleno de recuerdos y evocaciones nostálgicas de su tierra y de su infancia.

3.5. Rafael Alberti Biografía Rafael Alberti nació en El Puerto de Santa María (Cádiz) en 1902 y se dedicó a la poesía desde muy joven. Afiliado al Partido Comunista, al acabar la guerra marchó al exilio y vivió en Argentina e Italia. Tras la muerte de Franco y la restauración de las libertades democráticas, regresó a España. En 1977 fue elegido diputado y en 1983 se le concedió el Premio Cervantes. Murió en su ciudad natal en 1999.

Obra Con Marinero en tierra, publicada en 1925, ganó el Premio Nacional de Literatura. Trata en él la nostalgia que le produce la ausencia de su tierra gaditana, y los ritmos y las formas de la lírica popular impregnan todos sus versos. También de corte popular son La amante (1926) y El alba del alhelí (1927).

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Unidad 5 El siguiente poema pertenece a Marinero en tierra: El herido Dame tu pañuelo, hermana, que vengo muy mal herido. Dime qué pañuelo quieres, si el rosa o color de olivo. 5

Quiero un pañuelo bordado, que tenga en sus cuatro picos tu corazón dibujado. RAFAEL ALBERTI: Marinero en tierra, Alianza.

Rafael Alberti en el acto de entrega del Premio Cervantes (1983).

Cal y canto (1929) supone el inicio de su etapa vanguardista. De estilo culterano 5 gongorino, es un libro difícil en el que aparecen versos y estrofas clásicos, junto con versos libres. Sobre los ángeles (1929) es un libro surrealista en el que aparecen unos ángeles que son símbolos de sentimientos y realidades abstractas, como la tristeza, el olvido, la bondad, la muerte, etc. Además escribió otros libros como El poeta en la calle (1935), de carácter social y político; Retornos a lo vivo lejano (1952) y Baladas y canciones del Paraná (1954) sobre la nostalgia de su tierra y de su infancia; A la pintura (1948), comentario de cuadros famosos; o Roma, peligro para caminantes (1968), fruto de su estancia en la capital italiana. Alberti fue también dramaturgo. De su producción merecen destacarse El hombre deshabitado (1930), de carácter surrealista, El adefesio (1944) muy próxima al esperpento, y el drama político Noche de guerra en el Museo del Prado (1956). Escribió, además, en prosa, un libro de memorias titulado La arboleda perdida.

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3.6. Jorge Guillén Biografía Jorge Guillén nació en Valladolid en 1893. Fue profesor en las universidades de París, Oxford, Murcia y Sevilla. En 1938 marchó a Estados Unidos, donde también enseñó. En 1977 obtuvo el Premio Cervantes. Murió en Málaga en 1984.

Obra Su poesía se halla libre de todo lo superfluo, de ahí que sea condensada y difícil. Destacan, sobre todo, tres obras: Cántico (1928), libro exultante de satisfacción y entusiasmo, lleno de optimismo y alegría de vivir, un canto a la vida porque es hermosa y porque todo en ella está bien hecho; Clamor (1957-1963) donde, aun sin perder la esperanza, surge el sufrimiento, el dolor, la injusticia, la guerra…; y Homenaje (1967), sobre personajes de la historia: artistas, literatos, etc. El siguiente poema, de Cántico, es un ejemplo del optimismo que caracteriza el libro: Beato sillón ¡Beato sillón! La casa Corrobora su presencia Con la vaga intermitencia De su invocación en masa 5 A la memoria. No pasa Nada. Los ojos no ven, Saben. El mundo está bien

Hecho. El instante lo exalta A marea, de tan alta, 10 De tan alta, sin vaivén. JORGE GUILLÉN: Cántico, Editorial Sudamericana.

3.7. Gerardo Diego Biografía Gerardo Diego nació en Santander en 1896. Fue catedrático de literatura en diversos institutos. En 1947 ingresó en la Real Academia. Obtuvo, entre otros, el Premio Nacional de Literatura, en 1925, y el Premio Cervantes, en 1979. Murió en Madrid en 1987.

Obra Su poesía tiene una doble orientación: vanguardista, por un lado, y clásica, por otro. Como vanguardista, cultivó el Creacionismo, movimiento del que es el máximo representante. A esta vertiente pertenecen Imagen (1922) y Manual de espumas (1924). Su poesía clasicista está representada, entre otros, por Versos humanos (1925), Versos divinos (1971) y Alondra de verdad (1941) donde muestra su conocimiento y su dominio, tanto del soneto, como de los versos y estrofas populares. El siguiente soneto, plagado de preciosas metáforas, corresponde a Versos humanos:

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Gerardo Diego, por Cristóbal Toral (1967).

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Unidad 5 El ciprés de silos

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Enhiesto. Levantado, erguido, derecho. Devanado. Girado, vuelto. Arlanza. Río que pasa por las proximidades del monasterio de Silos, en la provincia de Burgos. Señero. Solo, solitario, único. Diluirme. Desleírme, disolverme.

Enhiesto* surtidor de sombra y sueño, que acongojas al cielo con tu lanza. Chorro que a las estrellas casi alcanza, devanado* a sí mismo en loco empeño. 5

10

Mástil de soledad, prodigio isleño, flecha de fe, saeta de esperanza. Hoy llegó a ti, riberas del Arlanza*, peregrina al azar, mi alma sin dueño. Cuando te vi señero*, dulce, firme, qué ansiedades sentí de diluirme* y ascender como tú, vuelto en cristales, como tú, negra torre de arduos filos, ejemplo de delirios verticales, mudo ciprés, en el fervor de Silos. GERARDO DIEGO: Manual de espumas; Versos humanos, Cátedra.

3.8. Vicente Aleixandre Biografía Vicente Aleixandre nació en Sevilla, en 1898. Muy joven, se trasladó a vivir a Madrid. En 1950 ingresó en la Real Academia y en 1977 le fue concedido el Premio Nobel de Literatura. Murió en Madrid en 1984.

Obra De sus primeros libros destacan La destrucción o el amor (1934) y Sombra del Paraíso (1944). Son libros llenos de pesimismo, en los que el dolor y la angustia hacen del ser humano una criatura desgraciada. Más adelante escribió Historia del corazón (1954) y En un vasto dominio (1962) en los que sigue considerando al individuo un ser desgraciado, aunque tiene presentes valores positivos como la unión y la solidaridad. En 1968, cuando contaba setenta años, publicó Poemas de la consumación, profunda reflexión sobre el final de la existencia. En el siguiente poema, de Sombra del Paraíso, el poeta considera que el fuego es luz inocente y pura, si no existe el ser humano: El fuego Todo el fuego suspende La pasión. ¡Luz es sola! Mirad cuán puro se alza Hasta lamer los cielos, 5 Mientras las aves todas Por él vuelan. ¡No abrasa! ¿Y el hombre? Nunca. Libre

Todavía de ti, Humano, está el fuego. 10 Luz es, luz inocente. ¡Humano: nunca nazcas! VICENTE ALEIXANDRE, en Antología poética de la Generación del 27, Punto de Lectura.

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3.9. Miguel Hernández Biografía Miguel Hernández nació en Orihuela (Alicante), en 1910. Aunque por su edad no se le puede considerar perteneciente a la Generación del 27, la amistad que mantuvo con sus miembros hace que sea considerado como su epígono (seguidor de una escuela, corriente o estilo de una generación anterior). De origen humilde (fue pastor), no aprendió a leer hasta los once años: su vocación poética nació muy pronto. A los veinticuatro años se trasladó a Madrid, donde trabó amistad con Pablo Neruda. Tras estallar la Guerra Civil, participó de forma activa en la defensa de la República, lo que le acarreó serias consecuencias. En 1937 se casó con Josefina Manresa, a quien cantó en sus versos. Los últimos años de su vida fueron especialmente dolorosos: en 1939 fue encarcelado y condenado a muerte, pena que le fue conmutada después por treinta años de prisión. Ese mismo año murió su primer hijo y el segundo nació al final de la guerra. Murió en la cárcel, tuberculoso, en 1942.

Obra Al igual que otros poetas de su tiempo, Miguel Hernández combinó en su poesía la raíz popular con la técnica culta. Su libro Perito en lunas (1933), escrito en octavas reales, imita el estilo de Góngora, con llamativas y sorprendentes metáforas. En El rayo que no cesa (1936) trata el tema del amor (con tintes trágicos), la vida y la muerte. Durante la guerra escribió poesía de contenido social. Siguen esta línea Viento del pueblo (1937) y El hombre acecha (1939). Cancionero y romancero de ausencias (1941), escrito en la cárcel, trata sobre las consecuencias de la guerra, su estancia en la cárcel y el profundo amor que sentía por su esposa y su hijo. Se trata de un libro profundamente conmovedor y emotivo, casi estremecedor: Tristes guerras si no es amor la empresa. Tristes, tristes. Tristes armas 5 si no son las palabras. Tristes, tristes. Tristes hombres si no mueren de amores. Tristes, tristes. MIGUEL HERNÁNDEZ: El hombre acecha; Cancionero y romancero de ausencias, Cátedra.

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Miguel Hernández arengando a sus compañeros del 5.o Regimiento Republicano de Zapadores durante la Guerra Civil.

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Actividades 5.5. El siguiente poema lo escribió Juan Ramón Jiménez cuando estaba a punto de marchar de Cádiz a Estados Unidos para casarse. Léelo y responde a las cuestiones que se plantean a continuación: Aun cuando el mar es grande, como es lo mismo todo, me parece que estoy ya a tu lado… Ya solo el agua nos separa, 5 el agua que se mueve sin descanso, ¡el agua, solo el agua! JUAN RAMÓN JIMÉNEZ: Diario de un poeta recién casado, Cátedra.

a) ¿Qué tipo de versos utiliza el poeta? b) ¿Hay rima en el poema? c) ¿A quién se dirige el poeta? d) Explica el contenido de estos versos. 5.6. Lee el siguiente fragmento de Platero y yo, de Juan Ramón Jiménez, y contesta a las cuestiones que se plantean: ¡Qué reguapo estás hoy, Platero! Ven aquí… ¡Buen jaleo te ha dado esta mañana la Macaria! Todo lo que es blanco y todo lo que es negro en ti luce y resalta como el día y como la noche después de la lluvia. ¡Qué guapo estás, Platero! Platero, avergonzado un poco de verse así, viene a mí, lento, mojado aún de su baño, tan limpio que parece una muchacha desnuda. La cara se le ha aclarado, igual que un alba, y en ella sus ojos grandes destellan vivos, como si la más joven de las Gracias le hubiera prestado ardor y brillantez. Se lo digo, y en un súbito entusiasmo fraternal, le cojo la cabeza, se la revuelvo en cariñoso apretón, le hago cosquillas… Él, bajos los ojos, se defiende blandamente con las orejas, sin irse, o se liberta, en breve correr, para pararse de nuevo en seco, como un perrillo juguetón. ¡Qué guapo estás, hombre! –le repito. Y Platero, lo mismo que un niño pobre que estrenara un traje, corre tímido, hablándome, mirándome en su huida con el regocijo de las orejas, y se queda, haciendo que come unas campanillas coloradas, en la puerta de la cuadra. JUAN RAMÓN JIMÉNEZ: Platero y yo, Alianza.

Unidad 5

a) A qué época pertenece el libro Platero y yo? Cita alguna característica propia de ella que se aprecie en el fragmento. b) En el texto hay varias comparaciones para acentuar la belleza de Platero. Localízalas. c) El cariño del poeta por su burrillo es enorme. ¿Cómo se expresa? d) ¿Qué figura literaria se da en este capítulo? Justifícalo con ejemplos. 5.7. Ahora lee el siguiente poema de Federico García Lorca y responde a las cuestiones que, sobre él, se formulan: Cazador ¡Alto pinar! Cuatro palomas por el aire van. Cuatro palomas vuelan y tornan. 5 Llevan heridas sus cuatro sombras. ¡Bajo pinar! Cuatro palomas en la tierra están. FEDERICO GARCÍA LORCA: Canciones y primeras canciones, Espasa-Calpe.

a) Mide los versos e indica el tipo de rima que presentan. b) El título del poema es bastante significativo. ¿A qué alude? c) Los cuatro versos centrales se refieren a la vida y su movimiento sin sentido. Justifica esta idea. d) ¿Quién es, pues, ese cazador al que se refiere el título? 5.8. Lee la «Canción del jinete», del libro Canciones de García Lorca, y responde a las preguntas planteadas a continuación: En la luna negra de los bandoleros, cantan las espuelas.

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Caballito negro. ¿Dónde llevas tu jinete muerto?

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Actividades … Las duras espuelas del bandido inmóvil que perdió las riendas.

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Caballito frío. ¡Qué perfume de flor de cuchillo! En la luna negra, sangraba el costado de Sierra Morena.

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Caballito negro. ¿Dónde llevas tu jinete muerto? La noche espolea sus negros ijares* clavándose estrellas.

h) ¿Qué son esas estrellas que se clavan en los ijares del caballo? i) Los estribillos repiten constantemente una interrogación y una exclamación, respectivamente: «¿Dónde llevas tu jinete muerto?» y «¡Qué perfume de flor de cuchillo!». ¿Qué sugieren una y otra? j) Finalmente, en ese ambiente nocturno y fúnebre alguien lanza un grito. ¿Quién puede ser? ¿Qué hoguera es esa que aparece? k) ¿Cuál te parece que es el tema de esta canción? 5.9. He aquí un poema de El rayo que no cesa, de Miguel Hernández. Léelo y responde a las preguntas que se plantean a continuación: Por una senda van los hortelanos, que es la sagrada hora del regreso, con la sangre injuriada por el peso de inviernos, primaveras y veranos.

Caballito frío. 20 ¡Qué perfume de flor de cuchillo! En la luna negra, ¡un grito!, y el cuerno largo de la hoguera.

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Caballito negro. ¿Dónde llevas tu jinete muerto? FEDERICO GARCÍA LORCA: Canciones, Aguilar.

*Vocabulario

Ijar. Ijada, cavidad entre las costillas y los huesos de las caderas.

a) La canción presenta rasgos de la poesía popular. Identifícalos. b) Mide los versos, indica la rima y anota el esquema métrico de la primera estrofa. c) ¿En qué momento del día y en qué lugar se desarrolla la acción narrada en el poema? d) El color negro está presente a lo largo de todo el poema («luna negra», «caballito negro», «negros ijares»). ¿Por qué? e) ¿Quién va montado en ese caballo negro? ¿Por qué va inmóvil? ¿Por qué perdió las riendas? f) ¿Qué significa la expresión «cantan las espuelas»? g) ¿Qué quiere decir el poeta al afirmar que sangra el costado de Sierra Morena?

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Vienen de los esfuerzos sobrehumanos y van a la canción, y van al beso, y van dejando por el aire impreso un olor de herramientas y de manos. Por otra senda yo, por otra senda que no conduce al beso aunque es la hora, sino que merodea sin destino. Bajo su frente trágica y tremenda, un toro solo en la ribera llora olvidando que es toro y masculino. MIGUEL HERNÁNDEZ: El rayo que no cesa, Espasa-Calpe.

a) Analiza métricamente el poema y di de qué estrofa se trata. b) ¿En qué momento del día se situa el poema? ¿Qué elementos permiten deducirlo? c) ¿En cuántas partes podemos dividir el poema? Justifica tal división. d) ¿Cómo regresan los hortelanos a su casa? ¿Y el poeta? e) ¿Cuál es, pues, la diferencia que hay entre los campesinos y el poeta? f) ¿Cuál es el tema de la composición? ¿En qué parte se expresa? g) ¿De qué es símbolo el toro del último terceto?

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Actividades Comentario de texto Perdóname por ir así buscándote tan torpemente, dentro de ti. Perdóname el dolor, alguna vez. Es que quiero sacar de ti tu mejor tú. 5 Ese que no te viste y que yo veo, nadador por tu fondo, preciosísimo. Y cogerlo y tenerlo yo en alto como tiene el árbol la luz última 10 que le ha encontrado al sol. Y entonces tú en su busca vendrías, a lo alto. Para llegar a él subida sobre ti, como te quiero, 15 tocando ya tan sólo a tu pasado con las puntas rosadas de tus pies, en tensión todo el cuerpo, ya ascendiendo de ti a ti misma. 20

Y que a mi amor entonces, le conteste la nueva criatura que tú eras. PEDRO SALINAS: La voz a ti debida; Razón de amor; Largo lamento, Cátedra.

Contexto histórico Sitúa el texto en el conjunto de la obra del autor y de la época.

Tema y estructura a) ¿Qué tipo de versos utiliza Salinas en este poema? ¿Tienen rima? ¿Forman alguna estrofa concreta? b) El poema puede dividirse en tres partes. Identifícalas y justifícalas indicando el contenido de cada una de ellas.

Unidad 5

c) El poeta se dirige a una mujer y le pide perdón. ¿Por qué crees que lo hace? d) Él mismo da la respuesta. ¿Cuál es esta? De ella puede deducirse el tema de la composición. ¿Cuál es? e) ¿Cómo cree Salinas que responderá la mujer? ¿Dónde lo expresa?

Análisis formal a) Analiza la métrica de la composición: número de versos, medida de los mismos, tipo de rima, estrofa, etc. A continuación, anota su esquema métrico. b) Explica el significado de los versos 7 a 12. c) ¿Qué recursos literarios destacan en el poema? Explica su significado. d) Los dos últimos versos suponen una culminación del proceso expresado a lo largo del poema. Pero, ¿por qué Salinas usa la forma verbal «eras», cuando lo lógico sería que usara «serás»?

Valoración personal Comprueba que para Salinas el amor es perfección, conocimiento, superación, elevación. ¿Hay alguna expresión que demuestre esta afirmación? Señálalas.

Actividades de ampliación Lee el manifiesto cubista de Guillaume Apollinaire, que encontrarás en el sitio web www.espaibarcanova.cat, y haz un resumen del mismo. Te recomendamos que veas las películas La casa de Bernarda Alba (Mario Camus, 1987) y Bodas de sangre (Carlos Saura, 1981) basadas en sendas obras de García Lorca. En el sitio web www.espaibarcanova.cat también podrás escuchar recitados algunos textos de los poetas de la Generación del 27.

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[ La literatura desde 1939 hasta 1960 ]

Contenido 1. Contexto histórico 2. La literatura española a partir de 1939 3. La poesía desde 1939 hasta 1960 4. La novela desde 1939 hasta 1960 5. El teatro desde 1939 hasta 1960

1. Contexto histórico Desde el final de la Guerra Civil hasta la actualidad, se pueden distinguir dos etapas: la época franquista y la época democrática. – La época franquista se extendió desde el final de la guerra (1 de abril de 1939) hasta la muerte de Francisco Franco (20 de noviembre de 1975). Fueron años muy difíciles, de hambre, pobreza y represión política: se suprimieron las libertades individuales y sociales (de reunión, de expresión, de huelga…); se prohibieron los partidos políticos; se abolieron los Estatutos de Autonomía del País Vasco y de Cataluña; la censura estaba presente en todas las actividades: laborales, artísticas, etc. A partir de los años sesenta, la economía del país empezó a desarrollarse, aunque tímidamente. Al mismo tiempo, cada vez fue mayor la oposición al régimen franquista y crecieron las protestas y las manifestaciones por parte de los sectores democráticos de izquierda.

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Ciudadanos de Madrid esperando recibir comida y asistencia ante la cooperativa instalada por Auxilio Social (1940).

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Unidad 5 – La etapa democrática se inició tras la muerte de Franco. Juan Carlos I fue proclamado rey de España y se abrió un periodo de transición. Adolfo Suárez fue nombrado presidente del Gobierno y bajo su mandato se elaboró una nueva Constitución, que fue promulgada en 1978. De esta manera se restauró la democracia en España y ello supuso la recuperación de las libertades.

2. La literatura española a partir de 1939 Tras la Guerra Civil, la vida de los principales escritores y artistas estuvo condicionada por la postura que estos adoptaron frente al conflicto. Muchos se exiliaron por sus ideas contrarias al régimen (Pedro Salinas, Luis Cernuda, Rafael Alberti, etc.). Otros corrieron una suerte bien distinta: Federico García Lorca murió asesinado, Antonio Machado falleció en el exilio y Miguel Hernández murió en la cárcel. La guerra conmocionó enormemente la vida literaria española, de tal manera que los años que siguieron a esta fueron años de desconcierto, de búsqueda de nuevos caminos, tanto en la forma como en los contenidos y en las tendencias, que se orientan más hacia los aspectos humanos y existenciales. Siguió a esta primera época otra en la que los escritores sintieron una gran atracción por los aspectos sociales, por la denuncia de las injusticias, etc. A esta corriente se la conoce como la del realismo social. Sin embargo, en las últimas décadas del siglo XX, los escritores abandonaron el realismo social e intentaron buscar nuevas técnicas, basadas, sobre todo, en la experimentación. Por estos años se produjo el «boom», la explosión de la narrativa hispanoamericana, que tanta repercusión tuvo en la vida cultural española. En este apartado de la unidad veremos, en líneas generales, las principales orientaciones en poesía, narrativa y teatro, hasta 1960, aproximadamente. En el siguiente analizaremos las principales tendencias desde esa década hasta la actualidad.

3. La poesía desde 1939 hasta1960 En la década de 1940, es decir, inmediatamente después de la Guerra Civil, la poesía presentó dos vertientes claramente diferenciadas. Por un lado, se observa una poesía arraigada, conformista y acomodaticia. Es una poesía que no se plantea conflictos sociales, con una orientación tradicional y clásica. Cultivan este tipo de poesía Luis Rosales, Luis Felipe Vivanco, Leopoldo Panero, etc. Con el tiempo, muchos de ellos evolucionaron según sus inquietudes sociales o artísticas. Pero, junto a ella, se cultivó también una poesía profundamente humana, marcada por el sufrimiento, por el dolor y por la angustia existencial. Siguieron esta orientación Dámaso Alonso, Blas de Otero y Gabriel Celaya, en sus primeras obras. En la década de 1950, la poesía abandonó, en parte, la preocupación existencial, y profundizó en cuestiones de carácter social, mucho más acordes con el momento histórico que se vivía. Los poetas, en sus versos, denunciaban la injusticia social a la vez que se solidarizaban con los que sufrían, con los más desfavoreci-

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Literatura dos. Consideraron que su obra, la poesía, debía ser una herramienta que les ayudase a cambiar la sociedad. Podría decirse que es una poesía dirigida a la conciencia de la mayoría, de ahí que lo que la caracteriza sea el estilo directo, la claridad, la ausencia de adornos superfluos. De nuevo, hemos de citar aquí a los poetas Blas de Otero y Gabriel Celaya. Debemos tener en cuenta, no obstante, que esta división no es categórica, pues la mayoría de los poetas evolucionó a lo largo del tiempo; por su parte, otros poetas no se adscriben a ninguna corriente, o son de difícil clasificación, como ocurre con José Hierro y José María Valverde, entre otros.

3.1. Dámaso Alonso Dámaso Alonso nació en Madrid en 1898. Por la temática de sus primeros poemas podría adscribirse a la Generación del 27; sin embargo, muy pronto su poesía buscó otros caminos hasta desembocar en esa poesía «desarraigada», angustiada, la poesía propia del que no encuentra su papel y su lugar en el mundo. Su obra capital es Hijos de la ira (1944), donde plasma la miseria humana (el odio, la crueldad, la injusticia), a la vez que se plantea angustiadas preguntas sobre el sentido de la vida y del destino del ser humano. Otros libros suyos son Oscura noticia (1944), Hombre y Dios (1955) y Duda y amor sobre el Ser Supremo (1985). En 1978 se le concedió el Premio Cervantes. Fue miembro de la Real Academia Española y director de la misma. Murió en Madrid, en 1990. En el siguiente soneto, el poeta se dirige a españoles e hispanoamericanos, unidos por la lengua y la fe: Hermanos Hermanos, los que estáis en lejanía tras las aguas inmensas, los cercanos de mi España natal, todos hermanos porque habláis esta lengua que es la mía: 5

yo digo «amor», yo digo «madre mía», y atravesando mares, sierras, llanos, -oh gozo– con sonidos castellanos, os llega un dulce efluvio* de poesía.

Yo exclamo «amigo», y en el Nuevo Mundo, 10 «amigo» dice el eco, desde donde cruza todo el Pacífico, y aún suena. Yo digo «Dios», y hay un clamor profundo; y «Dios», en español, todo responde, y «Dios», sólo «Dios», «Dios», el mundo llena. DÁMASO ALONSO, en Antología poética del grupo poético de 1927, Cátedra.

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*Vocabulario Efluvio. Exhalación, irradiación de algo no material.

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3.2. Gabriel Celaya Gabriel Celaya, cuyo verdadero nombre era Rafael Múgica, nació en Hernani (Guipúzcoa), en 1911. Aunque ingeniero de profesión, su amistad con artistas como Lorca y Dalí, entre otros, le llevó a dedicarse a la poesía. Sus primeros libros son de carácter superrealista, como La soledad cerrada (1936); luego atravesó por otra época en que le interesan los temas existencialistas, reflejados en Tranquilamente hablando (1947), hasta acabar tratando la poesía social, como se puede observar en obras como Las cartas boca arriba (1951) y Cantos iberos (1955). Celaya creía que la poesía debía ser un instrumento que sirviera para cambiar el mundo. El siguiente fragmento es un ejemplo de esta concepción de la poesía: La poesía es un arma cargada de futuro Maldigo la poesía concebida como un lujo cultural por los neutrales que, lavándose las manos se desentienden y evaden. Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse. […] 5

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Quisiera daros vida, provocar nuevos actos, y calculo por eso con técnica, qué puedo. Me siento un ingeniero del verso y un obrero que trabaja con otros a España en sus aceros. Tal es mi poesía: poesía-herramienta a la vez que latido de lo unánime y ciego. Tal es, arma cargada de futuro expansivo con el que te apunto al pecho. No es una poesía gota a gota pensada. No es un bello producto. No es un fruto perfecto. Es algo como el aire que todos respiramos y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos. GABRIEL CELAYA: Poesías completas, Laia.

En los últimos años de su vida, Gabriel Celaya escribió libros inspirados en sus creencias comunistas, como Cantos y mitos y El mundo abierto. Murió en Madrid en 1991.

3.3. Blas de Otero Blas de Otero nació en Bilbao, en 1916. Tal vez sea el máximo exponente de la poesía «desarraigada». Sus libros Ángel fieramente humano (1950) y Redoble de conciencia (1951) son una buena muestra de esta poesía. Se preguntaba por el sentido del ser humano, del mundo y de la vida. Hay en estas obras poemas religiosos en los que el poeta se dirige a Dios y le pide que se muestre a él, pero también poemas amorosos y otros en los que habla del sufrimiento de los individuos. En 1958 publicó los dos libros, corregidos, en un solo volumen titulado Ancia (vocablo formado con la primera

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Literatura sílaba del primer libro y la última del segundo). Observemos cómo en el siguiente poema reprocha a Dios su silencio: Oh, cállate, Señor, calla tu boca cerrada, no me digas tu palabra de silencio; oh Señor, tu voz se abra, estalle como un mar, como una roca 5

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¡Poderoso silencio, poderoso silencio! Sube el mar hasta ya ahogarnos en su terrible estruendo silencioso. ¡Poderoso silencio con quien lucho a voz en grito: ¡grita hasta arrancarnos la lengua, mudo Dios al que yo escucho!

gigante. Ay, tu silencio vuelve loca al alma: ella ve el mar, mas nunca el abra* abierta; ve el cantil,* y allí se labra una espuma de fe que no se toca.

BLAS DE OTERO: Ángel fieramente humano; Redoble de conciencia, Losada.

Blas de Otero también escribió poesía social. Buena muestra de ella son Pido la paz y la palabra (1955), En castellano (1959) y Que trata de España (1964), donde trata los problemas de España y de los españoles, sus ansias de paz, libertad, justicia y un futuro mejor. Es una poesía dirigida a la inmensa mayoría, con un lenguaje sencillo. En 1970 publicó Historias fingidas y verdaderas, libro de poemas en prosa, de carácter más intimista. Murió en Madrid en 1979.

3.4. José Hierro José Hierro nació en Madrid, en 1922. Siendo todavía adolescente, pasó cuatro años en prisión por sus ideas republicanas. Con todo, sus libros se caracterizan por la alegría y las ganas de vivir, aunque en ocasiones no puede evitar que el dolor, la melancolía y la pena afloren en sus versos. Entre sus obras figuran Alegría (1947), Con las piedras, con el viento (1950), Cuanto sé de mí (1957), Libro de las alucinaciones (1964) y Agenda (1991). Veamos un fragmento de Alegría: Fe de vida Sé que el invierno está aquí, detrás de esa puerta. Sé que si ahora saliese fuera lo hallaría todo muerto, luchando por renacer. 5 Sé que si busco una rama no la encontraré. Sé que si busco al que fui no lo encontraré.

Pero estoy aquí. Me muevo, vivo. Me llamo José Hierro. Alegría. (Alegría que está caída a mis pies.) Nada en orden. Todo roto, 15 a punto de ya no ser. 10

Pero toco la alegría, porque aunque todo esté muerto yo aún estoy vivo y lo sé. JOSÉ HIERRO: Antología poética, Alianza.

Hierro, que siempre se mantuvo al margen de grupos y tendencias, recibió numerosos premios: el Nacional de Poesía (1953), el Nacional de las Letras Españolas (1990), el Príncipe de Asturias (1981) y el Cervantes (1998). Murió en diciembre de 2002.

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*Vocabulario Abra. Bahía no muy extensa. Cantil. Lugar que forma escalón en la costa o en el fondo del mar. Acantilado.

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4. La novela desde 1939 hasta 1960 En la década de 1930, la novela se centraba en aspectos humanos y mostraba una clara tendencia al compromiso social. Fueron varios los novelistas que siguieron esta corriente, aunque muchos de ellos debieron exiliarse tras la Guerra Civil por su ideología: Ramón J. Sender, Rosa Chacel, Max Aub, Manuel Andújar y Francisco Ayala. Los años 40 fueron, al igual que en la poesía, años de búsqueda y de ensayo de nuevas fórmulas. La novela de esta época está marcada por las consecuencias de la guerra, de ahí que muestre una realidad miserable y triste, absurda y desesperanzada, en la que no se divisa un futuro prometedor. La familia de Pascual Duarte (1942), de Camilo José Cela, inauguró la corriente denominada tremendismo, nombre significativo, pues la obra nos presenta una realidad dura y violenta, que llega incluso a la repulsión. Carmen Laforet, ganadora del primer Premio Nadal, nos presenta en su novela Nada (1944) la sórdida realidad española de la posguerra. Ambas novelas son un antecedente de la novela social que triunfará en la década siguiente. También pertenecen a esta época autores como José M.ª Gironella, Gonzalo Torrente Ballester, Álvaro Cunqueiro, José Luis Castillo-Puche, Juan Antonio de Zunzunegui, Elena Quiroga, Miguel Delibes, etc. La década de 1950 constituyó la culminación de la novela social iniciada en la década anterior. A juicio de la crítica, dos de las obras fundamentales de la época son El camino (1950), de Miguel Delibes, y La colmena (1951), de Camilo José Cela. En los últimos años de esta década, un grupo de autores, aun manteniendo la objetividad, mostraron una actitud más comprometida, y en sus obras denunciaron las injusticias sociales. En su afán por mostrar fielmente la realidad, reflejaron con exactitud todos los registros sociales del lenguaje, que utilizaban sin adornos. Tienen justa fama Juan Goytisolo, Ignacio Aldecoa, Rafael Sánchez Ferlosio, Jesús Fernández Santos, Ana M.ª Matute, Alfonso Grosso, José Manuel Caballero Bonald, Juan García Hortelano, etc. Camilo José Cela recibiendo el Premio Nobel de Literatura (1989).

4.1. Camilo José Cela Camilo José Cela nació en Iria Flavia (La Coruña), en 1916. Miembro de la Real Academia desde 1957, recibió numerosos premios, entre los que destacan el Nacional de Literatura (1984), el Príncipe de Asturias de las Letras (1987), el Nobel de Literatura (1989), el Planeta (1994) y el Cervantes (1995). Murió en 2002. Su primera novela, La familia de Pascual Duarte (1942) no dejó a nadie indiferente: provocó reacciones que iban desde el entusiasmo hasta la reprobación. En La familia de Pascual Duarte, el protagonista, desde la cárcel donde espera el momento de su ejecución, habla en primera persona de su nacimiento, de sus padres –auténticos monstruos–, de su hermana –prostituta–, de su hermanillo –deficiente psíquico, al que un cerdo le comió las orejas y que murió ahogado en una tinaja de aceite–, de sus matrimonios fracasados, de sus crímenes, hasta que acaba matando a su propia madre. Pare-

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Literatura ce como si su vida estuviera marcada por una especie de hado fatal que le lleva a cometer las mayores atrocidades. Su obra maestra es La colmena, ambientada en Madrid, en la que se mezcla todo tipo de personajes vulgares que muestran sus miserias: el hambre, el miedo, el sexo, su deseo de salir adelante, etc. Los capítulos están estructurados en secuencias, algunas de las cuales contienen fragmentos de otras secuencias. Con ello se pretende imitar la división en celdillas de las colmenas. Otras obras suyas son Viaje a la Alcarria (1948), El gallego y su cuadrilla (1949), Mazurca para dos muertos (1983) y Madera de Boj (1999).

4.2. Miguel Delibes Miguel Delibes nació en 1920 en Valladolid. Fue director del periódico El Norte de Castilla. Como creador literario ha recibido varios premios, como el de la Crítica (1953), el Príncipe de Asturias (1982), el Nacional de las Letras Españolas (1991) y el Cervantes (1993). En 1973 fue elegido miembro de la Real Academia Española. Con su primera novela, La sombra del ciprés es alargada, obtuvo el Premio Nadal en 1947. Narra la historia de un joven huérfano triste que, tras una etapa de relativa felicidad, sufre la muerte prematura de su esposa y encuentra refugio en la religión. En 1950 publicó El camino, a la que seguirán Mi idolatrado hijo Sisí (1953) y Diario de un cazador (1955). Esta última narra, en un estilo popular, las peripecias de un bedel de instituto cuya afición principal es la caza. En 1962 publicó una de sus grandes obras, Las ratas, en la que retrata ambientes y personajes típicamente castellanos, entre los que destaca un cazador de ratas, que luego vende como alimento. Es una obra que refleja un costumbrismo pesimista, en la que la miseria moral está presente en todo momento.

Miguel Delibes se muestra en todas sus obras como un gran conocedor de la lengua española, que usa con absoluta maestría.

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Unidad 5 En 1966 publicó Cinco horas con Mario, en la que se interesa más por la forma expresiva. Se trata de un largo monólogo interior de Carmen, una mujer burguesa de derechas, mientras vela el cadáver de su marido, Mario, un profesor de mentalidad progresista, que le llevó a prisión durante el franquismo. Con Las guerras de nuestros antepasados (1975) Delibes intentó mostrar cómo las guerras influyen negativamente en la formación del carácter de las personas. En Los santos inocentes (1981) puso de manifiesto la explotación de que eran objeto los desheredados por parte de los ricos. En 1998 publicó El hereje, obra ambientada esta vez en la España erasmista y de la Inquisición.

5. El teatro desde 1939 hasta 1960 A lo largo de las décadas que siguieron al final de la Guerra Civil, se cultivó, ante todo, un teatro de tipo tradicional que no planteaba ninguna clase de ruptura con los valores vigentes en la época. Se trataba de un teatro comercial que tenía como espectador a un público burgués y cuya finalidad era la de entretener y divertir. Destacan autores como Jacinto Benavente, José M.ª Pemán, Víctor Ruiz Iriarte, Edgar Neville, Carlos Arniches y Alfonso Paso, entre otros. Cultivaron con gran éxito el teatro cómico Enrique Jardiel Poncela y Miguel Mihura. Pero no todo era teatro alegre: también se escribió teatro comprometido, en el que destacaron Antonio Buero Vallejo, Alfonso Sastre y Lauro Olmo, más preocupados por los problemas de la sociedad. Y hubo también dramaturgos que escribieron en el exilio, como Alejandro Casona, en cuyo teatro está presente el elemento poético, y Max Aub, que escribió teatro de signo político.

5.1. Miguel Mihura Miguel Mihura (Madrid, 1905-1977), hijo de actor y empresario teatral, estrenó en 1952 su primera obra, Tres sombreros de copa, aunque la había escrito veinte años antes. Es una obra de un humor cándido, desenfadado, en ocasiones, absurdo. Pero bajo ese humor late una gran amargura. Presenta el contraste entre una vida sin alicientes, tediosa, carente de interés, y otra presidida por el goce, el vitalismo, la imaginación y la libertad. Los elementos de que se vale Mihura para provocar el humor son las distorsiones lingüísticas, los giros inesperados, las situaciones absurdas e ilógicas, etc. Otras obras suyas que obtuvieron gran éxito son Sublime decisión (1955) Melocotón en almíbar (1958), Maribel y la extraña familia (1959) y Ninette y un señor de Murcia (1964).

5.2. Enrique Jardiel Poncela Enrique Jardiel Poncela (Madrid, 1901-1952), aunque cultivó la novela, tuvo en el teatro de humor su verdadera vocación. En sus obras presenta un humor nada convencional, sino disparatado, lleno de situaciones absurdas, inesperadas y chocantes. Entre sus obras destacan Espérame en Siberia, vida mía (1930), Cuatro corazones con freno y marcha atrás (1936), Eloísa está debajo de un almendro (1940) y Los habitantes de la casa deshabitada (1942).

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5.3. Antonio Buero Vallejo Antonio Buero Vallejo nació en Guadalajara, en 1916. Es uno de los máximos representantes del teatro social. Pero el suyo es un teatro grave, profundo. Trata temas profundamente humanos de tono existencialista: el sentido de la vida, el destino del ser humano, la soledad, la angustia, el anhelo de libertad, la búsqueda de la felicidad, la injusticia social, la persecución, etc. En 1949 estrenó Historia de una escalera, obra comprometida, ambientada en la España de posguerra. En ella nos muestra cómo el tiempo acaba con las ilusiones de los vecinos de una escalera de un inmueble. Esta obra le valió el Premio de Teatro Lope de Vega. En la ardiente oscuridad (1950) y El concierto de San Ovidio (1962) tratan sobre la rebelión contra el conformismo y la explotación; El tragaluz (1967) es una reflexión sobre las consecuencias de la Guerra Civil, y Un soñador para un pueblo (1958), Las Meninas (1960) y El sueño de la razón (1970) son obras históricas sobre Esquilache, Velázquez y Goya, respectivamente. En 1986 se le concedió el Premio Cervantes. Murió en Madrid, en 2000.

Escena de una representación de Historia de una escalera, dirigida en 1949 por Cayetano Luca de Tena e interpretada por Gabriel Llopart y Elena Salvador.

5.4. Alfonso Sastre Alfonso Sastre nació en Madrid, en 1926. Junto a Buero Vallejo, es el gran cultivador del teatro social, político, de denuncia y de protesta, un teatro considerado instrumento para transformar la realidad. En 1953 estrenó Escuadra hacia la muerte, obra que fue prohibida al poco de estrenarse por su contenido político antibelicista. Es también autor del drama familiar La mordaza (1954) y de La taberna fantástica (1966), con la que obtuvo el Premio Nacional de Teatro cuando se estrenó, en 1985. En 2003 le fue concedido el Premio de Honor Max de las Artes Escénicas.

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Actividades 5.10. Lee este poema de Dámaso Alonso y responde a las cuestiones que se plantean a continuación.

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Unidad 5

Por qué he nacido en esta tierra. Ruego borren la sangre para siempre. Luego hablaremos. Yo hablo con la tierra

Viento de noche El viento es un can sin dueño que lame la noche inmensa. La noche no tiene sueño. Y el hombre, entre sueños, piensa. 5

Y el hombre sueña, dormido, que el viento, un perro sin dueño, aúlla, a sus pies tendido para lamerle el ensueño. Y aún no ha sonado la hora.

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La noche no tiene sueño: ¡alerta, la veladora!

DÁMASO ALONSO, en Antología poética del grupo poético de 1927, Cátedra.

a) Analiza métricamente el poema. b) ¿Usa Dámaso Alonso alguna estrofa concreta? c) El poema presenta recursos de la poesía popular; cita algunos. d) En el texto hay varias metáforas y personificaciones. Señálalas e identifica el elemento a que se refieren. e) La noche es símbolo de la muerte. ¿Por qué podemos hacer esta afirmación? f) ¿Qué debe hacer el hombre ante la muerte? 5.11. Lee el siguiente poema de Blas de Otero y responde a las cuestiones que hay a continuación: Inerme Aún no nos damos por vencidos. Dicen que se perdió una guerra. No sé nada de ayer. Quiero una España mañanada* donde el odio y el hoy no maniaticen.* 5

Ínclitas* guerras paupérrimas,* sangre Infecunda.* Perdida. (No sé nada, nada.) Ganada (no sé) nada, nada: éste es el seco eco de la sangre.

inerme.* Y como soy un pobre obrero de la palabra, un mínimo minero de la paz, no sé nada de la guerra. BLAS DE OTERO: Poesía escogida, Vicens Vives.

*Vocabulario Mañanada. Neologismo con el significado de ‘esperanzada’, ‘que tenga un mañana, un futuro’, ‘que mire al mañana, al futuro’. Maniaticen. Otro neologismo, formado a partir del cruce de maniatar ‘atar de manos’ y atizar ‘golpear’. Ínclitas. Ilustres. Paupérrimas. Superlativo de pobre. Ínclitas guerras paupérrimas, sangre infecunda. Parodia de la Salutación del optimista, de Rubén Darío, que comienza: «Ínclitas razas ubérrimas, sangre de Hispania fecunda». Inerme. Que está sin armas.

a) Mide los versos, indica la rima y escribe su esquema métrico. ¿De qué estrofa se trata? b) El poema habla sobre las consecuencias de la Guerra Civil española. ¿Qué piensa el poeta de esta guerra? Observa las expresiones que aluden a ella (por ejemplo, «guerras paupérrimas, sangre infecunda»). c) En el verso 8 el poeta habla del «eco de la sangre». Señala algunas repeticiones en el texto que sugieran el efecto producido por el eco. d) Explica qué quiere decir el poeta cuando afirma que es «un pobre obrero de la palabra» y «un mínimo minero de la paz». e) ¿Qué pide y desea para el futuro? 5.12. El siguiente fragmento pertenece a La colmena. Léelo y responde a las preguntas que se formulan a continuación: Doña Rosa no era, ciertamente, lo que se suele decir una sensitiva. –Y lo que le digo, ya lo sabe. Para golfos ya tengo bastante con mi cuñado. ¡Menudo pendón! Usted está todavía muy verdecito, ¿me entiende?, muy verdecito. ¡Pues

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estaría bueno! ¿Dónde ha visto usted que un hombre sin cultura y sin principios ande por ahí, tosiendo y pisando fuerte como un señorito? ¡No seré yo quien lo vea, se lo juro! Doña Rosa sudaba por el bigote y por la frente. –Y tú, pasmado, ya estás yendo por el periódico. ¡Aquí no hay respeto ni hay decencia, eso es lo que pasa! ¡Ya os daría yo para el pelo, ya, si algún día me cabreara! ¡Habráse visto! Doña Rosa clava sus ojitos de ratón sobre Pepe, el viejo camarero llegado, cuarenta o cuarenta y cinco años atrás, de Mondoñedo. Detrás de los gruesos cristales, los ojitos de doña Rosa parecen los atónitos ojos de un pájaro disecado. –¡Qué miras! ¡Qué miras! ¡Bobo! ¡Estás igual que el día que llegaste! ¡A vosotros no hay Dios que os quite el pelo de la dehesa! ¡Anda, espabila y tengamos la fiesta en paz, que si fueras más hombre ya te había puesto de patas en la calle! ¿Me entiendes? ¡Pues nos ha merengao! Doña Rosa se palpa el vientre y vuelve de nuevo a tratarlo de usted. –Ande, ande… Cada cual a lo suyo. Ya sabe, no perdamos ninguno la perspectiva, ¡qué leñe!, ni el respeto, ¿me entiende?, ni el respeto. Doña Rosa levantó la cabeza y respiró con profundidad. Los pelitos de su bigote se estremecieron con un gesto retador, con un gesto airoso, solemne, como el de los negros cuernecitos de un grillo enamorado y orgulloso. CAMILO JOSÉ CELA: La Colmena, Noguer.

a) ¿Quién es el narrador de las partes no dialogadas? ¿Qué finalidad tienen estas partes? b) ¿Cuántas personas hablan en las partes dialogadas? c) Anota dos rasgos físicos y otros dos de carácter de doña Rosa. d) ¿Qué registro del castellano se usa en el texto? Anota alguna de sus características. 5.13. En el siguiente fragmento de La señorita de Trevélez, de Carlos Arniches, el socio del Casino, Numeriano Galán, le hace confesiones amorosas a Menéndez, ordenanza del mismo. NUMERIANO: Voy a hacerte una revelación sensacional. MENÉNDEZ: ¡Carape! NUMERIANO: Sensacionalísima. MENÉNDEZ: ¿Ha caído la viuda?

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NUMERIANO: Ha tropezado nada más, pero no es eso. Atiende. Muchos días, efusivo Menéndez, ¿no te ha chocado a ti verme entrar a deshora en este salón de lectura? MENÉNDEZ: Mucho, sí señor. NUMERIANO: Pues bien, al entrar yo en el salón de lectura, ¿tú no leías nada en mis ojos? MENÉNDEZ: No señor; yo casi nunca leo nada. NUMERIANO: Pero ¿no te chocaba verme huraño, triste y solo, metido en ese rincón? MENÉNDEZ: Sí, señor, pero yo decía: será que le gusta la soledad. NUMERIANO: Y eso era, perspicaz Menéndez, que me gusta la Soledad…; pero no la de aquí, sino la de ahí enfrente. MENÉNDEZ: ¡La doncellita de los Trevélez! […] NUMERIANO: ¡Qué Soledad más apetecible! ¿Verdad, Menéndez? MENÉNDEZ: Es una Soledad pa no juntarse con nadie, don Numeriano. NUMERIANO: Para no juntarse con nadie más que con ella. MENÉNDEZ: Natural. NUMERIANO: A mí, Menéndez, esa chiquilla me inspira un sentimiento de deseo, un sentimiento de pasión, un sentimiento de… MENÉNDEZ: (Dándole la mano.) Acompaño a usted en el sentimiento. NUMERIANO: Muchas gracias, incondicional Menéndez. Pues bien, por conseguir los favores de esa monada, andábamos a la greña* Pablito Picavea y yo. MENÉNDEZ: ¿Y qué? NUMERIANO: Que lo he arrollado… ¡Que esa bizcotela* ya es mía! MENÉNDEZ: Arrea. NUMERIANO: Aquí tengo los títulos de propiedad. (Saca una carta.) Atiende y deduce… Por la tarde la* pedí relaciones y por la noche me trajo el cartero del interior esta expresiva y seductora cartita. Juzga. «Señorito Numeriano: De palabra no me he atrevido esta tarde a darle una contestación aparente porque no me dejó el reparo.» ¡El reparo!…, ¡qué monísima!… «Pero si usted quiere que le diga lo que sea, estése mañana a las once en el salón de lectura del Casino, y si tiene valor una servidora, se asomará y se lo dirá; aunque sé que es usted muy mal portao* con las mujeres…» ¡Mal portao!… ¡Me ha cogido el flaco!* MENÉNDEZ: ¡La fama que vola!*

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Actividades NUMERIANO: (Sigue leyendo.) «No falte. Saldré a sacudir… No vuelva…» (Vuelve la hoja.) «No vuelva a asomarse hasta mañana, porque mi señorita está escamada. Sulla. Ese.» ¡Sulla! (Guardándose la carta.) ¡Ah, estupefacto Menéndez, ese sulla no lo cambio yo por una dolora de Campoamor,* porque esas cuatro letras quieren decir que esa fruta sazonada* y exquisita ha caído en mi implacable banasta.* MENÉNDEZ: ¡Pero qué suerte tiene usté! NUMERIANO: (Por sus ojos.) ¡Le llamas suerte a estas dos ametralladoras! MENÉNDEZ: ¡Hombre! NUMERIANO: Lo que hay es que tengo una mirada que es para sacar patente. La fijo cuarenta segundos en un puro y lo enciendo. No te digo más. Y hay días que los enciendo de reojo. MENÉNDEZ: De modo que viene usted a la cita. NUMERIANO: Di más bien a la toma de posesión. CARLOS ARNICHES: La señorita de Trevélez, Cátedra.

*Vocabulario Andar a la greña. Estar enemistados. Bizcotela. Bizcocho ligero. Aquí está usado como un piropo bastante cursi. La. Laísmo. Lo correcto es le. Mal portao. Que se porta mal. Me ha cogido el flaco. Me ha descubierto, ha descubierto mi punto flaco. Vola. Vuela. Campoamor. Político y escritor español del siglo XIX, autor de Las Doloras, breves composiciones poéticas que encierran un pensamiento filosófico. Sazonada. En su justo punto de madurez. Banasta. Cesto grande de mimbre.

a) Analiza las acotaciones que aparecen en el texto y di cuál es su finalidad. b) ¿Cuántos cuadros hay en el fragmento? ¿Y escenas? Justifícalo. c) Señala algunos elementos que contribuyen a crear comicidad en el texto. d) Anota las palabras y expresiones que consideres propias del español coloquial popular. e) ¿A qué clase social pertenecen los personajes? ¿Qué elementos nos permiten deducirlo? f) Localiza recursos retóricos: identifica una metáfora y una hipérbole en las tres últimas intervenciones de Numeriano.

Unidad 5

5.14. Tres sombreros de copa, de Miguel Mihura, es una obra representativa del teatro del absurdo. En ella, Dionisio pasa su última noche de soltero en un hotel de provincias, regentado por don Rosario. Lee el siguiente fragmento y responde a las preguntas que se formulan a continuación. DON ROSARIO: (Gritando.) ¡Ay! DIONISIO: ¿Qué le sucede? DON ROSARIO: (Mirando debajo de la cama.) ¡Allí hay una bota! DIONISIO: ¿De caballero o de señora? DON ROSARIO: No sé. Es una bota. DIONISIO: ¡Dios mío! DON ROSARIO: Algún huésped se la debe de haber dejado olvidada… ¡Y esas criadas ni siquiera la han visto al barrer!… ¿A usted le parece esto bonito? DIONISIO: No sé qué decirle… DON ROSARIO: Hágame el favor, don Dionisio. A mí me es imposible agacharme más, por causa de la cintura… ¿Quiere usted ir a coger la bota? DIONISIO: Déjela usted, don Rosario… Si a mí no me molesta… Yo en seguida me voy a acostar, y no le hago caso… DON ROSARIO: Yo no podría dormir tranquilo si supiese que debajo de la cama hay una bota… Llamaré ahora mismo a una criada. (Saca una campanilla del bolsillo y la hace sonar.) DIONISIO: No. No toque más. Yo iré por ella. (Mete parte del cuerpo debajo de la cama.) Ya está. Ya la he cogido. (Sale con la bota.) Pues es una bota muy bonita. Es de caballero… DON ROSARIO: ¿La quiere usted, don Dionisio? DIONISIO: No, por Dios; muchas gracias. Déjelo usted… DON ROSARIO: No sea tonto. Ande. Si le gusta, quédese con ella. Seguramente nadie la reclamará… ¡Cualquiera sabe desde cuándo está ahí metida…! DIONISIO: No. No. De verdad. Yo no la necesito… DON ROSARIO: Vamos. No sea usted bobo… ¿Quiere que se la envuelva en un papel, carita de nardo? DIONISIO: Bueno, como usted quiera… DON ROSARIO: No hace falta. Está limpia. Métasela usted en un bolsillo. (DIONISIO se mete la bota en un bolsillo.) Así… DIONISIO: ¿Me levanto ya? DON ROSARIO: Sí, don Dionisio, levántese de ahí, no sea que se vaya a estropear los pantalones… DIONISIO: Pero ¿qué veo, don Rosario? ¿Un teléfono?

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DON ROSARIO: Sí, señor. Un teléfono. DIONISIO: Pero ¿un teléfono de esos por los que se puede llamar a los bomberos? DON ROSARIO: Sí, señor. Y a los de las Pompas Fúnebres… DIONISIO: ¡Pero esto es tirar la casa por la ventana, Don Rosario! (Mientras DIONISIO habla, DON ROSARIO saca de la maleta un chaquet, un pantalón y unas botas y los coloca dentro del armario.) Hace siete años que vengo a este hotel y cada año encuentro una nueva mejora. Primero quitó usted las moscas de la cocina y se las llevó al comedor. Después las quitó usted del comedor y se las llevó a la sala. Y otro día las sacó usted de la sala y se las llevó de paseo, al campo, en donde, por fin, las pudo usted dar esquinazo… ¡Fue magnífico! Luego puso usted la calefacción… Después suprimió usted aquella carne de membrillo que hacía su hija… Ahora el teléfono… De una fonda de segundo orden ha hecho usted un hotel confortable… Y los precios siguen siendo económicos… ¡Esto supone la ruina, don Rosario…! DON ROSARIO: Ya me conoce usted, don Dionisio. No lo puedo remediar. Soy así. Todo me parece poco para mis huéspedes de mi alma… DIONISIO: Pero, sin embargo, exagera usted… No está bien que cuando hace frío nos meta usted botellas de agua caliente en la cama; ni que cuando estamos constipados se acueste usted con nosotros para darnos más calor y sudar; ni que nos dé usted besos cuando nos marchamos de viaje. No está bien tampoco que, cuando un huésped está desvelado, entre usted en la alcoba con su cornetín de pistón e interprete romanzas de su época, hasta conseguir que se quede dormidito… ¡Es ya demasiada bondad…! ¡Abusan de usted…! DON ROSARIO: Pobrecillos… Déjelos…, casi todos los que vienen aquí son viajantes, empleados, artistas… Hombres solos… Hombres sin madre… Y yo quiero ser un padre para todos, ya que no lo pude ser para mi pobre niño… ¡Aquel niño mío que se ahogó en un pozo…! (Se emociona.) DIONISIO: Vamos, don Rosario… No piense usted en eso… DON ROSARIO: Usted ya conoce la historia de aquel pobre niño que se ahogó en el pozo… DIONISIO: Sí. La sé. Su niño se asomó al pozo para coger una rana… Y el niño se cayó. Hizo «¡pin!», y acabó todo. DON ROSARIO: Ésa es la historia, don Dionisio. Hizo «¡pin!», y acabó todo. (Pausa dolorosa.) ¿Va usted a acostarse? DIONISIO: Sí, señor. MIGUEL MIHURA: Tres sombreros de copa, Cátedra.

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a) En el texto hay varias acotaciones. Anótalas y di qué función desempeñan en el mismo. b) ¿En cuántas partes puede dividirse el texto? Justifica tal división. c) ¿Qué rasgos de humor crees que predominan en el fragmento? d) Cita alguna característica propia del llamado teatro del absurdo que se observe en el texto.

Comentario de texto El siguiente fragmento pertenece a La familia de Pascual Duarte, de Camilo José Cela. Léelo y responde a las cuestiones que se plantean a continuación: Tenía una perrilla perdiguera –la Chispa–, medio ruin, medio bravía, pero que se entendía muy bien conmigo; con ella me iba muchas mañanas hasta la Charca, a legua y media del pueblo hacia la raya de Portugal, y nunca nos volvíamos de vacío para casa. Al volver, la perra se me adelantaba y me esperaba siempre junto al cruce; había allí una piedra redonda y achatada como una silla baja, de la que guardo tan grato recuerdo como de cualquier persona; mejor, seguramente, que el que guardo de muchas de ellas. Era ancha y algo hundida y cuando me sentaba se me escurría un poco el trasero (con perdón) y quedaba tan acomodado que sentía tener que dejarla; me pasaba largos ratos sentado sobre la piedra del cruce, silbando, con la escopeta entre las piernas, mirando lo que había de verse, fumando pitillos. La perrilla, se sentaba enfrente de mí, sobre sus dos patas de atrás, y me miraba, con la cabeza ladeada, con sus dos ojillos castaños muy despiertos; yo le hablaba y ella, como si quisiese entenderme mejor, levantaba un poco las orejas; cuando me callaba aprovechaba para dar unas carreras detrás de los saltamontes, o simplemente para cambiar de postura. Cuando me marchaba, siempre, sin saber por qué, había de volver la cabeza hacia la piedra, como para despedirme, y hubo un día que debió parecerme tan triste por mi marcha, que no tuve más suerte que volver sobre mis pasos a sentarme de nuevo. La perra volvió a echarse frente a mí y volvió a mirarme; ahora me doy cuenta de que tenía la mirada de los confesores, escrutadora y fría, como dicen que es la de los linces… Un temblor recorrió todo mi cuerpo; parecía como una corriente que forzaba por salirme por los brazos, el pitillo se me había apagado; la escopeta, de un solo caño, se dejaba acariciar, lentamente, entre mis piernas. La perra seguía mirándome fija, como si no me hubiera visto nunca, como si fuese a culparme de algo de un momento a otro, y su mi-

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Actividades rada me calentaba la sangre de las venas de tal manera que se veía llegar el momento en que tuviese que entregarme; hacía calor, un calor espantoso, y mis ojos se entornaban dominados por el mirar, como un clavo, del animal… Cogí la escopeta y disparé; volví a cargar y volví a disparar. La perra tenía una sangre oscura y pegajosa que se extendía poco a poco por la tierra. CAMILO JOSÉ CELA: La familia de Pascual Duarte, Destino.

Unidad 5

c) A pesar del cariño, el protagonista mata a la perra. ¿Por qué lo hace? d) ¿Qué figuras literarias se aprecian en el fragmento? e) En la segunda mitad, puede percibirse cómo la tensión va en aumento. ¿Cómo consigue Cela dar esa sensación?

Valoración personal

Sitúa el texto en el conjunto de la obra del autor y de la época.

a) ¿Puede deducirse del texto alguna característica psicológica del protagonista? ¿Cuál? b) ¿Entra dentro de lo que se considera tremendismo el texto?

Tema y estructura

Actividades de ampliación

a) El fragmento puede dividirse en dos partes. Justifica esta división. b) Indica el contenido de cada una de las partes. c) ¿Cuál es el tema del fragmento?

Busca información complementaria sobre la obra Tres sombreros de copa, de Miguel Mihura. Para ello, consulta en el sitio web www.espaibarcanova.cat.

Contexto histórico

Análisis formal a) El texto está escrito en forma autobiográfica. ¿Qué elementos de este fragmento te han permitido comprobarlo? b) En las primeras líneas del texto se aprecia el cariño que existe entre la perrilla y Pascual. Anota algunas expresiones que lo demuestren.

Te recomendamos que veas las películas La colmena (Mario Camus, 1982), basada en la novela homónima de Camilo José Cela, y Los santos inocentes (Mario Camus, 1984), adaptación de la novela del mismo título de Miguel Delibes. En el sitio web www.espaibarcanova.cat encontrarás enlaces interesantes sobre los autores de este periodo citados en el texto.

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[ La literatura desde 1960 hasta la actualidad ]

Contenido 1. Contexto histórico 2. La narrativa 3. La poesía 4. El teatro

1. Contexto histórico La década de 1960 y los primeros años de la década de 1970 estuvieron marcados todavía por el control político y social de la dictadura franquista. Sin embargo, en lo económico, en los años sesenta se inició una fase de desarrollo creciente gracias a una progresiva industrialización del país y, sobre todo, al auge del turismo. Con la muerte de Franco, en noviembre de 1975, se inició el periodo más largo de paz en democracia en España. El poder del Estado se organizó en forma de monarquía constitucional en torno al rey Juan Carlos I, las Cortes (elegidas en 1977) y la Constitución de 1978. Los primeros años de la transición fueron complicados: retornaron a España los exiliados, se reorganizaron los partidos políticos y los sindicatos, se votaron leyes de gran trascendencia, etc. A las dificultades propias de todo gran cambio político, se unió la crisis económica mundial (la crisis del petróleo de la década de 1970), el incremento del terrorismo y el frustrado golpe de Estado del 23 de febrero de 1981. Gobiernos de distintas tendencias políticas han dirigido el país desde la instauración de la democracia: el centrismo de la UCD, con Adolfo Suárez o Leopoldo Calvo Sotelo, el socialismo moderado de Felipe González y el liberalismo conservador de

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Imagen de la factoría de Seat de Barcelona, donde en el año 1971 se fabricaba en serie el modelo 600.

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Unidad 5 José María Aznar. La sociedad actual presenta numerosos problemas sin resolver: la preservación del medio ambiente, los flujos de población, la inestabilidad de la economía, etc.

2. La narrativa 2.1. La renovación de la década de 1960 A comienzos de los años sesenta se apreciaba una sensación de cansancio en la literatura realista dominante hasta ese momento. Los escritores manifestaban la necesidad de una renovación formal que aportara enfoques más complejos a la narrativa. No se trataba de una ruptura total con la novela social, sino de darle una nueva visión con un lenguaje y unas técnicas narrativas diferentes. El escritor profundizó en el tratamiento estilístico y formal, apareciendo de este modo recursos técnicos hasta entonces poco habituales: el monólogo interior, el estilo indirecto libre, el punto de vista múltiple, los saltos temporales, el desorden narrativo, la experimentación lingüística, etc. Como consecuencia de ello, el narrador dejó de ser un sobrio informador de la sociedad, para transformarse en creador de un discurso literario propio, cuyos límites parecían estar tan solo en su propia imaginación. La crítica suele considerar la novela Tiempo de silencio (1962), de Luis MartínSantos, como la obra inaugural de la transformación narrativa en España. 훱La nueva Ley de Prensa de 1966 suavizó la acción de la censura y favoreció que las editoriales publicasen la obra de escritores extranjeros e incluso de españoles exiliados, muchas de las cuales solo se podían haber leído clandestinamente. Desde España se recibieron con entusiasmo las aportaciones narrativas de novelistas hispanoamericanos como Mario Vargas Llosa (La ciudad y los perros, 1962) o Gabriel García Márquez (Cien años de soledad, 1967).

Luis Martín-Santos Luis Martín-Santos (1924-1964) fue un escritor de una extraordinaria formación intelectual. Médico de profesión, conjugó esta labor con la experimentación psicoanalítica, el compromiso político y la actividad literaria. Su novela, Tiempo de silencio, está organizada en secuencias, presenta saltos temporales, cambios continuos de puntos de vista, descripciones irónicas, amplitud de registros lingüísticos, monólogos interiores que intentan mostrar el fluir desordenado del pensamiento de los personajes, etc. Tras su muerte, se publicaron dos libros suyos: Apólogos, y algunos fragmentos de lo que había de ser su segunda novela: Tiempo de destrucción. En Tiempo de silencio, Pedro, un joven médico dedicado a la investigación, es encarcelado, y posteriormente liberado, por causar la muerte de una joven a la que había asistido. El siguiente fragmento corresponde al diálogo que tiene Dorita, novia de Pedro, con un funcionario encargado de vigilarlo durante su encarcelamiento. Al escamotearnos las respuestas de Dorita, el lector debe recrearlas. De este modo, el diálogo se

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Literatura convierte en una muestra de la rutina y el tedio en estas situaciones, así como de la inutilidad del intento de Dorita: A Dorita le dijeron primero que no era hora. Luego le dijeron que esperara. Luego la dejaron pasar. Subió unas escaleras y anduvo por un pasillo sucio. Se sentó en una silla. La miraron unos empleados trabajando fuera de hora. La dejaron pasar más adentro. Se sentó en una oficina pintada de amarillo con máquinas de escribir polvorientas. Una 5 barandilla de madera separaba el lugar de las máquinas, donde había un señor grueso, del espacio dedicado quizás al público o a los preguntones. El señor acababa de cenar en aquel momento a juzgar por el cubierto sucio, a un lado, sobre la mesa. Estaba leyendo el periódico de la noche y tenía puesta una radio pequeña de la que salían música y anuncios. La miró primero hoscamente. Luego sonrió. Le dijo que se sentara. Lue10 go se puso la chaqueta que estaba colgada de una pecha. Se acercó sonriente: –¿Por quién pregunta? –No. No se puede. –¿Usted qué es de él? –No. No puedo decirla* nada. 15 –¿Usted qué es de él? –No se apure, señorita. Todo acaba siempre arreglándose. Se lo digo yo que las he visto de todos los colores. –No puedo pasarle ningún recado. –No. No es grave. 20 –Todos están incomunicados las setenta y dos horas. –Sí, setenta y dos horas. –Lleva sólo tres horas. –¿Quién se lo ha dicho? –No. Yo no lo puedo saber. 25 –Ya le he dicho que no puedo ayudarle. Lo siento mucho. –Usted no se preocupe. –Usted váyase tranquila y a dormir. –Usted no debe llorar con esos ojos. –No se lo tome tan a pecho. 30 –Ya le digo que es imposible. Si no fuera imposible… –¡Qué más quisiera yo! –No faltaba más. –Absolutamente imposible. –¡Claro que sí! Puede usted volver mañana. 35 –¿Cómo dijo que se llamaba usted? LUIS MARTÍN-SANTOS: Tiempo de silencio, Seix Barral.

Muchos autores contribuyeron a la búsqueda de nuevas formas narrativas. De entre los que ya habían publicado con anterioridad, destacan Camilo José Cela (San Camilo y Mazurca para dos muertos), Miguel Delibes (Cinco horas con Mario y Parábola del náufrago) o Torrente Ballester (Don Juan y La saga/fuga de J.B.). Entre los que empezaron a publicar en esta década destacan Juan Benet (Volverás a Región) y Juan Marsé (Últimas tardes con Teresa). Otros autores se sumarían después a esta nueva tendencia: Carmen Martín Gaite (Retahílas), Juan Goytisolo (Señas de identidad), Jesús Fernández Santos (Extramuros) o Francisco Umbral (Las ninfas).

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*Vocabulario Decirla. Laísmo. Lo correcto es decirle.

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Unidad 5

Juan Benet Juan Benet (1927-1993) presenta una obra artística muy variada: ensayos, obras de teatro, artículos literarios… Su contribución más destacada a la literatura se debe a su faceta de narrador con obras como Volverás a Región (1967), Herrumbosas lanzas (1983-86) o El caballero de Sajonia (1991). En Volverás a Región el autor cuenta la degradación de la sociedad en un lugar imaginario, Región. Es una obra atípica en la que casi no hay diálogo, el orden cronológico es inexistente y los monólogos y la frase larga predominan. Alejado del realismo, sus novelas han estado caracterizadas como novelas de «inacción» por parte de la crítica, pues en ellas el contenido argumental es escaso.

Juan Marsé Juan Marsé (1933) es un excelente narrador barcelonés que ambienta muchas de sus obras en el barrio del Guinardó, donde nació y pasó su infancia. De origen humilde, su éxito literario lo catapultó hacia la fama con obras como Últimas tardes con Teresa (1965), Si te dicen que caí (1973), El amante bilingüe (1990) o Rabos de lagartija (2000). Ha sido premio Planeta con la novela La muchacha de las bragas de oro (1978) y goza de un reconocido prestigio literario internacional. Últimas tardes con Teresa está ambientada en Barcelona. En esta ciudad se mueve el Pijoaparte, un joven delincuente de familia murciana, que pretende enamorar a Teresa, una estudiante de familia burguesa, y conseguir un buen puesto de trabajo. La obra es una dura sátira de la sociedad de la época, en especial de los señoritos burgueses y de los falsos intelectuales. En el siguiente fragmento del final de la obra, Teresa envía una carta a Manolo, el Pijoaparte, a quien hace tiempo que no ve: La A de «Amor mío» que encabezaba la misiva había sido trazada con mano firme y decidida, diríase que furiosa, pero mostraba un risueño apéndice en un costado parecido a un caracol. Venía seguidamente: «Perdón por el retraso, no tengo tu dirección y además creía poder estar de vuelta a Barcelona enseguida. En casa se han empeñado 5 que pase aquí en la Villa lo que queda de mes, hasta que empiece el curso. ¡Bonita jugada!» […] «y hasta hoy no me he sentido con fuerzas para escribirte, pues pillé un fuerte resfriado con la lluvia, y la repentina muerte de Maruja y luego el no poder verte me deprimieron tanto que tuve que meterme en cama nada más llegar. Al principio estaba tan desorientada, tan desmoralizada…». […] «Pero no es eso lo que me desespe10 ra, Manolo, no es el ambiente hostil que me rodea. Es tu ausencia. Qué soledad por espantosa que fuese no sería un paraíso, qué horrible desgracia no sería una bendición, qué enfermedad no sería un lecho nupcial, qué miseria o dolor no sería una caricia comparadas con esta pena de no verte, amor mío, amor mío, amor mío, a esta privación insoportable de tus labios y de tus manos durante días y días que me parecen toda una 15 eternidad de siglos…» Manolo, aunque emocionado e impresionado (lo que son los estudios, qué bien sabe expresar Teresina lo que uno siente) se dejó llevar por la impaciencia y saltó líneas en busca de noticias más concretas. […] «Simplemente, se decidió que la muerte de Maruja me había afectado de tal modo que había llegado el momento de ocuparse seriamente de mí; papá opina que me dejo impresionar demasia20 do, que todavía soy una niña, que han sido muchas emociones las de este verano, que estoy agotada, con los nervios de punta, en fin, que necesito reposo y que por supuesto en ningún sitio estaré mejor que en la Villa; un cambio de aires; o mejor, de ideas. De

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Literatura ti no se habló, en realidad.» Aquí, Manolo pensó que era sintomática la actitud de papá Serrat: porque Teresa aseguraba que nunca había visto a su padre interesarse tanto 25 por ella, «por mi manera de pensar», ni siquiera cuando estuvo detenida por lo de las manifestaciones estudiantiles. Al parecer habían discutido acerca de la universidad y de los vientos políticos que en ella bebían actualmente los estudiantes. […] En cuanto a lo nuestro, proseguía más adelante, preciso era reconocer que nadie le había levantado la voz, nadie le había hecho una escena. «Pero no nos engañemos, hay que atenerse 30 a los hechos: en el ánimo de mis padres está planteada la verdadera cuestión, el temor no por lo que haya podido hacer hasta hoy esa locuela de Teresa con sus ideas extremistas, sino ante lo que pueda hacer mañana. No es una cuestión de moralidad; sobre esto habría mucho que hablar, pero te aseguro que, en el mundo en que yo vivo, ni siquiera las más virtuosas y respetables personas creen que perder la virginidad por gus35 to y antes de tiempo sea tan grave e irreparable como hacer una mala boda.» […] Añadía que, por otra parte, se pasaba las horas en su cuarto, aburrida, leyendo o mirando el mar desde la terraza. «¡Qué fastidioso, qué absurdo me resulta todo sin tu presencia! Si supieras cuánto te necesito, si pudiera verte, hablarte de lo que siento en estos momentos, tenerte a mi lado aunque sólo fuera un instante.» Volvía a recordarle que hasta oc40 tubre no empezaba el curso, y que entonces todo se arreglaría («no dejaremos ya que nada vuelva a separaros») pero, mientras tanto… ¿Qué hacer? ¿No habría un medio que les permitiera verse antes? Y aquí, a través de compactos, densos renglones de tinta azul aseguraba que había tratado de no pensar en él, pero que había sido inútil. Unos puntos suspensivos (en leve línea descendente) sofocaban renovados ardores: «Eres el 45 único hombre de verdad que he conocido, a tu lado he aprendido a vivir, he empezado a sentirme mujer. Venía luego la despedida y más abajo una posdata confusa y precipitada, con letra temblorosa y en algún punto descolorida, como si alguna lágrima hubiese aclarado la tinta (o tal vez no eran más que salpicaduras de agua de mar, pues algunos granitos de 50 arena contenidos en el sobre denotaban que la carta, o cuando menos esta posdata, había sido escrita en la playa). El significado de este texto tardó algo en hacérsele claro al muchacho: «Sé rebelde, orgulloso y atrevido hasta la muerte. Una noche soñé que te veía bajo los pinos, mirando mi terraza, una noche que viniste a ver a Maruja. ¿Nunca te fijaste en lo bonita y frondosa que está la hiedra? Me paso las noches en vela, con mis 55 pensamientos y mi fiebre de ti, amor, mientras esta familia aburguesada y cursi a la que me avergüenzo de pertenecer, duerme. Siempre tuya. Besos. Teresa.» JUAN MARSÉ: Últimas tardes con Teresa, Debolsillo.

2.2. La narrativa desde 1980 hasta la actualidad A partir de la década de 1980 se multiplicó el número de escritores y, por ende, se diversificaron las tendencias novelísticas. Es difícil establecer una clasificación ordenada y clara de este amplio panorama narrativo. Nos limitaremos a anotar algunas directrices fundamentales: – La novela histórica. Ha experimentado un auge extraordinario durante estas décadas. Son numerosas las obras que o bien han recreado hechos reales, o bien han ambientado sus intrigas ficticias en diferentes épocas de la historia. Entre

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Unidad 5 estos autores destaca Eduardo Mendoza (La verdad sobre el caso Savolta y La ciudad de los prodigios), Jesús Sánchez Adalid (Félix de Lusitania), etc. En los últimos años ha gozado de un gran éxito editorial la novela ambientada en la Barcelona medieval La catedral del mar, de Ildefonso Falcones. – La novela policíaca o de intriga. Ha sido otro de los referentes de nuestra narrativa contemporánea. Además de Manuel Vázquez Montalbán, con su serie sobre el famoso detective Carvalho, o con Galíndez, destacan Antonio Muñoz Molina (El invierno en Lisboa), o Arturo Pérez Reverte (La tabla de Flandes). – La metanovela. Cuenta una historia y, a la vez, el proceso que se ha seguido para crear la narración. En esa línea destaca José María Merino (La orilla oscura). – La novela lírica. Se centra en mostrar la exquisitez literaria en cada página. La novela La lluvia amarilla, de Julio Llamazares, es un ejemplo de esta tendencia. – La novela fantástica. Tiene en Olvidado rey Gudú, de Ana María Matute, un admirable ejercicio de hermosura e imaginación.

훱La narrativa ha reencontrado en el cuento un género literario de gran renombre y prestigio. Como excelentes cuentistas podemos clasificar a autores como Medardo Fraile, Ignacio Aldecoa, Eduardo Zúñiga, Manuel Rivas, Bernardo Atxaga, Juan José Millás, etc.

Otros muchísimos autores y obras son excelentes reflejos del brillante panorama narrativo de estas décadas. Luis Mateo Díaz recrea la vida provinciana en los últimos años de la dictadura en novelas como La fuente de la edad o El expediente del náufrago. Luis Landero propone una salida imaginativa de la vida cotidiana en novelas como Juegos de la edad tardía. Javier Marías escribe novelas intimistas, como Corazón tan blanco, y José María Guelbenzu destaca con obras como La noche en casa o La tierra prometida. Arturo Pérez Reverte combina la aparición de volúmenes de su serie El capitán Alatriste con otras como La reina del sur, El pintor de batallas o Un día de cólera. José Luis Sampedro es el autor de novelas como El amante lesbiano y de la emotiva historia familiar La sonrisa etrusca. Es de notar también la presencia en el panorama narrativo actual de autores que se han convertido en auténticos best-seller como Matilde Asensi (Jacobus, Todo bajo el cielo, etc.) o Carlos Ruiz Zafón (La sombra del viento). Continuando con la línea ya iniciada en los primeros años de posguerra, las editoriales promueven premios literarios que consagren o descubran nuevos autores de éxito. Algunos gozan de un prestigio extraordinario, como el Planeta, cuyos últimos autores galardonados, como Juan José Millás (El mundo, 2007) o Álvaro Pombo (La fortuna de Matilda Turpin, 2006) se han convertido en superventas, aunque, en ocasiones, con la crítica dividida.

3. La poesía 3.1. La poesía a partir de la década de 1960 Desde la década de 1960 se vislumbraron nuevos caminos poéticos alejados de la temática social anterior. Autores como Francisco Brines, Claudio Rodríguez, José Ángel Valente, Carlos Bousoño, Ángel González, José Agustín Goytisolo, Jaime Gil de Biedma, entre otros, así lo confirman. Estos autores entendieron la poesía como un ejercicio de exploración interior y de preocupación por el ser humano. Escribieron una poesía que partía de su experiencia personal y trataba temas como la infancia, lo cotidiano, lo familiar, el amor, etc. Su lenguaje, sobrio y preciso, se consigue a través de una exigente labor de depuración. Por otro lado, recuperaron antiguas técnicas van-

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Literatura guardistas como las metáforas insólitas, las asociaciones inesperadas… El siguiente poema, de José Ángel Valente, ilustra lo comentado: El amor está en lo que tendemos (puentes, palabras). El amor está en todo lo que izamos (risas, banderas). 5 Y en lo que combatimos (noche, vacío) por verdadero amor. El amor está en cuanto levantamos (torres, promesas). 10 En cuanto recogemos y sembramos (hijos, futuro). Y en las ruinas de lo que abatimos (desposesión, mentira) por verdadero amor. JOSÉ ÁNGEL VALENTE: Breve son, El Bardo.

A comienzos de la década de 1970 surgió una nueva tendencia en el panorama lírico español. Se trataba de una poesía de carácter experimental y esteticista a la que se incorporaron los más diversos materiales estéticos (lenguaje de los medios de comunicación, del cómic, etc.). Es la poesía de los novísimos, autores que buscaban recuperar con su obra un verdadero lenguaje poético. De pensamiento inconformista, como poetas persiguían una finalidad puramente estética. Algunas de las obras y autores más representativas del momento son: Arde el mar (1966), de Pere Gimferrer; Una educación sentimental (1967), de Manuel Vázquez Montalbán; y Dibujo de la muerte (1967) de Guillermo Carnero. Observemos algunas de estas características señaladas en el siguiente poema: Oh ser un capitán de quince años viejo lobo marino las velas desplegadas las sirenas de los puertos y el hollín y el silencio en las barcazas las pipas humeantes de los armadores pintados al óleo 5 las huelgas de los cargadores las grúas paradas ante el cielo de zinc los tiroteos nocturnos en la dársena fogonazos un cuerpo en las aguas con sordo estampido el humo en los cafetines 10 Dick Tracy los cristales empañados la música zíngara los relatos de pulpos serpientes y ballenas de oro enterrado y de filibusteros Un mascarón de proa el viejo dios Neptuno Una dama en las Antillas ríe y agita el abanico de nácar 15 bajo los cocoteros PERE GIMFERRER: Arde el mar, Cátedra.

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Pere Gimferrer.

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3.2. La poesía desde 1980 hasta la actualidad Desde 1980 hasta hoy, la poesía ha seguido diversos caminos. En ella convergen tanto autores y tendencias de épocas anteriores, como nuevas promociones de poetas con intereses y estilos diversos. En general, la poesía es una muestra de las experiencias y motivaciones individuales de cada autor, lo que dificulta su clasificación. En este panorama poético tan heterogéneo destacan las siguientes tendencias: – Una poesía experimental, todavía emparentada con el vanguardismo, en la que destacan autores como José Miguel Ullán o Guillermo Carnero. – Una poesía refinada y esteticista que da paso de nuevo a una cierta moda modernista, como la cultivada por Francisco Bejarano o Abelardo Linares. – Una poesía culturalista desarrollada por autores cuya obra se inspira en manifestaciones culturales diversas. Su mejor exponente es Antonio Colinas. – Una poesía inspirada en el clasicismo grecorromano, cultivada por autores como Luis Alberto Cuenca o Luis Antonio de Villena, en la que se puede apreciar también la influencia de autores de la Generación del 27. – Una poesía barroquista que retoma los valores de la lírica del siglo XVII. Antonio Carvajal o Fernando de Villena son autores de esta tendencia. – Una poesía minimalista o conceptualista que pretende transmitir conceptos esenciales a partir de poemas cortos y sencillos, pero densos e intensos. Sobresalen, entre otros, poetas como Andrés Sánchez Robayna o Álvaro Valverde. – Una poesía de temática realista y ambientación urbana que, ambientada en lo cotidiano, no rehúye la crítica. Destacan autores como Andrés Trapiello o Jon Juaristi. El siguiente poema pertenece a El viaje a Bizancio (1978), obra de Luis Antonio de Villena: Labios bellos, ámbar suave Con sólo verte una vez te otorgué un nombre, para ti levanté una bella historia humana. Una casa entre árboles y amor a medianoche, un deseo y un libro, las rosas del placer 5 y la desidia. Imaginé tu cuerpo tan dulce en el estío, bañado entre las viñas, un beso fugitivo y aquel espera no te vayas aún, aún es temprano. Te llegué a ver totalmente a mi lado. 10 El aire oreaba tu cabello, y fue sólo pasar, apenas un minuto y ya dejarte. Todo un amor, jazmín de un solo instante. Mas es grato saber que nos tuvo un deseo, y que no hubo ni presente ni pasado. LUIS ANTONIO DE VILLENA: El viaje de Bizancio, Diputación de León.

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4. El teatro 4.1. El teatro a partir de 1960 La década de 1960 se caracteriza por la continuidad del teatro social que se había impuesto en la escena española en la década anterior. Algunas de las obras más representativas de esta tendencia fueron El tintero (1961), de Carlos Muñiz; La camisa (1962), de Lauro Olmo, y Los salvajes en Puente San Gil (1963), de Martín Recuerda. En la década de 1970, un numeroso grupo de autores pretendió desechar el enfoque realista y tuvo una clara intención experimental y vanguardista. Para ello recurrieron a la enseñanza de autores extranjeros, como Bertold Brech o Antonin Artaud, de quienes aprendieron un nuevo lenguaje dramático basado en recursos escenográficos diversos (sonidos, luces…). Estos sirven para representar personajes, situaciones e historias que suelen ser parábolas o símbolos de la realidad. El contenido de este teatro es habitualmente crítico, por lo que muchas obras fueron censuradas. Además, su atrevimiento formal las alejó de los circuitos comerciales y, como consecuencia, del público mayoritario y de la crítica. Fernando Arrabal (1932), proscrito en España y, sin embargo, ampliamente reconocido en el extranjero, es el autor más representativo de esta tendencia. Sus obras parten del teatro del absurdo y evolucionan hacia el llamado teatro pánico. Entre ellas destacan Los hombres del triciclo, El gran ceremonial, Ceremonia por un negro asesinado, El cementerio de automóviles, etc. En España, tan sólo la obra de Antonio Gala puede considerarse como exitosa durante esta época. Algunos otros dramaturgos, como Martínez Mediero o Francisco Nieva gozaron de un reconocimiento posterior, pero la gran mayoría siguen siendo escasamente conocidos: José María Bellido, Alberto Millares, López Mozo, etc. La renovación teatral se completó con la creación de numerosos grupos de teatro independiente: en Cataluña destacaron Els Joglars, Els Comediants, Teatre Lliure, La fura dels baus y Dagoll Dagom; en Madrid, Los Goliardos y Tábano; en Andalucía, el Teatro Lebrijano o La Cuadra; en Valencia, Quart 23; en Bilbao, Akelarre, etc. En general, se puede afirmar que estos grupos aunaron la renovación experimental con la voluntad de acercarse al público. Por ello, junto a enfoques críticos se aprecian numerosos elementos lúdicos e incluso populares.

Representación de teatro al aire libre del grupo Els Comediants (1981).

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Fotograma de la película ¡Ay, Carmela!, basada en la obra homónima de Sanchis Sinisterra (Carlos Saura, 1990).

4.2. El teatro desde 1980 hasta la actualidad La finalización de la dictadura franquista en 1975 y, por tanto, de la censura de los espectáculos, favoreció la entrada de aire nuevo en la escena española. Junto a la iniciativa privada, las diversas administraciones públicas contribuyeron a la revitalización del género con ayudas y subvenciones diversas. Desde entonces, se han creado escuelas dramáticas como el Centro Dramático Nacional, compañías estables de gran prestigio como la Compañía Nacional de Teatro Clásico y cada vez se celebran más festivales de teatro con sesgo diferente: popular, cómico, breve… Como ocurre con la novela y la poesía, la dispersión y la variedad de tendencias es lo más destacado de las dos últimas décadas del siglo XX. Algunas de ellas son las siguientes: – Teatro tradicional, convencional, ambientado en un clima realista aunque no necesariamente actual. Las bicicletas son para el verano, de Fernando Fernán Gómez, es una muestra de esta tendencia. Otros autores como José Sanchis Sinisterra (¡Ay, Carmela!), Domingo Miras (De San Pascual a San Gil) o Ignacio Amestoy (Ederra) se alinean en este teatro que, en ocasiones, puede ser calificado como histórico. – Teatro experimental o vanguardista. En esta línea situamos a Francisco Nieva, Alfonso Vallejo o Álvaro del Amo. – Teatro ambientado en la realidad actual, a caballo entre la comedia costumbrista y el sainete o la farsa. En él se tratan problemas actuales como la droga, el paro, la delincuencia, etc. Representan esta tendencia autores como José Luis Alonso de Santos o Fermín Cabal. Del primero son reconocidas sus obras La estanquera de Vallecas y Bajarse al moro, de las cuales se han producido también versiones cinematográficas. Del segundo destaca su farsa Tú estás loco, Briones.

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5.15. Lee el siguiente fragmento de la novela de Miguel Delibes Cinco horas con Mario, publicada en 1966. En ella, en forma de monólogo interior, el autor cuenta el largo soliloquio de Carmen ante el cadáver de Mario, que acaba de morir. La esposa aprovecha este momento para criticar el carácter liberal de su esposo y, de esta manera, se presenta el contrapunto ideológico entre el pensamiento reaccionario de Carmen y el de su marido. «Don de Yavé son los hijos: es merced suya el fruto del vientre. Lo que las saetas en la mano del guerrero, eso son los hijos de la flor de los años. ¡Bienaventurados los que de ellos tienen llena su aljaba!» ¡Qué bonito! Pero luego la que andaba todo el día de Dios como un zarandillo era yo. No es por nada, Mario, pero algún día te darás cuenta de lo poco que me has ayudado en la educación de los niños, que Antonio, que es un gran pedagogo, lo dice, ya ves, que cuando el padre se inhibe, los hijos lo notan, qué cosa, que pueden ser como cojos pero por dentro, ¿comprendes?, tarados o eso. Claro en este punto, no es ninguna novedad, los malos ratos para la madre; que los hombres sois todos unos egoístas, ya se sabe, que ni cortados por el mismo patrón, pero si hay uno que se lleve la palma a este respecto, ese eres tú, Mario, cariño y perdona mi franqueza. ¡Hay que ver!, se te metió entre ceja y ceja que las niñas estudiaran y ahí las tienes, contra viento y marea, la pobre Menchu, y no te hagas el tonto que sabes de sobra que las niñas que estudian, a la larga, unos marimachos. En cambio, con los niños, muy bonito, otra medida, mira tú que bien, y si no quieren estudiar que trabajen con las manos. Pero ¿es que estás, en tus cabales, Mario? ¿Te imaginas a un Sotillo en mono? Que me aspen si te entiendo, hijo, pero la verdad es que tienes unos gustos que merecen palos, que la vocación es muy respetable, de acuerdo, pero hay vocaciones para pobres y vocaciones para gente bien, cada uno en su clase, creo yo, que a este paso, a la vuelta de un par de años, el mundo al revés, los pobres de ingenieros y la gente pudiente arreglando los plomos de la luz, fíjate qué gracia. Pero para las niñas no hay vocación que valga, la ley del embudo, como yo digo, eso no rige, y si tienen vocación de madres, lo más noble que puede haber, que se aguanten y al Instituto, por la sencilla razón de que las niñas no pueden ser ignorantes, qué menos que el bachiller, que me herías en lo más vivo, Mario, por si te interesa saberlo, que yo no soy bachiller y a ti te consta, pero el caso era quitarme la autoridad delante de mis hijos, que esa es una cosa que no podré perdonarte, cariño, por mil

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años que viva, porque si hay algo aborrecible en este mundo es eso, echar a los hijos contra la madre, tarea de diablos, así como suena, y eso es lo que has estado haciendo tú día tras día y año tras año, con una constancia digna de mejor causa. Y, luego, en vez de apoyarme cuando les decía que se limpiaran los zapatos al entrar en casa y que aprendieran a manejar los cubiertos de pescado, me salías por peteneras de que lo que debían hacer era leer. […] Respeto y admiración por los padres es lo primero que hay que inculcar en los hijos, Mario, y esto no se consigue sino con autoridad, que siendo blando con ellos te crees que les haces un favor, y a la larga, todo lo contrario, ahí tienes el caso de Borja, con eso de que no se arrancaba y se ponía tieso al llorar, que ya se destiesará, que se te caía la baba con él, cuánta pamplina, que a la misma Doro la chocó, ya ves, «su papá es ciego por ese chico», nada más entrar, que con los hijos no se pueden hacer diferencias, todos iguales, ya me ves a mí, ni uno ni otro, ¡solo faltaría!, que lo de Aran es distinto, no crece esa cría, ya sé que es la chiquitina, pero está muy baja para la edad que tiene, Mario, que sale a la tía Charo, y me horroriza, te lo digo como lo siento, que tu hermana es como un botijito, de atractivos, nada, que como buena, un pan bendito, eso ya lo sé, pero si una muchacha desangelada no es buena, ¿quieres decirme qué le queda? «Las santas feas no tienen ningún mérito y, por tanto, no son tales santas», solía decir mamá con mucha gracia, y es cierto, Mario, tú dirás, que a mamá a ingeniosa no la ganaba nadie. MIGUEL DELIBES: Cinco horas con Mario, Destino.

a) Mario había subrayado antes de morir unas líneas de un libro que leía. Carmen lo hojea y las palabras destacadas entre comillas en el comienzo son el motivo de su comentario posterior. Por lo que dice, ¿de qué libro se ha extraído la cita inicial entrecomillada? b) ¿Crees que Mario compartiría el sentido que Carmen le ha dado a esa cita? c) Anota los principales reproches que Carmen hace a su marido. d) La personalidad de Carmen es muy diferente de la de Mario. ¿Cómo la describirías? e) La crítica dice que este libro no puede considerarse propiamente un monólogo y lo ha calificado como «soliloquio o monólogo, dialogado». ¿Por qué? f) ¿Cómo es el lenguaje que utiliza Carmen? Destaca algunas palabras o expresiones que corroboren tu afirmación.

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Actividades 5.16. Lee este poema de Francisco Brines y contesta a las preguntas que figuran a continuación: Aquel verano de mi juventud ¿Y qué es lo que quedó de aquel viejo verano en las costas de Grecia? ¿Qué resta en mí del único verano de mi vida? Si pudiera elegir de todo lo vivido algún lugar, y el tiempo que lo ata, 5 su milagrosa compañía me arrastra allí, en donde ser feliz era la natural razón de estar con vida.

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f) Resume, ahora, en dos o tres líneas el tema fundamental del poema. g) ¿Qué valor aportan el verbo saquear y el adverbio avaramente en la expresión saqueo avaramente siempre una misma imagen? h) Analiza la métrica del poema (estrofas, número de sílabas en los versos, rima…). ¿Qué conclusión extraes de este análisis? 5.17. Lee este poema de José Ángel Valente y contesta a las preguntas que, sobre él, se plantean a continuación: El adiós

Perdura la experiencia, como un cuarto cerrado de la infancia; no queda ya el recuerdo de días sucesivos 10 en esta sucesión mediocre de los años. Hoy vivo esta carencia, y apuro del engaño algún rescate que me permita aún mirar el mundo con amor necesario; 15 y así saberme digno del sueño de la vida. De cuanto fue ventura, de aquel sitio de dicha, saqueo avaramente siempre una misma imagen: sus cabellos movidos por el aire, 20 y la mirada fija dentro del mar. Tan sólo ese momento indiferente. Sellada en él, la vida. FRANCISCO BRINES: Poesías completas, Tusquets.

a) ¿Qué se plantea el poeta en las preguntas iniciales? b) A continuación, en la segunda estrofa, el poeta presenta su situación actual. ¿En qué difiere de la vivida en las costas de Grecia durante aquel verano? c) Atendiendo a los últimos versos de la segunda estrofa, ¿cuál es la única tabla de salvación a la que puede agarrarse el poeta en su vida? d) La tercera estrofa desarrolla con más detalle el recuerdo juvenil. ¿Cómo se concreta este? e) El último verso nos recuerda otros versos de Pedro Salinas en los que, después de dar un beso a la amada, afirma: «El tiempo / después de dártelo / no lo quise para nada / ya, para nada / lo había querido antes». ¿Por qué? ¿Qué quiere transmitir Francisco Brines con un verso tan sentencioso?

Entró y se inclinó hasta besarla porque de ella recibía la fuerza. (La mujer lo miraba sin respuesta.) Había un espejo humedecido 5 que imitaba la vida vagamente. Se apretó la corbata, el corazón, sorbió un café desvanecido y turbio, explicó sus proyectos 10 para hoy, sus sueños para ayer y sus deseos para nunca jamás. (Ella lo contemplaba silenciosa.) Habló de nuevo. Recordó la lucha 15 de tantos días y el amor pasado. La vida es algo inesperado, dijo. (Más frágiles que nunca las palabras.) Al fin calló con el silencio de ella, se acercó hasta sus labios 20 y lloró simplemente sobre aquellos labios ya para siempre sin respuesta. JOSÉ ÁNGEL VALENTE: A modo de esperanza

a) ¿Puede considerarse que este poema es narrativo? ¿Por qué? b)¿Qué situación o escena refleja la poesía? Escribe una lista ordenada de las pequeñas acciones que se explican. c) Los paréntesis, especialmente los dos primeros, son muy significativos de la actitud de la mujer. Además, contrastan claramente con el comportamiento del hombre. Indica cuál es esta actitud tan diferente en los dos personajes.

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d) ¿Qué palabras del poema nos indican que la reconciliación es imposible? e) Fíjate en los cuatro últimos versos. ¿Qué sentimientos se ponen de manifiesto? f) ¿Crees que el título recoge adecuadamente la temática del poema? Propón otro título.

Comentario de texto La obra teatral ¡Ay, Carmela!, de José Sanchis Sinisterra, está ambientada en 1938, tras la derrota del ejército republicano en Belchite. En ella, una pareja de cómicos (Paulino y Carmela) son obligados a improvisar una velada artística ante un grupo de soldados del bando «nacional». Estamos al principio de la obra y Carmela y Paulino preparan su actuación ante un teniente italiano encargado del espectáculo: PAULINO: ¡Cuando quiera, mi teniente! ¡Estamos dispuestos! (Silencio. No ocurre nada. Vuelve a gritar.) ¡Adelante con la prueba de luces, mi teniente! ¡Avanti! ¡Stiamo prestí! ¡Luci, mio tenienti! (La escena se ilumina brillantemente. PAULINO, que ahora tiene puesto un gorro de soldado nacional y lleva unos papeles en la mano, queda un momento cegado.) Bueno, hombre, bueno… No se ponga así… ¿Seguro que al principio va toda esta luz? (Hojea los papeles y grita.) ¿Tuta questa luce, in principio? (Las luces se apagan y vuelven a encenderse, esta vez con menos intensidad.) Ya me parecía a mí… (Nuevo apagón y nuevo encendido, aún con menos intensidad.) ¡No tanto, hombre, no tanto, que nos deja a oscuras!… ¡No tanti, uomo, no tanti!… (La luz desciende más.) ¡Que no tanto, digo, que no la baje tanto! ¡Al contrario: más luz! ¡Più, più, più…! (Se asoma CARMELA por un lateral, acabando de vestirse con un lamentable traje de andaluz.) CARMELA: Pero, ¿a qué viene ahora hacer el pájaro? Eso no lo hemos ensayado… […] PAULINO: (Consultando los papeles.) Vamos a ver, vamos a ver… No nos pongamos nerviosos, que aún falta una hora… (Consulta su reloj.) ¿Una hora, digo? ¡Solo media! (Encuentra la hoja que buscaba.) Aquí está: «Principio»… Eso es. (Grita hacia el fondo de la sala:) ¡Los rojos! ¡Los rojos, mi teniente! ¡I rossi! (Apagón total.) ¡No, hombre! ¿Qué hace? No se asuste… ¡Quiero decir los botones rojos! ¡Que apriete sólo los botones rojos para el principio! ¡I bottoni rossi! (Se enciende la luz con intensidad media.) ¡Por fin! ¡Eso es! ¡Perfecto!

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¡Perfetto, mio tenente! ¡Así! ¡Cosí, cosí!… ¡Principio, cosí! ¡I bottoni rossi! […] (Hacia el lateral:) Y menos mal que aprendí algo de italiano en el Conservatorio, que si no, no sé qué hubiéramos hecho… CARMELA: (Entra de nuevo, todavía tratando de sujetarse el vestido.) Costura, podías haber aprendido, y mejor nos vendría ahora… Anda, ayúdame a abrocharme, que este pingajo se me va a caer todo en medio de la fiesta. PAULINO: ¿Pingajo? No, mujer: si te queda muy bien… CARMELA: ¡Anda allá, muy bien…! Ni una hora he tenido para hacérmelo… Y de unas cortinas que, no veas… Mira que salir delante de toda esa hombrada hecha un adefesio… PAULINO: De verdad que no… (Hacia el fondo de la sala, mientras ayuda a CARMELA:) ¡Un momento, mi teniente! (Sonríe forzadamente.) ¡Cose de donne…! (A CARMELA:) De verdad que estás muy salerosa… CARMELA: El salero te lo iba a meter yo por la boca… Tenías que haberles dicho que, sin los vestidos, por lo menos, no podíamos actuar… PAULINO: Ya se lo he dicho… […] CARMELA: (Fuera.) ¡En bragas voy a quedarme al primer baile, ya verás!… PAULINO: (Hacia el fondo de la sala:) Usted perdone, mi teniente, pero es que… la signorina Carmela está muy nerviosa por tener que actuar así: sin decorados, sin vestuario, sin atrezzo, sin niente de niente… (Cambios de luces.) Bueno, sí: luces, sí. Muy buenas las luces. Molto buone. Luci, splendide… Menos male, porque, si no, estaríamos a peli…, quiero decir… Bueno, ya me entiende. En fin, a lo que iba: hágase usted cargo de que nosotros somos artistas también, aunque modestos… No como usted, claro, pero artistas… De varietés, claro, pero artistas… Aquí donde me ve, yo tenía una brillante carrera de tenor lírico… Io, tenore lírico de… zarzuela, ¿comprende? ¿Capisce «zarzuela», operetta spagnola? […] (Carraspea.) Tenore lírico, sí, pero la guerra…, quiero decir, la Cruzada, el Glorioso Alzamiento Nacional…, pues eso: carriera cagata, spezzata… Y Carmela, la signorina: una figura del baile andaluz, flamenco… ¿Comprende, «flamenco»? (Taconea.) ¡Olé, gitano!… En fin, mi teniente, a lo que iba: hágase cargo de que es muy duro para unos artistas dar menos de lo que pueden dar, y encima darlo mal, ¿comprende? Cosa mala fare arte cosí, spogliati, smantellati, smirriati… ¿Non è vero? È verissimo, mi teniente, no me lo niegue… Usted lo sabe muy bien, como artista que es, italiano además, de la cuna

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Actividades del arte… Italia, ahí es nada: Miguel Ángel, Dante, Petrarca, Puccini, Rossini, Boccherini, Mussolini… En fin, para qué seguir: aquello está lleno. Pues eso: ya comprenderá lo apurados que estamos la Carmela y un servidor por tener que improvisar una velada en estas condiciones… Y más ante un público tan… tan… CARMELA: (Saliendo furiosa, aún a medio vestir.) ¡Tantarantán! Déjame, que yo se lo voy a poner claro en cuatro palabras… PAULINO: (Tratando de evitarlo.) Tú no abras la boca, que nos pierdes… (Al fondo:) Ya ve lo nerviosa que está, mi teniente… CARMELA: ¡No estoy nerviosa, su teniente! Lo que estoy es furiosa, ea. PAULINO: Carmelilla, por Dios… CARMELA: (Al fondo:) Aquí Paulino y una servidora no tenemos por qué hacer el ridículo delante de la tropa… PAULINO: Del ejército, Carmela… CARMELA: Pues del ejército, que además, seguro, para celebrar la ocupación de Belchite… PAULINO: La liberación, quieres decir… CARMELA: Eso, la liberación…, pues seguro que han liberado también las bodegas, y no le quiero decir las ganas de bulla que traerán en el cuerpo. PAULINO: Calla, Carmela, que el teniente casi no entiende el español. Yo se lo explicaré… (Al fondo:) Verá usted, mio tenente: la signorina vuole dire… CARMELA: Oye, ¿seguro que está ahí? PAULINO: ¿Quién? ¿El teniente? Pues, claro: si estoy hablando con él desde hace un rato… CARMELA: Mira que si se ha largado… PAULINO: ¿Cómo se va a ir así, por las buenas, sin decirme nada? Es un hombre educadísimo… (Grita hacia el fondo:) ¡Mi teniente! ¡Mi teniente! (Escuchan.) CARMELA: ¿No te digo yo que…? PAULINO: ¡Mi teniente! ¿Está usted ahí? CARMELA: Lo que yo te diga, Paulino: ese se ha largado. JOSÉ SANCHIS SINISTERRA: ¡Ay, Carmela!, Cátedra.

Contexto histórico a) Busca información sobre el autor y su obra. También infórmate sobre cuándo y dónde se representó. b) Relaciona la obra teatral con el momento histórico en el que está ambientada: el frente del Ebro, a mediados de 1938, tras la derrota de los republicanos en Belchite.

Unidad 5

c) Ponte al corriente del argumento de la obra y sitúa este fragmento.

Tema y estructura a) ¿Cuántos personajes intervienen en este fragmento? ¿Hay algún otro personaje presente? ¿Cómo se puede apreciar su presencia? b) ¿Por qué Paulino habla en italiano? c) ¿Con qué palabras definirías el carácter y la manera de ser de Paulino? d) ¿Qué sabemos de Carmela? ¿Cómo es? e) ¿Qué imagen trata de dar Paulino de ambos artistas? ¿Por qué lo hace así? f) ¿Qué confusión se produce cuando Paulino grita: «¡Los rojos! ¡Los rojos, mi teniente!»? g) ¿De qué se queja Carmela en sus intervenciones? h) Casi al final, Paulino rectifica en dos ocasiones las palabras de Carmela. Identifica esos momentos y explica por qué se produce esa situación. i) ¿Qué ocurre al final del diálogo?

Análisis formal a) Fíjate en el lenguaje de Paulino: ¿Por qué utiliza el italiano mezclado con el castellano? ¿Es un italiano correcto? b) ¿Cómo es el lenguaje de Carmela? ¿Refleja su carácter? c) Fíjate en la enumeración de personajes históricos italianos que aparecen en una de las intervenciones de Paulino. ¿Qué llama la atención en ella? d) Identifica las acotaciones del texto. ¿Qué función cumplen? ¿Qué información aportan? e) Anota los rasgos humorísticos del texto. f) Tanto Carmela como Paulino son muy expresivos. Obsérvalo en su cantidad de exclamaciones, interrogaciones, suspensiones, etc.

Valoración personal a) ¿Qué opinas de la escena que acabas de leer? b) Compara la situación de estos dos artistas con la que conocemos de los artistas actuales. c) Reflexiona sobre la siguiente idea: en ocasiones, el miedo o el afán de supervivencia lleva a las personas a actuar de modo vergonzoso y a comportarse de maneras que, en otras situaciones, serían inaceptables. ¿Es justificable esta conducta?

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[ La literatura hispanoamericana del siglo

XX

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Contenido 1. La poesía 2. La narrativa

1. La poesía 1.1. El Modernismo El Modernismo se manifestó en Hispanoamérica como un movimiento de afirmación cultural. Se abandonó la influencia más hispana y se buscaron nuevas fuentes de inspiración poética en el mundo indígena precolombino, en la literatura norteamericana y en las nuevas corrientes europeas, como el decadentismo italiano y el parnasianismo y simbolismo franceses. La figura más importante del Modernismo fue el nicaragüense Rubén Darío (1867-1916), autor que vivió en Europa durante bastantes años y conoció perfectamente la situación y la cultura de la época. Sus principales obras poéticas marcaron el rumbo del Modernismo hispanoamericano y dejaron una huella indeleble en el Modernismo español. Azul (1888) y Prosas profanas (1896) suelen considerarse ejemplos del Modernismo hispanoamericano, caracterizado por la musicalidad, el exotismo, la influencia indigenista, el sensualismo, la ornamentación, etc.

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El escritor colombiano Gabriel García Márquez en el acto de entrega del Premio Nobel de Literatura (1982).

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Unidad 5

*Vocabulario

Podemos apreciar estas características en las siguientes estrofas de Prosas profanas:

Stacatti. Término musical que significa ‘desligado’, ‘separado’. Filomela. Nombre poético del ruiseñor. Ebúrneo. De marfil.

Es noche de fiesta, y el baile de trajes ostenta su gloria de triunfos mundanos. La divina Eulalia, vestida de encajes, una flor destroza con sus tersas manos. 5

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El teclado armónico de su risa fina a la alegre música de un pájaro iguala, con los stacatti* de una bailarina y las locas fugas de una colegiala. ¡Amoroso pájaro que trinos exhala bajo el ala a veces ocultando el pico; que desdenes rudos lanza bajo el ala, bajo el ala aleve del leve abanico.

Cuando a medianoche sus notas arranque y en arpegios áureos gima Filomela*, 15 y el ebúrneo* cisne, sobre el quieto estanque, como blanca góndola imprima su estela, la marquesa alegre llegará al boscaje, boscaje que cubre la amable glorieta donde han de estrecharla los brazos de un paje 20 que, siendo su paje, será su poeta. 훱El exceso ornamental modernista fue censurado por numerosos críticos y escritores, que emprendieron nuevos rumbos poéticos. En 1911, por ejemplo, el poeta Ernesto González condenó los aspectos ornamentales del Modernismo con un verso que se haría famoso y en el que se identifica al cisne con el movimiento modernista: «Tuércele el cuello al cisne de engañoso plumaje…».

RUBÉN DARÍO: Páginas escogidas, Cátedra.

Más tarde, los poemas de Rubén Darío se centraron en contenidos humanos, políticos, sociales e incluso existenciales. Su obra más reconocida es Cantos de vida y esperanza (1905). La poesía modernista tuvo numerosos seguidores, entre los cuales sobresalen el mejicano Amado Nervo, el colombiano Guillermo Valencia, el argentino Leopoldo Lugones o el peruano José Santos Chocano, pero en la década de 1920 mostró síntomas de agotamiento, tanto en sus temas como en sus formas.

1.2. La poesía posterior al Modernismo Tras la desaparición del Modernismo, la lírica hispanoamericana se orientó hacia una poesía que pusiera freno a los esplendores formales y que buscara una temática más intimista, humana y sencilla. En esta línea destacan la uruguaya Juana de Ibarbourou (Raíz salvaje, La rosa de los vientos), la argentina Alfonsina Storni (El dulce daño, Ocre), y, sobre todo, la chilena Gabriela Mistral, el mejor ejemplo de superación del Modernismo hacia la búsqueda de la sencillez. Fue autora de libros como Desolación, Ternura y Tala, en los que predomina la temática amorosa de muy distinto estilo: trágico, maternal, religioso… Obtuvo el Premio Nobel en 1945. Las obras iniciales del chileno Pablo Neruda y del peruano César Vallejo hay que situarlas en esta tendencia.

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Literatura Paralelamente, se desarrolló durante los años veinte una poesía vanguardista que enlazó la poesía hispanoamericana con las nuevas tendencias europeas. El primer representante de estos movimientos de vanguardia fue el chileno Vicente Huidobro (1893-1948), fundador del Creacionismo, un movimiento artístico que pretendía crear un arte que no imitara ni tradujera la realidad. Destaca también por su concepción arbitraria de la imagen, ya que esta se basará en la relación gratuita que el poeta establezca. Su influencia puede rastrearse en autores como Gerardo Diego o Juan Larrea. Otros movimientos vanguardistas como el Ultraísmo contaron con seguidores hispanoamericanos, como el argentino Jorge Luis Borges. El Surrealismo fue el movimiento que más impronta dejó en Hispanoamérica. Pretendía liberar al hombre de las convenciones sociales y morales, de la represión propia del subconsciente, etc. Por ello, propugnaba la liberación total en la creación poética: escritura automática, collage de frases, asociaciones fortuitas, metáforas insólitas, etc. Pablo Neruda y César Vallejo, junto al mexicano Octavio Paz, son los principales representantes de estas tendencias. Otro grupo de poetas suelen clasificarse como autores de poesía pura. Nos referimos a aquellos en cuya obra se puede apreciar un equilibrio razonable entre tradición y renovación, clasicismo y modernidad. Comparten numerosas afinidades con la Generación del 27, tanto en modelos (Juan Ramón Jiménez, Paul Valéry, Góngora, etc.) como en su gusto por la perfección formal. Sus principales representantes son el mejicano José Gorostiza (1901-1973), el colombiano Eduardo Carranza (1913-1985) y el argentino Jorge Luis Borges (1899-1986). Durante el primer tercio del siglo XX surgió en las Antillas una poesía inspirada en las peculiaridades étnicas y culturales de la zona. Se la conoce como poesía negra, y en su temática predominan temas del folklore africano y español (costumbres, tradiciones, mitos…), junto a la denuncia social. Destacan como autores principales Luis Palés Matos, Emilio Ballagas y, sobre todo, Nicolás Guillén, autor de obras como Sóngoro cosongo o El son entero, colecciones poéticas de una prodigiosa métrica y un marcado ritmo que se funde, en ocasiones, con la denuncia social y política. Veamos uno de estos poemas: La canción del bongó Esta es la canción del bongó: –Aquí el que más fino sea, responde, si llamo yo. Unos dicen: Ahora mismo, 5 otros dicen: Allá voy. Pero mi repique bronco, pero mi profunda voz, convoca al negro y al blanco, que bailan el mismo son, 10 cueripardos y almiprietos más de sangre que de sol, pues quien por fuera no es de noche, por dentro ya oscureció. Aquí el que más fino sea, 15 responde, si llamo yo.

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En esta tierra, mulata de africano y español (Santa Bárbara de un lado, del otro lado, Changó), 20 siempre falta algún abuelo, cuando no sobra algún Don y hay títulos de Castilla con parientes en Bondó: Vale más callarse, amigos, 25 y no menear la cuestión, porque venimos de lejos, y andamos de dos en dos. Aquí el que más fino sea, responde si llamo yo.

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Unidad 5 Habrá quién llegue a insultarme, pero no de corazón; habrá quién me escupa en público, cuando a solas me besó… A ése, le digo: 35 –Compadre, ya me pedirás perdón, ya comerás de mi ajiaco, ya me darás la razón, ya me golpearás el cuero, 40 ya bailarás a mi voz, ya pasearemos del brazo, ya estarás donde yo estoy: ya vendrás de abajo arriba, ¡que aquí el más alto soy yo! 30

NICOLÁS GUILLÉN: Sóngoro cosongo, Alianza. Nicolás Guillén.

Numerosos son los movimientos y corrientes poéticas que se han desarrollado en Hispanoamérica hasta la actualidad. En general, podemos afirmar que coexisten diversas tendencias, desde la poesía pura hasta la más comprometida, social y política, sin dejar de lado otras posibilidades más experimentales. Muchos de los autores citados en las líneas anteriores continuaron escribiendo hasta finales del siglo XX, y a ellos se unieron otros más jóvenes, como el chileno Nicanor Parra, el argentino Eduardo Jonquieres, el paraguayo Elvio Romero o el mejicano Marco Antonio Montes de Oca.

César Vallejo El peruano César Vallejo (1892-1938) vivió varias temporadas en Europa (especialmente en Francia y en España). De perfil ideológico muy heterogéneo, en él se combinan las preocupaciones religiosas y humanas con el pensamiento marxista. En poesía, destaca su inquietud renovadora que le llevó al cultivo de todo tipo de poemas: vanguardistas, políticos-sociales, de contenido humano, etc. Sin embargo, suele considerarse el dolor como el tema principal de su obra poética, en la que destacan Los heraldos negros (1918) –superación personalísima del Modernismo–, Trilce (1922) –de carácter vanguardista– y Poemas humanos (1939) –de tono intimista. Durante la Guerra Civil española, escribió España, aparta de mí este cáliz, conjunto de poemas inspirados en el sufrimiento y el dolor de los españoles.

Octavio Paz El mexicano Octavio Paz (1914-1998) fue un intelectual de amplio bagaje cultural sin adscripción política determinada. Además de excelente ensayista (El laberinto de la soledad, El arco y la lira), escribió poesía existencialista, social, surrealista, etc. En su obra destaca Libertad bajo palabra –un conjunto de libros de diversa temática, escritos entre 1935 y 1957–, Salamandra (1962), Ladera Este (1969) y Pasado en claro (1975) –un largo poema donde bucea en su pasado–. Obtuvo el Premio Cervantes en 1981 y el Nobel en 1990.

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Literatura

Pablo Neruda Pablo Neruda es el nombre poético del chileno Neftalí Ricardo Reyes (1904-1973). Ocupó diversos cargos de representación política de su país en Europa. En 1971 se le concedió el Premio Nobel de Literatura. Murió en Chile en 1973, tras el golpe de estado del general Pinochet. Muy joven, con apenas veinte años, escribió Veinte poemas de amor y una canción desesperada (1924), uno de los libros de poesía de mayor éxito en el siglo XX. Está compuesto por poemas de amor en tonos ora apasionados, ora desesperanzados y tristes. El poema XX es uno de los más conocidos; su lenguaje es sencillo, claro, directo y cargado de gran emotividad: PUEDO

escribir los versos más tristes esta noche.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos. Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada, y tiritan, azules, los astros, a lo lejos». 20

Como para acercarla mi mirada la busca. Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

El viento de la noche gira en el cielo y canta. 5

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles. Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise. Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos. La besé tantas veces bajo el cielo infinito. 25

10

Ella me quiso, a veces yo también la quería. Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero. Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido. Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella. Y el verso cae al alma como al pasto el rocío. 15

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla. La noche está estrellada y ella no está conmigo.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos. Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

30

Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos, mi alma no se contenta con haberla perdido. Aunque éste sea el último dolor que ella me causa, y éstos sean los últimos versos que yo le escribo. PABLO NERUDA: Veinte poemas de amor y una canción desesperada, Seix Barral.

En Residencia en la tierra (1935), obra de tinte surrealista, muestra su concepción pesimista y existencial del ser humano, perdido en un mundo caótico. Su afiliación al Partido Comunista le llevó a escribir una literatura comprometida, como se aprecia en Tercera residencia (1947), donde recoge poemas de carácter político e incluye el poemario España en el corazón. Por su parte, Canto general (1950) está dedicado a las tierras y a las gentes americanas. De carácter más sencillo son las Odas elementales (1954), que exaltan objetos cotidianos. Otras obras suyas son Estravagario (1958), Cien sonetos de amor (1959) y Memorial de la Isla Negra (1964). Neruda es, junto a Rubén Darío, la gran figura de la poesía hispanoamericana del siglo XX.

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2. La narrativa 2.1. La novela realista En Hispanoamérica, en los primeros decenios del siglo XX se cultivó la narrativa realista heredada del siglo anterior, de temática social o política, unas veces, e indigenista, otras. En algunos casos se denominó regionalista, debido a que atendía a peculiaridades de cada zona, región o país. Está ambientada en una naturaleza prodigiosa y salvaje. En estos años escribieron el argentino Ricardo Güiraldes (Don Segundo Sombra, novela protagonizada por los gauchos de la Pampa argentina), el venezolano Rómulo Gallegos (Doña Bárbara, obra que nos presenta la dura y despiadada vida venezolana), el colombiano José Eustasio Rivera (La vorágine, novela de la selva amazónica) y el peruano Ciro Alegría (El mundo es ancho y ajeno, de temática indigenista y clara preocupación social).

2.2. El realismo mágico A partir de 1940 surgió una reacción contra el realismo tradicional, conocida como realismo mágico, puesto que aunaba realidad y fantasía. La narrativa se llenó de imaginación y dio cabida a lo sobrenatural, a lo misterioso y desconocido, etc., mezclado con el mundo americano. La ambientación urbana y la preocupación existencial son los aspectos temáticos que más diferencian esta novela de la anterior. En cuanto a la estética, son novelas escritas con gran rigor constructivo e incorporación de novedades formales, influencia, en parte, de escritores norteamericanos y europeos. Las figuras más destacadas de esta tendencia son el argentino Jorge Luis Borges, el guatemalteco Miguel Ángel Asturias (El señor Presidente, El Papa verde) –Premio Nobel de Literatura en 1967–, el cubano Alejo Carpentier (Los pasos perdidos, El siglo de las luces) y el mexicano Juan Rulfo (El llano en llamas, Pedro Páramo).

Jorge Luis Borges El bonaerense Jorge Luis Borges (1899-1986) escribió poesía (Fervor de Buenos Aires, Luna de enfrente), ensayos (Inquisiciones, Historia de la eternidad) y cuentos. Lector voraz desde la infancia, fue persona muy culta y políglota. Desempeñó diversos cargos públicos y viajó por toda Europa. En la década de 1950 perdió progresivamente la vista y, desde entonces, casi ciego, tuvo que dictar sus obras a amigos o familiares. Recibió el Premio Cervantes en 1979. A partir de un suceso, de una anécdota, de un dato histórico, de una leyenda, etc., Borges crea extraordinarios relatos, llenos de símbolos e imágenes, sobre diferentes temas: el ser humano y su destino, el tiempo, el infinito, la personalidad humana, la muerte, etc. De sus libros de cuentos destacan Historia universal de la infamia (1935), Ficciones (1944), El Aleph (1949) y El libro de arena (1975). Es considerado uno de los grandes renovadores del lenguaje literario.

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Literatura

2.3. La nueva narrativa hispanoamericana Desde 1960, los narradores profundizaron en los planteamientos del realismo mágico. Incidieron en la experimentación, tanto en el lenguaje como en la estructura narrativa (estilo indirecto libre, monólogo interior, saltos temporales, lenguaje poético, etc.) y se confirmó la ampliación temática: el mito, la historia, el mundo urbano, el ambiente rural visto de manera diferente, el existencialismo (el dolor, la angustia, el destino del ser humano, la soledad, la muerte, etc.). De la extensa nómina de narradores de esta época, destacan Jorge Luis Borges, Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez y Julio Cortázar. En España se descubrió a estos escritores muy pronto y sus obras se leyeron con asombro y avidez. Se inició, pues, el llamado boom de la narrativa hispanoamericana.

Mario Vargas Llosa Mario Vargas Llosa, nacido en Perú en 1936, alcanzó un gran éxito con su primera obra, La ciudad y los perros (1962). Gran innovador y dominador de las técnicas narrativas, trata en sus novelas temas muy diferentes. Es autor de La casa verde (1965), Conversación en la catedral (1969), Pantaleón y las visitadoras (1973), La tía Julia y el escribidor (1977), Lituma en los Andes (1993, Premio Planeta), Los cuadernos de don Rigoberto (1996), La fiesta del chivo (2000), Travesuras de la niña mala (2006), etc. Fue galardonado con el Premio Cervantes en 1994.

Julio Cortázar El argentino Julio Cortázar (1914-1984) fue un excepcional cultivador del cuento fantástico. Son famosos sus libros Bestiario (1951), Historias de cronopios y de famas (1962), Todos los fuegos, el fuego (1966), etc. Como novelista, su obra más reconocida es Rayuela (1963), que presenta una curiosa y compleja estructura: sus capítulos permiten varios órdenes distintos de lectura; combina la narración con reflexiones, notas de humor, recortes de prensa, etc. El siguiente texto es el cuento «Continuidad de los parques»: Había empezado a leer la novela unos días antes. La abandonó por negocios urgentes, volvió a abrirla cuando regresaba en tren a la finca; se dejaba interesar lentamente por la trama, por el dibujo de los personajes. Esa tarde, después de escribir una carta a su apoderado y discutir con el mayordomo una cuestión de aparcerías, volvió al libro en la 5 tranquilidad del estudio que miraba hacia el parque de los robles. Arrellanado en su sillón favorito, de espaldas a la puerta que lo hubiera molestado como una irritante posibilidad de intrusiones, dejó que su mano izquierda acariciara una y otra vez el terciopelo verde y se puso a leer los últimos capítulos. Su memoria retenía sin esfuerzo los nombres y las imágenes de los protagonistas; la ilusión novelesca lo ganó casi en seguida. 10 Gozaba del placer casi perverso de irse desgajando línea a línea de lo que lo rodeaba, y sentir a la vez que su cabeza descansaba cómodamente en el terciopelo del alto respaldo, que los cigarrillos seguían al alcance de la mano, que más allá de los ventanales danzaba el aire del atardecer bajo los robles. Palabra a palabra, absorbido por la sórdida disyuntiva de los héroes, dejándose ir hacia las imágenes que se concertaban y adquirían

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Unidad 5 color y movimiento, fue testigo del último encuentro en la cabaña del monte. Primero entraba la mujer, recelosa; ahora llegaba el amante, lastimada la cara por el chicotazo de una rama. Admirablemente restañaba ella la sangre con sus besos, pero él rechazaba las caricias, no había venido para repetir las ceremonias de una pasión secreta, protegida por un mundo de hojas secas y senderos furtivos. El puñal se entibiaba contra su pe20 cho, y debajo latía la libertad agazapada. Un diálogo anhelante corría por las páginas como un arroyo de serpientes, y se sentía que todo estaba decidido desde siempre. Hasta esas caricias que enredaban el cuerpo del amante como queriendo retenerlo y disuadirlo, dibujaban abominablemente la figura de otro cuerpo que era necesario destruir. Nada había sido olvidado: coartadas, azares, posibles errores. A partir de esa hora cada instante tenía su empleo minuciosamente atribuido. El doble repaso despiadado se 25 interrumpía apenas para que una mano acariciara una mejilla. Empezaba a anochecer. Sin mirarse ya, atados rígidamente a la tarea que los esperaba, se separaron en la puerta de la cabaña. Ella debía seguir por la senda que iba al norte. Desde la senda opuesta él se volvió un instante para verla correr con el pelo suelto. Corrió a su vez, pa30 rapetándose en los árboles y los setos, hasta distinguir en la bruma malva del crepúsculo la alameda que llevaba a la casa. Los perros no debían ladrar, y no ladraron. El mayordomo no estaría a esa hora, y no estaba. Subió los tres peldaños del porche y entró. Desde la sangre galopando en sus oídos le llegaban las palabras de la mujer: primero una sala azul, después una galería, una escalera alfombrada. En lo alto, dos puertas. Nadie en la 35 primera habitación, nadie en la segunda. La puerta del salón, y entonces el puñal en la mano, la luz de los ventanales, el alto respaldo de un sillón de terciopelo verde, la cabeza del hombre en el sillón leyendo una novela. 15

JULIO CORTÁZAR: Final del juego, Anaya & Mario Muchnik.

Gabriel García Márquez Gabriel García Márquez nació en Aracataca (Colombia), en 1928. A lo largo de su vida ha compaginado su trabajo como periodista, su producción novelística y su interés por el cine. En 1982 se le concedió el Premio Nobel de Literatura. Sus primeros relatos, ambientados en un pueblo imaginario –Macondo–, son novelas cortas y cuentos (El coronel no tiene quien le escriba, La hojarasca…). Su novela más reconocida, Cien años de soledad (1967), le colocó en la cima de la literatura mundial. Otras obras suyas son Relato de un náufrago (1970), El otoño del patriarca (1975), Crónica de una muerte anunciada (1981), El amor en tiempos del cólera (1985), y Del amor y otros demonios (1994). A finales de 2002, se publicó su primer libro de memorias, titulado Vivir para contarla. En 2004 apareció su última novela, Memoria de mis putas tristes. Cien años de soledad cuenta la historia de la familia Buendía a lo largo de cien años. Ambientada en Macondo, la obra narra la fundación del pueblo, sus difíciles pero felices comienzos; su desarrollo económico gracias al progreso; su explotación por una compañía bananera que se instala allí; los conflictos sociales, la matanza de varios miles de obreros; revoluciones y contrarrevoluciones que conducen a la ruina total. La obra –en verdad, la dura historia de los pueblos hispanoamericanos– aparece plagada de

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Literatura fuerzas sobrenaturales y hechos fantásticos, que presentan una sociedad donde los límites entre lo real y lo fantástico se difuminan. El fragmento siguiente corresponde al comienzo de esta obra: Muchos años después*, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, 5 blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo. Todos los años, por el mes de marzo, una familia de gitanos desarrapados* plantaba su carpa cerca de la aldea, y con un grande alboroto de pitos y timbales daban a conocer los nuevos inventos. Primero llevaron el imán. Un gitano corpulento, de barba montaraz y ma10 nos de gorrión, que se presentó con el nombre de Melquíades, hizo una truculenta* demostración pública de lo que él mismo llamaba la octava maravilla de los sabios alquimistas de Macedonia. Fue de casa en casa arrastrando dos lingotes metálicos, y todo el mundo se espantó al ver que los calderos, las pailas*, las tenazas y los anafes* se caían de su sitio, y las maderas crujían por la desesperación de los clavos y los tornillos 15 tratando de desenclavarse, y aun los objetos perdidos desde hacía mucho tiempo aparecían por donde más se les había buscado, y se arrastraban en desbandada turbulenta detrás de los fierros mágicos de Melquíades. «Las cosas tienen vida propia —pregonaba el gitano con áspero acento—, todo es cuestión de despertarles el ánima.» José Arcadio Buendía, cuya desaforada* imaginación iba siempre más lejos que el ingenio de la naturaleza, y 20 aun más allá del milagro y la magia, pensó que era posible servirse de aquella invención inútil para desentrañar el oro de la tierra. Melquíades que era un nombre honrado, le previno: «Para esto no sirve.» Pero José Arcadio Buendía no creía en aquel tiempo en la honradez de los gitanos, así que cambió su mulo y una partida de chivos por dos lingotes imantados. Úrsula Iguarán, su mujer, que contaba con aquellos animales para ensan25 char el desmedrado patrimonio doméstico, no consiguió disuadirlo. «Muy pronto ha de sobrarnos oro para empedrar la casa», replicó su marido. Durante varios meses se empeñó en demostrar el acierto de sus conjeturas. Exploró palmo a palmo la región, inclusive el fondo del río, arrastrando los dos lingotes de hierro y recitando en voz alta el conjuro de Melquíades. Lo único que logró desenterrar fue una armadura del siglo xv con todas 30 sus partes soldadas por un cascote de óxido, cuyo interior tenía la resonancia hueca de un enorme calabazo lleno de piedras. GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ: Cien años de soledad, Cátedra.

Otros narradores hispanoamericanos A los autores mencionados hasta ahora podríamos añadir muchos otros, también de cualidades narrativas extraordinarias. Citaremos algunos: Juan Carlos Onetti (El astillero, Dejemos hablar al viento, Cuando ya no importe), Ernesto Sábato (El túnel, Sobre héroes y tumbas, Ababdón el exterminador), Augusto Roa Bastos (Hijo de hombre; Yo, el Supremo), José Donoso (El obsceno pájaro de la noche), Carlos Fuentes (La región más transparente, La muerte de Artemio Cruz, Cambio de piel), Guillermo Cabrera Infante (Tres tristes tigres, Mi música extremada), Mario Benedetti (La tregua, La vecina orilla), Manuel Puig (Boquitas pintadas), Manuel Mujica Lainez (Bomarzo, El unicornio), etc.

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*Vocabulario Muchos años después. Anticipación o flash forward de sucesos posteriores. Desarrapados. Andrajosos, llenos de harapos. Truculenta. Sobrecogedora. Paila. Cazo o sartén. Anafe. Hornillo. Desaforada. Desmedida.

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Actividades 5.18. El siguiente texto es un poema de Octavio Paz. Léelo y responde a las preguntas que se formulan a continuación:

Son las caídas hondas de los Cristos del alma, 10 de alguna fe adorable que el Destino blasfema. Esos golpes sangrientos son las crepitaciones de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Dos Cuerpos Dos cuerpos frente a frente son a veces dos olas y la noche es océano.

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Dos cuerpos frente a frente son a veces dos piedras y la noche desierto.

Unidad 5

Y el hombre… Pobre… ¡pobre! Vuelve los ojos, como cuando por sobre el hombro nos llama una palmada; 15 vuelve los ojos locos, y todo lo vivido se empoza, como charco de culpa, en la mirada. Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé! CÉSAR VALLEJO: Los heraldos negros, Cátedra.

Dos cuerpos frente a frente son a veces raíces en la noche enlazadas. 10

Dos cuerpos frente a frente son a veces navajas y la noche relámpago.

Dos cuerpos frente a frente son dos astros que caen 15 en un cielo vacío. OCTAVIO PAZ

a) ¿Cuál es el tema de este poema? b) Anota las imágenes con las que se describe a los cuerpos y la noche. ¿Qué significado tienen? c) Además de las imágenes, ¿qué otros recursos retóricos destacan en este poema? d) Analiza la métrica: tipo de estrofa, rima, etc. 5.19. Lee el siguiente poema de César Vallejo y contesta a las preguntas que figuran más abajo:

a) El título del poema es muy orientativo. Busca el significado de la palabra «heraldos» y explica qué sensaciones transmite cuando se presenta junto al adjetivo «negros». b) ¿De qué se lamenta el poeta? c) El tono del poema es doliente y, en cierto modo, desesperanzado. Justifícalo. d) La palabra «empozar» es muy expresiva. ¿Por qué la utiliza el poeta? e) En la segunda estrofa, ¿cómo muestra la crudeza de los duros golpes en la vida? f) ¿Cómo se siente el hombre ante esos terribles golpes? Destaca las palabras que justifiquen tu respuesta. g) ¿Qué consigue el poeta con la repetición del primer verso al final? h) Analiza la métrica del poema. 5.20. Lee el siguiente fragmento de Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez, y contesta a las preguntas que se plantean a continuación: La peste del insomnio llega a Macondo

Los heraldos negros Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé! Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos, la resaca de todo lo sufrido se empozara en el alma… ¡Yo no sé! 5

Son pocos; pero son… Abren zanjas oscuras en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte. Serán tal vez los potros de bárbaros Atilas; o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Nadie entendió la alarma de Visitación. «Si no volvemos a dormir, mejor», decía José Arcadio Buendía, de buen humor. «Así nos rendirá más la vida». Pero la india les explicó que lo más temible de la enfermedad del insomnio no era la imposibilidad de dormir, pues el cuerpo no sentía cansancio alguno, sino su inexorable evolución hacia una manifestación más crítica: el olvido. Quería decir que cuando el enfermo se acostumbraba a su estado de vigilia, empezaban a borrarse de su memoria los recuerdos de la infancia, luego el nombre y la noción de

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las cosas, y por último la identidad de las personas y aun la conciencia del propio ser, hasta hundirse en una especie de idiotez sin pasado. […] Habían contraído, en efecto, la enfermedad del insomnio. Úrsula, que había aprendido de su madre el valor medicinal de las plantas, preparó e hizo beber a todos un brebaje de acónito*, pero no consiguieron dormir, sino que estuvieron todo el día soñando despiertos. […] Los que querían dormir, no por cansancio sino por nostalgia de los sueños, recurrieron a toda clase de métodos agotadores. Se reunían a conversar sin tregua, a repetirse durante horas y horas los mismos chistes, a complicar hasta los límites de la exasperación el cuento del gallo capón, que era un juego infinito en que el narrador preguntaba si querían que les contara el cuento del gallo capón, y cuando contestaban que sí, el narrador decía que no había pedido que dijeran que sí, sino que si querían que les contara el cuento del gallo capón, y cuando contestaban que no, el narrador decía que no les había pedido que dijeran que no, sino que si querían que les contara el cuento del gallo capón, y cuando se quedaban callados el narrador decía que no les había pedido que se quedaran callados, sino que si querían que les contara el cuento del gallo capón, y nadie podía irse, porque el narrador decía que no les había pedido que se fueran, sino que si querían que les contara el cuento del gallo capón y así sucesivamente, en un círculo vicioso que se prolongaba por noches enteras. […] Fue Aureliano quien concibió la fórmula que había de defenderlos durante varios meses de las evasiones de la memoria. La descubrió por casualidad. Insomne experto, por haber sido uno de los primeros, había aprendido a la perfección el arte de la platería. Un día estaba buscando el pequeño yunque que utilizaba para laminar los metales, y no recordó su nombre. Su padre se lo dijo: «tas». Aureliano escribió el nombre en un papel que pegó con goma en la base del yunquecito: tas. Así estuvo seguro de no olvidarlo en el futuro. No se le ocurrió que fuera aquella la primera manifestación del olvido, porque el objeto tenía un nombre difícil de recordar. Pero pocos días después descubrió que tenía dificultades para recordar casi todas las cosas del laboratorio. Entonces lo marcó con el nombre respectivo, de modo que le bastaba con leer la inscripción para identificarlas. Cuando su padre le comunicó su alarma por haber olvidado hasta los hechos más impresionantes de su niñez, Aureliano le explicó su método, y José Arcadio Buendía lo puso en práctica en toda la casa y más tarde lo impuso a todo el pueblo. Con un hisopo entintado marcó cada cosa con su nombre: mesa, silla, reloj, puer-

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ta, pared, cama, cacerola. Fue al corral y marcó los animales y las plantas: vaca, chivo, puerco, gallina, yuca*, malanga*, guineo*. Poco a poco, estudiando las infinitas posibilidades del olvido, se dio cuenta de que podía llegar un día en que se reconocieran las cosas por sus inscripciones, pero no se recordara su utilidad. Entonces fue más explícito. El letrero que colgó en la cerviz de la vaca era una muestra ejemplar de la forma en que los habitantes de Macondo estaban dispuestos a luchar contra el olvido: Esta es la vaca, hay que ordeñarla todas las mañanas para que produzca leche y a la leche hay que hervirla para mezclarla, con el café y hacer café con leche. […] Derrotado por aquellas prácticas de consolación, José Arcadio Buendía decidió entonces construir la máquina de la memoria que una vez había deseado para acordarse de los maravillosos inventos de los gitanos. El artefacto se fundaba en la posibilidad de repasar todas las mañanas, y desde el principio hasta el fin, la totalidad de los conocimientos adquiridos en la vida. Lo imaginaba como un diccionario giratorio, que un individuo situado en el eje pudiera operar mediante una manivela, de modo que en pocas horas pasaran frente a sus ojos las nociones más necesarias para vivir. Había logrado escribir cerca de catorce mil fichas, cuando apareció por el camino de la ciénaga un anciano estrafalario con la campanita triste de los durmientes, cargando una maleta ventruda amarrada con cuerdas y un carrito cubierto de trapos negros. Fue directamente a la casa de José Arcadio Buendía. […] José Arcadio Buendía lo encontró sentado en la sala, abanicándose con un remendado sombrero negro, mientras leía con atención compasiva los letreros pegados en las paredes. Lo saludó con amplias muestras de afecto, temiendo haberlo conocido en otro tiempo y ahora no recordarlo. Pero el visitante advirtió su falsedad. Se sintió olvidado, no con el olvido remediable del corazón, sino con otro olvido más cruel e irrevocable que él conocía muy bien, porque era el olvido de la muerte. Entonces comprendió. Abrió la maleta atiborrada de objetos indescifrables, y de entre ellos sacó un maletín con muchos frascos. Le dio a beber a José Arcadio Buendía una sustancia de color apacible, y la luz se hizo en su memoria. Los ojos se le humedecieron de llanto, antes de verse a sí mismo en una sala absurda donde los objetos estaban marcados, y antes de avergonzarse de las solemnes tonterías escritas en las paredes, y aún antes de reconocer al recién llegado en un deslumbrante resplandor de alegría. Era Melquíades*. GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ: Cien años de soledad, Cátedra.

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Unidad 5

*Vocabulario

Contexto histórico

Acónito. Sustancia venenosa que tiene uso en medicina. Yuca. Planta cuya raíz se come cocida. Malanga. Tubérculo comestible. Guineo. Especie de plátano. Melquíades. Personaje gitano al que se le atribuyen cualidades extraordinarias, conocimientos profundísimos sobre el mundo, etc.

a) Busca información sobre el autor, el conjunto de la obra y la época en que se escribió esta poesía. Infórmate sobre las características de Cantos de vida y esperanza, de Rubén Darío. b) ¿A qué tipo de Modernismo pertenece este poema? ¿Qué características tiene?

a) ¿Qué técnicas utilizaron los habitantes de Macondo para combatir el insomnio? ¿Consiguieron algún resultado? b) ¿Cuál fue la solución que se llevó a cabo para no olvidarse del nombre de las cosas? c) ¿En qué invento estaba trabajando José Arcadio cuando llegó Melquíades? d) ¿Qué siente José Arcadio cuando recupera la memoria? e) Justifica la siguiente afirmación: «En Cien años de soledad, lo excepcional y extraordinario es narrado como si fuese natural». f) El fragmento está cargado de cierto tono humorístico. ¿Dónde lo puedes apreciar?

Comentario de texto Lo fatal Dichoso el árbol que es apenas sensitivo, y más la piedra dura, porque ésta ya no siente, pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo, ni mayor pesadumbre que la vida consciente. Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto, y el temor de haber sido y un futuro terror… Y el espanto seguro de estar mañana muerto, y sufrir por la vida y por la sombra y por lo que no conocemos y apenas sospechamos, y la carne que tienta con sus frescos racimos y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos, ¡y no saber adónde vamos, ni de dónde venimos…! RUBÉN DARÍO: Cantos de vida y esperanza, Espasa-Calpe.

Tema y estructura a) ¿Por qué se califica como «dichoso» al árbol y la piedra? b) ¿Qué visión de la vida humana aparece en este poema? ¿Contrasta con otros posicionamientos ideológicos y vitales anteriores de Rubén Darío? c) La incertidumbre y la inseguridad envuelven al ser humano. Anota aquellas palabras que por sí solas o acompañadas de algún complemento presentan ese valor.

Análisis formal a) Identifica el paralelismo en la última estrofa y anota qué estructura sintáctica se repite con exactitud. ¿Existe alguna otra figura retórica en estos dos versos? b) ¿Qué valores aportan a la composición los puntos suspensivos? c) Infórmate de qué es un polisíndeton. ¿Existe alguno en el poema? ¿Qué se consigue con su uso? d) ¿Cuántas estrofas tiene el poema? ¿Son todas iguales? e) Cuenta las sílabas de cada verso y analiza la rima de la composición. f) Un encabalgamiento muy llamativo sirve para enlazar una larga enumeración. Identifícalo. g) ¿Qué sensaciones se transmiten con la exclamación final?

Valoración personal a) ¿Crees que es un texto representativo del Modernismo? ¿Por qué? b) ¿Estás de acuerdo con la visión del ser humano que se refleja en el poema?

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