ANTOLOGÍA DE LA POESÍA BARROCA EDICIÓN DE IGNACIO ARELLANO

ANTOLOGÍA DE LA POESÍA BARROCA EDICIÓN DE IGNACIO ARELLANO ÍNDICE Introducción El siglo xvii. La situación histórica y cultural. El barroco litera

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ANTOLOGÍA DE LA POESÍA BARROCA

EDICIÓN DE IGNACIO ARELLANO

ÍNDICE

Introducción El siglo xvii. La situación histórica y cultural. El barroco literario La poesía barroca Góngora La poesía de Lope de Vega La poesía de Quevedo Unas pocas fichas más Luis Carrillo y Sotomayor Conde de Villamediana Francisco de Rioja Rodrigo Caro Andrés Fernández de Andrada Esta antología Bibliografía Antología Góngora Lope de Vega Quevedo Otros poetas Luis Carrillo y Sotomayor Conde de Villamediana Francisco de Rioja Rodrigo Caro Andrés Fernández de Andrada Actividades Trabajos para expresión oral y escrita Análisis temáticos Ejercicios estilísticos y de trabajo con el texto Redacciones escritas Trabajo de grupo Trabajos interdisciplinares Internet, medios electrónicos

Comentario de texto Índice de primeros versos

INTRODUCCIÓN

el siglo xvii. la situación histórica y cultural. el barroco literario El Siglo XVII es en España una época de crisis. A finales del XVI la situación había empeorado: aumentaron la despoblación y pobreza. La mala estructura del sistema económico aumenta la inflación, y no existen inversiones productivas, bloqueadas por barreras sociales e ideológicas que consideran vergonzoso el trabajo manual hasta el punto de que solo los plebeyos pueden ejercerlo. El reparto de la riqueza es desproporcionado, con unos pocos nobles dueños de la mayor parte de bienes, numerosos campesinos miserables… La oposición entre las nociones de nobleza y el trabajo manual y productivo en un país de ideología dominante nobiliaria impide un desarrollo armónico. Las guerras y la excesiva burocracia son otros graves problemas y es general el sentimiento de desorientación que se refleja sin duda en la creación literaria. La primera etapa política del siglo corresponde al reinado de Felipe III y sus ministros, el duque de Lerma y el duque de Uceda. Esta fase se caracteriza por la política pacifista (paz con Inglaterra, Tregua de los Doce años con los holandeses, firmada en 1609) y por la corrupción del gobierno. La expulsión de los moriscos en 1609 tampoco trae beneficios, al destruir una importante estructura de labores agrícolas. Refleja además la sensación de inseguridad, las sospechas de rebeliones y motines, y la radicalización de ciertas posturas ideológicas que contribuyen a definir el siglo XVII como una «edad conflictiva», como la llamó el historiador Américo Castro. Con la subida al poder del Conde Duque de Olivares, nuevo primer ministro, a la muerte de Felipe III y la coronación de Felipe IV, la situación cambia. El Conde Duque de Olivares intenta, tras la limpieza de los abusos del régimen anterior, poner en práctica un conjunto de medidas regeneracionistas, que despiertan muchas expectativas, pero que acabarán fracasando. España no consigue integrarse en la modernidad ni en la naciente revolución industrial de la Europa central. Los años de paz terminan y se reanudan las campañas de guerra: el final de la Tregua de los Doce años en 1621 trae la apertura de hostilidades. El apoyo

a la casa de Austria en la Europa central implica a España en la guerra de los Treinta años. La economía no había mejorado sustancialmente y las nuevas empresas militares cuestan mucho dinero. Los impuestos crecen y aumentan las protestas. Los reinos de Portugal y Cataluña se sublevan en 1640, y la posición del privado se tambalea. El año de 1643 asiste a la derrota de Rocroi y a la caída de Olivares. Holanda se independiza definitivamente, Portugal se separa, y en Cataluña se arrastran conflictos continuos hasta 1652. La paz de Westfalia de 1648 marca simbólicamente el final del poder español. Es una época de crisis social. La discriminación de las castas venía de antiguo. Para alcanzar determinados puestos y cargos era preciso demostrar limpieza de sangre (es decir, que en la familia no había mezcla de moros o judíos). Frente a los marginados (moriscos, judíos, pobres, etc.) está la nobleza como cima de la estructura social. El régimen monárquico apoyado en la aristocracia impone su visión de la realidad orientada a mantener el sistema, con general acuerdo de la población que comparte en su mayoría la perspectiva impuesta por la nobleza. Hay alguna oposición política pero el grado de homogeneidad en los valores ideológicos es alto. A la vez que se desprecia ideológicamente el dinero (sobre todo el dinero que procede de los negocios, comercio, industria y actividades económicas no agrícolas) se subraya el poder del mismo, enorme sin duda, como siempre, pero sentido de manera extrema por la mentalidad barroca. En la visión del mundo y en la actitud cultural el sentimiento de crisis se refleja en el concepto de desengaño, muy importante. Es notable la frecuencia de los motivos del desengaño y la vanidad de la vida, la conciencia de fugacidad y fragilidad, la impalpable separación entre la realidad y la apariencia, el escepticismo fundado en lo vano de la existencia humana en este mundo. Se repite el tema de la muerte y del tiempo destructor. Esto explica también la inclinación religiosa y filosófica de muchos textos del siglo, que se enfrenta a la valoración del goce de los sentidos, el lujo y la ostentación, antítesis característica de esa conflictividad que he señalado. El barroco literario Se suele aplicar a la literatura y arte del siglo XVII el concepto de Barroco, y también la calificación de Siglo de Oro, aunque este se puede aplicar también al siglo XVI. La estética del XVII o barroca se caracteriza por la exageración, la ruptura de los equilibrios, la búsqueda de la impresión en el receptor. El artificio, la elaboración retórica, la sorpresa, la antítesis violenta, la metáfora extraña, desempeñan funciones esenciales en los objetivos expresivos del periodo.

Se puede denominar conceptismo al conjunto de técnicas literarias dominantes. Se valora sobre todo el ingenio y la dificultad: se busca crear textos sorprendentes y que exijan al lector un esfuerzo. Hay muchos juegos de palabras y alusiones literarias que obligan a una lectura atenta. Un aspecto importante para la comprensión del ambiente poético del Siglo de Oro son las academias. La palabra academia denominaba a la escuela de filosofía que tenía Platón en el huerto de un ciudadano ateniense llamado Academus. En el XV se vuelve a usar en el sentido de ‘asociación de literatos para el cultivo de las ciencias y letras’. Tiene su origen, como tantas cosas, en Italia. La más célebre fue la Academia de la Crusca, fundada en 1582 en Florencia. En el XVII hay muchas en España. Generalmente se reúnen en casas de nobles que ejercen una función de mecenazgo, fundamental en la época. Las academias tienen cierta influencia en el ambiente general, aunque en ellas no suele producirse ninguna obra maestra. No obstante hay una gran cantidad de poemas escritos para ser leídos en sesiones académicas, que son sumamente representativos de las fórmulas comunes que cultivan muchos de los poetas de segunda fila, no por ello menos interesantes para establecer el panorama general del periodo. El mecenazgo es otra realidad que se debe tener en cuenta. El poeta se coloca bajo la protección, no siempre generosa, de un noble, al que suele dedicar sus composiciones. Esta situación provoca la abundancia de poemas de circunstancias, que ya se ha señalado anteriormente. El conde de Lemos protege a Cervantes, y marcha a Nápoles con una corte de poetas; Quevedo sigue al duque de Osuna en sus virreinatos italianos; Góngora se sitúa bajo la protección de Villamediana y Lerma (al que dedica un incompleto panegírico), y más tarde de Olivares… la poesía barroca El sentimiento de crisis que caracteriza al hombre barroco se manifiesta en el predominio de ciertos temas poéticos: fugacidad, muerte, paso del tiempo, vanidad, inestabilidad… La poesía se refugia, en parte, en el juego artificioso y en la elaboración retórica más extraordinaria, o busca, en otras vías, la denuncia satírica o la resignación religiosa y filosófica en el camino de la moralización y el desengaño del mundo. Pero en la unión de oposiciones barroca coexisten con el poema filosófico y la poesía religiosa, la poesía amorosa y sensual (y erótica, y obscena), la épica, la burla meramente divertida… En esa integración de la variedad puede verse, quizá, la nota distintiva de la poesía barroca como fenómeno total. La variedad de elementos no significa simple acumulación, sino intento de crear nuevos géneros sometidos a criterios de unidad artística.

Esta actitud se corresponde con la característica multiplicidad de estilos y registros que muestra la literatura del XVII en España. Todo nivel estilístico, lenguajes técnicos, lengua de argot, neologismos, latinismos, coloquialismos, etc., tienen cabida —en su momento oportuno— en la poesía barroca. La poesía se concibe como reina de las artes y las ciencias, solo por debajo de la teología, con un valor de investigación universal, nacido de la inspiración casi divina del poeta. A la conciencia —que la hay— de la necesidad de las reglas, y normas poéticas, se sobrepone la de la autoridad del creador para modificar las normas en la búsqueda de la admiración y la superación de los modelos. El poeta crea según unas reglas de su oficio, pero la raíz de su obra es su capacidad propia, la inspiración, el furor poético de la tradición filosófica de Platón, furor poético que debe conciliarse con el dominio del arte, con la armonía y el rigor intelectual: ya lo decía don Quijote: según es opinión verdadera, el poeta nace: quieren decir que del vientre de su madre el poeta natural sale poeta, y con aquella inclinación que le dio el cielo, sin más estudio ni artificio compone cosas… También digo que el natural poeta que se ayudare del arte será mucho mejor y se aventajará al poeta que solo por saber el arte quisiere serlo […] así que mezcladas la naturaleza y el arte, y el arte con la naturaleza, sacarán un perfetísimo poeta.

El ingenio o rapidez de comprensión mental, se establece como la facultad más apreciada, y de ahí la búsqueda continua de la sorpresa, de la admiración del receptor. Desde la Antigüedad la utilidad y el placer eran los dos objetivos centrales de la poesía. Para el XVII el placer solo puede ser producido por una poesía difícil que el lector u oyente tiene que descifrar. Lo demasiado fácil parece vulgar y de poco valor. En la búsqueda de la admiración y la sorpresa las formas poéticas se exageran, se complican con todo tipo de juegos y «misterios», de metáforas brillantes, de imágenes poéticas llamativas. Dos tendencias o sistemas poéticos de la época son los de la poesía culta o culterana, y la poesía llana o más fácil de entender. La crítica a menudo usa los términos de conceptismo y culteranismo (a veces se llama a este gongorismo, por referencia al poeta Góngora), ambos entendidos como opuestos, pero no conviene mantener esta oposición que es falsa y equivocada. Toda la poesía del XVII se basa en el conceptismo. El llamado culteranismo es una variedad del conceptismo que se caracteriza por la abundancia de elementos de la cultura grecolatina y la imitación de las fórmulas lingüísticas y poéticas de la lengua latina.

Se ha dicho que el Barroco (correspondiente al siglo XVII en España) es una suma de opuestos, y este rasgo ha servido para caracterizar a la poesía barroca como un terreno que incluye las actitudes y elementos más antitéticos. La expresión de la belleza adquiere una intensidad nueva, pero a la vez se introducen los aspectos grotescos, feos, horribles o macabros. Esta tensión entre la tendencia hacia la idealización poética y la tendencia degradadora y caricaturesca es distintiva. En la idealización se acumulan artificios para el embellecimiento. El color es uno de los elementos caracterizadores de la poesía barroca. Se buscan los objetos que contienen color y cualidades hermosas: sobre todo flores y piedras preciosas. Los temas principales de la poesía barroca son los mismos que en el Renacimiento. La poesía petrarquista (que viene continuando la obra del poeta italiano Petrarca, modelo para muchos poetas posteriores), de tema esencialmente amoroso, es fundamental. La descripción de la mujer (rubia, de ojos verdes) es muy tópica, y se hace siempre con los mismos elementos comparando su rostro (pelo, cara, frente, labios, ojos) con marfil, alabastro, coral, rubí, esmeralda, o toda la gama de las flores y oros, nieve, etc., con un contraste primordial entre blanco y rojo. Frente al retrato idealizante y enaltecedor emerge también la visión de lo feo y degradado, la caricatura, como en los retratos de viejas que hace Quevedo, con todos los detalles horribles de la fealdad y la destrucción de la belleza pasada. El Renacimiento había aceptado los temas de la mitología griega y romana como ejemplificación de los sentimientos humanos, y modelos ennoblecedores, pues pertenecían a una cultura muy admirada. El Barroco los sigue usando, pero el cansancio por la repetición y el gusto por el contraste impulsan también nuevos tratamientos ridículos. Hay poemas mitológicos de pura belleza como el Polifemo y Galatea de Góngora, pero también abunda la parodia, como es el caso de los sonetos en que se burla Quevedo de la historia mitológica de Dafne y el Dios Apolo. Otros temas recibidos de la tradición culta se pueden cargar de sentido moral y religiosos: por ejemplo el tema de la alabanza de la vida del campo, que ahora se relaciona con el desengaño de las ambiciones: es mejor vivir lejos de la ciudad y de los palacios, en la soledad de las aldeas, donde se puede pensar con más tranquilidad y llevar una vida más profunda. El sentimiento de la rapidez con que el tiempo pasa provoca la frecuencia de otro tópico, que llamaban ubi sunt (¿dónde están las glorias y las grandezas pasadas?). La visión de las glorias pretéritas y la destrucción presente es lección para los actuales. Personajes clásicos, famosos emperadores, filósofos, o ciudades como Roma, reaparecen para que sus ruinas sirvan de ejemplo. La poesía

de las ruinas conoce un auge extraordinario, y lo mismo los poemas dedicados a calaveras, esqueletos o cenizas, símbolos todos de la fragilidad humana. La perspectiva de desengaño se fundamenta en el tiempo y la muerte. Se siente la angustia del existir como camino hacia la muerte: «sepultura portátil» llamará Quevedo al cuerpo. La vida es un sueño, la apariencia de riqueza y poder una vanidad. No es de extrañar, pues, la frecuencia de temas religiosos y morales: el Heráclito cristiano de Quevedo es un libro de oraciones donde el poeta pecador se arrepiente y llora su dureza de corazón; las Rimas sacras de Lope, el Romancero espiritual de Valdivielso, los Conceptos espirituales de Ledesma, etc. pertenecen a esta tendencia de literatura espiritual y religiosa. Otra actitud relacionada con el sentimiento de crisis es la sátira o crítica de los vicios y defectos de la sociedad del tiempo. Desde final del XVI la sátira política toma importancia excepcional dentro de los motivos del desengaño. No resulta fácil ordenar la enorme cantidad de poetas y obras del XVII para comentarlos. Las historias de la literatura suelen observar un conjunto de poetas que constituyen «el camino hacia Góngora» entre los que destaca el grupo antequerano granadino, y otro grupo más o menos nutrido de seguidores de Góngora. Al margen de la poesía gongorina se colocan los poetas clasicistas (sevillanos y aragoneses, aunque en ambos territorios aparece también la influencia de Góngora). Por otras razones quedan relativamente al margen, al menos en cuanto a su entidad individual, los grandes nombres de Lope y Quevedo, que sufren en ciertos momentos la influencia de Góngora, aunque no de modo sustancial. En general, los criterios clasificatorios corrientemente aducidos pertenecen a tres categorías: a) la geográfica, por las adscripciones regionales (poetas andaluces, castellanos, aragoneses…). La escuela andaluza estaría bifurcada en los grupos sevillano y antequerano granadino. b) la de la polaridad poesía llana/culterana: difícil de establecer desde el momento en que la base común es el conceptismo general. No obstante, en la recepción coetánea había una diferenciación clara entre los poetas llanos (cuyo cabecilla indiscutido es Lope de Vega) y los cultistas, encabezados por Góngora. No será raro encontrar poetas que se burlan repetidamente de las maneras cultas y las parodian, como Polo de Medina o Pantaleón de Ribera, cuando su propio discurso poético entra muy adentro en el gongorismo. c) el criterio generacional que ha sido apuntado en ocasiones. Los grupos generacionales principales son cuatro: 1) el de aquellos que nacen hacia 1560,

encabezados por Lope y Góngora; 2) los discípulos de los anteriores, nacidos hacia 1580, seguidores del petrarquismo lopiano en principio, pero que se encontrarán en medio de las polémicas sobre las Soledades gongorinas, y deberán tomar partido en la vía de la confrontación llaneza/nueva poesía: si dejamos a un lado la figura mayor de Quevedo, otros poetas de la generación intermedia son López de Zárate, Villamediana, Rioja, Espinosa…; 3) la tercera generación no aporta poetas mayores: estos nacidos hacia 1600 sufren las influencias de Lope, Góngora y Quevedo y suelen integrar en su obra facetas diversas: Polo de Medina, Pantaleón de Ribera, Bocángel, Solís…; 4) generación final, dominada por el influjo de Quevedo y Góngora: etapa de agotamiento sin nombres especialmente destacados. Aquí vamos a ver los principales sin intentar una visión completa. Los grandes poetas del XVII son Góngora, Lope de Vega y Quevedo. Góngora Don Luis de Góngora y Argote nace en Córdoba en 1561. Pertenece a una familia de clase media, con intelectuales y gente de Iglesia. La juventud de Góngora transcurre en un ambiente próspero de provincias, con buena educación que le permite hacerse uno de los poetas más cultos de toda la literatura española. Por razones más económicas que espirituales se dedica también a la Iglesia hasta que se ordena finalmente sacerdote. Su situación económica no mejora mucho y tiene problemas. En 1617 se va a Madrid en busca de suerte y brillo social, que no consigue, aunque se hace poeta famoso y respetado. En 1626 cae enfermo y vuelve a Córdoba, donde muere al año siguiente. Sus relaciones con los poetas de su tiempo son complicadas: Lope y Quevedo fueron sus enemigos más importantes. Lope elogió a Góngora muchas veces y nunca ocultó su admiración por él, pero también apoyó polémicas literarias contra la poesía del estilo gongorino. Por su parte Góngora despreció a Lope y su poesía de la claridad, a la que consideraba prosaica y desaliñada, como expone en el soneto «A los apasionados por Lope de Vega». Quevedo siempre es hostil contra Góngora y escribe varias obras burlándose de él y de su poesía, a la que parodia en varias ocasiones. Góngora no vio en vida impresas sus poesías. Sus poemas se leían manuscritos, y hay que esperar al mismo año de su muerte para que salga la edición de López de Vicuña, Obras en verso del Homero español, cuyo título da ya idea de la exaltación de Góngora a la categoría de un clásico. Ya en su época el erudito Francisco Cascales condenó la oscuridad de los poemas mayores gongorinos, después de elogiar al poeta diciéndole «de príncipe de la luz se ha hecho príncipe de las tinieblas». Todos los que critican en

su tiempo la oscuridad de las grandes poesías de Góngora suelen admitir la habilidad del poeta para las obras más populares y lo acusan de incapacidad para los poemas más ambiciosos. El estudioso Dámaso Alonso niega esta doble cara de Góngora y defiende su unidad de estilo: los recursos del estilo se van intensificando a lo largo de la vida de Góngora: «lo que caracteriza a la segunda no es más que la intensificación del pormenor y la densificación del conjunto», escribe en su estudio clásico La lengua poética de Góngora. Habría, en cambio, dos Góngoras en otro sentido: en el contraste entre la fuga de la realidad hacia una idealización embellecedora, y la inclinación hacia los aspectos y pinturas grotescos. Ambas direcciones participan de parecidos recursos estilísticos y mecanismos expresivos: lo que varía es el sentido; ambas presentan transformaciones irreales de la naturaleza, idealizaciones, positivas o negativas. Hay que indicar, sin embargo, que en estas interpretaciones D. Alonso se enfrenta a los críticos tradicionales que rechazaban al Góngora «difícil» y aceptaban arbitrariamente al «fácil». Fuera de ese contexto hoy podemos, sin duda, aceptar que la lengua de las Soledades se compone de elementos que están ya en poemas anteriores, pero el conjunto es muy diferente. En su poesía mayor Góngora acumula cultismos léxicos y latinismos sintácticos, imágenes brillantes e hipérboles extremas. La elaboración expresiva comienza en el mismo plano fonético. Góngora es probablemente el poeta español que mejor ha explorado los recursos musicales del lenguaje. No solo abundan en sus poemas (lo que es mero síntoma) menciones e imágenes sacadas de lo musical, sino los efectos propiamente musicales de la expresión. En el Polifemo destaca por ejemplo la música de vocales y consonantes, los ecos, las reiteraciones, y semejanzas rítmicas. Uno de los aspectos que más llamaron la atención fueron los vocablos extraños, tomados del latín o del italiano, los cultismos, en suma, que dan a su poesía un aspecto característico. La mayoría de los cultismos gongorinos, que eran raros en su época, han sido aceptados por la lengua común. Los cultismos de Góngora tienen una clara razón de ser en su sistema estético. Conforme avanza la conciencia de la nobleza del español en el XVI, se siente la necesidad de volver al latín como modelo para enriquecer la lengua vulgar. En Góngora no es solo un adorno: es un medio expresivo totalmente coherente con sus objetivos de sonoridad, dificultad, enaltecimiento de la lengua poética. El cultismo no afecta solo al léxico; afecta muy especialmente a la sintaxis, en donde parece radicar la mayor dificultad. La complicación de los organismos sintácticos provoca los problemas más graves para el lector. Los principales rasgos de que se le acusa en las polémicas son: —desmesurada longitud del periodo

—frecuencia de construcciones sintácticas subordinadas —interposición de frases absolutas —hipérbatos o estructuras de orden sintáctico muy complejo —anfibologías o frases de significado ambiguo

Las imágenes y metáforas de Góngora son variadísimas y responden a la búsqueda de una expresividad sorprendente: una cueva es el bostezo de la tierra, o dos plantas bañadas por la corriente de un río son dos garzas (una clase de pájaro acuático) verdes… La poesía de Góngora es poesía sensorial, que observa y comunica el mundo y los objetos, con sus colores, sonidos y brillos. Su obra poética incluye romances (un tipo de poesía narrativa tradicional) de temas pastoriles, históricos y burlescos. Ejemplos de estas categorías son las composiciones «Aquí entre la verde juncia», los romancillos «La más bella niña», «Lloraba la niña», o «En los pinares de Júcar»… El fondo temático es común. Se trata siempre de composiciones amorosas donde pastores, pescadores o cazadores son representantes del hablante lírico. De tema caballeresco es el famoso Romance de Angélica y Medoro, que se inspira en un episodio del Orlando furioso del poeta italiano Ariosto, y que narra los amores de Medoro, joven musulmán que combate contra el ejército del emperador de Francia Carlomagno, y que, herido gravemente, es curado por Angélica, bella princesa del Catay, que se enamora de él. Otra vertiente del romancero, muy cultivada por Góngora es la de los romances jocosos o burlescos, que incluyen ejemplares paródicos de los mismos géneros que cultiva en serio y que acabo de mencionar. Dos de sus composiciones más significativas en este campo son los romances dedicados a Hero y Leandro y a Píramo y Tisbe, que parodian historias mitológicas, burlándose de los personajes con chistes, caricaturas, metáforas ridículas, juegos de palabras, etc. Importantes son los sonetos, dentro de los cuales encontramos algunos de tipo amoroso, centrados en torno a la figura de la dama como ejemplar de belleza sobrehumana y lejana. Otro grupo pertenece a la poesía de circunstancias: «En una enfermedad de don Antonio de Pazos, obispo de Córdoba», «Del Marqués de Santa Cruz», «A la embarcación en que se entendió pasaran a Nueva España los Marqueses de Ayamonte»… Otros burlescos satirizan los vicios y vanidades de la corte: «Grandes más que elefantes y que abadas»; «Valladolid, de lágrimas sois valle»… Los sonetos de los tres últimos años son de desengaño y pesimismo: la vejez, la sensación de fracaso y acabamiento son ahora los aspectos dominantes: Peligro corres, Licio, si porfías en seguir sombras y abrazar engaños.

Mal te perdonarán a ti las horas, las horas que limando están los días, los días que royendo están los años.

Uno de sus poemas más importantes es la Fábula de Polifemo y Galatea, en la larga tradición del mito de Polifemo, que ha servido de inspiración a numerosos poetas desde las Metamorfosis de Ovidio. El poema narra la historia de Galatea, cuyo amor por Acis despecha al gigante de un solo ojo, Polifemo, que aplasta al joven con una piedra. Algunos temas centrales (el amor, la poesía rústica, el mar, las navegaciones) son característicos del mundo poético más específicamente gongorino. Fundamentalmente la fábula aparece como una serie de temas de amor hacia Galatea, hacia la belleza: el amor del gigante, de toda la isla, de Acis. Poema de exaltación del amor y de contraste y frustración. El monstruoso Polifemo no puede ser amado de Galatea ni puede soportar que ella ame a Acis. Pero la obra cumbre de Góngora son las Soledades. La Soledad I se escribió con bastante rapidez antes del 11 de mayo de 1613. La Soledad II no se terminó. Cuando la primera Soledad se conoce en Madrid, provoca una revolución poética y una discusión y crítica violenta. Unos dicen que es un poema absurdo, escrito en un lenguaje que no se entiende, medio latín medio castellano. Otros lo consideran una obra maestra, digna de los mejores poetas clásicos. En el poema vemos a un peregrino náufrago, que desdeñado por su amada, llega a una costa y es acogido por unos pastores de cabras. En el rústico albergue pronuncia un discurso de menosprecio de la corte y elogio de la vida del campo, y a la mañana siguiente encuentra diversos grupos de campesinos que se dirigen a unas bodas. Sigue la descripción de diversos aspectos de las fiestas nupciales. La segunda Soledad empieza al amanecer del día siguiente: el peregrino visita una isla de pescadores, donde viven unas bellas hermanas pescadoras. Nuevas descripciones y ponderaciones del ámbito rústico (ahora de pescadores), con el lamento amoroso de dos jóvenes pescadores enamorados. A la mañana siguiente asiste desde la barca a una jornada de caza con halcones que tiene lugar en la ribera. Aquí se interrumpe el poema. Sobre el hilo narrativo del caminar del peregrino se van sucediendo una serie de escenas pastoriles, bodas rurales, escenas de pesca… Animales, naturaleza, faenas del campo, frutos y paisajes, pueblan estas páginas escritas en el más típico estilo gongorino y que proyectan los deseos de una vida rústica y tranquila, un ideal de vida que da unidad al sentido total de las Soledades. La

visión de la vida rústica se ofrece, paradójicamente a través de un lenguaje extraordinariamente refinado y enriquecido con todos los recursos de la cultura literaria. La poesía de Lope de Vega Lope acoge todo tipo de influencias y de modalidades poéticas; cultiva todos los géneros, todos los tonos, todas las fórmulas expresivas (lírica culta y lírica tradicional y popular). Integra su experiencia vital en su poesía de modo particularmente intenso. Convierte sus amores, sus gozos y sus tristezas en materia poética, pero hay que precisar que el resultado no es biografía, sino poesía. La gran extensión y variedad de su obra lírica impide caracterizarla en términos generales: en cada especie cultivada obedece a características y registros específicos. La amplitud es quizá, su rasgo general más acusado: esto es, la enorme curiosidad por la vida y la naturaleza; de ahí que toda clasificación sea problemática. En algunos de sus libros (La Filomena, La Circe) mezcla textos de muy diversa índole, en una estructura miscelánea que refleja perfectamente esa intención de variedad que es uno de los objetivos de la estética barroca. El tono vivencial, el carácter apasionado de la lírica lopiana, que sus críticos han puesto de relieve es otra de las marcas definitorias. Lope no recogió en un volumen específico sus poemas de tipo popular y tradicional. Numerosas colecciones del tiempo incluyeron sus obras, y en las comedias introduce muchas piezas de esta índole. El romance lo cultivó toda su vida, desde los primeros poemas hasta La Dorotea, su última obra en prosa. En los romances de juventud poetiza episodios de sus amores con Elena Osorio y con Isabel de Urbina. El romancero morisco (con personajes moros) presenta al amante pobre desdeñado, vencido por otro más rico y de mejor posición social, situación en la que se puede rastrear el conflicto de Lope con Elena Osorio, su primera amante que lo abandonó por un caballero más rico. Los moros Zaide, Gazul, o Azarque reflejan las vivencias del propio poeta, en el marco de un mundo morisco idealizado, lleno de color en poemas como «Ponte a las rejas azules», «Por la calle de su dama», o «Mira Zaide, que te aviso», puesto en boca de la mora Zaida, que rechaza al galán por sus excesos y por no callar secretos de amor, aun reconociéndole valor y gallardía. En el romancero pastoril se narra la trayectoria sentimental del pastor Belardo: engaños, amores, bodas, triunfos y frustraciones de amor dan unidad emocional al ciclo. Aparecen los motivos propios de los conflictos amorosos: la venganza, los lamentos, las bodas… La idealización poética convierte al pastor en un enamorado noble y apuesto.

Un tema repetido es el de los celos, vistos como enfermedad y la queja contra el desdén de la amada es constante. La naturaleza se asocia a esta melancolía sentimental, y el mundo del paisaje y los objetos (vestidos, fiestas, instrumentos, flores, frutas…) siguen estando en el centro de la visión concreta y colorida de la perspectiva lopiana: sirve de ejemplo el romance de La Arcadia «Cuando sale el alba hermosa» donde plantas, animales y fenómenos de la naturaleza se integran en el canto de amor del gigante Alasto. Los romances de madurez desarrollan nuevas vías religiosas y filosóficas. La reflexión vital alcanza más hondura espiritual, reflejo de sucesivas crisis en la vida del poeta: pueden leerse sus libros Romancero espiritual y Rimas sacras. Los temas principales son la confesión del pecador arrepentido, y otros religiosos, con la meditación sobre Jesucristo. Algunos de los mejores romances de madurez de Lope se incluyen en el libro La Dorotea, con un tono «filosófico», que expresa la tristeza por la muerte de su última amada, Marta de Nevares, y la resignación a la soledad final, con cierta resignación que lo separa de los afanes del mundo: A mis soledades voy de mis soledades vengo, porque para estar conmigo me bastan mis pensamientos.

Un libro fundamental en la obra poética de Lope es el de Rimas que se publica en Madrid en 1602, en un volumen que contenía La hermosura de Angélica, La Dragontea y 200 sonetos. Se reedita varias veces añadiendo otras composiciones. En los sonetos dedicados a Filis y Camila Lucinda (nombres poéticos de Elena Osorio y Micaela de Luján, dos de sus amantes) trata Lope episodios de gran emoción amorosa, en los que evoca la ruptura con Elena Osorio, recuerda su belleza vivida, y pide el regreso de la amada. Al lado del predominante tema amoroso hay otras variedades: sonetos mitológicos, de tema histórico y bíblico, morales de desengaño, etc. En 1612, en una crisis espiritual y religiosa Lope publica cuatro poemas en un librito titulado Cuatro Soliloquios, expresión de una religiosidad emotiva, que se debate entre sentimientos de culpa y arrepentimiento, y que han sido generalmente poco elogiados por la crítica. En 1612 también aparecen Los pastores de Belén, con numerosos poemas navideños, y composiciones muy famosas (por ejemplo «La niña a quien dio el ángel», una de las canciones más conocidas de Lope de Vega). En 1614 se ordena sacerdote y publica las Rimas sacras (cien sonetos y varias poesías de índole diversa), recopilación de la poesía religiosa escrita en los años anteriores, particularmente desde la publicación de los Soliloquios. Reco-

ge aquí muchas composiciones dedicadas a santos y a fiestas de circunstancias, y algunos sonetos muy notables, que adoptando fórmulas de la poesía profana (petrarquismo, evocaciones de Garcilaso…) alcanzan a expresar una religiosidad de gran emoción. Los estudiosos han señalado como una de las cimas del libro la Canción a la muerte de Carlos Félix, compuesta a la muerte del hijo de Lope, en 1612 a los siete años de edad. El poeta se resigna desde la fe al designio divino, y evoca con amor paterno a su hijo muerto, recordado entre los pájaros, y flores del jardín de su casa. El libro llamado La Filomena con otras diversas rimas, prosas y versos, se publicó en 1621. Es un volumen con muchas poesías y prosas de distinta clase, muy del gusto del tiempo, que contiene dos poemas narrativos La Filomena y La Andrómeda, la novela de Las Fortunas de Diana, varias poesías y otras composiciones menos significativas. En la titulada «El jardín de Lope de Vega», destinada al poeta Francisco de Rioja, describe su jardín y hace comentarios sobre poesía y poetas. Importantes son igualmente las dirigidas a su amigo Baltasar Elisio de Medinilla, o la centrada en temas literarios que dirigió a Juan de Arguijo. Continuando esta técnica barroca iniciada en La Filomena, publica en 1624 La Circe con otras rimas y prosas, nuevo libro de mezcla de géneros poéticos en el que la crítica ha percibido el deseo de competir con Góngora escribiendo un poema extenso, en el que pueda aparecer como poeta erudito y hasta filósofo. El poema que titula el conjunto se divide en tres cantos que narran las aventuras de Ulises en la isla de Circe, en cuyo relato introduce infinidad de episodios y moralizaciones, según la técnica de interpretación alegórica de los mitos clásicos, muy conocida desde la Antigüedad, y perfectamente en vigor durante el Siglo de Oro. La influencia de Góngora es muy notable. La misma variedad que muestra la obra de Lope en otros géneros y especies poéticas que cultivó (prácticamente todos los que un poeta del XVII tenía a su disposición) se manifiesta en sus poemas épicos narrativos. Da primero a conocer La Dragontea (1598) cuyo protagonista es el pirata inglés Francis Drake, presentado como enemigo de España y de la religión católica, en un marco alegórico que permite la comparecencia ante Dios de la Religión, acompañada de sus tres hijas, España, Italia y las Indias (América), para protestar de los ataques del inglés. El siguiente poema épico impreso fue La hermosura de Angélica, sobre los amores y aventuras de Angélica y Medoro, imitación del Orlando furioso de Ludovico Ariosto. Otro modelo italiano da pie a La Jerusalén conquistada (imitación de la Gerusalemme liberata de Torquato Tasso). En La corona trágica, de 1627, trata la vida de María Estuardo, retratando negativamente a Isabel de Inglaterra, enemiga de España.

La melancolía de los años finales de la vejez, con las tragedias familiares, el sentimiento de culpa por sus amores después de haberse hecho sacerdote (lo que le obliga a la castidad) y las crisis religiosas y de conciencia, todo eso hace que Lope escriba una poesía de hondo valor emocional, con una actitud de repaso vital y reflexión del hombre y del poeta al borde de la muerte, en una especie de balance de toda la vida. La Égloga a Claudio es significativa de esta tonalidad, una de las más interesantes etapas poéticas de Lope. Hasta 1637 permaneció inédita esta égloga, escrita probablemente en 1631: sus abundantes referencias biográficas y bibliográficas, nos dan un resumen de la imagen que Lope tiene de sí mismo a estas alturas de la vida, aunque se le ha acusado de exceso de información sobre circunstancias literarias externas. En este conjunto de la poesía de vejez hay que tener en cuenta de manera especial los poemas insertos en el libro titulado La Dorotea (1632). Naturaleza y sentimiento viven en estos versos, una naturaleza estilizada, impregnada del dolor del poeta que evoca con precisión a los amores perdidos, el primero de su juventud, jamás olvidado (Elena Osorio) y el último gran amor de Lope, Amarilis, Marta de Nevares. En 1633 sale precisamente la égloga Amarilis (casi 1400 versos), recreación de sus relaciones amorosas con Marta de Nevares, en ficción pastoril. El poema tiene una primera parte abundante en detalles paisajísticos, y completada con un elogio de la amistad. Esta parte se estructura como diálogo pastoril en silvas, en el que un pastor llamado Elisio introduce a sus amigos en el tema central, objeto de la segunda parte: los amores de Elisio con Amarilis, y la enfermedad de la amada. Esta segunda parte se pone en boca de Elisio, que ofrece un monólogo lleno de emoción y de evocaciones intensas de la amada, de su belleza física, de sus gracias espirituales, de la pérdida: El copioso cabello, que encrespaba natural artificio, componía una selva de rizos […] Dos vivas esmeraldas que mirando hablaban a las almas al oído […] Con celestial belleza la decora, como por ella el alma se divisa, la dulce gracia de la voz sonora entre clavel y roja manutisa […] no puede mi desdicha ponderarse ni mi grave dolor encarecerse, ni puede aquí sin lágrimas decirse cómo se fue mi sol al despedirse.

[…] No quedó sin llorar pájaro en nido, pez en el agua ni en el monte fiera flor que a su pie debiese haber nacido cuando fue de los prados primavera, lloró cuanto es amor, hasta el olvido.

Otra égloga, Filis, fue el último poema que Lope escribió, en 1635, poco antes de morir. Tiene por tema la pena del poeta por el secuestro de su hija Antonia Clara, episodio transformado en el argumento pastoril del poema donde es evidente la correspondencia de Filis con Antonia Clara y Eliso con Lope de Vega. Las últimas obras poéticas publicadas por Lope fueron las Rimas humanas y divinas del Licenciado Tomé de Burguillos, ya en 1634. La primera parte de Rimas humanas contiene 161 sonetos, una canción burlesca, La gatomaquia y cinco composiciones a varios temas. Las Rimas divinas tienen dos églogas pastoriles, un villancico al nacimiento de Jesucristo y otros poemas. La parte central son los sonetos satíricos y burlescos que a menudo son parodias de los motivos líricos. Jugando al seudónimo con el nombre de Burguillos, hace aquí Lope poesía humorística, y en su parodia de convenciones poéticas destaca la escritura de un cancionero amoroso a la criada Juana, amada que va a lavar su ropa al río Manzanares, pequeño río de Madrid. Ridiculiza las exageraciones amatorias, las quejas lanzadas a la naturaleza por el amante dolorido… Ahora bien, este cancionero paródico conserva muchos elementos plenamente líricos: no se trata de una parodia grotesca al estilo de la caricatura quevediana, en donde los episodios amorosos con mujeres de baja clase social y feas son horribles pesadillas. La Juana de Lope es una muchacha hermosa, y el hablante lírico, aunque distanciado humorísticamente, es conciente de su belleza y la canta en versos en los que la parodia no elimina el sentimiento amoroso, o en los que el retrato femenino pondera la belleza en términos equivalentes a los de la poesía amorosa seria. Fuera del cancionero a Juana, hay otros sonetos igualmente humorísticos, en donde el comentario metalingüístico sobre tópicos y convenciones y la burla de estilos poéticos vigentes componen un corpus jocoso de particular valor. Una serie de poemas menores, en su mayor parte de circunstancias completan el volumen (además del poema más ambicioso del conjunto, La gatomaquia). Conviene decir algunas palabras específicas sobre este poema de La Gatomaquia, maravilloso poema épico protagonizado por gatos, exhibición de facultades de humor, de poesía, de colorido descriptivo y musicalidad del verso.

Dividido en siete cantos, con un total de 2802 versos, narra la historia de Marramaquiz, gato pobre enamorado de la presumida Zapaquilda, una gata elegante, que atraída por los regalos de Micifuz, favorece a este último. Marramaquiz busca ayudas para recuperar a su amada, visita al mago Merlín y consulta al sabio filósofo Garfiñanto, que le aconseja buscar una nueva dama (es decir, una nueva gata), consejo que sigue el héroe, cortejando a Micilda, hermosa gata de un boticario o farmacéutico. Zapaquilda, celosa, se enfrenta a la rival; Marramaquiz reta a Micifuz, y acaban en la cárcel, donde reciben las visitas de las enamoradas. Ya liberados, Marramaquiz cae enfermo y se conciertan las bodas entre Micifuz y Zapaquilda, pero Marramaquiz rapta a la novia y se la lleva a su castillo. Sigue el ataque del castillo por las tropas de Micifuz, en una parodia épica extraordinaria, hasta que Marramaquiz muere de un disparo que le tira un cazador, cuando el gato sale a buscar comida. Las bodas finales se celebran tras la conquista del castillo. La parodia burlesca de la épica más clásica, como puede ser La Iliada de Homero o La Eneida de Virgilio, se advierte desde la invocación a las musas y exposición del propósito y tema de la composición, hasta las descripciones y fórmulas retóricas: Al arma toca el campo micigriego contra Marramaquiz, gato troyano; violento sube, aunque oprimido en vano a la región elementar el fuego, inquietan de los aires el sosiego con firme agarro de la uñosa mano banderas, que con una y otra lista, trémulas se defienden a la vista.

Espléndido de color y de fantasía cómica suavemente grotesca es el retrato del galán Marramaquiz: Púsose borceguíes y zapatos de dos dediles de segar, abiertos, que con pena calzó, por estar tuertos, una cuchar de plata por espada, la capa colorada a la francesa, de una calza vieja, tan igual, tan lucida y tan pareja que no será lisonja decir que Adonis en limpieza y gala, aunque perdone Venus, no le iguala; por gorra de Milán media toronja

con un penacho rojo, verde y bayo de un muerto por sus uñas papagayo

La elaboración expresiva cómica de La Gatomaquia es no menos admirable, en todos los registros y recursos, desde la burla del culteranismo y la parodia de las fórmulas épicas, a las bromas más ingeniosas, con todo tipo de juegos de palabras y creación de palabras inventadas, muchas veces para los nombres burlescos de los gatos… la poesía de quevedo Nació Quevedo en Madrid el 17 de septiembre de 1580, de familia de cierta nobleza mediana. Estudió en el Colegio Imperial de los religiosos jesuitas y en la Universidad de Alcalá, logrando una gran cultura humanista. En sus años de estudios mantiene correspondencia con el famoso sabio belga Justo Lipsio, y desarrolla su interés por las cuestiones filológicas y filosóficas, y su afición a la filosofía de Séneca y los estoicos, filosofía que defendía la aceptación siempre con el mismo valor de los bienes y males que nos trae la vida, sin dejarse llevar de emociones que desequilibran a la razón. En diversos testimonios del tiempo se hallan referencias a su ingenio, a su mala vista y a su cojera (tenía un defecto en un pie). Poco hay sobre su vida amorosa o sus vivencias más personales, y más detalles se conocen de sus actividades al servicio del Duque de Osuna, que empiezan en 1613, y que le llevarán a desempeñar delicadas misiones diplomáticas, a menudo en la Corte española, pero también en Italia. Estas actividades terminan bruscamente con la caída de Osuna, conseguida por sus enemigos de la Corte de Madrid: Quevedo fue desterrado y luego encarcelado y acusado de varias actividades políticas. Es liberado, pero en 1639, por razones todavía no aclaradas del todo, lo detienen y lo encierran en una cárcel de la ciudad de León hasta poco antes de su muerte. Puesto en libertad en 1643 muere en 1645. A pesar de la fama adquirida como poeta desde muy temprano la mayoría de sus composiciones no se imprimen en vida ni con su autorización. Circulan en copias manuscritas o son seleccionadas por diversos editores para su inclusión en antologías. En una ocasión resumió Quevedo su posición estética escribiendo: El arte es acomodar el lenguaje al tema. Todo lo dijo Petronio Arbitro mejor que todos… Hase de huir de toda la bajeza de los vocablos y hanse de escoger las voces apartadas de la plebe, porque se pueda decir: Aborrecí el vulgo profano.

Lo que domina en Quevedo es, en conjunto, el lenguaje poético conceptista, difícil, complejo, sorprendente, en unos objetivos poéticos muy cercanos a los de su enemigo Góngora, a pesar de las burlas que en ocasiones le dirige. Quevedo es un poeta enormemente culto que juega con alusiones a muchos poetas antiguos y modernos y reescribe (en un ejercicio de intertextualidad) textos anteriores, adaptándolos a nuevas circunstancias. Decía su amigo, el erudito González de Salas, que publicó el volumen principal de poesías de Quevedo (el titulado El Parnaso español): La felicidad de el ingenio de nuestro Don Francisco, fuera es de toda duda que reinó en la poesía. Pocos creo que lo entendieron así por conocerle íntimamente pocos, pero yo lo tuve bien claro siempre… Grande facultad tuvo poética, y más por su naturaleza que por su cultura, pudiendo también asegurar que hasta hoy no conozco poeta alguno español que conozca mejor a hebreos, griegos, latinos, italianos y franceses; de cuyas lenguas tuvo buena noticia, y de donde en sus versos hizo excelentes imitaciones.

González de Salas se refiere a un procedimiento básico de la escritura poética en el Siglo de Oro que continuaba prácticas grecolatinas: el principio de la imitación de textos literarios importantes que se tomaban como modelos artísticos de un género o estilo determinado. El punto de partida de muchos poemas de Quevedo pueden ser unos versos de un autor clásico, una expresión que se recrea y transforma. Se crea así una especie de diálogo entre un autor y sus predecesores a los que intenta superar. Quevedo formuló poéticamente esta imagen del diálogo con la literatura del pasado en un conocido soneto, «Retirado en la paz de estos desiertos». La erudición de Quevedo, sus vastas lecturas de autores clásicos y españoles se hace presente en sus reelaboraciones poéticas. El concepto de originalidad era pues diferente del que habrá más tarde, después del siglo XIX. Las clasificaciones que podemos aplicar a la poesía quevediana, son fundamentalmente de dos tipos: la moderna, que responde a criterios temáticos, y que distingue poemas metafísicos, amorosos, morales, religiosos, poemas líricos a diversos asuntos, satíricos y burlescos, etc. y la clasificación antigua reflejada en la edición del Parnaso español, preparada por José González de Salas, que al parecer responde a las intenciones del propio poeta, de dividir su corpus en nueve secciones, cada una adscrita a una musa distinta según los géneros atribuidos a estos personajes mitológicos que personificaban la inspiración poética. Dejando a un lado las dificultades que plantea una clasificación, puede observarse en el variado corpus poético de Quevedo tres grupos centrales:

1) los poemas que pertenecen a preocupaciones éticas, y que elaboran motivos del universo religioso, de las corrientes de la filosofía moral en el Renacimiento… 2) serie amorosa, que continúa en su mayor parte la tradición petrarquista (imitadora del poeta italiano Petrarca) y recrea motivos del discurso amoroso renacentista, con innovaciones diversas, y 3) los poemas de la serie satírica y burlesca, caracterizados por el bajo estilo expresivo y la burla. De estas tres tradiciones, la burlesca y satírica es la más representada cuantitativamente, con más del 40% de la obra quevediana conservada. La poesía moral y la satírica de Quevedo son complementarias en su relación con los contextos filosóficos y religiosos de la época. Observan realidades morales y sociales, y su finalidad sería producir efecto sobre esa realidad, colaborando a modificar y mejorar el ser humano. Los límites que separan ambos tipos de poesía no son rígidos. Las diferencias se dan en el estilo adoptado según las convenciones de estos subgéneros: a la poesía moral corresponde un estilo más grave o elevado, un tono alejado de matices cómicos. El discurso satírico, en cambio, apela al estilo humilde: léxico coloquial y vulgar, todos recursos creadores de comicidad eran constitutivos del código. Muchos motivos clásicos imitados en los poemas morales de Quevedo proceden de las sátiras latinas de Persio y Juvenal, que compartían la misma atmósfera cultural que las obras de los filósofos antiguos Séneca o Epicteto, fuentes constantes de Quevedo. Caracterizan esta poesía motivos como la miseria y la brevedad de la vida, la inevitabilidad de la muerte y la necesidad de prepararse para ella, la defensa de la virtud y de los valores eternos, de la trascendencia, el rechazo de los bienes materiales, el engaño de las apariencias. Podremos incluir, pues, en el apartado de la poesía ética y moral aquellos poemas que, sin tener una actitud propiamente crítica, reflexionan sobre el sentido de la existencia humana, la presencia de la muerte, la fugacidad o la fragilidad de la vida, es decir, aquellos poemas que han sido rotulados como poemas metafísicos en las ediciones modernas. En este grupo destaca el tema de la identificación vida/muerte que expresa la vanidad de las glorias mundanas y la debilidad de todo lo terreno: En el hoy y mañana y ayer junto pañales y mortaja, y he quedado presentes sucesiones de difunto.

Nada de extraño que en esta perspectiva las ambiciones terrenas carezcan de sentido y revelen en quien las tiene, una desviación fundamental merecedora de censura moral.

Una pieza clave en la poesía moral es la Epístola satírica y censoria, dirigida al Conde Duque de Olivares, que era el nuevo primer ministro en 1621, a quien le expresa la confianza en su poder regenerador, que aparte a los españoles de la corrupción de la época llevándolos a una nueva edad dorada, donde el valor y la moderación sustituyan al afeminamiento y a los excesos frívolos de los cortesanos. En otro estadio de este mundo serio se coloca la poesía religiosa. El conjunto de poemas que alguna vez se llamó Heráclito cristiano, y que después Quevedo parece reordenar en su obra poética, deshaciendo la colección, viene a ser una serie a modo de cancionero religioso o libro de oraciones poéticas donde el poeta canta sus arrepentimientos y expresa el deseo de acercamiento a Dios. Por su lado, en los poemas heroicos de la musa Clío Quevedo continúa con la tradición de poesía de elogio a los grandes héroes de su época: reyes y nobles. Al sentido de tradición histórica une Quevedo su propia ideología que le hacía desear un pasado imperial más brillante con el que se sentía más identificado. En la Historia se hallan los modelos que imitar para engrandecerse y engrandecer la patria. En ella se podían mirar los gobernantes, para llevar a buen fin las guerras, o para el buen gobierno de sus súbditos; es decir, tiene una utilidad pública como reconocían los humanistas como Justo Lipsio para quien el estudio de la Historia sirve para «adentrarse en el manejo de los negocios políticos». Por esa razón en ciertos poemas de esta época se elogia a héroes legendarios romanos, griegos o cartagineses, porque en ellos tienen los europeos de los siglos XVI y XVII modelos a los que imitar. Los reyes podían aprender de los errores y aciertos de los emperadores romanos y la misión de los escritores (poetas, historiadores, teóricos de la política) era la de presentar a los gobernantes estos modelos, estos consejeros del pasado que les ayudarían a tomar las decisiones acertadas. Un problema falso con el que a menudo nos encontramos en las historias de la literatura y en la crítica literaria es el de la aparente contradicción entre los ataques a la mujer de la poesía satírica de Quevedo, y los poemas de amor que también escribe. Pero no hay incongruencia ninguna: en el ejercicio poético habitual de un poeta barroco, el cultivo de los diversos géneros lleva a cultivar diversos registros temáticos y expresivos. Quevedo poeta escribe, como cualquier otro poeta de su tiempo poemas de amor, y también poemas satíricos. En un territorio se mueve dentro del código amoroso vigente; en el otro dentro de las modalidades de la sátira. El conjunto de la poesía amorosa de Quevedo aparece definido por el rasgo de la multiplicidad o variedad. La existencia de un cancionero como el titulado Canta sola a Lisi, de influencia petrarquista, decide a menudo la ba-

lanza en favor de considerar esta tradición la básica en el poemario quevediano. Se puede aceptar en efecto que una influencia básica es esta tradición neoplatónica, donde el amor es espiritual, de las almas, excluyendo deseos sexuales o pasión erótica, que es caduca y muere cuando muere el cuerpo. La belleza de la amada es reflejo de la hermosura del alma, de su bondad, que a la vez trasunta la perfección divina… El amor a la mujer es un modo de amor a la divinidad. Pero Quevedo no escribe poemas de amor sobre un modelo único, sino que cultiva las diversas posibilidades que tiene. Si concebimos su poesía amorosa desde esta perspectiva, no habrá contradicción alguna entre diversas posturas que aparecen en sus versos, incluyendo en ellos también el corpus satírico dedicado a la burla del amor. Es, en suma, un corpus amoroso mixto, síntesis de modelos. En la poesía amorosa del siglo XVII no se presenta la hermosura corporal de la dama, sino desde el punto de vista más respetuoso y platónico (espiritual, no corporal); es obvia la importancia del retrato femenino en la configuración sobre todo de los sonetos centrados en la amada. Este modelo de retrato es muy tópico (cabello de oro, rostro de nieve, rosa y jazmín, labios de coral y clavel, etc.), pero lo que me interesa señalar es cómo Quevedo siempre toma el dato descriptivo como punto de partida para un juego de ingenio. El comienzo del soneto «A Aminta, que se cubrió los ojos con la mano» es significativo, en su estructura paradójica, de lo que digo: Lo que me quita en fuego me da en nieve la mano que tus ojos me recata, y no es menos rigor con el que mata ni menos llamas su blancura mueve.

El sentimiento dominante en la dama respecto del amante, es el rechazo. Este amante es el protagonista más acusado de la poesía quevediana: voz dolorida sometida a la cruel enfermedad amorosa. El dolor es el rasgo que define sobre cualquier otro al amante y al modelo amoroso quevediano en su conjunto. La violencia, la frustración, la destrucción, la exageración del sentimiento negativo. La imaginería corresponde a este universo; abundan símbolos de violencia como volcanes, prisiones y cárceles, infierno… En cuanto al estilo satírico su marca es la presencia de palabras y expresiones de la lengua coloquial y vulgar y a menudo la producción de burlas o humor. El propósito es producir risa en el receptor y a través de ella el desprecio. La poesía satírica funciona, como la prosa de los Sueños o la Hora de todos, en las convenciones de la sátira de estados sociales y profesionales; encontraremos toda una serie de retratos: oficios de pasteleros, taberneros, sastres,

zapateros; representantes de la justicia como los abogados corrompidos, escribanos, jueces; médicos y boticarios. Se incluyen además una serie de tipos que representan figuras de la marginalidad en el mundo de la corte y de la delincuencia: pícaros, nobles falsos, mendigos, etc. Privilegiadas figuras de la marginalidad son los proxenetas y prostitutas de las jácaras, una especie de poemas que narran la vida y aventuras de estas gentes, en un lenguaje poético que integra de manera intensa el léxico de germanía o argot de la delincuencia. Hay otros tipos que resultan de la figuración de vicios: la hipocresía, por ejemplo, que es central en este sistema porque atañe a la problemática de la oposición esencia-apariencia, genera una serie de tipos como el viejo teñido, la mujer llena de cosméticos, etc. Muchos temas rehacen motivos de la sátira clásica o de los epigramas de Marcial que denunciaban la perversión de las costumbres en la Roma imperial, la pérdida de los valores tradicionales y su reemplazo por formas del engaño y la corrupción. Encabeza la lista de estas figuras repulsivas, la mujer en todas las variantes sociales concebibles: viejas, pícaras, prostitutas, alcahuetas, brujas. A veces se superponen diversas variantes en una misma figura, que compendia rasgos característicos de la misoginia inherente al género satírico. En esta poesía se dan todas las variedades de la parodia: de versos aislados de autores contemporáneos, Lope o Góngora, por ejemplo, de versos del romancero, etc. Entra en el campo de la parodia la reducción cómica de fábulas y temas mitológicos, o de motivos y estructuras del subgénero amoroso. El ejercicio paródico más relevante y ambicioso es, sin duda, el extraordinario Poema heroico de las necedades de Orlando el enamorado, parodia de los poemas caballerescos italianos, y probablemente, junto con la Gatomaquia de Lope, el poema paródico más importante del Siglo de Oro. Desde el punto de vista de la experimentación expresiva, la poesía satírico burlesca, es uno de los capítulos más importantes de la obra quevediana. Desde la fonética burlesca a la onomástica ridícula, del neologismo a la metáfora ingeniosa, de la parodia de lenguajes y jergas múltiples a todas las clases de juego de palabras, Quevedo explora todas las formas del ingenio y todos los mecanismos de la lengua. Unas pocas fichas más He incluido en esta antología, además de los poemas de Góngora, Lope y Quevedo, unos pocos más para ilustrar otras áreas poéticas. Añado unas breves fichas de cada uno de los poetas seleccionados.

Luis Carrillo y Sotomayor Nació en Baena hacia 1585-86. Carrillo fue cuatralbo (general de cuatro naves) de las galeras de España. Maduró en su juventud en un ambiente refinado que afirma su sentido aristocrático, y seguramente frecuentó el círculo literario del humanista Cascales. En 1607, genio precoz, ya había expuesto sus ideas estéticas en el Libro de la erudición poética y escrito casi toda la obra poética que conservamos. Conde de Villamediana Nacido en Lisboa en 1582, de familia noble, su infancia se desarrolla en el ambiente cortesano, y recibe una educación bastante completa. Tiene amores diversos y destaca en la corte por su afición al lujo, a los caballos y las joyas. Aficionado al juego en exceso y con episodios turbulentos en su vida, es desterrado en 1608 a Alcalá. Será desterrado otras veces, y muere misteriosamente asesinado en la Calle Mayor de Madrid. En su poesía suelen distinguirse cuatro grandes núcleos: poesía amorosa de raíz petrarquista, poesía de raíz gongorina y marinista, fábulas mitológicas de raíz ovidiana y estilo gongorino, y poesía vivencial en dos vías de poemas satíricos y morales. Francisco de Rioja Francisco de Rioja, el representante más significativo del grupo poético sevillano, nació en Sevilla en 1583, de familia humilde. Siguió la carrera eclesiástica y a partir de 1610 figura como licenciado y presbítero. Desde 1621 se instala en Madrid protegido por el Conde Duque, que lo hace Cronista de Su Majestad, Bibliotecario Real y le concede diversas capellanías con buenos beneficios. Con la caída de Olivares en 1643 Rioja se vuelve a Sevilla, donde se dedica al estudio un tiempo, para regresar a Madrid, donde muere en 1659. Rodrigo Caro Nacido en Utrera en 1573, tiene Caro una trayectoria vital ligada siempre a su condición eclesiástica, desde sus estudios de cánones empezados en la universidad menor de Osuna en 1590. Ordenado sacerdote y dedicado a las tareas de la abogacía eclesiástica, actuó en numerosos pleitos, fue abogado del concejo de la ciudad, censor de libros, visitador de conventos, y otros variados menesteres. Muere en 1647. Su obra nuclear es sin duda la Canción a las ruinas de Itálica, que fue atribuida un tiempo a Rioja. Recoge de manera arquetípica el tema de las ruinas, característico de los poetas sevillanos, doblemente interesante por la conocida pasión de Caro por las antigüedades y la arqueología.

Andrés Fernández de Andrada Andrés Fernández de Andrada escribió, en torno a 1612-1613, una epístola moral a futuro corregidor Alonso Tello de Guzmán. Del capitán Andrada se sabe poco: era capitán, sevillano o, al menos residía en Sevilla. Tenía amistad con Francisco de Rioja, quien le dedica la silva Al verano. Andrada figura en 1619 con el cargo de contador de bienes de difuntos de la Nueva España, donde casó con doña Antonia de Velasco y desempeñó diversos puestos y oficios de escaso relieve. Debió de morir a fines de 1648. Esta antología El núcleo de esta antología está formado por los poemas de Góngora, Lope y Quevedo. Se ha procurado incluir composiciones de distinta clase y de distintas épocas de la producción de los poetas para dar una idea representativa de su obra. Muchos poemas importantes o famosos se echarán en falta: es inevitable en toda antología. He intentado usar en cada caso las ediciones más fiables, que reviso, modernizando siempre las grafías y puntuando como me parece mejor para la comprensión adecuada de los textos. Añado un aparato de notas que no quiere ser exhaustivo, sino atender únicamente a los puntos que considero más relevantes o difíciles, que en la poesía barroca pueden ser abundantes. Se añaden una serie de propuestas para actividades de estudio y una bibliografía esencial. Bibliografía Alonso, D., Góngora y el Polifemo, Madrid, Gredos, 1985. Alonso, D., La lengua poética de Góngora, Madrid, CSIC, 1961. Alonso, D., Poesía española, Madrid, Gredos, 1952 (varias reediciones). Arellano, I., Comentarios a la poesía satírico burlesca de Quevedo, Madrid, Arco Libros, 1998. Arellano, I., Poesía satírico burlesca de Quevedo, Madrid, Iberoamericana, 2003. Castro, A. y Rennert, H., Vida de Lope de Vega, Salamanca, Anaya, 1968. Espinosa, P., Primera parte de Flores de poetas ilustres de España, ed. I. Pepe Sarno y J. M. Reyes Cano, Madrid, Cátedra, 2006. Fernández de Andrada. A., Epístola moral a Fabio, ed. D. Alonso, estudio J. F. Alcina y F. Rico, Barcelona, Crítica, 1993. Fernández Mosquera, S., La poesía amorosa de Quevedo, Madrid, Gredos, 1999. Góngora, L. de, Fábula de Polifemo y Galatea, en Alonso, D., Góngora y el Polifemo, Madrid, Gredos, 1985. Góngora, L. de, Letrillas, ed. R. Jammes, Madrid, Castalia, 1980. Góngora, L. de, Romances, ed. A. Carreira, Barcelona, Quaderns Crema, 1998, 4 vols.

Góngora, L. de, Soledades, ed. R. Jammes, Madrid, Castalia, 1994. Góngora, L. de, Sonetos completos, ed. B. Ciplijauskaité, Madrid, Castalia, 1969. Jammes, R., La obra poética de don Luis de Góngora y Argote, Madrid, Castalia, 1987. Jauralde, P., Francisco de Quevedo (1580-1645), Madrid, Castalia, 1998. Lázaro Carreter, F., Estilo barroco y personalidad creadora, Madrid, Cátedra, 1977. Maravall, J. A., La cultura del barroco, Barcelona, Ariel, 1981. Novo, Y., Las Rimas sacras de Lope de Vega: disposición y sentido, Santiago de Compostela, Universidad, 1990. Palomo, P., La poesía en la Edad de Oro, Madrid, Taurus, 1987. Pedraza, F., Lope de Vega, genio y figura, Granada, Universidad de Granada, 2008. Pedraza, F., Lope de Vega. Vida y literatura, Valladolid, Universidad de Valladolid / Festival de Teatro Clásico de Olmedo, 2008. Pozuelo, J. M., El lenguaje poético de la lírica amorosa de Quevedo, Murcia, Universidad, 1979. Quevedo, F. de, Un Heráclito cristiano. Canta sola a Lisi y otros poemas, ed. I. Arellano y L. Schwartz, Barcelona, Crítica, 1998. Quevedo, F. de., Obras completas. Poesía original, ed. J. M. Blecua, Barcelona, Planeta, 1963; reediciones en 1968, 1971, 1981. Rey, A., Quevedo y la poesía moral española, Madrid, Castalia, 1995. Rioja, F. de, Poesía, ed. B. López Bueno, Madrid, Cátedra, 1984. Rozas, J. M., Estudios sobre Lope de Vega, Madrid, Cátedra, 1990. Vega, L. de., La Gatomaquia, ed. C. Sabor de Cortazar, Madrid, Castalia, 1983. Vega, L. de., Lírica, ed. J. M. Blecua, Madrid, Castalia, 1981. Vega, L. de., Obras poéticas, ed. J. M. Blecua, Barcelona, Planeta, 1976. Vega, L. de., Poesía selecta, ed. A. Carreño, Madrid, Cátedra, 1984. Vega, L. de., Rimas humanas y divinas del licenciado Tomé de Burguillos, ed. A. Carreño, Salamanca, Almar, 2002. Vega, L. de., Rimas humanas y divinas del licenciado Tomé de Burguillos, ed. M. Cuiñas, Madrid, Cátedra, 2008. Vega, L. de., Rimas, ed. F. Pedraza, Ciudad Real, Universidad de Castilla-La Mancha, 1994, 2 vols. Villamediana, Conde, Poesía impresa completa, ed. J. F. Ruiz Casanova, Madrid, Cátedra, 1990.

ANTOLOGÍA

LUIS DE GÓNGORA

Letrillas Ya no más, ceguezuelo hermano1, ya no más. Baste lo flechado, Amor, más munición no se pierda; afloja al arco la cuerda y la causa a mi dolor, que en mi pecho tu rigor escriben las plumas juntas2, y en las espaldas las puntas dicen que muerto me has.

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Ya no más, ceguezuelo hermano, ya no más. Para el que a sombras de un robre3 sus rústicos años gasta, el segundo tiro basta, cuando el primero no sobre; basta para un zagal pobre 1

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Se dirige a Cupido, que se pinta ciego, con las flechas que dispara a los que quiere provocar amor. El diminutivo y el vocativo «hermano» le dan un tono de cierta confianza familiar y humorística. 2 Las plumas de las flechas que asoman en su pecho, mientras que las puntas asoman por la espalda: está atravesado. Nótese el juego de palabras porque las plumas también sirven para escribir. 3 Para un pastor rústico basta un disparo o a lo sumo dos; la forma robre es usual en el Siglo de Oro.

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la punta de un alfiler; para Bras no es menester4 lo que para Fierabrás.

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Ya no más, ceguezuelo hermano, ya no más. Tan asaeteado estoy, que me pueden defender las que me tiraste ayer de las que me tiras hoy; si ya tu aljaba no soy, bien a mal tus armas echas, pues a ti te faltan flechas y a mí donde quepan más.

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Ya no más, ceguezuelo hermano, ya no más. *** Los dineros del sacristán cantando se vienen y cantando se van5. Tres hormas, si no fue un par6, fueron la llave maestra de la pompa que hoy nos muestra un hidalgo de solar; con plumajes a volar un hijo suyo salió, que asuela lo que él soló, y la hijuela loquilla de ámbar quiere la jervilla

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4 Bras es nombre usual de pastor rústico; Fierabrás es un gigante de las novelas de caballerías. Nótese el juego de palabras. 5 Es un refrán. El resto del poema se burla de presumidos y falsos nobles. 6 La estrofa se refiere a un zapatero que manejando hormas y suelas, pretende luego ser noble (de solar o casa nobiliaria). El hijo presumido, que viste con lujo, gasta lo que ganó el padre, y la hija quiere calzar una jervilla (especie de zapato) perfumada con ámbar, como los nobles, para disimular al padre zapatero.

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que desmienta al cordobán. Los dineros del sacristán cantando se vienen y cantando se van. Dos troyanos y dos griegos7, con sus celosas porfías, arman a Elena en dos días de joyas y de talegos; como es dinero de ciegos, y no ganado a oraciones, recibe dueñas con dones y un portero rabicano; su grandeza es un enano, su melarquía un truhán.

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Los dineros del sacristán cantando se vienen y cantando se van.

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Labra el letrado un real palacio, porque sepades que interés y necedades8 en piedras hacen señal; hácelo luego hospital un halconero pelón, a quien hija y corazón dio en dote, que ser le plugo, 7

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La guerra de Troya fue por Elena, pero aquí cuatro pretendientes celosos de una tal Elena, le dan regalos; es dinero de ciegos (ciegos de amor), aunque no ganado a oraciones, como hacían los ciegos que iban por las calles; la damisela recibe dueñas (aquí con el sentido de alcahuetas) que le traen regalos y un portero o criado (lo de rabicano parece alusión al caballo Rabicán del poema de Boyardo Orlando enamorado, que es muy rápido). Pretende ser noble y tener bufones o truhanes para alegrar su melancolía o melarquía, pero «su grandeza es pequeña —un enano—» … Todo es burla de las pretensiones. 8 Se consideraba que era necedad tomarse los disgustos de construir una casa. Este letrado, después de ganar el dinero, se lo gasta en una casa que convierte en hospital de pobres su yerno, un halconero pelón (un cazador de dotes muerto de hambre) que acaba siendo verdugo de su mujer y ave de presa para la dote. Puede que esté pelón por la sífilis, que contagia a su mujer (otro motivo para hacer hospital la casa).

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para la mujer verdugo, para el dote gavilán.

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Los dineros del sacristán cantando se vienen y cantando se van. Con dos puñados de sol9 y cuatro tumbos de dado repite el otro soldado para Conde de Tirol; fénix le hacen español collar de oro y plumas bellas; despidiendo está centellas de sus joyas, mas la suerte en gusano le convierte de pájaro tan galán. Los dineros del sacristán cantando se vienen y cantando se van. Herencia que a fuego y hierro10 mal logró cuatro parientes, halló al quinto con los dientes peinando la calva a un puerro; heredó por dicha o yerro, y a su gula no perdona; pavillos nuevos capona, mientras francolines ceba, y al fin en su mesa Eva siempre está tentando a Adán.

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Los dineros del sacristán cantando se vienen y cantando se van. 9 El soldado, jugando a los dados quiere ganar dinero y ser rico como los condes del Tirol; va adornado como si fuera la bellísima ave fénix, pero al perder el juego se queda pobre, y en vez de ave fénix se parece al gusano (del cual nace el ave fénix). 10 Por pleitos de herencia se mueren de fatiga cuatro parientes; el quinto hereda, y de roer puerros pasa a comer pavos capones y francolines (ave de gran precio) cebados.

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*** Ándeme yo caliente y ríase la gente11. Traten otros del gobierno del mundo y sus monarquías, mientras gobiernan mis días mantequillas y pan tierno, y las mañanas de invierno naranjada y aguardiente12, y ríase la gente. Coma en dorada vajilla el príncipe mil cuidados, como píldoras dorados13; que yo en mi pobre mesilla quiero más una morcilla que en el asador reviente, y ríase la gente. Cuando cubra las montañas de blanca nieve el enero, tenga yo lleno el brasero de bellotas y castañas, y quien las dulces patrañas14 del rey que rabió me cuente15, y ríase la gente. Busque muy en hora buena el mercader nuevos soles16; yo conchas y caracoles entre la menuda arena, 11

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Estos dos versos del estribillo son un refrán. Naranjada y aguardiente se tomaban para desayunar; naranjada: una confitura de naranja. 13 Las píldoras medicinales se cubrían de oro. 14 patrañas: cuentos, fabulillas, historietas. 15 rey que rabió: personajillo folklórico signo de antigüedad. 16 nuevos soles: en nuevos países; recorra tierras lejanas. 12

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escuchando a Filomena17 sobre el chopo de la fuente, y ríase la gente. Pase a media noche el mar y arda en amorosa llama Leandro por ver su dama18; que yo más quiero pasar del golfo de mi lagar19 la blanca o roja corriente, y ríase la gente. Pues Amor es tan crüel, que de Píramo y su amada20 hace tálamo una espada21 do se junten ella y él, sea mi Tisbe un pastel22, y la espada sea mi diente, y ríase la gente.

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*** Que pida a un galán Minguilla23 cinco puntos de jervilla, bien puede ser; mas que calzando diez Menga, quiera que justo le venga, no puede ser.

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Filomena: nombre poético del ruiseñor. Según una leyenda Leandro cruzaba cada noche a nado el mar para visitar a su amada Hero, que vivía al otro lado del estrecho del Helesponto. 19 golfo: alta mar; lagar: bodega. Prefiere nadar en el vino, beber vino (blanco o rojo, tinto, le da igual). 20 Píramo: según otra leyenda Píramo se mató con su espada al creer muerta a su amada Tisbe, y luego ella se mató con la misma espada. 21 tálamo: lecho nupcial. 22 pastel: se hacían de carne en la época. Era comida de poca categoría. 23 Menga pide de regalo unas zapatillas o jervillas y dice que calza cinco puntos (el pie se medía por puntos: cinco es un pie pequeño, considerado hermoso), pero en realidad calza diez. 18

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Que se case un don Pelote24 con una dama sin dote, bien puede ser; mas que no dé algunos días por un pan las damerías, no puede ser. Que la viuda en el sermón dé mil suspiros sin son, bien puede ser; mas que no los dé, a mi cuenta, porque sepan dó se sienta25, no puede ser. Que esté la bella casada bien vestida y mal celada, bien puede ser; mas que el bueno del marido26 no sepa quién dio el vestido, no puede ser. Que anochezca cano el viejo, y que amanezca bermejo, bien puede ser; mas que a creer nos estreche que es milagro y no escabeche27 no puede ser.

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Que se precie un don Pelón

24 Pelote: pelado, sin dinero. Algunos días preferiría haberse casado con una dama rica, con dote, y no con una llena de coqueterías (o damerías). 25 Quiere que sepan dónde se sienta para que se fijen en ella los hombres, o para exhibir su dolor hipócrita. 26 La palabra bueno podía significar cornudo: esta casada está bien vestida por los regalos de los amantes, y el marido todo lo disimula por interés. 27 escabeche: metáfora para los tintes del cabello.

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que se comió un perdigón28, bien puede ser; mas que la biznaga honrada no diga que fue ensalada, no puede ser. Que olvide a la hija el padre29 de buscarle quien le cuadre, bien puede ser; mas que se pase el invierno sin que ella le busque yerno, no puede ser. Que la del color quebrado30 culpe al barro colorado, bien puede ser; mas que no entendamos todos que aquestos barros son lodos, no puede ser. Que por parir mil loquillas31 enciendan mil candelillas, bien puede ser; mas que, público o secreto, no haga algún cirio efeto, no puede ser. Que sea el otro letrado por Salamanca aprobado,

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28 Presume haber comido pollo de perdiz, manjar muy apreciado, pero el mondadientes (que se hacía de palillos de biznaga) sabe que ha comido una miserable ensalada. 29 El padre debía buscar marido a la hija, pero como no lo hace, la misma hija se ocupa. 30 Las damas de la época mascaban barro (trozos de jarrones) para provocarse una palidez (color quebrado) considerada hermosa. Pero esta ha comido más bien barro humano (el hombre es de barro) y se ha quedado embarazada. 31 Las damas loquillas encienden candelas a los santos para quedarse embarazadas; pero más efecto que las candelillas hace algún cirio (metáfora para el miembro viril).

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bien puede ser; mas que traiga buenos guantes sin que acudan pleiteantes, no puede ser. Que sea médico más grave quien más aforismos sabe, bien puede ser; mas que no sea más experto el que más hubiere muerto, no puede ser. Que acuda a tiempo un galán con un dicho y un refrán, bien puede ser; mas que entendamos por eso que en Floresta no está impreso32, no puede ser. Que oiga Menga una canción con piedad y atención, bien puede ser; mas que no sea más piadosa a dos escudos en prosa, no puede ser. Que sea el padre presentado33 predicador afamado, bien puede ser; mas que muchos puntos buenos no sean estudios ajenos, no puede ser. Que una guitarrilla pueda34 32

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Quiere decir que ese galán que presume de ingenio saca sus dichos y refranes de la famosa colección Floresta española, de Melchor de Santa Cruz. 33 Presentado era un cargo en las órdenes religiosas. En la predicación punto es lo mismo que tema tratado, que este predicador copia de otros. 34 La guitarra de los galanes que dan serenatas a las damas.

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mucho, después de la queda, bien puede ser; mas que no sea necedad despertar la vecindad, no puede ser. Que el mochilero o soldado35 deje su tercio embarcado, bien puede ser; mas que le crean de la guerra porque entró roto en su tierra, no puede ser. Que se emplee el que es discreto en hacer un buen soneto, bien puede ser; mas que un menguado no sea el que en hacer dos se emplea, no puede ser. Que quiera una dama esquiva36 lengua muerta y bolsa viva, bien puede ser; mas que halle, sin dar puerta, bolsa viva y lengua muerta, no puede ser. Que el confeso al caballero37 socorra con su dinero, bien puede ser; mas que le dé, porque presta, lado el día de la fiesta, no puede ser.

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Mochilero es el que lleva las mochilas en el ejército. La dama prefiere dineros a palabras, pero si no abre la puerta a su galán no lo conseguirá. 37 El judío convertido podrá prestar dinero al caballero, pero este no lo aceptará a su lado en las fiestas. 36

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Que junte un rico avariento los doblones ciento a ciento, bien puede ser; mas que el sucesor gentil no los gaste mil a mil, no puede ser. Que se pasee Narciso38 con un cuello en paraíso, bien puede ser; más que no sea notorio que anda el cuerpo en pulgatorio, no puede ser.

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*** —¿Qué lleva el señor Esgueva?39 —Yo os diré lo que lleva. Lleva este río crecido, y llevará cada día las cosas que por la vía de la cámara han salido,40 y cuanto se ha proveído según leyes de Digesto, por jüeces que, antes desto, lo recibieron a prueba.

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—¿Qué lleva el señor Esgueva? —Yo os diré lo que lleva.

38 Un galán presumido (como Narciso, ejemplo de belleza) se puede pasear con un cuello elegante, limpio y suntuoso (como si fuera un cuello lleno de bellezas como en el paraíso); pero todo lo demás va sucio y lleno de pulgas (es fácil el juego entre purgatorio / paraíso / pulgatorio). 39 Este río de Valladolid era el que llevaba las basuras y excrementos. Todo el poema alude a los excrementos que ensuciaban la corriente del Esgueva. 40 Ir por vía de la cámara era un cierto procedimiento administrativo, pero cámara significa diarrea. Otras palabras alusivas: proveer significa tomar una decisión administrativa o judicial, y proveerse es defecar; Digesto es una compilación de leyes pero alude a los efectos de la digestión.

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Lleva el cristal que le envía41 una dama y otra dama, digo el cristal que derrama la fuente de mediodía, y lo que da la otra vía, sea pebete o sea topacio; que al fin damas de palacio42 son ángeles hijos de Eva.

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—¿Qué lleva el señor Esgueva? —Yo os diré lo que lleva. Lleva lágrimas cansadas43 de cansados amadores, que, de puro servidores, son de tres ojos lloradas; de aquél, digo, acrecentadas que una nube le da enojo, porque no hay nube deste ojo que no truene y que no llueva.

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—¿Qué lleva el señor Esgueva? —Yo os diré lo que lleva. Lleva pescado de mar, aunque no muy de provecho, que, salido del estrecho, va a Pisuerga a desovar; si antes era calamar o si antes era salmón, se convierte en camarón44 luego que en el río se ceba.

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41 Cristal alude a la orina; la otra vía es el ano, que produce pebetes (perfumes) y piedras amarillas (topacios, alusión a los excrementos). 42 Damas de palacio porque en esta época la corte estaba en Valladolid. 43 Las lágrimas aluden a lo mismo; servidor es el orinal; el tercer ojo no hace falta anotar; los ojos de ver a veces tienen nubes (una enfermedad o defecto); las nubes del ojo trasero siempre truenan y llueven… 44 camarón: o sea, cámara grande.

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—¿Qué lleva el señor Esgueva? —Yo os diré lo que lleva. Lleva, no patos reales45 ni otro pájaro marino, sino el noble palomino nacido en nobles pañales; colmenas lleva y panales, que el río les da posada; la colmena es vidriada y el panal es cera nueva.

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—¿Qué lleva el señor Esgueva? —Yo os diré lo que lleva. Lleva, sin tener su orilla46 árbol ni verde ni fresco, fruta que es toda de cuesco, y, de madura, amarilla; hácese de ella en Castilla conserva en cualquiera casa, y tanta ciruela pasa, que no hay quien sin ella beba.

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—¿Qué lleva el señor Esgueva? —Yo os diré lo que lleva. Sonetos A Córdoba ¡Oh excelso muro, oh torres coronadas de honor, de majestad, de gallardía! 45

Palomino es lo mismo que excremento; posada de colmenas se llamaba el sitio donde hay colmenas y el Esgueva lo es, porque lleva cera (metáfora para excrementos) y es vidriada (alusión al orinal, que se hacía de loza o barro vidriado). 46 Aunque no tiene árboles tiene fruta de cuesco (hueso, y ventosidad); las ciruelas eran buenas para ablandar el vientre, como dice Covarrubias.

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¡Oh gran río, gran rey de Andalucía47, de arenas nobles, ya que no doradas! ¡Oh fértil llano, oh sierras levantadas, que privilegia el cielo y dora el día! ¡Oh siempre glorïosa patria mía, tanto por plumas cuanto por espadas!48 Si entre aquellas rüinas y despojos que enriquece Genil y Dauro baña49 tu memoria no fue alimento mío, nunca merezcan mis ausentes ojos ver tu muro, tus torres y tu río, tu llano y sierra, ¡oh patria, oh flor de España!

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A don Cristóbal de Mora50 Árbol de cuyos ramos fortunados51 las nobles moras son quinas reales, teñidas en la sangre de leales capitanes, no amantes desdichados; en los campos del Tajo más dorados52 y que más privilegian sus cristales, a par de las sublimes palmas sales, y más que los laureles levantados. Gusano, de tus hojas me alimentes53, 47

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Gran río es el Guadalquivir (que eso significa el nombre). Sus arenas son nobles ya que no llevan oro, como otros ríos conocidos en la literatura (el Tajo, o el Dauro). 48 Córdoba es gloriosa por sus soldados y escritores. 49 Son ríos de Granada, desde donde escribe Góngora este soneto. 50 Noble amigo de Góngora, de ascendencia portuguesa. Todo el poema juega con el nombre del personaje y la imagen del moral. Es un soneto muy complejo de construcción. 51 Don Cristóbal es árbol (moral) cuyo fruto, más que moras, como podría esperarse, son las quinas reales (armas del escudo de Portugal), teñidas en la sangre de los guerreros antepasados, no en las de Píramo y Tisbe, amantes cuya sangre, según la leyenda, tiñó las moras, que eran blancas y quedaron negras después. 52 Se creía que las aguas del Tajo llevaban oro. 53 El poeta se compara a un gusano de seda (que come hojas de morera), y por eso puede hilar la memoria o fama de don Cristóbal; se compara a un pajarillo acogido en el árbol, que puede cantar la fama de don Cristóbal; y se compara a un peregrino que se dirige al templo del noble (a su protección).

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pajarillo, sosténganme tus ramas, y ampáreme tu sombra, peregrino. Hilaré tu memoria entre las gentes, Cantaré enmudeciendo ajenas famas, y votaré a tu templo mi camino.

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*** De pura honestidad templo sagrado54, cuyo bello cimiento y gentil muro de blanco nácar y alabastro duro fue por divina mano fabricado; pequeña puerta de coral preciado, claras lumbreras de mirar seguro que a la esmeralda fina el verde puro habéis para viriles usurpado; soberbio techo, cuyas cimbrias de oro al claro sol, en cuanto en torno gira, ornan de luz, coronan de belleza; ídolo bello, a quien humilde adoro, oye piadoso al que por ti suspira, tus himnos canta y tus virtudes reza.

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*** Al tramontar del sol, la ninfa mía, de flores despojando el verde llano, cuantas troncaba la hermosa mano tantas el blanco pie crecer hacía.55 Ondeábale el viento que corría el oro fino con error galano56 cual verde hoja de álamo lozano

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54 Retrato de una dama, comparada con un templo: el blanco nácar y el alabastro expresan la belleza y blancura del cuerpo de la dama; la puerta de coral es la boca; las lumbreras los ojos, de color verde. Viriles son unas cajitas de cristal en que se guarda la hostia o reliquias (sigue la alegoría del templo, con esta metáfora que el padre Pineda consideró irreverente, como todo el soneto). El techo de oro es el pelo; cimbria es la armazón que sostiene un arco. 55 Motivo poético usual: la dama, con su belleza, al pisar el campo hace crecer flores. 56 El oro fino es el pelo, que el viento ondea con movimiento errante y hermoso (error galano).

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se mueve al rojo despuntar del día. Mas luego que ciñó sus sienes bellas de los varios despojos de su falda (término puesto al oro y a la nieve) 57, juraré que lució más su guirnalda con ser de flores, la otra ser de estrellas, que la que ilustra el cielo en luces nueve58.

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*** Suspiros tristes, lágrimas cansadas59, que lanza el corazón, los ojos llueven, los troncos bañan y las ramas mueven de estas plantas, a Alcides consagradas60, mas del viento las fuerzas conjuradas los suspiros desatan y remueven, y los troncos las lágrimas se beben, mal ellos y peor ellas derramadas. Hasta en mi tierno rostro aquel tributo que dan mis ojos, invisible mano de sombra o de aire me le deja enjuto, porque aquel ángel fieramente humano no crea mi dolor, y así es mi fruto llorar sin premio y suspirar en vano.

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*** Ya besando unas manos cristalinas61, ya anudándome a un blanco y liso cuello, ya esparciendo por él aquel cabello que Amor sacó entre el oro de sus minas, 57 La guirnalda que se pone en la cabeza es término o separación entre el oro del pelo y la nieve de la frente. 58 Se refiere a los nueve planetas. Más luce la guirnalda de flores de su dama que la de los planetas en el cielo. 59 El poeta suspira y llora de amor; moja con sus lágrimas los troncos y mueve las ramas con sus suspiros; pero el viento oculta sus suspiros y los troncos beben y secan las lágrimas. Hasta las lágrimas de su rostro seca el aire, de modo que su dama no lo ve llorar ni suspirar y no se cree su dolor. 60 Las plantas consagradas a Alcides (Hércules) son los álamos. 61 El poeta está con su amada y debe abandonarla al salir el sol. Otro poema que le pareció indecente a algún censor.

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ya quebrando en aquellas perlas finas palabras dulces mil sin merecello, ya cogiendo de cada labio bello purpúreas rosas sin temor de espinas, estaba, ¡oh claro sol invidïoso!, cuando tu luz, hiriéndome los ojos, mató mi gloria y acabó mi suerte. Si el cielo ya no es menos poderoso, porque no den los tuyos más enojos, rayos, como a tu hijo, te den muerte62.

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*** ¡Oh niebla del estado más sereno63, furia infernal, serpiente mal nacida! ¡Oh ponzoñosa víbora escondida de verde prado en oloroso seno! ¡Oh entre el néctar de Amor mortal veneno, que en vaso de cristal quitas la vida! ¡Oh espada sobre mí de un pelo asida64, de la amorosa espuela duro freno! ¡Oh celo, del favor verdugo eterno!, vuélvete al lugar triste donde estabas, o al reino (si allá cabes) del espanto65;

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mas no cabrás allá, que pues ha tanto que comes de ti mesmo y no te acabas, mayor debes de ser que el mismo infierno. *** Ni en este monte, este aire, ni este río corre fiera, vuela ave, pece nada,

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Pide al cielo que mate con sus rayos al mismo sol, como los rayos de Júpiter mataron al hijo del sol o Apolo, Faetón, cuando condujo sin habilidad el carro de su padre quemando o helando la tierra. 63 Todo el soneto va dedicado a los celos. 64 Alude a la espada de Damocles, cortesano de Dionisio I, tirano de Siracusa, quien le dejó un día su trono, pero le puso sobre su cabeza una espada colgada de una crin de caballo, para significarle las penalidades del reinar. 65 El reino del espanto es el infierno.

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de quien con atención no sea escuchada la triste voz del triste llanto mío; y aunque en la fuerza sea del estío al viento mi querella encomendada, cuando a cada cual de ellos más le agrada fresca cueva, árbol verde, arroyo frío, a compasión movidos de mi llanto, dejan la sombra, el ramo y la hondura, cual ya por escuchar el dulce canto

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de aquel que, de Strimón en la espesura66, los suspendía cien mil veces. ¡Tanto puede mi mal, y pudo su dulzura! *** Con diferencia tal, con gracia tanta67 aquel ruiseñor llora, que sospecho que tiene otros cien mil dentro del pecho que alternan su dolor por su garganta; y aun creo que el espíritu levanta —como en información de su derecho—68 a escribir del cuñado el atroz hecho69 en las hojas de aquella verde planta. Ponga, pues, fin a las querellas que usa pues ni quejarse ni mudar estanza70 por pico ni por pluma se le veda,

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y llore solo aquel que su Medusa71 en piedra convirtió, por que no pueda ni publicar su mal ni hacer mudanza.

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Alude a Orfeo, que lloraba la pérdida de su mujer Eurídice, cantando en las riberas del río Estrimón. Su música atraía a las fieras, plantas y rocas. 67 diferencia: término técnico musical. 68 Usa lenguaje jurídico, que continúa en el primer terceto con el juego de querellas (como reclamación judicial y queja de amor). 69 Alude a la historia de Filomela, violada por su cuñado Tereo, quien le cortó la lengua; ella denunció el delito por escrito y fue convertida luego en ruiseñor. 70 Estanza es aquí audiencia o tribunal, en el que puede quejarse por pico o por pluma (ambos propios de un pájaro, alusivos al canto y a la escritura).

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*** La dulce boca que a gustar convida72 un humor entre perlas distilado, y a no invidiar aquel licor sagrado que a Júpiter ministra el garzón de Ida, amantes, no toquéis si queréis vida, porque entre un labio y otro colorado Amor está de su veneno armado cual entre flor y flor sierpe escondida. No os engañen las rosas que a la Aurora diréis que, aljofaradas y olorosas, se le cayeron del purpúreo seno:

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manzanas son de Tántalo y no rosas, que después huyen del que incitan ahora y sólo del Amor queda el veneno. *** A doña Brianda de la Cerda Al sol peinaba Clori sus cabellos73 con peine de marfil, con mano bella, mas no se parecía el peine en ella como se obscurecía el sol en ellos. Cogió sus lazos de oro, y al cogellos, segunda mayor luz descubrió aquella

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71 El convertido en pájaro puede quejarse libremente y no tiene que lamentarse demasiado; más podría quejarse el convertido en piedra por Medusa, que no puede publicar su mal, ni hacer mudanza (al ser de piedra no puede cambiar de forma, pero tampoco cantar: hacer mudanzas es otro término musical). 72 La dulce boca es la de la dama, que convida a besarla, gustando la saliva (humor o licor destilado entre las perlas de los dientes), que es mejor que el néctar (bebida de los dioses que servía a Júpiter Ganimedes, el garzón o muchacho del monte Ida). Pero los amantes harán bien en evitarla, porque acecha el dolor y frustración del amor, como acecha la serpiente entre las flores (evoca un verso de Virgilio). Las rosas son imagen de la belleza, atributo de la Aurora (aljófar es perla pequeña, metáfora para el rocío que por la mañana cubre las rosas): pero más que rosas el amor ofrece las manzanas de Tántalo, que cuando quería comerlas se alejaban sin que pudiera nunca alcanzarlas. 73 Clori es nombre poético frecuente.

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delante quien el sol es una estrella74 y esfera España de sus rayos bellos75: divinos ojos, que en su dulce oriente dan luz al mundo, quitan luz al cielo, y espera idolatrallos occidente76. Esto Amor solicita con su vuelo, que en tanto mar será un arpón luciente de la Cerda inmortal mortal anzuelo.

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*** Mientras por competir con tu cabello oro bruñido al sol relumbra en vano77; mientras con menosprecio en medio el llano mira tu blanca frente el lilio bello78; mientras a cada labio, por cogello, 5 siguen más ojos que al clavel temprano, y mientras triunfa con desdén lozano del luciente cristal tu gentil cuello, goza cuello, cabello, labio y frente, antes que lo que fue en tu edad dorada 10 oro, lilio, clavel, cristal luciente, no sólo en plata o víola troncada79 se vuelva, mas tú y ello juntamente en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada. *** Duélete de esa puente, Manzanares80; mira que dice por ahí la gente,

74 Las estrellas se decía que recibían su luz del sol; son, pues, inferiores. Comparada con la luz de Clori el sol es una estrella. 75 esfera: «Llamamos esferas todos los orbes celestes y los elementales» dice Covarrubias en su Tesoro de la lengua castellana. 76 Espera idolatrarlos occidente porque el padre de doña Brianda, el Marqués de Ayamonte, iba a ir de virrey a América (Indias occidentales). 77 bruñido: pulido, liso. 78 lilio: lirio. 79 víola: violeta. 80 Se burla de la poca agua del Manzanares y la grandeza de la puente de Segovia.

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que no eres río para media puente y que ella es puente para muchos mares. Hoy, arrogante, te ha brotado a pares húmedas crestas tu soberbia frente, y ayer me dijo humilde tu corriente que eran en marzo los caniculares81. Por el alma de aquel que ha pretendido82 con cuatro onzas de agua de chicoria purgar la villa y darte lo purgado,

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me di ¿cómo has menguado y has crecido?, ¿cómo ayer te vi en pena y hoy en gloria? —Bebiome un asno ayer y hoy me ha meado. *** Romances Hermana Marica, mañana, que es fiesta, no irás tú a la amiga83 ni yo iré a la escuela. Pondraste el corpiño y la saya buena, cabezón labrado84, toca y albanega85; y a mí me podrán mi camisa nueva, sayo de palmilla86, media de estameña,

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En marzo viene el río tan pequeño como en pleno verano (caniculares), aunque alguna vez tiene una crecida (ver vv. 5-6). 82 Quizá aluda a algún suceso de la época; en todo caso el agua viene sucia, como si la crecida fuera a causa de que la gente, purgada, suelta el vientre. 83 amiga: escuela de niñas. 84 cabezón labrado: cuello del vestido bordado. 85 albanega: redecilla para recoger el cabello. 86 sayo: especie de chaqueta; la palmilla es un tipo de tela; como la estameña, que menciona luego.

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y si hace bueno trairé la montera que me dio la pascua mi señora abuela, y el estadal rojo87 con lo que le cuelga, que trajo el vecino cuando fue a la feria.

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Iremos a misa, veremos la iglesia, daranos un cuarto mi tía la ollera; compraremos dél (que nadie lo sepa) chochos y garbanzos88 para la merienda, y en la tardecica, en nuestra plazuela, jugaré yo al toro y tú a las muñecas con las dos hermanas, Juana y Madalena, y las dos primillas, Marica y la tuerta; y si quiere madre dar las castañetas, podrás tanto dello89 bailar en la puerta, adufe90

y al son del cantará Andrehuela: «No me aprovecharon, madre, las hierbas», 87

estadal: una cinta bendecida del tamaño de la persona. chochos: altramuces, una especie de garbanzos, que se comían tostados. 89 tanto dello: un rato. 90 adufe: pandero. El cantarcillo de Andrehuela es popular. 88

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y yo de papel haré una librea teñida con moras porque bien parezca, y una caperuza con muchas almenas; pondré por penacho las dos plumas negras del rabo del gallo, que acullá en la huerta anaranjeamos91 las carnestolendas, y en la caña larga92 pondré una bandera con dos borlas blancas en sus tranzaderas93,

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y en mi caballito pondré una cabeza de guadamecí94, dos hilos por riendas, y entraré en la calle haciendo corvetas; yo y otros del barrio, que son más de treinta, jugaremos cañas95 junto a la plazuela, porque Barbolilla salga acá y nos vea; 91

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Era costumbre en las fiestas de carnaval (carnestolendas) tirar naranjazos a los

gallos. 92 Estas imágenes de la caña con dos borlas (como lo que cuelga del estadal) tienen sugerencias obscenas, típicas de estas composiciones maliciosas. 93 tranzaderas: lazos que se forman trenzando alguna cuerda o cinta. 94 guadamecí: un tipo de cuero. 95 El juego de cañas, típico de las fiestas cortesanas, era una especie de batalla a caballo en que se usaban cañas como lanzas. Los chiquillos lo van a imitar en sus juegos.

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Bárbola, la hija de la panadera, la que suele darme tortas con manteca, porque algunas veces hacemos yo y ella las bellaquerías96 detrás de la puerta.

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*** ¡Que se nos va la pascua, mozas, que se nos va la pascua! Mozuelas las de mi barrio, loquillas y confiadas, mirad no os engañe el tiempo, la edad y la confianza. No os dejéis lisonjear de la juventud lozana, porque de caducas flores teje el tiempo sus guirnaldas.

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¡Que se nos va la pascua, mozas, que se nos va la pascua! Vuelan los ligeros años, y con presurosas alas nos roban, como harpías97, nuestras sabrosas viandas. La flor de la maravilla98 esta verdad nos declara, porque le hurta la tarde lo que le dio la mañana.

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bellaquerías: alusión sexual, maliciosa. La censuró, como en otros casos de poemas gongorinos, el padre Pineda. 97 Las harpías robaban la comida de las mesas del rey Fineo. 98 La flor de la maravilla se marchita muy pronto.

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¡Que se nos va la pascua, mozas, que se nos va la pascua! Mirad que cuando pensáis que hacen la señal del alba las campanas de la vida, es la queda, y os desarman de vuestro color y lustre, de vuestro donaire y gracia, y quedáis todas perdidas por mayores de la marca99.

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¡Que se nos va la pascua, mozas, que se nos va la pascua! Yo sé de una buena vieja que fue un tiempo rubia y zarca100, y que al presente le cuesta harto caro el ver su cara, porque su bruñida frente y sus mejillas se hallan más que roquete de obispo101 encogidas y arrugadas.

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¡Que se nos va la pascua, mozas, que se nos va la pascua! Y sé de otra buena vieja, que un diente que le quedaba se lo dejó este otro día sepultado en unas natas, y con lágrimas le dice: «Diente mío de mi alma, yo sé cuándo fuistes perla, aunque ahora no sois nada.»

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99 Mayores de la marca eran sobre todo las espadas que no medían lo reglamentario; después del toque de queda no se podía ir armado por las calles, y los alguaciles desarmaban («os desarman» las campanas de la queda) a los transeúntes. Juega con el sentido de ser más viejas de «la marca». 100 zarca: de ojos azules. 101 roquete: lleva pliegues y frunces.

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¡Que se nos va la pascua, mozas, que se nos va la pascua! Por eso, mozuelas locas, antes que la edad avara el rubio cabello de oro convierta en luciente plata, quered cuando sois queridas, amad cuando sois amadas, mirad, bobas, que detrás se pinta la ocasión calva102.

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¡Que se nos va la pascua, mozas, que se nos va la pascua! *** Entre los sueltos caballos de los vencidos cenetes103, que por el campo buscaban entre la sangre lo verde, aquel español de Orán un suelto caballo prende, por sus relinchos lozano y por sus cernejas fuerte104, para que lo lleve a él y a un moro cautivo lleve, un moro que ha cautivado, capitán de cien jinetes. En el ligero caballo suben ambos, y él parece de cuatro espuelas herido, que cuatro alas lo mueven.

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La Ocasión se pintaba calva, con un mechón en la frente que había que coger cuando pasaba. 103 cenetes: una tribu berberisca del norte de África. 104 cernejas: un mechón de pelo en las patas del caballo, signo de fortaleza.

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Triste camina el alarbe105 y lo más bajo que puede ardientes suspiros lanza y amargas lágrimas vierte.

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Admirado el español de ver cada vez que vuelve que tan tiernamente llore quien tan duramente hiere, con razones le pregunta, comedidas y corteses, de sus suspiros la causa si la causa lo consiente106. El cautivo, como tal, sin excusas le obedece, y a su piadosa demanda satisface desta suerte: «Valiente eres, capitán, y cortés como valiente: por tu espada y por tu trato me has cautivado dos veces. Preguntado me has la causa de mis suspiros ardientes, y débote la respuesta por quien soy y por quien eres.

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En los Gelves nací el año que os perdistes en los Gelves107, de una berberisca noble y de un turco matasiete108. En Tremecén me crié con mi madre y mis parientes después que perdí a mi padre, corsario de tres bajeles. 105

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alarbe: árabe. Si es que se puede contar. 107 En la isla de Gelves los moros ganaron una batalla en 1510. 108 Esto de «matasiete» parece demasiado humorístico para el contexto; quizá sea una corrupción del texto, aunque Góngora tiene fuerte inclinación al humor. 106

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Junto a mi casa vivía, porque más cerca muriese, una dama del linaje de los nobles melioneses109, extremo de las hermosas, cuando no de las crueles, hija al fin de estas arenas engendradoras de sierpes. Cada vez que la miraba salía un sol por su frente de tantos rayos ceñido cuantos cabellos contiene.

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Juntos así nos criamos, y Amor en nuestras niñeces hirió nuestros corazones con arpones diferentes110. Labró el oro en mis entrañas dulces lazos, tiernas redes, mientras el plomo en las suyas libertades y desdenes. Apenas vide trocada la dureza de esta sierpe, cuando tú me cautivaste: ¡mira si es bien que lamente!»

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*** En los pinares de Júcar111 vi bailar unas serranas, al son del agua en las piedras y al son del viento en las ramas. No es blanco coro de ninfas112 de las que aposenta el agua 109 110 111 112

Los habitantes del valle de Meliona, cerca de Orán, tenían fama de nobles. Como explica enseguida, con los de oro (amor) y plomo (odio). de Júcar: en el Siglo de Oro los ríos no llevan artículo. No son ninfas de los ríos ni de los bosques (Diana es la diosa de la caza).

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o las que venera el bosque seguidoras de Dïana: serranas eran de Cuenca, honor de aquella montaña, cuyo pie besan dos ríos113 por besar de ellas las plantas. Alegres corros tejían, dándose las manos blancas de amistad, quizá temiendo no la truequen las mudanzas114.

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¡Qué bien bailan las serranas! ¡Qué bien bailan! El cabello en crespos nudos luz da al sol, oro a la Arabia, cuál de flores impedido, cuál de cordones de plata. Del color visten del cielo115, si no son de la esperanza, palmillas que menosprecian al zafiro y la esmeralda. El pie, cuando lo permite la brújula de la falda116, lazos calza, y mirar deja pedazos de nieve y nácar.

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Ellas, en su movimiento honestamente levantan el cristal de la columna117 sobre la pequeña basa. ¡Qué bien bailan las serranas! ¡Qué bien bailan! 113

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Los ríos Júcar y Huécar. mudanzas: cambio de actitud; y movimiento del baile. 115 Visten palmillas (un paño que se tejía en Cuenca) de color azul y verde. 116 Brújula era el agujerito para mirar y hacer puntería en la escopeta; brujulear era mirar con cuidado y atención, poco a poco, los naipes, y por extensión, mirar cualquier cosa con cuidado, o adivinarla si se veía poco. 117 La columna es la pierna; la pequeña basa el pie. 114

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Una entre los blancos dedos hiriendo negras pizarras, instrumento de marfil que las musas lo invidiaran,

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las aves enmudeció, y enfrenó el curso del agua; no se movieron las hojas, por no impedir lo que canta: Serranas de Cuenca iban al pinar, unas por piñones, otras por bailar. Bailando y partiendo las serranas bellas, un piñón con otro118, si ya no es con perlas, de Amor las saetas huelgan de trocar, unas por piñones, otras por bailar. Entre rama y rama, cuando el ciego dios119 pide al sol los ojos por verlas mejor, los ojos del sol las veréis pisar. unas por piñones, otras por bailar.

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118 Parten un piñón con otro piñón (en este segundo caso es metáfora por los dientes; a menos que los llamemos en vez de piñones perlas). 119 El ciego dios es Cupido, que pide al sol los ojos parta verlas mejor. Ellas bailando pisan los ojos o redondeles que hace el sol en el suelo, entre las ramas de los pinares. También, con su belleza, pisan metafóricamente los ojos del mismo sol (lo superan, lo desprecian).

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Fábula de Píramo y Tisbe120 La ciudad de Babilonia, famosa, no por sus muros121, (fuesen de tierra cocidos o sean de tierra crudos), sino por los dos amantes, desdichados hijos suyos, que, muertos y en un estoque122, han peregrinado el mundo, citarista dulce hija123 del Archipoeta rubio, si al brazo de mi instrumento124 le solicitas el pulso, digno sujeto será125 de las orejas del vulgo: popular aplauso quiero; perdónenme sus tribunos. Píramo fueron y Tisbe, los que en verso hizo culto el licenciado Nasón126 (bien romo o bien narigudo)

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120 La historia la cuenta Ovidio: Píramo y Tisbe viven vecinos y se enamoran, comunicándose por la grieta de la pared que separa sus casas. Sus familias se oponen a sus amores y una noche huyen, citándose junto a la tumba del rey Nino, donde hay un moral y una fuente. Tisbe llega la primera y huye al aparecer un león, el cual ensangrienta con sus fauces el velo abandonado por la muchacha. Al llegar Píramo cree por las huellas que el león ha devorado a Tisbe y se suicida. Regresa Tisbe y al ver a Píramo moribundo se clava la misma espada. De la sangre de los amantes se tiñen las moras, que antes eran blancas. 121 Babilonia era famosa por sus muros de ladrillo, pero más por estos amantes. 122 Los dos se clavaron la misma espada; han peregrinado el mundo en muchos poemas. 123 Invoca a la musa, hija del dios Apolo, rubio porque es el sol, archipoeta por ser dios de la poesía. 124 Como un médico tomará el pulso del brazo del instrumento, es decir, metafóricamente inspirará al poeta, «pulsando» las cuerdas de la cítara. 125 sujeto: tema. 126 Nasón: Publio Ovidio Nasón; juega con la alusión a la nariz en el verso siguiente.

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dejar el dulce candor127 lastimosamente oscuro al que túmulo de seda fue de los dos casquilucios128, moral que los hospedó129 y fue condenado al punto, si del Tigris no en raíces, de los amantes en frutos. Estos, pues, dos babilonios130, vecinos nacieron mucho y tanto, que una pared de oídos no muy agudos131 en los años de su infancia oyó a las cunas los tumbos, a los niños los gorjeos y a las amas los arrullos. Oyolos, y aquellos días tan bien la audiencia le supo que años después se hizo132 rajas en servicio suyo.

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En el ínterin nos digan los mal formados rasguños133 de los pinceles de un ganso sus dos hermosos dibujos. 127 En su poema cuenta Ovidio cómo la dulce blancura de las moras se hizo oscura lastimosamente (porque fue a causa de la sangre de los muertos) en el moral, al que llama túmulo (por albergar a los muertos) de seda (porque los gusanos de seda comen hojas del moral, que transforman en seda). 128 casquilucios: tontos. 129 El moral, por acoger a los amantes, fue condenado por el río Tigris a perder sus bienes, no raíces (juego de palabras entre «bienes raíces» y las raíces del árbol) sino en frutos (alusión a las moras). 130 babilonios: porque son de Babilonia; pero también tontos. 131 Alude al refrán «Las paredes oyen». 132 Hacerse rajas es tomarse mucho esfuerzo, pero la pared se hace literalmente rajas (los amantes se comunican por una grieta). 133 Los pinceles de un ganso es metáfora por la pluma de escribir, que va a «pintar» los retratos de los enamorados. Puede haber chiste humorístico alusivo al poeta, que se autodenomina «ganso» chistosamente.

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Terso marfil su esplendor134, no sin modestia, interpuso entre las ondas de un sol y la luz de dos carbunclos. Libertad dice llorada135 el corvo süave yugo de unas cejas, cuyos arcos no serenaron diluvios. Luciente cristal lascivo136 (la tez, digo, de su vulto)137 vaso era de claveles y de jazmines confusos.138 Árbitro de tantas flores139 lugar el olfato obtuvo en forma no de nariz, sino de un blanco almendruco.

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niega,140

Un rubí concede o según alternar le plugo, entre veinte perlas netas doce aljófares menudos.

De plata bruñida era141 proporcionado cañuto,

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Retrata a Tisbe: entre las ondas del sol del cabello y la luz de los ojos (carbunclo: piedra preciosa) se interpone el terso marfil de la frente. 135 A diferencia del arco iris, señal del fin del diluvio, las cejas de Tisbe no detienen las lágrimas de su amante o en general de los galanes que entregan su libertad a la belleza de Tisbe. 136 lascivo: aquí suave, brillante, 137 vulto: rostro; es cultismo. 138 confusos: mezclados (los colores rojo y blanco). 139 Entre tantas flores del rostro la nariz (que olfatea) sirve de árbitro; tiene la forma y el color de un almendruco (almendra tierna). 140 El rubí es metáfora de los labios rojos; si se abren o cierran conceden o niegan los dientes y las muelas (adaptación chistosa del motivo de los dientes como perlas; aljófares: perlas menudas). La distribución de la dentadura de Tisbe ha provocado muchos comentarios críticos que no puedo ahora tratar. En cualquier caso es una parodia del motivo lírico de los dientes en el retrato de la mujer hermosa. 141 El cuello era como de plata.

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el órgano de la voz, la cerbatana del gusto. Las pechugas, si hubo fénix,142 suyas son; si no la hubo, de los jardines de Venus pomos eran no maduros. El etcétera es de mármol143, cuyos relieves ocultos ultraje mórbido hicieran a los divinos desnudos la vez que se vistió Paris144 la garnacha de Licurgo cuando Palas por vellosa y por zamba perdió Juno.

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glorïoso145

A ésta desde el umbral de su primer lustro niña la estimó el Amor de los ojos que no tuvo.

Creció deidad, creció invidia de un sexo y otro. ¿Qué mucho que la fe erigiese aras146 a quien la emulación culto? Tantas veces de los templos a sus posadas redujo147

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Los pechos se pudieran comparar a las pechugas del ave fénix, pero como es ave fabulosa que a lo mejor, dice el poeta, no existió, se pueden comparar también con manzanas de los jardines de la diosa del amor. 143 El resto del cuerpo no quiere mencionarlo directamente; su belleza tersa (mórbida) dejaría pequeñas las bellezas de las diosas a las que juzgó Paris. 144 Paris ejerció de juez (garnacha: toga de juez; Licurgo: famoso legislador) para decidir cuál de las diosas era más bella: ganó Venus, y burlescamente se dice que Palas era vellosa y Juno zamba. 145 Se evoca la frase «estimar a alguien como a las niñas de los ojos» y se aplica ingeniosamente a Cupido, a quien se pinta ciego. 146 Los galanes levantan altares; las damas, que envidian la belleza de Tisbe, le rinden culto. 147 redujo: devolvió (cultismo).

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sin libertad los galanes y las damas sin orgullo, que viendo quien la vistió148 nueve meses que la trujo de terciopelo de tripa su peligro en los concursos, las reliquias de Tisbica149 engastó en lo más recluso de su retrete, negado150 aun a los átomos puros.

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¡Oh Píramo lo que hace!, joveneto ya robusto151, que sin alas podía ser hijo de Venus segundo, Narciso, no el de las flores152 pompa, que vocal sepulcro construyó a su boboncilla en el valle más profundo, sino un Adonis caldeo ni jarifo, ni membrudo153 que traía las orejas en las jaulas de dos tufos,

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Quien la vistió nueve meses de terciopelo de tripa (vientre de la madre; juego de palabras) es su madre. 149 Las reliquias se engastan en oro y plata; a Tisbica la engasta o recluye su madre en lo más oculto de la casa. 150 retrete: habitación en lo más recogido de la casa. No pueden entrar ni los átomos del aire. 151 joveneto: italianismo; jovencito. Era bello como Cupido (hijo de Venus), aunque no tiene alas; podía ser un nuevo Narciso o un nuevo Adonis, todos caracterizados por su belleza. 152 Narciso despreció a Eco, que se convirtió en eco de voz; Narciso se ahogó en una fuente mirando su propia belleza y fue convertido en la flor del narciso. 153 Ni demasiado afeminado ni brutal. Va peinado al estilo del Siglo de Oro, con tufos o mechones sobre las orejas.

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su copetazo pelusa154, si tafetán su testuzo; sus mejillas mucho raso; su bozo poco velludo. Dos espadas eran negras155 a lo dulcemente rufo156 sus cejas, que las doblaron dos estocadas de puño.

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quiso157

Al fin en Píramo encarnar Cupido un chuzo, el mejor de su armería, con la herramienta al uso.

Este, pues, era el vecino, el amante y aun el cuyo158 de la tórtola doncella gemidora a lo vïudo: que de las penas de amor encarecimiento es sumo escuchar ondas sediento159 quien siente frutas ayuno. Intimado el entredicho160 de un ladrillo y otro duro, llorando Píramo estaba apartamientos conjuntos,

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154 Describe el pelo, barba y bigote (bozo) con metáforas de cuatro clases de telas de seda, pelusa, tafetán, raso y terciopelo. 155 Sus cejas eran como dos espadas de esgrima (de hierro, de color negro, frente a las blancas o de filo) que se hubieran doblado al lanzar una estocada de puño (directa contra el contrario, sin mover el cuerpo, solo extendiendo el brazo). 156 Con cierto airecillo rufianesco, pero no indecente. 157 Cupido usa flechas o venablos; Píramo es, jocosamente, un chuzo de Cupido, bien aguzado (con su herramienta: alusión obscena al miembro viril, propia del género burlesco). 158 cuyo: amante; tiene connotaciones de lenguaje de germanía o delincuencia (rufián). 159 Alusión al suplicio de Tántalo, que moría de sed y hambre con agua y frutas que se retiraban cuando quería cogerlas. 160 Publicada la prohibición; es lenguaje jurídico.

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cuando fatal carabela161, émula, mas no… , del humo, en los corsos repetidos, aferró puerto seguro162;

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tapetada163

familïar que, aun a pesar de lo adusto, alba fue y alba a quien debe tantos solares anuncios. Calificarle sus pasas164 a fuer de Aurora propuso, los críticos me perdonen si dijere con ligustros. Abrazola sobarcada165 y no de clavos malucos en nombre del azucena, desmentidora del tufo, siendo aforismo aguileño, que matar basta a un difunto cualquier olor de costado, o sea morcillo o rucio166.

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161 La carabela es un barco pequeño que llevaba avisos de una nave a otra; metáfora aquí para la esclava mulata que lleva mensajes de amor. Es émula o imitadora del humo en el color, pero no en los viajes repetidos (corso: sigue con la imagen marinera, como luego aferró puerto seguro), porque el humo se va y no vuelve («la ida del humo» se dice de alguien que se va y no regresa). 162 aferró: echó el ferro o ancla. 163 Criada negra (tapetado era el cuero teñido de negro); quizá en familiar haya evocación de «demonio familiar» (que asistía a los brujos). Adusto es quemado por el sol; esta criada es más bien alba, que anuncia la salida del sol. 164 Píramo quiere elogiar el pelo de la criada (pasas: pelo de negros) calificándolo de aurora, y quisiera adornarlo con flores de ligustro (bayas negras). El poeta pide perdón por el cultismo. 165 La abraza en memoria de Tisbe, aunque emana un olor que no es precisamente de clavos de las islas Molucas, sino un tufo fuerte. Los siguientes versos juegan con la alusión al olor: el dolor de costado era muy peligroso y aquí es el olor de las axilas de la criada lo que mata entando por la nariz (aforismo aguileño: aforismo o doctrina médica relativa a la nariz, chiste alusivo al olor). 166 Los olores de la sobaquina son mortales, sean de negros (morcillos) o parduscos (rucios), con metáforas de caballos.

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Al estoraque de Congo167 volvamos, Dios en ayuso168, a la que cuatro de a ocho169 argentaron el pantuflo.

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libramiento170

Avispa con no voló como ella anduvo; menos un torno responde a los devotos impulsos,

que la mulata se gira a los pensamientos mudos. ¡Oh destino inducidor de lo que has de ser verdugo! Un día que subió Tisbe, humedeciendo discursos, a enjugarlos en la cuerda de un inquïeto columpio, halló en el desván acaso una rima que compuso171 la pared sin ser poeta, más clara que las de alguno. Había la noche antes soñado sus infortunios, y, viendo el resquicio entonces, «Esta es, dijo, no dudo;

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ésta es, Píramo, la herida que en aquel sueño importuno abrió dos veces el mío cuando una el pecho tuyo. La fe que se debe a sueños y a celestiales influjos 167

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estoraque: perfume; alude al mal olor mencionado. Dios en ayuso: con la ayuda de Dios. 169 Píramo da una propina a la mensajera de cuatro reales. 170 Era un juego de niños: ponerle a una avispa un papelillo en el aguijón y soltarla diciendo que lleva una carta o libramiento al rey. 171 rima: grieta; juega con el sentido poético. 168

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bien lo dice de mi aya el incrédulo repulgo172. ¿Lo que he visto a ojos cerrados más auténtico presumo que del amor que conozco los favores que descubro? Efecto improviso es, no de los años diuturno173, sino de un niño en lo flaco y de un dios en lo oportuno: pared que nació conmigo, del amor sólo el estudio, no la fuerza de la edad, desatar sus piedras pudo.

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Mas ¡ay! que taladró niño lo que dilatara astuto174; que no poco daño a Troya breve portillo introdujo. La vista que nos dispensa le desmienta el atributo de ciego en la que le ata ociosa venda el abuso». Llegó en esto la morena175, los talares de Mercurio calzada en la diligencia de diez argentados puntos176,

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172 El repulgo era un dobladillo de las tocas; parece aludir metonímicamente al aya que le ha enseñado a desconfiar de sueños y agüeros. 173 La rendija es efecto no duradero (diuturno) del paso del tiempo, sino del dios Cupido. 174 Si fuera astuto habría esperado, porque esta grieta va a tener consecuencias desastrosas, como el portillo que en Troya abrieron para entrar al caballo de madera que fue causa de la destrucción de la ciudad. 175 La criada viene tan rápida como Mercurio, mensajero de los dioses, que llevaba alas en los talones. 176 Sus pies son grandes, de diez puntos (cinco era medida más proporcionada): con la propina viene ligera, como si llevara plata en los zapatos.

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y, viendo extinguidos ya177 sus poderes absolutos por el hijo de la tapia que tendrá veces de nuncio, si distinguirse podía la turbación de lo turbio, su ejercicio ya frustrado le dejó el ébano sucio.

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infausto178

Otorgó al fin el avocamiento futuro y, citando la otra parte, sus mismos autos repuso.

Con la pestaña de un lince179 barrenando estaba el muro, si no adormeciendo Argos de la suegra substitutos, cuando Píramo, citado, telares rompiendo inmundos que la émula de Palas dio a los divinos insultos, «Barco ya de vistas, dijo180, angosto no, sino augusto, que, velas hecho tu lastre, nadas más cuando más surto,

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Con la rendija no harán falta sus servicios, y se queda con la expresión turbada por el disgusto. 178 Todo es lenguaje jurídico, que viene a significar que la mulata entrega los papeles y misión a un juez superior, en este caso a la pared. 179 Píramo está mirando por la rendija, eludiendo la vigilancia de las criadas de Tisbe, que sustituyen a la suegra. Argos, monstruo de cien ojos, vigilaba a Ío; Mercurio lo adormeció y mató para que Júpiter pudiera gozar de Ío. Deshace las telarañas de la pared: la émula de Palas es Aracne, que por competir con la diosa tejiendo fue convertida en araña. 180 barco de vistas: al parecer, navío donde se celebraban entrevistas; aquí la pared y rendija, no estrecha, sino augusta por la oportunidad que le concede. Este barco nada más cuanto más firme está anclado (surto: anclado en el puerto), y bien firme está, porque es una pared.

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poco espacio me concedes; mas basta, que a Palinuro181 mucho mar le dejó ver el primero breve surco.

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conducidor182

Si a un leño de la conquista o del hurto de una piel fueron los dioses remuneradores justos,

a un bajel que pisa inmóvil un Mediterráneo enjuto con los suspiros de un sol bien le deberán coluros. Tus bordes beso piloto, ya que no tu quilla buzo, si revocando su voz favorecieses mi asunto». Dando luego a sus deseos el tiempo más oportuno, frecuentaban el desván, escuela ya de sus cursos. Lirones siempre de Febo183, si de Dïana lechuzos, se bebían las palabras en el polvo del conducto.

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¡Cuántas veces impaciente metió el brazo, que no cupo, el garzón, y lo atentado184 le revocaron por nulo!

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Palinuro: piloto de la flota de Eneas. El navío a que se refiere es el Argos, en que Jasón conquistó el vellocino de oro. Fue convertido en constelación: a esta pared deberían también hacerla constelación, ponerla en el cielo (coluro: círculo de la esfera celeste). 183 Dormían por el día y velaban por la noche (Diana: la luna). 184 Sigue usando lenguaje jurídico. 182

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¡Cuántas el impedimento185 acusaron de consuno, al pozo que es de por medio, si no se besan los cubos! Orador Píramo entonces186, las armas jugó de Tulio, que no hay áspid vigilante a poderosos conjuros. Amor, que los asistía, el vergonzoso capullo desnudó a la virgen rosa que desprecia el tirio jugo187. Abrió su esplendor la boba y a seguillo se dispuso: ¡trágica resolución, digna de mayor coturno!188

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filo189,

Medianoche era por hora que el farol nocturno190, reventando de muy casto, campaba de muy sañudo,

cuando, tropezando Tisbe191, a la calle dio el pie zurdo, de no pocos endechada caniculares aúllos. Dejó la ciudad de Nino y, al salir, funesto búho

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185 Cuando había un pozo que servía para dos casas tenía una pared en medio y los cubos podían tocarse (besarse) abajo, pero no cuando los subían. 186 Píramo se hizo orador como Cicerón, pues nadie se resiste a una hábil oratoria, ni siquiera el áspid que se decía era sordo a los conjuros, tapándose un oído con la cola y poniendo el otro contra la tierra. 187 tirio jugo: la púrpura, que se fabricaba en la ciudad de Tiro. 188 coturno: calzado de los actores de la tragedia. 189 Parodia el comienzo del romance del Conde Claros. 190 La luna presumía de castidad (se identifica con Diana, diosa de la castidad). 191 Signos de mal agüero: tropezar, salir con pie izquierdo, oír ladridos, luego ver el búho…

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alcándara hizo umbrosa192 un verdinegro aceituno. Sus pasos dirigió donde193 por la boca de dos brutos tres o cuatro siglos ha que está escupiendo Neptuno. Cansada llegó a su margen, a pesar del abril, mustio; y lagrimosa la fuente enronqueció su murmurio. Olmo, que en jóvenes disimula años adultos, de su vid florida entonces en los más lascivos nudos,

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hojas194

un rayo sin escuderos195 o de luz o de tumulto le desvaneció la pompa y el tálamo descompuso. No fue nada: a cien lejías196 dio ceniza. ¡Oh cielo injusto, si tremendo en el castigo, portentoso en el indulto!: la planta más convecina quedó verde; el seco junco ignoró aun lo más ardiente del acelerado incurso197.

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alcándara: percha para posarse las aves. La fuente tiene dos animales por cuyas bocas sale el agua (Neptuno: dios del mar, metonimia por el agua). 194 Era costumbre enredar las vides en los olmos. Era símbolo del amor. 195 Un rayo repentino, sin aviso de trueno o relámpago, destruye el árbol y su vid amante: otro mal agüero. 196 La lejía se hacía con ceniza. 197 incurso: suceso. 193

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Cintia caló el papahigo198 a todo su plenilunio de temores velloríes199, que ella dice que son nublos.

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Tisbe entre pavores tantos solicitando refugios, a las ruïnas apela de un edificio caduco. Ejecutarlo quería cuando la selva produjo del egipcio o del tebano200 un cleoneo trïunfo, que en un prójimo cebado, no sé si merino o burdo201, babeando sangre, hizo el cristal líquido impuro. Temerosa de la fiera aun más que del estornudo202 de Júpiter, puesto que sobresalto fue machucho, huye, perdiendo en la fuga el manto: ¡fatal descuido que protonecio hará al señor Piramiburro!

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A los portillos se acoge de aquel antiguo reducto, noble ya edificio, agora203 jurisdicción de Vertumno. 198 Cintia (otro nombre de la luna) se viste el papahigo, especie de velo, gorro o mascarilla para ir de viaje: es decir, la luna se cubre de nubes; nueva señal nefasta. 199 vellorí: un tipo de paño. 200 cleoneo triunfo: un león, pues el león de Nemea fue muerto por Hércules (de Tebas) en Cleonas. 201 El león ha comido un carnero de lana merina (muy fina) o de lana burda. 202 El estornudo de Júpiter es el rayo, que ha sido un buen susto (machucho: grande). 203 noble ya: noble en otro tiempo, antes (italianismo). Ahora está lleno de plantas (Vertumno: dios de los huertos y la vegetación).

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Alondra no con la tierra204 se cosió al menor barrunto de esmerjón como la triste con el tronco de un saúco. Bebió la fiera, dejando torpemente rubicundo el cendal que fue de Tisbe, y el bosque penetró inculto. En esto llegó el tardón, que la ronda le detuvo205 sobre quitarle el que fue, aun envainado, verdugo. Llegó, pisando cenizas del lastimoso trasunto de sus bodas, a la fuente, al término constituto;

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y no hallando la moza, entre ronco y tartamudo se enjaguó con sus palabras, regulador de minutos206. De su alma la mitad cita a voces, mas sin fruto, que socarrón se las niega el eco más campanudo. Troncos examina huecos, mas no le ofrece ninguno el panal que solicita en aquellos senos rudos.

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204 Tisbe se pega al tronco de un saúco con más fuerza que la alondra se pega a la tierra para que no la cace el esmerejón (un tipo de halcón). 205 Dato anacrónico: como si fuera un personaje del Siglo de Oro los alguaciles le quieren quitar el estoque, que aun envainado será verdugo, porque provoca la tardanza de la que nacerán los sucesos posteriores. 206 Calcula el tiempo para certificarse que Tisbe debería estar en el lugar convenido (constituto).

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Madama Luna a este tiempo a petición de Saturno207 el velo corrió al melindre y el papahigo depuso para leer los testigos del proceso ya concluso, que publicar mandó el hado cuál más, cuál menos perjuro208:

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las huellas cuadrupedales del coronado abrenuncio209, que a esta sazón bramando, tocó a vísperas de susto; las espumas que la hierba210 más sangrientas las expuso, que el signo las babeó, rugiente pompa de julio; indignamente estragados los pedazos mal difusos del velo de su retablo211, que ya de sus duelos juzgo. Violos y, al reconocerlos, mármol obediente al duro212 cincel de Lisipo, tanto no ya desmintió lo esculto

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como Píramo lo vivo, pendiente en un pie a lo grullo213,

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Saturno era planeta considerado de muy malos influjos. Son testigos falsos porque engañan a Píramo. 209 abrenuncio: expresión latina para rechazar algo, en este caso el león (coronado porque es el rey de los animales). 210 La hierba exhibe las babas del león más sangrientas aún que las arrojó el animal (en julio el sol está en el signo de Leo: de ahí llamar al león signo del zodiaco rugiente pompa de julio). 211 retablo: metáfora para el rostro de Tisbe; juega con la frase «retablo de duelos», que se aplica al sujeto lleno de miserias y dolores. 212 Si el mármol esculpido por Lisipo parece vivo, Píramo parece de mármol. 213 Las grullas se mantienen sobre una pata. Imagen grotesca para Píramo. 208

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sombra hecho de sí mismo con facultades de bulto214.

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Las señas repite falsas del engaño a que le indujo su fortuna, contra quien ni lanza vale ni escudo. Esparcidos imagina por el fragoso arcabuco215 (¿ebúrneos diré, o divinos? divinos digo y ebúrneos) los bellos miembros de Tisbe; y aquí otra vez se traspuso216, fatigando a Praxiteles sobre copiallo de estuco. La Parca, en esto, las manos217 en la rueca y en el huso, como dicen, y los ojos en el vital estatuto, inexorable sonó la dura tijera, a cuyo mortal son Píramo, vuelto del parasismo profundo218,

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el acero que Vulcano templó en venenosos zumos, eficazmente mortales y mágicamente infusos, valeroso desnudó y no como el otro Mucio219 214

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bulto: estatua. arcabuco: espesura. 216 Praxiteles, otro famoso escultor, no hubiera podido hacer una estatua mejor que Píramo, inmovilizado por su dolor. 217 Las Parcas hilaban, devanaban y cortaban el hilo de la vida. 218 parasismo: síncope. 219 Mucio Scévola falló en su intento de matar al rey enemigo Porsena, y al amenazarle este con la tortura, se quemó él mismo la mano sin inmutarse. Píramo no se asa la mano sino que se clava el asador (metáfora jocosa para la espada). 215

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asó entrépido la mano, sino el asador tradujo por el pecho a las espaldas. ¡Oh tantas veces insulso220 cuantas vueltas a tu yerro los siglos darán futuros! ¿Tan mal te olía la vida? ¡Oh bien hi de puta, puto el que sobre tu cabeza pusiera un cuerno de juro!221 De vïolas coronada la Aurora salió con zuño222, cuando un gemido de a ocho223, aunque mal distinto el cuño,

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cual engañada avecilla de cautivo contrapunto224 a implicarse desalada en la hermana del engrudo, la llevó donde el cuitado en su postrimero turno desperdiciaba la sangre que recibió por embudo. Ofrécele su regazo y yo le ofrezco en su muslo

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Tantas veces tonto cuantas vueltas darán los poetas a su caso en los siglos futuros: nótese el juego de palabras: los poetas hablarán de su yerro (error) y al hacerlo darán vueltas al hierro del asador (donde se ha clavado Píramo). Todo es chiste. 221 juro: un tipo de inversión o pensión vitalicia. Parece significar que al tonto Píramo le corresponde ser cornudo para siempre, pero admite otras interpretaciones que no puedo comentar ahora. 222 zuño: ceño. 223 Un gemido confuso, como el cuño de las monedas de real de a ocho (que se solía desgastar), lleva a Tisbe adonde está muriendo Píramo, igual que el reclamo de las aves atrae a la avecilla engañada hasta la liga (hermana de engrudo) donde se queda pegada (implicada). 224 cautivo contrapunto: ave cautiva que canta reclamando a las otras.

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desplumadas las delicias225 del pájaro de Catulo. En cuanto boca con boca confitándole disgustos y heredándole aun los trastos menos vitales estuvo, expiró al fin en sus labios; y ella, con semblante enjuto que pudiera por sereno acatarrar a un centurio226

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con todo su morrïon, haciendo el alma trabuco227 de un ¡ay!, se caló en la espada228 aquella vez que le cupo. Pródigo desató el hierro, si crüel, un largo flujo de rubíes de Ceilán229 sobre esmeraldas de Muso. Hermosa quedó la muerte en los lilios amatuntos230, que salpicó dulce hielo, que tiño palor venusto231.

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Lloraron con el Eufrates no sólo el fiero Danubio,

225 El poeta Catulo habló en varios poemas de un gorrión en el que muchos comentaristas ven un sentido erótico. 226 centurio: centurión. Juega con los sentidos de sereno (tranquilo) y humedad nocturna. 227 trabuco: máquina de guerra para arrojar grandes piedras con mucha fuerza. 228 caló: arrojó. 229 rubíes: metáfora por la sangre; esmeraldas: metáfora de la hierba. Muso o Muzo es una zona de Colombia gran productora de esmeraldas. 230 amatuntos: de Amatunta, ciudad de Chipre, donde había jardines consagrados a Venus. 231 palor venusto: palidez hermosa; son cultismos.

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el siempre Araxes flechero232, cuándo parto y cuándo turco, mas con su llanto lavaron233 el Bucentoro dïurno, cuando sale, el Ganges loro; cuando vuelve, el Tajo rubio.

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El blanco moral, de cuanto humor se bebió purpúreo, sabrosos granates fueron o testimonio o tributo. Sus muy reverendos padres, arrastrando luengos lutos con más colas que cometas, con más pendientes que pulpos, jaspes (y de más colores234 que un áulico disimulo)235 ocuparon en su huesa, que el sirio llama sepulcro; aunque es tradición constante236, si los tiempos no confundo (de cronógrafos me atengo al que calzare más justo),

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que ascendiente pío de aquel237 desvanecido Nabuco, 232 El río Araxes corre entre Turquía y Persia, territorio de los partos, hábiles con las flechas. 233 Además, con su llanto, otros ríos lavaron el carro del sol (lo llama Bucentoro, aludiendo al barco en que los venecianos celebraban sus bodas con el mar): el Ganges, de color moreno (loro) y el Tajo, rubio porque llevaba oro en sus aguas, uno en oriente y el otro en occidente. 234 Los padres de los amantes construyen un sepulcro de jaspe (piedra de colores); huesa es palabra vulgar; sepulcro culta, aunque no siria (es chiste de Góngora). 235 Los cortesanos tienen que disimular poniéndose del color de los poderosos, mudando constantemente de actitud. 236 constante: que consta, certificada. 237 Un ascendiente del vanidoso Nabucodonosor, que fue castigado por Dios y vivió siete años como animal en los campos, encerró en urna decente las cenizas de los amantes.

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que pació el campo medio hombre, medio fiera y todo mulo,

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en urna dejó decente los nobles polvos inclusos, que absolvieron de ser huesos238 cinamomo y calambuco; y en letras de oro: «Aquí yacen individuamente juntos, a pesar del amor, dos; a pesar del número, uno.»

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Fábula de Polifemo y Galatea Al Conde de Niebla239 Estas que me dictó rimas sonoras culta sí, aunque bucólica Talía240, ¡oh excelso conde!, en las purpúreas horas que es rosas la alba y rosicler el día241, ahora que de luz tu niebla doras, escucha, al son de la zampoña mía242, si ya los muros no te ven de Huelva peinar el viento, fatigar la selva. Templado pula en la maestra mano243 el generoso pájaro su pluma244, o tan mudo en la alcándara, que en vano245 aun desmentir el cascabel presuma; tascando haga el freno de oro cano del caballo andaluz la ociosa espuma;

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238 Las maderas aromáticas y perfumes en que quemaron los huesos las absolvieron o perdonaron de ser cosa tan mísera, dejándolas perfumadas. 239 Don Manuel Alonso Pérez de Guzmán, undécimo conde de Niebla. 240 Talía: musa pastoril. 241 rosicler: de color rojo, al amanecer. 242 Pide que escuche su poema, a menos que esté en Huelva cazando con halcones que peinan el viento, y fatigando o recorriendo el bosque en sus cacerías. 243 Templado: alimentado de forma especial para prepararlo a cazar. 244 generoso: noble, de linaje ilustre. 245 El halcón estaría tan silencioso que ni siquiera haría sonar el cascabel que solían llevar en una pata; aunque alguna vez suena.

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gima el lebrel en el cordón de seda, y al cuerno al fin la cítara suceda246. Treguas al ejercicio sean robusto247, ocio atento, silencio dulce, en cuanto debajo escuchas de dosel augusto del músico jayán el fiero canto. Alterna con las Musas hoy el gusto, que si la mía puede ofrecer tanto248 clarín —y de la Fama no segundo—, tu nombre oirán los términos del mundo. Donde espumoso el mar sicilïano249 el pie argenta de plata al Lilibeo, bóveda o de las fraguas de Vulcano o tumba de los huesos de Tifeo, pálidas señas cenizoso un llano, cuando no del sacrílego deseo, del duro oficio da. Allí una alta roca mordaza es a una gruta de su boca. Guarnición tosca de este escollo duro troncos robustos son, a cuya greña menos luz debe, menos aire puro la caverna profunda que a la peña; caliginoso lecho el seno obscuro250 ser de la negra noche nos lo enseña infame turba de nocturnas aves, gimiendo tristes y volando graves.

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Al cuerno de caza suceda la música pastoril. Al robusto ejercicio de la caza da treguas mientras oyes el canto del gigante Polifemo. 248 Si mi musa puede ofrecer un clarín tan poderoso, no menor que el de la Fama, extenderé tu nombre por todas las partes del mundo. 249 El mar de Sicilia cubre de espuma plateada el pie del monte Lilibeo, debajo del cual según unas tradiciones están las fraguas de Vulcano, y según otras la tumba del gigante Tifeo, que intentó derrocar a Zeus (sacrílego deseo) y fue enterrado bajo el Etna. 250 caliginoso: tenebroso. La turba de aves nocturnas muestra que esta cueva es lecho de la noche. 247

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De este, pues, formidable de la tierra bostezo, el melancólico vacío251 a Polifemo, horror de aquella sierra, bárbara choza es, albergue umbrío y redil espacioso donde encierra cuanto las cumbres ásperas cabrío de los montes esconde: copia bella252 que un silbo junta y un peñasco sella. Un monte era de miembros eminente este que —de Neptuno hijo fiero— de un ojo ilustra el orbe de su frente, émulo casi del mayor lucero; cíclope a quien el pino más valiente253 bastón le obedecía tan ligero y al grave peso junco tan delgado, que un día era bastón y otro cayado. Negro el cabello, imitador undoso254 de las oscuras aguas del Leteo, al viento que lo peina proceloso vuela sin orden, pende sin aseo; un torrente es su barba impetuoso que adusto hijo de este Pirineo su pecho inunda, o tarde, o mal, o en vano surcada aun de los dedos de su mano. No la Trinacria en sus montañas, fiera255 armó de crueldad, calzó de viento, 251

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El vacío melancólico, la cueva, sirve a Polifemo de albergue y de redil donde encierra todo el ganado cabrío que esconde bajo su abundancia las cumbres de los montes cuando sale a pastar. 252 copia: abundancia. El pastor recoge con el silbo a los ganados y los encierra tapando la cueva con un peñasco. 253 El más fuerte pino le sirve de bastón, y con su peso lo dobla de forma que parece cayado. 254 Este gigante parece un monte; su cabello parece el río de los muertos; su barba un torrente que nace de este Pirineo (vuelve a la imagen del monte; además Pirineo se relaciona con fuego, pyr en griego, y adusto significa quemado). 255 Trinacria es nombre de Sicilia. Ninguna fiera de la isla se escapa por fuerte o por veloz de Polifemo, que se hace pellicos o chamarras con las pieles de las fieras que antes aterrorizaban al campesino.

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que redima feroz, salve ligera su piel manchada de colores ciento: pellico es ya la que en los bosques era mortal horror al que con paso lento los bueyes a su albergue reducía, pisando la dudosa luz del día. Cercado es, cuando más capaz más lleno256, de la fruta, el zurrón, casi abortada, que el tardo otoño deja al blando seno de la piadosa hierba encomendada: la serba, a quien le da rugas el heno; la pera, de quien fue cuna dorada la rubia paja y pálida turora la niega avara y pródiga la dora.

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castaña257;

Erizo es, el zurrón, de la y —entre el membrillo o verde o datilado— de la manzana hipócrita, que engaña, a lo pálido no, a lo arrebolado, y de la encina —honor de la montaña, que pabellón al siglo fue dorado—, el tributo, alimento, aunque grosero, del mejor mundo, del candor primero. Cera y cáñamo unió —que no debiera—258 cien cañas, cuyo bárbaro rüido, de más ecos que unió cáñamo y cera

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256 cercado: en Andalucía huerto de fruta. El zurrón de Polifemo es un huerto entero lleno de frutas: serbas (una fruta como peras pequeñas) que se maduran en el heno, peras que se maduran en la paja, que las oculta con avaricia pero las madura cubriéndolas de oro con largueza. 257 erizo: cubierta de la castaña. El zurrón es erizo de la castaña y por extensión es erizo o continente de la manzana (entre membrillos verdes o de color de dátil) que a veces es hipócrita porque debajo de piel colorida está estropeada (los hipócritas engañan con rostro pálido como si fueran muy penitentes y por dentro andan bien colorados). Es erizo también del tributo de la encina, de la bellota (alimento de los primeros hombres inocentes de la Edad Dorada). Llama a la encina honor de la montaña porque era árbol sagrado que en la mítica Edad Dorada servía de cobijo o pabellón a la gente, antes de inventarse las casas. Esta estrofa tiene ciertas dificultades sintácticas que han originado numerosos comentarios e interpretaciones. 258 No debiera por lo terrible de esta música.

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albogues, duramente es repetido259. la selva se confunde, el mar se altera, rompe Tritón su caracol torcido260, sordo huye el bajel a vela y remo261: ¡tal la música es de Polifemo! Ninfa, de Doris hija, la más bella262, adora, que vio el reino de la espuma. Galatea es su nombre, y dulce en ella el terno Venus de sus Gracias suma263. Son una y otra luminosa estrella264 lucientes ojos de su blanca pluma: si roca de cristal no es de Neptuno, pavón de Venus es, cisne de Juno. Purpúreas rosas sobre Galatea265 la Alba entre lilios cándidos deshoja: duda el Amor cuál más su color sea, o púrpura nevada, o nieve roja. De su frente la perla es, eritrea, émula vana; el ciego dios se enoja, y, condenado su esplendor, la deja pender en oro al nácar de su oreja.

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259 albogues: aquí cañas, que unidas forman la zampoña o siringa que toca Polifemo. Normalmente eran siete o nueve: esta tiene cien. 260 Tritón, hijo de Neptuno, tocaba un caracol que rompe de frustración o quizá intentando rivalizar con Polifemo revienta su instrumento. 261 sordo: con silencio y cuidado. Puede jugar con «ensordecido» por el ruido. 262 Doris es esposa de Nereo y madre de cincuenta nereidas, una de ellas Galatea. 263 Es tan bella como las tres Gracias Aglaya, Eufrósine y Talía, que suelen acompañar a Venus. 264 Galatea es blanca como los cisnes de Venus y sus ojos son luminosos como estrellas. Si no se quiere comparar con el cristal o agua (el agua es cristal de Neptuno) se puede decir que es pavón de Venus o cisne de Juno (trocando los atributos de las diosas, pues el cisne es de Venus y el pavón de Juno). Nótese que en la cola del pavo real puso Juno los ojos de Argos, así que también el plumaje del pavón hay hermosos ojos. 265 Galatea es blanca y roja, como mezcla de rosas y lirios. Lleva una perla eritrea (del Mar Rojo) en la frente, pero no puede competir con la belleza de la piel de Galatea. Cupido castiga a la perla por haber querido competir y la deja pendiente de la oreja de la nereida.

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Invidia de las ninfas, y cuidado266 de cuantas honra el mar deidades, era; pompa del marinero niño alado267 que sin fanal conduce su venera. Verde el cabello, el pecho no escamado, ronco sí, escucha a Glauco la ribera268 inducir a pisar la bella ingrata, en carro de cristal campos de plata.

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sienes269,

Marino joven, las cerúleas del más tierno coral ciñe Palemo270, rico de cuantos la agua engendra bienes, del Faro odioso al promontorio extremo271; mas en la gracia igual, si en los desdenes perdonado algo más que Polifemo, de la que, aún no le oyó, y, calzada plumas, tantas flores pisó como él espumas. Huye la ninfa bella, y el marino amante nadador, ser bien quisiera272 ya que no áspid a su pie divino, dorado pomo a su veloz carrera; mas, ¿cuál diente mortal, cuál metal fino la fuga suspender podrá ligera que el desdén solicita? ¡Oh cuánto yerra273 delfín que sigue en agua corza en tierra! 266

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cuidado: sentido amoroso; los dioses se enamoran de ella. El marinero niño alado es Cupido, que conduce una venera o concha, propia de Venus, acompañado de un séquito de enamorados (su pompa o compañía aparatosa). 268 Glauco: divinidad marina de cola de pez (pero el pecho sin escamas). Intenta convencer a Galatea para que le acompañe en el mar. 269 cerúleas: azules, como el mar. 270 tierno coral: dentro del agua, dicen los comentaristas de Góngora, es verde y blando; fuera se pone rojo y se endurece. 271 El Faro de Mesina y el Lilibeo respectivamente. Es odioso el faro porque en esa zona se situaban los monstruos de Scila y Caribdis. 272 Son referencias a historias mitológicas. Palemo quisiera detenerla, no mordiéndola como el áspid mordió a Eurídice cuando escapaba de Aristeo, sino siendo manzana de oro como las que Hipómenes arrojaba a Atalanta para que esta se detuviese a cogerlas y así vencerla en la carrera. 273 solicita: impulsa. 267

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Sicilia, en cuanto oculta, en cuanto ofrece274, copa es de Baco, huerto de Pomona: tanto de frutas ésta la enriquece, cuanto aquél de racimos la corona. 140 En carro que estival trillo parece, a sus campañas Ceres no perdona, de cuyas siempre fértiles espigas las provincias de Europa son hormigas. A Pales su viciosa cumbre debe275 lo que a Ceres, y aún más, su vega llana; pues si en la una granos de oro llueve, copos nieva en la otra mil de lana. De cuantos siegan oro, esquilan nieve, o en pipas guardan la exprimida grana276, bien sea religión, bien amor sea, deidad, aunque sin templo, es Galatea, sin aras, no: que el margen donde para277 del espumoso mar su pie ligero, al labrador, de sus primicias ara, de sus esquilmos es al ganadero; de la copia, a la tierra poco avara278, el cuerno vierte el hortelano, entero, sobre la mimbre que tejió prolija279, si artificiosa no, su honesta hija.

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arados280

Arde la juventud, y los peinan las tierras que surcaron antes, 274

Todo lo que oculta en graneros o lagares, y lo que muestra en los campos. Baco es dios del vino y Pomona diosa de los huertos. Ceres es diosa de la agricultura. 275 Pales: diosa del pastoreo y ganados, que andan por los montes; viciosa: fértil, abundante. 276 exprimida grana: el vino. 277 sin aras no: no tiene templo pero sí altares, porque el margen del mar donde ella pisa sirve de altar al labrador para dejarle sus primeros frutos, y al ganadero para ofrecerle sus esquilmos (productos de las cabras y ovejas). 278 El hortelano vierte sobre una cesta todo el cuerno de la abundancia que produce la tierra generosa, para ofrecerle sus frutos a Galatea. 279 Prolija y artificiosa se puede aplicar a la cesta o a la misma hija. 280 Ardiendo en el fuego del amor todos olvidan sus tareas.

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mal conducidos, cuando no arrastrados de tardos bueyes cual su dueño errantes; sin pastor que los silbe, los ganados los crujidos ignoran resonantes de las hondas, si en vez del pastor pobre el céfiro no silba, o cruje el robre281. Mudo la noche el can, el día dormido, de cerro en cerro y sombra en sombra yace. Bala el ganado; al mísero balido, nocturno el lobo de las sombras nace; cébase y fiero deja humedecido en sangre de una lo que la otra pace. ¡Revoca, Amor, los silbos, o a su dueño282, el silencio del can siga y el sueño! La fugitiva ninfa, en tanto, donde283 hurta un laurel su tronco al sol ardiente, tantos jazmines cuanta hierba esconde la nieve de sus miembros da una fuente. Dulce se queja, dulce le responde un ruiseñor a otro, y dulcemente al sueño da sus ojos la armonía, por no abrasar con tres soles el día. Salamandria del sol, vestido estrellas284, latiendo el Can del cielo estaba, cuando 281

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céfiro: viento primaveral. Estos dos versos han provocado muchas dudas: pueden entenderse: «Amor, devuelve sus silbos al pastor; o si no quieres hacerlo, que se quede dormido y silencioso, como hace su perro, y que al menos no sufra de amor». 283 Galatea, al lado de un laurel, se refresca en una fuente, dando la nieve de sus miembros al agua, o dando los jazmines de sus miembros al agua: su cuerpo está compuesto de tantos jazmines como hierba esconde (pues la tapa al echarse sobre el prado la misma cantidad de hierba que ocupa su propio cuerpo de jazmines y nieve). También podría ser que dé a la fuente los jazmines de su cuerpo al reflejarse en el agua, pero es más verosímil la primera interpretación. 284 La salamandra podía vivir en el fuego; llama salamandra del sol a la constelación del can, donde está la estrella Sirio o Canícula, oculta por el sol al final de julio; latir: ladrar. En ese momento de gran calor llega Acis, sudando centellas húmedas si no se quere decir que sudaba perlas o gotas de agua ardientes, y al ver a Galatea de cuyos ojos era occidente el sueño (pues el sol se oculta en occidente y los soles de 282

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—polvo el cabello, húmidas centellas, si no ardientes aljófares, sudando— llegó Acis, y de ambas luces bellas dulce occidente viendo al sueño blando, su boca dio y sus ojos cuanto pudo, al sonoro cristal, al cristal mudo.

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Era Acis un venablo de Cupido285, de un fauno —medio hombre, medio fiera—, en Simetis, hermosa ninfa, habido, 195 gloria del mar, honor de su ribera. El bello imán, el ídolo dormido, que acero sigue, idólatra venera, rico de cuanto el huerto ofrece pobre286, rinden las vacas y fomenta el robre287. 200 El celestial humor recién cuajado288 que la almendra guardó, entre verde y seca, en blanca mimbre se lo puso al lado y un copo, en verdes juncos, de manteca; en breve corcho, pero bien labrado, un rubio hijo de una encina hueca, dulcísimo panal, a cuya cera su néctar vinculó la primavera. Caluroso, al arroyo da las manos, y con ellas, las ondas a su frente, entre dos mirtos que de espuma canos dos verdes garzas son de la corriente.

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Galatea los oculta el sueño) se quedó mirándola mientras bebe agua (da su boca al cristal sonoro de la fuente; da sus ojos al cristal mudo del cuerpo de Galatea). 285 Más que simple flecha era un venablo o lanza. 286 rico: cargado de ofrendas. 287 Lo que fomenta el roble es la miel, porque las colmenas se hacen de corcho y el corcho se saca del alcornoque, especie de roble. 288 Puede aludir al mito según el cual del esperma de Zeus (celestial humor) nace un genio hermafrodita de cuyos órganos genitales cortados por los dioses nace a su vez el almendro. Acis ofrece a Galatea leche de almendras frescas, además de manteca y miel.

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Vagas cortinas de volantes vanos289 corrió Favonio lisonjeramente, a la, de viento cuando no sea, cama de frescas sombras, de menuda grama. La ninfa, pues, la sonora plata bullir sintió del arroyuelo apenas, cuando a los verdes márgenes ingrata segur se hizo de sus azucenas290. Huyera… mas tan frío se desata un temor perezoso por sus venas, que a la precisa fuga, al presto vuelo291 grillos de nieve fue, plumas de hielo. Fruta en mimbres halló, leche exprimida en juncos, miel en corcho, mas sin dueño292; si bien al dueño debe, agradecida, su deidad culta venerado el sueño293. A la ausencia mil veces ofrecida, este de cortesía no pequeño indicio la dejó, aunque estatua helada, más discursiva y menos alterada. No al cíclope atribuye, no, la ofrenda; no a sátiro lascivo, ni a otro feo morador de las selvas, cuya rienda el sueño aflija que aflojó el deseo294.

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289 El favonio (viento suave y cálido) al moverse parece que descorre las cortinas a una cama, que no es exactamente una cama de viento (un tipo de catre de lienzo) sino una cama de sombras frescas y hierba fina. 290 segur: hacha; al levantarse de golpe y dejar la hierba, es como si un hacha cortase de repente las azucenas, que tales parecía su cuerpo blanco. 291 A la fuga el temor sirve de grillos; y el temor impide el vuelo convirtiendo sus «plumas» (metonimia y metáfora para el deseo de fuga) en hielo inmóvil, «estatua helada», como dice después. 292 Acis se ha escondido y no lo ve. 293 su deidad culta: de la propia Galatea; culta es participio (adorada, culta por el visitante). 294 No se entiende bien el verso: parece significar que ese feo morador selvático quedaría contenido (afligida su rienda o apetito o instinto) al verla dormida, aunque impulsado por el deseo. No se entiende bien por qué un salvaje no sería más bien impulsado por la oportunidad de hallarla dormida, pero…

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El niño dios, entonces, de la venda295, ostentación gloriosa, alto trofeo quiere que al árbol de su madre sea el desdén hasta allí de Galatea. Entre las ramas del que más se lava en el arroyo, mirto levantado, carcaj de cristal hizo, si no aljaba296, su blanco pecho de un arpón dorado. El monstruo de rigor, la fiera brava mira la ofrenda ya con más cuidado, y aun siente que a su dueño sea devoto297, confuso alcaide más, el verde soto. Llamáralo, aunque muda; mas no sabe el nombre articular que más querría, ni lo ha visto; si bien pincel suave298 lo ha bosquejado ya en su fantasía. Al pie —no tanto ya, del temor, grave— fía su intento; y, tímida, en la umbría cama de campo y campo de batalla299, fingiendo sueño al cauto garzón halla. El bulto vio y, haciéndolo dormido300, librada en un pie toda sobre él pende301 urbana al sueño, bárbara al mentido302 retórico silencio que no entiende: no el ave reina así el fragoso nido303

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295 Cupido quiere que Galatea se enamore, y que Venus pueda colgar en su árbol (el mirto) el desdén de la ninfa como un trofeo de victoria del amor. 296 El carcaj llevaba flechas más pequeñas que la aljaba; el arpón dorado es el del amor (de plomo el del odio). 297 Siente que el soto sea alcaide (director de una prisión) del dueño de las ofrendas: quiere que salga para verlo. 298 pincel suave: la imaginación amorosa provocada por la flecha de Cupido. 299 cama de campo: un tipo de cama ancha; aquí es literal porque Acis está fingiendo dormir en el campo; que será campo de batalla amorosa enseguida. 300 haciéndolo: creyéndolo. 301 librada: en equilibrio. 302 bárbara: que ignora la lengua del fingido silencio retórico (pues la actitud de Acis es un lenguaje) del joven. 303 ave reina: el águila.

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corona inmóvil, mientras no desciende, rayo con plumas, al milano pollo, que la eminencia abriga de un escollo, como la ninfa bella, compitiendo con el garzón dormido en cortesía, no sólo para, mas el dulce estruendo del lento arroyo enmudecer querría. A pesar luego de las ramas, viendo colorido el bosquejo que ya había en su imaginación Cupido hecho con el pincel que le clavó su pecho, de sitio mejorada, atenta mira304 en la disposición robusta aquello que, si por lo suave no la admira, es fuerza que la admire por lo bello. Del casi tramontado sol aspira305 a los confusos rayos su cabello; flores su bozo es cuyas colores, como duerme la luz, niegan las flores306.

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[…] Soledad Primera Era del año la estación florida en que el mentido robador de Europa307 (media luna las armas de su frente, y el sol todo los rayos de su pelo)308, luciente honor del cielo, en campos de zafiro pace estrellas309,

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Observa el cuerpo de Acis, su pelo, su bozo (bigote juvenil)… Su cabello se parece a los rayos del sol tramontado. No se refiere al sol durante la escena (es mediodía). 306 duerme la luz: porque tiene los ojos cerrados. 307 mentido robador de Europa: el toro, en que se transformó Júpiter para robar a la ninfa Europa; significa que era la estación del año en que el Sol entra en el signo de Tauro, o sea, la primavera. 308 el sol todo: todo significa ‘entero’ (se contrapone a media luna del verso anterior). 309 zafiro: piedra preciosa de color azul; campos de zafiro es el cielo. 305

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cuando el que ministrar podía la copa310 a Júpiter mejor que el garzón de Ida, náufrago y desdeñado sobre ausente311 lagrimosas de amor dulces querellas312 da al mar, que condolido, fue a las ondas, fue al viento el mísero gemido segundo de Arïón dulce instrumento313. Del siempre en la montaña opuesto pino al enemigo Noto314 piadoso miembro roto315, breve tabla, delfín no fue pequeño316 al inconsiderado peregrino317 que a una Libia de ondas su camino318 fio, y su vida a un leño. Del Oceano pues antes sorbido, y luego vomitado no lejos de un escollo coronado de secos juncos, de calientes plumas, (alga todo y espumas) halló hospitalidad donde halló nido de Júpiter el ave319. Besa la arena, y de la rota nave320 aquella parte poca 310

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El joven protagonista de la acción, era más bello que Ganimedes, y por eso podía servir (ministrar) a Júpiter la copa mejor que el mismo Ganimedes. Júpiter se enamoró de Ganimedes (el garzón, muchacho, que vivía en el monte Ida) y se lo llevó para que le sirviera la copa. 311 desdeñado: por su amada; ausente: lejos de su amada. 312 querellas: quejas, lamentos. 313 El gemido es dulce instrumento de segundo Arión; compara al joven con Arión (famoso músico que fue salvado del mar por un delfín). 314 Noto: viento del Sur. 315 piadoso miembro roto: un trozo de pino (de tabla del barco) piadoso porque lo salva ayudándole a flotar. 316 delfín no fue pequeño: llama delfín a la tabla en recuerdo del delfín que salvó a Arión. 317 inconsiderado: temerario, imprudente. 318 Libia de ondas: desierto de olas, el mar. 319 de Júpiter el ave: el águila. 320 Señales de agradecimiento por haberse salvado.

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que lo expuso en la playa dio a la roca321: que aun se dejan las peñas lisonjear de agradecidas señas. Desnudo el joven, cuanto ya el vestido322 Oceano ha bebido, restituir le hace a las arenas323; y al sol lo extiende luego, que, lamiéndolo apenas su dulce lengua de templado fuego, lento lo embiste, y con süave estilo la menor onda chupa al menor hilo. No bien pues de su luz los horizontes, que hacían desigual, confusamente montes de agua y piélagos de montes324, desdorados los siente, cuando, entregado el mísero extranjero en lo que ya del mar redimió fiero325, entre espinas crepúsculos pisando, riscos que aun igualara mal volando veloz, intrépida ala, menos cansado que confuso, escala. Vencida al fin la cumbre, del mar siempre sonante, de la muda campaña árbitro igual e inexpugnable muro326, con pie ya más seguro declina al vacilante327 breve esplendor de mal distinta lumbre328,

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321 expuso: trajo a la playa; dio a la roca: colocó en la roca, como en el altar de una iglesia. 322 cuanto ya el vestido / Oceano ha bebido: cuanto Oceano ha bebido el vestido, el agua que el vestido ha empapado; Góngora usa en «oceano» la acentuación normal en la época. 323 Saca el agua de la ropa y la escurre en la arena. 324 piélago: mar. 325 Lo que salvó antes del fiero mar (el vestido): se ha vuelto a vestir. 326 árbitro igual: juez imparcial; porque separa al mar de la tierra, o campaña. 327 declina: se dirige. 328 mal distinta: que se distingue mal, que no se ve bien.

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farol de una cabaña329 que sobre el ferro está, en aquel incierto330 golfo de sombras anunciando el puerto331. «Rayos —les dice— ya que no de Leda332 trémulos hijos, sed de mi fortuna333 término luminoso». Y recelando334 de invidïosa bárbara arboleda interposición, cuando de vientos no conjuración alguna, cual haciendo el villano la fragosa montaña fácil llano, atento sigue aquella, aun a pesar de las tinieblas bella, aun a pesar de las estrellas clara, piedra, indigna tïara335, si tradición apócrifa no miente, de animal tenebroso cuya frente carro es brillante de nocturno día: tal, diligente, el paso el joven apresura, midiendo la espesura con igual pie que el raso, fijo, a despecho de la niebla fría, en el carbunclo norte de su aguja336, o el austro brame o la arboleda cruja337.

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329 farol: luz de los barcos; describe la cabaña de los pastores como un barco en el puerto. Todo el pasaje usa alegoría marinera. 330 sobre el ferro: anclada, se dice del barco que tiene el ancla echada. 331 golfo: alta mar; metáfora por el bosque oscuro. 332 Los hijos de Leda son Cástor y Pólux, que aparecían en forma de luz en los mástiles después de la tormenta: son pues, término luminoso de las tormentas. Si estos rayos no son Cástor y Pólux que al menos signifiquen lo mismo que ellos. 333 fortuna: tormenta. 334 Recela de que los árboles tapen la luz o el viento la apague. 335 La luz es como la piedra que según una historia fabulosa brilla en la frente de un animal tenebroso, convirtiéndola en carro de un sol (como el carro de Apolo) o día nocturno. No hay acuerdo entre los críticos sobre qué animal es este. 336 Va siempre siguiendo esa luz (en metáfora: ese carbunclo, piedra preciosa que brilla como el fuego) como la aguja de la brújula sigue el norte. 337 austro: viento del sur.

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El can ya, vigilante, convoca despidiendo al caminante338, y la que desviada luz poca pareció, tanta es vecina, que yace en ella la robusta encina, mariposa en cenizas desatada. Llegó pues el mancebo, y saludado sin ambición, sin pompa de palabras, de los conducidores fue de cabras339, que a Vulcano tenían coronado340. «¡Oh bienaventurado341 albergue, a cualquier hora, templo de Pales, alquería de Flora!342 No moderno artificio borró designios, bosquejó modelos343, al cóncavo ajustando de los cielos el sublime edificio: retamas sobre robre344 tu fábrica son pobre345, do guarda en vez de acero346 la inocencia al cabrero, más que el silbo al ganado. ¡Oh bienaventurado albergue, a cualquier hora! No en ti la ambición mora hidrópica de viento347,

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Al ladrar para despedirlo lo atrae, porque el caminante va buscando un refu-

gio. 339

conducidores de cabras: los pastores. Estaban en círculo alrededor del fuego (hacían una corona a Vulcano, dios del fuego, el fuego). 341 Ahora el joven se dirige al albergue o choza de los pastores de cabras. También puede atribuirse a la voz narradora. 342 Pales: diosa de los ganados; alquería: granja; Flora: diosa de lo que florece. 343 designios: diseños, dibujos. 344 retamas: una planta. 345 fábrica: construcción. 346 en vez de acero: en vez de las armas. 347 hidrópica: de sed insaciable; en este caso de viento, de nada. 340

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ni la que su alimento348 el áspid es gitano; no la que, en bulto comenzando humano, acaba en mortal fiera, esfinge bachillera349, que hace hoy a Narciso ecos solicitar, desdeñar fuentes; ni la que en salvas gasta impertinentes350 la pólvora del tiempo más preciso: ceremonia profana que la sinceridad burla villana sobre el corvo cayado. ¡oh bienaventurado albergue a cualquier hora! Tus umbrales ignora la adulación, sirena de reales palacios, cuya arena besó ya tanto leño351: trofeos dulces de un canoro sueño; no a la soberbia está aquí la mentira352 dorándole los pies, en cuanto gira la esfera de sus plumas, ni de los rayos baja a las espumas353 favor de cera alado. ¡oh bienaventurado albergue a cualquier hora!».

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348 La que se alimenta de áspides egipcios (gitanos) es la envidia, propia de corte, no de las aldeas según el tópico que está desarrollando. 349 La esfinge tenía cara de mujer y cuerpo monstruoso (patas y cola de león). Puede aludir a la presunción y vanidad del cortesano que busca ambiciones inútiles. 350 Gastar la pólvora en salvas es gastar inútilmente el esfuerzo y el tiempo, como los cortesanos con ceremonias impertinentes. 351 Los barcos atraídos por las sirenas naufragaban, como naufragan los poderosos atraídos por la adulación. 352 Alude al pavo real, que al abrir su cola deja ver sus pies feos. La mentira dora los pies feos de la soberbia cuando el soberbio blasona de su poder y enseña sus defectos. 353 Alude al caso de Ícaro, que con alas pegadas de cera se acercó al sol y al derretirse la cera cayó al mar: símbolo de los temerarios y de los cortesanos que fácilmente caen de la privanza.

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No, pues, de aquella sierra, engendradora más de fierezas que de cortesía, la gente parecía que hospedó al forastero con pecho igual de aquel candor primero, que, en las selvas contento, tienda el fresno le dio, el robre alimento354. Limpio sayal en vez de blanco lino355 cubrió el cuadrado pino; y en boj, aunque rebelde, a quien el torno forma elegante dio sin culto adorno, leche que exprimir vio la alba aquel día mientras perdían con ella los blancos lilios de su frente bella, gruesa le dan y fría, impenetrable casi a la cuchara, del viejo Alcimedón invención rara356. El que de cabras fue dos veces ciento357 esposo casi un lustro —cuyo diente no perdonó a racimo aun en la frente de Baco, cuanto más en su sarmiento; triunfador siempre de celosas lides, le coronó el Amor, mas rival tierno, breve de barba y duro no de cuerno, redimió con su muerte tantas vides—; servido ya en cecina, purpúreos hilos es de grana fina.

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Alusión a la Edad de Oro, cuando la gente vivía bajo los árboles y comía be-

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Cubren la mesa de pino con una tela grosera pero limpia; le dan leche fresca, cecina, y otros alimentos. 356 Alcimedón: personaje al que Virgilio atribuye la invención del cuenco. 357 Fue esposo de doscientas cabras. Es el cabrón viejo, vencido por otro joven, y ahora convertido en cecina.

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LOPE DE VEGA

Sonetos Versos de amor, conceptos esparcidos, engendrados del alma en mis cuidados, partos de mis sentidos abrasados, con más dolor que libertad nacidos; expósitos al mundo en que perdidos358 tan rotos anduvistes y trocados que sólo donde fuistes engendrados fuérades por la sangre conocidos359: pues que le hurtáis el laberinto a Creta,360 a Dédalo los altos pensamientos, la furia al mar, las llamas al abismo,

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si aquel áspid hermoso no os aceta, dejad la tierra, entretened los vientos: descansaréis en vuestro centro mismo361. *** Era la alegre víspera del día362 que la que sin igual nació en la tierra, de la cárcel mortal y humana guerra para la patria celestial salía, y era la edad en que más viva ardía la nueva sangre que mi pecho encierra,

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358 Se refiere a que sus versos, desperdigados por el mundo, se han ido copiando con muchos defectos y solo su autor podría reconocerlos. 359 fuérades: forma del imperfecto de subjuntivo, ya algo arcaica en el siglo XVII. 360 Interpreto: ya que habláis de mi amor (sentimiento laberíntico y también elevado: Dédalo huyó de Creta con unas alas que se había fabricado; sentimiento lleno de furias y de llamaradas), si no os acepta mi amada (cruel como un áspid o serpiente), dejad la tierra y vivid en los vientos vacíos y turbulentos: ahí os correspondería estar. 361 centro: lugar correspondiente a un ser, donde se halla bien adaptado a vivir. 362 Era la víspera de la Asunción (la Virgen asciende al cielo desde la cárcel mortal y la vida humana, llena de trabajos como una guerra).

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cuando el consejo y la razón destierra la vanidad que el apetito guía, cuando Amor me enseñó la vez primera de Lucinda en su sol los ojos bellos, y me abrasó como si rayo fuera.

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Dulce prisión y dulce arder por ellos; sin duda que su fuego fue mi esfera363, que con verme morir descanso en ellos. *** Éstos los sauces son y ésta la fuente, los montes éstos y ésta la ribera donde vi de mi sol la vez primera los bellos ojos, la serena frente. Éste es el río humilde y la corriente, y ésta la cuarta y verde primavera que esmalta el campo alegre y reverbera en el dorado Toro el sol ardiente364. Árboles, ya mudó su fe constante; mas, ¡oh gran desvarío!, que este llano, entonces monte le dejé sin duda,

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luego no será justo que me espante, que mude parecer el pecho humano, pasando el tiempo que los montes muda. *** Vierte racimos la gloriosa palma y sin amor se pone estéril luto365; Dafne se queja en su laurel sin fruto366, Narciso en blancas hojas se desalma. 363

esfera: orbe celeste, región adecuada de un elemento. El amante vive en el fuego del amor, que aunque lo mata lo satisface. 364 El sol brilla en el signo de Tauro: es pues, entre el 21 de abril y el 20 de mayo. 365 La palma tiene plantas macho y hembra; no producen fruto si las dos no están cerca: es motivo poético frecuente. 366 Dafne rechazó el amor de Apolo y se transformó en laurel, que no da fruto; Narciso, enamorado de sí mismo, transformado en flor (no ya ser humano, perdiendo su alma) tampoco produce frutos.

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Está la tierra sin la lluvia en calma367, viles hierbas produce el campo enjuto; porque nunca al amor pagó tributo, gime en su piedra de Anaxarte el alma368. Oro engendra el amor de agua y de arenas; porque las conchas aman el rocío quedan de perlas orientales llenas.

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No desprecies, Lucinda hermosa, el mío, que al trasponer del sol, las azucenas369 pierden el lustre y nuestra edad el brío. *** Céfiro blando, que mis quejas tristes tantas veces llevastes; claras fuentes, que con mis tiernas lágrimas ardientes vuestro dulce licor ponzoña hicistes; selvas que mis querellas esparcistes, ásperos montes a mi mal presentes, ríos, que de mis ojos siempre ausentes, veneno al mar como a tirano distes370: pues la aspereza de rigor tan fiero no me permite voz articulada, decid a mi desdén que por él muero,

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que si la viere el mundo transformada371 en el laurel que por dureza espero, de ella veréis mi frente coronada. *** Que otras veces amé negar no puedo, pero entonces Amor tomó conmigo 367

calma: angustia (procede del lenguaje del mar; para la navegación a vela las calmas o ausencias de viento eran muy peligrosas). 368 Anaxarte desdeñó a su amante y fue convertida en piedra. 369 Al atardecer las azucenas pierden color, y al atardecer de la vida se pierde el brío y es tarde para recuperar lo perdido. 370 Los tiranos a menudo morían envenenados. 371 Podría transformarse en laurel, como le pasó a Dafne, que desdeñó el amor de Apolo. Con coronas de laurel se expresa la excelencia poética.

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la espada negra, como diestro amigo, señalando los golpes en el miedo372. Mas esta vez que batallando quedo, blanca la espada y cierto el enemigo, no os espantéis que llore su castigo, pues al pasado amor amando excedo. Cuando con armas falsas esgremía, de las heridas truje en el vestido (sin tocarme en el pecho) las señales;

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mas en el alma ya, Lucinda mía, donde mortales en dolor han sido y en el remedio heridas inmortales. *** En las riberas del egipcio Nilo, cuando los hombres desde lejos huele, imitando sus quejas, llorar suele con triste voz el falso cocodrilo. Y tú que imitas su engañoso estilo, quieres que con tu llanto me desvele, pues cuando veo que mi mal te duele, por ti llorando el corazón distilo. Voy a tus manos, porque al fin me obliga la vista de tus lágrimas traidoras, blandas llamando, agradeciendo ingratas.

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¡Oh fiera en condición, y en llanto amiga!, si me quieres matar, ¿por qué me lloras? y si me has de llorar, ¿por qué me matas? *** Quien dice que en mujeres no hay firmeza, no os puede haber, señora, conocido, ni menos el que dice que han nacido de un parto la crueldad y la belleza. 372 En otros amores no había sufrido, eran como juegos de esgrima con espadas negras (de hierro, sin filo); el amor de Lucinda es serio, como luchar con espadas blancas, aguzadas y mortales.

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Un alma noble, una real pureza de un cuerpo de cristal hicieron nido; el mismo ser está con vos corrido373, y admirada de sí naturaleza. Firme sois, y mujer: si son contrarios, hoy vuestro pecho con victoria quede, de que es sujeto que los ha deshecho374.

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Bronce, jaspe, metal, mármoles parios375, consume el tiempo; vuestro amor no puede, que es alma de diamante en vuestro pecho. *** Ir y quedarse, y con quedar partirse, partir sin alma, y ir con alma ajena, oír la dulce voz de una sirena y no poder del árbol desasirse376; arder como la vela y consumirse haciendo torres sobre tierna arena; caer de un cielo, y ser demonio en pena, y de serlo jamás arrepentirse; hablar entre las mudas soledades, pedir prestada, sobre fe, paciencia, y lo que es temporal llamar eterno;

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creer sospechas y negar verdades, es lo que llaman en el mundo ausencia, fuego en el alma y en la vida infierno. *** Quiero escribir y el llanto no me deja, pruebo a llorar y no descanso tanto,

373 El ser femenino está avergonzado al ver negada su esencial condición mudable, cosa que admira a la misma naturaleza. 374 Ha deshecho la contrariedad. 375 pario: epíteto de mármol, porque el mejor mármol se hallaba en la isla de Paros. 376 árbol: mástil de la nave; Ulises, en la Odisea, se hizo atar al mástil para resistir los cantos de las sirenas; el poeta quisiera desasirse para acudir también.

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vuelvo a tomar la pluma y vuelve el llanto, todo me impide el bien, todo me aqueja. Si el llanto dura, el alma se me queja, si el escribir, mis ojos, y si en tanto por muerte o por consuelo me levanto, de entrambos la esperanza se me aleja. Ve blanco al fin, papel, y a quien penetra el centro deste pecho que me enciende le di (si en tanto bien pudieres verte),

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que haga de mis lágrimas la letra, pues ya que no lo siente, bien entiende, que cuanto escribo y lloro todo es muerte. *** De Andrómeda377 Atada al mar Andrómeda lloraba, los nácares abriéndose al rocío,378 que en sus conchas, cuajado en cristal frío, en cándidos aljófares trocaba. Besaba el pie, las peñas ablandaba humilde el mar como pequeño río; volviendo el sol la primavera estío379, parado en su cenit la contemplaba. Los cabellos al viento bullicioso que la cubra con ellos le rogaban, ya que testigo fue de iguales dichas;

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Andrómeda, princesa de Etiopía, debe ser sacrificada a un dragón marino, para evitar la destrucción del país. La encadenan a una roca, y Perseo la libera matando al monstruo. 378 Entiendo que al llorar caen las lágrimas (metafóricamente cándidos aljófares o menudas perlas) en conchas marinas que truecan sus perlas (rocío cuajado en cristal) por las lágrimas. 379 El sol, al parar su curso para admirar a Andrómeda. convierte en estío caluroso la primavera.

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y celosas de ver su cuerpo hermoso, las Nereidas su fin solicitaban380, que aun quien tenga envidia en las desdichas. *** Tristezas, si el hacerme compañía es fuerza de mi estrella y su aspereza, vendréis, a ser en mí naturaleza, y perderá su fin vuestra porfía381. Si gozar no merecen de alegría aquellos que no saben qué es tristeza, ¿cuándo se mudará vuestra firmeza? ¿cuándo veré de mi descanso el día? Sola una gloria os hallo conocida, que si es el fin el triste sentimiento de las alegres horas desta vida,

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vosotras le tendréis en el contento; mas, ¡ay!, que llegaréis a la partida y llevarase mi esperanza el viento. *** Perderá de los cielos la belleza382 el ordinario curso, eterno y fuerte; la confusión, que todo lo pervierte, dará a las cosas la primer rudeza. Juntaranse el descanso y la pobreza383; será el alma inmortal sujeta a muerte; hará los rostros todos de una suerte la hermosa en varïar, Naturaleza.384

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Nereidas: ninfas de los mares; la madre de Andrómeda, Casiopea, pretendía ser más bella que las Nereidas, por lo que estás pidieron venganza a Poseidón, el cual envió precisamente el dragón marino que ha de devorar a la princesa. 381 El fin de las tristezas que es molestar al enamorado quedará sin sentido cuando la tristeza sea el estado natural del amante. 382 O sea, el mundo se acabará. 383 Todo esto son cosas imposibles que se presentan como posibles en comparación con el amor eterno del poeta. 384 Se decía que la naturaleza era bella precisamente por su variedad.

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Los humores del hombre, reducidos385 a un mismo fin, se abrazarán concordes; dará la noche luz y el oro enojos.

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Y quedarán en paz eterna unidos los elementos, hasta aquí discordes386, antes que deje de adorar tus ojos. *** Desmayarse, atreverse, estar furioso, áspero, tierno, liberal, esquivo, alentado, mortal, difunto, vivo, leal, traidor, cobarde y animoso; no hallar fuera del bien centro y reposo, mostrarse alegre, triste, humilde, altivo, enojado, valiente, fugitivo, satisfecho, ofendido, receloso; huir el rostro al claro desengaño, beber veneno por licor süave, olvidar el provecho, amar el daño; creer que un cielo en un infierno cabe, dar la vida y el alma a un desengaño; esto es amor: quien lo probó lo sabe.

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*** Cuando digo a Lucinda que me mata y que me hiela y juntamente enciende, libre responde que mi mal no entiende, como quien ya de no pagarme trata. ¡Ay de mi amor satisfacción ingrata! pues lo que un monte, un árbol comprende, niega Lucinda, que mi mal pretende, y la esperanza de mi bien dilata. Montes que de mi mal testigos fuistes, piedras donde lloré, corrientes ríos que con mis tiernas lágrimas crecistes: 385

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humores: líquidos corporales, sangre, flema, cólera y melancolía, de cuya buena proporción depende la salud del sujeto. 386 Los elementos discordes son tierra, aire, agua y fuego, que se decía estaban en guerra siempre.

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decidle mis confusos desvaríos, declaradle mi mal, paredes tristes, pues alma os dieron los suspiros míos. *** A la noche Noche, fabricadora de embelecos, loca, imaginativa, quimerista387, que muestras al que en ti su bien conquista los montes llanos y los mares secos; habitadora de cerebros huecos, mecánica, filósofa, alquimista, encubridora vil, lince sin vista, espantadiza de tus mismos ecos: la sombra, el miedo, el mal se te atribuya, solícita, poeta, enferma, fría, manos del bravo y pies del fugitivo.

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Que vele o duerma, media vida es tuya: si velo, te lo pago con el día, y si duermo, no siento lo que vivo. *** Cual engañado niño que, contento, pintado pajarillo tiene atado, y le deja en la cuerda confiado, tender las alas por el manso viento, y cuando más en esta gloria atento, quebrándose el cordel, quedó burlado, siguiéndole, en sus lágrimas bañado, con los ojos y el triste pensamiento, contigo he sido, Amor; que mi memoria dejé llenar de pensamientos vanos, colgados de la fuerza de un cabello.

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Que fabrica quimeras o fantasías disparatadas.

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Llevose el viento el pájaro y mi gloria, y dejome el cordel entre las manos, que habrá por fuerza de servirme al cuello388. *** Daba sustento a un pajarillo un día Lucinda, y por los hierros del portillo fuésele de la jaula el pajarillo al libre viento en que vivir solía. Con un suspiro a la ocasión tardía tendió la mano, y no pudiendo asillo, dijo (y, de las mejillas amarillo, volvió el clavel que entre la nieve ardía): «¿Adónde vas por despreciar el nido, al peligro de ligas y de balas, y el dueño huyes que tu pico adora?». Oyola el pajarillo enternecido y a la antigua prisión volvió las alas: que tanto puede una mujer que llora.

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*** Suelta mi manso, mayoral extraño389, pues otro tienes de tu igual decoro, deja la prenda que en el alma adoro, perdida por tu bien y por mi daño. Ponle su esquila de labrado estaño, y no le engañen tus collares de oro; toma en albricias este blanco toro que a las primeras hierbas cumple un año. Si pides señas, tiene el vellocino390 pardo, encrespado, y los ojuelos tiene como durmiendo en regalado sueño.

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Para suicidarse impulsado por su dolor. Es uno de los famosos sonetos de los mansos en los que Lope evoca su amor por Elena Osorio, quien abandonó al poeta, sustituyéndolo por un sobrino del Cardenal Granvela. Manso es el animal que guía a la manada. 390 señas: da las señas del animal perdido para certificar que es su verdadero dueño. 389

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Si piensas que no soy su dueño, Alcino, suelta y verásle si a mi choza viene, que aun tienen sal las manos de su dueño. *** Querido manso mío, que venistes por sal mil veces junto aquella roca, y en mi grosera mano vuestra boca y vuestra lengua de clavel pusistes, ¿por qué montañas ásperas subistes que tal selvatiquez el alma os toca? ¿Qué furia os hizo condición tan loca que la memoria y la razón perdistes? Paced la anacardina, porque os vuelva391 de ese cruel y interesable sueño, y no bebáis del agua del olvido. Aquí está vuestra vega, monte y selva392; yo soy vuestro pastor, y vos mi dueño; vos mi ganado, y yo vuestro perdido.

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*** Es la mujer del hombre lo más bueno, y locura decir que lo más malo, su vida suele ser y su regalo, su muerte suele ser y su veneno. Cielo a los ojos cándido y sereno, que muchas veces al infierno igualo, por raro al mundo su valor señalo, por falso al hombre su rigor condeno. Ella nos da su sangre, ella nos cría; no ha hecho el cielo cosa más ingrata: es un ángel, y a veces una arpía. Quiere, aborrece, trata bien, maltrata,

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anacardina: sustancia hecha del anacardo, que se decía era buena para la me-

moria. 392 vuestra vega: alusión al nombre del mismo Lope, y al caso de Elena Osorio, ya comentado en el otro soneto.

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y es la mujer, al fin, como sangría393, que a veces da salud y a veces mata. *** Cuando me paro a contemplar mi estado394 y a ver los pasos por donde he venido, me espanto de que un hombre tan perdido a conocer su error haya llegado. Cuando miro los años que he pasado, la divina razón puesta en olvido, conozco que piedad del cielo ha sido no haberme en tanto mal precipitado. Entré por laberinto tan extraño395, fiando al débil hilo de la vida el tarde conocido desengaño;

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mas de tu luz mi escuridad vencida396, el monstruo muerto de mi ciego engaño, vuelve a la patria la razón perdida. *** ¿Qué ceguedad me trujo a tantos daños? ¿Por dónde me llevaron desvaríos, que no traté mis años como míos, y traté como propios sus engaños? ¡Oh puerto de mis blancos desengaños397, por donde ya mis juveniles bríos pasaron como el curso de los ríos que no los vuelve atrás el de los años! Hicieron fin mis locos pensamientos: acomodose el tiempo a la edad mía, por ventura en ajenos escarmientos. 393

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sangría: una de las prácticas curativas más habituales de la época era sacar la

sangre. 394

Imita el comienzo de un soneto de Garcilaso, pero ahora es un poema reli-

gioso. 395

Alude al laberinto de Creta en el que entró Teseo guiándose por un hilo para regresar después de matar al monstruo Minotauro. 396 tu luz: la de Dios. 397 blancos: por las canas; el paso del tiempo trae el desengaño y el escarmiento.

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Que no temer el fin no es valentía, donde acaban los gustos en tormentos y el curso de los años en un día. *** Pastor que con tus silbos amorosos me despertaste del profundo sueño, Tú que hiciste cayado de ese leño398 en que tiendes los brazos poderosos; vuelve los ojos a mi fe piadosos pues te confieso por mi amor y dueño, y la palabra de seguirte empeño, tus dulces silbos y tus pies hermosos. Oye, pastor, pues por amores mueres, no te espante el rigor de mis pecados, pues tan amigo de rendidos eres.

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Espera, pues, y escucha mis cuidados, pero ¿cómo te digo que me esperes, si estás para esperar los pies clavados? *** ¿Qué tengo yo que mi amistad procuras? ¿Qué interés se te sigue, Jesús mío, que a mi puerta, cubierto de rocío, pasas las noches del invierno escuras? ¡Oh, cuánto fueron mis entrañas duras, pues no te abrí! ¡Qué estraño desvarío si de mi ingratitud el hielo frío secó las llagas de tus plantas puras! ¡Cuántas veces el ángel me decía: «Alma, asómate agora a la ventana, verás con cuánto amor llamar porfía!» ¡Y cuántas, hermosura soberana, «Mañana le abriremos» respondía, para lo mismo responder mañana! *** 398

ese leño: el de la Cruz; el soneto se dirige a un crucifijo.

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A una calavera Esta cabeza, cuando viva, tuvo sobre la arquitectura destos huesos, carne y cabellos, por quien fueron presos lo ojos que mirándola detuvo. Aquí la rosa de la boca estuvo marchita ya con tan helados besos, aquí los ojos de esmeralda impresos, color que tantas almas entretuvo. Aquí la estimativa que tenía399 el principio de todo el movimiento, aquí de las potencias la armonía400.

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¡Oh hermosura mortal, cometa al viento! ¿Donde tan alta presunción vivía desprecian los gusanos aposento? *** Dulce Señor, mis vanos pensamientos fundados en el viento me acometen, pero por más que mi quietud inquieten no podrán derribar tus fundamentos. No porque de mi parte mis intentos seguridad alguna me prometen para que mi flaqueza no sujeten, ligera más que los mudables vientos, mas porque si a mi voz, Señor, se inclina tu defensa y piedad, ¿qué humana guerra contra lo que Tú amparas será fuerte? Ponme a la sombra de tu cruz divina y vengan contra mí fuego, aire, tierra, mar, yerro, engaño, envidia, infierno y muerte. ***

399 400

estimativa: facultad para hacer juicio de las cosas. potencias: memoria, entendimiento y voluntad.

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No espanta al sabio, ni ha de ser temida la muerte que amenazan varios casos, y por la brevedad de nuestros pasos no puede estar muy lejos de la vida. El sueño es una muerte, aunque fingida, que tiene como el sol tantos ocasos; de tierra son nuestros mortales vasos: con poco golpe quedará rompida. La vida fue muy justo que estuviese en esta suspensión, porque en concierto401 el temor de la muerte nos pusiese.

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Por eso hizo Dios su fin incierto402, para que mientras más incierto fuese, más cerca nos parezca de ser cierto. *** Un soneto me manda hacer Violante, que en mi vida me he visto en tanto aprieto; catorce versos dicen que es soneto, burla burlando van los tres delante. Yo pensé que no hallara consonante y estoy a la mitad de otro cuarteto, mas si me veo en el primer terceto, no hay cosa en los cuartetos que me espante. Por el primer terceto voy entrando, y parece que entré con pie derecho pues fin con este verso le voy dando. Ya estoy en el segundo y aun sospecho que voy los trece versos acabando: contad si son catorce y está hecho. *** —Boscán, tarde llegamos. ¿Hay posada?403 —Llamad desde la posta, Garcilaso.

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en concierto: en orden, en sensatez. incierto: que no se sabe nunca cuándo llegará.

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—¿Quién es? —Dos caballeros del Parnaso. —No hay donde nocturnar palestra armada. —No entiendo lo que dice la criada. Madona, ¿qué decís? —Que afecten paso, que obstenta limbos el mentido ocaso y el sol depinge la porción rosada. —¿Estás en ti, mujer? —Negóse al tino el ambulante huésped. —¡Que en tan poco tiempo tal lengua entre cristianos haya!

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Boscán, perdido habemos el camino; preguntad por Castilla, que estoy loco o no habemos salido de Vizcaya. *** Túrbase el poeta de verse favorecido Dormido Manzanares discurría en blanda cama de menuda arena, coronado de juncia y de verbena, que entre las verdes alamedas cría, cuando la bella pastorcilla mía tan sirena de amor como serena, sentada y sola en la ribera amena, tanto cuanto lavaba nieve hacía. Pedile yo que el cuello me lavase404 y ella, sacando el rostro del cabello, me dijo que uno de otro me quitase405,

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pero turbado de su rostro bello, al pedirme que el cuello le arrojase así del alma por asir del cuello. *** 403 Burla de la lengua culterana; se supone que Boscán y Garcilaso, ejemplos de la poesía castellana, llegan a una posada donde la criada habla en lengua culta, ininteligible, como si fuera la lengua vizcaína. 404 cuello: el de la camisa; se usaban cuellos sobrepuestos, que se podían quitar y poner. 405 uno del otro: quitase el cuello de la camisa del cuerpo.

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Dice cómo se engendra amor, hablando como filósofo Espíritus sanguíneos vaporosos406 suben del corazón a la cabeza, y, saliendo a los ojos, su pureza pasan a los que miran, amorosos. El corazón opuesto, los fogosos rayos sintiendo en la sutil belleza, como de ajena son naturaleza, inquiétase en ardores congojosos. Esos puros espíritus que envía tu corazón al mío, por extraños me inquietan, como cosa que no es mía.

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Mira, Juana, qué amor, mira qué engaños407, pues hablo en natural filosofía a quien me escucha jabonando paños. *** Envidia a un sastre que tomaba la medida de un vestido a una dama Más eres sol que sastre (¡extraño caso!), Jaime, pues sólo el sol dicen que ha sido quien a la aurora le cortó vestido con randas de oro, en turquesado raso408. Tú le mides el pecho, aunque de paso, y yo en mis versos mis desdichas mido cortando galas en papel perdido, a manera de sastre del Parnaso. Este soneto, Jaime, cosa es clara, que si dijese aquí lastre o arrastre el consonante dice en lo que para.

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espíritus: partículas muy pequeñas, invisibles, que se creía provocaban el amor intercambiándose por la mirada. 407 Se dirige a la lavandera Juana, destinataria de unos cuantos poemas paródicos y humorísticos del libro de Rimas humanas y divinas del licenciado Tomé de Burguillos. 408 raso: un tipo de seda; turquesado: de color azul.

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Mas si envidiar un sastre no es desastre, cuando te acerques a su hermosa cara, sé tú el poeta y déjame ser sastre. Romances El tronco de ovas vestido409 de un álamo verde y blanco, que entre espadañas y juncos bañaba el agua de Tajo, y las puntas de su altura del ardiente sol los rayos, y en todo el árbol dos vides entretejían mil lazos; y al son del agua y las ramas hería el céfiro manso en las plateadas hojas, tronco, punta, vides, árbol. Éste con llorosos ojos mirando estaba Belardo porque fue un tiempo su gloria como agora es su cuidado. Vio de dos tórtolas bellas tejido un nido en lo alto, y que con arrullo ronco los picos se están besando.

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Tomó una piedra el pastor y esparció en el aire claro ramas, tórtolas y nido, diciendo alegre y ufano: «Dejad la dulce acogida, que la que el amor me dio, envidia me la quitó, y envidia os quita la vida.

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ovas: especie de algas.

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Piérdase vuestra amistad, pues que se perdió la mía que no ha de haber compañía donde está mi soledad. Tan sólo pena me da, tórtola, el esposo tuyo, que tú presto hallarás cuyo410, pues Filis le tiene ya». Esto diciendo el pastor, desde el tronco está mirando adónde irán a parar los amantes desdichados.

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Y vio que en un verde pino otra vez se están besando; admirose y prosiguió olvidado de su llanto: «Voluntades que avasallas, Amor, con tu fuerza y arte, ¿quién habrá que las aparte, que apartallas es juntallas? Pues que del nido os eché y ya tenéis compañía, quiero esperar que algún día con Filis me juntaré».

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*** Mira, Zaide, que te aviso que no pases por mi calle, ni hables con mis mujeres, ni con mis cautivos trates, ni preguntes en qué entiendo411, ni quién viene a visitarme, qué fiestas me dan contento, ni qué colores me placen, 410 411

cuyo: amante. en qué entiendo: de qué me ocupo.

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basta que son por tu causa las que en el rostro me salen412, corrida de haber mirado413 moro que tan poco sabe. Confieso que eres valiente, que hiendes, rajas y partes, y que has muerto más cristianos que tienes gotas de sangre, que eres gallardo jinete, que danzas, cantas y tañes, gentil hombre bien criado cuanto puede imaginarse,

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blanco, rubio por extremo, señalado por linaje, el gallo de las bravatas, la nata de los donaires, que pierdo mucho en perderte, y gano mucho en amarte, y que si nacieras mudo fuera posible adorarte, y por este inconveniente determino de dejarte, que eres pródigo de lengua y amargan tus libertades, y habrá menester ponerte quien quisiere sustentarte, un alcázar en el pecho414 y en los labios un alcaide.

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Mucho pueden con las damas los galanes de tus partes415, 412

Le avergüenza y por eso le salen los colores a la cara. Color puede ser feme-

nino. 413 414

corrida: avergonzada. Habrá que ponerle en prisión para que no cuente imprudentemente sus rela-

ciones. 415

partes: cualidades.

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porque los quieren briosos que rompan y que desgarren,

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mas tras esto, Zaide amigo, si algún convite te hacen, del plato de sus favores quieren que comas y calles. Costoso fué el que te hice; venturoso fuera, Zaide, si conservarme supieras, como supiste obligarme. Apenas fuiste salido de los jardines de Tarfe, cuando hiciste de la tuya y de mi desdicha alarde. A un morillo mal nacido me dijeron que enseñaste la trenza de mis cabellos que te puse en el turbante. No pido que me la vuelvas, ni quiero que me la guardes; mas quiero que entiendas, moro, que en mi desgracia la traes.

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También me certificaron cómo le desafiaste por las verdades que dijo; que nunca fueran verdades. De mala gana me río: ¡qué donoso disparate! no guardas tú tu secreto, ¿y quieres que otro lo guarde? No quiero admitir disculpa; otra vez vuelvo a avisarte: que ésta será la postrera que me veas y te hable.

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Dijo la discreta Zaida al altivo bencerraje416, y al despedirle repite: «Quien tal hace, que tal pague»417.

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*** Hortelano era Belardo418 de las huertas de Valencia, que los trabajos obligan a lo que el hombre no piensa. Pasado el hebrero loco419, flores para mayo siembra, que quiere que su esperanza dé fruto a la primavera. El trébol para las niñas pone al lado de la huerta, porque la fruta de amor de las tres hojas aprenda. Albahacas amarillas, a partes verdes y secas, trasplanta para casadas que pasan ya de los treinta; y para las viudas pone muchos lirios y verbena, porque lo verde del alma encubre la saya negra.

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Toronjil para muchachas de aquellas que ya comienzan a deletrear mentiras420, que hay poca verdad en ellas.

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bencerraje: de una familia noble de Granada. Era frase que se decía al pregonar los delitos y castigos de los delincuentes. 418 Lo escribe Lope durante su estancia en Valencia (1588-1590), desterrado por insultar a la familia de Elena Osorio. 419 El mes de febrero, por sus cambios, se llama loco en varios refranes como este: «Febrero loco y marzo otro poco». 420 Si deletrean toronjil saldrá «toro», alusión a los engaños. 417

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El apio a las opiladas421, y a las preñadas almendras; para melindrosas cardos y ortigas para las viejas. Lechugas para briosas422 que cuando llueve se queman, mastuerzo para las frías423, y ajenjos para las feas424. De los vestidos que un tiempo trujo en la corte, de seda, ha hecho para las aves un espantajo de higuera. Las lechuguillazas grandes425, almidonadas y tiesas, y el sombrero boleado426 que adorna cuello y cabeza;

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y sobre un jubón de raso la más guarnecida cuera427, sin olvidarse las calzas españolas y tudescas. Andando regando un día, viole en medio de la higuera y riéndose de velle, le dice desta manera: «¡Oh ricos despojos de mi edad primera y trofeos vivos de esperanzas muertas!

421 422 423 424 425 426 427

cuerpo.

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opiladas: que sufren amenorrea. lechugas: se consideraban sedantes y mitigadoras del impulso sexual. mastuerzo: se le suponían propiedades afrodisíacas. ajenjo: de sabor amargo. lechuguilla: un tipo de cuello de pliegues. boleado: con bolas de adorno. cuera: especie de casaca que se ponía sobre el jubón, el cual iba ajustado al

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¡Qué bien parecéis de dentro y de fuera, sobre que habéis dado fin a mi tragedia! ¡Galas y penachos de mi soldadesca, un tiempo colores y agora tristeza!

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Un día de Pascua os llevé a mi aldea, por galas costosas, invenciones nuevas. Desde su balcón me vio una doncella428, con el pecho blanco y la ceja negra. Dejose burlar, caseme con ella, que es bien que se paguen tan honrosas deudas. Supo mi delito aquella morena429 que reinaba en Troya cuando fue mi reina. Hizo de mis cosas una grande hoguera, tomando venganza en plumas y letras».

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*** Sale la estrella de Venus430 al tiempo que el sol se pone

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doncella: alusión a Isabel de Urbina, que se casó con Lope en 1588. aquella morena: Elena Osorio, que tiene el mismo nombre que Elena de Tro-

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estrella de Venus: es estrella vespertina.

ya.

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y la enemiga del día su negro manto descoge431, y con ella un fuerte moro semejante a Rodamonte432 sale de Sidonia airado433, de Jerez la vega corre, por donde entra Guadalete al mar de España, y por donde Santa María del Puerto recibe famoso nombre. Desesperado camina, que siendo en linaje noble, le deja su dama ingrata porque se suena que es pobre434, y aquella noche se casa con un moro feo y torpe porque es alcaide en Sevilla435 del Alcázar y la Torre,

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quejándose tiernamente de un agravio tan inorme, y a sus palabras la vega con dulces ecos responde: «Zaida —dice— más airada que el mar que las naves sorbe, más dura e inexorable que las entrañas de un monte, ¿cómo permites, cruel, después de tantos favores que de prendas de mi alma ajena mano se adorne? 431

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Se refiere al manto negro de la noche, que extiende al anochecer. Rodamonte: es un guerrero moro que aparece en los poemas caballerescos italianos, arquetipo de guerrero forzudo. 433 Menciona lugares de la actual provincia de Cádiz, donde se sitúa el espacio del romance. 434 se suena: de dice. 435 alcaide: jefe de una fortaleza o cárcel. 432

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¿Es posible que te abraces a las cortezas de un roble, y dejes el árbol tuyo desnudo de fruta y flores? ¿Dejas tu amado Gazul, dejas tres años de amores, y das la mano a Albenzaide, que aun apenas le conoces?

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Dejas a un pobre muy rico y un rico muy pobre escoges, pues las riquezas del cuerpo a las del alma antepones. Alá permita, enemiga, que te aborrezca y le adores, y que por celos suspires y por ausencia le llores, y que de noche no duermas, y de día no reposes, y en la cama le fastidies, y que en la mesa le enojes, y en las fiestas, en las zambras436, no se vista tus colores437, ni aun para verlas permita que a la ventana te asomes; y menosprecie en las cañas438, para que más te alborotes, el almaizar que le labres y la manga que le bordes;

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y se ponga de su amiga con la cifra de su nombre439, 436 437

zambras: fiestas moriscas. tus colores: los colores simbólicos que usaban los caballeros para expresar su

amor. 438

Que cuando salga al juego de cañas (especie de torneo que se hacía con cañas en vez de lanzas) no se vista el almaizar (especie de velo) que le has tejido y bordado. 439 cifra: frase simbólica, especie de jeroglífico significando el nombre de la amiga.

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a quien le dé los cautivos cuando de la guerra torne; y en batalla de cristianos de velle muerto te asombres, y plegue a Alá que suceda cuando la mano le tomes, que si le has de aborrecer, que largos años le goces, que es la mayor maldición que pueden darte los hombres». Con esto llegó a Jerez a la mitad de la noche; halló el palacio cubierto de luminarias y voces, y los moros fronterizos que por todas partes corren, con sus hachas encendidas y con libreas conformes.

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Delante del desposado en los estribos alzose; arrojole una lanzada de parte a parte pasole; alborotose la plaza, desnudó el moro un estoque, y por mitad de la gente hacia Sidonia volviose.

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*** Las pajas del pesebre, niño de Belén, hoy son flores y rosas, mañana serán hiel. Lloráis entre las pajas del frío que tenéis, hermoso niño mío, y de calor también.

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Dormid, cordero santo, mi vida, no lloréis, que si os escucha el lobo vendrá por vos, mi bien. Dormid entre las pajas, que aunque frías las veis, hoy son flores y rosas, mañana serán hiel. Las que para abrigaros tan blandas hoy se ven, serán mañana espinas en corona cruel.

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Mas no quiero deciros aunque vos lo sabéis, palabras de pesar en días de placer. Que aunque tan grandes deudas en paja las cobréis, hoy son flores y rosas, mañana serán hiel. Dejad el tierno llanto, divino Emanuel, que perlas entre pajas440 se pierden sin por qué. No piense vuestra madre que ya Jerusalén previene sus dolores y llore con José, que aunque pajas no sean corona para rey, hoy son flores y rosas, mañana serán hiel. ***

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perlas: metáforas para las lágrimas.

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Al poner a Cristo en la cruz. En tanto que el hoyo cavan a donde la cruz asienten, en que el Cordero levanten figurado por la sierpe441, aquella ropa inconsútil442 que de Nazareth ausente labró la hermosa María después de su parto alegre, de sus delicadas carnes quitan con manos aleves los camareros que tuvo443 Cristo al tiempo de su muerte. No bajan a desnudarle los espíritus celestes, sino soldados que luego sobre su ropa echan suertes. Quitáronle la corona, y abriéronse tantas fuentes, que todo el cuerpo divino cubre la sangre que vierten.

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Al despegarle la ropa las heridas reverdecen, pedazos de carne y sangre salieron entre los pliegues. Alma pegada en tus vicios, si no puedes, o no quieres despegarte tus costumbres, piensa en esta ropa, y puede.

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441 Dios mandó a Moisés hacer una serpiente de bronce y ponerla sobre un poste para curar las mordeduras de las serpientes después de que el pueblo hubo pecado: es imagen de Cristo puesto en la cruz. 442 El manto de Cristo, que no tenía costuras (inconsútil) y que se sortearon los soldados en la Pasión. 443 Los camareros ayudaban a vestir y desnudar a los señores. Ironía.

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A la sangrienta cabeza la dura corona vuelven, que para mayor dolor le coronaron dos veces. Asió la soga un soldado, tirando a Cristo, de suerte que donde va por su gusto quiere que por fuerza llegue. Dio Cristo en la cruz de ojos444, arrojado de la gente, que primero que la abrace, quieren también que la bese.

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¡Qué cama os está esperando, mi Jesús, bien de mis bienes, para que el cuerpo cansado siquiera a morir se acueste! ¡Oh, qué almohada de rosas las espinas os prometen!; ¡qué corredores dorados los duros clavos crueles! Dormid en ella, mi amor, para que el hombre despierte, aunque más dura se os haga que en Belén entre la nieve. Que en fin aquella tendría abrigo de las paredes, las tocas de vuestra madre, y el heno de aquellos bueyes. ¡Qué vergüenza le daría al Cordero santo el verse, siendo tan honesto y casto, desnudo entre tanta gente! ¡Ay divina madre suya!, si agora llegáis a verle 444

Dar de ojos es caer de bruces.

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en tan miserable estado, ¿quién ha de haber que os consuele? Mirad, reina de los cielos, si el mismo Señor es éste, cuyas carnes parecían de azucenas y claveles. Mas, ¡ay madre de piedad!, que sobre la cruz le tienden, para tomar la medida por donde los clavos entren. ¡Oh terrible desatino!, medir al inmenso quieren, pero bien cabrá en la cruz el que cupo en el pesebre. Ya Jesús está de espaldas, y tantas penas padece, que con ser la cruz tan dura, ya por descanso la tiene.

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Alma de pórfido y mármol, mientras en tus vicios duermes, dura cama tiene Cristo, no te despierte la muerte. *** A la muerte de Cristo nuestro señor. La tarde se escurecía entre la una y las dos, que viendo que el Sol se muere445, se vistió de luto el sol. Tinieblas cubren los aires, las piedras de dos en dos se rompen unas con otras, y el pecho del hombre no.

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445 Sol: metáfora para Cristo. Siguen detalles de la muerte de Cristo narrados en los Evangelios.

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Los ángeles de paz lloran con tan amargo dolor, que los cielos y la tierra conocen que muere Dios. Cuando está Cristo en la cruz diciendo al Padre, «Señor, ¿por qué me has desamparado?» ¡ay Dios, qué tierna razón!, ¿qué sentiría su madre, cuando tal palabra oyó, viendo que su hijo dice que Dios le desamparó?

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No lloréis Virgen piadosa, que aunque se va vuestro Amor, antes que pasen tres días volverá a verse con vos. ¿Pero cómo las entrañas, que nueve meses vivió, verán que corta la muerte fruto de tal bendición? «¡Ay hijo! —la Virgen dice—, ¿qué madre vio como yo tantas espadas sangrientas traspasar su corazón? ¿Dónde está vuestra hermosura? ¿quién los ojos eclipsó, donde se miraba el cielo como de su mismo autor? Partamos, dulce Jesús, el cáliz desta pasión, que vos le bebéis de sangre, y yo de pena y dolor. ¿De qué me sirvió guardaros de aquel rey que os persiguió446, 446

Herodes.

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si al fin os quitan la vida vuestros enemigos hoy?» Esto diciendo la Virgen Cristo el espíritu dio: alma, si no eres de piedra llora, pues la culpa soy.

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*** A mis soledades voy, de mis soledades vengo, porque para andar conmigo me bastan mis pensamientos. No sé qué tiene el aldea donde vivo y donde muero, que con venir de mí mismo, no puedo venir más lejos. Ni estoy bien ni mal conmigo; mas dice mi entendimiento que un hombre que todo es alma está cautivo en su cuerpo. Entiendo lo que me basta, y solamente no entiendo cómo se sufre a sí mismo un ignorante soberbio. De cuantas cosas me cansan, fácilmente me defiendo; pero no puedo guardarme de los peligros de un necio. Él dirá que yo lo soy, pero con falso argumento; que humildad y necedad no caben en un sujeto. La diferencia conozco, porque en él y en mí contemplo su locura en su arrogancia, mi humildad en mi desprecio. O sabe naturaleza más que supo en este tiempo, o tantos que nacen sabios

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es porque lo dicen ellos. «Sólo sé que no sé nada», dijo un filósofo, haciendo447 la cuenta con su humildad, adonde lo más es menos. No me precio de entendido, de desdichado me precio; que los que no son dichosos, ¿cómo pueden ser discretos? No puede durar el mundo, porque dicen, y lo creo, que suena a vidro quebrado y que ha de romperse presto. Señales son del Jüicio448 ver que todos le perdemos, unos por carta de más, otros por carta de menos. Dijeron que antiguamente se fue la Verdad al cielo449, tal la pusieron los hombres, que desde entonces no ha vuelto. En dos edades vivimos450 los propios y los ajenos: la de plata los estraños, y la de cobre los nuestros. ¿A quién no dará cuidado, si es español verdadero, ver los hombres a lo antiguo y el valor a lo moderno? Todos andan bien vestidos, 447

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Se atribuye a Sócrates. Juicio: Juicio final, fin del mundo. Señal del Juicio final es que todo el mundo pierde el juicio, se vuelve loco, y así no puede durar. 449 Hay muchas fábulas y apólogos en los que la Verdad (o la Justicia) se van al cielo y quedan en la tierra la mentira y la maldad. 450 Los poetas (sobre todo Virgilio) hablaban de cuatro edades del mundo, simbolizadas por metales: Oro, Plata, Bronce, Hierro. La más antigua, pura, perfecta y mejor era la de Oro, que fue degradándose hasta llegar a la del Hierro que siempre es la actual. 448

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y quéjanse de los precios, de medio arriba romanos451, de medio abajo romeros. Dijo Dios que comería452 su pan el hombre primero en el sudor de su cara por quebrar su mandamiento, y algunos inobedientes453 a la vergüenza y al miedo, con las prendas de su honor han trocado los efetos. Virtud y filosofía peregrinan como ciegos; el uno se lleva al otro, llorando van y pidiendo. Dos polos tiene la tierra, universal movimiento: la mejor vida el favor, la mejor sangre el dinero. Oigo tañer las campanas y no me espanto, aunque puedo, que en lugar de tantas cruces haya tantos hombres muertos. Mirando estoy los sepulcros cuyos mármoles eternos están diciendo sin lengua que no lo fueron sus dueños. ¡Oh bien haya quien los hizo!, porque solamente en ellos de los poderosos grandes se vengaron los pequeños. Fea pintan a la Envidia; yo confieso que la tengo454

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451 romanos, romeros: bien vestidos por un lado, pero miserables y pobres por otro: todo es apariencia y vanidad. 452 En Génesis, 3, 19. 453 Algunos comen el pan prostituyendo a sus mujeres (con las prendas de su honor). 454 Tiene envidia de los que no se preocupan de saber vidas ajenas.

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de unos hombres que no saben quién vive pared en medio. Sin libros y sin papeles, sin tratos, cuentas ni cuentos, cuando quieren escribir, piden prestado el tintero. Sin ser pobres ni ser ricos, tienen chimenea y huerto; no los despiertan cuidados, ni pretensiones ni pleitos. Ni murmuraron del grande, ni ofendieron al pequeño; nunca, como yo, firmaron parabién, ni Pascuas dieron. Con esta envidia que digo, y lo que paso en silencio, a mis soledades voy, de mis soledades vengo.

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*** Pobre barquilla mía, entre peñascos rota, sin velas desvelada, y entre las olas sola: ¿adónde vas perdida?, ¿adónde, di, te engolfas?455, que no hay deseos cuerdos con esperanzas locas. Como las altas naves, te apartas animosa de la vecina tierra, y al fiero mar te arrojas. Igual en las fortunas, mayor en las congojas, pequeño en las defensas incitas a las ondas. Advierte que te llevan 455

engolfarse: meterse en alta mar.

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a dar entre las rocas de la soberbia envidia, naufragio de las honras. Cuando por las riberas andabas costa a costa, nunca del mar temiste las iras procelosas456. Segura navegabas, que por la tierra propia nunca el peligro es mucho adonde el agua es poca. Verdad es que en la patria457 no es la virtud dichosa, ni se estimó la perla hasta dejar la concha. Dirás que muchas barcas con el favor en popa, saliendo desdichadas, volvieron venturosas. No mires los ejemplos de las que van y tornan, que a muchas ha perdido la dicha de las otras. Para los altos mares458 no llevas cautelosa ni velas de mentiras ni remos de lisonjas. ¿Quién te engañó, barquilla? Vuelve, vuelve la proa, que presumir de nave fortunas ocasiona459. ¿Qué jarcias te entretejen?460 456

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procelosas: tormentosas. Motivo de que en la propia patria no se reconocen los méritos. Solo se estima la perla (los méritos) cuando deja la concha (su tierra). 458 altos: profundos, sentido etimológico. Se refiere simbólicamente, como en todo el poema, a la corte y ambientes de los poderosos. 459 fortunas: tormentas, desdichas. 460 jarcias: cordajes de la nave. 457

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¿Qué ricas banderolas azote son del viento y de las aguas sombra? ¿En qué gavia descubres461 del árbol alta copa, la tierra en perspectiva, del mar incultas orlas? ¿En qué celajes fundas462 que es bien echar la sonda cuando, perdido el rumbo, erraste la derrota? Si te sepulta arena, ¿qué sirve fama heroica?, que nunca desdichados sus pensamientos logran. ¿Qué importa que te ciñan ramas verdes o rojas? 463, que en selvas de corales salado césped brota. Laureles de la orilla464 solamente coronan navíos de alto borde que jarcias de oro adornan. No quieras que yo sea por tu soberbia pompa Faetonte de barqueros465 que los laureles lloran. Pasaron ya los tiempos cuando, lamiendo rosas, el céfiro bullía y suspiraba aromas. Ya fieros huracanes 461 462 463 464

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gavia: especie de cesta donde se coloca el vigía. celajes: colores, velos, efectos de luz en el aire. Coronas de laurel o de coral. Solo para los grandes se reconocen los méritos y se reservan las coronas de

laurel. 465 Faetonte: quiso conducir el carro del sol y por su falta de habilidad quemaba o helaba la tierra; fue fulminado por Júpiter. Es símbolo de temerarios.

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tan arrogantes soplan, que salpicando estrellas del sol la frente mojan. Ya los valientes rayos466 de la vulcana forja467, en vez de torres altas abrasan pobres chozas. Contenta con tus redes, a la playa arenosa mojado me sacabas; pero vivo, ¿qué importa? Cuando de rojo nácar se afeitaba la aurora468, más peces te llenaban que ella lloraba aljófar469. Al bello sol que adoro enjuta ya la ropa nos daba una cabaña la cama de sus hojas. Esposo me llamaba, yo la llamaba esposa, parándose de envidia la celestial antorcha. Sin pleito, sin disgusto, la muerte nos divorcia: ¡ay de la pobre barca que en lágrimas se ahoga! Quedad sobre el arena, inútiles escotas470; que no ha menester velas quien a su bien no torna. Si con eternas plantas 466

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valientes: fuertes, poderosos. vulcana forja: la fragua de Vulcano, que forjaba los rayos de Júpiter. El rayo caía en los edificios altos, respetando a los pobres, pero en estos tiempos cae sobre las chozas. 468 afeitaba: ponía cosméticos; alude a los colores del amanecer. 469 aljófar: perla pequeña; metáfora del rocío mañanero. 470 escota: un tipo de cuerda para manejar las velas. 467

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las fijas luces doras, ¡oh dueño de mi barca!, y en dulce paz reposas, merezca que le pidas al bien que eterno gozas que adonde estás me lleve más pura y más hermosa. Mi honesto amor te obligue, que no es digna vitoria para quejas humanas ser las deidades sordas. ¡Mas ay, que no me escuchas! Pero la vida es corta: viviendo, todo falta; muriendo, todo sobra.

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*** Otros poemas A la muerte de Carlos Félix471 Éste de mis entrañas dulce fruto, con vuestra bendición, oh Rey eterno, ofrezco humildemente a vuestras aras; que si es de todos el mejor tributo un puro corazón humilde y tierno, y el más precioso de las prendas caras, no las aromas raras entre olores fenicios472 y licores sabeos, os rinden mis deseos por menos olorosos sacrificios, sino mi corazón, que Carlos era,473 que en el que me quedó menos os diera. 471

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Hijo de Lope que murió de niño en 1612. Los aromas y perfumes fenicios y de Saba (sabeos) eran famosos. 473 Ofrece a Dios su corazón, que era su hijo: Carlos Félix era corazón de Lope más aún que el órgano vital propio (que le queda al padre). 472

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Diréis, Señor, que en daros lo que es vuestro ninguna cosa os doy, y que querría 15 hacer virtud necesidad tan fuerte, y que no es lo que siento lo que muestro, pues anima su cuerpo el alma mía y se divide entre los dos la muerte. Confieso que de suerte 20 vive a la suya asida que cuanto a la vil tierra que el ser mortal encierra, tuviera más contento de su vida; mas cuanto al alma ¿qué mayor consuelo 25 que lo que pierdo yo me gane el cielo? Póstrese nuestra vil naturaleza a vuestra voluntad, imperio sumo, autor de nuestro límite, Dios santo; no repugne jamás nuestra bajeza, sueño de sombra, polvo, viento y humo, a lo que vos queréis, que podéis tanto; afréntese del llanto injusto, aunque forzoso, aquella inferior parte que a la sangre reparte materia de dolor tan lastimoso, porque donde es inmensa la distancia474 como no hay proporción, no hay repugnancia.

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[…] Y vos, dichoso niño, que en siete años475 que tuvistes de vida, no tuvistes con vuestro padre inobediencia alguna, corred con vuestro ejemplo mis engaños,476 serenad mis paternos ojos tristes, pues ya sois sol donde pisáis la luna; 474

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No se puede medir la distancia entre el hombre y Dios, no hay proporción y no se puede juzgar contradicción ni repugnancia porque son dimensiones de naturaleza diferente. 475 Suprimo algunos versos pero la numeración corresponde al texto original. 476 corred: avergonzad.

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de la primera cuna a la postrera cama no distes sola un hora 100 de disgusto, y agora parece que le dais, si así se llama lo que es pena y dolor de parte nuestra, pues no es la culpa, aunque es la causa, vuestra. Cuando tan santo os vi, cuando tan cuerdo, 105 conocí la vejez que os inclinaba a los fríos umbrales de la muerte; luego lloré lo que ahora gano y pierdo, y luego dije: «Aquí la edad acaba477, porque nunca comienza desta suerte». 110 ¿Quién vio rigor tan fuerte y de razón ajeno, temer por bueno y santo lo que se amaba tanto? Mas no os temiera yo por santo y bueno,478 115 si no pensara el fin que prometía, quien sin el curso natural vivía. Yo para vos los pajarillos nuevos, diversos en el canto y las colores, encerraba, gozoso de alegraros; yo plantaba los fértiles renuevos de los árboles verdes, yo las flores en quien mejor pudiera contemplaros, pues a los aires claros del alba hermosa apenas salistes, Carlos mío, bañado de rocío, cuando marchitas las doradas venas, el blanco lirio convertido en hielo, cayó en la tierra, aunque traspuesto al cielo. 477

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Al verlo tan sensato temió que moriría, pues se portaba como un anciano, no como un niño. 478 Parece absurdo temer por la virtud del niño, pero en realidad no habría temido si no sospechara que una cosa tan fuera de lo natural anunciaba la muerte del pequeño: eso es lo que le causaba miedo.

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¡Oh qué divinos pájaros agora, Carlos, gozáis, que con pintadas alas discurren por los campos celestiales en el jardín eterno, que atesora por cuadros ricos de doradas salas479 más hermosos jacintos orientales, adonde a los mortales ojos la luz excede! ¡Dichoso yo que os veo donde está mi deseo y donde no tocó pesar, ni puede; que sólo con el bien de tal memoria toda la pena me trocáis en gloria!

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¿Qué me importara a mí que os viera puesto a la sombra de un príncipe en la tierra, 145 480 pues Dios maldice a quien en ellos fía , ni aun ser el mismo príncipe compuesto de aquel metal del sol, del mundo guerra481, que tantas vidas consumir porfía? La breve tiranía, 150 la mortal hermosura, la ambición de los hombres con títulos y nombres que la lisonja idolatrar procura, al expirar la vida ¿en qué se vuelven, 155 si al fin en el principio se resuelven? Hijo, pues, de mis ojos, en buen hora vais a vivir con Dios eternamente y a gozar de la patria soberana. ¡Cuán lejos, Carlos venturoso, agora de la impiedad de la ignorante gente y los sucesos de la vida humana, sin noche, sin mañana, 479

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cuadro: parte de un jardín. Ver Jeremías 17, 5-10, donde el profeta maldice a quien fíe de los hombres y no de Dios. 481 El oro se creía engendrado en las minas por influjo del sol; es el metal del sol que causa la guerra por la codicia y ambición. 480

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sin vejez siempre enferma, que hasta el sueño fastidia, sin que la fiera envidia de la virtud a los umbrales duerma, del tiempo triunfaréis, porque no alcanza482 donde cierran la puerta a la esperanza! La inteligencia que los orbes mueve483 a la celeste máquina divina484 dará mil tornos con su hermosa mano, fuego el León, el Sagitario nieve485; y vos, mirando aquella esencia trina486, ni pasaréis invierno ni verano, y desde el soberano lugar que os ha cabido, los bellísimos ojos, paces de mis enojos, humillaréis a vuestro patrio nido487, y si mi llanto vuestra luz divisa, los dos claveles bañaréis en risa. Yo os di la mejor patria que yo pude para nacer, y agora en vuestra muerte, entre santos dichosa sepultura; resta que vos roguéis a Dios que mude mi sentimiento en gozo, de tal suerte que a pesar de la sangre que procura488 cubrir de noche escura la luz de esta memoria, 482

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En la vida eterna no hay tiempo ni los males que acarrea. En el cielo está cerrada la puerta a la esperanza porque ya se posee el bien y la esperanza allí no tiene sentido. 483 La inteligencia divina. 484 máquina: se aplica a menudo al universo. 485 Pasarán las estaciones del año: el sol en el signo de Leo o Sagitario corresponden al verano y al invierno. 486 esencia trina: conocerá el misterio de la Santísima Trinidad. 487 Mirará hacia abajo, hacia la tierra, y observará riendo el llanto del padre, porque comprenderá lo que el padre no comprende, y juzgará las cosas desde una sabiduría que el mortal no alcanza. 488 la sangre: el sentimiento humano natural.

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viváis vos en la mía; que espero que algún día la que me da dolor me dará gloria, viendo al partir de aquesta tierra ajena489, que no quedáis adonde todo es pena. *** —Velador que el castillo velas490, vélale bien y mira por ti, que velando en él me perdí. Mira las campañas llenas de tanto enemigo armado. —Ya estoy, amor, desvelado de velar en las almenas. —Ya que las campanas suenan toma ejemplo y mira en mí, que velando en él me perdí.

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*** Deja las avellanicas, moro,491 que yo me las varearé tres y cuatro en un pimpollo, que yo me las varearé. Al agua de Dinadámar, que yo me las varearé allí estaba una cristiana, que yo me las varearé cogiendo estaba avellanas, que yo me las varearé; el moro llegó a ayudarla, que yo me las varearé, y respondiole enojada, que yo me las varearé, deja las avellanicas, moro, que yo me las varearé, tres y cuatro en un pimpollo, 489

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Viendo que el hijo ha ido al cielo, sin quedarse en un lugar donde todo es trabajos y fatigas (la vida terrena). 490 Letra para cantar de la comedia Las almenas de Toro. 491 De la comedia El villano en su rincón.

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que yo me las varearé. Era el árbol tan famoso, que yo me las varearé que las ramas eran de oro, que yo me las varearé, de plata tenía el tronco, que yo me las varearé hojas que le cubren todo, que yo me las varearé, eran de rubíes rojos, que yo me las varearé. Puso el moro en él los ojos, que yo me las varearé, quisiera gozarle solo, que yo me las varearé, mas díjole con enojo, que yo me las varearé, deja las avellanicas, moro, que yo me las varearé, tres y cuatro en un pimpollo, que yo me las varearé.

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*** niña492,

Íbase la noche de San Juan, a coger los aires al fresco del mar; miraba los barcos que remando van cubiertos de flores, flores de azahar. Salió un caballero por el arenal, dijérale amores, cortés y galán. Respondiole esquiva, quísola abrazar; 492

De la comedia El valor de las mujeres.

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con temor que tiene huyendo se va. Saliole al camino otro: por burlar las hermosas manos le quiere tomar.

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Entre estos desvíos perdidos se han sus ricos zarcillos493; vanlos a buscar. «¡Dejadme llorar, orillas del mar!» «¡Por aquí, por allí los vi, por aquí deben de estar!» Lloraba la niña, no los puede hallar, danle para ellos, quiérenla engañar. «¡Dejadme llorar, orillas del mar!» «¡Por aquí, por allí los vi, por aquí deben de estar!» «Tomad, niña, el oro y no lloréis más, que todas las niñas nacen en tomar,

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que las que no toman después llorarán el no haber tomado en su verde edad. La que se quisiere holgar dos hombres ha menester; el uno para querer y el otro para pelar»494. 493 494

Simbolismo erótico: sugiere la pérdida de la virginidad. pelar: quitarle el dinero.

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Tomó la niña el dinero y rogáronle que baile, y como era nueva en él así dijo que cantasen: «Yo no sé cómo bailan aquí, que en mi tierra no bailan así. En mi tierra bailan de otra manera, porque los dineros hacen dar vueltas; porque no me suenan ni sus armas vi495; yo no sé cómo bailan aquí, que en mi tierra no bailan así».

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*** Al cabo de los años mil496, vuelven las aguas por do suelen ir. Humildes se hacen, altos se reprueban, unos se renuevan y otros se deshacen; como mueren nacen, porque, con vivir, al cabo de los años mil, vuelven las aguas por do suelen ir. Otra vez se ve lo que no se espera, lo que ya no era vuelve a lo que fué; nadie triste esté, que si da en sufrir, al cabo de los años mil vuelven las aguas por do suelen ir. *** 495 496

armas: las del sello de las monedas. De la comedia Los Ponces de Barcelona.

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Arte nuevo de hacer comedias en este tiempo497 Mándanme, ingenios nobles, flor de España, —que en esta junta y Academia insigne, en breve tiempo excederéis no sólo a las de Italia, que envidiando a Grecia498, ilustró Cicerón del mismo nombre499, 5 junto al Averno lago, sino Atenas, adonde en su platónico Liceo, se vio tan alta junta de filósofos— que un arte de comedias os escriba que al estilo del vulgo se reciba. 10 Fácil parece este sujeto, y fácil500 fuera para cualquiera de vosotros que ha escrito menos de ellas, y más sabe del arte de escribirlas y de todo, que lo que a mí me daña en esta parte es haberlas escrito sin el arte, no porque yo ignorase los preceptos, gracias a Dios, que ya tirón gramático501 pasé los libros que trataban de esto502 antes que hubiese visto al sol diez veces discurrir desde el Aries a los Peces, mas porque en fin hallé que las comedias estaban en España en aquel tiempo, no como sus primeros inventores pensaron que en el mundo se escribieran, 497

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Poema didáctico sobre la forma de escribir comedias. La primera parte es una especie de historia erudita del teatro antiguo. Después Lope da sus propias ideas. Es poema con muchos elementos irónicos y que dirige a la Academia de Madrid, una reunión de poetas en la se leían y comentaban las obras de los participantes. No se anotan muchos detalles eruditos que no tienen demasiado interés para la comprensión del poema. 498 de Italia: las Academias se desarrollaron en Italia. 499 Cicerón fundó dos academias. 500 sujeto: tema de la composición. 501 tirón: aprendiz. 502 Estudié estas materias antes de tener diez años (el sol tarda un año en pasar de Aries a Piscis).

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mas como las trataron muchos bárbaros que enseñaron el vulgo a sus rudezas, y así se introdujeron de tal modo que quien con arte agora las escribe muere sin fama y galardón, que puede, entre los que carecen de su lumbre, mas que razón y fuerza la costumbre. Verdad es que yo he escrito algunas veces siguiendo el arte que conocen pocos, mas luego que salir por otra parte veo los monstruos de apariencias llenos503 adonde acude el vulgo y las mujeres que este triste ejercicio canonizan, a aquel hábito bárbaro me vuelvo, y cuando he de escribir una comedia, encierro los preceptos con seis llaves, saco a Terencio y Plauto de mi estudio para que no me den voces, que suele dar gritos la verdad en libros mudos, y escribo por el arte que inventaron los que el vulgar aplauso pretendieron porque como las paga el vulgo, es justo hablarle en necio para darle gusto. Ya tiene la comedia verdadera504 su fin propuesto como todo género de poema o poesis, y este ha sido imitar las acciones de los hombres, y pintar de aquel siglo las costumbres. También cualquiera imitación poética se hace de tres cosas, que son: plática, verso dulce, armonía —o sea la música—, que en esto fue común con la tragedia, sólo diferenciándola en que trata las acciones humildes y plebeyas,

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503 Alusión a las comedias con aparato escenográfico y «apariencias» (mecanismos de apariciones y desapariciones). 504 Empieza la parte erudita donde Lope demuestra que sabe su teoría.

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y la tragedia las reales y altas. ¡Mirad si hay en las nuestras pocas faltas! Acto fueron llamadas, porque imitan las vulgares acciones y negocios, Lope de Rueda fue en España ejemplo de estos preceptos y hoy se ven impresas sus comedias de prosa tan vulgares que introduce mecánicos oficios505 y el amor de una hija de un herrero; 506 de donde se ha quedado la costumbre de llamar entremeses las comedias507 antiguas, donde está en su fuerza el arte siendo una acción, y entre plebeya gente, porque entremés de rey jamás se ha visto, y aquí se ve que el arte por bajeza de estilo vino a estar en tal desprecio, y el rey en la comedia para el necio. Aristóteles pinta en su Poética, puesto que escuramente, su principio508; la contienda de Atenas y Megara sobre cuál de ellos fue inventor primero; los megarenses dicen que Epicarmo, aunque Atenas quisiera que Magnetes; Elio Donato dice que tuvieron509 principio en los antiguos sacrificios; da por autor de la tragedia a Tespis, siguiendo a Horacio que lo mismo afirma, como de las comedias a Aristófanes; Homero a imitación de la comedia la Odisea compuso, mas la Ilíada de la tragedia fue famoso ejemplo,

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505 Oficios mecánicos son los manuales, propios de gente plebeya, de baja condición social, propia de la comedia. 506 En la comedia Armelina de Lope de Rueda. 507 Las comedias antiguas se parecían a los entremeses del Siglo de Oro: los entremeses de la época de Lope correspondían al concepto de la comedia antigua. 508 puesto que: aunque. 509 Elio Donato: un gramático del siglo IV que comentó a Terencio.

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a cuya imitación llamé epopeya a mi Jerusalén y añadí trágica, y así a su Infierno, Purgatorio y Cielo del célebre poeta Dante Alígero llaman comedia todos comúnmente y el Maneti en su prólogo lo siente510. Ya todos saben qué silencio tuvo por sospechosa un tiempo la comedia, y que de allí nació también la sátira que siendo más crüel cesó más presto, y dio licencia a la comedia nueva. Los coros fueron los primeros; luego de las figuras se introdujo el número, pero Menandro a quién siguió Terencio por enfadosos despreció los coros. Terencio fue más visto en los preceptos511, pues que jamás alzó el estilo cómico a la grandeza trágica, que tantos reprehendieron por vicioso en Plauto, porque en esto Terencio fue más cauto. Por argumento la tragedia tiene la historia y la comedia el fingimiento; por eso fue llamada planipedia512, del argumento humilde, pues la hacía sin coturno y teatro el recitante513. Hubo comedias paliatas, mimos, togatas, atelanas, tabernarias, que también eran como agora varias. Con ática elegancia los de Atenas reprehendían vicios y costumbres con las comedias y a los dos autores del verso, y de la acción daban sus premios.

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Maneti: humanista florentino que escribió una biografía de Dante. más visto: más cuidadoso. planipedia: baja (se refiere a la comedia). coturno: calzado alto de los actores trágicos.

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Por eso Tulio las llamaba espejo514 de las costumbres, y una viva imagen de la verdad, altísimo atributo, en que corre parejas con la historia; mirad si es digna de corona y gloria. Pero ya me parece estáis diciendo, que es traducir los libros y cansaros pintaros esta máquina confusa515. Creed que ha sido fuerza que os trujese a la memoria algunas cosas de éstas, porque veáis que me pedís que escriba arte de hacer comedias en España donde cuanto se escribe es contra el arte; y que decir cómo serán agora contra el antiguo y que en razón se funda, es pedir parecer a mi experiencia, no al arte, porque el arte verdad dice que el ignorante vulgo contradice.

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Si pedís arte, yo os suplico, ingenios, que leáis al doctísimo utinense516 Robortelo, y veréis sobre Aristóteles —y a parte en lo que escribe de comedia—cuanto por muchos libros hay difuso, 145 que todo lo de agora está confuso. Si pedís parecer de las que agora están en posesión, y que es forzoso que el vulgo con sus leyes establezca la vil quimera deste monstruo cómico, diré el que tengo, y perdonad, pues debo obedecer a quien mandarme puede, que dorando el error del vulgo quiero deciros de qué modo las querría,

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Tulio: Cicerón llamaba a la comedia imitación de la vida, espejo de las costumbres, imagen de la verdad. Como en todo este pasaje Lope toma sus datos de Donato, y otros tratadistas como el italiano Robortello. 515 máquina: conjunto de cosas. 516 utinense Robortello (1516-1567): comentarista muy famoso de Aristóteles.

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ya que seguir el arte no hay remedio, en estos dos extremos dando un medio. Elíjase el sujeto y no se mire, (perdonen los preceptos) si es de reyes, aunque por esto entiendo que el prudente Felipe, rey de España y señor nuestro, en viendo un rey en ellos se enfadaba, o fuese el ver que al arte contradice, o que la autoridad real no debe andar fingida entre la humilde plebe. Esto es volver a la comedia antigua donde vemos que Plauto puso dioses como en su Anfitrión lo muestra Júpiter. Sabe Dios que me pesa de aprobarlo, porque Plutarco hablando de Menandro, no siente bien de la comedia antigua, mas pues del arte vamos tan remotos y en España le hacemos mil agravios, cierren los doctos esta vez los labios. Lo trágico y lo cómico mezclado, y Terencio con Séneca, aunque sea como otro Minotauro de Pasife517 harán grave una parte, otra ridícula, que aquesta variedad deleita mucho. Buen ejemplo nos da naturaleza, que por tal variedad tiene belleza.

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Adviértase que sólo este tenga una acción, mirando que la fábula519 de ninguna manera sea episódica, quiero decir inserta de otras cosas que del primero intento se desvíen, ni que de ella se pueda quitar miembro

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517 El Minotauro tenía cabeza de toro y cuerpo de hombre: así la comedia mezcla elementos diversos, trágicos y cómicos. 518 Habla en este pasaje de las unidades dramáticas de acción y tiempo. 519 La unidad de acción significa que la obra no debe tener episodios superfluos: podría tener dos o más acciones siempre que estén ligadas de tal modo que tengan unidad.

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que del contexto no derriba el todo. No hay que advertir que pase en el período de un sol, aunque es consejo de Aristóteles porque ya le perdimos el respeto, cuando mezclamos la sentencia trágica a la humildad de la bajeza cómica. Pase en el menos tiempo que ser pueda, si no es cuando el poeta escriba historia en que hayan de pasar algunos años, que estos podrá poner en las distancias de los dos actos, o si fuere fuerza hacer algún camino una figura, cosa que tanto ofende quien lo entiende, pero no vaya a verlas quien se ofende.

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¡Oh, cuántos de este tiempo se hacen cruces de ver que han de pasar años en cosa que un día artificial tuvo de término520, que aun no quisieron darle el matemático!; porque, considerando que la cólera 205 de un español sentado no se templa si no le representan en dos horas hasta el final jüicio desde el Génesis, yo hallo que si allí se ha de dar gusto, con lo que se consigue es lo más justo. 210 El sujeto elegido escriba en prosa521 y en tres actos de tiempo le reparta procurando si puede en cada uno no interrumpir el término del día. El capitán Virués, insigne ingenio522, puso en tres actos la comedia, que antes andaba en cuatro, como pies de niño que eran entonces niñas las comedias, y yo las escribí de once y doce años 520

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día artificial: el tiempo que dura la luz del sol; día matemático: veinticuatro

horas. 521 escriba en prosa: el poeta debe escribir una especie de plan, resumen o guión de la obra en prosa, para luego desarrollar la acción completa en verso. 522 Cristóbal de Virués, poeta valenciano autor de diversas obras dramáticas.

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de a cuatro actos y de a cuatro pliegos523 porque cada acto un pliego contenía. y era que entonces en las tres distancias se hacían tres pequeños entremeses, y agora apenas uno, y luego un baile, aunque el baile le es tanto en la comedia que le aprueba Aristóteles, y tratan Ateneo, Platón, y Xenofonte524 puesto que reprehende el deshonesto525; y por esto se enfada de Calípides, con que parece imita el coro antiguo. Dividido en dos partes el asunto526, ponga la conexión desde el principio hasta que vaya declinando el paso; pero la solución no la permita hasta que llegue a la postrera escena, porque en sabiendo el vulgo el fin que tiene vuelve el rostro a la puerta y las espaldas al que esperó tres horas cara a cara; que no hay más que saber que en lo que para.

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Quede muy pocas veces el teatro527 sin persona que hable, porque el vulgo en aquellas distancias se inquïeta, y gran rato la fábula se alarga; que, fuera de ser esto un grande vicio528, aumenta mayor gracia y artificio.

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523 cuatro pliegos: 32 páginas. Las comedias normales de Lope tienen unas 100 páginas manuscritas. 524 Este Platón es un comediógrafo del mismo nombre que el famoso filósofo (Lope cita aquí a Robortello, el tratadista italiano). Calípides es un actor de la Atenas del siglo V antes de C. 525 Reprende el baile indecente, obsceno, que preocupaba a los censores y moralistas también del siglo XVII. 526 Siguiendo a Robortello, habla Lope de dos partes: planteamiento o desarrollo (conexión) y desenlace. El desenlace ha de atrasarse lo más posible, porque el espectador del Siglo de Oro, en sabiendo el final, se iba del teatro. 527 teatro: escenario. 528 Entiéndase que el grande vicio es dejar el escenario vacío, cosa que aburre a la gente; lo que aumenta la gracia y artificio es organizar la acción sin tiempos vacíos. Hay un anacoluto en la sintaxis.

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Comience, pues, y con lenguaje casto529; no gaste pensamientos ni conceptos en las cosas domésticas, que sólo ha de imitar de dos o tres la plática; mas cuando la persona que introduce persüade, aconseja, o disüade, allí ha de haber sentencias y conceptos, porque se imita la verdad sin duda, pues habla un hombre en diferente estilo del que tiene vulgar cuando aconseja, persüade o aparta alguna cosa. Dionos ejemplo Arístides retórico530, porque quiere que el cómico lenguaje sea puro, claro, fácil, y aun añade que se tome del uso de la gente, haciendo diferencia al que es político, porque serán entonces las dicciones espléndidas, sonoras y adornadas. No traya la Escritura, ni el lenguaje531 ofenda con vocablos exquisitos, porque si ha de imitar a los que hablan, no ha de ser por Pancayas, por Metauros532, hipogrifos, semones y centauros. Si hablare el rey, imite cuanto pueda la gravedad real; si el viejo hablare procure una modestia sentenciosa; describa los amantes con afectos que muevan con extremo a quien escucha; los soliloquios pinte de manera que se transforme todo el recitante, 529 530

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casto: natural, llano, sin afectaciones ni retóricas cultas. Arístides: retórico griego del siglo II d. d. C. Sigue Lope otra vez a Roborte-

llo. 531 No debe citarse la Biblia o Sagrada Escritura ni usar vocablos extraños como los que ejemplifica luego (Pancayas, Metauros, etc.). 532 Pancaya: isla fabulosa que cita Vigilio, Metauro: río de Italia; hipogrifo: animal fabuloso mezcla de águila, león y caballo; semones: semidioses; centauro: monstruo mezcla de hombre y caballo. Son todas referencias cultas, mitológicas o eruditas que deben evitarse en la comedia.

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y con mudarse a sí, mude al oyente. Pregúntese y respóndase a sí mismo, y si formare quejas, siempre guarde el debido decoro a las mujeres. Las damas no desdigan de su nombre, y si mudaren traje, sea de modo que pueda perdonarse, porque suele el disfraz varonil agradar mucho. Guárdese de imposibles, porque es máxima que sólo ha de imitar lo verisímil: el lacayo no trate cosas altas, ni diga los conceptos que hemos visto en algunas comedias extranjeras; y, de ninguna suerte, la figura se contradiga en lo que tiene dicho, quiero decir, se olvide, como en Sófocles se reprehende no acordarse Edipo del haber muerto por su mano a Layo. Remátense las escenas con sentencia, con donaire, con versos elegantes, de suerte que al entrarse el que recita no deje con disgusto el auditorio. En el acto primero ponga el caso, en el segundo enlace los sucesos de suerte que hasta el medio del tercero apenas juzgue nadie en lo que para. Engañe siempre el gusto, y donde vea que se deja entender alguna cosa dé muy lejos de aquello que promete. Acomode los versos con prudencia a los sujetos de que va tratando. Las décimas son buenas para quejas; el soneto está bien en los que aguardan; las relaciones piden los romances, aunque en octavas lucen por extremo. Son los tercetos para cosas graves, y para las de amor las redondillas. Las figuras retóricas importan como repetición, o anadiplosis,

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y en el principio de los mismos versos, aquellas relaciones de la anáfora, las ironías, y adubitaciones, apóstrofes también y exclamaciones. El engañar con la verdad es cosa que ha parecido bien, como lo usaba en todas sus comedias Miguel Sánchez,533 digno por la invención de esta memoria. Siempre el hablar equívoco ha tenido, y aquella incertidumbre anfibológica, gran lugar en el vulgo, porque piensa que él sólo entiende lo que el otro dice. Los casos de la honra son mejores, porque mueven con fuerza a toda gente,534 con ellos las acciones virtüosas, que la virtud es dondequiera amada, pues que vemos, si acaso un recitante hace un traidor, es tan odioso a todos que lo que va a comprar no se lo venden, y huye el vulgo de él cuando le encuentra, y si es leal, le prestan y convidan, y hasta los principales le honran y aman, le buscan, le regalan y le aclaman. Tenga cada acto cuatro pliegos solos, que doce están medidos con el tiempo, y la paciencia de él que está escuchando. En la parte satírica no sea claro ni descubierto, pues que sabe, que por ley se vedaron las comedias por esta causa en Grecia y en Italia. Pique sin odio, que si acaso infama, ni espere aplauso ni pretenda fama.

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Éstos podéis tener por aforismos, los que del arte no tratáis antiguo 533 Miguel Sánchez: dramaturgo del XVI del que solo se conservan dos comedias, en las que no aparece este recurso que elogia Lope. 534 mueven: conmueven, emocionan.

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que no da más lugar agora el tiempo, pues lo que les compete a los tres géneros535 del aparato que Vitrubio dice, toca al autor, como Valerio Máximo536 Pedro Crinito, Horacio en sus Epístolas, y otros los pintan con sus lienzos y árboles, cabañas, casas y fingidos mármoles. Los trajes nos dijera Julio Póllux537, si fuera necesario, que en España es de las cosas bárbaras que tiene la comedia presente recibidas, sacar un turco un cuello de cristiano, y calzas atacadas un romano538. Mas ninguno de todos llamar puedo más bárbaro que yo, pues contra el arte me atrevo a dar preceptos, y me dejo llevar de la vulgar corriente adonde me llamen ignorante Italia y Francia. Pero, ¿qué puedo hacer si tengo escritas con una que he acabado esta semana cuatrocientas y ochenta y tres comedias? Porque fuera de seis, las demás todas pecaron contra el arte gravemente. Sustento en fin lo que escribí, y conozco que aunque fueran mejor de otra manera, no tuvieran el gusto que han tenido

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tres géneros del aparato: cada uno de los géneros satírico, cómico y trágico tenía una escenografía diferente, Vitrubio, arquitecto del siglo I d. C. trata de estos tipos de escenarios. Sigue citando Lope a Robortello. 536 toca al autor: corresponde al autor (en el sentido que esta palabra tenía en el Siglo de Oro de director y empresario teatral), no al poeta. Por eso Lope no se detiene a hablar de los aspectos escenográficos: eso es cosa de los actores y sobre todo de su director (o autor de comedias). De estas cuestiones hablan Valerio Máximo, historiador del siglo I; Pedro Crinito, humanista italiano, y Horacio. 537 Póllux: gramático griego del siglo II, que comenta el vestuario del teatro en un diccionario que cita Robortello. 538 calzas atacadas: una especie de calzones que se ataban (atacaban) con unas correas y cintas; era vestimenta típica del Siglo de Oro.

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porque a veces lo que es contra lo justo por la misma razón deleita el gusto. Humanae cur sit speculum comedia vitae539 quaeve ferat iuveni, commoda quaeve seni; quid praeter lepidosque sales, excultaque verba et genus eloquii purius inde petas; quae gravia in mediis ocurrant lusibus, et quae iucundis, passim seria mixta iocis; quam sint fallaces servi, quam improba semper fraudeque et omnigenis foemina plena dolis, quam miser infelix stultus, et ineptus amator, quam vix succedant, quae bene coepta putes.

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Oye atento y del arte no disputes, que en la comedia se hallará de modo que oyéndola se pueda saber todo.

FRANCISCO DE QUEVEDO

Poemas éticos, morales y religiosos Represéntase la brevedad de lo que se vive y cuán nada parece lo que se vivió. ¡Ah de la vida!… ¿Nadie me responde? ¡Aquí de los antaños que he vivido! La Fortuna mis tiempos ha mordido, 539 Traduzco libremente: «Quieres saber si la comedia es espejo de la vida humana; qué beneficios trae a jóvenes y viejos; qué ofrece además de la gracia de sus sales y de sus elegantes palabras; qué cosas graves en medio de las bromas y qué asuntos serios mezcla con los chistes; lo mentirosos que son los criados y lo engañosa que siempre es la mujer; y qué infeliz es el pobre enamorado tonto y necio; cómo se embrolla lo que empieza bien». No tenemos certeza de quién es el autor de estos dísticos latinos, quizá un humanista amigo de Lope.

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las horas mi locura las esconde. ¡Que sin poder saber cómo ni adónde la salud y la edad se hayan huido! Falta la vida, asiste lo vivido, y no hay calamidad que no me ronde. Ayer se fue; mañana no ha llegado; hoy se está yendo sin parar un punto: soy un fue y un será y un es cansado. En el hoy y mañana y ayer, junto pañales y mortaja, y he quedado presentes sucesiones de difunto.

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Enseña a morir antes y que la mayor parte de la muerte es la vida, y ésta no se siente, y la menor, que es el último suspiro, es la que da pena. Señor don Juan, pues con la fiebre apenas se calienta la sangre desmayada y por la mucha edad desabrigada, tiembla, no pulsa, entre la arteria y venas, pues que de nieve están las cumbres llenas540, 5 la boca de los años saqueada, la vista enferma en noche sepultada y las potencias de ejercicio ajenas541, salid a recibir la sepoltura, acariciad la tumba y monumento542, 10 que morir vivo es última cordura. La mayor parte de la muerte siento543 que se pasa en contentos y locura, y a la menor se guarda el sentimiento.

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nieve: alusión a las canas, y al metafórico invierno de la vejez. potencias: memoria, entendimiento y voluntad, maltrechas por la edad. monumento: sepulcro, metonimia o imagen de la muerte. mayor parte de la muerte: la vida, como ha explicado el título del poema.

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Signifícase la propria brevedad de la vida, sin pensar y con padecer salteada de la muerte. ¡Fue sueño ayer; mañana seré tierra! 544 ¡Poco antes nada, y poco después humo! ¡Y destino ambiciones, y presumo apenas punto al cerco que me cierra!545 Breve combate de importuna guerra, en mi defensa soy peligro sumo, y mientras con mis armas me consumo menos me hospeda el cuerpo que me entierra. Ya no es ayer; mañana no ha llegado; hoy pasa y es y fue, con movimiento que a la muerte me lleva despeñado. Azadas son la hora y el momento que a jornal de mi pena y mi cuidado cavan en mi vivir mi monumento546.

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Conoce la diligencia con que se acerca la muerte y procura conocer también la conveniencia de su venida y aprovecharse de ese conocimiento. Ya formidable y espantoso suena547 dentro del corazón el postrer día, y la última hora, negra y fría, se acerca de temor y sombras llena. Si agradable descanso, paz serena la muerte en traje de dolor envía, señas da su desdén de cortesía; más tiene de caricia que de pena. ¿Qué pretende el temor desacordado548 de la que a rescatar piadosa viene espíritu en miserias anudado? Llegue rogada, pues mi bien previene, 544

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fue: es forma conocida en el Siglo de Oro para la primera persona: ‘fui’. cerco: la muerte pone cerco, asalta a la vida, sin dejar un punto o instante de descanso o tregua. 546 monumento: sepulcro, tumba. 547 formidable: que da miedo. 548 desacordado: insensato, excesivo, irracional. 545

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hálleme agradecido, no asustado; mi vida acabe y mi vivir ordene. Descuido del divertido549 vivir a quien la muerte llega impensada. Vivir es caminar breve jornada, y muerte viva es, Lico, nuestra vida, ayer al frágil cuerpo amanecida, cada instante en el cuerpo sepultada. Nada que, siendo, es poco, y será nada en poco tiempo, que ambiciosa olvida, pues de la vanidad mal persuadida anhela duración, tierra animada. Llevada de engañoso pensamiento y de esperanza burladora y ciega, tropezará en el mismo monumento, como el que, divertido, el mar navega, y sin moverse vuela con el viento, y antes que piense en acercarse, llega.

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Enseña como todas las cosas avisan de la muerte. Miré los muros de la patria mía, si un tiempo fuertes, ya desmoronados, de la carrera de la edad cansados, por quien caduca ya su valentía. Salime al campo; vi que el sol bebía los arroyos del hielo desatados, y de el monte quejosos los ganados, que con sombras hurtó su luz al día. Entré en mi casa; vi que, amancillada, de anciana habitación era despojos; mi báculo, más corvo y menos fuerte. Vencida de la edad sentí mi espada, y no hallé cosa en que poner los ojos que no fuese recuerdo de la muerte.

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divertido: distraído, poco atento.

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Pide a Dios le dé lo que le conviene, con sospecha de sus propios deseos. Un nuevo corazón, un hombre nuevo550 ha menester, Señor, la ánima mía; desnúdame de mí, que ser podría que a tu piedad pagase lo que debo. Dudosos pies por ciega noche llevo, 5 que ya he llegado a aborrecer el día, y temo que hallaré la muerte fría envuelta en, bien que dulce, mortal cebo551. Tu hacienda soy; tu imagen, Padre, he sido, y si no es tu interés en mí no creo 10 que otra cosa defiende mi partido. Haz lo que pide verme cual me veo, no lo que pido yo, pues, de perdido, recato mi salud de mi deseo552. Salmo II ¡Cuán fuera voy, Señor, de tu rebaño, llevado del antojo y gusto mío! ¡Llévame mi esperanza el tiempo frío, y a mí con ella un disfrazado engaño! Un año se me va tras otro año, 5 y yo más duro y pertinaz porfío por mostrarme más verde mi albedrío la torcida raíz do está mi daño. Llámasme, gran Señor; nunca respondo. Sin duda mi respuesta sólo aguardas, 10 pues tanto mi remedio solicitas. Mas, ¡ay!, que sólo temo en mar tan hondo, que lo que en castigarme agora aguardas, con doblar los castigos lo desquitas.

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hombre nuevo: recordando un texto de San Pablo, el pecador suplica a Dios que lo convierta, despojándolo del viejo hombre o del viejo vestido del pecado. 551 cebo: el cebo del pecado, dulce, pero mortal. 552 deseo: el hombre desea el pecado, contrario a la salud o salvación.

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Salmo III ¿Hasta cuándo, salud del mundo enfermo, sordo estarás a los suspiros míos? ¿Cuándo mis tristes ojos, vueltos ríos, a tu mar llegarán desde este yermo? ¿Cuándo amanecerá tu hermoso día la escuridad que el alma me anochece? Confieso que mi culpa siempre crece y que es la culpa de que crezca mía. Su fuerza muestra el rayo en lo más fuerte y en los reyes y príncipes la muerte553; resplandece el poder inaccesible en dar facilidad a lo imposible, y tu piedad inmensa más se conoce en mi mayor ofensa.

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Conoce las fuerzas del tiempo y el ser ejecutivo cobrador de la muerte. ¡Cómo de entre mis manos te resbalas! ¡Oh, cómo te deslizas, edad mía! ¡Qué mudos pasos traes, oh muerte fría, pues con callado pie todo lo igualas! Feroz, de tierra el débil muro escalas, en quien lozana juventud se fía, mas ya mi corazón del postrer día atiende el vuelo, sin mirar las alas. ¡Oh condición mortal! ¡Oh dura suerte! ¡Que no puedo querer vivir mañana sin la pensión de procurar mi muerte!554 Cualquier instante de la vida humana es nueva ejecución con que me advierte cuán frágil es, cuán mísera, cuán vana.

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Entiéndase que la muerte muestra su fuerza en los reyes y príncipes, destruyéndolos. 554 pensión: servidumbre, pena o consecuencia negativa que acompaña a alguna cosa que se consigue. Cada día vivido es un día menos de vida.

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El pecar intercede por los premios prefiriéndose a la virtud Si gobernar provincias y legiones ambicioso pretendes, ¡oh Licino!, procura que el favor y el desatino aseguren de infames tus acciones. No merezca ninguno las prisiones mejor que tú, pues cuanto más vecino al suplicio te vieres, el destino más te apresurará las elecciones. Felices son y ricos los pecados: ellos dan los palacios suntuosos, llueven el oro, adquieren los estados. Alábanse los hombres virtuosos, mas, para lo que viven alabados, quien los alaba elige los viciosos.

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A la violenta y injusta prosperidad. Ya llena de sí solo la litera Matón, que apenas anteyer hacía, flaco y magro malsín, sombra, y cabía,555 sobrando sitio, en una ratonera. Hoy, mal introducida con la esfera556 su casa, al sol los pasos le desvía, y es tropezón de estrellas y algún día, si fuera más capaz, pocilga fuera. Cuando a todos pidió, le conocimos; no nos conoce cuando a todos toma, y hoy dejamos de ser lo que ayer dimos. Sóbrale tanto cuanto falta a Roma, y no nos puede ver porque le vimos: lo que fue esconde; lo que usurpa asoma.

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malsín: cizañero, soplón, malvado. Su casa es tan grande como un planeta o círculo del cielo (esfera) y choca con el sol y hace tropezar a las estrellas: imagen de excesiva grandeza, destruida irónicamente con la siguiente de la pocilga. 556

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A un amigo que retirado de la corte pasó su edad. Dichoso tú, que alegre en tu cabaña, mozo y viejo espiraste la aura pura557, y te sirven de cuna y sepoltura de paja el techo, el suelo de espadaña558. En esa soledad que libre baña callado sol con lumbre más segura, la vida al día más espacio dura y la hora sin voz te desengaña. No cuentas por los cónsules los años559; hacen tu calendario tus cosechas; pisas todo tu mundo sin engaños. De todo lo que ignoras te aprovechas; ni anhelas premios, ni padeces daños, y te dilatas560 cuanto más te estrechas.

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La honesta humildad en el traje abriga al hombre y le aconseja. Sin veneno sarrano561, en pobre lana, que acuerda de la oveja, no de Tiro, me abrigo en tanto que vestidas miro las coronadas furias con la grana. La pálida ceniza562, que tirana se guarda, y se descubre con suspiro, no encamina la invidia a mi retiro ni el sueño y la conciencia me profana. Las guijas que el Oriente por tesoro563 557

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espiraste: respiraste; aura: aire. espadaña: una planta; alude a la pobreza de la choza, construida de paja y espadañas. 559 cónsules: los romanos identificaban los años por los cónsules que gobernaban en ellos. El retirado de la corte ignora quiénes son los gobernantes. 560 te dilatas: en la vida y en la sabiduría el retirado de la corte crece cuanto menos ambiciones tiene. 561 veneno sarrano: la púrpura, propia de reyes y emperadores; veneno por significar pompa mundana; sarrano porque la antigua ciudad de Tiro, famosa en la producción de púrpura, se llamó Sar o Sarra. 562 pálida ceniza: el temor, propio de los cortesanos, siempre en riesgo. 563 guijas: metáfora despectiva para las piedras preciosas. 558

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vende a la vanidad y a la locura, si no encienden mis dedos no las lloro. De balde me da el sol su lumbre pura, plata la luna, las estrellas oro: basta que dé la tierra sepultura.

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Representa la mentirosa y la verdadera riqueza. ¿Ves con el oro, áspero y pesado del poderoso Licas el vestido? ¿Ves el sol por sus dedos repartido564 y en círculos su fuego encarcelado? ¿Ves de inmortales cedros fabricado techo? ¿Ves en los jaspes detenido el peso del palacio, ennoblecido con las telas que a Tiro han desangrado?565 Pues no lo admires, y alta invidia guarda para quien de lo poco, humildemente, no deseando más, hace tesoro. No creas fácil vanidad gallarda que con el resplandor y el lustre miente pálida sed hidrópica del oro566.

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Los vanos y poderosos, por defuera resplandecientes y dentro pálidos y tristes. Si las mentiras de Fortuna, Licas, te desnudas, veraste reducido a sola tu verdad, que en alto olvido ni sigues, ni conoces, ni platicas. Esas larvas espléndidas y ricas que abultan tus gusanos con vestido en el veneno tirio recocido567, presto vendrán a tu soberbia chicas.

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564 El sol repartido por sus dedos alude a los anillos de oro (círculos que encadenan el fuego del sol). 565 Las telas que han desangrado a Tiro son telas teñidas de púrpura. 566 sed hidrópica: la hidropesía es una enfermedad que produce mucha sed, y cuanto más se bebe más sed provoca. Es metáfora usual en el Siglo de Oro para la codicia, que nunca se sacia y cuanto más posee más ambiciona. 567 veneno tirio recocido: alude a una clase especial de púrpura teñida dos veces.

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¿Qué tienes, si te tienen tus cuidados? ¿Qué puedes, si no puedes conocerte? ¿Qué mandas, si obedeces tus pecados? Furias del oro habrán de poseerte; padecerás tesoros mal juntados; desmentirá tu presunción la muerte.

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Desde la Torre. Retirado en la paz de estos desiertos568, con pocos, pero doctos libros juntos569, vivo en conversación con los difuntos570 y escucho con mis ojos a los muertos. Si no siempre entendidos, siempre abiertos, o enmiendan o fecundan mis asuntos, y en músicos callados contrapuntos571 al sueño de la vida hablan despiertos. Las grandes almas que la muerte ausenta, de injurias de los años, vengadora, libra, ¡oh gran don Josef!, docta la emprenta. En fuga irrevocable huye la hora; pero aquélla el mejor cálculo cuenta572 que en la lección y estudios nos mejora.

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Escribe el soneto desde el pueblo de La Torre de Juan Abad, y lo dirige a su amigo don José González de Salas. 569 libros juntos: precisa esto porque casi siempre Quevedo tuvo sus libros repartidos en diferentes lugares. 570 Los difuntos con los que se trata son los escritores muertos, que dejaron sus libros; por eso, al leer, es como si los escuchara con los ojos. 571 contrapuntos: concordancias musicales de voces contrapuestas; usa la metáfora musical para referirse a la callada conversación que tiene con los difuntos (los libros). 572 cálculo: traduce un pasaje del poeta latino Persio; cálculo es lo mismo que piedrecilla. Las horas en algunos relojes romanos se señalaban con piedrecillas: las horas huyen rápido; y la dedicada al estudio es la mejor, por eso se puede contar con el mejor cálculo o piedrecita.

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Epístola satírica y censoria contra las costumbres presentes de los castellanos, escrita a don Gaspar de Guzmán, conde de Olivares, en su valimiento573. No he de callar, por más que con el dedo, ya tocando la boca o ya la frente, silencio avises o amenaces miedo574. ¿No ha de haber un espíritu valiente? ¿Siempre se ha de sentir lo que se dice? ¿Nunca se ha de decir lo que se siente? Hoy, sin miedo que libre escandalice575, puede hablar el ingenio, asegurado de que mayor poder le atemorice. En otros siglos pudo ser pecado severo estudio y la verdad desnuda, y romper el silencio el bien hablado. Pues sepa quien lo niega y quien lo duda que es lengua la verdad de Dios severo, y la lengua de Dios nunca fue muda. Son la verdad y Dios Dios verdadero576, ni eternidad divina los separa ni de los dos alguno fue primero. Si Dios a la verdad se adelantara, siendo verdad, implicación hubiera577 en ser y en que verdad de ser dejara. La justicia de Dios es verdadera y la misericordia y todo cuanto es Dios, todo ha de ser verdad entera. Señor Excelentísimo578, mi llanto ya no consiente márgenes ni orillas; inundación será la de mi canto.

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573 Olivares sube al cargo de valido en 1621. En los primeros momentos Quevedo expresa su esperanza de que Olivares consiga la regeneración de España y denuncia las corrupciones que habría que atacar. 574 Este primer terceto se dirige a un supuesto personaje que avisa al poeta de que tenga cuidado y se calle, no se gane un disgusto al criticar costumbres corrompidas, porque esto suele molestar al poderoso. 575 sin miedo: a escandalizar diciendo la verdad. 576 La identificación de Dios y la Verdad es lugar común. 577 implicación: contradicción. Es lenguaje filosófico. 578 Señor Excelentísimo: Olivares, a quien se dirige el poema.

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Ya sumergirse miro mis mejillas, la vista por dos urnas derramada sobre las aras de las dos Castillas. Yace aquella virtud desaliñada, que fue, si rica menos, más temida, en vanidad y en sueño sepultada, y aquella libertad esclarecida que en donde supo hallar honrada muerte nunca quiso tener más larga vida. Y pródiga de l’alma, nación fuerte, contaba por afrentas de los años envejecer en brazos de la suerte. Del tiempo el ocio torpe y los engaños del paso de las horas y del día, reputaban los nuestros por extraños. Nadie contaba cuánta edad vivía, sino de qué manera; ni aun un hora lograba sin afán su valentía. La robusta virtud era señora, y sola dominaba al pueblo rudo, edad, si mal hablada579, vencedora. El temor de la mano daba escudo al corazón, que en ella confiado, todas las armas despreció desnudo. Multiplicó en escuadras un soldado580 su honor precioso, su ánimo valiente, de sola honesta obligación armado, y debajo del cielo, aquella gente, si no a más descansado, a más honroso sueño entregó los ojos, no la mente. Hilaba la mujer para su esposo la mortaja primero581 que el vestido; menos le vio galán que peligroso. Acompañaba el lado del marido 579 580

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si mal hablada: aunque mal hablada, alude a la rusticidad de la lengua antigua. El honor y el ánimo multiplica a un soldado haciéndole valer por escuadras

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primero: antes.

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más veces en la hueste582 que en la cama; sano le aventuró, vengole herido. Todas matronas y ninguna dama583, que nombres del halago cortesano no admitió lo severo de su fama. Derramado y sonoro el Oceano584 era divorcio de las rubias minas que usurparon la paz del pecho humano. Ni los trujo costumbres peregrinas585 el áspero dinero586, ni el Oriente compró la honestidad con piedras finas. Joya fue la virtud pura y ardiente, gala el merecimiento y alabanza; sólo se cudiciaba lo decente. No de la pluma dependió la lanza, ni el cántabro con cajas y tinteros587 hizo el campo heredad, sino matanza. Y España con legítimos dineros, no mendigando el crédito a Liguria588, más quiso los turbantes que los ceros589. Menos fuera la pérdida y la injuria

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en la hueste: en el ejército. matrona: mujer noble y virtuosa, madre de familia. Es voz romana, muy importante en la cultura de Roma. Antítesis con dama, en el sentido de mujer hermosa, frívola. 584 Oceano: acentuación llana usual en la época. Es un tópico moral el que los mares habían sido puestos por Dios para separar las tierras. Atravesarlos, movidos de la codicia, solo trae la inquietud al pecho humano (pues las minas de oro usurpan la paz del espíritu). 585 peregrinas: extrañas. 586 áspero dinero: dinero nuevo, sin haberse desgastado. 587 cántabro con cajas y tinteros: había en tiempo de Quevedo muchos escribanos cántabros; estos hacen su fortuna con las cajas (especie de estuche con las cosas para escribir) y tinteros, mientras que los cántabros antiguos eran guerreros y en vez de comprar campos mataban a los enemigos en las batallas. 588 Liguria: provincia romana que corresponde a la actual Génova. Muchos banqueros de tiempos de Quevedo eran genoveses. 589 España prefería los turbantes (es decir, los moros enemigos con los que peleaba) que los ceros (referencia a las operaciones mercantiles). 583

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si se volvieran Muzas los asientos590, que esta usura es peor que aquella furia. Caducaban las aves en los vientos y expiraba decrépito el venado: grande vejez duró en los elementos591, que el vientre entonces bien diciplinado buscó satisfación y no hartura y estaba la garganta sin pecado592. Del mayor infanzón de aquella pura593 república de grandes hombres, era una vaca sustento y armadura. No había venido al gusto lisonjera594 la pimienta arrugada, ni del clavo la adulación fragrante forastera. Carnero y vaca fue principio y cabo595, y con rojos pimientos y ajos duros, tan bien como el señor comió el esclavo. Bebió la sed los arroyuelos puros; después mostraron del carquesio596 a Baco el camino los brindis mal seguros. El rostro macilento, el cuerpo flaco eran recuerdo del trabajo honroso, y honra y provecho andaban en un saco597. Pudo sin miedo un español velloso 590

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Muza: famoso caudillo moro, lugarteniente de Tarik, invasor de España. Los asientos son unas operaciones financieras que a juicio de Quevedo resultan para España más perjudiciales que la furia de los moros. 591 elementos: agua, aire, tierra y fuego. Quiere decir que los animales de tierra, agua y aire, no eran perseguidos por los cazadores para satisfacer la gula. 592 No había tanta gula y no se cazaba con tanto exceso. 593 España era una república (nación) pura, no corrompida. Infanzón es el caballero noble de sangre, señor de vasallos. 594 No habían venido las especias, que se empiezan a comerciar en el siglo XV, con los viajes a las Indias orientales. Las comidas eran sencillas en esa antigüedad que evoca el poeta. 595 cabo: final. 596 carquesio: vaso para sacrificar a Baco, dios del vino; en general, vaso para beber vino. Los brindis (incitación a beber) del carquesio mostraron el camino al vino (Baco: metonimia de vino). 597 Alude al refrán de que honra y provecho no caben en un saco, pero sí eran compatibles en la España antigua.

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llamar a los tudescos bacanales598, y al holandés hereje y alevoso; pudo acusar los celos desiguales599 a la Italia; pero hoy de muchos modos, somos copias si son originales. Las descendencias gastan muchos godos600; todos blasonan, nadie los imita, y no son sucesores, sino apodos. Vino el betún precioso que vomita601 la ballena o la espuma de las olas, que el vicio, no el olor, nos acredita, y quedaron las huestes españolas bien perfumadas pero mal regidas, y alhajas las que fueron pieles solas602. Estaban las hazañas mal vestidas y aun no se hartaba de buriel y lana603 la vanidad de fembras presumidas; a la seda pomposa siciliana604 que manchó ardiente múrice, el romano y el oro hicieron áspera y tirana. Nunca al duro español supo el gusano persuadir que vistiese su mortaja605, intercediendo el Can por el verano606.

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598 bacanales: relativos a Baco, dios del vino, borrachos. Era acusación tópica para los tudescos o alemanes. 599 celos desiguales: era otro tópico la acusación a los italianos de homosexualidad. Sus celos se califican de desiguales, torpes, antinaturales. 600 godos: en la España del Siglo de Oro la referencia los godos significaba nobleza. Todos dicen descender de los godos, pero nadie imita a la nobleza de los antiguos. 601 betún: el ámbar gris, que se usaba para hacer perfumes; algunos creían que era el excremento o vómito de la ballena; a menudo lo arrastran las olas a la playa. 602 Las pieles se usaban para abrigo y ahora como adorno. 603 buriel: una tela basta, como la lana, usada por labradores y gente pobre. 604 seda pomposa: seda magnífica; múrice: una especie de marisco del que se hacía tinte para teñir las telas de color púrpura. 605 mortaja: la mortaja del gusano de seda, el capullo, es decir, que el español antiguo nunca vestía seda, ni siquiera cuando lo pedía el calor veraniego. 606 Can: constelación de estrellas; se llama canícula la estrella que está en la boca del Can mayor, que se percibía en el verano, y de ahí se llaman caniculares los días del verano.

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Hoy desprecia el honor al que trabaja607, y entonces fue el trabajo ejecutoria608 y el vicio graduó la gente baja. Pretende el alentado joven gloria por dejar la vacada sin marido609, y de Ceres ofende la memoria610. Un animal a la labor nacido y símbolo celoso a los mortales611, que a Jove fue disfraz y fue vestido612, que un tiempo endureció manos reales613, y detrás de él los cónsules gimieron, y rumia luz en campos celestiales614, ¿por cuál enemistad se persuadieron a que su apocamiento fuese hazaña, y a las mieses tan grande ofensa hicieron? ¡Qué cosa es ver un infanzón de España abreviado en la silla a la jineta615 y gastar un caballo en una caña!616 Que la niñez al gallo le acometa617 con semejante munición, apruebo, 607

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En efecto, en tiempos de Quevedo, el trabajo manual era opuesto a la noble-

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ejecutoria: carta que certifica la hidalguía o nobleza de alguien. Pretende gloria por torear bien y matar al toro en las fiestas de toros. 610 Ofende la memoria de Ceres, diosa de la agricultura, porque mata al toro que debiera servir para labrar los campos y no para las fiestas. 611 símbolo celoso: quizá aluda a las luchas de los toros en celo o a los cuernos que puede conseguir el marido descuidado. 612 Fue disfraz a Júpiter cuando se transformó en toro para robar a la ninfa Europa, en una de las aventuras eróticas del dios. 613 En los tiempos antiguos los mismos reyes no desdeñaban la labranza, trabajaban con sus manos. Los cónsules romanos tampoco eludían las tareas agrícolas. 614 rumia luz: alusión al signo del zodiaco de Taurus, el Toro, que rumia la luz de las estrellas en el cielo. 615 a la jineta: un modo de montar a caballo, con estribo corto; el jinete se encoge y de ahí la imagen de abreviado. Era un modo de montar característico de los moros, por eso se rechaza. 616 caña: alusión al juego de cañas, especie de torneo en el que se enfrentaban caballeros armados con cañas. 617 gallo: alusión al juego de gallos, típico de carnaval, en que los niños atacaban a un gallo con cañas. 609

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mas no la edad madura y la perfeta. Ejercite sus fuerzas el mancebo en frentes de escuadrones, no en la frente del útil bruto l’asta del acebo618. El trompeta le llame diligente dando fuerza de ley el viento vano619, y al son esté el ejército obediente. ¡Con cuánta majestad llena la mano la pica y el mosquete carga el hombro620 del que se atreve a ser buen castellano! Con asco, entre las otras gentes, nombro al que de su persona, sin decoro, más quiere nota dar que dar asombro621. Jineta y cañas son contagio moro; restitúyanse justas y torneos y hagan paces las capas con el toro. Pasadnos vos de juegos a trofeos, que solo grande rey y buen privado pueden ejecutar estos deseos. Vos que hacéis repetir siglo pasado con desembarazarnos las personas622 y sacar a los miembros de cuidado, vos distes libertad con las valonas para que sean corteses las cabezas desnudando el enfado a las coronas. Y pues vos enmendastes las cortezas623, dad a la mejor parte medicina: vuélvanse los tablados fortalezas624. Que la cortés estrella que os inclina 618

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asta del acebo: lanza. El viento que lleva el sonido de la trompeta de órdenes tiene fuerza de ley para el buen soldado que obedece las instrucciones de la batalla. 620 pica: lanza; mosquete: especie de escopeta grande. 621 nota: materia de murmuración y crítica; asombro: miedo. 622 Alude en este pasaje a ciertas disposiciones que prohibían los trajes aparatosos. Se prohibieron los cuellos amplios, sustituidos por las valonas o cuellos de menor aparato. Con los cuellos sencillos se puede hacer más fácil la reverencia (las cabezas pueden ser corteses). 623 cortezas: los cuerpos; ahora deberá mejorar las costumbres y moralidad. 624 tablados: donde se veían los juegos de toros y cañas. 619

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a privar sin intento y sin venganza, milagro que a la invidia desatina, tiene por sola bienaventuranza el reconocimiento temeroso, no presumida y ciega confianza. Y si os dio el ascendiente generoso625 escudos de armas y blasones llenos, y por timbre el martirio glorioso626, mejores sean por vos los que eran buenos Guzmanes, y la cumbre desdeñosa os muestre a su pesar campos serenos. Lograd, señor, edad tan venturosa, y cuando nuestras fuerzas examina persecución unida y belicosa, la militar valiente disciplina tenga más platicantes que la plaza627: descansen tela falsa y tela fina628. Suceda a la marlota la coraza629, y si el Corpus con danzas no los pide630, velillos y oropel no hagan baza. El que en treinta lacayos los divide631, hace suerte en el toro, y con un dedo la hace en él la vara que los mide. Mandadlo ansí, que aseguraros puedo 625

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ascendiente generoso: antepasado de noble sangre. timbre: blasón o signo heráldico. El martirio glorioso es el del hijo de Guzmán el Bueno (antepasado de Olivares), quien arrojó su puñal para que los moros mataran a su hijo antes que rendir Tarifa. 627 platicantes: practicantes. 628 tela: sitio cerrado para fiestas y espectáculos; tela fina: vestidos lujosos. Incita a la guerra y no a las fiestas frívolas y a los lujos inútiles. 629 marlota: una especie de vestidura morisca que se usaba en algunos festejos. 630 Corpus: en la fiesta del Corpus Christi había danzas que precisaban de vestidos llamativos. Solo en este caso se pueden permitir estos ropajes de velillos (tela muy fina adornada con flores de hilo de plata) y oropel (adornos de imitación de oro). 631 El que reparte velillos y oropel entre treinta lacayos que lo acompañan en la fiesta de toros, hace la suerte taurina en el toro al clavarle el rejón, pero el dedo del mercader que le vende la tela hace la suerte en el toreador, porque le clava la vara de medir (le engaña en la medida, haciendo una trampa usual en la época, dando un empujón con el dedo a la tela para engañar en la medida). 626

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que habéis de restaurar más que Pelayo632, pues valdrá por ejércitos el miedo y os verá el cielo administrar su rayo.

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Memoria inmortal de don Pedro Girón, duque de Osuna, muerto en la prisión. Faltar pudo su patria al grande Osuna633, pero no a su defensa sus hazañas; diéronle muerte y cárcel las Españas, de quien él hizo esclava la Fortuna. Lloraron sus invidias una a una con las proprias naciones las extrañas; su tumba son de Flandres las campañas634, y su epitafio la sangrienta luna. En sus exequias encendió al Vesubio635 Parténope y Trinacria al Mongibelo; el llanto militar creció en diluvio. Diole el mejor lugar Marte en su cielo636: la Mosa, el Rhin, el Tajo y el Danubio637 murmuran con dolor su desconsuelo.

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Pelayo: el famoso don Pelayo, primer rey de Castilla, iniciador de la Recon-

quista. 633 Osuna: don Pedro Téllez Girón, tercer duque de Osuna, virrey de Sicilia y Nápoles. Quevedo fue su confidente y consejero en Italia entre 1613 y 1618. Con la subida al trono de Felipe IV Osuna fue detenido y murió en prisión el 25 de septiembre de 1624. 634 Flandres: forma usual de Flandes, Países Bajos, escenario de triunfos militares de Osuna. También venció a los turcos, cuya bandera (la media luna musulmana) ensangrentó el duque con sus victorias. 635 Vesubio: el volcán de Parténope (nombre poético de Nápoles), de donde fue virrey Osuna. También Sicilia (por otro nombre Trinacria), de donde fue igualmente virrey el duque, enciende en su honras funerales su volcán Etna (o Mongibelo, otro nombre del Etna). 636 Marte: dios de la guerra y planeta, en cuyo cielo Osuna ocupa lugar privilegiado. 637 Lista de ríos de Europa, que lamentan la muerte de Osuna.

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A Roma sepultada en sus ruinas Buscas en Roma a Roma, ¡oh peregrino!, y en Roma misma a Roma no la hallas: cadáver son las que ostentó murallas y tumba de sí proprio el Aventino638. Yace donde reinaba el Palatino; 5 y limadas de el tiempo las medallas639 más se muestran destrozo a las batallas de las edades, que blasón latino. Solo el Tibre quedó, cuya corriente640, si ciudad la regó, ya sepoltura641 10 la llora con funesto son doliente. ¡Oh, Roma!, en tu grandeza, en tu hermosura, huyó lo que era firme, y solamente lo fugitivo permanece y dura. Celebra el esfuerzo de Quinto Mucio, después llamado Scévola642. Tú solo en los errores acertado, con brazo, Mucio, en llamas encendido más temor diste a Jove que atrevido643 638 Aventino: una de las siete colinas de Roma. El Palatino es otra, donde se estableció la ciudad. 639 ‘las medallas muestran más el destrozo de las batallas de las edades (están corroídas por el paso del tiempo) que las glorias de Roma, que pretendían eternizar’; medalla: efigie del emperador, rey, príncipe o persona notable que haya merecido quedar su figura y nombre estampado en metal. 640 Tibre: es forma habitual de Tíber, el río de Roma. Quevedo usa en la poesía siempre esta forma. 641 Ingeniosa contraposición: la regó cuando era ciudad; la llora cuando es sepultura (de sí misma). 642 La hazaña de Cayo Mucio (llamado Scévola ‘el zurdo’, por haber perdido la mano derecha en el fuego) es muy conocida, desde Tito Livio. González de Salas, al editar este poema de Quevedo, anota: «Mucio, teniendo Pórsena, rey de los etruscos sitiada a Roma, entró solo en su real a darle muerte. Sucedió que por no conocer al rey se la diese a uno de su cámara, pero habiendo entendido su error, en su presencia se quemó la mano, y admirando su valor el rey, levantó el sitio». 643 ‘tu valor dio más temor a Júpiter que el atrevido gigante que se rebeló contra los dioses, junto con otros cien rebeldes’ (alude a la rebelión de los Gigantes contra los dioses).

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el gigante con ciento rebelado. Tu diestra, con imperio fortunado644, reinando entre las brasas ha vencido con ceniza y con humo esclarecido de Pórsena el ejército admirado. Tú, cuya diestra fuerte, si no errara hiciera menos, porque no venciera sitio que a Roma invicta sujetara, pudiste ver tu proprio brazo hoguera: no pudo verle Pórsena, y ampara645 deshecho a quien armado no pudiera.

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Poemas amorosos Amante ausente del sujeto amado después de larga navegación. Fuego a quien tanto mar ha respetado646 y que, en desprecio de las ondas frías pasó abrigado en las entrañas mías después de haber mis ojos navegado, merece ser al cielo trasladado, nuevo esfuerzo del sol y de los días, y entre las siempre amantes jerarquías647, en el pueblo de luz arder clavado. Dividir y apartar puede el camino; mas cualquier paso del perdido amante es quilate al amor puro y divino648. Yo dejo la alma atrás; llevo adelante,

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644 ‘con feliz dominio’; alude al dominio de Mucio sobre su mano a la que obliga a resistir el fuego. 645 Le causa lástima a Pórsena, y admiración el valor de Mucio, y de ahí que ampare deshecho (con el brazo destruido) a quien no pudiera amparar armado. 646 Fuego: el del amor. Todo el poema desarrolla la idea del peregrino del amor, ausente de la amada. 647 siempre amantes jerarquías: usa imágenes de la filosofía platónica del amor, según la cual el orden de los astros o pueblo de luz se mantiene por la armonía o amor. 648 quilate: grado de perfección, pureza; amor puro: el platónico, espiritual, eterno, sin mezcla de pasión carnal corruptible.

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desierto y solo, el cuerpo peregrino649, y a mí no traigo cosa semejante. Con ejemplos muestra a Flora la brevedad de la hermosura, para no malograrla. La mocedad del año, la ambiciosa vergüenza del jardín, el encarnado oloroso rubí, Tiro abreviado650, también del año presunción hermosa; la ostentación lozana de la rosa, deidad del campo, estrella del cercado; el almendro, en su propria flor nevado651, que anticiparse a los calores osa, reprehensiones son, ¡oh Flora!, mudas de la hermosura y la soberbia humana, que a las leyes de flor está sujeta. Tu edad se pasará mientras lo dudas; de ayer te habrás de arrepentir mañana, y tarde y con dolor serás discreta.

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Compara el curso de su amor con el de un arroyo. Torcido, desigual, blando y sonoro, te resbalas secreto entre las flores, hurtando la corriente a los calores, cano en la espuma y rubio con el oro. En cristales dispensas tu tesoro, líquido plectro a rústicos amores652, y templando por cuerdas ruiseñores, te ríes de crecer con lo que lloro. De vidro en las lisonjas divertido 649

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desierto: lleva desierto el cuerpo porque el alma ha quedado con la amada. oloroso rubí, Tiro abreviado: el clavel, que es como un rubí oloroso o como la ciudad de Tiro (donde se fabricaba la púrpura) en miniatura. Por su color rojo lo ha llamado también vergüenza del jardín, porque el avergonzado se ruboriza. 651 almendro: florece muy temprano y a menudo sus flores se hielan; es símbolo del imprudente y de la fragilidad de la belleza, como las otras flores mencionadas. 652 plectro: especie de púa para tocar instrumentos de cuerda; la música del agua acompaña a los amores de los campesinos y pastores. 650

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gozoso vas al monte y despeñado, espumoso encaneces con gemido. No de otro modo el corazón cuitado a la prisión, al llanto se ha venido alegre, inadvertido y confiado.

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A Aminta, que teniendo un clavel en la boca, por morderle se mordió los labios y salió sangre. Bastábale al clavel verse vencido del labio en que se vio cuando esforzado con su propria vergüenza lo encarnado653 a tu rubí se vio más parecido654, sin que en tu boca hermosa dividido fuese de blancas perlas granizado655, pues tu enojo, con él equivocado, el labio por clavel dejó mordido, si no cuidado de la sangre fuese656, para que a presumir de tiria grana de tu púrpura líquida aprendiese. Sangre vertió tu boca soberana, porque roja victoria amaneciese657, llanto al clavel y risa a la mañana.

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vergüenza: el clavel, rojo de por sí, se hace más rojo por la vergüenza de verse vencido por el rojo de los labios de Aminta. A pesar de acumular tanta intensidad de rojo, sigue vencido por los labios de la dama, y además por la sangre que se produce al morderse. 654 tu rubí: metáfora para los labios; el clavel, al esforzarse en el rojo se ve parecido a los labios. 655 blancas perlas: los dientes, que son como granizo en contraste con el rojo del clavel. 656 cuidado: aviso o advertencia que la sangre quiere dar al clavel para que aprenda a ser rojo imitando la púrpura líquida de la sangre; tiria: de Tiro, púrpura, según he anotado ya varias veces. 657 roja victoria: la boca soberana que vence al clavel, que llora su derrota.

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Venganza en figura de consejo a la hermosura pasada. Ya, Laura, que descansa tu ventana658 en sueño que otra edad tuvo despierta, y atentos los umbrales de tu puerta ya no escuchan de amante queja insana659; pues cerca de la noche, a la mañana de tu niñez sucede tarde yerta, mustia la primavera, la luz muerta660, despoblada la voz, la frente cana, cuelga el espejo a Venus, donde miras661 y lloras la que fuiste en la que hoy eres; pues, suspirada entonces, hoy suspiras, y ansí lo que no quieren ni tú quieres662 ver, no verán los ojos ni tus iras, cuando vives vejez y niñez mueres.

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A Aminta que se cubrió los ojos con la mano. Lo que me quita en fuego me da en nieve663 la mano que tus ojos me recata, y no es menos rigor con el que mata ni menos llamas su blancura mueve. La vista frescos los incendios bebe664, y, volcán, por las venas los dilata; con miedo atento a la blancura trata

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658 descansa tu ventana: porque no hay enamorados que ronden la calle atentos a su ventana, ni ella se asoma ya para dejarse cortejar. 659 insana: loca, insensata. 660 Todo este cuarteto ofrece imágenes de vejez; la primavera de la juventud está mustia, la voz despoblada (por no tener dientes en la boca), etc. 661 Alude a la costumbre antigua de dedicar a Venus, diosa del amor, sus espejos las hermosuras ya envejecidas. 662 Lo que no quieren ver ni ella quiere ver es la imagen de la vejez. 663 Lo que oculta de fuego (ojos que provocan incendios amorosos) lo da en la nieve de la blancura de la mano, y esa nieve enciende igualmente las llamas del amor. 664 La vista del enamorado bebe los incendios provocados por la belleza de la mano, es decir, provocados por su blancura de nieve (por eso los califica ingeniosamente de frescos). Recuérdese la teoría de que el amor entraba por los ojos.

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el pecho amante, que la siente aleve665. Si de tus ojos el ardor tirano le pasas por tu mano por templarle, es gran piedad del corazón humano; mas no de ti, que puede, al ocultarle, pues es de nieve, derretir tu mano, si ya tu mano no pretende helarle.

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Soneto amoroso. Si en el loco jamás hubo esperanza ni desesperación hubo en el cuerdo, ¿de qué accidentes hoy la vida pierdo?, ¿qué sentimiento mi razón alcanza? ¿Quién hace en mi memoria tal mudanza que de aquello que busco no me acuerdo? Velo soñando y sin dormir recuerdo666: el mal pesa y el bien igual balanza. Escucho sordo y reconozco ciego, descanso trabajando y hablo mudo, humilde aguardo y con soberbia pido. Si no es amor mi gran desasosiego, de conocer lo que me acaba dudo, que no hay de sí quien viva más rendido.

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Soneto amoroso difiniendo el amor. Es hielo abrasador, es fuego helado, es herida que duele y no se siente, es un soñado bien, un mal presente, es un breve descanso muy cansado, es un descuido que nos da cuidado, un cobarde con nombre de valiente, un andar solitario entre la gente, un amar solamente ser amado, es una libertad encarcelada

665 666

aleve: traidora. recuerdo: despierto; recordar: despertar.

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que dura hasta el postrero parasismo667, enfermedad que crece si es curada. Este es el niño Amor, éste es su abismo: ¡mirad cuál amistad tendrá con nada el que en todo es contrario de sí mismo!

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Describe a Leandro fluctuante en el mar. Flota de cuantos rayos y centellas668, en puntas de oro, el ciego Amor derrama669, nada Leandro; y cuanto el Ponto brama con olas, tanto gime por vencellas. Maligna670 luz multiplicó en estrellas y grande incendio sigue pobre llama: en la cuna de Venus, quien bien ama671, no debió recelarse de perdellas. Vela672 y remeros es, nave sedienta; mas no le aprovechó, pues, desatado Noto los campos líquidos violenta673. Ni volver puede ni pasar a nado; si llora, crece el mar y la tormenta, que hasta poder llorar le fue vedado.

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parasismo: síncope, ataque; postrero parasismo: la muerte. Flota: Leandro atravesaba a nado cada noche el estrecho del Helesponto para visitar a su amada Hero, que le guiaba con una luz desde una torre. Una noche la luz se apagó con el viento y Leandro se ahogó. Hero se suicidó arrojándose de la torre. Leandro se califica metafóricamente de flota de rayos y centellas (por el fuego del amor que encierra en sí: es una flota llena de amor). 669 puntas de oro: el dios Amor o Cupido, que se representa ciego, tiene dos clases de flechas: de oro, que provocan amor, y de plomo, que provocan odio. 670 maligna luz: la de Hero, maligna porque se apaga. Una vez apagada solo se ven las estrellas, que multiplican la luz. El grande incendio es el del amor de Leandro, que sigue la pobre llama (la luz apagadiza de Hero). 671 cuna de Venus: el mar; Venus, diosa del amor nació de la espuma del mar. Un enamorado no debió desconfiar de su rumbo en el mar, y debió guiarse por las estrellas. 672 Vela y remeros: Leandro, que se ha calificado metafóricamente antes de flota, ahora se identifica con una nave (vela y remeros, nave sedienta). 673 Noto: viento fuerte del sur, que violenta al mar (campos líquidos) y provoca el ahogamiento de Leandro en la tormenta. 668

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Que de Lisi el hermoso desdén fue la prisión de su alma libre. ¿Qué importa blasonar del albedrío674, alma de eterna y libre tan preciada, si va en prisión de un ceño, y, conquistada, padece en un cabello señorío? Nació monarca del imperio mío la mente, en noble libertad criada; hoy en esclavitud yace amarrada al semblante severo de un desvío675. Una risa, unos ojos, unas manos todo mi corazón y mis sentidos saquearon, hermosos y tiranos. Y no tienen consuelo mis gemidos; pues ni de su victoria están ufanos, ni de mi perdición compadecidos.

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Padece ardiendo y llorando sin que le remedie la oposición de las contrarias calidades. Los que ciego me ven de haber llorado y las lágrimas saben que he vertido, admiran de que, en fuentes dividido o en lluvias, ya no corra derramado. Pero mi corazón arde admirado (porque en tus llamas, Lisis, encendido) de no verme en centellas repartido, y en humo negro y llamas desatado. En mí no vencen largos y altos ríos676 a incendios, que animosos me maltratan, ni el llanto se defiende de sus bríos. La agua y el fuego en mí de paces tratan y amigos son, por ser contrarios míos; y los dos, por matarme no se matan.

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‘¿Qué importa que presuma el alma de libertad, si está prisionera del ceño o desdén de Lisi, y está atada con una hebra de su cabello?’. 675 desvío: desdén amoroso. 676 altos: profundos.

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Que como su amor no fue solo de las partes exteriores, que son mortales, ansí también no lo será su amor. Que vos me permitáis sólo pretendo, y saber ser cortés y ser amante; esquivo los deseos y constante, sin pretensión, a sólo amar atiendo677. Ni con intento de gozar ofendo678, las deidades del garbo y del semblante; no fuera lo que vi causa bastante679, si no se le añadiera lo que entiendo. Llamáronme los ojos las faciones; prendiéronlos eternas jerarquías de virtudes y heroicas perfecciones. No verán de mi amor el fin los días: la eternidad ofrece sus blasones a la pureza de las ansias mías.

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Amor constante más allá de la muerte. Cerrar podrá mis ojos la postrera sombra que me llevare el blanco día, y podrá desatar esta alma mía680 hora a su afán ansioso lisonjera; mas no, de esotra parte en la ribera681, dejará la memoria en donde ardía: nadar sabe mi llama la agua fría y perder el respeto a ley severa. Alma a quien todo un dios prisión ha sido682,

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677 No tiene pretensiones de goce físico; su amor es platónico y solo atiende a la dimensión espiritual. 678 No ofende con pretensiones de goce sexual las divinidades de tanta belleza. 679 No estaría tan enamorado solo de la belleza exterior, si no le añadiera lo que comprende de la belleza espiritual. 680 La hora de la muerte, lisonjera para los deseos del alma de desatarse del cuerpo, desatará, en efecto, al alma. 681 Después de la muerte, a pesar de atravesar el río Leteo, río del olvido, el alma no olvidará la memoria de su amor. 682 dios: Cupido, dios del amor.

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venas que humor a tanto fuego han dado683, medulas que han gloriosamente ardido684, su cuerpo dejará, no su cuidado, serán ceniza, más tendrá sentido, polvo serán, mas polvo enamorado.

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Lamentación amorosa y postrero sentimiento de amante. No me aflige morir; no he rehusado acabar de vivir, ni he pretendido alargar esta muerte que ha nacido a un tiempo con la vida y el cuidado685. Siento haber de dejar deshabitado cuerpo que amante espíritu ha ceñido; desierto un corazón siempre encendido, donde todo el Amor reinó hospedado. Señas me da mi ardor de fuego eterno y de tan larga y congojosa historia sólo será escritor mi llanto tierno. Lisi, estame diciendo la memoria que pues tu gloria la padezco infierno, que llame al padecer tormentos, gloria.

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Persevera en la exageración de su afecto amoroso y en el exceso de su padecer. En los claustros de l’alma la herida yace callada, mas consume hambrienta la vida, que en mis venas alimenta llama por las medulas extendida. Bebe el ardor hidrópica mi vida que ya, ceniza amante y macilenta, cadáver de el incendio hermoso ostenta su luz en humo y noche fallecida. La gente esquivo y me es horror el día; dilato en largas voces negro llanto, 683 684 685

morir.

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humor: líquido, la sangre. medulas: es la acentuación normal de la época, llana. La muerte nace a la vez que la vida, porque empezar a vivir es empezar a

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que a sordo mar mi ardiente pena envía. A los suspiros di la voz del canto; la confusión inunda l’alma mía; mi corazón es reino del espanto. Desea, para descansar, el morir. Mejor vida es morir que vivir muerto. ¡Oh piedad!; en ti cabe gran fiereza, pues mientes apacible tu aspereza y detienes la vida al pecho abierto. El cuerpo, que de l’alma está desierto (ansí lo quiso Amor de alta belleza), de dolor se despueble y de tristeza: descanse, pues, de mármoles cubierto. En mí la crüeldad será piadosa en darme muerte y sólo el darme vida piedad será tirana y rigurosa. Y ya que supe amar esclarecida virtud, siempre triunfante, siempre hermosa, tenga paz mi ceniza presumida.

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Poemas satíricos y burlescos A un nariz. Érase un hombre a una nariz pegado, érase una nariz superlativa, érase una nariz sayón y escriba686, érase un peje espada muy barbado; era un reloj de sol mal encarado, érase una alquitara pensativa687, érase un elefante boca arriba, era Ovidio Nasón más narizado688. 686

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sayones: verdugos de Cristo; escriba: docto en la ley judía; es un chiste alusivo a la nariz atribuida a los judíos. 687 alquitara: alambique, comparación con el largo serpentín (y goteante) de un alambique. 688 Ovidio Nasón: juego burlesco con el nombre propio que era tópico.

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Érase un espolón de una galera, érase una pirámide de Egito, los doce tribus de narices era689; érase un naricísimo infinito, muchísimo nariz, nariz tan fiera que en la cara de Anás fuera delito690.

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A las sillas de manos cuando acompañadas de muchos gentileshombres691. Ya los pícaros saben en Castilla692 cuál mujer es pesada y cuál liviana, y los bergantes sirven de romana693 al cuerpo que con más diamantes brilla. Ya llegó a tabernáculo la silla694 y cristalina el hábito profana695 de la custodia, y temo que mañana añadirá a las hachas campanilla696. Al trono en correones las banderas ceden en hacer gente, pues que toda697

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689 los doce tribus: tribu es masculino en el Siglo de Oro; nueva alusión antisemita a las doce tribus de Israel. 690 Anás: este verso ha tenido muchas interpretaciones; la más verosímil me parece la de un mero chiste sobre el motivo de la nariz de los judíos: es una nariz tan enorme que hasta en la cara de Anás, judío arquetípico, personaje conocido por la Pasión de Cristo, hasta en esa cara que tendría derecho a una gran nariz (como judío) sería un exceso tan grande que constituiría delito. 691 Junto con la de los coches la obsesión por las sillas de manos, en las que se trasladaban las damas de cierta posición recibe las sátiras de los poetas auriseculares. Las acusaciones suelen ser comunes, especialmente las de ser alcahuetas, como los coches. 692 Motivo satírico repetido. En liviana hay dilogía chistosa: ‘de poco peso’ y ‘licenciosa’. 693 romana: la balanza llamada romana, que marca el peso colgando de un garfio el objeto que se quiere pesar. 694 tabernáculo: la compara con ‘el sagrario o lugar en que está guardado y colocado el Cuerpo de Nuestro Señor Jesucristo en los altares’. 695 cristalina: alusión a los cristales de la silla semejantes en pompa y acompañamiento a los cristales que en la Custodia cubren a la Hostia. 696 Los lacayos y acompañantes iban alumbrando con hachas (antorchas) el camino de las sillas; pronto añadirán campanillas: el paseo de las damas parecerá entonces una procesión del Santísimo, que iba acompañada con luces y campanillas. 697 hacer gente: reclutar soldados.

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la juventud ocupan en hileras. Una silla es pobreza de una boda698, pues empeñada en oro y vidrieras antes la honra que el chapín se enloda699. Mujer puntiaguda con enaguas. Si eres campana ¿dónde está el badajo?;700 si pirámide andante, vete a Egito; si peonza al revés, trae sobre escrito701; si pan de azúcar, en Motril te encajo702. Si chapitel, ¿qué haces acá abajo?; si de diciplinante mal contrito703 eres el cucurucho y el delito, llámente los cipreses arrendajo704. Si eres punzón ¿por qué el estuche dejas?705 Si cubilete, saca el testimonio; si eres coroza encájate en las viejas. Si buida visión de San Antonio706, llámate doña Embudo con guedejas; si mujer, da esas faldas al demonio.

698

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Por lo cara que resulta de mantener, y por los peligros que implica para la

honra. 699

chapín: un tipo de calzado alto. badajo: chiste obsceno alusivo al miembro viril. 701 Alude a las letras que la perinola o peonza llevaba escritas en cada una de sus caras. La vieja se parece por sus enaguas a una peonza al revés, pero si quiere ser aceptada como tal, debe traer un certificado. Las letras de las perinolas eran S, P, D, T, que señalaban las suertes «saca, pon, deja, todo». 702 pan de azúcar: pilón de azúcar. En Motril se producía este tipo de azúcar. 703 diciplinante: sentido de germanía; reo sacado a la vergüenza y azotado públicamente. El cucurucho era la coroza o gorro puntiagudo de papel que les ponían a algunos condenados. 704 arrendajo: el arrendajo es pájaro imitador, y por extensión se aplica al que imita a otro; la vieja imita en la forma a los cipreses. 705 estuche: caja pequeña donde se traen las herramientas de tijeras, cuchillo, punzón… 706 buida: muy afilada; visión de San Antonio: aparición horrible y espantosa. 700

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Hastío de un casado al tercero día. Antiyer nos casamos; hoy querría, doña Pérez, saber ciertas verdades707: decidme, ¿cuánto número de edades enfunda el matrimonio en solo un día? Un antiyer soltero ser solía, y hoy, casado, un sin fin de navidades708 han puesto dos marchitas voluntades709 y más de mil antaños en la mía. Esto de ser marido un año arreo710, aun a los azacanes empalaga711: todo lo cotidiano es mucho y feo. Mujer que dura un mes se vuelve plaga: aun con los diablos fue dichoso Orfeo712, pues perdió la mujer que tuvo en paga.

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Casamiento ridículo. Trataron de casar a Dorotea713 los vecinos con Jorge el extranjero, de mosca en masa gran sepulturero714 y el que mejor pasteles aporrea. Ella es verdad que es vieja, pero fea; docta en endurecer pelo y sombrero715; faltó el ajuar y no sobró dinero,

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707 doña Pérez: el nombre tiene connotaciones despectivas y avulgaradas, por plebeyo, y choca con el don, tratamiento de nobleza en la época. 708 navidades: lo mismo que años. 709 dos marchitas voluntades: las de los novios que han dado el sí. 710 arreo: sin cesar, continuamente. 711 azacanes: aguadores que subían el agua a Toledo; trabajo muy pesado, preferible al de estar casado. 712 Eurídice, esposa de Orfeo, picada por una serpiente murió. Orfeo consiguió de Plutón el permiso para sacarla de los infiernos, a condición de no volver la cabeza hasta estar fuera. Orfeo, ansioso de ver a su esposa, vuelve la cabeza y la pierde. 713 trataron: concertaron, acordaron. 714 Acusa a los pasteleros de meter moscas en los pasteles (que se hacían de carne picada). 715 Poniendo cuernos.

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mas trújole tres dientes de librea716. Porque Jorge después no se alborote y tabique ventanas y desvanes, hecho tiesto de cuernos el cogote, con un guante, dos moños, tres refranes717 y seis libras de zarza, llevó en dote tres hijas, una suegra y dos galanes.

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Prefiere la hartura y sosiego mendigo a la inquietud magnífica de los poderosos. Mejor me sabe en un cantón la sopa718, y el tinto con la mosca y la zurrapa719, que al rico que se engulle todo el mapa muchos años de vino en ancha copa. Bendita fue de Dios la poca ropa 5 que no carga los hombros y los tapa; más quiero menos sastre que más capa, que hay ladrones de seda, no de estopa. Llenar, no enriquecer, quiero la tripa; lo caro trueco a lo que bien me sepa; 10 somos Píramo y Tisbe yo y mi pipa. Más descansa quien mira que quien trepa720; regüeldo yo cuando el dichoso hipa, él asido a Fortuna, yo a la cepa.

716

tres dientes: los últimos que le quedan en la boca. La dote o aportación al matrimonio consiste en un guante (que no vale para nada), dos moños (tiene pelo postizo), tres refranes (propios de viejas), y seis libras de zarzaparrilla (remedio contra la sífilis; está sifilítica), además de tres hijas, la suegra, etc. 718 cantón: esquina. 719 zurrapa: poso del vino; también ‘prostituta’. 720 trepa: juega con el sentido material de ‘trepar a algún sitio’, y el figurado moralizador: ‘el ansia de trepar, de ascender y medrar en la corte, trae muchas penas y desasosiegos’. 717

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Epitafio de una dueña, que idea también puede ser de todas721. Fue más larga que paga de tramposo, más gorda que mentira de indïano722, más sucia que pastel en el verano723, más necia y presumida que un dichoso, más amiga de pícaros que el coso, más engañosa que el primer manzano724, más que un coche alcahueta, por lo anciano más pronosticadora que un potroso725. Más charló que una azuda y una aceña726, y tuvo más enredos que una araña, más humos que seis mil hornos de leña. De mula de alquiler sirvió en España727, que fue buen noviciado para dueña, y muerta pide y enterrada engaña.

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Desnuda a la mujer de la mayor parte ajena que la compone. Si no duerme su cara con Filena728 ni con sus dientes come, y su vestido las tres partes le hurta a su marido y la cuarta el afeite le cercena; si entera con él come y con él cena, mas debajo de el lecho mal cumplido729, 721

5

dueña: dama de cierta edad que acompañaba o servía a las jóvenes. Es figura favorita para los satíricos del Siglo de Oro. Algunas tachas atribuidas son las que cita Quevedo. 722 Los indianos tenían fama de volver casi todos ricos y todos jactanciosos y presumidos. 723 Porque el verano abunda en moscas que los pasteleros meten en los pasteles. 724 primer manzano: el del Paraíso, ocasión del pecado original. 725 potroso: el doliente de hernia, que pronostica los cambios de tiempo por el dolor de su enfermedad. 726 La azuda es una rueda para sacar agua de los ríos y solía ser muy ruidosa. La aceña, igualmente ruidosa, es especie de molino cuya rueda la mueve la corriente del agua. 727 mula de alquiler: tenían muy mala fama; pero además mula era metáfora por prostituta. 728 Porque al irse a acostar se quita los afeites, come con dientes postizos, etc. 729 mal cumplido: ‘mal lleno, vacío, sin llenarse de la flaca mujer’.

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todo su bulto esconde reducido a chapinzanco y moño por almena730, ¿por qué te espantas, Fabio, que, abrazado a su mujer, la busque y la pregone, si, desnuda, se halla descasado? Si cuentas por mujer lo que compone a la mujer, no acuestes a tu lado la mujer, sino el fardo que se pone.

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A una fea y espantadiza de ratones. ¿Lo que al ratón tocaba si te viera haces con el ratón, cuando, espantada, huyes y gritas, siendo, bien mirada, en limpieza y en trampas ratonera?731 Juzgara quien huyendo de él te viera, 5 eras de queso añejo fabricada, y con razón, que estás tan arrugada que pareces al queso por defuera. ¿Quién pensó, por si ansí tu espanto abones, que coman solimán, que attenta guardas732 10 el que en tu cara juntas a montones? ¿Saltar huyendo quieres aun las bardas733, cuando en roer no piensan los ratones tu tez de lana sucia de las cardas?

730

La mujer es la suma de dos desproporciones: por abajo el chapín, alto como un zanco; por arriba el moño, alto como una almena. 731 Acusación de suciedad muy intensa si se tiene en cuenta que según las creencias populares de la época el ratón es animal sucio, que suele engendrarse de la corrupción. 732 solimán: sublimado corrosivo, muy usado en la confección de cosméticos. 733 ‘¿Para qué huyes si los ratones no piensan roer tu tez?’; saltar las bardas: probable alusión a la juventud afectada por la vieja; cardas: sean las vegetales (cardenchas) o las tablas de púas metálicas, servían para limpiar y suavizar la lana: es decir, la cara de la vieja es como la lana sucia que hay que entregar a las cardas para limpiarla, o bien, en otra posible significación ‘tu cara es como la suciedad que las cardas arrancan de la lana, para dejar la fibra limpia’.

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Al tabaco en polvo, doctor a pie. ¡Oh doctor hierba, docto sin Galeno734, barato sin barbero y sin botica, en donde el bote suele ser de pica735 para el que malo está, y aun para el bueno! Tú, que sin mula vas, de virtud lleno736, a la nariz del pobre que te aplica, que no orinal ni pulso te platica737, ni el que con barba y guantes es veneno738, como el oro por Indias graduado739, sin el martirologio de la vida740, de solo un papelillo acompañado, hoy medicina a la otra preferida: ¿cuánto va, si se mira con cuidado de la que es moledora a la molida?741

734

5

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hierba: el tabaco es una hierba; pero hierba significaba también ‘veneno’. El médico va ayudado del barbero (que hacía las sangrías) y boticario; el tabaco se basta solo. 735 bote: juego de palabras; recipiente y golpe dado con la pica o lanza. 736 mula: montura habitual de los médicos en el Siglo de Oro. 737 La inspección del pulso y de la orina es otro rasgo tipificador del médico. 738 El que es veneno con barba y guantes es el médico. Son dos rasgos tópicos de la caricatura de los médicos en el Siglo de Oro. 739 como el oro por Indias graduado: los médicos estudian para graduarse en las universidades, pero el tabaco está graduado en Indias, porque procede de allí, como el oro (evoca los famosos tesoros de Indias que traían las flotas desde las minas del Nuevo Mundo). Tabaco y oro son comparables por su virtud (en el sentido de ‘fuerza, vigor’) y su origen común. 740 martirologio: catálogo de los mártires. Quevedo lo usa otras veces para referirse burlescamente al médico, pero aquí parece referirse más bien al barbero y boticario: a diferencia del médico, que necesita de los ayudantes, el tabaco se basta él solo, con la única compañía de un papelillo. 741 Antítesis burlesca: moledora es la del médico porque muele, quebranta y destroza la salud y el cuerpo del paciente; molida es el tabaco, porque se usa en polvo, picado.

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Desacredita la presunción vana de los cometas742. A venir el cometa por coronas743 ni clérigo ni fraile nos dejara, y el tal cometa irregular quedara744 en el ovillo de las cinco zonas745. Tiénenle, sin por qué, las más personas por malquisto de el cetro y la tiara, y he visto gran cometa de luz clara no hartarse de lacayos y fregonas. Yo he visto diez cometas veniales746, a quien desesperados los doctores maldijeron, porque eran cordiales. Tres cometas he visto de aguadores747, uno de ricos, siete de oficiales y ninguno de suegras y habladores.

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Mañoso artificio de vieja desdentada. Quéjaste, Sarra, de dolor de muelas748, porque juzguemos que las tienes, cuando te duelen por ausentes, y mamando, bocados sorbes y los sorbos cuelas. De las encías quiero que te duelas,

742

5

El soneto se burla de las supersticiones coetáneas sobre los cometas, que eran considerados signos de mal agüero, anuncio de muerte de encumbrados personajes. 743 coronas: juego dilógico con los sentidos ‘corona de rey’, ‘tonsura de clérigo’. 744 irregular: tiene sentido técnico eclesiástico; irregularidad es un impedimento canónico para recibir órdenes o ejercitar los recibidos o adquirir lo que se provee de derecho eclesiástico, por ciertos defectos o delitos, como matar a un clérigo. 745 Aquí parece referirse a las cinco zonas en que los astrólogos dividían el cielo. 746 veniales: chiste basado en la antítesis mortal / venial, que implica la dilogía implícita de mortal, ‘pecado mortal’, y ‘que causa la muerte’. Se han visto cometas que en vez de ser signos mortales, eran buenos para la salud (cordiales, buenos para el corazón). 747 Los aguadores, como los lacayos y fregonas del v. 8, son prototipo de oficio bajo. Hay cometas para todas clases de personas. Los únicos inmortales, viene a decir, son las suegras y los habladores, verdaderas plagas. Oficial: el que desempeña un trabajo manual. 748 Sarra: nombre burlesco que significa vejez.

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con que estás el jigote aporreando749; no llames sacamuelas, ve buscando, si le puedes hallar, un sacaabuelas. Tu risa es más que alegre delincuente, tienes sin huesos pulpas las razones, y el raigón, del mascar lugarteniente750. No es malo, en amorosas ocasiones, el no poder jamás estar a diente751, aunque siempre te falten los varones.

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Calvo que no quiere encabellarse. Pelo fue aquí, en donde calavero752; calva no solo limpia, sino hidalga753; háseme vuelto la cabeza nalga: antes greguescos pide que sombrero754. Si cual Calvino soy, fuera Lutero, contra el fuego no hay cosa que me valga755, ni vejiga o melón que tanto salga el mes de agosto puesta al resistero756. Quiérenme convertir a cabelleras los que en Madrid se rascan pelo ajeno repelando las otras calaveras. Guedeja réquiem siempre la condeno757; gasten caparazones sus molleras: mi comezón resbale en calvatrueno. 749

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jigote: guiso de carne picada. raigón: raíz de la muela. Las muelas inexistentes han delegado la acción de masticar en los raigones, que actúan de lugartenientes del mascar. 751 estar a diente: se aplica al que tiene gana de alguna cosa y no la puede conseguir. La vieja, en cuestión de amores, tiene la ventaja de no poder quedarse nunca con las ganas (no poder estar a diente nunca), ya que no los tiene. 752 calavero: puede ser verbo o nombre: ‘en el sitio donde me voy volviendo calavera’, ‘en el sitio que ahora es una calavera o calavero’. 753 Juego dilógico evidente en limpia ‘sin un pelo’, ‘de sangre limpia, sin mezcla de moro o judío’, que permite el chiste con hidalga. 754 greguescos: un tipo de calzones. 755 Lo echarían al fuego por hereje. 756 resistero: el momento en que el sol pega con más fuerza. 757 guedeja réquiem: alusión a la misa de difuntos, o al mismo responso, por hacerse las pelucas de pelo de muertos. 750

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Felicidad barata y artificiosa del pobre. Con testa gacha toda charla escucho; dejo la chanza y sigo mi provecho; para vivir, escóndome y acecho, y visto de paloma lo avechucho. Para tener, doy poco y pido mucho; si tengo pleito arrímome al cohecho758; ni sorbo angosto ni me calzo estrecho, y cátame que soy hombre machucho759. Niego el antaño, píntome el mostacho760; pago a Silvia el pecado, no el capricho; prometo y niego, y cátame muchacho. Vivo pajizo, no visito nicho761; en lo que ahorro está mi buen despacho, y cátame dichoso, hecho y dicho.

5

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Letrilla. Después que de puro viejo caduca ya mi vestido, como como un descosido, por estarlo hasta el pellejo. No acierto a topar consejo que pueda ponerme en salvo contra un herreruelo calvo762 y una sotana lampiña, que cuando mejor se aliña me descubre todo el lomo. Yo me soy el rey Palomo: yo me lo guiso y yo me lo como.

758 759 760 761

5

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cohecho: soborno. machucho: sensato. ‘Disimulo los años tiñéndome el bigote’. ‘Vivo en casa pobre, como choza de paja, y no visito palacios llenos de esta-

tuas’. 762 herreruelo: una clase de capa; el que lleva es tan viejo que ha perdido el pelo y está raído.

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Si va a decir la verdad, de nadie se me da nada, que el ánima apicarada me ha dado esta libertad. Solo llamo majestad al rey con que hago la suerte763; no temo en damas la muerte tanto como en un doctor, que las cosas de el amor como me vienen las tomo. Yo me soy el rey Palomo: yo me lo guiso y yo me lo como. Para mí no hay demasías ni prerrogativas necias de los que se hacen Venecias764 solo por ser señorías. En mi mesa las Harpías765 mueren de hambre contino; pídola para el camino, si me despide mi dama, mas si a mi ventana llama después de comer me asomo. Yo me soy el rey Palomo: yo me lo guiso y yo me lo como. Entre nobles no me encojo, que, según dice una ley, si es de buena sangre el rey es de tan buena su piojo. Con nada me crece el ojo766 si no es con una hinchazón. 763

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Al rey de la baraja. Venecias, señorías: quiere decir que no tiene en nada a los que pretenden presumir de grandeza: en Venecia Señoría era el título que daban al gobierno del estado; de ahí la relación chistosa entre Venecia y «señoría», donde se juega dilógicamente con un tratamiento que en España se reservaba a los grandes. 765 Harpías: monstruos mitológicos con rostro de vieja, pico y uñas de pájaro, que arrebataban la comida y ensuciaban las mesas. 766 crecer el ojo: codiciar algo. 764

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Más estimo un dan que un don767, y es mi fuerza y vigor tanto que un testimonio levanto768 aunque pese más que plomo. Yo me soy el rey Palomo: yo me lo guiso y yo me lo como.

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Letrilla. Santo silencio profeso; no quiero, amigos, hablar, pues vemos que por callar a nadie se hizo proceso. Ya es tiempo de tener seso; bailen los otros al son: chitón. Que piquen con buen concierto769 al caballo más altivo picadores, si está vivo, pasteleros, si está muerto; que con hojaldre cubierto nos den un pastel frisón:770 chitón. Que por buscar pareceres revuelvan muy desvelados los Bártulos los letrados,771 767

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Juego de paronomasia antitética; prefiere a quien le dé algo que a los nobles que usan títulos de don. 768 levantar un testimonio: imputar o atribuir una falsa acusación; otra vez se da la interpretación literal de la frase hecha. 769 Picar al caballo era adiestrarlo; juega con el sentido de ‘hacer pedazos’, acusando a los pasteleros otra vez de meter carne de caballo muerto en los pasteles. 770 frisón: con carne de caballos de esta raza que venía de Frisia (región de Holanda). 771 Bártulo: famoso jurisconsulto italiano, Bartolo de Sasoferrato (1313-1357). Sujeto de la oración es «letrados» y «Bártulos» el objeto directo. En el verso siguiente se hace un juego malicioso: Abad es Niccolò de Tedeschi (1386-1450), llamado Abad o Panormitano, otro famoso tratadista. Pero aquí funciona dilógicamente

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los abades sus mujeres; si en los estrados las vieres772 que ganan más que el varón chitón. Que trague el otro jumento por doncella una sirena más catada que colmena, más probada que argumento; que llame estrecho aposento773 donde se entró de rondón: chitón. Que pretenda el maridillo de puro valiente y bravo, ser en una escuadra cabo, siendo cabo de cuchillo774; que le vendan el membrillo775 que tiralle era razón: chitón. Que duelos nunca le falten al sastre que chupan brujas, que le salten las agujas, y a su mujer se las salten776; que sus dedales esmalten un doblón y otro doblón: chitón.

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como nombre común ‘monjes’, sujeto de la oración cuyo objeto directo es «mujeres». 772 estrado: lugar donde recibían las damas a las visitas; y también ‘sala del tribunal’. 773 estrecho aposento: alusión a los genitales femeninos de esa falsa doncella: el tonto cree estrecho lo que es muy ancho (la tal doncella no tiene nada de virgen). 774 Porque el cabo o mango de cuchillo se hace de cuerno; otras palabras del contexto aluden al cornudo (bravo: como los toros, etc.). 775 Este membrillo (símbolo del sexo femenino) que venden es un fruto pasado y gastado, mejor para tirar que para usar. 776 Otra alusión obscena con juego de palabras.

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Que el letrado venga a ser777 rico con su mujer bella, más por buen parecer della que por su buen parecer, y que por bien parecer traiga barba de cabrón778: chitón. Que tonos a sus galanes cante Juanilla estafando, porque ya piden cantando las niñas, como alemanes779; que en tono, haciendo ademanes, pidan sin ton y sin son: chitón. Mujer hay en el lugar que a mil coches, por gozallos, echará cuatro caballos, que los sabe bien echar.780 Yo sé quién manda salar781 su coche como jamón: chitón. Que pida una y otra vez, fingiendo virgen el alma, la tierna doncella palma, y es dátil su doncellez, y que lo apruebe el juez

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El letrado gana más con la belleza de su mujer que se vende a otros galanes, que con sus acertados juicios profesionales. 778 Los letrados llevaban grandes barbas en el Siglo de Oro: la de este es de cabrón (alusión a sus cuernos). 779 Los mendigos alemanes pedían limosna cantando. 780 Sabe echar caballos porque caballos se llamaban unas llagas o bubas sifilíticas. 781 Manda salar el coche probablemente para ‘conservarlo’ mejor, y porque coche significa cerdo, y se puede salar. Es juego de palabras.

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por la sangre de un pichón782: chitón.

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Letrilla. Pues amarga la verdad783, quiero echarla de la boca, y si a l’alma su hiel toca, esconderla es necedad. Sépase, pues libertad ha engendrado en mi pereza la pobreza. ¿Quién hace al tuerto galán y prudente al sin consejo? ¿Quién al avariento viejo le sirve de río Jordán?784 ¿Quién hace de piedras pan sin ser el Dios verdadero? El dinero. ¿Quién con su fiereza espanta el cetro y corona al rey? ¿Quién, careciendo de le785y, merece nombre de santa? ¿Quién con la humildad levanta a los cielos la cabeza? La pobreza.

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¿Quién los jueces con pasión, sin ser ungüento, hace humanos, 782

sangre de un pichón: este juez sobornado certifica la virginidad de la falsa doncella demostrándola con la sangre del desfloramiento, que es en realidad sangre de pichón, para falsificar la prueba. 783 Es refrán conocido: «La verdad amarga». 784 Se decía que el agua del Jordán rejuvenecía. 785 careciendo de ley: alude a la fórmula clásica «necessitas caret lege», «la necesidad carece de ley», frase que explica que el que padece necesidad se juzga dispensado de las leyes comunes.

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pues untándolos las manos los ablanda el corazón? ¿Quién gasta su opilación786 con oro y no con acero? El dinero. ¿Quién procura que se aleje del suelo la gloria vana? ¿Quién, siendo toda cristiana, tiene la cara de hereje?787 ¿Quién hace que al hombre aqueje el desprecio y la tristeza? La pobreza. ¿Quién la montaña derriba al valle, la hermosa al feo? ¿Quién podrá cuanto el deseo, aunque imposible, conciba? ¿Y quién lo de abajo arriba vuelve en el mundo ligero? El dinero.

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Desengañada exclamación a la Fortuna. Fortunilla, Fortunilla, cotorrerica de fama788, que con todos los nacidos te echas y te levantas; bestia de noria que ciega con los arcaduces andas, y en vaciándolos los llenas, 786

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su opilación: el posesivo parece remitir burlescamente a los mismos jueces u otros sujetos sobreentendidos; alude a la costumbre de curar la opilación (‘obstrucción de las vías de los humores o líquidos corporales, amenorrea’) las damas del XVII con la toma del acero, o agua ferruginosa, natural u obtenida por la inmersión en ella de un clavo o hierro rusiente. 787 tiene la cara de hereje: traducción vulgar y jocosa de la frase latina «necessitas caret lege». 788 cotorrerica: prostituta.

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y en llenándolos los vacias; bola de juego de bolos que la soberbia dispara, pues solo a derribar tiras, y cuanto derribas ganas; molino que a pocas vueltas lo más granado quebrantas, sin saber hacer salvado ni con viento ni con agua; escribanito lampiño que vives de el hacer causas, cargado de tinta y plumas que ya absuelven y ya matan; tú, que de dar perros muertos789 a los ambiciosos campas, que aúllan cuando prometes y al tiempo de cumplir rabian; las mulitas de alquiler de ti aprendieron a falsas, pues a quien llevas encima le derribas y le arrastras. Por maestra de danzar te conocen en España, pues haces el son a todos y vives de las mudanzas790. ¡Qué de volatines veo791 que por tus cordeles andan, y han de tener el pescuezo en donde tienen las plantas! Tal vez forjas melón rico de pepita calabaza, si no madura le cuelgas792, y si madura le calas. De tantos pies y cabezas como quitas o resbalas, 789 790 791 792

perros muertos: engaños. mudanzas: ‘cambios’ y ‘movimientos de una danza’. volatines: equilibristas. Los melones se solían madurar colgados.

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tu infinita pepitoria793 ¿a qué sábado la guardas? Ratonera de ambiciosos eres también, pues los cazas, dando paso para que entren y púas porque no salgan. Yo asirme quiero a la tierra y vivir entre las plantas; quien de granizo presume por nubes y truenos vaya. No me has de hacer encreyentes794 que pueden volar mis zancas, que son mis juanetes plumas, que son mis muletas alas. Tus puestos dalos a otro, cerrado menos de barba, que los que son puestos hoy serán quitados mañana. Tus estados son de pozo795, pues de soga se acompañan; yo no me meto en honduras, vete a marquesar a Jauja796. Siempre estás con tu costumbre797, llenas de sangre las faldas, y con ser esto ordinario no hay mes que no tengas falta. ¿De sacar de juicio a tantos no me dirás lo que sacas, hija bastarda del martes798,

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793 pepitoria: guisado de cabezas y patas de aves, que se podía comer en la semivigilia de los sábados. 794 No me has de hacer encreyentes: ‘no me has de convencer’. 795 estado: medida de la altura de un hombre para medir la altura o profundidad; juega con el sentido de ‘posesiones gobernadas por un rey o poderoso’. 796 Jauja: tierra mítica de abundancia; aquí como lugar fabuloso que no existe (aunque hay una Jauja en Perú). 797 costumbre: menstruación. Sigue con los juegos de palabras que dan estructura a todo el poema. 798 El martes se consideraba día aciago y de mal agüero.

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más triste y más aciaga? Mis tropezones me cuesta el andar a tus espaldas, y tus sendas me dejaron arrepentido de patas. Si fueras casamentero, no tuvieras tan mala alma, pues concertaras al fin lo que a la fin desbaratas. Eres gusano de seda, tú, que los favores labras, y para vestir a otros te entierras y te amortajas. El valido que cordero799 alguna vez mojigatas, aforrado está en león, sus proprios balidos brama. Arrastrar como culebra800 defiende si no descansa, que andar enredando techos es proprio de las arañas. El que mira lo pasado con miedo las dichas palpa; quien bajar quisiere en pie, ande por la cumbre a gatas. Aquellos ilustres necios que creyeron tus palabras, entristecen las historias y la memoria nos manchan. Muy preciada de degüellos escarmientos desenvainas, que espantan y no aprovechan, si es que alguna vez espantan. A quien te sigue despeñas, a quien te escoge descartas, 799

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valido: primer ministro; poderoso, que alguna vez toma aspecto de cordero mojigato, pero es un verdadero león. 800 Prefiere ser humilde que ambicioso; está más seguro así de los vaivenes de la Fortuna.

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a quien te estima aborreces, a los que te creen engañas. Vete a ser torno de monjas, hazte veleta o giralda, que si te van conociendo no has de poder hacer baza. Y pues que con vueltas y uñas ya engarrotas y ya arañas, gradúate de demonio o quédate para carda. Guardaos de la borracha, vieja y embustidora, que va dando traspiés por donde pasa y se le anda alrededor la casa.

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Pintura de la mujer de un abogado, abogada ella del demonio. Viejecita, arredro vayas801, donde sirva, por lo lindo, a San Antón esa cara802 de tentación y cochino. Quien mira tan aliñado ese magro frontispicio, por maya de los difuntos803 te cantará villancicos. Doña Momia, sin ser carne, cecina del otro siglo, cuerpo zurcido de cuartos804 801

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arredro: atrás; se usaba para rechazar al diablo. San Antón: la cara de la vieja puede servir a San Antón de tentación y de cochino, por lo diabólica, lo sucia y lo horrible que es. Las tentaciones de San Antón se representan por seres horribles y deformes, como en el famoso cuadro del Bosco. El cochino es el emblema del santo, patrón de los animales. 803 Alusión a la fiesta de la maya, en la que se elegía una muchacha, «la maya», que servía de reina de la fiesta, mientras otras muchachas pedían a los paseantes una propina, y cantaban cancioncillas. 804 Imagen grotesca de la vieja, vista como hecha de cuartos o pedazos de los cadáveres de los delincuentes que la Santa Hermandad ajusticiaba en Peralvillo, lugar de Ciudad Real que se menciona mucho en los textos áureos. 802

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quitados de Peralvillo; muchos años de tarasca805 en pocos meses de mico, vieja vida perdurable, calaverazo infinito, responso sobre chapines, alma en pena con soplillo806, zarpa antañona fiambre807, mancebita de ab initio808, frutilla de el ataúd, de quien dicen los vecinos que el juez de los cimenterios anda tras ti dando gritos; si sacaras por las calles guadaña por abanico, por el «Miren lo que somos» te hablaran los monacillos. Cara de aldabón en puerta809, carantoña de poquito, carantamaula en enredos, carátula en regocijos, cara forjada en encella810, según arrugas atisbo, muesca de planta de pie, suelo de queso de Pinto;

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805 Parodia de los versos de Góngora «Muchos siglos de hermosura / en pocos años de edad», de «Apeose el caballero»; tarasca: una especie de dragón que sacaban en algunas fiestas como la del Corpus; el mono como imagen de la vieja arrugada es tópico. 806 soplillo: un tipo de velo o manto. 807 zarpa antañona fiambre: sintagma compuesto por el sustantivo zarpa ‘mano’, que connota la rapacidad de la vieja; el adjetivo antañona, que describe a la vieja en el estilo vulgar y festivo, y fiambre ‘lo que tiene mucho tiempo’. 808 mancebita de ab initio: expresión irónica en el diminutivo; mancebita ‘muy joven’ se opone a ab initio «desde el principio del mundo». 809 Juegos léxicos con «cara», alusivos a la fealdad de la vieja: carantoña: cara horrible; carantamaula: careta (de carnaval, como carátula); enredos supone un chiste partiendo de maula (parte de la palabra carantamaula), que significa, entre otras cosas, engaño. 810 encella: especie de canastilla para prensar el queso.

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no cara sino Carón, el barquero del abismo, de la capacha del diablo811 andadera de espartillo; el cabello, como el don, para no decir postizo, negro de él, pues acompaña dentro en Sevilla a Calvino; frente cáscara de nuez que ha profesado de jimio, dos ojos de vendimiar en dos cuévanos metidos812; mozas de fregar por niñas, sin gloria y sin luz, dos limbos: para tienda, a mercaderes ojera de lindo sitio; nariz a cuyas ventanas está siempre el romadizo813 muy juguetón de moquita columpiándose en el pico. Cuantos a boca de noche aguardan sus enemigos, a la orilla de tus labios aciertan hora y camino. El diente, que viene a ser el tronco de ovas vestido, 814 y los raigones tras él diciendo: «Aquí fue colmillo»;

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811 capacha: por lo pedigüeña parece una demandadera —como las demandaderas de los conventos—, pero a diferencia de los que piden por Dios y para los pobres, como los frailes llamados de la Capacha ‘los de San Juan de Dios’ —se llamaban de la Capacha por la capacha que llevaban para pedir limosna—es diabólica, y puede por tanto decirse que es, no de la capacha de los frailes de San Juan, sino de la capacha del diablo’ (espartillo, imagen por las arrugas, alude a que las capachas estaban tejidas de esparto). 812 cuévanos: cestos para vendimiar, muy profundos. Imagen favorita de Quevedo para los ojos hundidos. 813 romadizo: catarro. 814 Parodia un romance de Lope; el diente está verdoso, como lleno de algas.

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quijada de pie de cruz815, donde el güeso fugitivo dejó casas de panal y por muelas orificios; barba que con la nariz se junta a dar un pellizco, sueño de Bosco con tocas816, rostro de impresión del grifo; visión cecial detestable817, rellena de cocrodilos, aspaviento ya carroño, mandrágula con zollipo818, vete a fundar marimantas819 a las orillas de el Nilo, o a empezar otra cuaresma como miércoles Corvillo820. Apárecete al que muere, que con gesto tan precito821, te pasarán por el diablo los postreros parasismos. Doncella del aquelarre822, vete a dar con el hocico hojaldre a las cataratas del ojo del enemigo. Sé rana de Tagarete823, si no es que se afrente él mismo, que siendo arroyo de bien 815

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Al pie de la cruz se pinta una calavera. Bosco, grifo: figuración pictórica de los cuadros del Bosco, que abundan en figuras monstruosas; se agrega la imagen del animal mitológico, monstruo mezcla de águila, buitre, serpiente y león, según lo describe. 817 cecial: pescado seco. 818 mandrágula: ‘mandrágora’, raíz asociada a la lujuria y a las prácticas de hechicería, además de tener una forma semejante a la figura humana; zollipo: «sollozo con hipo». 819 marimanta: figura espantosa para asustar a los niños. 820 Es figura, por lo flaca, cuaresmal, propia del miércoles de ceniza (corvillo). 821 precito: condenado. 822 La llama bruja y la envía a besar el ano del demonio (el ojo del enemigo). 823 El Tagarete, arroyo sevillano, llevaba las inmundicias de la ciudad. 816

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no querrá dar asco al río. Cohete con ropa limpia me pareces los domingos, o el ánima condenada, con tus faciones delitos. Por auténtica en Simancas824 te está pidiendo el archivo, más pasada que «Años ha», más escurrida que el vino. Fuiste despabiladeras825 en casa de algún morisco, porque el tufo y el olor se presentan por testigos. Bien haya quien te juntó con tan añejo marido, donde la mugre y la caspa se pueden llamar de primos. Cuando miro al licenciado de solo verle me pringo: ¿qué haré si atisbo tu cara con su grasilla de cisco? Considérote desnuda andando sobre dos hilos, esqueleto en camisón, pantasma con dominguillos. Si tú te hicieras preñada se engendrara algún vestiglo826, si no es que en vieja, de un churre827 se fraguase el Antecristo. ¡Quién os pudiera acechar cuando, tras llamaros hijos, os besáis donde los besos 824

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En el archivo de Simancas se guardan los documentos más antiguos de Espa-

ña. 825

despabiladeras: tijeras con que se quita el pabilo a la vela: hemos de suponer que se tornan negras por el humo y toman mal olor. 826 vestiglo: monstruo horrible. 827 churre: grasa sucia; metáfora degradatoria para ‘semen’ que engendraría en esta vieja el Anticristo: corrían diversos tópicos sobre el Anticristo.

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son un choque de servicios! 828, cuando tú, memento homo829, te almohazas con tu erizo830, y dos en güeso, no en carne, sois los siglos de los siglos. Mas yo me parto a buscar quien conjure basiliscos831, por si a sacaros de el mundo pueden valer exorcismos.

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Pavura de los condes de Carrión. Medio día era por filo832, que rapar podía la barba, cuando después de mascar el Cid sosiega la panza; la gorra sobre los ojos y floja la martingala833, boquiabierto y cabizbajo, roncando como una vaca. Guárdale el sueño Bermudo, y sus dos yernos le guardan, apartándole las moscas del pescuezo y de la cara, cuando unas voces, salidas por fuerza de la garganta, no dichas de voluntad sino de miedo pujadas, se oyeron en el palacio, se escucharon en la cuadra 828

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servicios: orinales. memento homo: frase del miércoles de ceniza en que se recuerda al hombre que es polvo y en polvo se convertirá; alude a la muerte o vejez extrema. 830 erizo: otra metáfora para la flacura; marido y mujer son iguales de flacos; de ahí que sean dos «en hueso» y no «una sola carne» como son marido y mujer. 831 Es necesario un exorcista contra estos dos que se identifican con basiliscos, especie de sierpe que mata con la vista. 832 Medio día era por filo: un romance viejo del Conde Claros comienza «Medía noche era por filo, / los gallos querían cantar». 833 martingala: parte del arnés que cubría la entrepierna. 829

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diciendo: «¡Guardá el león!» 834, y en esto entró por la sala. Apenas Diego y Fernando le vieron tender la zarpa cuando hicieron sabidoras de su temor a sus bragas. El mal olor de los dos al pobre león engaña y por cuerpos muertos deja los que tal perfume lanzan. A venir acatarrado el león, a los dos mata, pues de miedo de el perfume no les siguió las espaldas. El menor, Fernán González, detrás de un escaño a gatas, por esconderse abrumó sus costillas con las tablas. Diego, más determinado, por un boquerón se ensarta a esconderse donde van835 de retorno las viandas. Bermudo, que vio el león, revuelta al brazo la capa y sacando un asador que tiene humos de espada836, en la defensa se puso. Despertó al Cid la borrasca, y abriendo entrambos los ojos empedrados de lagañas, tal grito le dio al león que le aturde y le acobarda, que hay leones enemigos 834

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guardá: plural con caída de la -d final, fenómeno habitual en la fonética de la

época. 835

esconderse … las viandas: se esconde en la letrina. tiene humos de espada: nótese el ingenioso juego con la frase hecha «tener humos» ‘presunciones’, aplicado a un asador, que debe de estar manchado de humos y hollín. 836

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de voces y de palabras. Enviole a su leonera sin que le diese fianzas, por sus yernos preguntó receloso de desgracia. Allí respondió Bermudo: «Señor, no receléis nada, pues se guardan vuesos yernos837 en Castilla como Pascua». Y remeciendo el escaño, a Fernán González hallan devanado en su bohemio838, hecho ovillo en la botarga839. Las narices del buen Cid a saberlo se adelantan, que le trujeron las nuevas los vapores de sus calzas. Salió cubierto de tierra y lleno de telarañas; corriose el Cid de mirarlo840, y en esta guisa le fabla: «Agachado estábais, Conde, y tenéis mucha más traza de home que aguardó jeringa841, que de el que espera batalla. Connusco habedes yantado842: ¡oh, que mala pro vos faga, pues tan presto bajó el miedo los yantares a las ancas! Sacárades a Tizona843, 837

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se guardan … pascua: juego con ‘guardar la fiesta de la Pascua’. devanado en su bohemio: ‘envuelto en su bohemio o capotillo’. 839 botarga: vestido ridículo. 840 corriose: se avergonzó. 841 jeringa: lavativa; la posición de agachado es propia para recibir la lavativa. Alusión escatológica. 842 Connusco: ‘con nosotros’ (de noscum, latín vulgar, en vez de nobiscum): arcaísmo que obedece a la parodia burlesca, como yantar, vos faga, etc. 843 Tizona: una de las famosas espadas del Cid, como Colada. 838

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que ella vos asegurara, pues en vos no es rabiseca, según la humedad que anda». Gil Díaz, el escudero que al Cid contino acompaña, con la mano en las narices todo sepultado en bascas, trayendo detrás de sí a Diego, el yerno que falta, con una mano le enseña mientras con otra se tapa. «Vedes aquí, señor mío, un fijo de vuesa casa, el Conde de Carrión, que esconde mal su crianza844. De dónde yo le he sacado, sus vestidos vos lo parlan, y a voces sus palominos845 chillan, señor, lo que pasa. Más cedo podréis tomar a Valencia y sus murallas que de ningún cabo al conde por no haber de do le asgan. Si no merece de yerno el nombre por esta causa, tenga el de servidor vueso846, pues tanta parte le alcanza». Sañudo le mira el Cid; con mal talante le encara: «De esta vez, amigos condes, descubierto habéis la caca847. ¿Pavor de un león hobistes estando con vuesas armas, fincando en compaña mía, que para seguro basta? 844 845 846 847

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esconde: paronomasia con «es conde (de Carrión)». palominos: dilogía con ‘aves’ y ‘manchas de los excrementos en la camisa’. servidor: orinal. Es un refrancillo que aquí se aplica literalmente.

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Por San Millán, que me corro, mirándovos de esa traza, y que de lástima y asco me revolvéis las entrañas. El que de infanzón se precia face en el pavor y el ansia de las tripas corazón848: así el refrán vos lo canta, mas, vos, en esta presura, sin acatar vuesa casta, facéis del corazón tripas, que el puro temor vos vacia849. Ya que Colada no os fizo valiente aquesta vegada, fágavos colada limpio: echaos, buen conde, en colada». «Calledes, el Cid, calledes, dijo, con la voz muy baja, y la cosa que es secreta850 tan pública no se faga. Si non fice valentía fice cosa necesaria851 y si probais lo que fice, lo tendredes por fazaña. Más ánimo es menester para echarse en la privada852, que para vencer a Búcar853 ni a mil leones que salgan. Ánimo sobrado tuve…»; mas en esto el Cid le ataja, porque, sin un incensario, 848

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Hacer de tripas corazón es frase todavía muy vigente, que se aplica chistosamente a la situación escatológica en este romance. 849 vacía: la palabra tiene connotaciones escatológicas por la alusión a las fregonas que vaciaban los bacines. 850 secreta: letrina. 851 necesaria: letrina. 852 privada: letrina. 853 Búcar: es un rey moro con el que combatió el Cid.

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ninguno a escuchar le aguarda. «Id, infante, a doña Sol, vuesa esposa desdichada, y decidla que vos limpie mientras yo vos busco un ama. Y no fabléis ende más y obedeced, si os agrada, aquel refrán que aconseja: la caca, conde, callarla»854.

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OTROS POETAS BARROCOS

LUIS CARRILLO Y SOTOMAYOR

A la ligereza y pérdida del tiempo. ¡Con qué ligeros pasos vas corriendo! ¡Oh, cómo te me ausentas, tiempo vano! ¡Ay de mi bien y de mi ser tirano, cómo tu altivo brazo voy sintiendo! Detenerte pensé; pasaste huyendo; seguíte y ausentástete liviano; gastéte a ti en buscarte, ¡oh inhumano!, mientras más te busqué te fui perdiendo. 854

Es un refrán que se aplica de nuevo literalmente.

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Ya conozco tu furia; ya, humillado, de tu guadaña pueblo los despojos, ¡oh amargo desengaño no admitido!

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Ciego viví, y al fin, desengañado, hecho Argos de mi mal, con tristes ojos855 huir te veo y veo te he perdido. Al desengaño de la fiereza del amor. Cuando me vuelvo a mí, y el dulce engaño, que en deleznables lazos busco y sigo, conozco al alma, aunque tirano amigo, por corto tengo el mal, por corto el daño. Mas cuando no, con el dolor tamaño que el alma abraza, querelloso digo: «¡Ciega mi enfermedad, duro enemigo! ¡Oh Amor, tal eres en tu enojo extraño!» Cruel estrella se entregó a mi suerte, pues de ciegos recelos oprimida, desconociendo el bien, el mal advierte.

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Mas sólo alienta en mí tan honda herida, el ver que el tiempo, si me da la muerte, el mismo tiempo me ha de dar la vida.

CONDE DE VILLAMEDIANA

Como la simple mariposa vuela, que tornos y peligros multiplica856 855

Argos: personaje mitológico que tenía cien ojos, que se abren para el poeta desengañado, que estaba ciego hasta el momento del desengaño. 856 tornos: vueltas; es el motivo de la mariposa que da vueltas en la luz hasta que se quema.

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hasta que alas y vida sacrifica en lo piramidal de la candela, así del tiempo advierte la cautela857 una pasión de desengaños rica, y su inadvertimiento califica las injurias que busca y no recela. De semejante impulso que el alado, cándido, aunque lascivo pensamiento, a morir me conduce mi cuidado,

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y me voy por mis pasos al tormento sin que se deba al mal solicitado los umbrales pisar del escarmiento. A una dama que se peinaba. Al sol Nise surcaba golfos bellos858 con dorado bajel de metal cano, afrenta de la plata era su mano y afrenta de los rayos sus cabellos. Cuerda el arco de Amor formaba en ellos del pródigo despojo soberano859, y el ciego dios, como heredero ufano, lince era volador para cogellos860. Bello pincel, no menos bello el mapa en piélago de rayos cielo undoso era, y su menor hebra mil anzuelos,

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que en red que prende más al que se escapa861 cadenas son, y, de oro proceloso trémulas ondas, navegados cielos. 857

cautela: traición. golfos bellos: mares bellos, metáfora por el cabello, que surca con el peine de plata dorada (dorada con oro o con el sol que brilla en él). 859 despojo: los cabellos que suelta el peine, que sirven de cuerdas al arco del dios Cupido (el ciego dios). 860 lince: a pesar de ser ciego, se hace lince (animal de extraordinaria vista) para coger los cabellos. 861 Tópico de los cabellos de la dama como red y cadenas que apresan al amante. 858

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Procesión. A Felipe IV, recién heredado. ¡Dilín, dilón, que pasa la procesión! No será sin gran concierto, viendo hurtar tan excesivo, remedie Felipe el vivo lo que no remedió el muerto862. Todos tengan por muy cierto que no ha de quedar ladrón que no salga en el padrón863 que hoy hace Felipe cuarto, viéndose así, sin un cuarto, y otros con casa y torreón. ¡Dilín, dilón! La procesión se comienza de privados alevosos, de ministros codiciosos y hombres de poca conciencia. No hay sino prestar paciencia: todo falsario y ladrón a destierro y privación. Con tan enormes delitos no es mucho todos den gritos. Obedecer, y chitón. ¡Dilín, dilón! En primer lugar va Uceda, que ha sido ladrón sin tasa, como lo dice su casa, donde ya tañen a queda. Ya se deshizo la rueda864

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862 el muerto: Felipe III, al que acusa de no haber puesto remedio a la corrupción. Menciona una serie de nobles y cargos del gobierno de Felipe III a los que acusa de robo. 863 padrón: juega con los sentidos de ‘lista’, ‘nota de infamia’. 864 Alude a un motivo tópico: el de la rueda o cola abierta del pavo real, que al desplegarla vanidosamente deja ver la fealdad de las patas, de modo que con la vanidad enseña a la vez su defecto.

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de su vana presunción, ya su tirana ambición se acabó con su poder; de Dios llegó a merecer hacer nuestra redención. ¡Dilín, dilón! En segundo lugar lleva un mar segundo Laguna, que sin vergüenza ninguna ha dado de su hurtar prueba. Cosa es por cierto bien nueva y que causa admiración que haga casa un camaleón con lo que a otros ha robado en el Consejo de Estado865, siendo tahúr y ladrón. ¡Dilín, dilón! […]

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FRANCISCO DE RIOJA

A la rosa. Pura, encendida rosa, émula de la llama que sale con el día, ¿cómo naces tan llena de alegría si sabes que la edad que te da el cielo es apenas un breve y veloz vuelo, y ni valdrán las puntas de tu rama ni púrpura hermosa

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865 El Consejo de Estado era uno de los más importantes en la estructura de gobierno de los Austrias.

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a detener un punto la ejecución del hado presurosa?866 El mismo cerco alado que estoy viendo rïente, ya temo amortiguado, presto despojo de la llama ardiente. Para las hojas de tu crespo seno te dio Amor de sus alas bandas plumas, y oro de su cabello dio a tu frente. ¡Oh fiel imagen suya peregrina! Bañote en su color sangre divina867 de la deidad que dieron las espumas, ¿y esto, purpúrea flor, esto no pudo hacer menos violento el rayo agudo? Róbate en una hora, róbate licencioso su ardimiento el color y el aliento: tiendes aún no las alas abrasadas, y ya vuelan al suelo desmayadas. Tan cerca, tan unida está al morir tu vida, que dudo si en sus lágrimas la aurora mustia tu nacimiento o muerte llora.

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Leáse «la ejecución presurosa del hado». La rosa, según la leyenda, se hizo roja al caer sobre ella la sangre de Venus, diosa que nace de las espumas del mar. 867

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RODRIGO CARO

Canción a las ruinas de Itálica Estos, Fabio, ¡ay dolor!, que ves ahora campos de soledad, mustio collado, fueron un tiempo Itálica famosa. Aquí de Cipïón la vencedora868 colonia fue. Por tierra derribado yace el temido honor de la espantosa muralla, y lastimosa reliquia es solamente. De su invencible gente solo quedan memorias funerales, donde erraron ya sombras de alto ejemplo. Este llano fue plaza; allí fue templo; de todo apenas quedan las señales. Del gimnasio y las termas regaladas leves vuelan cenizas desdichadas; las torres que desprecio al aire fueron a su gran pesadumbre se rindieron. Este despedazado anfitetro, impío honor de dioses, cuya afrenta publica el amarillo jaramago869, ya reducido a trágico teatro, ¡oh, fábula del tiempo!, representa cuánta fue su grandeza y es su estrago. ¿Cómo en el cerco vago a su desierta arena el gran pueblo no suena? ¡Dónde, pues fieras hay, está el desnudo luchador? ¿Dónde está el atleta fuerte? Todo despareció: cambió la suerte voces alegres en silencio mudo; 868

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Cipión: Publio Cornelio Escipión el Africano (234-183 a. C.), fundador de

Itálica. 869

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jaramago: planta muy común entre los escombros.

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mas aun el tiempo da en estos despojos espectáculos fieros a los ojos, y miran tan confusos lo presente, que voces de dolor el alma siente […] Casas, jardines, césares murieron870, y aun las piedras que de ellos se escribieron. Fabio, si tú no lloras, pon atenta la vista en luengas calles destruidas, mira mármoles y arcos destrozados, mira estatuas soberbias, que violenta Némesis derribó, yacer tendidas871 y ya en alto silencio sepultados sus dueño celebrados. Así a Troya figuro, así a su antiguo muro, y a ti, Roma, a quien queda el nombre apenas, ¡oh, patria de los dioses y los reyes! Y a ti, a quien no valieron justas leyes, fábrica de Minerva, sabia Atenas, emulación ayer de las edades, hoy cenizas, hoy vastas soledades, que nos os respetó el hado, no la muerte, ¡ay!, ni por sabia a ti, ni a ti por fuerte. […]

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Suprimo algunos versos pero la numeración corresponde al texto original. Némesis: diosa del castigo y venganza, que castiga toda soberbia.

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ANDRÉS FERNÁNDEZ DE ANDRADA

Epístola moral a Fabio Fabio, las esperanzas cortesanas prisiones son do el ambicioso muere y donde al más activo nacen canas. El que no las limare o las rompiere, ni el nombre de varón ha merecido, ni subir al honor que pretendiere.

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El ánimo plebeyo y abatido elija, en sus intentos temeroso, primero estar suspenso que caído; que el corazón entero y generoso al caso adverso inclinará la frente antes que la rodilla al poderoso. Más triunfos, más coronas dio al prudente que supo retirarse, la fortuna, que al que esperó obstinada y locamente. […] Más quiere el ruiseñor su pobre nido872 de pluma y leves pajas, más sus quejas en el bosque repuesto y escondido, que agradar lisonjero las orejas de algún príncipe insigne, aprisionado en el metal de las doradas rejas.

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Triste de aquel que vive destinado a esa antigua colonia de los vicios, augur de los semblantes del privado. Cese el ansia y la sed de los oficios, que acepta el don y burla del intento el ídolo a quien haces sacrificios.

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Suprimo algunos versos pero la numeración corresponde al texto original.

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Iguala con la vida el pensamiento, y no le pasarás de hoy a mañana, ni quizá de un momento a otro momento.

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Casi no tienes ni una sombra vana de nuestra grande Itálica ¿y esperas? ¡Oh, error perpetuo de la suerte humana! Las enseñas grecianas, las banderas del senado y romana monarquía murieron, y pasaron sus carreras. ¿Qué es nuestra vida más que un breve día, do apenas sale el sol cuando se pierde en las tinieblas de la noche fría? […]

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Actividades Trabajos para expresión oral y escrita Análisis temáticos En la poesía barroca aparecen una serie de temas y personajes variados correspondientes a los distintos géneros (poesía amorosa, religiosa, satírica…). Se sugieren algunos ejercicios en este sentido: —Estudiar los temas principales en la poesía de Góngora, de Lope o de Quevedo. Hacer un catálogo de estos temas y describir sus rasgos fundamentales. —Examinar los poemas de tema amoroso de Góngora, Lope y Quevedo y señalar algunas coincidencias y diferencias. —Establecer el modelo ideal de la amada en los poemas amorosos. Analizar rasgos principales y si corresponden a lo físico o a lo espiritual. —Localizar los rasgos del amor platónico en los poemas amorosos. —Establecer una definición del amor según los poetas de esta antología. —De los poemas serios aislar los temas centrales: religiosos, políticos, filosóficos. —En los poemas de la antología estudiar el tema del paso del tiempo. ¿Qué imágenes principales manejan los poetas? Hacer un comentario de texto del soneto «Miré los muros de la patria mía» de Quevedo. —Elaborar alguna ficha biográfica de los personajes históricos mencionados en los poemas: Duque de Lerma, Conde Duque de Olivares, Duque de Osuna. Buscar alguna documentación histórica y comparar con el retrato que ofrecen los poetas. —Analizar en la «Epístola satírica censoria» de Quevedo el modelo de patriota o ideal patriótico que defiende. —Elaborar un catálogo de temas mitológicos en la antología poética. —Estudiar la historia mitológica de Polifemo y Galatea en el poema gongorino. —Leer el texto de Ovidio y compararlo con la interpretación de Góngora en la Fábula de Píramo y Tisbe.

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—En los poemas religiosos de Quevedo y Lope analizar los motivos de la Sagrada Escritura y ver cómo los adaptan los poetas. —En los poemas burlescos elaborar un catálogo de figuras satirizadas o ridiculizadas y explicar su función en la cultura del Barroco. —La mujer es un tema satírico muy antiguo: comparar el tratamiento de la mujer en los poemas amorosos y en los burlescos. ¿Se puede decir que los poetas son misóginos o depende del género? ¿Hay diferencias entre Lope, Góngora y Quevedo según se pueda ver en la selección de la antología? —Hacer una lista de los tipos de mujeres satirizados en la poesía de burlas: ¿predominan las jóvenes o las viejas? ¿predominan retratos físicos o morales? ¿cómo son los retratos físicos? Señalar algunos elementos reiterados o tópicos. —Otro tema abundante en la sátira es el de los oficios. ¿Qué oficios o estados sociales aparecen con más frecuencia? Comentar algunos casos particulares: los médicos, abogados, etc. —Quevedo se burla de algunas supersticiones como la de los cometas o eclipses. Comentar los argumentos de Quevedo y las técnicas para ridiculizar estas supersticiones. ¿Tienen actualidad estas sátiras? —La sátira ataca los vicios y corrupciones personales y sociales: ¿cuáles son las principales que denuncian los poetas? Localizar referencias a vanidades y tonterías humanas: uso de vestidos, cosméticos, peinados ridículos, afición a los coches y sillas de manos… ¿cómo aparecen estos usos y costumbres en la sátira? —Comparar la burla del tabaco de Quevedo con situaciones actuales. —El dinero es otro tema fundamental. Analizar su presencia en la poesía satírica. Ejercicios estilísticos y de trabajo con el texto La poesía barroca apuesta por la dificultad: especialmente en Góngora, pero también en Quevedo, abundan todo tipo de juegos mentales y verbales, y en Góngora especiales complejidades sintácticas. Un buen ejercicio puede ser la prosificación de algunos poemas o la paráfrasis explicativa, ejercicio que obliga a examinar la construcción sintáctica, el análisis de las metáforas, etc. —Prosificar algunas estrofas del Polifemo o algunos pasajes de las Soledades.

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—Estudio del lenguaje poético: elaborar un catálogo de figuras retóricas localizadas en los poemas: paralelismos, anáforas, comparaciones, metáforas, hipérboles, dilogías, paronomasias… (buscar, si es necesario, en un manual o diccionario de figuras retóricas la definición de cada recurso u otros). —La comicidad es elemento indispensable en la poesía burlesca y para conseguirla se usan dos recursos esenciales, como son la parodia y la caricatura. Buscar ejemplos de parodia y caricatura en los textos de la antología y analizar su funcionamiento. —Comparar las fuentes de la comicidad en los textos barrocos y las actuales. ¿Han cambiado algunas? ¿La época actual se ríe de lo mismo que se reía el Siglo de Oro? Poner algunos ejemplos concretos. Discutir en un debate de clase la diferente sensibilidad barroca y actual respecto de los objetos ridiculizados. —Estudiar la construcción de algunas metáforas en los textos, examinando los grados de topicidad o repetición de algunos muy lexicalizados en especial en los retratos de la belleza femenina. Redacciones escritas —Redactar una breve descripción de la sociedad de la época o de alguno de sus rasgos extraídos de los poemas de la antología. —Relacionar supersticiones y fraudes actuales con los denunciados por las sátiras del Siglo de Oro. —Tratamiento del tema de la muerte en Quevedo. —Tratamiento del tema del amor en Lope de Vega. —Redactar un comentario de texto de un poema seleccionado. —Visión de la corte y la aldea, valoración de la vida retirada en las Soledades de Góngora y en la Epístola moral a Fabio. —Redactar un trabajo sobre la técnica del anacronismo en la Fábula de Píramo y Tisbe de Góngora. —Redactar un resumen de las principales doctrinas dramáticas en el Arte nuevo de hacer comedias de Lope. Trabajo de grupo El ejercicio propuesto consiste en un tipo de lectura minuciosa y en la discusión en detalle del significado de los poemas. Dada la dificultad de la poesía barroca, conviene repartir el trabajo y realizarlo en equipos. El ejercicio sugerido es el de anotación o explicación de

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algunos poemas, es decir, la elaboración de un aparato de notas, en el nivel de complejidad elemental de un ejercicio de clase —con pretensiones fundamentalmente pedagógicas—, sin pretender anotar exhaustivamente los poemas seleccionados. Siguiendo el ejemplo de la anotación de los poemas de la antología, se recomienda seleccionar otros poemas de los poetas considerados y proceder a su anotación. Para este trabajo hay que tener en cuenta algunas cuestiones: A) ¿Qué es anotar? ¿Cuáles son los criterios de la anotación? Anotar es explicarle a un lector actual los textos de Quevedo para que pueda entenderlos. No se trata de hacer un comentario estilístico o hablar de los valores literarios del texto, sino de resolver los problemas básicos de comprensión. No se trata solo de explicar vocablos o expresiones que han perdido su vigencia en la lengua común y resultan extraños al lector actual. Es preciso seleccionar la acepción que resulta válida en el contexto: deben ser evitadas las notas «literales» que explican al lector lo que significa un vocablo cualquiera como si no estuviese dentro de un poema. Habrá que tener cuidado y examinar con precisión de todas las acepciones que dan los diccionarios para un vocablo cuáles son las pertinentes en el conjunto del poema. Otras veces lo mejor sería ofrecer una paráfrasis o explicación de un pasaje completo, no solo de las palabras sueltas que lo componen. B) Materiales de ayuda para la anotación: Una lista completa es imposible de hacer, porque en realidad el problema consiste en conocer lo mejor posible la poesía del Siglo de Oro. Aquí me limitaré a recomendar unos pocos repertorios esenciales que no resultan difíciles de manejar: Alonso Hernández, J. L., Léxico del marginalismo del Siglo de Oro, Salamanca, Universidad, 1977. Correas, Gonzalo, Vocabulario de refranes y frases proverbiales, Madrid, Castalia, 2000. Edición de L. Combet, revisada por R. Jammes y M. Mir-Andreu. Es más fácil de manejar la edición digital en CD-Rom de R. Zafra, Ediciones digitales del GRISO de la Universidad de Navarra, Pamplona-Kassel, Universidad de NavarraReichenberger, 2000. Covarrubias, Sebastián de, Tesoro de la lengua Castellana o Española, ed. I. Arellano y R. Zafra, Madrid, Iberoamericana, 2006.

232 Diccionario de Autoridades, Madrid, Gredos, 1963. Diccionario de la lengua española, de la Real Academia Española, edición última disponible.

Trabajos interdisciplinares Pueden abordarse algunos trabajos que requieren participación de otros saberes. Se sugieren los siguientes: —Conexiones con la antropología y la sociología: examen de aspectos sociales y de cultura popular, sistema de creencias, ritos, prácticas sociales. Se propone, por ejemplo, extraer datos sobre costumbres culinarias, vestimentarias, jerarquía y valor de los objetos, fiestas (prácticas de carnaval, fiestas cortesanas, etc.)… Elaborar breves síntesis sobre estos aspectos. —Conexiones con la historia: comparar textos históricos de la época o referidos a la época con la poesía barroca. Ilustrar aspectos de la poesía con datos obtenidos de repertorios históricos. —Conexiones con la filosofía: lectura de algunos pasajes de Séneca (se sugieren las cartas a Lucilio) y comparar con textos poéticos quevedianos donde se habla de la brevedad de la vida o de la resignación estoica a la fragilidad humana y desprecio de las pompas mundanas. —Conexiones con el arte: buscar retratos de época (Velázquez, Rubens…) de personajes citados por los poetas. Examinar, por ejemplo, la visión pictórica que da Velázquez de Olivares. Un campo interesante de investigación es el de las figuras mitológicas mencionadas. Comparar las caricaturas de la poesía burlesca con los cuadros del Bosco o de Brueghel. —Conexiones con la música: buscar grabaciones de música de la época, preferiblemente con textos de los poetas antologizados. En las referencias a páginas de internet se hallarán algunos datos para localizar grabaciones de algunos textos poéticos. Internet, medios electrónicos Hay algunas páginas Web en las que se puede hallar material de consulta para los trabajos. Doy una selección básica: 1) http://www.cervantesvirtual.com/

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Página de la Biblioteca Virtual Cervantes, con gran número de textos y estudios. 2) http://www.cervantesvirtual.com/bib_autor/quevedo/ Página de autor: Quevedo, en la Biblioteca Virtual Cervantes. Incluye algunas grabaciones sonoras. 3) http://www.unav.es/griso/docs/inicio/principal.html Esta es la página del Grupo de Investigación Siglo de Oro de la Universidad de Navarra. Está accesible una página Web dedicada a Quevedo, con cuadro cronológico, textos críticos en prosa y verso, programa en construcción de concordancias, etc. y otros materiales útiles para la poesía barroca. 4) http://www.usc.es/quevd/ Página de la Universidad de Santiago con referencias bibliográficas y enlaces a otros sitios quevedianos en la red. 5) http://www.stthomasu.ca/~rgmoore/bibliog/bibframe.htm Página dedicada a la bibliografía quevediana. 6) http://www.cervantesvirtual.com/bib_autor/lope/ Página de autor: Lope, en la Biblioteca Virtual Cervantes. Incluye algunas grabaciones sonoras. 7) http://www.cervantesvirtual.com/FichaAutor.html?Ref=126 Ficha de autor: Góngora en la Biblioteca Virtual Cervantes. Incluye algunas grabaciones sonoras. El manejo de estas páginas enseñará al usuario las capacidades y utilidades de las mismas. Un ejemplo de comentario de texto Pinta el «Aquí fue Troya» de la hermosura Rostro de blanca nieve, fondo en grajo, la tizne presumida de ser ceja, la piel que está en un tris de ser pelleja,

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la plata que se trueca ya en cascajo; habla casi fregona de estropajo, el aliño imitado a la corneja, tez que con pringue y arrebol semeja clavel almidonado de gargajo. En las guedejas vuelto el oro orujo, y ya merecedor de cola el ojo sin esperar más beso que el de el brujo. Dos colmillos comidos de gorgojo, una boca con cámaras y pujo, a la que rosa fue vuelven abrojo.

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Título y tema La expresión «Aquí fue Troya» es proverbial y se aplica, en recuerdo de la destrucción de Troya, a la visión de cualquier cosa destruida totalmente. El soneto constituye una visión grotesca de la degradación corporal que trae el tiempo a la belleza femenina. Se mezcla la sátira misógina con el tópico del tempus fugit, en una visión feroz que se estructura como parodia de la descriptio femenina de la poesía lírica. Nótese que el arranque del poema puede entenderse, al principio del verso primero, como un comienzo tópico con las metáforas acostumbradas (blanca nieve, etc.) que pronto deriva hacia su negación: el modelo se invierte, y todo el soneto constituirá esencialmente un ejercicio de destrucción del retrato de la dama hermosa tan frecuente en la poesía amorosa seria. Dos aspectos principales, por tanto, debemos observar: en cuanto al tema, la sátira de la mujer (uno de los centros de la sátira quevediana); en cuanto a la expresión, la técnica paródica. El soneto no se puede entender si no se contrasta con su modelo lírico, muy abundante en la poesía aurisecular y en la de Quevedo. Al lado de las descripciones idealizadas y tópicas, hallaremos la burla de esos tópicos. En todos los poemas amorosos vemos las perlas de los dientes, el oro del cabello, el rubí de los labios… En este soneto que comento se complace en presentar satíricamente la otra cara de la moneda lírica, en un retrato que describe la hermosura pasada, como una

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venganza antifeminista que debemos poner en contacto seguramente con la perspectiva del amante desdeñado. Estructura La organización habitual del retrato tópico seguía una línea descendente desde el cabello al cuello, pasando por los elementos básicos de la frente, ojos, labios y mejillas. En el soneto que comento se introducen algunas variaciones sin seguir el orden habitual. Reconocemos la tendencia a la esticomitia (cada verso corresponde a una unidad sintáctica) para explorar en cada una de las unidades métricas una imagen, antítesis o metáfora burlesca. La sucesión de los elementos mencionados de la descriptio es: rostro ceja piel ‘piel’ (mediante la metáfora de la plata) habla (no elemento físico) aliño (cosmético) tez cabello (guedejas) ojo colmillos (dientes) boca Vemos que no hay orden aparente: de una mención general (rostro) pasa a un detalle del mismo (ceja) y otro elemento cercano a la ceja y mencionado casi siempre en uno de los primeros lugares (los ojos) no aparece hasta el verso 10. El cabello, que suele abrir las descripciones, no se menciona hasta el v. 9, y los dientes y boca (estos colocados juntos como corresponde a su topografía) en los versos 1213. Salta de las valoraciones generales a algunos detalles concretos mencionados en orden aleatorio: no tendría mucha justificación seguir un orden riguroso para describir el caos grotesco en que ha convertido el tiempo a la belleza de esta hermosa. Cada uno de los versos, como se ha dicho, suele enfrentar el elemento de la descriptio con su desvalorización metafórica, potenciada

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con otros recursos de paronomasia, alusiones o motivos grotescos de lo repulsivo y escatológico. Desde el punto de vista de la métrica resalta, naturalmente, la explotación de la rima burlesca y cacofónica en -ájo, -éja, -újo, -ójo. Comentario detallado El v. 1 es ejemplar en la técnica de la sorpresa y la antítesis destructiva. La primera metáfora responde en un principio a los tópicos del género. La comparación de la blanca piel de la hermosa con la plata, alabastro, azucena o nieve es habitual. El lector tiende a interpretar este comienzo dentro del marco de las convenciones acostumbradas. La continuación del verso le obliga a regresar y corregir su primera impresión: fondo en es expresión tomada del lenguaje de la fabricación de paños, donde designa el campo sobre el que se tejen, bordan o pintan las labores en las telas: es decir, que debajo de la blancura como la nieve se descubre un fondo negro como el color del grajo (la alusión es muy precisa, porque la graja tiene las plumas negras pintadas de blanco). La antítesis denuncia la falsedad del color blanco, colocado artificialmente sobre el verdadero color negro de la cara: el referente metafórico no es la tez de la bella, como en otras ocasiones, sino los cosméticos o afeites con los que se cubre hipócritamente su desgastada belleza. Igualmente peyorativa es la siguiente imagen: si la tizne (‘hollín’, elemento connotador de suciedad) presume (personificación del hollín, rasgo de independencia cómica de la suciedad en el conjunto) de ser ceja, quiere decirse que no tiene cejas. Esta pérdida apunta en la poesía burlesca de Quevedo a una razón específica, además de la edad: es uno de los efectos de la sífilis. La intensidad del ataque es muy grande y supone una inversión total del código de la poesía amorosa. En correspondencia a las connotaciones sugeridas se presenta la siguiente alusión en el v. 3; la disposición del verso es significativa: los dos elementos que se contraponen (piel/pelleja) se colocan al principio y final del verso en posiciones privilegiadas (son la primera y última palabras de contenido semántico del verso) que las conectan,

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conexión establecida sobre todo por el efecto de la derivación o figura etimológica. La presencia de una frasecilla vulgar (en un tris) insiste en el rebajamiento de la expresión para dar entrada a la alusión clave del verso, radicada en pelleja, palabra de fuerte connotaciones peyorativas, ya que, más allá del sufijo despectivo, evoca el sentido ‘prostituta’. El verso 4 se construye en paralelismo con el anterior, figura retórica de posición que expresa la equivalencia semántica. La metáfora de plata, colocada a principio de verso, en una posición homóloga de la de piel, tiene precisamente a piel por referente. El verso 4 comienza, pues, con una metáfora que reproduce el sentido de la mención directa de su referente (piel) en el verso anterior. Esta reiteración que parecería poco eficaz y sin originalidad es de nuevo una pista falsa. La mención de la plata no está precisamente destinada a reiterar la noción de la piel, sino a dar pie a la antítesis desvalorizadora, con juego de palabras: frente a la plata (ponderación de blancura, brillo y valor precioso en el código convencional), la cara de la vieja se trueca en cascajo. Los dos vocablos últimos pertenecen al registro monetario y coloquial: trocar ‘cambiar moneda’; cascajo se llamaba la moneda de poco valor, en comparación con la de plata. El segundo cuarteto se abre con un rasgo no físico, pero muy importante, y reforzador de la interpretación alusiva a la enfermedad venérea (típica del ámbito prostibulario) que he propuesto para la falta de cejas y connotaciones de pelleja. El «habla fregona», expresión de varios matices satíricos, arranca de la frase hecha «lengua de estropajo», la que no pronuncia bien, expresión muy lexicalizada que actualiza Quevedo con la adjetivación fregona, sugerida por la frase, a partir de la relación de la fregona con el estropajo, y consiguiendo el efecto grotesco al atribuir el adjetivo fregona al habla, mediante una atribución impertinente. Pero esta deformidad del habla evoca la gangosidad característica de los enfermos de sífilis, motivo al que recurre Quevedo a menudo. El resto de la estrofa reitera un motivo básico, el de los afeites, también innumerablemente repetido por Quevedo. El verso 6 de nuestro soneto es buen ejemplo de cómo funcionan las referencias culturales y literarias en esta poesía. No se trata solo de una animalización evidente al comparar a la vieja con la corneja, sino alusión a una fábula de Esopo en la que una graja o corneja se viste

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con plumas ajenas para embellecerse y hace el ridículo cuando cada ave reclama la pluma que le pertenece y la corneja queda desnuda y en evidencia. Las plumas ajenas son en este caso los afeites. En el verso 7 regresa al motivo general del color del rostro, cuyo matiz se fabrica falsamente con pringue (metáfora muy desvalorizadora) y arrebol (un tipo de afeite conocido). Como en el caso anterior de la nieve este clavel es metáfora tópica del modelo petrarquista, pero aquí se desplaza su referente, que ya no es el color de la piel, sino el del arrebol. Si clavel corresponde al rojo del arrebol, el gargajo y la pringue, que apuntan al blanco, corresponden alusivamente a otro cosmético usual, el solimán, protagonista de muchos versos sobre el tema de los afeites. Lo que hay son cosméticos, vistos además a través de expresiones repulsivas, como la del gargajo. La plata se trocaba en cascajo en el verso 4; otro metal precioso, el oro, usado como metáfora tópica para el cabello, aparece trocado aquí en orujo. El concepto se apoya en la paronomasia (súmese la aliteración de la consonante velar en guedejas) y la falsa derivación o figura etimológica (orujo no tiene nada que ver etimológicamente con oro); la semejanza es muy peyorativa, ya que el cabello se identifica con el desecho de la uva, sucio y maloliente. El resto del soneto incide todavía más en lo escatológico y negativo, empezando por la alusión al mundo de la brujería y el aquelarre, a través de la desvalorización de otro elemento esencial del retrato lírico: los ojos. Quevedo singulariza el motivo, a un solo ojo, lo que le permite identificarlo con el ojo trasero: este es el ojo que merece cola, y el que besan al diablo los brujos en el aquelarre. Los ojos están tan feos con la vejez que parecen ojos traseros: por eso merecen cola, y por eso merecen el beso del brujo (las brujas en el aquelarre, como es sabido, besaban el ano al diablo generalmente aparecido en forma de macho cabrío). Quedan dos rasgos más, dientes y boca. Para estos no hay perlas ni claveles o rubíes. Elige de los dientes los colmillos o caninos, una especificación ridícula para un retrato poético, y precisa la circunstancia de estar comidos de gorgojo (metáfora para las caries), mientras que la boca vuelve a identificarse con el orificio posterior en una alusión escatológica reiterada en la pareja de sustantivos cámaras (‘diarrea’) y pujo (‘fuerza que se hace para defecar, enfermedad que consiste en el deseo de evacuar sin poder hacerlo’). La boca, asimilada al

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ano, sufre de dos enfermedades antitéticas, mostrando el caos orgánico que acarrea la vejez. El verso final es una especie de conclusión estructurada en una antítesis de valor global, entre dos metáforas significativas: rosa/abrojo. Tal es la lección del tiempo para la belleza: el registro burlesco en este caso no contribuye a suavizar, ni mucho menos, con la risa, la violencia. Esta es una risa como la que en La hora de todos atribuye el poeta a las cosquillas: que hacen reír con enfado y desesperación. Índice de primeros versos A mis soledades voy A venir el cometa por coronas Ah de la vida!… ¿Nadie me responde? Al cabo de los años mil Al sol Nise surcaba golfos bellos Al sol peinaba Clori sus cabellos Al tramontar del sol, la ninfa mía Ándeme yo caliente Antiyer nos casamos; hoy querría Árbol de cuyos ramos fortunados Atada al mar Andrómeda lloraba Bastábale al clavel verse vencido Baste lo flechado, Amor, ver Ya no más, ceguezuelo hermano Boscán, tarde llegamos. ¿Hay posada? Buscas en Roma a Roma, ¡oh peregrino! Céfiro blando, que mis quejas tristes Cerrar podrá mis ojos la postrera Cómo de entre mis manos te resbalas! Como la simple mariposa vuela Con diferencia tal, con gracia tanta Con qué ligeros pasos vas corriendo! Con testa gacha toda charla escucho Cual engañado niño que, contento Cuán fuera voy, Señor, de tu rebaño Cuando digo a Lucinda que me mata Cuando me paro a contemplar mi estado Cuando me vuelvo a mí, y el dulce engaño

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Daba sustento a un pajarillo un día De pura honestidad templo sagrado Deja las avellanicas, moro Desmayarse, atreverse, estar furioso Después que de puro viejo Dichoso tú, que alegre en tu cabaña Dilín, dilón Dormido Manzanares discurría Duélete de esa puente, Manzanares Dulce Señor, mis vanos pensamientos El tronco de ovas vestido En las riberas del egipcio Nilo En los claustros de l’alma la herida En los pinares de Júcar En tanto que el hoyo cavan Entre los sueltos caballos Era del año la estación florida Era la alegre víspera del día Érase un hombre a una nariz pegado Es hielo abrasador, es fuego helado Es la mujer del hombre lo más bueno Espíritus sanguíneos vaporosos Esta cabeza, cuando viva, tuvo Estas que me dictó rimas sonoras Éste de mis entrañas dulce fruto Éstos los sauces son y ésta la fuente Estos, Fabio, ¡ay dolor!, que ves ahora Fabio, las esperanzas cortesanas Faltar pudo su patria al grande Osuna Flota de cuantos rayos y centellas Fortunilla, Fortunilla Fue más larga que paga de tramposo Fue sueño ayer; mañana seré tierra! Fuego a quien tanto mar ha respetado Hasta cuándo, salud del mundo enfermo Hermana Marica Hortelano era Belardo Íbase la niña Ir y quedarse, y con quedar partirse

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La ciudad de Babilonia La dulce boca que a gustar convida La mocedad del año, la ambiciosa La tarde se escurecía Las pajas del pesebre Lo que al ratón tocaba si te viera Lo que me quita en fuego me da en nieve Los dineros del sacristán Los que ciego me ven de haber llorado Mándanme, ingenios nobles, flor de España Más eres sol que sastre (¡extraño caso!) Medio día era por filo Mejor me sabe en un cantón la sopa Mejor vida es morir que vivir muerto Mientras por competir con tu cabello Mira, Zaide, que te aviso Miré los muros de la patria mía Ni en este monte, este aire, ni este río No espanta al sabio, ni ha de ser temida No he de callar, por más que con el dedo No me aflige morir; no he rehusado No será sin gran concierto, ver Dilín, dilón Noche, fabricadora de embelecos Oh doctor hierba, docto sin Galeno Oh excelso muro, oh torres coronadas Oh niebla del estado más sereno Pastor que con tus silbos amorosos Pelo fue aquí, en donde calavero Perderá de los cielos la belleza Pobre barquilla mía Pues amarga la verdad Pura, encendida rosa Qué ceguedad me trujo a tantos daños? Qué importa blasonar del albedrío Qué lleva el señor Esgueva? Que otras veces amé negar no puedo Que pida a un galán Minguilla Que se nos va la pascua, mozas Qué tengo yo que mi amistad procuras?

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Que vos me permitáis sólo pretendo Quéjaste, Sarra, de dolor de muelas Querido manso mío, que venistes Quien dice que en mujeres no hay firmeza Quiero escribir y el llanto no me deja Retirado en la paz de estos desiertos Sale la estrella de Venus Santo silencio profeso Señor don Juan, pues con la fiebre apenas Si en el loco jamás hubo esperanza Si eres campana ¿dónde está el badajo? Si gobernar provincias y legiones Si las mentiras de Fortuna, Licas Si no duerme su cara con Filena Sin veneno sarrano en pobre lana Suelta mi manso, mayoral extraño Suspiros tristes, lágrimas cansadas Torcido, desigual, blando y sonoro Trataron de casar a Dorotea Traten otros del gobierno, ver Ándeme yo caliente Tres hormas, si no fue un par, ver Los dineros del sacristán Tristezas, si el hacerme compañía Tú solo en los errores acertado Un nuevo corazón, un hombre nuevo Un soneto me manda hacer Violante Velador que el castillo velas Versos de amor, conceptos esparcidos Ves con el oro, áspero y pesado Viejecita, arredro vayas Vierte racimos la gloriosa palma Vivir es caminar breve jornada Ya besando unas manos cristalinas Ya formidable y espantoso suena Ya llena de sí solo la litera Ya los pícaros saben en Castilla Ya no más, ceguezuelo hermano Ya, Laura, que descansa tu ventana

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